El primer Colegio Bolívar: un establecimiento para \"sacarse la espinita\"

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Descripción

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Los Colegios Bolívar Casas de instrucción de la juventud barinesa en el siglo XIX

El primer Colegio Bolívar Un establecimiento para “sacarse la espinita” Autora Marinela Araque Rivero [email protected]

HACIENDO MEMORIA. Nº 7. BARINAS, ENE-FEB. 2013. ISSN: 2343-6026

Licenciada en Educación Integral mención Castellano y Literatura. Experta en programa de alfabetización. Promotora Cultural especialista en Patrimonio Cultural y Turismo Sustentable. Investigadora de la Oficina del Cronista Oficial del Municipio Barinas.

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L Schreibender Knabe mit Schwesterchen I, 1875. Óleo sobre tela (45 x 58 cm) de Albert Anker. Colección: ©Koller Auktionen.

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Producto del esfuerzo de los habitantes y de la voluntad política de Napoleón Sebastián Arteaga, gobernador de la provincia, es inaugurado el 24 de febrero de 1852, el Colegio Bolívar, primera institución de educación secundaria que existió en la ciudad de Barinas. Establecimiento que estaba llamado a “formar jóvenes instruidos” en “provecho” de la Patria.

Barinas capital de la provincia, no contaba con un colegio elemental para la educación de sus jóvenes para 1836, no obstante Guanare que era cabecera de cantón tenía el colegio “San Luis Gonzaga”. Esta situación según refiere Virgilio Tosta, causó “espinita que se clavó en la piel de muchos habitantes de la ciudad de Barinas”. Para sosegar los ánimos de la población, la Diputación de la Provincia sancionó el 9 de diciembre de 1836, dos ordenanzas, donde se decretaba el establecimiento de una clase de Gramática Latina para la enseñanza de los jóvenes de la ciudad. Asimismo, creyó conveniente que era su deber fundar un colegio para los jóvenes de la provincia, obra que no era posible realizarla en esos momentos por la escases de las rentas provinciales. Como medida promocional, la Diputación, ordenó que el Gobernador de la Provincia, a través de los concejos municipales, convocara a reuniones de vecinos con el propósito de animarlos a realizar “suscripciones voluntarias”, con aportes “que oscilarán entre diez y quinientos pesos, que permitieran el establecimiento del colegio”. Posteriormente el 28 de octubre de 1840, fue inaugurada en la ciudad de Barinas la clase de Latinidad y la de Gramática Castellana, creada por decreto del Congreso de la República el 9 de mayo. Las clases de Gramática y Latinidad se siguieron ofreciendo en la ciudad sin mayores adversidades,

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Bolívar diplomático, 1840. Óleo sobre tela (107 x 69 cm) de Rita Matilde de la Peñuela. Colección: ©Banco Central de Venezuela, Caracas.

pero el proyecto para el establecimiento del colegio no se cristalizaba a pesar del interés del gobernador de la provincia Napoleón Sebastián Arteaga y de la aspiración de los pobladores. Pero si fue creada una escuela normal el 2 de diciembre de 1850 por la Diputación Provincial, bajo el mandato regional del doctor Guillermo

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“Habitantes del cielo, Barinas protege las luces”

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Tell Villegas. La misma fue instalada el 2 de agosto de 1851, pero no pudo mantenerse y fue eliminada el mismo año de su inauguración -el 5 de diciembre-, porque “no había correspondido al objeto de la institución”, ya para entonces, Napoleón Sebastián Arteaga estaba al mando de la provincia. Tosta reseña que los argumentos de Arteaga para pedir el cierre de la escuela normal a la diputación era “bastante deleznable, y carente de la sensatez” que aparentaba tener, es más recalca que quería “sacarse la espinita”, y convertir en realidad el proyecto que siempre había soñado: “establecer un colegio semejante al que había en Guanare”. En 26 de diciembre de 1851, la Diputación de Barinas creó el Colegio Provincial “acordes con las necesidades y conforme a las circunstancias del siglo”, haciendo énfasis en que “debía contar con sus propios recursos, a fin de independizarse en esta línea”. Este colegio según lo dispuesto en uno de sus articulados “llevaría el nombre de Colegio Bolívar en memoria del gran caudillo de la Libertad Sudamericana”. El colegio estaría dirigido por un rector y un vicerrector, ambos estaban obligados a regentar cátedras de las asignaturas que fueran creadas “sin otra remuneración que el sueldo de sus respectivos empleos”. Otro cargo creado, fue el de bedel, quien estaba obligado a “vivir y pernotar” en el recinto del colegio. Por otra parte, el médico de la ciudad estaba obligado a regentar una cátedra en forma gratuita. La ordenanza también instituía que para el sostenimiento y dotación del colegio se haría con el producto del arrendamiento de las sesenta y cuatro leguas de tierras que pertenecían en propiedad a la ciudad de Barinas, asimismo las cantidades que habrían contribuido los vecinos de la provincia, a quienes el gobernador los incitó a suscribirse en “la empresa”. Napoleón Sebastián Arteaga (en la imagen), Gobernador de la Provincia de Barinas, fue el principal promotor de la creación del Colegio Bolívar en 1852. Fuente: Virgilio Tosta. Galería de ilustres barineses. (Colección Bicentenario, N° 3). Caracas: Academia Nacional de la Historia.

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Las materias que estaban estipuladas en la ordenanza abarcaban las nociones de la educación primaria; la gramática castellana y latina; inglés y francés; dibujo y el lineal aplicado a las artes y a la arquitectura; filosofía en su 1ra, 2da y 3era clase; música; aritmética, teneduría de libros y geografía universal. Se destinó para el local del plantel “el antiguo edificio comprado con tal objeto al finado Miguel María Pumar, y las fábricas contiguas a dicho edificio, cedida por el señor Juan Bautista Dalla Costa. Aunque provisionalmente el colegio comenzó en un edificio conocido como “Los Almacenes”, ubicado en la actual avenida Medina Jiménez, entre las calles Bolívar y Pulido.

Los contribuyentes Las primeras noticias de contribuciones que se conocen para establecer un colegio en la ciudad de Barinas en el siglo XIX fueron realizadas por

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los vecinos de los cantones de la Provincia de Barinas. Este hecho ocurrió un año antes de que se creara la Dirección de Instrucción Pública, bajo el mandato del Presidente Carlos Soublette en el año 1838. Destaca Reinaldo Rojas en su estudio sobre Educación y Nación: La Formación del Sistema Escolar Público en Venezuela, Primera Mitad del Siglo XIX, que el Secretario de Interior y Justicia para el año 1834, el doctor Diego Bautista Urbaneja en el balance presentado en su gestión señala que el mayor inconveniente que se había presentado para la organización de las escuelas en cada poblado era la escasez de rentas. Por ello resulta sorprendente, que solo funcionaban oficialmente en el país para ese año los colegios nacionales de El Tocuyo, Carabobo, Margarita, Coro, Trujillo y Guanare De manera que en 1837, esta problemática se seguía manteniendo en el país. Por consiguiente, se hace necesario en la actualidad, visibilizar a estos ciudadanos que de alguna manera contribuyeron con el desarrollo educativo de la región barinesa,

Libros.Óleo sobre lino encolado a tabla (75 x 120 cm) de Sergio Vidal.

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Las materias que serían enseñadas

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El Colegio Bolívar de Barinas nace gracias al apoyo de los habitantes de la región. En la imagen: Lista de contribuyentes para la creación del Colegio Barinas, 7 de noviembre de 1847. Colección: ©Oficina del Cronista Oficial del Municipio Barinas. Digitalización: ©Marinela Araque Rivero.

en una época donde los vecinos se resistían a la idea de imponerse tasas voluntarias para tan importante objeto, puesto que las acciones del pensamiento liberal radical estaba más encaminado hacia la desamortización de bienes eclesiásticos. Estos hombres fueron:

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Por el Cantón de Nutrias Juan Antonio Baldó, Francisco Balcazer, José Nicolás Bolaños, José María Solís, Felipe Leva, Francisco Marchena, Francisco Coll y José María Santiago. Por el Cantón de Barinas Pedro Pereyra, Bartolomé Neciero, Juan Francis, Pedro Antonio Roca, José Ruiz, Doroteo Montero, Antonio Caraballo. Por el Cantón de Obispos Benedicto Abreu, Agustín Tapia, Jacinto Gómez, José Antonio Parranchan, Rosario García, Manuel Salvatierra, José Antonio Yeliazú, Antonio

Hernández, Miguel H. Betancourt, Narciso Zambrano, Félix rebolledo, [ilegible] Martínez, Ypólito Figueredo, Pablo González, Cecilio Rincón, Tereso Melgarejo, Roque Rebolledo, Nicolás Ángulo, Diego José Urdaneta. Por el Cantón de Pedraza José [ilegible], Francisco Ibáñez, Ignacio Romero Farías, Nicolás Castro, Nepomuceno Ibáñez, Pedro Betancourt, José María González, Antonio Sulbarán, Victoriano Romero, Silvestre Bazán, Juan Bautista Guerrero, José María Betancourt, Alejandro Gallardo, Rito Romero y Telesforo González. A su vez, José María Betancourt, Ramón Escovar, Martín Soto, Pedro Arvelo, Pedro Sardi y Compañía, Juan Cermeño, Merced Vicente Tapia, Joaquin Jiménez, Manuel A. Palacios, Juan B. Delgado, José A. Villegas, Antonio Mora, Cristóbal Montero, Gaspar Carstens, Antonio R. Rubio y Pablo María Gavidia (aportó un escudo), contribuyeron entre todos con la cantidad de treinta y siete pesos.

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Lista contribuyentes para la creación del Colegio Barinas. Colección: ©Oficina del Cronista Oficial del Municipio Barinas. Digitalización: ©Marinela Araque Rivero.

De esta manera lograron acumular cierta suma de dinero y especies, las cuales aumentaría el siete de diciembre de mil ochocientos cuarenta y ocho, cuando Napoleón Sebastián Arteaga, gobernador de la Provincia de Barinas, adquiriere mediante donación un cuarto de manzana a fin de destinarlos al colegio de esta ciudad. Propuesta que se le hizo el 30 de noviembre de 1848 al licenciado Francisco Pimentel, apoderado de los señores Juan Bautista Dalla Costa e hijo (comerciantes de Angostura).

La adquisición del cuarto de manzana para el colegio de la ciudad con el solar, centro, entrada, salidas, usos, servidumbres y demás anexos, estaban desprovistas de todo gravamen, censos o hipotecas y fue realizada con aprobación de la Diputación de la Provincia de Barinas. Quedando claro la intencionalidad del gobierno y habiéndose posteriormente aprobado la donación hecha a través de Francisco Pimentel por Juan Bautista Dalla - Costa, el gobernador Napoleón Sebastián Arteaga recibe los documentos de propiedad. Es importante mencionar que Dalla-Costa para cumplir con la donación se desapoderó, desistió, quitó y apartó, a los herederos y sucesores de él de todo derecho de los bienes que donaba y lo cedió, renunció y traspasó plenamente con todas las demás acciones que le competían. La fabricada del cuarto de manzana y arranques de fábricas contiguas a edificio destinado para el colegio donado por Dalla- Costa estaba ubicado bajo los siguientes linderos: por el norte el edificio conocido con el nombre de “escombros del Marquéz”, por el sur calle de por medio con solar de la casa del finado Sinforoso Bello, por el naciente calle de por medio con casa pajera de la señora Juana María Pulido y por el poniente con solar de la casa del señor Tiburcio Cermeño. Por su parte, el 30 de marzo de 1849 Sebastián Arteaga entrega 100 pesos de su propio peculio a Pedro Arvelo, administrador de rentas municipales de Barinas a favor de la obra del colegio de la ciudad. De esto se deduce, que inicialmente la participación de los vecinos de los cantones de la Provincia de Barinas en el año 1837 fue fundamental para el establecimiento del Colegio Bolívar en esta ciudad, en virtud de la ordenanza del 9 de diciembre de 1836. El pago de los cánones y demás tributos para el sostenimiento del colegio de la ciudad, comprometían en forma determinante la capacidad financiera de los pobladores y vecinos, elemento de gran significación en una tierra dónde

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En las cercanías del palacio

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Interior del Palacio del Marqués de las Riberas de Boconó y Masparro antes de su reconstrucción efectuada entre 1936 y 1939 de Antonio Pulido Villafañe. Colección: ©José Ignacio Vielma. Fuente: Encartado Extracámara (Revista de Fotografía), Caracas: Fundación Centro Nacional de Fotografía,

las actividades económicas estaban sustentadas en las labores del campo. En todo caso, Napoleón Sebastián Arteaga gobernador de la Provincia de Barinas, contaba con el apoyo irrestricto de la Honorable Diputación Provincial, quien con la colaboración demostrada para la adquisición de la sede del colegio, ayudaba de forma eficaz al establecimiento del colegio en la capital, sobre las bases sólidas de una institución particular en memoria del Héroe Sudamericano el Libertador Simón Bolívar. En palabras de Arteaga, publicada el 12 de febrero de 1852 en la Gaceta de Barinas Nº 31, la instrucción pública debía ser el elemento de progreso, de orden y moral de las sociedades. Destacaba además, que a través de su influencia prosperaban las industrias y se civilizaban las

costumbres ciudadanas. Días después, su sueño se cumpliría al establecerse el colegio para jóvenes en la ciudad. Es el 24 de febrero de 1852 cuando se instala el Colegio Bolívar, “numerosísimo concurso de padres de familias y otras notabilidades se dieron cita en la Casa de Gobierno” y por unanimidad fueron escogido el doctor Juan Vicente González Delgado y el señor Antonio Celis para rector y vicerrector respectivamente. De ahí que podemos afirmar, que si la creación de la Escuela de Primeras Letras en 1787 en Barinas fue iniciativa del un gobernador de la provincia, la segunda escuela de letras fue una decisión también de un gobernador, pero que contó además con el consenso y la contribución de los pobladores de esta ciudad.

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Documento de donación de terrenos propiedad de la familia Dalla-Costa para la sede del Colegio Bolívar (detalles). Colección: ©Oficina del Cronista Oficial del Municipio Barinas. Digitalización: ©Marinela Araque Rivero.

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Decreto del gobernador de la provincia de Barinas, Napoleón Sebastián Arteaga en la que se establece que las rentas de los terrenos de “Propios” de la ciudad estarían destinados para el sostenimiento del Colegio Bolívar. Barinas, 3 de abril de 1849. Colección: ©Oficina del Cronista Oficial del Municipio Barinas. Digitalización: ©Marinela Araque Rivero.

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El 23 de agosto de 1852 a tan sólo cinco meses de haberse inaugurado el Colegio Bolívar, el doctor Juan Hilario Boset, obispo de Mérida declara, que habiéndose erigido en la ciudad de Barinas: “una casa de instrucción pública con la denominación de Colegio de Bolívar, para la enseñanza de la juventud en los diversos ramos de la educación primaria, literatura, idiomas, artes y ciencias, cuyos resultados no solo vienen á ser ventajosos á la provincia que los ha promovido, sino también á la República toda y á la Iglesia”, por lo que manifiesta su intención de colaborar con los deseos del gobernador Napoleón Sebastián Arteaga y de la diputación de la provincia. Haciendo uso de sus facultades concede al “Colegio Bolívar la gracia de oratorio”, con el propósito de que los estudiantes internos y externos, rectores, catedráticos, sirvientes y comensales, tengan el consuelo espiritual de asistir a una misa diaria y cumplir con el precepto de la oírla en los días festivos, de recibir la sana comunión en el augusto sacrificio, así como practicar sus preces ordinarias y ejercicio de piedad. De la misma manera, el obispo facultaba al Colegio para que en el citado

Los maestros y sus alumnos La dirección del Colegio Bolívar, inaugurado el 24 de febrero de 1852, recayó en manos del doctor Juan Vicente González Delgado, quien asumió la rectoría correspondiente, además, daría las clases de algebra. Por su parte, al joven barinés Antonio Celis le fue designado la vicerrectoría de la institución. En cuanto a los maestros incorporados al recién creado colegio, fue asignado a la clase de gramática castellana al presbítero Fernando Barreto, para entonces vicario de la ciudad de Barinas. A la clase de gramática latina, al señor Carolino Colmenares. Posteriormente, Fulgencio Colón fue encargado de las clases de música. Años más tarde, en 1856, el doctor Dionisio Hurtel regentaba las clases de Inglés; la de gramática

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Un colegio con gracia de oratorio

oratorio se celebrara una misa solemne todos los 28 de octubre de cada año o en la víspera sin prejuicios de los habitantes. Decisión que a nuestro juicio, tiene que ver con la celebración del día de San Simón, onomástico del Libertador Para tales fines, el doctor Juan Hilario Bosett hace algunas recomendaciones a la directiva del recién fundado colegio. Entre ellas, que el oratorio debía mantenerse con aseo y decencia. Asimismo, señaló que la capilla tenía que estar separada del área de uso doméstico. Otra condición que implantaba el obispo, era que el sacerdote debía ser aprobado por la diócesis de Mérida, resaltando que el presbítero le correspondía explicar el evangelio en los días festivos. Asimismo le concernía la exhortación moral y cristiana a los feligreses asistentes al oratorio, anunciar las festividades, vigilias, abstinencias y días de ayuno de la semana, y rezar “al fin los actos de Fe, Esperanza y Caridad”. Para el obispo, era menester que el altar en que se celebrara la “santa misa” se adornara conforme a las rúbricas del misal romano. Destacaba también, que antes de ponerse en práctica esta autorización era conveniente que el referido oratorio fuera visitado por muchos vicarios foráneos de Barinas.

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castellana, el agrimensor Octavio Nóquez; y la de gramática latina, el licenciado Eugenio Asisclo Rivera. En cuanto a los alumnos que ingresaron al Colegio Bolívar muy poca información existe sobre el particular. Según precisa Virgilio Tosta, habían sido alumnos de dicho colegio los señores Rafael A. Rincones, el doctor Carlos González Bona, el poeta Rafael González González, el médico y matemático Wenceslao Monserrate, el sacerdote Luis Luzardo y los generales José Antonio Baldó y José María Tapia Baldó. Muy poco tiempo permaneció en funcionamiento el Colegio Bolívar, el cual, para el año de 1856 se vio afectado por la epidemia del cólera que azotó a la región, siendo probablemente cerrado para esa época. De esta forma, y tras los sucesos de la guerra federal, desaparecía de la ciudad, el primer colegio existente en la Barinas republicana, y el único hasta mediados de 1876, cuando, con el mismo nombre es inaugurado el otro colegio.

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FUENTES CONSULTADAS

Gaceta de Barinas. Periódico Oficial. Barinas, febrero de 1852. Año I. Número 31 y 32. ARCHIVO OFICINA DEL CRONISTA DE LA CIUDAD DE BARINAS. Expediente Colegio Bolívar, 20 fols..

LECTURAS RECOMENDADAS

TOSTA, Virgilio. Historia de Barinas, tomo II (18001863). (Colección Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, N° 199). Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1987. ROJAS, Reinaldo. Educación y Nación: La Formación del Sistema escolar Público en Venezuela, Primera mitad del Siglo XIX. Disponible en Internet: http://www. saber.ula.ve/bitstream/123456789/21085/2/articulo9. pdf

Una gota de rocío, 1893. Óleo sobre tela (134 x 60,5 cm) de Antonio Herrera Toro. Colección: ©Galería de Arte Nacional, Caracas.

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