El poder de los personajes de Mario Bellatín

July 1, 2017 | Autor: L. del Castillo S... | Categoría: Mario Bellatin
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Descripción

EL PODER DE LOS PERSONAJES DE MARIO BELLATÍN[1]

Luis Ángel del Castillo Saldaña


En Hispanoamérica, la violencia no es el
segundo polo o término de una dualidad, una
alternativa frente a la cual uno pueda plantearse
con cierta racionalidad y aparente indiferencia. Es
la estructura misma en que me hallo: no
entregarse a ella significa morir o perder la dignidad o rechazar el
contacto con mis semejantes.
Ariel Dorfman


Una parte de la producción novelística de Mario Bellatín ha adquirido
su propio estilo narrativo, que nos permite mencionar, someramente, algunas
características, como la ausencia o disolución de un referente específico,
la falta de nominalización de los personajes y lugares y la escritura
escueta carente de detalles[2]. Partiendo de estas características algunos
críticos plantean que la narrativa bellatinesca se propone como un espacio
de la posmodernidad, pues su narrativa se declara en contra de sus
predecesores inmediatos, como son los escritores del boom latinoamericano,
la manifiesta desacralización de la modernidad al plantear que la novela no
es un referente de la realidad y la imposibilidad de llegar a una verdad
histórica[3].
Si tomamos en cuenta el uso de la técnica narrativa, la prolijidad
de la escritura y el complejo social que presentan los escritores del boom,
nos damos cuenta que distan mucho de lo que hace Bellatín; pero en cuanto a
la temática y a los problemas que sufre Latinoamérica sigue el mismo
horizonte: el problema del poder y el ejercicio que hace el soberano en los
países de América Latina. El tema del poder y el biopoder se manifiestan en
dos obras de Bellatín: Salón de belleza y Perros héroes.

El poder
El tema del poder está presente en estas dos obras de Bellatín. Dos
personajes manifiestan su potestad: El peluquero travesti, de Salón de
Belleza, y el hombre inmóvil, de Perros héroes. Pero ¿qué poder tienen
sendos personajes? Definamos el poder que se presentan en estas dos novelas
con la exposición de Michel Foucault: "el poder no se da, ni se
intercambia, sino que se ejerce y sólo existe en acto"[4]. Partiendo de
este concepto de poder que "sólo existe en el acto" encontramos que el
poder del peluquero travesti, de Salón de belleza, radica en el acto de
ejercer el control del Moridero y de los sujetos que habitan dentro de él.
Este personaje administra el Moridero haciendo cumplir, celosamente, la
finalidad para la cual fue creada, sin que él se lo propusiera. Nada escapa
ni se introduce en el Moridero sin su consentimiento y aprobación. Pues su
poder radica en el acto de controlar todo lo que sucede en este espacio.
El poder del hombre inmóvil, de Perros héroes, lo encontramos en el
espacio de su habitación y de los sujetos que ingresan al cuarto. Pero su
dominio también se hace sentir fuera de la habitación y llega a otros
espacios de la casa que habitan con su madre, hermana y el enfermo-
entrenador. Toda la acción de la novela la genera el hombre inmóvil con
sólo emitir unos sonidos ininteligibles, pero aún así es comprendido por el
enfermero-entrenador y, en especial, por sus treinta Pastor Belga Malinois
a quienes tiene controlados como el mejor etólogo.
¿Pero en qué consiste el poder que se ejerce en estos espacios?
Siguiendo el discurso de Foucault: "el poder es esencialmente lo que
reprime. Es lo que reprime la naturaleza, los instintos, una clase,
individuos"[5]. Si el poder reprime, qué reprimen el peluquero y el hombre
inmóvil: reprimen individuos. El primero somete su naturaleza, pues
controla sus sentimientos y se esfuerza por mostrarse indiferente a los
demás enfermos que cuida. Pero, también ejerce el poder y, a la vez, es el
afectado del poder que ejecuta. En una escena de la novela el peluquero
travesti mantiene una relación íntima con uno de los enfermos, poco después
se arrepiente de su debilidad y vuelve a mostrarse indiferente, como lo
hace con todos los enfermos. Pero la represión afecta, íntimamente, a los
enfermos que viven en el Moridero. Por ejemplo, un huésped intenta huir y
es castigado con una paliza que le quita las ganas de volver a intentarlo:
"Cierta noche lo encontré tratando de huir. Fue tal la paliza que le
propiné que muy pronto se le quitaron las ganas de escapar"[6].
Todos los sujetos que ingresan al espacio del peluquero tienen que
regirse por sus leyes. Las instituciones que intentan ayudar al peluquero,
en el cuidado de los enfermos, sólo pueden hacerlo aceptando la política
del Moridero: ayuda en dinero, víveres o golosinas, mas están prohibidas
las medicinas y el apoyo moral al enfermo que le dé esperanzas de vida.
Este personaje frena todo accionar que no se ajusta a su política de
administrar el Moridero. Y, otra de sus reglas es aceptar enfermos que se
encuentran en la etapa terminal de la enfermedad, así como tampoco acepta a
mujeres ni permite los crucifijos, ni estampas, ni oraciones de cualquier
tipo.
Por su parte, el hombre inmóvil somete todo acto que no está siendo
controlado por él, pero sobre todo vemos la represión sobre uno de sus
perros al demostrar emoción y sentimiento. Shakura, uno de los Pastor Belga
Malinois, muestra un comportamiento amable; es decir, de perro faldero,
mas el hombre inmóvil se enfurece y amonesta duramente al perro.

Luego de que el aprendiz de instructor abandonó la casa, el hombre
inmóvil le ordenó al enfermero-entrenador que volviera a traer a
Shakura al cuarto. Fueron agudos los aullidos que lanzó la perra al
recibir el castigo de su amo[7].

El poder de este personaje invade todo el ambiente en el que se
desenvuelven los demás sujetos y afecta a las personas que ingresan a la
casa y, específicamente, a su cuarto. Los demás sujetos están encapsulados,
sin salida u otra alternativa de convivencia en los espacios que habitan.
En la casa del hombre inmóvil todo es controlado desde el cuarto de éste. A
pesar de su imposibilidad de desplazarse solo no es un impedimento para
ejercer control, sometimiento y represión a los demás seres que lo rodean.
Desde el inicio de la novela el narrador nos dice que el hombre inmóvil es
consciente de sus facultades: autoridad de dominio y represión que ejerce
sobre los demás sujetos y sus Pastor Belga Malinois: "Este hombre suele
decir, en su casi incomprensible forma de hablar, que una cosa es ser un
hombre inmóvil y otra un retardado mental"[8].
Pero el poder como acto de represión no es lo principal en estas dos
obras de Bellatín, sino el biopoder. Es decir, cuando la política entra al
cuerpo.

Biopoder
En Salón de belleza y Perros héroes se presenta la práctica del
biopoder. Pero, ¿en qué consiste? El poder sobre la vida se desarrolló de
dos formas: en un primer momento a través del cuerpo como máquina. Es
decir, por medio de la educación, el aumento de las aptitudes y el
crecimiento paralelo de la utilidad y la docilidad. Es lo que Foucault
llama anatomopolítica del cuerpo humano. La otra forma de desarrollo del
poder sobre la vida recae en lo biológico: la natalidad, la mortalidad, el
nivel de la salud y la duración de la vida. El poder toma todo esto a su
cargo por medio de intervenciones y controles reguladores. Es decir, con
este proceso se da una biopolítica de la población[9].
Entonces, la anatomopolítica del cuerpo humano y la biopolítica de la
población -las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población-
constituyen las dos formas de desarrollo del poder sobre la vida. Estas dos
formas invaden la vida en su plenitud iniciando la era del biopoder:
confluencia de lo biológico y político, dando al poder acceso al cuerpo.
Tomando en consideración el biopoder, vemos en estas dos novelas, a
través de sus personajes, el ejercicio de la política sobre el cuerpo. Se
presenta el biopoder, que consiste en "la consideración de la vida por
parte del poder; por decirlo de algún modo, un ejercicio del poder sobre el
hombre en cuanto ser viviente…"[10].
Pero antes del biopoder "el efecto del poder soberano sobre la vida
sólo se ejerce a partir del momento en que el soberano puede matar"[11].
Por lo cual, el soberano ejerce "el derecho de hacer morir o dejar vivir".
Pero esta primera definición se presenta en el soberano del siglo XVII que
consistía en la disciplina como tecnología del poder. Para el siglo XVIII,
el soberano se mueve de la disciplina hacia el biopoder. En esta etapa ya
no es compatible con la política del soberano y con los derechos de la
población -el poder matar-, pues iría en contra de lo que pretende defender
el soberano: preservar la vida. En consecuencia, ahora se intenta conservar
la vida. Así el poder del soberano consiste en el biopoder: en el "hacer
vivir y dejar morir".
Si el soberano puede "hacer vivir y dejar morir"; entonces, ejerce su
poder sobre la población, administra la vida. Esta administración de la
vida[12] es lo que se propone el peluquero travesti de Salón de Belleza.
Este personaje administra no sólo el Moridero, sino la salud de los que
están hospedados, la convivencia en el interior, el internamiento y el alta
de los enfermos. Todos estos aspectos son el espacio de acción del
biopoder. El peluquero se presenta como el soberano que ejerce el biopoder,
el acceso al cuerpo. Controla lo que comen los enfermos, el tratamiento de
la salud y la higiene. Pues su política es la de conservar la vida de una
manera digna: el "hacer vivir". En el Moridero no interesa prolongar la
vida, sino conservarla de una manera digna hasta que llegue la muerte, es
decir, el "dejar morir". El Moridero está destinado para todas las personas
que se encuentran en la etapa terminal de la enfermedad para que esperen la
muerte. El miedo a la muerte no es a la muerte en sí misma, como término de
la vida, sino llegar a ella en soledad, en completo abandono. Los enfermos
temen a la muerte, pero saben que están condenados a ella, mas su lucha de
conservación de la vida consiste en vivir de la forma más digna posible, y
ésta es su lucha por la vida por temor a la muerte[13] en soledad. El
peluquero busca "hacer vivir y dejar morir". De allí que la esperanza de
los enfermos sea morir sin ser consciente del sufrimiento de la agonía o
una muerte rápida. De tal manera que la esperanza no es la vida, como
oposición a la muerte, sino la compañía. Por eso, el peluquero teme morir
en soledad sin que nadie lo atienda al percatarse que él también está
entrando en la etapa final de la enfermedad:

Es demasiado difícil saber cuál será el rumbo que tome mi enfermedad.
También se hace complicado el cálculo del tiempo. Lo más lógico es pensar
que necesite de alguien a mi lado para que me asista en los momentos
difíciles. Sería inútil desmantelar este lugar que tiene todo destinado
para la agonía.
Líneas más adelante reflexiona que está solo, y que no hizo lo necesario
para que alguien esté acordándose de él: "De otra manera no me explico por
qué estoy tan solo en esta etapa de mi vida. Estoy convencido de que esta
forma de ser es la culpable de que no cuente con nadie que me llore por las
noches"[14].
Pero el peluquero, como consecuencia del biopoder, jugará con la
norma. Si tomamos a la norma en su aspecto jurídico, que es una regla del
comportamiento humano dictado por una autoridad; es decir, realiza
distribuciones en torno a la norma, y esto puede verse en el trato
impartido a algunos huéspedes. El peluquero tiene como norma no intimar con
los enfermos, pero con uno de ellos llega a quebrantarla, pero después se
mantiene indiferente como lo hace con todos. Además, estos personajes "se
encuentran más allá o más acá, de toda norma"[15].
El peluquero travesti protege a la comunidad en caso de peligro. Aquí el
temor es la intervención de lo externo al querer darles esperanzas de vida
a los enfermos. Es así que el peluquero travesti protege a la comunidad en
base a una imposición. Los enfermos son seducidos a buscar esa esperanza en
el Moridero, pero en sacrificio de sus libertades.
El hombre inmóvil también tiene la prerrogativa del soberano en la etapa
del biopoder. Controla a quienes ingresan a la casa y a su habitación,
disciplina a sus perros, los amonesta y mantiene un estricto control de los
espacios. Este personaje manifiesta su crueldad sin ningún tipo de
prejuicios. Por ejemplo, el enfermero-entrenador juega con Annubis -uno de
los Pastor Belga Malinois-, perro fiel y predilecto del hombre inmóvil,
hasta colmarlo de felicidad. Mas el hombre inmóvil pide al enfermero-
entrenador que se retire de la habitación. Al retornar el perro salta para
atacar al enfermero-entrenador, pero con un sonido el hombre inmóvil frena
al perro. Con esto el hombre inmóvil le da a entender que él aún tiene el
poder.
También, como consecuencia del biopoder, juega con la norma al mantener
un comportamiento infantil cuando le llevan el desayuno al cuarto. El
hombre inmóvil finge estar dormido cuando el enfermero-entrenador llama a
la puerta para que pueda ingresar, a pesar de las palabras tiernas de éste,
simula no escucharlo.
Continuando con las características del biopoder, vemos que es un
ejercicio anónimo que atraviesa al que lo ejerce y al afectado. Por eso la
falta de nominalización, pues todos - indistintamente del nombre o país-,
están siendo afectados o ejerciendo el biopoder[16]. Pero a pesar de su
anonimato, esta maquinaria posee jerarquías que producen supremacía y
dominación en el ejercicio del poder. Por ejemplo, el peluquero llega a no
individualizar a los enfermos. A partir del biopoder el peluquero travesti
y el hombre inmóvil invaden los lugares, la salud, las condiciones de vida
y el espacio entero de la existencia. Porque la violencia nace en el
interior de los espacios[17]: en el Moridero y en el cuarto. Además, los
personajes comunican violencia y cumplen el rol de conservar la vida como
el soberano. Por lo tanto, sendos personajes cumplen la función del Estado
moderno al hacer "seguro" el miedo, la institucionalizan y es motor de su
funcionamiento[18].
De este modo, el peluquero travesti y el hombre inmóvil nos hacen evocar
a un tipo particular de soberano: nos recuerdan a los dictadores
latinoamericanos. Es decir, los espacios de los personajes son la
representación simbólica y una sinécdoque de América Latina.

América Latina
Mario Bellatín nació en el año de 1960. Años en que las dictaduras
latinoamericanas se desarrollaron hasta la década de los 80, pero con mayor
intensidad en la década intermedia[19]. Las dictaduras en el continente
tienen una larga historia desde el siglo XIX con Juan Manuel de Rosas (1835-
1852), en la Argentina; José Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840), en
Paraguay; Porfirio Díaz (1876-1910), en México. Pero las dictaduras
prosperaron sobre todo durante la primera mitad del siglo XX con Juan
Vicente Gómez (1908-1935), en Venezuela; Jorge Ubico y Castañeda (1931-
1944) en Guatemala; Anastasio Somoza García (1933-1956) en Nicaragua;
Rafael Leonidas Trujillo (1930-1961), en la República Dominicana y Augusto
Bernardino Leguía (1919-1930), en Perú[20], por mencionar algunos ejemplos.
Consideramos que Bellatín representa simbólicamente, en su narrativa
descontextualizada, a los países que sufrieron las dictaduras y a los
dictadores. Pero a diferencia de los escritores del boom latinoamericano,
como Mario Vargas Llosa que presenta la dictadura de Leonidas Trujillo, en
la Republica Dominicana, con La fiesta del Chivo, o, Gabriel García Márquez
con El otoño del patriarca, que también toma como referente el Caribe; y
otros escritores, como Augusto Roa Bastos con Yo, el supremo, que presenta
la dictadura de Francia, en Paraguay; Alejo Carpentier con El recurso del
método, que nos presenta a la figura de un dictador latinoamericano; Miguel
Ángel Asturias con El señor Presidente, al narra la dictadura de Estrada
Cabrera en Guatemala; Enrique Lafourcade con La fiesta del rey Acab, que
alude a la dictadura de Trujillo antes que Vargas Llosa; Bellatín nos
presenta a los dictadores a través de la representación simbólica de sus
personajes, y el uso de sus prácticas coercitivas en el ambiente en que se
desarrollan.
La ausencia de un referente específico en las obras de Bellatín no es
una ausencia, aunque parezca paradójico, esa ausencia es una presencia:
América Latina. Al evadir el referente específico se acerca a un referente
amplio, por eso las novelas pueden evocar cualquier país latinoamericano.
Por ejemplo, las amplias avenidas, donde el peluquero travesti y su
compañero esperaban hombres en las noches, pueden aludir a cualquier país
del continente. La ubicación geográfica donde se encuentra el Moridero
también hace alusión a cualquier país que tiene sus zonas marginales.
En Salón de belleza y Perros héroes la problemática de la dictadura se
presentan a través de los personajes: el peluquero travesti y el hombre
inmóvil. Si estos personajes son la encarnación o la imagen de los
gobiernos militares dictatoriales, por lo tanto, representan la sociedad
latinoamericana a nivel microsocial. Estos espacios serían la parte, un
país cualquiera, del todo que es América Latina. Aunque algunos críticos
perciben que la obra de Bellatín recoge la tradición de la violencia
histórica de la sociedad mexicana en su literatura[21]. A nosotros nos
parece que recoge la tradición de la violencia histórica de las sociedades
latinoamericanas. Si Bellatín recoge la violencia mexicana, este argumento
nos ayuda a reforzar la idea de sinécdoque. Es decir, que la violencia
mexicana sería la parte de un todo que es la violencia en América Latina,
y esto viene a reforzarse con la referencia nula en las obras.
El tema de la violencia social compartieron los pueblos
latinoamericanos a lo largo de su historia, pero nunca las huellas de la
violencia fueron tan indelebles, como en los gobiernos militares
dictatoriales, pues tuvieron la fuerza represiva como política de gobierno,
y el Estado como herramienta. Si pensamos en los perros del hombre inmóvil,
nos damos cuenta que sus perros son su fuerza represiva, pues estos perros
están "adiestrados para matar a cualquiera de un solo mordisco en la
yugular". Isabel Quintana, en su trabajo citado, acota que Bellatín retoma
"la narración pero ya no como una especificad mexicana"[22]. Esta última
afirmación refuerza la lectura de sinécdoque que se presentan en las obras
de Bellatín.
Además, si tomamos en cuenta la propuesta literaria de Bellatín, nos
percatamos que eso intenta en sus obras; es decir, que no exista una
alusión explícita sobre un referente nacional. Esto se relaciona con su
postura respecto a su nacionalidad. Bellatín nació en México, pero se
crió y se formó en Perú; y al ser preguntado por su nacionalidad,
responde: la literatura no tiene nacionalidad, y que eso pretende darle a
sus obras[23].
Esta afirmación, de no asumir una nacionalidad al igual que su
literatura es compatible con la problemática que se presenta en sus obras.
Los problemas de la pobreza, la marginalidad, la injusticia, y, lo que nos
interesa en este trabajo, los gobiernos militares dictatoriales fueron
problemas en común que atravesaron y compartieron los países de América
Latina. Puesto que en estos tipos de gobierno no hay restricciones al poder
de los gobernantes sobre los gobernados.

Espacios de represión
Si Salón de belleza y Perros héroes aluden a las dictaduras en
general, particularmente vemos en sus personajes a los dictadores militares
que aparecieron a partir de la década de los 60 hasta los 80. Pero no todas
las dictaduras fueron iguales. Dictaduras como en la Argentina, Chile,
Brasil y Uruguay fueron más represivas. En cambio, las dictaduras en países
como Perú, Bolivia, Ecuador y Panamá fueron de corte populista, de
seducción y no tanto de represión[24].
El espacio del peluquero travesti lleva la represión a través de la
seducción: darle al enfermo en su fase terminal un lugar donde morir cuando
sus familiares y el Estado los han olvidado y rechazado. Por eso los
enfermos piden ser aceptados en el Moridero para esperar la muerte, ya que
el Estado y la familia les niegan el derecho de morir tranquilos sin ser
discriminados.
El hombre inmóvil lleva la represión a un grado más intenso, pues en
Perros Héroes no existe la posibilidad de un pacto social[25], y solo queda
la imposición. En esta obra se presenta el mapa de América Latina, y el
hombre inmóvil tiene señalado los países donde se presentan las condiciones
para la cría de los Pastores Belgas Malinois. Respecto a esto, nos dice
Quintana, soslaya la violencia en América Latina, y lo presenta en sus
efectos monstruosos, pero también que esto es la imagen de muchos hombres
inmóviles realizando la misma tarea despótica y fuera de todo pacto social
en América Latina[26]. Tomando este argumento se puede afirmar que este
personaje representa o es la figura de los dictadores militares más crueles
que surgieron en el continente. Además, un detalle que cabe en nuestra
dilucidación, es que el Pastor Belga Malinois es un perro activo, vigilante
y guardián utilizado por fuerzas de seguridad del Estado. Por ello la
figura del perro no es gratuita, porque es el mecanismo de vigilancia y
represión del hombre inmóvil. Por ejemplo, sacrifica a su ave de cetrería,
y un Pastor es el encargado del trabajo, sin remordimiento; y castiga a
Shakura por mostrar el comportamiento de un perro faldero. De igual forma,
la intimidación contra el enfermero-entrenador al asustarlo con un ataque
de Annubis es una manifestación de su poder.
Hagamos una comparación con un escritor del boom. Vargas Llosa en La
ciudad y los perros presenta al colegio militar Leoncio Prado como la
representación microsocial de Lima y el Perú. Esta representación está
relacionada con la problemática de esta sociedad: la injusticia, el abuso,
la marginalidad, el machismo y el racismo. De igual manera los espacios
donde se mueven el peluquero travesti y el hombre inmóvil son la
representación metafórica de América Latina. Y cada espacio en particular y
el biopoder de los personajes serían una sinécdoque de América Latina en
tiempos de dictaduras.
Si recordamos algunas particularidades de la personalidad de los
soberanos, quienes mantienen una jerarquía disciplinaria, fundada en la
lealtad a su persona,[27]y el culto a su imagen, también lo encontramos en
el peluquero travesti que espera que los enfermos reconozcan la labor que
está haciendo en el Moridero. En el hombre inmóvil, también vemos el elogio
que recibe al ser considerado uno de los mejores etólogos del país. Y sobre
todo al enfatizar que él tiene el poder. La personalización del poder es
uno de los componentes de un régimen de excepción, y también la
duración[28]. Respecto a este último componente comprobamos que el fin del
peluquero travesti sólo devendrá con la proximidad ineludible de su muerte,
como la de muchos autócratas; y en el hombre inmóvil no se vislumbra un
fin cercano, también como la de muchos tiranos.
Pero la alusión a gobiernos dictatoriales también está presente en su
dimensión económica. Ya que estos gobiernos de excepción tienen un
"carácter "inevitable" o indispensable del autoritarismos para el
capitalismo periférico…"[29]. Los gobiernos militares dictatoriales
permitieron el desarrollo del capitalismo, aspecto que encontramos en estas
obras. Para Foucault el biopoder fue un elemento indispensable del
capitalismo[30]. Este elemento capitalista está presente en Perros héroes
en el trabajo oculto de la madre y la hermana. Labor que las mantiene, pero
que no satisface las necesidades, y tienen que trabajar largas horas para
cumplir con los encargos. Para el peluquero travesti el salón de belleza
nunca fue tan rentable cuando se convirtió en Moridero. Es decir, la muerte
es más rentable que la belleza y la vida, porque el peluquero recibe dinero
de los familiares de los enfermos. Y el afán de estos dos personajes por
llevar bien sus actividades es una de las características del soberano que
tiene acceso al cuerpo. Puesto que los mecanismos del biopoder "han
generado una moral ascética fundada en el trabajo y la maximación de la
eficiencia productiva"[31].
En conclusión: La narrativa de Mario Bellatín sale de la tradición
literaria en Latinoamérica a través de sus personajes protagonistas (y en
la forma), pero mantiene el tema común de las narrativas de América Latina:
el uso y abuso del poder.


BIBLIOGRAFÍA.

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-----------------------
[1] Texto publicado en las Actas de la Primera Jornada de lengua y
literatura de la Universidad Nacional de la Matanza. Universidad Nacional
de La Matanza, San Justo/Prov. de Buenos Aires, 2008.
[2] Estás características comparten las siguientes obras: Salón de
belleza, Canon perpetuo, Perros héroes, Mujeres de sal, Poeta ciego, Efecto
invernadero, Damas Chinas. Esta carencia de espacio y temporalidad es una
primera tendencia de la narrativa de Bellatín. Una segunda tendencia en su
escritura son las obras Shiki Nagaota: una nariz de ficción, Jacobo el
mutante, El jardín de la señora Murakami, Flores, La escuela del dolor
humano de Sechuán. Obras donde los personajes tienen un nombre propio y el
referente es explícito a una cultura: judía, china o japonesa. Aunque obras
como Flores combinan la nominalización y la privación de un nombre propio,
así como la ubicación espacial. Cf. Ángeles Mateo del Pino, "Reivindicación
de la mentira: La narrativa de Mario Bellatín", Boletín de reseñas
bibliográficas, 2006.
[3] Idelfonso, Miguel. "La posmodernidad en Tres Novelas de Mario
Bellatín", En:
http://mundoalterno.com/decimas/ncolaboracion/miguel_ildefonso4.htm, última
visita, lunes 26 de mayo de 2008, 16:15 hrs.

[4] Foucault, Michel. Defender la sociedad, Argentina, Fondo de Cultura
Económica, 2006, p. 27. También da otra definición del poder: "el poder no
es, en primer término, mantenimiento y prórroga de las relaciones
económicas, sino primariamente, una relación de fuerza en sí mismo". A la
vez dice que el poder es la continuación de la guerra seguida por otros
medios.
[5] Ibíd., p. 28.
[6] Bellatín, Mario. Salón de belleza, Argentina, Eloísa Cartonera, 2005,
p. 17.
[7] Bellatín, Mario, Perros héroes, Argentina, Interzona, 2003, p. 47.
[8] Ibíd., p. 7.
[9] Foucault, Michel. Historia de la sexualidad. T. I La voluntad de saber,
México, Siglo veintiuno editores, 1986, págs. 168-169.
[10] Ibíd., p. 217
[11] Ibíd., 218.
[12] Ibíd., p. 168.
[13] Esposito, Roberto. Communitas. Origen y destino de la comunidad,
Buenos Aires, Amorrortu Editores, 2003, p. 55.
[14] Bellatín, Mario. Salón de belleza, op. cit., p. 38-39.

[15] Quintana, Isabel, "Poéticas de la desolación: comunidad y violencia en
las narrativas de Juan Villoro y Mario Bellatín", Signos literarios y
lingüísticos, 2007, 135.
[16] Albano, Sergio, Michel Foucault. Glosario de aplicaciones, Argentina,
Editorial Quadrata, 2006, p. 59.
[17] Esposito, Roberto. Immunitas. Protección y negación de la vida. Buenos
Aires, Amorrortu Editores, 2005, p. 56.
[18] Esposito, Roberto. Communitas. Origen y destino de la comunidad, op.
cit., p. 61.
[19] Tenti, María Mercedes. "Las dictaduras en el cono sur de América
Latina: El caso uruguayo", Nuevas propuestas, Nº 22, diciembre de 1997.
[20] Rouquié, Alain. "Dictadores, militares y legitimidad en América
Latina", Crítica&utopía, Nº 5, septiembre de 1981, p. 19.
[21] Quintana, Isabel, art. cit.
[22] Ibíd., p. 131.
[23] http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-01-
28/ImEcLuces0659820.html, última visita lunes 26 de mayo de 2008, 20:21
hrs.

[24] Bethel, Leslie. Historia de América Latina, T. 12, Barcelona,
Editorial crítica, 1997, p. 281-341.
[25] Quintana, Isabel, art. cit
[26] Ibíd., p. 140
[27] Rouguié, Alain. El Estado militar en América Latina, Buenos Aires,
Emecé, 1984, p. 207.
[28] Rouquié, Alain, art. cit., p. 19.

[29] Rouguié, Alain. op. cit., p. 381.
[30] Foucault, Michel. op. cit., p. 170.
[31] Albano, Sergio, op. cit., p. 60.
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