EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN EN LA SUPERACIÓN DE LA POBREZA. SEGUNDA PARTE

August 14, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Pobreza
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Descripción

EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN EN LA SUPERACIÓN DE LA POBREZA


FERNANDO ALVAREZ SIMAN*

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Es nuestro propósito realizar un análisis sobre el papel de la educación en
la superación de la pobreza en Chiapas. De acuerdo con estimaciones del
INEGI 1995, la pobreza afectaba alrededor del 65 por ciento de los hogares
chiapanecos en 1990; en cambio, el porcentaje de pobres entre la población
menor de 15 años llegaba al 69% debido a la composición diversa de las
familias. Por otra parte, las escuelas públicas cubren alrededor de 70% de
la población escolar en el estado. Si se asume que gran parte de los niños
pobres asisten a establecimientos públicos, se infiere que más de la mitad
de los estudiantes de escuelas públicas son pobres.

En tal sentido la educación pública y la pobreza están estrechamente
asociadas. La mayor parte de temáticas relativas a la educación pública
tienen directa correlación con las perspectivas de los pobres. Por tanto,
los vínculos entre educación y pobreza constituyen la norma antes que la
excepción.
La educación es uno de los factores más importantes para el desarrollo de
las personas y sociedades. Primero, la educación puede ser entendida como
un fin en sí misma, puesto que una sociedad más educada tiende a ser más
desarrollada. Segundo, la educación contribuye en forma esencial al
crecimiento económico. Tercero, el acceso equitativo a instituciones
educativas puede reducir las desigualdades sociales y contribuir a la
superación de la pobreza.

La educación puede ser considerada como un fin en sí misma en la medida que
amplía las capacidades de la persona para vivir con mayor plenitud. En tal
sentido, la finalidad de la educación excede el ámbito económico e incluye
valores más trascendentes como la libertad, justicia, autodeterminación,
etcétera. A pesar de todo ello, la educación no debe ser entendida como un
derecho amplio y gratuito disponible para todos, puesto que es una libertad
positiva: su generación requiere de recursos escasos, sujetos a usos
alternativos.

Una definición relevante proviene de Amartya Sen, quien postula que el
bienestar de las personas depende de su capacidad para desarrollar
plenamente distintas actividades relacionadas con el quehacer humano. La
educación —tal como la salud, estado nutricional, etcétera— permite a las
personas desarrollar una vida plena, a la vez que amplía las alternativas
de vida disponibles.


El principal problema en materia de trabajo en Chiapas es la baja
productividad y la precariedad de los empleos a los cuales acceden vastos
segmentos de la población. Los avances y plazos para la superación de la
pobreza dependerán, en gran medida, de la capacidad de la sociedad y del
estado para generar empleos productivos.



Para tal efecto se deben aplicar dos estrategias complementarias: a)la
formación de capacidades productivas en las personas, y b)la adscripción a
un modelo de crecimiento económico que determine una demanda vigorosa de
tales capacidades.

La relación entre educación e ingresos es un resultado obtenido en
prácticamente la totalidad de estudios realizados en diversos períodos y
países. La contribución principal de la educación a la productividad
laboral es general antes que específica. La educación desarrolla en las
personas destrezas básicas y, fundamentalmente, capacidad de aprendizaje y
de adaptación al cambio. En cambio, los conocimientos específicos son
adquiridos primordialmente en los lugares de trabajo.
La contribución de la educación a los ingresos de las personas se mide
tradicionalmente aplicando la metodología de tasas de retorno. Los
hallazgos de los estudios de ese género conducen a tres tipos de
conclusiones. Primero, la educación es una inversión cuya tasa de retorno
es relativamente alta comparada con la de otros proyectos. Segundo, las
tasas de retorno de la educación son más altas en naciones y regiones en
desarrollo que en aquellas ya desarrolladas, lo que sugiere que existen
oportunidades de inversión importantes aún no aprovechadas. Tercero, la
tasa de retorno de la educación primaria tiende a superar a la obtenida en
los niveles secundarios y terciarios, particularmente en regiones menos
desarrolladas.

El indicador prioritario y más utilizado sobre el estado de la educación es
la cobertura, esto es, el porcentaje de niños y jóvenes en edad escolar que
asisten efectivamente a establecimientos educacionales. Los gobiernos
federal y estatal hicieron grandes inversiones durante la década pasada
para universalizar la cobertura en el nivel primario y ampliar
significativamente la atención a los niveles preescolar y secundario. Los
avances obtenidos permiten afirmar que para Chiapas, en términos generales,
el desafío de masificar la cobertura educativa —particularmente la básica—
ha sido exitosamente superado.

El nivel primario. La región exhibe tasas relativamente satisfactorias de
acceso y permanencia en el nivel primario de educación. Las cifras
disponibles indican que más del 86% de los niños asisten a
establecimientos educacionales; por tanto, el acceso al nivel primario es
bastante generalizado, sin embargo aun estamos debajo de la media nacional
que es de casi 94%. Las estadísticas de egreso de la educación primaria son
bastante menos satisfactorias que las de acceso y cobertura. En efecto,
sólo un 89.7% de quienes ingresan al nivel primario en Chiapas logran
concluir el sexto grado, a diferencia del promedio nacional que es de 93.2.
Peor aún, un reducido porcentaje de los ingresados termina la primaria sin
haber repetido algún grado. Estos indicadores señalan la existencia de un
problema esencial de calidad en la enseñanza primaria, el cual se abordará
en la siguiente sección.
El estado de la educación primaria es correlativo al nivel de desarrollo
económico que presentan las entidades federativas. Existe una clara
asociación entre el nivel de ingreso per cápita de la región y el
porcentaje de población que egresa del sexto grado de educación primaria.

La cobertura educacional que Chiapas presenta responde a factores de
oferta y demanda. La oferta depende de la disponibilidad de
establecimientos educacionales, las condiciones de acceso, el tipo de
educación otorgada, etcétera; la demanda es el producto de la decisión
familiar de enviar el niño a la escuela, tomada en base al cálculo de los
beneficios y costos asociados con la educación. Son particularmente
relevantes los denominados costos de oportunidad de asistir a la escuela,
es decir, el valor de otras actividades que los niños podrían realizar,
tales como el trabajo agrícola y las labores domésticas. Las elevadas tasas
de acceso a la educación primaria en Chiapas, en años recientes, sugieren
que nos acercamos en cifras absolutas a una oferta adecuada de
establecimientos educacionales. Las carencias en esta materia aparecen
localizadas en las regiones menos desarrollados; en particular, en sus
áreas rurales, en zonas de extrema pobreza y en los asentamientos
indígenas.

Por otra parte, la variable tasa de egreso del nivel primario, se explica
por la masiva deserción escolar que se produce a partir de los 12 años de
edad, cuando los jóvenes empiezan a trabajar. En efecto, a partir de tal
edad la productividad laboral es mayor y aumenta el acceso al trabajo. La
asociación entre edad y deserción escolar es bastante significativa. De
acuerdo a una encuesta efectuada por UNESCO la probabilidad de asistencia a
la escuela es alrededor del 90% para niños de 12 años, 81 para los de 13
años, 71 para los de 14 y sólo de 59% para quienes han cumplido los 15
años. Por su parte, el retraso escolar aparece asociado a dos factores; el
ingreso tardío a la educación primaria y la reprobación. El ingreso tardío
es un fenómeno masivo, el 44 % de la población ingresa a la educación
primaria después de los seis años de edad— y se debe básicamente a la
demora en la decisión familiar para enviar el niño a la escuela. Además de
contribuir a la posterior deserción temprana, el ingreso tardío causa
también un problema de heterogeneidad de edades al interior de los grados.
Esta es una de las causas estructurales de los problemas de calidad y
reprobación en la educación primaria. Los problemas de deserción escolar
afectan principalmente a los niños más pobres. Son ellos quienes ingresan
en forma tardía a la educación, tienen mayores dificultades en sus estudios
y soportan mayor presión para incorporarse tempranamente al mercado
laboral.


El nivel medio y medio superior. En educación media superior, con relación
al ciclo 1994 – 1995, la matrícula se incrementó 58% dando servicio a un
85% de la población correspondiente a este nivel. De esta forma, la
proporción de estudiantes de este nivel significa hoy 12% de la matrícula
total de la entidad. Esta cifra indica que durante las últimas décadas se
produjo un fuerte proceso de masificación de la enseñanza secundaria. En
efecto, hacia 1965 sólo una minoría de jóvenes asistía a la educación
secundaria y la tasa bruta de cobertura era de 19%.


La educación secundaria se divide en una rama de enseñanza general,
orientada a preparar a los jóvenes para estudios superiores, y una rama que
provee destrezas técnicas para que sus egresados puedan incorporarse
directamente al mercado laboral. La cobertura relativa de cada rama varía
significativamente entre las distintas regiones.
Como se analizó anteriormente, la cobertura de la educación depende de
factores de oferta y demanda. En el nivel secundario tiene particular
importancia la insuficiente disponibilidad de establecimientos
educacionales —concentrados en las áreas urbanas—; la frecuente
irrelevancia de los contenidos de la educación secundaria; y los costos de
oportunidad que enfrentan los jóvenes en el tramo de edad considerado. La
hipótesis corriente postula que los jóvenes de hogares pobres tienen una
probabilidad relativamente baja de asistir a la enseñanza secundaria. Ellos
enfrentarían una mayor presión económica para incorporarse al mercado
laboral; la calidad de los estudios secundarios es frecuentemente muy baja
en zonas rurales ; y los costos de acceso serían elevados para quienes
viven en ellas.

La información procesada por UNESCO, para Latinoamérica a partir de
encuestas de hogares afirma que los jóvenes pobres efectivamente asisten
menos a establecimientos de educación secundaria. Al mismo tiempo, las
encuestas revelan un problema aún más serio: la mayoría de jóvenes pobres
que no estudiaban se mantenían inactivos o desempleados.


*PROFESOR INVESTIGADOR DE TIEMPO COMPLETO DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE
CHIAPAS
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