El oráculo del cemí: Ignacio de Loyola en la Columbeis de Giulio Cesare Stella

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Descripción

Humanismo y pervivencia en el Mundo Clásico, V. 5 (2015), PAG-PAG.

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José M ª Maestre Maestre - Sandra I. Ramos Maldonado Manuel A. Díaz Gito - Mª Violeta Pérez Custodio Bartolomé Pozuelo Calero - Antonio Serrano Cueto (eds.)

HUMANISMO Y PERVIVENCIA DEL MUNDO CLÁSICO HOMENAJE AL PROFESOR JUAN GIL V.2

ALCAÑIZ - MADRID 2015

Humanismo y Pervivencia del Mundo Clásico V. Homenaje al profesor Juan Gil / José María Maestre Maestre, Sandra Inés Ramos Maldonado, Manuel Antonio Díaz Gito, María Violeta Pérez Custodio, Bartolomé Pozuelo Calero, Antonio Serrano Cueto, eds.- Alcañiz: Instituto de Estudios Humanísticos; Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas; Cádiz: Universidad, Editorial UCA; Cáceres: Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones; León: Universidad, Servicio de Publicaciones; Zaragoza: Universidad, Servicio de Publicaciones; Teruel: Instituto de Estudios Turolenses, 2015. 5 vols.; 24 cms. ISBN Obra completa: 978-84-00-09965-7 eISBN Obra completa: 978-84-00-09968-8 1. Humanismo- Influencia Clásica- España. 2. Literatura Renacentista Española- Influencia Clásica. 3. Gil, Juan- Homenajes. I. Maestre Maestre, José María, ed. II. Ramos Maldonado, Sandra Inés, ed. III. Díaz Gito, Manuel Antonio, ed. IV. Pérez Custodio, María Violeta, ed. V. Pozuelo Calero, Bartolomé, ed. VI. Serrano Cueto, Antonio, ed. VII. Instituto de Estudios Humanísticos, ed. VIII. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ed. IX. Universidad de Cádiz, Editorial UCA, ed. X. Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones, ed. XI. Universidad de León, Servicio de Publicaciones, ed. XII. Universidad de Zaragoza, Servicio de Publicaciones, ed. XIII. Instituto de Estudios Turolenses, ed. XIV. Título. OTRAS ENTIDADES COEDITORAS Y PATROCINADORAS

La publicación de esta obra se ha llevado a cabo también gracias al Proyecto de Investigación de la DGICYT: FFI2012-31097. © INSTITUTO DE ESTUDIOS HUMANISTICOS y CSIC Coordinación editorial de la obra completa: Sandra I. Ramos Maldonado Portada y diseño: Olga Ramos Maldonado Ilustración de cubierta: Joaquín Escuder Viruete Coordinación editorial y premaquetación del Vol. II: Manuel A. Díaz Gito Maquetación del Vol. II: Jesús Serrano Cueto ISBN Obra completa: 978-84-00-09965-7 eISBN Obra completa: 978-84-00-09968-8 ISBN Vol. II: 978-84-00-09967-1 eISBN Vol. II: 978-84-00-09970-1 NIPO: 723-15-119-2 eNIPO: 723-15-120-5 D.L. Vol. II: M-24634-2015 Imprime: Imprenta Kadmos (Salamanca)

Humanismo y pervivencia del Mundo Clásico, V. 2 (2015), 805-818.

El oráculo del cemí: Ignacio de Loyola en la Columbeis de Giulio Cesare Stella Manuel Antonio Díaz Gito Universidad de Cádiz

Resumen: La Columbeis (Londres, 1585; Roma, 1589) del poeta italiano Giulio Cesare Stella (1564-1624) es el primer poema latino plenamente épico y virgiliano en fondo y forma sobre la gesta colombina. En este artículo se analiza el tratamiento poético de la figura de Ignacio de Loyola en un pasaje del poema como medio de enfatizar la misión evangelizadora que se le presupone a la empresa encargada a Colón por los Reyes Católicos. Palabras clave: Poesía épica de tema colombino en el s. XVI. Giulio Cesare Stella. Columbeida. Ignacio de Loyola. Abstract: The Columbeis (London, 1585; Rome, 1589) by the Italian poet Giulio Cesare Stella (1564-1624) is the first fully epic Latin poem about Columbus’s heroic deeds. This article examines the poetic treatment of the ecclesiastical figure of Ignatius of Loyola in a passage of the poem as a way of emphasising the allegedly evangelical mission of Christopher Columbus. Keywords: 16th century epic poetry about Columbus. Giulio Cesare Stella. Columbeis. Ignatius of Loyola.

A fines del siglo XVI, los Columbeidos libri priores duo (Londres, 1585; Roma, 1589) del poeta romano Giulio Cesare Stella (1564-1624) afrontaban el relato del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón por segunda *

Este trabajo forma parte del Proyecto de Investigación de la DGICYT FFI2009-10133 y del Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía P09-HUM-4858. Quiero dedicar este trabajo, quidquid hoc libelli qualecumque, al maestro que me guio en los inicios de mis tareas investigadoras con un artículo señero, Juan Gil Fernández, “La épica quiñentista y el Descubrimiento de América”, Anuario de Estudios Americanos, XL (1983), pp. 203-251. 805

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vez en hexámetros latinos en lo que parece un intento de emulación del De nauigatione Christophori Columbi libri quattuor (Roma, 1581) de su compatriota Lorenzo Gambara (1496-1586).1 Pero en un intento de marcar distancias con su precursor y también como consecuencia del origen del poema en un ejercicio escolar de composición latina de los que tan habituales eran en el Colegio Romano de la Compañía de Jesús donde estudiaba, el joven Stella abordaba la gesta de Colón desde un prisma muy diferente. Si Gambara había concebido su obra como una crónica histórica en verso de la empresa colombina (un libro por cada viaje del genovés), Stella en su poema épico, virgiliano no solo por la forma, sino también ahora por el fondo, presenta a su protagonista Colón bajo la máscara de un Eneas de ultramar con una misión divina que cumplir. Su misión será comunicar la fe cristiana a los habitantes del Nuevo Mundo, un objetivo contra el que se estrellarán todos los obstáculos con los que su impenitente rival, el Diablo, sembrará la senda mesiánica del héroe (motines de sus desesperados marineros, una tempestad marina y, en fin, el enamoramiento de Anacaona,2 una Dido en la piel de una indígena). Cronológicamente no más allá del primer viaje de Colón (el descubrimiento y primera exploración de las exóticas tierras, aderezados con la pasión de la cacica autóctona por el capitán forastero) avanza la narración interrumpida de la Columbeis, que quedó inconclusa. Si bien el plan de la obra había contemplado cuatro libros –como el de Gambara–, Stella solo concluyó los dos primeros, impresos en cuatro ocasiones entre 1585 y 1590 como avanzadilla de la magna obra que el precoz poeta estaba alumbrando ante la expectación de los más destacados humanistas del momento.3 Al mismo 1 M. Yruela Guerrero (ed.), Lorenzo Gambara. La navegación de Cristóbal Colón. AlcañizMadrid, IEH-CSIC, 2006. Cf. et G. Demerson, “La tradition antique dans la première épopée colombienne (le De nauigatione Christophori Columbi de L. Gambara)”, en: R. Chevallier, L’ Epopée gréco-latine et ses prolongements européens, Paris, E.N.S., 1980, pp. 237254. 2 Sobre este personaje, véase en este mismo volumen la contribucción de Israel Villalba de la Güida, “Virgilio y la épica neolatina de tema colombino, el episodio de Dido y Eneas en la Columbeida de Giulio Cesare Estella (1585-1589)”, pp. 869-885. 3 Esta es la razón que declara Francesco Benci, su maestro de Retórica en el Colegio Romano, en la carta que prologa la edición romana de la Columbeis (apud Sanctium & soc., 1589). Pero sin duda deben añadirse otras razones, quizás más poderosas. Se querría neutralizar con una edición “autorizada” la inoportuna circulación de una impresión sin permiso ni conocimiento del autor aparecida años antes en Londres (apud J. Wolfium, 1585) en un ambiente protestante y dedicada a Sir Walter Raleigh, enemigo de la corona hispana. La edición romana de la Columbeis, además, aprovecha la ocasión para realizar una revisión del texto editado en Londres tanto desde el punto de vista teológico, en opinión de H. Hofmann (“La seconda edizione della Columbeis di Giulio Cesare Stella: una revisione teologica”, en: Columbeis IV, Genova, Facoltà di Lettere della Università degli Studi di Genova, 1990, pp. 195-219, y “Adveniat tandem Typhis qui detegat orbes: Columbus in Neolatin Epic Poetry (16th-18th centuries)”, en: W. Haase-R. Meyer (edd.), The Classical

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tiempo, la celebrada composición del precoz poeta, que compuso su obra antes de cumplir los veinte años, debía de servir como campaña propagandística de la excelencia docente alcanzada en los colegios de la Compañía de Jesús.

1. De uiris illustribus catholicis en la Columbeis de Giulio Cesare Stella Como ya se ha dicho, los dos libros de la Columbeis narran, con la distorsión propia del prisma épico, hechos históricos y seudohistóricos circunscritos fundamentalmente a lo acontecido desde septiembre del año 1492, fecha de inicio del periplo colombino, hasta principios de 1493, cuando parte Colón desde la isla de La Española hacia la de Cuba. Pero el poeta épico –a diferencia de lo que antes había hecho Lorenzo Gambara, mucho más a rastras de lo estrictamente histórico–, decide integrar lo narrado en un gran esquema épico-religioso de carácter evangelizador: concibe a su pius, magnanimus heros como un segundo Eneas,4 destinado a cargar con la cruz de una misión católica evangelizadora, contra la que nada podrán ni el rey del Infierno, ni las huestes subordinadas a este, menos aún las obsoletas armas de los indígenas. La figura de Cristóbal Colón como protagonista de la Columbeida ya ha sido objeto de análisis en ocasiones anteriores.5 En este trabajo quiero llamar la atención sobre la persona de Ignacio de Loyola, uno de los tres “varones ilustres” del panorama católico coetáneo, junto con fray Bernardo Boyl y el cardenal Mendoza, que aparecen integrados de un modo u otro en el poema. Y creo que el asunto merece la atención porque el relieve que se da a estos tres individuos excede con mucho al de los demás personajes no protagonistas del poema: por su singularidad, por su relativa extensión6 y por su específico tratamiento poético. En efecto, aparte de los protagonistas del relato (Colón Tradition and the Americas. I.1. European Images of the Americas and the Classical Tradition, Berlin, Walter de Gruyter, 1994, pp. 422-656, esp. 468-471), como desde el punto de vista político, según N. Llewellyn (The Columbeis of Giulio Cesare Stella (1564-1624), Roman edition, 1589. PhD Dissertation University of California, Los Angeles, 2006, pp. 81-92). 4 O, en menor medida, un Moisés en su búsqueda de una tierra de promisión, a quien saca a relucir el propio Colón en las palabras de ánimo que dirige a sus compañeros cuando flaquean sus voluntades por la desesperación de no encontrar tierra firme (Col. 1, 426-431). 5 Cf. las obras citadas de Hofmann y Llewellyn; Javier Sánchez Quirós (ed.), Julio César Stella. La Columbeida. Alcañiz-Madrid, IEH-CSIC, 2010, esp. cap. IV.2. La cristianización en la Columbeida, pp. LXX-LXXV; e Israel Villalba de la Güida, Virgilianismo y tradición clásica en la épica neolatina de tema colombino, Tesis Doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 2012, pp. 148-150 y esp. pp. 521-536 [http://eprints.ucm.es/16408/1/T33863.pdf, última visita 27/05/2015]. 6 Dieciocho versos se ocupan de fray Bernardo Boyl, diez versos del cardenal Mendoza y nueve de Ignacio de Loyola. 807

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y los caciques Nárilo y Anacaona), las personalidades históricas identificables –más allá de la simple mención (los reyes Fernando e Isabel, Boabdil)–, no abundan en la Columbeis, que suele inventar nombres (entre los marineros de las carabelas colombinas, Enrique de Burgos, Yante, Arisba de Lepe, Gonzalo, Amílcar, Amarácino, etc) o personajes para la trama (Inaspis, el ayo de Anacaona; Tárilo, Corineo, etc). El objetivo que persigue el autor con la destacada inclusión en el poema de estos tres ilustres miembros de la Iglesia católica es, a mi entender, el de reforzar ideológicamente la misión redentora que se le presupone al héroe protagonista de la epopeya. Aparte de Ignacio de Loyola, la primera de las otras dos figuras eclesiásticas contempladas en el poema es fray Bernardo Boyl (1440?-ca. 1504). Fray Boyl fue designado por el papa Alejandro VI en 1493 como primer vicario apostólico con la misión de la evangelización de las Indias Occidentales para acompañar a Colón en su segundo viaje a las nuevas tierras recién descubiertas, expedición esta diseñada ya para la colonización y, supuestamente, la divulgación de la fe católica en el Nuevo Mundo.7 Su detallado retrato, en humilde hábito benedictino y mientras avanza enarbolando una cruz por la playa recién hollada por los europeos, cierra el primer libro de la Columbeis (Col. 1, 728-745). Es el primer y único efectivo de un catálogo de tropas que el autor, tras haberlo anunciado y empezado, deja por completar. El catálogo de tropas, recordémoslo, es un ingrediente habitual de la poesía épica clásica. Junto con fray Boyl forma pendant en un pasaje del libro II la figura de otro vicario pontificio, el cardenal Pedro González de Mendoza (1428-1495).8 El llamado “Tercer Rey Católico” –tan grande era su influencia especialmente sobre la reina Isabel de Castilla– aparece destacado y, como en el caso de fray Boyl, detalladamente retratado en su espléndido ropaje cardenalicio (Col. 1, 340-350). Su estampa ecuestre en compañía de los Reyes Católicos en el momento en que juntos hacen su entrada triunfal en Granada tras la derrota de los últimos infieles de la península ibérica (Col. 2, 332-359) es la última de una serie de escenas de la ékphrasis de un yelmo que regala Colón al cacique Nárilo (Col. 2, 267-359). Como se sabe, la descripción de objetos suntuosos (ékphrasis en su acepción más estrecha) forma parte también del elenco de motivos característicos de la poesía épica de tradición grecorromana. 7

Sobre el tratamiento de este personaje en la Columbeida, véase Manuel A. Díaz Gito, “Con la cruz en ristre: Fray Bernardo Boyl, primer apóstol de América, en la Columbeis de Giulio Cesare Stella”, aceptado para el próximo número de la revista Calamus renascens. Revista de Humanismo y Tradición Clásica. 8 Sobre el tratamiento de este personaje en la Columbeida, véase nuestra comunicación “La écfrasis dentro de la écfrasis: el retrato del Gran Cardenal Pedro González de Mendoza en la Columbeis de Giulio Cesare Stella”, VI Congreso Internacional Humanismo y Pervivencia del Mundo Clásico. Homenaje al profesor Eustaquio Sánchez Salor. Alcañiz, 19 al 25 de octubre, 2015. 808

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Como se aprecia por la presentación de ambos personajes, fray Boyl y el cardenal Mendoza aparecen como iconos de una Iglesia victoriosa y en proceso de expansión. En uno y otro de estos casos, a Stella no le había resultado demasiado difícil encajar en el poema la aparición de estos próceres de la Iglesia, pues la relación de ambos con Colón y con la empresa colombina era relativamente estrecha. El genovés, por ejemplo, meses antes de embarcar en su flotilla rumbo a Poniente, había asistido como testigo de vista a la entrada triunfal de los Reyes Católicos en Granada el 2 de enero de 1492; además, en los cronistas de la época el clan de los Mendoza pasa por ser uno de los primeros y principales favorecedores de la causa de Colón ante las reticencias de otros miembros de la corte. En cuanto a fray Boyl, ya hemos dicho que formó parte de la tripulación del segundo convoy del Almirante de la Mar Océana, que inició su singladura en septiembre de 1493.

2. Ignacio de Loyola en la Columbeis de Giulio Cesare Stella En cambio, más difícil encaje en la trama narrativa del poema debía tener a priori personalidades y acontecimientos muy posteriores al entorno de 1492-1493, como es el caso de la figura de Ignacio de Loyola (1491-fallecido en 1556) y, todavía menos, la expansión póstuma de su obra religiosa. Sin embargo, el joven poeta, que debía su formación humanística a la labor pedagógica del Colegio Romano, uno de los principales colegios jesuíticos, sabía que la poesía épica de inspiración grecorromana contaba con instrumentos adecuados para poder incorporar en la rerum series principal de la narración otros sucesos históricos, bien del pasado, bien del porvenir, que conviniesen a las intenciones o los intereses del poeta. Stella había aprendido estas maneras a través del concienzudo análisis a que se sometía la obra virgiliana durante las lecciones de gramática y retórica en el Colegio Romano. Así, como ya se ha dicho, el poeta había incluido en un pasaje de su obra una lección ilustrada de historia contemporánea, la Guerra de Granada, mediante la ékphrasis del yelmo regalado por Colón a un cacique indígena, un recurso retórico habitual en la épica clásica que no faltaba en la Eneida (cf. ékphrasis del escudo forjado por Vulcano para Eneas). Y ello, a pesar de que la presencia del genovés in situ durante la toma de la ciudad de Granada por los Reyes Católicos le ofrecía al poeta la excusa perfecta para poder incluir esta narración secundaria de un modo mucho más “natural”, menos artificioso: por ejemplo, en forma de discurso del héroe a sus compañeros durante la larga travesía marítima, como un medio de distraer y reafirmar sus vacilantes espíritus ante la falta de avistamiento de tierra firme. Igualmente, en otras ocasiones Stella se sirve de este tipo de licencias épicas para incluir un relato proléptico, es decir, para incorporar en el transcurso de su narración acontecimientos futuros respecto del tiempo de 809

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la trama principal. En uno de estos pasajes prospectivos introduce la figura y obra de Ignacio de Loyola, fallecido en loor de santidad en 1556; este, veinticinco años más tarde, es decir, en la época de redacción del poema de Stella, ya se hallaba incurso en los prolegómenos del proceso que llevaría a su canonización a través de las biografías hagiográficas que desde el seno de la Compañía se estaban realizando.9 Como fray Boyl, el misionero apostólico, y como el Gran Cardenal, también Ignacio de Loyola, que, entre las reglas de su instituto religioso había introducido la novedad del cuarto voto de obediencia al papa, encarna y representa la auctoritas subrogada del Sumo Vicario de Cristo en Roma, que de otro modo no aparece en el poema. En concreto, Stella se sirve ahora del socorrido recurso épico del oráculo (Col. 2, 87-128; cf. Verg. Aen. 1, 254ss.) para introducir la silueta de Ignacio de Loyola y abogar por la labor misional de los jesuitas en el nuevo continente. Mediante este procedimiento retórico el agradecido alumno del Colegio Romano rinde homenaje al fundador de la Compañía de Jesús, al que sitúa interesadamente en estrecha relación y colaboración con la monarquía hispana, y alude sin nombrarlos a los primeros misioneros y mártires iñiguistas. El pasaje es como sigue. A la llegada de Colón y los suyos a la isla caribeña de Quisqueya (La Española, en la actualidad, República Dominicana y Haití), la primera reacción de los indígenas habría sido decididamente hostil ante la incursión de los extranjeros, si no fuera porque el cacique Nárilo, que guardaba en su pecho información privilegiada acerca del futuro de su reino, hizo desistir a sus súbditos del inminente ataque. Por boca del propio cacique nos enteramos que éste, aun antes de la llegada de los forasteros, había conocido a través del vaticinio de uno de sus dioses autóctonos (los “cemíes”) el fatal sometimiento que esperaba a su pueblo ante los aguerridos extranjeros que estaban por llegar. El sacerdote-vate, en trance alucinatorio inspirado por el cemí,10 había desaconsejado al cacique taíno presentar batalla, dando por hecho que la historia estaba ya escrita y que inútil sería el derramamiento de sangre (Col. 2, 87-89: ‘Ne luctus, ne quaere tuos, ne quaere tuorum,/ Optime rex. Fuimus 9

Ya en 1572 se publica en Nápoles la primera versión de la Vita Ignatii Loyolae, Societatis Iesu fundatoris…, del padre Pedro de Ribadeneyra, su primer hagiógrafo (que en 1601, insistiría con otra versión para la Segunda Parte del Flos Sanctorum, C. 55). En 1579, ante la falta de un “capítulo de milagros” en esta primera biografía, se encarga al biógrafo oficial, el padre Maffei, otra Vida que supla esta deficiencia (De vita et moribus Ignatii Loyolae, Romae, 1585). Estos solo son los primeros de una serie de relatos biográficos del santo jesuita. 10 Stella se cura en salud cuando, para dar legitimidad al vaticinio emitido por boca de un sacerdote pagano, precisa (información para el lector del poema que se le oculta al propio cacique) que el dios autóctono cemí se apodera del vate solo en apariencia: en realidad, no es sino el Padre Todopoderoso quien de manera omnisciente le dicta las palabras reveladoras del futuro (Col. 2, 82-86): con esta simple acotación cumple Stella con la tradición virgiliana (cf. Verg. Aen. 1, 254 ss.) y deja a salvo de cualquier suspicacia su ortodoxia católica. 810

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Cemii; Quiqueia quondam/ Terra fuit iamque ecce dies infanda propinquat…). De este modo, los indios reciben amistosamente a sus huéspedes, aunque bajo esta apariencia de ingenua hospitalidad se oculta en realidad una calculada cautela. Tras constatar la evidencia del aciago futuro que cabe esperar al pueblo antillano (tellus tua) como epítome del Nuevo Mundo (omnis India; Col. 2, 110-111: Illi sceptrum etiam tellus tua debet et omnis/ India…), una alusión a una primera hornada de inquebrantables guerreros (Col. 2, 92-93: Ecce uirum innumeras longa cum ueste phalanges/ Externo uehit huc incognita classis ab orbe…), que alude a los enviados por los Reyes Católicos, empezando por Colón y sus hombres, se cierra con la paráfrasis del símil horaciano de la encina que retoña y fortalece por efecto de la poda del hacha (Col. 2, 99101, cf. Hor. carm. 4, 4, 57-60): así se evidencia la determinación hispana de conquista, inasequible al desaliento, y, como consecuencia de ella, la imposibilidad de esperanza de salvación para los indios (Col. 2, 103: … nec spes super ulla salutis).

2.1. Felipe II Esto da pie a Stella para incidir en la llegada, en una fase posterior y esta vez por mandato expreso de Felipe II –de quien se ofrece un breve elogio–, de otros dos ejércitos más contundentes si cabe que el precedente, huestes que aúnan sus esfuerzos dirigidos a un mismo empeño evangelizador: un ejército convencional, que, con el objetivo de derribar los cultos indígenas “teñirá de sangre los mares” (Col. 2, 114 … maris arua rubescent), y otro de tipo espiritual, la Compañía de Jesús, cuyos miembros, igualmente determinados y guiados por la misión de dar a conocer el nombre de Cristo y extender la religión cristiana, no dudarán en exponer sus vidas al martirio. De este modo, Stella implica en una misma empresa religiosa los nombres de Felipe II y de Ignacio de Loyola. Detengámonos en este pasaje (Col. 2, 104-115). At grauiora manent uenturos damna nepotes, Namque olim summa regum de gente Philippus Quem grauida imperiis domus efferet Austria coelo, Nascetur, patria nulli uirtute secundus, Nam satis unus erit totum qui maximum orbem Regnator premet et paribus fraenabit habenis; Illi sceptrum etiam tellus tua debet et omnis India. Proh quantas in me excidiumque deorum Quos colitis poenas! Quantas ferus ille ciebit Per populos passim strages, si sacra recusent Et patrios mutare Cemos! Maris arua rubescent Caedibus et uestro nulla ora cruore carebit. 811

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Stella ha tramado los versos en honor de Felipe II combinando dos pasajes virgilianos: un clarísimo calco textual de síntesis sobrepujadora (... patria nulli #uirtute secundus#,11 cf. Verg. Aen. 11, 441, … haud ulli veterum uirtute secundus), que se inserta en un menos evidente, pero igualmente intencionado, calco contextual: Verg. Aen. 1, 286-288:12 nascetur pulchra Troianus origine Caesar, imperium Oceano, famam qui terminet astris, Iulius, a magno demissum nomen Iulo.

Son estas las famosas palabras con las que el soberano de los dioses confirma el destino que tiene reservado para los descendientes de Eneas y, especialmente, para el más glorioso de todos ellos, Julio César. De este modo, Stella –con la palabra #Nascetur#– pretende equiparar en la mente de sus lectores a Julio César, el primero de los césares romanos (Caesar/[…]/Iulius), descendiente de la estirpe gloriosa de Troya (pulchra Troianus origine Caesar), que lleva el imperio hasta el océano (imperium Oceano, implícitamente, el Atlántico) y su fama hasta los astros (famam qui terminet astris), con el futuro Felipe II –futuro, pues en el momento de dictarse el oráculo todavía no habría ni siquiera nacido–, (Philippus/[…]/Regnator), igualmente descendiente de una hermosa estirpe de reyes, la casa de los Austrias (summa regum de gente Philippus/ Quem grauida imperiis domus… Austria), que extenderá su imperio por todo el orbe (totum qui maximum orbem/ Regnator premet; más allá del Atlántico, en su caso) y su gloria hasta el firmamento (domus efferet Austria coelo). A tal punto se lleva la identificación implícita de uno y otro personaje que se presenta exageradamente a Felipe II como un atroz guerrero inflexible en su determinación, un rey-soldado, imagen más acorde con el molde de que se parte, el de Julio César –o en todo caso, más ajustada a la personalidad de su padre Carlos V– que con la del monarca burócrata (el “rey papelero”) y sedentario que realmente fue.

2.2. Ignacio de Loyola Tras la referencia a la expedición por parte de Felipe II de un ejército que impondrá la religión católica manu militari, se alude a renglón seguido a otro envío, el de un ejército espiritual, armado, en lugar de con espadas, con el solo nombre de Jesús y con la fe a prueba de martirio de sus “soldados” (cf. Col. 2, 116-124). 11

Encierro entre los símbolos #...# las palabras que en el poema de Stella ocupan la misma sedes métrica que en su modelo el texto virgiliano. 12 Así se lo advertí en su momento al editor de la Columbeida, Sánchez Quirós, observación que quedó incorporada en nota, cf. Julio César Stella…, p. 119, nota 106. 812

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Mittet et ille uiros magnum quos nomen Iesu, Audito quo terra tremit, tremit arduus aether Et procul inferni turbant septem ostia regni,13 Insigni ornabit titulo, quibus aurea uitae Fumum et opes strepitumque exosus Ignatius orbis Et morum praecepta dabit, tuus, inclyta, ciuis Aeternumque, Nauarra, decus; hi morte superbi Pro superum cultu, pro Relligionis honore Exponent crudae fidentia pectora morti.

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En esta alusión a los misioneros de la Compañía de Jesús cabe ahora el elogio de Ignacio de Loyola, en paralelo al que se ha hecho, versos antes, de Felipe II (y por ello, Ignacio, en cierta medida, también se beneficia implícitamente del carisma guerrero que a aquel le había aportado la sugerencia de su equiparación con Julio César). Compárese si no: Ignatius…/…, tuus, inclyta, ciuis/ Aeternumque, Nauarra, decus; con estos otros versos: summa regum de gente Philippus/ Quem grauida imperiis domus efferet Austria coelo. O el contraste entre la máxima extensión del poder de Felipe por todo el mundo (“orbe”) (totum qui maximum orbem/ Regnator premet…) con la elección vital de abandono del mundo material (“orbe”) de Ignacio (Fumum et opes strepitumque exosus Ignatius orbis). Por otro lado, Stella se las arregla para contraponer el nomen Iesu que tenían por bandera los miembros del nuevo instituto religioso con el de Ignatius, que en un primer momento aludía a los miembros de la institución, a quienes se les conocía entonces como “iñiguistas”. En su sintética brevedad, el encomio de Ignacio pasa revista, como no podía ser de otro modo, a sus principales hitos biográficos, en consonancia con el paradigma hagiográfico y apologético que iban forjando los historiadores, biógrafos y poetas de la orden:14 su rechazo de las vanidades del mundo (Fumum et opes strepitumque exosus Ignatius orbis: el voto de pobreza, la prohibición de aceptar dignidades, la moderación en los hábitos cotidianos y en el aspecto exterior, etc), su entrega a la nueva orden por él fundada de una estricta doctrina moral (aurea uitae/…/ Et morum praecepta dabit: los Ejercicios 13 En estos versos de alabanza al nombre de Jesús parecen adivinarse ecos del Te Deum o Hymnus Ambrosianus (cuando dice: Te omnis terra ueneratur/ Tibi omnes angeli/ Tibi caeli… proclamant/...) y algunos clichés clásicos (Verg. georg. 1, 330, terra tremit; Verg. georg. 1, 324 ruit arduus aether; cf. et Verg. Aen. 8, 296, te Stygii tremuere, te ianitor Orci). En cuanto al número de puertas del Infierno, en el capítulo XV del Corán se habla de que tiene siete puertas, cada una asignada a una secta (musulmanes, cristianos, judíos, paganos, etc); cf. Augustin Calmet-Charles Taylor, Dictionary of the Holy Bible: With the Biblical Fragments, 5 vols., London, 1830, vol. 1, p. 629. 14 Cf. su última biografía, Enrique García Hernán, Ignacio de Loyola, Madrid, Taurus, 2013.

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espirituales, las Constituciones) y la gloria eterna (¿su canonización en ciernes?) que depara a su patria Navarra (tuus, inclyta, ciuis/ Aeternumque, Nauarra, decus). A Stella, criado en un ambiente proclive a la Compañía y educado en uno de sus colegios, le interesa estrechar, más allá de lo estrictamente histórico, el lazo de unión entre Felipe II y los jesuitas: así, presenta a estos como un ejército espiritual comandado y dirigido por el propio monarca español. La realidad era muy otra. Y no sólo porque el voto de obediencia lo tenían contraído los miembros profesos de la Compañía con el papa de Roma, que era quien tenía la potestad de hacerlos servir en cualquier misión que estimara oportuna, sino también porque, si bien es cierto que Felipe II debía, eso sí, autorizar el traslado de misioneros a sus dominios de ultramar, la realidad es que durante mucho tiempo optó por otras órdenes religiosas mientras que se oponía expresamente al envío de jesuitas a las Indias Occidentales. En efecto, a diferencia de lo sucedido con la otra monarquía de la Península Ibérica, la portuguesa,15 pronta y decididamente favorable a los nuevos religiosos iñiguistas, los dos primeros Austrias fueron, aunque en distinto grado, reticentes ante las maniobras de aproximación al poder y a la corte de la Compañía de Jesús, entre otras razones por el debido sometimiento de esta a Roma.16 La institución ignaciana, que no había encontrado especiales obstáculos para instalarse al abrigo del poder real en otras cortes europeas (no solo Portugal, también en Polonia) y cuyos miembros fundadores eran en su mayoría españoles, debía sentir como una dolorosa asignatura pendiente el distanciamiento de los monarcas más poderosos de su tiempo, desconfianza más sangrante si cabe porque estos guardaban la llave del ansiado apostolado de los jesuitas en la América hispana. No hay que olvidar que el bautismo de América, todo un enorme y prometedor continente, implicaba la propia extensión de la Compañía de Jesús, su éxito como institución. En efecto, si el emperador Carlos V había vivido de espaldas a los avances de los jesuitas, todavía durante la mayor parte del reinado de Felipe II fue la frialdad lo que caracterizó las relaciones de este con la Compañía de Jesús; 15 Juan III de Portugal desde muy temprana hora abre las puertas de su país y las de sus colonias a la expansión de la Compañía de Jesús, precedente para la misión evangelizadora que los jesuitas deseaban abordar en las Indias Occidentales de la monarquía hispana. 16 Cf. al respecto, Julián J. Lozano Navarro, La Compañía de Jesús y el poder en la España de los Austrias, Cátedra, Madrid, 2015, pp. 83-118; Teófanes Egidio (coord.), Los jesuitas en España y en el mundo hispánico, Madrid, 2004, pp. 49-106. La excepción la marca transitoriamente Dª Juana de Austria, regente durante varios años en ausencia de su hermano Felipe II, que fue devota de la Compañía hasta el punto de pasar por ser la única mujer jesuita de la orden (lo logró en secreto en 1554). En 1559 el regreso de Felipe II pone fin a la regencia de Juana y a la breve luna de miel de la Compañía con la monarquía española, como certifica una pragmática del mismo año en la que se impide la salida de jesuitas de España o de dinero hacia el extranjero, impidiendo la contribución al sostenimiento financiero del Colegio Romano.

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El oráculo del cemí: Ignacio de Loyola en la Colvmbeis de Giulio Cesare Stella

estas reservas solo empezaron a disiparse en la década de los años 90, gracias a la elección de nuevos papas favorables a la monarquía española y a la intensa y compleja labor diplomática de algunos de los mejores dotados talentos de la orden.

2.3. La Compañía de Jesús Aun así, mientras que los misioneros de la primera hora (franciscanos –los pioneros– y dominicos, agustinos y mercedarios) llevaban ya desde principios de siglo instalados en tierras americanas y ejerciendo su labor apostólica, solo a partir de 1566 empezó a ser autorizado por Felipe II, y eso sí, con cuentagotas, el envío de los primeros misioneros jesuitas, petición que durante años había sido reiteradamente solicitada e invariablemente denegada (considérese que a la colonia portuguesa de Brasil ya habían arribado los jesuitas en 1549, solo nueve años después de la fundación de la orden).17 Pese a este notable retraso, ya en torno a 1583, Stella pudo culminar el elogio de Ignacio de Loyola con la alusión a la labor misionera de sus soldados de Cristo en la América hispana.18 Si versos antes había afirmado que a los ejércitos regulares enviados desde España no los detendrán ni el hambre, ni las tempestades, ni una alianza en son de guerra de todas las tribus indígenas (Col. 2, 97-98, Non illos obscoena fames, non aequoris ira,/ Non coniurati bella in communia reges), ahora las “huestes” de la Compañía tampoco cejarán en su empeño ni aun a riesgo de una muerte heroica en aras de la extensión del nombre de Cristo (Col. 2, 122-124,… hi morte superbi/ Pro superum cultu, pro Relligionis honore/ Exponent crudae fidentia pectora morti). La vocación evangelizadora estaba ya formulada entre las primeras preocupaciones de Ignacio de Loyola, que barajó la idea de marchar él mismo a Tierra Santa en 1534, y de otros miembros fundadores de la orden como Francisco Javier, quien sí cumpliría su deseo de misionar y llegaría a ser conocido como el apóstol de la India y Japón. Es la misma época, fines de los años treinta, en que Ignacio conoce a Filippo Neri, que también por 17

Javier Burrieza Sánchez, Jesuitas en Indias: entre la utopía y el conflicto. Trabajos y misiones de la Compañía de Jesús en la América Moderna, Valladolid, 2007; Alexandre Coello, Javier Burrieza y Doris Moreno (eds.), Jesuitas e imperio de Ultramar. Siglos XVI-XX, Madrid, Sílex Universidad, 2012. Dan idea de lo tardío del ingreso de los jesuitas en América y de su lógica impaciencia el hecho de que ya en 1546 existiesen 19 diócesis agrupadas en tres provincias eclesiásticas (Santo Domingo, México y Lima) y la rápida expansión de la evangelización en tierras americanas, cuya primera fase de implantación en los grandes núcleos urbanos y a lo largo de las principales vías de comunicación se puede decir que estaba consumada ya a fines del siglo XVI. 18 Con todo, concretamente en las Antillas, consideradas una etapa en el camino hacia destinos finales de mayor enjundia, como México o Perú, no se establecieron los jesuitas hasta mediados del s. XVII, mucho más tarde de la fecha de redacción de la Columbeida. 815

Manuel Antonio Díaz Gito

entonces sintió la llamada del apostolado entre paganos antes de ser disuadido por sus superiores y convencido para ejercer su misión en la propia Roma. La influencia de Neri está presente en el entorno más inmediato del joven Stella, pues el fundador de la Congregación del Oratorio hizo las veces de figura paterna durante la infancia de los hermanos Stella, prematuramente huérfanos: en 1622, el año de su canonización, Stella le dedicó un poema hagiográfico de celebración, donde recordaba con afecto su antiguo trato con el nuevo santo.19 No hay que olvidar que entre los fines que la nueva religión ignaciana se marcó como objetivos era el más importante de todos la salvación del alma. Pero el hecho de extenderse esta preocupación, más allá del alma del individuo, a la salvación de toda la humanidad implicaba el deber para los jesuitas del ejercicio activo de proselitismo, en especial en Europa contra el avance de las corrientes protestantes. Todavía más allá, el corolario ideológico de esta idea primordial no podía ser otro que la misión de catecumenado en tierras de paganos e indisolublemente aparejada a ello se hallaba la ocasión del martirio de los apóstoles que se aventuraban en tierras lejanas (India, Japón, China), inhóspitas (el continente africano) o poco o nada conocidas (las Indias americanas).20 La prudente opinión de Ignacio sobre la exposición al martirio era la de aconsejar a sus hermanos extrema cautela, pues consideraba más valiosa la labor que tenían por delante los misioneros en tierras de infieles que los alardes exaltados en defensa de la fe. La postura contraria, al menos en el plano espiritual, la encarna, en cambio, otro de los más conspicuos iñiguistas de la época, Francisco de Borja: precisamente durante su gobierno de la 19 In sanctum Philippum Nerium Florentinum, Congregationis Oratorii fundatorem, Romae, ex typ. Jac. Mascardi, 1622. Filippo Neri, Francisco Javier e Ignacio de Loyola fueron canonizados el 12 de marzo de 1622 por el papa Gregorio XV, junto con San Isidro Labrador, objeto de otra composición de Stella (In sanctum Isidorum agricolam, Romae, ex typ. Jac. Mascardi, 1622). Sobre la relación del fundador de la Congregación del Oratorio con los Stella, véase Llewellyn, The Columbeis of…, pp. 29-34, quien sugiere que fue Neri quien orientó a Stella hacia el Colegio Romano, como hizo con otros de sus pupilos. Respecto a su interés por el misionado en el extranjero y su relación con los primeros iñiguistas, véase Raleigh Addington, The Idea of the Oratory, London, Burns & Oates, 1966. 20 El protomártir de la Compañía de Jesús, el italiano Pietro Antonio Criminali, fue muerto en la India en 1549. Desde entonces una larga serie de mártires misioneros le sucedieron en diferentes regiones del mundo (Charles E. O’Neill, SI-Joaquín Mª Domínguez SI (dirs.), Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-temático, Roma-Madrid, 2001, 4 vols., vol. II, s. v. “Criminali, P. Antonio”, p. 1000, y vol. III, s. v. “Mártires…”, pp. 25312551). El elenco de mártires jesuitas, recordados en los relatos hagiográficos (Flos sanctorum) y en los menologios publicados periódicamente por la Orden, acaba, por el momento, con la muerte de los seis jesuitas, encabezados por el padre Ellacuría, víctimas de sus verdugos en el Campus de la Universidad Centroamericana de El Salvador en 1989.

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El oráculo del cemí: Ignacio de Loyola en la Colvmbeis de Giulio Cesare Stella

Compañía (1566-1572) iniciarán los jesuitas su aventura misional en tierras americanas de dominio español. En él, el ansia de martirio se convierte en casi obsesión: en más de treinta y tres ocasiones formula un anhelo casi místico de inmolación por Cristo en las páginas de su Diario Espiritual.21 Pero no solo se trataba de arrebatos espirituales de fe católica. En la memoria colectiva de la Compañía todavía debía estar presente la horrible estampa de los cuarenta jesuitas, la mayoría portugueses, pasados a degüello por piratas franceses junto a las islas Canarias en julio de 1570, cuando se dirigían a una misión en Brasil. Sin embargo, el acontecimiento de martirio más próximo en el tiempo, de hecho, contemporáneo a la composición de la Columbeis y que quizás es el que inspiró de manera más inmediata estos versos de Stella, fue el de los cinco mártires de Goa, en la India, capitaneados por Rodolfo Acquaviva, que fueron muertos el 25 de julio de 1583.22 Una viva impresión debía haber causado el martirio de estos jesuitas, pues el maestro de Stella y su principal valedor ante la república de las letras, Francesco Benci, les dedicó un extenso poema en seis libros titulado Quinque martyres, que fue publicado en Venecia, solo dos años más tarde de la edición romana de la Columbeida (Venetiis, 1591). En fin, el discurso oracular del sacerdote inspirado por el dios cemí que ha dado ocasión a Stella de integrar en su poema a Ignacio de Loyola y a la Compañía de Jesús, acaba, como había empezado, con la constatación del triunfo de la fe católica sobre los antiguos ritos indígenas en las nuevas tierras americanas (Col. 2, 125-128; cf. Col. 2, 91… aut ritus dediscere cogat auitos). Tunc reges noua sacra humiles et uulgus et omnis Accipiet Quiqueia nouasque assuescet ad aras Thura dare atque alios casta prece poscere diuos Et ueteres ultro dediscent saecula mores’.

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3. Conclusión La concepción ideológica de la Columbeis de Giulio Cesare Stella parte de una premisa poco fiel a la realidad histórica, pero excusable en un poema épico de inspiración virgiliana que había nacido en las aulas de un colegio jesuítico: la presentación casi en clave hagiográfica de Cristóbal Colón como un héroe misionero, responsable de la extensión de la fe católica en el Nuevo Mundo. La formulación más clara de esta idea se halla en los vv. 355-356 del 21

Manuel Ruiz Jurado, SJ, San Francisco de Borja. Diario espiritual (1564-1570), Bilbao, 1997, esp. cap. “Al pie de la cruz ofreciendo la vida”, pp. 76-78. 22 Véase Ch. E. O’Neill-J. Mª Domínguez (dirs.), Diccionario histórico…, vol. I, s. v. “Acquaviva, Rodolfo”, pp. 12-13, y vol. III, s. v. “Martires de Salsete”, pp. 2537-2538. 817

Manuel Antonio Díaz Gito

libro I de la Columbeida, cuando se propone la predestinación de Colón para esta misión desde su propio bautismo: Et Christum, ut sacri promittit nominis omen, Christofore, in noua regna feres… Surgido el poema en el seno del principal colegio de la Compañía de Jesús, el Colegio Romano, tal idea, no por casualidad, conecta con el principal objetivo de la institución religiosa forjada por Ignacio de Loyola para la salvación de las almas de todos los hombres a través de la “defensa y dilatación de la fe católica”. Por tanto, desde este punto de vista, Stella presenta a Colón como un héroe característicamente “jesuítico”. Y por ello, no es de extrañar que el poeta rinda homenaje a la figura de Ignacio en un momento de su poema. De esta manera, además, Stella cumple con el debido pago de la deuda de gratitud hacia quien había sido el fundador de la institución y del colegio responsables de su formación humana como cristiano y de su formación humanística como poeta: de una y otra daba fe una obra como la Columbeida. Su poema, además, debía conferir prestigio a la institución religiosa y docente que la había hecho posible, pues, en cierto modo su divulgación, incluso en el estado incompleto en que se editó, legitimaba la labor docente y pedagógica de la Compañía de Jesús. Como hemos visto, la presencia de la figura de Ignacio de Loyola se une a la de otros dos personajes históricos insignes de la Iglesia católica que salen al paso en algún momento de la Columbeida. El tratamiento de estos varones ilustres destaca por su relativa singularidad y por efectuarse en cada caso mediante un procedimiento poético característico de la poesía épica clásica: fray Bernardo Boyl abre el catálogo de tropas con que acaba el primer libro; el cardenal Mendoza cierra la pormenorizada ékphrasis de un yelmo historiado con la Guerra de Granada; y, por último, Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús cierran el oráculo de un sacerdote inspirado por una divinidad pagana cemí. Creo que en los tres casos la intención de Giulio Cesare Stella es la de respaldar la pretendida misión evangelizadora de Colón que guiaba el diseño ideológico de su Columbeis: con la autoridad del vicario papal para las Indias, con la influencia cortesana del Gran Cardenal, el “Tercero de los Reyes Católicos”, y con el carisma del fundador de la Compañía de Jesús en vías de canonización. Todos ellos son representantes de la autoridad del Sumo Pontífice romano, con quien los jesuitas tenían contraído voto de obediencia, y todos ellos hacen las veces de amplificadores del mensaje ideológico, implícito y explícito, de la Columbeida –la misión evangelizadora de Colón–, como puras “encarnaciones” simbólicas de una Ecclesia triumphans.

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ÍNDICE GENERAL

Liminar José María Maestre Maestre, “Prólogo.................................................... Emma Falque Rey, “Semblanza del profesor Juan Gil (I)”........................ Daniel López-Cañete Quiles, “Semblanza del profesor Juan Gil (II)”.... Juan Gil Fernández, “Mis maestros”.........................................................

9 49 59 67

VOLUMEN I: FILOLOGÍA GRIEGA Y LATINA

Manuscritos, ediciones, traducciones y comentarios Juan Francisco Alcina Rovira, “Un comentario medieval al De officiis de Cicerón y su difusión hispana: mss. Esc. T.II.14, MBN 9225, BAV Chigi H.VII.224, B.CORSINIANA Rossi 66”..................................... Luis Gil Fernández, “La Epistola de rebus Persarum de don García de Silva y Figueroa”....................................................................................... Jesús Luque Moreno, “Pro- y re- desde la prehistoria hasta el latín más reciente”................................................................................................... Francisca Moya del Baño, “Don Francisco de Quevedo, ‘filo-filólogo’ clásico”..................................................................................................... Theodericus Sacré, “De Alexandro Antonio Bischetti sive Iohanne Francisco ab Iesu Maria (fl. 1640-1664) Alexandri VII P.M. praecone”................................................................................................. 2897

85 113 143 185 211

Índice general

Manuel Ayuso García, “Aportaciones de la edición de Basilea (1532) del De Nuptiis Philologiae et Mercurii al texto de la exposición de Geometría”............................................................................................... Ramón Baltar Veloso, “Un fantasma decapitado y sin aspiración”.......... Matilde Conde Salazar, “Los impresos incunables de las Vitae duodecim Caesarum de C. Suetonius Tranquillus conservados en bibliotecas españolas”................................................................................................. Ignacio J. García Pinilla-Antonio Alvar Ezquerra, “Para una edición del De rebus gestis a Francisco Ximenio Cisnerio de Álvar Gómez de Castro”..................................................................................................... Paraskevi Gatsioufa, “Notas sobre los manuscritos griegos de la abadía del Sacromonte”...................................................................................... Alejandro Martínez Sobrino, “Jodocus Badius Ascensius a las Sáturas de Persio: De Auctoritatibus”......................................................................... Javier Moraleda Díaz, “El incunable valenciano de Salustio (1475): análisis del texto y filiación”..................................................................... ª M José Muñoz Jiménez, “Marcial en el manuscrito 246 de la Biblioteca Histórica de Santa Cruz de Valladolid”................................................... Carmen Teresa Pabón de Acuña, “Incunables de Cicerón en España que contienen el diálogo De legibus”.............................................................. José Palomares Expósito, “Varia: adiciones al Satiricón y enmiendas a la Garcineida (con un excurso sobre la bóveda de Fernando Gallego)”..... Sandra Inés Ramos Maldonado, “De usu Pliniano: Erasmo y Longueil ante Plinio el Viejo y sus ediciones de la Naturalis Historia”.................. Mª Ángeles Robles Sánchez, “Richardus Bentleius (1662-1742) y su edición de Horacio a la luz de su correspondencia”................................ Ángel Urbán, “El discurso de Dión Crisóstomo, Diógenes o sobre la Virtud (Or. 8)”.................................................................................................... Irene Villarroel Fernández, “Ovidio en el ms. 94 de la Biblioteca Pública del Estado en Tarragona”............................................................

2898

235 253 255 273 287 309 327 343 355 367 385 401 415 443

Índice general

Fuentes epigráficas Jaime Siles Ruiz, “Juan Gil: aportaciones a la epigrafía prerromana de la Península Ibérica”.................................................................................... Marta Bailón García, “El culto a Fortuna Dea y sus advocaciones en la Lusitania romana visto a través de las fuentes epigráficas”...................... Joan Carbonell manils, “Las supuestas síloges epigráficas de Alfonso y Gaspar de Castro. A propósito de los papeles J. Matal y A. Agustín del Ms. Vat. Lat. 6040”................................................................................. Xavier Espluga Corbalán, “Fuentes epigráficas hispanas en las Castigationes Plinianae de Ermolao Barbaro (1491)”............................. Gerard González Germain, “E scholio in lapidem. Recreaciones humanísticas epigráficas de un pasaje de Juvenal (sch. 6, 638)”............. Mª del Rosario Hernando Sobrino, “Apuntes de epigrafía de Nicolás Antonio: manuscritos autógrafos de la Biblioteca Nacional de España (Madrid)”.................................................................................................

457 467 477 497 511 523

Juan Gil y el Milenarismo Eustaquio Sánchez Salor, “El mesianismo sobre Jerusalén de la Edad Media y del Renacimiento. A propósito de: Juan Gil, ‘Carlomagno, el imperio y Jerusalén’”................................................................................ Emilio Suárez de la Torre, “Juan Gil y el fin del mundo”....................... Pablo Toribio Pérez, “Alanos, vándalos y suevos en la exégesis apocalíptica de Isaac Newton: una fuente y un texto desconocidos”..........................

2899

543 557 575

Índice general

VOL. II: LITERATURA TARDO-ANTIGUA Y MEDIEVAL. LITERATURA HUMANÍSTICA (I)

Historiografía

cristiana

Mª Teresa Muñoz García de Iturrospe, “El tirano filósofo como canis rabidus: el emperador Juliano desde Jerónimo”...................................... Miguel Ángel Rábade Navarro - Francisca del Mar Plaza Picón, “Valor y uso del término barbarus en Orosio y Salviano”..................................

607 623

Religión: Corán, Biblia y conversos César Chaparro Gómez, “A propósito de una antología de plegarias bíblicas de la Biblioteca de Barcarrota”......................................... Tomás González Rolán, “El humanismo cívico entre las soluciones al problema converso en la Castilla de mediados del siglo XV”..... José Martínez Gázquez, “Las traducciones latinas del Corán, una percepción limitada del Islam en la Europa Medieval y Moderna”.................................................................................... Helena Carvajal González, “Cives Romanus sum: la pervivencia de la herencia clásica en la representación de San Pablo”................... Cándida Ferrero Hernández, “Pervivencia de tópicos medievales en el humanista Pedro Guerra de Lorca”......................................

635 651 663 683 695

Nuevo Mundo y Literatura de viajes Gregorio Hinojo Andrés, “Influencias clásicas en el Libellus de medicinalibus Indorum herbis”...................................................... J. Eduardo López Pereira, “Del relato literario de viajes al viaje como peregrinación del Mundo Antiguo al Renacimiento”.......... Jesús Paniagua Pérez, “Animales y mitos clásicos en Indias”............ Consuelo Varela, “El oficio de intérprete en el Nuevo Mundo”....... Eulogio Baeza Angulo, “Ouidius in Orbe Nouo”............................. Manuel Antonio Díaz Gito, “El oráculo del cemí: Ignacio de Loyola en la Columbeis de Giulio Cesare Stella”....................................... 2900

709 739 753 777 793 805

Índice general

José Carlos Martín de la Hoz–Eduardo Fernández Fernández, “Un humanista en la corte de los Reyes Católicos: Juan López de Palacios Rubios”........................................................................... Antonio Ignacio Molina Marín, “Un nuevo mundo, una nueva geografía”..................................................................................... Raúl Platas Romero, “El uso de las fuentes clásicas en el libro II de De bello hereticorum del Fortalitium Fidei de Alfonso de Espina”.. Xavier Tubau, “La decretal Quod super his y el Democrates secundus de Juan Ginés de Sepúlveda”........................................................ Israel Villalba de la Güida, “Virgilio y la épica neolatina de tema colombino: el episodio de Dido y Eneas en la Columbeida de Giulio Cesare Stella (1585-1589)”...............................................

819 833 849 859 869

Traductores Benjamín García-Hernández, “Descartes en latín y traducido, a la vista de Plauto”............................................................................ José Luis Moralejo, “De nuevo sobre el tacitismo español del siglo XVII: el traductor autocensurado”............................................... Miguel Rodríguez-Pantoja, “Versiones de Erasmo al castellano en el siglo XVI: los coloquios Pietas puerilis y Funus”........................ José A. Beltrán Cebollada, “Pedro Simón Abril, traductor de las Epístolas Familiares de Cicerón (1589)”........................................ Marco Antonio Coronel Ramos, “Las traducciones castellanas (Valencia, 1528 y Alcalá, 1529) del De institutione feminae Christianae de J. L. Vives (Amberes, 1524)”................................. Ramiro González Delgado, “Primeras traducciones del griego a lengua asturiana”.......................................................................... Julián Solana Pujalte – Ignacio J. García Pinilla, “Erratas y correcciones manuscritas de autor en la traducción latina de la Política de Aristóteles de Juan Ginés de Sepulveda editada por Michel de Vascosan (París, 1548) (II): los escolios”...................... Hélène Rabaey, “La Nueva traslación y interpretación española de los cuatro sacrosantos evangelios de Jesu Christo de fray Juan de Robles, un alegato a favor de la lectura en lengua vulgar de los Evangelios y la concordia entre cristianos”..................................................... Raimon Sebastian Torres, “Las fuentes latinas de Ferrer Sayol como traductor de Paladio”..........................................................

2901

889 907 937 971 989 1003

1019

1037 1055

Índice general

El problema de la lengua en el siglo xvi Jenaro Costas Rodríguez, “Ambrosio de Morales y sus observaciones críticas sobre el castellano del siglo XVI: la carta latina al maestro Valentín”......................................................................................

2902

1069

Índice general

VOL. III: LITERATURA HUMANÍSTICA (II)

Retórica

y

Póetica Latinas

Trinidad Arcos Pereira, “Los primeros niveles de la enseñanza de la retórica: los progymnasmata”................................................................ Andrés Gallego Barnés, “Orar en tiempos revueltos”....................... Juan Lorenzo Lorenzo, “Los tres ‘tenores’ de la Retórica clásica en retóricas renacentistas”................................................................. ª M Elisa Cuyás de Torres, “Lorich: el lugar común”....................... Toribio Fuente Cornejo-Luis Alfonso Llera Fueyo, “Observaciones a las anotaciones a la Poética de Aristóteles del humanista valenciano Pedro Juan Núñez”..................................................... Mª Dolores García de Paso Carrasco, “La sententia en Alardus Aemstelredamus”......................................................................... Ferran Grau Codina, “Un ejemplo de comentario ramista: el Artificium orationis Ciceronis pro Caio Rabirio perduellionis reo de Pedro Juan Núñez”...................................................................... Mª Luisa Harto Trujillo, “Exempla y consolationes”....................... Manuel López-Muñoz, “Las Praelectiones de Agustín Valerio a su Rhetorica Ecclesiastica ad Clericos”................................................. Manuel Márquez Cruz, “La Oratio in funere Iohannis Strozzi de Leonardo Bruni y la Oración fúnebre de Pericles recogida por Tucídides: ¿sólo inspiración retórica?”.......................................... Luis Merino Jerez, “La memoria en la Tertia et ultima pars Rhetoricae de Juan Lorenzo Palmireno”......................................................... Carlos de Miguel Mora, “Aristóteles, Escalígero y Weinberg”......... Mª Violeta Pérez Custodio, “La recepción de los ejercicios retóricos del Pseudo-Hermógenes en la España del XVI”........................... María Asunción Sánchez Manzano, “El uso de la terminología y doctrina retórica en la edición que hizo H. Alonso de Herrera de los Rhetoricorum libri de Jorge de Trebisonda”..............................

2903

1163 1191 1217 1237 1247 1257 1271 1287 1301 1315 1327 1339 1351 1365

Índice general

Epistolografía Juan Mª Núñez González, “La doctrina de epistolis conscribendis de Pedro Juan Núñez”...................................................................... Mª Elena Curbelo Tavío, “La teoría epistolar en Christoph Hegendorff”................................................................................. Bartolomé Pozuelo Calero, “El epistolario latino perdido de Pedro Vélez de Guevara y su valor documental”.....................................

1385 1409 1415

Poesía y teatro Rosa Mª Marina Sáez, “De officio feminae. Sobre un epigrama de Pedro Ruiz de Moros”.................................................................. Darío Martínez Montesinos, “Cinco epigramas inéditos del humanista Pedro Juan Perpiñán (1530-1566)”............................. Luis Pomer Monferrer, “La temática mitológica en los epigramas de Falcó”...................................................................................... Mª Dolores Rincón González, “Sobre la égloga dramática: M. Verardi y Juan del Encina”........................................................... Antonio Serrano Cueto, “Hacia un repertorio de la poesía nupcial latina de los siglos XV y XVI”...................................................... Gorana Stepanic, “El reloj de arena en un epigrama latino de Dubrovnik del siglo XVIII”.........................................................

1435 1447 1467 1475 1485 1529

Gramática y Lengua José Ramón Carriazo Ruiz, “Las palabras y las frases romances contenidas en la Tertia et ultima pars rethoricae de Juan Lorenzo Palmireno”................................................................................... Javier Durán Barceló, “Sexto Pompeyo Festo en la collectio vocabulorum (1488) de Alfonso de Palencia”................................ Juan Francisco Fraile Vicente, “Genitiuus neque graece nec latine a uerbo regi potest o la defensa de la elipsis nominal por parte de ‘El Brocense’”....................................................................................

1545 1561 1583

Retórica y poética en castellano José Javier Iso Echegoyen, “Para una edición de la Agudeza y arte de ingenio de Gracián”...................................................................... 2904

1597

Índice general

Pere Bescós Prat, “Sia cosa més per poetas que de istoriògrafos tractada: poética y traducción en Francesc Alegre”...................................... Francisco Javier Escobar Borrego, “Tradición retórica e Historiografía clásica en la España defendida, de Francisco de Quevedo (con un enfoque comparativo respecto a la Vida de Marco Bruto)”.............................................................................. Aurora Martínez Ezquerro, “El Diálogo de la lengua o el concepto de retórica en el Humanismo renacentista”...................................

2905

1607

1615 1637

Índice general

VOLUMEN IV: LITERATURA HUMANÍSTICA (III)

Biografía e historiografía José María Maestre Maestre, “¿Gonzalo de Santa María, fuente de la biografía latina de Juan II de Aragón compuesta por Lucio Marineo Sículo?”.................................................................................................... Juan R. Carbó García, “Tanto monta. Pervivencias clásicas y goticismo en las genealogías legitimadoras de los Trastámaras”............................... José Solís de los Santos, “La buena lid del césar Carlos o el panadero de Barbarroja”............................................................................................... Jorge Tomás García, “Motivos plinianos de la ‘Vida de Pausias de Sición’ en las Vite dei Pittori Antichi Greci e Latini de P. M. Guglielmo della Valle”........................................................................................................

1675 1769 1785 1807

Política y pensamiento Carmen Codoñer Merino, “Modelos de monarcas y validos en la literatura española del siglo XVII. Rómulo. Séneca y Nerón”................. Marc Mayer Olivé, “El prefacio de las Antiquitates de Juan Annio de Viterbo: oportunidad e intención política”............................................. Jordi Pérez i Durà, “Los escritores clásicos, soporte de las críticas de los diaristasa Gregorio Mayans”.................................................................... Francisco Calero Calero, “La autoría de Europa Heautentimorumene”... Gregorio Rodríguez Herrera, “Propercio en la Polyanthea de Nano Mirabelio”................................................................................................ Guillermo Soriano Sancha, “Felipe III y Enrique VIII en el aula de Quintiliano. La educación del gobernante en Sir Thomas Elyot y Juan de Mariana”............................................................................................. José Luis Teodoro Peris, “El Specimen veteris Romanae litteraturae deperditae... (1784) y el Novum Lexicon historicum et criticum antiquae Romanae litteraturae deperditae... (1787) de Mateo Aymerich: biblioteca de autores y herramienta ideológica”.......................................................

2906

1823 1853 1869 1897 1911 1925

1939

Índice general

Filosofía y ciencia Luis Charlo Brea, “Pervivencia de la lengua latina en una obra médica del siglo XVII”......................................................................................... Miguel Ángel González Manjarrés, “La Oratio in laudem physiognomoniae de Jodocus Willich”...................................................... Ana Isabel Martín Ferreira–Cristina de la Rosa Cubo, “Antiguos y modernos en los orígenes de la pediatría y la ginecología modernas: el Liber de affectionibus puerorum de Francisco Pérez de Cascales (1611)”.................................................................................................... Mª Jesús Pérez Ibáñez–Alejandro García González, “António Luíz, aproximación a un médico humanista”..................................................

1955 1973

1991 2009

Emblemática Francisco Talavera Esteso, “Los Collectanea hyeroglyphicorum en las ediciones facticias de los Hieroglyphica de Pierio Valeriano”................... Jaume Alavedra i Regàs, “El concepto renacentista de emblema en los Hieroglyphica de Horapolo”.....................................................................

2025 2043

Humanismo, literatura y sociedad Alfredo Alvar Ezquerra, “La escritura y el festejo del recuerdo en primera persona: la santificación de san Isidro y los madrileños (beatificación 24-VI-1619, canonización 12-III-1622)”............................................... Aires Augusto Nascimento, “Humanismo, uma atitude mais que um momento na história”.............................................................................. Alfonso Alcalde-Diosdado Gómez, “Beatrice y Maria Rogia, almas gemelas”................................................................................................... José M. Cañas Reillo, “Aspectos del humanismo en Cuenca” ................. Fermín Ezpeleta Aguilar, “Los Coloquios de Erasmo en los Diálogos de Bartolomé de Argensola”......................................................................... José Manuel Floristán Imizcoz, “El enigmático destino de Nicolás de la Torre, copista griego de Felipe II”........................................................... Guillermo González del Campo, “Argumentos humanísticos a favor y en contra de la leyenda de Trajano”......................................................... Alejandra Guzmán Almagro, “La magia amorosa y sus fuentes clásicas en Martín del Río (Disquisitionum Magicarum libri VI, III.3)”.................. Ángel Narro Sánchez, “Conoce a tu enemigo. Vives, lector de Ovidio” 2907

2059 2093 2117 2127 2143 2153 2173 2189 2201

Índice general

Joaquín Pascual Barea, “Rodrigo de Santaella en la Roma humanista de Sixto IV (1475-1480)”............................................................................ Carolina Real Torres, “Del humanismo a la Ilustración: Bernardo Cólogan y Fallon”.................................................................................... Juan Jesús Valverde Abril, “Los Apophthegmata de Conrado Licóstenes y la Collectanea moralis philosophiae de Fray Luis de Granada: un camino de ida y vuelta”.........................................................................................

2908

2215 2229 2241

Índice general

Volumen V: Pervivencia del mundo clásico Tradición clásica en las literaturas vernáculas Joaquín Mellado Rodríguez, “De Ovidio a Garcilaso: Apolo y Dafne en el soneto XIII”.............................................................. Fernando Navarro Antolín, “Macrobio y el sueño literario. Pervivencia y tradición en las letras hispanas”............................... Antonio Pérez Lasheras, “Algo más sobre la tradición clásica en Góngora”..................................................................................... José Luis Vidal Pérez, “Mendelssohn, intérprete de Sófocles”......... Guillermo Aguirre Martínez, “Perspectiva del mito clásico en la poesía de José Ángel Valente”....................................................... Mª Teresa Amado Rodríguez, “Álvaro Cunqueiro y la ‘Canción rodia de la golondrina’”................................................................ José Ignacio Andújar Cantón, “El mundo clásico en El rapto de las Sabinas de Francisco García Pavón, humanista del siglo XX”....... Juan Luis Arcaz Pozo, “Catulo, símbolo de la postmodernidad”..... Rocío Badía Fumaz, “La figura de Orfeo como imagen del poeta en Aníbal Núñez”............................................................................. Jesús Bermúdez Ramiro, “La figura de ‘Venus’ en la poesía de Rafael Alberti”........................................................................................ Francisco José Bravo de Laguna Romero, “Mundo clásico y crítica social en el teatro del ecuatoriano Peky Andino Moscoso”............ Sandra Camacho Cuenca, “Influencias clásicas en el Amadís de Gaula”......................................................................................... Vicente Cristóbal López, “Tradición clásica en Juan del Encina”... Pablo Cuevas Subías, “La Huesca del mecenas Lastanosa y el Arte de ingenio de Baltasar Gracián”......................................................... Mª Concepción Fernández López, “Una cita más temprana de la Eneida”........................................................................................ 2909

2275 2305 2331 2347 2363 2369 2383 2401 2415 2423 2437 2447 2463 2477 2493

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Flavio Ferri-Benedetti, “Metastasio adaptado para el teatro español: el caso de la “Issipile”...................................................... Mª Cruz García Fuentes, “Tradición e innovación en la fábula mitológica Júpiter y Dánae del aragonés A. Díez y Foncalda”........ Joaquín García Nistal, “Ecos de la tratadística clásica en la Nueva España del siglo XVII: La obra teórica y práctica de fray Andrés de San Miguel”............................................................................ Inés Illán Calderón, “Hacer los deberes. Humanismo e innovación para la pervivencia democrática”.................................................. Manuela Ledesma Pedraz, “El helenismo del emperador Adriano en Mémoires d’ Hadrien de Marguerite Yourcenar”....................... Mª Pilar Lojendio Quintero - Francisco Salas Salgado, “Madrid por dentro de Cristóbal del Hoyo o la erudición clásica en el siglo XVIII”......................................................................................... Estela Martínez Cabezón, “Medea la encantadora: la figura de la hechicera en las novelas de caballerías”......................................... Heinrich Merkl, “El Quijote cervantino como respuesta al Eutidemo de Platón. Sobre mentira y contradicción”................................... Rubén Josep Montañés Gómez, “Caronte en la cultura popular griega”.......................................................................................... Andrés Ortega Garrido, “Materiales clásicos en Exorcismos de esti(l)o de Guillermo Cabrera Infante”.......................................... Vanessa Puyadas Rupérez, “El Egipto grecolatino en las manifestaciones pictóricas del s. XVIII: Cleopatra VII en la obra de Angelika Kauffmann”.............................................................. Elena Redondo Moyano, “Gore Vidal y su recreación novelesca de Juliano el Apóstata”...................................................................... Antonio Río Torres-Murciano, “Valerio Flaco en el Siglo de Oro”............................................................................................ José Riquelme Otálora, “Herencia situacional recibida por la Calamita de Torres Naharro del Heautontimorumenos y Eunuchus terencianos”................................................................................. Adrián J. Sáez García, “Ecos y referentes clásicos en el Coloquio de los perros de Cervantes”................................................................ Pilar Saquero Suárez-Somonte, “Notas sobre la pervivencia del Bursario de Juan Rodríguez del Padrón en las letras castellanas y portuguesas del siglo XV”............................................................

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Índice general

Enseñanza del latín, Didáctica e innovación Iohannes Cienfuegos García, “Qualis in Hispania discetur Latinitas?”.................................................................................... Javier Espino Martín, “Barroquismo carnavalesco o empirismo ilustrado en la enseñanza del latín en el siglo XVIII: La Gramática y conducta del dómine Don Supino (1790) de Manuel de Vegas y Quintano”................................................................................... Manuel López-Muñoz - Luis Inclán García-Robés, “Chiron, una propuesta didáctica para el siglo XXI”.......................................... Fotografías para el recuerdo.............................................................. Índices de nombres propios.............................................................. Índice antroponímico.................................................................. Índice toponímico....................................................................... Índice de autores.............................................................................. Índice general de la obra...................................................................

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