El País. Siempre nos quedará París (2015)

July 4, 2017 | Autor: Antxon Olabe Egaña | Categoría: Climate Change
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Descripción

Siempre nos quedará París

Posiblemente ninguna otra ciudad del mundo representa la tradición
emancipadora del proyecto filosófico de la modernidad como París, lugar
donde en 1789 se proclamaron con carácter universal los Derechos del
Hombre. En ese sentido, parece un lugar inspirador para acoger la que
podría convertirse en una cumbre decisiva sobre el clima de la Tierra. La
comunidad internacional aspira a establecer en la reunión de París las
bases de una salida cooperativa al formidable desafío del cambio climático.
Pidamos al nuevo año 2015 que la tradición universalista y el lugar que
Francia ha desempeñado en la historia de las ideas y la cultura inspiren a
los asistentes al encuentro y allanen las numerosas dificultades que, sin
duda, surgirán en el camino.

Uno de los errores de la fallida reunión de Copenhague en 2009 fue dejar
para el último momento las decisiones clave. En esta ocasión la estrategia
es diferente. Se trata de llegar a la cumbre con los compromisos
sustantivos de mitigación ya adoptados por las naciones. En consecuencia,
tan importante como el encuentro en sí es el camino de preparación, ya que
en los próximos meses los diferentes países han de hacer públicos sus
respectivos compromisos climáticos. Naciones Unidas integrará esa
información y presentará un documento base en la cumbre.

Hay razones para un moderado optimismo ya que el camino hacia París ha
modificado la política climática internacional. Las tres mayores economías
del mundo (la Unión Europea, los Estados Unidos y China) han dado un paso
al frente. Estados Unidos se ha propuesto reducir sus emisiones un 26-28
por cien en 2025 respecto al año 2005. China se ha fijado el objetivo de
disminuir las suyas en cifras absolutas a partir de 2030; y si es posible,
antes. La Unión Europea ha adoptado la decisión vinculante de reducir las
suyas un 40 por cien en 2030. Entre los tres son responsables del 46 por
cien de las emisiones totales, por lo que esas decisiones son sustanciales.
Si países como India, Rusia, Indonesia, Brasil y Japón adoptan objetivos
significativos de mitigación, se podría salir de la cumbre con una
esperanza razonable en la reconducción de la crisis del clima. No en vano
esos ocho actores son responsables conjuntamente de las dos terceras partes
de las emisiones mundiales.

La fallida reunión de Copenhague obliga, no obstante, a gestionar con
cautela las expectativas. No es sensato creer que la cumbre de 2015
resolverá la crisis del clima. En el mejor de los escenarios la transición
hacia una economía global baja en carbono será un complejo proceso de
décadas. Sí cabe esperar, sin embargo, que se establezcan las bases de una
solución cooperativa y responsable que desde la confianza mutua permita
reconducir la situación. La crisis del clima no es un problema científico-
técnico, sino un desafío moral que afecta a nuestra autocomprensión como
comunidad humana. En consecuencia, una cierta inspiración de aquella
declaración universal de 1789 sería muy bienvenida. En especial, si se
traduce en compromisos concretos, tangibles y relevantes dirigidos a
preservar los inalienables derechos de las generaciones venideras.

Antxon Olabe Egaña.
Economista ambiental y ensayista.
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