El parque de la Sierra y los Cañones de Guara: riqueza y complejidad de un espacio natural y pautas de gestión

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Descripción

EL PARQUE DE LA SIERRA Y LOS CAÑONES DE GUARA: RIQUEZA Y COMPLEJIDAD DE UN ESPACIO NATURAL Y PAUTAS DE GESTIÓN Javier del Valle Melendo. Dpto. de Geografìa y Ordenación del Territorio, Universidad de Zaragoza

Actas del III Congreso Internacional “Ciencia y tecnología aplicada a la Protección del Patrimonio cultural en la cuenca Mediterránea. Alcalá de Henares Localización y características generales El Parque de la Sierra y Cañones de Guara se localiza al N de Aragón, aproximadamente en el centro de la provincia de Huesca. Engloba la alineación montañosa más importante del Prepirineo aragonés: la Sierra de Guara, que se extiende en sentido OE. Su máxima altitud es el Tozal (2077 m). La Sierra es el centro de una región de impresionantes bellezas naturales, enorme riqueza medioambiental y patrimonio histórico, artístico y cultural, lo que justificó la declaración de Parque por Ley 4/1990 de 27 de Septiembre. Abarca 47.450 ha mas 33.775 de Zona Periférica de Protección, lo que le convierte en el espacio natural protegido más extenso de Aragón. En general, se trata de un espacio de media montaña mediterránea, pero con una notable diversidad de ambientes debido a los siguientes factores: La altura mínima es de 430 m y la máxima de 2077, por lo que las diferencias altitudinales generan distintos ambientes bioclimáticos. Las alineaciones montañosas más importantes se extienden en sentido E-O por lo que hay amplias zonas con orientación meridional, siendo cálidas, con precipitaciones medias y fuerte evapotranspiración mientras otras presentan una clara orientación septentrional, presentando condiciones más frías, precipitaciones más abundantes, menor insolación y mayor duración de la capa de nieve. Estas características permiten que en las zonas con exposición N domine una vegetación de carácter más atlántico, por lo que la zona actúa como transición entre la vegetación mediterránea, dominante en el sector meridional (con exposición sur) y la atlántica, o eurosiberiana, dominante en el septentrional.

Espacios naturales protegidos de Aragón y Mapa del Parque de la Sierra y los Cañones de Guara (en verde la superficie del Parque y en gris la de la zona periférica de protección)

Características del Territorio -Características naturales De la localización, disposición altitudinal y orientación que hemos descrito anteriormente, se deriva una gran variedad de ambientes naturales que a continuación describimos someramente: ·Formaciones arboreas

La especie que alcanza mayor altura (se desarrolla entre 1600 y 1900 msm) es el pino negro (Pinus uncinata). Es capaz de soportar condiciones climáticas muy duras (bajas temperaturas, nieve, viento intenso, fuerte insolación durante el verano...). Próximo al pino silvestre, pero a menor altura (hacia 1300 m) aparecen algunos ejemplares de abeto (Abies alba) ocupando una reducida extensión orientada al N y NE, constituyendo la agrupación de esta especie más meridional de Aragón. La fauna asociada a estos bosques de altura está constituida principalmente por perdiz nival (Lagopus mutus), chovas (Pyrhocarax graculus), treparriscos (Tichodroma muraria), víboras (Vipera aspis) así como el escaso urogallo (Tetrao urogallus). El Pino silvestre (Pinus sylvestris) se instala entre 1200 y 1500 m, aunque se ha extendido de forma artificial por otras zonas. Suele estar acompañado de boj (Buxus sempervivens). La fauna asociada es bastante rica, tanto en reptiles, aves y mamíferos. Aparecen también algunos bosquetes de hayas (Fagus siylvatica) de reducida extensión, a la misma altura que el pino silvestre, pero siempre buscando las orientaciones N o NO, las más adecuadas para captar humedad. Crean un ambiente húmedo y umbrío, muy adecuado para anfibios y reptiles, además de mamíferos y algunas aves. Los bosques de quejigos (Quercus faginea) ocupan una amplia extensión en el Parque, especialmente en las zonas bajas de su sector N. Suele ser un bosque claro con un sotobosque espeso. En él habita una gran variedad de fauna: aves como el milano real (Milvus milvus), águila calzada (Hieraetus pennatus), águila culebrera (Circaetus gallicus), mamíferos como el jabalí, zorros (Vulpes vulpes) o topos (Talpas europea), algunos de ellos objeto de caza. El bosque de encinas (Quercus ilex) también ocupa amplas zonas del Parque, especialmente en la zona meridional, orientada hacia el S, donde encuentra condiciones climáticas que le resultan muy favorables (protección respecto de los vientos fríos del N, abundante insolación y precipitaciones entre 600 y 800 mm). Suele estar acompañada por boj (Buxus sempervivens) y también presenta una riqueza faunística muy notable con presencia de aves, reptiles, y mamíferos entre los que podemos destacar la gineta (Genetta genetta). ·El Matorral Aproximadamente el 40% de la superficie del Parque está ocupado por formaciones de matorral, principalmente de boj (Buxus sempervivens), coscoja (quercus coccifera), encina de porte arbustivo (Quercus ilex) y erizón (Echinospartum horridum). Buena parte de las formaciones de matorral proceden de la desforestación histórica de antiguos bosques por talas, fuego y posterior sobrepastoreo. Es, por lo tanto, una formación en gran medida favorecida por determinadas actividades humanas, aunque también hay zonas en las que el matorral es una formación natural que ocupa las zonas de condiciones climáticas más duras o escasez de suelo. El matorral, a pesar del menor tamaño de los indiviuos que lo componen, también sirve de hábitat a un gran número de especies animales, especialmente mamíferos, perdides (Alectoris rufa), codornices (Coturnix coturnix), milanos (Milanus), etc, por lo que amplios sectores ocupados por este tipo de formación se dedican a la caza. ·Los Cañones y mallos Es un ambiente muy característico en este espacio natural, en el que los cañones presentan un notable desarrollo y los mallos (acantilados rocosos de gran verticalidad) son también frecuentes. Cuentan con unas condiciones climáticas y topográficas específicas, por lo que se convierten en biotopos particulares. Ofrecen asentamiento seguro para los nidos de aves y magníficas atalayas desde las que controlar el campo de alimentación. Por ello, son lugar de nidificación de más de 20 especies algunas de ellas rapaces carroñeras protegidas o en peligro de extinción, como el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), alimoche (Neophron percnopterus),

buitre leonado (Gyps fulvus), águila real (Aguila chrysaetos), halcón peregrino (Falco peregrinus), aviones roqueros (Hirundo rupestris), etc. Hemos de citar también un pequeño y curioso mamífero que habita en los cursos altos de los ríos, el desmán de los Pirineos (Galemys pyrenaicus). Una especie vegetal muy particular, endémica del Pirineo también elige estos abruptos lugares porque le ofrecen protección de los vientos fríos del N así como el sustrato calcáreo que necesita: la corona de rey (Saxífraga longifolia), fácil de encontrar en los cañones de Guara. Los cañones y los mallos, además son lugares de una gran belleza paisajística, conservados en su mayor parte con un alto grado de naturalidad (foto: Puente de Villacantal en el río Vero) -Los canchales o gleras Es otro de los biotopos más originales y característicos de la Sierra. Se denominan así a las acumulaciones de cantos que tapizan ciertas laderas. En Guara encontramos magníficos ejemplos, especialmente en la vertiente septentrional, donde casi 1000 m de desnivel están cubiertos por estos depósitos de piedra. Aquí las condiciones de vida son muy contrastadas: la capa de piedra, frecuentemente en movimiento, dificulta el desarrollo vegetal. Sin embargo, debajo de ésta, hay un buen suelo muy rico en nitrógeno muy adecuado para el desarrollo vegetal. Por ello, hay una serie de plantas que se han asentado en estos canchales y se han adaptado a estas condiciones, enterrando sus bulbos y rizomas en el suelo que hay bajos las piedras, aprovechando así su riqueza, y sobreviviendo si su parte aérea es dañada por las rocas superficiales en movimiento. Se trata de especies endémicas de verónicas (Verónica aragonensis) y aguileias (Aguileia guarensis). Hemos de señalar, aunque sea brevemente, otros elementos naturales de gran interés en la sierra, tales como la línea de cumbres o las zonas karstificadas, de notable desarrollo en la Sierra debido a su litología calcárea. Así, son frecuentes los lapiaces, caracterizados por aristas y acanaladuras, y los campos de dolinas (depresiones circulares cerradas formadas por disolución). Vista invernal de la línea de cumbres de la Sierra

-El medio antrópico: evolución histórica y situación actual El espacio de la Sierra de Guara ha sido habitado desde hace milenios, ejerciendo el papel de lugar de paso e intercambio entre las culturas pirenaicas y las del Valle del Ebro. Entre 40.000 y 10.000 años a.C ya había asentamientos humanos en la cuenca del Vero, que han dejado un testimonio de arte paleolítico en la Cueva de la Fuente del Trucho. Sin embargo, el Arte Levantino, datado entre 8.000 y 2.000 a.C, y el Arte Esquemático (entre 4.000 y 1.000 a.C) son mucho más frecuentes en los abrigos rocosos del Vero. También en el III Milenio a.C se construyeron diversos monumentos megalíticos funerarios, dólmenes de los que se conservan magníficos ejemplos. Durante la invasión Musulmana, la zona perteneció a la Marca Superior de Al-Andalus y se comenzó a construir en el siglo IX la fortaleza de Alquézar, conquistada en 1065 por Sáncho Ramírez, rey de Aragón, pasando a formar parte, junto con otras atalayas, de una línea defensiva que se extendió por el Prepirineo. A medida que la frontera con los territorios musulmanes queda más alejada, la zona conoce una época de paz y esplendor de la que datan los monumentos románicos (iglesias, pinturas y esculturas) repartidos por los pueblos de la zona.

Posteriormente Guara tiene una larga época de anonimato y progresiva decadencia. Su territorio sigue siendo zona de intercambio entre el Valle del Ebro y el Pirineo, especialmente para la ganadería trashumante que aprovechaba los pastos de invierno del Ebro y los estivales de los Pirineos, atravesando su territorio por medio de cabañeras. Y así se mantiene la Sierra, sin grandes cambios hasta el siglo XIX en el que se produce un notable aumento de la población que tuvo como consecuencia la roturación de nuevas tierras para destinadas al cultivo y pastos, con la consiguiente desaparición de bosques, el abancalamiento de numerosas laderas para conseguir pequeñas terrazas donde cultivar, y por supuesto la construcción de nuevas “casas”, la unidad básica de la organización socioeconómica, que se hace mas grande y mas compleja en todos los sentidos. A finales del siglo XIX se producen las primeras visitas de “exploradores” al territorio, algunos franceses y otros españoles, comenzando una primera divulgación exterior del rico patrimonio natural, cultural y artístico de la zona. La población de la zona se mantiene aproximadamente estable hasta mediados del siglo XX. A partir de 1950 comienza un éxodo rural que a lo largo de los años 60 y 70 provocó una importante pérdida de población en la zona meridional, que fue mucho más intensa en la septentrional, donde quedaron abandonados numerosos pueblos enteros. Este hecho dio pie al Patrimonio Forestal del Estado a realizar amplias repoblaciones de pinos. También se abrieron numerosas pistas forestales, muchas hoy abandonadas o en mal estado, para realizar prospecciones petrolíferas. A partir de los años 70 también comienza a llegar un número creciente de visitantes, algunos atraídos por el patrimonio natural y cultural de la zona y otros solamente por las posibilidades que ofrece para realizar deportes de aventura en la naturaleza tales como barranquismo, rallies automovilísticos, escalada, etc. Este proceso supuso un creciente número de agresiones al medio, por lo que en 1990 el Gobierno de Aragón lo declara como espacio protegido, comenzando a partir de aquí una serie de planes para la conservación de su patrimonio. Así llegamos a la situación actual, en la que se encuentra protegida una amplia superficie de territorio, muy escasamente poblado, en el que sólo hay pueblos de pequeño tamaño, con una red de comunicaciones poco densa y de segundo orden (las principales vías de comunicación rodean por el N, S, E y O el Parque sin entrar en él). La protección del espacio y su patrimonio Para articular la protección del patrimonio natural de la zona, se realizó el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (publicado en Boletín Oficial de Aragón el 23 de julio de 1997). En él se establece una zonificación en unidades ambientales en función de su singularidad, presencia de endemismos y calidad ecológica así como una regulación de los diferentes usos según las características de cada zona. Sería imposible detallar las técnicas empleadas, pero por la repercusión en el Parque, hemos de destacar el estudio realizado para evaluar os impactos ocasionados por el barranquismo y sus propuestas de regulación. De este estudio se sacan algunas conclusiones: -Se trata de una actividad deportiva con una fuerte estacionalidad, concentrada en verano y especialmente entre el 15 de julio y el 15 de agosto. -La presión de los barranquistas se concentra en 8 barrancos principales, que en días favorable de verano suman más de 2900 personas. A esta cifra hay que añadir unos 240 barranquistas repartidos por el resto de lugares. De estos 8 barrancos, 2 superan las 500 personas diarias (siempre en día de máxima afluencia) -En total se estiman 147.240 visitas al año para este conjunto de 8 barrancos más visitados. Los impactos más notables observados son: -El barranquismo no afecta a la población de buitre (Gyps fulvus) pero sí a la de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) y paloma zurita (Columba oevas) y en menor medida a la de alimoche (Neophron peronopterus).

-Los principales impactos negativos sobre el medio hídrico se deben a las aglomeraciones, que causan aumento de la materia en suspensión y alteraciones en el sustrato, lo que provoca daños en la vegetación y especialmente en las comunidadesde macroinvertebrados que se ven muy reducidas en las zonas pisadas. Las poblaciones de vertebrados, tanto piscícolas como la avifauna, se ven sometidas a un notable stress. -Se observan otros impactos no deseables, como abandono de basuras, contaminación acústica o masificación, lo que también puede causar problemas de seguridad. Como consecuencia del mencionado estudio, que contó con un exhaustivo trabajo de campo, se propusieron una serie de medidas correctoras que la Dirección del Parque adoptó como normas de regulación del barranquismo (decreto 133/96 de 11 de Julio del Gobierno de Aragón) que establece prohibiciones y limitaciones específicas para algunos tramos durante todo el año o durante algunos meses para evitar molestias a la fauna, establece frecuencias mínimas de entrada a algunos barrancos y número máximo de personas e incluye algunas recomendaciones sobre material y horarios para aumentar la seguridad de los deportistas. La protección del amplio patrimonio cultural y artístico de la Sierra y su entorno ha supuesto la realización de bastantes acciones entre las que hemos de destacar la creación en los años 80 del Parque cultural del río Vero. Esta iniciativa se enmarca en las nuevas estrategias de desarrollo rural puestas en marcha en esta comarca a través de programas europeos como el Leader y Terra. Su prioridad es la recuperación del Patrimonio, su interpretación y su puesta en valor como elemento de innovación en el desarrollo económico. Los principales elementos que incluye son: ·Patrimonio arqueológico y arte rupestre. Abarca desde el arte paleolítico hasta villas romanas, pasando por yacimientos neolíticos y calcolíticos, de las Edades del Bronce y del Hierro y algunos asentamientos ibéricos. Sin embargo, lo más destacable es el conuunto de pinturas rupestres prehistóricas con representación de Arte Paleolítico, Levantino y Esquemático. Es decir: los tres estilos de arte primitivo, lo que es poco frecuente y añade singularidad al territorio. ·Paisaje y modos de vida tradicionales tales como los cultivos en bancales de piedra, las carboneras, aprovechamientos hidráulicos antiguos en el río, huertas, molinos, azudes, centrales eléctricas, etc. ·Conjuntos urbanos. Es un espacio de pequeños pueblos situados en emplazamientos muy diferentes: algunos entre barrancos, como Alquézar, otros sobre plataformas sobre los barrancos, como Lecina o Colungo, o junto a los ríos, como Radiquero o Adahuesca. En los de la Sierra domina la arquitectura de piedra que recuerda al estilo pirenaico, que se ha conservado en buen estado. A medida que descendemos hacia el Somontano, la piedra va combinándose con el ladrillo, de clara herencia árabe. ·Patrimonio histórico – artístico: principalmente la villa monumental de Alquézar, la Catedral de Barbaste y la ermita románica de Treviño en Adahuesca entre otros monumentos de menor entidad. No obstante, el patrimonio histórico – artístico del Parque de la Sierra y Cañones de Guara es más amplio que el incluido en el Parque cultural río Vero. Algunas de las acciones que se han emprendido para su recuperación son: Restauración de la Colegiata de Alquézar Restauración de iglesias románicas (Nasarre) y de ermitas de difícil acceso (Sescún y San Martín de la Bal de Onsera) Restauración de algunos de los pozos de nieve antiguamente utilizados para almacenar nieve, conservándola hasta el verano y que estaban abandonados. Limpieza del entorno y señalización del emplazamiento de los dólmenes situados en el Parque. También hemos de señalar la creación del Centro de interpretación del Parque en la localidad de Bierge y del Centro de interpretación del Arte rupestre en Colungo.

Conclusiones La Sierra de Guara y su entorno es un espacio de montaña media mediterránea de excepcional valor natural y rico patrimonio histórico – artístico. Desde la declaración de la zona como espacio protegido, se han desarrollado una serie de acciones encaminadas a ordenar ciertas actividades de impacto para el medio, con serios estudios previos para compatibilizar al máximo estos usos con la protección, así como una notable labor de recuperación, divulgación y conservación del patrimonio artístico y antropológico.

Bibliografía -del Valle J (1993). El Parque de la Sierra y los Cañones de Guara: tres años después de su declaración. Actas de la I Conferencia General sobre Gestión Autonómica del Medio Ambiente. Sevilla . -del Valle J. (1991). La Sierra de Guara: Riqueza ambiental e impactos humanos. Actas del XIV Encuentro de Jóvenes geógrafos. pp 93 –102. Zaragoza. -del Valle J. (1996). El Clima del Prepirineo central y occidental aragonés y sus somontanos. Publicaciones del Consejo de Protección de la Naturaleza en Aragón, serie Investigación. Zaragoza. -Diputación General de Aragón (1996). Espacios Naturales Protegidos de Aragón. Zaragoza. -Diputación General de Aragón (1996). Parque de la Sierra y Cañones de Guara. Espacios naturales protegidos. Zaragoza. -Fondo Ibérico para la Conservación de la Naturaleza. Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid. (1996). Análisis de los Impactos ocasionados por el barranquismo en el Parque de la Sierra y los Cañones de Guara. Propuesta de Regulación. -Juste M.N., Baldellou V. (1999). Parques Culturales de Aragón. Río Vero. Nº 2. Diputación General de Aragón/ El Periódico de Aragón. Zaragoza. -Montserrat i Martí J.M. (1986). Flora y Vegetación de la Sierra de Guara. Naturaleza en Aragón Nº 1. Diputación General de Aragón -VV.AA. (1987).Guara o la necesidad de conservar un espacio particularmente agraciado. Cuadernos del Instituto Agronómico Mediterráneo de Zaragoza. Centro Internacional de altos estudios agronómicos mediterráneos. Zaragoza. Agradecimientos Manuel Montes, Antonio Brotóns (D.G.A.) Jorge Herrero

Amanecer sobre un pueblo abandonado del norte de Guara

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