EL PAPEL DE LA ARQUITECTURA EN LA HABITABILIDAD. La experiencia espacial de envejecer en Ciudad Juárez

June 25, 2017 | Autor: Angeles Lopez | Categoría: Envejecimiento poblacional
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Descripción

SUELO, ESTRUCTURA Y MOVILIDAD URBANA

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Ricardo Duarte Jáquez Rector David Ramírez Perea Secretario General Manuel Loera de la Rosa Secretario Académico Erick Sánchez Flores Director del Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte Ramón Chavira Director General de Difusión Cultural y Divulgación Científica

Un i v ersi dad Au tónom a de C i udad Juár ez

SUELO, ESTRUCTURA Y MOVILIDAD URBANA

Javier Chávez Coordinador

Elvira Maycotte Pansza Directora de la colección Colección: Desafíos de la planificación ante la creciente complejidad urbana

Volumen 2

DR © Javier CHÁVEZ, Roberto EIBENSCHUTZ HARTMAN, Guadalupe Margarita GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, Jesús QUINTANA y Josep ROCA, Martha ROSAS, José Esteban HERNÁNDEZ, Guillermo OLIVERA y Marcos Antonio RODRÍGUEZ, Luis Hernando GÓMEZ OSPINA, Alma Angélica RODRÍGUEZ, Carmen VENEGAS, Luis Herrera TERRAZAS, Gabriel GARCÍA MORENO, Ángeles LÓPEZ NÓRES, Ramón LEOPOLDO MORENO, María del Carmen MACÍAS, Gerardo GUZMÁN y María Dolores ANDRADE

© 2014 Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Avenida Plutarco Elías Calles #1210, Fovissste Chamizal C.P. 32310 Ciudad Juárez, Chihuahua, México Tel : +52 (656) 688 2100 al 09

ISBN de la colección: 978-607-520-078-1 ISBN del volumen 2: Primera edición, 2014 Impreso en México / Printed in Mexico http://www2.uacj.mx/publicaciones/ Apoyado con recursos PIFI La edición, diseño y producción editorial de este documento estuvo a cargo de la Dirección General de Difusión Cultural y Divulgación Científica, a través de la Subdirección de Publicaciones Diseño de cubierta y diagramación: Karla María Rascón González

C ontenido PRESENTACIÓN

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RETOS Y DESAFÍOS DE LA COMPLEJIDAD URBANA Roberto Eibenschutz Hartman Universidad Autónoma Metropolitana

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TEORÍA, PRÁCTICA Y DESAFÍOS QUE ENFRENTAN LAS CIUDADES ANTE LA DINÁMICA ECONÓMICA MUNDIAL Guadalupe Margarita González Hernández

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1.

ESTIMACIÓN DE ELEMENTOS DE CALIDAD DE ZONA. Caso Residencial Barcelona Jesús Quintana y Josep Roca Universidad de Sonora y Universidad Politécnica de Cataluña

31

2.

OCUPACIÓN Y TRANSFORMACIÓN DEL TERRITORIO EN EL MUNICIPIO DE OTZOLOTEPEC, A PARTIR DE LA EXPROPIACIÓN DE HACIENDAS (1924–1935) Martha Rosas Universidad Autónoma del Estado de México

53

3.

LA POLÍTICA AGRARIA EN EL PROCESO DE OCUPACIÓN DEL ÁREA PERIURBANA DE GUANAJUATO, 1992–2010. José Esteban Hernández Colegio de Michoacán

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4.

LA INCORPORACIÓN DE SUELO SOCIAL AL DESARROLLO URBANO DE CUERNAVACA, MORELOS Y SUS EFECTOS EN LOS MERCADOS DE SUELO REGULAR E IRREGULAR Guillermo Olivera y Marcos Antonio Rodríguez Universidad Nacional Autónoma de México

93

5.

LA CONFIGURACIÓN URBANA Y REGIONAL DESDE LOS PROCESOS DE ESTRUCTURACIÓN SOCIAL Luis Hernando Gómez Ospina Universidad Nacional Autónoma de México

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6.

EL ESPACIO PÚBLICO URBANO, A PARTIR DE LAS DIMENSIONES FÍSICO URBANA Y SOCIO CULTURAL Alma Angélica Rodríguez Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

136

7.

EFECTOS DE LA INDUSTRIA EN LA ESTRUCTURA URBANA. El caso de una ciudad media en el Occidente de México, 1994–2004 María Amparo del Carmen Venegas Universidad de Guadalajara

158

8.

VACÍOS URBANOS. Espacios de oportunidad para los procesos de reestructuración urbana, Ciudad Juárez, Chihuahua Luis Herrera Terrazas Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

178

9.

VIVIENDA ABANDONADA Y DELINCUENCIA EN CIUDAD JUÁREZ. 2009– 2010 Gabriel García Moreno Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

193

10.

EL PAPEL DE LA ARQUITECTURA EN LA HABITABILIDAD. La experiencia espacial de envejecer en Ciudad Juárez Ángeles López Nórez Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

211

11.

EL HABITAR, ESPACIO URBANO Y LA CONSTRUCCIÓN DE IMAGINARIOS EN CIUDAD JUÁREZ Ramón Leopoldo Moreno Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

224

12.

DETERMINACIÓN DE ÍNDICES DE MARGINACIÓN EN LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA 2000–2012 María del Carmen Macías, Gerardo Guzmán y María Dolores Andrade Universidad de Guadalajara

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P resentaci ó n

Presentación

Javier Chávez

R

sultado de la labor de varios investigadores con trabajos en proceso, este volumen sobre los retos y desafíos, que presenta la complejidad de las áreas urbanas en el mundo para la planificación urbana, incluye avances importantes en este campo de estudios. Primero en el contenido, la opinión experta de Roberto Eibenschutz Hartman muestra la situación que guardan los estudios urbanos y la planificación de ciudades en un mundo complejo, globalizado y, sobre todo, cada día más urbanizado. Importantes y aleccionadores puntos de vista de quien ha acumulado experiencia en este campo de estudio. Como segundo trabajo en el contenido, Margarita González Hernández comparte sus experiencias en torno a la teoría y la práctica en los estudios urbanos; con enfoque principal en los desafíos que enfrentan las ciudades ante la dinámica económica mundial. En un muy ilustrativo recorrido por las vicisitudes que deben afrontar las ciudades, principalmente en

Vivienda, diseño, imaginarios e historiografía urbana

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lo económico y como parte de la globalización, Margarita relaciona el desarrollo de las ciudades hacia la globalización desde la época de la revolución industrial. Por su parte, todos los autores en cada capítulo de este volumen aportan avances de sus trabajos con casos como la calidad de zona residencial en Barcelona. En casos relacionados con el contexto mexicano, tenemos estudios sobre las transformaciones territoriales en municipios mexicanos como Otzolotepec; políticas agrarias y su impacto en el área periurbana de Guanajuato; los mercados de suelo en Cuernavaca, Morelos y los efectos de la industria en la estructura urbana de una ciudad media. Además, se incluye una propuesta para determinar índices de marginación tomando como caso de estudio la zona metropolitana de Guadalajara. Otros temas igualmente interesantes para la planificación urbana se agrupan en sendos capítulos relacionados con aspectos sociales; principalmente las configuraciones urbanas, la estructuración social, el espacio público y la dimensión sociocultural. Relacionados con el estado de Chihuahua, particularmente Ciudad Juárez, los trabajos se refieren a los espacios urbanos que van quedando vacíos en la ciudad; el abandono de viviendas como probable propiciador de la delincuencia; el papel que juega la arquitectura en la habitabilidad para los procesos de envejecimiento. Por último, la construcción de imaginarios a partir del espacio urbano y su habitabilidad. En conclusión, todos los autores aportan resultados que deben resultar de interés para otros estudiosos que trabajan en torno a la complejidad de los procesos inherentes a las ciudades y su vinculación, o ausencia de ella, con la planificación urbana en esta época globalizante y cada día más apremiante para el desarrollo competitivo de las ciudades.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Retos y desafíos de la complejidad urbana

Roberto Eibenschutz Hartman

L

a intención de este documento es apuntar algunas ideas sobre la enorme complejidad del fenómeno urbano y el desafío que implica pretender enfrentarlo. Hay muchas ideas en torno a este tema cuyo propósito es ayudar a que estas reflexiones generales consoliden esta noción sobre su complejidad. Como punto de partida, tenemos que la ciudad surge primero de la naturaleza y de las condiciones que esa propia naturaleza le otorga. Es sobre este marco donde se empieza hablar de la ciudad en dos grandes dimensiones: por un lado la dimensión psico–social, que tiene como característica fundamental ser dinámica, ya que la sociedad está cambiando constantemente con momentos en que camina hacia un lado y hacia a otro, para atrás y para adelante; se conforman grupos, disminuyen, aparecen, desaparecen y la dimensión territorial es estática por naturaleza. Es decir, los edificios y las infraestructuras, la ciudad en general, tienen una presencia física, y el primer reto que enfrentamos los planificadores es tratar de hacer congruentes estas dos situaciones: la enorme

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diversidad y dinámica social en los espacios físicos, que son por naturaleza rígidos y que, aunque cambian, lo hacen a ritmos mucho más lentos que la sociedad. Tenemos en la dimensión social una serie de actividades de todo tipo que se van multiplicando y son cada vez más variadas, tenemos también una serie de flujos que permiten que las actividades se desarrollen; mientras más complejas son las actividades, mayor número de flujos se generan: flujos de personas, de bienes, de servicios, de comunicación, de elementos de información, en fin. Por otro lado, en la dimensión física tenemos una serie de espacios que han sido adaptados específicamente para corresponder a las actividades que se están generando por parte de la sociedad. Tenemos también redes que permiten que los flujos existan y que den posibilidad para que las actividades se desarrollen; todos estos elementos están relacionados entre sí, es decir, los flujos dependen de las actividades, las redes dependen de los espacios que se deben comunicar y, también entre actividades y espacios adaptados hay una estrecha relación. Entonces aparece un elemento que parece ser uno de los dos ejes fundamentales para atender el problema urbano: por un lado la diversidad que ocurre en esta variedad de actividades que requiere de una enorme cantidad de espacios adaptados: las actividades cada vez son más y cada día se complican mas, cada vez son más diversas y eso es lo que le da riqueza a las ciudades. Las ciudades atractivas más ricas son aquellas que tienen mayor diversidad cultural, de conocimiento, de actividades, de intercambios comerciales, de espacios educativos y recreativos, así como la enorme diversidad de actividades que somos capaces de generar como sociedad, al mismo tiempo, está la otra dimensión que hace difícil el trabajo en la ciudad: la accesibilidad. La tendencia es que, mientras aumenta la diversidad, más problemas de accesibilidad se generan, si lográramos optimizar esta dupla entre diversidad y accesibilidad, teóricamente, tendríamos una mejor ciudad. La accesibilidad tiende a hacer cada día más conflictiva, los lugares son cada vez más distantes en tiempo y algunas veces en distancia y, a pesar de que las actividades son muchas, en ocasiones perdemos la riqueza de la ciudad simplemente porque no tenemos acceso a estas enormes riquezas y variedades que nos ofrece. Ésta es la enorme complejidad que está detrás del concepto de la ciudad y esto es el principio del tema que nos preocupa a los planificadores. Si hubiera que sintetizar en un par de palabras cual es nuestro trabajo, la respuesta sería poner orden en el tema urbano que es tan complejo y difícil. Hay algunos temas que son ya conocidos pero que valen la pena dejarlos señalados una vez más. El mundo se urbaniza aceleradamente, cuando los vemos en el territorio, los conceptos de ciudad y metrópoli, empezamos a dudar de sus definiciones. Existen regiones del mundo donde simplemente hay una continuidad urbana independientemente de los límites políticos administrativos que existan, se están generando continuidades físico–urbanas en donde es muy difícil decir cuál es la ciudad “A” y cuál es la ciudad “B”. La población mundial para el 2000 era ya de 6 mil millones de personas; en el 2010 ya llegamos a los 7 mil millones y de las tendencias previstas por Naciones Unidas parece que se va a concretar la tendencia más alta, pues la más baja ya la rebasamos; esto en si es un reto importante pues sabemos que cada vez más personas viven en ciudades. Independientemente de la clasificación que en cada país se tenga para definir qué cosa es una ciudad, lo

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que es claro es que la proporción de la población que vive en las ciudades está aumentando y cada vez más la gente se concentra en ciertos puntos del territorio. Por otra parte, en los países del sur todavía registran tasas importantes de crecimiento demográfico. Retomando el tema de la diversidad y la desigualdad, es importante tener claro que estos términos no son sinónimos: la diversidad es un atributo y una de las mayores riquezas que nos ofrece la naturaleza, sin embargo, nos hemos convertido en los principales depredadores de diversidad geográfica olvidando que por naturaleza existen grandes contrastes entre las distintas zonas del planeta, excesos de agua y de vegetación que contrastan con los grandes desiertos. También nos encontramos insertos dentro de una diversidad cultural en donde las distintas culturas con múltiples formas de organizarse, tienen tradiciones, relaciones y rasgos fisonómicos distintos, pero todos son parte de esta enorme riqueza de la biodiversidad y de la naturaleza. Sin embargo la desigualdad no es parte de la naturaleza, es producto de la sociedad, algo que nosotros hemos creado y por lo cual deberíamos responder asumiendo compromisos y responsabilidades si es que deseamos resolver –y no ignorar– los problemas generados a través del tiempo. Tenemos una diversidad urbana en donde cada cultura y grupo social tiene una forma de expresarse en su ciudad por medio de distintas estructuras, formas de convivir y de comunicarse que se desarrollan en los espacios urbanos; en todos ellos hay una sociedad conformada por grupos especiales que requieren de estos espacios para su sobrevivencia y al cual imprimen distintas características en cuanto más diversas culturas existan. Pero también tenemos desigualdad urbana, ciudades que concentran riqueza pero que a su vez generan contrastes tajantes entre espacios lujosos y otros terribles, donde los recursos, por estar concentrados en pocas manos y mal distribuidos, presentan dos aspectos divergentes. Todo esto es muestra de lo que la imaginación es capaz de hacer junto con las situaciones reales que se viven en las grandes ciudades. Cuando hablamos de las ciudades, uno de los temas recurrentes es la escasez del agua. En general pensamos que el agua es un recurso escaso, sin embargo, más debemos preguntarnos si realmente lo es. Más bien por el volumen disponible, dadas las características y composición de nuestro planeta, podría decirse que es un recurso mal administrado y, al igual que con el agua, nos sucede con otros recursos económicos. Hay una pésima distribución del agua no solo en términos naturales, sino también en las ciudades donde, además, se tiene el problema de la mala administración de este recurso elemental que debiera estar garantizado para toda la población: es imposible estar de acuerdo con la forma como se distribuye actualmente. Otro elemento importante son los desastres naturales que cada vez están sucediendo con mayor frecuencia. Los cambios a nivel global están generando muchos de estos desastres que en muy buena medida son creados por el hombre. Nuevamente, debe señalarse que la naturaleza no sabe de desastres: hay fenómenos, y en este sentido un movimiento telúrico no es un desastre, es un fenómeno natural al igual que lo es un huracán. El desastre ocurre cuando la población se asienta en sitios inadecuados donde sabemos que los fenómenos ocurren, pero no hacemos nada para impedirlo. Esto es algo que sucede pero no estamos siendo consistentes en documentarlo, estudiarlo y conocerlo para poderlo contrarrestar. El calentamiento global no es una amenaza, es una realidad que afecta a la humanidad, es un fenómeno que está sucediendo y debe preocuparnos. México, como un país que tiene

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10 mil Km de costa, es terriblemente vulnerable para los efectos del calentamiento global y no estamos siendo conscientes de lo que esto implica. El medio ambiente no empieza donde acaba el pavimento, creo que esto es algo que debiera ser bastante evidente. Hemos separado la preocupación del medio ambiente de la preocupación urbana en México. Tenemos incluso instituciones y legislaciones distintas: unas que ven y se preocupan del medio ambiente y otras que se preocupan del desarrollo urbano como si fueran dos realidades distintas, como si no estuvieran coincidiendo y compartiendo el mismo espacio. Estas deformaciones se van acumulando y, conforme la especialización se profundiza, cada vez creamos más estas barreras entre cuestiones que deberían de ser integradas, únicas y con una solo visión. Igualmente se piensa que la ciudad termina donde empieza la naturaleza, más ¿dónde está la ciudad y dónde empieza la naturaleza? Todos estos ejemplos nos dicen que no debemos tomar ninguna acción si no consideramos la contraparte para encontrar la forma de resolverlas de forma simultánea. Generalmente la ciudad es el origen de todo aquello de lo que se ocupan los medioambientalistas: la contaminación, el deterioro, la pérdida de los recursos, todo esto se origina fundamentalmente en la ciudad pero no lo manejamos a través de políticas urbanas. Nos separamos de esta visión y pretendemos que las políticas ambientales tengan un valor independiente por sí mismo. Se nos olvida también que las ciudades son el resultado de un proceso histórico que se va conformando por acumulación, poco a poco, con la experiencia de muchos, con la participación de la sociedad, con los esfuerzos de todos los que viven en ellas. Las ciudades van sumando, construyendo y manteniendo lo más valioso, renovando lo que no lo es tanto y haciéndose cada vez más ricas, más atractivas e interesantes como parte de un proceso histórico. Finalmente, lo cierto es que la ciudad es la comunidad es la gente quien hace la ciudad y determina lo que pasa en ella, quien la vive, la ocupa y se desarrolla en ella, cada quien con sus costumbres, visiones y puntos de vista, con sus distintas posiciones y formas de agruparse en los espacios públicos. Entre todos hacemos la ciudad y la compartimos, independientemente de lo que cada uno piensa de ella. La ciudad no es producto de la prefiguración: no es equivalente a una obra arquitectónica, no es una obra de autor pues nadie puede presumir de ser el diseñador de tal o cual ciudad. Las ciudades son procesos complejos y sus autores son miles de personas que con su esfuerzo las conforman. Esta posición se contrapone a la visión de imaginar y convertir en realidad los proyectos que suelen provenir de los arquitectos, que si bien hacen algunas cosas maravillosas, hay algunas que no lo son tanto. Lo que sí está claro es que la ciudad no se construye así. Es un proceso permanente en el que los actores tienen la capacidad de convivir con los demás gracias a aceptar las reglas del juego y estar dispuestos a limitar las libertades personales para vivir en sociedad y, por ende, construir ciudades. En este sentido la producción de viviendas tal como se hace actualmente no hace ciudad, son solo montones de viviendas con elementos que se repiten y que igual aparecen en Ciudad Juárez como en Chetumal, fueron construidos por las mismas empresas y son exactamente iguales: no tienen nada que ver con la ciudad. ¿Qué pasa con las viviendas que estamos haciendo? La vivienda debe ser algo más que un negocio, los precios son cada vez más altos, las casas son cada vez más chicas y los conjuntos están cada vez más lejos. Esto es Guadalajara, vemos cómo los conjuntos se alejan de la ciudad, lo mismo sucede en la ciudad de México donde ya estamos a 45 o 50 Km de distancia

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de la ciudad y seguimos repitiendo la receta; ciertamente deja mucho dinero para quienes lo promueven y pero muchos más conflictos y problemas para quienes lo viven y también para las ciudades en donde se emplazan. La tierra es el primer paso para desarrollar vivienda y paradójicamente es el elemento menos atendido y más importante. Pareciera que hay extensiones enormes de ella y que por tanto no significa ningún problema; sin embargo, la tierra adecuada para el desarrollo urbano, es decir, aquella localizada dentro de las condiciones factibles de crecimiento urbano, es muy poca y tiene que ser muy cuidada, lo cual no ha sucedido. Este manejo irresponsable del suelo es la causa de los conflictos que ahora enfrentamos, como es el caso de los asentamientos irregulares que encontramos en zonas absolutamente inadecuadas para desarrollo urbano, zonas que el mercado inmobiliario está dejando para los que menos tienen y no pueden pagar o comprar una vivienda en los conjuntos habitacionales. El crecimiento de la ciudad es una fábrica de plusvalía, cualquier inversión que se haga a una distancia lejana de lo que es el desarrollo ya existente, lo que está generando es plusvalía, está “engordando” los predios que están en medio y como todo proceso especulativo quien pierde es la ciudad completa: la sociedad, porque son los habitantes quienes finalmente tienen que pagar los costos a pesar de que las ganancias queden en unas pocas manos. Este problema de la especulación con el suelo es probablemente el problema más grave y no hemos querido enfrentarlo. La vivienda es un proceso de producción social progresivo; esto lo conocemos todos los que vivimos en las ciudades que la gente hace. Las viviendas las construye la propia gente, en ocasiones con sus propias manos y generalmente por autogestión, con la participación de operarios especializados y de vecinos. Es un proceso permanente y progresivo del tipo de construcción que la gente hace por sí misma y que resuelve sus problemas con el tiempo, que les da opciones. Este tipo de producción por el cual opta entre el 50% o 60 % de la población en el caso de México, ha resuelto su necesidad de vivienda por sí misma; son viviendas que llegan a tener de 150 a 200 a metros cuadrados y condiciones mucho mejores que las que puede ofrecer una vivienda de 25 metros cuadrados en conjunto habitacional, que ya no tiene para donde crecer. Lamentablemente este tipo de soluciones por parte de la gente no cuentan con apoyo, no hay créditos para ellos, no hay recursos ni apoyos, ni hay instituciones encargadas de que este tipo de procesos se hagan bien. Lo único que no puede ser progresivo es la localización y esto a lo que menos importancia le damos. La gente se establece en donde le dan un terreno barato. En el caso de México ya no hay invasiones, es decir, gente que se asiente en un lugar que no sea suyo si no es por medio de un pago aunque sea un pequeño, pero ¿dónde están estos lugares? Están donde los que venden el suelo saben que no lo pueden vender legalmente porque no son aptos para el desarrollo urbano, con usos del suelo aprobados para vivienda. En consecuencia resulta ser un suelo muy barato y, por esa misma razón, es ahí donde la gente compra: en cañadas son grandes pendientes, en zonas inundables, alejadas y sin servicios. Son esos los lugares que crecen de manera irregular y después se convierten en problema político que los gobiernos atienden cuando ya se tendrían que pagar costos muy altos, porque cuando la gente ya se asentó en un sitio como estos, nadie los va a poder quitar. Este es el caso de Chalco Nuevo, quienes ahí viven van a seguir a ocho metros por debajo del drenaje, y así será por el resto de la historia… ¿por qué? Alguien pensó que se podía

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establecer ahí y que después regularizarían el problema. Este es el tipo de consecuencias que surgen cuando la localización no es una preocupación de las autoridades y cuando simplemente dejamos la ocupación del espacio al crecimiento espontáneo. Las pendientes de ese suelo no se van a resolver con un papel que les diga a sus ocupantes son propietarios legítimos y su propiedad está regulada: la pendiente sigue siendo la misma, los problemas siguen siendo los mismos. En este sentido tenemos un pequeño avance: afortunadamente se ha generado en el país una política de subsidio, sin embargo, surge ahora la necesidad de atender: ¿Para quién y para qué se aplica este subsidio? Sería magnífico que los subsidios se asignen a la población más necesitada, la que está en las condiciones más difíciles y que no puede enfrentar sus necesidades; más que mal se hace cuando el subsidio se destina para que quienes promueven este tipo de productos y los pueden colocar en el mercado, para la gente que tiene el recurso suficiente para comprar ese y otros productos, para subsidiar las vías de comunicación y favorecen que cada vez haya más vehículos privados en lugar de invertir los subsidios en transporte público. Ahora bien, ¿cuáles son algunos elementos de lo que llamamos la complejidad urbana? Podemos iniciar por la corrupción que está al frente de los fenómenos urbanos que hemos mencionado, no hay otra explicación que la corrupción. Los fenómenos de esta naturaleza solo pueden ser producto de la corrupción: ¿a quién se le puede ocurrir dar una licencia para construir un conjunto habitacional de esas características? Si no hay corrupción económica, por lo menos hay corrupción del conocimiento; no es posible que alguien en cabal apoye este tipo de desarrollos. Porque todos corresponden a estudios que se realizaron hace un par de años en todo el país y todos tienen licencia, están dentro de la ley. Tienen formas absolutamente caprichosas, totalmente aisladas, en medio de terrenos agrícolas, sin ninguna o muy poca relación con la ciudad. Esto es lo que legalmente estamos haciendo. Uno de problemas principales producto de esta forma de hacer ciudad es la segregación: se toma un espacio y se urbaniza, se construye una muralla alrededor y se le pone un policía en la puerta para decir que ahí solamente pueden entrar los que tienen credencial o motivo justificados para entrar previa identificación. Quienes allá adentro residen, están absolutamente segregados del resto de la sociedad y negando la esencia fundamental de la vida social olvidando que las ciudades se crearon porque las personas requieren convivir en sociedad para desarrollarse. Cuando fomentamos este tipo de segregación, murallas para unos cuantos que viven dentro, estamos dejando atrás la base fundamental de la sociedad. La vulnerabilidad, es otro elemento de la complejidad que aumenta día a día. Se habló ya de las localizaciones inadecuadas pero, también debemos considerar que actualmente tenemos tecnologías deficientes: nuestras normas ya no se ajustan a las condiciones de la naturaleza y deben ser ajustadas y actualizadas. Tenemos normas obsoletas y que contrastan con alardes tecnológicos: ¿Quién es capaz de hacer el puente más largo? ¿El viaducto más elevado? ¿La carretera más ancha? Estos alardes tecnológicos que han hecho mucho daño e implicado enormes cantidades de recursos no siempre resuelven problemas. Un tercer elemento que se relaciona con la segregación de la que ya se ha hablado lo encontramos en la exclusividad y el acceso restringido a los espacios y la exclusión de otros: la expulsión de población que está sucediendo en muchos centros históricos. Los centros históricos de nuestro país se están despoblando y con ello estamos perdiendo los espacios mejor servidos, con más infraestructura y equipamiento, con la mejor accesibilidad; la gente

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se está yendo a la periferia y una de las principales razones es el cambio de uso del suelo antes habitacional y ahora ocupado con actividades comerciales. Esta desocupación de los centros históricos trae consigo un desperdicio de infraestructura: muchas de estas ciudades tienen tantos comercios adentro que el domingo a las siete u ocho de la noche están desiertas. ¿Por qué? Porque allí ya no duerme nadie. La infraestructura y todos los equipamientos que allí se concentran y son de lo mejor que tienen las ciudades, se desperdicia durante ocho y hasta diez horas al día. Por el otro lado, se sufre la congestión, la irregularidad, la informalidad del comercio, el ambulantaje y la violencia: todo ello es parte de la complejidad de nuestras ciudades. Nos encontramos también con que, de alguna manera, hemos pervertido las tradiciones y las hemos utilizado hasta para justificar la privatización del espacio. La plaza, que es lo más elemental y atractivo, lo más importante como espacio público, que a todos pertenece y la sociedad se congrega, convive, se relaciona, intercambia, ahora se ha privatizado también. Actualmente por “plazas” se hace referencia a plazas comerciales que tienen acceso restringido y a las que la gente acude a comprar productos. La plaza original, el espacio de todos y que a su vez no es de nadie en particular, prácticamente ya no existe. También privatizamos las calles, privatizamos las playas, privatizamos las vías públicas; tenemos una lucha por el espacio cotidiano y entre ellas resalta la del peatón contra automóvil, ¿quién gana este espacio público? Tenemos verdaderos monumentos al automóvil que cada vez se van haciendo más complejos hasta llegar al triunfo total del automóvil, donde ya no existe el peatón para la ciudad: la ciudad parece ser concebida exclusivamente para los automóviles y esto se relaciona y acontece también entre el transporte público y el privado. Aún en el marco de lo público y lo privado, es en el espacio público donde la gente se manifiesta públicamente y hace evidente la necesidad de utilizar un espacio en donde hacerlo, sin embargo, también existe el derecho al libre tránsito que en muchas ocasiones se utiliza para otros fines: el libre tránsito de mercancías, pero no de personas. Otros elementos que se ha incorporado a la complejidad urbana son la sub–urbanización y la rur–urbanización, como formas y nuevas de maneras de expresión de la ciudad. Los límites tradicionales desaparecen, los conceptos originales se van perdiendo: ahora hay nuevos fenómenos que tenemos que enfrentar y nuevos métodos para aproximarnos a ellos, que por tanto debemos conocer para saber cómo conducirlos. Debemos prepararnos para ello. Por otra parte y también como un elemento de la complejidad urbana nos encontramos con la polarización del ingreso que a su vez produce la polarización de un territorio, de lo cual tenemos ejemplos muy claros. Hemos llegado a una escala de espacios globalizados: de pronto encontramos espacios que no tienen continuidad física, es decir, ciertos estratos ecológicos comparten algunos espacios a nivel mundial que conforman una dimensión nueva, distinta, globalizada. Pensemos en un hotel en la rivera, que es muy semejante a otro que está en Houston y a otro en Marruecos. Son espacios globalizados que ya no corresponden a nuestros conceptos anteriores: ya perdimos nuestra identidad, nuestro vínculo, perdimos nuestra apropiación del espacio. Las nuevas tecnologías de información también son un elemento de la complejidad urbana que, teniendo todo lo positivo e importante, carga efectos que debemos atender. Es preocupante cuando a los jóvenes se les hace una simple pregunta: ¿Cuánto es 15x5? e inmediatamente sacan su maquinita y empiezan a oprimir las teclas. Estamos dentro de una

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inercia tecnológica e informática que va por encima de nuestras características humanas y que pone en riesgo la identidad. Si la hemos perdido en cuanto al espacio físico por la aparición de los espacios globales, como ya lo hemos corroborado, ahora vivimos en un espacio virtual en donde vamos perdiendo la movilidad; las capacidades para comunicarnos van creciendo de tal manera que ya no necesitamos movernos, no necesitamos estar físicamente en otro lugar porque podemos comunicarnos a través de la tecnología. Podemos platicar con un amigo por videoconferencia o conectarnos a una máquina y trabajar a distancia. Es innegable: todo esto tiene ventajas importantes, más no debiéramos aceptarlo como sustituto de la convivencia y de la relación humana. Esta deshumanización es un peligro muy importante y, por tanto, un reto a enfrentar. Otros retos que tradicionalmente se comentan desde hace muchos años se relacionan con la accesibilidad, con la necesidad de buscar la relación entre la casa y el lugar de trabajo, la casa con las actividades cotidianas. Esto es algo que todo mundo defiende más antes de aceptarlo debemos preguntarnos: ¿Se debe buscar la relación entre la casa y el trabajo? ¿De la señora que vende ropa en alguna colonia en la ciudad? ¿O el señor que es burócrata de una oficina del gobierno en el centro? ¿O del hijo que estudia a 10 Km de distancia? ¿O de la hija que tiene una actividad cultural en alguna otra parte de la ciudad? ¿A quién acercamos al trabajo y a quién a sus actividades cotidianas o de recreación? Es un problema de ciudad, es un problema de accesibilidad general de todas sus funciones y de todas las personas. Otro tema: nuevas familias y viejas viviendas: las familias están cambiando, hay nuevas costumbres. Las familias se han hecho chicas, los viejos ya son muchos y muchos de ellos están solos; también muchos jóvenes viven solos y hay otros tipos de parejas ¿Cuál es la ciudad para esta gente? ¿Cuáles son las nuevas viviendas para estas nuevas familias? Está claro que en la regularización no está la solución, no vamos a resolver las cosas yendo detrás del problema y legalizando lo que hasta ayer era ilegal. Un panorama que todos hemos visto en algún asentamiento irregular normalmente son cables de luz y mangueras para llevar el agua a cada una de las viviendas. Esta “tripita” de 500 metros que recorre dos o más Km para llevar a las casas el líquido que la sociedad, representada por su gobierno, no ha sido capaz de entregar con sistemas integrados para responder y hasta adelantarnos a los problemas. ¿Cuál pudiera ser una visión de futuro? Reivindicar el derecho a la ciudad de todos los ciudadanos por el simple hecho de serlo. Privilegiar la escala humana, favorecer el entendimiento de la ciudad para el que camina, para el que vive, para el que la puede hacer suya: buscar la ciudad compacta. Esta visión comparada mantiene un contraste máximo con el patrón que ahora siguen las ciudades es un contraste máximo. ¿Por qué tenemos densidades tan bajas? ¿Por qué no aprovechar densidades más altas y favorecer el contacto social, la presencia de la gente en las calles para dar vida a las ciudades y seguridad a todos? La accesibilidad debe ser para todos y para ello se debe atender nuevas centralidades. Es cierto que las ciudades han ido creciendo y que los centros ya no están funcionando. Necesitamos nuevas centralidades, complementar los antiguos con los nuevos centros que nos permitan estructurar las ciudades, no permitir crecimientos a manera de una mancha de aceite que crece sin forma, sin estructura, sin puntos que centralicen la actividad. Se debe procurar la integración social, es decir, reconocer que una de las mayores riquezas que tenemos es la diversidad. En la medida que los grupos sociales estén segregados –los

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ricos se segregan pero los pobres también lo hacen para buscar a sus iguales– perdemos la posibilidad de crecimiento equitativo, de mezcla, de integración entre las distintas partes. Hemos perdido la apropiación del propio espacio público: sentirnos parte de ese espacio para disfrutarlo y utilizarlo. También necesitamos garantizar el libre acceso para todos: no todos tenemos las mismas capacidades pero todos tenemos los mismos derechos, y las ciudades debieran garantizar esos derechos. Debemos disminuir la vulnerabilidad de las ciudades; hacer ciudades más seguras, más resistentes. Reducir los viajes, acortar las distancias y bajar los tiempos de recorrido: no se trata de tener más transporte público y más tecnología, sino de ver cómo nos organizamos en términos espaciales para requerir menos transporte, menos distancia, menos velocidad, sin disminuir la diversidad ni afectar la accesibilidad. La peatonalización es una medicina que ha resultado en todos los países de distintas culturas, en distintos climas; es una realidad muy útil que permite la convivencia y experimentar la riqueza de la ciudad. Necesitamos racionalizar el transporte público; no tiene caso que el metro compita con las “combis” y con las “peseras”; hay formas de organizar y hacer complementarios los sistemas de transporte ante la necesidad de restringir el automóvil, porque no basta con competir con el automóvil; es necesario restringirlo, castigarlo de alguna manera porque la inercia que tiene y las facilidades que da hacia la individualización afectan la vida en las ciudades. Debemos atrevernos a decir no al automóvil. A manera de síntesis y sin pretender que sea un modelo incuestionable, algunos elementos válidos y reconocidos por muchos que pueden ser incorporados para estar presentes en la nueva ciudad son: »» No olvidarnos de la planeación normativa, estratégica y participativa: la planeación hace falta, el hecho de que nuestra ciudad este mal no es que la planeación haya fracasado, significa que los políticos o no han entendido o no han querido hacerle caso a la planeación; »» ciudades compactas, densificadas, aprovechando los baldíos que existen; »» estructura funcional y poli céntrica; »» mezcla de uso; »» rescate del espacio y vía pública; »» peatonalización y transporte no motorizado; »» transporte público integrado como un solo sistema, está bien que tengamos metro, trolebús, tranvía, metrobús, todo tipo de transportes, incluso bicicletas, siempre y cuando sean parte de un sistema, que todos estos modos se complementen entre sí, el intercambio modal expedito, ¿de qué me sirve tener acceso de un modo de transporte a otro? Si tengo que esperar cerca de una hora para cambiar de uno al que le sigue; »» restricciones al automóvil, y entre ello, al estacionamiento fuera de la vía pública, pues hasta los estacionómetros o parquímetros invaden, ¿por qué en la calle? Estamos rentando la vía pública para fines privados, si alguien tiene coche que lo meta en su garaje o en un estacionamiento público; »» energía limpia; »» vivienda en la ciudad, dentro de la ciudad;

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»» normatividad nacional: nos hemos olvidado que somos un país, que si bien somos una federación no podemos asumir que toda la responsabilidad del desarrollo urbano le corresponde a los municipios. Hay temas que son fundamentales a nivel nacional y que deben manejarse a esa escala; que haber normas generales a las que tengan que ajustarse las legislaciones y las acciones locales; »» necesitamos poner freno a la especulación y a la impunidad, si no estamos dispuestos a hacerlo, nuestras ciudades no se van a corregir; »» equipamientos integrados en donde unos apoyen a los otros, que constituyan centralidad y que no estén simplemente distribuidos en donde alguien consiguió un terreno y fue capaz de sacar la licencia; »» uso eficiente del agua: el agua no es escasa incluso en zonas desérticas del país; el agua es suficiente si sabemos utilizarla racionalmente y si la distribuimos equitativamente; »» es necesario recurrir al diseño bioclimático, a la arborización y pavimentos permeables; »» debemos eliminar los anuncios: si quitamos los anuncios con los que compiten todas las empresas éstas van a estar en igualdad de condiciones; su competencia seguirá siendo la misma sin necesidad de que nos estropeen la ciudad con elementos que provocan una terrible contaminación visual y caos; »» acceso legal al suelo para todos, esto es una obligación que el gobierno debe garantizar; »» velar por el libre tránsito de las personas; no podemos tener un país en el cual se presuma el derecho al libre tránsito por su territorio y la gente no puede establecerse dentro de la ciudad o acceder a espacios controlados; »» nuevos instrumentos fiscales y financieros: lamentablemente nos oponemos a ellos, sin embargo son necesarios. Se requieren para estimular o como instrumentos de castigo para orientar la conducta de las personas y permitir que las ciudades funcionen mejor; hay muchos ejemplos de instrumentos fiscales que pueden ayudar a mejorar las condiciones de la ciudad, simplemente tenemos que conocerlos y estar dispuestos a aplicarlos; »» la integración social es un elemento sin el cual no existe la ciudad. Independientemente de que lo promovamos o no, la gente forma parte de la sociedad y tenemos que buscar la forma de fortalecer esta integración social. Esto permitirá una participación responsable, comprometida, favorecerá que las personas asuman sus compromisos y no solamente una dependencia y una exigencia de soluciones cuando la solución está en manos de la sociedad. Es la participación de la sociedad la que puede resolver los problemas; »» por último, un factor fundamental: un gobierno respetable, eficiente, honesto y responsable, es lo menos que podemos exigir. Respecto a los planes urbanos, estos son un instrumento político que debieran de ser construidos políticamente; en buena medida los fracasos de los planes se deben solo a los planificadores, las gavetas de algunas oficinas de gobierno y las universidades, pero no la gente, ni los que toman decisiones. El esfuerzo debe darse hacia trabajar más y producir los

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planes con la gente, discutir los problemas, analizarlos, incorporar las posiciones y permitir que sea también la propia gente quien los defienda. Los políticos cambien cada tres o seis años, la gente ahí se queda, y se queda viviendo los problemas. Si logramos involucrar a la población en la definición de los planes, lograremos también que esta población, con su participación, los entienda y defienda y, de esta forma, los políticos considerarán cumplirlos. Ahora bien, el tema de la gestión de la ciudad es, probablemente, mucho más importante que el de la planeación, sin embargo, una no tiene sentido sin la otra. En los años recientes se ha debatido sobre los planos de colores y el supuesto de que con un plano de colores se pueda resolver la ciudad. Está claro que no es así, pero lo que también está claro es que esa lámina de colores hace falta. Necesitamos de ese plano –aunque no es suficiente– porque en él se representan las estrategias y la visión que se pretende de la ciudad; es a través de ese plano que se nos va a permitir su gestión. Si en una ciudad no tenemos una definición de usos, una estrategia establecida, se abriría la puerta a otorgar licencias dondequiera y sin ninguna previsión, sin ninguna referencia ni visión de mediano o largo plazo. Para eso sirven los colores en el plano. Obviamente por sí mismos no tienen utilidad, sin embargo la gestión debe fundamentarse en esta visión estratégica del futuro de las ciudades. Finalmente, la participación ciudadana es un gran problema porque la democracia es muy complicada: es mucho más fácil ser dictador porque no se pregunta a nadie y se pueden tomar decisiones y hasta acciones antes de que la gente se dé cuenta. Se puede afirmar que es hasta eficiente, pero no es equitativo ni es legítimo y, por tanto, no debiera de ser así. Es necesario aprender a vivir democráticamente y encontrar canales de comunicación con la sociedad, donde se puedan exponer sus propuestas y buscar establecer consensos. Más, no se debe llegar al extremo opuesto de tomar al pie de la letra lo que quiere la gente: se trata de ir a hablar para llegar a un convenio en donde las distintas posiciones se integren en una estrategia común. Esto es el ideal.

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Teoría, práctica y desafíos que enfrentan las ciudades ante la dinámica económica mundial

Guadalupe Margarita González Hernández

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manera de introducción, es muy importante aclarar algunas cosas de la visión que se va a presentar aquí: una visión desde un punto de vista socioeconómico siempre van a relacionar las variables económicas con el desarrollo de la ciudad. Mi formación tiene que ver un poco con sociología y concretamente con la economía, por lo tanto, siempre voy a estar relacionando, en este caso, la economía y la sociología urbana. Hay infinidad de posturas teóricas, desde mi punto de vista es importante plantear que vamos a trabajar con tres posturas teóricas de forma general; en realidad no existen como tal, sino más bien hay una infinidad de escuelas teóricas. Con base en la búsqueda de ciertas afinidades con ciertos intersticios teóricos se pueden dibujar tres posturas, no estoy diciendo precisamente que voy a tener una postura específica al respecto, pero para explicar un poco el impacto que ha tenido la economía o los factores económicos y sociales en el desarrollo de las ciudades es importante plantear estas tres posturas.

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En primer lugar, está una postura que todo mundo la llama como la liberal y su desarrollo hacia la neoliberal en términos económicos; todo mundo hemos escuchado que la implantación del modelo neoliberal es prácticamente desde los años ochenta, pero tiene lógicamente un desarrollo teórico. Sobre todo en economía la influencia ha sido muy fuerte; en forma general puedo decir que esta postura siempre habla del mercado, el lugar donde se mezclan los actores pero sobre todo los factores productivos. Es donde entra la oferta y la demanda; sobre todo tiene que ver con que no debe haber un ente autónomo externo para influir en esas ofertas y demandas en su versión neoliberal. En la versión liberal se habla incluso de una mano invisible que ayuda a que el mercado esté en equilibrio pero, en su versión neoliberal ya desarrollada, sobre todo en el siglo xx, habla incluso de que puede haber un ente autónomo pero solamente para gestionar o para acomodar un poco los ciertos desequilibrios temporales que pudiera tener el mercado. En este caso como lo voy a plantear, desde este momento pudiera ser un estado gestor, un estado que puede ayudar a que la libertad del mercado; del libre comercio, del flujo de personas o libre flujo de servicios pueda llevarse en total equilibrio. La posición liberal concibe a la ciudad como una organización económica donde se enfrentan los factores productivos a través del mercado y se lleva a cabo un equilibrio de intercambio entre bienes servicios personas y factores productivos a través de la oferta y la demanda. Una segunda vertiente tiene que ver con la actitud crítica, donde se desarrollan posturas que van desde la marxista hasta la escuela crítica de Frankfurt. En el caso de la posición crítica, las ciudades se conciben como la expresión más fina de la acumulación de capital; reflejo de una relación social que tiene que ver con los factores productivos: el capital y el trabajo. En el papel del estado hay un ente que no es autónomo sino que es una institución desarrollada para la acumulación de capital que en este caso es el estado capitalista. Entonces el estado capitalista también depende de la correlación de fuerzas pero el estado capitalista va a buscar la manera de que siempre se lleve a cabo la acumulación de capital y también va a ser el ente que pueda controlar los conflictos sociales desarrollados, precisamente, de la extracción del plusvalor. Una tercera postura tiene que ver con el valor, le llamé postura cultural. Tiene que ver con todos aquellos estudios y todas aquellas escuelas que le dan una predominancia a todos los factores que no son precisamente los económicos; sino más bien a la expresión de factores sociales, culturales, identitarios. Conciben a la ciudad como una expresión de las manifestaciones comunitarias, de organización social, política e incluso cultural. Entonces, en esta postura se considera al estado como un agente e incluso otras escuelas de la misma postura lo consideran como un estado actor; lógicamente este estado agente actor tiene una posición distinta en el proceso socioeconómico de la ciudad. Para tratar de darnos una idea de cómo funcionan las ciudades en términos económicos, a nivel actual, quisiera hacer un repaso, llamémosle histórico, a una posición de la ciudad o al papel de la ciudad en una época anterior pero no tan lejana. Estamos hablando sobre todo del siglo xx, principalmente en los países europeos y angloamericanos: lo que es Estados Unidos y Canadá, en especial después de la segunda guerra mundial. Se presentó, concretamente, después de la crisis de 1929; en una época a la que todo mundo en economía le llama la época del estado benefactor. Quisiera partir, en términos históricos, desde esa posición, en el sentido de que la ciudad cumplió un papel muy importante en esa época. Pero las

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ciudades, dependiendo del papel de la organización mundial en términos de la producción industrial, se fueron diferenciando; sobre todo en esa época del periodo del estado benefactor, principalmente en Europa. En Estados Unidos fue a partir de 1929, pero mucho más en América Latina. Me voy a enfocar principalmente en América Latina, ya que después de la segunda guerra mundial, en la organización económica mundial hubo una división internacional del trabajo; así se le llamó debido al papel que cumplen en la producción mundial en términos de bienes y servicios. En todo caso, hubo muchas clasificaciones para los países en esta situación: unos les llamaron países desarrollados, otros países en desarrollo y así en esa tónica. Les voy a llamar países desarrollados y países subdesarrollados. ¿Por qué países subdesarrollados? Los países subdesarrollados cumplieron una función de proveedores. De acuerdo con la organización mundial cumplieron esa función que fue determinada, en cierto modo, por la dependencia económica en la producción. Ese papel lo cumplieron, sobre todo, después de la segunda guerra mundial con la oferta de bienes y servicios básicos; pero principalmente por la exportación de materias primas. Pero no es precisamente la diferencia lo que plantea la teoría del desarrollo, no es que posteriormente los países no vayan en un camino hacia donde todos tienen que seguir para llegar a la meta del desarrollo. No, en realidad la división internacional del trabajo provoca que el papel que cumplen en el mercado no les permita llegar al desarrollo sino que intensifica sus funciones. Quizá desarrollan las funciones que los países desarrollados les determinan a través del mercado o del comercio mundial. Entonces, desde mi posición, no son países en desarrollo sino países subdesarrollados. Bueno, también existe una concepción mucho más compleja pero por falta de tiempo me es imposible explicarla; creo que para fines de la plática es suficiente. En este caso es muy importante, para el análisis de las ciudades, entender como fue desarrollándose la teoría con base en la realidad económica, social y política del papel que cumplían los países a nivel mundial. Por lo pronto en términos teóricos, sobre todo en lo que es la disciplina de la economía y enfocado a los estudios urbanos, un poco a la sociología. En ese periodo, sobre todo en la economía, se desarrolló todo lo que tenía que ver con la centralidad, las teorías enfocadas un poco en la centralidad y la periferia. Pero no podemos negar que, lógicamente, hubo corrientes teóricas principales o dominantes que influyeron fuertemente. La mayoría de los estudios se enfocaron en la centralidad, ya lo explicaba alguien más. Entonces se planteaba, en cierto modo, que las ciudades fueron organizadas –en términos teóricos– a través de nodos o centros donde se medía la centralidad en términos de actividad, en términos de empleo, en términos de consumo y de ahí se derivaban otros nodos o centros de menor jerarquía. Se buscaba, en cierto modo, el acceso a los recursos de bienes y servicios; por parte de la población. Entonces la mayoría de los estudios se circunscribieron a eso; hubo distintas centralidades, aquí solamente menciono algunas relacionadas con el empleo, el consumo, la accesibilidad a bienes y servicios o la accesibilidad a servicios sobre todo que ofrece la ciudad. También se ha hablado últimamente de la centralidad de los imaginarios urbanos; pero es muy importante mencionar que en todas estos estudios que se referían a la ciudad, sobre todo a la estructura urbana. Debe considerarse que a través de los centros se podía distribuir o se podía acceder a

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bienes y servicios; a ciertos factores en forma relativamente homogénea del resto de la zona urbana. Entonces era muy importante el principio de la universalidad, donde se planteaba que los habitantes de la ciudad tenían acceso de forma igualitaria; así se localizaran en un nodo o en un centro específico todos los bienes y servicios. Esto es muy importante porque coincide precisamente con el periodo del estado del bienestar social o del periodo de estar bien. También se plantea, en términos políticos y en términos sociales, la universalidad de los derechos, la igualdad de las personas; pero sobre todo el acceso a servicios que tienen que ver con su desarrollo y calidad social. Desde un punto de vista, más o menos relacionado con la planificación urbana, tal como se plantean en estas posturas los países desarrollados, se percibe una gran necesidad de planificar cuando se habla de centralidad. Sobre todo en cuanto al acceso a los bienes y servicios, lógicamente se planifica dónde se pueden localizar determinados centros o dónde están ubicados de acuerdo a ciertos factores. En este caso, también los proyectos de estructura urbana están relacionados, otra vez, con la dinámica económica. Sobre todo se relaciona con el periodo de desarrollo que se está llevando a cabo en el caso de la planificación urbana. Es precisamente en este periodo cuando se hacen predominantes todos aquellos planes con la intención de llevar un mejor orden a la ciudad. Estos rasgos que estoy planteando no son los únicos, son los dominantes. Hubo, por lo menos en términos de planificación urbana, lo que se llamaron proyectos de intervención urbana. Esto se presentó cuando se empezaron a identificar en la ciudad ciertas manifestaciones de desigualdad social. En realidad las ciudades siempre han presentado espacios fragmentados, espacios desiguales simplemente. En términos teóricos incluso, sobre todo desde una postura liberal, la ciudad como manifestación de las relaciones del mercado debe estar en equilibrio; por lo tanto, se presentan dos tipos de modelos, sobre todo en los países desarrollados. Quizá el más conocido, tiene que ver con el modelo angloamericano; aquel donde el centro económico está en el distrito central de negocios. De ahí a las zonas periféricas van determinándose las actividades de acuerdo a la renta del uso del suelo y, sobre todo, al costo de traslado para ir al centro. Lógicamente, en los países de Norteamérica, pero en especial en los Estados Unidos empieza a haber una especie de zonificación de la ciudad; en términos de que en el centro se localizaban las actividades económicas. Las más rentables y las que requerían de un contacto cara a cara como los servicios; como el comercio y la industria, que solamente requería un factor productivo como la mano de obra o también ciertos recursos naturales, se localizaba lo más cerca posible de estos. Entonces la industria empezaba a desplazarse hacia la periferia; lo mismo que las zonas residenciales. Así, resultaba más fácil trasladar a los trabajadores hacia el centro o hacia el centro industrial que trasladar las actividades lo más cerca posible de los trabajadores. En términos de costo era más fácil que los trabajadores tuvieran movilidad. En cuanto se da esa organización empieza a nivel real en las ciudades norteamericanas un proceso de suburbanización. Ese proceso trae un cambio en la estructura urbana; en el sentido de que las actividades de comercio y las de servicios empiezan a seguir a la población en la periferia. Pero es muy importante determinar que este proceso de suburbanización no fue homogéneo, sino que principalmente se dio entre la población de altos ingresos; creándose un proceso de segregación donde la población de bajo ingreso se queda en el centro de la

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ciudad. En la periferia o en los suburbios están los grupos de altos ingresos; por lo tanto, algunos de sus representantes empiezan a involucrarse –con una visión más social– en estas corrientes teóricas sobre economía. Se introducen conceptos ya, de fragmentación social; pero sobre todo conceptos de segregación socioespacial. En el caso de los países europeos, se plantearon programas de intervención o planificación urbanas, un tanto más centralizadas a diferencia del modelo norteamericano; determinado un poco por el libre mercado de la oferta y la demanda, del suelo, de trabajo, del capital y aspectos similares. En el caso del modelo europeo, éste es más centralizado; determinado lógica y parcialmente por la renta del suelo, donde el costo es más alto. Pero, sobre todo con una visión social mucho más amplia en términos de la participación ciudadana o los grupos sociales que tienen una cierta posición política, social, cultural. En este caso, algo muy importante en las ciudades europeas tiene que ver la actividad turística como un ente detonador para cierto desarrollo de actividades comerciales y de servicios. En la década de los ochenta y noventa, se empieza a dar, precisamente por la expansión muy normal en las ciudades, un proceso de suburbanización y de elitización, como le llaman algunos autores europeos, presentado especialmente en los centros –que ellos llaman centros históricos– muy distintos a los distritos de negocios de las ciudades norteamericanas, donde, desde el punto de vista de su modelo, la centralidad es de tipo económica. En cambio en el modelo europeo, en realidad la centralidad es la gran concentración, no solo de actividades económicas si no también políticas, sociales y culturales. En la ciudad europea esa es la parte vertebral de la ciudad; en este caso en los ochenta, sobre todo en los noventa, empieza a verse una expansión muy fuerte en las ciudades europeas. Lo que sucede es que en los centros históricos empiezan procesos de renovación; en muchas ciudades, no en todas, existen las excepciones lógicamente, empiezan a cambiar los comportamientos. Esto se da principalmente en términos de la posesión de la tenencia para ciertos grupos. Hay ciudades donde se empieza a dar también un proceso de segregación en favor de los grupos de ingresos altos; empiezan a vivir en los centros históricos, por eso se le llama proceso de elitización en los centros. En América Latina, principalmente, las condiciones son totalmente distintas para el desarrollo de las ciudades, pues cumplen una función distinta en la organización mundial, principalmente en términos de división internacional del trabajo. En este caso, las funciones de las ciudades son distintas, a raíz de esa división internacional del trabajo. En primer lugar, sobre todo por un impulso en el proceso de industrialización, las grandes ciudades se convierten en la zona de atracción para zonas marginadas o con pocas posibilidades de desarrollo. En las capitales de los países latinoamericanos se concentra el capital extranjero para el desarrollo de actividades industriales que tienen que ver con la producción de bienes de consumo e intermedios. Entonces las grandes ciudades tienen una expansión urbana muy fuerte; un crecimiento económico también muy fuerte. Es ahí donde se da lo que se llama explosión demográfica urbana de los países de América Latina pero realmente tiene que ver con las ciudades capitales. Bueno, México es la expresión más evidente en América Latina, pero lógicamente también están Sao Paulo en Brasil y Buenos Aires en Argentina. En este caso, las ciudades de pronto tienen grandes masas de pobladores; sobre todo migraciones rurales y urbanas. De las pequeñas y medianas poblaciones llegan migrantes a las grandes ciudades; atraí-

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dos por el desarrollo que provocan las inversiones extranjeras sobre todo. Aunque ya se traía un modelo de estructura urbana desde el periodo colonial, tal como se ha mencionado, en realidad, en este periodo se pierde totalmente el control. Yo pongo en duda eso de controlar la ciudad pero después comentaré porque, es imposible, de cierto modo, planificar las ciudades debido al impacto de las grandes migraciones rurales e interurbanas. No existe en este periodo un modelo estandarizado de una estructura urbana; no es posible en las ciudades sobre todo de América Latina. Claro, tiene que ver mucho el papel del estado en este caso, a diferencia de los países europeos. En los países en desarrollo el estado cumple un papel muy importante en términos del bienestar; crea todo un sistema de protección y seguridad social. Sí, uno de los objetivos es mejorar las condiciones sociales de su población pero en realidad también se trataba de llevar a cabo una estabilidad en el proceso de acumulación de capital. Se trataba de mejorar las condiciones de trabajo con el fin de que no hubiese movimientos –revoluciones– sociales; eso es muy importante porque del otro lado estaba la competencia que es el bloque socialista. Entonces, en el caso de América Latina se dio también un proceso similar de protección y seguridad social pero no fue tan fuerte, tan evidente como el que se llevó a cabo en los países europeos. También se dieron todos estos procesos de seguridad social en lo que llamo la clase trabajadora; sobre todo en sectores donde se requería, como fue concretamente la burocracia, en este caso una parte muy pequeña, por cierto. Las cantidades y los objetivos fueron muy distintos a los de los países desarrollados. En este caso los recursos, por parte del estado también tienen, igual que los países desarrollados, el objetivo de llevar a cabo el proceso de acumulación de capital. Si para eso es necesario ceder un poco de los recursos a la fuerza de trabajo con el fin de que se lleve a cabo dicho proceso y de que no halla movimientos sociales, se podía ceder entonces. Al estado de los países subdesarrollados se le llamó un Estado Subsidiario, en el sentido de que el estado contribuye a ciertas actividades sociales y económicas, con el fin de llevar a cabola garantización del proceso de acumulación de capital. En cierto modo, lógicamente los ingresos del Estado van con ese objetivo, lo cual el aseguramiento de este proceso. Una muy buena parte del ingreso se caracteriza por destinarlo a la infraestructura que lleve a una captación con cierta seguridad para los capitales extranjeros. Se espera que los capitales inviertan en los países de América Latina. En este caso, la clase dominante siempre está dependiendo económica, política y socialmente del capital extranjero. En términos políticos permite para la clase política, que representa la clase dominante, una disociación con la población en general. ¿Qué significa esto? Los intereses de la población de los países en desarrollo realmente no están en la agenda política, económica, cultural y social de la clase dirigente y de la clase dominante. Esto va a resultar después muy importante porque en los procesos de participación ciudadana, y política, hay una disociación de los intereses; solamente se crean ciertos mecanismos de control social. Uno de estos mecanismos es muy clásico aquí en México: el clientelismo; es un mecanismo de control social donde se desarrollan ciertas necesidades políticas de la sociedad pero nunca están en verdadera conexión con la clase dominante y con la clase política. En términos urbanos esto afecta, como hay una disociación de los intereses, es lógico que la planificación en América Latina, concretamente en México, también tenga una diso-

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ciación de esos intereses. En este caso la planificación y la política urbana van de acuerdo al proceso de acumulación de capital, no de acuerdo a las necesidades de hacer una ciudad que mejore las condiciones de vida de su población, utilizado como un mecanismo que legitima los intereses de la clase dominante, que no necesariamente la nacional, sino la extranjera. A finales de la década de los sesenta, concretamente en los setenta, hay muchos acontecimientos; por ejemplo la crisis del petróleo, que en realidad es una crisis estructural del capitalismo, producto que los neoliberales ponen de pretexto respecto al Estado gastando demasiado en la clase trabajadora. Esos sistemas de protección para seguridad social son demasiado costosos, por lo tanto, se convierte en uno de los causantes de la crisis estructural. Luego, es necesario que se retire de la economía, pues se encuentra en una crisis interna al descender la tasa de ganancias. En toda esa área controlada por el Estado, es necesario que el capital empiece a invertir, crear nuevos mercados y nuevas áreas de inversión. El Estado debe retirarse de la economía y, por lo tanto, empezar un nuevo planteamiento neoliberal; es un proyecto en todas las dimensiones ideológicas, económicas, políticas y culturales. En este caso, lo primero que se plantea es la liberación de la economía del yugo estatal, asimismo, la dedicación para gestar, crear las condiciones de rentabilidad en el mercado. Todo aquello donde el Estado no debe cumplir funciones, debe de ser para el capital, se crea aparte y vuelve a manifestarse la ideología de la libertad y la individualidad. En el periodo anterior, aunque siempre estuvo latente, se manifestaba el principio de la universalidad, es decir, todos tenían derechos. En este caso, se empiezan a desarrollar otros tipos de habilidades personales a partir de la idea del desarrollo individual, de acuerdo a las capacidades y habilidades de las personas, se va a llegar a un mejor estado de desarrollo económico. Su importancia radica con el impulso de la individualidad donde empiezan a surgir conceptos, como la diferencia, pero no se reconoce o se hace a un lado un poco la desigualdad. Somos diferentes, pero no es conveniente que digamos ser desiguales; también está la crisis del Estado, que debe sanear sus finanzas y dedicarse exactamente a lo que debe ser. Ahí cumplen un papel muy importante los organismos supranacionales, en términos de que ellos son los responsables de atender un país en crisis; sobre todo en América Latina. Lo que significa es que deben existir los organismos supranacionales mismos que controlan y determinan qué tipo de políticas hay que llevar a cabo. Pero no solo son políticas económicas, hay que llevar esto lógicamente a todos los ámbitos en este periodo de los setenta y ochenta. Algunos países seguimos en crisis, en realidad tiene que ver mucho con controles, no solamente por parte de ciudades, ni del Estado. Ya no son aptos los mecanismos de un estado subsidiado; ahora los controles son de un orden supranacional, como es el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, etcétera. Al mismo tiempo, debido a la rentabilidad, y la necesidad de nuevos mercados es imprescindible que cambien los comportamientos del consumo para que las actividades económicas puedan crear sus propias estrategias que modifiquen el consumo de la población, con el fin de crear nuevas áreas de rentabilidad. Siempre han cambiado los comportamientos del consumo pero ahora son más intensos y más rápidos. Finalmente, debido a la promulgación de la ideología de la libertad y de la individualidad, es muy importante, para esta política neoliberal, que empiecen a surgir grupos sociales y que, principalmente tengan el principio de la participación. Antes el Estado controlaba un poco las actividades políticas, culturales y sociales, pero al retirarse el

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empiezan a surgir por el control que se tiene de éstas, la necesidad de intervenir y aportar modelos alternativos para la organización social comunitaria de todo tipo. Es ahí donde empiezan a surgir agentes y actores que tienen que ver con el nuevo proyecto neoliberal. Ya no surge solamente la gobernabilidad como una especie de equilibrio entre los intereses de cada uno de los actores relacionados en la sociedad, sino incluso en la economía surge la gobernanza como una forma de mecanismo de los grupos, incluso contrarios a los intereses del capital. En este caso ¿cómo influye en las ciudades esta nueva etapa? En términos económicos, ¿cómo afecta a las ciudades? En primer lugar, el punto es abrir nuevos mercados de rentabilidad, la planificación urbana se convierte en un mecanismo idóneo para abrir esos nuevos mercados y se empiezan a dar otros proyectos de intervención urbana con ese fin. Todas aquellas propiedades que tienen que ver con una propiedad estatal, tienen que ser liberados, y entrar al mercado, asimismo, todas aquellas áreas en la ciudad, que tienen un cierto potencial para la rentabilidad, también tienen que integrarse, ser liberadas, y entrar al mercado. Hay pues, varios tipos de proyecto de intervención urbana, pero el objetivo es que la ciudad se convierta en un área atractiva para la inversión, sobre todo extranjera. Ahora las inversiones se dan en un ámbito multinacional o supranacional, a diferencia del periodo anterior. En realidad, ahora las políticas son muy importantes para la implantación de este tipo de programas, aunque las estrategias sean las mismas. Ya no hay una distinción en la forma, llevar a cabo un programa de planificación en México es muy similar al que pudiera llevarse en Italia. Podríamos preguntarnos por qué. Los organismos controladores de capital a nivel mundial son ya multinacionales, no tienen nacionalidad. Hay pues, varios tipos de intervención urbana pero a diferencia de los anteriores, donde el proyecto era un principio de universalidad, aquí el principio es la planificación estratégica donde ciertos sectores se localizan como rentables. Hay que crearles las condiciones para que el capital extranjero nacional, el capital en sí, pueda invertir ahí. Los proyectos de intervención urbana tienen, en esta época neoliberal, el objetivo de crear las condiciones para que el capital invierta. Para ello, el Estado tiene que intervenir pero, ahora no interviene apoyando a la fuerza de trabajo como factor productivo, no, ahora como un gestor donde invierte en infraestructura urbana –otra vez– para rentabilizar el capital. Además, como ya no hay un bloque socialista de competencia, es necesario hacer a un lado los intereses sociales. Aunque la clase trabajadora es importante, es necesario revitalizar el capital y garantizar su acumulación. La ciudad cumple un papel muy importante porque además, se vuelve prácticamente el único lugar donde se van a llevar a cabo las inversiones. Sobre todo porque, además, las inversiones ya no se dan solo en el ámbito productivo, sino que algunas son de tipo especulativo o inversiones en el ámbito de los servicios o de los comercios. Así, los proyectos de intervención urbana van con ese fin; en este caso hay varios actores muy importantes: lógicamente el capital, el estado que debe crear las condiciones para atraer el capital y otros organismos como la Unesco. Quizás esto causa extrañeza, pero otros organismos empiezan a involucrarse, y combinarse con factores ya no solamente económicos para atraer al capital, sino que se involucran otros aspectos como los culturales, especialmente los sociales, para rentabilizar al capital. Ahora, como el estado ya no está en el sistema de protección –en términos de llevar

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un desarrollo económico homogéneo– es muy importante que las ciudades empiecen a competir entre ellas por los recursos. Pero, tomando en cuenta que ya son recursos transnacionales, insisto, las ciudades deben competir por ellos. Para eso hay fondos orientados a determinar las actividades que se desarrollen a través de un proyecto de intervención urbana. La mayoría de esos proyectos tienen que ser distintivos, en otras palabras, las ciudades empiezan a buscar la manera de ser únicas para no competir abiertamente con otras ciudades; sin embargo, son únicas en términos de ofrecer ciertas características específicas para el capital. Ahí surge el papel importante de la planificación urbana con otros aportes desde la academia. Introducir ciertos aportes culturales, sociales, distintivos, identitarios de la sociedad, de la ciudad, para hacerla competitiva. Se empiezan a crear los imaginarios, también de manera dominante como rentables. Las ciudades se distinguen con base en la creación de una imagen o al aprovechar ciertos imaginarios sociales urbanos para hacerlas distintivas. El éxito de las ciudades depende del papel que cumplan en la economía o el papel que quieran desarrollar. Así, hay ciudades globales –Nueva York, Tokio, París, Londres– pero también otras que pueden ser turísticas. Designación de motes y etiquetas: ciudades creativas, ciudades del entretenimiento, ciudades del conocimiento, todas de acuerdo con la idea de hacerlas distintivas, especializarlas en determinadas cosas para atraer al capital, ciudades del turismo, ciudades culturales, ciudades deportivas, etcétera. Todo este proceso se basa, lógicamente, en el proyecto de intervención urbana. Algunas consecuencias son evidentes, sobreviene la fragmentación, no solamente del espacio público, sino también una fragmentación social. En realidad, el modelo anterior del estado subsidiario en América Latina jamás disminuyó o acabó con las desigualdades sociales; menos aún con la distribución desigual de la riqueza. En este caso la fragmentación del espacio social, del espacio urbano, no se ha terminado; pero además, esta nueva ideología de hacernos distintivos, de representar la diferencia, de ser único, lógicamente trae una serie de conflictos. En realidad, el conflicto por el espacio público y el espacio urbano, siempre se ha dado, pero se intensifica como producto de la inversión dedicada a determinados espacios urbanos e intensifica las desigualdades. Para rentabilizar esos imaginarios, lógicamente en términos físicos, los lugares –también en términos no tangibles– los espacios empiezan a privatizarse. No solo hay creación de espacios semiprivados, sino también de los públicos. Podemos concluir al respecto, en primer lugar, la predominancia del capital especulativo, pero sobre todo la predominancia del capital destinado al desarrollo de la ciencia y la tecnología, lógicamente va a trasladar y a orientar determinados lugares del mundo que se especialicen en eso. Naturalmente, las ciudades que van desarrollando estas habilidades, van a ser las beneficiadas por parte del capital. Luego, a las ciudades les trae también una serie de conflictos derivados de la estructura en la relación entre capital y trabajo. Algo muy importante en este caso, todas aquellas políticas destinadas a la creación del empleo y sobre todo del empleo urbano, realmente no tienen cabida en la nueva dinámica mundial, principalmente por que no se trata de fomentarlo. En realidad, el empleo no es necesario en este momento para el capital, pues prácticamente va a necesitar el que le permita desarrollar la ciencia y la tecnología, en particular, desarrollar actividades especulativas. La manifestación del desempleo, del sub empleo y todas las manifestaciones, van a se-

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guir en las ciudades. Si no se modifica el actual estado de la economía, pues todas aquellas actividades o políticas que posibiliten la creación del empleo, no estarán insertas en la dinámica económica mundial. Se trata de rentabilizar el capital con base en las nuevas tecnologías y nuevos flujos de capital especulativo. Todo aquel proyecto que tiene como base al empleo, simplemente no está inserto en la nueva dinámica; a esto hay que añadirle que el Estado, en su función de gestor, sigue invirtiendo en infraestructura urbana. Aunque esto último se haya disminuido fuertemente, el gasto social en realidad sigue comprometido; principalmente por que el capital –en la búsqueda de la rentabilidad– va a ir hacia aquel lugar donde se le garanticen las condiciones idóneas. En esa búsqueda, el objetivo del capital no es crear un impacto de bienestar social, es rentabilizarse. Por lo tanto, el Estado que invierte va a crear las condiciones al capital, y endeudarse para ponerle la infraestructura. Pero, si el capital considera que ya en esa actividad no hay rentabilidad, se va a otro destino. En este esquema, los estados siguen teniendo deudas, pero por un gasto social, sino porque sigue destinándose a la infraestructura urbana. En cierta forma, todos aquellos proyectos de intervención urbana estarán en la lógica de evitar la migración del capital; el Estado tratará de retenerlo, creándole las condiciones para que este ahí. Finalmente, se siguen intensificando las desigualdades sociales y espaciales, pero a diferencia de un periodo anterior cuando, mayormente se dio en los países subdesarrollados, ahora es en todo el territorio, en todo el mundo. Ya se ven las manifestaciones sociales, movimientos sociales, conflictos sociales que no solo se dan en los países subdesarrollados. Son casi todo el tiempo-producto, precisamente de la concentración y centralización de la riqueza en un grupo muy pequeño de capitalistas. Lógicamente, en términos espaciales hay una mayor fragmentación del espacio, una mayor exclusión. La distinción implica ser diferente del otro; todos aquellos grupos sociales e individuos que no cumplan las características de esa distinción simplemente están excluidos de los intereses del capital. Las implicaciones para las ciencias, las disciplinas y los estudios urbanos tiene que ver un poco con volver a la crítica. Un autor chileno, Adrián Gorelik1, decía que dejemos la imaginación académica y volvamos al imaginario del urbano. Creo, en el sentido de hacer un poco de crítica, que debemos reflexionar sobre cuál ha sido nuestro papel como aportadores en términos, incluso, ideológicos; en el papel de los planes y los proyectos de intervención urbana. El capital se ha aprovechado de todos aquellos aportes, todos aquellos que tienen que ver con el resalte de los factores identitarios culturales y sociales; el capital se ha aprovechado para rentabilizarlos. En todos los nuevos proyectos que ya tienen, prácticamente desde mediados de la década de los noventa, aquellos donde se impulsan las artes, la cultura y la identidad han sido fuertemente impulsados en los proyectos de intervención urbana. Incluso, algunos impuestos a través de ciertas etiquetas como “Patrimonios culturales de la humanidad”, como “Pueblos mágicos”, son etiquetas que, en cierto modo, su objetivo es rentabilizar el capital. Han utilizado aportes por parte de la academia para rentabilizarlos; entonces, en este caso es muy importante volver a la crítica, ver nuestro papel.

1 Nota del coordinador: De acuerdo con “Siglo XxI editores”, Adrián Gorelik nació en Mercedes, Argentina (1957). http://www.sigloxxieditores.com.ar/fichaAutor.php?idAutor=1057 (marzo, 2014).

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Estimación de la calidad de zona

Jesús Quintana Pacheco2 / Josep Roca Caldera3

L

a calidad de zona, se encuentra íntimamente ligada a las preferencias de los individuos por ocupar lugares específicos de un área geográfica, municipio, ciudad, distrito o barrio urbano. En donde sea posible tener facilidades para obtener las mejores condiciones de: acceso al trabajo, a equipamientos urbanos (escuelas, hospitales, parques, museos) o simplemente donde poder establecer las relaciones sociales de su preferencia. Las modas, las nuevas tecnologías, los fenómenos sociales, entre otros, son factores de cambio de las preferencias de los consumidores, por lo que una zona que hoy es considerada de calidad, puede dejar de ser referencia de las preferencias del consumidor y modificar ligera o drásticamente su estatus de calidad. Así también, las zonas son espacios que se construyen y se modifican en el tiempo, de acuerdo a las necesidades e intereses de sus actores; por lo que es difícil hablar de zonas completamente homogéneas y más bien se identifican zonas con un cierto grado de homogeneidad en sus características de calidad. 2 Universidad de Sonora. Blvd. Luis Encinas y Rosales, Hermosillo, Sonora, México. [email protected] 3 Universidad Politécnica de Cataluña. Jordi Girona 31, Barcelona, Cataluña, España. [email protected]

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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1. Rentas de accesibilidad La teoría de la ubicación (Von Thünen, 1826), tiene su origen en los trabajos publicados en Alemania, donde aplica un modelo a tierras con explotación agrícola, el cual considera una variación de la renta en función de la distancia al centro de consumo, considerando constantes el resto de las características del terreno en cualquier dirección. Posteriormente, la teoría de uso del suelo agrícola que presentó Von Thünen, es desarrollada en el ámbito urbano por los economistas urbanos americanos, entre ellos Hurd (1903) y Haig (1926), que presentan un modelo urbano caracterizado por: »» El centro de negocios (CBD),4 que sustituye al centro de consumo en el esquema agrícola de Von Thünen. »» Supone que la población urbana trabaja en el CBD, por lo que tiene que desplazarse diariamente del hogar al centro de trabajo. Si bien, este aporte funda las bases de la teoría de la accesibilidad, por sí sola no logra explicar lo que realmente sucede con los valores del suelo en la actualidad; esto debido, a las mejoras en los medios de transporte, la aparición del automóvil, el ferrocarril, el metro, entre otros, que modifican las formas y medidas de la accesibilidad. Alonso (1964) presenta un trabajo que intenta conciliar la teoría de la localización con la teoría del valor, donde su principal aportación es la relación “bid–rent”, con la cual se puede establecer para cada individuo o familia, una gama de posibilidades de consumo de valores de suelo y distancias al CBD, de tal forma que todas ellas conservan constante el nivel de utilidad. Más tarde, trabajos como los de Solow en 1972, Richarson en 1977 y otros, vienen a presentar una más completa interpretación de las teorías anteriores de formación del valor del suelo, que pasan a conformar lo que se denomina el modelo estándar. 2. Rentas de externalidades urbanísticas El modelo estándar de estructuración espacial de valor del suelo, no permite explicar completamente lo que pasa en las ciudades, ya que existen aspectos como la cantidad y calidad de servicios públicos, áreas verdes, polución, entre otros; elementos que intervienen de una forma importante en la construcción del valor del suelo urbano. Estos elementos no considerados por la teoría estándar y que tienen influencia significativa en la estructuración de los valores urbanos, se les denomina externalidades. Las externalidades de los bienes inmuebles, son todos aquellos factores que no se controlan por el poseedor del bien inmueble, pero que de una forma directa o indirecta tienen un efecto importante en el valor del inmueble. La externalidad se presenta fundamentalmente por la característica de inamovilidad del bien inmueble, que queda sujeto a los efectos de los elementos que lo circundan. En este sentido, las rentas de externalidad complementan con nuevos elementos a la formación del valor del suelo, al considerar otros factores tanto físicos como sociales, del entorno de los bienes inmuebles. Para su estudio se diferencian en dos tipos, las externalidades físicas y ambientales y las sociales; en donde las primeras se subdividen en externa4 CBD. Distrito de Negocios Central (Central Business District).

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lidades de la edificación, de la infraestructura y del medio ambiente. »» De la edificación. Las externalidades físicas producto de la edificación del entorno del bien inmueble, son elementos propios de las construcciones que circundan al bien inmueble, como pueden ser: tipos de construcciones, usos de las edificaciones, calidades de los materiales, fachadas, armonía de las edificaciones, antigüedad, estado de conservación, entre otras. »» De la infraestructura. Las externalidades físicas producto de la infraestructura del lugar, puede configurarse a partir de vialidades adecuadas, redes de transporte eficientes, sistemas de abastecimiento de agua y energía, trasmisión de imágenes y datos, entre otros. »» Del medio ambiente. Las externalidades del medio ambiente, son factores que inciden positiva o negativamente en el valor del bien inmueble: la presencia de un área verde, la contaminación por malos olores, ruido o la presencia de sustancias riesgosas para la salud. En el caso de las características físicas que conforman los índices de calidad de la edificación del entorno, se tienen trabajos como el de Mills y Simenauer (1996) que muestra cómo se han tratado de obtener índices de calidad de las viviendas a través de los años, encontrando un comportamiento creciente en un periodo de 1986 a 1992 de valores de vivienda en Estados Unidos. Algunas de las variables introducidas en los modelos son: la edad de la vivienda, el tamaño del lote, el número de baños, el garaje, entre otras. En este sentido, Humarán y Roca (2010) encuentran una medida del factor de localización en la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, México; para lo cual realizan una cuantificación de la participación de las diferentes factores tanto intrínsecos como extrínsecos al inmueble, donde sugieren “[…] una participación del 44% es adjudicadle a elementos endógenos; los elementos exógenos tienen al frente las externalidades urbano ambientales con un 50%; seguida de la jerarquía social con un 33% y con 17% la accesibilidad”. Las externalidades de tipo ambiental como elementos integrantes del valor de los inmuebles, son tratados por Marshall (1890), quien fue uno de los primeros en bosquejar la influencia de factores como la densificación y la calidad del aire, en los valores del suelo urbano. Lo anterior a partir de cómo se desarrolla la sociedad, que buscando elementos de salud y calidad de vida, en realidad los individuos los confunden con el uso intensivo del suelo, en detrimento de la calidad de vivir en zonas menos densas, con mejores sistemas de drenaje, suministro de agua y luz, junto con buenas escuelas y oportunidades de jugar al aire libre. El ruido, como un factor que puede impactar en los valores de los bienes inmuebles, (Marmolejo, 2008) menciona la aparente correlación positiva entre el precio de la vivienda y el nivel de ruido, sin embargo al realizar una aproximación utilizando el enfoque de preferencias declaradas, encuentra que no existe una relación estadística significativa que relacione el valor de la vivienda y la intensidad del ruido. Ahora bien, al realizar una segmentación de la muestra encuentra que para los grupos socio–profesionales de renta alta, existe una correlación negativa con la percepción del ruido y menciona

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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“[…] esto sugiere que la demanda de espacios silenciosos es elástica ante la variación de otros atributos urbanos; así los grupos de renta media y baja valoran más la presencia de servicios de proximidad y la accesibilidad (que generan ruido), mientras que los grupos de renta alta parecen preferir vivir en entornos silenciosos a costa de no tener, a mano, los servicios personales ni de transporte”.

Fitch y García (2008), desarrollan un trabajo para el Área Metropolitana de Barcelona, que explica el comportamiento de los valores de la vivienda en función de indicadores socio– económicos, de accesibilidad y medio ambientales. Donde muestra la influencia de variables como la antigüedad de la vivienda y densidad del municipio, en los valores de las viviendas. Aplica la técnica de modelos hedónicos para estimar indirectamente los valores de aquellos bienes de carácter medio ambiental, que no tienen una estimación directa del valor. 3. Rentas de jerarquía social Las externalidades sociales son aquellos factores con origen en las características de las personas que habitan el lugar; esto es, su historia en cuanto a su capacidad económica, cultural, educativa o profesional, que le proporciona un carácter social, de cohesión y armonía a la zona. Las rentas de jerarquía social se muestran sobre todo en trabajos empíricos donde la explicación de la teoría estándar de la conformación de los valores del suelo, no es suficiente. Apareciendo aspectos difíciles de tratar, como el origen étnico y otros no tan complicados como, la educación, la renta familiar, entre otros. En trabajos como el de Halbwachs (1909), se introduce el factor de localización, como uno de los elementos principales del valor del suelo, esto es, la ubicación de la vivienda en un determinado lugar (barrio, zona o distrito) como el factor determinante del valor. Este valor a partir de elementos que reflejan la imagen de lugar, como son las características sociales, relativas a la educación, al prestigio, etcétera. Por su parte Anderson (1962), realiza un estudio de valores del suelo, considerando la teoría de la accesibilidad donde existe una relación significante entre el centro y el valor; sin embargo, encuentra que el comportamiento no es consistente y que en muchos de los casos esta influencia es menor que la que proporcionan los sectores. De donde concluye que el valor del suelo viene dado más por la influencia de los sectores (estructura socioeconómica) que por la accesibilidad; esto es, que el valor del suelo se ve más influido por las preferencias de los individuos a interrelacionarse socialmente con otros similares, formando así zonas socialmente homogéneas. En este tenor, Lombardini (1970) introduce el concepto de diferenciación de las rentas y lo explica con la demanda de viviendas calificadas y no calificadas. La vivienda no calificada, sin ventajas locacionales, representa la rentas absolutas, mientras la calificada con ventajas locacionales, producirá rentas diferenciadas. Esto es los valores de la vivienda con mejores características de suelo, infraestructura y preferencias sociales, representarán una diferenciación de las rentas. Ozanne y Thinodeau (1983) explican las diferencias de los valores de alquiler y valores de venta de vivienda en diferentes ciudades de los Estados Unidos, encuentra que las variable “solteros no ancianos” tiene una influencia positiva en el mercado de alquiler y una influencia mucho mayor en el mercado de ventas; por otro lado la variable “negro o hispano” tiene una influencia pequeña, pero negativa en los valores de alquiler y positiva en el caso del mercado de venta.

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4. Técnicas utilizadas La síntesis de la información se realiza a través de diferentes técnicas estadísticas como son los análisis factoriales o los métodos basados en la determinación de distancias, que permiten construir indicadores que sean aditivos y no presenten problemas de ponderación; de estos últimos, los más conocidos son la distancia CLR de Pearson, la distancia de Frechet, la distancia generalizada de Mahalanobis, la distancia de Stone, la distancia I de Ivanovic, la DP1 y la DP2. Para este caso, la “Distancia Ponderada 2 de Pena” mejor conocida como DP2, es una técnica de reducción de la información de las variables en indicadores sintéticos y se funda en la adición de las características de todas la variables, en un solo valor que resuma la información. La expresión general que define la DP2, es la mostrada en la ecuación:

Donde: di – representa la distancia entre el i–ésimo componente y el componente de referencia, esto es el valor absoluto de xi–xk. σi – representa la variabilidad de los valores tomados por el i–ésimo componente. Ri2 – representa la explicación del modelo de regresión lineal de la variable “i” respecto a las variables anteriores o con valores de “i” menores (donde R21=0). La principal aportación de la DP2, es la incorporación de un coeficiente de determinación en la expresión, de forma que se ponderan las diferencias entre, los indicadores y sus valores de referencia, por el porcentaje de información nueva que proporciona cada indicador al incluirse en la medida global o indicador DP2. Con esto se logra que el nuevo indicador incorporado, solo aporte la parte de la información no contenida en los indicadores precedentes (Pena, 1977). Por otro lado, hay que reconocer su desventaja ya que sus resultados suelen variar dependiendo del orden en que se introducen los indicadores; esto es, la entrada de los indicadores tiene un efecto importante en los valores finales de la DP2; además el orden inicial de entrada se define en base a la correlación respecto al indicador sintético propuesto inicialmente (Vector de Frechet), lo que define la variable principal de la cual se forma el indicador (Zarzosa, 1996, 2009).

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Gráfico 1. Municipio de Barcelona

Fuente: Elaboración propia. Con información de Google Earth y Cartografía de Cataluña.

Estudio del caso, datos y modelos 5. Caso de estudio La selección del lugar para llevar a cabo la aproximación cuantitativa a la calidad de zona, se basa en las facilidades que presente para obtener información en cantidad suficiente que permita llevar a cabo este proceso. En este sentido el municipio de Barcelona, como una ciudad moderna, con una adecuada gestión del desarrollo urbano, que pone énfasis en la vida social y el cuidado del medio ambiente; constituida por 73 barrios denominados oficialmente por su ayuntamiento, donde se intenta conservar una cierta homogeneidad dentro de cada delimitación y donde se han llevado a cabo otros trabajos que proporcionan un adecuado nivel de confiabilidad de sus indicadores y medidas del lugar. 6. Bases de datos Se integra la base de datos con indicadores constructivos y locativos, con los que se intenta explicar los elementos de calidad de zona. Se realiza la revisión de la congruencia de la información respecto a las observaciones de campo y en caso de presentar diferencias importantes (valores atípicos), se lleva a cabo el análisis de las posibles razones y se procede en consecuencia.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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La información para medir los elementos de calidad de zona, es tomada de bases de datos oficiales, con las cuales se intenta obtener un panorama lo más completo posible del municipio de Barcelona. Que corresponden a la base de datos del Censo 2001, la bases de datos del Departamento de Estadística del Ayuntamiento de Barcelona, la Encuesta de Movilidad Cotidiana de Cataluña 2006, las bases de la Dirección General de Catastro, bases del Planeamiento Urbanístico de Barcelona 2008 y el Mapa Acústico del Ayuntamiento de Barcelona 1997. 7. Elementos de calidad de zona Se utiliza la idea de “calidad de zona”, a partir de una serie de medidas observadas de diferentes formas; esto es, a través de indicadores, de componentes, de factores y de un indicador sintético de calidad de zona. En este sentido, los “indicadores” provenientes de las bases de datos oficiales, se agrupan y sintetizan para obtener los “componentes” de calidad de zona, que de nuevo se conjuntan para integrar cuatro “factores” de calidad de zona, y finalmente, obtener un “indicador sintético” de calidad de la zona. Indicadores de calidad de zona Los indicadores de calidad de zona son resultado de una selección de las variables de las bases de datos a considerar, en función de su aportación a la calidad de zona, lo anterior basado en los fundamentos de la calidad de zona presentados y a trabajos empíricos realizados por investigadores como Roca (1982), (Bourassa, Hamelink, Hoesli y MacGregor (1997), García Paulín y García Almirall (2011) y Flórez (1998). Las variables seleccionadas son las siguientes: I_S_comercio. Índice de superficie de techo de locales de comercio con relación a la superficie total de locales (cat 2009)5. I_S_oficina. Índice de superficie de techo de locales de oficina con relación a la superficie total de locales (cat 2009). I_S_industria. Índice de superficie de techo de locales de industria con relación a la superficie total de locales (cat 2009). int_uso_suelo. estimada como la relación entre la superficie construida de techo y la superficie del barrio (cat 2009). s_equip_hab. Relación de superficie total de equipamiento por habitantes del barrio (cat 2009). acc_equip. La probabilidad de acceso al equipamiento del resto de los barrios del municipio (cat 2009). sup_verd_barri. Porcentaje de superficie de verde (parques, jardines urbanos y zonas forestales) respecto a la superficie del barrio (plan 2008).6 acc_verde. La probabilidad de acceso al verde de otros barrios del municipio (plan 2008). 5 cat 2009, datos de la base de la Dirección General del Catastro 2009. 6 plan 2008, datos de la base del Planeamiento del Ayuntamiento de Barcelona 2008.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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viv_con_ruido. Porcentaje de viviendas con ruido exterior (ine 2001).7 viv_cont_m_olores. Porcentaje de viviendas con malos olores (ine 2001). int_ruido_max. Intensidad de ruido máxima observada en decibelios por barrios (acustico 1997).8 viv_buena. Vivienda en buen estado de conservación (ine 2001). ascensor. Viviendas con ascensor (ine 2001). cal_colectiva. Viviendas son sistema de calefacción en edificio (ine 2001). agua_cal_central. Viviendas con agua caliente central (ine 2001). portero. Viviendas con sistema de portero automático, personal encargado, otros (ine 2001). garaje. Viviendas con garaje (ine 2001). red_gas. Viviendas con sistema de distribución de gas (ine 2001). ant_viv_años. Antigüedad promedio de la vivienda en años (cat 2009). tiem_pond_barrios. Tiempo de desplazamiento ponderado del barrio a los barrios del Municipio de Barcelona (emqc 2006)9. tiem_pond_puntos_imp. Tiempo de desplazamiento ponderado del barrio a puntos importantes del Municipio de Barcelona (emqc 2006). educ_años. Número de años de educación promedio de la población activa del barrio (ine 2001). educ_alta. Porcentaje de la población activa con licenciatura o doctorado (ine 2001). educ_sin. Porcentaje de población activa sin primaria o con primaria incompleta (ine 2001). trab_alta_cal. Trabajadores de alta calificación: directivos de empresas, administradores públicos, técnicos profesionales, científicos e intelectuales (ine 2001). trab_serveis. Porcentaje de personas dedicadas a actividades de los servicios (ine 2001). trab_baja_cal. Trabajadores de calificación baja: agrícolas, pesqueras, artesanos, industria de la construcción y operadores de instalaciones y maquinaria (ine 2001). trab_construccio. Porcentaje de personas dedicadas a actividades de la construcción (ine 2001). ant_turismos. Antigüedad promedio de los turismos (est 200910). tur_moto_por_hab. Número total de turismos más motos por habitante (est 2009). prom_pot_ fiscal. Promedio de la potencia fiscal de los turismos (est 2009). renta_ fam. Índice de renta familiar por barrio en Barcelona (est 2009). per_hogar. Número de personas por hogar (est 2009). sup_viv_hab. Superficie de vivienda por habitante (est 2009). Inm_no europea. Porcentaje de población inmigrante procedentes de países distintos a los de Europa y Estados Unidos (est 2009). 7 ine 2001, datos de la base del Censo 2001 del Instituto Nacional de Estadística. 8 Mapa Acústico del Ayuntamiento de Barcelona 1997. 9 emqc 2006, datos de la Enquesta de Mobilitat Quotidiana de Catalunya 2006, Departament de Politica Territorial i Obres Públiques, Generalitat de Catalunya 10 est 2009, datos de las base del Departamento de Estadística del Ayuntamiento de Barcelona.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Estimación de los componentes de calidad de zona Los componentes son agrupaciones de indicadores relativos a un concepto de calidad más amplio que el indicador, medidos a través de un valor o valores que explican el concepto de mejor forma; sea esto a través de la selección adecuada de un indicador o del resumen de la información de un grupo de indicadores. Componente de educación »» educ_años. (INE 2001). »» educ_alta. (INE 2001). »» educ_sin. (INE 2001). El componente de calidad en educación, se integra a partir de las tres variables mostradas, mismas que presentan una importante correlación entre ellas, Cuadro 1. Cuadro 1. Matriz de correlaciones

Correlación

educ_años

educ_alta

educ_sin

educ_años

1.000

.957

–.776

educ_alta

.957

1.000

–.594

educ_sin

–.776

–.594

1.000

.000

.000

educ_años Sig. (Unilateral)

educ_alta

.000

educ_sin

.000

.000 .000

a. Determinante = .011 Fuente: Elaboración propia

Aplicando la técnica de componentes principales se obtienen valores de extracción altos, Cuadro 2 y una varianza total explicada con un solo componente de 85%, mostrado en el Cuadro 3. Cuadro 2. Matriz de comunalidades Inicial

Extracción

educ_años

1.000

.981

educ_alta

1.000

.864

educ_sin

1.000

.716

Fuente: Elaboración propia

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Cuadro 3. Varianza total explicada Componente Total

Autovalores iniciales

Sumas de las saturaciones al cuadrado de la extracción

% de la varianza

% acumulado

Total

% de la varianza

% acumulado

Total

1

2.561

85.367

85.367

2.561

85.367

85.367

2

.429

14.290

99.657

3

.010

.343

100.000

Método de extracción: Análisis de Componentes principales Fuente: Elaboración propia

De acuerdo con lo anterior, el componente de educación queda representado por este componente principal, donde la participación de las variables queda definida a partir de la matriz de componentes de el Cuadro 4. Cuadro 4. Matriz de componentes Componente educ_años

.991

educ_alta

.929

educ_sin

–.846

Fuente: Elaboración propia

La distribución espacial del componente de educación en la geografía del municipio de Barcelona, tiene congruencia con la estructura de calidad normalmente asociada a los barrios, Gráfico 2.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Gráfico 2. Componente de educación

Fuente: Elaboración propia

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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El resto de los componentes se integran siguiendo el procedimiento anterior y los resultados distribuidos en el municipio de Barcelona, se muestran en el Gráfico 3 y Gráfico 4.

Gráfico 3. Componente de motorización

Gráfico 4. Componente de renta

Fuente: Elaboración propia

Fuente: Elaboración propia

Estimación de los factores de calidad de zona La calidad de zona explicada a través de los cuatro factores de calidad (urbana del entorno, stock edificado, accesibilidad y jerarquía social), como resultado de la síntesis de los componentes relativos a cada factor. De acuerdo con trabajos de Pena (1977), Zarzosa (1996) y Flórez (1998), la técnica de dp2, puede ser una buen opción de síntesis de este tipo de información para integrar los indicadores sintéticos de calidad de zona; la cual permite agregar la información que aporte cada variable y que no se encuentre ya explicada por las variables precedentes. La aplicación de esta técnica se realiza normalmente con software desarrollado con este propósito; sin embargo, en esta ocasión se lleva a cabo combinando los resultados de hoja electrónica Excel y pasw 18.0. Indicador sintético del factor de calidad en jerarquía social El factor de calidad en jerarquía social está integrado por los siguientes componentes: »» Componente de educación: com_educación. »» Componente de ocupación: com_ocupación.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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»» »» »» »»

Componente de motorización: com_motorización. Componente de renta: renta_ fam. (est 2009). Componente de consumo de techo por habitante: sup_viv_hab. (est 2009). Componente de inmigración: inm_no europeos. (est 2009).

La componente de educación se integra por las variables educación en años y educación alta con signo positivo, mientras que educación baja presenta signo negativo; por lo que la participación del componente en el factor es positiva. La componente de ocupación se integra por trabajos de alta calidad y servicios con signo negativo y trabajos de baja calidad y de la construcción con signo positivo; por lo que la participación del componente en el factor es con signo negativo. El componente de motorización se integra por turismos y motos por habitante y promedio de potencia fiscal, ambas con signo positivo; por lo que la participación del componente en el factor es positiva. La componente de renta familiar, se integra por la renta promedio de las familias del barrio de forma positiva; por lo que su participación en el factor es positiva. La componente de consumo de superficie de vivienda por habitante se integran por la superficie de vivienda consumida por habitante en el barrio, con signo positivo; por lo que su participación en el factor es positiva. Por último, la componente de inmigración se integra por la variable, inmigración no europea, de forma positiva; por lo que su participación en el factor es negativa. Una vez modificado el signo de los componentes, se realiza la estandarización de los valores de cada componente, para posteriormente calcular el vector de referencia, como el valor mínimo de cada componente, a partir de los cuales se calcula el vector de distancia de Frechet. Ordenadas los componentes de acuerdo con el grado de correlación con la distancia de Frechet, se procede a determinar el primer valor de la dp2_1, a partir de la aplicación de la expresión general de la dp2. Revisando el orden de las correlaciones de los componentes con la dp2_1 y la distancia de Frechet, no coinciden por lo que es necesario realizar una segunda iteración con este nuevo orden de entrada, proceso que converge en la segunda iteración, con lo cual queda determinado el indicador sintético de calidad en jerarquía social. Los resúmenes de los análisis se muestran en las Cuadro 5, Cuadro 6 y Cuadro 7.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Cuadro 5. Matriz de correlación con Frechet Componente

Corrección DP2

com_renta

0.94309

com_motorizacion

0.91004

com_cons_techo_hab

0.90871

com_educacion

0.91405

com_ocupacion

0.89025

com_inmigracion

0.61543

Fuente: Elaboración propia

Cuadro 6. Matriz de correlación con la dp2 Componente

Corrección DP2

com_renta

0.939955292

com_motorizacion

0.923156031

com_cons_techo_hab

0.871480541

com_educacion

0.852236943

com_ocupacion

0.821728310

com_inmigracion

0.701185993

Fuente: Elaboración propia

Cuadro 7. Factores de corrección Componente

Corrección DP2

com_renta

1.00000

com_motorizacion

0.15258

com_cons_techo_hab

0.28217

com_educacion

0.17975

com_ocupacion

0.09581

com_inmigracion

0.66965

Fuente: Elaboración propia

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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El Gráfico 5, muestra el comportamiento en el territorio del municipio de Barcelona, del indicador sintético del factor de calidad en jerarquía social, distribución que parece congruente con la disposición a pagar de los compradores de vivienda, observada en campo.

Gráfico 5. Indicador sintético del factor de calidad en jerarquía social

Fuente: Elaboración propia

El resto de los indicadores sintéticos de los factores de calidad de zona se muestran en los gráficos siguientes:

Gráfico 6. Indicador sintético del factor de calidad del entorno

Gráfico 7. Indicador sintético del factor de calidad del stock edificado

Fuente: Elaboración propia

Fuente: Elaboración propia

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Gráfico 8. Indicador sintético de calidad en accesibilidad

Fuente: Elaboración propia

Estimación del indicador sintético de calidad de zona A partir de los factores de calidad de zona obtenidos, es posible realizar una aproximación a lo que bien podría llamarse “indicador sintético de calidad de zona”. Aplicando una vez más las técnicas de síntesis de la información dp2, a los cuatro factores de calidad, se obtienen los resultados mostrados en las Cuadro 8, Cuadro 9 y Cuadro 10, de donde se deduce que el proceso converge en la primera iteración.

Cuadro 9. Matriz de correlación con la

Cuadro 8. Matriz de correlación con Frechet Componente

Componente

Correlación Frechet

dp2.

Correlación

F_CAL_JER_SOC

0.86197

F_CAL_JER_SOC

0.84594

F_CAL_EDIFIC

0.77752

F_CAL_EDIFIC

0.68936

F_CAL_ACCESIB

0.67379

F_CAL_ACCESIB

0.67996

F_CAL_URB_ENT

0.51716

F_CAL_URB_ENT

0.58986

Fuente: Elaboración propia

dp2

Fuente: Elaboración propia

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Cuadro 10. Valores de corrección Componente

Corrección con la DP2

F_CAL_JER_SOC

1.00000

F_CAL_EDIFIC

0.41551

F_CAL_ACCESIB

0.84861

F_CAL_URB_ENT

0.93007

Fuente: Elaboración propia

Así también, se muestra la distribución espacial del indicador sintético de calidad en el territorio del municipio de Barcelona, en el Gráfico 9.

Gráfico 9. Indicador sintético de calidad de zona (factores)

Fuente: Elaboración propia

Los valores del indicador sintético obtenido por la técnica dp2, a partir de los factores resultados de otros procesos de síntesis dp2, llevan a preguntarse sobre la validez de la aplicación repetitiva de esta técnica y que el resultado final realmente represente la síntesis de la información inicial.1 1 En consulta realizada a Pilar Zarzosa su respuesta al respecto es: “El problema es que no se conocen las propiedades que posee ese nuevo indicador sintético. No me consta que nadie haya investigado dichas propiedades”.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

48

Si bien no existen trabajos que muestren la validez o no de este proceso, a continuación se desarrolla la obtención del indicador sintético de calidad de zona, a partir de los componentes de calidad, de esta forma, se aplica una sola vez la técnica DP2 a la información de calidad de zona. Los resultados del proceso se muestran en las Cuadro 11, Cuadro 12 y Cuadro 13.

Cuadro 11. Correlaciones con Frechet Componente

Corrección con la dp2

Cuadro 12. Correlaciones con la Componente

dp2.

Corrección con la dp2

C_renta

0.9212

C_renta

0.8617

C_motorizacion

0.8798

C_motorizacion

0.8284

C_consumo_techo

0.8367

C_consumo_techo

0.7397

C_educacion

0.8440

C_educacion

0.7320

C_ocupacion

0.8339

C_ocupacion

0.7303

C_edificacion

0.7615

C_edificacion

0.6871

C_acc_p_imp

0.6219

C_acc_p_imp

0.5765

C_inmigracion

0.5514

C_inmigracion

0.5635

C_equipamiento

0.4878

C_equipamiento

0.5676

C_acc_barrios

0.3073

C_acc_barrios

0.4564

C_area_verde

0.2889

C_area_verde

0.3703

C_ambiental

0.0972

C_ambiental

0.1862

C_uso_suelo

0.0987

C_uso_suelo

0.0512

Fuente: Elaboración propia

Fuente: Elaboración propia

Cuadro 13. Factores de corrección Componente

Factor de corrección

C_renta

1

C_motorizacion

0.1526

C_consumo_techo

0.2822

C_educacion

0.1797

C_ocupacion

0.0958

C_edificación

0.3445

C_acc_p_imp

0.4854

C_inmigracion

0.6260

C_equipamiento

0.7015

C_acc_barrios

0.9038

C_área_verde

0.4511

C_ambiental

0.5138

C_uso_suelo

0.5892

Fuente: Elaboración propia

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

49

La distribución espacial de los valores del indicador sintético de calidad de zona, estimado a partir de los componentes de calidad de zona, se muestran en el Gráfico 10.

Gráfico 10. Indicador sintético de calidad de zona (componentes)

Fuente: Elaboración propia

Conclusiones La utilización de técnicas de síntesis de información, lleva consigo una pérdida de información, esto es, la explicación de un concepto a partir de varios indicadores simples, siempre será mejor que la utilización de un solo indicador sintético. Sin embargo, es más complicado explicar las relaciones de 36 indicadores simples de calidad de zona, que un solo indicador sintético de calidad de zona. La reducción de los indicadores a través de Componentes Principales es un proceso que se desarrolla eficientemente, en la medida de la correlación que exista entre estos indicadores. Cuando la correlación es baja, los componentes principales se incrementan o de lo contrario se pierde mayor explicación de uno o varios indicadores poco correlacionados.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

50

La síntesis por medio de la Distancia Ponderada 2, es una opción de suma de distancias o diferencias relativas de un valor a otro, con la variante principal de sumar solo la parte del siguiente indicador, no explicada por los primeros indicadores. Esto es, la DP2 es un complemento importante para lograr obtener indicadores sintéticos. Los componentes de calidad de zona considerados, son resultado de la aplicación de la técnica de Componentes Principales a la serie de medidas (indicadores) relacionados con el concepto del componente de calidad de zona. Los factores de calidad de zona son el resultado de la suma de distancias DP2 de los componentes de calidad de zona, que describen cada uno de los cuatro factores de la misma. El indicador sintético de calidad de zona, se obtiene a partir de la aplicación de la técnica DP2 a los factores de calidad de zona y a sus componentes de calidad de zona. Este último procedimiento se considera una aplicación correcta de síntesis de información, debido a que del primer procedimiento no se tiene evidencia matemática de las características del indicador resultante de las síntesis de DP2 sobre indicadores obtenidos por la DP2. No obstante es importante mencionar que, los resultados de los dos procedimientos, para este caso particular, son muy similares, observándose un nivel de explicación de su ajuste lineal de 99.2%. Referencias Alonso, W. (1964). Location and Land Use. Cambridge: Harvard University Press. Bourassa, S. C., Hamelink, F., Hoesli, M. y MacGregor, B. D. (1997). Defining housing sub– markets: evidence from Sydney and Melbourne. Cutting Edge RICS Research. Fitch, J. M. y García, P. (2008). La incidencia de las externalidades ambientales en la formación espacial de los valores inmobiliarios: El caso de la Región Metropolitana de Barcelona. Arquitectura Ciudad y Entorno, II(6), 673–692. Flórez, M. J. (1998). Accesibilidad, calidad urbana y grupos socioeconómicos en el patrón de localización residencial: El caso Caracas. Barcelona: Universidad Politécnica de Cataluña. García Paulín, C. M. y García Almirall, P. (2011). La problemática de la vivienda en Barcelona y corona Metropolitana, Calidad Urbana, Calidad de la Edificación y su incidencia en la cohesión social. Barcelona: Tesis doctoral Universidad Politécnica de Cataluña. Humarán, I. y Roca, J. (2010). Hacia una medida integrada del factor de localización en la valoración residencial: El caso de Mazatlán. Arquitectura, Ciudad y Entorno, V(13), 185–218. Hurd, R. (1903). Principles of Political Economy. New York. Lombardini, S. (1970). La normalización del mercado del suelo y de la vivienda por medio de un nuevo código urbanístico en Italia. Barcelona: Departamento de Urbanística de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Marmolejo, C. (2008). La incidencia de la percepción del ruido ambiental sobre la formación espacial de los valores residenciales: Un análisis para Barcelona. Revista de la Construcción, 7(1), 4–19. Marshall, A. (1890). Principles of Economics. London England: Macmillan and Co. Ltd. Pena, J. (1977). Problemas de la medición del bienestar y conceptos afines: Una aplicación al caso Español. Madrid: Instituto Nacional de Estadística.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

51

Roca, J. (1982). Vers una interpretació de la formació i distribució dels valors del sòl a Barcelona. Barcelona: Tesis Doctoral, Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona . Von Thünen, J. (1826). Der Isoliert Staat in Beziehung auf Landwirtschaft und Nationaloëkonomie. Hamburgo. Zarzosa, P. (1996). Aproximación a la Medición del Bienestar Social. Valladolid, España: Universidad de Valladolid. Zarzosa, P. (2009). Estimación de la pobreza en las comunidades autónomas españolas, mediante la distancia dp2 de Pena. Estudios de Economía Aplicada, 27(2), 397–416.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

52

Ocupación y transformación del territorio en el municipio de Otzolotepec, a partir de la expropiación de haciendas (1915–2000)

Martha Rosas Vilchis2

L

a propiedad y explotación de la tierra en México ha sufrido cambios significativos a lo largo de la historia. Antes de la llegada de los españoles, los asentamientos humanos registrados en el valle de México y Toluca eran dispersos, la actividad principal era la agricultura, por lo tanto, las familias estaban distribuidas en torno a sus parcelas de labor. Durante la época prehispánica predominó el calpulli como base de la organización social y productiva, la tierra era propiedad comunal y cada jefe de familia tenía derecho a una parcela con la finalidad de trabajarla, en caso de abandonarla o no cultivarla por dos años, se perdía el usufructo1 de ese bien. 1

El usufructuario posee el bien en cuestión (tienen la posesión), puede utilizarlo y obtener sus frutos pero no es el propietario.

2 Doctorado en Urbanismo, UAEMéx. Facultad de Planeación Urbana y Regional, Universidad Autónoma del Estado de México, Matamoros s/n, Toluca, Estado de México, México. [email protected]

Vivienda, diseño, imaginarios e historiografía urbana

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En la configuración del territorio predominó una estructura estratificada, compuesta por algunos centros ceremoniales, cabeceras religiosas y económicas destinadas solamente a gobernantes, sacerdotes, guerreros y algunos nobles. Algunos estudios nos muestran otras manifestaciones de asentamientos humanos en las zonas serranas, por ejemplo entre los límites de los Estados de México, Hidalgo, Querétaro y Michoacán destacó el señorío otomí, grupo étnico con una estructura social política y religiosa propia, lo cual demuestra la diversidad regional en cuanto a la ocupación del suelo y organización de la sociedad antes de la llegada de los peninsulares. Una vez consumada la conquista, el Consejo Real de las Indias instrumentó nuevas disposiciones que incidieron en la configuración del territorio, destaca la “encomienda” cuyo objetivo principal era modificar las costumbres de los naturales, representó un instrumento jurídico que afectó la propiedad comunal. No significó concesión de tierras sino solo poder sobre la fuerza de trabajo y tributaria de los indígenas. Los abusos y excesos de esta práctica sobre la población ocasionaron severas críticas, la Corona suprimió esta medida, y solo mantuvo las mercedes y el repartimiento. La distribución de tierra, se dio a partir de la fundación de villas, acompañada de cesiones de tierras, “después de haber elegido el lugar para el nuevo centro de población, se delimitaba una extensión de tierras adecuadas para dehesas y ejidos, otra para propios y el resto se dividía en cuatro partes, de las cuales una era para el que había obtenido la capitulación y las tres restantes para suertes iguales que se repartían entre los pobladores” (Von Webeser, 1989: 14). El modelo de traza en la mayoría de los pueblos, constaba de una plaza central, y alrededor de ésta se disponía la iglesia, los edificios administrativos y las viviendas de los españoles. Una nueva forma de propiedad se generó en los albores del siglo xvi, las estancias de ganado tuvieron una importancia relevante dentro de la economía novohispana, el ganado se expandió por todo el país imprimiendo un sello característico al paisaje, este fenómeno dio origen al surgimiento de la “hacienda” (Von Webeser, 1989: 49), la cual puede ser concebida como la primera unidad de desarrollo capitalista que influyó en la configuración del territorio. La hacienda era una “organización de explotación extensiva, y modalidades típicas en lo político, en lo social y en lo moral […] era una entidad orgánica autosuficiente en muchos sentidos (Fabila, 1959: 3), pues con el tiempo integró escuela, iglesia y comercio en su área. Cuadro 1. Características de la propiedad de la tierra y organización social Propiedad de la tierra

Época Prehispánica

Jerarquía y estructura en la organización social y distribución de la tierra 1. 2. 3. 4. 5.

Tlacatecutli: para residencia de familiares o corte del rey o emperador Tlatoques: residencia de gobernantes de provincias Mitlchimalli: residencia de guerreros Teotlalpan: tierras custodiadas por sacerdotes Calpulli: barrios para la población • Calpullalli: Parcela individual, dada en usufructo a un jefe de familia • Altepetlalli: tierras propiedad del barrio

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Encomienda: consistió en otorgar en encomienda la custodia y cuidado de cierto número de indios a fin de evangelizar 7. Mercedes reales: contribuyeron a la reducción de los territorios de los indígenas 8. Terrenos de Repartimiento: parcelas familiares para autoconsumo se otorgaban en usufructo 9. Estancias de ganado: uso de tierra para crianza de ganado 10. Hacienda: forma particular de propiedad y organización de la producción, estaba compuesta por: (Finca, Pegujales, superficie en arrendamiento, aparcería, mediería etcétera, superficie no cultivable de reserva y de bosque para pastoreo 11. Ejido: propiedad de la nación, cedida a una comunidad de campesinos en usufructo 6.

Siglo xvi–xx

Fuente: Elaboración propia a partir de la Secretaría de la Reforma agraria (1998)

En el Cuadro 1 se muestra de modo general, las características de la distribución de tierra y su organización social antes y después de la conquista. La concentración de tierra en pocas manos fue una constante que se extendió en gran parte del territorio, a finales del siglo xix Oaxaca ocupaba el primer lugar con un índice de 95.7%, seguía Nayarit con 95.4%, Guerrero 94.8% y el Estado de México con 90.9%. 2. Efectos de la Reforma agraria en las haciendas Las haciendas representaron la primera manifestación capitalista en el sistema económico de México. Después del movimiento armado de 1910, se produjo una reforma agraria que restó terrenos a las haciendas. A partir de esas expropiaciones ocurrieron algunos eventos como: la ampliación de la superficie de las cabeceras municipales, el origen de nuevas localidades ejidales y la restitución de tierras a los pueblos indígenas. Algunos autores han destacado que las formas de ocupación, organización, acondicionamiento y utilización del espacio están históricamente condicionadas por las características de la producción y sus implicaciones en las estructuras sociales. La hacienda significó una entidad autosuficiente capaz de funcionar a la par de las ciudades o pueblos establecidos. El reparto agrario permitió situar a los campesinos como figuras centrales de la distribución de la tierra, pero diversos factores como el crecimiento de la población, la migración y la introducción de infraestructura han influido en la distribución de los asentamientos humanos, modificando sustancialmente las condiciones de los ejidos y por ende activando el proceso de urbanización en zonas rurales. Antes de implementarse la Ley del 6 de enero de 1915, casi una quinta parte del territorio o sea 39 millones de hectáreas estaba en poder de 65 propietarios. En la primera década del siglo xx, de “70 000 localidades habitadas que había, 55 000 estaban enclavadas en las llamadas haciendas” (Fabila, 1959: 7). El proceso de distribución de la tierra fue paulatino pues todavía el 25% de la propiedad estaba en manos de 114 latifundistas. Para 1930, ya se habían afectado 3 mil haciendas y se habían dotado 3363 ejidos y restituido 15. En el contexto nacional, el Censo de 1940 mostró que existían 122 434 localidades, 841 eran localidades urbanas, 310 ciudades, 531 villas, contaba con 9294 localidades rurales libres las cuales se dividían en dos grupos 5403 pueblos y 3891 congregaciones. Y persistían 7287 localidades de propiedad privada. Además en el país ya se habían creado 14 640 ejidos ocupando casi 30 millones de hectáreas tomadas de las haciendas. Cabe destacar que el Estado de México se convirtió en una de las entidades con mayor número de ejidos y ejidatarios durante ese periodo.

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3. Haciendas en el Estado de México La riqueza del suelo y las condiciones naturales de algunas regiones del Estado de México, resultaron propicias para la consolidación y desarrollo de haciendas y ranchos agrícolas y ganaderos. Por más de tres siglos, estas unidades de producción sirvieron de eje en la configuración de asentamientos humanos, el establecimiento de comunicación con centros de población y la garantía y desarrollo de la producción alimentaria. En el valle de Toluca aparecieron diversas haciendas, ranchos y rancherías, cuyas actividades y producción influyeron en las relaciones sociales, políticas y económicas de la región (Del Roble, 2011: 7).

Cuadro 2. Haciendas y ranchos en el Estado de México por Distrito Número de haciendas

% territorio

Número de ranchos

% territorio

Distrito I Toluca

67

17.90

103

29.6

Distrito II Cuautitlán

14

3.8

1

.28

Distrito III Chalco

31

8.2

15

4.3

Distrito IV Ixtlahuaca

42

11.20

36

10.3

Distrito V Jilotepec

30

8.0

24

6.9

Distrito VI Lerma

11

2.9

7

2.0

Distrito VII Otumba

20

5.3

24

6.9

Distrito VIII Sultepec

25

6.6

4

1.14

Distrito IX Temascaltepec

27

7.2

1

.28

Distrito X Tenango

10

2.7

26

7.4

Distrito XI Tenancingo

22

5.9

11

3.16

Distrito XII Texcoco

21

5.6

23

6.6

Número de haciendas

% territorio

Número de ranchos

% territorio

Distrito XIII Tlalnepantla

18

4.8

20

5.7

Distrito XIV Valle de Bravo

27

7.2

10

2.9

Distrito XV Zumpango

10

2.7

12

3.4

Total

375

Distrito

Distrito

348

Fuente: Elaboración propia a partir de García Luna (1987)

En 1893 el Estado de México contaba con 375 haciendas y 348 ranchos distribuidos en los quince distritos que lo conformaban, además en 1897 alcanzó una población de 826 125. El distrito de Toluca ocupaba el primer lugar ya que en su territorio se hallaban 67 haciendas y 103 ranchos. El segundo lugar pertenecía al distrito de Ixtlahuaca con

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42 haciendas y 36 ranchos y en tercer término se ubicaba Chalco con 31 haciendas y 15 ranchos. Para 1900 el Estado de México tenía una superficie de 2 141 400 hectáreas y contaba con una población total de 924 457 habitantes, distribuidos en 9 ciudades, 33 villas, 595 pueblos, 420 barrios, 393 haciendas, 480 ranchos y 348 rancherías. La mayoría de los habitantes se concentraba en las zonas rurales, por lo tanto, su actividad principal fue la agricultura. Se calcula que la extensión de cultivo en la entidad era de un millón quinientas mil hectáreas. De acuerdo con Andrés Molina Enríquez abogado y especialista en temas agrarios, el 80% del territorio estaba en manos de un reducido número de latifundistas (Sánchez, 1987: 148). Un ejemplo de ello es el emporio de gran influencia que creó en la entidad Santos Pérez Cortina, sus propiedades sumaban donce haciendas entre las cuales destacaban: Santa Cruz en Zinacantepec; Nicolás Tolentino en Toluca; San Bartolo en La Asunción Malacatepec; hacienda del Veladero cerca de Tenango; y la de Metepec en Almoloya de Juárez. También debemos añadir que una de las haciendas más importantes en el estado fue la Gavia, pues su superficie comprendía 130 465 hectáreas (Fabila, 1959: 26), y su valor fiscal era de 773 81 pesos. Los datos del primer Censo agrícola de 1930, mostraron la distribución predial en el Estado de México, señalando la existencia de nueve predios con una extensión superior a las diez mil hectáreas, 18 predios con extensión entre cinco mil y diez mil hectáreas, 278 predios con superficie entre mil y cinco mil hectáreas y 97 084 predios con extensión de 5 hectáreas o menos. Para 1940 las villas, pueblos y rancherías se vieron beneficiados con la nueva reforma, de tal manera que obtuvieron 889 ejidos, mientras que en 1950 su número se elevó a 968. Configuración de haciendas en el Distrito de Lerma En la porción central del Estado de México, se ubica el valle de Toluca cuyas características naturales y topográficas lo han convertido en una región propicia para el desarrollo de asentamientos humanos. Así, en la etapa prehispánica el valle fue territorio de los matlazincas, pero más tarde, antes de la llegada de los españoles los aztecas invadieron estas tierras (Lockhart, 1991: 52) y por consecuencia los grupos indígenas migraron y se refugiaron en las zonas altas. A la llegada de los españoles el fértil valle se convirtió en escenario propicio para la consolidación y desarrollo de fincas agrícolas y ganaderas (Beltrán, 2010: 68). Los municipios que conforman el valle de Toluca son: Almoloya de Juárez (17 haciendas), Toluca (28 haciendas), Metepec (3 haciendas), Zinacantepec (10 haciendas), San Mateo Atenco (1 hacienda), Calimaya (5 haciendas), Ocoyoacac (2 haciendas), Otzolotepec (2 haciendas), Xonacatlán (2 ranchos), Mexicalcingo (1 rancho), Chapultepec (1 rancho) y Lerma (4 haciendas). Cada una de estas jurisdicciones albergaba ranchos y haciendas agrícolas, por lo tanto, se establecieron vínculos comerciales entre las principales ciudades y esas unidades económicas. A su vez, el distrito de Lerma estaba integrado por los municipios de Lerma, Atenco, Ocoyoacac, Xonacatlán y Otzolotepec, su superficie abarcaba 32 500 hectáreas de las cuales una tercera parte estaba destinada al cultivo (García Luna, 1987: 105), estaba

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compuesto por las siguientes unidades territoriales: una ciudad, 24 pueblos, 16 barrios, 11 haciendas, 7 ranchos y 7 rancherías. Cerca del 50% del territorio pertenecía a los propietarios de las haciendas de Peralta (5418 ha), Mayorazgo (6063 ha) y Doña Rosa (3440 ha). La población total del distrito era de 39 910 habitantes, Lerma contaba con 11 656 habitantes, Atenco con 7202, Ocoyoacac con 8851; Otzolotepec 7312 y Xonacatlán 4889. Destacaban por su producción en este distrito 9 haciendas y 5 ranchos que en conjunto completaban una extensión de 20 568 hectáreas y además representaban una población de 2618 habitantes, El resto de territorio estaba compuesto por villas, cabeceras municipales y comunidades indígenas. En el municipio de Lerma3 se ubicaban las haciendas de Peralta y Doña Rosa, en Ocoyoacac se desarrollaron las haciendas de Jajalpa, y Texcalpa, y en Otzolotepec cobraron relevancia las haciendas de Mayorazgo y la Y. A su vez destacan en este distrito los ranchos de Alta empresa, y Santa Teresa en Lerma; rancho de San José Buenavista en Atenco; rancho de Amomolulco y rancho de las ánimas en Ocoyoacac; ranchos de la Manga, de los Dolores y de la Fe en Xonacatlán y finalmente ranchos de las Trojes y de San Agustín en Otzolotepec. El municipio de Lerma, concentraba la mayor porción de población del distrito, mientras que el mayor número de trabajadores se asentaban en el municipio de Otzolotepec, como lo muestra la siguiente Cuadro.

Cuadro 3. Haciendas y Ranchos pertenecientes al Distrito de Lerma Municipio

Haciendas y ranchos

Número de habitantes

Número de trabajadores

Lerma

Haciendas: De Peralta, Doña Rosa Ranchos: Alta empresa, Santa Teresa

1533

266

Atenco

Ranchos: San José Buenavista Hacienda de Atenco

27

20

Ocoyoacac

Haciendas: Jajalpa, Texcalpa Ranchos: Amomolulco, Animas

163

72

Xonacatlán

Ranchos: Manga, Dolores, Fe

170

52

Otzolotepec

Haciendas: Mayorazgo, La Y Ranchos: Trojes, San Agustín

725

286

Fuente: Elaboración propia a partir de García Luna (1987: 108)

3 La producción agrícola y ganadera de este distrito era importante a fines del siglo xix, la mayor parte de la producción se vendía fuera del distrito, hacia 1893 se importaban productos con un valor superior de 50 000 pesos anuales y se exportaban productos con un valor de 500 000(García Luna, 1987: 109).

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4. Antecedentes de asentamientos y organización social en Otzolotepec Los primeros pueblos que se asentaron en el actual territorio de Otzolotepec fueron Xillotzingo, después Ocelotepec, Mozoquilpan y Tetitlán se establecieron como barrios de Xillotzingo. San Bartolo Otzolotepec se estableció en 1600, “en los espacios que dejaron las haciendas del Mayorazgo de Villanueva, de la Y… que cercaron todos los pueblos sin dejarles más tierras que las de la traza de 600 varas” (GEM, 1976: 802). Otzolotepec perteneció a la Alcaldía Mayor de Metepec, los primeros datos indican que la región siempre estuvo muy despoblada, sin embargo la zona alta siempre estuvo ocupada por los otomíes de Capulhuac y Jilotzingo. En las últimas décadas del siglo xix, la población estaba conformada del siguiente modo: pueblo de San Bartolo 896 habitantes, Santa María 825, hacienda de Mayorazgo 510, Los Mimbres 305, La Concepción 401, San Agustín 256, ranchería Las Trojes 35 y hacienda La Y 510. A finales del siglo xix y principios del siglo xx, el municipio de Otzolotepec era fundamentalmente rural, formaba parte del distrito de Lerma y estaba integrado por diversos asentamientos humanos, que podemos clasificar en: 1) La “cabecera municipal”, Villa Cuauhtémoc cuya trascendencia se configuraba como centro político y administrativo de ese territorio; 2) “Sistema de haciendas” –hacienda La “Y” y hacienda de Mayorazgo– cuya función se suscribía como centros de actividades económicas, por su capacidad para la producción de alimentos agrícolas y pecuarios; 3) “Asentamientos indígenas”, en los que destacan Santa María Tetitla, San Mateo Mozoquilpan, Santa Ana Jilotzingo y San Mateo Capulhuac, estos dos últimos localizados en un territorio geográfico accidentado al noroeste del municipio. La distribución de la población hacia los primeros años del siglo xx, tenía una connotación definida, en la cabecera municipal predominaba la clase social acomodada, las haciendas se localizaban relativamente cercanas al centro administrativo y en la periferia se ubicaban los pueblos indígenas. La prosperidad de las haciendas en la actividad agrícola y ganadera, motivó flujos migratorios de los pobladores de las regiones y pueblos cercanos, quienes se desplazaban hacia éstas para prestar sus servicios. De ese modo la hacienda de Mayorazgo disponía de 180 trabajadores mientras que la hacienda de la Y tenía 85 peones en ambos casos con salario de 18 centavos. Las Resoluciones Presidenciales en el Estado de México, del 6 de enero de 1915 al 31 de diciembre de 1958, impactaron la extensión de la propiedad de las dos haciendas ubicadas en el municipio de Otzolotepec. La hacienda de Mayorazgo propiedad de Pascual Becerril con valor fiscal de 101 600 pesos, fue afectada con 5570 hectáreas. La hacienda La Y, propiedad de Luz Arias de Suárez, con valor fiscal de 90 000 pesos perdió 591 hectáreas (Fabila, 1959: 47). La tenencia de la tierra en el municipio tiene las siguientes características: 45.99% se considera ejido, 46.62% de bienes comunales y 7.39% es propiedad privada. Los ejidos del municipio de Otzolotepec que resultaron de la reforma agraria son: ejido de Xonacatlán, ejido de San Bartolo Otzolotepec, ejido de Capulhuac, ejido Mozoquilpan, ejido de Santa María Tetitla, ejido Concepción, ejido Mimbres, ejido Mayorazgo y ejido Jilotzingo.

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4. Antecedentes históricos de la hacienda de Mayorazgo Santa Ana Mayorazgo es una población que pertenece al municipio de Otzolotepec en el Estado de México. Se encuentra localizada entre los paralelos 19º25¨00” de latitud norte y a los 99º33¨38” de longitud oeste. Sus límites territoriales actuales son: al norte con Santa Ana Jilotzingo; al sur con San Mateo Mozoquilpan y San Francisco Xonacatlán; al este con Santa María Zolotepec; y al oeste con San Mateo Capulhuac. La hacienda de Mayorazgo, fue protagonista de acontecimientos históricos que deben ser revisados. Su fundación corresponde al año 1665, por Don Juan Acosta, pero quien le dio el máximo esplendor fue Don Jossep Bentura Villanueva Mayorazgo Altamirano y Cervantes (Téllez, 2005). Se conoce que a fines del siglo xix y principios del siglo xx, la hacienda fue propiedad de Pascual Becerril y contaba con una superficie de 6419–29 hectáreas. En 1900 su población era de 527 habitantes. Su vasto territorio comprendía el actual ejido de Mayorazgo (Otzolotepec), en el cual se puede apreciar una porción del Casco, la capilla y parte de la huerta. La hacienda contaba con edificaciones como Ranchos y trojes en las inmediaciones del casco. Al iniciar el reparto y conformación de ejidos, estos edificios se tomaron como base para el asiento de reducidas familias. Quedaron inscritos en el municipio de Otzolotepec: Rancho del Cerro, perteneciente a la localidad de Mozoquilpan; Rancho de la Rosa y Rancho del Oxco, localizados en el poblado de Santa Ana Jilotzingo; Rancho San Agustín, delegación de Mimbres; Rancho de las Trojes, hoy delegación San Isidro las Trojes. Pasaron a formar parte del municipio de Xonacatlán, Rancho el Potrero, perteneciente al poblado de San Miguel Mimiapan y Rancho de Tres Puentes, ubicado en la zona ejidal de la cabecera municipal. La riqueza natural del territorio, fue un factor relevante para el desarrollo y prosperidad de la hacienda de Mayorazgo. Entre las características más simbólicas destacan los bosques y cerros que rodean la hacienda, así mismo formaban parte de la propiedad el rio Mayorazgo, tres ojos de agua y una mina de arena. Hay que mencionar que esta propiedad se encontraba cercana a asentamientos de origen otomí como son el caso de Capulhuac, Jilotzingo, Tetitla y Villa Cuauhtémoc. Producción de la hacienda La actividad de la hacienda se concentraba en la producción agrícola de granos, como maíz, trigo, haba, cebada, avena y frijol. Contaba además con crianza de ganado vacuno, porcino, ovino, caprino y mular. Su producción anual, por ejemplo, era de 800 cargas de maíz, 700 de trigo y 200 de cebada solo por citar algunos (García Luna, 1987: 109). Otro producto de demanda comercial relevante fue el pulque, el cual al igual que los anteriores productos eran comercializados en la ciudad de Toluca y en los pueblos vecinos. Mayorazgo representó un punto estratégico para el tránsito de personas y productos alimenticios. Su avenida principal formaba parte de la red de comunicación entre Guadalajara y la ciudad de México. La vida cotidiana giraba en torno a las labores del campo, por lo tanto la mano de obra era necesaria y creció en función de la extensión misma de la propiedad. La localidad experimentó un descenso significativo de población en la primeras décadas del siglo xx, pasando de 561 habitantes en 1910 a 254 personas en 1921, hecho que se vincula con los acontecimientos que produjo la Revolución Mexicana. El país, es retratado como una nación

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rural, la población total era de 13.6 millones de habitantes, de los cuales solo 1.4 vivían en 33 ciudades y el grado de urbanización era de 10.6% (Garza, 2005: 25), las cifras descritas representan en cierto modo, que las haciendas concentraban las mayores porciones de tierra y por ende monopolizaban la producción a su conveniencia. La hacienda de Mayorazgo (1920–1935) El movimiento armado que inició en 1910, trajo consigo una serie de modificaciones y repercusiones en las propiedades hacendarias. El estado de México, no es ajeno a los diversos eventos revolucionarios, y durante los años que siguen, se suscitan litigios entre los antiguos dueños de las haciendas y los ejidatarios. Los acontecimientos más destacados en la tercera década del siglo xx, se desenvuelven alrededor de los reclamos de tierras. Da inicio el proceso de posesión y deslinde de los ejidos, bajo la figura del Departamento Agrario. Aparecen en la Gaceta del Gobierno del estado de México, los resolutivos concernientes a la expropiación y compensación de ejidos en diversos municipios estatales, un ejemplo de ello es el tomo xxxix, fechado el 1º de junio de 1935, donde aparecen los casos de Tlalmanalco, Almoloya de Juárez, San Felipe del Progreso y Mayorazgo en Otzolotepec. En esas fechas, se llevan a cabo visitas de campo por parte de la autoridad agraria, con la intención de verificar las condiciones de los terrenos expropiados. El 26 de septiembre de 1934, el topógrafo Carlos Pérez Pascal, presenta un informe sobre la situación que impera en el poblado de Mayorazgo, del municipio de Otzolotepec, exdistrito de Lerma, diciendo lo siguiente: “El censo en cuestión, se verificó los días 7 y 8 de mes de agosto del corriente año; no habiéndose presentado al acto el representante de la Hacienda de Mayorazgo, el cual se le notificó con oportunidad. Dicho censo arrojó los resultados siguientes: 199 habitantes, 54 jefes de familia y 58 individuos con derecho a dotación”.4 En ese documento también aparece la planificación total de los terrenos que le quedan a la Hacienda de Mayorazgo, la cual arrojó una superficie total de 328 hectáreas bajo la clasificación siguiente: a) Terrenos de riego 697 200 has; b) Terrenos de temporal 180 000 has y c) Terrenos de agostadero laborable 2 409 000 has En 1930, Mayorazgo era una población rural, dedicada a la actividad agrícola y pecuaria. Sus vías de comunicación estaban constituidas por la avenida principal y diversas brechas que conectaban con los pueblos de Villa Cuauhtémoc, Xonacatlán y Zolotepec. No existía transporte público, ni equipamiento urbano. Tras las luchas revolucionarias (1910–1917), las haciendas de Mayorazgo y la Y en Otzolotepec fueron sometidas a un proceso de expropiación y reparto de sus bienes territoriales. Como efecto de la Reforma Agraria, los terrenos de estas haciendas, fueron fraccionados y repartidos entre los municipios de Xonacatlán, Otzolotepec y Toluca principalmente. El Casco de la hacienda, la huerta y las caballerizas se quedaron como única posesión de los hacendados. Hacia 1934, en Santa Ana Mayorazgo se legalizó la entrega de tierras a un número reducido de familias (54 jefes de familia y 58 individuos con derecho a dotación), los habitantes para ese año sumaban 199 personas. Con esa población se da inicio a una nueva forma de organización 4 Información dispuesta en oficio dirigido al Delegado del Departamento Agrario, dado en Toluca, México a los 26 días de mes de septiembre de 1934.

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social, bajo el sistema ejidal en una superficie que finalmente quedo reducida a 325 hectáreas. Afectaciones y beneficiarios de la expropiación de haciendas (1920–1930) Las siguientes Cuadros se elaboraron a partir de la información que integra el Catalogo de “Los ejidos del estado de México, en su edición mxmlviii, elaborado por la Dirección de Agricultura y Ganadería. La intención principal de estas Cuadros consiste en mostrar, las afectaciones que sufrieron las haciendas que se encontraban en las inmediaciones de los municipios de Otzolotepec y Xonacatlán. Cuadro 4. Ejidos de Otzolotepec beneficiados por la expropiación de la hacienda de Mayorazgo Municipio de Otzolotepec Población favorecida

Posesión provisional

Resolución presidencial

Posesión definitiva

Afectación

Hectáreas

Ejido de San Bartolo Otzolotepec

8–X–24

30–XII–26

15–I–27

Hacienda Mayorazgo

79 ha. de pastal laborable 1548 has

Ejido de San Mateo Capulhuac

No hubo

29–XI–23

6–II–24

Hacienda Mayorazgo

2 ha. de temporal y 246 de agostadero

Ejido de Santa Ana Jilotzingo

No hubo

24–XII–23

10–I–24

Hacienda Mayorazgo

267 ha. de cerril

Ejido de Santa Ana Mayorazgo

No hubo

11–III–35

15–IV–35

Hacienda Mayorazgo

69 ha. de riego y 60 de temporal

Ejido de San Mateo Mozoquilpan

15–VIII–29

6–XI–30

17–VI–31

Hacienda Mayorazgo

136 ha. de riego 59 de temporal 15 de agostas

Ejido de Santa María Tetitla

10–VII–27

23–V–29

31–VII–29

Hacienda Mayorazgo

54 ha. de riego 26 de temporal

Fuente: Elaboración propia a partir de “Los ejidos del estado de México” edición mxmlviii, elaborado por la Dirección de Agricultura y Ganadería

Figura 1. Configuración del ejido de Otzolotepec 1958.

Fuente: “Los ejidos del estado de México” edición mxmlviii, elaborado por la Dirección de Agricultura y Ganadería

Figura 2. Conformación del ejido de Mayorazgo, Otzolotepec 1958

Fuente: “Los ejidos del estado de México” edición mxmlviii, elaborado por la Dirección de Agricultura y Ganadería

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Cuadro 5. Ejidos de Xonacatlán beneficiados por la expropiación de la hacienda de Mayorazgo Municipio de Xonacatlán Población favorecida

Posesión provisional

Resolución presidencial

Posesión definitiva

Afectación

Hectáreas

Ejido de San Francisco Xonacatlán

30–IX–24

30–XII–36

14–I–27

Hacienda Mayorazgo de Pascual Becerril

104 ha. de temporal

Ejido de San Miguel Mimiapan

No hubo

2–VIII–28

21–VIII–28

Hacienda Mayorazgo

191 ha. de temporal 1062 de monte y 380 de cerril

Hacienda Mayorazgo de Pascual Becerril

191 ha. de cerril

Ejido de Santa María Zolotepec

Fuente: Elaboración propia a partir de “Los ejidos del estado de México” edición mxmlviii, elaborado por la Dirección de Agricultura y Ganadería

Figura 3. Conformación del ejido de Xonacatlán

Fuente: “Los ejidos del estado de México” edición mxmlviii, elaborado por la Dirección de Agricultura y Ganadería

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Cuadro 6. Ejidos de Otzolotepec y Xonacatlán beneficiados por la expropiación de la hacienda la Y Municipio de Otzolotepec Ejido favorecido

Posesión provisional

Resolución presidencial

Posesión definitiva

Afectación

Hectáreas

Ejido de San Bartolo Otzolotepec

8–X–24

30–XII–26

15–I–27

Hacienda La Y

40 has

Ejido de San Francisco Xonacatlán

No hubo

29–XI–23

6–II–24

Hacienda La Y

60 has

Fuente: Elaboración propia a partir de “Los ejidos del estado de México” edición mxmlviii, elaborado por la Dirección de Agricultura y Ganadería

La hacienda de La Y también sufrió afectaciones que beneficiaron al ejido de San Andrés Cuexcontitlán en Toluca (187 ha) y al ejido de San José Buenavista el Grande (304 ha) en Temoaya. A diferencia de la hacienda de Mayorazgo, la hacienda de La Y siempre estuvo más cercana a la cabecera municipal, por lo tanto, su fuerza laboral no fue muy significativa. Cuadro 7. Población total de hacienda La Y según Censo de Población Evento Censal

Total de habitantes

hombres

Mujeres

1900

295

158

137

1910

195

97

98

1921

207

104

103

1930

235

112

123

1940

45

22

23

1950

232

115

117

1960

275

145

130

1970

400

Sin datos

Sin datos

1980

635

312

323

1990

914

454

460

2000

1290

643

647

Fuente: Elaboración propia a partir de Censo de Población del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática. Clave Geoestadística 150670018

De estos datos debemos destacar el periodo de 1940, pues nos muestran una reducción de población en ocasión de los litigios y reclamación de terrenos para los campesinos. En un estudio más profundo se pueden verificar las razones de la migración o abandono del lugar.

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Mayorazgo, ejido en transición (1940–1990) Hacia 1940, el ejido de Mayorazgo contaba con 303 habitantes y la actividad predominante siguió siendo la agricultura. Durante esta década, los habitantes acondicionan un espacio provisional para que se impartiera la educación primaria, ofertándose solo el primer y segundo año. Se carecía de energía eléctrica, calles, drenaje y agua potable. Los asentamientos humanos eran dispersos dentro del ejido, la distribución y ubicación de los núcleos familiares obedecía al reparto de parcelas a lo largo de sus 325 hectáreas. En 1953 se elaboró el primer Programa de Parques y Ciudades Industriales (Quiroz, 2008: 162), Naucalpan despuntó económicamente, y por tal motivo, algunos habitantes del ejido de Mayorazgo migraron para incorporarse como obreros en esa zona. Este evento y la introducción de vías carreteras y transporte detonaron la movilización constante de la población hacia la región noroeste del Distrito Federal. En 1950 la población alcanzó 556 habitantes y en 1960 la cifra llegó a 670 personas. Las décadas de los setenta y ochenta, representaron una época de cambios radicales en la comunidad citada, primeramente porque se dotó de energía eléctrica y se crearon nuevas rutas de comunicación, por ejemplo, se abrió la carretera Villa Nicolás Romero, que atraviesa la porción este de la localidad. Así mismo se iniciaron los trabajos para la construcción del Jardín de niños, la escuela Secundaria, y el Centro de Salud. La obra carretera, influyó en la movilidad de los ciudadanos hacia la búsqueda de nuevas oportunidades de empleo. Los destinos más comunes fueron Naucalpan, ciudad de México y Toluca. El transporte público empezó a operar internamente, a través de microbuses de la línea “Crucero”, los cuales seguían la ruta de Mayorazgo a la cabecera municipal de Xonacatlán. Para 1980, Mayorazgo ya contaba con 1148 habitantes, pero aún quedaba inscrito para el inegi como Congregación.1 La ocupación del suelo no experimentó cambios sustanciales comparada a décadas pasadas, por ejemplo la superficie agrícola abarcaba el 80%; superficie urbana ocupaba 3.6%; superficie forestal era de 2.4%; superficie improductiva 11.9%; superficie magueyal .6% y las huertas ocupaban solo 1.5%. Donde sí se advierte una transformación significativa es con respecto a la población económicamente activa, se presentaron los siguientes datos: empleados (20.5%), albañiles (17%), jornaleros (9.5%), agricultores (5.0%), domésticos (6.0%) y obreros (12%). Estos datos nos permiten apreciar, que las tierras de cultivo empiezan a ser olvidadas, y aparecen nuevas generaciones que se insertan en el sector secundario y terciario. Las últimas décadas del siglo xx, provocaron una transformación en la ocupación del ejido. Las reformas al artículo 27 Constitucional en 1992, que la federación promovió en materia de suelo, en los años noventa, transformó y repercutió en el proceso de urbanización de muchos ejidos de la región del valle de Toluca. La imagen rural del ejido de Mayorazgo se ha desvanecido paulatinamente en las últimas décadas, debido al abandono de las tierras de cultivo y a la participación de la población en actividades del sector terciario. Más aun el crecimiento de población ha obligado a muchos ejidatarios a repartir sus terrenos entre sus descendientes, y en otras ocasiones a vender grandes extensiones a personas ajenas a la comunidad. Este fenómeno ha generado un cambio en la imagen, estructura social y de convivencia, que por muchos años caracterizó a su población. 1 La política de congregaciones produjo una reorganización fundamental en la ocupación y utilización del suelo.

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El ejido de Mayorazgo y los asentamientos irregulares en el año 2000 Para el año 2000, el inegi reportó una población total de 2219 habitantes en el ejido de Mayorazgo. En el Censo Económico de 2005, la suma aumentó a 2614 personas residiendo en esa localidad. La diferencia en cinco años fue de 395 personas, cifra que representa un incremento sustancial que repercute en la organización y estructura de los asentamientos humanos, en la vivienda y en la calidad de servicios. En los primeros años del siglo pasado se inauguró el complejo industrial denominado Parque Industrial Toluca 2000, este espacio atrajo a un gran número de habitantes de los municipios de Xonacatlán Lerma y Otzolotepec. La urbanización es un proceso por el cual una sociedad cambia su forma de vida de rural a urbana; es decir consiste en la acción de convertir en poblado una porción de terreno, o prepararlo para ello, trazando calles y plazas y dotándolas de alumbrado, alcantarillado y demás servicios municipales. Podemos decir que este proceso es el que ha seguido el ejido de Mayorazgo en las últimas dos décadas. El transporte público, se ha instrumentado como mecanismo necesario para el tránsito de la población hacia los lugares de trabajo y estudio. Por lo tanto desde el año 2000, operan una base de taxis, para trasladar a los usuarios a la cabecera municipal de Xonacatlán. Por otra parte hay que añadir que diariamente por la mañana circula un autobús con destino a Naucalpan para llevar a trabajadores que laboran en el Distrito Federal y su zona conurbada.

Figura 4. División y distribución de la Propiedad ejidal de Mayorazgo, Otzolotepec 2010

Fuente: Archivo de la Secretaría de la Reforma Agraria del Estado de México.

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La figura anterior nos permite evidenciar la transformación de la propiedad ejidal y el uso del suelo en Mayorazgo. La dinámica y evolución de esta zona rural, nos habla de la necesidad de construir modelos de análisis para estudiar la relación entre el territorio, los actores sociales locales y las institucionales con la intención de proponer planes estratégicos que respondan a las demandas de suelo y al proceso de urbanización. Conclusiones Las circunstancias actuales del desarrollo de las ciudades y el crecimiento urbano obedecen en gran medida a la toma de decisiones políticas, económicas y sociales, que se generaron en el pasado. Por esta razón resulta oportuno conocer los factores que han contribuido en la expansión del territorio y los efectos que en un mediano plazo podemos enfrentar. En gran medida, el pensamiento del siglo xx se ha centrado en el afán de “encontrar una teoría de las ciudades y de buscar explicaciones al variable papel que desempeñan los asentamientos humanos en el cambio social, la participación de las ciudades en la formación del capitalismo y, en general, la contribución de las organizaciones urbanas a las civilizaciones” (Brambila, 1992: 22), al respecto debemos considerar de modo paralelo, las relaciones que se construyen en el ámbito rural, pues no debemos olvidar que a partir del sistema de haciendas y su posterior expropiación se configuraron nuevas formas de ocupación del espacio, de la tenencia de la propiedad y modos de vida. Podemos hablar de cinco momentos relevantes que incidieron en la transformación del territorio del municipio de Otzolotepec. El primero inicia con el asentamiento de las haciendas de Mayorazgo y La Y. Su actividad productiva repercutió en la organización social y política de la región. En segundo término se encuentra la implementación de la Reforma Agraria y sus efectos en la propiedad de la tierra, este evento desencadeno la expropiación de las haciendas afectando a dos unidades localizadas en ese municipio y dio origen a la estructura ejidal de la propiedad, hecho que marco un cambio trascendental en la morfología y ocupación del espacio. En tercer lugar, podemos decir que el periodo se inscribe entre (1940 y 1960), ya que esta etapa marca nuevas pautas en la concentración y dinámica de la población debido entre otras causas, al desarrollo industrial fomentado en el país. El cuarto periodo va de 1960 a 1990, se da al amparo de la incorporación de servicios, infraestructura y comunicaciones de modo lento. El último periodo de transición lo constituye la reforma al artículo 27 Constitucional en el año de 1992, pues este hecho fue relevante para la concentración de población a partir de la venta de parcelas ejidales en Mayorazgo. Se debe crear conciencia de los efectos que derivan de leyes y políticas urbanas. Actualmente los asentamientos humanos en gran parte del municipio de Otzolotepec se han desplegado hacia las zonas ejidales que operan sin servicios, e infraestructura mínima. Los propietarios de los antiguos ejidos han recurrido a la venta de sus propiedades como mecanismos para solventar necesidades económicas por falta de empleo, enfermedades degenerativas o muerte. Debemos destacar también que en materia ambiental, el crecimiento irregular y la falta de servicios ha desencadenado la contaminación de ríos y desabasto de recursos naturales como el agua. Debemos insistir en la necesidad de prestar atención a los acontecimientos de las zonas rurales, pues sus problemas se agudizan y al final repercuten en la interrelación con otros ejidos, pueblos o ciudades.

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Referencias Beltrán Bernal, T. (2010). Problemas de tenencia de la tierra durante el porfiriato y la revolución (1876–1915). Toluca: El Colegio Mexiquense. Brambila Paz, C. (1992). Expansión urbana en México. México: El Colegio de México. Del Roble Pensado M. (2011). La necesidad de repensar la relación territorio y ambiente. Una introducción a la aproximación metodológica. En M. Del Roble Pensado (Coord.), Territorio y ambiente: aproximaciones metodológicas (pp. 7–17). México: Siglo xxi. Fabila Montes de Oca, G. (Dir.) (1959). La Hacienda, la pequeña propiedad rural y el ejido en el Estado de México. Congreso Nacional Agrario. Toluca. México: Gobierno del Estado de México. Flores Hernández, H. (2007). Las vialidades en la estructuración urbana de Santa Ana Mayorazgo, Otzolotepec. Tesis no publicada. Universidad Autónoma del Estado de México. México. García Luna Ortega, M. (1987) Tierra y campesinos. Estado de México 1889–1893. México: XLIX Legislatura. Garza, G. (2005). La Urbanización de México en el siglo xx. México: El Colegio de México. Gobierno del Estado de México (1976). Panorámica Socioeconómica de 1975, tomo II. Toluca, México: Secretaria de Desarrollo Urbano, Gobierno del Estado de México. Lockhart, J. (1991). Españoles entre indios: Toluca a fines del siglo xvi. En M. Miño Grijalva (Coord.), Haciendas, pueblos y comunidades (pp. 52–116). México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Quiroz Rothe, H. (2008). Ciudades mexicanas del siglo xx. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Sánchez García, A. (1981). Historia del Estado de México. Toluca, México: Departamento de Educación Superior, Departamento editorial y de difusión pedagógica. Secretaría de la Reforma Agraria (1998). La transformación agraria. Origen, evolución, retos testimonios. México. Secretaría de la Reforma Agraria. Téllez Portillo, J. (2005). Enciclopedia de los Municipios de México, Estado de México, Otzolotepec. México: Instituto Nacional para el Federalismo/Desarrollo Municipal, Gobierno del Estado de México.

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La política agraria en el proceso de ocupación del área periurbana de Guanajuato, 1992–2010

José Esteban Hernández Gutiérrez2

E

n Guanajuato, el Plan de Ordenamiento Territorial de 1994 se mantuvo vigente hasta el 2011, plan que queda obsoleto con la implementación de la Reformas Agrarias y el crecimiento acelerado que experimenta la ciudad, momento de coyuntura aprovechado por las desarrolladoras de vivienda, inmobiliarias y actores políticos de élite que presionan a las autoridades y proceden arbitrariamente en los cambios de uso del suelo y la urbanización de zonas de preservación ecológica y de fomento agrícola, provocando el rechazo de las asociaciones civiles y de la población en general que se oponen a la urbanización peri urbana espontánea sobre las áreas de preservación patrimonial. Pocos se atreven a señalar a las políticas agrarias de 1992 y la integración del suelo rústico a la macroeconomía, como uno de los principales 2 El Colegio de Michoacán, A.C., Centro de Estudios en Geografía Humana. Cerro de Nahuatzen 85, Fracc. Jardines del Cerro Grande, La Piedad, Michoacán, México. [email protected]

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responsables de estos hechos sociales y de desigualdad socio–espacial. Por lo que es necesario realizar un trabajo singular que aborde el fenómeno social desde el derecho agrario, la geohistoria, la morfología y el urbanismo, disciplinas que procuran el equilibrio entre lo espacial y lo social; dando cuenta del origen, antecedente y desarrollo del suelo colectivo en su transición al suelo particular, consecuencias y prospectivas. Por lo que es preciso entender la política agraria en varios momentos históricos, sus principales efectos en la conformación y transformación del territorio, además de analizar la implementación de la Reforma Agraria de 1992, la terminación del régimen de propiedad colectiva y la instauración del régimen de propiedad particular, sus efectos socio–espaciales, su influencia en los fenómenos de crecimiento peri urbano y la transición del suelo rústico en urbano. Por ello se analizan factores naturales, legales e históricos por lo tanto; la geohistoria del lugar, la secuencia histórica de las normas del derecho agrario y la cartografía permiten construir el plano histórico con la finalidad de entender la reconfiguración del territorio de las haciendas en ejidos y de ejidos en propiedad particular, que conlleva al proceso de incorporación de núcleos ejidales para uso urbano, para lograr tal tarea se hace uso por igual de los métodos y técnicas del historiador, geógrafo y urbanista. Con base a lo anterior, se trabaja con materiales históricos de archivo (fuentes primarias), documentos, cartografía y estadística, para analizar épocas, instituciones y normas, buscando o develando como éstas modifican y constituyen los lugares y por ende a los individuos de una sociedad determinada. 1. Área de estudio El municipio de Guanajuato tiene una superficie de 99, 029 hectáreas, se encuentra dentro de dos regiones geoculturales: la sierra central que presenta una cadena montañosa y el Bajío conformado por lomas, valles y llanuras que están más bajas con respecto a las regiones aledañas, como son los cerros y montes que se elevan a más de 2,000 metros sobre el nivel del mar. La región del Bajío es la más rica en condiciones para el desarrollo de la agricultura. (sep, 1989: 14–28).

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Figura 1. Topo–imagen del municipio de Guanajuato. El municipio pertenece a dos regiones de sierra central, al norte y el Bajío al sur, donde se establecieron las haciendas de labor y posteriormente los ejidos

Fuente: inegi

Las haciendas de Santa Teresa y Santa Catarina de Cuevas están situadas al sur de la cadena montañosa de la Sierra Central y suroeste de la ciudad de Guanajuato, dentro de estas poligonales se instauraron los ejidos de Santa Teresa, Paso de Perules, Cervera, La Yerbabuena y Puentecillas, al sur y suroeste, los ejidos del norte se encuentran distantes a la mancha urbana, ricos en recursos naturales con bosques de encino, la región se caracteriza por tener una frontera concreta, la sierra de Guanajuato con fisiografía montañosa, altitudes de más de 2000 msnm y difícil acceso, mientras al sur es proclive a la urbanización por la tensión que provoca el equipamiento urbano, la liberación de las tierras del ejido, tierras llanas con lomeríos, ámbito perteneciente al Bajío.

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Figura 2. Mapa del municipio de Guanajuato con la poligonal de las dos haciendas afectadas para la dotación y restitución de tierras para los núcleos ejidales de: Santa Teresa, Paso de Perules, Cervera, La Yerbabuena y Puentecillas.

Fuente: Elaboración propia

2. Antecedentes Las Instituciones y normas para el reparto de tierras en Guanajuato En el Plan de Ayala de 1911, inciso 7°, se contempla la necesidad de dotar de tierras a los pueblos y ciudadanos mexicanos al fin de poder mejorar su condición social, se propone expropiar las tierras, “[…] previa indemnización de la tercera parte de esos monopolios á los poderosos propietarios de ellos, á fin de que los pueblos y ciudadanos de México, obtengan egidos, colonias, fundos legales para pueblos ó campos de sembradura ó de labor y se mejore en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos” (Centro de Estudios de Historia de México, 1985), cuatro años después con el antecedente del Plan de Ayala en el estado de Guanajuato se comienza a implementar las políticas necesarias para dotación y restitución de tierras. La aplicación del Artículo 27 encontró grandes dificultades. Entre los dirigentes revolucionarios existían diversas posturas en torno a la cuestión agraria. Carranza nunca estuvo convencido de realizar un reparto masivo de tierras, mientras algunos gobernadores provisionales, como Plutarco Elías Calles, en Sonora, y José Siurob, en Guanajuato, optaron por establecer colonias agrícolas de pequeños propietarios y dividir

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las haciendas en lotes medianos. A la muerte de Carranza, en 1920, solo se había hecho el reparto efectivo de 381 926 hectáreas, superficie menor a la extensión de algunas haciendas del norte del país (Secretaría de la Reforma Agraria, 2012).

El proceso de dotación y restitución de tierras en el estado de Guanajuato comienza en la administración del gobernador José Siurob, quien manda se imprima, circule y se le de cumplimiento al decreto donde se establecen las primeras normas en materia agraria. En el artículo “1°. Se establece en esta ciudad la Comisión Local Agraria […], integrada por 5 personas y subordinada a la Comisión Nacional Agraria” (aggeg, 1915: Caja 481, Exp. 6), este decreto remite al Reglamento Agrario del 20 de agosto del mismo año, donde se detallan las atribuciones, actividades de los miembros de la Comisión Local Agraria y Comité Particular Ejecutivo y aparecen los primeros factores que influyen en la conformación del territorio: Art. 2° La Comisión Local Agraria estará integrada por un Presidente, un Vice–Presidente, un Secretario i dos Vocales, debiendo uno de los Miembros cuando menos ser Ingeniero titulado. Dentro de las atribuciones de la Comisión está: Art. 5° Fracc. III. Ordenar a uno de los Miembros de la propia comisión o a los Comités Ejecutivos, la Inspección de terrenos cuando lo estime necesario para emitir su dictamen. VIII. Formular un proyecto de Ley sobre fraccionamiento y reparto de tierras en el Estado, que someterá a la aprobación del Gobierno del mismo. Art. 6° Las atribuciones del Comité Particular Ejecutivo son: I. Poner en práctica las resoluciones del Gobierno sobre dotación o devolución de tierras, aguas i montes de los pueblos o comunidades. Art. 6° Fracc. IV. Concurrir a las diligencias de posesión acompañado de la autoridad Municipal y del mayor número de testigos residentes en el terreno i de los colindantes; dando oportunamente aviso al Ejecutivo, por conducto de la Comisión Local Agraria, del día y la hora en que deba practicarse la diligencia mencionada, por si aquel estimare conveniente asistir (aggeg, 1915: Caja 481, Exp. 6).

De acuerdo a los lineamientos del reglamento agrario se debe formular un proyecto de Ley sobre Fraccionamiento y reparto de tierras en el Estado, en éste se tocan indicadores importantes como: los valores de los tipos de tierra, procurar que las parcelas tuvieran formas regulares, salidas de las parcelas para garantizar el derecho de paso de servidumbres, al repartir se debería registrar en acta el número de la parcela, su extensión y clase de terreno, el nombre y demás generales de la persona que hubiere sido puesta en posesión de ella y los linderos. Enseguida se detalla los principales artículos del Reglamento de la Ley de Fraccionamiento y Repartición de tierras en el Estado de Guanajuato, con fecha de septiembre de 1915.

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Art. 11.– La comisión local agraria ordenará al Comité que inicie y prosiga las operaciones de deslinde, si fuere necesario, mensura del terreno con arreglo a las instrucciones especiales que le mande, y forme el proyecto de fraccionamiento que someterá a la aprobación de aquella. Art. 14.– El Comité al remitir al proyecto de fraccionamiento para su aprobación, acompañara una nota pormenorizada con los valores respectivos de las clases de tierras comprendidas en la finca o porción de ella expropiada, y de los animales, aperos y semillas tomados de aquellas para el cultivo de las parcelas. Art. 15.– Complementando lo que dispone el artículo 25 de la Ley, referente al proyecto de fraccionamiento, y devuelto éste por el Ejecutivo, la Comisión Local Agraria ordenará al Comité que proceda al reparto de las parcelas con asistencia de los interesados, la del Presidente Municipal y de los colindantes que serán citados con la debida oportunidad; se dará aviso del día señalado para el reparto a la Comisión Local Agraria para que ésta lo comunique al Ejecutivo para que si tuviera a bien concurrir al acto. De esta diligencia se levantará una acta en la cual se hará constar el número de la parcela, su extensión y clase de terreno, el nombre y demás generales de la persona que hubiere sido puesta en posesión de ella, y los linderos; de esta acta se remitirá una copia al Ejecutivo por conducto de la Comisión Local Agraria. Art. 23.– Al formar el proyecto de fraccionamiento se procurará hasta donde sea posible, que las parcelas tengan una figura regular dejando entre ellas callejones de (4 o 5, 6 a 8 tachados) metros de ancho para el tránsito (aggeg, 1915: Caja 481–E1, Exp. 1).

A pesar de la implementación de las políticas para dotación, concesión y restitución de tierras en el estado de Guanajuato puesta en práctica desde 1915, con la publicación del Decreto, Reglamento y Ley de Fraccionamientos antes citadas donde se estipula que se dan a conocer por medio del Periódico Oficial, diario de circulación local y en rotulotes colocados en los parajes públicos de la localidad y comunidades (aageg, 1915: Caja 481, Exp. 6) Las primeras solicitudes en el municipio de Guanajuato se dan en la década de los 30, incluyendo los cinco ejidos periurbanos de Santa Teresa, Paso de Perules, Cervera, La Yerbabuena y Puentecillas, las solicitudes y respuesta presidencial de la sentencia fueron entre 1934 y 1936. Se demora más de una década en llevarse a cabo las primeras solicitudes de dotación de tierras en los territorios del sur y suroeste del municipio de Guanajuato habiéndose publicado e implementado las políticas de reparto agrario; los ejidatarios exponen que se debe al miedo por las represalias del hacendado, quien les amenaza constantemente, además de organizar un grupo paramilitar llamados “los del cerro o serranos” que atacaban los asentamientos que habían solicitado un núcleo ejidal. Para la primera mitad del siglo xx, la iglesia tiene poder en la toma de decisiones de los campesinos y alianzas con los terratenientes, tal como lo refiere Proudhon: “El voto es favorable de las religiones que le han consagrado es también nulo, porque en todos los tiempos el sacerdote se ha puesto al servicio del poderoso y los dioses han hablado siempre como convenía a los políticos” (Proudhon, 2001: 54). Se hace responsable al clero (presbí-

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teros Ignacio Espino y Gorgóneo en el municipio de Guanajuato) que en los templos de las comunidades atemoriza a quienes solicitan las tierras. En la práctica, las autoridades incumplieron con los lineamientos del decreto, del Reglamento y Ley de Fraccionamiento, ya que en las diligencias de posesión no se presenta ningún miembro de la Comisión, del Comité, autoridades municipales ni vecinos colindantes, la repartición la realiza quien es nombrado el primer comisariado y el grupo de ejidatarios, quien caminando de parcela en parcela de las tierras afectadas a la hacienda, la entregan en posesión de la tierra laborable a cada miembro. Las formas, extensiones y orientaciones de las tierras fueron arbitrarias por la falta de agrimensura combinado con la topografía accidentada en el caso del Ejido Paso de Perules, en los otros ejidos se retoman los trazos y tejidos heredados por los hacendados, desde el mismo inicio del reparto se presentan anomalías y apatía de parte de las autoridades, los ejidatarios acreditaban su uso y posesión con un Certificado de Derechos Agrarios, el cual carece de las lineamientos establecidos en la Ley de Fraccionamientos como: el número de la parcela, su extensión, clase de terreno y linderos, nunca se supo con exactitud, las características de las parcelas hasta la agrimensura realizada por Instituto Nacional de Estadística y Geografía, inegi entre 1994 y 2002.

Figura 3. Concentración de parcelas ejidales al suroeste del municipio de Guanajuato

Fuente: Elaboración propia

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El presidente Miguel de la Madrid Hurtado en un mensaje emitido los ejidatarios del país manifiesta la situación de incertidumbre sobre los límites y extensiones de las ejidos, “Sin seguridad, sin claridad en los límites de los ejidos y de las comunidades, no habrá el aliento suficiente para que la gente trabaje en firme, sabiendo que los frutos de su esfuerzo los van a beneficiar a ellos y a sus familias” (ran, Delegación Guanajuato, Exp. General, Cervera). Los ejidos no tienen certidumbre en sus límites y como consecuencia las parcelas, tierra comunal y solares reflejan esas carencias de falta de agrimensura y confines. La dotación de tierras bajo la cual se dio dictamen a los ejidos periurbanos de Guanajuato, se haría de acuerdo al Código Agrario de 1934, labor del presidente Abelardo L. Rodríguez que dicta las formas de tenencia de la tierra bajo las cuales se erigieron los ejidos ahora periurbanos de la ciudad de Guanajuato. Las formas de tenencia de la tierra en el nuevo código, es propiedad comunal, propiedad ejidal y pequeña propiedad, “[…] el primer Código Agrario en el capítulo de “La pequeña propiedad” y “De las propiedades obras y cultivos inafectables”, no solo reafirmó su respeto a la misma, en los términos del artículo 27, sino que las rodeo de especiales garantías en el capítulo de responsabilidades, y permitió a los propietarios escoger y ubicar en cualquier momento, la superficie en que quisiera fincar su propiedad inafectable […]” ( González, 1974: 339). El Código Agrario estableció la superficie de la parcela por ejidatario según la calidad del suelo y la presencia de agua. “Además señalo cuatro hectáreas de riego como superficie de la parcela ejidal y ocho hectáreas en tierras de temporal, y que en toda dotación de ejidos se comprenderían tierras de agostadero, o de cualquier otra clase, para la satisfacción de las necesidades del poblado” (González, 1974: 340). Los ejidos periurbanos de Guanajuato se establecieron bajo los lineamientos del Código, en la extensión de la parcela por ejidatario y lo constata en el Acta de Posesión y Deslinde de cada ejido donde se establece que se repartieron ocho hectáreas aproximadamente por miembro, los hacendados tuvieron la ventaja de escoger su tierra inafectable o propiedad individual, generalmente 150 has de tierra de regadío, los ejidos que obtienen tierras de regadío las reparten equitativamente entre sus miembros. De acuerdo a estos lineamientos fueron repartidas las tierras, cada ejidatario recibe ocho hectáreas de parcela concentrándose el mayor porcentaje en la superficie menos accidentada y llana, un solar para vivir que sería “la pequeña propiedad” donde los ejidatarios lo decidieran y las tierras de comunales que se encontraban en la topografía más accidentada en los lomeríos y cerros mostrencos. Las Leyes Agrarias con que se constituyen los ejidos fue bajo la propiedad imperfecta y queda reflejada en “El artículo 104 del flamante Código otorgó al ejidatario el dominio sobre la parcela ejidal, con especiales limitaciones como las de inalienabilidad, imprescriptibilidad y la inembargabilidad; sin tener el ejidatario ningún derecho para poder dar las parcelas en arrendamiento, en aparcería o en cualquier otro contrato, que implicara en forma alguna la explotación de las tierras, […]” ( González,1974: 340). La propiedad se divide en Imperfecta y perfecta: la imperfecta es cuando la relación está dividida, cuando el ejercicio del derecho de propiedad está limitado por un derecho que pertenece a otro propietario; mientras que la propiedad perfecta es cuando no esta dividida, cuando ningún derecho de un extraño viene a limitar el ejercicio del derecho de propiedad.

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La ocupación no concede el derecho de dominio, así como la posesión no justifica la propiedad, la posesión se da cuando se mantiene ocupada la tierra, con la posesión se es propietario de los productos, no de la tierra. La posesión es un hecho, mientras la propiedad un derecho. La propiedad está fundada en la naturaleza humana, y que es desigual, porque la naturaleza ha hecho a los hombres desiguales. Esta propiedad imperfecta concuerda con la idea de Proudhon: “El hombre recibe el usufructo de manos de la sociedad, que es la única que posee de un modo permanente. El individuo pasa, la sociedad no muere jamás” (Proudhon, 2001: 56). Las normas bajo las cuales se constituye el ejido buscan la igualdad y justicia por medio de la repartición equitativa entre sus miembros de parcelas y tierras de uso común. Mientras los bienes inafectables o propiedad particular a que tenían derecho los hacendados se reglamentaron: En abril de 1922 el gobierno de Obregón expidió el Reglamento Agrario que tuvo el acierto de fijar, por primera vez, lo que debió entenderse por pequeña propiedad y cuales eran los bienes inafectables. En efecto, dicho reglamento estableció que quedaban exceptuadas de afectaciones ejidales: a) las propiedades con extensión menor a 150 hectáreas en terrenos de riego o humedad; b) las menores de 250 hectáreas en terrenos de temporal, que aprovecharan una precipitación pluvial regular y abundante, anualmente; c) las que no llegaran a las 500 hectáreas, en terrenos de otras clases; y d) las propiedades que por su naturaleza representaran una unidad agrícola e industrial en explotación (González, 1974: 323 y 324).

Es así como la propiedad inafectable de las haciendas de Santa Teresa y Cuevas quedaron definidas en tierras de riego, dichas tierras se ubican entorno del río Guanajuato, en las tierras más fértiles de la región del Bajío, mientras las tierras del norte colindaban con los poblados de Marfil y Guanajuato, del lado de la hacienda de Santa Teresa quedando en manos del administrador de Florence Ennis, quien viaja a su país de origen, por enfermedad y muerte de su esposo, regresa y se encuentra con las afectaciones de los ejidos y que su administrador licenciado Páramo había tomado las serranías como pago por sus servicios y deudas de la hacienda, parajes que más tarde se destina como área de crecimiento urbano.

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Figura 4. Radio Legal de 7 Km para resolver el expediente de ampliación de La Yerbabuena

Fuente: ran, Delegación Guanajuato, Expediente General Ejido de La Yerbabuena, Oficio de Autorización: DG/1260/10/2012

Mientras al norte de la hacienda de Cuevas en el Lote de Yerbabuena y en las serranías de la Sierra Central, las tierras más próximas al asentamiento de Guanajuato quedan sin asignar, por lo accidentado de la topografía y no tener tierras de aptitud agrícola, los hacendados aprovecharon para fraccionarlo en lotes de menos de 500 has y venderlo a particulares, lugar donde actualmente se desenlaza un conflicto social por el área de patrimonio cultural, el “Cerro de la Bufa”. El ejido estaba constituido por el conjunto de las parcelas individuales, el uso común y el poblado o pequeña propiedad que “En 1971 la Ley Federal de Reforma Agraria, reglamentaria del artículo 27 constitucional, estableció que el ejido era propietario de la tierra dotada, pero en seguida señalo las modalidades de esa propiedad como inenajenable, intransferible, imprescriptible e inembargable, precisamente las que normaban la concesión” (Warman, 2004: 60). Es decir, se mantiene como propiedad imperfecta, siendo Presidente de la República Luis Echeverría Álvarez, se integra el Documento Básico del Ejido, que estaba formado por un mensaje, la resolución presidencial, el plano definitivo y actas de posesión y deslinde. Se entrega la documentación a cada ejido con el siguiente discurso: “Un proceso del descrito sería la documentación de cada uno de nuestros ejidos; y ahora lo cumplimos al integrar el expediente que se adjunta, y que se les entrega a ustedes desde luego para que amparen sus derechos y los funden ante cualquier autoridad” (ran, Documento Básico Ejido Paso de Perules).

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Estas acciones tenían un trasfondo, en la ciudad de México el ejido se veía afectado por el crecimiento urbano, además de proliferar la venta ilegal de la tierra ejidal, justifican la aparición de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra, Corett (1973) con el objetivo de regularizar y prevenir los asentamientos humanos irregulares. 2. La expansión urbana y su incidencia en las tierras de capital social Las primeras previsiones de la expansión urbana y su incidencia sobre las tierras de capital social (ejidales) en México son en la década de 1970, el presidente Luis Echeverría Álvarez a través de un mensaje dirigido a todos y cada uno de los Comisarios Ejidales del país, manifiesta sus preocupaciones por las comunidades agrarias adyacentes a las ciudades y en respuesta argumenta el uso eficaz de la indemnización: Las comunidades agrarias no deben ser las víctimas de nuestro desarrollo urbano; por el contrario, su cercanía a las ciudades las transformará en beneficiarías de los valores citadinos al procurarse, como lo manda la Ley Federal mencionada, la protección de los derechos campesinos ante la expansión urbana y una adecuada y oportuna indemnización en el caso de afectaciones por razones de interés público” (ran, Documento Básico Ejido Paso de Perules).

Esta noticia no tuvo repercusión en los ejidos periurbanos de Guanajuato, para estas fechas la ciudad no había rebasado las reservas de tierras destinadas al desarrollo urbano y además de encontrarse circundado al suroeste y sur por tierras de propiedad individual que amortiguan la necesidad del crecimiento urbano con la compra venta directa de las tierras a instituciones, inmobiliarias y particulares para la construcción de vivienda.

Cuadro 1. Superficie territorial por tenencia del suelo según municipio 1991 (Hectáreas) Municipio

Total

Federal

Privado

Ejidal

Comunal

Otras

Guanajuato

99028.51

3328.51

57041.96

28663.62

2532.83

7461.59

Irapuato

86893.49

2932.16

25000.28

56108.55

751.56

2100.94

Fuente: Elaboración propia con base en inegi (1992), Anuario Estadístico del estado de Guanajuato ( 1991), Aguascalientes, inegi– Gobierno del Estado de Guanajuato, 1992

En el Cuadro sobresale la superficie de tierra privada, que corresponde al doble de la propiedad ejidal, lo que hace más probable que el crecimiento urbano se diera sobre la propiedad privada que sobre el ejidal, pero la propiedad privada se caracteriza por encontrase en tierras accidentadas, de difícil topografía para la construcción y la misma topografía aumenta los costos de infraestructura, equipamiento y edificación, por ello, una vez liberadas las tierras ejidales, no dudan las inmobiliarias y particulares en orientar sus intereses en tierras de origen ejidal.

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Imagen 5. Vista del suroeste del municipio, región del Bajío, comparativa del crecimiento urbano de 1970 al 2010, donde se concentran las localidades, los ejidos y las tierras de cultivo.

Fuente: elaboración propia con base en inegi, 1970 y 2010

La mancha urbana en 1980 ocupaba una superficie de 653 hectáreas, once años después alcanza las 873 (Plan de Gobierno Municipal de Guanajuato 2009–2012: 32), para el 2010 el asentamiento humano ocupa 1317.674 has (inegi, 2010). Desde la implementación de las políticas agrarias, la mancha urbana de la ciudad crece 445 has, las localidades también presentan un rápido crecimiento, principalmente las pertenecientes a los ejidos periurbanos de Cervera, Santa Teresa, Paso de Perules, Puentecillas y Yerbabuena.

Cuadro 2. Superficie territorial por uso del suelo según municipio, 1991 (Hectáreas) Total

Agrícola

Pecuario

Agro-Pecuario

Forestal

Industrial

Urbano

Otros

99028.51

17 486

32025

23216

12222

7649

2862

3568

86893.49

59199

2948

19052

8

153

47098

1435

Fuente: Elaboración propia con base en inegi (1992), Anuario Estadístico del Estado de Guanajuato (edición 1991), Aguascalientes, inegi– Gobierno del Estado de Guanajuato, 1992

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La superficie agrícola representa un 17% de la superficie total del municipio, su mayor parte se concentra en el sur y suroeste de la mancha urbana de la ciudad, ésta correspondía a parcelas ejidales, pero con orientaciones de crecimiento de las autoridades en la década de 1990, ha reducido notablemente el área agrícola transformándola en asentamientos humanos de distintos orígenes y categorías; asentamientos ejidales, asentamientos irregulares, fraccionamientos de instituciones gubernamentales, fraccionamientos cerrados de inmobiliarias, etcétera, formando un paisaje difuso.

Figura 6. Ortofoto sobre las tierras de los ejidos de Santa Teresa, Paso de Perules, La Yerbabuena y Cervera, donde se aprecian las tierras de cultivo de temporal y en la parte superior izquierda la autopista de cuatro carriles, Guanajuato–Silao.

Fuente: inegi, 1993–1994

La decisión del Gobierno Estatal de expropiar tierras de capital social, para cumplir los planes de ordenamiento territorial entre 1989 y 1994, orientan el crecimiento de la ciudad hacia el sur de la mancha urbana, en tierras de vocación agrícola pertenecientes a los ejidos de La Yerbabuena, Cervera, Santa Teresa y ejido Paso de Perules, se expropian tierras a los cuatro ejidos para construir la autopista, siendo el ejido más afectado La Yerbabuena, que además cede los terrenos para la construcción de edificios públicos del Gobierno del Estado como: central de autobuses, el hospital y cuartel de las fuerzas de seguridad, dando pauta y provocando agitación entre los ejidatarios que buscan vender sus parcelas, especulando sobre una tierra que hasta antes de ser expropiado no tenía valor por ser poca productiva.

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La expropiación de tierras de capital social para la construcción de equipamiento urbano en un lugar discreto a la mancha urbana, es decir, separado, propicia un evento que se liga con la entrada en vigor de la Reforma Agraria, ya que la implementación del Programa de Certificación de Derechos Ejidales (procede) y la falta de actualización de los planes de ordenamiento territorial cuya vigencia se mantuvo por 17 años, crean una tensión hacia las tierras ejidales.

Cuadro 3. Acciones del ejido de Yerbabuena. Acción

Fecha de Publicación

Fecha de Asamblea

Fecha de Ejecución

Superficie Ejecutada

Promovente

Instalaciones/ Equipamiento

Dotación

23/10/1936



29/07/1936

432.5256

Ninguna



Expropiación

20/12/1989



29/11/1991

6.9959

Gobierno del Estado

Cuartel de las fuerzas de Seguridad Pública

Expropiación

01/08/1990



28/04/1992

8.588586

Gobierno del Estado

Central Camionera y Servicios Adicionales

Expropiación

29/05/1991



28/04/1992

8.385965

Gobierno del Estado

Hospital y servicios adicionales

Expropiación

08/07/1993



16/08/1996

1.210192

Gobierno del Estado

Carretera a 4 Carriles Guanajuato–Silao

Expropiación

17/05/1994



14/06/94

0.40000

CFE

Instalación de la Subestación Eléctrica

Expropiación

04/12/1998



08/03/2000

16.3200

H. Ayuntamiento

Deportiva

Expropiación

10/02/1992



27/04/1999

53.798204

CORETT



Procede



09/07/2001





Ninguna



Dominio



26/03/2007



32.0700

Ninguna



Fuente: Elaboración propia con base en ran, Padrón e Historia de Núcleos Agrarios

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Figura 7. Ortofoto sobre las tierras de los ejidos de Santa Teresa, Paso de Perules, Yerbabuena y Cervera, donde se aprecian las tierras de cultivo de temporal las cuales han sido urbanizadas y fraccionadas, en la parte superior izquierda la autopista de 4 carriles, Guanajuato–Silao.

Fuente: inegi, 2010

Los efectos fueron que las asambleas de los ejidos en principio deciden obtener en dominio pleno de 837.5601583 has, área equivalente a la mancha urbana de la ciudad de Guanajuato en 1991, estas propiedades fueron transferidas a propiedad particular, sobresale el caso del ejido de Cervera que transfiere una superficie de 315.288576 has en 1998, trasformando el paisaje rural en urbano en una década, edificándose distintos géneros de edificios recreativos (salones de fiestas), educativos (Centro Internacional de Estudios Municipales y universidades privadas), edificios públicos (Servicio Medico Forense), habitacionales (fraccionamientos cerrados y asentamientos irregulares), lugar caracterizado por la heterogeneidad de edificaciones y la conurbación con el asentamiento urbano ejidal (ver Figuras 6 y 8).

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Figura 8. En primer plano la autopista de 4 carriles de Guanajuato–Silao y las tierras del ejido de Cervera; en segundo plano el paisaje rural de los ejidos del sur y suroeste del municipio de Guanajuato en el año 2000, que corresponde con la ortofoto de la Figura 6

Fuente: Propia del autor

Figura 9. En primer plano la autopista de 4 carriles de Guanajuato–Silao y las tierras de Cervera; en segundo plano el paisaje urbano de los ejidos del sur y suroeste del municipio de Guanajuato en el año 2011, que corresponde con la ortofoto de la Figura 7

Fuente: Propia del autor

Efectos de la Reforma Agraria Conociendo anticipadamente las políticas, el arreglo de la Reforma Agraria y aprovechando la información de primera mano y las implicaciones de esta ley, empleados de la Secretaría de la Reforma Agraria deciden crear un fraccionamiento para los trabajadores sindicalizados en tierras comunales de los ejidos de La Yerbabuena y Paso de Perules, sin dar aviso a la asamblea de dichos ejidos, erigen “El Fraccionamiento del Servidor Agrario” en el Cerro de la Campana, que marcaría un antecedente en el establecimiento de fraccionamientos irregulares en la zona.

Figura 10. Ortofoto del Cerro de la Campana, hospital y fraccionamiento Los Alcaldes, en la década de 1990

Figura 11. Ortofoto del Cerro de la Campana, hospital y fraccionamiento Los Alcaldes.

Fuente: inegi, 1993–1994

Fuente: GOOGLE– inegi, 2011

Los ejidatarios protestan y posteriormente acuerdan dejar una cantidad de lotes al servidor agrario, recuperando la mayor parte de tierras, pero una vez fraccionada la tierra y con los argumentos legales (uso de constancias) que los mismos empleados de la Secretaría de la Reforma Agraria aprovecharon para garantizar la propiedad de los lotes, utilizan estos mismos documentos para vender la tierra comunal que habían recuperado proliferando un asentamiento irregular “El Cerro de la Campana” con más de 450 lotes de 400 m², antecedente que da pauta para venta ilegal de parcelas y tierras comunales por la tensión que provocan la infraestructura, la construcción de la autopista y central camionera que motiva la afinidad de algunos empresarios por esas tierras, por lo que cuando llega el procede, ya se tienen ventas de parcelas y asentamientos humanos irregulares, por medio de un documento que no tiene ninguna validez, era un escrito denominado constancia, la cual contenía la firma del comisario, tesorero, secretario y consejo de vigilancia de cada ejido (ver Figuras 12 y 13).

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Figura 12. Constancia de posesión de lote del ejido Paso de Perules, San José de la Luz, 1995. Lote que actualmente, no se ha regularizado por que las autoridades municipales, no reconocen la Colonia de La Campana, porque no cumplen con las normas de la Ley de Fraccionamientos, hasta 2011 en que la presidencia comienza a reorganizar las dimensiones de los lotes y calles, haciendo evidente una planeación correctiva.

Figura 13. Plano de lotes del Cerro de la Campana del ejido Paso de Perules San José de la Luz, 1996. Lotes que actualmente, no se ha regularizado por lo tanto no tienen servicios, no han sido reconocidos por las autoridades locales por no cumplir con las normas de la Ley de Fraccionamientos.

Fuente: Ejido Paso de Perules

Fuente: Ejido de San Paso de Perules

Hasta la última década del siglo xx y principios del xxi, el crecimiento urbano se había amortiguado con los lomeríos de propiedad particular situados al suroeste de Marfil, tierras localizadas entre la mancha urbana de Marfil y la propiedad comunal del Ejido Paso de Perules, los primeros en utilizar estas tierras fue Infonavit con la construcción de “Las Teresas”, luego proliferaron ampliaciones, nuevos fraccionamientos, entre los lomeríos entorno de la carretera Guanajuato–Silao hasta colindar con el ejido. Las instituciones de vivienda compran las tierras y los lotifican incluso las cañadas, mientras los últimos fraccionamientos hechos por inmobiliarias solo compraban la planicie o tierras con menos pendiente de los cerros, dejando las cañadas sin intervención de ningún tipo (ver Figura 14).

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Figura 14. Fraccionamiento de la Ex–hacienda de Santa Teresa en los lomeríos de propiedad particular que le perteneció a la familia Páramo, situados al suroeste entre la mancha urbana de la ciudad y el ejido de Paso de Perules.

Fuente: propia del autor

Con la regularización de la tierra y la opción del dominio pleno, las inmobiliarias orientan su interés a las tierras llanas de fomento agrícola, ante la falta de control en el crecimiento de la ciudad. Se hace visible la falta de un Programa de Ordenamiento Territorial, pues el que está normando el desarrollo de la ciudad viene de 1994, ahora que se realizo el Plan de Ordenamiento Terrritorial de 2011, con medio año en vigencia, se encuentra con perjuicios irreversibles, crecimiento acelerado en áreas de fomento agrícola, parcelas agrícolas que pasaron al dominio pleno en una década fueron urbanizadas, caracterizadas por estar distantes a las vialidades principales por donde pasa el transporte colectivo, lo que hace necesario la dependencia de los automóviles, las calles no tienen continuidad por ser fraccionamientos cerrados, las formas responden al trazo y tejido de los ejidos con formas irregulares, las tierras de uso comunal se fraccionaron y repartieron entre los miembros de los ejidos, quienes las venden promoviendo la propiedad privada sobre la de capital social. Las inmobiliarias y otros acaparadores de parcelas no encontraron en un principio una oposición para adquirir las tierras de vocación agrícola, no había un documento técnico– jurídico actualizado sobre el uso del suelo, la Reforma Agraria permite la propiedad particular y venta de parcelas, mientras la configuración y localización de las tierras le permitían obtener más ganancias por la configuración plana del suelo y el bajo costo en que lo obtenían de los ejidatarios.

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Las políticas de la Secretaria de la Reforma Agraria y la Procuraduría Agraria quedaron como un conjunto de buenas intenciones: […] obligación de los municipios de construir reservas territoriales para el crecimiento urbano, el manejo del medio ambiental planificado y coordinado con la Ley Agraria. Se fortalece la autonomía de los ejidos, de tal forma que fueran capaces de elegir libremente, entre otras cuestiones, su régimen de derechos de la propiedad; decidir si las tierras del ejido pasan a ser de uso común o parcelas individuales, o que los ejidatarios puedan adoptar el dominio pleno, también se anuncia el final del reparto agrario cambios institucionales Mayor facilidad para acceder a los recursos de propiedad común, en los ejidos que han adoptado el procede, se ha incrementado la capacidad de los ejidatarios para acceder a los agostaderos de las tierras de uso común. “Cerca de las dos terceras partes de las tierras que se requerirían, en el futuro inmediato, para la expansión urbana, serán ejidales o comunales, lo cual es de gran relevancia por la rapidez y bajo costo al que debe proveerse la vivienda a las familias de bajos recursos (Lavadenz, 2000: 16).

Pero una década después de las reformas del ejido, aceptaría parte de su fracaso y responsabiliza a las autoridades locales: “La limitada capacidad de los gobiernos locales: los ayuntamientos frecuentemente carecen de experiencia técnica para planificar la expansión y aprovechamiento óptimo de las zonas peri urbanas que deban ser incorporadas a la franja urbana” (Lavadenz, 2000: 42). Los más desprotegidos no tuvieron acceso a la tierra, ni a la vivienda por sus costos, que además se construyeron en tierras de fomento agrícola, interactuando con asentamientos irregulares y poblaciones ejidales, que dan muestra de un paisaje heterogéneo y disímil, por lo tanto con diferencias socio–espaciales por sus diferentes orígenes, oficios, costumbres de los habitantes, diferencias arquitectónicas de sus moradas, diferencias en infraestructura, servicios, superficie de tierras, etcétera. Los ejidatarios al no poder fraccionar por lo rígido de las actuales leyes, lo ventajoso de las inmobiliarias y la incapacidad para ponerse de acuerdo con los compañeros ejidatarios contiguos a sus tierras, los pagos prediales, se ven en la necesidad de vendérselos a particulares, personas con estabilidad económica que ven en esas tierras la oportunidad de lograr sus aspiraciones y comodidades que la ciudad ya no les ofrece. Conclusión Antes y durante la implementación de las políticas de la Reforma Agraria no hay certeza de la configuración de las parcelas y tierra comunal en cuanto a dimensiones, límites, formas y orientaciones, información necesaria para planear, ordenar y organizar el territorio, mas por el contrario los trabajos de inegi sobre deslinde y trazo se realizaron después y no antes de la toma de decisiones sobre el campo, por lo que los ejidatarios como en el pasado los hacendados durante las composiciones aprovecharon para extenderse sobre la tierras de uso común, desmontando o arando sobre la propiedad comunal y caminos para obtener más tierras, ya que no existen planos de las parcelas, solares o pequeña propiedad, ni de las tierras comunales. Como plano base o antecedente, el único referente son las normas del Código Agrario que determinaba la cantidad de hectáreas por ejidatario de acuerdo ala

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calidad de la tierra, el deslinde de inegi develó la desigualdad en cuanto distribución de las tierras al interior del ejido, el rango es variable de 4 has a 20 has por ejidatario. Elaborar un estudio previo de agrimensura, uso del suelo, calidades de las tierras, de contigüidad y crecimiento urbano por ciudad y municipio, denota que no todos los territorios ejidales son similares, guardan diferentes necesidades y condiciones sociales, al aplicar la normatividad indiferentemente a los ejidos ricos en recursos naturales, periurbanos o pobres en recursos naturales, estimulan los problemas sectoriales entre la pujante propiedad privada, la propiedad social, el área natural protegida y ámbitos de fomento agrícola. La falta de planeación y premura de las autoridades hasta los agrimensores encargados del deslinde, olvidan que la espaciosidad o calles es el elemento estructural más importante de un territorio; el desconocimiento histórico de la Ley de Fraccionamientos para el Estado de Guanajuato de 1915 y la omisión del Artículo 23° que refiere que las parcelas deben tener figuras regulares dejando entre ellas callejones de 4 a 8 metros para el tránsito, espaciosidad que fue incumplida; por otra parte, se desvanecieron por la acción ambiciosa de ampliación de las parcelas, por lo que los agrimensores ejecutaron el deslinde sin procurar o restablecer la espaciosidad entre las parcelas dejando tierras aisladas y dejando el arreglo en la buena fe de los autoridades ejidales y de los colindantes que trazan sus calles empíricamente, y que al vender sus propiedades heredan las inconsistencias territoriales que al urbanizar los tierras promueven los fraccionamientos cerrados al colindar con propiedad privada y no con vialidades públicas que implican accesibilidad y continuidad de las vialidades. Por el contrario, estás condiciones desembocan en asentamientos humanos con vialidades cerradas, sin continuidad y variedad de dimensiones, que provocan tráfico en determinados horarios, los vecinos que no cuentan con automóvil tienen que recorrer largas distancias para abordar el transporte público. Los acaparadores de parcelas no han podido obtenerlas de forma contigua, circunstancia favorable para la espaciosidad por la separabilidad de las propiedades, características de las haciendas al integrar varias tierras en una solo conjunto, produce la conexión y se eliminan las calles, las grandes propiedades particulares que persisten son las provenientes del Código Agrario de las propiedades inafectables por la dotación, áreas que van de 150 has a 500 has de acuerdo a la calidad de la tierra, tierras que por varias décadas absorbió la necesidad del crecimiento urbano de la ciudad de Guanajuato, tierras de topografía accidentada con fisiografía de lomeríos que tienen la característica de ser propiedad privada desde dotación y restitución agraria, que se encuentran situados en las tierras contiguas a la ciudad, comunicadas a una vialidad primaria que comunica al municipio con otras entidades. Las ventas ilegales de tierras en los ejidos anteriores al procede, refleja la aparición de un nuevo actor en las categorías del ejido, formado solo por el ejidatario y los avecinados, ahora se inserta al posesionario, como una medida para esquivar los posibles conflictos entre el propietario particular, el ejido y las autoridades agrarias, donde la asamblea define los posesionarios de parcelas, lo que implica que también se modifique el plano interno. Las tierras de aptitudes y vocación agrícola y/o ganadera cambian de uso del suelo a corto plazo, terminando como planchas de concreto bajo la indolencia y falta de regulación de las autoridades. Los individuos de mayor poder adquisitivo ven en las periféricas un espacio idóneo para satisfacer sus aspiraciones de un nuevo estilo de vida, de seguridad y

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convivencia, que la ciudad ya no garantiza, proliferando los fraccionamientos cerrados y zonas residenciales. En busca de solucionar los conflictos por las tierras y dar certeza a los límites de los territorios, se utilizan los conocimientos de la geometría, para organizar y con esto dar orden y equidad, señalando las formas y límites sustentados en el conocimiento de la geometría y sus conceptos. La Reforma Agraria de 1992, responde y beneficia al modelo económico y no la sociedad del sector urbano y rural, se privilegia lo privado sobre lo público, las tierras comunales de los ejidos que eran libres al tránsito de la población, a su usufructo y convivencia; en poco tiempo se convierten en propiedades particulares circundadas y fraccionamientos cerrados que sectorizan. La tierra que era un valor de uso, se transforma en un valor de cambio, promoviendo la plusvalía, especulación, que hacen complicado dar seguimiento a una propiedad. La ciudad de Guanajuato presenta las características de la ciudad difusa: la rápida urbanización sobre suelo rural y consumo de suelo, producción de nuevos límites, diversidad de género de edificios y de asentamientos, lugares de baja densidad, el debilitamiento de lo público ante lo privado, los vacíos urbanos, consumo de materiales y energía. Lo que tardó en crecer varios siglos, lo equiparó en las últimas tres décadas.

Referencias Fuentes ran, Archivo del Registro Agrario de Nacional, Delegación Guanajuato. aggeg, Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. Referencias bibliográficas Coraggio, J. L. (1988). Territorios en transición. Crítica a la planificación regional en América Latina. Quito: Ciudad– Centro de Investigaciones. Galván, R. M. (1998). Ordenanzas de Tierras y aguas. México: AHA, RNA y CIESAS. González, R. M. (1974). La revolución social de México III, El problema Agrario. México: FCE. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (1992). Anuario Estadístico del Estado de Guanajuato (ed. 1991). Aguascalientes: inegi/Gobierno del Estado de Guanajuato. Lavadenz, I. (2000). México: Política Agraria. Una década después de las reformas del ejido. México: Banco Mundial/Secretaría de la Reforma Agraria y Procuraduría Agraria. Secretaría de Educación Pública (1989), Guanajuato cerros y bajíos, testigos de la historia. México: SEP. Warman, A. (2004). El campo Mexicano. México: Fondo de Cultura Económica. Zuribi, X. (1996). Espacio, tiempo, materia. Madrid: Alianza Editorial. Artículo de la Web: Centro de Estudios de Historia de México (1985), Plan de Ayala, Facsímile del manuscrito [en línea].Recuperado de http://www.bibliotecas.tv/zapata/1911/z28nov11.html [Consultada el 25 de febrero de 2012].

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Proudhon, P. (2001), ¿Qué es la propiedad? [en línea]. Recuperado de http://www.cgt.es/ biblioteca.html [consultada el 1o de marzo de 2012]. Registro Agrario Nacional, Padrón e Historia de Núcleos Agrarios [en línea]. Recuperado de http://www.phina.ran.gob.mx/phina2/Sessiones [Consultada el 10 de abril de 2012]. Secretaría de la Reforma Agraria [en línea]. Recuperado de http://www.sra.gob.mx/ sraweb/conoce–la–sra/historia/1917–reconocimiento–a–la–propiedad–comunal/ [Consultada el 1o de agosto de 2012]. H. Ayuntamiento de Guanajuato, Plan de Gobierno Municipal de Guanajuato 2009–2012 [en línea]. Recuperado de http://www.guanajuatocapital.gob.mx/plangob.pdf [Consultada el 20 de septiembre de 2012].

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La incorporación de suelo social al desarrollo urbano en Cuernavaca, Morelos y sus efectos en los mercados de suelo regular e irregular

Gu i l l e r m o O l i ve ra Loz a n o, 1 Ma rc o s A n to n i o Ro d r í g u e z 2

L

as ciudades mexicanas experimentaron los últimos doce años un auge inmobiliario producto de una política nacional de vivienda basada en el financiamiento e impulsada desde el gobierno federal, con resultados notables en términos de la construcción de vivienda nueva y reducción del déficit total de vivienda, sin que ello aplique en el caso de los grupos de población con salarios menores a cuatro veces el salario mínimo. Como consecuencia de estas dos situaciones, las periferias urbanas experimentan un proceso de dualización de los mercados de suelo y vivienda, representado por la presencia de la secular urbanización irregular en la forma de colonias populares, y por el desarrollo de grandes y medianos conjuntos habitacionales relativamente alejados del área urbana consolidada pero sobre todo, carentes de servicios, equipamiento, buen acceso y conectividad con el resto de la ciudad. Esto último, que surgió como una crítica en espacios académicos, es actualmente reconocido por las propias instancias federales y otros organismos (véase, por ejemplo cidoc, 2012; o las consideraciones de la Sociedad Hipotecaria Federal en bid, 2012). Para cidoc (2012: 7), el crecimiento de las áreas urbanas ha sido anárquico y sin soporte en instrumentos de planeación urbana y ordenamiento territorial; para la SHF (en BID, 2012: 6), los grandes desarrollos habitacionales han dado lugar a un crecimiento urbano 1 Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias. Av. Universidad s/n, Cuernavaca, Morelos, México. [email protected] 2 El Colegio de Tlaxcala. Melchor Ocampo 28, San Pablo Apetatitlán, Tlaxcala, México. marparamo@yahoo.

com.mx

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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expansivo que se traduce en segregación y en la prolongación de un desarrollo territorial desarticulado en lo económico, social y ambiental. Los procesos descritos de manera muy general están presentes en el estado de Morelos, en específico en la Zona Metropolitana de Cuernavaca (zmc), que es una de las ciudades de la parte central de México con mayor dinamismo urbano y de su mercado inmobiliario, por su colindancia con la ciudad de México. Esta cercanía explica que desde siempre el mercado de suelo y vivienda en Cuernavaca haya sido muy dinámico por la existencia de un mercado secundario de viviendas, gran parte por motivos de recreo y descanso, así como también por los flujos de migración absoluta y reciente del Distrito Federal, sobre todo, con la zmc, que demandan vivienda tanto nueva como usada, o bien terrenos para la autoconstrucción después de una primera etapa en que se renta. En la llamada “ciudad de la eterna primavera” es evidente que la urbanización de las áreas periféricas se ha dualizado entre asentamientos irregulares de colonias populares y asentamientos regulares en desarrollos habitacionales compactos de viviendas de interés social. Los primeros son parte del área urbana continua con las deficiencias características de una traza urbana mal realizada y falta de todos o de algunos servicios urbanos según su grado de consolidación, pero con una accesibilidad aceptable al centro y subcentros urbanos en términos de vías de comunicación y medios de transporte. Los segundos son desarrollos alejados del centro de la ciudad y subcentros, con servicios pero sin equipamiento; espacios segregados, sin conectividad adecuada con medios de transporte público. Adicionalmente las colonias populares tienen lotes tipo que van de los 120, 150, 200 y más metros cuadrados en donde la superficie construida de una vivienda supera los 40 o 60 metros cuadrados de las viviendas de interés social, construidas en una superficie de aproximadamente 28 metros cuadrados. Por otra parte, los habitantes de las colonias populares no están obligados a contribuir a la hacienda municipal por concepto de impuesto predial. No existen mediciones a nivel nacional ni al parecer por ciudad, de cómo se ha modificado la proporción de asentamientos irregulares en relación al total de vivienda construida. Anteriormente se aceptaba que entre un 60% y 65% promedio del crecimiento de las ciudades tenía un origen irregular, ahora se supondría que la proporción tenderá a reducirse paulatinamente dada la política de otorgamiento de créditos, si bien es conocido que precisamente el 60% de los beneficiarios de vivienda que debe atender el Infonavit no tienen la capacidad adquisitiva para acceder a ese bien –como ejemplo–. Para obtener un cálculo al respecto se necesita, en todo caso, considerar la tasa de formación de hogares y la tasa de crecimiento de la población total, la tasa de desempleo, la situación de los ingresos y la evolución del sector informal de la economía –que cada vez es mayor, entre los principales aspectos; además de saber si se continúan incentivando los procesos de ocupación irregular del suelo. Este trabajo no busca hacer esa medición del tamaño de cada mercado de suelo y vivienda por el momento, su propósito es realizar un análisis de los mecanismos de incorporación de suelo tanto al mercado irregular (ilegal) como al regular (legal) sobre todo, en función de las posibilidades que permite actualmente el marco jurídico para la desincorporación de suelo del régimen ejidal primero, y su incorporación al régimen urbano después, que la reforma constitucional de 1992 al artículo 27 permite hacer. Este análisis es posible por el predominio que el suelo “social” (ejidal y comunal) tiene como forma predominante de tipo de propiedad

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en la periferia de la Zmc pero también en todo Morelos, cuna del movimiento agrario durante la Revolución Mexicana, que reivindicó la propiedad de la tierra para una población en ese tiempo predominantemente campesina. En función de los avances en el procedimiento de adopción de dominio pleno, se planteará una hipótesis del desarrollo probable de los mercados de suelo legal e ilegal en Zona Metropolitana de Cuernavaca. 2. La transformación del marco jurídico institucional como punto de partida La forma actual de crecimiento urbano de las ciudades mexicanas se sustenta en un marco jurídico específico y en una arquitectura institucional concreta que han ido modificándose de forma permanente, pero que son parte de la oleada de reformas de carácter nacional –reforma del Estado– que se realizaron en los años noventa del siglo pasado. Las que tienen que ver con el desarrollo urbano y su gestión son las siguientes: En primer término la reforma que en 1992 se hizo al artículo 27 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, que permitió la desincorporación del suelo ejidal y de comunidades agrarias del régimen agrario para incorporarse al régimen urbano. Es conocido que antes de ello no era posible fragmentar ni vender el suelo ejidal legalmente y que salvo casos excepcionales, mediante la expropiación o la permuta, su urbanización era ilegal. Actualmente hay mecanismos y procedimientos para que los ejidos en las periferias urbanas se beneficien de su localización y sean incorporados al desarrollo urbano planificado. En segundo lugar ocurrió la transformación de los organismos nacionales de vivienda, lo mismo que su enfoque. El cambio fundamental consistió en que hasta la década de los ochenta la política de vivienda fue una política social del Estado, en donde éste, a través del Infonavit, controló la producción de dicho bien. Coincidentemente, en 1992 este instituto deja de funcionar como un fondo “solidario” y se transformó, junto con los demás organismos nacionales de vivienda, en intermediario financiero. De esta manera la producción de vivienda dejó de ser su actividad, misma que vino a ser asumida por empresas privadas de forma incremental (véase Puebla, 2006; Schteingarth y Patiño, 2006). Para 1997 se reformó el esquema de seguridad social en el país, con lo que las pensiones dejan de repartirse en forma colectiva para asumirse un reparto individual, al tiempo que la vivienda deja de considerarse un “satisfactor social” para entenderse como “patrimonio y factor de capitalización”. Con ello conluye definitivamente la participación del Estado como desarrollador de vivienda para consolidarse como ente regulador y facilitador. En tercer término en cuanto a la arquitectura institucional, en 1992 la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (sedue), que incluía una subsecretaría de vivienda, se transformó en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). Este hecho es considerado como el momento en que finaliza el periodo de planeación urbana coordinada a nivel nacional de forma centralizada. La Sedesol se abocó a la política social de los gobiernos nacionales subsecuentes. Ya en el 2001 se crea el Consejo Nacional de Fomento de la Vivienda (Conafovi), un órgano desconcentrado dela Sedesol, que en 2006 se transforma en la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi). Estas dos últimas dependencias han venido trabajando en la diversificación de las fuentes de financiamiento para vivienda, con el objetivo de garantizar la rentabilidad de las inversiones en esa materia. En ese mismo año se promulgó la actual Ley de Vivienda. Con todo este conjunto de cambios en la legislación y creación de nuevas instituciones,

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se configuró y consolidó la incursión del sector privado en la construcción y comercialización de la vivienda, con una regulación mínima de parte del Estado, que ha dado lugar al tipo de desarrollo urbano actual de las ciudades ya descrito, en donde la periferia urbana se distingue por contener grandes desarrollos habitacionales en el mercado legal y asentamientos ilegales dispersos en colonias populares. El agravante de esto es que no se ha podido resolver el déficit de vivienda de la población de más bajos recursos económicos, porque no es una población que aplique para el otorgamiento de créditos, como tampoco se ha terminado con el crecimiento irregular. En último lugar, pero no por ello menos importante, destaca la décima reforma al artículo 115 constitucional en 1999 (o reforma municipal), que se refiere a las responsabilidades de los gobiernos municipales en la planeación y administración del desarrollo urbano. La reforma reconoce al municipio su carácter de órgano de gobierno, con lo cual se fortalece frente a los otros niveles de gobierno por conferirle competencias exclusivas. En términos de operación, sin embargo, es conocido que no todos los municipios cuentan con los recursos humanos para hacerse cargo de una correcta gestión y administración del desarrollo urbano, y que su autonomía no pocas veces está mal entendida. La principal crítica a este nivel de gobierno es que no está llevando a cabo una planeación urbana por lo cual impera un desorden urbano. 3. La especificidad de Morelos y la Zona Metropolitana de Cuernavaca El efecto de la localización en la dinámica demográfica y urbana Morelos forma parte de Subsistema Urbano de la región Centro de México, caracterizada por una forma urbanización extensiva con fuertes vínculos funcionales, que articula los mercados de trabajo regionales con las economías de escala y de urbanización, que a su vez estimula una determinada localización de las actividades productivas y se acompañan de ciertos tipos de ocupación residencial. Se reconoce en la base económica de las ciudades aquí existentes y sus cambios, un factor determinante en la orientación y monto de los flujos de migración interurbana. En el periodo 2005–2010, poco más de 1.3 millones de personas se movilizaron al interior de la región Centro, ya sea como inmigrante o emigrante. La principal entidad expulsora fue el Distrito Federal con poco más de la mitad de los emigrantes de la región, seguida por el Estado de México con la cuarta parte. Morelos recibió 78.6 mil inmigrantes y expulsó a 45.4 mil emigrantes, resultado de lo cual su saldo neto migratorio fue positivo con 33 mil personas (Cuadro 1).



Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Cuadro 1. Región Centro: migración 2005–2012 por lugar de residencia en fecha fija

 Entidad

Población de 5 años y más

Inmigrantes

(%)

Emigrantes

(%)

Saldo Neto Migratorio

|

33 416 717

1 286 479

100.0

1 385 532

100.0

– 99 053

Distrito Federal

8 034 809

239 125

18.6

737 742

53.2

– 498 617

Hidalgo

2 388 657

122 511

9.5

67 139

4.8

55 372

México

13 562 702

583 607

45.4

332 627

24.0

250 980

Morelos

1 596 669

78 610

6.1

45 462

3.3

33 148

Puebla

5 149 377

130 190

10.1

135 568

9.8

– 5 378

Querétaro

1 636 080

94 336

7.3

40 894

3.0

53 442

Tlaxcala

1 048 423

38 100

3.0

26 100

1.9

12 000

inegi. Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico

Morelos tiene su principal intercambio de población con el Distrito Federal y en segundo lugar con el Estado de México, lo cual resulta natural por la colindancia y la intercomunicación vial. En el caso de Cuernavaca, sus características naturales y en particular climáticas, la han convertido desde los años ochenta del siglo pasado en una ciudad receptora de flujos migratorios con origen en esas dos entidades principalmente. 3 Además, el fácil acceso a la ciudad desde la capital del país favorece la importancia del turismo de fin de semana y, con ello, el crecimiento de un extenso mercado de segundas residencias urbanas. Por cuanto se refiere a la población total, en Morelos en 2010 el 75.5% de la población se consideraba urbana, con una muy fuerte concentración en sus dos áreas metropolitanas: el 61% de la población urbana del estado en la Zona Metropolitana de Cuernavaca y el 27.7% en la Zona Metropolitana de Cuautla. Los municipios con mayor dinamismo tanto de su población total como urbana, en el caso de la primera, son los de más reciente incorporación a la dinámica metropolitana, es decir, Emiliano Zapata y Xochitepec; mientras que Cuernavaca y Jiutepec, los primeros en urbanizarse y alcanzar su saturación, crecen a menor velocidad. En el caso de Temixco, su crecimiento demográfico no ha despuntado, lo cual podría cambiar en estos años por el espacio libre que aún tiene y su proximidad con Cuernavaca (Cuadro 2).

3 Los inmigrantes del Distrito Federal representan entre 33% en esta ciudad.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Cuadro 2. Morelos: Población Total y Urbana por Zonas Metropolitanas, 2000–2010 

(%)

 

 Población urbana 2010

1.157.566

74,4

46,0

705.405

365.168

20,5

11,0

196.953

92.850

6,0

E. Zapata

57.617

Xochitepec

(%)

 

 Población urbana 2000

1.777.227

100

45,4

817.114

338.706

21,8

Jiutepec

170.589

Temixco

(%)

(%)

TCPA

TCPA

 

Población total 2000–2010

Población urbana 2000– 2010

1.339.878

75,4

1,3

1,5

60,9

817.114

61,0

1,5

1,5

338.706

29,3

365.168

27,3

0,8

0,8

11,1

170.589

14,7

196.953

14,7

1,4

1,4

108.126

6,1

92.850

8,0

108.126

8,1

1,5

1,5

3,7

83.485

4,7

57.617

5,0

83.485

6,2

3,8

3,8

45.643

2,9

63.382

3,6

45.643

3,9

63.382

4,7

3,3

3,3

ZM Cuautla

321.823

20,7

370.795

20,9

321.823

27,8

370.795

27,7

1,4

1,4

Cuautla

153.329

9,9

175.207

9,9

153.329

13,2

175.207

13,1

1,3

1,3

Atlatlahucan

14.708

0,9

18.895

1,1

14.708

1,3

18.895

1,4

2,5

2,5

Ayala

69.381

4,5

78.866

4,4

69.381

6,0

78.866

5,9

1,3

1,3

Yautepec

84.405

5,4

97.827

5,5

84.405

7,3

97.827

7,3

1,5

1,5

Ciudades del Sur

201.284

12,9

216.992

12,2

114.646

9,9

118.467

8,8

0,8

0,3

Resto del estado

326.784

21,0

372.326

20,9

15.692

1,4

33.502

2,5

1,3

7,9

Municipio

Población total 2000

Total

1.555.296

100

ZM Cuernavaca

705.405

Cuernavaca

 

Población total1 2010

1 Incluye una estimación de población estatal de 24 186 personas de 8 062 viviendas sin información de ocupantes.  Fuente:

inegi.

Censo de Población y Vivienda 2010: Tabulados del Cuestionario Básico. Elaboración propia

Los Mapas 1 y 2 muestran con toda claridad lo mencionado en el párrafo anterior sobre la importancia de la localización de la zmc muy próxima al Distrito Federal (menos de 100 Km) al alcance de 1 hora 20 minutos de viaje, así como las tendencias de la expansión urbana por municipio desde los años noventa.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Mapa 1. Ciudades del estado de Morelos

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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El efecto del tipo de propiedad Morelos tiene una superficie total de 495 mil 817 hectáreas, de las cuales 355 mil 755 equivalentes al 71.7% es suelo de propiedad social (ejidos y comunidades agrarias). Existen 233 núcleos agrarios, de los que 204 son ejidos y 29 comunidades agrarias (Mapa 3).

Mapa 3. Tipo de propiedad de suelo en Morelos

En el caso de la Zona Metropolitana de Cuernavaca, de la superficie total de 53 mil 023 hectáreas, el 86% (45 mil 925 hectáreas) son de propiedad social. De los cinco municipios que integran la metrópoli, Emiliano Zapata tenía en 2006 el 83.5% de su suelo en régimen de propiedad social, Cuernavaca el 79.5%, Xochitepec, el 65.7% y Jiutepec el 52.4%. En el caso de Temixco, existe un conflicto de linderos que por el momento no permite determinar la superficie social con precisión (ver Cuadro 3). La importancia del suelo social en todo caso es muy clara, a lo que cabe agregar que la superficie que corresponde a propiedad privada es, en su casi totalidad, el área urbana actual más zonas federales protegidas. Es decir la superficie potencial de suelo social a ser incorporada al desarrollo urbano ya sea legal o ilegal es predominante.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

100

Cuadro 3. Superficie total y superficie de suelo social de la zmc Superficie total (Has.)

Superficie social (Has.)

(b)/(a)

Municipio

(a) Municipal

% Superficie estatal

(b) Otorgada

% Superficie social del estado

(b)/(a)

Morelos (c)

495, 817

100.0

355, 755

100.0

71.7

Cuernavaca

20, 779

4.1

16, 520

4.6

79.5

Jiutepec

7, 045

1,4

3, 693

1.0

52.4

E. Zapata

6, 498

1.3

5, 423

1.5

83.5

Temixco

8, 786

1.7



3.9



Xochitepec

9, 9913

2.0

6, 513

1.8

65.7

zmc

53, 023

10.6

45, 925

12.9

86.6

Fuente: Elaboración propia con base en : a) inegi.http://www.inegi.gob.mx b) procede, PA, Superficie otorgada mediante dotación o restitución. c) Periódico Oficial « Tierra y Libertad », Morelos, 6 de enero de 2006

4. La incorporación de suelo social al desarrollo urbano El procede como determinante de la urbanización regular del suelo social La reforma de 1992 al artículo 27 de la Constitución Mexicana tuvo como primer objetivo regularizar la propiedad de los ejidos y comunidades agrarias del país. Para ello se instrumentó el Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos (procede) con el cual se dio certeza jurídica a la tenencia de la tierra. Para el 2010, de los 29 942 núcleos agrarios del país 96% ya se encontraban “regularizados” (es decir, 28 744 núcleos agrarios ya tenía su certificado parcelario). Posterior al cumplimiento de este programa se desprenden nuevos mecanismos para incorporar legalmente el suelo social al desarrollo urbano: la expropiación concertada de bienes ejidales y comunales, la adopción de dominio pleno, y la aportación de tierras de uso común a sociedades mercantiles o civiles (inmobiliarias ejidales) (Cuadro 4).

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Cuadro 4 a) Mecanismos de Incorporación del Suelo Social al Desarrollo Urbano

b) Formas de desincorporación de suelo social según superficie dentro del ejido

Tierras para asentamientos humanos

Tierras parceladas

Tierras de uso común

Expropiación forzosa Expropiación concertada Propósito: Regularización de asentamientos humanos Creación de reservas territoriales (Programa Suelo Libre) Titulación de solares urbanos

Adopción de dominio pleno (conclusión del Procede)

Constitución de Inmobiliarias ejidales (Conclusión del Procede)

Fuente: Elaboración propia con base en Sedesol 1999.

Para este trabajo interesa conocer la evolución del mecanismo de adopción de dominio pleno, ya que es el que permite la incorporación de una mayor superficie de los ejidos al desarrollo urbano legal, toda vez que se realiza para las parcelas ejidales, que son la superficie de las que los ejidatarios se pueden deshacer con mayor facilidad una vez concluido este procedimiento.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

102

Avances en los ejidos y comunidades agrarias de la zmc El Cuadro 5 muestra el universo de ejidos y comunidades agrarias de los cinco municipios que integran la zmc, al mismo tiempo que los resultados del procede al 2006, indicando los tres tipos de superficie que ese programa regulariza. La Gráfica 1 mientras tanto, sintetiza parte del Cuadro 3. La superficie de uso común constituía al interior de los núcleos agrarios casi 50% del total de la superficie regularizada, el área parcelada 1.7%; y la tierra para asentamientos humanos, cuyos ahora propietarios han recibido sus títulos de solares urbanos representaban 10.5% de la superficie. El Cuadro 3 por su parte evidencia la problemática que encierran los núcleos agrarios del municipio de Cuernavaca, ya que solo cinco de los doce núcleos agrarios se regularizaron mediante el procede hasta el 2006; para los municipios de Jiutepec y Emiliano Zapata, solo una comunidad de ambos no se regularizó. Por el contrario, 100% de los núcleos agrarios de los municipios de Temixco y Xochitepec se certificaron. Asimismo se puede detectar que de los 9 núcleos agrarios que no se certificaron, seis son comunidades agrarias, pareciera que algo ocurre al interior de las comunidades agrarias, que las hace más resistentes a los programas de regularización.

Gráfica 1. zmc: Superficie regularizada por el procede

Fuente: Elaboración propia, con base en datos del Cuadro 5

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

103

Cuadro 5. El procede en la zmc, 2006.

Cuernavaca

Mpio.

Núcleo Agrario

Tipo (a)

Superficie Regularizada Parcelada Has (c)

Uso Común

(c) (d)

San Antonio

E

1055.9830

753.9843

753.9843

104.3276

Tetela del Monte

E

575,3811

320.0760

344.6398

211.9797

Chipitlan

E

540.2711

313.7145

380.3473

44.8212

Santa María Ahuacatitlan

E

Santa María Ahuacatitlan

C

Acapatzingo

E

Buena Vista del Monte

E

Chapultepec

E

San Lorenzo Chamilpa

C

Ahuatepec

C

1684.0000

Ocotepec

C

1087.20000

Tlaltenango

C

23.3212

Superficie Cuernavaca

Jiutepec

Superficie en la carpeta(b)

Superficie certificada Has (c)

4,854.4514 3,529.9105

4761.3567 3529.9105

Explotación Colectiva(d)

Otros (d)

124.0541

Titulada (d)

Total Has (c) (d)

Fecha de inscripción ran (d)

32.3468

1014.7129

03/01/1995

193.9530

750.5725

25/04/1996

103.3479

691.4069

03/03/1994

4761.3567

4761.3567

29/10/2004

3529.9105

3529.9105

12/12/2003

162.8905

253.6180 910.0056 No regularizados

616.5743 736.3176

15 867.0383

9679.0420

1478.9714

8652.3958

0.0000

286.9446

329.6477

10 747.9595

0.5788

57.6127

240.5557

09/12/1993

8.5286

127.9741

418.2970

09/09/1994

25.0051

138.1725

11/12/1993

Atlacomulco

E

226.5000

185.7929

182.3642

Jiutepec

E

446.2344

211.9697

273.2656

Cliserio Alanís

E

139.4445

109.7980

73.3913

El Progreso

E

100.5000

71.8991

81.2826

22.6725

103.9551

12/04/2000

Tejalpa

E

182.0966

93.0000

133.9006

53.5279

187.4286

04/10/2002

Tejalpa

C

2496.4283

1889.0846

25/10/2005

Jiutepec

C

Superficie Cuernavaca

52.0991

8.5286 39.7761

1836.9856

No regularizado 3611.2038

672.4597

796.3032

1876.7617

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

8.5286

9.1075

286.7924

2977.4934

104

Emiliano Zapata

Mpio

Núcleo Agrario

Tipo (a)

Temixco

Superficie Certificada Has (c)

Superficie Regularizada Parcelada Has (c)

Uso Común

(c) (d)

Tetecalita

E

189.0000

124.8626

252.8272

0.7291

San Francisco Zacuapan

E

2103.1096

1175.8695

1118.8178

599.4156

Santa Ana Tezoyuca

E

524.0038

251.8833

306.9081

Tepetzingo

E

332.4382

253.2456

331.2954

Tetecalita

C

682.3934

446.5406

Emiliano Zapata

C

321.5093

Superficie Emiliano Zapata

Explotación Colectiva (d)

Otros (d)

4.8276 8.2456

Titulada (d)

Fecha De Inscripción ran (d)

Total Has. (c) (d) 253.5564

22/02/2001

534.9452

2253.1786

12/07/1995

100.90.23

412.6380

02/04/1994

8.1931

347.7342

10/10/2002

752.8598

30/09/2002

752.8598

No Regularizado

4152.4543

2252.4018

2009.8486

1361.2502

502.5523

0.0000

4.8276

644.0406

4019.9669

24.7960

880.3257

1873.8096

05/05/1994

570.8812

779.7749

06/04/1994

91.7203

149.8428

608.2067

26/12/1993

Temixco

E

1692.5969

835.4617

466.1356

Acatlipa

E

908.7032

175.5936

208.8938

San Agustin Tetlama

E

576.0000

167.5001

178.1614

177.5928

Palmira

E

299.8687

133.7571

207.1482

15.8813

21.9972

42.1106

287.1374

03/01/1994

Pueblo Viejo

E

978.8500

723.1906

298.7802

433.2904

168.5248

57.5565

958.1519

23/12/1993

Cuentepec

E

4957.0000

1235.1046

1169.5222

1254.6599

2442.77776

68.6388

4942.4175

21/–3/1994

Cuentepec

C

2279.0000

1631.8386

384.9811

1991.8189

13.1492

2389.9492

13/12/2001

Tetlama

C

2105.6970

931.4170

582.6276

1466.1025

33.4031

2082.1331

12/11/2001

13 797.7158

5 833.8633

3496.2499

5841.8991

1815.9079

13 921.5803

Superficie Temixco Xochitepec

Superficie En Carpeta (b)

10.8894

6.8190

17.7084

Atlachoaya

E

2156.9462

1732.2310

1825.8801

357.6712

El Puente

E

1029.6922

183.4425

604.3353

3.4619

Chinconcuac

E

202.0000

161.0850

172.3512

Xochitepec

E

1324.1200

979.6512

763.6695

316.3488

Santa María Alpuyeda

E

1269.8955

892.3645

1066.3801

141.2545

Santa María Alpuyeda

C

546.8500

457.6953

6529.5039

4406.4695

4432.6162

1276.4318

21.4976

43 957.9116

22 844.24

12 213.99

19 008.74

47.73

Superficie Xochitepec

Total Superficie Zmc

21.4976

2749.8160

2,183.5513

16/07/2003

19.8400

476.1005

1103.7378

30/05/1994

3.3297

51.2642

226.9451

19/04/2000

59.7390

283.2231

1422.9804

11/01/1994

81.1009

67.7900

1378.1131

01/01/1994

95.1722

552.8675

10/11/2003

164.0995

973.5500

6868.1951

3214.80

4049.94

38 535.20

457.6953

Hectáreas

A e=ejido c=comunidad Fuentes: b cuadros 4.1 al 4.5 C sistema interinstitucional de evaluación, seguimiento y control. Sector agrario. Febrero 2007 d expediente procede. Registro Agrario Nacional. Delegación Morelos.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

105

Con datos al 2008, el Cuadro 6 indica la superficie que ha dejado de ser ejidal y que se ha incorporado al régimen de propiedad privada mediante la adopción del dominio pleno. En total, para la zmc, hasta marzo de 2008 se habían incorporado 1698.1 has que representan 13.9% de la superficie parcelada certificada en los núcleos involucrados, es decir de un total de 12 213.9 has Esa misma superficie constituye 4.4% de las 38 535.19 has regularizadas por el procede en la zmc, y apenas 3.2% de las 53 023.1 has del total de la superficie de los municipios que constituyen la zmc. Para el municipio de Cuernavaca hay dos expedientes de adopción de dominio pleno; uno de ellos inscrito ante el RAN en 1998 en el ejido de Tetela del Monte por 218.47 has, esta superficie está dedicada exclusivamente a uso urbano. Por lo complicado que es seguir la pista del uso final del suelo, es necesario trasladarse a esta área para comprobar que está siendo usada para asentamientos humanos. Situación similar ocurrió con las 40.97 hectáreas que adoptaron el dominio pleno en el ejido de Chipitlan. En ese mismo cuadro se extrajo la superficie parcelada, que es la única que puede adoptar el dominio pleno. Resultado de ello, los dominios plenos registrados hasta febrero del 2008 (259.44 has) en el municipio de Cuernavaca, representan el 17.54% del total de la superficie parcelada. Este porcentaje quizá refleje cierto impacto del programa PISO en el municipio. Pero es difícil establecer juicios con base en este porcentaje, toda vez que gran parte de la superficie social no fue regularizada mediante el procede. En Jiutepec los dominios plenos encontrados sumaban apenas 56.94 has, que representaban 7.1% del total de la superficie parcelada de sus núcleos agrarios. En este caso se podría pensar que el impacto de este programa ha sido relativamente bajo, toda vez que la superficie parcelada casi se cubre al 100% con la regularización del procede. Considerando que la superficie social regularizada para este municipio era de 2977.9 has, los dominios plenos realizados alcanzarían a cubrir de ésta superficie apenas el 1.9%. Los dominios plenos del municipio de Emiliano Zapata inscritos en el ran (San Francisco Zacualpan), suman 338.3 has, ubicadas en el área frente a la central de abastos. Y se encuentran inmersas en un complejo habitacional en el que convergen más de diez constructuras inmobiliarias privadas. Situación similar guardan las 95.5 has que adoptaron dominio pleno en el ejido de Santa Ana Tezoyuca. Hay otro expediente de dominio pleno por 18.2 has en el ejido de Tepetzingo. El porcentaje que representan las 452.1 has en el total de la superficie parcelada del municipio de Emiliano Zapata es de 22.4%. No se puede precisar si el impacto de este mecanismo ha sido muy alto o muy bajo, pero si se compara con el número total de hectáreas de la superficie social que en Cuernavaca ha cambiado de régimen, encontramos que lo rebasa por casi 200 has El municipio de Temixco está regularizado al 100% con el procede. A la superficie parcelada le corresponden 3496.2 has, de las que solo 8.0% ha hecho el cambio de régimen ejidal al privado hasta febrero del 2008. Aún en este municipio en el que la superficie parcelada se encuentra regularizada al 100% es complicado y difícil establecer un estimado de las hectáreas que ya debieran haber adoptado el dominio pleno por estar ocupadas por asentamientos humanos, ya que esa información cartográfica no existe. Quizá se deba al fenómeno de afluencia de población que llega el fin de semana al municipio de Xochitepec, el que ha influido para que los sujetos agrarios adopten el dominio pleno de sus parcelas, ya que en cinco ejidos se adoptó este mecanismo, sumando 647.9 has que

aunque representan un 14.6 % de la superficie regularizada de este municipio, en números absolutos es el que ha cambiado mayor superficie social a privada, mediante la adopción del dominio pleno, todo parece indicar que ha sido exclusivamente para usos urbanos, ya que tiene que ver con las áreas aledañas a la autopista Cuernavaca–Alpuyeca, que se ocuparon por las empresas inmobiliarias, y las casas de fin de semana al interior del ejido de Xochitepec. En recorridos personales hechos en estos cinco municipios, en los que se comprobó visualmente la conurbación, el desdibujamiento del campo y la ciudad, la auto–lotificación de parcelas, la utilización de espacios dentro de áreas de uso común o públicas, se pudo encontrar en la carretera federal Alpuyeca–Puente de Ixtla, cierta influencia de la administración municipal, en lo que al uso del suelo se refiere. Por ejemplo, se prohíbe a la población la urbanización en esas áreas y advierte que el municipio no otorgará los servicios respectivos, firma la Dirección de Desarrollo Urbano y Obras Públicas. Cuadro 6. zmc: Dominios plenos inscritos ante el ran (marzo de 2008)

Municipio

Cuernavaca

Tipo

Núcleo Agrario

Fecha de Inscripción

Superficie Ejecutada Has

Ejido

Tetela Del Monte

25/03/1998

218.4700

Ejido

Chipitlan

16/05/2000

40.9700

Superficie Dominios Plenos Cuernavaca

259.4400

Superficie Parcelada Certificada Has

1478.9714

17.54%

Jiutepec

Ejido

Atlacomulco

Ejido

Jiutepec

Ejido

Progreso

06/03/2002

25.9000 21.4100

31/03/2004

9.6300

Superficie Dominios Plenos Jiutepec

56.9400

796.3032

7.15%

Emiliano Zapata

Ejido

Emiliano Zapata

03/09/2001

338.3600

Ejido

Santa Ana Tezoyuca

31/12/2005

95.5500

Superficie Dominios Plenos Emiliano Zapata

452.1100

Ejido

Tepetzingo

18.2000 2009.8486

22.49%

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

107

Municipio

Temixco

Tipo

Núcleo Agrario

Fecha de Inscripción

Superficie Ejecutada Has

Ejido

Acatlipa

31/01/2005

3.2800

Ejido

Palmira

13/07/2000

101.2700

Ejido

Pueblo Viejo

Ejido

San Agustin Tetlama

31/01/2004

110.9600

Ejido

Temixco

15/02/2006

20.6800

Superficie Dominios Plenos Temixco

281.6800

Superficie Parcelada Certificada Has

45.4900

3496.2499

8.06%

Xochitepec

Ejido

Alpuyeca

185.1500

Ejido

Atlacholoaya

328.8400

Ejido

Chinconcuac

31.8100

Ejido

El Puente

12.4900

Ejido

Xochitepec Superficie Dominios Plenos Xochitepec

89.6400 647.9300

4432.6162

14.62% Superficie Dominio Pleno Zmc Has.

1,698.1000

12,213.9893

13.90% Fuente: Elaboración propia en base a los expedientes del ran. Morelos.

Al observar el comportamiento de la adopción de dominios plenos en cada uno de los municipios, podría considerarse que ha sido el municipio de Xochitepec, el que más ha promovido y utilizado este mecanismo, toda vez que del total de la superficie que ha cambiado de régimen social al privado contribuyó en un 38.1%, seguido del municipio de Emiliano Zapata con un 26.6%, Temixco con un 16.5%, Cuernavaca con un 15.2% y finalmente Jiutepec con apenas un 3.3% del total de la superficie que ha adoptado el dominio pleno, como se muestra en la Gráfica 2 que contiene la situación del mercado formal de suelo urbano, surgido a raíz de la reforma al artículo 27 Constitucional. El comportamiento anterior, es casi contrario de cómo se fue dando el crecimiento de la población en estos cinco municipios. Ya que el orden de acuerdo al crecimiento en población era Cuernavaca, Jiutepec, Emiliano Zapata, Temixco y Xochitepec, salvo algunas variaciones. Pero siempre Xochitepec se mantuvo con un crecimiento retardado en población.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

108

Gráfica 2. Dominios plenos en la zmc (marzo de 2008)

Fuente: Elaboración propia, con base en datos del Cuadro 6

Los documentos revisados en el Registro Agrario Nacional y en la Procuraduría Agraria, y sobre todo los comentarios hechos de manera casual por el personal de estas instituciones, arrojan evidencias de que fue el capital inmobiliario el que promovió la utilización de estos mecanismos, inclusive el tiempo de liberación y autorización del dominio pleno fue relativamente rápido, ya que este mecanismo lleva alrededor de un año como mínimo en completarse. Si bien este mecanismo es un procedimiento que pueden adoptar los sujetos agrarios (ejidatarios o comuneros), pareciera que la mayor superficie que adoptó el dominio pleno fue impulsada por “gestores” o “agentes” al servicio de empresas inmobiliarias dedicadas a la construcción de unidades habitacionales de todo tipo, en cuanto al costo de la vivienda se refiere. Aunque no es tema central de este trabajo, el seguir la pista de estos agentes es complicado, ya que cambian de nombre y razón social constantemente, debido a los diversos tipos de trámites y permisos que tienen que cubrir para la construcción de los complejos habitacionales. Con excepción de Cuernavaca y Jiutepec, que están prácticamente urbanizados en su totalidad, se puede suponer que una gran parte del suelo social se está incorporando al desarrollo urbano en los hechos, aunque documentalmente u “oficialmente” sea suelo de tipo social. Inclusive, ya son colonias con todos los servicios localizadas dentro de la zmc, pero la tenencia del suelo sigue siendo social. Con las evidencias encontradas, destaca la situación irregular que guarda una gran superficie de suelo social del municipio de Cuernavaca, al no haber adoptado el procede. Luego entonces, incorporar suelo social al desarrollo urbano posteriormente a la conclusión de este programa, con excepto de la expropiación, es muy difícil. Por el contrario, calcular la cantidad de suelo social de cada municipio facilita las cosas, si sus núcleos fueron ya regularizados mediante el procede; si ello no ocurrió, habría que retomar cada una de las acciones agrarias que delimitarían la probable superficie de cada núcleo.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

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Gráfica 3. Superficie social incorporada al desarrollo urbano en la zmc (%) (Marzo de 2008)

Fuente: Elaboración propia

En la Gráfica 3 se confirma que los nuevos mecanismos de incorporación del suelo social al desarrollo urbano fueron más utilizados en los municipios de Emiliano Zapata, Xochitepec y Temixco, que en los municipios de Cuernavaca y Jiutepec, que finalmente son estos últimos los que están mayormente involucrados en el desarrollo urbano, en lo que a densidad de población se refiere. Los cinco municipios a considerar de la zmc son: Cuernavaca, Jiutepec, Emiliano Zapata, Temixco y Xochitepec, los cuales cuentan con 39 núcleos agrarios, 12 son comunidades agrarias y 27 son ejidos; la evidencia empírica muestra que todos estos núcleos se encuentran en su mayoría, sumergidos en la ciudad. 5. Epílogo: implicaciones para el desarrollo urbano presente y futuro La zmc cuenta con 39 núcleos agrarios y con 263 localidades, de las que 245 son urbanas y 18 localidades rurales, las cuales se han generado o crecido en gran parte del territorio que ocupan los 39 núcleos agrarios de la zmc y el traslape entre rural o urbano, ejidal y comunal se ha dado, sin importar él régimen jurídico del uso de suelo. Los dos órdenes jurídicos de división del territorio mexicano, el político administrativo (municipal) y el social (ejidal y comunal), convergen en un complejo proceso de urbanización caracterizado en la zmc en gran parte por una ocupación “irregular” del suelo social para fines urbanos. Mientras el campo ha desaparecido en gran parte de los núcleos agrarios, el régimen de propiedad social sigue existiendo jurídicamente; el uso de suelo y la propiedad misma son soportados y validados por la población involucrada, ejidatarios, comuneros y sus respectivas representaciones al interior de cada núcleo agrario. La zmc tienen una superficie de 53 023 has que representan solo el 10.69% de la superficie estatal considerando la división político administrativa municipal. De esta superficie,

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una vez analizadas cada una de las acciones agrarias que definieron y delimitaron el suelo social de los 39 núcleos agrarios, 43 958 has aproximadamente eran de uso social hasta 1992, que representan el 82.9% respecto de la superficie total. La Corett tuvo una fuerte presencia en las acciones de expropiación ejecutadas a la superficie de uso social, antes y después de 1992 en la zmc. De los cinco municipios que la conforman, solo en Temixco y Xochitepec certificaron el 100% de sus núcleos agrarios; en los municipios de Jiupepec y Emiliano Zapata, solo un núcleo agrario no se certificó en cada uno de ellos, se debe destacar que ambos núcleos son comunidades agrarias. Por su parte en el municipio de Cuernavaca, de los doce núcleos agrarios que lo integran, solo cinco de ellos se regularizaron mediante el procede, de los siete restantes no regularizados, cuatro son comunidades agrarias. Por lo anterior, se concluye que la implementación del procede en comunidades agrarias es mas complicada que en los ejidos; también se observó en las acciones agrarias anteriores a 1992 promovidas en estas comunidades que existe cierta “resistencia” a este tipo de políticas o programas gubernamentales. Una vez regularizado el territorio de la zmc mediante el procede, se implementó el PISO. El mecanismo: “aportación de tierras de uso común a sociedades inmobiliarias” no tuvo impacto alguno en la zmc, no obstante que casi el 50% del territorio regularizado mediante procede corresponde al área de “uso común”, además de que una gran porción de territorio se encuentra ocupada de manera irregular con el asentamiento humano sobre todo en las comunidades agrarias del municipio de Cuernavaca. El mecanismo de “expropiación” continuó siendo el más utilizado en la zmc como medio para incorporar suelo social al desarrollo urbano, sobre todo con el impulso de Corett. Finalmente, el “dominio pleno”, tuvo apenas un impacto hasta marzo del 2008 de un 13.90% respecto de la superficie parcelada certificada de los núcleos involucrados que adoptaron “dominio pleno”, un 4.40% de las 38 535.19 has regularizadas por el procede en la zmc y apenas un 3.20% de las 53 023.10 has del total de la superficie de los municipios que conforman la zmc. A nivel municipal, del total de la superficie que adoptó dominios plenos, Xochitepec es el municipio que más utilizó este mecanismo con un 38.16%. Los documentos revisados en el ran y en las oficinas de la pa arrojan evidencias de que ha sido la cuestión inmobiliaria la que ha promovido la utilización de este mecanismo en los municipios de Xochitepec y Emiliano Zapata principalmente, inclusive, el tiempo de liberación y autorización del dominio pleno, ha sido relativamente rápido; además de que la mayor superficie que ha adoptado el dominio pleno ha sido impulsada por “gestores” o “agentes” al servicio de empresas inmobiliarias dedicadas a la construcción de unidades habitacionales. En los núcleos agrarios del municipio de Cuernavaca y Jiutepec donde el campo ya casi no existe, se puede suponer que una gran parte del suelo de uso social está siendo utilizado para usos urbanos, aunque documentalmente u “oficialmente” sea suelo de uso social. Las localidades de estos dos municipios comenzaron a expandirse rápidamente desde 1950, llegando a sostener un ritmo de crecimiento constante después de 1980; para la década de los noventa fueron los municipios de Temixco, Emiliano Zapata y Xochitepec los que presentan un mayor crecimiento en sus localidades, y es precisamente en esta

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década en la que se implementan estos mecanismos de incorporación del suelo social al desarrollo urbano. De lo anterior, se concluye que el suelo social se empezó a usar de forma irregular desde que la ciudad de Cuernavaca comenzó a crecer, una vez que surgen estos mecanismos de regularización, implementarlos en algunos núcleos era prácticamente imposible, debido a que la tierra ya no la poseían los sujetos agrarios, sino la población que le daba uso urbano desde décadas atrás. La expropiación vía Corett fue en muchos casos la solución, siempre que la población involucrada aceptara o solicitara la intervención de este organismo. La superficie titulada mediante el procede correspondiente a los solares urbanos al interior de cada uno de los núcleos agrarios de la zmc fue de 4049.92 has, esta superficie está destinada formalmente al asentamiento humano y aunque forma parte del núcleo agrario, la superficie involucrada está siendo aprovechada para el desarrollo urbano. La superficie regularizada de la zmc mediante el procede alcanza las 38 535.20 has, la superficie titulada junto con la que adoptó el dominio pleno suma 5748.0205 has, esta superficie se encuentra formalmente justificada para el uso urbano. Restando esta ultima superficie al total regularizado disminuye a 32 878.1741 has; es decir, en un 17.53% respecto de la superficie regularizada mediante el procede. Concluyendo, este 17.53% de la superficie regularizada es el que ha hecho formalmente el cambio de uso de suelo social al desarrollo urbano con la reforma al artículo 27 Constitucional. Este mismo porcentaje es el que integra el mercado formal de suelo urbano en la zmc hasta marzo de 2008. No obstante los mecanismos de incorporación del suelo social al desarrollo urbano creados con la reforma al artículo 27 han incidido favorablemente en la zmc, su impacto no fue tan alto como quizá se hubiera esperado, acorde con el uso que actualmente se le da al suelo social en la zmc. Por lo anterior, se concluye que el papel que ha jugado el ejido y la comunidad agraria en el crecimiento –planeado o no– de los centros urbanos, ha sido básicamente el de “reserva territorial”, caracterizado en gran parte por un mercado “irregular” del suelo urbano. En suma, con los avances en el Procede, ya concluido, y en el proceso de adopción de dominio pleno, en la zmc se configura a grandes rasgos la consolidación de dos grandes submercados de suelo: uno irregular en el norte y norponiente que corresponde básicamente a la zona de pueblos del municipio de Cuernavaca, y otro regular hacia el sur en los municipios de Zapata y Xochitepec mayoritariamente. Estos hallazgos son preliminares y requieren ser reforzados con un análisis a mayor detalle de lo que en este trabajo se desarrolla. Referencias Banco Interamericano de Desarrollo (2008). México : SHF–DUIS–Evaluación de Desarrollos Urbanos Integrales Sustentables. Plan de Operaciones. CIDOC (2012). Estado Actual de la Vivienda en México 2012. México : Fundación CIDOC. Gobierno Federal (1997). La transformación agraria. Origen, evolución, retos, Vol. 1 . México: Procuraduría Agraria. Gobierno Federal (1998). Marco legal agrario. México: Procuraduría Agraria. Gobierno Federal (1999). Incorporación de suelo al desarrollo urbano . México: Secretaría de Desarrollo Social. Puebla, C. (2006). El Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores

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(INFONAVIT). En R. Coulomb y M. Schteingart (Coords.), Entre el Estado y el mercado. La vivienda en el México de hoy (pp. 193–238). México: UAM Azcapotzalco/Miguel Ángel Porrúa/Cámara de Diputados. Schteingart, M. y Patiño. L. (2006). El marco legislativo, programático e institucional de los programas habitacionales. En R. Coulomb y M. Schteingart (Coords.), Entre el estado y el mercado. La vivienda en el México de hoy (pp. 153–192). México: UAM Azcapotzalco/ Miguel Ángel Porrúa/Cámara de Diputados.

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La configuración urbana y regional desde los procesos de estructuración social

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Luis Hernando Gómez Ospina1

ste trabajo propone el análisis de la configuración urbana y regional desde los procesos de estructuración social. Partiendo del análisis categorial, mostrar la espacialidad de lo social, como una categoría de análisis útil en los estudios urbanos y regionales. A su vez, muestra la forma como los procesos de interacción social, podrían constituirse en un elemento de análisis en la estructuración de lo urbano y lo regional. Para esta tarea se propone el análisis categorial como método investigativo y científico. En este contexto, se tratará de exponer aquellas categorías de análisis, como la ciudad, la espacialidad de lo social y la relación con lo urbano y la región cuyos conceptos fenomenológicos, se presentan y disponen necesarios para un análisis categorial. Así, se permitirá mostrar la visión de la región de entidades planificadoras y el contraste con la visión de la población desde la perspectiva de las interacciones sociales en la vida cotidiana. Vale resaltar, que a manera de ejemplo práctico, se tomará la subregión del oriente cercano en el departamento de Antioquia en Colombia, tal y como se pudo constatar en la investigación de la tesis doctoral en urbanismos, desarrollada en la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) con el apoyo de Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). 1. La propuesta del análisis categorial El análisis ontológico categorial nos llevará a precisar la espacialidad en su ser mismo y demostrar la ciudad como una categoría de análisis fundamental, cuyas especificidades

1 Universidad Nacional Autónoma de México, México D.F. México. [email protected]. [email protected]

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pueden expresarse dentro de la espacialidad de lo social. Así, el análisis ontológico categorial como método supone indagar la esencia del ser mismo, comprender el “ente en cuanto tal” (Hartman, 1954). Noción que implica a su vez, establecer diferenciaciones entre este método (del análisis categorial) y el análisis fenomenológico en el intento por llegar a un acercamiento al ente “en sí” del mundo real. Salir del adentro del mundo del espíritu al exterior y las formas del mundo real y de la vida cotidiana. Podremos partir de la posibilidad surgida desde el reconocimiento que Hartman (1954) hace de la limitación propia de la fenomenología cuando al investigar, al generar una idea del fenómeno (conocimiento mismo) y convertirlo en conocimiento, establece una relación tautológica. Esto es, una reiteración del conocimiento acerca de una idea surgida del pensamiento racional que quien investiga elabora y desarrolla en su despliegue teórico. Esta postura es evidentemente crítica aunque no supone un abandono al método fenomenológico de forma tajante ni mucho menos bajo la perspectiva de una negación rotunda del método. Basado en la crítica al planteamiento kantiano considera entonces, que si bien se observan los fenómenos del ente, éste sigue intacto y el ente en sí continúa incognosible. “En la actitud fenomenológica el mundo entero no está en vigor como realidad, sino solo como fenómeno de la realidad” (Husserl, 2005). Podría decirse, que si bien el fenómeno se aprehende racionalmente, como emanación del ente en sí, tales expresiones fenomenológicas no responden necesariamente a la esencia del ente en su ser mismo. Por tal razón, es determinante diferenciar entre lo que la cosa es, o suponer responsablemente que el objeto tiene su ser mismo, de aquello que bajo el supuesto inicial tenemos del objeto de estudio. Tal relación entre el ente y el sujeto se considera como un acto trascendente por Husserl (2005) y se refiere a los actos de conciencia. El ente puede ser objetado pero sigue inalterado a pesar de la intencionalidad del sujeto. Se establece una relación entre un ente en cuanto tal y un sujeto que recibe una imagen del ente sin por ello suponer que exista una aprehensión del ente en cuanto tal. El ente permanece intacto y el sujeto solo tiene una imagen y nada más. Se evidencia así la existencia de la actitud fenomenológica donde el mundo entero “está en vigor no como realidad, sino solo como fenómeno de la realidad” (Husserl, 2005). En lo anterior, radica la idea del ser mismo y la ley husserliana de la intencionalidad de los actos de conciencia. Para Hartman (1954) solo se sabe algo de sí (del ente) y se comprueba la existencia del fenómeno pero, el ente permanece “oculto”. Llegados hasta este punto y en estas condiciones podría hacerse una pregunta: ¿Cuál sería la forma de entrar a conocer el ente en tanto ente? La pregunta es elemental si se trata entonces de contemplar un método diferente al fenomenológico para hacer una aproximación al conocimiento del ente. Como premisa importante se diría que el proceso de conocer significa lograr aprehender algo en sí y no un proceso de representación mental de las cosas, ni una producción de contenidos (Hartman, 1954: 294). Sugiere entonces instalarnos en otro lado, en otra vera que permita hacer el contacto con la realidad de las cosas. Esta implicación no rompe con el mundo fenomenológico, como se ha advertido. Necesariamente también, indica proyectar la idea del afuera como “lugar” y posición diferente al del análisis fenomenológico. Esta actitud es lógica pues dentro del mismo discurso fenomenológico podría ser contradictorio debatir su propia esencia analítica. Aunque, al estar considerándose una nueva propuesta de análisis de la realidad, las manos no permanecerían vacías, contando con los avances

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fenomenológicos. Suena paradojal pero no ilógico. En el análisis categorial, priman las categorías constitutivas de lo real, antes que las categorías usadas como conceptos en el campo del saber. En palabras de José Luis Coraggio, podría decirse que en el análisis categorial se pretende asumir “el término categoría, para aquellas determinaciones de existencia constitutiva de un campo de fenómenos delimitados científicamente y no empíricamente (Coraggio,1994: 26). De lo que se trata entonces es de aprehender las categorías constitutivas de lo real, antes que demostrar las categorías usadas como conceptos de un campo del saber. Dado lo anterior, se propone entrar al lado del “ser así” antes que del lado del “ser ahí”. “Quiere decir esto que no se trata de las maneras de ser –pues éstas son maneras del “ser ahí”– sino de la conformación. La estructura y el contenido” (Hartman, 1986: 16). 2. El sentido externo para el análisis categorial La propuesta puede desarrollarse y comprenderse al salirse y reconocer la realidad desde el conocimiento científico localizado en el espacio como forma del “sentido externo”, y que si bien no se hace una salida plena del tiempo como “sentido interno”, sí establece diferencias entre las elaboraciones conceptuales en el conocimiento y las definiciones categoriales de análisis. La idea del espacio como forma del sentido externo y el tiempo como forma del sentido interno, puede leerse también en Husserl y Pardo. Para el primero, el acto de conciencia y de sentido de existir posibilita en forma intuitiva establecer la noción de un afuera. “…tan pronto me apercibo como ser humano natural, he percibido desde luego el mundo espacial, me he aprehendido como situado en el espacio, en el cual tengo un “fuera de mi” (Husserl, 2005: 129). Desde los actos de conciencia del hombre, logra vislumbrar el fenómeno de la realidad. En este contexto planteado por Husserl, se desarrollan los conceptos que pudieran dar cuenta de los fenómenos. Bajo la noción de Espacio como exterioridad, Pardo retoma a Husserl, recordando que en su fenomenología, la noción de tiempo hace referencia a la idea del ser de la conciencia y todo lo que no se instala dentro de ésta, se constituye en un afuera. Así entonces, considera que el tiempo constituye una interioridad y por tanto, el espacio como constitutivo de lo exterior es el afuera, mas no está el tiempo “dentro de”, ni el espacio “fuera de”. 3. La espacialidad de las cosas Llegados a este punto, es importante llamar la atención sobre ese “estar” dentro o fuera. La referencia no se hace a un adentro o un afuera en los términos usualmente referidos, como receptáculos de cosas o entidades. Hartman (1986) hace alusión al espacio como una condición de las cosas más que a un estar en o un estar dentro. El espacio se constituye como una condición de las cosas (que sí tienen espacialidad) antes que como una forma, y como tal se sale de la idea del espacio como contenido de cosas (que sí tienen dimensiones y formas) y como contenido de las cosas. En su condición de espacialidad, las cosas descansan “en” el espacio y son dimensionales. Por tanto, la espacialidad es un momento fundamental de existencia y constituye un carácter de las cosas. Puede hablarse de formas, dimensiones, posiciones, localizaciones, movimientos, conexiones, etcétera. Según Hartmann: “La espacialidad es el momento categorial fundamental de todo lo corpóreo real: es lo que abarca los momentos todos de la

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extensión, la forma la posición, la distancia, la dirección, y la diversidad de dirección. Por eso abarca también el movimiento y la conexión espaciales (Hartman, 1986: 114). En las condiciones mencionadas, la cualidad de espacialidad, se convierte en una categoría y referente científico al aludir a características propias de las cosas que se desenvuelven gracias a su tener condición de espacio aunque son en sí, espaciales. Tanto como el despliegue de la naturaleza, así el despliegue de la vida social, se da “en” el espacio debido a su condición de espacialidad. 4. La ciudad y la espacialidad de lo social como categorías de análisis Nos aprestamos a considerar las categoría ciudad y espacialidad de lo social como dos puntos importantes en el análisis, habiendo llegado a este punto referencial del mundo de lo real y al contexto de exterioridad de las cosas y su condición de espacialidad. Nos referimos ahora a la ciudad como una categoría que se constituye en su momento fundamental de espacialidad. Está dado así, que la ciudad se constituye como una categoría de análisis inferior a la del espacio y el tiempo y diremos a la vez, que está constituida por otras categorías de análisis, que en este caso, solo aludirá a la categoría interacciones sociales que constituyen la espacialidad de lo social y dan cuenta de la ciudad. Debe decirse a guisa de paréntesis, que se establece una relación de escala en las categorías de análisis, que como se muestra en lo narrado hasta ahora, corresponde a condiciones y caracterizaciones de las categorías y las cosas, más que a jerarquizaciones. Las categorías “inferiores” dan cuenta de las “superiores” a pesar que las superiores no den cuenta de las inferiores (Hartman, 1954). Esto es, que si bien las cosas en su condición de espacialidad dan cuenta del espacio, el espacio no da cuenta de la espacialidad en tanto es una condición y no una cosa en sí misma. Y si bien la categoría ciudad (en su condición de espacialidad) no dará cuenta de la categoría espacialidad de lo social, ésta última, sí dará cuenta de la ciudad a partir de sus referentes y caracterizaciones y disposiciones. Aludiendo a la ciudad como lugar de habitar,2 Pardo (1992) sugiere que hablar del espacio3 implicaría hablar de las conductas de sus ocupantes, que son determinados por el espacio que procura su “campo perceptivo”, las conductas refieren directamente al espacio (el espacio define, acompaña, lo anuncia). Segundo, pensar el espació plantea su pensamiento desde su extrañeza esto es, desde la conciencia del mismo (Husserl), “en la fenomenología Husserliana el ser de la conciencia es tiempo: Heidegger profundiza en esto al intentar dar fundamento ontológicamente el planteamiento de la conciencia trascendental, y el yo originario y la subjetividad pura” (Pardo, 1992). Hablar de la ciudad es hablar de la exterioridad (Pardo, 1992) que alude directamente al mundo de la vida; al mundo real. Encontramos así acciones como las constituyentes de la exterioridad. Diferente a las acciones históricas que definen los espacios como exterioridad 2 En consecuencia con lo sugerido, debería plantearse la espacialidad del mundo de lo real, más que el espacio como lugar de habitar. Ahora bien, Pardo lo asume así, tomando en cuenta el espacio occidental racionalizado y hecho geografía en contraste con el espacio natural. 3 Debe aclararse acá, que no se habla de la categoría espacio tal y como se acuerda desde el análisis ontológico categorial de Hartman. Pardo, alude al espacio como un afuera y desde este afuera metafórico se logra abordar la exterioridad de la ciudad en tanto espacio de las vivencias cotidianas.

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del espíritu o del ser en el tiempo. Son acciones determinadas por puntos que no confluyen en la interioridad. Son hábitos propios del hombre y de lo que se constituye como realidad existente en el exterior. Estos son propios de la naturaleza del hombre y de ellos depende pues son nuestra naturaleza, tanto como dependemos de la naturaleza; así los espacios son hábitos y hábitats que preceden al habitante que “hacen” habitante (Pardo, 1992: 163). Esta condición de la ciudad, referida a una existencia categorial que se explica por ser en sí hábitat y exterioridad espaciada, permite asumirla como una categoría de análisis. Basta entrar a aprehenderla bajo aquellas otras categorías como las acciones sociales que definen su conformación. Esta definición de su conformación, la comprensión de este proceso estructurante, daría cuenta de la manera como el urbanismo, la sociología, entre otras, asumiría la ciudad como objeto de estudio en “sí mismo”. Del espacio social a la espacialidad de lo social Mostrar lo anterior, exige incorporar elementos y conceptos que parten del análisis fenomenológico. Es el caso del concepto “espacio social”, cuyo uso en las ciencias sociales ha sido reiterado y asumido como una explicación de la ciudad.4 Se define la ciudad por las formas como se despliegan las relaciones sociales de producción, entrando a confundir la ciudad como una variable (Castells, 1980), a la vez determinada por la variable “espacio social”. Se evidencia en este punto una problemática importante a aclarar y de la cual es necesario hacer precisiones conceptuales y categoriales para no entrar en confusiones. Está claro que “ciudad” en este trabajo no es una variable, sino una categoría de análisis. Del mismo modo, la espacialidad de lo social, se convierte en otra categoría distinta y en reemplazo a la de espacio social. Pero, ¿qué relación existe entre el espacio social y la espacialidad de lo social? Si se habla entonces de las conductas de los individuos, ¿no se estaría hablando de los procesos de interacción social? ¿Qué es lo que vincula las interacciones sociales con la categoría espacialidad de lo social? Y en sí, ¿cómo es que la espacialidad de lo social, da cuenta de la categoría ciudad? Sobre esto daremos cuenta seguidamente. Se tratará de seguir una secuencia que de por sí, no tiene un orden establecido para su abordaje, aunque en aras de la claridad se considerará primero la idea de las interacciones sociales que daría cuenta de la espacialidad de lo social, y seguidamente, referiremos el concepto de espacio social que mostrará su particularidad teórica y conceptual. Es de advertir que esas nociones teóricas y categoriales, se funden en la realidad como el agua a pesar de conocerse su diferenciación, se expresan en el gusto de modo acoplado. El punto de partida para este contexto presente, sugiere convenientemente localizarnos en la “relación nosotros” que sugiere la existencia de congéneres que participan en un mundo social al cual se pertenece (pertenezco), se participa (participo) o se podría pertenecer. Además se puede ser objetivo de las (sus) acciones de los congéneres o se puede proyectar (mis) acciones sobre estos, para que ellos respondan. Es un mundo de contemporáneos y son relaciones sociales entre congéneres. He aquí, que se presenta un contexto preciso aunque complejo como localización de los procesos de interacción social. El mundo de la vida, los congéneres, y la relación nosotros. 4 Castells (1980) da cuenta de esto en su texto “Problemas de investigación en Sociología Urbana” y del mismo modo puede apreciarse en José Luis Lezama (1989) en “Teoría Social del Espacio”.

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En la “relación nosotros”, se ha trascendido la situación cara a cara basada en la vivencia de simultaneidad. Esto significa, que se deja de asistir a la experiencia inmediata de la vivencia con los congéneres en un espacio-tiempo simultáneos (Schütz, 1972). En esta relación acaece una temporalidad personal e interpersonal, es decir, hay conciencia de la existencia de nosotros, bajo la perspectiva de un sí mismo. Este punto nos advierte entonces de un proceso que constituye las acciones y las interacciones sociales y que puede expresar motivos para el ejercicio de tales procesos. En este trabajo no se profundizará en tales detalles aunque se enuncia que existe intencionalidad de acción basadas en motivos de tipo económico, afectivo y sexuales, por ejemplo. Continuando con la relación nosotros, se establece entonces que los congéneres comparten el mismo mundo al cual se pertenece y se experimenta. Además se tiene un nivel de aproximación a las interpretaciones de las acciones que allí se ejercen. En este contexto; cuando no existe una presencia “cara a cara”, donde la configuración de las “relaciones puras” es escaza o nula, los procesos comprensivos e interpretativos, y los sistemas de signos previstos en los procesos de socialización potencian su utilidad. Los procesos comprensivos expresan posibilidades similares de interpretación e intercomunicación en los procesos de interacción social. “La comunidad de ambiente, y las experiencias compartidas en la relación nosotros, otorga al mundo alcance de nuestra experiencia su carácter intersubjetivo y social” (Schütz, 2003: 45). La posibilidad de orientarme hacia mis contemporáneos, “orientación ellos”, se concibe posible a partir de las percepciones que de ellos se tiene. No es una elaboración inmediata ni simultánea, sino hecha después de haber existido una reflexión sobre la acción. Además se hace posible gracias a la reiteración en un tiempo pasado, o la posibilidad de reiteración en un tiempo futuro. Ha sido elaborada con antelación y probablemente heredada. Es una especie de acumulación dada por las experiencias en el mundo en el cual participo y del cual participan mis congéneres, que ha sido legada en forma de herencia en mi experiencia de vida. Tales ideas que no son esencialmente particulares, mas sí generales, son expresadas como “tipos ideales”. Son el punto fundamental que posibilita la “orientación ellos” y a la vez, permite comprender la idea que de los otros se pueda tener en el mundo social. Un ejemplo de este proceso sería la respuesta de un funcionario público del cual se espera una reacción en el momento en que un ciudadano solicita sus servicios. Son actitudes y respuestas instituidas (institucionalizadas) debido a su reiteración en el tiempo y sobretodo, en la aceptación (y acuerdo) generalizada de los congéneres. Existen algunos elementos que pueden intervenir en la determinación de algunas acciones que se retomarán en la “relación nosotros”. Esto es, que si bien el (mi) congénere que motiva la acción (mi acción), no se encuentra presente a pesar de ser (mi) contemporáneo, existen referencias emanadas de él. Los objetos creados y las normas emanadas sugieren la presencia de un contemporáneo y de un congénere con el cual se puede interactuar bajo una dimensión específica referida a la “relación nosotros”. Las situaciones que ejemplifican esto, serían la respuesta a las normas, el vínculo entre un lector y un escritor que no se conocen, pero se sabe que existen. Si bien los procesos de interacción social están expresados a partir de la acción de un sujeto que actúa con miras a un propósito bajo la probabilidad de la respuesta o no de un congénere, debe considerarse que este contexto de interacción que se denomina intersub-

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jetivo, ha de ser asumido como una realidad de la cual se puede ser consciente. Por lo menos quien investiga o quien observa la realidad social, debe ser consciente del contexto intersubjetivo y sobretodo, del sentido de este contexto. El punto fundamental de partida para la aproximación al ámbito intersubjetivo, surge de la aceptación del mundo social (Schütz, 1972). Este contexto de aceptación, advierte verlos en su consideración natural, en la vida cotidiana y en la observación sociológica (en la espacialidad de lo social). Existe esta realidad independiente de mi conciencia de lo otro, de mi experiencia de estar percibiendo un acto real o una acción directa sobre mí. La co–presencia, la idea de la otredad o la aceptación de la existencia del entorno social, permiten la observación y la consideración comprensiva de la intersubjetividad sin entrar a un análisis solo desde la fenomenología trascendental. Los tipos ideales y la relación “nosotros” intervienen en la configuración de la espacialidad de lo social: en el despliegue, y bajo condiciones complejas propias a su condición de espacialidad y en interacción con los congéneres, las cosas y animales no humanos, en cada proceso de aprehensión de la realidad social, sobretodo en cada momento y lugar, en el cual, el sujeto se hace consciente de sus acciones, debe referirse a la existencia del congénere, que tiene su propio espacio y tiempo (aunque solo se habla de uno). A la vez, cada uno puede asumir sistemas de significación que les permitirá interactuar o podrían crear nuevos sistemas de significado. Tal asunto podría dar paso a indicar confusamente, la existencia de espacios y tiempos diferentes o diversos y en tanto la existencia de muchos sujetos; se podría hablar de infinidad de espacios y tiempos. Indefectiblemente y simplificando, se comparte la posición de Husserl (2005) quien plantea lo absurdo que sería pensar en la existencia de dos mundos separados infinitamente o de dos espacio–tiempo infinitos. Schütz (1972) logra dar cuenta de esta idea retomada de Husserl; “mis vivencias de los actos de otros consisten en mis percepciones de su cuerpo en movimiento y puesto que yo interpreto siempre esas percepciones como el “cuerpo de otro”, las estoy interpretando siempre como algo que tiene una referencia implícita a la conciencia del otro”. A pesar que no puedo observar mis vivencias en su momento mismo de su transcurrir, si puedo observar las del otro en su proceso mismo de ocurrencia. Esto significa la coexistencia de los dos; de ambos que somos simultáneos y coexistentes. Schütz lo define como el fenómeno de “envejecer juntos” esto es, que somos contemporáneos. La idea enunciada por Husserl (2005) llama la atención sobre lo circundante de dos intersubjetividades que son aspectos de un único mundo objetivo común a ambos; Es un principio fundamental en el cual, ambos son conscientes desde sus subjetividades de la existencia comunitaria en un mundo objetivo que se percibe unitariamente. El despliegue de la espacialidad expresa y/o permite considerar que las acciones referidas a unas intencionalidades económicas, entran a configurar parte de esta espacialidad de lo social a manera de contexto contemporáneo. Quiere decir esto, que el desarrollo de lo urbano se convierte en un contexto que muestra aspectos de las interacciones sociales (de la espacialidad de lo social) y devienen ahora en interacciones sociales de contexto en una contemporaneidad. Se advierte que la noción teórica de espacio social, se rompe para expresarse ahora como espacialidad de lo social y a la vez cómo lo urbano deviene contexto de la realidad urbana contemporánea.

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Lo urbano Se hará referencia a las condiciones de lo urbano para hablar de lo urbano. Se ha intentado eludir el concepto de espacio social para no entrar en confusiones aunque debe haber claridad en que lo desarrollado por los autores refiere al tal concepto y que acá se ha reemplazado por la categoría espacialidad de lo social en el contexto del análisis ontológico categorial. En los planteamientos teóricos propuestos por Lefebvre, se puede encontrar dos asuntos importantes para considerar lo urbano: su carácter virtual y la transición de lo industrial a lo urbano. El primer asunto expresado sobre lo urbano es, que no es una realidad y solo se expresa dentro de su virtualidad (Lefebvre, 1980). Lo anterior, podría ser un planteamiento contradictorio en tanto se aludiría a una realidad que no existe y eso en sí mismo daría su propia negación (neutralización del concepto) y como tal, sería innecesario estudiarlo y por ende no asumirlo por lo menos, como objeto de análisis. Lefebvre, no obstante, considera que esta virtualidad sería un paso que luego constituiría lo urbano en una realidad. Así las cosas, podría decirse que el planteamiento alude más a una transición en la realidad que una no realidad. La virtualidad de lo urbano, puede comprenderse en tanto la “sociedad urbana” que no se ha consolidado como tal, por encontrarse en una transición entre la sociedad industrial y la sociedad urbana. Se percibe una circularidad como la expresada con la idea de la virtualidad de lo urbano antes mencionada. La sociedad urbana, se referiría a la manera como las relaciones sociales de producción se van especializando y reconfigurando en la post industria. Una sociedad que configura sus formas de relación, basados en los nuevos mercados y sistemas de producción que a la larga se configuran en un contexto global bajo consideraciones no necesariamente alejadas de la producción industrial mas sí, afectadas profundamente en los nuevos procesos de producción y de mercados (como se advierte por Sassen y Castells). El segundo asunto enunciado, y que alude a esa transición entre una sociedad industrial y una sociedad urbana, sería metafóricamente el punto ciego que plantea Lefebvre para justificar la imposibilidad de auscultar con precisión el momento de cambio. Lo cual, no debe asumirse como un punto inmóvil en los procesos de cambio sino, como puntos que pueden revisarse bajo la perspectiva del tiempo (histórico cronológico). La posición del investigador en un punto del tiempo, que le permite una retrospectiva en ese tiempo. Observa Castells (1980) la ciudad como variable independiente, por ejemplo, en los estudios de Louis Wirth, bajo la ciudad como modo de vida; como variable dependiente en los trabajos de Burgess, esto es, la ciudad determinada por las formaciones histórico–geográficas particulares. De allí, resumido en dos conceptos; urbanismo como modo de vida y urbanización como proceso organizado a partir de un modelo. El diagnóstico de los aportes dados por la escuela de Chicago a las investigaciones sobre lo urbano lo plantea, para dar su contribución posterior a la forma como podría hacerse este tipo de estudios. Es evidente la posibilidad que tiene en el tiempo para su crítica, como punto de mirada distante de lo criticado y con oportunidad en la profundización de los aspectos relacionados con la cuestión urbana. Se parte de esta revisión sobre los análisis urbanos, para considerar el estudio de las relaciones sociales de producción dentro de la ciudad en una metodología que aporta a la

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comprensión de lo urbano que ya sería el objeto de estudio. Lefebvre dice que ya no decimos la ciudad, sino lo urbano, es decir, es ya un fenómeno perfilado, y como tal, se asume por quienes estudian lo “real” (Lefebvre, 1980: 53). En análisis similares, entonces se estudiaría lo urbano en reemplazo de la ciudad, pero la ciudad no deja de existir y esto debe tenerse en cuenta cuando se asume lo urbano como la ciudad dentro de este tipo de análisis.5 Para Castells, el asunto de la cultura urbana refleja un proceso de axiomatización del capitalismo en la vida de la ciudad y no es ni más ni menos, que el capitalismo liberal el que se incorpora. Esta crítica muestra cómo los estudios culturalistas o la visión bien sea ecologista de la escuela de Chicago; quizá se funda en una visión tecnócrata del estudio urbano. Considera que “la ciudad (que no es sino la sociedad) se hace a partir de las iniciativas libres de los individuos y de los grupos, que se encuentran limitados. Pero no determinados por un problema de medio” (Castells, 2008: 105). En sí, reconoce que el ámbito urbano no determina la ciudad, o específicamente, no determina a los que constituyen, crean y estructuran la ciudad. solo los limita. Bajo estos límites entonces, y bajo las limitaciones de la cuestión urbana es que Castells descubrirá y mostrará las leyes que la constituyen. Los dos aspectos narrados (de la virtualidad y de lo urbano), nos lleva a sugerir que la noción de espacio social se enfrenta a las particularidades críticas de los conceptos elaborados bajo perspectivas históricas y de contexto. Se muestra el dinamismo y el interés por reconocer lo urbano como una realidad social y la dinámica de la sociedad en tanto cambiante en el tiempo. Además, debido a los asuntos de enfoque y sobre todo de los desarrollos teóricos, el espacio social puede tender a confundirse con una noción que expresa todo de la ciudad, especialmente, los aportes dados por los fenómenos históricos podrían expresar la ciudad (realmente solo formula el cambio continuo de la ciudad y de la sociedad que la constituye). De manera muy clara y específicamente, los hacedores de la ciudad, no son entes directamente manipulables (ellos son limitados) en la vida concreta, sino quizá vistos bajo ópticas específicas, según tiempos métodos y discursos. Tomando en cuenta que la noción de espacio social se da bajo el contexto de lo urbano y ha sido allí donde ha desarrollado su argumentación, sería menester analizar los elementos que refieren el espacio social considerando las posiciones que se asumen al respecto. En primera instancia observaremos qué se toma como espacio social y seguidamente, qué elementos de este desarrollo teórico conceptual, sería necesarios para el análisis desde la perspectiva categorial, sobretodo como categoría menos fundamental que la categoría ciudad, pero constitutiva de ella. En sí, qué categorías podrían ser asumidas al revisar las interacciones sociales en el estudio de la ciudad y lo regional en su proceso constitutivo. Reflexiónese inicialmente los planteamientos de Lefebvre y Castells. Comenzando desde una consideración planteada por el primero, el espacio es una producción (Lefebvre, 1976); nos instala en el campo de un fenómeno social y puede decirse, dentro del mundo real. Sobre este punto Castells comparte la misma consideración. El espacio es un producto material en relación con otros elementos, entre ellos los hombres, los cuales contraen determinadas relaciones sociales que le dan al espacio, una forma, una función, una significa5 Esta opción teórica se constituye en el estudio fenomenológico de la ciudad. Cómo se ha planteado, el concepto llega a reemplazar al objeto real. En este caso, la ciudad en tanto realidad, se asume como “lo urbano” en concepto teleológico.

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ción social (Castells, 2008: 141). Esto es, el espacio es creación humana, y debe considerase que este espacio, sería un concepto teleológico, que debe esclarecerse asumiéndolo desde su historicidad, es decir, desde una posición condicionada por el pensamiento teórico. Se establecerse que el espacio social como creación humana y de la sociedad es variable en tanto que varía el desarrollo teórico de quienes lo asumen y además varía según las condiciones históricas en las cuales se desarrolle el fenómeno social. La condición teleológica del concepto lo hace manipulable, aunque la realidad se comporte de forma más compleja. Además, el desarrollo teórico del mismo concepto, depende de la teoría social (Castells, 1980). Es menester reiterar la opción de considerar al espacio social como concepto susceptible de ser reemplazado por la categoría espacialidad de lo social. Las acciones y las interacciones económicas, los flujos de mercancía y lo que deviene como formas en las relaciones de producción hacen parte de esta organización. Puede además incorporarse la noción de lo urbano, ya que siendo una realidad, afecta los discursos teóricos y sirve como análisis del fenómeno mismo como reflejo de un aspecto de la ciudad. Si bien no se toma lo urbano como el punto fundamental sí, la concepción que ello conlleva en el despliegue de las relaciones sociales de producción al abordar el estudio de la ciudad. La organización espacial, como variable menos fundamental que la ciudad, expresa de ella, procesos constitutivos de su ser mismo (ciudad). Lo esencial en esta consideración, es que las espacialidad de lo social, podría estar afectando de manera clara las configuraciones espaciales de los objetos reales que además hacen parte de un territorio. En palabra de Coraggio, “la espacialidad de los fenómenos sociales es indirecta y está basada en la articulación entre naturaleza y sociedad, pero con las leyes sociales sobre construyendo a la legalidad natural” (Coraggio, 1994: 44). Con relación a las cuestiones antes formuladas podría sugerirse primero, ¿qué relación existe entre el espacio social y la espacialidad de lo social? Que el espacio social es un fenómeno teórico importante que contextualiza un proceso en las relaciones sociales de producción y la forma como el capital se expresa (axiomatiza) en un momento histórico de la humanidad y deviene así en un concepto que intenta expresar elementos de la ciudad sin llegar a reemplazarla. La espacialidad de lo social se constituye en una categoría de análisis científica expresada en los procesos de interacción social del mundo de lo real. Estas dos consideraciones se vinculan en tanto ambas son resultado de los procesos de interacción social aunque la primera hace referencia a un entorno real, devenido como contexto de la ciudad. La categoría espacialidad de lo social, se constituye como el momento categorial fundamental (no solo de lo que teóricamente se denomina urbano o espacio social sino también) del devenir de todos los procesos de acción e interacción social. Segundo, si se habla entonces de las conductas de los individuos ¿no se estaría hablando de los procesos de interacción social? Al hablarse de la conducta de los individuos entonces se habla de la ciudad y en términos concretos, se estaría hablando de los procesos de interacción social. Esto es y como se ha mencionado, la espacialidad de lo social estaría dando cuenta de la categoría ciudad. Tal situación desata una discusión que solo se mencionará acá, asentado directamente una posición. Hablar de las interacciones sociales no necesaria-

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mente habla de la ciudad6 y por ende no se convierte en el objeto de estudio de la sociología, aunque sí del urbanismo. Puede decirse que si bien lo urbano afecta aún la vida rural, o la mayoría de aspectos de la vida cotidiana de la población, existen conductas expresadas con otros fines y con otras intencionalidades que no implican confundirlos con la vida de la ciudad ni con el entorno urbano. Tercero, ¿Qué es lo que vincula las interacciones sociales con la categoría espacialidad de lo social? Sonando reiterativo, debe considerarse que el elemento que vincula las interacciones sociales con la espacialidad de lo social, es su ser mismo en tanto devenir de relaciones intersubjetivas expresadas gracias a su condición de espacialidad. Si se expresara en una escala de tiempo lineal, se diría que la expresión de la conducta deviene en un proceso, y en sí, de una manifestación de la espacialidad de lo social. Cuarto ¿cómo es que la espacialidad de lo social, da cuenta de la categoría ciudad? Respuesta que no se reitera en tanto ha sido argumentada a lo largo de toda la exposición. 5. Análisis categorial de la región desde la espacialidad de lo social Se expresa seguidamente la idea contrastada de región como uno de los resultados de la investigación de campo en los cuatro municipios seleccionados del Oriente Cercano de Antioquia en Colombia (Rionegro, Guarne, Marinilla y La Ceja). Someramente observaremos los puntos referidos a la idea de región desde las instituciones planificadoras y la percibida y comprendida desde las organizaciones comunitarias. La visión institucional de región El concepto región elaborado teóricamente, transcurre por tendencias metodológicas que lo van definiendo de acuerdo a los momentos históricos que le atraviesa o por las necesidades de los discursos económicos que lo determinan bajo fundamentos funcionales. La primera mitad del siglo xx recibe el concepto como un fenómeno alejado de la realidad latinoamericana y además como respuesta de las tendencias administrativas tradicionales, especialmente en Europa, y más concretamente en Francia. Las consideraciones de competencia capitalista después de la segunda guerra mundial concretan esta tendencia con el origen de la Comunidad Económica Europea (Pipitone, 2003). En América Latina, el concepto ha sido afectado por tendencias similares y se han reflejado las propuestas europeas. La revisión del concepto de región como fenómeno que ha afectado los procesos de desarrollo urbano en América Latina, llegaría a confundirse con los mismos de las ciudades y sus consideraciones urbanísticas. Esto es, las tendencias regionales inciden más en la planificación de los espacios (regionales) que en la planificación urbana. Solo el concepto de globalización entra a conjugarse con el de región, afectando acciones urbanas como respuesta a necesidades de competitividad y reconversión de la “vocación de la ciudad” como ciudad global (Borja, y otros, 1999). Esto permite considerar la cuestión que remitiría al papel que cumple la ciudad y su proceso de urbanismo no solo en la concepción de la región, sino también de la globalidad. 6 Por ende, este punto sienta una posición concreta y contraria a la posición de José Luis Lezama (1998) en su texto “Teoría Social, Espacio Social” según la cual, hablar de sociología es hablar de sociología urbana.

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Podrían establecerse dos períodos, de reflexión sobre el tema en América Latina; el primero en la década de los setenta y el segundo, en los noventa7. Someramente se dirá que el primer período plantea exposiciones aproximada a los ejercicios del poder y las relaciones inter e intra regionales a partir de factores definidos (Rofman, 1976). También referidas a posibles nodos de desarrollo que existen como potenciales y responderían a la propuesta de los polos de desarrollo (Boisier, 1976). Así mismo debido a la preocupación del crecimiento urbano desigual en los países se tiende a proponer un desarrollo, una relación de equilibrio centro periferia (Friedman, 1976), y la preocupación por los procesos de segregación en áreas urbanas (Violinch, 1976). El período de reflexión de la década de 1990, retoma la idea del paso de la región como locus y además de su visión de objeto de la planificación al concepto de la región como sujeto de planificación. Sabatini (1990) recoge esta crítica al referir las tendencias teóricas en la evolución del pensamiento: la concepción dualista data desde inicios de la cepal8 hasta 1960; la escuela de la dependencia y de desarrollo del subdesarrollo, enfoque liderado por André Gunder Frank; y los debates actuales en torno a propuestas de desarrollo alternativo y enfoques de planificación regional desde la base, expresados en Boisiére y Coraggio. Puede sugerirse la inexistencia del estudio de interacciones de los habitantes de las poblaciones y mucho menos de las percepciones y significaciones que sobre la región se tuviese desde los pobladores al revisarse de modo crítico los procesos de regionalización, sobre todo los expresados en las últimas tendencias. Podríamos retomar de Coraggio (1994) la idea de la región como los ámbitos o áreas definidos a partir del dominio territorial particular de una relación de acoplamiento o de semejanza. La región es un segmento territorial, interdependiente con el exterior; lo social y lo natural se afectan mutuamente y en tanto estas condiciones, la región se convierte en una cuestión social. “Las intervenciones del hombre sobre su medio los constituyen como un ámbito territorial donde las ideas e imágenes del entorno, inciden en esa especial manera de ser de la región” (Gómez Ospina, 2000). A pesar de ello, se establece que los modos participativos al interior de la región, deben ser asumidos en este proceso. Esta crítica la había planteado Boisiére (1994) al hablar de las regiones históricas y pivotales. En el caso Colombiano, estas tendencias se ven reflejadas en los procesos mismos de planificación y delimitación institucional de las regiones. Ahora bien, nos centraremos directamente en la sub región del oriente Cercano de Antioquia, en Colombia. Afectada en su planificación, por las visiones de las entidades departamentales, sobre la regionalización que involucra a las municipalidades. La Visión de Región Institucional en Oriente Cercano de Antioquia en Colombia Considerando la región objeto de estudio, específicamente la subregión del Valle de San Nicolás donde se localizan los municipios de Rionegro, Guarne, Marinilla y La Ceja, puede observarse una dinámica unida a la establecida en el ente departamental, y marcada por

7 Procurando una simplificación tomando en cuenta que la relación de autores se haría extensa para este trabajo. 8 Comisión Económica Para América Latina.

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las acciones de La Corporación Autónoma Regional Rionegro Nare (Cornare)9 bajo su jurisdicción. Basada Cornare en investigaciones socio–históricas pone a consideración los determinantes sociales para la regionalización a partir de un “Protocolo para el Desarrollo”, concertado y participativo. Al cruzase esta regionalización con otra basada en datos biofísicos, bioclimáticos (paisajes ecológicos) y económicos puede contemplarse la forma como una municipalidad o que puede hacer parte de una o más regiones. Posteriormente y durante la década de 1990 se plantean dos subregionalizaciones más, una después de la primera mitad de la década de los noventa, en donde se localizan solo cuatro subregiones (altiplano, embalses, bosques y páramo). Y a finales de la década, en 1999, y buscando mecanismos que permitieran una mejor presentación de los servicios de la Corporación y fomentara la descentralización, se dividió en cinco subregiones; el valle de San Nicolás (antiguo altiplano), Aguas (antiguo embalses), bosques, páramo y Porce Nus (que es una subdivisión de Aguas). Del contexto inter regional relacionado con el Oriente Cercano de Antioquia, se dirá que su vínculo “externo” más predominante está definido con la ciudad de Medellín (capital departamental de Antioquia en Colombia) localizada en el Valle de Aburrá y parte del Área Metropolitana del mismo nombre. Desde allí se toman decisiones de tipo política y económica que afectan directamente a la región. Los procesos de desindustrialización de la ciudad, han determinado la industrialización del oriente, expresado en el asentamiento de fábricas y en el desplazamiento de población flotante trabajadora. Los Planes de Ordenamiento Territorial (pot) favorecen el desarrollo de estrategias que dinamicen la integración regional.10 La tendencia de la ciudad sugiere una apertura regional e internacional11 basado en la inversión en infraestructura y el desarrollo sectores que hagan competitiva la ciudad. A pesar de lo anterior, se reconoce la escaza proyección regional en cada una de las alcaldías del Oriente Cercano. Los modelos de inversión pública y la normatividad en cada municipio no contemplan un favorecimiento de infraestructura regional entre el área metropolitana donde se localiza Medellín y el Oriente. Allí se carece de un modelo de área o provincia que permita una relación administrativa o estratégica con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. En términos político–administrativos sería complejo hablar de megalópolis, de desarrollos urbanos ni regionales. Lo expresado no ha sido obstáculo para plantear estos asuntos regionales y establecer en cada plan de desarrollo, estratégico o de ordenación del territorio, de la idea de región o de la subdivisión de las mismas. Estas divisiones e idearios hacen parte del discurso constante de los entes administrativos locales como se expresa a continuación en los cuatro munici9 Ley 99 de 1993 en Colombia. Todas las Corporaciones Autónomas Regionales tendrán por objeto la ejecución de las políticas, planes, programas y proyectos sobre medio ambiente y recursos naturales renovables, así como dar cumplida y oportuna aplicación a las disposiciones legales vigentes sobre su disposición, administración, manejo y aprovechamiento, conforme a las regulaciones, pautas y directrices expedidas por el Ministerio del Medio Ambiente. cornares ha sido la entidad ambiental de carácter gubernamental, la que ha incidido fuertemente en los procesos de ordenación territorial y regional en el Oriente antioqueño. 10 Expresado, por ejemplo, en los acuerdos municipales 62 de 1999 y 46 de 2006. 11 Un ejemplo reciente es la línea 5 el Plan de desarrollo de Medellín 2008 – 2011. Acuerdo municipal número 16 de 2008.

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pios seleccionados (Rionegro, Guarne, La Ceja y Marinilla). En Rionegro, el artículo 15 del pot12 establece la visión del municipio. “Rionegro será reconocida como una ciudad intermedia, verde amable y sostenible, que vela por la equidad, la eficiencia y el aprovechamiento justo de sus recursos y la apropiación de tecnología para el fortalecimiento de su economía, con un tejido social en armonía que integra región y que proyecta al mundo con gusto por la ciudad y orgullosa de su patrimonio natural, histórico y cultural”. Según el artículo 19 del pot se plantea como política la “integración de la subregión para el desarrollo de proyectos y megaproyectos”. Rionegro, como ciudad intermedia y además como centro subregional, proyecta sus objetivos, políticas y estrategias enfocadas en un desarrollo urbano, industrial y comercial. Todo bajo la idea de una proyección internacional pero además bajo el postulado de la integración regional, también basado en el desarrollo urbano. En Guarne, la idea de región en el Plan Básico de Ordenamiento Territorial (pbot) es clara en el artículo sesenta y dos (Art. 62 del acuerdo 061 de 2000) “Regionalización del Territorio: La regionalización es el espacio territorial a donde se proyectarán las políticas de desarrollo. De acuerdo con los parámetros de la metodología planteada por el IGAC,13 la definición de regiones deberá corresponder a tres criterios básicos: histórico-cultural, integración espacial y administración territorial. Se buscará el sentido de integración y pertenencia de la comunidad, la integración funcional de las regiones o áreas a una economía global y que los límites de la región coincidan con entidades territoriales, para garantizar la función planificadora y administrativa”. En Marinilla, en el PBOT 2007–2019 aprobado según acuerdo municipal número 98 de 2007, asume en su componente general una relación entre los elementos naturales como articuladores de la región. Se muestra una gran vinculación entre los elementos ambientales y los procesos planificadores sugeridos desde Cornare y el plan de Marinilla. Dentro de las ventajas comparativas y competitividad (artículo 8) plantean la importancia de estar vinculados a los lineamientos de proyecto Pueblos.14 En La Ceja, en el acuerdo municipal número 11 de 2009 del Plan Básico de Ordenamiento Territorial (pbot) del municipio de La Ceja, libro 2 del componente general se plantea el contexto subregional. Este se formula bajo la premisa fundamental que lo norma referida a la ley 388 de 199715 obliga a esta vinculación contextual al momento de formular el Plan de Ordenamiento. No obstante, se considera que pueden existir otras alternativas de indagación de temáticas referidas al Ordenamiento territorial y las relaciones urbano regionales, y local regionales (artículo 18). La visión de región desde las interacciones sociales Hasta acá, se ha presentado de modo sucinto la visión institucional de la idea regional, 12 Acuerdo Municipal 056 de 2011sobre la revisión del pot. 13 Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC). Es la entidad encargada de producir el mapa oficial y la cartografía básica de Colombia. http://www.igac.gov.co 14 Propuesta de Ordenamiento Territorial para los Valles de San Nicolás, elaborado por Cornare, Masora y el departamento de Antioquia entre 1995 y 1997. Masora es la asociación de los municipios del oriente promovido por Cornare. 15 Ley de la república de Colombia que permite a las alcaldías promover la ordenación del territorio en ejercicio de su autonomía.

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que se postula a través de normas que instan a la configuración regional y la propuesta de acciones con perspectiva regional. Se presenta a continuación un elemento de la estructuración de la región a partir de las interacciones sociales. Indagación realizada a partir de la categoría espacialidad de lo social y dos variables (Interacciones sociales y Región) con sus referentes empíricos (percepciones e idea social de región).

Cuadro 1 Aspecto de cuestionario aplicado CATEGORÍA

Espacialidad de lo social

REFERENTE EMPÍRICO

PREGUNTAS

Interacciones sociales

Percepciones

Para Ustedes, ¿qué es el entorno? ¿Con cuáles municipios se relacionan más los habitantes de este sitio? ¿Cómo describiría a los habitantes de los municipios vecinos en general? ¿Qué sentimiento le provoca al enunciar cada uno de los municipios vecinos? Enumere cinco aspectos que diferenciaría a cada uno de los municipios vecinos Enumere cinco aspectos comunes entre cada uno de los municipios ¿Con cuáles municipios vecinos se tiene mayor vínculo? ¿Qué tipos de vínculo se destacan?

Región

Idea Social de región

Si se les designara a todos hacer una delimitación de la región a la cual pertenecerían e interactuarían, ¿cómo la dibujarían? Si conocen la actual división regional, ¿podrían hacer un mapa de la misma?

VARIABLE

Fuente: Elaboración propia.

Al sugerirse una primera pregunta sobre el entorno para su definición, se estaría aludiendo también a la significación de la espacialidad de lo social. En la consulta a los líderes de grupos comunitarios, la definición manifiesta la localización primordial desde donde se permite el despliegue de las acciones. También contempla la aceptación de los congéneres en donde y con quienes, puede desplegarse la relación “nosotros”, pues alude a la localización espacio temporal. En todo caso sugiere aquello que puede estar o llegará a estar, a pesar de “mi” desconocimiento de ello. Durante la elaboración de la respuesta suministrada no obstante, se incurre en dudas sobre la manera de definir o incorporar aquello a lo cual se aludiría para decir o mencionar el entorno.1 Así entonces, se colige tres tendencias en la definición del entorno; todo aquello que les rodea, lo que se puede llegar a ser y lo que se hace. El entorno es todo aquello que les rodea. Principalmente el entorno está compuesto por los congéneres. Aquellas personas con las cuales se comparte y que están cercanas. Son con quienes se comparte y se vive. Se tiene experiencias y se desarrollan actividades. El entorno es todo aquello que se puede llegar a ser. Permite comprender que hay conciencia del 1 La metodología aplicada en la recolección de la información, sugiere la concertación de las respuestas entre los participantes antes de concretar una definitiva y por ende es recurrente tal actitud de duda.

desarrollo de las interacciones en un tiempo determinado y de la llegada a cada localidad de personas de otros lares.2 El entorno está compuesto por las cosas3 que se hacen gracias a las actividades de la gente que allí establecen los objetos que les rodea (edificios, caminos, carreteras, parques). Éstas permiten un sitio para interactuar con los demás, tal como se ha aludido pero, además permiten desarrollo. Las cosas construidas permiten un desenvolvimiento agradable de la vida y además se configura como un lugar donde puede dar paso a la inequidad. Así entonces se percibe que el entorno puede o no, ser inequitativo. Se observan dos elementos fundamentales en la descripción suministrada. Uno, la localización en un lugar; un estar rodeado de gente principalmente y de cosas que componen ese medio donde se desenvuelve la vida cotidiana. Dos, la vivencia cronológica en un presente y un potencial futuro del cual se sabe, que algo podrá llegarse a ser. Ambos elementos se presentan en continua interacción en tanto que se dan por la acción de las personas. Las personas al fin de cuentas constituyen y dan un orden constitutivo al entorno. Se hacen conscientes de su entorno inmediato o su “metro cuadrado” (la casa) donde la gente está presente y desde donde se pueden visualizar. Este entorno inmediato está compuesto por sus vecinos, con las personas con las cuales se comparte. Es clara la relación con los congéneres como fundamento esencial del entorno pero ante todo, la experiencia que con ellos se tiene y con los cuales se construye una vivencia dependiendo del lugar donde se encuentren. Lo inmediato, lo vecindario, lo próximo son las condiciones fundamentales para la vivencia del entorno. A pesar de ello, esta condición puede romperse al considerar que “Toda una vereda la conforman todas las personas que habitamos allí. El entorno podrían ser todas las veredas”;4 Lo anterior al fin de cuentas sigue aludiendo a lo vecinal e inmediato en una escala que podría considerarse como local.5 La tendencia de la definición del entorno, se constituye a partir de lo local (el propio municipio donde se vive). El reconocimiento de los vecinos (diferente a los vecinos locales inmediatos), podría comprenderse más como una intencionalidad de relación o de elementos constitutivos del entorno, que como elementos efectivos y constituyentes actuales en términos de interacciones.6 La relaciones con los otros construyen acciones que permiten visualizar un bienestar 2 Si bien es normal observar el proceso de movilidad poblacional entre ciudades, es importante reconocer en el oriente de Antioquia un proceso de movilidad provocado a causa de la violencia de tipo político, propia de la situación de Colombia en el último medio siglo (donde interviene la guerrilla, el narcotráfico, el paramilitarismo y el mismo Estado, entre 1960 y 2010). Puede darse cuenta de ellos en “un país que huye”, investigación desarrollada por Pastoral Social en Colombia. 3 Cuando se hace referencia a las cosas, debe comprenderse, tanto las construcciones hechas por el hombre como el paisaje natural. Esta alusión es evidente en los dibujos hechos por los grupos en los talleres realizados en cada uno de los municipios. 4 Respuesta manifestada en el municipio de Guarne. 5 En la escala municipal, podría hablarse de los vecinos cuando se hace referencia a los habitantes de una misma vereda o de una aledaña. También de los habitantes del casco (área) urbano distribuidos quizá en barrios o colonia y así, hasta aludir a los habitantes de municipios vecinos, bien sea estos, localizados en veredas vecinas o de los demás cascos urbanos de municipios vecinos. 6 Al observar todo el despliegue de la espacialidad de lo social a partir de las interacciones sociales se comprende mejor tal consideración. Por razones de espacio, en este artículo no se da cuenta de todos los resultados.

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o un mejor vivir con los demás. Esto deja ver el futuro como una alternativa en el tiempo y permite catalogar y detectar las acciones justas o injustas. La construcción de escuelas, colegios, hospitales, las vías y las construcciones en general, dispuestas para usarlas, dejan ver la opción de un avance, de un desarrollo y además de la inequidad. El bienestar de las personas en su entorno puede observarse por las posibilidades de relaciones con sus vecinos y con los objetos construidos. En el caso de Rionegro, se hace consciente que son ellos un polo de desarrollo que permite una alternancia con la ciudad de Medellín, pues se tiene la idea de ser estos su segundo piso. Al fin de cuentas, se ha definido esta idea desde las instancias de planificación de Medellín (constreñimiento institucional). La percepción En este tema se hará uso de seis respuestas suministradas durante los talleres realizados con organizaciones comunitarias. Se dará paso a su análisis y concordancia entre los planteamientos manifestados sobre la relación entre los municipios, su mayor vínculo, la descripción y el sentimiento que se tiene, se provoca de cada uno, los elementos comunes y los que les diferencía. Rionegro es el principal centro de relación entre los municipios (Rionegro, Guarne, Marinilla y La Ceja). Esta tendencia corrobora la idea regional planteada desde las instancias de planificación. Tal centro de relaciones se determina por los flujos comerciales y de servicios (salud, educación). Medellín pasa a un plano diferente en el ámbito regional, no siendo ahora el punto central para las actividades. Al indagarse sobre los mayores vínculos entre los municipios, sobresale definitivamente Rionegro como epicentro. En cada uno de los municipios, se encuentran otras relaciones circunvecinas, privilegiadas limítrofes o la infraestructura de transporte que les favorece, como entre Guarne–Medellín o La Ceja–Medellín. Estas relaciones se caracterizan por el cruce comercial, laboral, de estudio, salud y recreación. Cuadro 2 Mayores vínculos entre municipios en el Oriente Cercano de Antioquia Municipio

Municipio con el mayor vínculo

Rionegro

La Ceja, El Carmen de Viboral y Marinilla

Guarne

Medellín y Rionegro

Marinilla

Rionegro, Santuario, Peñol.

La Ceja

Rionegro, Medellín, La Unión.

Fuente: Elaboración propia basada en respuestas suministradas.

Los habitantes de Rionegro son descritos como avanzados y pueden considerarse citadinos; la ciudad causa menos miedo que Medellín. Los de La Ceja y Marinilla, son pueblos que van avanzando y creciendo. La población es más campesina en Marinilla por ejemplo, se nota en ellos un temple de pujanza que los lleva al cambio. Todos en general son vistos

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como poblaciones pujantes y trabajadoras. La población de Guarne es solo descrita por los de Rionegro y vistos como una población neutral sin planeación.7 La visión rural del entorno está siendo trastocada por las nuevas tendencias de una vida citadina. Existen nuevos hábitos propios de una vida urbana que se entremezclan para expresarse de modos diferentes dentro de cada una de las poblaciones. El trabajo y sobretodo la idea del avance y el desarrollo se incorporan en la visión de los otros, marcado por el crecimiento de las urbes y del mercado local donde se incorpora a los vecinos. El sentimiento provocado al enunciarse cada uno de los municipios, se une a lo ya mencionado. Rionegro por consecuencia con su crecimiento, despierta una sensación de futuro, seguido por el de inseguridad y desconfianza. Marinilla que se ve más desordenada físicamente, sin modernidad, paradójicamente se percibe un sentimiento de progreso en ella. La población de La Ceja es vista como elegante y se reitera su pujanza. Guarne tiene una idea de estancamiento y sin liderazgo. El fenómeno del crecimiento y su orden en las urbes afecta la visión que se tenga. La idea del orden se instala en la forma de la distribución de las edificaciones y así la visión de cada poblado. Entre más “desorganizado” menos moderno. Esta visión es paradójica pues, Rionegro y Marinilla tienen en su trazado original una forma similar, siendo ambos, relativamente iguales en la geo forma de sus cascos urbanos y su trazado en forma de damero; Marinilla posee mayores pendientes en su centro poblado. A pesar de ello, Marinilla es vista de forma diferente. Igual sucede con Rionegro; por ser más poblado, despierta en sus vecinos un sentimiento de inseguridad. Los fenómenos de crecimiento, las formas de las ciudades, todo aquello que se incorpora a la ciudad, refleja una idea de ella. Sobre todo, el sentimiento provocado en sus vecinos está siendo afectado. La paradoja de estas visiones, hace parte del mismo proceso de transformación que se vive en cada poblado. Se asiste desde hace tiempo a un cambio de vida afectada por la visión y las costumbres urbanas en mayor intensidad. Existen elementos comunes y diferenciadores entre las poblaciones. A pesar de ello, la misma descripción de uno y otro, reflejaría más elementos diferenciadores que asimiladores.

7 La referencia a una población “neutral sin planeación” alude a la visión de los rionegreros sobre Guarne, al sugerir el poco liderazgo y planeación de los vecinos o en ellos. Este tema aludiría a una relación entre planificación en las poblaciones por parte de los administradores locales y la visión que de la población se percibe por los vecinos. ¿Habría allí alguna relación proporcional?

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Cuadro 3 Elementos comunes y diferenciadores entre los municipios del Oriente Cercano de Antioquia Elementos diferenciadores

Elementos comunes

Rionegro: comercio, servicios, más desarrollo, organización urbana, desorden público.

Rionegro, La Ceja, Marinilla y El Carmen, cultivos de flores, y la llegada de desplazados

Guarne: problemas administrativos y de gestión

Rionegro y Guarne; La industria

Marinilla: agrícola y retrasado, paradójicamente, ellos mismo se ven como de mayor crecimiento y rumberos

Marinilla y La Ceja, Santuario; su religiosidad

La Ceja: menos agricultor (hay contradicción) o puede verse como agrícola en menor proporción a tiempos anteriores. Fuente: Elaboración propia basada en respuestas suministradas

Debe considerarse que las relaciones se basan en los intercambios urbanos referidos al comercio y los servicios principalmente. Esta idea, corrobora los preceptos planteados desde las instancias planificadoras aunque, a la vez contradice otros. Con relación a lo primero, Rionegro se constituye en estas relaciones, como el punto de llegada y de intercambio (percibido por sus vecinos próximos), corroborado por los niveles de relación que solo podría ser disputado por Medellín. Con relación a lo segundo, Medellín no sería visto como un punto fundamental para suplir las necesidades de los orientales. Guarne quien expresa mayor relación con Medellín (además favorecida por su localización geográfica), es desvinculada en estas respuestas del contexto vecinal. Rionegro, como centro visto en su devenir como gran ciudad, desata entre los vecinos y aún entre sus habitantes, los sentimientos que provocan el crecimiento y la vida urbana. La idea de crecimiento, desarrollo y progreso se unen a la de desconfianza, desorden e inseguridad. Denota esto, un proceso de cambio y a la vez una posibilidad de acción desde el Estado en el favorecimiento de medios para el arribo de tales transformaciones sin traumatismos fuertes en los cambios actitudinales, de cultura y de la vida cotidiana. El reconocimiento de los congéneres, de los vecinos que habitan alrededor de los municipios, se percibe siempre a partir de elementos diferenciadores más que de los comunes. Este proceso de diferenciación, parte de la autopercepción que se tiene en cada localidad. Si bien se reconoce una tradición y unos patrones culturales en cada municipio, existen puntos de referencia disímiles que no implican en ningún momento pretextos de separación ni desunión. La misma posición de Rionegro como punto de encuentro comercial por ejemplo, permite el miramiento de los otros en su posición de localidades más o menos campesinas o en proceso de crecimientos. Entre todos, se percibe la idea de una interdependencia, basada en las diferenciaciones que al fin de cuenta son potencializadoras para el intercambio. Así Marinilla, Guarne y La Ceja abastecen a Rionegro y viceversa. Se contempla una idea de localidad desde estas percepciones fundamentales para el intercambio y sobre todo para el reconocimiento del otro. Se esboza el punto de partida que afirma las relaciones, basados en los elementos disímiles que podrían ser elementos de autoafirmación y a la vez de potenciación de las relaciones. Existe un indicio de voluntad de

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acción con el otro, considerado desde elementos que no necesariamente los homogeniza. La idea social de región Pasemos ahora observar la idea de región que podría establecerse entre la población; se presenta una descripción de la manera como las organizaciones plantean la idea de región y sobre todo, si estas conocen la delimitación regional. Las respuestas responden a dos preguntas directas referidas al tema regional. Si se les designara a todos hacer una delimitación de la región a la cual pertenecerían e interactuarían, ¿cómo la dibujarían? Si conocen la actual división regional, ¿podrían hacer un mapa de la misma? La respuesta a la primera pregunta en general, plantea que la región se constituye como su propio municipio. Cada una de las localidades hace parte de su región. Ésta tiene como puntos fundamentales todo aquello que expresa el color verde, las montañas y las veredas que hacen parte de la localidad. Cada una en sí mismas se auto constituyen como el centro, especialmente en Marinilla y en La Ceja se hace mención de los vecinos, con los cuales se puede interactuar. Esta noción coincide con los elementos suministrados en la respuesta analizada al considerar la idea de entorno. El centro es el propio municipio, la región se consideraría como el constituido por su localidad. Se incluyen además en la descripción aquellos lugares que denotan los sitios cotidianos donde se desenvuelve la vida de los habitantes. Estos son los edificios emblemáticos, fábricas, los lugares de trabajo, de reunión y de reflexión religiosa. Son referentes físicos de la región. Rionegro y La Ceja por ejemplo, coinciden en las descripciones expresadas sobre las administraciones e instituciones relacionadas con el Estado, que se asumen como formas estratégicas que facilitarían un bienestar y un desarrollo allí. Tomando en cuenta que los vecinos mencionados no son nombrados de igual modo en todos los municipios donde se hizo la consulta, podría plantearse que la voluntad de considerarse como una región con los otros no es muy clara. A pesar de ello, sugiere que sí se manifiesta una voluntad latente. Ahora bien, la idea misma de región asumida entre los participantes, es confusa o acaso inexistente. Según las respuestas, la relación tenida con los vecinos y el conocimiento obtenido de estos es muy baja, por lo tanto, la idea de región en tanto agrupación homogénea, difícilmente se puede manifestar en la actualidad. A pesar de ello, se puede plantear que se hace factible una definición regional desde las interacciones sociales, y sobre todo, desde las intencionalidades de acción. Debe asumirse como criterio fundamental para este tipo de regionalización, las acciones reales y posibles en tal consideración. Si se observa la respuesta referida al conocimiento que se tiene de la región diseñada por las instituciones externas a los grupos, se evidencia que no se tiene conocimiento de los municipios que conforman dicha región. Se alude a la idea de la región del oriente y se menciona a los orientales sin darle una localización específica. Se reitera la tendencia de localizar cada una de las localidades como el centro, según donde se conteste. A pesar de ello, es más recurrente en los gráficos, la mención a algunos municipios vecinos. La subregión del oriente cercano hace parte de la región de oriente. Cuando se grafica la región, no se tiene noción de la subdivisión planteada desde las instancias planificadoras. En el diseño planteado, se alude aún a municipios del oriente lejano, región bosques o de la

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región aguas, es decir, se sabe de una vecindad de municipios, pero solo son nombrados sin asumirse una localización o pertenencia específica a una u otra región concreta. Se reitera en estas respuestas, cada una de las localidades como el centro de la región. Los vecinos se grafican a manera de cuadrantes cuyo centro es cada municipio (Guarne), también desde este centro se desprenden líneas a manera de meandros que conectan con los vecinos (Marinilla) o una gran elipse donde se localizan los municipios vecinos. En términos generales, sigue mostrándose una fuerte tendencia a lo local como la idea de región.

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El espacio público urbano, a partir de las dimensiones físico urbana y socio cultural

A lma Angélica Rodríguez Moreno8

L

a manera unidimensional de abordar el tema de espacio público en las cuestiones urbanas actuales, por parte de las instituciones directamente relacionadas con la planificación de las ciudades, considera únicamente la parte física–construida del espacio público, o sociocultural del mismo, deja un hueco en uno de sus aspectos más importantes: el espacio público urbano como un concepto que adquiere sentido cuando es referido a las dinámicas sociales que es capaz de producir. Muchas ocasiones al abordar un problema de espacio público urbano, se llega a considerar simplemente como un emplazamiento, que por otorgarle ciertas características físicas, puede ya ser nombrado como tal, aun cuando no se esté tomando en cuenta su otra dimensión, que es la que le da el significado, la dinámica sociocultural. El espacio público urbano está por tanto, constituido por dos dimensiones, la dimensión físico–urbana y la dimensión socio-cultural, desde las cuales es posible abordarlo, es decir, desde los usos, las prácticas, las interacciones sociales, la apropiación, su arquitectura, equipamiento, la percepción del espacio y el contexto de los escenarios. Por una parte, encontramos la visión físico-urbana, en donde el espacio público urbano es definido por Sorkin como: “Los espacios más familiares de las ciudades tradicionales, es decir, las calles y las plazas, los patios y los parques”, donde a pesar de su definición algo pragmática, le otorga una importancia que tiene la posibilidad de trascender al as8 Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Priv. Rio Volga 3752, Cd. Juárez, Chihuahua, México. [email protected]

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pecto social, pues afirma que “[…] son los agentes de nuestra cohesión” (2004: 13), con lo cual nos deja entrever que aun cuando considere el espacio público como un objeto fijo ya establecido, no deja de poseer un grado de significación en la esfera de lo social; por otra parte, existe otra postura en donde se dice que el espacio público no puede reducirse solo a un lugar material, definido por algunas características físicas, sino que éste debe ser concebido como algo producido mediante un conjunto de “procesos materiales y otros de significación” (Santos, 2000: 71). Mediante las dos posturas de los autores arriba mencionados, es ya posible establecer una confrontación entre ellas y sobre cómo se ha concebido y abordado el espacio público en las ciudades actuales, pues es interesante ver que dichas maneras de abordarlo se traducen material y funcionalmente en las ciudades y en sus espacios. Tomando la definición en la cual el espacio público urbano se produce mediante procesos materiales, y de significación (Santos, 2000; 71), se presenta la necesidad de entender cómo es que estos dos procesos se relacionan entre sí, para ayudar a comprender por qué las ciudades, estando fundamentadas en la colectividad, en la vida comunitaria, no poseen dentro de su estructura, espacios que sean capaces de concentrar y satisfacer esta necesidad social, y que por el contrario pareciera perderse la esencia de comunidad en ellas, en los barrios y hasta en las mismas personas. Es por ello necesario entender cómo es producido el espacio público en la ciudad, cómo se consolida, o por el contrario, cómo es que va perdiendo su significado como tal, convirtiéndose muchas veces en “no lugares”, como lo nombraría Augé (2002: 83), pues a eso se reduce un lugar que no puede definirse ni como espacio de identidad, ni relacional, ni histórico, es decir, cuando se reduce a un espacio solitario y sin significado alguno. En Ciudad Juárez, las características que le otorga el ser frontera, han venido creando una sociedad heterogénea, fenómeno que, aunado a la problemática de inseguridad que ha afectado a esta ciudad en los últimos años, han repercutido considerablemente en la forma en que se manifiesta la convivencia social, desde el cambio en las prácticas cotidianas, la interacción con vecinos, las formas de recreación de los niños, hasta el simple hecho de cómo transitar por la ciudad. A consecuencia de ello, el espacio público urbano como escenario principal de esta interacción social, ha sido paulatinamente desvalorizado, de tal manera que se ha perdido la certeza de lo que en realidad implica la existencia de él en la ciudad. El presente análisis permitirá abrir el panorama a los especialistas en el tema a una forma distinta de concebir y abordar el espacio público urbano como un elemento dinámico, complejo, pero a la vez permanente a través del tiempo, el cual es necesario comprender integralmente. Dentro de los estudios urbanos, específicamente en la rama de la planificación, que se caracteriza por ser multidisciplinaria, es necesario poder establecer esa misma visión integradora respecto a este elemento tan básico y relevante de nuestras ciudades: el espacio público urbano. Pues tradicionalmente, dentro de los estudios de la ciudad, este elemento es más discutido desde su sentido físico–arquitectónico, sin embargo es necesario también, elevar la discusión en torno a su otra dimensión, la socio–cultural, y es por ello, que pretendemos integrar ambas dimensiones en el presente trabajo.

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2. Espacio público como concepto Para comenzar a hablar de espacio público, es necesario establecer una delimitación del mismo concepto, pues se puede hablar de este, desde múltiples perspectivas y abordar dicho concepto en sus diversas acepciones. Para dicho efecto de delimitar nuestro concepto, se hará uso de una sencilla clasificación de cuatro diferentes acepciones de espacio público, con la finalidad de comprenderlo mejor y posteriormente poder abordar más puntualmente su discusión. Estas cuatro formas distintas de entender al espacio público se dividen en: 1. El espacio público físico como equipamiento colectivo; 2. El espacio público físico como trama urbana; 3. El espacio público “no físico” donde se llevan a cabo las interacciones, y por último; 4. El espacio público–público, es decir, el espacio imaginario donde se da la práctica política (Castañeda y García, 2007: 37). Como podemos apreciar, estas cuatro clasificaciones no son de ninguna manera referidas únicamente a lugares, se hace la aclaración “físico-no físico”, porque aunque las dos primeras si son referidas de lleno a algo material, en este caso a cierta condición territorializada en lugares dentro de la estructura de la ciudad; las últimas dos, hablan más de este espacio como una condición o conjunto de procesos que no están propiamente territorializados, sino enmarcados en un contexto de interacciones y relaciones que si están ligadas necesariamente a lo urbano, mas no a lugares específicos dentro de él. La primer acepción señala el espacio público como un lugar construido, donde todo equipamiento “colectivo” es considerado espacio público, tales como plazas, parques, bibliotecas, museos, estadios, teatros, etc., es decir, donde concurre gran cantidad de gente y cuyos servicios son de libre acceso a la comunidad. Este caso, se presta para abrir la discusión sobre la distinción del concepto de espacio colectivo y espacio público, pues centrándonos en lo que es nuestro objeto de estudio y la postura con la que se ha venido tratando, hablamos de dos cosas distintas, pues no es la simple presencia de personas lo que hace público al lugar, sino la cantidad y calidad de interacciones lo que pudiera estar determinando esta diferencia. Sin embargo, no es motivo del presente estudio ahondar en esta discusión, simplemente se hace referencia para dar a conocer que precisamente por dicha razón, no se abordará el concepto de Espacio Público, desde esta perspectiva. La segunda acepción, también se refiere a un lugar físico, pero centra el concepto en la trama urbana, es decir, calles, aceras y vialidades. Aquí también entran los parques y plazas, pues se refiere a todo espacio que integra y comunica a la vez la ciudad, donde toda persona es libre de transitar. Estos espacios integradores o también llamados nodos de la ciudad, son los que nos interesan, pues desde los inicios de la ciudad han sido los escenarios donde confluyen los habitantes de las ciudades y por ende, se dan las relaciones e interacciones naturales y cotidianas entre ellos. El tercer lugar se refiere al espacio público no físico, es decir, a aquellas distintas dimensiones de la sociedad, aquel lugar invisible donde diaria y necesariamente se dan lugar las interacciones sociales, económicas, estéticas, ambientales, etcétera. es decir, a través de los cuales los ciudadanos entrecruzan ideas o actividades propias de cada dimensión. Por último, se llama espacio público–público a aquel espacio imaginario en donde se desenvuelve la política, es decir, el espacio político, pues como los griegos concebían la polis, gobernada con la participación de todos los que en ella habitaban, en este espacio

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se da el debate y las posturas ideológicas, en otras palabras, donde se ejerce la ciudadanía. Estas “clasificaciones” de espacio público, son una manera de entender un poco más claramente a lo que nos referiremos y profundizaremos más adelante. Además de ello, existen distintas formas de abordar el espacio público, a partir de su característica funcional, desde su función social, desde lo cultural o de nueva cuenta desde la política, donde partiendo de lo funcional, el espacio público se entendería como un ordenador entre los elementos construidos y las redes que conforman las distintas formas de movilidad dentro de la ciudad; desde lo social, como un elemento cohesionador y creador de comunidad; a partir de lo cultural, como generador de identidad, de referente simbólicos y significados; y de lo político como creador de acuerdos y desacuerdos, así como de expresión (Delgado, Cárdenas y García, 2008: 39). Al detenernos un poco para analizar lo anterior, nos damos cuenta que, al discutir la noción de espacio público, podemos estar hablando de cosas totalmente distintas a las que normalmente nuestra mente crea al pensar el término. Con espacio público podemos estar hablando desde de un espacio en la red, donde hay grandes dinámicas sociales, un espacio artístico en el cual se dan interacciones muy fuertes de carácter cultural, o una discusión política que se pone en una mesa de debate o de consenso, todos ellos también son espacios públicos. Al conocer que la amplitud del concepto es tanta, nos lleva a caer en la cuenta, que sorpresivamente, la forma en que es abordado cotidianamente por los hacedores de las ciudades se reduce únicamente a un pequeño y sesgado aspecto del mismo. No es la intención realizar solo una crítica simplista, sino por el contrario, hacerlo evidente para resaltar la importancia del concepto integral que es, con todas sus acepciones y sus maneras de abordar. Sin embargo, es posible que nos sea difícil comprenderlo del todo, no es sencillo eliminar el concepto estático ya formado en nuestra mente para estas dos palabras, pues citando a Acconci en Rivero y Rodríguez (2006: 141), las palabras “espacio público” son muy engañosas, nos hacen imaginarnos lugares físicos; deberíamos pensar en una condición, pero en lugar de eso, visualizamos una tipología arquitectónica, una plaza o un parque. Tan engañosas son las palabras, que será necesario hacer énfasis constantemente en esta condición a la que nos referimos cuando hablamos de espacio público en el presente estudio, aun así, probablemente la imaginación nos seguirá creando imágenes de tipologías arquitectónicas. 3. Metodología La captación de una realidad compleja, como lo es el espacio público, necesariamente requiere un método que permita no solo explicar, ni medir ciertos aspectos del fenómeno, ya que no se está abordando el espacio público únicamente como el lugar físico, el parque o la plaza desde lo arquitectónico, sino como un ente producido por una dimensión física y otra sociocultural, por lo cual, requiere un enfoque que permita estudiar en profundidad el fenómeno, entendiéndolo holísticamente y de tal manera poder profundizar en su comprensión como un todo, y a la vez como algo producido por sus dimensiones, indagando en cada una y comprendiendo la relación que existe entre ellas. Para ello, necesariamente intervendrán las vivencias, actividades y opiniones de los actores, así como también influirá el medio construido y su contexto urbano.

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El enfoque cualitativo, no pretende establecer leyes ni hacer generalizaciones, punto importante a considerar, pues es común que se caiga en la idea de que toda investigación debe establecer generalizaciones para ser válida. Idea que definitivamente es errada, pues si fuera así, se estaría asumiendo que la realidad sociocultural y el mismo comportamiento humano y de la sociedad, llevan patrones definidos y generalizables, los cuales se repiten una y otra vez. Por su parte, lo que sí busca la investigación cualitativa, es fijar algunos conceptos y algunas regularidades, e ir más a la explicación profunda de una situación o fenómeno concreto, que al establecimiento de generalizaciones (Mejía y Sandoval, 2002). Escenarios de estudio Dentro de nuestro estudio del espacio público a través del análisis de escenarios urbanos, determinamos dos clases de lugares. En primer lugar, aquellos escenarios formalmente considerados como espacios públicos urbanos, los cuales legalmente cuentan con las características atribuidas a espacios de dicha índole, como plazas y parques, a los cuales llamamos lugares formales. En segundo lugar, aquellos que legalmente no son considerados propiamente como espacios públicos, pero que dentro de su informalidad, por las prácticas y usos que la gente le ha atribuido, se han convertido en puntos de importancia para el estudio del espacio público, como pueden ser camellones, baldíos, o cualquier espacio residual al cual se le da un uso que propicia interacciones sociales y vida pública, lugares a los cuales nombramos “informales”. Para efectos del presente estudio, se eligieron tres escenarios urbanos de los cuales, dos corresponden a lo que llamamos lugares formales: un parque, y una plaza respectivamente, y el tercero de ellos, corresponde a la clasificación de lugares informales, pues es un “mercado informal”, o como coloquialmente es llamado, unas “segundas” (ver Figura 1). Los tres escenarios se distinguen por poseer características funcionales muy distintas entre sí, y los usos que propician también son muy diversos. Cabe mencionar que los escenarios propuestos están ubicados en el norte y norponiente de la ciudad, se eligieron con tal ubicación porque se buscaban zonas en teoría ya consolidadas. Y las zonas norte y norponiente poseen dicha característica, pues a diferencia de las que recientemente desarrolladas como las del suroriente, éstas ya tienen años de haber sido habitadas, y su población es estable en ese sentido.

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Figura 1. Escenarios de estudio

Fuente: Elaboración propia

La Plaza de Armas Es la tradicional plaza frente a la Catedral, ubicada en el centro de la ciudad, sobre la avenida 16 de Septiembre (Figura 2), es la plaza con mayor tradición de nuestra ciudad, pues además de tener una historia importante y referida a la fundación de la ciudad, también se caracteriza por ser un referente para las personas, tanto para las visitantes, como para los habitantes locales, e incluso para los deportados y migrantes. Esta plaza siempre es escenario de un gran flujo de personas y de una diversidad de usos muy amplia. Entre los actores podemos encontrar hombres de la tercera edad, vendedores, indigentes, familias, estudiantes y feligreses que acuden a la Catedral. Su dinámica interna es muy peculiar, rica y muy representativa de Ciudad Juárez.

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Figura 2. Ubicación de Plaza de Armas

Fuente : Google earth, edición propia

El Parque Extremo Es un parque urbano, de uso y usuarios muy específicos, pues es un parque con infraestructura para deportes extremos como patinaje, ciclismo, rapel y escalada, lo cual lo hace singular, pues en la ciudad es casi único, a excepción de algún otro de menor extensión y en otro sector completamente alejado de la zona norte de la ciudad. Está ubicado sobre la avenida Plutarco Elías Calles y David Herrera, anteriormente nombrada Malecón (Figura 3), ambas de las principales avenidas de la ciudad, las cuales además se encuentran muy cerca del cruce internacional, que automáticamente lo convierte en punto de referencia espacial. En cuanto a sus usuarios, el perfil predominante es el juvenil, la gran mayoría de los que acuden a este lugar son jóvenes varones de entre 13 y 17 años, que lo convierte en un foco juvenil que se visualiza interesante de abordar por este simple hecho.

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Figura 3. Ubicación de Parque Extremo

Fuente : Google earth, edición propia

Mercado “Plaza Nueva” Es un mercado informal, o “segundas” como coloquialmente se le conoce, está ubicado en el poniente de la ciudad sobre el Viaducto Díaz Ordaz (Figura 4), en un “espacio residual” que fue habilitado como comercios informales. Esta zona donde se ubica el mercado, es una de las que tienen un mayor grado de marginación, y existe un gran déficit de espacios abiertos, ya sean parques, plazas o espacios recreativos. Esto es un factor importante para el “éxito” de un espacio como éste a pesar de sus condiciones. De la misma manera, el perfil de los actores corresponde a un perfil de población relativamente joven, en su mayoría de bajos recursos económicos. Figura 4. Ubicación de Mercado Plaza Nueva

Fuente : Google earth, edición propia

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Observación participante La estrategia central de la investigación es la de observación participante, pues es mediante ella, por la que se obtendrá la información más enriquecedora e importante, pues provendrá de la misma experiencia de vivir y experimentar los escenarios que fungirán como casos de estudio, pudiendo adentrarnos en los procesos que ahí se estén llevando a cabo. Este diseño metodológico se caracteriza por constituir un método de observación científico, pues el registro de datos, su interpretación, y la misma observación se realiza de forma sistemática, dejando con ello de ser una simple observación cotidiana. En esta observación participante, el investigador se adentra en el contexto de lo que pretende estudiar, partiendo pues, desde dentro del fenómeno, viéndolo de cerca, conociendo a los actores directamente, pudiendo con esto, ser capaz de describir lo que sucede ahí, las interacciones, las relaciones y los procesos, además de poder determinar los significados que los actores brindan a los lugares, acontecimientos y a sus mismas actividades. Se distinguen tres etapas en la observación participante: el acceso al escenario, la recopilación y registro de datos, y la reflexión teórica. Para la etapa de recopilación y registro de datos, se trabajará bajo un concepto clave: el de “usos”, con el cual, apoyado por la influencia del entorno físico, se irá guiando el proceso de observación, facilitando también que la recopilación de información sea más específica, evitando perderse en el mundo de datos que en el escenario pudiera existir. La herramienta para trabajar la observación participante es la guía de observación. La cual consiste en determinar una serie de cuestiones concretas que se desean observar en los escenarios de estudio, con el fin de llevar un orden y hacer más eficaz el ejercicio de observación, así como facilitar el procesamiento de los datos. Estos indicadores los hemos dividido en dos categorías: la física–urbana y la socio–cultural; luego en indicadores generales, y por último, en indicadores particulares (Cuadro 1).

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Cuadro 1. Indicadores de la Observación participante. Dimensión

General

Particular Sexo

1

Perfil de actores

Edad aproximada Nivel socioeconómico Individual o colectivo

Dimensión Socio Cultural

Actividades que realiza Tiempo que permanece en el lugar 2

Usos y prácticas

Interrelación entre actores Interacción con el lugar Trayectos Equipamiento (bancas, sombras, bebederos, botes de basura, juegos, señalamientos)

3

Lugar Análisis sensorial (concepto, percepción del espacio) Análisis del diseño (orientación, formas, colores, materiales, texturas)

Dimensión físico–urbana

Ubicación urbano–territorial 4

Contexto Accesibilidad Dinámicas y usos

Fuente: Elaboración propia

4. Escenografías de la ciudad fronteriza Podemos formar en nuestra mente una idea de lo que creemos que es un lugar, de la imagen que hemos tenido siempre, o de algunas percepciones de terceros, tal vez algunos comentarios, historias, noticias y leyendas; sin embargo, la mejor forma de saber cómo es en realidad un lugar es estando ahí, pues la vivencia del espacio, no la puedes aprender de las experiencias de otros, ni por medio de imágenes, algunas veces ni siquiera imaginando lo real, sino percibiéndolo a través de los propios sentidos y asimilando con la mente aquello recibido sensorialmente. Arquitectura y equipamiento La Plaza de Armas es lo que podríamos llamar un lugar típico en México, las plazas tradicionales siempre son similares en algunos aspectos y ésta no es la excepción, pues su arquitectura está configurada por el juego y acomodo de sus elementos, entre los que destacan el kiosko, con su diseño tradicional de planta octagonal y ornamentos eclécticos. Es también elemento central la fuente, la cual forma junto con el kiosko un eje transversal en la plaza con respecto a la Catedral, esta fuente, de igual manera, con su diseño tradicional, se ha convertido en un ícono, pues en uno de sus bordes se encuentra descansando la escultura de Tin–Tán, el cual es el actor permanente e inmóvil de la plaza, testigo por excelencia de todo lo que acontece en ella, así como también es el acompañante ideal para las fotografías del recuerdo.

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Figura 5. Fuente y figura de TinTán en Plaza de Armas.

Fuente: Fotografía propia

Entre la Catedral y la Plaza, existe un amplio andador, que es el principal conector de la avenida 16 de Septiembre y la Vicente Guerrero, y es éste por el que pasa más gente diariamente y a todas horas, convirtiéndose en un punto importante en la plaza por el constante flujo de personas que conduce. Las jardineras, delimitan el espacio de circulaciones, y contienen el área verde, pasto, algunos arbustos y los árboles que brindan la sombra, también dentro de ellas están colocados los postes de iluminación y algunos letreros que indican la prohibición de ingresar a las áreas verdes, lo cual se refuerza con el barandal de herrería que rodea toda el área verde de las jardineras, en dónde además están ubicados los cestos de basura en cada una de las esquinas. Además de ser contenedoras del área verde y cierto equipamiento, las jardineras son las áreas de descanso de las personas, pues todas ellas funcionan como asientos; están hechas de concreto y la mayoría de ellas se encuentran con su pintura verde descascarada y la parte del asiento en concreto aparente. En el lugar se observa que las áreas verdes localizadas en las jardineras se encuentran muy bien cuidadas, hay letreros en cada una de ellas que dicen: “Prohibido ingresar en áreas verdes”. También se observan dos hombres con uniforme, uno de ellos con visible sobrepeso que riegan escrupulosamente el pasto, desde dentro de la jardinera (Fragmento de diario de campo).

No existen dentro o cerca de la plaza sanitarios ni bebederos, a esto hicieron referencia las personas entrevistadas, pues la permanencia en este lugar de muchos de los actores es larga, por lo que no contar con este equipamiento dentro de la plaza les causa incomodidad.

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Así mismo, uno de los entrevistados comentó que debajo del Kiosko, antes había unos baños que fueron clausurados, por lo que quedó únicamente la escalera que conducía a ellos: “Esta es la mejor placita que hay, lo malo que hay es que deberían poner baños para mujeres y hombres, oiga la crisis está de la fregada, pa’ pagar 5 pesos” (Fragmento entrevista). Por otro lado, el Parque Extremo, con sus características de parque deportivo, cuenta con instalaciones relativamente nuevas y muy específicas. El parque consta de una torre de rapel, rodeada por un área de arena, junto a ella se encuentra una explanada donde se localizan varias bancas y algunos árboles aún muy pequeños. Hacia el oriente de éstas, se encuentra un espacio que inicialmente estaba destinado para la práctica del bicicross, pero que luego quitaron y quedó únicamente tierra, y que ahora lo utilizan para entrenar fútbol. Frente a ella, se encuentra una construcción que contiene un área de venta de alimentos, la cual pocas veces se utiliza, la oficina de la administración del parque, alguna bodega o cuarto de mantenimiento y los sanitarios. Junto a los sanitarios están los bebederos y muy cerca de estos se ubican otras bancas con su respectivo árbol. En realidad, estas bancas son muy escasas, en comparación con la extensión de las explanadas, y como los árboles aún no dan sombra, se genera una gran plancha reflejante cuando existe una alta incidencia solar: “A esta hora (4:50pm) la incidencia solar es fuerte en la mayor parte del parque, y los árboles ubicados en cada módulo de bancas, aún no son lo suficientemente grandes para generar sombra” (Fragmento de diario de campo).

Figura 6. Jóvenes skaters en Parque Extremo

Fuente: Fotografía propia

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Más hacia el oriente de esta zona de tierra es de gran extensión que ocupa toda la parte central del parque, hay otro espacio de circulación que separa ésta área de tierra con la alberca de patinaje, donde se concentra la mayor parte de los actores. Esta alberca, como le llaman, según declaraciones del gobierno municipal, es la más grande de México. En ella los actores realizan sus actividades deportivas, y a la vez es el punto en que se reúnen para conversar u observar a los demás patinar. Uno de los jóvenes entrevistados, hizo una observación respecto al área central, espacio que para él está desperdiciado: “Es agradable solo que no lo sé, podría haber más parque, o sea hay un espacio vacío, ahí podrían hacer más albercas…” (Fragmento de entrevista). En este escenario, a diferencia de la plaza, las instalaciones son muy buenas, técnicamente hablando, sin embargo, propician poco la interacción, pues son espacios muy amplios, con pocas áreas de encuentro, donde no poseen áreas sombreadas, además de que actualmente no está en funcionamiento la “tiendita”, por lo que conseguir algún alimento estando ahí es difícil, salvo cuando algún vendedor aparece, lo cual también es raro, pues está prohibido el ingreso de estos al parque. En contraste de lo anterior mencionado, el Mercado “Plaza Nueva” como su mismo nombre lo indica es totalmente comercial, sin embargo, posee una serie de carencias importantes. Por un lado, presenta riesgos de salubridad, pues el suelo del mismo, en su mayoría en suelo expuesto, y en algunos casos concreto en mal estado, lo que produce junto con el constante tráfico de personas, polvo y una posible disminución en la calidad de la higiene de los alimentos. Por otra parte, como se describe más adelante en el fragmento de diario de campo, su estado físico, no colabora a una imagen urbana que refleje limpieza y orden. Las instalaciones no están en las mejores condiciones, las estructuras que separan los puestos se encuentran oxidadas, los muros con humedad, y la pintura descascarándose; las puertas metálicas también algo oxidadas. En el suelo, el cual en su mayoría es de concreto, hay mucha tierra y algo de basura (Fragmento de diario de campo).

El mercado, según lo que se pudo averiguar, es bastante antiguo, tiene más de veinte años, lo cual es signo de que ha tenido buena aceptación por las personas que acuden ahí y que además ha funcionado económicamente, a pesar de que según parece, hace tiempo no se le da mantenimiento. El mercado tiene una forma longitudinal, por lo que los pasillos y el acomodo de los puestos está alineado de esa manera. Los espacios son reducidos, pues entre cada dos hileras de puestos, hay un pasillo, el cual no es muy amplio, y además suele haber mesas con ropa o mercancía en él. En los dos extremos del mercado, los puestos son en su mayoría de estructura metálica, con una lona como cubierta. Hay algunos otros con muros y techos de lámina, en el centro del mercado, hay una construcción, dentro de la cual se ubican otra serie de puestos. La construcción de estas instalaciones, aparenta ser muy improvisada, por lo que no se puede decir que es un espacio funcional. Un actor del lugar entrevistado comentó que le hace falta limpieza, botes para la basura y un buen drenaje.

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Figura 7. Usuarios y graffiti en Mercado Plaza Nueva.

Fuente: Fotografía propia

El estado del mercado, el cual ya se dijo, no es visualmente atractivo, ni cuenta con la infraestructura básica, sorprendentemente no es un impedimento para que la gente acuda en grandes cantidades, e incluso llegue a contribuir mediante su actividad y uso del lugar a que éste se aprecie más agradable de lo que en realidad es. Queda claro pues, que la calidad de lo construido y el contar con los servicios necesarios, es importante para un escenario urbano, pues lo material, tiene gran capacidad para influir, condicionar y favorecer a ciertos procesos como sería el hecho de que en la Plaza de Armas hubiera sanitarios y bebederos, o como también sería si en el Parque Extremo hubiera áreas sombreadas de descanso, sin embargo, es importante señalar que no se reduce a ello, pues como se observa en el mercado, a pesar de las condiciones de las instalaciones, parece funcionar sin ninguna dificultad mayor, lo cual tampoco quiere decir que un lugar en unas condiciones óptimas no facilitarían y favorecerían los procesos de interacción. Percepción del observador Lo que es posible percibir estando en cada uno de los tres escenarios es muy distinto, sin embargo, algo en común que tienen los escenarios en este respecto, es que en todos ellos, según el cuestionario aplicado, la sensación que le produce a la mayoría de los actores de cada uno son tranquilidad y bienestar, lo que nos hace comprender que un espacio público puede influir en la calidad de vida (Caquimbo, 2008).

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Al encontrarnos en la Plaza de Armas se percibe visualmente mucho movimiento, es todo un aparato complejo de sucesos, pues se observa gente caminando, gente sentada, observando, puedes algunas veces observar grupos de personas en torno a una que se dirige a todas ellas, danzantes, músicos, niños jugando, vendedores, palomas comiendo que luego se levantan en vuelo y metros adelante aterrizan. Los árboles imponen su color verde intenso, que contrasta con el azul del cielo, el kiosko remata la visual, pero sin quitarle la jerarquía y majestuosidad a la Catedral y a la Misión de Guadalupe, además de combinarse con el murmullo permanente que existe, algunas veces opacado por alguna voz potente que salta desde algún punto de la plaza, otras veces música, cascabeles, gritos promocionando alimentos en venta, el sonido del agua cayendo en la fuente y el aleteo de las palomas al pasar corriendo entre ellas algún niño, risas o llanto de algún infante. Los aromas son muy diversos también, en general la basura en las jardineras, cestos y la fuente no son agradables, algunos de los actores son personas sin hogar, que deambulan por la ciudad, su apariencia no es agradable a la vista, sin embargo son parte de la misma plaza, poseen ya su lugar y se funden en la imagen del escenario. La basura en el suelo se aprecia inmediatamente si bajamos la mirada, es mejor no hacerlo pues la vista al mirar hacia arriba es mucho mejor. El olor a gorditas en el comal atrae a las personas, el humo del cigarro también es común en el sitio, razonable siendo un lugar dónde la gente va a pensar, a pasar el tiempo o a buscarle un sentido a su día. En el Parque Extremo, es muy distinta la percepción, los estímulos son muy pocos, los grandes espacios abiertos generan un distanciamiento con los otros actores, la sensación inicial es de pequeñez ante espacios tan amplios, junto a la zona de la torre que impone su altura, si se sube a la cima de ella, puede dar sensación de vértigo, se siente el aire con mayor fuerza y la vista se amplía, dependiendo la hora del día es mejor y más clara, desde ahí observas gran parte de la ciudad y por supuesto, todo el parque, se observa a las personas muy pequeñas y es posible obtener una cierta sensación de libertad. Por su parte, el Mercado “Plaza Nueva” es el que más estímulos brinda, al ir aproximándose al lugar, inmediatamente se percibe el aroma a comida, el cual resulta muy agradable, y al entrar en el espacio del mercado, ves, escuchas y te topas con gran movimiento, gente caminando que no termina de pasar, familias enteras, mujeres con carreolas, niños corriendo, parejas jóvenes, grupos de amigos que caminan, se detienen a observar y luego continúan, luego un murmullo muy fuerte de las conversaciones que entablan clientes con los vendedores preguntando precios, pláticas entre amigas, música norteña por un lado, electrónica desde distintos puntos, olores a comida tradicional: gorditas, tacos, barbacoa, entre otras. una gran cantidad de objetos rebosando de las mesas, colores llamativos en los juguetes y ropa, las mesas con vasos de fruta y bolsas de frituras, gente gritando ofreciendo sus productos y algún perro callejero que se escabulle frente a ti. Esta diversidad de elementos percibidos no llegan a aturdir, pues aunque se perciben a la vez varios de ellos, existe un equilibrio entre el agitamiento de la dinámica y lo agradable de las sensaciones producidas. Es de relevancia recordar que, como se mencionó en el apartado anterior, este mercado no es el más óptimo en cuanto a instalaciones, ni está en las mejores condiciones, sin embargo, los flujos de personas, las interacciones, los encuentros, la mezcla de sonidos, las pláticas, los colores y movimientos que se perciben, de alguna

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manera compensan las carencias de equipamiento y logran que en dicho lugar se genere un cierto ambiente acogedor. Contexto urbano Un lugar por sí solo no se entiende de la misma manera como se entendería al lugar insertado en su contexto, pues en una ciudad ningún elemento es independiente, todos son afectados de algún modo por lo que les circunda. Por tanto, conocer el contexto de los escenarios es parte importante para comprender su dinámica, constitución física y procesos que se llevan a cabo en ellos. La Plaza de Armas, como se mencionó en otros apartados, está ubicada en el centro de la ciudad, por lo que su contexto tiene una dinámica distinta a la de cualquier otra zona, por el hecho de ser dónde se concentra la llegada de la mayoría de las rutas de transporte público, trayendo con este un gran flujo de personas por la zona. Esta plaza se sitúa frente a la Catedral, lo que le otorga inevitablemente un carácter religioso y espiritual, pues siempre se puede apreciar a alguna persona persignándose al pasar frente a ella. Al oriente de la plaza, se ubica un complejo de edificios comerciales, muy cerca de ahí está el Café Central, un establecimiento muy conocido y con mucha tradición, que de hecho, es el lugar que suple, de alguna manera, las funciones de la plaza cuando el clima es muy extremo, pues a las mismas personas de edad adulta que gustan de acudir a la plaza, se les puede encontrar en este café. Al norte encontramos de igual manera, comercios, algunas tiendas de artículos a bajo costo, restaurantes de comida rápida y farmacias. Al sur de la plaza, está el mercado, el cual también es un gran atrayente de personas. El contexto del Parque Extremo es muy distinto, éste se encuentra rodeado básicamente por avenidas de gran circulación, con excepción de una de sus colindancias, en la cual se encuentran zonas habitacionales. La zona donde está ubicado el parque se le conoce como “los hoyos” ya que son una serie de áreas verdes y deportivas ubicadas a lo largo de la vía conocida como “Rivereño”. Muy cerca de ahí está ubicado el Parque Chamizal, única referencia simbólica e histórica para el Parque Extremo, además del Puente Internacional Córdova–Américas. Las características del contexto, no poseen una carga significativa tan importante, pues este escenario al contrario de la plaza, no se encuentra inserto en un área histórica, o dónde se existan grandes lugares o construcciones que sean patrimonio o que impliquen memoria e identidad, salvo como ya se mencionó, el Chamizal, el cual no está del todo junto al parque. Además de lo anterior, el mismo parque es de reciente construcción, su inauguración fue en el 2006, por lo que también es difícil señalar una carga de patrimonio o historia. El Mercado “Plaza Nueva” está inserto en un contexto meramente habitacional, aunque en sí el predio donde se ubica sea “una isla”, la cual está delimitada por vialidades, todo el contexto son colonias populares. De aquí deriva el hecho de que la gran mayoría de los actores acudan a este escenario caminando, a diferencia de la Plaza de Armas, donde la mayoría de los actores acuden en transporte público, o del Parque Extremo dónde lo hacen en automóvil, según datos del cuestionario aplicado. Este contexto habitacional probablemente no le otorgue un valor histórico, ni de patrimonio al lugar, sin embargo, para los habitantes de esas colonias sí representa un lugar importante en su vida cotidiana, lo que le otorga un valor tradicional y simbólico para las

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personas que habitan ahí cerca, y que cada fin de semana “bajan” caminando con sus familias en busca de algún producto o simplemente en busca de un poco de distracción. Actores Mumford (1996) define la ciudad como un teatro para la acción social, en este teatro en el que se desarrolla lo urbano, son imprescindibles los agentes para desencadenar las interacciones que constantemente transforman el espacio urbano. Son estos actores los que hacen que cobre vida un escenario, pues así como no tiene sentido un teatro sin actores, no lo tiene tampoco una ciudad donde no intervengan sus habitantes que son quienes le otorgan la vitalidad. En la Plaza de Armas, los ancianos son nuestro actor más representativo, incluso antes del ingreso al escenario, es posible percatarse de ello debido a que se hallan ahí en un número bastante considerable. Son un grupo de cinco hombres, de edad avanzada, aproximadamente de setenta años, canosos todos ellos, los cuales siempre están sentados en las bancas que dan a la avenida 16 de Septiembre. Este grupo se caracteriza también por que visten bien, lucen limpios, casi todos ellos portan gorra o sombrero, y siempre se les puede ver con el periódico en la mano (Fragmento de diario de campo).

El grupo descrito arriba, es un grupo muy específico que es fácilmente reconocible, son aquellos hombres de edad avanzada que están en la plaza por gusto, no por necesidad, como algunos otros, este mismo grupo cuando el clima no permite permanecer ahí, se mueve al “Café Central”, lugar de gran tradición ubicado a una cuadra de la plaza. Además de este grupo de ancianos, existen otro tipo de adultos mayores que pasan gran tiempo ahí y que son reconocidos por los que van ahí seguido, y que incluso han creado ya relaciones de amistad con otros actores del lugar. Con palabras de un hombre joven entrevistado en la plaza: “Estos viejitos que están aquí de Juárez, es como esa estatua de que esta ahí mire (estatua de Tin–Tán)… ese según es el respeto de Juárez, ¿verdad? Nomás que no le habla… Estos viejitos son el respeto de Juárez” (Fragmento de entrevista). En el Mercado “Plaza Nueva”, los vendedores son actores fundamentales, la mayoría de los puestos son “familiares” y requieren que estén durante todo el tiempo en que está en funcionamiento el mercado. Son ellos los primeros en ser impulsores de las dinámicas de convivencia en el sitio. De entre ellos, destaca una mujer a la que llaman “La Coronela”, muy conocida por todos en el mercado: “La ‘Coronela’, una mujer obesa, de cabello blanco y edad avanzada es una de las líderes de la parte techada del mercado, ubicada al sur del mismo” (Fragmento de nota de campo). Esta mujer es conocida y respetada por todos los vendedores e incluso por algunos de los clientes, se le conoce por ser la que controla y lidera a los demás vendedores. Como en todo grupo humano, se requiere alguien que dirija y genere consensos. En este caso se trata de un mercado, pero habría que cuestionarse si dentro del espacio público en donde todos son actores sin distinción, surgen este tipo de actores o existe la necesidad de ellos para activar y mantener sus procesos de interacción. En el Parque Extremo, los actores son muy específicos, por las características del sitio, como se mencionó la mayoría son jóvenes, pero también existen actores secundarios como el abuelo que lleva a sus nietos pequeños, el padre o madre de familia que llevan a pasear o a ver entrenar futbol a sus niños, y que permanecen en las bancas ubicadas en la explanada,

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y los mismos niños, tanto los que van a aprender a andar en bicicleta o en patines, y pasean un rato o entrenan futbol en el área central de tierra. El espacio público es “territorializado y reterritorializado” (Delgado, 2003) constantemente por los actores, es decir, transforman el espacio permanentemente, y el espacio los transforma a ellos a la vez, pues con la interpretación constante e inconsciente que hacen de la vida y de los fenómenos y que es reflejada a través de sus prácticas en los espacios, desencadenan las interacciones que dan vida a la urbanidad. Usos y prácticas Las acciones realizadas en el espacio y las “maneras de hacer”, es decir los usos y las prácticas son determinantes para comprender cómo se produce el espacio público a partir de la relación entre lo físico–urbano y lo sociocultural, pues aunque se reconoce lo fundamental de los actores en el espacio público, pues sin actores no hay quién lleva a cabo las prácticas, también se afirma que la mayoría de estos son “transeúntes, alguien que no está ahí, sino de paso”. Y que entonces, no es el actor en sí mismo el que construye y transforma el espacio, sino las prácticas que en él realiza, “… las técnicas prácticas y simbólicas que lo organizan espacial o temporalmente, que lo nombran, que le recuerdan, que lo someten a oposiciones, yuxtaposiciones, complementariedades, que los gradúan o lo jerarquizan, son poco menos que innumerables, proliferan hasta el infinito, son microscópicas, infinitesimales, y se renuevan a cada instante” (Delgado, 2003). Cada escenario es objeto de usos distintos, los cuales van de acuerdo a su diseño y a la configuración física que posee. Por ejemplo, la Plaza de Armas es un lugar más de estancia, de reposo, ocio, encuentro y observación: La plaza se ve viva, mucha gente sentada simplemente observando, alguna otra fumando asiduamente, y algunos otros comiendo un burrito o quesadilla. Algunos parece que están ahí, pero su mente está en otro lado, por el contrario, algunos están demasiado atentos a quienes están a su alrededor y lo que hacen (Fragmento de diario de campo).

Muchas de las personas que acuden a la plaza buscan su espacio, un poco de tranquilidad y descanso, como se registró en el diario de campo, a varios de los actores se les observa con la mirada perdida en el horizonte, parece que su cuerpo está ahí, pero su mente no, entonces la plaza se convierte en un espacio de reflexión y meditación, donde las ideas y la imaginación fluyen, pues no hay nada ni nadie que se los impida. Por otra parte, hay otros actores que en la misma sintonía de descanso y reposo, lo hacen por el contrario, observando atentamente todo lo que sucede a su alrededor, desde estar viendo quién pasa, quién entablan conversación con quién, si alguna persona es nueva, o si ya la había visto antes, etcétera. La distracción se manifiesta de muchas maneras, incluso de algunas muy peculiares: Una señora se divierte aventando botellas de soda vacías al techo del tradicional kiosco, logrando con esto que las palomas vuelen asustadas. Esto llama la atención de los demás, todos observan el espectáculo. La señora hace esto una y otra vez, la gente de alrededor observa y sonríe (Fragmento de diario de campo).

Prácticas como ésta no son muy comunes de observar, sin embargo, son de las que más reacciones e interacciones generan en el espacio público. Jacobs (1973) lo manifiesta claramente al decir que “se deben buscar indicaciones o señales singulares, distintas a la generalidad” para comprender la ciudad de una manera más adecuada.

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Como se mencionó al inicio, las prácticas varían mucho dependiendo del escenario, y en el caso del Parque Extremo, su configuración va casi por completo dirigida a la práctica de deportes extremos, como bicicleta, patines y patineta, escalada en muro y rapel. Por lo que sus prácticas cotidianas se enfocan mayormente en eso: Dos adolescentes llegan patinando, lucen agitados, se detienen en los bebederos, donde hacen salir un gran chorro de agua que cae en el piso, beben agua, y luego se dirigen a las rampas, donde colocan sus tenis en una esquina. El mayor comienza a patinar con gran confianza, subiendo y bajando por las rampas el menor solo lo observa, luego el mayor lo llama para animarlo a que lo intente, y así lo enseña cómo patinar en las rampas durante un rato (Fragmento de diario de campo).

En el mercado, los usos son más bien relacionados al consumo, pues al ser un mercado, la dinámica gira en torno a ir caminando entre los puestos buscando mercancía. La mayoría de la gente va con la intención de comprar algún artículo, o al menos de buscarlo, para esto, los vendedores ponen lo más a la vista posible sus productos, para que la gente los pueda tener al alcance: “Las señoras toman las prendas una a una, las observan detalladamente, y van desechando lo que no les es de su agrado” (Fragmento de diario de campo). Todas las prácticas que se desarrollan dentro del espacio y el uso que se le da al mismo, se ve influenciado naturalmente por su constitución física, sin embargo, nos damos cuenta que éstas no se limitan a ello, tanto en el caso de la plaza, con la mujer aventando botellas al kiosko, en el parque, usando la torre de rapel como mirador, y en el mercado, usándolo como lugar de encuentro y no solo como de consumo, vemos que se reafirma lo que dice Marrero (2008) al hablar de que el espacio público se conforma por la espontaneidad y lo inesperado, lo cual hace inútil muchas veces intentar establecer generalidades. Apropiación Aunque ya se realizó un apartado en donde se analizan los usos y las prácticas, cabe aclarar que aunque en algunos casos los actores se apropian del espacio mediante los usos que le dan y las prácticas que realizan, no es una regla, pues existen aquellos actores que pueden usar el espacio y, sin embargo, no significa que por ello se hallan apropiado de él, es por esta razón que se consideró necesario analizar específicamente en este apartado la apropiación como tal. En la cultura Griega, el ágora no solo era escenario para la participación popular en los asuntos públicos, sino que era lugar de reunión permanente. Esta permanencia, no se refiere únicamente a una temporal, sino a una simbólica, que se expresa de distintas maneras y trae como consecuencia la manifestación de una identidad colectiva. La Plaza de Armas es un ejemplo concreto de un espacio que expresa cierta identidad colectiva, ya que dicho lugar es apropiado por algunos de sus actores diariamente, y muchas de las prácticas que en él se llevan a cabo, son manifestaciones de dicha apropiación, aún cuando ellos mismos no lo asimilen de esa forma. En la Plaza de Armas, según el cuestionario aplicado, un grupo importante de los actores, acuden diariamente o al menos dos o tres veces por semana, poseen una serie de prácticas que inconscientemente repiten, como el lugar dónde se sientan, las actividades, las personas con las que conversan, etcétera. Sin embargo, el cuestionario también manifiesta que la mayoría no tienen claro cuál es el beneficio que les otorga estar ahí, algunos dicen

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que no hay ninguno, pero a la vez, al preguntarles qué tan importante es el lugar para ellos, responden que mucho. Por otra parte, en el Parque Extremo la mayoría de los jóvenes que asisten a practicar el skating o el biking acuden frecuentemente, es decir, dos o tres veces por semana, y de la misma manera a la pregunta de qué tan importante es el lugar para ellos, más del 70% respondieron que mucho. En este caso, la importancia dada se expresa de una manera distinta, pues en este caso, para los practicantes del deporte extremo, no existe otro lugar con similar infraestructura en zonas cercanas. Según un joven entrevistado, este lugar sirve “Para que haya menos vandalismo, menos crimen”. En cuanto al Mercado “Plaza Nueva” las personas acuden, en su mayoría, cada fin de semana, pues son los únicos días que está funcionando el mercado. Los actores de este lugar, son habitantes de las colonias aledañas, y han conocido y acudido al mercado durante años, lo que significa un apego natural, pues el acudir es una práctica cotidiana para muchos de ellos. Esto, además de la inexistencia de lugares abiertos para la recreación y convivencia en este sector de la ciudad, genera que el mercado supla esta necesidad de recreación, distracción y convivencia, pues las malas condiciones del lugar, no parecen ser impedimento alguno para que sea ampliamente concurrido por la gente. 5. Reflexiones finales Si bien es cierto que la ciencia y la investigación en temas urbanos han evolucionado y han tenido un gran despegue en años recientes, también es cierto que los problemas urbanos han ido en aumento y toman una complejidad pocas veces fácil de enfrentar. Por una parte, creemos que la interpretación de lo urbano se da frecuentemente de una forma tímida, limitada, temerosa e insuficiente (Santos, 1990), lo que posiblemente esté otorgando una razón al cuestionamiento de ¿por qué si ha aumentado la investigación de lo urbano, para supuestamente comprenderlo mejor, cada vez pareciera que entendemos menos o que malinterpretamos todo? El comportamiento de lo urbano, y de la manifestación más clara de ello en la ciudad es el espacio público: misterioso, espontáneo, cambiante, en constante transformación, continuamente construyéndose, por lo que la mejor forma de poder entenderlo es “observar atentamente con las menos pre–expectativas posibles, las escenas más ordinarias, los acontecimientos más corrientes, e intentar averiguar después lo que significan y si entre ellos discurre algún vínculo que los relacione” (Jacobs, 1973: 17). Dentro del trabajo de campo, se pudo constatar que si bien, dentro de los escenarios se pueden establecer algunas aparentes generalizaciones, efectivamente las singularidades que se observaron y que se comentan en el Capítulo iv, son de las cuestiones que más riqueza interpretativa y reflexiva brindan. Si bien se observa, que alguna parte de la población ha optado por permanecer en un lugar donde sienta seguridad, como el hogar o el fraccionamiento privado, y evitar lugares demasiado expuestos, con lo cual se pudiera pensar en una disminución de actividad en el espacio público urbano, la dinámica observada expresó que aun existiendo estos factores de inseguridad y miedo, el espacio público urbano, sigue siendo insustituible desde el punto de vista de la naturaleza humana. Esta misma experiencia etnográfica, analizada desde las categorías utilizadas, aporta lo que cada una de ellas representa para la producción del espacio público urbano. Lo arquitectónico y el equipamiento influyen, limitan y favorecen directamente en el uso, en las

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prácticas y en los actores, sin embargo, no son del todo determinantes. La percepción en los escenarios, desde lo que se observa, lo que se escucha, en sí todo lo que se adquiere a través de los sentidos, como resultado de las dinámicas e interacciones, puede llegar a ser una verdadera compensación en la práctica, para las deficiencias físicas de los escenarios. Estos escenarios, insertados dentro de la estructura urbana, y lo que implican desde el punto de vista sociocultural, representan nodos de vida comunitaria y son la mejor manera de “hacer ciudad”. Los actores naturalmente representan la razón de ser no solo del espacio público urbano, sino de lo urbano en general, sin personas o actores que la vivan y le den vida, no tendría sentido nada de ello. Son los actores, los que territorializan el espacio público con su presencia y sus prácticas en los escenarios. Por tanto, estas prácticas realizadas por los actores, son las que permanecen y las que determinan el carácter público de los espacios, son la esencia del espacio público urbano, y se encuentran en estrecha relación con la parte físico–construida, llegando a influenciar y a ser influenciadas por ello. Las prácticas singulares, las no convencionales, así como las prácticas cotidianas son parte fundamental en la producción del espacio público urbano. Éstas últimas, las cotidianas tienen gran relación con la apropiación del espacio, pues en la cotidianeidad del uso de un lugar, y de la interacción en él, es que se va creando un apego natural por parte de los actores al espacio, lo que nos enfatiza la importancia de estos espacios en el contexto cotidiano de la vivienda, de los barrios y comunidades. Por último, la interacción social queda colocada como uno de los principales fundamentos y pilares del espacio público urbano, al ver cómo los distintos grupos sociales convergen en un mismo lugar y tal vez indirectamente se relacionan; cómo las familias siguen buscando espacios dónde desarrollar actividades que los saquen de la rutina y estrechen sus lazos; cómo niños, jóvenes y adultos, de distintas maneras, mediante diferentes usos y prácticas, hacen suyo el espacio público y lo convierten en parte de su vida cotidiana; y cómo la ciudad y los propios escenarios, sea plaza, parque, calle, acera, mercado o cualquier otro lugar de la ciudad, adquiere significado cuando esto sucede, es cómo se llega a comprender y a visualizar ésta producción del espacio público urbano, y es a través de esa conjunción de las dos partes, como el concepto adquiere sentido. Para los que opinan que el espacio público urbano ha muerto, que ya no se produce en las calles, y que está siendo “naturalmente” sustituido por otras prácticas postmodernas y otra clase de interacciones, el cuestionamiento es: ¿Es entonces sustituible la vida comunitaria, la vida pública en la ciudad? Si nos ponemos a analizar la clase de comunidad que están generando estas “nuevas formas de interactuar”, observamos grupos de personas desvinculadas, frías, incapaces de confiar en otros, autómatas, solitarios e incapacitados sociales, y tal vez conscientes de ello, podamos reafirmar nuestra idea frente a la necesidad de recuperar el espacio público urbano, primeramente comprendiendo cuál es su raíz, su sentido, sus formas de expresión, de representación, qué prácticas se llevan a cabo, cómo repercute la vivencia del espacio público urbano en la vida de las personas, y luego, qué es posible, dentro de la planificación urbana, aportar, generar, proponer, disponer, favorecer o concientizar sobre la importancia del espacio público en las ciudades, para que permanezcan vivos esos “motores sociales”, esos “corazones de la ciudad”.

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Efectos de la industria en la estructura urbana. El caso de una ciudad media en el occidente de México, 1994–2004 M a r í a A m p a r o d e l C a r m e n Ve n e g a s He r r e r a 1

E

n el periodo de 1940 a 1970 el modelo de sustitución de importaciones permitió un rápido y sostenido crecimiento económico; crecimiento basado casi exclusivamente en el mercado interno, que requirió de muy pocos centros de mercados predominantes y, aunado a las transformaciones sociales del período, dio lugar a la formación y consolidación de un sistema urbano excesivamente concentrado. En los años setentas, el agotamiento de este modelo de desarrollo económico, coincidió con los cambios en las tendencias de crecimiento urbano. Además, surge en México un fuerte interés por el planteamiento de políticas tendientes a reforzar a las ciudades de tamaño intermedio. Este creciente interés por las ciudades medias se debe, entre otras cosas, a la inquietud manifiesta de los organismos internacionales por los centros secundarios y al proceso de descentralización y desconcentración poblacional que experimentan algunas de las principales urbes del mundo. La crisis económica de las últimas dos décadas, los avances tecnológicos y el impulso al nuevo modelo de desarrollo basado en la apertura comercial, transformaron la estructura espacio–sectorial de la economía productiva. Los cambios en la estructura económica alteran necesariamente las tendencias de distribución del crecimiento urbano, lo cual potencialmente conduce a la reestructuración del sistema urbano nacional, hacia un modelo menos concentrado (Rodríguez, 1995). 1 Universidad de Guadalajara, Departamento de Estudios Regionales–INESER, Periférico Norte 799, Los Belenes, Zapopan, Jalisco, México, CP. 45100. [email protected] o [email protected]

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El proceso de urbanización tiende a fundamentarse, en mayor medida, en el crecimiento de ciudades medias y menores con potencialidades para ofrecer oportunidades de inversión, empleo y en general, niveles de vida similares o mejores que las ofrecidas por las grandes zonas metropolitanas. Si bien es cierto que se ha logrado, en algunos casos, el crecimiento económico de diversas ciudades medias en nuestro país, también es cierto que han tenido que enfrentar una compleja problemática urbana, la cual pone de manifiesto la falta de una adecuada planeación. Problemas que abarcan desde el crecimiento poblacional, elevados niveles de desempleo y subempleo, una creciente inseguridad pública, carencia de vivienda, deterioro de los ecosistemas, deficiencias en los servicios de agua, alumbrado público, recolección de basura, transporte y vigilancia, así como en la infraestructura y equipamiento de áreas verdes, escuelas, clínicas, hospitales, etcétera. Un ejemplo de ello es el caso de la ciudad de Ocotlán, que ha venido experimentando cambios en su desarrollo urbano, motivado por una descentralización y desconcentración poblacional de la Zona Metropolitana de Guadalajara (zmg) y la aparición de la industria mueblera como una de las actividades económicas más importantes de Ocotlán; ya que en las últimas cuatro décadas ha experimentado tasas de crecimiento poblacional mayores a esta zona metropolitana y un constante crecimiento del sector manufacturero. El desarrollo de esta industria al parecer está generando cambios descontrolados en el uso de suelo urbano. Por lo que, como veremos posteriormente de acuerdo con la metodología, es la industria mueblera una actividad económica importante en la ciudad. El objetivo de esta investigación responde a: ¿Cómo o de qué manera la expansión o crecimiento de la industria mueblera ha influido en la estructura urbana de Ocotlán? Ya que podría decirse que la distribución en el espacio de los elementos físicos en donde se desarrollan diferentes actividades, como las áreas para industria, habitación, comercio, servicios y vialidad, es condicionada por una serie de interrelaciones, ligas y flujos diversos generados por las actividades económicas, el comportamiento de los grupos sociales y de las instituciones públicas, etcétera. 1. Antecedentes Ocotlán se encuentra al suroeste de la región Ciénega.2 Como elemento importante de la región, cabe destacar que aquí se ubica una parte del corredor industrial cuyo impulso ha propiciado una mayor descentralización industrial en Guadalajara, por lo que la ciudad de Ocotlán es uno de los polos más importantes hacia los que se podría dirigir una buena parte de la mencionada descentralización. Al final de los años setentas, cuando la tasa de los saldos migratorios de algunas ciudades medias rebasa a la tasa de los saldos migratorios de la zmg, a partir de este momento termina el proceso de concentración e inicia el proceso de desconcentración de la población, acompañado del crecimiento acelerado de la ciudad media como Ocotlán (Arroyo, 1982). La evolución que ha presentado la ciudad de Ocotlán nos muestra que ha pasado de ser una localidad agrícola en los siglos xvi y xvii a una localidad comercial en los siglos xviii 2 Conformada por los municipios de Atotonilco el Alto, Ayotlán, La Barca, Chapala, Degollado, Jamay, Jocotepec, Ocotlán, Poncitlán, Tizapán el Alto, Tototlán, Tuxcueca y Zapotlán del Rey.

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y xix y finalmente, a ser una ciudad industrial desde finales del siglo xix hasta el presente. La ciudad ha mantenido un crecimiento poblacional sostenido desde la década de los cuarenta, ya que en 1960 la población urbana era de 25 416 habitantes, para el año de 1963 se le da el título de ciudad a Ocotlán, alcanzando para 1970 una población de 35 367 habitantes, en una superficie de 342.5 hectáreas, la cual se incrementa para 1980 a 445.6 hectáreas, albergando a 48 931 pobladores. En 1990 la traza urbana cubre 637.5 hectáreas con una población de 62 595 habitantes, cabe hacer mención que a estas fechas muchas industrias establecidas se ha expandido considerablemente; un ejemplo claro es camex, s.a. de Celanese, Industrias Ocotlán y otras como fábricas de muebles y talleres metal mecánicos. El extraordinario crecimiento que se ha venido registrando en décadas anteriores se sigue dando también en los últimos años, ya que para 1995 la ciudad contaba con 70 537 habitantes, para el 2000 con 75 350 habitantes y para el 2005 con 81 165 personas, representando el 90.3%, el 89.5% y el 90.8% respectivamente de la población total municipal, observando así una alta concentración poblacional. Cuadro 1. Población municipal y de la ciudad de Ocotlán Año

Población Municipal

Tasa de Crecimiento Municipal

Población de la Ciudad de Ocotlán

Tasa de Crecimiento de la Ciudad Porcentaje Poblacional de Ocotlán en la Traza Urbana

1960

31 916

1970

42 833

2.98

35 367

3.43

82.56

1980

59 196

3.28

48 931

3.14

82.66

1990

69 646

1.64

62 595

2.52

89.87

1995

78 128

2.33

70 537

2.11

90.28

2000

84 181

1.91

75 350

1.87

89.50

2005

89 340

1.35

81 165

1.41

90.85

25 416

79.63

Fuente: inegi. Censos Generales de Población y Vivienda, 1970, 1980, 1990 y 2000 y Conteo 1995

Como se puede observar en el siguiente cuadro, el crecimiento de la ciudad es notorio, tanto en la superficie urbana, como en población, pero este crecimiento no ha sido equilibrado ya que la densidad poblacional ha disminuido. Deduciendo que la ciudad está creciendo horizontalmente, y más que proporcional en relación con la población, quizás motivado por su base económica principal, ya que la industria mueblera está albergando una gran superficie de la ciudad.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

160

Cuadro 2. Superficie y población urbana de Ocotlán Año

Superficie de la Traza Urbana (Ha)

Población

Densidad

1970

342.5

35,367

103.26

1980

445.6

48,931

109.81

1990

637.5

62,595

98.19

1995

980.0

70,537

71.98

2000

1136.81

75,350

66.28

2005

1866.40

81,165

43.49

Fuente: inegi. Censos Generales de Población y Vivienda, 1970, 1980, 1990 y 2000, Conteo 1995 y 2005 y Planes Generales Urbanos del Gobierno del Estado SEDEUR 1990 y 2000.

Actualmente, Ocotlán por su actividad económica, ejerce una influencia regional y poblacional, ocupando un lugar preponderante con respecto a la región y a la entidad. En la ciudad de Ocotlán, la población ocupada fue de 31,707 personas en 2000, equivalentes al 37.9% de la población total y 99.23% de la población ocupada del municipio. Este último dato da idea tanto de la concentración en la cabecera municipal, como de la extraordinaria oferta de empleo existente en la ciudad y sus alrededores (inegi). En lo que se refiere a la estructura ocupacional de la ciudad de Ocotlán por grandes sectores de actividad económica, es la siguiente: actividades primarias 7.15%, secundarias 39.72%, terciarias 52.06% (inegi). En años anteriores, el municipio de Ocotlán presentaba una gran vocación por las actividades industriales, pero con el paso de los años se inclinó más por el sector terciario, posiblemente por el incremento poblacional y la concentración de habitantes en la ciudad, aunque esto se debió a la industrialización.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

161

Cuadro 3. Estructura de la población económicamente activa Año

1970

1980

1990

2000

Sector

Ciudad de Ocotlán

Estado

Absolutos

Relativos

Absolutos

Relativos

I

1340

15.1

305764

34.1

II

4111

46.3

244792

27.3

III

3426

38.6

346115

38.6

I

1067

7.5

267218

18.9

II

4697

33.0

313876

22.2

III

8466

59.5

832760

58.9

I

1181

6.6

234016

14.7

II

8983

50.3

597159

37.6

III

7720

43.1

757453

47.7

I

2,266

7.15

236,926

10.46

II

12,594

39.72

753,159

33.27

III

16,508

52.06

1,273,548

56.26

Fuente: inegi. Censo General de Población y vivienda, 1970, 1980, 1990 y 2000.

2. Industria Los censos parecen confirmar que en la década de los cuarenta hubo un cambio notable en la actividad del municipio. A partir de 1935 que se establece Nestlé, en esa década y la siguiente, se abren algunas fábricas de muebles. Esta producción industrial contribuye en la creación de condiciones para que se establezcan otras fábricas, entre ellas la Celanese. En 1947 empieza a operar esta compañía mexicana y, a la vez, comienza a aparecer una serie de empresas subsidiarias, entre ellas, es importante hacer notar la aparición, en el escenario productivo de Ocotlán, de talleres de muebles que tuvieron su origen en la madera que un tiempo fue requerida para la construcción de cámaras de producción para la leche condensada. En 1962 se establece otra empresa importante en las inmediaciones de Ocotlán, ahora se trata de Industrias Ocotlán, y su impacto es notorio en la población, dada la creación de un número importante de empleos, pues llegó a sobrepasar el millar en un lapso reducido de tiempo. Por ese entonces, Ocotlán es ya considerada una ciudad industrial, su población en una proporción importante era obrera y la economía giraba, por tanto, en torno a los salarios generados por las grandes empresas establecidas en su vecindad. Con el tiempo y los reajustes de personal de las grandes empresas se empieza a gestar una nueva etapa de industrialización para Ocotlán, a través del surgimiento de una generación de emprendedores que más tarde darían forma a la industria mueblera ocotlense. Desde mediados de los sesenta, pero principalmente a partir de los primeros años de los setentas se identificaban ya muchas personas preparadas y conocedoras de la fabricación de muebles;

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

162

muchos de los cuales habían trabajado en las empresas de la familia Chavoya.3 En la actualidad, Ocotlán se ha consolidado como una ciudad industrial. Sin embargo, hay una heterogeneidad en cuanto a la capacidad productiva, administrativa y tamaño de los productores. La industria mueblera de Ocotlán está integrada por aproximadamente 1500 empresas micro, pequeñas y medianas; muchas de ellas con una organización familiar, que frente a una decidida política de reconversión tecnológica en las grandes plantas trasnacionales emplazadas en la región, han tenido hasta ahora la capacidad para responder a las necesidades de generación de empleo. Esto ha sido posible dado lo intensivo de la mano de obra que caracteriza dicha actividad industrial. Las grandes empresas manufactureras de muebles por su parte, han concluido una primera etapa en su proceso de reconversión y tecnificación, operando ahora con un personal más reducido en comparación con el gran número de obreros y empleados que tuvieron durante los primeros años de la década de los ochenta. En la actualidad, emplean a más de cien trabajadores. La manufactura de muebles en Ocotlán es variada, se fabrican salas, comedores, recámaras, centros de juego, cocinas, closets, escritorios, alacenas, entre otros artículos. Las grandes empresas, además de fabricar lo anterior, también maquilan tableros para una gran compañía automotriz. En el presente se tiene un sector mueblero dinámico, en constante crecimiento, y por ello se ha constituido en el principal generador de empleos de la zona. Ocotlán es reconocido en todo el país como uno de los tres principales centros productores de muebles. A partir de 1996, cada año se organizan dos expomuebleras, a través de las exposiciones, los productores han logrado incrementar la demanda de sus bienes y servicios. De acuerdo con datos de un levantamiento censal del Centro Universitario de la Ciénega (CUCI) de la Universidad de Guadalajara, coordinado por el maestro Pedro Guerrero, se obtuvo el siguiente cuadro, que muestra el comportamiento del sector mueblero respecto al surgimiento y la estabilidad de sus industrias.

3 La empresa de la familia Chavoya fueron los pioneros de la industria maderera, su éxito se debe a que se convirtieron en el principal abastecedor de madera para las plantas ya establecidas, ellos son los que construyen las primeras cámaras de producción para la empresa Nestlé. La empresa familiar pionera se diversifica encontrando la oportunidad en la fabricación de muebles. A la fecha es una de las más importantes e innovadoras de la industria de muebles de Ocotlán.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

163

Cuadro 4. Periodicidad del surgimiento de empresas muebleras Periodo

Número de empresas

Porcentaje

Anteriores a 1985

15

6.20

1986–1990

12

4.96

1991–1995

17

7.02

1996–2000

42

17.35

2001–2005

41

16.94

2006–2008

51

21.07

No contestaron

38

15.70

No especificaron

26

10.74

Total

242

100.00

Fuente: Censo de la Industria Mueblera en la Ciudad de Ocotlán, CUCI, UdeG, 2008.

En él se observa que durante el periodo 1996–2000 se instalaron 42 empresas, que representan el 20.58% de las que contestaron, y de 2006 a 2008 iniciaron operaciones un total de 51, que representan el 25% de aquellas que respondieron. Lo anterior demuestra que predominan las industrias jóvenes, con menos de veinte años de existencia. Actualmente, la ciudad tiene un sector del mueble importante. En el 2005, un estudio4 define a Ocotlán como un municipio mueblero por excelencia y lo ubica como el segundo entre los diez principales municipios de Jalisco que se dedican a la fabricación de muebles excepto cocinas, muebles de oficina y estantería, después de Guadalajara. Esta industria ha crecido en los últimos años a tal grado que la producción se ha transformado y sofisticado en forma considerable. Han venido proliferando los pequeños y medianos talleres en todos los rumbos de la ciudad, en zonas habitacionales y comerciales, lo cual provoca incompatibilidad en los otros usos del suelo. Además, algunos talleres se encuentran en suelos irregulares, lo que agrava el problema. Por lo tanto ya que esta industria está asentada en un área urbana, es importante estudiar la estructura de esta área, su espacio físico y desarrollo de las actividades para después analizar qué efectos tiene esta industria en la estructura de la misma. 3. Estructura urbana La estructura urbana de una ciudad está constituida por una serie de elementos físicos en los que se desarrollan diversas actividades, entre ellas las áreas reservadas para industria, vivienda, comercio, servicios y vialidades, que se distribuyen de distintas formas en ella. En el análisis urbano, el destino del espacio geográfico de una región, ya sea para los destinos mencionados u otros, se denominan usos del suelo. La distribución en el espacio de estos elementos es condicionada por una serie de interrelaciones, vínculos y flujos diversos 4 Estudio de coyuntura, industria mueblera, industriales de Ocotlán, segundo semestre de 2005, recuperado de http//www.seijal.jalisco.gob.mx.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

164

generados por las actividades económicas y el comportamiento de los grupos sociales e instituciones públicas, entre otras. El ayuntamiento de Ocotlán, por medio del plan de desarrollo urbano, establece que la organización que se percibe del espacio y de las actividades urbanas es similar a la que presentan la mayoría de las poblaciones de la subregión Ocotlán–La Barca: a partir del primer asentamiento, el crecimiento se ha dado en forma de anillos, respetando la barrera natural que representa el río Santiago, que es también su límite político–administrativo. La parte más antigua de la ciudad, con los templos de la Purísima, la Parroquia y el Refugio, la plaza principal, la Presidencia Municipal y algunas otras construcciones civiles, son el centro de la población, donde se origina una zona comercial y de servicios que se extiende a lo largo de ocho cuadras de las calles Miguel Hidalgo y Francisco I. Madero, hasta la vía del tren que cruza la ciudad de oriente a poniente. Se identifican claramente tres centros barriales, ubicados en las colonias La Primavera, Camino Real, La Florida, Paso Blanco, Riveras del Zula y Nuevo Fuerte, y otro más en la colonia Mascota. El crecimiento urbano reciente, fomentado por el crecimiento industrial, se ha dado mediante el desarrollo de nuevos fraccionamientos, colonias o unidades habitacionales. Esto ha estructurado la ciudad en unidades identificables y, hasta cierto punto, autónomas en cuanto a su equipamiento; han aparecido sin orden manifiesto y con una traza siempre ortogonal. Aunque más adelante se observa, a partir de la instalación fabril, otra estructura urbana. Los siguientes mapas muestran cómo está estructurada la ciudad de Ocotlán a partir de la planeación urbana y de los cambios que se dieron de 1994 a 2004.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

165

Mapa 1. Estructura urbana, uso del suelo y vialidad, 1994

Mapa 2. Estructura urbana, uso del suelo y vialidad, 2004

Los efectos de la industria en la estructura urbana de ocotlán La interpretación de indicadores, se lleva a cabo tomando como referencia los planteamientos teóricos de los modelos de densidad, centralidad, usos de suelo y valor del suelo, entre otros, con la finalidad de interpretar de qué manera la industria afecta la conformación de la ciudad. Una vez analizado el comportamiento espacial de los indicadores a nivel ageb,5 también se considera el tiempo; en este caso se interpreta cómo se ha formado y ha cambiado la estructura urbana, es decir, se define la organización urbana en el tiempo y el espacio. La asociación espacial de los elementos de la estructura urbana de Ocotlán son para el último año estudiado, el de 2004, y para ver los cambios en cada uno de ellos se toman en cuenta los tres años estudiados: 1994, 1999 y 2004. Con base en los resultados, es posible decir que en las zonas de mayor jerarquía de centros (centros principales) habitan personas de bajo nivel socioeconómico.6 Estas zonas presentan buena cobertura de infraestructura. En cuanto a su estructura económico–espacial, en ellas se encuentran los niveles más altos de aglomeración de empleo, y aunque existe gran diversidad de empresas manufactureras, paradójicamente, no se observa que haya especialización.7 Los niveles de rentabilidad son bajos o no rentables, a pesar de que el valor del suelo es bajo y muy bajo. 5 Área Geo-Estadística Básica. División geográfica mínima empleada con fines estadísticos y censales por el inegi 6 La mayor parte de estas zonas se encuentran en las orillas de la ciudad y están conformadas por unidades económicas no habitacionales. 7 A pesar de que es muy alta su centralidad en la fabricación de muebles.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

166

Los subcentros, en su mayor parte, tienen un nivel socioeconómico medio y alto, y presentan alta cobertura de infraestructura. En estas zonas se aglomera un bajo nivel de empleo, y aunque en ellas hay gran variedad de actividades económicas, es muy baja la especialización en manufactura. Los niveles de rentabilidad son medios y presentan valores de suelo medios y altos. Los centros de barrio presentan los niveles socioeconómicos bajo y medio. Tienen alta cobertura en infraestructura, su estructura económico espacial muestra una combinación entre muy alta, alta y media aglomeración de empleo, acompañada de muy baja y baja especialización manufacturera. Los niveles de rentabilidad son bajos o no rentables, y sus valores de suelo van de muy bajos a bajos y medios. Los habitantes de las zonas clasificadas como sin actividades preponderantes, en su mayoría, tienen un nivel socioeconómico bajo. Estas zonas tienen una alta cobertura en infraestructura, su aglomeración de empleo está combinada entre muy alta y alta, y su especialización en manufactura es muy baja. La rentabilidad es muy baja, así como sus valores. Las variables infraestructura y aglomeración de empleo permiten plantear que la elección de localización de las actividades económicas está relacionada directamente con la cobertura de infraestructura, y la distribución de ésta tiende a beneficiar a las principales zonas de la ciudad. Por su parte, las variables aglomeración de empleo y nivel de especialización muestran una relación positiva en algunos casos ya que a más alta concentración de empleo es mayor la especialización. Es el caso de las ageb 041–1, 049–8, 059–1 y 026–7; en el caso contrario se encuentra el resto de las ageb, donde a más alta aglomeración es menor la especialización. Las ageb clasificadas como centros principales, que fueron determinados por la existencia de las tres actividades económicas, presentan muy alta centralidad mueblera; sin embargo, aunque tienen como principal actividad la industria manufacturera, su especialización es muy baja (ageb 023–3 y 024–8) y baja (ageb 035–6). Esto quiere decir que existe diversificación de actividades en el mismo sector. Estos resultados van en contra de lo que establece la teoría, cuando señala que las actividades terciarias son aquellas que generan centros urbanos y, a la vez, las que generan mayor densidad de empleo y tienen menor especialización. Con base en lo anterior, se estarían comprobando algunos de los argumentos según los cuales, la organización de la estructura urbana de Ocotlán ha sido determinada por la industria manufacturera. En cuanto a los cambios ocurridos en los tres años analizados, se observa que la estructura urbana de Ocotlán experimenta ciertas transformaciones. De los dos centros principales que existían en 1994, solo uno (024–8) permanece igual en los siguientes dos años, la otra ageb (020–A) aparece como subcentro en 1999 y como centro de barrio en 2004; en 1999 la ageb 043–0 aparece como centro principal, y en 2004 queda reducida a subcentro. Además, en este año las ageb 023–3 y 035–6 se indican como centros principales. Como se muestra en el mapa siguiente.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

167

Mapa 3. Cambios en la estructura urbana por su centralidad industrial, 1994, 1999 y 2004

Fuente: Elaboración propia

Al centro histórico de Ocotlán, que es considerado también como el centro de las actividades terciarias, se le clasifica como subcentro en dos años analizados. Al parecer el número de empleos es menor en este sector y tiene mayor influencia el número de empleados que trabajan en el sector manufacturero. En 1994 existían dos centros principales, ocho subcentros, siete centros de barrio y ocho sin actividad preponderante. En 1999 se observan dos centros principales, siete subcentros, once centros de barrio y catorce sin actividad preponderante. En 2004 se aprecian tres centros principales, seis subcentros, trece centros de barrio y 23 sin actividad preponderante. Hubo cambios entre las mismas ageb, ya que también cambiaron de categoría y de actividad principal. Lo que se puede observar en los dos primeros años es una centralidad difundida de manera lineal a lo largo de la vialidad 20 de Noviembre–Hidalgo. En 2004, aparece un nuevo centro disperso en el oriente de la mancha urbana. Por lo tanto, la organización de la estructura urbana está basada en la jerarquía de los centros, ya que un centro es de mayor jerarquía o principal cuando en él se concentra un gran número de empleos, los que no se concentran en ningún otro centro. Sus áreas de influencia son las más grandes, pues abarcan todo el territorio de la ciudad, mientras que en los centros de más baja jerarquía es menor su área de influencia y también disminuye el número de sus empleados, lo cual sucede hasta llegar al nivel de centro de barrio o colonia. Las áreas de influencia de dos centros de igual jerarquía pueden diferir en su forma y

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

168

magnitud. Las principales causas de ello son los diferentes niveles de densidad poblacional existentes en las áreas de influencia de cada centro; a mayor densidad de población el área disminuye. Esto ocurre en las zonas más consolidadas, cercanas al centro de la ciudad, y en las habitadas por las clases medias, las que configuran asentamientos de mayor densidad de población con más frecuencia.

Cuadro 5. Mayor jerarquía de los elementos de estructura urbana y los cambios en las ageb Centros principales

Alta centralidad mueblera

Alta cobertura de servicios

Alto nivel socioeconómico

Alta concentración de empleo

Bajo valor de suelo

1994

020–A 024–8

024–8

012–5 013–A 021–4

010–6

035–6 023–3 026–7

024–8

1999

043–0 024–8

024–8

020–A

025–2 010–6 037–5 043–0

026–7 027–1

024–8

2004

035–6 023–3 024–8

035–6 023–3 024–8 026–7

035–B 038–A 039–4 045–A 026–7 024–B 020–A

045–2 010–6 037–5 043–0

026–7 049–8 059–1

023–3 024–8 026–7

Año

Fuente: Elaboración propia

De acuerdo con el reporte de la Consulta de Información Económica Nacional (cien) del inegi sobre la composición de las ageb de la unidad geográfica E0630001 Ocotlán, la subunidad reportada como M–57/M–65 por ageb indica que la manufactura de madera y papel, clasificación que le asigna el inegi, concentra el mayor porcentaje de personal por actividad económica con el 37.6% del total de la unidad geográfica. Esta misma actividad, por ageb, genera la segunda relación ingreso/gasto más importante, ya que es la segunda en generación de mayores márgenes de ganancia de la región, lo cual ha permitido inversiones en un sinnúmero de empresas de todos los tamaños que, al menos en el caso de la manufactura de muebles, han aparecido en la zona sureste de la ciudad. Éstas se han venido convirtiendo en polos de atracción de mano de obra tanto de la región como de otras entidades y regiones del país. Con la aplicación de la fórmula sobre densidad de empleo por ageb se determinó que existe una densidad mayor de población ocupada, de hasta 14.6%, entre las ageb que reportan actividades concentradoras de la actividad manufacturera de muebles. Esto significa que la actividad mueblera, efectivamente, está influyendo en la organización de la ciudad, existe predominio de la industria en la concentración de población trabajadora por ageb, especialmente en el sur y el oriente de Ocotlán. Cabe mencionar que la industria mueblera ha venido creciendo de manera muy importante y capta casi el 38% de la población económicamente activa de la región Ciénega. También es importante, como se mencionó al principio, recordar que la industria ocupa

mayor superficie, ya que la ciudad está creciendo en forma horizontal de manera más que proporcional respecto al crecimiento de la población, pues ha disminuido su densidad poblacional. Al traslapar los mapas se puede observar que la mayor concentración de población ocupada coincide con el ageb de mayor influencia o centralidad en la ciudad, y que la densidad de las demás va decreciendo conforme disminuye la importancia de su centralidad. Si se comparan los mapas de los distintos años estudiados se aprecia un aumento importante de esta influencia o centralidad de la industria manufacturera; lo cual significa que esta actividad está determinando la estructura urbana, pues tiene efectos multiplicadores o consecuencias que hacen que el uso del suelo cambie. Uno de los principales resultados de la relación entre indicadores es que, efectivamente, la industria está influyendo en la conformación de la estructura urbana de Ocotlán, ya que la localización intraurbana de la actividad mueblera determina que haya una mayor concentración de empleos en general, con la consecuente demanda de servicios e infraestructura. Es inevitable que las relaciones entre un sistema (estructura urbana) y otro (industria) se manifieste en un constante estado de flujos. Por lo tanto, se identifican entre ellos —sobre todo en el sistema de estructura urbana— cambios de gran complejidad. Por lo tanto, las diferentes actividades que se observan en un sistema se pueden interpretar como los usos de suelo. En la búsqueda de una interpretación de la estructura urbana con respecto a las fuerzas que intervienen en la organización del espacio urbano y tratando de no hacer una interpretación basada solo en los modelos tradicionales que explican la conformación de las ciudades, se analizaron los procesos de conformación del espacio urbano recientes en que han estado inmersas las ciudades de América Latina en las últimas décadas. El enfoque latinoamericano de la interpretación urbana contempla procesos que reorganizan en lo interno a la ciudad, como la reconversión industrial, la orientación de flujos de capital y el mercado inmobiliario. Esto conduce a un nuevo modelo de ciudad. Uno de los modelos de la estructura urbana de la ciudad latinoamericana, difundidos más ampliamente, es el propuesto por Griffin y Ford en 1980. Éste identifica los elementos estructurales que diferencian el espacio urbano a partir de los patrones de edificación, infraestructura y equipamiento, calidad de los servicios y los distintos niveles socioeconómicos de la población (Janoschka, 2002: 304). Este modelo, denominado diferenciación socioespacial urbana, reproduce una estructura circular que recuerda los modelos concéntricos de distribución de usos de suelo desarrollados en la primera mitad del siglo pasado. Localiza al distrito central de negocios en el área central, y una zona de transición y los estratos socioeconómicos medio y bajo en las coronas exteriores. A la estructura circular antigua se sobrepone una estructura sectorial conformada por áreas industriales, centros comerciales y el sector residencial, el cual se desarrolla a lo largo de las principales vías de comunicación. Sin embargo, este modelo no toma en cuenta los recientes cambios estructurales de las ciudades debido al surgimiento de la industria o de nuevas redes de desarrollo. En el caso de la ciudad de Ocotlán, tiene un nuevo esquema de ocupación espacial que fragmenta el mosaico urbano y excluye socialmente de acuerdo con lo siguiente: 1. La élite urbana rompe con los esquemas tradicionales de localización a lo largo de las

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

170

principales vías y se dispersa en el espacio suburbano de la ciudad. 2. Existe mayor difusión de los comercios y servicios, ya que el antiguo patrón de localización a lo largo de las vialidades principales y buscando a los estratos sociales altos se atomiza en el espacio urbano y releva de algunas de sus funciones al distrito central de negocios o al centro histórico. 3. Se ha generado una dispersión de industrias en la ciudad, con industria suburbana, localización que determina los flujos de transporte, con lo que se altera la estructura urbana. Si bien es cierto que la intensidad y magnitud de cada uno de estos cambios estructurales difiere de una ciudad a otra, la literatura y diversos estudios de caso apuntan en una misma dirección: la creciente fragmentación del espacio urbano y la modificación de la estructura urbana. Por lo que se pudo observar, en Ocotlán hubo cambios de centralidad en los tres años analizados, cambios que han sido decisivos para identificar sus efectos en la estructura urbana. En el análisis de este indicador, se observa la presencia de una estructura lineal que se superpone a la configuración tradicional del modelo sectorial de ciudad. De esta manera, entre los elementos estructurales de los viejos modelos (constituidos por el centro de la ciudad, la zona de transición, las zonas residenciales de clase alta, media y baja, o la zona industrial en decadencia) dispuestos en forma concéntrica en el espacio urbano sobresalen los centros industriales, que se mencionan a continuación. Centros industriales importantes, con espacios de actividad productiva diversificada Este modelo resume, sin duda, el desarrollo más reciente de la ciudad, el cual tiene que ver con los grandes cambios estructurales que experimenta la sociedad en su conjunto. El desarrollo industrial de la ciudad ha causado grandes cambios en el espacio urbano, que han dado una nueva configuración a la estructura de la ciudad. Por un lado, las funciones urbanas se reorganizan en el espacio. Algunas actividades económicas tienden a desconcentrarse, lo que provoca dispersión de ellas en la mancha urbana; otras se concentran y generan una alta centralidad que tiene como resultado nuevas centralidades, y a su vez, induce cambios en el modelo tradicional de la ciudad. El recuento del desarrollo de la ciudad y la aplicación de índices de funcionalidad permiten observar que Ocotlán es una ciudad diversificada en lo espacial y social, y dista de presentar una distribución homogénea de sus elementos. El acelerado proceso de crecimiento demográfico, el crecimiento de la mancha urbana y la necesidad de ampliar los sistemas de infraestructura han modificado los patrones tradicionales de centralidad, que a su vez han motivado la creación de subcentros de diversas categorías, diversificado y expandido otras actividades económicas, como la industria. La ciudad presenta un alto grado de concentración económica en diferentes zonas. De hecho el plan de desarrollo urbano ubica centros principales, es decir, aquellos que concentran las actividades más importantes de la ciudad, y también se habla de centros barriales cuyos mercados apenas cubren su espacio inmediato. Los diversos centros principales y sus cambios en el tiempo confirman que la zona céntrica empieza a perder importancia y es posible que aparezcan nuevas zonas económicas en la ciudad, lo cual afectará su estructura urbana. A continuación se presentan dos mapas resumen en los que se observa el traslape y

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

171

análisis espacial de los indicadores. Estos mapas muestran los cambios que se dieron en la estructura urbana de Ocotlán.

Mapa 4. Estructura urbana a partir del resultado de indicadores, 1994

Mapa 5. Estructura urbana a partir del resultado de indicadores, 2004

Fuente: Elaboración propia

Fuente: Elaboración propia

El crecimiento demográfico de Ocotlán se ha caracterizado por una gran concentración poblacional en su área urbana. La satisfacción de la demanda de trabajo, vivienda, educación, salud y seguridad ha causado severos problemas y es un desafío constante a la planeación urbana de la ciudad. Tales problemas se han agudizado y, dada su tendencia al crecimiento, se puede afirmar que aumentarán las dificultades en la dotación de servicios y satisfactores. De acuerdo con los resultados preliminares del XII Censo General de Población y Vivienda 2000, Ocotlán era el décimo primer municipio de Jalisco, en cuanto al número de habitantes, y su crecimiento poblacional se vincula al impulso de la industrialización – principalmente de la actividad mueblera– desde la década de los setenta del siglo pasado, proceso estimulado por la llegada a la ciudad de campesinos, en su mayoría de regiones vecinas. El proceso de industrialización convirtió a Ocotlán en un lugar atractivo para los migrantes rurales, quienes encontraron trabajo y obtenían ingresos que elevabaron su nivel de vida. Por ello, en general, la rápida urbanización y la dinámica industrial han ido de la mano en la ciudad. La industria mueblera de Ocotlán, sustentada en el trabajo y los conocimientos empíricos, se encaminó hacia su desarrollo y consolidación.

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Como en el caso de la población, el crecimiento industrial se ha caracterizado por una gran concentración. Actualmente, en la zona urbana de Ocotlán se encuentra el 93% de los establecimientos industriales y el 78% del personal ocupado en la industria, de acuerdo con datos obtenidos mediante la investigación de campo. Por ello se puede afirmar que el desarrollo industrial de Ocotlán sigue generando empleo y concentrando actividades económicas y población. Los usos del suelo han cambiado debido a la dinámica poblacional e industrial, y han surgido problemas graves como caos urbano, de usos del suelo y deterioro ambiental. El crecimiento urbano e industrial de Ocotlán no estuvo acompañado de una planeación urbana y espacial que permitiera un ordenamiento territorial en el que coexistieran en armonía las actividades económicas con los asentamientos humanos. La ausencia de tal planeación generó un deterioro gradual del ambiente, con efectos negativos. El acelerado crecimiento físico es la expresión espacial del dinamismo demográfico y económico. Esto se desarrolla a la par de un cambio rápido de los usos del suelo, sobre todo de agrícola a residencial, industrial y comercial. Durante las décadas de los ochenta y los noventa, el área ocupada por la manufactura en la zona de influencia de Ocotlán aumentó en forma considerable. En ella se asientan industrias que responden a dos tipologías: las plantas trasnacionales grandes (compañías Nestlé y Celanese Mexicana), por un lado, y las micro, pequeñas y medianas (muebleras, principalmente), por otro. Las primeras, instaladas en suelo clasificado como industrial, tuvieron desde un principio acceso a la infraestructura básica necesaria: traza urbana adecuada, terrenos amplios, dotación de servicios, vías de comunicación apropiadas. Concebidas para atraer inversión e inducir un ordenamiento territorial de la actividad industrial, se vinculan estrechamente a las vías del ferrocarril. En cambio, la industria mueblera micro, pequeña y mediana –aproximadamente el 90% de los establecimientos fabriles– se caracteriza por su dispersión territorial. Este tipo de establecimientos existen en Ocotlán desde 1935 y se localizan principalmente en los barrios habitacionales y de clase media baja. A diferencia de las grandes empresas industriales, surgieron como producto de decisiones privadas y no en respuesta a políticas urbanas específicas. En la actualidad, ambas tipologías representan un problema grave de la incompatibilidad de usos del suelo y la contaminación ambiental que configuran la estructura física de la ciudad. La incompatibilidad reside en la mezcla de usos industriales del suelo con zonas habitacionales de alta densidad poblacional. Esta situación hace más vulnerables a grandes grupos de población y que la ciudad sea más susceptible de sufrir los efectos de los contaminantes. El fuerte dinamismo urbano–industrial de Ocotlán produjo un rápido crecimiento de la ciudad, de la concentración demográfica y de la actividad económica, además de una diferenciación socioespacial y fragmentación social. La transformación acelerada y no planeada de los usos del suelo generó caos urbano, lo cual hizo a la ciudad más susceptible a peligros que pueden afectar a un número importante de personas. En resumen, la localización de las industrias en las ciudades representa diversas ventajas, que han sido definidas como externalidades y economías de aglomeración y permiten el empleo de infraestructura común, equipamiento colectivo, servicios generales y, en especial, mano de obra abundante y calificada. Tal relación conlleva la aparición de

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deseconomías, que se concretan en conflictos, fricciones sociales, deterioro del entorno e impactos al medio ambiente, cuya resolución queda invariablemente en manos de los organismos públicos. Conclusiones Como otras ciudades medias de México, Ocotlán empezó a desarrollarse a mediados del siglo xx. Desde entonces pasó de ser una ciudad dedicada en forma predominante al sector primario a una urbe orientada sobre todo a la industria secundaria y terciaria, en la que ocupa un lugar importante. La planeación urbana de Ocotlán y la inversión que ha hecho el gobierno para apoyar su desarrollo industrial y social se refleja en los mapas de este trabajo. En ellos se aprecia el crecimiento del área urbanizada durante el periodo en estudio, especialmente en el sur y el oriente de la mancha urbana, donde están las principales empresas fabricantes de muebles abiertas en los últimos años. El cambio de la estructura urbana en Ocotlán obedece al impulso industrial y a una planeación hecha por los gobiernos municipales con base en el crecimiento demográfico. Entre ellos el actual, que pretende controlar el desarrollo urbano, el uso del suelo, los precios de éste y la distribución poblacional. Los comercios de Ocotlán empezaron a dejar de concentrarse en el centro y muchos han abierto en la periferia, si bien, la parte céntrica es la que cuenta con mayor inversión comercial. El crecimiento de la mancha urbana en torno al centro es una tendencia encontrada en la mayor parte de los estudios de urbes mexicanas del tipo de Ocotlán. Por su composición y planeación original, en estas ciudades, el centro es la zona comercial, industrial y de servicios más importante, pero en su caso dicha fuerza original se ha desplazado. La actividad industrial ha sido determinante en el desarrollo urbano de Ocotlán, y por lo tanto en la forma que ha venido adquiriendo su espacio construido. Pero esto no ha sido de manera adecuada ya que el crecimiento de la manufactura en muchos casos es incompatible con los demás usos del suelo; éste es uno de sus principales efectos en su estructura urbana. En este trabajo se comprueba la hipótesis de que la estructura de la ciudad ha sido determinada en buena medida por la industria mueblera, que ha causado diversos problemas, pues el desarrollo urbano es simultáneo al crecimiento poblacional, lo que tiene como consecuencia déficit de servicios y contaminación. En Ocotlán, como en otras ciudades industriales, al distribuirse las actividades humanas en el territorio, crean patrones que no son producto de la casualidad sino resultado de interdependencias en lo económico, que se manifiestan en el espacio geográfico. Las alteraciones en los patrones espaciales inducen cambios en los patrones de demanda y de producción, el uso de la tecnología o la organización social y política. El desarrollo económico y social de Ocotlán se refleja en el patrón de su asentamiento; en su sistema de flujos e intercambio de bienes, servicios, dinero e información; en sus patrones de viajes al trabajo y en la inmigración, así como en la definición y articulación de la economía urbana y su zona de influencia. Así pues, si se acepta que el patrón espacial refleja el grado de desarrollo, no es aventurado pensar que debe existir una estrategia óptima para una organización espacial que facilite el desarrollo económico.

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Así, el análisis de los elementos de la estructura citadina permite observar la complejidad de un espacio urbano cada vez más consolidado, en donde se ve cómo la organización urbana se modifica debido, en buena medida, a la localización y relocalización de la industria. Como se ha dicho varias veces, Ocotlán es una ciudad muy dinámica y compleja cuya estructura se ha modificado. Su estructura actual es prueba fehaciente de que ha pasado por distintas etapas de urbanización y deja ver el predominio de diversos sectores de la economía, lo que define su ritmo de desarrollo y su crecimiento. Lo anterior se debe a que Ocotlán presente problemas de ordenación y planeación de su territorio por su proceso de configuración y estructuración. Ahora se solucionan inconvenientes con la concepción de instrumentos normativos aplicables solo a un problema y en un momento determinado, pero se dejan afuera los demás factores o variables que influyen en la estructura de la ciudad. No se examinan las distintas variables causantes de los problemas, y no se solucionan estos, solo se hacen arreglos someros. Dos factores importantes han sido causa de la transformación de la estructura urbana de Ocotlán. Uno es el incremento de la población, estrechamente relacionado con la consolidación de la ciudad mediante la ocupación de los pocos espacios internos que no se habían urbanizado; el otro son sus actividades económicas, que se combinan con otros giros, como vivienda con industria y ésta con comercio y servicios, hasta que predominan las actividades económicas en las zonas residenciales. Como se dijo en los capítulos iii y v, el área urbana tiene escenarios distintos en su estructura; presenta zonas de usos mixtos ligadas a los modelos económicos que han predominado en la ciudad y al comportamiento de la población respecto al desarrollo económico y urbano. De esta forma, al examinar la estructura de la ciudad y definir el comportamiento de la actividad industrial, se encontró lo siguiente: 1. La distribución de las actividades económicas originó una estructura urbana que, a su vez, permitió el reacomodo de las mismas, ya que sus componentes ascienden o descienden en jerarquía. 2. Las actividades que desempeñan los habitantes en las diferentes zonas de la ciudad hacen que cambie el escenario y propician que se incremente el valor del suelo, lo cual depende especialmente del tipo de actividad que predomine en cada lugar. Por ejemplo, en la zona centro–oriente de Ocotlán tienden a concentrarse los servicios de calidad aceptable y es donde la industria presenta un centro principal. 3. El proceso de industrialización de Ocotlán ha propiciado el surgimiento de una nueva estructura urbana, lo cual implica que haya cambios no solo en el uso del suelo, sino también en la morfología de la ciudad, que está vinculada especialmente a la movilidad. 4. Las tendencias del crecimiento urbano, su vinculación con la estructura y los cambios de uso de suelo, originan movimientos de población; así, la ciudad concentra mayor volumen de personas en la actividad industrial. Su relocalización en el interior de Ocotlán se comprueba al constatar los cambios en la tasa de crecimiento poblacional de algunas ageb y en los cambios en el nivel socioeconómico y en los usos del suelo. 5. La actividad industrial tiende a aumentar en zonas donde se supone que está restringida; después se convierten en receptoras de diferentes actividades, lo que induce una nueva forma de vida y de movimiento urbano.

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Por lo tanto, es necesario empezar a aplicar estrategias en los ámbitos del medio ambiente, la economía, lo social y lo urbano, para lograr la integración en el ordenamiento y la planeación del territorio. Por otra parte, la estructura urbana de Ocotlán está supeditada a la zonificación y las normas de ordenación que se establecen en sus modelos de configuración, los cuales no se actualizan con la periodicidad necesaria ni contemplan estrategias de largo plazo. Se revisan y modifican cada tres años, lo cual no garantiza que el comportamiento de las actividades económicas sea el adecuado para la situación que se presenta. A ello se agrega que proliferan los usos de suelo incompatibles entre sí, mismos que se legalizan mediante derechos adquiridos o gracias a la nueva situación de la zona. Los resultados demuestran que una zonificación no es la mejor forma de planear, porque esta planeación es poco flexible y no siempre es favorable para los inmuebles. Por ello no se puede asignar el uso de suelo que demanda el usuario, aunque esté perfectamente adaptado para desarrollar una actividad determinada. La estructura urbana de Ocotlán está ligada a los procesos y modelos de distribución en los cuales las actividades económicas definen el patrón de desarrollo. El norte de la ciudad cuenta con la mejor infraestructura vial, y también con los mejores servicios de agua potable, electricidad y alumbrado público; en esta parte existe arbolado y reciben mantenimiento los parques y camellones, lo que ha favorecido el cambio en la estructura urbana. Este dinamismo ha modificado notablemente también los usos del suelo, que obedecen a la demanda de la población y a sus actividades económicas. En otras palabras, el uso del espacio sirve de apoyo a las iniciativas económicas de la sociedad. El desarrollo urbano se supedita a la actividad económica principal en un momento determinado de Ocotlán. De manera que la organización de su espacio citadino tiene que ver directamente con la forma como se le concibe hoy. Las ageb forman unidades en la ciudad; las hay residenciales, industriales o mixtas, y por su concentración, centralidad o densidad de una actividad, se pueden jerarquizar para definir sus centros principales. En la mayor parte de las ageb tienden a mezclarse diferentes actividades. En el caso de Ocotlán es difícil encontrar un ageb con uso de suelo homogéneo. Una vez más, la industrialización se refleja en la estructura urbana, y por ende en grandes cambios de uso del suelo. Esto se observa en los mapas de Ocotlán correspondientes a los años de 1994, 1999 y 2004. Los indicadores de centralidad, densidad, concentración, rentabilidad y nivel socioeconómico muestran los cambios ocurridos en la estructura urbana, a la vez que reflejan la funcionalidad y organización de la ciudad. Cada indicador forma una unidad en Ocotlán, pero al mezclarse unos con otros se observan los cambios que la actividad industrial induce en la mancha urbana, los usos de suelo y la organización espacial. Los tres sectores de la economía muestran cambios de localización evidentes. Con el desplazamiento de los giros industriales se concentran comercios y servicios en las mismas ageb donde se encuentra la industria. Los escenarios pueden cambiar según los giros industriales dominantes, que se concentran en el sur y el oriente de Ocotlán.

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Vacíos urbanos: espacios de oportunidad para los procesos de reestructuración urbana, Ciudad Juárez Chihuahua

L u i s H e r r e r a Te r r a z a s 1

E

studios llevados a cabo en el año 2008 por el Instituto Municipal de Investigación y Planeación (imip) de Ciudad Juárez Chihuahua, muestran la existencia de 10 735 lotes baldíos de diferentes tamaños, dentro de la ciudad, totalizando la suma estos espacios una superficie de 9160 hectáreas. El crecimiento poblacional va muy ligado al crecimiento expansivo de la ciudad, esto como resultado de una baja densidad. Los aumentos de suelo que se presentan en la ciudad muestran claramente este proceso, entre los años 1960 y 1990 el incremento que se dio en la mancha urbana fue de 300 hectáreas anuales, en este periodo se da la instalación de industria maquiladora en la ciudad, este fenómeno atrajo una gran cantidad de personas para cubrir los requerimientos de mano de obra, lo que implicó la implementación de políticas de vivienda para los trabajadores. Entre 1995 y 2000 el crecimiento que se dio fue de 1037 hectáreas anuales. A partir del año 2000 hasta el 2005 el crecimiento tuvo una disminución, pasando a 423.35 hectáreas anuales. Cabe mencionar que como antecedente de la problemática del aumento de baldíos que se presentó en la ciudad, para el año 2003 ya se tenían contabilizadas aproximadamente 3 mil hectáreas de terreno desocupado (pdu, 2009). El mayor crecimiento de Ciudad Juárez se presentó entre los años 2005 y 2008, siendo este 2456 hectáreas anuales (pdu, 2009). La presencia de espacios vacíos no solo es parte de la conformación de Ciudad Juárez, la existencia de lotes baldíos se presenta en todas las grandes ciudades del mundo, y se pueden entender como “quiebres en el paisaje” (Guerra, 2009). Los predios baldíos son 1 Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Av. Lienzo Charro 450 La Cima, Ciudad Juárez, Chihuahua, México. [email protected]

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espacios que se van quedando dentro de la mancha urbana y no se desarrollan ni se les da uso que potencialmente pueden tener, de aquí que no se cumpla con el propósito básico del uso del suelo. (Guerra, 2009). Dentro de los objetivos específicos que debe perseguir la planeación urbana, está el de buscar el bienestar colectivo y la calidad de vida, de igual forma, debe tener en su planteamiento, el buen uso y aprovechamiento del suelo y de la infraestructura de la ciudad. La presencia de los terrenos baldíos dentro de la mancha urbana provoca que esta perspectiva que debe seguir la planeación urbana, no se logre, ya que la existencia de baldíos en la ciudad, ocasiona un desaprovechamiento y desperdicio de infraestructura. Las posibilidades de oportunidad de uso que tienen los espacios vacíos en la ciudad se pueden identificar por medio de procesos de reestructuración urbana, de aquí que el propósito de este escrito sea referido a esta temática. Para iniciarlo se planteara como se ha venido abordando el vacío urbano, concepto con el cual se trabajará en este escrito. Se continuará con un acercamiento a la problemática de los vacíos urbanos, esto a partir de autores que han abordado el tema y su presencia en Ciudad Juárez, por último, se planteara una visión sobre la oportunidad de uso que tienen los vacíos urbanos dentro de los procesos de reestructuración urbana. 1. Vacío urbano, su conceptualización De los trabajos más importantes referentes a la temática del vacío urbano esta lo realizado por Nora Clichevsky (1999), la cual dentro de sus investigaciones hace referencia a vacant land, término que se da en ingles a la tierra vacante o desocupada, la autora aborda este fenómeno con diferentes connotaciones entre las cuales están: baldíos, predios baldíos, tierras desocupadas, tierras disponibles, terrenos libres, terrenos vacíos, terrenos desocupados y sitios eriazos. La definición que da la autora de tierra vacante se refiere a “espacio actualmente desocupado situado dentro de los límites urbanos. Se excluye de esta definición parques, plazas o áreas de protección ecológica destinadas para el uso público”. La tierra vacante, sin embargo, en América Latina hace referencia a los espacios remanentes que quedan como parte de la dinámica estructural de la ciudad, se refiere a los terrenos que quedan vacíos o subutilizados que se encuentran dentro de la mancha urbana, que aunque se encuentran con toda la estructura y servicios para su funcionamiento, no son aprovechados ni utilizados en su potencial (Fausto y Rábago, 2001). Esto muestra por consecuencia que existe una contrariedad con la función social de la propiedad, la cual debe ser servida para su utilización. América Latina, Europa y Estados Unidos, dentro del interior de sus ciudades tienen terrenos vacantes, y no como espacios planificados ni como parques, sino como espacios o terrenos vacíos que se encuentran en espera de ser reutilizados o utilizados, estos espacios pueden ser denominados en Estados Unidos y Europa como vacíos urbanos, urban voids, tierras derrelictas, derelict land, espacios perdidos o muertos lost/dead spaces, tierra incognita y tierras cafés, brownfield (Guerra, 2009). Los brownfields son definidos por la agencia estadounidense de protección ambiental (usepa) como espacios “abandonados, ociosos o subutilizados donde la expansión industrial y comercial o sitios de reurbanización se complica por la contaminación ambiental real o percibida que pueden aumentar los costos, el tiempo o la incertidumbre de un proyecto

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de reurbanización”. Por otro lado, la Oficina de Evaluación Tecnológica de Estados Unidos (ota), da una definición, aunque muy similar a la anterior, agrega que son sitios donde la reconstrucción se puede obstaculizar, no solo por las posibles contaminaciones, sino que se ven influenciadas por una mala ubicación, porque pueden contar con una infraestructura vieja y obsoleta y otros factores de menor índole, los cuales tienen relación con el decaimiento de un barrio (Davis, 2002). Los brownfields por lo regular se encuentran relacionados a zonas urbanas que en un determinado tiempo fueron industriales y están desocupadas, comúnmente son áreas deprimidas. Como se puede observar, en el mayor de los casos que se refieren para describir o definir los vacíos urbanos, se hace referencia al abandono, tal es el caso de derelict land que se refiere a un lugar abandonado por sus dueños u ocupantes. Una definición que permite comprender mejor el termino de tierra vacante la dan Carrión y Carrión (1999) y esta dice que son: “[…] parcelas de suelo de diversa extensión, ubicadas dentro del perímetro urbano, que cuentan con disponibilidad cercana o directa de infraestructura básica y accesibilidad, sin un uso específico y que no contienen edificaciones permanentes”. El vacío urbano es considerado por algunos autores como un espacio intersticio, y en algunos casos se determina como un “no lugar”, el cual se presenta en las ciudades como un espacio ausente, deteriorado, como un cuerpo inactivo, que dentro de la estructura urbana de la ciudad representa un espacio caduco y sin identidad. Johana Araque (2011) cita a Marc Augé (1992) para dar una interpretación de “no lugar”, donde menciona que el lugar se encuentra íntimamente ligado a la historia, la identidad y a las relaciones, por lo tanto, aquel espacio que no tenga estas definiciones se le considera un “no lugar”. Solá Morales (2002), hace mención al terrain vague, el cual se puede visualizar o apunta directo a lo que es una acepción que se puede tener del vacío urbano, y lo define de la siguiente manera: Son lugares aparentemente olvidados donde parece predominar la memoria del pasado sobre el presente. Son lugares obsoletos en los que solo ciertos valores residuales parecen mantenerse a pesar de su completa desafección de la actividad de la ciudad. Son, en definitiva, lugares externos, extraños, que quedan fuera de los circuitos, de las estructuras productivas. Desde un punto de vista económico, áreas industriales, estaciones de ferrocarril, puertos, áreas residenciales inseguras, lugares contaminados, se han convertido en áreas de las que puede decirse que la ciudad ya no se encuentra allí. Son sus bordes faltos de una incorporación eficaz, son islas interiores vaciadas de actividad, son olvidos y restos que permanecen fuera de la dinámica urbana. Convirtiéndose en áreas deshabitadas, inseguras, improductivas. En definitiva, lugares extraños al sistema urbano, exteriores mentales en el interior físico de la ciudad que aparecen como contraimagen de la misma, tanto en el sentido de su crítica como en el sentido de su posible alternativa.

Rodrigo Messen (2005) ubica los “no lugares” como aquellos espacios faltos de identidad, de relaciones y de memoria; de la misma manera, como Solá Morales (2002), hace referencia a las vías ferroviarias, autopistas y aeropuertos. Sin embargo, el espacio vacío

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urbano de esta forma deja fuera de cualquier expectativa de utilización, ya que la visión de estos autores los “no lugares” son áreas que deben permanecer en el estado en que se encuentran. Por tanto, es importante ver las otras perspectivas que se tiene del vacío urbano para lograr determinar una concepción del término. En ¿Gestión promocional o privatización de la gestión urbanística? Juan Carlos Etulain (2008), menciona que el vacío urbano es una connotación que se da a partir de los años setentas hacia algunas situaciones urbanas, de las cuales se tiene diferente denominación según el contexto, da como ejemplo el terrain vague en Francia, “terreno baldío” en España, y vaste land en Inglaterra. Otra forma de categorización de los vacíos la da Massen (2005), refiriéndose sobre todo, a lugares obsoletos, extraños, que en determinado momento fueron quedándose dentro de la mancha urbana, por estrategia o por olvido, pero que no carecen de memoria o significado. En primer término plantea el “vacío residual”, el cual vendría a ser un área que se encuentra adyacentes a los “no lugares’, pueden ser los bordes de las autopistas, espacios que no se les puede intervenir para darles un uso ya que son dependientes de estructuras mayores (Messen, 2005). Como segunda categorización aparecen los “vacíos intersticiales”, que a diferencia de los “vacíos residuales” estos si pueden ser intervenidos, se les puede poner un valor, son aquellos espacios que quedaron sin ser consolidados, o les falto la ejecución final, son parte del equipamiento o áreas verdes. Guerra (2009) define el “terreno intersticial”, como lotes residuales que se van quedando en la ciudad por las grandes urbanizaciones, aparte de ser reservas de tierra que pueden llegar a urbanizarse El tercer tipo es el “vacío por obsolescencia”, el cual entraría en la categoría del intersticial, se le considera dentro de otra categoría, ya que a pesar de contar con toda la infraestructura están en desuso por algún cambio productivo, se encuentran en abandono, como viejas instalaciones de industrias o transporte. Y como última categoría están los “vacíos sobre paisajes vagos”, que serían que por cuestiones geográficas, de paisaje o por su gran escala no se deben o pueden intervenir, como cerros o causes de agua (Messen, 2005). Guerra Saldias (2009), citando a Fausto (2005: 2), da la definición del Banco Mundial referente a la tierra vacante el cual dice “[…] aquellos espacios construidos o utilizables –terrenos, edificaciones, grandes conjuntos o zonas– que se localizan al interior de áreas urbanizadas y que se encuentran desocupados, o bien, cuyo uso parezca ser inferior a su potencial de aprovechamiento urbano” (Guerra, 2009). Aquí se hace ya referencia a otros dos aspectos que ayudaría a comprender más lo que es un vacío urbano, tal como se pretende ver desde este estudio, y que se refiere al abandono, y la subutilización de los espacios o edificaciones. El espacio es algo que forma parte de la estructura de una ciudad, puede ser cuantificable y abordado de forma subjetiva, puede ser ocupado por algo físico o se puede construir en base a sucesos o comportamientos, por lo tanto, el espacio es un lugar que forma parte de la ciudad donde puede o no existir una edificación, o simplemente ser un pedazo de tierra con significado o sin él, dependiendo desde qué perspectiva se quiera analizar. En este caso ese espacio es un lugar con ausencia de uso, donde existe un desaprovechamiento o subutilización, por esto se considera un vacío urbano. Como se ha podido apreciar durante el recorrido bibliográfico a través del trabajo de diferentes autores que abordan el vacío urbano, ya sea llamado tierra vacante, lote intersticio,

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urban voids y sitios eriazos. La finalidad es abordar una problemática que se presenta en las ciudades, donde se muestran espacios que se van quedando dentro de la mancha urbana, y como se planteó con anterioridad y por la mayoría de los autores, espacios sin uso, y ninguna actividad ni productividad en la conformación de la estructura urbana. A partir de la revisión de cómo se han denominado en diferentes estudios el desuso de los espacios en la ciudades, se puede llegar a determinar que se habla de espacios vacíos, que no tienen una utilidad y están en desaprovechamiento, por otro lado se aprecia que estos lugares están dentro de la ciudad, por consiguiente si lo urbano es todo lo que estudia a la ciudad, se puede concluir que el concepto de vacío urbano puede incluir en su mayoría las diferentes acepciones que se revisaron en este apartado. Figura 1. Vacío urbano localizado en la colonia Chaveña en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Fuente: Tomada por el autor

Los vacíos urbanos se pueden observar al recorrer algunas áreas de Ciudad Juárez, un ejemplo de ello es la Figura 1, donde se puede apreciar un lote baldío y una construcción en deterioro avanzado, generando problemas de imagen y desuso. Según Carmona (1995), la existencia de los vacíos urbanos en cualquier ciudad representan un problema vistos desde una perspectiva de la planeación urbana. Las edificaciones abandonadas, las construcciones sin concluir y los baldíos, originan graves inconvenientes para la ciudad, como el caso de la subutilización de la infraestructura, el uso de los servicios públicos, el gasto familiar propiciado por el transporte en el que hay que trasladarse, pérdida de tiempo por

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estos recorridos. Por otra parte, los vacíos urbanos, producen una especulación del suelo, generando un encarecimiento de éste. Motivos por el que la población de bajos ingresos tiendan a desplazarse hacia las periferias de la ciudad, lugares donde el costo de la tierra es más bajo, lo que propicia que la mancha urbana se extienda cada vez más, lo que por consecuencia genera un requerimiento mayor de servicios y su encarecimiento. (Méndez, 1999). 2. Problemática de los vacíos urbanos Una vez conceptualizado el vacío urbano, se presentará un acercamiento de como se ha abordado esta problemática por diferentes autores. Iniciando con Susana Godoy (2006), que presenta al vacío urbano como un problema donde existe el desuso o abandono, son espacios que están insertos en la trama urbana, los cuales forman parte de una estructura y se encuentran en franco desaprovechamiento, produciendo efectos negativos en la expansión natural de la ciudad (Godoy, 2006). Son espacios que se pueden considerar como escenarios disponibles, con un gran potencial para ser llenados, para recuperar o darles una identidad, son áreas preparadas para ser reinventadas, listos para darles un uso y volver a ser parte de la ciudad (Martínez, 2008). Cabe hacer mención a lo que hace referencia Godoy (2006), sobre los factores que determinan la formación de los vacíos urbanos, entre estos se encuentran los efectos tocantes a los comportamientos a prácticas colectivas y sociales, estas determinan o definen qué tanto puede ser usado o dejado de usar un espacio, el cual en un momento determinado por la falta de actividad u ocupación puede pasar a convertirse en un vacío urbano. También existen las diferencias en gustos y preferencias que determinan el valor, ya sea positivo o negativo del territorio. Otro factor determinante es el crecimiento poblacional y cómo se ubica este dentro de la traza urbana, que por lo regular tiende a localizarse en áreas de nueva creación, lo que genera un abandono y desuso de ciertas áreas de la ciudad, las más comunes son las áreas viejas o centrales. Como tercer factor se pueden observar los efectos económicos y políticos, que en caso de crisis, pueden tener incidencia en lo referente a la industria y el sector inmobiliario, y por último está el factor de la continuidad y control de las políticas públicas que tienen regulación y control del uso del suelo. De los análisis más completos sobre vacíos es el de Nora Clichevsky (2002). El objetivo principal de esta autora fue el de verificar el peso del baldío, su origen y las implicaciones urbanas. Para Clichevsky, los vacíos en la ciudad son producto o consecuencia de complejas y múltiples acciones de los diferentes intereses de agentes privados y públicos. Estas acciones no solamente pueden ser de índole económica, tambien de situaciones medioambientales, culturales o de seguridad. Otro elemento que puede estar dentro de estas implicaciones es el funcionamiento del mercado de tierras con escasa regulación, ya que aunque los baldíos no se utilicen, encuentran en el mercado activo del suelo. Clichevsky (1999) hace mención de que en la mayor parte da las ciudades en Latinoamérica no cuentan con políticas claras ni marcos jurídicos en referencia a la tierra vacante. Y donde sí existen leyes, la autora menciona a Río de Janeiro, no resultan eficaces ya que solo se limitan a ser declaratorias. Otra de las situaciones que presentan las legislaciones es la poca o nula referencia al medio ambiente. El vacío urbano puede ser una opción viable e importante en la sustentabilidad urbana, aunque esto implica una mayor coordinación entre las acciones ambientales y los sistemas de planeación de las ciudades.

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Figura 2. Vacío urbano localizado en la avenida Insurgentes en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Fuente: Tomada por el autor

La existencia de muchos vacíos urbanos, como en el caso de lo que se muestra en la Figura 2, y localizado en una de las principales avenidas de Ciudad Juárez, traen por consecuencia una gran cantidad de espacios subutilizados que se encuentran ubicados dentro de la ciudad. Esto provoca que se especule con ellos por parte de los propietarios, al dejarlos en espera de un aumento de valor y así poder generar una mayor plusvalía (Guerra, 2009). En el caso del acaparamiento del suelo con propósitos especulativos, puede tener dos vertientes, positiva o negativa, no siempre puede tenerse un beneficio, aunque en el fenómeno especulativo del suelo la mayor expectativa siempre es positiva, y en caso de que se presente la posibilidad negativa, el suelo se queda inactivo, en espera de una utilidad. Lo que genera una problemática mayor, que sería la temporalidad que puede durar vacante un espacio en espera de un cambio en el mercado para obtener un beneficio económico. Cuando el suelo es parte de una acumulación o acaparamiento, algunos propietarios simplemente esperan a que se presenten oportunidades de venta o que se presente una oferta que les genere buena utilidad, misma que estriba, en términos económicos, tener el baldío sin uso durante el tiempo necesario como un mecanismo para crear capital (Chávez, Valladares y Aguirre, 2008). Uno de los factores más importantes de la especulación es tener la seguridad del precio, factor que, en el mayor de los casos, el propietario del bien quiere asegurar, aunque esté en función de la oferta y la demanda. Como parte de este proceso especulativo, el terreno baldío en la ciudad se queda en espera del momento propicio de utilización, manejado por los intereses económicos de sus propietarios.

Cuadro 1. Usos del suelo en Ciudad Juárez Usos del suelo

2001

2008

Hectáreas

%

Hectáreas

%

Habitacional

9992.00

45.17

12 229.22

40.69

Industrial

1844.00

8.34

1806.43

6.01

Servicios

2144.00

9.67

1728.42

5.73

Espacios abiertos

605.00

7.73

169.19

0.56

Vialidades

5040.00

22.78

5231.00

17.40

Baldíos

2500.00

11.30

9160.47

30.48

Totales

22 122.00

100.00

30 052.35

100.00

Fuente: Elaboración propia, con información del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (imip), con información del levantamiento en campo y cartografía del imip, (pdu, 2009).

El Cuadro 1, donde se muestran los usos del suelo en Ciudad Juárez, se visualiza claramente que para el año 2001 se contaban en la ciudad 2500 hectáreas de suelo desocupado, siendo esas el 11.30% de la superficie de la ciudad, sin embargo, el aumento ha sido considerable ya que para el año 2008, este porcentaje creció al 30.48% de la superficie de la mancha urbana. Aunque lo más preocupante dentro de esta información, está la disminución de los espacios abiertos, que se podría creer que al existir un aumento en todos los usos de suelo, el espacio abierto también debería crecer, sin embargo sufre una disminución, pasando de un 7.73% a un 0.56%. Como se puede entender, el suelo es un componente esencial de la estructura urbana, el cual cobra una singular importancia al momento que el uso y el valor se convierten en factores que impulsan o retraen el desarrollo de un lugar (Zuleica y Rosas, 2010). Como se pudo apreciar en la comparable de aumento del espacio baldío y en disminución el espacio libre. Para continuar en este apartado, es conveniente abordar algunos antecedentes del crecimiento de Ciudad Juárez. La morfología de la ciudad hasta 1940 fue de manera estable y compacta. Sin embargo, la incorporación de la industria maquiladora, como actividad económica principal de la ciudad, a partir de la década de los sesentas, generó una mayor demanda de mano de obra que se estableció en la frontera, la cual estuvo muy relacionada con el crecimiento de la mancha urbana. (pdu, 2002: 23). Las limitantes geográficas de la ciudad (el Río Bravo y la conformación de la sierra) propiciaron que el crecimiento fuera hacia el poniente de la ciudad y los valles agrícolas (nororiente). Se calcula que el valle de Juárez perdió 1700 hectáreas de tierra entre 1965 y 1980, esto como producto del crecimiento de la ciudad (pdu, 2009: 27). Entre 1980 y 1989 la industria maquiladora mantuvo en su empleo un crecimiento sostenido, y a partir de 1994, a raíz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte fue cuando se mostró un incremento de demanda de mano de obra, llegando a su punto más alto en el año 2000. Entre los años 2000 y 2002 hubo una pérdida de 63 255 empleos. El comportamiento de densidad poblacional va a la par con el crecimiento expansivo y disperso de la mancha urbana, cuya comparación de su crecimiento promedio, en el periodo comprendido entre 1960 y 1990 fue de 300 hectáreas anuales, de 1995 al 2000, el cre-

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

185

cimiento anual tuvo un considerable aumento a 1037 hectáreas anuales, a partir del año 2000 hasta el 2005 se redujo a 423.35 hectáreas anuales (para el año 2003 se detectaron aproximadamente 3000 hectáreas de baldíos dentro de la mancha urbana), para volver a despuntar en solo tres años 2005-2008 a 2456 hectáreas anuales (pdu, 2009, p. 27). La existencia de vacíos urbanos dentro de Ciudad Juárez, se pudieron haber presentado como producto de un crecimiento de la mancha urbana desarticulado, con zonas sin desarrollo. Para el 2008 había ya 10 735 lotes baldíos, los cuales suman 9160 hectáreas de terreno ocioso (dato obtenido en el imip), generando problemas de valor e imagen dentro de las zonas donde se encuentran ubicados. En el Cuadro 2 se puede ver en forma específica cómo se presentan los incrementos históricamente, en hectáreas, del crecimiento en la superficie de Ciudad Juárez.

Cuadro 2. Crecimiento histórico de Ciudad Juárez Año

Superficie (hectáreas)

Incremento (hectáreas)

1950

909.22

1960

3060.37

2155.15

1970

5899.63

2835.26

1980

10 795.11

4895.48

1990

14 049.3

3254.19

1995

15 363.74

1314.44

2000

20 553.00

5189.26

2005

22 684.77

2131.77

2008

30 052.89

7368.12

Fuente: Elaboración propia, con información del imip, con datos de inegi, (pdu 2009)

La forma en que se ha dado la expansión urbana y el crecimiento poblacional detectado por el municipio en Ciudad Juárez, han ocasionado problemas no previstos en los planes actuales, la situación geográfica y el carácter habitacional de los nuevos desarrollos constituyen un detonador para los problemas urbanos, que de no atenderse o tomarse las previsiones necesarias, se pueden agudizar (pdu, 2009: 6). El plan de desarrollo urbano de Ciudad Juárez (2002) hace una referencia a la problemática existente de desarrollo en la ciudad mencionando que “persiste la descoordinación, la desintegración y la falta de una visión común que pueda coadyuvar a la resolución de la problemática urbana y al aprovechamiento del potencial de desarrollo en la localidad”. (pdu, 2002: 5). Las estrategias para organizar el espacio, dotar de servicios básicos y el proporcionar a los ciudadanos de condiciones adecuadas de bienestar han sido insuficientes. Más aún, sí se acepta que las soluciones a los problemas urbanos se deben plantear en la medida de los recursos y posibilidades económicas disponibles. El abandono y descuido repercute en una desvalorización de algunas áreas, esto ya como

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producto de la localización y un entorno deteriorado, lo que produce como consecuencia que estas se conviertan en zonas de baja rentabilidad. Por lo expuesto anteriormente, y percatándose de que los vacíos urbanos insertos en la ciudad son los espacios que pueden, abordándolos desde una perspectiva de reuso, convertirse en espacios de oportunidad. 3. Oportunidad de uso de los vacíos urbanos en la reestructuración urbana Los vacíos urbanos pueden ser espacios de oportunidad que, bien aprovechados, permiten ordenar la ciudad y detener, en cierta medida, el crecimiento excesivo de territorio urbano, sobre todo, si se desea una ciudad competitiva y enfocada al desarrollo sustentable. Analizar los vacíos urbanos y la frecuencia en que se detectan dentro de la ciudad, principalmente en zonas que aún no se consolidan totalmente, ayudaría a detectar los problemas de valor dentro de las áreas que pudieran tomarse para su consolidación. Ciudad Juárez, al igual que otras ciudades de la frontera norte del país, registra un proceso de concentración demográfica y urbanización acelerada, donde se da una alteración constante del medio físico, lo cual provoca que la ciudad se defina y reconfigure. En la ciudad se puede identificar un gran dinamismo económico y un potencial de desarrollo que brinda el tener la condición de región binacional, aunque al mismo tiempo, existe una rezago en la dotación de infraestructura y equipamiento para una gran parte de la población. (pdu, 2002: 5). Clichevsky (1999) hace referencia a que el vacío urbano y su integración al mercado, como parte de las tierras urbanas, son temas que han sido poco estudiados en América Latina. De igual forma menciona que los estudios realizados son de carácter descriptivo más que analítico, ya que únicamente se muestran estadísticas referentes a cantidades, dimensiones, localización, entre otros. Sin embargo, las transformaciones sociales, económicas y políticas actuales, ponen otra perspectiva de análisis sobre estos espacios, lo que ha generado un giro en su percepción, y lo que pasó de un problema, se ha convertido en una oportunidad. Un estudio comparativo de tierra vacante realizado en seis ciudades de Latinoamérica (San Salvador (El Salvador), Lima (Perú), Rio de Janeiro (Brasil), Santiago de Chile (Chile), Buenos Aires (Argentina) y Quito (Ecuador), patrocinado por el Instituto Lincoln y que fue dirigido por Nora Clichevsky en el año 1998, se examinaron diferentes categorías de tierra vacante, la problemática que generan y el uso potencial que pueden tener. Este estudio se realizó con el apoyo de diferentes investigadores, donde además se analizó el papel que juegan los agentes públicos y privados en el manejo del vacío urbano. En las conclusiones de esta investigación se pudo determinar que los espacios libres son elementos integrales de los complejos mercados de tierras y tienen afectación en las políticas fiscales en materia de desarrollo urbano, por lo tanto, se determinó que estos vacíos urbanos tienen un gran potencial para el desarrollo a gran escala de las ciudades analizadas. Otro factor importante que se encontró en esta investigación es que el manejo de estos espacios podría ayudar a mejorar las condiciones de las áreas donde se encuentran, de igual manera también sería posible lograr reducir la polarización social, así como fomentar una mayor igualdad para sus habitantes (Clichevsky, 1999). La reestructuracion urbana es una de las formas de aproximación a la problemática del vacío urbano, ya que su estudio puede ser una herramienta importante para la comprensión de los procesos urbanos y la prospectiva de las ciudades. De igual forma, si se definen

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187

bien los elementos del proceso y lo que implican, se pueden tener bases sólidas sobre propuestas de políticas públicas para la soluciones de las problemáticas (Kunz, 2009). La definición de reestructuración urbana se planteará de forma breve, cuya intención es identificar la implicación y relevancia en el desarrollo de este texto; se toma la de la referencia al proceso donde la estructura territorial de una ciudad se va modificando (Kunz, 2009). También entendidos estos procesos como las transformaciones que por motivos de cambios de actividades se presentan en zonas delimitadas, como el caso de los barrios o colonias, estos cambios pueden ser de tipo habitacional, comercial, industrial o de servicios (conavi, 2010). Cabe señalar que Kunz (2009) se basa en tres precisiones para determinar la estructura urbana, la primera es referente a la distribución territorial de las actividades, los usos del suelo, la segunda hace referencia al arreglo territorial de los usos del suelo, que dan como resultado una morfología especifica, donde aparece la distribución de actividades en el territorio y los patrones de densidad ocupacional. La tercera precisión de la estructura urbana se refiere su dinamismo, pues se encuentra en constante cambio, producto de la interacción de desarrolladores inmobiliarios, gobierno y ciudadanos comunes. En lo que se refiere a la planeación urbana integral, las instancias de gobierno tienen pleno conocimiento de los elementos que inciden y se deben aplicar en materia de desarrollo urbano, todo esto en condición de lograr un mejor ordenamiento territorial. Aunque para concretar esto, es necesaria la elaboración y actualización de los instrumentos de planeación urbana actuales, los cuales sirven para establecer, los lineamientos en cuestión de dicho ordenamiento, sería posible que con los nuevos instrumentos de planeación se pueda lograr un desarrollo más justo en términos sociales, más competitivo en términos económicos, mas sustentable en términos ambientales, y más equilibrado en términos territoriales (pdu, 2009). Sin embargo, muchas de estas estrategias o instrumentos, están condicionadas a diferentes intereses o situaciones de índoles políticas, económicas o ambas. Cuando se detectan en el interior de la ciudad vacíos urbanos como producto de áreas que entran en un estado de decadencia o abandono, se pueden iniciar procesos de reestructuracion urbana (conavi, 2010), por lo cual, en una primera instancia, es necesario definir cuáles son los factores que podrían determinan tales estados. Uno de los elementos básicos que se debe considerar son los cambios demográficos, que son resultado de un crecimiento poblacional, lo que implicaría mayor necesidad de vivienda, empleos y servicios; como segundo factor estarían los cambios económicos, los cuales se pueden dividir en dos dimensiones, una es la economía de la ciudad, la cual está en condición de las nuevas inversiones y la capacidad de los gobiernos locales de generación de empleos y satisfactores, la otra es la economía familiar la que indica que si se incrementa esta economía, aumenta la demanda de sus consumos (Kunz, 2009). Un tercer factor determinante sería el de cambios tecnológicos, donde se insertan los cambios de tecnologías de transporte, de comunicación, de acceso a los servicios, entre otros, los cuales modifican las formas de ocupación de la ciudad. Por último se podría tener el de factor de cambios normativos, donde por medio de los planes de desarrollo urbano se pueden acelerar o retardar los cambios de transformación de la estructura urbana (conavi, 2010).

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Figura 3. Vacío urbano localizado en la avenida Insurgentes en Ciudad Juárez.

Fuente: Tomada por el autor

En la Figura 3 se muestra un vacío urbano, localizado al igual que la Figura 2, en una avenida de primer orden dentro de la ciudad, que cuenta con todo lo necesario para poder ser reutilizado, ya que en este espacio se encontraba anteriormente una casa habitación en un avanzado estado de deterioro y fue demolida. Acerca del potencial que pueden tener los vacíos urbanos conavi (2010), menciona que estos pueden ser tomados en cuenta, como espacios subutilizados que ayudarían en un redesarrollo. El trabajar con el vacío urbano permite un aprovechamiento de la infraestructura existente, aparte de permitir ocupar espacios que disfrutan con ventajas de localización y de servicios dentro de la ciudad. Dentro del redesarrollo, como lo muestra conavi (2010), se puede hablar que ésta es una primicia hacia el impulso de nuevas inversiones y nuevas construcciones, como reemplazo de edificaciones que ya terminaron su vida productiva. El redesarrollo permite un reaprovechamiento de la ciudad interior donde las edificaciones ya son obsoletas, no solo en lo que respecta al deterioro físico, sino también a las que ya no son económicamente rentables, pueden ser sustituidas por construcciones que generen mayores beneficios económicos. Cuando se habla de una reestructuración de la ciudad se tienen que tener en cuenta que no solo se pueden abordar los procesos de deterioro y abandono como únicas opciones de recuperar el espacio subutilizado, se tienen que visualizar de igual manera aquellos espacios que se encuentran en desuso como los baldíos, los cuales forman parte de lo considerado un vacío urbano.

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189

Los procesos de reestructuración urbana como transformaciones de la estructura urbana, que incluye la distribución de actividades (habitación, servicios, comercio e industria), en las diferentes localizaciones, se basan en la operación de los mercados inmobiliarios, que son los que están determinados por la búsqueda de la máxima producción de rentas urbanas, es decir, la mayor obtención de beneficios (Kunz, 2009). De aquí que el aprovechamiento de los vacíos urbanos que cuentan con una ubicación dentro de la ciudad, puedan ser vistos como espacios de oportunidad y se conviertan en un componente primordial para lograr llevar a cabo estos procesos. Los vacíos urbanos se pueden considerar como escenarios disponibles, con un gran potencial para ser llenados, para recuperar o darles una identidad, son áreas preparadas para ser reinventadas, listos para darles un uso y volver a ser parte de la ciudad (Godoy, 2006). Son elementos integrales de los mercados de tierras de las ciudades que afectan las políticas fiscales y a la sociedad en general (Cavalieri, Gerscovich y Wainstein, 2010). Son el reflejo de una mala aplicación de normatividades, políticas urbanas o estrategias de desarrollo dentro de la ciudad. Conclusiones Después de realizar un recorrido en trabajos de investigación sobre los espacios en desuso y cómo los autores han utilizado diferentes términos y significados para denominarlo, se puede mencionar que en el mayor de los casos, son espacios desaprovechados dentro de la ciudad. Por tanto, se puede determinar que el concepto de vacío urbano englobaría en su mayoría estas visiones, sobre todo si se entiende el vacío como una la ausencia de contenido, sin uso, y lo urbano como todo lo referente a la ciudad. Por tanto, y a manera de conclusión, se puede decir lo siguiente: los vacíos urbanos son espacios remanentes, intersticiales o abandonados que están desocupados, desaprovechados, subutilizados, en desuso e insertos en la mancha urbana. El análisis de los vacíos urbanos forma parte del entendimiento de los movimientos que se presentan en la ciudad, ésta como una realidad no estática que va sufriendo transformaciones. Por tanto, el buscar alternativas para enfrentar esta problemática es primordial para que esa dinámica se presente con mayor calidad y sin desperdicios de lo existente. Como menciona Clichevsky, el estudio de la tierra vacante solo se ha enfocado a identificar la cantidad de estos espacios, pero se requiere un estudio mas profundo al respecto, pero sobre todo identificar la problemática que se genera dentro de las ciudades por su presencia. El desperdicio de infraestructura y equipamiento que se da en Ciudad Juárez por la existencia de los vacíos urbanos es considerable y esto se muestra por la creciente cantidad de tierra vacante que para el 2003 (aproximadamente 3 mil hectáreas) se presentaba, y el incremento que se tiene al 2008 (9160 hectáreas). El reincorporar estos espacios a la dinámica urbana ayudaría a detener el crecimiento acelerado de la mancha urbana, que ha sido de manera desarticulada y desordenada como otro beneficio de utilización, es la reincorporación de estos espacios a la dinámica económica de la ciudad. Se puede mencionar, por consiguiente que analizar la problemática que pueden generar la creciente presencia de vacíos urbanos insertos en Ciudad Juárez, ayudaría también a

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comprender que estos se pueden convertir en espacios de oportunidad para llevar a cabo una reestructuración urbana de la ciudad. Referencias bibliográficas Araque, J. (2011). Ciudad–Sutura: operaciones sobre vacío urbano. Venezuela: Universidad Centro occidental Lisandro Alvarado (UCLA). Cavalieri , M., Gerscovich, A. y Wainstein–Krasuk, O. (2010). Gestión social de vacíos urbanos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Un caso de estudio. Argentina. Carmona Fernández, R. (1995). La promoción de la vivienda municipal. Ponencia presentada en el seminario de vivienda en crisis. Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, México. Carrión, D. y Carrión, A. (1999). La Tierra Vacante en Quito: estrategias de ‘engorde’ y ausencia de políticas de suelo. Presentada en el International Seminar on Vacant Land. Challenges and Opportunities, Río de Janeiro, Brasil. Clichevsky, N. (1999). La tierra vacante en America Latina. Land Lines Newsletter of the Lincoln Institute of Land Policy, 11(1). Clichevsky, N. (2002). Tierra vacante en ciudades latinoamericanas. Canada: Lincoln Institute of Land Policy, conavi (2010). “Guía para la Redensifcación Habitacional en la Ciudad Interior”. México: Gobierno Federal: Sedesol. Chávez, M. E., Valladares Anguiano, R. y Aguirre Fuentes, M. (2008, julio–diciembre). Terrenos baldíos y expansión territorial en la ciudad de Villa Álvarez, Colima. Palapa, III(II). Davis, Tood S. (2002). Brownfields: A comprehensive guide to redeveloping contaminated property. Estados Unidos: American Bar Associaltion. Etulain, J. C. (2008). ¿Gestión promocional o privatización de la gestión urbanística. Buenos Aires: Proyecto Urbano Puerto Madero/Universidad Nacional de la Plata. Fausto, A. y Rábago, J. (2001). ¿Vacíos urbanos o vacíos de poder metropolitano? Ciudades para un futuro más sostenibles. Madrid: Instituto Juan de Herrera. Godoy, S. M. (2006). Reflexiones para el aprovechamiento de los vacíos urbanos en localidades del área metropolitana del gran resistencia caso Barranqueras. 4ª Jornadas de investigación 2006. Secretaría de Investigación y posgrado–Facultad de Arquitectura y Urbanismo Universidad Nacional del Nordeste, Colombia. Guerra Saldias, L. C. (2009). Evaluación ambiental de la tierra vacante del área metropolitana del Gran Santiago y su relación con los grupos socioeconómicos de la población y el valor del suelo. Santiago de Chile: Universidad de Chile/Facultad de Arquitectura y Urbanismo Escuela de Geografía. imip, pdu. (2002). “Plan de Desarrollo Urbano”. Ciudad Juárez, México: Instituto Municipal de Investigación y Planeación. imip, pdu. (2009). “Plan de Desarrollo Urbano”. Ciudad Juárez, México: Instituto Municipal de Investigación y Planeación. Kunz Bolaños, I. (2009). Procesos Actuales de Reestructuración Urbana en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro. México: Graphen/Sedesol. Martínez García Posada, A. (2005). Espacios potenciales, Presentada en el Noveno con-

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Vivienda abandonada y delincuencia en Ciudad Juárez. 2009-2010

Gabriel García Moreno1

E

l planteamiento inicial del presente estudio parte de la necesidad de registrar y explicar los cambios en la ocupación de vivienda en Ciudad Juárez, luego del incremento en los índices de delincuencia en el 2008. Debido en parte a que se trata de un fenómeno reciente, la mayoría de los registros existentes se encontraban consignados principalmente por diversos medios de comunicación, por lo que consideramos importante la realización de un estudio más completo que pretendiera responder algunas cuestiones acerca de las causas y efectos sobre el abandono reciente de vivienda que empezaba a presentarse en la ciudad. Para tal efecto, se visitaron y registraron las condiciones físicas de unidades de vivienda abandonada en seis colonias durante el 2010, divididas a partir de dos momentos con relación a la comisión de delitos en cada área. En primer instancia, se registraron cuatro colonias en las cuales se contaba con altos índices de abandono de vivienda y altos índices de delincuencia para los años 2006–2007, previos al aumento mencionado en los índices de delincuencia, mientras que en un segundo momento, se repitió el ejercicio en dos desarrollos habitacionales, en los cuales, se presentó un aumento considerable en la comisión de actos delictivos durante el 2009. Debe aclararse además, que tres de las colonias visitadas durante el primer momento, continuaron presentando altos índices de delincuencia durante el 2009. Por último, el presente trabajo pretende aportar algunas pistas acerca del comporta1 Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Av. Del Charro 450 norte, Ciudad Juárez, Chihuahua, México. [email protected]

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miento reciente del abandono de vivienda, a partir de la posible injerencia de las condiciones físicas del espacio en la comisión de ciertos delitos en un momento determinado. En este sentido, la misma novedad en el comportamiento del fenómeno implica una dificultad adicional, en la cual, resulta difícil establecer o suponer con claridad los efectos que tendrán en el largo plazo. Por todo esto, así como a la complejidad social y cultural de ambos fenómenos, la cual no puede ser explicada en su totalidad a partir de solo algunos de sus componentes, representa una problemática que debe ser estudiada desde diversos ámbitos. Antecedentes El aumento reciente en la frecuencia con que se cometen los actos delictivos es un fenómeno que afecta de manera importante las dinámicas sociales, culturales y económicas de la ciudad, y por consecuencia, del país. El impacto que este fenómeno tiene sobre el territorio, principalmente el relacionado con el abandono de vivienda, es la motivación detrás de esta investigación. En los censos y conteos realizados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, inegi, se observa que durante la segunda mitad del siglo xx, Ciudad Juárez era prácticamente el principal polo de atracción poblacional en el estado de Chihuahua. Sin embargo, el empuje sostenido durante esos años se vio reducido de manera notoria para la primera década del siglo xxi, pues mientras el incremento registrado durante el lustro 1995 a 2000 fue de 191 505 habitantes y el del 2000 al 2005 fue de 114 177 habitantes, para el momento del censo del 2010 se registró un aumento de tan solo 19 552 habitantes a la ciudad. Respecto a la segunda variable de nuestra investigación, el abandono de vivienda, resulta preocupante que mientras en 2005 el inegi contabilizaba 69 609 viviendas deshabitadas en la ciudad, de acuerdo a datos estimados por el imip, esta cifra había aumentado a 116 208 unidades para el 2009 (pdu, 2009), equivalente a 27.9% del total de las 416 859 existentes. Es decir, de acuerdo a esta fuente, en un período menor a cinco años el abandono de vivienda presentó un incremento del 167%, como un comportamiento generalizado en toda la ciudad. Una cifra parecida fue emitida por el inegi para el 2010, año en que encontró 111,103 viviendas abandonadas en la ciudad de un total de 467,151 viviendas registradas, es decir, 23.78% de las unidades existentes. En la Figura 1 se muestran dos ejemplos de este comportamiento, en los cuales, a pesar de corresponder a viviendas ubicadas en distintos puntos de la ciudad y cuyas características físicas corresponden a situaciones temporales y económicas distintas, la condición de abandono es apreciable aún y cuando su intensidad sea distinta.

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Figura 1. Vivienda abandonada en áreas de reciente crecimiento (izquierda) y zonas consolidadas de la ciudad

Fuente: Archivo personal, 2010

De acuerdo al imip (Carrasco Soto, 2009) para el 2007 los fraccionamientos y colonias con un mayor porcentaje de viviendas abandonadas eran los siguientes: El Barreal, Riberas del Bravo, Senderos de San Isidro, Finca Bonita, Centro, Cuauhtémoc, Hidalgo, La joya, Ex– Hipódromo, Melchor Ocampo, Chaveña, Bellavista, Barrio Alto, Juárez, Obrera, Partido Romero, Anáhuac, Américas y Margaritas; en el lado izquierdo de la Figura 2 se agruparon estas colonias para tratar de hacer más sencilla la explicación de este fenómeno. Por otra parte, el Centro de Investigación para el Desarrollo a. c., (cidac, 2009), en su reporte de agosto de ese año ubicó al estado de Chihuahua como el más violento en el país con un promedio de 15 homicidios y 32.1 ejecuciones intencionales por cada 100 mil habitantes; además ubica al índice de incidencia delictiva y violencia para esta entidad en 82.16 unidades, consiguiendo de esta manera colocarse en una categoría única dentro del territorio nacional; el extracto mostrado en el Cuadro 1 permite apreciar esta situación. Estos valores resultan excesivamente altos si consideramos que en el mismo estudio se encontró que el promedio nacional se ubicaba en 5.7 unidades y que al estado de Baja California, el más próximo en grado de incidencia, se le otorgó un índice de 61.06 o Alto, continuando con una tendencia descendiente importante para el resto de los estados de la República.

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Cuadro 1. Incidencia de Violencia en México para el año 2009 Homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes

Ejecuciones por cada 100 mil habitantes

Posición

Entidad federativa

Índice

Incidencia y violencia

1

Chihuahua

82.16

Muy alta

15.0

32.1

2

Baja California

61.06

Alta

10.0

10.5

3

México

55.73

Alta

14.3

2.5

4

Sinaloa

42.69

Media alta

12.0

17.5

5

Distrito Federal

40.61

Media alta

4.4

1.6

6

Guerrero

39.23

Media alta

13.5

9.3

7

Oaxaca

34.18

Media

16.4

1.4

8

Sonora

33.86

Media

8.7

5.5

9

Tamaulipas

31.19

Media

5.0

3.5

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de CIDAC, 2009.

Las colonias que se muestran en el lado derecho de la Figura 2 corresponden a las que, de acuerdo a datos recabados por imip, Zavaleta y otros, es posible identificar como las más inseguras de Ciudad Juárez para el período 2006–2007: Chaveña, Anapra, Felipe Ángeles, Ampliación Felipe Ángeles, Barrio Alto, Gregorio Solís, Durango, 16 de Septiembre, Francisco Villa, Durango, Aztecas, López Mateos, Nueva Galeana, México 68, Mariano Escobedo, San Marcos, Hidalgo, Portillo, Hermanos Areco, Misiones del Portal, Margaritas, Villa Colonial, División del Norte, Parque Industrial Henequén, Morelos, Las Dunas y Prados del Real. Aun cuando las representaciones territoriales para ambos fenómenos estudiados, inseguridad y abandono de vivienda, tienen conductas aparentemente distintas, se encontró que, para el período 2007, ambos fenómenos coincidían de manera particular hacia la sección consolidada en el centro y norponiente de la ciudad, principalmente en cuatro colonias, consignadas de manera gráfica en la Figura 2: Barrio Alto, Chaveña, Hidalgo y Margaritas; justamente en las zonas definidas como Centro y Segundo Cuadro (Almada, 2007).

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Figura 2. Cruce de Colonias con altos índices de delincuencia y abandono de vivienda para el 2007

Fuente: Elaboración propia con datos de imip, Zavaleta

El entorno como habilitador potencial de la delincuencia El combate a la delincuencia usualmente ha tomado la forma de acciones de carácter punitivo y de control, ya sea por medio de leyes más severas o por el aumento de las fuerzas policiales y su consecuente aumento en el presupuesto público; sin embargo, han surgido también otro tipo de propuestas que, partiendo de un análisis del entorno, logran establecer una relación estrecha entre el espacio y la comisión del delito (Siqueiros, 2006). En este sentido, una “hipótesis de la oportunidad” propone que el delito solo se verifica bajo ciertas condiciones de posible éxito ponderadas por el probable delincuente y, por lo tanto, la reducción de esta oportunidad resulta en la solución más viable para este efecto. Tomando esta idea como punto de partida Oscar Newman (1996) propone el concepto conocido como “vigilancia natural” donde pugna por el diseño y construcción de entornos que permitan e incentiven la vigilancia por parte de los usuarios y la propia comunidad, es decir, los transeúntes y vecinos del sector, a través de mecanismos de acceso y control a comunidades de dimensiones específicas. Una primera aproximación a este concepto pareciera revelarlo como una consecuencia lógica de los postulados de Jacobs (1961), principalmente el de “ojos sobre las calles”; sin embargo, existen componentes fundamentales en el segundo que lo separan de manera significativa de los objetivos establecidos en su obra Vida y muerte de las grandes ciudades americanas. La misma autora establece en esta obra tres cualidades básicas para abordar la seguridad en el espacio público urbano. La primera de ellas se refiere a la necesidad de

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una clara demarcación entre el espacio público y el privado, esto es, entre la vivienda y la vida comunitaria como un componente importante para asignar no solo el derecho a la propiedad, sino el establecimiento de responsabilidades y acuerdos tácitos entre vecinos, a quienes considera, en su conjunto, como los dueños o “propietarios naturales de la calle”. El concepto de “ojos sobre las calles” es explorado en un segundo instante, y hace referencia precisamente a la importancia que tiene esta “propiedad” compartida sobre el dominio público pero además a la visibilidad permitida (o diseñada) desde el espacio privado. La tercer condicionante se refiere precisamente al tránsito continuo de personas estimulado por una diversidad de actividades; con lo cual se potencia el número de ojos sobre las calles desde el espacio público y privado. Existe una clara intención de reducir la sensación de anonimato sobre el espacio compartido, inclusive para aquellos transeúntes ocasionales, y transmitir la noción de una vigilancia pasiva. La Prevención del Delito a través del Diseño del Medio Ambiente ó cpted (por sus siglas en inglés),2 también conocida como doc (Design Out Crime), es una herramienta derivada de estos conceptos que ha sido utilizada en Gran Bretaña y los Estados Unidos para este efecto. En ella, Newman (1996) establece la importancia del control natural del espacio pero, principalmente, de los accesos al mismo, sumado a la intervención activa de los vecinos para la vigilancia y administración de los espacios públicos comprendidos como espacios de integración e interacción comunitaria, además de reforzar el sentido de pertenencia en los mismos. Para tal efecto, y partiendo de la premisa de que la vigilancia natural representa la opción con mayores ventajas debido a su economía de medios, eficacia y sensación de pertenencia a largo plazo, se han planteado diversas estrategias para un control efectivo del espacio diseñado, las cuales, de acuerdo a Siqueiros (2006), pueden resumirse en las siguientes nueve: 1. Delimitación de colindancias y control del espacio 2. Zonas de transición claramente definidas 3. Evitar la dispersión 4. Colocar actividades seguras en lugares inseguros 5. Colocar actividades de riesgo en lugares seguros 6. Reducir el uso de barreras naturales conflictivas 7. Mejorar la distribución del espacio 8. Aumentar la utilización de la vigilancia natural 9. Acercar los lugares aislados por medio de la comunicación Estas estrategias, asentadas sobre la noción de la continua vigilancia y el control, son herederas directas de los temores y propuestas urbanas que proliferaron a partir de la Revolución Industrial y que, según la opinión de Peter Hall (1996), obedecían a “reacciones emocionales complejas” como la compasión, el miedo y el desprecio hacia lo extraño, el otro, el transgresor. Por lo tanto, al desplazar o dejar fuera de los espacios de uso cotidiano a estos agentes, se actúa bajo la suposición que es posible incidir sobre la seguridad (o mejor dicho, su percepción) ofrecida a los residentes de estas comunidades. 2 Crime Prevention Through Enviromental Design.

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Aun cuando existe una relación directa entre seguridad y espacio, derivada principalmente de los aspectos físicos del mismo y por lo tanto, de los mecanismos de control que pueden actuar sobre ella; en la actualidad el componente más importante al momento de discutir ambos conceptos se refiere a sus elementos operativos (Siqueiros, 2006), es decir, la capacidad de las fuerzas armadas y de seguridad de mantener el orden. Por lo tanto, la adecuada dimensión del fenómeno debe estudiarse no solo desde la óptica social sino, además, a partir de su representación física en el territorio, incluidas las maneras en que son percibidos los riesgos a partir de estas representaciones, y por consiguiente, el impacto que tiene sobre la experiencia urbana. La revisión que se hace a continuación toma como punto de partida la experiencia individual del miedo para continuar con diversas aproximaciones desde la colectividad. Objetivo y método El objetivo de este trabajo es establecer las relaciones existentes entre el abandono reciente de la vivienda en Ciudad Juárez y el aumento en los índices delictivos en el período 2007–2010. Esto es, investigar los posibles efectos que representa un aumento significativo en la comisión de actos delictivos sobre la ocupación de vivienda en un lugar y momento determinado. Una de las posibles implicaciones derivada de esta situación se refiere al papel que pueden desempeñar las características físicas de los espacios en la comisión de determinados delitos, o el papel que juegan estos actos delictivos en la utilización y conformación física y social de los espacios afectados por parte de sus vecinos, tomando como punto de partida algunos de los supuestos establecidos por el cpted o Prevención del Crimen a través del Diseño del Entorno. El carácter de la investigación fue mixto, es decir, se emplearon técnicas cuantitativas y cualitativas con el propósito de contar con suficiente información para un mejor panorama. Se planteó además como una investigación de tipo analítico y longitudinal, pues se buscó la formulación de conceptos generales a partir de particularidades, en base al estudio de dos momentos definidos: el estado de la vivienda abandonada durante 2009 y 2010. Debido a todo esto, se considera además, que cuenta con un alcance explicativo. En la definición de los casos de estudio para el primer momento 2009, se utilizaron las cuatro colonias que contaban con mayores índices de abandono de vivienda y delincuencia para el período 2007, siendo entonces las colonias Barrio Alto, Chaveña, Hidalgo y Margaritas. Debido a la dificultad de acceder a información oficial sobre delincuencia, y particularmente, desagregada hasta el nivel de localización necesaria para ser útil en este estudio, es decir, referenciado a colonia y calle, se decidió construir una nueva base de datos para el período 2009, con la cual, cotejar la información utilizada en la definición del primer momento, partiendo precisamente de la hipótesis de que el abandono de vivienda tiende a ocurrir con mayor frecuencia donde se presentan altos índices de delincuencia. La intención era además conocer los posibles cambios en el comportamiento del fenómeno de la delincuencia, o por lo menos, en la manera en que se presentaba sobre el territorio y compararlos con aquellos encontrados en las zonas analizadas. Con esto se pretendía averiguar si las colonias estudiadas durante el primer momento continuaban siendo donde se concentraban los mayores índices de delincuencia o, si por el contrario, el fenómeno se había desplazado, en cuyo caso la dirección en que lo había hecho era un dato importante.

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Para la elaboración de la Base de Datos de Delincuencia en el período 2009 fue necesario entonces adaptar la metodología utilizada por el imip en el documento “Estadística y Georreferenciación de muertes violentas y/o accidentales en el municipio de Juárez, Chih., 2006– 2007” (imip, 2008); documento que sirvió como base para la primera etapa de la investigación. Para tal efecto, se realizó una revisión hemerográfica del periódico local Diario de Juárez durante el período que comprende del 1 de enero al 31 de diciembre de 2009, donde se catalogó en fichas electrónicas de MS Excel los delitos ocurridos por mes, de acuerdo a las siguientes campos: fecha (día, mes y año), tipo de delito, sexo del delincuente, tipo de arma, motivo del delito, ubicación (calles y colonia), fuente y encabezado (ver sección de Anexos). En los casos en que no se encontraban disponibles todos los campos en el cuerpo de la nota, entonces se consideraron como imprescindibles aquellos pertinentes a la ubicación y tipo de delito; esto con el objetivo de permitir una georreferenciación de cada incidente. Se consideraron en una primera instancia las siguientes categorías para la clasificación de los delitos, obtenidas del trabajo preliminar elaborado por el imip (2008): Asalto en vía pública, Riña/ Riña de pandilla, Robo en casa–habitación, Robo en negocio, y Crimen Organizado. Dichas categorías sufrieron una reclasificación durante la revisión hemerográfica para permitir una mayor fidelidad de los datos encontrados. De esta manera fue que “Asalto en vía pública” se agrupó bajo “Agresión”, “Riña/ Riña de Pandilla” se consideró únicamente como “Riña” pues el origen de la misma se registró en el campo de Motivo, “Robo en casa–habitación” y “Robo en negocio” se aglutinaron también en un solo campo identificado como “Robo”; mientras que en la categoría existente de “Crimen Organizado” se consideraron “Delitos contra la Salud” y “Secuestro” como campos independientes debido a la importancia que han adquirido no solo en la comisión del delito sino en la interpretación colectiva del riesgo en la ciudad. Por último, se agregaron además “Homicidio” y “Portación de armas de fuego” como categorías únicas; esto con la intención de tener un reflejo más aproximado a la realidad en la ciudad. En el Cuadro 2, presentada a continuación, se ilustra la clasificación utilizada para la construcción de la base de datos. Cuadro 2. Categorías de delitos utilizada para la construcción de la base de datos Clasificación imip (2008)

(Re)Clasificación Base de Datos

Asalto en vía pública

Agresión

Riña/ Riña de pandilla

Riña

Robo en casa–habitación Robo en negocio Crimen Organizado

Robo Delitos contra la salud Secuestro Homicidio Portación de armas de fuego

Fuente: Elaboración propia en base a información hemerográfica y del imip

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En una primera evaluación se encontró que se había registrado algún tipo de delito en por lo menos 412 colonias, de las más de 900 identificadas para Ciudad Juárez; sin embargo, la incidencia de los delitos no ocurría de manera homogénea en la totalidad de las colonias.

Figura 3. Diagrama de Pareto para las colonias con mayores índices de delincuencia en el 2009

Fuente: Elaboración Propia a partir de información hemerográfica

Para lograr una mejor visualización del comportamiento se recurrió a la elaboración de una gráfica de Pareto, mostrada en la Figura 3, en la cual se encontró que 25.08% de los delitos en la ciudad, o aproximadamente uno de cada cuatro eventos, se verificaban en tan solo 19 colonias; mientras que 50.10% en 60 colonias, esto es, poco más de tres veces lo necesario para alcanzar el primer hito. Se tomaron como punto de partida las primeras 19 colonias, identificadas por orden de incidentes en la Figura 4, es decir, las correspondientes al primer hito de 25.10% en la Gráfica de Pareto. Las variaciones entre una y otra colonia en esta última selección resultó poco significativa a excepción de la colonia Centro, la primera en incidentes con un total de 37, mientras que las colonias Hacienda de las Torres y La Cuesta II cuentan con el menor número de esta selección con 16 incidentes cada una.

Figura 1.4: Colonias con mayor incidencia delictiva en Ciudad Juárez durante el 2009

Fuente: Elaboración Propia a partir de información hemerográfica

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201

En las Figura 4 y 5 se enlistan estas 19 colonias en orden de incidencia delictiva, de mayor a menor, de la siguiente manera: Centro, Azteca, Bellavista, Ampliación Aeropuerto, Chaveña, Partido Romero, Barrio Alto, El Granjero, Salvárcar, Parajes del Sur, Emiliano Zapata, Felipe Ángeles, Revolución Mexicana, El Barreal, Hidalgo, Horizontes del Sur, Infonavit Casas Grandes, Hacienda de las Torres, La Cuesta II. Su distribución geográfica en el área urbana de Ciudad Juárez y el tiempo disponible para realizar el estudio dificultaban la tarea de visitar y analizar las 19 colonias arriba mencionadas. Otra situación observada para esta segunda selección fue el hecho de que tres de las cuatro colonias visitadas durante el primer período volvieron a aparecer; Chaveña, Barrio Alto e Hidalgo, siendo la colonia Margaritas la única ausente. Estas consideraciones condujeron la selección de las nuevas áreas de estudio y por lo tanto se decidió limitarla a tan solo dos colonias. La selección de la primera de estas colonias, Partido Romero, obedece en primer lugar a la proximidad que presenta con las zonas de estudio de la primera etapa, pues colinda parcialmente con las colonias Margaritas e Hidalgo, y por lo tanto, permite observar la evolución del fenómeno.

Figura 5. Localización territoral de las colonias con altos índices de delincuencia durante el 2009

Fuente: Elaboración Propia a partir de información hemerográfica

Para el caso de la segunda colonia, Parajes del Sur, la decisión se tomó a partir de la conjunción de dos situaciones derivadas de su situación geográfica. En primer lugar, al encontrarse ubicada en una zona de nuevo crecimiento hacia el suroriente de la ciudad le brinda características y posibles situaciones distintas a las observadas durante el primer

período. Este hecho puede derivar además, en una posible configuración espacial distinta a las observadas hasta ahora, no solo en el diseño de la vivienda sino en el de los espacios comunes, así como una concepción diferente en el sentido de comunidad de sus residentes. Para la identificación del abandono de vivienda se emplearon una combinación de medios digitales y recorridos de campo con el fin de registrar los cambios efectuados durante los dos años consecutivos mencionados, 2009 y 2010. Este registro se realizó en la mayoría de los casos durante un día laboral, con la intención de observar y tomar constancia de la rutina en cada zona. El registro en el mapa, se realizó por medio de un punto que representa la ubicación aproximada de cada unidad de estudio observada, acompañada además por la elaboración de un registro fotográfico que permitió la verificación de las condiciones de abandono en el momento de la visita; esto significa entonces que para cada punto en el mapa deberá existir además una o más imágenes fotográficas, según sea el caso. El siguiente paso consistió en el registro de cada polígono de vivienda identificado durante el recorrido de campo en una base digital, además del polígono general de la colonia. Este ejercicio, del cual se muestra un ejemplo en la Figura 6, se elaboró con ayuda del software gratuito Google Earth, con el objetivo de georreferenciar con una mayor precisión y de una manera sencilla la ubicación de cada unidad registrada para su análisis posterior.

Figura 6. Ejemplo de registro digital de recorrido en Google Earth

Fuente: Elaboración propia a partir de Imagen de Google Earth y recorridos de campo

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Dicho software permitió además la comprobación de la información recabada, así como el registro de los posibles cambios durante ese lapso de tiempo con la ayuda de la herramienta StreetView, a partir de la cual fue posible verificar en primer lugar la ubicación de cada vivienda registrada, además de su estado durante el período de mayo del 2009. Esta fecha, además de corresponder al momento en que la empresa Google realizó el levantamiento fotográfico de la ciudad, coincide además con el momento previo al ingreso al primer semestre de estudio en la maestría. De esta manera, para el primer período de estudio se obtiene una base de datos en dos momentos históricos: mayo 2009 y septiembre– octubre 2010; y por consiguiente, para cada punto y cada fotografía registrada en campo debe existir un polígono y una imagen en Google Earth.

Figura 7. Ejemplo de consignación de vivienda en Google Earth; polígono individual (izquierda) e imagen en 2009

Fuente: Elaboración propia y base de datos Google Earth

A cada polígono de vivienda abandonada se le asignó un identificador individual, el cual se utilizó también para el registro de las imágenes correspondientes en ambos períodos. Este identificador se integró a partir de tres series de letras y números, separada cada serie por un guión. La primera de estas se compuso siempre a partir de las letras vh para indicar un campo de vivienda abandonada. La segunda serie se integró a partir de las tres o cuatro primeras letras del nombre de la colonia en cuestión; de tal manera que para la colonia Hidalgo el identificador fue hid, para la colonia Chaveña fue chav y para la colonia Margaritas fue marg, y así en cada caso según era necesario. La tercer serie consistió de un par de dígitos consecutivos con los cuales se identificó la unidad en particular dentro de cada área de estudio o colonia: 01, 02, 03, etcétera. Se agregó, además, los dígitos 09 al final de esta última serie para el caso de las imágenes particulares del período 2009. De esta manera, el identificador vh–marg–15 se refiere al registro número 15 de vivienda abandonada en la colonia Margaritas encontrado durante los recorridos de campo, utili-

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zado tanto para el polígono en la imagen satelital, como en la fotografía de campo; mientras que el identificador vh–marg–15–09 se refiere al registro de esta misma vivienda durante el año 2009 con ayuda de Street View de Google Earth. Al final se consignaron las condiciones de 541 unidades de vivienda abandonada en los seis casos de estudio, la organización e interpretación de esta información fue posible por medio de cédulas de vivienda abandonada correspondiente a cada unidad encontrada, y donde se consignaron además de los dataos relacionados a su ubicación, aquellos que se relacionaban con las condiciones físicas del entorno. El empleo de la entrevista en esta investigación tiene como propósito identificar algunos aspectos que permitan explicar mejor el fenómeno a partir de las opiniones de los propios habitantes, esto es; abordar la problemática desde la óptica de quienes la han experimentado de primera mano. De las distintas modalidades de entrevistas utilizadas por las ciencias sociales para la generación de conocimiento se optó por una de tipo semiestructurado debido a la flexibilidad que presenta al momento de abordar un tema en particular, esto es; en los casos en los que la accesibilidad a los sujetos de estudio resulta complicado, la naturaleza dinámica de este tipo de entrevista permite hacer ajustes durante el intercambio con los participantes de acuerdo a las respuestas y disposición de los mismos. Para la recopilación de datos, el guión de la entrevista se dividió en tres categorías; el enfoque de la primera tiene que ver con el domicilio y elementos de pertenencia en la colonia, como pueden ser tiempo de residencia y relaciones con los vecinos; en la segunda categoría se exploran las percepciones de seguridad y violencia en el sector, su comportamiento en los últimos años, así como la frecuencia y los motivos con que considera que se cometen dichos delitos. Finalmente, en la tercera y última categoría se interroga acerca del estado de abandono de las viviendas en el sector, empezando por su cantidad y ubicación además del tiempo y posibles causas de abandono; todo esto con el fin de abrir el diálogo en cuanto a los posibles efectos que pudieran tener sobre la incidencia de delitos. La pregunta con la que se cierra el cuestionario trata de indagar acerca del conocimiento personal que se tiene sobre el impacto directo de la delincuencia en el abandono de vivienda en cada sector. Se realizaron un total de 17 entrevistas en los seis casos de estudio; si bien el objetivo principal fue el obtener algunas opiniones de los habitantes de los sectores en cuestión, esta acción permitió además hacer una revisión del estado actual de las unidades encontradas durante los recorridos en fechas anteriores; verificar en algunos casos su ocupación legal o ilegal, o el deterioro progresivo de su estructura. Resultados y discusión Los resultados expresados en el Cuadro 1.3 hacen referencia a los cambios en las características de vivienda abandonada para la totalidad de los casos de estudio, en ella es posible verificar que 76% de las unidades registradas, o 411 de los 541 registros, no mostraron cambio alguno en las características físicas. Se identificaron además 113 viviendas con cambios negativos, equivalentes a 20.9% del total, mientras que en 6 colonias visitadas solo 17 viviendas o 3.1% mostraron cambios positivos. Con relación a los cambios negativos registrados, el mayor porcentaje se registró en la colonia Partido Romero, con 33.3% de las viviendas abandonadas consignadas; seguida con

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23.3% por el fraccionamiento Parajes del Sur. Ambos desarrollos se encuentran además por encima del promedio registrado para la totalidad de los casos de estudio, ubicado en 20.9%.

Cuadro 3. Cambios en las características de vivienda abandonada en casos de estudio Casos de Estudio Barrio Alto

Chaveña

Hidalgo

Margaritas

Partido Romero

Parajes del Sur

Total



1

3

10

1

1

1

17

%

1.1

2.7

6.2

3.6

1.3

1.4

3.1



74

86

123

22

51

55

411

%

83.1

76.8

76.4

78.6

65.4

75.3

76.0



14

23

28

5

26

17

113

%

15.7

20.5

17.4

17.8

33.3

23.3

20.9



89

112

161

28

78

73

541

%

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

100.0

6.06

5.98

6.43

4.58

4.24

8.89

6.03

Cambios Positivo

Sin Cambio

Negativo

Total

Porcentaje de abandono

Fuente: Elaboración propia en base a recorrido de campo

En cuanto a los cambios positivos registrados, los mayores porcentajes se concentran en las colonias Hidalgo y Margaritas con 6.2% y 3.6% respectivamente; de interés particular resulta la colonia Hidalgo pues su porcentaje es dos veces mayor que el promedio de 3.1% para los seis casos de estudio, consecuencia de ubicarse en ella también, con diez unidades, el mayor número de viviendas con cambios positivos registrados. A manera de resumen, se encontró que, mientras que en la mayoría de los casos de estudio, los porcentajes de abandono de vivienda se mantuvieron entre 4% y 6% del total de las viviendas construidas, en el caso de la última área, este valor se aproximó a 9%; lo cual llama la atención, pues el fraccionamiento cuenta con una edad de apenas seis años. A pesar de las variaciones y diferencias que presentó el fenómeno en los distintos casos de estudio, el grado de deterioro y la velocidad con que ocurrió durante el último año fue una constante importante que en algunos casos llevó incluso al derrumbe casi completo de las viviendas. La intervención deliberada del hombre, principalmente en actos de rapiña, hizo un mayor daño que las condiciones ambientales y el paso del tiempo. La ocupación de vivienda abandonada durante el periodo de estudio ocurrió también en todos los casos, sin embargo, su efecto fue menor debido a que se presentó por lo regular un caso en cada colonia. Hidalgo sería un caso atípico donde este fenómeno presentó un mayor porcentaje, e incluso se observó la rehabilitación y mejora de viviendas en mayor proporción que en el resto de las colonias visitadas, esto a pesar de la percepción de riesgo expresada por los habitantes de las zonas colindantes y los índices de delincuencia registrados.

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Por último, en el Cuadro 1.4 se hace un breve ejercicio a partir de las cualidades espaciales encontradas en las colonias visitadas, exclusivamente aquellas que pueden aplicarse a espacios existentes y basada en algunas de las propuestas por el CPTED para el control natural de la delincuencia en los espacios públicos, revisadas con mayor detalle en el capítulo siguiente.

Cuadro 4. Evaluación de las cualidades espaciales de los casos de estudio basado en el cpted Casos de estudio Estrategias cpted

Barrio Alto

Chaveña

Hidalgo

Margaritas

Partido Romero

Parajes del Sur

1

Delimitación de colindancias y control del espacio

no

no

parcial

parcial

no

si

2

Zonas de transición claramente definidas

si

si

si

si

si

no

3

Evitar la dispersión

si

si

si

si

si

no

4

Colocar actividades seguras en lugares inseguros y viceversa

no

no

no

no

no

parcial

5

Reducir el uso de barreras naturales conflictivas

parcial

no

parcial

parcial

no

si

6

Aumentar la utilización de la vigilancia natural

si

si

parcial

parcial

si

si

7

Acercar los lugares aislados por medio de la comunicación

no

parcial

si

parcial

parcial

no

Evaluación preliminar

3.5

3.5

4.5

4.0

3.5

3.5

Fuente: Elaboración propia en base a recorrido de campo y criterios de cpted

Los resultados obtenidos se calcularon entonces a partir del número de situaciones positivas declaradas para cada colonia, otorgando así un punto por cada aseveración afirmativa y medio punto por cada parcial, las declaraciones negativas no suman ni restan puntos. El criterio utilizado para la asignación de los puntos en cada celda se basa en las condiciones espaciales observadas durante los recorridos de campo, tanto para las colonias en sí, como para las unidades de vivienda en general. Las mejores calificaciones, con cuatro punto cinco y cuatro puntos de un total posible de siete, fueron obtenidas por las colonias Hidalgo y Margaritas respectivamente, debido en gran medida, a la diversidad de usos encontrados, así como a las condiciones favorables de conectividad, para con el resto de la ciudad, que las distinguen del resto de los casos de estudio. El caso particular de la colonia Hidalgo resulta notable en este caso, pues además de contar con el segundo mayor porcentaje de viviendas abandonadas, para todos los casos de estudio, solo debajo de Parajes del Sur, con 6.43%; diez de estas unidades abandonadas equivalente a 6.2% de las 161 registradas, presentaron cambios positivos incluyendo la re– ocupación de los domicilios durante el desarrollo de la investigación. En cuanto a la colonia Margaritas, puede considerarse como la más estable de todos los casos de estudio, pues además de contar con un porcentaje de abandono de 4.58%, el segundo menor para las colonias visitadas y debajo del promedio, 3.6% de las viviendas

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abandonadas registradas sufrieron cambios positivos durante el período de estudio, segundo puesto también en esta categoría, detrás de la colonia Hidalgo. Continuando con las cuatro colonias restantes, éstas obtuvieron una valoración de tres puntos y medio de un total posible de siete puntos. Algunas de las principales consideraciones, se deben a la existencia de una vigilancia natural importante, principalmente en las colonias Chaveña y Barrio Alto, sin embargo, la existencia de zonas degradadas al interior de estas colonias en las cuales se observa una falta de cuidado en el espacio público, así como una ausencia de actividades que incentiven el uso continuo del mismo, afectan negativamente la calificación. La calificación obtenida por la colonia Partido Romero es notable por dos motivos, pues en el Cuadro 1.4 se estableció que a pesar de contar con el menor porcentaje de viviendas abandonadas para todos los casos de estudio con 4.24%, fue también ahí donde se registró el mayor número de cambios negativos, 33.3%, en estos domicilios. En el caso del fraccionamiento Parajes del Sur es su propio aislamiento, derivado de su localización en la ciudad, el factor que mayor peso tiene sobre la evaluación; sin embargo, la reciente remodelación de un parque comunitario la distingue del resto de los casos de estudio, pues en este caso implica la inserción de un espacio que promueve identificación, comunicación y actividades seguras. Conclusiones Los resultados obtenidos parecen indicar que el impacto que tiene la delincuencia sobre el abandono de vivienda, por lo menos en las áreas de estudio, resultó ser mínimo. Los comentarios expresados por los vecinos, así como el estado físico de las viviendas registradas, revelan que en la mayoría de los casos el momento de abandono ocurrió antes de que se suscitara el incremento en los niveles de delincuencia y las viviendas simplemente no volvieron a ser ocupadas. Esto implicaría entonces que la delincuencia por sí sola no es el factor determinante para que suceda el abandono de vivienda y, por lo tanto, deben considerarse otras variables: tal vez la condición económica de los residentes o las redes sociales existentes permitan explicar mejor el comportamiento del fenómeno. Por lo tanto, la relación existente entre abandono de vivienda y delincuencia, es mínima e indirecta; su peso es menor que el supuesto y deben considerarse las condiciones expresadas líneas arriba. En cuanto a la probable relación existente entre las condiciones físicas de los espacios y la comisión de ciertos delitos, las circunstancias observadas indican la posibilidad de una concordancia, sin embargo, también es de un orden menor, pues los efectos directos de la delincuencia sobre los espacios construidos se detectaron principalmente sobre aquellos que contaban con una condición de abandono previa y durante un lapso de tiempo prolongado; es decir, aquellos sobre los cuales se tenía la certidumbre de encontrarse deshabitados y sin protección y cuidado constante. Sumado a esto, mientras que la elección de la colonia Partido Romero obedeció en gran medida a su proximidad a las áreas en las cuales se habían detectado altos índices de delincuencia durante una primera etapa; este desborde en los actos delictivos obedece a cuestiones de otro tipo, ajenos al alcance de este estudio, como podrían ser el propio aumento en el número de actos delictivos o un combate oficial más agresivo hacia este tipo

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de actividades, por mencionar algunas. Además, en este momento se debe considerar que el porcentaje de abandono de vivienda en esta colonia es de 4.24%, el menor para todos los casos de estudio y muy por debajo de 6.03%, el promedio general. Se hace mención acerca de las condiciones económicas de los residentes en parte porque, a pesar de los resultados obtenidos, en la ciudad se ha registrado un abandono considerable durante los últimos tres años, principalmente en dos vertientes; la primera se ha concentrado en la parte sur de la ciudad y ejemplificado aquí con el caso del fraccionamiento Parajes del Sur y motivado en gran medida, aunque no de manera exclusiva, por la falta de trabajo; consistente con los comentarios sostenidos con los residentes entrevistados. La otra vertiente se ha suscitado hacia la vecina ciudad de El Paso, Texas (Vélazquez y Martínez, 2010); lo que presupone una capacidad económica para reubicarse y subsistir durante el período de readaptación. Algunos de los comentarios registrados en durante la etapa de entrevistas hicieron mención precisamente acerca de la dificultad económica como un impedimento para abandonar la residencia. En otro sentido, si consideramos válido que el arraigo y el sentido de pertenencia de los habitantes de cada sector, incluso en los de reciente creación, pueden convertirse en incentivos para permanecer en una colonia determinada a pesar de las condiciones adversas de seguridad. El trato diario y por tiempo prolongado, en algunos casos durante una o más generaciones, ha permitido a los habitantes de estas colonias sobreponerse a la sensación de miedo e inseguridad; tal vez el hecho de que ellos pueden darle un rostro y una ubicación a lo que provoca miedo en el resto de la ciudadanía les ha permitido retomar el control de su vida. Otro factor que tendría un impacto en la permanencia de los residentes en cada colonia podría deberse además a las redes establecidas a lo largo de prácticamente toda la vida; durante los recorridos y las entrevistas se encontró que un número importante de los residentes, al momento de formar una familia, permanecieron en el sector y en algunos casos, en la misma casa en la que nacieron. La misma colonia representaba además el lugar de trabajo para algunos de estos residentes. Incluso para los habitantes del fraccionamiento de reciente creación, el sentido de comunidad es un factor determinante que les ha permitido permanecer en el sector a pesar de los índices de delincuencia y el elevado porcentaje de viviendas abandonadas; aun si se tome en cuenta que el tiempo de residencia ha sido relativamente corto. Algunos de los testimonios recogidos en el sector hacen constancia de esto, pues mientras que para algunos, la comunicación entre vecinos es fundamental para conservar la seguridad y vigilancia de las viviendas abandonadas colindantes, para otros, es lo que le da sentido a la convivencia en la colonia. La oportunidad y la voluntad son entonces, los dos factores fundamentales para que suceda el abandono de vivienda; por lo menos bajo las condiciones consideradas en el estudio. Es decir, una vez establecida la condición de riesgo por parte del individuo o del grupo, el abandono de vivienda se concreta una vez que exista la intención y el beneficio percibido de una mejora en las condiciones sociales, económicas y de seguridad. De tal manera que el factor oportunidad se relaciona principalmente con cuestiones económicas orientadas hacia la accesibilidad a medios económicos necesarios para la reubicación y subsistencia del individuo y/o su familia durante el período de adaptación,

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así como las circunstancias existentes para conseguir empleo debido a disponibilidad, edad o situación legal y migratoria. Por otro lado, el factor de voluntad se refiere principalmente a condiciones de tipo emocional o afectivas existentes, tales como vínculos familiares y de amistad desarrollados durante un lapso de tiempo determinado; además de la disposición percibida para establecer de nuevo este tipo de vínculos en el destino elegido. Referencias bibliográficas Almada Mireles, H. (2007). La Realidad Social de Ciudad Juárez– Análisis Territorial (Vol. 2). Ciudad Juárez, México: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Carrasco Soto, H. (2009, enero 12). Llega a nivel récord la oferta de casas solas en la ciudad. El Diario, p. 1A. Centro de Investigación para el Desarrollo A.C. (2009). Índice de incidencia delictiva y violencia, agosto. México, D.F. Hall, P. (1996). Ciudades del mañana: Historia del urbanismo en el siglo xx. Barcelona: Ediciones del Serbal. imip. (2008). Observatorio del Delito del municipio de Juárez. Juárez: Instituto Municipal de Investigación y Planeación. imip. (2009). Plan de Desarrollo Urbano/Ciudad Juárez 2009. Ciudad Juárez: Instituto Muncipal de Investigación y Planeación, Ayuntamiento de Juárez. inegi. (s.f.). Instituto Nacional de Estadística y Geografía [en línea]. Recuperado el 7 de Mayo de 2010, de Estadística: http://www.inegi.org.mx/inegi/default.aspx?s=est Jacobs, J. (1961). Death and Life of great american cities (1st Vintage Books, 1992 ed.). New York: Vintage Books. Newman, O. (1996). Creating Defensible Space. Washington: U.S. Department of Housing and Urban Development/Office of Policy Development and Research. Siqueiros Granados, S. (2006, julio–diciembre). Prevención del delito a través del diseño del medio ambiente (cpted). Crisol– Fusión de Ideas, 2(2), 79–96. Velázquez Vargas, M., & Martínez Toyes, W. (2010, octubre). Migración y Violencia. Observatorio de Seguridad y Convivencia ciudadanas del Municipio de Juárez, Chihuahua, México(4), 54–61. Zavaleta Betancourt, J. A., Chavira Chavira, R. y Sánchez, C. J. (2007). El consenso de la Inseguridad y las tasas delictivas. En J. A. Zavaleta Betancourt, La seguridad pública local– Inseguridad, delincuencia y participación ciudadana en Ciudad Juárez (pp. 31–83). Juárez: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez/conacyt/Gobierno Municipal de Ciudad Juárez.

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El papel de la arquitectura en la habitabilidad: la experiencia espacial de envejecer en Ciudad Juárez

Ángeles López–Nórez1

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ntender lo que espacio significa es una de las tareas que parece no tener fin para la humanidad. Es ineluctable que dada su naturaleza, el proceso de conceptualizar el espacio vaya a la par con los cambios que se suceden en el devenir histórico. En la segunda década del siglo xxi, cuando el mundo vive su etapa posmoderna o, de acuerdo con Anthony Giddens (1984), de modernidad tardía, se hace necesario agregar otro proceso: el de la globalización que, aunque como sostiene Bauman (2003), no afecta de la misma manera a todas las personas en las diferentes sociedades, sí conduce a un replanteamiento de conceptos como tiempo, distancia y por supuesto, espacio. En este trabajo se plantea un sucinto análisis de algunos conceptos –vertidos desde su campo de estudio respectivo– por dos autores contemporáneos: por una parte, el arquitecto inglés Nigel Coates autor de la obra Ecstacity y por la otra, el antropólogo francés Marc Augé, autor de Los “no lugares” espacios del anonimato, una antropología de la sobremodernidad. El análisis tiene por objeto encontrar las relaciones entre los conceptos propuestos en ambas obras y la experiencia espacial de envejecer en Ciudad Juárez, Chihuahua, México. Para fines de organización, este documento se estructura en cuatro apartados: en el primero se presenta una semblanza del panorama actual relativo al envejecimiento demográfico y su abordaje desde la perspectiva fenomenológica que describe el fenómeno del envejecimiento en México y el caso de Ciudad Juárez, como una de sus ciudades más 1 Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Plutarco Elías Calles # 1210, Ciudad Juárez, Chihuahua, México. [email protected]

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grandes. En un segundo apartado, se realiza una breve revisión del concepto espacio, mientras que en un tercero, se discute el papel de la arquitectura en la habitabilidad, a partir del planteamiento de dos preguntas consideradas pertinentes al enfoque que se utiliza en la investigación sobre la experiencia espacial de envejecer en el lugar y los conceptos de las obras arriba citadas. Finalmente, en un cuarto apartado se concluye con algunas ideas surgidas a partir del material analizado. El envejecimiento demográfico desde la óptica fenomenológica El envejecimiento demográfico es uno de los temas que se encuentran entre los que más atención están logrando por parte de los estudiosos de los fenómenos actuales que se presentan en la estructura social en el mundo. Ello se debe a que la mayoría de las ciudades en los países desarrollados enfrentan ya, en este principio del siglo xxi, el problema del envejecimiento de sus poblaciones; un fenómeno que desde hace más de cuarenta años Roland Pressat (1967) definió como la acumulación progresiva de la población en edades avanzadas, atribuyendo este incremento a la baja en los índices, tanto de mortalidad como de natalidad, entre otras circunstancias y concluyendo que ello permite un aumento proporcional en el volumen de personas mayores. Las ciudades de los países con mayores recursos económicos no son los únicos en las que se presenta el envejecimiento demográfico. Las ciudades latinoamericanas les siguen muy de cerca; el crecimiento acelerado del segmento de población compuesto por adultos mayores, es una realidad que se vive en ellas. La propia naturaleza de este cambio demográfico ha hecho que se observen repercusiones ya en sus aspectos urbanos, lo que ha generado modificaciones a las demandas que en ellas se presentan. De acuerdo con Saporta (2009), Arvidson y Carter–Novotni (2011) la necesidad de contar con nuevas alternativas de vivienda son un claro ejemplo de los cambios que están operándose. De esta manera, siendo el envejecimiento poblacional un cambio que ocurre de manera por demás acelerada en la actualidad, su estudio desde el pensamiento fenomenológico puede reportar resultados interesantes, ya que la fenomenología, a diferencia de los métodos utilizados desde el paradigma positivista, emplea la etnografía y los estudios de caso, lo cual resulta útil en el caso del estudio del envejecimiento poblacional y específicamente de la experiencia espacial de envejecer en el lugar (aging in place). Al investigar desde esta visión, se pretende que el contacto con el fenómeno estudiado se establezca de manera directa, ya que ello incrementa la posibilidad de realizar una descripción más adecuada de la forma en que el fenómeno es percibido por quien lo vivencia y de la manera en que se relaciona con su contexto. Las características del segmento poblacional compuesto por personas de sesenta o más años, identifican a los adultos mayores como un grupo que presenta necesidades especiales en varios aspectos de su vida. No se trata entonces solo de estudiar características comunes como ingreso, condiciones de la vivienda o incluso condiciones que parecieran ser de índole cualitativa como la fragilidad física y las discapacidades, entre otras; todas ellas son susceptibles de observarse y medirse. No se requiere experimentar como propondría una aproximación positivista. Se busca entender la percepción de la persona y el significado que ésta atribuye a los hechos que vive en su propio entorno; en síntesis, recoger de primera mano su testimonio y propiciar una conceptualización más completa de lo que se investiga.

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Los mapas cognitivos que propusiera Kevin Lynch en su obra La imagen de la ciudad –quien cita a Oviedo (2002)– para demostrar que las ciudades no constituyen solamente estímulos, sino que se transforman en imágenes mentales, a partir de las cuales, las personas adquieren una noción particular de ciudad y determinan sus espacios de interacción, pueden servir para ilustrar la importancia de revisar las subjetividades desde una perspectiva fenomenológica en el caso de la experiencia espacial de envejecer. La encuesta diseñada por Lynch incluyó el dibujo de un mapa del centro de la ciudad, a través del que pudo encontrar semejanzas en las apreciaciones de los encuestados y proporcionar así un instrumento para modelar un contexto ambiental. Sin embargo, la pregunta es ¿qué ocurre cuando la ciudad se ha transformado de una con presencia de un solo centro a otra que posee dos o más, como es el caso de Ciudad Juárez? La respuesta puede ser que las personas verán disminuida su posibilidad de encontrar relaciones entre las diversas áreas en la ciudad que habitan al carecer de una visión integral de la misma. Según Olivares y González (2004), la existencia de nuevas configuraciones espaciales en la estructura intraurbana de las ciudades parece ser el común denominador en las urbes contemporáneas. Éstas han debido relocalizar sus actividades, principalmente las de naturaleza terciaria generando, de acuerdo con Fuentes (2001) el surgimiento de nuevos centros y subcentros y, dado que, como sostiene Ruiz Velazco (2009), ello tiende a polarizar a la población, esto conllevaría también a la fragmentación socioespacial de las ciudades. Además, si se parte de que, como sostienen Ramírez y Safa (2009) la residencia en un determinado lugar crea un vínculo de pertenencia entre éste y el que lo habita –un vínculo que construye comunidad– resulta relativamente fácil imaginar que la habitabilidad se relaciona con la creación de redes en los espacios en los cuales ocurre la interacción social. Esto cobra relevancia en ciudades cuyos habitantes desarrollan su vida cotidiana en un espacio restringido muchas veces solo a su espacio doméstico, tal es el caso del adulto mayor, como puede verse en el siguiente apartado. 1.2 México: El caso de Ciudad Juárez, Chihuahua. En nuestro país, el envejecimiento comienza a perfilarse como uno de los principales desafíos a enfrentar en las próximas décadas. Sin embargo, todavía se observa que se otorga mayor impulso a las acciones de corto plazo orientadas a satisfacer necesidades actuales de la población, principalmente, en lo que se relaciona con introducción de servicios básicos de agua potable, drenaje, pavimentación, remodelación de plazas y edificios, entre otras. Debido a lo anterior, los tomadores de decisiones y responsables de la planificación urbana en general, pero especialmente local, pueden incidir rápidamente en el entorno y obtener un capital electoral para buscar mantener sus posiciones dentro del sector público. Puede inferirse que esta dinámica, entre otras, ha impedido que la planificación urbana local impulse acciones preventivas basadas en tendencias económicas o poblacionales regionales, nacionales e incluso mundiales. Una de las tendencias ignoradas ha sido precisamente el cambio en la pirámide poblacional que experimentará el país en los próximos años y que demanda con urgencia incorporar a la planificación urbana el componente gerontológico en la agenda pública y ciudadana local, a pesar de que muchos de los retos urbanos que presenta la población de adultos mayores para las instancias de planificación y para los gobiernos locales, se hayan resumidos

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con precisión desde hace más de un lustro en la información de inegi (2005). A partir de estos datos, Sánchez–González (2007) encuentra que del total de la vivienda habitada por adultos mayores en México, el 32.2% está construido con materiales no duraderos, 10% no cuenta con excusado o sanitario, 20% tiene techo de lámina de asbesto, 11.9% tiene piso de tierra, 11.5% no dispone de agua entubada y 13.5% no tiene drenaje. En cuanto a la accesibilidad, se observa que muchas viviendas no reúnen las condiciones mínimas para el desplazamiento de estas personas, ya que no se encuentran en un solo nivel, sino que constan de dos ó mas. De igual forma, los espacios circundantes como calles y banquetas suelen encontrarse en franco deterioro y abandono (ver Anexos 1–3). En general, los resultados obtenidos por este investigador, reflejan aislamiento, pobreza y exclusión de los adultos mayores en México. Dicho estado no puede ignorarse dentro de los planes urbanos, si se considera que este segmento de población será precisamente el que más se incrementará al interior de la ciudad mexicana y que, al no ser previstas sus demandas, se eleva también el riesgo de una habitabilidad deficiente en las ciudades mexicanas de las próximas cuatro décadas, en las que se estima que, al menos una cuarta parte de la población total del país se encontrará dentro del segmento de población de adultos mayores y se concentrará mayoritariamente en las áreas urbanas. En Ciudad Juárez, muy revelador debe ser para los adultos mayores que la han habitado desde su juventud, el hecho de ser testigos de las transformaciones que en ella se han dado: por un lado, al apreciar cómo la ciudad monocéntrica de antaño, hoy se ha convertido en una urbe donde la centralidad ya no tiene cabida como lógica para organizarse. Existen, sin duda, nuevos patrones de ocupación urbana que seguramente no tienen relación alguna con lo que ellos vivieron en sus épocas juveniles. Las áreas de mercado, se han redefinido, señala Fuentes descentralizando el comercio y los servicios hacia asentamientos que están alejados del centro tradicional. Estos cambios en la estructuración de la ciudad, pueden representar un indicio de dificultades para la habitabilidad en el caso de este segmento de población que si bien se observa, todavía como una minoría, no deja de ser una minoría marginada. Sus condiciones económicas no son las mejores, al no contar con pensiones que les permitan vivir con decoro (muchos de ellos incluso no cuentan con pensión) y al enfrentar también mayores dificultades que la población joven, relacionadas con la habitabilidad en la ciudad que mantiene un modelo de crecimiento disperso, con baja densidad que además hace enormes las distancias entre uno y otro espacio, con lo que ello representa, según se explica en el siguiente apartado. 2. La conceptualización del espacio y sus implicaciones en el estudio de lo urbano. En los primeros años del siglo xx, en el estudio del espacio todavía el paradigma existente no le concedía un gran peso a la forma en que los procesos económicos, sociales y políticos están espacialmente organizados y ecológicamente relacionados. A través del tiempo, las aportaciones de diversas disciplinas han ido reconociendo la importancia de la relación entre espacio y práctica social. El Excepcionalismo en geografía planteado por el geógrafo alemán Fred K. Schaefer (1953) que diera lugar a la revolución cuantitativa en esa área del conocimiento humano, propició que, como señala Delgado (2003), tanto la estructura

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como los procesos espaciales “entraran a definir la lógica y el comportamiento socio–económico en el espacio”. El tránsito del espacio de una dimensión estática que puede predeterminarse a través de mediciones, a una dimensión dinámica más compleja en la que se aprecia una red de conexiones con otros conceptos que son resultado de la interacción humana, fue descrito por Henri Lefebvre en 1974, en su obra La producción del espacio (Iregui, 2007). De igual forma, otros estudiosos de lo urbano, como David Harvey y Manuel Castells, han insistido en señalar la estrecha relación entre espacio y práctica social. Harvey (1979), por su parte, conceptualizó al espacio como un producto social, en el cual, existen recursos que son creación del ser humano, percibiendo al espacio más allá de lo físico, como producto de las acciones que en él se desarrollan y que son consecuencia de las interacciones sociales que ocurren una y otra vez en la historia de las sociedades. Con la misma idea de entender la estrecha relación espacio-acción social, Manuel Castells presenta una perspectiva que enfatiza el cambio sin precedentes que se vive en una era de la información como la del siglo xxi, donde incluso señala que la naturaleza está siendo revivida como una forma cultural (Van der Wusten, 2002). Lo anterior conduce entonces a entender el espacio como producto y, a la vez, como productor de las interacciones entre los actores sociales. Por tanto, puede visualizarse que existe la necesidad de equilibrar y conjugar la participación de diversas disciplinas del conocimiento humano que coadyuven en su diseño y desarrollo con el propósito de que el estudio del espacio, en tanto causa y efecto, sea realizado de manera óptima. Una de las disciplinas que, dada su naturaleza, desempeña un importante rol en esta tarea, sin duda es la arquitectura. Desde esta perspectiva, dos preguntas podrían ser planteadas: 1) desde el ángulo de Nigel Coates en Ecstacity: ¿Es posible fundir los acontecimientos y los deseos ordinarios de los adultos mayores que habitan en Ciudad Juárez en la escala y la inteligencia de la arquitectura?,1 y 2) de acuerdo con Marc Augé: ¿Cuál es la percepción sobre los “no lugares” que tiene el adulto mayor en Ciudad Juárez? Al considerar que estas preguntas resultan pertinentes para estudiar la experiencia espacial de envejecer en el lugar, en los dos apartados siguientes, se hará referencia al caso del adulto mayor contemporáneo que habita en Ciudad Juárez, conglomerado urbano que, como la mayoría de las metrópolis en el mundo, enfrentará en las próximas décadas el fenómeno del envejecimiento demográfico en su contexto ambiental (Population Division, 2006). Se formulan así mismo, los supuestos de investigación; se enuncian tanto los objetivos generales como los particulares y se describe la metodología que podría ser de utilidad para contestar las preguntas de investigación enunciadas, a partir de la revisión de los conceptos de Coates y Augé.

1 A partir de la traducción propia del cuestionamiento de Nigel Coates en Ecstacity: Can we fuse the ordinary events and desires of the city into the scale and intelligence of architecture?

El papel de la arquitectura en la habitabilidad: Nigel Coates y Marc Augé Posibilidad de fusión de acontecimientos y deseos ordinarios en la escala e inteligencia de la arquitectura Desde las diversas disciplinas involucradas en el estudio del espacio, las aproximaciones se han tornado cada vez más abstractas y teóricas. Como se ha mencionado, una de estas disciplinas la constituye la arquitectura, que desde el denominado “Movimiento Moderno” iniciado en los albores del siglo xx y vinculado en sus orígenes a la Escuela de Bauhaus y al Congreso Internacional de Arquitectura Moderna –liderado por importantes figuras de la época como Le Corbusier y José Luis Sert– reconoce el importante papel desempeñado por las interacciones de los agentes sociales en la significación del espacio dentro de las ciudades y de la arquitectura en el estudio de este fenómeno. Este hecho se aprecia particularmente cuando, a partir de los trabajos realizados en el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna en 1933, Le Corbusier publicara posteriormente la Carta de Atenas, manifiesto en el cual, tras examinar 33 ciudades, se identifican criterios para la planificación urbana en base a las funciones de habitación, trabajo, esparcimiento y circulación. En este documento puede leerse: La arquitectura, tras el desastre de estos últimos cien años, debe ser puesta de nuevo al servicio del hombre. Debe abandonar las pompas estériles, volcarse sobre el individuo y crear para el bienestar de éste las instalaciones que rodearán todos los actos de su vida, haciéndolos más fáciles. ¿Quién podrá adoptar las medidas necesarias para llevar a buen fin esta tarea, si no es el arquitecto que posee un perfecto conocimiento del hombre, que ha abandonado los grafismos ilusorios y que, con la justa adaptación de los medios a los fines propuestos, creará un orden que llevará en sí su propia poesía?

Al rescatar el fragmento: “[…] La arquitectura debe ser puesta al servicio del hombre... crear para el bienestar de éste las instalaciones que rodearán todos los actos de su vida haciéndolos más fáciles […]” las ideas que contiene sugieren que tal vez podría relacionarse con la pregunta: ¿Es posible fundir los acontecimientos y los deseos ordinarios de los adultos mayores que habitan en Ciudad Juárez en la escala y la inteligencia de la arquitectura?, bajo los siguientes enunciados: a. El supuesto: la arquitectura es capaz de adaptar los medios de que dispone para enriquecer la experiencia espacial de envejecer en Ciudad Juárez. b. El objetivo general: explicar la forma en que la arquitectura puede incidir en la experiencia espacial de envejecer en Ciudad Juárez. c. El objetivo específico 1: Entender en qué medida las características de la vivienda y los equipamientos como factores socioeconómicos, se relacionan con la experiencia espacial de envejecer en Ciudad Juárez. d. El objetivo específico 2: Entender en qué medida la subjetividad espacial (proximidad a familiares y vecinos, arraigo y sentido del lugar) se relaciona con la experiencia espacial de envejecer en Ciudad Juárez. e. La metodología: realizar el estudio desde las tradiciones cuantitativa y cualitativa, utilizando el método combinado y un sistema de información geográfica a escala de

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vivienda, colonia/fraccionamiento y ciudad, mediante el análisis de bases de datos disponibles, entrevistas a personas ancianas y a otros informantes clave. Aunque no es fácil trasladar a la realidad de Ciudad Juárez, las metáforas que representa Ecstacity al tratarse de una ciudad ideal que Coates construye a partir de secciones de grandes urbes como Tokio, El Cairo, Londres, Nueva York, Roma, Mumbai y Río de Janeiro, para relacionar sus conceptos con el supuesto y objetivos planteados, de acuerdo con la descripción que en la página electrónica www.archello.com se hace acerca de Nigel Coates, se parte de que este arquitecto y diseñador británico considera que las ciudades son clave para la vida del ser humano que necesita encontrar en ellas privacidad, amistad, salud, paz y quietud (Coates, 1996). Reseñas de su obra (Cairns, 2007) señalan que Ecstacity es una ciudad que surge de su imaginación y que no se entiende como un lugar, sino como un conjunto de ideas que comprenden el cambio, la diversidad, la tolerancia, la complejidad, la experiencia y la hibridación de los espacios y los eventos en las ciudades. La idea de Coates acerca de que las motivaciones que tienen las personas debieran ser centrales en la experiencia arquitectónica, juega un papel importante para cuestionarse acerca del tipo de construcción de espacios habitables en México y en Ciudad Juárez, como una de sus grandes ciudades. Estas viviendas se han diseñado para familias que han representado el modelo tradicional: ambos padres y sus hijos. Modelo que, de acuerdo con las tendencias actuales, cada vez se está volviendo más anacrónico, como lo prueba la clasificación utilizada por el país para el XIII Censo de Población y Vivienda 2010 (inegi, 2010) en la que, de acuerdo con la variable parentesco, se consideraron las categorías siguientes: 1) para tipo de hogar: familiar y no familiar; 2) para clase de hogar familiar: nuclear, ampliado y compuesto y, 3) para clase de hogar no familiar: unipersonal y de “corresidentes”. En el caso de Ciudad Juárez, empíricamente se observan al menos tres fenómenos: el incremento en el número de hogares unipersonales, el incremento en el número de familias monoparentales y el fenómeno de la corresidencia. Éste último consiste en la convivencia dentro de una misma vivienda de tres o más generaciones, factor que aumenta la probabilidad de que la población de adultos mayores se exponga al hacinamiento y a la falta de privacidad. Ello conlleva a diversos problemas, muchos de los cuales, se han asociado con la ansiedad que produce la disminución en los niveles de bienestar de las familias en general y de esa población en particular (De la Serna, 2003; Ybáñez, Vargas y Torres, 2005). Como un punto relacionado también con el bienestar como condición de la habitabilidad de las ciudades, el propio Coates declara en una entrevista que sostuvo con Flores Zanchi en 2009 para Floornature –portal de arquitectura y diseño internacional– que: “[…] la arquitectura que realicé en un contexto más amplio de esta visión de las ciudades, y de esto fue posible ver varios proyectos que habíamos hecho en nuestro estudio en relación a esta idea de ciudad existente un sistema de recompensación que no te esperas que funcione y que te proporciona una vida confortable, pero si debemos ser honestos sobre el modo en que vivimos en las ciudades, una de las razones de vivir en la ciudad es el ser parte de algo y el tener que confrontarse con lo imprevisto, una especie de apreciación estática de las ciudades, en cierto sentido, las ciudades nos estimulan en este sentido [...]“

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De esta entrevista se desprenden cuestionamientos como: ¿realmente la arquitectura per se estaría en posibilidades de coadyuvar para que la vida del adulto mayor en Ciudad Juárez sea confortable, propicie que se sienta “parte de algo” y tenga un ambiente estimulante? ¿O será que la arquitectura se encuentra sujeta a otras fuerzas e intereses creados que la limitan e incluso la paralizan? Éstas y otras interrogantes por supuesto que pueden tener respuestas diferentes de acuerdo a la óptica que se emplee para su análisis. Sin embargo, lo que resulta innegable es que el diseño e instrumentación de estrategias arquitectónicas urbanas para proveer y readecuar los espacios tanto públicos como privados y en particular los habitacionales como hogares para la residencia de los diferentes grupos etarios, es tal vez uno de los desafíos más apremiantes en la búsqueda de garantizar el bienestar de las poblaciones contemporáneas y especialmente en el caso del adulto mayor futuro, quien presentará nuevas demandas. 3.2. Percepción posible del adulto mayor en Ciudad Juárez sobre los no lugares Bernal y Mensa (2009) sostienen que, al terminar la primera década del segundo milenio, en un mundo que se caracteriza por vivir el proceso de globalización, se lleva a cabo un replanteamiento de conceptos como tiempo, distancia y espacio, entre otros. Para Marc Augé, de acuerdo con su propio neologismo de “sobremodernidad”, las consecuencias de este proceso han propiciado que se rescate la superabundancia de acontecimientos que lleva al exceso (Augé, 2000) y que finalmente implican “la reducción del espacio, la aceleración de la historia y la individualización de los destinos” según lo declarara cuando, en mayo de 2010, fue entrevistado por Pedro Medina en Murcia, España. En esa ocasión, Augé habló de la existencia de una “ciudad–memoria” y una “ciudad– encuentro”, con un dejo de nostalgia por la gradual desaparición de una ciudad donde se podía pasear y reconocerse dentro de una comunidad y de cómo esta nueva tendencia, ha mermado la habitabilidad de la ciudad, aseverando que las personas que viven en ciudades para jubilados o en ciudades privadas que existen en América, siguen el modelo de la pequeña ciudad, donde se posibilita el encuentro, el saludo y, en general, las relaciones cara a cara. Este etnólogo contemporáneo, sostiene que los espacios que se derivan de la sobremodernidad, son en realidad no lugares. Las categorías que considera son tres: 1) espacios de circulación, como autopistas, áreas de servicios en las gasolineras, aeropuertos y vías aéreas; 2) espacios de consumo: super e hipermercados, cadenas hoteleras y, 3) espacios de la comunicación: pantallas, cables y ondas con apariencia a veces inmateriales (Augé, 2007). Son espacios, dice, donde los individuos solo transitan, donde la realidad es sustituida por la imagen y que conducen a maneras distintas de relacionarse tanto con el yo, como con los otros y el mundo en general. A partir de estas ideas, se describen a continuación algunos puntos de partida útiles para profundizar en una investigación basada en estos conceptos: a. El supuesto: La percepción del adulto mayor que habita en Ciudad Juárez acerca de los no lugares está relacionada con su confinamiento al espacio privado. b. El objetivo general: Determinar en qué forma incide la percepción que tiene el adulto mayor que habita en Ciudad Juárez acerca de los no lugares en su confinamiento al

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espacio privado. c. El objetivo específico 1: Conocer la percepción que tiene el adulto mayor que habita en Ciudad Juárez acerca de los no lugares. d. El objetivo específico 2: Conocer el grado de confinamiento al espacio privado que presenta el adulto mayor que habita en Ciudad Juárez. e. La metodología: En principio, el estudio se visualiza desde las tradiciones cuantitativa y cualitativa, utilizando el método combinado, a través de entrevistas en profundidad, grupos focales y observación participante. Sin embargo, dada su naturaleza, la recogida de datos podría requerir de la incorporación de historias de vida y otras formas de acopio de información, que tendrían que construirse sobre la marcha del proyecto. A través de la observación directa y sondeos informales que se han realizado hasta el momento para efecto de construcción de un marco referencial en trabajo de tesis que sobre experiencia espacial de envejecer en Ciudad Juárez se lleva a cabo en el Programa de Doctorado en Estudios Urbanos de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, se ha elaborado el supuesto de que en esta urbe fronteriza un considerable porcentaje de adultos mayores se encuentra la mayor parte del tiempo, confinado al espacio privado, ya que su desplazamiento intraurbano se observa menor al que ocurre en otras ciudades, con las cuales, empíricamente se ha comparado. Por ello, se parte del supuesto de que los espacios denominados como no lugares por Marc Augé, son espacios conocidos tal vez por una minoría de las personas quienes, a nivel local, componen este grupo etario. La afirmación de Augé en el sentido de que existe una gran diversidad entre las generaciones con respecto a la familiaridad que tienen con las tecnologías, resulta al parecer válida en el caso del adulto mayor en Ciudad Juárez, ya que sus particulares características de vulnerabilidad que incluyen pobreza y aislamiento, quizá tengan también, como denominador común, el desconocimiento de la tecnología que se utiliza actualmente. Por éstas y otras razones, incorporar el conocimiento de su percepción acerca de los espacios de circulación, consumo y comunicación, resulta de interés para estudiar y entender la experiencia espacial de envejecer en el lugar. Conclusiones Los acelerados cambios en el desarrollo urbano contemporáneo, la dinámica económica que sigue el patrón de la globalización y, en general, las tendencias que sigue el comportamiento demográfico mundial en sus diferentes espacios, marcan la necesidad de poner en marcha todos los instrumentos de que se disponga para hacer frente a situaciones inéditas, como el envejecimiento poblacional. La experiencia espacial de envejecer es un fenómeno que se caracteriza por su complejidad; las demandas específicas que el adulto mayor contemporáneo está presentando, así lo evidencian. Por esa razón, a las que se consideran como principales urbes, les ha sido asignado un papel importante en las estrategias de intervención y gestión sobre éste y otros temas de interés social, a los que no pueden hacer frente de manera eficaz ni en aspectos de infraestructura ni de equipamientos (Dillon, y otros, 2008). Si se parte de que, tal como lo consigna la Carta de Atenas, el urbanismo expresa la manera de ser de una época y se en-

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tiende además que la ciudad constituye la oportunidad para que las interacciones sociales enriquezcan la vida humana, no puede menos que reconocerse la importancia del concepto de habitabilidad y la necesidad de que, en el caso de Ciudad Juárez, el diseño de las estrategias de planificación urbana se realice a partir de la consideración del análisis del contexto ambiental que existe al comenzar el siglo xxi, donde el grupo de población, compuesto por adultos mayores, se concibe como sumamente vulnerable. De ello se deduce que las ciudades contemporáneas requieren el diseño de estrategias que les permitan hacer más eficiente la conectividad entre los lugares de vivienda y los lugares públicos, que incluyan la adopción de medidas para optimizar el transporte e incrementen la seguridad, que faciliten la convivencia social, y permitan el acceso a los lugares de compra y de consumo, entre otras; todas ellas tendientes a coadyuvar en el incremento de la calidad de vida, no solo del segmento de población de adultos mayores, sino de la sociedad en su conjunto. Dado que las condiciones actuales marcan que la tendencia en el incremento del envejecimiento demográfico no solo continuará, sino que observará ritmos cada vez mas acelerados, los futuros adultos mayores podrían ver disminuida la posibilidad de satisfacer las necesidades que presentarán, por lo que la incorporación del componente gerontológico en la planificación de la habitabilidad en las ciudades es necesaria y, en el caso de Ciudad Juárez, por sus particulares características, tal vez sea verdaderamente apremiante. 5. Referencias Arvidson, A. y Carter–Novotni, S. (2011). Here’s to long life. American Planning Association, 77 (7). Augé, M. (2007). Sobremodernidad. Del mundo de hoy al mundo de mañana. Contrastes: Revista cultural. 47. Augé, M. (2000). Los “no lugares” espacios del anonimato, una antropología de la sobremodernidad. (Trad. M. Mizraji). España: Gedisa. Bauman, Z. (2003). La Globalización. Consecuencias humanas (Trad. D. Zadunaisky). México: Fondo de Cultura Económica. Bernal, M. y Mensa, A. (2009). “Algunas reflexiones sobre ciudad, espacio público y ciudadanía’. Provincia, 22, 41–65. Cairns, G. (2007, mayo 20). Un inglés imperfecto. Magazine El Mundo. Recuperado de http://www.coam.org/pls/portal/coam_noticias.pkb_noticias Coates, N. (1996). Ecstacity. En: R. Middleton (Ed.). The Idea of the City (pp. 144–155). Architectural Association, Cambridge, Massachusetts: London/MIT Press. De la Serna, P. (2003). La vejez desconocida. Una mirada desde la biología a la cultura. Madrid: Ediciones Díaz de Santos. Delgado, O. (2003). Debates sobre el espacio en la geografía contemporánea. Bogotá: Universidad Nacional/Unibiblos. Dillon, B., Cossio, B., Lausirica, C., Pombo, D. y Filomía, L. (2008). Nuevas configuraciones territoriales en una ciudad intermedia . El Club de Campo La Cuesta del Sur. Anuario Nº 8,39–57. Argentina: Facultad de Ciencias Humanas/UNLPam. Fuentes, C. (2001). Los cambios en la estructura intraurbana de Ciudad Juárez, Chihuahua, de monocéntrica a multicéntrica. Frontera Norte, 13, 95–118. 

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6. Anexos Anexo 1 Figura 1. Accesibilidad dificultada, vivienda de dos plantas, (Ciudad Juárez, Chihuahua).

Figura 2. Accesibilidad dificultada, vivienda de dos plantas (Ciudad Juárez, Chihuahua).

Fuente: Material fotográfico propio

Fuente: Material fotográfico propio

Anexo 2 Figura 3. Accesibilidad dificultada para tránsito peatonal, vialidad (Ciudad Juárez, Chihuahua).

Figura 4. Accesibilidad dificultada para tránsito peatonal, vialidad (Ciudad Juárez, Chihuahua).

Fuente: Material fotográfico propio

Fuente: Material fotográfico propio

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Anexo 3 Figura 5. Accesibilidad dificultada, banqueta en zona residencial (Ciudad Juárez, Chihuahua).

Figura 6. Accesibilidad dificultada, banqueta en zona residencial (Ciudad Juárez, Chihuahua).

Fuente: Material fotográfico propio

Fuente: Material fotográfico propio

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El habitar, espacio urbano y la construcción de imaginarios en Ciudad Juárez

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Ramón Leopoldo Moreno Murrieta2

onsiderando al habitar como un proceso que desarrollan los individuos en el espacio donde viven: casa, ciudad, trabajo; donde realizan interacciones cotidianas en las que distintas posiciones y prácticas (habitus), se entretejen para canalizar los mecanismos propios de cada sujeto en el asentamiento urbano que habita y el grupo que lo rodea. En este sentido, la relación que se establece en un determinado lugar para vivir responde a las formas de vinculación que adopta el sujeto en ese espacio, su acción, formas de establecer relaciones, habilidad de integración al grupo, permanencia, y asumir los propios valores que lo identifican como ser humano: prácticas personales y colectivas, roles sociales, decisiones y posiciones ante las respuestas a los comportamientos que suceden en su medio. La conexión entre habitar, prácticas sociales y espacio social sería reforzado de acuerdo a Marc Augé (2004: 134–125) “al lugar objetivo, al espacio donde se inscriben marcas objetivas de identidad, relación e historia (monumentos funerarios, iglesias, lugares públicos, escuelas, etc.) y lugar simbólico a los modos de relación, con el otro que prevalecen en aquél (residencia, lenguaje, intercambios); no lugares objetivos son los espacios de tráfico, comunicación y consumo, y no lugares subjetivos son los modos de relación con el exterior que prevalecen en aquéllos: tránsitos, mensajes, anuncios, códigos”. A partir de estas reflexiones, el análisis del habitar permite entender las formas de vinculación que adopta el ser humano con respecto a su entorno, los procesos de evaluación 2 Doctor en Ciencias Sociales. Profesor de Tiempo Completo,, Maestría en Planeación y Desarrollo Urbano, Doctorado en Estudios Urbanos del Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. [email protected] y [email protected].

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con el tiempo y el espacio marcan los procesos particulares que se entretejen en el mismo, dando una relevancia significativa a como se ha estructurado las diversas acciones que los individuos realizan en el lugar que eligen para vivir y en el cual se relacionen con las formas particulares que definen o dan sentido a sus acciones cotidianas, por su parte la conexión con los imaginarios sucede en el momento de intersección de los pensamientos individuales con la realidad en que se vive y las prácticas sociales en las que se ven insertos los residentes, tal y como lo expresa Torres (2010; 2) lo imaginario requiere de una imagen mental ya que es su materia prima, que se hace social cuando es comunicada. Por tanto, esta conexión se vincula con ese conjunto de formas que los residentes llevan a cabo en un lugar determinado que incluye la vivienda, el parque, los recorridos por la ciudad, las compras, pláticas con los vecinos, entre otros elementos sociales que conectan esta forma de vivir y ocupar la ciudad. En otra dirección Molinares y Madariaga (2007: 168) apuntan que lo imaginario profundiza en lo subjetivo y se concibe como representaciones (mitos, memorias, arquetipos) que una determinada sociedad o comunidad tiene de sí misma y de otras, en este sentido, las formas de vivir, pensar y dibujar el lugar o espacio donde se habita, permite construir este proceso, la ciudad donde se realiza la vida cotidiana de los residentes conducen a interpretar una realidad que parte de esos mecanismos individuales y/o colectivos que surgen en ellas, por ejemplo, las respuestas que otorgan a las obras públicas que modifican el entorno donde se realizan, como la modificación de una calle, vivienda, plaza, o parque, la introducción de servicios y equipamiento, constituyen elementos significativos de enlace con la relación entre habitar, imaginarios y espacio urbano. Refiriendo a este último elemento, el proceso de construcción de asentamientos urbanos en la historia de las ciudad y donde residen diversos grupos sociales, permite entender la configuración espacial que se realiza en cada zona y sector geográfico, que permite ubicar el contexto social, cultural, demográfico, ideológico, urbanístico, económico en el que se han desarrollado significados, percepciones y construcciones de lugares particulares que le dan sentido e identidad a la relación entre el habitar, los imaginarios y el lugar donde se asienta, es en esta dirección que interesa destacar que el habitar es un enlace para entender la relación que se adopta en los espacios físicos para construir prácticas y relaciones sociales particulares entre los habitantes de un determinado fraccionamiento, colonia o barrio. Tal y como lo señala Prieto (2011: 75) el rasgo del habitar consiste en cuidar que despliega todo el ser del hombre en relación con las cosas. Se ha elegido para este trabajo el caso de Ciudad Juárez como elemento de análisis de los distintos procesos, que se han generado en sus asentamientos lo que ha identificado esta localidad fronteriza como un centro de intensa actividad poblacional, económica, cultural que han fusionado distintas formas de ocupar el espacio urbano y que han dado por resultado la creación de una ciudad sui generis en toda su estructura urbana, a su vez, crear zonas que nos identifican el surgimiento y desarrollo de los imaginarios en procesos concretos. El análisis metodológico estará basado en el uso de fotografías, revisión documental y la integración de mapas para ubicar los principales procesos que identifican los paisajes urbanos de la ciudad, la inclusión del habitar y la construcción de los imaginarios en los mismos, así como testimonios de residentes.

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Habitar, configuración espacial e imaginarios En este apartado, partimos de la premisa relacional que el habitar es la expresión que realiza el hombre en torno al medio donde vive y las expresiones que emite del mismo, por medio de acciones específicas, pensamientos o simplemente la plática que realiza del lugar donde se asienta, por tanto, el mismo estará representado como un proceso que desarrollan los individuos en el espacio donde viven: casa, ciudad, trabajo; donde realizan interacciones cotidianas en las que distintas posiciones y prácticas (habitus) se entretejen para canalizar los mecanismos propios de cada sujeto en el asentamiento urbano que habita y el grupo que lo rodea. Con ello, se desarrolla el imaginario, que es la facultad humana que provoca la creación de supuestos escenarios irreales que se pueden materializar. Al respecto García Canclini (1999: 89) al referirse al habitar y experimentar la ciudad, agrega que no solo se hace la experiencia física de la ciudad, ni se recorre, ni se siente en el cuerpo, sino que imaginamos mientras viajamos, construimos suposiciones sobre lo que vemos, sobre quiénes se nos cruzan, las zonas de la ciudad que desconocemos y tenemos que atravesar para llegar a otro destino, en suma, qué nos pasa con los otros en la ciudad. Visto de esta sencilla manera, el habitante construye visiones propias en su recorrido, por un lado en automóvil, caminando, en transporte urbano, o bicicleta y percibe desde la movilidad que se genera en los espacios que se desarrollan en la ciudad y los vínculos que establece con su entorno, casa, vecinos, amigos, así el imaginario surge, se enlaza, forma parte de un eslabón permanente o definitivamente en el sujeto, en el espacio, y en esos actos particulares que se crean en el tiempo y espacio. El imaginario urbano de acuerdo a Lindón (2007: 12) constituye una mirada que necesariamente da cuenta de la relación entre lo no material, la subjetividad espacial, y la ciudad en cuanto a sus formas materiales y a las prácticas que se inscriben en esas formas materiales. Por ejemplo, en la construcción de vivienda, cuando se viaja en transporte público o en automóvil, cuando el individuo camina por la calle y observa anuncios publicitarios, así se determina el imaginario, como un elemento que nos ayuda a expresar y entender tanto los usos y prácticas, como las percepciones que se generan en cada sitio. Escudero Peña (2005: 2) señala que en el espacio urbano, un proceso social complejo se instaura a partir del hecho que en la construcción del mismo, además de los actores urbanos, existen una serie de componentes, políticas, económicas, históricas, culturales, que tienen sus influencias y se sobreponen unas con otras, produciendo un tipo de espacio que corresponde a una coyuntura de situaciones de un espacio-tiempo determinado. En esa orientación, las imágenes mentales aparecen en forma clara en cada acción que el individuo o grupo decida realizar, la construcción del acto imaginario se establece en lo señalado por Bourdieu (1990: 289), la percepción del mundo social entraña un acto de construcción operado en la práctica, sin alcanzar el nivel de la representación explícita ni de la expresión verbal. Coincide con Torres (2010: 3) el imaginario urbano es una representación psico–social–cultural y simbólica, que puede ser de manera individual o colectiva, y que se origina en el uso y apropiación cotidiana de cualquier tipo de espacio. A lo que agrega Hiernaux (2007: 20) el imaginario es un proceso dinámico, donde se crean imágenes que conducen procesos, guías en la acción del individuo y los grupos. Finaliza Lindón (2007: 12) las prácticas sociales al anclarse y despegarse en el espacio de la ciudad, contri-

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buyen a la hechura de la ciudad material, pero al mismo tiempo, esas prácticas adquieren ciertos rasgos a partir de la materialidad de la ciudad. La Figura 1, muestra los elementos relacionales que se dan entre la acción individual y colectiva que realiza el ser humano, el lugar donde se realizan las mismas, los procesos en los que el contexto se realiza, y la conducción a la edificación del habitar y los imaginarios. En este orden de ideas, el primer elemento para reflexionar sobre éste último, es la construcción de la representación social y cultural tanto individual como colectiva de una práctica socio-cultural en un determinado espacio, en dónde lo simbólico se relaciona con la producción social de un tipo de cultura y que a partir de la interacción, los significados y símbolos, permean una territorialidad dada (Torres, 2010: 2). Un segundo elemento nos argumenta que el imaginario surge, donde el tiempo y las relaciones humanas son parte fundamental de modelos de acción social, los cuales se desarrollan de acuerdo a los grupos que se establecen en determinados asentamientos urbanos, en este sentido, las colonias, fraccionamientos y barrios serán el medio físico para explicar cómo se generan estos mismos dentro de las actuaciones individuales de los habitantes. En un tercer hecho, los imaginarios sociales de acuerdo a Molinares y Madariaga (2007, 169) están asociados a un momento histórico y cristalizan creencias, intereses, normas y valores, se constituyen en metáforas de creación instantánea y constantes que dicen algo nuevo sobre la realidad. En este contexto, el análisis de los elementos de la Figura 1, permitirán comprender el caso de Ciudad Juárez, través de la descripción de su territorio, demografía, configuración espacial para entender el proceso de realización del habitar específico y la construcción de los imaginarios por parte de sus residentes, tomando en consideración sus experiencias y practicas personales dentro de la ciudad.

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Figura 1. Elementos conceptuales en el desarrollo del habitar y los imaginarios.

Fuente: Elaboración propia.

Ciudad Juárez: el habitar, los imaginarios y la formación del espacio urbano Ciudad Juárez ha tenido a través de su historia, una conformación urbana en distintos momentos que la han convertido en una metrópoli de gran importancia en la franja fronteriza entre Chihuahua y Texas, de tal forma que su crecimiento urbano se ha orientado en distintas zonas de la ciudad, lo que ha venido creando nuevos polos de desarrollo habitacional y de actividad económica en su mayor parte propiciada por la industria maquiladora de exportación. Las transformaciones que se han presentado en la antigua Paso del Norte han creado una ciudad con diferentes sectores de población que han constituido asentamientos urbanos con peculiares características sociales, económicas, demográficas y culturales, además han contribuido a retratar imágenes propias en cada uno de ellos, y a su vez han originado al interior de la ciudad una economía diversificada que la hacen verse como un centro de atracción para la población que busca encontrar mejores condiciones de vida, esto todavía hasta antes de aparecer la intensa ola de violencia que se ha desprendido en la misma entre 2006 y 2008 la que se ha venido intensificando en 2009 y 2010. El crecimiento de la ciudad se orienta hacia distintos sectores, creando espacios con diferentes características, a partir de sus inicios que es en la parte norte y centro de la misma se va creando una bifurcación significativa en las colonias, fraccionamientos y barrios lo que va modificar sustancialmente la vida cotidiana de los pobladores de esta frontera, así como sus actividades económicas. El Mapa 1 muestra la orientación territorial que ha caracterizado a Ciudad Juárez a partir de su proceso de crecimiento, considerando 1900 como un año donde la población crece con 8218 habitantes, lo que aumentará en un 29.20% en 1910 (Cuadro 1) lo que sig-

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nifica la atracción que ejercía la ciudad en estos años sobre todo con las distintas fuentes de trabajo que ofrecía el comercio y el turismo que se ejercía en esos años, como lo señala el Ayuntamiento de la Ciudad (2005) argumenta que para fines del siglo pasado su población creció gracias al intenso comercio, pero los buenos tiempos terminaron y empezó el siglo con solo 10 000 habitantes. Volteó entonces al turismo y convirtió la diversión en negocio: a ella llegaron sedientos miles de norteamericanos que luego se asustaron y se divirtieron cuando los maderistas la tomaron. Vinieron épocas de crecimiento en 1913, cuando la ley seca. El dinero corrió nuevamente por sus calles hasta que la represión volvió a golpearla.

Mapa 1. Proceso de evolución histórica del crecimiento urbano e integración de espacios públicos intervenidos.

Fuente: Elaboración de Luis Wong en base a Javier Chávez y Erick Sánchez (2010). “El crecimiento urbano de Ciudad Juárez. Una lectura de La cartografía histórica” en Anna Vincenza Nufrio. Ciudad Juárez La Historia de una ciudad y de una frontera. No Mad / Yuzu Lab. Genova Italia

El Mapa 1 señala los distintos vaivenes que ha tenido la población de Juárez a partir de 1930 hasta 1950 con ritmos de crecimiento en ascenso, pero también con descenso sobre todo en la década de 1940 que corresponde sobre todo a las crisis económicas que se presentaron en esos años en Estados Unidos y que influyó de manera significativa en las actividades económicas de la ciudad sobre todo del turismo, aquí cabe señalar la primera zona del silencio que albergó esta actividad en el territorio de la ciudad, sobre todo por la disminución de turistas que llegaran a Juárez.

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Durante el período de 1950–1980 la expansión urbana de Juárez sigue en ascenso, con incremento poblacional significativo hacia las partes del sur y oriente de la misma que se expresan en el Mapa 1 y en relación con el Cuadro 1 el incremento tiene variaciones en la misma, esto produce cambios en los factores sociales, económicos y culturales de la ciudad, en la configuración espacial, con la inclusión de acciones emanadas del gobierno federal para impulsar el desarrollo económico especialmente en las localidades fronterizas. Estos programas son el de Comercialización Fronteriza (pcf), el Nacional Fronterizo (pronaf) y el de Industrialización Fronteriza (pif). De 1980 al 2005 la realidad demográfica de Juárez, si bien es cierto que en términos absolutos va en aumento, también es importante señalar que no es tan acelerado como lo ocurrido en la décadas anteriores a 1980, mientras que la mancha urbana adquiere otros matices en cuanto a la composición de sus habitantes, por un lado aparecen nuevos tipos en la producción de vivienda (Infonavit, fraccionamientos cerrados y colonias populares) forman parte de este mosaico urbano que se genera en Juárez.

Cuadro 1. El crecimiento urbano de Juárez 1900–2005 Año

Población

Incremento

1900

8218

1910

10 621

29.20%

1921

19 457

83.20%

1930

39 669

103.90%

1940

48 881

23.20%

1950

122 566

150.70%

1960

262 119

113.90%

1970

407 370

55.40%

1980

544 496

33.70%

1990

789 522

45.00%

1995

995 770

26.10%

2000

1 187 275

19.20%

2005

1 301 452

9.60%

Fuente: Javier Chávez y Erick Sánchez (2010). “El crecimiento urbano de Ciudad Juárez. Una lectura de La cartografía histórica” en Anna Vincenza Nufrio. Ciudad Juárez La Historia de una ciudad y de una frontera. No Mad / Yuzu Lab. Genova Italia.

Cinco características se pueden agregar más en el crecimiento y desarrollo urbano de Ciudad Juárez y en las cuales se inserta el estudio del habitar, los asentamientos humanos y con ello, la producción de imaginarios, etapas que se describen en los siguientes procesos:

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Primero, en 1960 el casco urbano de la ciudad se encontraba formado por más de cincuenta colonias, que se encontraban vinculadas al centro por una red vial, cuya configuración atendía, en forma clara, la lógica de una ciudad monocéntrica de crecimiento radial (Gutiérrez, 1993). Segundo, los asentamientos dentro de la mancha urbana son mucho más variados, en el poniente siguen predominando los que adquieren el suelo a precios muy bajos, pero empieza a perfilarse otra vía para adquirir predios urbanos en las zonas marginales, alejada del mercado y estrechamente ligada a las nuevas oportunidades que ofrecen las disputas políticas (Chávez y Santiago, 1993). Tercero, la creación en Juárez de tres zonas de crecimiento urbano y demográfico: a) Norte, que representa la zona más rica, urbanamente consolidada y en la que se encuentra la gran mayoría de los servicios de educación, salud, y asistencia social de la ciudad, con poco menos del 20% de población, b) Poniente, concentra poco más del 40% de población y que ha resentido durante cuarenta años la marginación en cuanto a la infraestructura urbana y social del municipio, y es donde se incluyen dos zonas: Centro y Alta– Zapata, b) Zona Sur, corresponde a la zona de crecimiento de la ciudad con mejor infraestructura, con un 40% del crecimiento de la población y combina zonas pobres con centros comerciales y fraccionamientos residenciales que corresponden a otros estratos socioeconómicos (Almada, 2007, 16–17). Esta clasificación se registra en el Mapa 2. Cuarto, de acuerdo a Moreno y Wong (2012), la creación de zonas intervenidas con obras públicas es un mecanismo para que la población vulnerable sea atendida por programas de beneficio comunitario por parte de autoridades gubernamentales y asociaciones civiles, para lograr disminuir problemas como la delincuencia, adicciones, desintegración familiar, deserción escolar y vandalismo puedan vincular a este tipo de residentes con su comunidad, por medio de la restauración de lugares como plazas, parques, entre otros y con ello identificar nuevas formas de habitar y producción de los imaginarios (ver Mapa 2), ocurriendo con mayor frecuencia a partir de los años recientes de crecimiento urbano en Ciudad Juárez posterior al 2005 y los cuales se ven insertos por distintos procesos sociales, culturales, demográficos, económicos, políticos y urbanísticos, que se expanden principalmente en las áreas del sur, poniente y oriente de la ciudad, señaladas en el mapa 2 con los números 10, 11, 12 y 13 destacando las zonas de Sur poniente, Jilotepec, Granjero, Morelos–Las Torres y Zaragoza. En este apartado es interesante destacar los elementos socio espaciales que se presentan en las zonas apuntadas para este ejercicio (10 a 13) forman de todas las obras intervenidas el mayor número de acciones dirigidas dentro de los programas gubernamentales, eso indica que en esas áreas urbanas de la ciudad, la composición de la población se manifiesta en forma diferencial al resto de las otras acciones de intervención que se dispersan por las zonas señaladas con los números 6, 7, 8 y en menor medida en las zonas 3 y 4, hay que destacar que son espacios urbanos asentados en condiciones físicas accidentadas y con carencias económicas que hacen compleja la vida cotidiana para los moradores de estos lugares.

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Mapa 2. Zonas poblacionales de Ciudad Juárez

Fuente. Elaboración de Luis Wong Mata con base a Hugo Almada Mireles (2007). La realidad social de Ciudad Juárez. Tomo II. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Quinto. El desarrollo urbano y de los asentamientos humanos expresados en distintas connotaciones como colonias, fraccionamientos, barrios (identificados por el sentido de pertenencia de algunos entrevistados), asentamientos irregulares (invasiones), forman parte de este mosaico de construcción de distintas expresiones sociales, culturales y urbanísticas, que identifican el hacer cotidiano en Ciudad Juárez. Por otro lado, las cualidades del espacio y del lugar convergen en esas manifestaciones individuales de concebir su entorno, la casa donde se vive, los vecinos con los que se comunican, las vialidades por donde transitan, el supermercado a donde se asiste a realizar las compras, la tienda de abarrotes de la colonia, el cine, los murales, la visita a parques y plazas, el reconocer simbólicamente son elementos que hacen del habitar y los imaginarios, formas para identificar los procesos, en algunos casos subjetivos y que se convierten en objetivos cuando estos se difunden. Rizo (2006: 7) agrega, que comprender el entorno urbano, la ciudad, requiere en la actualidad una mirada abierta. No debemos abordar el espacio urbano solo como la dimensión física de la ciudad, sino que es fundamental incorporar la experiencia de quienes habitan en ella. Por ejemplo, los relatos, trayectorias, construcción de vivienda, llegada a la ciudad en sus etapas primarias integran este conjunto de experiencias que hacen que se observe la situación en diversas tonalidades, transformaciones espaciales que han dado vida a esta

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localidad fronteriza como un centro de flujos objetivos y subjetivos, percepciones e imágenes que se vislumbran en cada rincón de la ciudad. Estas prácticas y usos en la vida cotidiana que se construyen en esta localidad fronteriza de Chihuahua, son el espejo de una adaptación y modificación del medio territorial donde se han asentado los habitantes desde aquellos que llegaron a trabajar los campos agrícolas, la cervecera, a trabajar en el ferrocarril, hasta los que arribaron atraídos por la industria maquiladora y el desarrollo comercial y de servicios, son los actores que han construido este tipo de ciudad que se ha edificado, tal y como lo argumenta Lindón (2006: 14), la territorialidad es el conjunto de relaciones tejidas por el individuo en tanto que miembro de una sociedad, con su entorno. Reflexión que conduce a observar esos procesos particulares que se han generado en la ciudad por los distintos recorridos que se han realizado por Ciudad Juárez, algunos hallazgos permiten construir cualitativamente los procesos de identificar la evolución del habitar, y la inserción del mundo cotidiano en algunos asentamientos humanos, donde el imaginario es una fuente rica para crear significados y dar el sentido a las formas de vida que se han instalado en los mismos, además de los procesos cualitativos de los residentes en identificar los lugares donde se han instalado. El Cuadro 2 y el Mapa 3 ilustran algunos de los hallazgos de investigación realizadas por medio de trabajo de campo, observación directa y entrevistas los cuales han permitido vincular estas cualidades. El Cuadro 2 incluye por zonas, los espacios urbanos, la localización en la ciudad y la relación que se establece con el habitar y los imaginarios, cualidades que permiten analizar los distintos procesos que se han gestado al interior de Juárez, en el mismo se observan puntualizaciones específicas de estos mecanismos que han seguido la población que se ha asentado en estos lugares, dando así la oportunidad de crear significados a la vivienda, el entorno, la relación con los vecinos, y sobre el vivir, apropiar y crear imágenes propias de ese espacio social y cultural que se ha gestado en cada uno de ellos. La realidad de Juárez como se comentó en los anteriores apartados de este estudio muestran tendencias a crear estigmas, representaciones quizás equivocadas en ellas por los distintos actos de violencia e inseguridad que se instalaron en ella, el abandono de viviendas y la creación de áreas no propias para el desarrollo de un habitar y calidad de vida que se pudiera justificar. Realidades contrastantes que crean imaginarios fuertes y sólidos en base a experiencias y trayectorias de la colonia o el barrio, hasta percepciones y prácticas defensivas ante la violencia que sería los cierres de calles, produciendo distintos fenómenos urbanos, problemas en las vialidades, auto segregación, diferenciación social, exclusión, fragmentación urbana, espacios vacíos.

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Cuadro 2. Espacios urbanos, habitar e imaginarios en Ciudad Juárez Zona

Tipología en la identificación del espacio urbano.

Localización

Relación con el imaginario y el habitar Expresiones fuertes en historias, memorias, procesos de creación de significados y representaciones sociales y culturales.

1

Fundacional

Centro, Alta Zapata, Norponiente

2

Crecimiento

Poniente Azteca Revolución

Maniffestaciones sociales y luchas por ocupar el territorio, procesos de autoconstrucción y vivienda.

3

Reorientación de la mancha urbana

Sur Poniente Jilotepec Granjero

Expansión de vivienda de interés social, clase media y diferenciación de grupos, hay tendencias de segregación y marginación.

Expansión hacia el sur y oriente

Morelos Las Torres Zaragoza

Nuevos procesos en la forma de hacer ciudad, abandono de vivienda y en algunos sectores en respuesta a la inseguridad cierre de calles.

Privatización de espacios urbanos y transformaciones territoriales

Norte Integración Ecológica. Segundo Cuadro

Vinculación de interés en la composición de la estructura urbana, transformaciones territoriales y aparición de condominios, urbanizaciones cerradas y cierres de calles.

4

5

Fuente: Elaboración propia en base a trabajo de campo: observación, entrevista, recorridos y zonificación urbana de Hugo Almada Mireles (2007). La realidad social de Ciudad Juárez. Tomo II. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

El Mapa 3 es una construcción geográfica para referenciar en forma territorial la relación entre habitar e imaginarios urbanos que se explican en el Cuadro 2 para el caso de Ciudad Juárez, tal como lo acotan Molinares y Madariaga (2007: 168), la construcción social es inacabable, dinámica y permeada por múltiples aspectos objetivos y subjetivos; lo imaginario profundiza en lo subjetivo, y se concibe como representaciones (mitos, memorias, arquetipos) que una determinada sociedad o comunidad tiene de sí misma y de otras. Sentido que permite apreciar las distintas zonas urbanas de esta localidad fronteriza que se representa por usos y prácticas diferenciadas que se explican en el Cuadro 2. Atendiendo a ello en el mapa citado, se incorpora un elemento más de análisis que son las obras realizadas por distintos programas gubernamentales y que, de alguna manera, inciden en esta construcción de un habitar determinado y un imaginario que se diseña y rediseña con el paso del tiempo. De acuerdo con Moreno y Wong (2012), el espacio público en Ciudad Juárez se ha visto trastocado por las distintas acciones que en él han influido y sobre todo han impactado en la formas de concepción de la población hacia los mismos, por ejemplo, en algunas zonas de la ciudad que se marcan en el Cuadro 2 y Mapa 3 con los números 1, 2 y 3, son parte de algunos procesos fundacionales, de crecimiento y expansión en colonias, fraccionamientos o asentamientos irregulares, donde la violencia e inseguridad ha creado paisajes urbanos influidos por la violencia, los residentes que habitan los mismos, comentan que es el lugar que les tocó vivir, no han podido cambiarlo, por tanto permanecen en ellos.

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Mapa 3. Espacios públicos intervenidos y sus relaciones con el habitar e imaginarios urbanos

Fuente. Elaboración de Luis Wong Mata con base a Hugo Almada Mireles (2007). La realidad social de Ciudad Juárez. Tomo II. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y además de recorridos de campo, observación y entrevistas.

Como se observa en este mapa, las zonas marcadas con 1 y 2, corresponden a etapas fundacionales y de crecimiento de la ciudad; esta dirección se elaboró de acuerdo a los resultados de las entrevistas, un habitar e imaginario basado en las condiciones y experiencias de algunos habitantes con mayor antigüedad en la ciudad. Los resultados que develan en estas áreas, permiten establecer un imaginario sólido en cuestión del análisis territorial donde se ubican las viviendas, las acciones que se han generado en cuestión de recuerdos y añoranzas por las antiguas condiciones que se edificaron en Juárez, por ejemplo, las colonias Chaveña, Hidalgo, Centro y Felipe Ángeles, por citar algunas que se ubican en estas zonas, la comunicación con los vecinos se hace más de integración y colaboración, los sentimientos de pertenencia al lugar se reviven, sobre todo porque en otros sectores urbanos, sus condiciones físicas no le son tan favorables, además de la economía que se ha establecido en estas colonias, marcan esas luchas constantes de los pobladores a surgir, a manera general y como se aprecia en el Mapa 3, las acciones gubernamentales de intervención en los espacios comunitarios, reflejan una preocupación constante por revitalizar estos lugares. Aquí el habitar se construye con realidades palpables de pobreza, marginación y en algunos casos de segregación. Por su parte las zonas señaladas con 3 y 4, tienen algunas características urbanísticas, sociales y económicas similares a las de la zonas 1 y 2, sin embargo, aquí se incorporan con mayor fuerza otros elementos citados en el Cuadro 2, por ejemplo, una diversidad en la población, coexistencia de asentamientos populares, medios y urbanizaciones cerradas para estos grupos, los espacios urbanos y la realidad que se vive en Juárez también se ha im-

pregnado de violencia e inseguridad en estos asentamientos urbanos. Por tanto, el habitar e imaginario que se construye en estas zonas responden a esas situaciones, por ejemplo, espacios públicos deteriorados, vandalizados o poco utilizados, vivienda en abandono, terrenos agrestes que dificultan la convivencia, vegetación escasa, problemas en servicios, poco interés de los vecinos en cooperación o solidaridad, algunas acciones defensivas como el cierre de calles en lugares planeados para lograr mejores condiciones de vida, forman parte de este mosaico de situaciones relacionados con el habitar y los imaginarios, los cuales se ejemplifican con el entorno que se ha edificado en estas colonias ilustradas en la foto 1 y otras de las acciones, como el cierre de calles en uno de los fraccionamientos planeados en la ciudad como parte del mercado de vivienda, ejemplifican esta tipología que se ha realizado en Juárez, en relación a los espacios urbanos y su inserción en la vida cotidiana. En la Foto 3, se agrega esta dinámica en la que se vinculan el quehacer en la ciudad, las representaciones y la construcción de significados, en este caso el imaginario urbano aparece como una explicación ante las acciones de intervención que se han realizado en estas colonias y fraccionamientos de la zona 3 y 4. Dos reflexiones teóricas, que se agregan a esta explicación para la relación habitar, espacio urbanos e imaginarios son establecidas por Molina y Madariaga (2007: 169) en el sentido que estos últimos están asociados a un momento histórico y cristalizan creencias, intereses, normas y valores, las cuales se constituyen en metáforas de creación instantánea y constantes que dicen algo nuevo sobre la realidad, y la otra es establecida por Torres (2010: 3) en el sentido que el imaginario urbano, permite crear puntos de referencia, sitios donde las relaciones y las prácticas socioculturales se intensifican (Fotos 1 y 3) y donde surge una identidad individual o colectiva, local o regional, es decir, un punto donde se establecen raíces y se crean redes sociales (Fotos 2 y 3).

Foto 1. Entorno de viviendas de interés social en el sector sur oriente de Ciudad Juárez

Fuente. Ramón Leopoldo Moreno Murrieta, en recorrido de campo 2012

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Foto 2. Cerramiento de calles en el Fraccionamiento Urbi Villa del Prado en Ciudad Juárez

Fuente: Ramón Leopoldo Moreno Murrieta, en recorrido de campo 2012

Foto 3. Elementos simbólicos en un estadio deportivo en Parajes del Sur en Ciudad Juárez

Fuente: Ramón Leopoldo Moreno Murrieta, en recorrido de campo 2012

El contexto geográfico del sector marcado con el número 5 de Ciudad Juárez, en el Mapa 3, tiene otros significados importantes en la tríada del habitar, espacios urbanos e imaginarios, en la configuración de asentamientos urbanos medios y altos, próximos a la zona norte, de integración ecológica; y el segundo cuadro, como se explica en el Mapa 2. Atendiendo esta tipología, y de acuerdo con las posturas teóricas de Molinares, Madariaga y Torres, los imaginarios se construyen en relación de los usos del espacio, la apropiación simbólica y los

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significados, por otro lado. En esta parte de la ciudad, la privatización del espacio urbano por medio de las urbanizaciones cerradas, los vecindarios defensivos en respuesta a buscar seguridad a través del cierre de vialidades primarias y secundarias, la reglamentación de la sociabilidad comunitaria a través de los comités de vecinos, los conflictos inter vecinos, producto del desacuerdo en el cierre de espacios, las viviendas destinadas a otro tipo de actividad que no sean el de habitación, la vialidad urbana, los accidentes, delincuencia y violencia cambios en los usos del suelo, transformaciones físicas del entorno territorial donde se asientan colonias, condominios y urbanizaciones en la mayoría de los casos, son parte de los elementos de análisis de este sector. La vivienda, el confort, la tranquilidad, la seguridad, la exclusividad y la diferenciación se asocia frecuentemente en el habitar que se teje en estas zonas, donde se busca proteger ante el extraño, el otro, la presencia de los elementos opuestos, intranquilidad, miedo, diferencia entre grupos, inseguridad por medio de la construcción de fraccionamientos con accesos controlados, el régimen de condominio, y en años recientes en respuesta a la violencia imperante en la ciudad, el cierre de calles, la lucha por el territorio y el mercado a través de la oferta y demanda de este tipo de viviendas, lleva a los grupos inmobiliarios a disputarse la zona por medio de los distintos mecanismos de promoción de su imagen, un medio donde las herramientas del diseño publicitario y las frases de atracción son los enlaces para formar cadenas de atracción y formación de un habitar diferente, los estilos arquitectónicos de la vivienda, son otro elemento de interés en entender estos procesos. El habitar, de acuerdo a Baltierra (2000), está más allá de la materialidad del objeto, aunque es mediante el objeto, uno de los medios, por los cuales el habitar se expresa. En el caso de los fraccionamientos cerrados y los condominios, la reglamentación y planeación de sus espacios comunes, vialidades, parques y formas de convivencia, forman parte de ese análisis que se ofrece al posible usuario, un mundo diferente con posibilidades de crecimiento a nivel físico de su vivienda, y a nivel social y cultural en el sentido de la oferta de una comunidad ideal, y donde se construye seguridad y protección, las Fotos 4 y 5 retratan ejemplos de los asentamientos y la promoción del habitar además de la construcción de imaginarios, en el primer caso (Foto 4) se enuncia a grandes palabras la edificación de un mundo idealizado: “Jardines de Aragón: donde los sueños se hacen realidad” y en el segundo caso (Foto 5), la reglamentación para los habitantes del fraccionamiento y las normas a seguir para quienes llegan e intentan acceder al mismo, el control al espacio interno de este tipo de urbanizaciones.

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Foto 4. El imaginario del habitar en los fraccionamientos cerrados en Ciudad Juárez

Fuente: Propia del autor. Recorrido de campo en febrero del 2012

Foto 5. La reglamentación de la vida social en los fraccionamientos cerrados en Ciudad Juárez.

Fuente: Propia del autor. Recorrido de campo en febrero del 2012

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239

En otro orden de ideas, los actores del Mapa 4 incluyen la ubicación de algunos de los entrevistados y su contratación con los sectores poblacionales, donde es posible identificar los procesos y mecanismos de sus vidas cotidianas, por ejemplo, el residente marcado con el número 1 del mapa A, se integra en la zona identificadas con los procesos fundacionales de Ciudad Juárez, mientras los señalados con los números 2 al 5, ubican las colonias Los Álamos, El Colegio, Los Pinos y el Dorado, son sectores de clase media y los cuales corresponden a la zona 5 del Cuadro 2 y Mapa B definidas como la privatización del espacio urbano y transformaciones territoriales, que también incluyen a los habitantes señalados con los números 6, 7, 8, 9, 10 y 11, que corresponden a fraccionamientos cerrados o donde surgen los vecinos defensivos para el cierre de sus calles, como Ampliación Campestre, Misiones, Las Placitas II, Jardines del Bosque, Quintas del Solar y Paseo de los Nogales. Finalmente el entrevistado 12, radica en Oasis Revolución que es ubicada en la sección 1 y 2, del Cuadro 2 referidas a procesos fundacionales y de crecimiento de la ciudad.

Mapa 4. Lugar de residencia de los entrevistados y su relación con el habitar y los imaginarios

Fuente: Elaboraciones de Ricardo Sosa Velázquez, Luis Wong Mata, en base a zonificación de Hugo Almada Mireles (2007). La realidad social de Ciudad Juárez. Tomo II. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, de recorridos de campo, observación y entrevistas, realizados por Ramón L. Moreno M.

El Cuadro 3, presenta algunos hallazgos obtenidos en las entrevistadas de algunos de los residentes localizados en el Mapa 4, considerando cuatro elementos de análisis: a) descripción de la vivienda, b) identidad con el entorno, c) descripción del lugar y d) experiencias en la ciudad, para describir y construir la relación con el habitar y los imaginarios, en este cuadro se seleccionaron 5 residentes, y a partir de sus testimonios, se pueden deducir algunas consideraciones:

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240

Primera, la vivienda es el centro de decisiones para seleccionar dónde y cómo hacerlo. Segunda, el lugar para alguno de los residentes tiene un significado de indiferencia, pero conserva el respeto al mismo por el valor simbólico de construcción de su vivienda anterior. Tercera, hay movilidad residencial en los entrevistados, al menos en la mayoría de los que seleccionamos, comentaron sus experiencias en otra colonia o fraccionamiento de la ciudad. Cuarta, hay percepciones positivas del entorno próximo, aunque se refirieron a otras negativas en los lugares de anteriores vivencias. Quinta, se construye una imagen de trayectos y recorridos personales o colectivas de la ciudad, por medio de actividades culturales (visitas al cine por mencionar algunas), la organización de la despensa (ir al supermercado), visitar a la familia y amistades entre otras.

Cuadro 3. Experiencias del habitar e imaginarios de los residentes seleccionados en Ciudad Juárez Entrevistado

Definición de la vivienda

Identidad con el entorno

Descripción del lugar

Experiencias en la ciudad

1

Amplia, de dos pisos tipo INFONAVIT.

Es agradable, ya que su casa es cómoda.

Tranquilo, hay armonía en las relaciones con los vecinos.

Buenas, acude con su familia a los centros comerciales y en ocasiones al cine.

2

Vivienda del sector medio. Espaciosa con tres recámaras.

Es apacible, hay comunicación con los vecinos.

La vivienda está situada en terrenos de 160 a 180 metros cuadrados.

Desplazamiento al trabajo, al super. a bibliotecas, y a reuniones con amigos.

3

La casa la construyeron abuelos en los años cincuenta.

Le es indiferente, sin embargo, hay adaptabilidad a las situaciones.

Habita en la parte alta de uno de los cerros de la colonia, sin problemas.

Visita a amigos y compañeros en otras colonias del centro y del poniente.

La casa está frente al parque viendo al sur, tiene amplias recámaras, una sala, cuarto de estudio y patio reducido.

Agradable por la seguridad, y adaptabilidad.

El entorno del fraccionamiento con casas iguales a veces resulta un poco aburrido sobre todo en las actividades de rutina.

Salida con conyugue a visitar a su familia y luego a la otra que viven en el sur, algunas en el centro y a veces al cine.

La vivienda fue adaptada a sus necesidades, en un principio era una sola recámara y después se amplió.

Favorable, hay convivencia entre vecinos, identificación, en efecto, positivamente.

La colonia es familiar, agradable y sobre todo, a pesar de sus problemas, hay comunicación con los vecinos.

Para ir a trabajar, hay un recorrido por algunas partes de la ciudad.

4

5

Fuente: elaboración propia en base a entrevistas y trabajo de campo realizadas en 2010, 2011 y 2012.

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241

Conclusiones El habitar es un proceso que conduce a entender la relación entre el espacio, los actores y los procesos que se generan en este proceso, cada uno de ellos a través del tiempo cumple o desempeña un rol que permite vincular formas de acción individual y colectiva. Las apropiaciones y prácticas se modifican de acuerdo a lo recursos económicos con los que se dispone, produciendo interacciones de apatía, indiferencia o bien, de desapego total al sitio y por ende a la ciudad, en esta situación, el imaginario aparece en el caos que en zonas urbanas se producen, al calor de los hechos de temor, descuido y deterioro de lugares físicos como los parques, centros recreativos o salones masivos, para dar paso a un habitar basado en la inseguridad y el temor. El habitar y los imaginarios urbanos son enlaces para que los actores, de quienes hacen ciudad y aquellos que la viven, entren en un círculo entre lo ideal y lo real, en aquellas condiciones que pueden permanecer en lo subjetivo y que no pasan al nivel de lo objetivo, sin embargo, son premisas todavía por seguir indagando. El espacio urbano construido en Ciudad Juárez representa un proceso de carácter histórico, social y urbanístico que se ha configurado en forma sistemática de acuerdo a los procesos que se han instaurado paulatinamente en la estructura global de la ciudad, cada asentamiento, fraccionamiento o colonia, se han gestado estos factores en orden de subjetivo en primera instancia, que se han transformado en hechos reales de acuerdo a los usos, prácticas, y significados vividos y representados por sus propios habitantes, en estos procesos se ha descubierto experiencias particulares de describir y explicar el medio social edificado por los residentes, funcionarios y grupos en los que se han desenvuelto quienes habitan esta ciudad fronteriza. Así entonces, por medio del habitar y la construcción de imaginarios realizados cualitativamente en los barrios, colonias y fraccionamientos de Ciudad Juárez, permiten identificar cada uno de los procesos generales, particulares, individuales o colectivos ante los hechos vividos y explicados en el desarrollo de este estudio. Los recorridos de campo, testimonios y observación directa, forman partes del mosaico de las prácticas socio culturales y urbanísticas que se han desprendido en la evolución de esta localidad fronteriza del norte de Chihuahua. Referencias bibliográficas Almada, H. (2008). La realidad social de Ciudad Juárez. Tomo II. Juárez: Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Augé, M. (2004). Por qué vivimos? Por una antropología de los fines. Barcelona: Gedisa. Baltierra, A. (2000). Sobre el sentido del habitar y su relación con lo arquitectónico. Arquitectura y Humanidades, 1–8. Recuperado de http://www.architecthum.edu.mx/nuevo sitio/contenido/ Bourdieu, P. (1990). Sociología y cultura. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Grijalva. Chávez J. & E. Sánchez (2010). El crecimiento urbano de Ciudad Juárez. Una lectura de La cartografía histórica. En A. V. Nufrio. Ciudad Juárez La Historia de una ciudad y de una frontera (pp. 49–61). Génova: No Mad/Yuzu Lab. Santiago G. y Chávez, J. (1996). Expansión física y colonias populares. Edifica, (36), 28–33.

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243

Determinación de índices de marginación en la zona metropolitana de Guadalajara 2000-2012

María del Carmen Macías Huerta,1 Gerardo Guzmán Silva,2 María Dolores Andrade García3

L

a marginación es un fenómeno multidimensional estudiado principalmente en los últimos veinte años por las ciencias sociales. Su análisis y medición es una tarea difícil y compleja, abordada desde diferentes marcos teóricos, metodologías y criterios, por ello existe una diversidad de indicadores utilizados para medir su dimensión; algunos dan mayor importancia a los aspectos sociales que a los económicos, pero la mayoría combinan ambos enfoques, aunque no se han determinado indicadores exclusivos para medirla, determinar los grados y el manejo de información. Este fenómeno se ha confundido con el concepto de segregación o con el de exclusión social, aun cuando la primera es una condición de vida. Además, la marginación no es requisito de la exclusión o de la segregación, aunque algunos autores opinan que en muchos casos es un factor que genera la marginación, definida por algunos como una omisión traducida como falta de acceso a los servicios de educación, salud o políticas de promoción de empleo. La marginación, cuando se identifica como características de vivienda de baja calidad y con carencia de servicios públicos –agua potable, electricidad y drenaje–, es un fenómeno 1 Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, CUCSH, Universidad de Guadalajara, Av. Maestros y Mariano Bárcenas, Zona Centro, Guadalajara, Jalisco. México. 2 Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, CUCSH, Universidad de Guadalajara, Av. Maestros y Mariano Bárcenas, Zona Centro, Guadalajara, Jalisco. México. 3 Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, CUCSH, Universidad de Guadalajara, Av. Maestros y Mariano Bárcenas, Zona Centro, Guadalajara, Jalisco. México

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244

más común en las grandes ciudades, pero también aparece en ciudades de menor tamaño, o zonas rurales. El presente trabajo considera a la Zona Metropolitana de Guadalajara de alta susceptibilidad al fenómeno de la marginación, sobre todo por el acelerado crecimiento que se presenta durante los últimos veinte años, sobre todo a través de asentamientos irregulares en los municipios conurbados. Para ello solo se consideraron las áreas consideradas urbanas por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi), en los Censos de Población y Vivienda (xi y xii) de 2000 y 2010, desagregados a escala de ageb, que permite apreciar los rezagos y desigualdades existentes, detectando necesidades en dichas áreas, datos útiles para las políticas públicas. El objetivo de este trabajo es realizar una estratificación socioeconómica de la población que habita en la Zona Metropolitana de Guadalajara, identificando su localización territorial con la finalidad de señalar de manera particular los grupos con el más alto grado de marginación. Antecedentes: El concepto de marginación fue desarrollado en la década de los sesenta, y a partir de los setenta fue ampliamente definido. Este concepto fue presentado en 1969 por la ONU, contemplaba la falta de acceso a bienes materiales, empleo formal, y la no participación política. En 1977 inicia en México el estudio formal de la marginación, al determinar zonas deprimidas y la realidad de la sociedad que ahí se localizaba, a través de la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (Coplamar), que realiza publicaciones como “Mínimos de Bienestar”, “Necesidades Esenciales de México” y “Geografía de la marginación”. En la década de los ochenta se crea el Consejo Nacional de Población (conapo), con la responsabilidad de estudiar y determinar la marginación en el país, que inicia con proyectos como “Comportamiento reproductivo y marginación en áreas rurales y urbanas de México”. Para los noventa se elaboran los Índices de Marginación con información del censo de 1990. Con ello, se clasifican las localidades por el grado de carencias que padece su sociedad, para apoyar el diseño de planes de desarrollo y programas de descentralización, con el objetivo de disminuir las desigualdades y mejorar los índices de bienestar social, promocionados políticamente en todos los niveles políticos desde el nacional hasta el municipal o local. Para ello se utilizan técnicas de Análisis Multivariado con el manejo de los sistemas informáticos, como el de componentes principales, para obtener un indicador que diferencia unidades territoriales según su grado de marginación. Para 1995 y 2000, con datos de inegi se determinaron los Índices de marginación del país, a escala municipal y estatal, donde se consideran cuatro factores: dispersión poblacional, educación, vivienda e ingresos, distribuidos en nueve indicadores. Otro organismo que ha realizado estudios vinculados a esta temática a nivel municipal con factores sociales, económicos y demográficos, es el inegi, y los denomina: “Niveles de bienestar”. Para ello, considera elementos como educación, salud, ocupación, vivienda, servicios a la vivienda, etcétera, utilizando un total de 36 indicadores, clasificados en siete niveles, de menor a mayor.

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245

Conceptos Actualmente no se ha logrado unificar el concepto de marginación, existen varios desarrollados a partir del enfoque que se plantea, económico o social. En el caso del enfoque económico, existen definiciones como la de Montes (2000), que menciona: La marginación implica un problema en el que se aparta de la sociedad a un sector de ella o a una o varias personas con repercusiones de tipo cultural, social, educacional, laboral, entre muchas otras; resultado de las condiciones económicas y estructurales”; o la de Ortega (2003), que entiende por población marginada “aquella que ha quedado al margen de los beneficios del desarrollo y de los beneficios de la riqueza generada, pero no necesariamente al margen de la generación de esa riqueza ni mucho menos de las condiciones que la hacen posible”. Para los autores con enfoque sociológico, la marginación es sinónimo de exclusión, y la definen como: “acción excluyente de la sociedad, que rechaza al individuo, no le ofrece los medios con que poder ajustar su conducta a las normas sociales” (unctad). Los de enfoque político la relacionan con segregación social, incluso en términos territoriales, por ello se basa en elementos como discriminación e intolerancia racial, religiosa o ideológica, entre otros. Uno de estos la define como “proceso por el que una sociedad rechaza a unos determinados individuos, desde la simple indiferencia hasta la represión y reclusión; o a quienes, por no concordar con los valores y normas de una determinada sociedad, se automarginan” (Garza, 1995). En lo que todos están de acuerdo es en que todos comparten como característica su referencia a la privación o dificultad para satisfacer todas las necesidades, tanto básicas como secundarias de un grupo social. Métodos y técnicas A partir de un análisis de componentes principales, se elaborará una base de datos sociales y demográficos, por ageb, con información de los censos de 2000 y 2010, realizados por el inegi, seleccionando las variables en base a la metodología recomendada por el Consejo Nacional de Población (conapo), para este tipo de investigaciones. A partir de la información se obtendrá una serie de indicadores sociodemográficos que permitan conocer la situación por unidad, para determinar qué factores son los que influyen en este resultado. El indicador para la presente investigación es la aplicación del Índice de marginación propuesta por conapo, pero modificada, ya que, en el censo de 2010, las variables encuestadas variaron respecto al 2000, por lo que el indicador denominado “Ingreso menor a dos salarios mínimos”, fue cambiado por “Población con derecho a servicios de Salud”. Para el estudio se tomaron cuatro principales dimensiones, educación, vivienda y acceso a salud. Para el caso de la vivienda se han elegido cuatro indicadores para medir la intensidad de la marginación urbana, se tomó como referente principal las viviendas que carecen de servicios básicos. Porcentaje de viviendas particulares habitadas sin agua entubada: la falta de agua entubada propicia la utilización de este líquido vital en condiciones perjudiciales para la salud, debido a las formas de almacenamiento. Porcentaje de viviendas particulares habitadas sin drenaje ni sanitario: la carencia de estos servicios en la vivienda aumenta la vulnerabilidad a contraer enfermedades gastroin-

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testinales y respiratorias, afectando no solo la calidad de vida de los ocupantes de la vivienda, sino también a quienes comparten el hábitat, de forma que la defecación al aire libre o la carencia de sistemas para el desalojo de aguas negras y sucias, genera grandes problemas de salud pública. Porcentaje de viviendas particulares habitadas sin energía eléctrica: La ausencia de electricidad margina a la población del disfrute de eventos culturales, a la participación de los sistemas modernos de comunicación y entretenimiento, así como de la utilización de aparatos electrodomésticos básicos con seguridad. Ello provoca que se usen fuentes alternas de energía, mismas que traen altos costos ambientales y aumentan la probabilidad de accidentes dentro y fuera de la vivienda. Porcentaje de viviendas particulares habitadas con piso de tierra: Las viviendas sin ningún tipo de recubrimiento en el piso limitan las oportunidades de los ocupantes de tener una vida saludable, y elevan el riesgo de fallecimiento, sobre todo en menores de edad y adultos mayores por contagio de enfermedades y piquetes de insectos. En cuanto a la educación, el acceso al conocimiento constituye un aspecto medular para la integración del ciudadano al sistema laboral y social. La escolaridad de la población constituye uno de los factores decisivos para aumentar la productividad del trabajo. Sin duda la mayor intensidad de la marginación urbana se deriva de la falta de preparación académica. Para valorar esta dimensión se han elegido dos indicadores básicos, así la población con mayor desventaja es: Porcentaje de población de 15 años y más que es analfabeta. Porcentaje de población de 15 años y más con primaria incompleta. Porcentaje de población sin instrucción de 15 años o más. El acceso a servicios de salud pública es importante pues, la seguridad social es un bien y un derecho fundamental para cualquier integrante de la sociedad. El tener algún tipo de seguridad social es indispensable para conservar un nivel de vida digno y saludable; es así que aunado a la falta de educación, la carencia de servicios básicos en la vivienda y bajos ingresos, las personas quedan aún más excluidas cuando no tienen acceso a los servicios de salud pública, quedando en mayor desventaja: Porcentaje de población que no tiene acceso a servicios de salud pública. Los datos requeridos para la construcción del indicador fueron obtenidos de dos fuentes de información, censos 2000 y 2010, ambos productos del inegi. La estimación del índice de marginación estuvo basada en el cálculo de nueve indicadores base; a continuación se presenta la forma en la que se construyó cada uno de ellos: 1. Porcentaje de población analfabeta de 15 años o más Población de 15 años y más analfabeta x 100 Población 15 años y más

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

247

2. Porcentaje de población sin instrucción de 15 años o más Población de 15 años y más sin instrucción x 100 Población 15 años y más 3. Porcentaje de población de 15 años o más con primaria incompleta x 100 Población de 15 años y con primaria incompleta Población 15 años y más 4. Porcentaje de viviendas particulares sin drenaje ni servicio de sanitario exclusivo Viviendas Particulares habitadas sin drenaje ni sanitario x 100 Total de Viviendas Particulares Habitadas 5. Porcentaje de viviendas particulares sin energía eléctrica Viviendas particulares habitadas sin energía eléctrica Total de Viviendas Particulares Habitadas

x 100

6. Porcentaje de Viviendas particulares sin agua entubada Viviendas Particulares Habitadas sin agua entubada Total de Viviendas Particulares Habitadas

x 100

7. Nivel de hacinamiento Población Total Total de Viviendas Particulares Habitadas

x 100

8. Porcentaje de viviendas particulares con piso de tierra Viviendas particulares habitadas con piso de tierra Total de Viviendas Particulares Habitadas

x 100

9. Porcentaje de población por ageb sin acceso a servicios de salud pública Total de la población sin derechohabiencia a servicios de salud x 100 Total de población Construcción del índice de marginación Una vez que se han calculado los nueve indicadores para cada año, es necesario obtener un “valor resumen” que muestre la dimensionalidad de los indicadores, así como la intensidad de cada forma de exclusión. En base a esto, se busca un valor o indicador global que facilite el análisis territorial de la marginación para cada año. Siguiendo la metodología ofrecida por conapo, para ambos años se recurrió al método matemático de Análisis de Componentes Principales, el cual tiene por objetivo transformar un conjunto de indicadores (o variables) en uno nuevo, este último reduce la cantidad de las variables haciendo más fácil la interpretación de los resultados. Para el método citado es posible el uso de la matriz de covarianzas o la matriz de correlaciones, para nuestros casos específicos de estudio, se utilizó la segunda opción, ya que cuando las escalas de medición de las variables difieren o sus varianzas son notablemente

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

248

distantes, es necesario emplear la matriz de correlaciones. Es en este caso donde las componentes principales que se necesitan para medir el fenómeno surgen de las variables originales ya estandarizadas por el método. Al introducir las variables en el software se aplica el método de componentes principales mediante la función de matriz de correlaciones, el programa despliega automáticamente en la base de datos original tres columnas que muestran las componentes principales, es el primer factor el que ha de tomarse como medida resumen de los ocho indicadores anteriormente mencionados. Así, los índices de marginación corresponden a la primera componente principal, la cual es una combinación lineal de los ocho indicadores estandarizados. Finalmente, para obtener el grado de marginación es necesario estratificar el primer factor en rangos, al igual que conapo se optó por una estratificación de cinco grupos, es así que un ageb podrá tener un grado muy bajo, bajo, medio, alto o muy alto de marginación, según en el grupo donde se ubique el valor de la componente principal. Para realizar el análisis final y a la cartografía correspondiente los resultados se dividieron en 5 rangos (Cuadro 1), donde se menciona el grado de marginación, Muy Alto, Alto, Medio Bajo y Muy Bajo, recordando que este es un indicador inversamente proporcional, por ello, el Muy Alto significa el de la condición socioeconómica más difícil, mientras el Muy Bajo tenga las mejores condiciones económicas, sociales y de accesibilidad a los servicios.

Cuadro 1. Rangos del Índice de marginación Límites de Intervalo Rangos

Inferior

Superior

Muy bajo

–1.5678

–0.22079

Bajo

–0.2208

1.12621

Medio

1.1262

2.47322

Alto

2.4732

3.82020

Muy alto

3.8202

5.16723

Fuente: Elaboración propia, con datos de los Censos 2000 y 2010, inegi. Cálculo de índice de marginación urbana, conapo, modificada por los autores

En base a los datos obtenidos, se aplicó la Segregación Socioespacial, para lo cual se realizarán mapas temáticos que faciliten el análisis del territorio y objeto de estudio de la geografía, con ello se determinaron cinco rangos de clasificación, con los que se podrán realizar una serie de recomendaciones respecto de políticas públicas: analfabetismo y accesibilidad a servicios de salud, entre otros.

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

249

Área de Trabajo La Zona Metropolitana de Guadalajara comprende los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto y Tlajomulco. Solo se estudiaron las localidades determinadas como urbanas por parte del inegi en estos municipios, las cuales se encuentran conurbadas a la metrópoli que nace a partir del crecimiento de la ciudad de Guadalajara. Para ello se contabilizaron 34 localidades con 1249 ageb’s para 2000 y 51 localidades con 1658 ageb’s, para 2010, cabe aclarar que algunos ageb’s ya no aparecieron en 2010, y algunos fueron creados al detectarse nuevos asentamientos humanos por parte de inegi (Cuadro 2).

Cuadro 2. Municipios, Localidades y Número de ageb’s Municipio

Localidad

ageb 2000

Localidad

ageb 2010

Guadalajara

Guadalajara

437

Guadalajara

442

El Salto

El Salto

18

El Salto

21

Las Pintas

11

Las Pintas

11

Las Pintitas

19

Las Pintitas

21

San José del Castillo

10

San José del Castillo

13

San José El Verde

8

San José El Verde

15

El Quince

14

El Quince

21

Total

6

80

6

102

Tlajomulco

Tlajomulco de Zúñiga

12

Tlajomulco de Zúñiga

29

Cajititlán

5

Cajititlán

8

San Miguel Cuyutlán

9

San Miguel Cuyutlán

16

Los Gavilanes

1

Los Gavilanes

1

San Agustín

14

San Agustín

37

San Sebastián el Grande

10

San Sebastián el Grande

20

Santa Cruz de las Flores

5

Santa Cruz de las Flores

10

Santa Cruz del Valle

9

Santa Cruz del Valle

11

Zapote del Valle

2

Zapote del Valle

4

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

250

Club de Golf Santa Anita

1

Club de Golf Santa Anita

1

La Alameda

3

La Alameda

8

Palomar

3

Palomar

5

La Tijera

6

La Tijera

6

Jard. de San Sebastián

1

Jard. de San Sebastian

3

Buenavista

2

El Capulín

9

Fracc. Rancho Alegre

4

Hacienda Santa Fe

25

Lomas de Tejeda

2

Fracc. Real del Valle

9

San Lucas Evangelista

2

Villas de la Hacienda

9

La Unión del Cuatro

9

Galaxia La Noria

3

Hacienda Los Fresnos

2

Lomas de San Agustín

3

Lomas del Sur

9

Colinas del Roble

3

Valle Dorado Inn

6

Total

14

81

29

256

Tlaquepaque

Tlaquepaque

154

Tlaquepaque

199

Santa Anita

7

Santa Anita

13

Paseo del Prado

2

Total

2

161

3

214

Tonalá

Tonalá

116

Tonalá

137

Coyula

7

Coyula

35

Puente Grande

7

Puente Grande

10

La Punta

4

San Francisco de la Soledad

2

Paseo Puente Viejo

1

Total

3

130

6

189

Zapopan

Zapopan

308

Zapopan

405

Nuevo México

19

Nextipac

2

Suelo, Estructura y Movilidad Urbana

251

Total

San Esteban (Tateposco)

2

San Esteban (Tateposco)

3

Tesistán

18

Tesistán

40

La Venta del Astillero

2

La Venta del Astillero

2

BAM

2

Fracc. Las Palomas

3

Valle Real

4

Ciudad Bugambilias

5

8

360

6

455

Fuente: Elaboración propia, con datos de los censos 2000 y 2010, inegi. Cálculo de índice de marginación Urbana, conapo, modificada por los autores

En cuanto a su distribución territorial, el nivel de marginación Muy Bajo se localiza en la parte central de la Zona Metropolitana de Guadalajara, se ubican en su mayoría en los municipios de Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque. Los niveles Bajo y Medio se localizan preponderantemente en los mismos municipios, aunque se extienden al municipio de Tlaquepaque. (Mapa 1, Imágenes 1 y 2)

Imágenes 1 y 2: Ejemplos de zonas de grado de marginación Muy Bajo y Bajo

Fuente: Archivo propio, tomadas en diciembre de 2010

Los niveles que requieren más atención son Alto y Muy Alto, porque significan las áreas con grupos sociales en peores condiciones de vida, y se localizan principalmente en los municipios de Tonalá, El Salto y Tlajomulco, que son los que se encuentran en transición por el crecimiento de la mancha urbana, que ha incorporado localidades rurales al proceso, además que al igual que Zapopan, localizan los asentamientos irregulares que aparecen por la migración de campesinos, tanto del interior del estado como de otras entidades a la urbe (Mapa 1).

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Mapa 1.

Fuente: Elaboración propia, con datos del censo de 2000, inegi. Cálculo de índice de marginación urbana, conapo, modificada por los autores.

Para 2010, esta situación cambia pues el nivel Muy Alto bajó a tan solo el 3.44 %, y el porcentaje mayor lo tiene el nivel Alto, pues tiene el 86.19 %, que aunque no es malo, significa que la calidad de vida de la población tiende a la baja, aumentando la población de clase media. La proporción de medio se mantiene, aunque la de Alto y Muy Alto bajaron al menos del 1%, lo cual indica que aparentemente baja la pobreza (Cuadro 3 y Mapa 2).

Mapa 2.

Fuente: Elaboración propia, con datos del Censo 2010, inegi. Cálculo de índice de marginación Urbana, conapo, modificada por los autores.

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Imágenes 3, 4 y 5. Ejemplos de zonas de grado de marginación Alto y Muy Alto

Fuente: Archivo propio, tomadas en diciembre de 2010

Sin embargo, hay que señalar que al utilizar el ageb como unidad de análisis, este generaliza las condiciones de la población de toda esa área territorial, ocultando las diferencias al interior de la misma, sin embargo, en la Zona Metropolitana de Guadalajara existe áreas con colonias de alta marginación cercanas a otras de niveles Bajo o Muy Bajos, provocando que parezca que las condiciones de vida en ella son mejores de lo que en realidad son, lo que da una idea “falsa” del suceso, por lo que el trabajo de campo es indispensable para la comprobación de estos datos. Conclusiones Lo más importante de este tipo de trabajo es destacar que el uso de indicadores y estadísticas socioeconómicas en las investigaciones de geografía permiten crear Sistemas de Información Geográfica (sig’s) para crear mapas de indicadores complejos como el Índice de marginación. Lo anterior es útil para conocer el estado de la realidad social y su distribución territorial, para buscar las causas del fenómeno a través del método de análisis espacial denominado Segregación Socioespacial, y determinar recomendaciones que permitan mejorar la calidad de vida de la población, por medio de políticas públicas, campañas de prevención y atención a la salud, así como para cambiar las condiciones de vida que están generando esta problemática en particular, en cada área estudiada, ya sea de manera general o particular.

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La determinación de los índices de marginación es importante principalmente porque es un indicador negativo, por lo que un nivel alto significa una mayor problemática de marginación, es decir, una mayor pobreza e inaccesibilidad a los servicios y oportunidades. Además, se debe conocer su desarrollo temporal, pues no siempre esta condición mejora, se han presentado casos donde aumenta la marginación, principalmente en aquellos territorios donde aparecen asentamientos irregulares, con una población con empleos de bajos ingresos, y donde las viviendas se construyen con materiales de baja calidad sin la pertinente dotación de servicios por parte de los gobiernos municipales, y no es hasta que se realiza una fuerte inversión en infraestructura que se llega a dotar de servicios, muchas veces de manera separada, y no siempre en el orden mas adecuado, pues se instala redes de drenaje, pero no de agua potable, o electricidad, y no servicios de salud, por ejemplo. Referencias Bottomore, T. (2001) Introducción a la Sociología. Barcelona. Recuperado de http://www. uvigo.es/adasa/sociologiaplicada1 conapo (2001). El Concepto de la marginación urbana. conapo (2000). Concepto y Dimensiones de la marginación. Recuperado de http://www. conapo.gob.mx/publicaciones/indices/pdfs/001.pdf coplamar (1982). Necesidades esenciales en México: Geografía de la marginación. México: Presidencia de la República. Garza G. (1995). La marginación en Puebla, Guadalajara y Monterrey. Monterrey, México. pp. 41–43. Jiménez O. R. (1988). Marginalidad y mortalidad infantil, en Revista Mexicana de Sociología, pp.171–185 Moreno J., Pilar, M. (2001). Psicología de la marginación Social. Concepto, Ámbitos y Actuaciones. Recuperado de http://media.fastclick.net/w/pc.cgi?mid= 245948&sid=13499 Montes, V. (2000). Sistema de Indicadores Urbano Sociales para medir la calidad de vida en la Región Centro Occidente. Recuperado de http://www. scielosp.org/scielo. php?script=sci_arttext&pid=S0036–36341997000100004 Rojo Torrecilla, E. (2004). Desarrollo Social y Económico Para Luchar Contra la Exclusión. Recuperado de http://www.lafactoriaweb.com/articulos/rojo1.htm Ortega, E. (2003) Ubicación de la marginación en el Área Metropolitana de Monterrey. Recuperado de http://www.mty.itesm.mx/egap/centros/caep/imagenes/marginacion.pdf Saco Álvarez, G. Concepto de marginación. En Marginación Social y Problemáticas Sociales. Recuperado de http://webs.uvigo.es/adasaintroducciona lasociologia6.pdf siege. (2000). Metodología para el cálculo del índice de marginación por localidad. Recuperado de http://www.siege.df.gob.mx/estadistico/pdf/metod_marg95.pdf Fuentes inegi, XI Censo Nacional de Población y Vivienda 2000. (Scince 2000). inegi, XII Censo Nacional de Población y Vivienda 2010. Bases Cartográficas por ageb, inegi 2010.

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