EL PASTOR Y LA OPOSICIÓN

EL PASTOR FRENTE A LOS CRITICOS, LOS FANATICOS, LOS MESIANICOS, FALSOS
PROFETAS E IRREGULARES


"Nuestro mayor referencial no es la inteligencia mental, pero la
inteligencia emocional… la paciencia… la capacidad de retener los golpes y
el saber encajarlos… la capacidad de sernos dueños de nosotros mismos"
(José Descalzo)




INTRODUCCIÓN


En la preparación de una persona para el ministerio no se podrá
olvidarse una cuestión capital: La preparación para enfrentar los problemas
y la oposición inherentes a todo liderazgo.
Un líder siempre enfrentará algún tipo de oposición, sea en el seño de
la familia, de la comunidad cristiana a que dirige, de sus superiores, etc.
Enfrentar oposición es más difícil para un pastor de iglesia, debido al
hecho de que sus actividades no son propias de un mandatario, sino de un
cristiano que intenta llevar a todos a una experiencia con Cristo. Por eso
lo que se plantea es: ¿como eliminar la oposición sin dañar los opositores
en su sensibilidad y conservar es espirito de unidad de su grupo? ¿Cómo
puede el pastor enfrenar la oposición sin actuar con rudeza ni ser
irrazonable ni tampoco áspero con aquellos que no concuerdan con su forma
de trabajo o mismo con el pensamiento de la iglesia?
Pues bien, antes de adentrarnos al tema en cuestión, debemos introducir
tres elementos que creo, tiene que ser levados en cuenta cuando ocurre un
proceso de oposición: "cortesía", "comprensión" y "tacto". Se el pastor
domina bien estas herramientas de negociación, seguramente tendrá éxito
contra estas dificultades. Todo esto, por supuesto aliado a lo más
importante: su relación con Dios.[1]
Vale recalcar que solamente el uso de la inteligencia mental no es
capaz de solucionar problemas graves de oposición, sea ella explicita o
implícita. El pastor siempre tiene que poner en acción su preparo emocional
y su dominio propio.
Se una persona recibe una critica su inteligencia mental siempre
tratará de articular frases en el sentido de devolverla, pero la
inteligencia emocional tratará de analizársela. Por supuesto que esa
actitud madura resultante de la inteligencia emocional (o inteligencia
moral, sabiduría, etc.) solo puede ser adquirida mediante la acción del
Espirito Santo en la vida del dirigente.[2]
Cuanto mayor la capacidad del dirigente en tomar iniciativas, más
grande será la posibilidad de encontrar oposición, "especialmente se tiene
ideas propias, si está trazando planes definidos para el progreso, sí es
digno de llevar el nombre de dirigente, tendrá que vérselas con problemas
cada hora y cada día".[3]
Hay cinco categorías de opositores con los cuales un pastor puede
enfrentarse al largo de su ministerio: Los críticos, los fanáticos, los
mesiánicos, los falsos profetas, los problemáticos e irregulares.
El objetivo de este artículo es traer a luz algunos pasos y
orientaciones que pueden ayudar al pastor a enfrentar estas situaciones
difíciles que a menudo provocan división y estropean la unidad de la
iglesia.
No pretendemos analizar y conceptuar cada aspecto de las categorías
citadas, una vez que para tal nos faltaría tiempo y espacio, pero nos
interesa demostrar como debe el líder actuar, utilizando las herramientas
básicas, frente a estos opositores.


1. ENFRENTANDO A LOS CRÍTICOS


Como hemos dicho un líder de valor no dejara de ser criticado. ¿Debemos
dar atención a la crítica? Algunos lideres contestarían que "no". Ellen
White dice que "las personas que fían continuamente en los errores y
defectos de los demás tienden a convertirse en dispépticos religiosos."[4]
El pastor tiene que tener las críticas en serio. Jesucristo fue victima
del criticismo. Algunas criticas bastante maldosas, como encontramos en
Mateo 11:19 "Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Este es un
hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publícanos y pecadores'". Se el
propio Jesús no estuvo libre de las criticas, un líder religioso tampoco
podrá escaparse de ellas.
La crítica nos es mala por naturaleza. La sabiduría popular se la
divide en dos categorías: crítica constructiva y destructiva. La
constructiva es un tipo de crítica amable y tiene sentido de ayudar a
corregir algún hábito, algún fallo en el proyecto pastoral, en la forma de
trabajar, de hablar, de predicar o mismo en su modo de vestirse y
comportarse. No hay que desechar la crítica, hasta mismo la critica
destructiva. Cualquier que sea la critica puede que tenga algo que enseñar
al líder. Un buen líder se preguntará ¿Hay alguna verdad en lo que dicen
estar personas respeto a mi trabajo? Alguien dice que los críticos son los
"guardadores de nuestra alma".[5]
Como alguien dijo cierta vez: "Se alguien te llama burro, ignarota. Si
dos personas te llaman burro, revisa para donde hay huellas de cascos. Si
tres te llaman burro, consigue una montura".[6]
Según Leschetizky "podemos aprender mucho con las cosas desagradables
que dicen las personas".[7] "No acepto la crítica destructiva" dirían
alguna lideres menos preparados para enfrentar ese problema. Sin embargo la
crítica tiene importancia en el desarrollo de la labor pastoral y tiene que
ser considerada. Esto no quiere decir que la crítica implique en depresión
o desánimo del líder, pero debe implicar en un factor de motivación.
Alguien dice acertadamente que la crítica "no es el algo que se devuelve,
es algo que se analiza"


1.1 Pasos Para Enfrentar a los Críticos


1. Ser Imperturbable Ante la Crítica. La crítica mal asimilada puede
contribuir para el desarrollo de ulceras y otras enfermedades
originadas por el alto grado de tensión que implica. El líder
cristiano debe esperarse en Jesús que suportaba con paciencia a
todo tipo de crítica. Un líder que sabe encajar la crítica es un
héroe.
2. Recibirla con Bondad. Pablo en Romanos 12:19 dice "No os venguéis
vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios,
porque escrito está: 'Mía es la venganza, yo pagaré, dice el
Señor'". La bondad y la amabilidad tiene una extraordinaria
capacidad de contener la temperatura emocional de una persona "la
bondad callará la legua del critico", dice Pierson. En Proverbios
26:4 el sabio Salomón así se expresa "Nunca respondas al necio de
acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él".
3. No Detenerse. El pastor debe continuar su labor no a causa de las
críticas, sino a pesar de ellas. Nunca retirarse abatido. Hay que
seguir adelante. Eso no quiere decir que tiene el pastor que
menospreciarla, pero analizarla y reconocer en que punto puede
mejorar o eliminar de su proyecto o comportamiento personal.
4. "Orad por los que vos Persiguen". Este es el consejo de Cristo a
los líderes que sufren criticas. AITE aconseja: "Practicad el
habito de hablar bien de los demás. Pensad en las buenas
cualidades de aquellos a quienes tratáis y fijaos lo mesón
posible en sus faltas y errores. Cuanto sintáis la tentación de
lamentar lo que alguien haya dicho o hecho alabad algo de su
vida y carácter"[8] Esta es una forma de silenciar a los
críticos.
5. Olvidar la Critica que no Ayuda. Esta es la mayor manera de
tratar ciertas críticas: - ignorarlas, cuando no tiene nada que
aportar de positivo o que se puede aprender algo. Pero, mismo en
este caso, jamás se debe discutir con el crítico. ¡Jamás
nivelarse! Sin embargo hemos que recalcar una verdad intocable:
Si el pastor hace lo mejor que puede en su labor no hay que temer
a los críticos.
6. Humillarse y pedir perdón, se este es el caso. Si el pastor ha
herido los sentimientos de alguien, aun si fue sin ninguna
intención, debe humillarse y pedir perdón. Si puede resolver la
diferencia con una reunión personal, recurrirá a todos loe medios
para ello.
7. Buscar el Respaldo de la Junta de Iglesia. Se el pastor conquista
con su influencia la junta y esta costumbre amonestar a los que
siembran discordia, el pastor puede continuar confiadamente con
su ministerio. Si ha cimentado relaciones sólidas con los
miembros del consejo, ellos estarán preparados para darle a su
punto de vista la consideración del caso.
8. Entregarse en las Manos de Dios. Dios es aquel que juzga, dice
Pablo (I Corintios 4:4). Se hacemos nuestro mejor Dios hará las
demás cosas, inclusive actuara en el corazón de los críticos y
los hará reconocer su equivoco. Más una vez, recalco lo que dice
White: "Todo aquel que se tiene sentido de libertad de condenar o
llevar otros al desanimo, será en su propia vida llevado a pasar
por la experiencia por que hizo otros pasaren. Sentirá lo que
ellos han sufrido, debido a su falta de comprensión y
ternura".[9]
Se la critica no es bien tratada, puede convertirse en un valioso
instrumento en las manos de Satanás para destruir los que trabajan para el
desarrollo de la obra del Señor. Frente a los críticos lo mejor es aceptar
la crítica con sabiduría y ejercer dominio de si mismo.


2. EL PASTOR FRENTE A LOS FANATICOS, MESIANICOS Y FALSOS PROFETAS.


En el leguaje cristiano "fanático" seria una persona que se fija en
determinados puntos de la doctrina obstinadamente, que en general no son
puntos de salvación. Sin embargo cuando esta obsesión se vuelve ofensiva
puede causar lo que hay de más amenazador para el éxito de un pastor: una
división.
En una de las iglesias de Bahía, en Brasil, un hermano creía
obstinadamente que deberíamos todos orar siempre arrodillados, y que
cualquier otras posición de oración es era una afronta a Dios. En principio
ese hermano se arrodillaba aisladamente, pero fue tan grande su
movilización en el sentido de convencer a la iglesia de su teoría, que en
poco tiempo varios hermanos ya lo hacían conjuntamente. Ahí estaba
establecida, por lo menos implícitamente una división. Con el paso de
algunos meses este grupo asumió postura separatista, fundó otra iglesia con
propósito de seguir estrictamente este concepto.
El fanático por si, no es una persona mala, sino obstinada, a menudo
muy celosa, que piensa que la iglesia tiene que impetrar una gran reforma.
Los mesiánicos y falsos profetas por su vez son personas que se
consideran portadores de "una nueva luz" o un nuevo mensaje para la
iglesia. En general asumen un carácter alarmista y se consideran nuevos
portadores del mensaje par el tiempo del fin. No pocas veces se consideran
incomprendidos y en su esfuerzo para convencer a los miembros, acaban
fomentando la división y los conflictos.
En 1988, surgió una pareja predicando que Cristo regresaría en 1989,
según una visión que habían tenido meses anteriores. Eran personas, con una
apariencia humilde y amable, invitaban los hermanos para que los siguieran
a vivir en las montañas, una vez que se acercaba una gran persecución. 1989
pasó y fue un año como otro cualquier.
¿Como tiene que actuar el pastor frente a estas personas? Veamos
algunas orientaciones.
1. Comprensión, cortesía y Tato. Como hemos dicho en la introducción
de esta investigación, estos instrumentos son los más necesarios
a aplicar cuando una persona se encuentra en tensión. Estos
elementos servirán mucho mejor a sus propósitos que si ofrece a
la otra persona el espectáculo de un hombre airado y obcecado en
sus puntos de vista.
2. Analizar los Planteamientos los Puntos de Vista del otro Lado y
Tener a la Mano todos los Hechos Pertinentes. El pastor tiene que
ser capaz de presentar la posición de la iglesia respecto al tema
en juicio. (basándose en la Biblia y otras literaturas
denominaciones o extra-denominación ales). Un pastor que fa a
refutar un punto controvertido de la Biblia tiene que tener la
capacidad de presentar un argumento convincente. Del contrario
dará ventaja a la oposición.
3. Hablar Suavemente. Nunca se debe pensar que donde hay calor haya
luz y que donde haya volumen de voz habrá comprensión. Nunca
olvidemos de Proverbios 15:1 "La respuesta suave aplaca la ira,
pero la palabra áspera hace subir el furor". Se podemos mantener
bajo el tono de nuestra voz y hablar sin aspereza cuando las
discusiones se tornan vehementes estaremos en el camino de las
soluciones positivas.
4. Escuchar Atentamente los Puntos de Vista del Otro. Los fanáticos,
los mesiánicos y falsos profetas no piensan que son
problemáticos. Piensan que son solución. A menudo son personas
sinceras y que sus posiciones, pensamientos, conceptos son
lógicos y sinceros. Hay que escucharlos y saber sus
planteamientos. Se los opositores han manifestado sus puntos por
escrito, el pastor debe enterarse de su contenido. Se toma la
decisión de reunir la membresía para debaten el tema, debe
acordarse de que:
A – La Biblia es la autoridad máxima sobre el tema.
B – Que lo ocurrido es importante para que la iglesia tenga una
oportunidad de aprender más de la doctrina.
C – Evitar el sarcasmo y la ofensa a los opositores.
D – No hablar en la ausencia de los opositores lo que no hablaría
en su presencia.
E – Mostrar que tiene la mente abierta y capacidad para oír.
F – Medir las palabras. No hablar impremeditadamente.
G – Formular preguntas pertinentes. Este método ayuda a averiguar
ciertas verdades sin realizar acusaciones.
5. Persuadir sin Discutir. Hay que optar siempre por la persuasión
a discusión. La persuasión no estimula las emociones negativas.
La Persuasión ofrece la lógica y la claridad. El método de la
discusión no resuelve muchos problemas.
Pierson aconseja finalmente que "cuando surjan los problemas y
oposición el pastor debe enfrentarlos en el temor de Dios y con la
seguridad de triunfar la fortaleza divina"[10]


3. EL PASTOR FRENTE A LOS PROBLEMATICOS Y IRREGULARES[11]


3.1 Los irregulares


Existen muchos creyentes que ven la iglesia como un gran supermercado:
"Vienen, se sirven de lo que quieren e se van". Esas personas quizás desean
la salvación, pero no se comprometen con el evangelio. Son los acomodados u
holgazanes. Escuchan la predicación, los cánticos, frecuentan a los cultos
irregularmente, siempre llegan tarde, a veces incluso, planeen sus
tardanzas. Entre ellos también están los que nunca le dejan saber a nadie
cuando se ausentaran. Nunca empiezan un proyecto misionero para
terminarlo.
Nuestras congregaciones también están compuestas por aquellos que
justifican su negligencia con excusas superfluas como "teníamos visitas",
"el clima se puso muy frió" Eses feligreses no tienen compromiso con la
misión. ¿Porque eses miembros son problema? En primero lugar porque "quien
no trabaja da trabajo" según dice un dicho popular. En según lugar porque
influencian a los demás. En tercero lugar porque el acomodado esta a un
paso de la apostasía y la desviación completa de la verdad. Jesús
identifico ese tipo de feligrés en la parábola del sembrador "Oíd: El
sembrador salió a sembrar; y, al sembrar, aconteció que una parte cayó
junto al camino, y vinieron las aves del cielo y se la comieron. Otra
parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra, y brotó pronto,
porque la tierra no era profunda" (Marcos 4:4-5). El propio Jesús explica
que en el contexto que estas son personas que recibieron la palabra la
escucharon, pero no hicieron caso o no crearon raíces y por eso son fuertes
candidatos a abandonar la iglesia.


3.2. Los Problemáticos


En cambio, existen aquellos que son frecuentadores asiduos de los
cultos, devuelven sus diezmos, colaboran con el programa financiero de la
iglesia, sin embargo están siempre a buscar defectos en el trabajo del
pastor y se posible echarlo fuera del ministerio. Generalmente esas
personas eran amigas del pastor anteriormente y como este no estuvo de
acuerdo con ellas en todo lo que dicen, pronto se convierten en su
adversario. Estos son los miembros problemáticos.
Para Lutzer, la persona problemática no se ve a si misma como alguien
difícil de sobrellevar, sino mas bien como un miembro leal de la
congregación que solamente está cumpliendo su deber.[12] Este problema es
difícil, porque la mayoría de la gente problemática no se acerca del pastor
para arreglar las cosas con las que no está de acuerdo. Prefiere todavía
rechazarlo.
Desafortunadamente, los miembros de la junta tienden a aliarse con los
que han sido sus amigos en la iglesia por muchos años. Particularmente es
difícil cuando el que arma el problema esta casado con la directora del
coro o tiene parientes en otras cuatro familias de la congregación.
Desgraciadamente la mayoría de nosotros no puede manejar problemas con
plena objetividad; amistades, viejas lealtades e informacacion parcial
muchas veces nublan nuestra capacidad para actuar como debiéramos.
En una iglesia ocurrió que toda la junta se opuso al pastor debido al
poder persuasivo de una mujer que indirectamente había controlado la
iglesia por años. En una pugna contra el pastor, llego hasta a sugerir que
este se divorciara de su esposa, ¡aunque ya llevaban treinta y ocho años de
feliz matrimonio! Y a pesar de eso los miembros de la junta estaban tan
sugestionados por ella, que aceptaron sus criticas y el pastor se vio en la
obligación de dimitir. [13]



































3.3. Orientación Propuesta


1. Una buena Predicación. La primera arma de que debe utilizar el
pastor para combatir los acomodados es sin duda la predicación.
Un sermón puede tener un buen contenido y no causar impacto por
muchas razones. Tal vez la razón más común de esto es que son
predicados sin ningún tipo de sentimientos. Todos hemos caído en
el agujero de haber preciado la vedad sin sentirla. Hemos
pronunciado con monotonía un mensaje como si fiera un informe
del mercado accionario al final de un tedioso día de
transacciones. Muchos predicadores no tienen fuego en sus
huesos. Hay que tener emoción, hay que tener sentimiento. Se un
pastor predica como tiene que predicar, influirá la feligresía a
su favor desde el pulpito.
Eso no quiere decir que el sermón tenga que ser lleno de
apelaciones al sentimiento, vaciado de seriedad, tampoco tiene
que tener un carácter altamente teológico. El sermón que trae
como resultado conversiones y santidad personal es aquel que se
predica con alma, es aquel que sacude las emociones y conmueve
la voluntad. No se va a lograr ello gritando, ni tampoco
relatando las historias dramáticas. . Debemos ser íntimamente
conscientes de las tres personalidades que participan el acto de
la predicación. La primera persona es Dios mismo (1 Pedro 4:11)
Para que la gente le escuche al pastor, el pastor tiene que
escuchar bien la voz de Dios y se guiar por ella. Luego viene al
predicador y el oyente. El oyente no solamente escucha la
predicación, pero analiza al mismo tiempo la relación que tiene
el pastor con esta predicación. Es decir se el pastor vive lo
que predica. Cunado un predicador vive su predicación, el pueblo
le escucha, como escuchaba a Samuel. La persona que escucha
quiere saber instintivamente se formamos parte del mensaje que
estamos trayendo. Es importante no predicar más allá de nuestra
experiencia.
En resumen, la predicación tiene que ser un instrumentos hábil
en el sentido de producir transformación para siempre a causa de
la habilidad con que el predicador predica. Cuando predicamos,
dice Lutzer, ¡es posible que Dios haga un milagro![14]
2. Dios Ama También a Los Problemáticos e Irregulares. Además de
una predicación eficiente, no existe una respuesta concreta a
todas las situaciones que involucran los problemáticos. El mejor
es pensar que Dios también los ama y orar por ellos. Algunas
veces es mejor dejarle el problema a Él que tratar de resolverlo
nosotros mismos. Una regla esencial es "cuando seas atacado por
un dragón, ten cuidado de no convertirte en uno".[15]
3. No Pasar por Alto el Problema. Sin embargo, un pastor no debe
pasar por alto el problemático cuando amenaza la unidad de la
iglesia. Desafortunadamente, muchos miembros de iglesia
emprenden una o dos visas de acción cuando tienen una queja. La
primera vía consiste en compartir las criticas con otros par
atraer el apoyo. La lengua es la mayor causa de división entre
de la iglesia. (Santiago 3:6). Usarla inconvenientemente a fin
de buscar apoyo para puntos de vista siempre trae resultados
desastrosos. También no conviene traer el tema a una reunión de
negocios. Los problemas sean lo que sean deben ser resueltos
siempre en privado, jamás discutido en público. El pastor debe
encarar la unidad de la iglesia como tema de su más vivo
interés, permitiendo que se dé el dialogo para la solución de
desacuerdos. Si no se hace, se van acumulando el resentimiento y
los malos entendidos. Las personas deben sentir que sus quejas
han sido escuchadas.
4. El Autoritarismo no Conviene. El autoritarismo nunca es
perfectamente tolerado por la mayoría en una iglesia. Si el
pastor no tiene capacidad de escuchar cortésmente y se convence
en su corazón que de que nada de lo que se diga a su respecto de
manera negativa es verdad será imposible penetrar la mente y el
corazón con el mensaje de Dios. Como lideres de la Iglesia,
debemos dar un ejemplo de humildad. No podemos ejercer la
autoridad a menos que nosotros mismos estemos bajo autoridad.
Hemos que entender que Mateo 18:15-16 se aplica a toda clase de
desacuerdos. Eso no significa que tengamos que estar de acuerdo
con todo lo que se nos dice. Pero a menudo he encontrado que
puede haber más de cierto en las críticas de lo que estamos
dispuestos a admitir. Es fácil escuchar cortésmente para después
desdeñar lo que se ha dicho sin darle una reflexiva
consideración ni orar al respecto.
5. Motivación. La motivación es el conjunto de estímulos que
produce acción. En el trabajo pastoral los mecanismos de
motivación es la visitación, el envolvimiento de los miembros en
las actividades y orar por los que parecen distantes. Se una
persona come porque siente hambre, un miembro se tornará
militante cuando sienta la necesidad de involucrarse y eso se
puede lograr se el pastor busca mecanismos que lo motiven.
Seguramente el irregular dará respuestas a estos estímulos más
tarde o más pronto.


4. CONCLUSION PERSONAL


Sin dudas no podemos presentar todas las formulas necesarias al combate
de los diversos problemas que afectan al ministerio personal, como la
critica, la oposición sistemática, las divisiones, el mesianismo, el
fanatismo, pero estoy seguro que el ingrediente que nunca puede faltar en
la estrategia pastoral es la sabiduría. Deberíamos, como dice Lustre reunir
toda información que podamos, ponderar la ventajas e inconvenientes, y
tomar nuestra propias decisiones en fe. Por supuesto, una parte importante
de esto consiste en consultar con quienes nos conocen y buscar el consejo
de otros.
Intuyo que la predicación juega un papel importante en el
comportamiento de la feligresía. El creyente acostumbra medir el pastor,
creo que por su predicación. Se la predicación es fuerte, bien elaborada,
convincente, creo que desde ahí el pastor conquista personas y espacio. La
predicación eficaz tiene un poder extraordinario.
¿Qué seria una predicación eficaz? La predicación que centraliza a
Cristo y logra identificarlo con los problemas personales de la feligresía.
Así, un miembro que tiene la tendencia a rechazar el liderazgo puede que
cambie su comportamiento a favor del pastor y no en contra de él. Predicar
es el arte de conquistar usando solamente la voz, el argumento y la fe. Un
pastor que alimenta su rebaño con buena comida, repartida con sabiduría y
habilidad guiada por el poder del Espíritu Santo no tendrá que afrontar
muchos problemas.
Sin embargo, lo que pese el poder de la predicación, debemos destacar
que el saber escuchar es una calidad imprescindible en un líder. Un pastor
que escucha, reflexiona y piensa antes de emitir cualquier juicio acerca de
un problema o una persona tendrá más posibilidades de superar la oposición.
Sea lo que sea, el pastor que tiene una comunión con Dios constante y le
pide sabiduría con la debida sinceridad no será decepcionado.


































SEMINARIO ADVENTISTA DE ESPAÑA
Facultad de Teología










EL PASTOR FRENTE A LOS CRITICOS, LOS FANATICOS, LOS MESIANICOS, FALSOS
PROFETAS E IRREGULARES












Investigación para cumplimiento de requisitos de la asignatura
Psicología Pastoral – Prof. Raúl Posse.










Elaborado por:
Rolembergue Silva Cruz














Maio-2005


INDICE




INTRODUCCIÓN (01)


1. ENFRENTANDO A LOS CRITICOS (02)
1. Pasos Propuestos para Enfrentar a los Críticos (03)




2. ES PASTOR FRENTE A LOS FANATICOS, MESIANICOS Y FALSOS PROFETAS (05)




3. EL PASTOR FRENTES A LOS PROBLEMATICOS E IRREGULARES
1. Los Irregulares (07)
2. Los Problemáticos (08)
3. Orientación Propuesta (09)


4. CONCLUSION






































-----------------------
[1] Véase PIERSON; Robert. Para UD. Que quiere ser dirigente. San Pablo.
IAE, 1988, p. 158, 165.

[2] Pablo denomina el dominio-propio "fruto del Espíritu". (Galatas 5:23)

[3] PIERSON, p. 117.

[4] WHITE, Ellen G. Mente, carácter y personalidad. San Pablo: Casa
Publicadora Brasileña, 1994, tomo II, p. 635.
[5] "Debemos escuchar cuidadosamente lo que están diciendo, es posible que
tengan razón. Algunos pastores son tan sensibles a la crítica que tienden a
rechazar todos los comentarios negativos. Pero incluso si consideramos que
la persona ha sido injusta, puede haber algo de verdad en lo que ha dicho".
LUTZER, Erwin. De pastor a pastor. Grand Rapdis: Portavoz, 1999, p. 30.

[6] Ideen, p. 31.

[7] Theodor Leschetizky, citado en PIERSON, p. 168.
[8] WHITE, Ellen G. Ministerio de la Curación. San Pablo: Casa Publicadora
Brasileña, 1994, p. 491.

[9] WHITE. Ellen G. El mayor discurso de Cristo, p. 117.
[10] PIERSON, p. 117.

[11] La diferencia entre un problemático y un irregular puede ser
subjetiva, una vez que el comportamiento de un problemático es
indudablemente irregular, con cuanto el comportamiento del irregular
implica en un grave problema para la iglesia. Sin embargo optamos por
separar los dos términos y considerar como irregular el feligrés de
comportamiento pasivo, acomodado y que no representa un problema por sí (su
problema es exactamente no hacer nada), sendo que el problemático, por su
comportamiento activo se presenta como más grave y puede tener efecto
traumático en la labor pastoral, como las divisiones, peleas, etc.


[12] LUTZER, op cit. p. 28-29
[13] "Para conseguir una mejor comunicación interpersonal: Dejar que
termine de hablar el interlocutor, pensar en lo que se va a decir, no
hablar regañando, resaltar lo positivo de las saturaciones, hablar
despacio, decir la verdad, evitar el enfrentamiento, cuando nos
reconozcamos culpables, admitámoslo abiertamente, evitar a toda costa del
enojo o el hablar a gritos y hablar a su debido tiempo". MELGOSA, Juan.
Las relaciones humanas frente al estrés. Revista Salud 4. Madrid: Safeliz,
Maio/2005, p. 10.
[14] Iden, p. 39.

[15] Iden, p. 33.