El paradigma de la complejidad. Una aproximación a la comunicación interna a partir de la teoría de la complejidad

July 5, 2017 | Autor: Mariana Barresi | Categoría: Organizational Communication
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Descripción

Seminario:

La universidad y la integración del saber Facultad de Ciencias de la Información UNIVERSIDAD AUSTRAL Trabajo:

El paradigma de la complejidad. Una aproximación a la comunicación interna a partir de la teoría de la complejidad.

Presentado ante

Profesor: Dr. Pedro Barcia

Por Mariana Barresi, Doctoranda en Ciencias de la Comunicación Social, U.Austral

Octubre 2004

Seminario: La universidad y la integración del saber Trabajo: El paradigma de la complejidad Profesor: Dr. Pedro Barcia Doctoranda: Mariana Barresi Octubre 2004 No somos obras maestras que reflejan un mundo perfecto, sino artesanos obligados a aprender en un mundo sinuoso e imprevisible. La euforia perpetua, Bruckner El naufragio de las certidumbres. La incertidumbre y la contradicción parecen deslizarse en todos los órdenes de la vida. ¿Qué podemos hacer frente a esto? Lo negamos, lo combatimos o bien nos abrimos a la incertidumbre para trabajar con y contra lo incierto y lo aleatorio.

El conocimiento científico en su afán de llegar a leyes universales que pudieran explicar la realidad de una manera simple y ordenada intentó separar aquello que estaba indisolublemente unido: el sujeto que conoce del objeto de conocimiento, lo racional de lo emocional, la mente del cuerpo, las ciencias naturales de las ciencias sociales, lo singular de lo universal, la unidad de la diversidad. Este pensamiento que dominó las ciencias hasta mediados del siglo XX y que Edgard Morin ha dado en llamar el paradigma de la simplicidad opera bajo los principios de la disyunción, que separa lo que está ligado; la reducción, que unifica lo que es diverso y la abstracción, que reduce el conocimiento del todo a las partes sin relación al contexto. Este paradigma busca poner orden y escapar al desorden, trata de eliminar la incertidumbre, el error, la contradicción e inclusive el azar, que están inscriptos en la misma naturaleza de las cosas. Sin embargo Morin nos advierte que lo caótico, lo contradictorio, y aleatorio están ligados a la vida humana, al trabajo

y a cualquier proceso de trasformación. Sostiene que “la mayor certidumbre que nos ha dado (el conocimiento del siglo XX) es la imposibilidad de eliminar lo incierto, no solo de la acción, sino en el conocimiento”, y agrega “Conocer y pensar no es llegar a la verdad sino dialogar con la incertidumbre”.

¿Qué es el paradigma de la complejidad? Este pensador francés plantea la complejidad como una palabra problema más que como una palabra solución. La misma deriva de complexus: Lo que está tejido en conjunto. Morin define a la complejidad como el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. Y agrega, la complejidad está allí donde no podemos remontar una contradicción y aún una tragedia. Cómo entender la muerte de un joven, que un país con inmensos recursos alimenticios tenga altos índices de desnutrición, como darle sentido a la vida en un campo de concentración o que a pesar de disponer de crecientes medios para comunicarnos abunde la incomprensión. En definitiva, la aceptación de la complejidad es la aceptación de una contradicción, supone unir nociones que lógicamente parecen excluirse orden y desorden, azar y necesidad , cantidad y cualidad, sujeto y objeto, es el desafío de vincular y distinguir pero sin desunir, es aprender a trabajar con la imprecisión y el error, es vincular el saber a la duda, es siempre un punto de partida más que la respuesta. Es un enfoque que se esfuerza por articular los distintos planos y niveles del saber. Es también una manera de convivir con la tensión que provoca la paradoja …Es todo esto “y”…

Del Paradigma de la simplicidad al paradigma de la complejidad. • Del endiosamiento de la razón a una racionalidad crítica y autocrítica. El eje del paradigma de la simplicidad es una razón omnipotente que pretende controlar toda la realidad. La contracara de esta visión es una racionalidad que dialoga con el mundo real y reconoce las limitaciones de nuestro sistema lógico sin caer en la “racionalización” que para poder encerrar la realidad dentro de un sistema lógico y coherente descarta todo aquello que contradice a ese sistema. Morin reconoce que la razón es “nuestro único instrumento fiable de conocimiento pero a condición de ser no solamente crítico, sino autocrítico”. • De la aspiración a formular leyes universales a una superación del antagonismo entre los particular y lo general. De la obsesión de buscar leyes universales y únicas que eliminen lo singular y particular, a un pensamiento que sea capaz de ver lo uno y lo otro. • De la pretensión de la “objetividad” a una concepción en donde sujeto y objeto de conocimiento son constitutivos el uno del otro. De la visión simplista donde el objeto de conocimiento existe independientemente del sujeto que conoce y donde el sujeto que conoce es rechazado como fuente de ruido a la reintegración del observador en lo observado. Se trata de abandonar la pretensión de objetividad y ceñirnos a la idea de lo que engrandece al hombre es la voluntad de la objetividad, no su logro. • De lo calculable a lo incalculable. De los métodos cuantitativos basados en el método experimental y en los procedimientos de verificación, a los cualitativos que buscan comprender la realidad, o mejor aún a una combinación de ambos métodos. La teoría de la complejidad busca superar lo cuantitativo – la cultura de la medida y el cálculo– para introducir también la dimensión cualitativa.

• De lo centralizado a lo descentralizado. El paradigma de la simplicidad tiene voluntad de dominio y busca controlar toda la visión desde un punto central (Panóptico) Por su parte, el de la complejidad es descentralizado, no busca centralizar en función de algunas nociones maestras. • Del pensamiento disociativo, disgregador a un pensamiento que busque integrar lo adverso y lo diverso. La idea madre del paradigma de la complejidad es la capacidad de unir y religar. Aspira a un conocimiento multidimensional, no parcializado, no dividido que pueda distinguir sin aislar • Utiliza la abstracción pero en relación con el contexto. Morin advierte “No se puede aislar un objetos de su contexto, de sus antecedentes, de su devenir” es necesario esforzarse por construir el conocimiento en relación con el contexto. • De la causalidad lineal a la causalidad recursiva. Morin propone romper con el esquema lineal de causa - efecto e introducir un pensamiento que vaya más allá de la noción de retroalimentación para incorporar la idea de recursividad, en el cual los productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productores de aquello que los produce. Es decir las causas se unen con los efectos y los efectos vuelven sobre las causas. • De un conocimiento que sólo ve las partes (reduccionismo) y otro que solo ve el todo (Holismo) al principio hologramático “que pone de manifiesto la aparente paradoja donde no sólo la parte está en el todo, sino que el todo está en la parte”. Se inscribe en la idea formulada por Pascal: “No puedo concebir al todo sin concebir a las partes y no puedo concebir a las partes sin concebir el todo”

Los 3 principios del paradigma de la complejidad Morin presenta al pensamiento complejo como un edificio de varios pisos en cuya base están tres teorías emparentadas: la de la información, la cibernética y la teoría de los sistemas. En un segundo piso las ideas de Von Neumann, Von Foster, Atlan y Prigogine que sientan las bases de una de las claves para entender la complejidad, la noción de auto-organización, es decir la creación del orden a partir del desorden, la relación dialógica entre orden/desorden/organización presente en los mundos físico, biológico y humano. Morin propone 3 principios interrelacionados para abordar la complejidad: el principio dialógico que vincula dos nociones a la vez antagónicas y complementarias para comprender los procesos organizadores; el principio de recursión organizativa, que como en un espiral las causas se vuelven sobre los efectos y a la vez lo producido reentra el proceso como productor; y el principio hologramático, que vincula las partes y el todo. Aproximación a la comunicación interna a partir de la teoría de la complejidad. El principio dialógico La comunicación que se da en el seno de las organizaciones es un campo de estudio relativamente nuevo y carece de la madurez de otras disciplinas. En general, se reconoce su importancia pero no existen acuerdos plenos sobre qué es y cómo hay que gestionarla. Los enfoques para abordarla son variados dependiendo de cómo cada quien conciba a este proceso. El pensamiento disyuntor parece escurrirse en el estudio y la gestión de la comunicación interna, presentándola en término de pares dicotómicos tales como “interna” o externa”, “formal” o “informal” “centralizada” o “descentralizada” “táctica” o ‘estratégica”, que no hacen más que limitar la comprensión de su naturaleza, alcance y sus limitaciones. La primera paradoja está dada por su mismo nombre “comunicación interna” que pretende establecer un límite artificial que la separa de la comunicación externa. Acaso ¿las personas que interactúan dentro de la organización no lo

hacen también afuera y están influidas por ese entorno? ¿Quien tiene bronca afuera, no la manifiesta también adentro?¿el empleado insatisfecho no lo expresa también en el exterior?… Existe una tensión inherente entre el adentro y el afuera. Al respecto Joan Costa señala “La comunicación interna no se puede desgajar de la comunicación destinada a construir, mantener o mejorar la imagen de la empresa en los distintos públicos. La comunicación es una sola. Lo que se dice afuera repercute adentro y viceversa. Se trata de un ecosistema donde no hay adentro y afuera. Otra manera de concebir a la comunicación es enfocándose en los procesos formales “oficiales” que incluyen todos los medios y acciones generadas desde la organización, dejando de lado los procesos informales que implican a todos los empleados que hacen circular información, a través de intercambios circunstanciales sin alcance laboral (charlas “sin ton ni son”, rumores) o bien a través de contactos espontáneos relacionados con el trabajo, ya sea para avanzar en un asunto laboral o para intercambiar ideas con pares o superiores del propio sector o de otros sectores, que no están previstos en el circuito oficial. Lo formal, aquello más aparente, y lo informal, aquello más espontáneo son términos complementarios que están interrelacionados. Lo informal sin lo formal carecería de foco y gestión estratégica y por otro lado, lo formal sin lo informal presupone una visión que pretende controlar aquello que de por sí es incontrolable. En suma, la comunicación formal y la informal coexisten y conviven dentro de las organizaciones, no son términos opuestos sino más bien complementarios. Otros enfoque para abordar la comunicación podría ser según su jurisdicción, es decir según a quien le corresponda la responsabilidad de su gestión. Tradicionalmente se asume que esta responsabilidad debería recaer en el área que se ocupa de estos temas. Una visión complementaria es concebir a la comunicación como una dimensión de toda la organización, no como la responsabilidad exclusiva de una gerencia. En este sentido, todos los niveles son responsables de la comunicación desde el director general, pasando por las

gerencias hasta los mismos empleados. Desde esta última perspectiva se adhiere a la visión de la comunicación como un proceso amplio y complejo sin un hogar funcional. También es posible pensar a la comunicación en términos tácticos o estratégicos. La mirada táctica pone de relieve a los medios, olvidando que éstos son siempre una variable que depende de los objetivos de comunicación, de la cultura organizacional, de las características de los receptores, de los mensajes a transmitir, entre otras variables. Reducir el trabajo de comunicación a sostener una red aceitada de medios plantea a su vez otras disyuntivas: comunicación interpersonal o mediada, high tech o high touch. En realidad, no se trata de lo uno o de lo otro, sino más bien de saber complementar las fortalezas de cada enfoque poniendo en el centro a las personas. Por otro lado, pensar la comunicación desde una perspectiva estratégica es sin duda una mirada más abarcativa y acertada. Es recordar que la comunicación no es un mero medio, sino que tiene una finalidad y está al servicio de determinados objetivos. No se trata de rechazar a los medios ni tampoco de ubicarlos en primer plano sino de subordinarlos a objetivos mayores. La comunicación en el seno de las organizaciones es interna y externa, formal e informal, es centralizada (responsabilidad de un área) y descentralizada (de todos los empleados); es interpersonal y mediada, es high tech y es high touch, es decir y escuchar, es verbal y no verbal, es emocional y racional, es proactiva y reactiva, es lo estratégico y también lo instrumental, todo forma parte del tejido de la comunicación organizacional. De esta manera no solo visualizamos el todo y las partes sino también las interrelaciones entre ellos.

Principio de "Recursión Organizativa" La comunicación en sí misma es un proceso recursivo en el que el emisor es a la vez receptor y alternativamente el receptor es emisor, y las partes se van modificando y afectando a medida que interactúan entre sí y con el contexto.

En este proceso dinámico los componentes son a la vez producidos y productores del fenómeno comunicacional. En las organizaciones este proceso se complejiza, se multiplican los emisores, aparecen cuestiones de poder y de jerarquía, estilos de dirección, miedos, etc. A primera vista, una organización es un conjunto de personas que trabajan coordinadamente para conseguir ciertos objetivos y resultados, todo esto enmarcado en un entorno que a su vez influye sobre ella. Desde una perspectiva sistémica según Elías y Mascaray una organización está integrada por subsistemas interconectados (producción, logística, comercial, administración..) que interactúan con otros elementos externos clientes, medios de comunicación, proveedores, entes regulatorios, que a su vez integran un suprasistema que es la sociedad donde está inmersa. Cualquier variación por pequeña que sea, en alguno de los componentes puede afectar el sistema en su conjunto. En términos recursivos la organización está inserta en un eco sistema que influye sobre ella y la moldea (por ejemplo, pautas culturales, problemas de seguridad, o una crisis que pueden interferir en lo laboral) y a su vez la organización influye sobre la sociedad/mercado (a través de los productos o de las acciones que encare en la sociedad). ¿Existe alguna relación entre organización y comunicación? Un análisis superficial revela que pareciera no ser posible coordinar las acciones de las personas /unidades para lograr los objetivos comunes de no mediar procesos de comunicación. Al respecto, Elías y Mascaray señalan que “la comunicación es el entramado – el sistema nervioso- que mantiene unidos a los distintos elementos componentes de la organización. Sin comunicación, las organizaciones no pueden sobrevivir, se desintegran. En esos procesos de intercambio se implican a las personas en un proyecto común, se comparten significados, se asignan y delegan funciones, se dinamizan proyectos y además se establecen relaciones de cooperación, conflicto y/o competencia que surgen como resultado de las interacciones. Todo esto puede posibilitar el crecimiento y desarrollo de las personas y de la organización o bien puede no hacerlo.

Otro argumento que esgrimen algunos de los expertos encolumnados en las escuelas de management es que dirección es igual a comunicación. Sin duda, los procesos de dirección (management) y comunicación están imbricados y en muchos sentidos se superponen. Al respecto Roger D ‘Aprix concibe a la comunicación como una parte integral del proceso de dirigir y gestionar a las personas. Lo sintetiza con la siguiente ecuación [ liderazgo = construcción de relaciones = comunicación]. Aquí vemos también como el estilo de management influye sobre la comunicación y a su vez lo producido reentra como productor. Por su parte Annie Bartoli señala que organización y comunicación son acción, estado y resultado a la misma vez. Esta autora suscribe a la idea de que la organización trate de ser comunicante y que la comunicación sea organizada. Existen otros procesos recursivos que están presentes en el estudio de la comunicación tales como la relación entre cambio y comunicación, entre poder y comunicación o entre cultura y comunicación. Todos ellos son nucleares en el estudio de la comunicación organizacional y profundizar su dinámica recursiva podría ser motivo de futuros trabajos. A modo de ejemplo si tomamos la relación entre cultura y comunicación vemos que la comunicación es el medio para transmitir y mantener viva la cultura organizacional y por su parte, la cultura moldea el tipo de comunicación que se da en cada cultura. Al respecto, Carlos Alvarez Teijeiro lo sintetiza del siguiente modo “La comunicación es la dinámica de la cultura y todo proceso de creación y cambio de cultura requiere de comunicación”.

Una palabra final sobre la teoría de la complejidad. Tal como es planteada por Morin, esta teoría de la complejidad es una aventura, un punto de partida que requiere de nosotros para elaborarse. Aspira a un saber multidimensional que no busca sólo explicar sino también comprender, no sólo distinguir sino también articular y hacer dialogar a lo antagónico. El desafío no resulta fácil a la hora de llevarlo a algún fenómeno de la realidad. En el camino de superar los “o” y dialogar con los “y” corremos el riesgo de perder foco, pero a la vez este ejercicio de ir enlazando las distintas capas y dimensiones de un fenómeno nos brinda un cuadro que refleja más la complejidad de la realidad. Lo más interesante que nos deja Morin es la estrategia que plantea para cambiar la mirada y ponernos las gafas que nos permiten contemplar la complejidad: a) desvelarnos por contextualizar todos lo pensamientos, siendo concientes que toda acción entra en juego con una serie de interacciones que puede hacer que se desvíe de sus fines, b) contar con una estrategia que sin cesar busque información y esté dispuesta a ir haciendo ajustes o a abandonar la estrategia en función de las casualidades que se encuentren en el camino, es decir tener cintura en un camino zigzagueante, y por último c) a no olvidar que esto es siempre una apuesta optimista al futuro. Bibliografía: -MORIN, Edgar: “Introducción al Pensamiento Complejo” . Barcelona, Ed. Gedisa. (1995). -MORIN, Edgar: “La Cabeza Bien Puesta, Repensar la Reforma, Reformar el Pensamiento” Buenos Aires, Ed. Nueva Visión. Capítulo“ Enfrentar la Incertidumbre” - ELIAS, Joan; MASCARAY, José: Más allá de la Comunicación Interna, Barcelona Gestión 2000, 1998. - BARTOLI, Annie. Comunicación y organización. La organización comunicante y la comunicación organizada. Barcelona. Paidós. 1992. - ALVAREZ TEJEIRO, Carlos. La comunicación como parte de la responsabilidad de la empresa en la sociedad. Etica de la comunicación - D’APRIX, Roger: Communicating for productivity, New York, Harper & Row, Publishers, 1982.

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