El olvido está lleno de memoria: reflexiones sobre el dispositivo analítico

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Descripción

Sociedad Chilena de Psicoanálisis - ICHPA Magister en Psicología Clínica Santiago, Chile. 2014

El olvido está lleno de memoria Reflexiones sobre el dispositivo analítico

Andrés Gallardo Hermenéutica y Psicoanálisis: la cuestión del sujeto Profesor: Carlos Pérez Villalobos _________________________________________________________

12 de Agosto de 2014

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Cada vez que nos dan clases de amnesia como si nunca hubieran existido los combustibles ojos del alma o los labios de la pena huérfana cada vez que nos dan clases de amnesia y nos conminan a borrar la ebriedad del sufrimiento me convenzo de que mi región no es la farándula de otros en mi región hay calvarios de ausencia muñones de porvenir / arrabales de duelo pero también candores de mosqueta pianos que arrancan lágrimas cadáveres que miran aún desde sus huertos nostalgias inmóviles en un pozo de otoño sentimientos insoportablemente actuales que se niegan a morir allá en lo oscuro el olvido está tan lleno de memoria que a veces no caben las remembranzas y hay que tirar rencores por la borda1 en el fondo el olvido es un gran simulacro nadie sabe ni puede / aunque quiera / olvidar un gran simulacro repleto de fantasmas esos romeros que peregrinan por el olvido como si fuese el camino de santiago el día o la noche en que el olvido estalle salte en pedazos o crepite / los recuerdos atroces y los de maravilla quebrarán los barrotes de fuego arrastrarán por fin la verdad por el mundo y esa verdad será que no hay olvido

(Mario Benedetti, ​ Ese gran simulacro)

Benedetti, Mario. El olvido está lleno de memoria. Sudamericana, Buenos Aires. 2000. p. 13. Por el propósito del presente ensayo me parece pertinente citar el poema completo. En adelante todas las citas de este texto corresponderán a esta edición. El destacado es mío. 1

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1. ¿Puede el olvido estar lleno ​ de memoria? ¿No es acaso el olvido la ausencia de ésta? ¿No resulta a primera vista esta frase como algo carente de toda lógica? Quizás se trata de la indicación de una relación dialéctica: así como la sombra necesita a la luz, no puede haber olvido sin memoria; algo se constituye como olvidado en la medida en que antes habitó en el recuerdo. Pero el poema dice: el olvido ​ está lleno de memoria. Esto quiere decir que no hay una relación dialéctica de conceptos opuestos sino que se trata de dos conceptos imbricados bajo la forma de la ocupación espacial. Hay un espacio que se llena​ . De alguna manera olvido y memoria habitan el mismo lugar. ¿Qué significa esta extraña formulación? ¿Dónde está ese lugar desconocido donde olvido y memoria pueden cohabitar? ¿Se tratará de otro desvarío de un idioma poético que sólo sabe hablar con metáforas, regalos insignificantes del lenguaje, carentes de utilidad cotidiana? En efecto, vivimos en un mundo que ha puesto precio a los modos de despliegue del lenguaje en función de su productividad. La relación del ser humano con el precio asignado al modo en que éste se despliega en y mediante el lenguaje es lo que llamamos mercado laboral, y su diversidad es la respuesta a la organización previa de estos modos como saberes adquiridos durante la etapa de aprendizaje en el sistema educativo. ​ El mundo del trabajo hereda esta división de los saberes transformados en quehaceres productivos bajo la forma de la especialización. Nos educamos como profesionales competentes en un saber específico y luego salimos al mercado laboral enfocados en obtener un quehacer remunerado acorde a la productividad que nuestro saber puede generar. En esta lógica del precio -pilar del modelo económico imperante- ser poeta es el quehacer más improductivo y la poesía el saber más inútil. Nuestra inmersión en este mundo de saberes que encuentran su valor en la productividad del quehacer al que fundan justifica la extrañeza ante las palabras de Benedetti. Y es que como dice Heidegger, ​ probablemente habitamos de un modo absolutamente impoético.2 ​ Además de la lógica de la productividad, se nos impone un modo de relacionamiento caracterizado por el predominio de lo visual y lo instantáneo. Plataformas sociales, teléfonos móviles e internet se conjugan formando una red de

 ​ Heidegger, Martin. ​ “...Poéticamente habita el hombre…”​ , en Conferencias y artículos, Traducción de Eustaquio Barjau, Serbal, Barcelona, 1994. p. 150 2

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interacciones dinámicas entorno a la representación -en sentido estricto- de la realidad devenida en virtualidad. Este predominio de la representación y la velocidad en el mundo virtual, bajo la forma de la imagen y la instantaneidad respectivamente, articula cierto modo de relacionamiento mas no lo determina. Somos los seres humanos quienes en cada caso elegimos nuestro despliegue con las posibilidades que nos ofrecen los dispositivos3 . Quizás lo alarmante en este nuevo modo de relacionamiento sea que ​ aquello que define a los dispositivos que empleamos en la fase actual del capitalismo es que no efectúan la producción de un sujeto, sino más bien que son procesos que podemos llamar “procesos de desubjetivación” 4​ . Pero ¿es el psicoanálisis5 un dispositivo más entre los que empleamos en los tiempos presentes? Y si este fuera el caso ¿cómo podría el psicoanálisis conducirnos hacia la desubjetivación? ¿No consiste el análisis precisamente en lo contrario, en construir el encuentro del sujeto con su verdad olvidada? Si escuchamos las palabras del poeta quizás nos revelen el sentido de este sinsentido: en el fondo el olvido es un gran simulacro, nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar. El olvido como simulacro no hace más que revelar que su esencia consiste en ser un espejismo. Y así como las palabras son el camino del poeta, para el analista constituyen los indicios sobre los que monta su tarea arqueológica. Mas para el psicoanálisis sólo existe el olvido en la medida que trabaja con lo olvidado. En efecto el analista ​ tiene que colegir lo olvidado desde los indicios que esto ha dejado tras sí; mejor dicho: tiene que construirlo.6

Construir lo olvidado, he ahí la primera tarea del ​

psicoanálisis. Los recursos con que enfrenta dicha labor son la asociación libre -regla analítica fundamental-, la escucha parejamente flotante y el trabajo de interpretación (o construcción). La relación entre el analista y el analizado mediada por estos recursos y la  ​ Cfr. Agamben, Giorgio. ​ Qué es un dispositivo. Sociológica, año 26, número 73, pp. 249-264 mayo-agosto de 2011. 4 Op. Cit. p. 262. ​ 5  ​ Para efectos de este trabajo nos referimos al psicoanálisis freudiano, con el enfoque revisado en el curso. 6 Freud, Sigmund. ​ Construcciones en el análisis​ . En J. Strachey, ​ Obras Completas de Sigmund Freud vol XIX​ . Buenos Aires: Amorrortu, 1994 p. 260 3

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teoría del aparato psíquico es lo que constituye el dispositivo analítico, que a diferencia de otros dispositivos como los teléfonos móviles, la educación y el mundo laboral, creemos que contribuyen a invertir los procesos de desubjetivación denunciados por Agamben. Este ensayo tiene de algún modo un triple propósito. Por una parte se trata de interpretar un poema acerca del olvido y la memoria. Por otra parte intentaremos explicar cuáles son las condiciones del dispositivo analítico que hacen posible la inversión de los procesos de desubjetivación o si se quiere, la profanación de los actuales dispositivos para ​ liberar aquello que ha sido apropiado y separado por los dispositivos para situarlo en el uso común.7

Y por último, queremos mostrar como ambas tareas, el ​

ejercicio de interpretación y la explicación de las condiciones del dispositivo analítico, están íntimamente relacionadas. Creemos que tanto la poesía como el psicoanálisis nos disponen hacia el mundo de un modo similar -¿no es acaso la metáfora la condición de posibilidad del trabajo del sueño?- y nos parece interesante trabajar esta relación para dar cuenta de los contenidos de un seminario acerca de hermenéutica y psicoanálisis. 2. Nietzsche hizo temblar a toda la tradición filosófica al denunciar el carácter metafórico de la verdad. La verdad, esa idea reinante en el pensamiento occidental se revelaba como el producto de la voluntad de unos pocos que junto con ensalzarla condujeron en su nombre los destinos de la civilización. En palabras del filósofo, la verdad es ​ una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos. En resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado lo que son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal.8 Huérfano por unos minutos de la verdad en sentido platónico, el pensamiento no tardó mucho en encontrar una nueva morada. El mismo año de la muerte de Nietzsche

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Agamben, Giorgio. Op. Cit. p. 260

 ​ Nietzsche, Frederich. ​ Sobre verdad y mentira en sentido extramoral.​ Tecnos. Madrid. 2012. p. 28 5

Freud publicaba ​ La interpretación de los sueños en lo que pareció ser una réplica del terremoto que representó en el edificio del pensar el pensamiento del filósofo alemán. Con ​ La Interpretación de los sueños Freud nos instaló ante la siguiente paradoja: la verdad puede revelarse en lo que no se ha dicho, y en cada caso, de manera distinta en cada ser humano. El fundador del psicoanálisis respondía a la pregunta nietzscheana por excelencia ​ ¿De donde procede, en el mundo entero, el impulso hacia la verdad?9 mostrándonos el inconsciente como el lugar donde habita la verdad reprimida bajo la forma de deseo, aquel lugar oscuro que advertía el poeta; un lugar donde ​ el olvido está lleno de memoria​ : Cada vez que nos dan clases de amnesia como si nunca hubieran existido los combustibles ojos del alma La amnesia es uno de los temas fundamentales del psicoanálisis en tanto expresión de la operatoria de la represión de nuestro aparato psíquico. He ahí otra genialidad de Freud: el olvido no es la desaparición de la vivencia traumática sino su desalojamiento de la conciencia. Por eso Benedetti dice ​ como si nunca hubieran existido los combustibles ojos del alma (​ y no olvidemos que Freud bautizó al psicoanálisis como tratamiento del alma ya en 188610 )​ . ​ Vivimos como si hubiésemos olvidado pero en realidad lo olvidado bajo la forma de lo reprimido sigue presente hasta en los actos más cotidianos, como los chistes, los actos fallidos y cuántos otros que no alcanzamos a descifrar. ​ Todos volveremos sobre nuestras huellas ​ era la frase bajo el título del extinto periódico chileno ​ Noreste, ​ que resulta plenamente vigente para entender la memoria en sentido freudiano. Así, lo reprimido / olvidado se revela como: cadáveres que miran aún desde sus huertos nostalgias inmóviles en un pozo de otoño sentimientos insoportablemente actuales que se niegan a morir allá en lo oscuro

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 ​ Nietzsche, Frederich. Op. Cit. p. 24

Cfr.Freud, Sigmund. ​ Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud. En J. Strachey, ​ Obras Completas de Sigmund Freud vol II​ . Buenos Aires: Amorrortu, 1994. p. 115. 10

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Sirvámonos de la idea freudiana de la memoria para entender como un cadáver puede mirar ​ aún ​ después de muerto. Freud entiende la memoria como una operación continua de nuestro aparato psíquico mediante la analogía con una pizarra mágica compuesta de una tablilla de cera sobre la que se coloca una hoja de cubierta compuesta de celuloide y papel encerado que al entrar en contacto, ayudadas por algún objeto puntiagudo externo, permiten visualizar la forma que se está dibujando o escriturando con el objeto externo. Lo ​ mágico de la pizarra consiste en que al separar la hoja y el papel encerado de la tablilla de cera lo escrito desaparece, quedando la pizarra libre para recibir estímulos externos que transformará nuevamente en formas visibles. Dice Freud: ahora no me parece demasiado osado poner en correspondencia la hoja de cubierta, compuesta de celuloide y papel encerado, con el sistema P-Cc y su protección antiestímulo; la tablilla de cera, con el inconciente tras aquel, y el devenir-visible de lo escrito y su desaparecer, con la iluminación y extinción de la conciencia a raíz de la percepción.11 Esta bella analogía nos permite entender a grandes rasgos que lo supuestamente olvidado en realidad permanece como surcos en la tablilla de cera bajo las demás superficies. Sin embargo ¿los cadáveres ​ sólo miran? ¿Es la actividad inconsciente tan inmóvil como un surco producido por la impresión de un estímulo, que de él sólo conserva su forma más no la fuerza que produjo dicha impresión? ¿No dice el poeta que se trata de ​ sentimientos insoportablemente actuales​ ? En una breve mención al final del texto Freud nos entrega luces sobre la actualidad de este sentimiento insoportable: ​ He supuesto que inervaciones de investidura son enviadas y vueltas a recoger en golpes periódicos rápidos desde el interior hacia el sistema P-Cc, que es completamente permeable. Mientras el sistema permanece investido de ese modo, recibe las percepciones acompañadas de conciencia y transmite la excitación hacia los sistemas mnémicos inconcientes; tan pronto la investidura es retirada, se extingue la conciencia, y la operación del sistema se suspende. Sería como si el inconciente, por medio del sistema P-Cc, extendiera al encuentro del mundo exterior unas antenas que retirara rápidamente después que éstas tomaron muestras de sus excitaciones. Por tanto, hago que las interrupciones, que en la pizarra mágica sobrevienen desde afuera, se produzcan por la discontinuidad de la corriente de inervación; y la inexcitabilidad del sistema percepción, de ocurrencia periódica, reemplaza en mi hipótesis a Freud, Sigmund. ​ Notas sobre la “pizarra mágica” ​ En J. Strachey, ​ Obras Completas de Sigmund Freud vol XIX​ . Buenos Aires: Amorrortu, 1994 p. 246 11

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la cancelación efectiva del contacto. Conjeturo, además, que en este modo de trabajo discontinuo del sistema P-Cc se basa la representación del tiempo.12 Freud nos está diciendo que los deseos reprimidos en el inconsciente no sólo ​ se niegan a morir allá en lo oscuro ​ sino que son la base de, por ejemplo, nuestra habilidad perceptiva. El dicho popular que reza ​ uno ve lo que quiere ver ​ da cuenta de esta tensión entre los sistemas mnémicos, que se traduce, siguiendo a Freud, en el dominio del inconsciente sobre la representación entera de la realidad en la que vivimos cotidianamente. El olvido está lleno de memoria quiere decir eso, que el olvido es una posibilidad dada como una interrupción de la pizarra, ya no venida desde el exterior sino desde el interior. El poeta también nos advirtió de esto al decir que: que a veces no caben las remembranzas y hay que tirar rencores por la borda Ahora bien. ¿Se trata realmente de tirar los rencores por la borda? ¿No nos conduce eso a la inevitable desubjetivación del sujeto? ¿Cómo puede el psicoanálisis invertir los procesos de desubjetivación denunciados por Agamben y esto constituir a la vez una profanación del resto de los dispositivos? 3. ¿Cuál es la meta del dispositivo analítico? Recordemos que todo dispositivo ​ siempre tiene una función estratégica concreta, que siempre está inscrita en una relación de poder.13 Según Freud, la meta es recuperar la memoria en tanto ​ el camino que parte de la construcción del analista debía culminar en el recuerdo del analizado. ​ El tratamiento analítico alcanza su objetivo -y el analista cierta satisfacción con su tarea- con el advenimiento de ​ una convicción cierta sobre la verdad de la construcción, que en lo terapéutico rinde lo mismo que un recuerdo recuperado.14 ​ La meta del dispositivo analítico es hacer conducir al analizado ​ al día o ​ a la noche en que el olvido estalle. ​ Pero ¿cómo hacemos estallar al olvido? Esta no es una pregunta de respuesta fácil y tratar de

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Freud. Sigmund. Op. Cit. p. 247

 ​ Agamben, Giorgio. Op. Cit. p. 250

Freud, Sigmund. ​ Construcciones en el análisis​ . En J. Strachey, ​ Obras Completas de Sigmund Freud vol XIX​ . Buenos Aires: Amorrortu, 1994 p. 267 14

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responderla excede los propósitos de este ensayo. Pero no por eso no podemos mostrar un camino. Agamben menciona que la profanación de los dispositivos que han emergido en la fase actual del capitalismo es un problema, principalmente, porque el ser humano ha caído en una especie de alienación en su relación con el mundo que consiste en vivir la ilusión del control sobre los dispositivos cuando son ellos los que acompañados de las sutiles despliegues de los discursos públicos y privados (publicidad, política, moral) controlan al ser humano. Dice el pensador: ​ El problema de la profanación de los dispositivos (es decir, de la restitución al uso común de aquello que fue tomado y separado en ellos) es urgente. Este problema no será jamás correctamente formulado en tanto aquellos que lo poseyeron no sean capaces de intervenir también en el proceso de subjetivación, así como en los propios dispositivos, para traer a la luz ese “Ingobernable” que es a la vez el punto de origen y el punto de partida de toda política.15 Nos preguntamos con Heidegger: ​ ¿Hay todavía tierra natal de fecundas raíces sobre cuyo suelo pueda el hombre asentarse y así tener arraigo?16 . La alusión a lo natal resuena en el interior del hombre. ¿Hay algo más natal que nuestra propia constitución? ¿Cuán fecundas son las raíces extendidas en nuestro inconsciente? ¿No es el ser humano mismo el suelo más fecundo en el cual asentarse y tener arraigo? ¿No yace ahí, en el interior del hombre, ese “ingobernable” referido por Agamben como el punto de origen y el punto de partida de toda política? ¿Cómo acceder a esa tierra natal en un mundo donde ​ ser poeta es el quehacer más improductivo y la poesía el saber más inútil? La poesía y el psicoanálisis nos muestran un camino. Escuchemos nuevamente a Benedetti: el día o la noche en que el olvido estalle salte en pedazos o crepite / los recuerdos atroces y los de maravilla quebrarán los barrotes de fuego arrastrarán por fin la verdad por el mundo y esa verdad será que no hay olvido

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Agamben, Giorgio. Op. Cit. p. 264

 ​ Heidegger, Martin. ​ Serenidad​ . Ediciones del Serbal, Barcelona. 2002. p. 21 9

Preguntamos nuevamente con Heidegger: ​ ¿queda desmentida la palabra del poeta y se convierte en algo no verdadero? No. La verdad de su palabra queda corroborada del modo más inquietante. Porque un habitar sólo puede ser impoético si el habitar, en su esencia, es poético. Para que un hombre pueda ser ciego tiene que ser, según su esencia, un vidente. 17 Creemos que el psicoanálisis freudiano -en tanto método de interpretación- ha mostrado un camino fecundo para devolver al ser humano a una existencia poética, en el sentido de habitar desde las metáforas que le son más propias, alinéandolas -de algún modo- con los deseos reprimidos bajo la forma del olvido. La cuestión sobre la efectividad de los diversos métodos psicoanalíticos excede los propósitos de este ensayo, mas son para nosotros acaso todos valiosos intentos por quebrar los barrotes de fuego y arrastrar por fin la verdad por el mundo: que no hay olvido, o dicho de otro modo, que ​ el olvido está lleno de memoria.

 ​ Heidegger, Martin. ​ “...Poéticamente habita el hombre…”​ , en Conferencias y artículos, Traducción de Eustaquio Barjau, Serbal, Barcelona, 1994. p. 150  17

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