El princesismo y la desigualdad de género en el sector privado.

August 1, 2017 | Autor: Tincho de Souza | Categoría: PSICOLOGIA ORGANIZACIONAL, Psicología, Sociología, Psicología Social
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Descripción

El princesismo y la desigualdad de género en la empresa privada.
5 de marzo de 2015. Martín de Souza
Según el Instituto Alemán de Investigación Económica, en 2010, sólo 2% de los miembros de consejos de dirección de todas las empresas alemanas eran mujeres.
Algunas investigadoras, como Holloway, sostienen que estas diferencias se deben tanto al sexismo como a antiguas tradiciones que vinculan las expectativas de los docentes según el género (Holloway, M.D, 1993).
Diversas investigaciones desde se entonces se han dedicado a averiguar por qué tan pocas mujeres llegan a los cargos gerenciales o de poder y por qué es tan escasa la cantidad de mujeres en el campo de las ciencias duras (Andrea Grant, 1995).
Algunos estudios realizados sugieren que a las mujeres no les gusta competir tanto como a los varones y quizás por eso tienen menos posibilidades de promoción. En ese sentido las políticas de discriminación positiva ayudarían a motivar a mujeres tan capaces y talentosas como sus pares masculinos a ascender sin tener que colocarse en una posición incómoda de competir (Alicia Rivera,2012).
Esta última teoría me parece un poco penosa porque se me ocurren algunas preguntas como ¿A qué mujer no le gustaría ascender dentro de una empresa? ¿La competitividad no es un característica femenina o esa característica no está promovida socialmente? ¿La competencia es de orden masculina o se nos socializa a los hombres de esa manera por medio del juego de equipo competitivo? ¿Las mujeres se niegan a ascender para adoptar la posición cómoda de no competir?
Todas estas teorías intentan demostrar o por qué las mujeres no llegan a los altos cargos directivos de las empresas privadas a pesar de ser tan "talentosas" o tener alto nivel de estudios pero no se han percatado algo aún más profundo: El princesismo. Existen en nuestras sociedades occidentales sistemas inconscientes de desigualdad de género. Estos sistemas son promovidos por los medios de comunicación masiva, la publicidad, el mercado de accesorios femeninos. Existe una industria diversificada y multifacética destinada a las mujeres que mueve millones fomentando el ideal femenino de Princesa. El princesismo que impone a la mujer comportarse, vestirse, maquillarse y calzarse de determinada manera impone un techo de cristal que inmoviliza, o al menos obstaculiza, a las grandes masas de mujeres dentro del ámbito laboral privado para llegar a los mejores puestos de trabajo. Toda esa parafernalia a la que la mujer se ve expuesta cada día antes de salir a la calle, pero con mayor énfasis en la empresa privada es la que priva a la mujer de llegar a los más altos cargos y por lo tanto a los sueldos más altos. Esta barrera que impide ascender dentro de la escala laboral se la ha llamado por Mabel Burin el techo de cristal.
En los estudios de género, se denomina techo de cristal a la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres al interior de las organizaciones. Se trata de un techo que limita sus carreras profesionales, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. Es invisible porque no existen leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una limitación explícita en la carrera laboral a las mujeres.
Burin, Mabel (1996). «Una hipótesis de género: el techo de cristal en la carrera laboral». Género, psicoanálisis y subjetividad. Paidos.
Sin embargo existe un ámbito donde la mujer no encuentra obstáculos al crecimiento, a su desarrollo intelectual, creativo y de ascenso en la escala de prestigio y ese ámbito es el académico. En el ambiente profesional de las universidades las mujeres son valoradas no por su manera de vestir, de pararse, de maquillarse ni por sus tacones, sino que es valorada por su rendimiento académico, educativo, expresivo y creativo. En este ambiente donde se premia la erudición, el dominio de conceptos, la creatividad académica, es donde la mujer encuentra los espacios de ascenso que en el ámbito privado no encuentra. En este ambiente la mujer no tiene que perder horas de su día maquillándose, pensando en ropa o zapatos sino que está libre de pensamientos superficiales para lograr la aceptación social empresarial.
Partimos de la base de que nuestros recursos mentales y tiempos destinados a la creatividad, a la generación de Novedad, a la formación de personalidad del Lider no son infinitos. Durante el día disponemos de un determinado tiempo para el desarrollo de habilidades que nos pueden servir para ascender en una escala de posiciones. Pero si cada día la sociedad empresarial nos impone vestirnos de determinada manera, maquillarnos, peinarnos, etc. llegamos al trabajo con una gran desventaja. Y el tiempo dedicado a estas tareas superficiales no sólo nos ocupan mientras que estamos realizándolas sino que nos obliga a estar pendiente de ellas durante todo el día. Una mujer que se le corre el pintalabios puede deja de realizar cualquier tarea o pensamiento importante para corregir su apariencia.
En internet se pueden encontrar varias definiciones de director empresarial y sus funciones. Tomemos esta al azar de quiminet.com:
El Director de una empresa es aquella persona capaz de prever, organizar, mandar, coordinar y controlar las actividades de la organización.
¿Cuáles son los principales atributos que debería tener un jefe o alto directivo?
He señalado algunos de ellos:
-Liderazgo y carisma. Capaz de trasmitir seguridad y generar un vínculo potente con el personal subalterno de respeto y autoridad.
-Creatividad. Desarrollo de novedades que mejoren la productividad y las ventas.
-Inteligencia emocional. Capaz de motivar al personal, influir en sus estados anímicos para tornarlos más productivos y menos conflictivos.
- Estratega. Saber delegar tareas y establecer prioridades.
-Administrador. Gestionar inversiones, gastos y ganancias.
-Compromiso. Dar prioridad a su trabajo y a la empresa por encima de todos sus otros quehaceres cotidianos. Focalizar sus energías y pensamientos al correcto funcionamiento de la empresa y a la racionalización.
Liderazgo y carisma son cualidades que socializamos hacia los hombres y no a las mujeres desde la familia, los dibujos animados, la escuela y luego la sociedad occidental en su conjunto. Automáticamente cuando pensamos en un líder se nos viene a la imaginación un hombre y no una mujer. Las heroínas están poco de moda en los cuentos, en los dibujos animados, en la televisión y casi siempre es el caballero, el héroe que salva a su princesa y no es al revés. Esta relación de dependencia de mujer-depende-de-hombre-salvador nos marcará toda la vida a ambos géneros. Romper con ellos depende de nuestra consciencia y estar dispuesto a dejar nuestros prejuicios internos de lado, a establecer justicia con el género femenino siempre reprimido y subalterno.
Creatividad. Volvemos un poco a lo mismo si hacemos uso de nuestro imaginario colectivo; muy pocas mujeres creativas durante la historia ha habido en relación al hombre a causa de una humanidad que ha sido muy desigual al establecer funciones sociales de género. Pero además actualmente el tiempo dedicado a "gustar" (a gustar a la sociedad o a sí misma que es lo mismo) de la mujer es mucho mayor al tiempo dedicado a lo mismo por el hombre por lo tanto en el día a día la mujer corre en amplia desventaja.
Inteligencia emocional. Al imponerse socialmente a la mujer emocionalmente dependiente del hombre pierde así misma el poder de autogobernarse y de gobernar. El impuesto social establece que "la mujer soltera nunca puede ser feliz". Esta es la principal mentira que mantiene la dependencia emocional. Ha habido sin embargo personalidades de mujeres emocionalmente estables y fuertes como "la dama de hierro" Margaret Tatcher que han roto con el paradigma de princesa y han asumido perfectamente el rol de líder. Luego surgieron muchas presidentas que también han asumido este rol que antiguamente se socializaba masculino.
Estratega. En el imaginario colectivo cuando pensamos en estratega, pensamos en alguna actividad bélica o algún juego deportivo. También esta es una cualidad asignada socialmente al hombre.
Administrador. Actualmente se escucha mucho la palabra "administrativa" pero no nos suena a un alto cargo de una empresa, sino más bien a una técnica con un grado profesional que realiza tareas un poco más especializadas que la secretaria. En algunas empresas se combina ambas funciones y se les llama secretarias administrativas. Sus sueldos no son emparejan hacia arriba sino que más bien se contratan hacia abajo, se exige más formación a la secretaria y se le paga un poco mejor pero su función sigue siendo subalterna y no de dirección.
Compromiso. Con el ajetreo de la vida de la ciudad cada vez se hace más difícil focalizar todos nuestros esfuerzos a una sola tarea y también comulgar la vida familiar con la vida laboral. No es una extrañeza decir que a la mujer se le ha impuesto socialmente muchas más tareas del ámbito doméstico que al hombre. Este es un lastre histórico que llevamos desde la sociedad de tipo patriarcal que aún hoy está presente en el "rol de madre", aquella que se encarga "instintivamente" del cuidado de los niños, de la cohesión emocional del hogar y la limpieza. Por otro lado el mercado laboral establece un doble compromiso para la mujer, el compromiso de cumplir con la tarea prevista y el compromiso de "estar siempre guapa, maquillada y presentable para el trabajo."
Desde ya que se invierta en todo un aparato publicitario en "recetar" a las mujeres "cremas anti-age" compuestas en su 90% de agua. Maquillajes ya no para ocultar "imperfecciones" sino para mostrar una etiqueta. La industria de la ropa y el calzado que encuentra más vulnerables a las mujeres por su temprana socialización en el princesismo infantil. Todo un aparato montado para que la mujer pierda tiempo, energía y recursos mentales en su desarrollo personal como persona imaginativa, creativa, inteligente, carismática, fuerte y emocionalmente estable e independiente. La sociedad y la publicidad le está recordando a la mujer todo el tiempo que tiene que mostrarse guapa, maquillada, joven, bien vestida, con el cabello perfecto, perfumada y en su carácter: simpática, sensible, dulce, femenina, etc.
No es de extrañar que más mujeres escapen de esta presión social y se desarrollen en el ámbito académico. Según Datos y Cifras del Sistema Universitario español curso 2009/10 el 61% de los titulados universitarios en España son mujeres. Pero sin embargo el porcentaje de hombres que ocupan cargos de catedráticos y profesores es mayor en hombres que mujeres. Una de las razones puede ser explicada por la maternidad. Según la Encuesta de Recursos Humanos en Ciencia y Tecnología del Instituto Nacional de Estadística de España un hombre con hijos tiene cuatro veces más posibilidades que una mujer con hijos a ser promocionada a catedrático.

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