EL PADRE LUIS DE VALDIVIA Y LOS PRIMEROS JESUITAS EN CHILE LA APLICACIÓN DE LA ACOMMODATIO Y EL ANTIJESUITISMO EN EL REINO DE CHILE (1593-1602).

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EL PADRE LUIS DE VALDIVIA Y LOS PRIMEROS JESUITAS EN CHILE LA APLICACIÓN DE LA ACOMMODATIO Y EL ANTIJESUITISMO EN EL REINO DE CHILE (1593-1602)1 Alex Gutiérrez Espinoza2

RESUMEN En el presente artículo, se analizan las prácticas jesuitas de evangelización durante el período de 1593 a 1602 en el Reino de Chile, en conjunto con la aplicación y práctica de la acommodatio. Se destaca que el uso de dicha práctica no fue constituyente para la gestación de corrientes antijesuíticas en el Reino de Chile, a pesar del actuar innovador del padre Luis de Valdivia y otros miembros de la Compañía en el proceso de conversión religiosa. Palabras claves: Antijesuitismo, Acommodatio, Evangelización, Luis de Valdivia, Compañía de Jesús. ABSTRACT In this article, the Jesuit evangelization practices are analyzed during the period 1593-1602 in the Kingdom of Chile, together with the application and practice of acommodatio. It is noted that the use of such a practice was not constitutional for the gestation of antijesuit currents in the Kingdom of Chile, despite the innovative act of father Luis de Valdivia and other members of the Company in the process of religious conversion. Keywords: Antijesuit, Acommodatio, Evangelism, Luis de Valdivia, Company of Jesus.

Ponencia presentada en las XXXIII Jornadas de Historia de la Iglesia en Chile, celebradas en el Convento Máximo de San Francisco, los días 25 y 26 de septiembre de 2014. 2 Estudiante de Magíster en Historia de la Universidad Nacional Andrés Bello. Profesor de Historia y Geografía, Licenciado en Educación de la Universidad Internacional SEK. Contacto: [email protected] 1

OBJETIVOS OBJETIVO GENERAL - Analizar las prácticas jesuitas de evangelización durante el período de 1593 a 1602 en el Reino de Chile hacia los naturales entendidas como acommodatio y acentuando que el uso dichas prácticas no fueron constituyentes para la gestación de corrientes antijesuíticas en el Reino de Chile, a pesar de la similitud con las labores de evangelización realizadas en Asia. OBJETIVOS ESPECÍFICOS - Identificar los mecanismos y métodos de evangelización y acomodación para los naturales por parte de los jesuitas chilenos. - Distinguir las diferencias y similitudes de la acommodatio en su variante asiática y chilena. - Definir que no se produjo antijesuitismo en Chile debido a la protección por parte de la Corona hacia la labor de la Compañía en el territorio como una política de Estado. - Destacar que las críticas hacia Compañía en Chile por parte de otros grupos de poder solo se materializaban hacia religiosos particulares y previamente identificados. - Entender a la acommodatio como un proceso de integración y vinculación mutua entre los sacerdotes y diferentes grupos raciales. HIPOTESIS La hipótesis del presente artículo, es reconocer a las prácticas jesuitas de evangelización, durante el período de 1593 a 1602, en el Reino de Chile en gran medida fueron de acommodatio, destacándose que el uso de dicha práctica no fue constituyente para la gestación de corrientes antijesuíticas en el Reino de Chile, a pesar de la cierta similitud con las prácticas realizadas en Asia por miembros de la misma Compañía en la misma época. Esto se debió en gran parte a la carencia de sacerdotes e intelectuales, la falta de recursos o movilidad de los centros de poder político, un estado de incertidumbre constante generad a causa de los persistentes

conflictos locales de tipo racial, las grandes distancias geográficas e intelectuales de los centros de pensamientos europeos y que las críticas hacia sacerdotes jesuitas en la Gobernación siempre se abocó a religiosos particulares y previamente identificados. De esta manera, se pretende constatar que existió una acommodatio de tipo vanguardista, aunque rudimentaria, que va más allá del mero entendimiento del idioma de los indígenas o el buscar que se asimilasen al modo de vida occidental pero que no catapultó la gestación de un antijesuitismo. METODOLOGÍA En el plano metodológico esta publicación se conecta hacia lo que es la Nueva Historia Cultural, centrándose en el interés por los valores profesados por grupos particulares, en lugares particulares y en períodos particulares3. Como señala Chartier, el mundo histórico aparece en forma de representaciones, que se manifiestan a través de signos o expresiones simbólicas. Es tarea del historiador descifrar esos signos y símbolos para acceder a una determinada cultura del pasado. Para ello, es más que necesario el diálogo interdisciplinar que nunca le hará perder la identidad propia de los métodos y los objetivos de la disciplina histórica sino que, más bien, lo reforzarán. Por tanto, el trabajo de decodificación de los signos y símbolos por parte de historiador que no sólo no significa una renuncia a los criterios de investigación más rigurosos, sino más bien un robustecimiento4. Cabe destacar que aunque estos grupos étnicos o religiosos de este estudio tienden a la unidad e identidad, las sociedades y las culturas no son conglomerados fijos y bien deslindados, y se encuentran siempre en continua transformación. Además, estas transformaciones se dan, a menudo, a través de contactos tensionados, y no a escala de todo un sistema sociocultural, sino a nivel de segmento, de grupo y hasta de individuo. Es así como, a través de estos contactos tensionados, surgen personajes, e incluso colectivos -como los Jesuitas en Chile- que poseen o que son capaces de adquirir un conocimiento tal que la contraparte puede descentrar y trasladarse hacia una posición intermedia desde la

3

Burke, Peter. ¿Qué es la historia cultural?, 2010. Madrid: Paidós, p. 15.

4

Aurell, Jaume. Tendencias historiográficas del siglo XX, 2008. Santiago: Globo Editores, pp. 174-175.

cual se hacen operadores o agentes de la relación5. Es decir, aquello por lo que hay que preguntarse es por su sentido y su valor, lo que se expresa a través de su aparición y por su intermedio que, en este caso, sería la evangelización con componente de acommodatio. Así se buscan estructuras de significación presentes en el ambiente cultural estudiado, para analizar cómo interactúan y qué consecuencias tienen para los que las viven y actúan6. Además, se puede ir revelando las prácticas y las representaciones hechas a través de la labor misional jesuita en el mundo indígena, describiendo el carácter simbólico y la interpretación que poseían los sacerdotes en las labores de evangelización para los indígenas. De hecho, con la aplicación de esta metodología se puede llegar a entender procesos, donde se generan experiencias de retroalimentación de ambas partes, cargadas de valor cultural y social, donde se ven potenciadas a medida en que se trata de símbolos que contienen y proyectan una dimensión en el plano moral. De tal manera, como se intenta explicar y comprender los complejos procesos lingüísticos e históricos-culturales de los que fue objeto este contacto interétnico e intercultural7. De esta manera, se buscará interpretar la búsqueda de las significaciones, explicaciones e interpretaciones de las expresiones sociales que son, muchas veces, enigmáticas en la superficie 8. Asimismo, dentro de métodos que se plantean utilizar en la investigación está la aplicación de técnicas cualitativas, donde se destacan los procedimientos de observación documental a través del búsqueda, exploración y análisis de documentación histórica proporcionada principalmente a través de la lectura de fuentes en archivos y también del estudio de textos bibliográficos relacionados con los procesos de evangelización jesuita; la aplicación de la acommodatio; la (no)formación del antijesuitismo; y las relaciones políticas, religiosas y sociales entre la Compañía de Jesús con otros grupos de poder. También se han utilizado técnicas filológicas, en donde se destaque el análisis de contenidos y estudios 5

Payás, Gertrudis Y Zavala, José Manuel. La mediación lingüístico-cultural en los tiempos de guerra: cruce de miradas desde España y América, 2012. Temuco, Chile: Universidad Católica de Temuco, (Santiago: Alfabeta Artes Gráficas), p. 11.

6

Geertz, Clifford. La interpretación de las culturas, 2003. Barcelona: Gedisa, p. 25.

7

Payás, Gertrudis Y Zavala, José Manuel. Op. cit., p. 192.

8

Geertz, Clifford. Op. cit., p. 20.

lingüísticos de los jesuitas en su relación con el mundo indígena en la aplicación de sus técnicas para poder misionar. Estás técnicas de exploración documental tienen como principal objetivo no solamente la lectura correcta de las documentaciones halladas, sino también el decantamiento de la información obtenida a través de un análisis contextual y otras sustanciales acompañados de la crítica documental 9. También, a través de técnicas cualitativas, gracias a la lectura de las fuentes, se pretende extraer los contenidos subyacentes que una simple lectura primaria no descubriría. Para ello se utilizará procedimientos de tipos filológicos, estudios etimológicos y variaciones semánticas recurriendo a elementos de teorías de la comunicación, tales como los Habermas (hermenéutica) y de Gadamer que son elementos bastante útiles para el análisis de información histórica desde el punto de vista del lenguaje, que busquen dar una mayor claridad a este proyecto de investigación10 en la definición de conceptos, que puedan permitir poder delimitar la aplicación y qué se podría entender como acommodatio y además de responder por qué no se desarrolló el antijesuitismo en Chile hacia comienzos del siglo XVI. LA ACOMMODATIO Y LA COMPAÑÍA EN CHILE. El padre Luis de Valdivia y sus compañeros fueron los primeros en predicar de manera persistente en mapudungun –además de otras prácticas–, siendo prontamente imitados por otros sacerdotes que normalmente no sabían la lengua de la tierra11. De esta forma, la acommodatio que se implementó por parte de los jesuitas en Chile, y que se intentará encarnizar en la figura del padre Luis de Valdivia y algunos de sus compañeros durante los años 1593 a 1602, tenía como principal objetivo llevar a cabo no solamente la ocupación del territorio y la evangelización de los “barbaros” sino también iniciar un proceso de integración y vinculación mutua entre los diferentes grupos sociales, donde la religión y la enseñanza de la Compañía ocuparían una posición de cohesión y aglutinación de los diferentes estamentos existentes hacia finales del siglo XVI. De esta manera, se pretende revelar que sí existió una acommodatio de tipo vanguardista que va más allá del mero entendimiento del idioma de los indígenas, o el asimilarse a su modo 9

Aróstegui, Julio. La investigación Histórica. Teoría y Método, 1995. Madrid: Crítica, p. 176.

10 11

Ibíd. Tampe, Eduardo. En la huella de San Ignacio: semblanzas de los Jesuitas en Chile 1593-1767, 2010. Santiago: Ed. Revista Mensaje (Santiago: GrafAndes), p. 162.

de vida, sino que se pretendió formar una nueva sociedad mixta en el territorio de Chile. También, se planteó la introducción de términos cristianos en sus lenguas, es decir,

pretendían

los

misioneros

jesuitas

que

sus

prédicas

estuviesen

“acomodadas” con la tradición cultural mapuche, la cual era m{s concreta y por ende resultaba más difícil e incompresible de entender lo que el misionero predicaba12. La aplicación de diversos mecanismos para la evangelización a los naturales; y la formación de una acommodatio rudimentaria e improvisada por parte del sacerdote para poder realizar su actividad misional, y también la de otros miembros de la Compañía de Jesús durante esta década. Nos lleva a formular nuevas formas de entender sus actos, modos de actuar y desenvolverse de los sacerdotes de la Compañía. Esto parece ser de gran importancia, ya que, en este período, a través del ensayo y error, se comienza a incubar y perfilar el futuro modus operandi de la orden religiosa en materia de misiones para cristianizar a la Araucanía. Dentro de los elementos que se dan a conocer a través de esta publicación, está el poder constatar que sí existió, por parte del padre Luis de Valdivia, la aplicación de algún tipo de acommodatio en las misiones de evangelización y pacificación que se llevaron a cabo durante dicho período. Conjuntamente, es factible, en parte, comparar dichas prácticas de evangelización – de acommodatio – con la de otros misioneros jesuitas más o menos contemporáneos en el continente asiático, tales como Mateo Ricci, Michele Ruggieri y Francisco Javier, debido a las diferencias en los estados de desarrollo cultural de ambas zonas geográficas, las que eran reconocidas por los mismos sacerdotes de la compañía13; los diferentes auspicios y apoyos que estos recibieron para sus respectivas misiones; el poblamiento de colonos europeos en América a diferencia de Asia; y también el contexto político-económico-teológico de la monarquía de los Habsburgo en las Indias, que permitió una menor confrontación entre las diversas órdenes religiosas y autoridades reales indianas con la Compañía de Jesús, impidiendo el desarrollo de un antijesutismo en el Continente. A lo anterior, hay que sumar la carencia de 12

Zapater Equioíz, Horacio. La búsqueda de la paz en la Guerra de Arauco: Padre Luis de Valdivia, 1992. Santiago: Andrés Bello (Santiago: Universitaria), p. 43-

13

Foerster, Rolf. Jesuitas y mapuches: 1593-1767, 1996. Santiago de Chile: Universitaria, p. 32.

sacerdotes e intelectuales en América; la falta de recursos o movilidad de los centros de poder político; un estado de incertidumbre persistente generada a causa de constantes conflictos locales de tipo racial; y las grandes distancias geográficas de los centros de pensamiento europeos. Bajo este contexto, es como se inicia y se va desenvolviendo este proceso de evangelización en América y Chile, el cual no sería sencillo para los misioneros en las Indias, ya que existían diferencias tanto en el orden religioso como cultural de sus habitantes, a diferencia de Europa, Norte de África y el Cercano Oriente donde se profesaba un monoteísmo en las versiones cristianas, hebrea e islámica14 lo que hacía mucho más fácil una posible asimilación. Asimismo, el objetivo inicial y principal de la Compañía en esta joven gobernación, era poder realizar labores de evangelización a indígenas en territorios no cristianizados pero sin tener un mayor conocimiento del lugar o de cómo eran los habitantes nativos15. Además, no estaba dentro de los planes de la Orden el establecerse en la ciudad capital, porque “deseaban no ser cargosos a ciudad alguna en particular, resueltos á tenerlas de todas las repúblicas, sin la menos incomodidad de alguna”16. Estas palabras fueron realizadas bajo el contexto inicial de evangelizar zonas alejadas de las ciudades capitales ya que, a lo largo del siglo XVI, hubo una serie de críticas hacia las órdenes religiosas por realizar actividades pastorales que solo se circunscribían a las áreas cercanas de las principales urbes, lo cual explica, en gran parte, las constantes peticiones de misioneros a zonas periféricas del Imperio y que, a su vez, estas no fuesen radicándose solamente en las capitales de virreinatos, audiencias o gobernaciones 17. Por esta misma razón, la expedición de los sacerdotes jesuitas al Reino de Chile, tuvo desde sus inicios la misión de ir a zonas no evangelizadas o medianamente alejadas, pero debido a la “buena acogida” de los vecinos de la ciudad de Santiago y a la inseguridad general de la Gobernación, decidieron finalmente establecerse en esta Ciudad por tiempo indefinido. 14

Zapater Equioíz, Horacio. Op. cit., p. 39.

15

Díaz Blanco, José Manuel. Razón de Estado y buen gobierno: la guerra defensiva y el imperialismo español en los tiempos de Felipe III, 2010. Sevilla: Universidad de Sevilla, p. 41.

16

Moreno, Rodrigo. Misiones en Chile Austral: los Jesuitas en Chiloé 1608-1768, 2007. Sevilla: Universidad de Sevilla: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Diputación de Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos, p. 70.

17

Ibíd., p. 67.

Esto quiere decir que, al parecer, la idea de misionar en zonas periféricas pasó a un segundo plano una vez radicados en Santiago y se debió, en parte, a las generosas y constantes donaciones proporcionadas por los vecinos de la Ciudad para que pudieran crear y realizar labores de pedagogía hacia los hijos de la aristocracia local, lo que demoró y desvió la labor catequística para los indígenas planificada en el Perú18. A dichas razones, hay que sumar la negativa por parte de este grupo de jesuitas de radicarse al sur del Biobío. De hecho, el gobernador Martín García Oñez de Loyola ofreció a la Compañía una residencia permanente en la recién fundada ciudad de Santa Cruz de Loyola, la cual fue desechada por los sacerdotes por motivos de falta de seguridad en la zona19. Por esta razón, se transgredió, en gran parte, la misión original del proyecto de evangelización que debía ser ejecutado en las regiones periféricas de Chile, donde se obligaba a consolidar y ejecutar el proyecto previamente planificado en Lima. LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN CHILE, ACOMMODATIO Y PROBLEMAS LOCALES (1593-1602) Fuera donde fuese, la Compañía de Jesús tenía entre sus más valiosas características, el poder actuar in situ ante posibles hechos problemáticos que afectaran su visión o misión cristianizadora. Esta contundencia se debía a que en el pensamiento jesuita existía, desde temprana época, el deseo de “ayudar a las {nimas” lo que significaba acudir en ayuda del prójimo de múltiples formas20. Así fueron testigos de estas actuaciones, todos los lugares americanos en donde estuvo esta orden religiosa, vinculándose muchas veces con grupos sociales y políticos de poder en el plano local y virreinal, buscando siempre conseguir sus objetivos cristianizadores. A causa de ello, no se puede negar que en la exploración de cómo evangelizar a las poblaciones americanas o solucionar problemas raciales, pudiese existir algún tipo de conflictos o roces entre la Compañía de Jesús con grupos de poder que defendieran sus propios intereses. En el caso americano, estas críticas o reproches que se hicieron hacia la Compañía de Jesús, se dio por lo general hacia algunos de sus miembros y no a la institución en su conjunto. En el caso chileno,

18

Díaz Blanco, José Manuel. Op. cit., p. 41.

19

Moreno, Rodrigo. Op. cit., p. 72.

20

Ibíd., p. 37.

las principales críticas iban por algunos de los métodos utilizados en la labor de la evangelización, ligados a la acommodatio, y en la posterior implementación y auspicio de la Guerra Defensiva pero siempre abocándose a personas particulares y previamente identificadas. Dentro de las ideas que se insertan en el proceso de evangelización en el territorio chileno, por parte de los jesuitas durante esta primera década, está su concepción de sociedad que pensaban estos sacerdotes para el Reino y tal vez, también, para América. Esta evangelización no poseería características de exclusividad, ya que su objetivo no era segregar, sino unir en la fe. El verdadero fin que deseaban fuertemente los jesuitas para Chile hacia fines del siglo XVI, era contribuir a la destrucción de las costumbres y creencias indígenas y la creación de una única sociedad racialmente mixta, pero vertebrada y homogeneizada por un sistema de valores predominantemente Occidental en el que la religión cristiana constituyese tanto el corolario como la argamasa de esta sociedad factual21. Por otra parte, el medio principal para conseguir dicho éxito sería "servir la misión", en la que la movilidad y la dedicación plena al apostolado resultarían factores claves, cuya conservación empujaba a los jesuitas al rechazo de todo gobierno diocesano, desde capillas y parroquias hasta arzobispados22. Esto los hacía actuar en un medio mucho más libre y espontáneo pero, a la vez, menos protegido y arraigado a las instituciones clásicas del clero, asumiendo como desafío el poder actuar de manera pragmática en los diferentes espacios donde estos se desenvolvieron. Tampoco hay que olvidar que esta vocación jesuítica hacia la misión, no podía ser entendida si no venía acompañada de la contemplación, es decir, de la vida espiritual y de oración. Gracias a la existencia de un equilibrio entre acción y contemplación, estaba la clave de una vocación misionera coherente y esto se manifestó a través de los Ejercicios Espirituales, los cuales eran practicados periódicamente por todos los miembros de la orden, y allí se tomaba conciencia a través de las meditaciones, del valor de la misión universal a la que estaban llamados todos los miembros de la Orden23.

21

Díaz Blanco, José Manuel. Op. cit., p. 56.

22

Moreno, Rodrigo. Op. cit., p. 42.

23

Ibíd., 39.

Además, para llevar a cabo dichos planes misioneros, muchas veces la Compañía se apoyó en las experiencias previas de evangelización, de las cuales había paulatinamente aprendido de sus errores y perfeccionando sus aciertos metodológicos24. Por esta razón, no se debe entender a la acommodatio como una práctica rígidamente a realizar, sino como un mecanismo inductivo para poder evangelizar. A modo de ejemplo, una vez asentados en Santiago, nació la idea de crear una procesión multirracial en la ciudad, siendo uno de los gestores y promotores de dicha idea el padre Luis de Valdivia quien, a través del catecismo de indios y negros, quería integrarlos al catolicismo, sumando a ellos la participación de españoles y criollos a través de las procesiones dominicales. Este tipo de aprendizajes formaba parte de la política evangelizadora de los jesuitas, para quienes se hacía evidente que las predicaciones fueran en idiomas vernáculos, ya que el latín poco o nada interesaba a quienes apenas eran capaces de comprenderlas. También Valdivia compartía tales razonamientos, y llegó a la conclusión de que si quería convencer realmente a los neófitos chilenos, debía expresarse en su propio idioma25, generándose de esta manera una acommodatio en la evangelización. A modo de ejemplo, para evidenciar el contacto frecuente y el éxito en su proceso de evangelización por parte del Sacerdote, se puede apreciar a través de la siguiente cita: “[...] primero que salgamos, se gasta una hora catequizando, otra rezando y cantando coplas devotas, luego vamos a la procesión, que es muy de ver. [...] Llegada la procesión a la plaza [de Armas], se hace catecismo por tres cuartos de hora y luego una plática por otro tanto tiempo y al fin un acto de contrición devoto, hincándose todos de rodillas diciéndoles yo en un crucifijo en la mano y respondiéndole todos”26. Un segundo ejemplo, durante 1596 fue la práctica de la evangelización a través de la lengua de los indígenas, que también fue aplicada por otros sacerdotes jesuitas como Hernando de Aguilera, natural de Chile quien conocía el idioma mapudungun, y junto con el padre Gabriel de la Vega realizaron labores de evangelización en la diócesis de La Imperial27. No deja de llamar la atención que al interior del Reino de Chile, tuvieran una serie de problemas que tuvieron enfrentar estos últimos dos 24

Ibíd., 76.

25

Díaz Blanco, José Manuel. Op. cit., 56-57

26

Ibíd., 57 Zapater Equioíz. Op. cit., p. 26.

27

sacerdotes con otros religiosos residentes en la zona sur de La Frontera, quienes se quejaron de los contenidos de sus predicaciones. El padre Lozano señala que a los sacerdotes los acusaron de predicar “doctrinas erradas” como la confesión general para remedio de las conciencias28. Finalmente, en todas estas misiones, se destacaban como tema central la salvación de las almas por sobre la salvación de los cuerpos, es decir, lo que importaba no es la muerte física, sino bajo qué condiciones se muere el estado del espíritu. Para ello se administraba como principal vía de salvación el bautismo29 hacia los naturales sin una mayor intervención educativa. Esto quiere decir que hubo una mayor importancia hacia la salvación a través de la vía sacramental30. Con

posterioridad,

los

mapuches

fueron

aceptando

la

presencia

evangelizadora a través de mecanismos de acommodatio por parte de los jesuitas. Uno de ellos fue el bautismo al concebirlo como un rito de sanidad realizado por un “hechicero”, los misioneros, tanto o m{s poderosos que sus mismas machis31. El padre Alonso Ovalle entrega un testimonio suficientemente ilustrativo sobre el tema al señalar que “habiendo enfermado una machi, decidieron los indios llamar a un padre para curarla. Apenas apareció el jesuita, la enferma empezó a sobresaltarse y a decir que se iría de allí si no se llevaban al padre. Con todo, procuró éste reducirla con suavidad para que oyese los misterios de la santa fe; mas, como la enferma persistiese en su actitud, sacó una reliquia de San Ignacio e invocando el nombre de Jesús empezó a practicar un rito exorcista. El demonio, dice Ovalle, se paseó por todo el cuerpo de la machi y por las mismas partes pasó el sacerdote la imagen de San Ignacio, hasta que al fin logró sacar el mal, no sin antes haber apretado el demonio con tal fuerza la garganta de la india que estuvo a punto de ahogarla”. Entre estas pr{cticas de los sacerdotes y las curaciones habituales de los machis, los indios deben haber notado pocas diferencias. A esto se debe que en la mayoría de los casos tomaran a los misioneros por verdaderos

28

Moreno, Rodrigo. Op. cit., p. 72.

Foerster, Rolf. Op. cit., p. 61. Pinto, Jorge. Misioneros en la Araucanía, 1600-1900: un capítulo de historia fronteriza en Chile, 1988. Temuco: Universidad de La Frontera, p. 19. 29 30

31

Foerster, Rolf. Op. cit., pp. 257-259.

hechiceros, profesándoles la misma admiración y temor que sentían por aquellas curanderas32. Casos emblemáticos de la aplicación de la acommodatio por parte de la Compañía de Jesús en Chile se dan, por ejemplo, con el padre Luis de Valdivia. Esto se puede constatar en una cita del padre Diego Rosales, cuando el sacerdote se encontraba al sur de La Frontera: “Luis de Valdivia decidía cruzar el Biobío y persuadir personalmente a los caciques de la zona de Catiray, llevando en sus manos una imagen de Cristo. No obstante, al llegar al encuentro había sido persuadido por los caciques “amigos” que lo acompañaban para que reemplazara a dicho Cristo por un ramo de canelo, “que es señal de paz [y] ser entre ellos bien recibido el que entre con él”33. Otro caso, fue la aceptación y respeto de la poligamia de los indígenas. Dicha tolerancia tiene una explicación no es sí misma, sino por la sencilla razón de que la exigencia de poner fin a dicha práctica habría significado la rebelión indígena o, al menos, el rechazo a toda colaboración económica y/o militar con los españoles. Otro elemento importante fue el tener que soportar, por parte de los misioneros, los ritos indígenas en las “parlas” entre la autoridades de la Corona y los caciques: “Aquí en Santa Cruz oímos otro parlamento como el de Concepción; añadiose a él matar muchas reses de la tierra usando de una ceremonia cruel; daban un golpe al carnero en la cabeza y aturdido, en tierra, le sacaban el corazón vivo y palpitando y sangriento, llegaban a chupar de la sangre y untaban con ella una flecha; todo en significación de lo que había de usar con el enemigo para donde estaban de partida”34. Finalmente, los Jesuitas percibieron la importancia fundacional del mito del Tren-Tren y Kai-Kai para los mapuches. La alternativa que eligieron fue la acommodatio dentro del relato del Génesis35. No está demás decir, que en la aplicación de la acommodatio ya sea en su variante asiática o americana, se requiere a nivel intelectual de un nutrido capital de conocimientos religiosos, pero también se requiere de un importante capital de conocimientos políticos para así poder tener una mayor influencia en su actuar, 32

Pinto, Jorge. Op. cit., pp. 56-57.

33

Payás, Gertrudis Y Zavala, José Manuel. Op. cit., p. 208.

34

Foerster, Rolf. Op. cit., pp. 56-57.

35

Idem., p. 261.

generándose fuertes relaciones no solo religiosas sino políticas, gracias a su rol de mediadores. Es muy posible que este tipo de instrumentalización de la religión, a partir de la política, se diera de manera más notable en un espacio posterior a la rebelión de Curalaba en 1598. DISCUSIÓN BIBLIOGRÁFICA ACERCA DEL ESTUDIO DE LA PRIMERA ETAPA DE ASENTAMIENTO DE LOS JESUITAS EN CHILE A nivel de discusión bibliográfica, es preciso señalar que los textos que hacen referencia a la labor misional de los sacerdotes jesuitas durante la última década del siglo XVI en Chile omiten y no desarrollan cuáles eran las principales características entre la labor misionera de estos sacerdotes y no las compara en mayor profundidad con otras regiones de América y del mundo, ignorando las metodologías misionales aplicadas por los jesuitas como la acommodatio. En relación a los textos citados, se destacará a groso modo los que han sido más útiles para la formulación del presente proyecto de investigación. Los textos de José Manuel Díaz Blanco, se destaca el libro Razón de Estado y Buen Gobierno, dan acertadas nociones sobre lo que se conocía de Chile por parte de los jesuitas que vinieron al Reino en 1593, además de las políticas imperiales que posibilitaron su asentamiento en la gobernación y da claras nociones sobre su labor doctrinal en la ciudad de Santiago. Asimismo, otros textos como los de Francisco Enrich y, menor medida, los de Armando de Ramón, Jorge Pinto y Walter Hanich dan un panorama general de la época, sobre la labor misional de ésta orden religiosa en Chile y además de señalar cómo se efectuaban los acercamiento con los indígenas de la zona, ya sean en territorios en guerra o pacificados. También, cabe mencionar de manera especial para poder conocer con mayor profundidad el nacimiento y desarrollo de los jesuitas en la Gobernación, a autores como Rodrigo Moreno, quien hace notables aportes acerca del nacimiento, formación y desarrollo de la Compañía de Jesús desde su planificación y llegada a Chile. Y otra mención destacable recae en el texto de Rolf Foester, quien aporta detalladamente sobre cu{les eran los elementos de conflicto y de “acomodación” en el proceso de evangelización jesuita, siendo de gran ayuda para la conformación de este proyecto en el ámbito misional. Finalmente, una obra más que importante, es la Monumenta Peruana, que nos ofrece fuentes primarias de primer nivel para poder conocer la labor de los misioneros jesuitas en Chile.

En el plano metodológico esta investigación se conecta hacia lo que es la Nueva Historia Cultural. Cabe destacar que aunque estos grupos tienden a la unidad e identidad, las sociedades y las culturas no son conglomerados fijos y bien deslindados, y se encuentran siempre en continua transformación. Además, estas transformaciones se dan a menudo a través del contacto tensionados, como sucedió en el caso de los jesuitas, y no a escala de todo un sistema sociocultural, sino a nivel de segmento, de grupo y hasta de individuo. Aunque estos grupos tienden a la unidad e identidad, las sociedades y las culturas no son conglomerados fijos y bien deslindados, y se encuentran siempre en continua transformación.

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