El Paradigma Biocéntrico - Adela Cortina

July 27, 2017 | Autor: J. Vázquez Pérez | Categoría: Ética Aplicada
Share Embed


Descripción

El Paradigma Biocéntrico - Adela Cortina Los derechos contenidos en la Carta de los Derechos Humanos de 1948 han sido uno de los mayores logros de la historia, fuente de inspiración para movimientos sociales y políticos que han intentado extenderlos a seres no humanos. Ese tipo de derechos algunos Estados no los conceden en sus códigos legales, estos Estados deben reconocer y recogerlos en esos códigos. Los seres humanos ya tienen esos derechos y por lo tanto han de ser reconocidos y protegidos. No es lo mismo conceder y reconocer. Se busca también que los países se adhieran a las declaraciones de los Derechos de los Animales y de los Derechos de la Tierra. En Ecuador y Bolivia ya se contemplan los Derechos De La Tierra, se entiende a los humanos como parte de la Naturaleza, incapaces de desarrollarse adecuadamente si no es respetándola y cuidándola como a un ser que tiene entidad y personalidad propia. La naturaleza, la Tierra no sería entonces un algo, sino un alguien, sería la Madre de todo lo vivo y lo inerte, y vivir en paz con ella formaría parte del buen vivir. Sin embargo, es extraño que se hable de "derechos de la Tierra" puesto que es una expresión ajena a las culturas indígenas y al panteísmo más elaborado. ¿Es que estas tradiciones no habían caído en la cuenta hasta ahora de que la Tierra tiene derechos, o lo que sucede más bien es que no los tiene, pero se emplea ese lenguaje por otras razones? A mi juicio solo los seres humanos pueden ostentar derechos, los animales y la Tierra ostentan más bien un valor. No se afirma que no tengan un "derecho" que deba ser reconocido, sino que tienen un valor. Y si conservarlos entra en conflicto con valores que consideramos superiores, como puede ser la vida y la integridad de los seres humanos, entonces los valores superiores tienen prioridad. Otra cosa es depredar la naturaleza y destruirla, en cuyo caso no estamos respetando su valía. Los animales y la Tierra tienen valor, pero no derechos ni tampoco dignidad, porque sólo los tienen los seres que gozan de la capacidad -actual o virtual- de reco0nocer qué es un derecho y de apreciar que forma parte de una vida digna. Silos demás no se lo reconocen, tienen conciencia de ser injustamente tratados y ven mermada su autoestima. Por eso, para ser sujeto de derechos es preciso tener la capacidad de reconocer qué significan esos derechos y qué trascendencia tienen para vivir una vida realizada. Ése es el caso de los seres humanos, incluidas las personas discapacitadas, a las que no hay que separar de la comunidad humana, sino todo lo contrario: es preciso poner todos los medios para que desarrollen al máximo sus capacidades en el seno de sociedades humanas. Tenemos entonces el deber de proteger los derechos de las personas. Animalistas y ecologistas calificarán de "especista" esta posición, de privilegiar ala especie humana frente a las demás en el trato moral que hay que dispensarle. Esta postura lo que hace es reconocer que hay una diversidad de seres y que esa diversidad requiere un diferente trato moral, de forma que debemos proteger los derechos de los que los tienen y cuidar a los que no los tienen, pero son valiosos. Esto no supone incurrir en ningún tipo de "ismo", sino tener capacidad de discernir.

Quienes hablan de derechos de los animales y de la Tierra utilizan ese lenguaje por dos razones: porque tiene una gran fuerza emotiva que resulta contundente y eso sirve para movilizar; y porque parece que la única forma de obligar a las personas a respetar a cualesquiera seres es alegar que tienen derechos. Ese parece ser el único modo de obligar a recogerlos en códigos que pueden imponerse mediante coacción. Pero, justamente, esto es lo contrario de lo que dice defender el paradigma Ecológico que está en el origen de todos estos movimientos, porque ese paradigma dice tener por base el valor intrínseco de la Tierra y de la naturaleza. Ante semejante valor, sustituye la ética de los derechos y los deberes, propia de las éticas que se han ocupado de las relaciones entre los seres humanos, por una ética de actitudes por la actitud de respeto ante lo valioso y vulnerable. Sin duda en el seno de los movimientos ecologistas existe una gran heterogeneidad, algunos exigen un desarrollo sostenible para beneficiar generaciones futuras o al menos para no perjudicarlas. Otros van más allá y proponen un nuevo Paradigma Ecológico, el biocentrismo que sustituiría al antropocentrismo preponderante en la tradición occidental, y también al animalista, que no considera ni a los vegetales ni al resto de la naturaleza. Propone abordar los problemas de la naturaleza de forma global, y no unilateral como hace el pensar tecnológico, porque hay interdependencia entre todos los lugares del planeta; el antropocentrismo ha sido el núcleo de todas las éticas de la reciprocidad, ya que la naturaleza es valiosa por sí misma y no tiene sólo un valor instrumental; el marco de las éticas interpersonales debe ampliarse para integrar también las relaciones con las generaciones futuras, con los animales, las plantas y los seres inanimados, más allá de los límites de la reciprocidad; el desarrollo sostenible a escala global requiere una educación orientada al respeto por la vida, una moral de actitudes, y no una ética de los derechos y los deberes, fundada en la idea de obligación; es preciso promover el "yo ecológico" de las personas, y no sólo el "yo social"; y es necesario crear la comunidad biótica, no solo la comunidad política. Para encarnar este Paradigma Biocéntrico se debe educar a los jóvenes para que se sientan inclinados a respetar la naturaleza por su valor mismo, por la alegría y el gozo que produce salvaguardar aquello a lo que se tiene un aprecio profundo. Las personas estarían dispuestas a defender su "yo ecológico" y no sólo su "yo social", y se ocuparían de la Tierra por inclinación natural y no sólo por deber moral. Todo ello exigiría transitar de las éticas de derechos y deberes, nacidas de un contrato entre iguales, a una ética de la responsabilidad y del cuidado de la Tierra. Bueno sería educar en el respeto y el cuidado de seres valiosos y vulnerables pues ellos no pueden tener conciencia de derechos ni deberes, pero eso no quiere decir que no tengan derechos. También debe enseñarse a priorizar, a recordar cómo las exigencias de justicia que plantean los seres humanos están dolorosamente bajo mínimos. Proteger los derechos de los seres humanos uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, propuestos en el 2000, es una tarea prioritaria.

En: ¿Para Qué Sirve La Ética? Adela Cortina

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.