El paisaje cultural en la educación secundaria: concepto y contenidos de enseñanza

June 16, 2017 | Autor: M. Monge | Categoría: Geographical education, Secondary Education, Cultural Landscape
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Descripción

ACTUALIZACIÓN Y REFLEXIÓN

El paisaje cultural en la educación secundaria: concepto y contenidos de enseñanza M.ª Carmen Morón, Jesús Estepa Universidad de Huelva

palabras clave

• •

paisaje cultural educación

secundaria

• •

geografía ciencias sociales

El paisaje cultural como constructo educativo permite conocer la complejidad de nuestro mundo y de los procesos de enseñanza y aprendizaje. En este trabajo planteamos una breve reflexión de carácter conceptual y metodológico sobre el mismo a partir del análisis de los libros de texto de ciencias sociales de educación secundaria. Al respecto, destacamos su potencialidad didáctica para implementar un tratamiento integrado de las ciencias sociales y constituir un puente interdisciplinario, un nodo de conexiones entre disciplinas e intereses de estudio y análisis dentro del ámbito educativo.

ACTUALIACIÓN Y REFLEXIÓN

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l paisaje es una temática que se ha trabajado tradicionalmente en la enseñanza, tanto en asignaturas relacionadas con las ciencias experimentales como con las ciencias sociales, con diferentes enfoques y tratamientos. Particularmente vamos a centrarnos en el ámbito de las ciencias sociales en secundaria y más concretamente en los contenidos de la materia de geografía de 3.º de la ESO. A continuación, partiendo de una investigación en curso acerca de la didáctica del paisaje en los libros de texto, llevaremos a cabo un acercamiento al concepto y contenidos del paisaje que se enseña, desarrollaremos con posterioridad el concepto actual de paisaje que se maneja desde la geografía, continuaremos planteando qué enseñar en relación con el paisaje, para terminar con una breve reflexión final.

¿CUÁL ES EL PAISAJE QUE APARECE EN LOS LIBROS DE TEXTO?

Los resultados de la investigación que estamos llevando a cabo revelan que la concepción del paisaje que se observa en los libros de texto va de la mano de la concepción del medio, el cual presenta un enfoque de carácter sincrético, en ocasiones sumativo y en muy raras ocasiones una visión más integral. En esta misma línea, el espacio geográfico se presenta desde un punto de vista economicista, a modo de contenedor y de plano cartesiano en donde se sitúan y localizan los factores y elementos geográficos, siendo el rol del ser humano de usuario y consumidor del mismo. Esta perspectiva tiene repercusiones en el concepto del paisaje, ya que relega a un segundo plano aquellos procesos claves para comprender su funcionamiento, como son: el cambio, el paso del tiempo y los modos de vida. El resultado es una imagen fija y cerrada de la comprensión de la realidad.

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En el mismo sentido, no menos importante es saber de qué geografía estamos hablando en los libros de texto. Un aspecto llamativo identificado en nuestra investigación es que en ningún momento se contempla al paisaje como uno de los objetos de estudio de la geografía, y por tanto es lógico pensar que el desarrollo posterior que hacen los distintos manuales de sus contenidos tampoco subraye la importancia de este tópico. Esto es capital para comprender la geografía, tanto desde el plano disciplinario como educativo, ignorando la trayectoria didáctica anterior –Institución Libre de Enseñanza y Movimientos de Renovación Pedagógica–, que trabajaba el medio, la naturaleza, el paisaje, el contacto con el entorno natural y social. De este modo, el tratamiento del paisaje en la enseñanza de la geografía trasluce una serie de cuestiones: por un lado, la conceptualización de la geografía como disciplina de corte claramente positivista y cuantitativo, especialmente centrada en lo descriptivo y locacional; de otro lado, el sentido educativo de la geografía se convierte en la reproducción por parte del alumnado de una serie de saberes disciplinarios, no existiendo un aprendizaje compartido y construido. A ello habría que unir la visión segregada y presentista del paisaje, fundamentada principalmente en los aspectos más visibles. Todo esto no deja margen para su enseñanza desde una perspectiva más reflexiva y crítica, no permitiendo al alumnado en la mayoría de las ocasiones formular,



La concepción del paisaje en los libros de texto presenta un enfoque de carácter sincrético, en ocasiones sumativo y en muy raras ocasiones una visión más integral

Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia • núm. 81 • pp. 45-50 • octubre 2015

El paisaje cultural en la educación secundaria: concepto y contenidos de enseñanza

Imagen 1. El paisaje como objeto de estudio en relación con el medio natural y el paisaje de la Comunidad de Madrid, en formato de texto e imagen (libro de texto de la editorial SM, Comunidad de Madrid)

Imagen 2. El paisaje como recurso gráfico para ejemplificar aspectos relativos al desarrollo sostenible y las problemáticas medioambientales (libro de texto de la editorial SM, Comunidad de Madrid)

prever o hipotetizar sobre situaciones o escenarios futuros, y sobre todo establecer relaciones de mayor complejidad entre naturaleza y cultura.

humano? Esto presupone unos medios naturales prístinos, en la actualidad inexistentes, entonces ¿por qué seguimos hablando de paisajes naturales?

El paisaje existe en los libros de texto, y esta afirmación lejos de parecer una perogrullada nos indica que efectivamente el paisaje ocupa unidades didácticas, o bien apartados específicos dentro de los libros de texto de 3.º de ESO, ahora bien, bajo esta aparición hay situaciones y estatus muy variados del mismo (imágenes 1 y 2).

Más allá de estas unidades primeras, separados por una barrera de contenidos –relativos a cuestiones poblacionales, político-administrativas, factores y actividades económicas, etc.–, aparecen otras tipologías de paisajes: paisajes industriales, paisajes agrarios, paisajes urbanos... Estos paisajes en apariencia ¿nada tienen que ver con los paisajes naturales?, ¿dónde están los paisajes naturales? Parece ser que estas clasificaciones aluden a un fenómeno distinto, pero lo cierto es que todos tienen un denominador común, que es el ser humano, su cultura, percepciones y las distintas identidades territoriales. Esto último nos plantea la siguiente pregunta: ¿qué paisaje es el que queremos desde un punto de vista conceptual y metodológico para el marco escolar?

Así, su tratamiento y conceptualización también van de la mano de la tipología de paisajes que se recogen en los mencionados manuales. Esta cuestión es bastante curiosa y trasluce una tradición muy arraigada, cerrada y sin una revisión actualizada. El paisaje natural se presenta como la situación ideal del medio natural, noción que habitualmente se localiza en las primeras unidades de los libros, principalmente en las referidas al medio natural-físico. La configuración del mismo no es real, ya que se trata prácticamente de una entelequia, porque ¿qué medio, qué territorio de nuestro planeta no presenta algún grado de intervención o transformación por parte del ser

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EL PAISAJE QUE QUEREMOS: UNA CONCEPTUALIZACIÓN DISTINTA

Como vemos, el componente humano y cultural es frecuentemente olvidado o reducido, y se inclu-

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ye eventualmente cuando existe algún tipo de reconocimiento y valoración de carácter patrimonial o medioambiental, que viene de la mano de alguna figura de protección legal, o cuando hay cierta carga negativa en relación con el impacto de las actividades humanas. Conceptualizar el paisaje parece ser un ejercicio innecesario en los libros de texto. Sin embargo, es un aspecto clave para saber de qué estamos hablando y qué estamos enseñando. Cuando hablamos de aprender a mirar, estamos diciendo que el paisaje no es sólo un recurso para ilustrar las actividades del ser humano en el medio o las problemáticas medioambientales derivadas, o bien para enseñar en torno a otras cuestiones geográficas, sino también un método para comprender la complejidad de nuestro mundo y de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Por tanto, qué concepto de paisaje manejamos. En este sentido, el término paisaje cultural recoge en buena medida las ideas anteriores. Este término, lejos de ser una denominación reciente, se encuentra ubicado en la geografía cultural de Sauer y Passarge, y más recientemente en otros investigadores como Bertrand, Martínez de Pisón o González Bernáldez, entre otros muchos. La noción que estos autores formulan y proponen tiene como común denominador el papel del ser humano, las sociedades, la cultura, la identidad y la percepción. Estos componentes poseen un gran potencial dentro del contexto escolar, pues aúnan de manera equilibrada el papel de los agentes y componentes en el paisaje, lo biofísico y lo humano, lo visible e invisible, además de que todo ello supone tener en cuenta variables como el cambio, la dinámica y la historia. Todo esto confluye en un territorio, habitado por el ser humano y sus sociedades, que a lo largo de la historia ha ido

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El paisaje no es sólo un recurso para ilustrar las actividades del ser humano en el medio sino también un método para comprender la complejidad de nuestro mundo



impregnando su percepción e identidad en el paisaje. Cuando esto ocurre, el paisaje cultural deja de tener una adscripción directa a las ciencias sociales o a las ciencias experimentales, y se convierte en un puente interdisciplinario, un nodo de conexiones entre disciplinas e intereses de estudio y análisis dentro del ámbito educativo. Desde la didáctica de las ciencias sociales autores como Batllori y Serra (2010), Benayas y López (2010), Busquets (2010) y García de la Vega (2014), entre otros, trabajan el paisaje en la escuela, aunando la tradición disciplinaria de la geografía cultural y la didáctica de la geografía bajo un enfoque claramente integral y constructivista. El paisaje cultural viene en definitiva a reflejar la estrecha vinculación entre el ser humano y la naturaleza, una relación secular en donde la huella de lo humano o de lo natural presenta distintos grados. En este sentido, Bertrand (2008) indica que ha habido un proceso que ha conformado los paisajes como paisajes culturales: el proceso de artificialización, que engloba a su vez dos procesos: el de antropización –impacto de las sociedades y su tecnología en los medios naturales–, y el de socialización –construcción cultural de la naturaleza–. Así, incluso el paisaje más artificial conserva siempre en su forma y funcionamiento una parte natural. Por ello hablamos de coevolución (Morón y Morón, 2012). Por tanto, del paisaje cultural transcienden

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también otras cuestiones mucho más ocultas en apariencia, pero claves para comprender su evolución: se trata del mundo de las ideas, la ciencia, la tecnología y la sociedad, lo cual ofrece una serie de oportunidades, o de propiedades metodológicas, a la escuela, que han sido escasamente explotadas. Es verdad que el excursionismo, los itinerarios y trabajos de campo han sido actividades con cierta tradición dentro de la enseñanza de la geografía, pero ¿qué más se puede trabajar con el paisaje dentro del contexto escolar, dentro del aula?

QUÉ PAISAJE ENSEÑAR

Para poder trabajar el paisaje cultural en las aulas debemos plantearnos unos nuevos presupuestos metodológicos y conceptuales. Metodológicos, en el sentido de entender que los procesos de enseñanza y aprendizaje deben pasar por la construcción compartida, negociada y, por tanto, significativa con nuestros alumnos. Decíamos conceptual, porque el paisaje se debe entender de manera más abierta y flexible, lo cual conlleva, en el ámbito escolar, considerarlo no sólo un mero contenedor de elementos y situaciones, sino también una forma o modo de entender la construcción del conocimiento. Cuando el paisaje deja de ser un recurso metodológico y se emplea para ilustrar o actualizar determinadas problemáticas o situaciones con diferentes niveles de profundidad en su análisis, pasa a convertirse en un método. Este método conduce a la lectura, la interpretación y la reflexión de nuestro mundo a través del mismo. Este enfoque metodológico sobre el paisaje cultural no está reñido con otro nivel de trabajo que es el paisaje como recurso, pero no entendido como recurso gráfico, sino como recurso metodológico (García de la Vega, 2014). Esto supone comprender el paisaje como una aplicación

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para estudiar de manera específica un problema escolar puntual, ya que el paisaje cultural y sus diferentes situaciones y estadios ofrecen información actualizada y de primera mano de lo que está ocurriendo o ha ocurrido en un territorio. Cuando entendemos el paisaje cultural como método, vamos más allá, buscamos a través de su lectura e interpretación elaborar la narración de un territorio determinado. Ésta se fundamenta en una descripción previa, esencial y clave de los aspectos aparentes, a partir de la cual accedemos a un análisis más profundo. Y finalmente, a una interpretación de aquellos otros aspectos y procesos no aparentes del paisaje. Por tanto, establecemos un «hilo argumental» de los actores y agentes que han conformado un paisaje dado. El paisaje tiene un «historia oculta» que nosotros descodificamos, narramos, un proceso que está sujeto no sólo a lo que conocemos en torno al paisaje, sino también a la percepción y la identidad personal o cultural que mantenemos con él. El paisaje se convierte así en el marco de referencia para encajar nuevos saberes y problemáticas que están conectados entre sí en diferentes niveles y ciclos educativos. Por ello hablamos de paisajización del currículum. Esto otorga a los conocimientos una importante propiedad: el contenido situado, que refiere a cómo el paisaje, al ser un nodo de informa-



El paisaje tiene un «historia oculta» que nosotros descodificamos en base a su conocimiento y también a la percepción y la identidad personal o cultural que mantenemos con él Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia • núm. 81 • octubre 2015

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ción, permite entretejer nuevas nociones y contenidos en general relacionados entre sí, ampliándose y consolidándose a modo de red. En definitiva, hablamos del paisaje como método cuando nos permite abordar una problemática puntual de la realidad desde varios ángulos –social, medioambiental, pero también ideológico y cultural–, a diferentes escalas geográficas y temporales. Estas últimas referidas al tiempo histórico, conectadas con lo social y cultural, aunque también permiten comprender escalas del tiempo geológico.

vista puramente conservacionista y material, sino en el sentido de entender que el valor patrimonial lo procura la sociedad a través de su identidad y su sentido de pertenencia a un territorio dado, y que esa transferencia tiene sus indicadores y resultantes en el paisaje, en el paisaje cultural. ◀

Referencias bibliográficas BATLLORI, R.; SERRA, J.M.: «El proyecto “Ciutat, territori, paisatge”, un recurso innovador para la educación del paisaje en la enseñanza secundaria». Íber. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia, núm. 65, 2010, pp. 17-26.

REFLEXIONES FINALES

Conocer qué paisaje trabajar en la enseñanza secundaria es vital para poder saber cómo trabajarlo, al tiempo que nos posibilita alcanzar determinadas finalidades educativas. Finalidades que, en primera instancia, pueden estar ubicadas en el marco de la enseñanza de las ciencias sociales, si bien, en nuestra opinión, exceden este marco disciplinar, sirviendo de conectores entre materias diferentes.

BENAYAS, J.; LÓPEZ, C.: «Propuesta didáctica para vivir el paisaje». Íber. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia, núm. 65, 2010, pp. 56-66. BERTRAND, G.: «Un paisaje más profundo, de la metodología al método». Cuadernos Geográficos, núm. 43, 2008, pp. 12-27. BUSQUETS, J.: «La educación en paisaje: una oportunidad para la escuela». Íber. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia, núm. 65, 2010, pp. 7-16. GARCÍA DE LA VEGA, A.: «Didáctica del paisaje. Realidad y reto educativo». Aula Verde, núm. 4, 2014, pp. 8-9.

La nueva concepción de paisaje cultural que hemos planteado está más «contaminada» por el ser humano y las sociedades, y es por ello que alberga una gran cantidad de propiedades y oportunidades en la enseñanza de la geografía y la historia. Un ejemplo de ello es la estrecha vinculación del paisaje con el patrimonio, no desde un punto de



El proyecto se planteó bajo la premisa de relacionar los lenguajes poético y corporal a través de la expresión de emociones 50

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MORÓN, M.C.; MORÓN, H.: «Paisaje y patrimonio como medio para la enseñanza y aprendizaje de la geografía», en I Congreso Internacional «El patrimonio cultural y natural como motor de desarrollo: investigación e innovación», Universidad Internacional de Andalucía, 2012, pp. 1.670-1.681.

Direcciones de contacto M.ª Carmen Morón Monge Jesús Estepa Giménez Universidad de Huelva [email protected] [email protected] Este artículo fue solicitado por Íber. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e

Historia en abril de 2015 y aceptado en junio de 2015 para su publicación.

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