El ocio hostelero en Malasaña: de La Movida Madrileña a la actualidad

September 21, 2017 | Autor: Rafa Suárez Muñiz | Categoría: Arquitetura e Urbanismo, Sociología, Movida madrileña, Madrid, Ocio, Hostelería
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Descripción

El ocio hostelero en Malasaña:

de La Movida Madrileña a la actualidad.

Autor: Rafael Suárez Muñiz

Master en Planeamiento Urbano y Territorial. 2014-2015.

____________________________________________________________ Dpto. Urbanística y Ordenación del Territorio de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) de la UPM.

AGRADECIMIENTOS Carlos Osorio (Historiador del Arte y director de Caminando por Madrid). Christian Sampedro (relaciones públicas de El Dos de Palma). Claudia Rojas (responsable de L’Absinthe). Juan Manuel Alonso (encargado del Penta Bar). Loa Muñoz (responsable de La Vaca Austera). Luis M. (propietario del Madrid Me Mata). Pedro Sahuquillo (propietario del Estar Café y el antiguo Elígeme). Sergio Fernández (propietario de La Gula). Sonia del Amo (propietaria del Tupperware). Víctor Guerrero (encargado del Café Manuela). Víctor Patiño (encargado del Freeway).

Quiero expresar mi gratitud hacia todos estos profesionales que, de una u otra manera, fueron protagonistas de La Movida Madrileña y que han sido la mejor fuente activa de información: mi bibliografía. Su aportación ha sido un valioso testimonio que ha servido para describir de primera mano la historia hostelera de Malasaña desde los años de La Movida hasta la actualidad.

Mis agradecimientos por su orientación en lo referente a conceptos y metodología a:

Alejandro G. Urrutia (propietario del restaurante EGB Gastrochenta). Patxi Lamíquiz (Doctor Arquitecto y profesor de la ETSAM).

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ÍNDICE 1. Resumen 2. Objetivos y metodología 3. Conceptualización del ocio 4. Introducción. Contexto histórico y socio-cultural: La Movida

4 4-5 5 5-10

5. Geografía del ocio: análisis, inventario y descripción de una muestra del ocio hostelero de la mitad septentrional de Malasaña

11-27

6. Zonificación de las variables, resultados y limitaciones

28-35

7. La cuestión del botellón en Malasaña

35-36

8. Problemática y consecuencias: el paisaje del ocio nocturno

36-37

9. Conclusiones

37-40

10. Bibliografía

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11. Recursos electrónicos

41-42

12. Anexos

43-44

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El ocio hostelero en Malasaña: de La Movida Madrileña a la actualidad. 1.

Resumen. El ocio relacionado con la hostelería comienza a tener peso en Madrid durante

los años de La Movida Madrileña, especialmente el ocio vespertino en los cafés-tertulia relacionados con determinados intelectuales y el ocio nocturno vinculado a los bares de copas y salas de música. Malasaña se convierte en el foco de este tipo de ocio por muchos motivos entre los que se encuentran: el precio de los locales comerciales era barato al ser un barrio degradado y comenzaron a abrir los primeros bares de copas, algunos de los que protagonizaron este fenómeno residían en Malasaña y, en definitiva, la música de estos bares atraía a jóvenes de todo tipo. Todos estos aspectos generan una estructura urbana que se mantiene a día de hoy aunque algo cambiada. 2.

Objetivos y metodología. El presente estudio pretende analizar la evolución de todos aquellos aspectos

(sociales, culturales, comerciales, hosteleros, económicos, políticos…) del barrio que hayan influido en la transformación o el cambio de orientación del ocio en Malasaña –la imagen del barrio– desde el fin de la dictadura hasta la actualidad. Dicho análisis contará tanto con métodos cuantitativos –inventariado de los establecimientos hosteleros– como con métodos cualitativos durante todo el proceso de investigación en forma de entrevistas (vecinos, comerciantes, investigadores y técnicos municipales, etc.), cuestionarios, recurrencia a fuentes de Archivo, trabajo de campo y comprobación empírica, así como la propia experiencia geográfica del autor, para poder concluir en una serie de resultados que evidencien los cambios que ha sufrido el barrio que vio nacer la famosa Movida Madrileña hasta nuestros días. Para lo cual, se plantea primero un pormenorizado inventario y mapificación de los locales comerciales y sus características tipológicas (hacia qué público se orienta su oferta, si se considera como un punto de ocio o no, qué tipo de personal lo regenta, cuáles son sus horarios, cuáles son las edades medias del público que acude, los precios de las consumiciones, etc.) para poder definir la posibilidad de concentración de la oferta en ejes comerciales y concretar después una posible estructura urbana basada en las zonificaciones.

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De tal manera que, la investigación no está tan dirigida a la identificación y descripción de las formas de ocio como a la interpretación de la evolución conceptual de este fenómeno y los cambios que, por ello, ha experimentado Malasaña. Con este estudio pionero, donde el ocio pasa a verse desde una dimensión científica y conjuga tanto el nivel descriptivo, como el analítico y el relacional, se pretende sentar las bases para una sucesiva investigación donde el objeto de la misma sean todas las formas de ocio. 3.

Conceptualización del ocio. Antes de seguir abordando un proyecto tan poco frecuente como es el estudio

del ocio, hemos de definir previamente qué es el ocio y cómo lo entendemos para cada época –distinción conceptual según el contexto socio-cultural–. El ocio forma parte del tiempo libre del que disponemos, dicho tiempo libre no tiene porqué estar siempre ligado al ocio por lo que diferenciamos entre un tiempo libre condicionado (P. Ej.: dormir o comer) y el tiempo libre incondicionado que sería el ocio entendido como una actividad adicional, voluntaria y/o complementaria. El ocio es «el conjunto de ocupaciones a las que el individuo puede dedicarse voluntariamente, sea para descansar, para divertirse o para desarrollar su información o formación desinteresada, su voluntaria participación social o su libre capacidad creadora cuando se ha librado de sus obligaciones profesionales, familiares o sociales» (DUMAZEDIER, 1966). A su vez, se entiende que el ocio es un concepto de gran amplitud y laxitud, entendido de formas diferentes según cada sujeto y según la coyuntura imperante en cada época. 4.

Introducción. Contexto histórico y socio-cultural: La Movida. El ámbito de Malasaña, popularmente identificado como un barrio, pertenece en

realidad al barrio de Universidad correspondiente, a su vez, al distrito Centro de Madrid. Esta especie de óvalo se encuentra delimitado por la Gran Vía (al Sur), la calle Fuencarral (al Oeste), la calle San Bernardo (al Este) y la calle Carranza (al Norte). Por tanto, hablando en términos popularmente preestablecidos, el barrio de Malasaña estaría inserto entre Chueca –al Este– y Argüelles –al Oeste–; no cabe duda que, por uno u otro motivo, Malasaña y Chueca fueron los puntos de Madrid hacia donde la actividad del ocio basculó progresivamente tras el término de la dictadura a la muerte de Franco, lo 5

cual no era óbice para que se desarrollasen diversas expresiones culturales, podríamos decir que clandestinas, en dichos barrios.

Fig. 1. Localización y delimitación del sub-barrio de Malasaña. Elaboración propia a partir de la ortofoto 2012 del PNOA.

Entre 1976 y 1985, aproximadamente, surgió y concluyó el fenómeno sociocultural denominado La Movida Madrileña. Nacía en el seno de una etapa política de transición marcada por la crisis económica del país, la inestabilidad política tras la muerte del dictador y el pesimismo social generalizado por las bajas expectativas en todos los sentidos. La idea imperante era el rechazo a todo compromiso político, la exaltación de los géneros populares y la progresiva aceptación de los más marginales. El motor de este movimiento, que algunas caras visibles como Pedro Almodóvar, afirman que no era ni buscaba ser un movimiento, vino determinado por dos fases que señala Subirats: una fase inicial marcada por la apatía, el pasotismo y el pesimismo ya citados que se extendió desde sus inicios hasta la victoria del PSOE en las elecciones generales de 1982 por el descontento con la naciente democracia; la segunda fase comienza a principios de los ’80 cuando llegan y se instalan en el centro de Madrid –Malasaña–, diversos tipos de artistas e intelectuales que partían de una antigua cultura underground (clandestina) de la última etapa franquista y que, a su muerte, pudieron popularizar mediante formas de expresión postmodernas: los cómics, la pintura, la fotografía, el cine, la música, la moda y el diseño –más o menos las artes escénicas–. Lo que no se puede obviar es que el concepto de “movida” se empezó a emplear a finales de los ’70 en los ambientes marginales de barrios periféricos de Madrid (Vallecas, Carabanchel, Tetuán, o San Blas) en alusión a “ir a por droga” a lo que 6

después se sumaron las expresiones más expresivas de “¡qué movida!” y “¡vaya movida!” que iba en clara sintonía con el ambiente permisivo de los bares y plazas de la capital para el consumo de drogas y alcohol, además de significar “escapar” también se decía “¡hay movida!” para señalar que había pelea o “¡movida!” para advertir de la llegada de la policía. A colación, el ambiente social cotidiano de Malasaña, ámbito donde se concentró toda La Movida, era de festividad y euforia pero también de autodestrucción, el ocio se segmentó, por un lado en la oferta diurna siendo los cafés y bodegas tradicionales los puntos de encuentro preferidos por los “progres”, los literarios o los dramaturgos entre otros, que se daban cita a la hora del vermouth o durante la tarde y, por otro lado, en la oferta de ocio nocturno de los bares de copas donde las drogas (la heroína) y el alcohol eran los protagonistas y pasaron de ser los medios bajo esa idea de “muerte de Franco, vuelta a la libertad, hay que celebrar la democracia y el intento fallido del golpe de Estado” a ser los fines y era en ellos donde convivía el otro grupo visible de La Movida, esto es, los transgresores punkys y los pop-rockeros mezclados con homosexuales y travestis. La vida nocturna de Malasaña era de lo más agitado en los años de La Movida por lo que se pueden señalar “dos Movidas”: básicamente el ocio era un ocio nocturno inequívocamente vinculado a la hostelería y el consumo de alcohol y drogas en los bares de copas –era un secreto a voces que se traducía en la “ausencia” de personas sin motivo aparente pero que, a la postre, se han podido conocer las causas de la falta de esas generaciones–. Pero también el ocio matutino-vespertino de los cafés-tertulia, éstos ya no de jóvenes transgresores sino de adultos intelectuales como los literatos, dramaturgos periodistas, etc. La famosa revista La Luna de Madrid dirigida por Borja Casani, junto con el fanzine Madrid Me Mata de Óscar Mariné, ilustró y describió todo este fenómeno. En 1976 habiendo muerto Franco todavía no había una Constitución y se había concertado una manifestación estudiantil de unos 2.000 jóvenes en la plaza del Dos de Mayo como protesta pero casualmente se encontraron con que los vecinos estaban preparando las fiestas del barrio, unas fiestas populares que llevaban mucho tiempo sin celebrarse por el franquismo y de común acuerdo los jóvenes en lugar de romperles la fiesta se unieron a ella y como fue un éxito se repitió al año siguiente y sucesivos, los jóvenes comenzaban a organizar o gestionar el espacio público, unos daban propaganda, otros estaban controlando la música, otros gestionando el suministro de bebida, etc. Al 7

año siguiente fue cuando un chico y una chica se desnudaron y se subieron a la estatua y de ahí la famosa foto de Lorrio, entonces lo que iban a ser las fiestas del Dos de Mayo pasó de ser una fiesta de barrio a ser una fiesta de la juventud madrileña, acudían a la plaza de todo Madrid en busca de fiesta. La plaza del Dos de Mayo también fue escenario de las políticas “pro-Movida” de Tierno Galván en los ’80 ya que al peatonalizarla e impedir el paso de los coches, las terrazas invadieron el espacio público en torno al parque infantil. La sociedad madrileña se desposeyó de esa correa del “cerradurismo” franquista que ataba, coartaba e impedía la dimensión cultural como vía de escape y como modo de expresión-interrelación con el mundo. Bajo estas circunstancias es necesario entender que, en esta época, el ocio cobra un papel apisonador de la mano de influencias culturales trasnacionales que llegaban a España, bien en forma de nuevos tipos de música (punk, Indie, rock, pop español, pop-rock…), diferentes estéticas asociadas a estas culturas, nuevos comportamientos, nuevas orientaciones sexuales, la llamada “cultura del destape”, incorporación de nuevos horarios para la diversión, etc. Los bares de copas y las tertulias eran, por tanto, los elementos vertebradores de La Movida, fueron destacados como pubs: el Agarsimón, el Sol, el Picadilly (antecesor de la Sala Rock-Ola), La Bobia, La Vía Láctea, el Ras, La Luna, la Sala Nikas, el Don Daniel o el Moncho Street, entre otros, así como los cafés de los progres y los críticos intelectuales que se daban cita en el Café Comercial, el Café Manuela o el Parnasillo o el Café Gijón, pero en principio no se focalizaba en Malasaña sino que muchos de ellos se encontraban ubicados por los ámbitos de La Castellana-Recoletos, Sol, Tribunal y Alonso Martínez. A todos estos locales llegaban jóvenes de barrios por entonces periféricos para encontrar un ambiente en el que se sentir identificados (rebeldía), unos precios bajos de las consumiciones, y unos horarios sin límite de cierre. Si Madrid cuenta con el llamado barrio de “las Letras”, Malasaña era “el barrio de la música, las humanidades, de las ciencias y las artes (“escénicas”), y también de los escritores”. Éste fue su germen: el intercambio cultural, todas las disciplinas participaban entre ellas1. La cultura sirvió como palanca para el despegue de este ámbito

1

Como dice El Hortelano en el Documental sobre La Movida (Parte 2): “los negocios los hacíamos en los

bares, allí se daba mitad diversión mitad trabajo” allí se encontraban distintas ramas de profesionales y lo

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mediante una incipiente hipsterización, que hoy diríamos, puesto que fueron estos artistas y profesionales los que devolvieron la vida al barrio, eran ellos los que estaban relacionados con las culturas procedentes de EEUU y Gran Bretaña, y fue de esta manera como se aprovecharon, en cierto modo, de las debilidades del último período de la dictadura franquista y la “manga ancha” de la transición democrática. «En este ambiente opresivo, todo lo que sucedía fuera de las fronteras españolas era una ventana abierta para asomar la cabeza y tratar de cazar herramientas que ayudasen a sobrevivir al triste panorama que presentaba Madrid. La literatura de la Beat Generation, las formas estéticas y culturales de los negros de la Base Americana de Torrejón de Ardoz, fugaces viajes a la Europa del post-68 o las incipientes organizaciones políticas clandestinas de oposición fueron algunas de las grietas por donde se colaron otras formas de pensar y actuar en común.» (Pablo Carmona).

Estos colectivos culturales inspirados en la New Wave se extendieron por Malasaña y su vecino barrio de Chueca, dos ejemplos de barrios degradados, vulnerables, envejecidos… donde el precio de los productos inmobiliarios era lo suficientemente asequible, hecho que hoy en día podemos constatar con la cantidad de pisos compartidos para estudiantes que hay. Como señalan los propios partícipes de “La Movida”, ellos no eran conscientes de que estaban realizando algo, ni habían pensado realizar un movimiento cultural a propósito sino que el término Movida Madrileña se acuñó años más tarde cuando todo ese fenómeno se exportó por España (P. Ej.: eran frecuentes las alusiones en la prensa nacional a “La Movida Galega” o “La Movida Madrileña llega a Barcelona”). Los protagonistas de La Movida como sí lo percibían o como lo difundían los medios era “La Nueva Ola” en referencia a toda esa mezcolanza generacional, estético-cultural, socio-política, etc. siendo calificados como “los nuevaoleros”2.

mismo Almodóvar les “contrataba” gratuitamente para participar en sus films como El Hortelano les hacía una carátula a Gabinete Caligari. Era la conjunción de todas las disciplinas artísticas. 2

Recorte de prensa que figura en el Documental sobre la Movida Madrileña "La Nueva Ola en Madrid"

realizado en 2011 por los alumnos de

Comunicación y Audiovisual de

la UPV. En

https://www.youtube.com/watch?v=qBi01qvuik4

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Aunque Mecano apareció en los ’80, Ana Torroja ya andaba metida por las calles de Malasaña sobre todo en el Pentagrama, su padre era el director de la Escuela de Ingenieros y ejercía de manager para todos los grupos de La Movida Madrileña porque cedía la escuela para los conciertos y fue muy famoso su concierto en homenaje a Canito el batería de Los Secretos pudiendo considerarse el inicio musical de La Movida puesto que este multitudinario concierto reunió a todos los grupos de pop-rock españoles del momento. Para concluir, “el fin de La Movida” no pudo ser de otra manera que vinculado al cierre de un bar de copas, como fue el caso de la icónica sala de conciertos Rock Ola en la calle Padre Xifré, una de las salas de más relevancia que terminó cerrando a causa de una trifulca entre rockers y mods que terminó con una víctima mortal en marzo de 1985. El ambiente generado por las peleas entre rockers y mods que trascendió de las plazas a los locales trajo consigo un clima turbio y de inestabilidad.

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5.

Geografía del ocio: análisis, inventario y descripción de una muestra del ocio hostelero de la mitad septentrional de Malasaña.

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La clasificación establecida comprende los LON3 (43): pubs o bares de copas (39) y las discotecas o grandes salas de música (4); y los locales de restauración (219): restaurantes (47), cocina internacional (33), bares de tapas (13), cadena o franquicia (10), comida informal (24), cafés-bar (70), cervecería-taberna (13) y locales especializados (9). Los establecimientos de Malasaña suponen un total de 262. Aparentemente el ocio nocturno en Malasaña ha ido mermando y la oferta hostelera se ha homogeneizado ya que la suma de pubs y discotecas –que en muchos casos ni siquiera son verdaderos pubs sino cafés-musicales– no llega a ser siquiera ni la sexta parte de toda la oferta hostelera (16,4%). No hay un gran número de pubs en la actualidad ya que son las cafeterías las que encabezan el inventario, pero este tipo de oferta finalmente es la que más peso tiene y la que más ingresos profiere –aunque ahora esté en un punto de tambaleo–, los más populares se encuentran concentrados en unas calles muy concretas, por estas razones la muestra que se va a extraer son los establecimientos de mayor trayectoria y relevancia desde La Movida. Los primeros pubs y salas de baile o de música se abrieron en Malasaña entre 1976 y 1979 esencialmente entre las calles Velarde, La Palma y San Vicente Ferrer. En el perímetro de la plaza del Dos de Mayo los primeros pubs que se abrieron fueron en la primera mitad de los años ’80 siguiendo los modelos ingleses y neoyorkinos pero con carácter propio, eran 5 bares de copas (algo híbridos pues también funcionaban como bares normales) y se establecieron principalmente en las esquinas como el Café de Mahón que era el Sol de Mayo, La Rosa, el 2D, el Pepe Botella que abre como restaurante y luego se convierte en café-tertulia por la tarde y bar de copas por la noche, y El Corto Maltés que abre como un bar musical muy rompedor para la época. En el acceso a la plaza desde la calle Dos de Mayo se instaló a modo de quiosco un pequeño bar exento con terraza llamado “el quiosco de Antoñita”4 que era el único lugar para parar ya que hasta mediados de los ’80 los coches todavía podían dar la vuelta a la plaza; en él recalaron los primeros “colonos” de Malasaña como los hippies,

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LON: Locales de Ocio Nocturno. Aportación de Alejandro García Urrutia propietario del restaurante

EGB Gastrochenta (antes Alejandro G. Urrutia con una estrella Michelín). 4

Aportación de Carlos Osorio (historiador del Arte y director del blog Caminando por Madrid).

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los bohemios y los progres. Por otro lado, la pizzería que hoy sigue abierta –aunque no es lo mismo– era uno de los primeros ejemplos de bares híbridos de comida informal que reorientan su oferta tanto por franjas horarias como por su personalidad comercial para dar comida barata a altas horas de la noche para satisfacer las necesidades de los clientes de la hostelería del entorno. Las calles aledañas a la plaza del Dos de Mayo como Velarde, San Andrés, La Palma, San Vicente Ferrer o la Corredera Alta de San Pablo son las que tienen una mayor oferta de ocio tanto nocturno, pues es donde mayor concentración de bares de copas hay, como diurno ya que todo esto convive con los cafés tradicionales –todo tipo de edades– y locales de restauración, existiendo unas horas de solapamiento ya que la mayoría de estos bares de copas malasañeros abren a primera hora de la noche (en torno a las 8) cuando aún siguen abiertas las cafeterías más concurridas y los restaurantes. -En la calle San Vicente Ferrer cabe destacar: La taberna celta Triskel abrió sus puertas en septiembre de 1994; estéticamente se caracteriza por una decoración típica de taberna celta rústica puesto que predomina la madera. Además cuenta con dos pisos, siendo la parte baja denominada “la caverna” ya que antiguamente se empleaba para curar jamones de ahí que sea un espacio abovedado en ladrillo visto. El tipo de clientela que acude es sobre todo anglosajona. Por tratarse de una taberna celta cuenta con gran variedad de cervezas de importación e incluso sidra de barril. Su horario de apertura es bastante amplio ya que no funciona únicamente como taberna tipo pub irlandés sino que abre a la 1 del mediodía y cierra a las 3 de la madrugada teniendo en carta algunas cosas específicas como las tortillas y las empanadas caseras. El Freeway es otro de los bares de copas originales de La Movida. Cuenta con dos pisos en los que la música y la decoración es diferente: la sala de abajo funciona como pista de baile (una especie de discoteca los fines de semana) y en ella ponen desde música Indie hasta hip hop pasando por el hardcore, es decir, es más moderna, mientras que en el piso de arriba de estética más clásica (predominio de la madera al estilo irlandés y con unos cubículos volados a modo de falsas terrazas de interior) se escucha soul, country, rock… Son de los pocos que abren a las 6 de la tarde en Malasaña y cierran a las 3 y media de la madrugada de manera que suele ser una de las opciones para tomar algo en las primeras horas de la noche. El precio de las copas es de 6,5€ y al 15

ser una especie de taberna-cervecería cuenta con numerosas cervezas de importación a 3,5€ siendo lo que más se vende entre semana y por las tardes-noches. Antes era el King Creole, era un tema norteamericano proveniente de una película (1958) protagonizada por Elvis Presley relacionado con Jamaica, el rock de tipo jamaicano (rockabilly) y era donde paraban los rockers aquella banda de moteros (eran más macarras con chupas de cuero, tupé, choppers y Harleys; entre ellos se encontraba Loquillo) que rivalizaba con los mods (más pijos al ir de gabardina, bien vestidos, con motos del tipo Vespa y Lambretta como era el caso de Antonio Vega) y se enfrentaban en la plaza de San Ildefonso y en la plaza de Barceló pero nunca creaban disturbios en el interior de los bares salvo en 1995 que fue el año en que cerró el King Creole por la pelea tumultuaria con armas blancas en los baños y el exterior; este cierre duró dos años –en 1997 abren como Freeway, un australian bar que deja de ser “australian bar” en 2012– y fue duradero a propósito para relajar el ambiente siendo el momento en que los rockers pasaron a alternar en el Pentagrama. Antes de ser el King Creole se llamaba La Sastrería porque la naturaleza original de ese local había sido la de ese oficio. La edad media que acude a este local es de unos 29 años resultando característica la ausencia de universitarios durante los fines de semana por los precios de las consumiciones.

Fig. 2. El Freeway: situado en la esquina de las calles San Vicente Ferrer y Corredera Alta de San Pablo. Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez. Fig. 3. La Gula: un rugby-bar museificado que fue la primera provolotería de Madrid en 1982. Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez.

La Créperie Ma Bretagne es de 1979, fue el primer local de comida que surgió en la época de La Movida para satisfacer las necesidades de los consumidores de los bares de copas, ocupa una estrecha parcela y su acceso no es más que una simple puerta 16

de madera. Tiene un horario típico de restaurante prolongando su cierre los fines de semana hasta las 2 de la madrugada, se caracteriza por su especialización en crepes de todo tipo siendo de 12€ el precio medio a la carta. El Kartel de Malasaña es una taquería que cambió su nombre cuando antes era el Peor para el Sol uno de los pubs originales de La Movida malasañera que tomó su nombre de la canción de Joaquín Sabina con la que cerraba cada noche. Los precios de las consumiciones eran de lo más elevado en Malasaña (7-8€) y la música predominante era el pop-rock español. Su horario se comprendía entre las 19:30 y las 02:00 horas salvo los fines de semana que cerraban media hora más tarde. Anteriormente era la taberna El Feito. La Gula es uno de los restaurantes tradicionales de Malasaña, fue inaugurado en 1982 siendo la primera provolotería de Madrid. Se trata de un “rugby bar” por la afición del propietario, quien lo ha museificado, y lo más característico es que ponen todos los partidos de rugby que se emiten. En cuanto a su oferta gastronómica destaca su evidente especialización en provolone tanto de salado (10,5-11,75€ de media) como para postre (9,75€) a lo que se suma su horno donde elaboran sándwiches típicamente argentinos (todos con nombre de jugadores o equipos de rugby) y pizzas también. El Mercurio es otro pub inmediatamente antes de la sala Maderfaker que tiene licencia de cierre hasta las 6 de la mañana de manera que cobra entrada más consumición y se caracteriza por ser actualmente el único pub de Malasaña que mantiene la música pinchada con vinilos. La Bodega Manchega es otro de los bares de los años de La Movida donde el precio de las consumiciones era barato y lo que más se tomaba eran pintas de vino y cañas para luego a partir de medianoche ir a los bares de copas. Junto con el Andino cuentan con el cartel de Mahou de los años ’80. El Café Estar regentado por Pedro Sauquillo, abrió en 1979 era uno de los cafés típicos de “La Otra Movida” más ligado a los “progres” que a los “modernos”, con una decoración más rústica no de la Belle Epoque, era de gente tranquila sobre todo, bohemios y algún literato que se reunían cada tarde para sus tertulias. Su morfotipología se caracteriza por un parcelario en longuero, es por tanto, un bar de tubo que cuenta con un despliegue de mesas desde la entrada hasta el final donde se encuentra la 17

pequeña barra. Ahora es un local frecuentado por universitarios de entre 18 y 30 años donde pueden pasar la tarde jugando a juegos de mesa (similar al Cafesón, c/ Marqués de Casa Valdés, Gijón). Entre otros atractores, cuenta con una típica carta de comida rápida, chocolate y batidos caseros de helado. Se trata del primer establecimiento que incluye juegos de mesa en su oferta complementaria y esto se debe a la afición particular del propietario cuando en 1979 organizaron un club de ajedrez en la cafetería. Sus horarios son como los ya generalizados por Malasaña (cierre los fines de semana a las 3 de la madrugada y a la 1-2 entre semana). El precio de las consumiciones más demandadas, cafés y refrescos, es de 2€ junto a los tercios de cerveza a 2,7€.

Fig. 4. El Estar Café: es un bar-tubo que formaba parte de “la otra Movida” fue el primer bar de Madrid en incorporar juegos de mesa. Fecha: diciembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez. Fig. 5. La sala Taboó -frente al Estar Café- fue el antiguo Elígeme, ambos propiedad de Pedro Sahuquillo donde estaba presente la multidisciplinariedad artística que caracterizaba La Movida. Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez.

Al lado el Malasaña (1980) era el templo de los conciertos, luego pasó a llamarse Elígeme al año siguiente y en noviembre de 1985 se hicieron cargo de la sala, y la reorientaron, Pedro Sahuquillo y Víctor Claudín siendo socio del mismo en los años de La Movida el propio Joaquín Sabina. Este café-teatro-pub-sala de exposiciones sí que reunió a diferentes grupos de artistas pero sobre todo a los más famosos como Ana Belén, el mismo Sabina o Luis Eduardo Aute. Se dedicaba a alternar su oferta a lo largo de cada jornada: abrían a las 6 de la tarde y dos veces a la semana se usaba como tertulia de literatos y demás intelectuales (edad media superior a los 35 año), cada mes tenían exposiciones y presentaciones de libros, de 10 a 12 de la noche se daban conciertos de autores españoles, de pop, de rock y de cantantes extranjeros –el tipo de público y las edades iban a variar en función de las preferencias- y luego ya se empleaba 18

como café-concierto hasta las 3-4 de la mañana que cerraban. En los años ’90 pasó de llamarse Elígeme a La Habana (duró 3 años), un cambio radical a iniciativo de los propietarios ante la persecución municipal de los locales hosteleros convirtiéndose en uno de los primeros –sino el primero- locales de Madrid donde había salsa y merengue con personal que sacaba a la gente a bailar, las edades medias eran superiores a los 26 años; luego la sala pasó a ser el Swing, se abrió por el mismo motivo que La Habana y se trataba de otro cambio radical –duró 3 años- que era ya de música más comercial de tipo discoteca. Desde 2001 es Taboo, un pub con una sala de baile en la que se hacen conciertos ya que esa sala está en el interior del patio de manzana pero está insonorizada. Ahora cuenta con portero y hay que pagar entrada más consumición los fines de semana que hay performances; su horario es de 10 de la noche a 6 de la mañana si hay algún espectáculo. El mesón El Chamizu es uno de los restaurantes más tradicionales de Malasaña y a día de hoy está volviéndose a poner muy de moda por sus tradicionales “yayos” – vasos de vermouth rojo con soda–; abren hacia las 7 y media de la tarde, y el público que lo frecuenta es de amplio espectro (desde jóvenes de 22 años hasta ancianos de 70). Más adelante el Saníssimo de reciente apertura (hace pocos meses) hoy es un establecimiento de “healthy fast food” es un local híbrido que combina su oferta como tienda pero tiene una pequeña barra donde puedes entrar a tomar algo hasta primeras horas de la noche, antes era El Martillo de Lucifer un típico comercio de La Movida donde se reunían los moteros porque vendían piezas y recambios, y luego ya a finales de los años ’80 se convirtió en el Jazz Madrid comportándose como una especie de club de Jazz. El Café Manuela de inspiración decimonónica es uno de los establecimientos con más historia de Malasaña, su propietario actual es Jesús Guerrero fue inaugurado en 1979 cuando era una antigua carpintería, la decoración interior fue bajo proyecto de Juan Mantrana Goyanes y José María Tessio empleando materiales y elementos de diversos palacios. El Manuela ejemplifica cómo en aquellos años de La Movida existían dos corrientes: la de los literatos y dramaturgos que superaban los 40 años de edad y se reunían en este tipo de cafés clásicos, y la de los jóvenes rebeldes y transgresores cuyo ocio iba en relación con los bares de copas y salas de música/baile. Este café-botillería tiene como especialidades los zumos y batidos naturales hechos al momento que son 19

sobretodo solicitados por los jóvenes que van a jugar a los juegos de mesa. Por la tardenoche suelen servir 2-3 botellas de absenta, un alcohol anisado de alta graduación que los literatos bohemios pusieron de moda en los ’80 y ese delirio les llevan a escribir. En las décadas anteriores también daban jazz en directo pues cuentan con un piano en el local. El horario dentro de toda la oferta de Malasaña es algo infrecuente, abren a las 4 de la tarde estratégicamente pensando en la gente que come fuera de casa y al salir del restaurante se van al Café Manuela a tomar el café, un carajillo y unos chupitos, batidos o infusiones y desde esa hora se van sumando las tendencias y la distinción de tipos de público, es decir, nada más abrir está pensado para adultos que vienen de comer fuera de casa o que entran a esa hora a trabajar, a media tarde (hacia las 18:00) es más frecuentado por jóvenes (de entre 22 y 25 años) y ya en la tarde-noche tiene lugar la mezcla de adultos y jóvenes, éstos sobre todo lo frecuentan más los fines de semana. Paradójicamente cuando más afluencia tiene la cafetería es en invierno puesto que en verano al no contar con terraza pierde competitividad.

Figs. 6 y 7. El Café Manuela (1979) fue junto al café Comercial (en la glorieta de Bilbao) el café por excelencia de los literatos y dramaturgos, de los bohemios y de los progres. De nuevo estructura ese ocio diurno-vespertino de “la otra Movida”. Actualmente a pesar de ser un café prolonga su cierre hasta las 3 de la mañana los fines de semana por la gran afluencia de público. La estética guarda relación con los cafés decimonónicos existentes en Madrid predominando el uso del mármol, la madera y las columnas de hierro fundido. Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez.

L’Absinthe es un local de ocio nocturno decorado al más puro estilo de pub irlandés –aunque tiene licencia de café-bar es un bar de copas–, con barra y mesas de madera, cuenta con una importante estantería con más de 20 tipos de absentas que se 20

sirven como antiguamente. Es de reciente apertura y su horario es de 5 de la tarde a 2 y media de la madrugada de forma experimental, siendo entre las 23:00 y las 02:30 las horas de mayor afluencia. La segmentación de la edad viene marcada por el precio impuesto a las consumiciones lo que acotará la edad y el tipo de clientela, siendo ésta de 30-35 años de edad media y predominando los “artistillas” (relacionados con audiovisuales). Los precios de las copas se encuentran entre 5€ (antes de medianoche) y 6€. La música es algo diferente al resto de Malasaña puesto que se juega con electroswing, blues y algo de rock. Este local durante el lustro anterior era un bar de gintonics, al cual le precedió La Viga uno de los bares más típicos de Malasaña durante los ’90; anteriormente en este bajo vivía Bimba Bosé que fue la que rediseñó su interior cuando había sido un establo. Inmediatamente después se encuentra el Copper (2001) regentado por Domingo Alonso, un “gay bar” en el que debes tocar al timbre para poder acceder y una vez dentro en el recibidor te debes desnudar –es el primer local de España donde sólo puedes estar desnudo–, combina por tanto, encuentros sexuales anónimos con bar de copas. Es únicamente para público masculino mayor de edad. Su horario de apertura es entre las 13:00 y las 04:00 horas. Más adelante se halla La Gata Flora, un moderno restaurante. Antes estaba en la esquina de enfrente en lo que hoy es la pizzería Mastropiero (esquina con c/ Dos de Mayo) y era un pub típico de los años de La Movida; en el bajo comercial anexo se encuentra la Sala Maravillas (1985), que antes era el club Nasti y abarcaba el local anterior, la cual dispone de una oferta nocturna diversificada, abren todos los días de la semana pero es durante los fines de semana cuando realizan conciertos en la sala de baile que tienen en el piso inferior, sesiones de DJ’s, etc. Por este motivo sí que cobran entrada principalmente a los chicos y cuenta, por tanto, con portero en la entrada. Enfrente, Casa Do Compañeiro es uno de los restaurantes –cocina gallega y raciones– más tradicionales que hoy hay en la mitad septentrional de Malasaña es un local que tiene más de 100 años, en 1920 abrieron la bodega Felipe Marín y Hnos. que aun se puede leer en la fachada y desde hace 40 años es regentado por un matrimonio gallego. Es una tasca típica con una barra de mármol y mesas de mármol. Frecuentado poco actualmente por lo que el local lleva tiempo en traspaso.

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-Entre la calle San Andrés y el perímetro de la plaza del Dos de Mayo destacan: El café El Parnasillo (1979) cuenta con una cierta inspiración en los cafés del siglo XIX que, como habían ido desapareciendo, éste intenta volver a recuperarlos por su decoración interior al estilo francés de los años ’20. El Café Comercial (1887) también del siglo XIX fueron muy comunes en Madrid aunque han ido despareciendo casi todos. Esta cafetería era frecuentada por abogados laboralistas, un tipo de público más progre que no gustaba a los grupos ultraderechistas lo cual desencadenó en una bomba en la papelera de en frente en julio de 1979. Estos hechos eran relativamente frecuentes e impedían atisbar si esa libertad que había parecido llegar con La Movida iba a durar o no. A día de hoy el ambiente es muy relajado, con una clientela de edad madura (a partir de los 40 años) que acude a tomar café como es habitual. El horario de cierre es a media noche. El 2D ocupa uno de los locales que se abrieron a principios de los ’80 en la plaza del Dos de Mayo, mezcla un poco lo que era una tienda de ultramarinos de la época transformada en bar de copas. El Café Pepe Botella es otro de los pubs de principios de los ’80 que surgió al calor de La Movida en el entorno de la plaza del Dos de Mayo y que hoy ha “dulcificado” su oferta hacia un bar normal tipo vinatería. El Madklyn (Madrid-Brooklyn, 2012) –anteriormente el Garaje Sónico– sigue la tónica de los bares de copas malasañeros que combinan el estilo de club nocturno con un music-coffe durante la jornada diurna; está regentado por los hermanos Del Amo responsables también del Tupperware y el Picnic, y orientado sobre todo a los jóvenes (edad media de 24-26 años), del cual cabe mencionar su original decoración con techos forrados de piezas de latón, neones y luminosos de máquinas de pinball, cartelería ochentera, etc. Un ambiente muy inspirado en los aires de Brooklyn. -En la calle Ruiz son destacados los cafés y bares de barrio (“la otra Movida”): El Andino (1977) es un bar típico de barrio que podemos catalogar como un local híbrido que orienta su oferta al calor de los pubs del entorno con precios bajos de las consumiciones (cañas), este tipo de locales de oferta flexible sirven esa comida barata e informal como bocadillos o pinchos para vender durante las primeras horas de la madrugada lo que unido a la música que ponían servía para hacerle partícipe de los flujos de La Movida y el punto de parada previo a los bares de copas. El propio cartel de 22

Mahou, de tanta raigambre en Madrid, es de los años ’80 lo que ya nos indica la historia de estos negocios. Enfrente había una lechería y una tienda de ultramarinos que fueron comprados por el Café de Ruiz (1977) y se convierte en el primer café de La Movida. Las necesidades de reunirse para criticar y hablar de la realidad socio-política hacía de estos cafés verdaderas tertulias interculturales, en este café recaían sobre todo los “progres” de barba, gabardina, gafas…(una protohipsterización) que se relacionaban más con el tema de la política. El Bar Pico (1962) también era un bar de La Movida pero era un bar de barrio normal aunque ponían música heavy y flexibilizaban su horario de cierre como era habitual ahora se ha modernizado, se ha enladrillado que es algo muy frecuente en la actualidad y se han puesto mesas de mármol con sillas típicas de barras de madera.

Fig. 8. El Mesón Andino data de 1977 donde sus dueños de procedencia chilena viene realizando las primeras empanadillas chilenas de Malasaña. Se trata de una especie de bar Windows5 (más anticuado y tradicional, de funcionamiento más lento y precios bajos). Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez. Fig. 9. Entrada del Café de Ruiz (1977) que se consolidó como el primer café de La Movida ocupando unos bajos que antes eran una lechería y una tienda de ultramarinos (lo que dice mucho de la historia comercial/artesanal de Malasaña). Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez.

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Analogía entre subcategorías de bares y sistemas operativos: bares Windows –generalmente con carteles

anunciando la cerveza que venden, de aspecto cutre, antiguos, de servicio lento, precios bajos– y bares Mac –de diseño, servicio más profesional, estética cuidada, modernos, precios caros–.

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-Calle Velarde: No de esta calle sino de todos los locales de Malasaña, La Vía Láctea ¡979, antes era una carbonería), regentada por David Crahe, es uno de los primeros y más icónicos pubs de La Movida. El origen nominal de La Vía Láctea se encuentra en una nave industrial de Amsterdam que reformaron como sala de conciertos en 1970 y le dieron el nombre de “Melkweg”. Su interior es tan llamativo como el del Tupperware (ambos de dos plantas), techos y paredes cubiertas de carteles, viñetas, cómics y muchas ilustraciones pintadas por Las Costus. En este mítico local con DJ propio se ponía todo tipo de música (Indie, punk, pop-rock, heavy, rock). Durante muchos años estuvo pinchando Quique Turmix del que, a su muerte, echaron las cenizas por la plaza del Dos de Mayo. A este pub venía todo el mundo pero sobre todo progres, pues no era el lugar donde se reunían los famosos de “La Nueva Ola” en Malasaña ya que este sitio era el Pentagrama. Actualmente es frecuentada por todo tipo de jóvenes situándose la edad media en torno a los 27 años. El precio de las consumiciones y el horario es como el generalizado en Malasaña (6-7€ la copa).

Figs. 9 y 10. Interior y fachada de La Vía Láctea donde los motivos intergalácticos se encuentran por cada rincón. Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez.

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-La Corredera Alta de San Pablo en su tramo septentrional cuenta con: El Tupperware, regentado por Sonia del Amo, es una bar de copas de 1992 (anteriormente una zapatería). Su distribución interior dispone de sala de baile pero curiosamente cuenta con un par de mesas y taburetes (desde su apertura no ha cambiado). A nivel estético, es uno de los bares más llamativos y coloridos de Malasaña lo que ya se deja entrever en su fachada (3ttman, 2000 aprox.), por dentro el color naranja es el predominante junto con los murales de carácter sesentero (Mauro Entrialgo, 1996). Tanto la música como la estética definen el gusto y personalidad de su propietaria que, para distinguirse, desde su apertura se han caracterizado por buscar influencias extranjeras menos conocidas en general (americanas e inglesas) como el punk-rock, el indie o el pop-rock anglosajón mucho más modernas. El público que lo frecuenta es en buena parte extranjero al asociar el nombre Tupperware siendo la 1 de la madrugada la hora de mayor afluencia; la edad media ronda los 26 años al segmentar su oferta –y el tipo de público– en función del precio de las consumiciones (20:00-23:00 copas a 4-5€ y hasta las 03:30 a 6-7€). Resulta paradigmática la oferta de este negocio que abre pronto y cuenta tanto con cañero (cañas a 2€) como con máquina de cafés y palomitas o cualquier otro snack “de pincho”.

Figs. 11 y 12. Colorista y multitemática portada del Tupper obra del grupo francés 3ttman y misma tónica en la barra interior con un mostrador dicromático donde las “estanterías” son televisiones vacías rellenas por artículos adquiridos en sus viajes. Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez.

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El Madrid Me Mata es muy reciente (2012), es un pub de dos pisos que cobra vida entrada la madrugada pero abre a horas tempranas. Su oferta es muy original pues es un pub-museo con discos, fotos y carteles de La Movida. La exposición de este pub fue abierta por Manuel “Patacho” Recio, antiguo guitarrista de los Glutamato Yeyé, junto con Oscar Mariné que era el diseñador del fanzine Madrid Me Mata; abajo se sitúan los instrumentos cedidos por los grupos. El público cuenta con unos 30 años de edad media –teniendo en cuenta que abre pronto y acoge gran variedad de edades que van a ver la exposición– y acuden cada vez mayor cantidad de extranjeros (un 30% del público según su propietario). La música que ponen es pop-rock y punk de los años de La Movida pero no sólo nacional. -En la calle La Palma todavía se mantienen dos pubs típicos de La Movida: El bar de copas por excelencia de La Movida Madrileña que sigue existiendo con esfuerzo a día de hoy es el Penta Bar (1976). En sus orígenes fue un hito musical para todo Madrid ya que la música existente no era la de La Movida, ya que está se fue fraguando durante los años ’80, era por tanto, su DJ el que tenía amplios conocimiento musicales incluyendo todas las influencias anglosajonas y quien en los años ’70 ya emprendñia viajes a Londres para comprar vinilos y conocer otros tipos de estilos musicales siendo éste el importador de los estilos de La Movida. De este pub surgieron los principales grupos musicales de la época y era el punto de encuentro de los ya citados artistas multidisciplinares (Los Secretos, Los Burning, Nacha Pop y Antonio Vega, Radio Futura) siendo parte mayoritariamente de la tribu urbana de los mods pero también paraban punks y transgresores como Alaska, El Hortelano o Pedro Almodovar. En los años ’90 los pijos empezaron a recalar no en Malasaña a donde no accedían pues se quedaban en Pachá frente a la plaza Barceló sino que iban exclusivamente al Penta (como David Summers). Esta mezcolanza “socio-musical” llegó a incorporar incluso a los rockers cuando el King Creole cerró pero tras acordar que no creasen ningún problema. En los años ’80 abrían de 5 de la tarde a 12 de la noche y vendían principalmente copas y cervezas, cosa bien distinta hoy en día puesto que abren a las 9 de la noche para intentar captar clientela y cierran a las 3 de la madrugada siempre con la canción de La Chica de Ayer (el himno de los ’80) la cual les fue dedicada por Antonio Vega con quien siempre tuvieron una relación muy familiar –el mural de la pista de baile fue 26

pintado por Teresa su primera mujer, y Antonio Vega les escribió a mano la letra de La Chica de Ayer que luce en una columna– y por eso el local está dedicado a él. El Penta por su tradición es un local al que atribuirle una edad media resulta difícil ya que van jóvenes desde 18 años hasta padres con hijos para revivir cuál fue el bar al que acudían en los ’70. El precio de las consumiciones es algo generalizado en Malasaña: 3,5€ las cervezas y 7€ las copas a partir de las 12 de la noche, horas antes cuentan con ofertas y promociones.

Figs. 13 y 14. Acceso al Penta “el bar de La Chica de Ayer” y su pista de baile a doble altura dedicada a Antonio Vega, con la cabina de música en primer término. Sus colores rojo y negro fueron adoptados como modelo –copiados– en otros locales del Levante y Cataluña. Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez.

La Vaca Austera (1981) a cuyo cargo se encuentra Loa Muñoz desde hace cinco años, era el bar de los heavys. Ahora ponen un tipo de música que alterna estilos según la franja horaria como el rock duro, el rock clásico o el heavy metal. Como es habitual en Malasaña la variedad de las edades puede generar una edad media de unos 30 años. El horario es el estandarizado de 21:00 a 03:30 horas, lo mismo ocurre con los precios (copas a 6€ y tercios a 3€). A diferencia de la época de La Movida ahora no abren todos los días. También cuenta con billar como La Vía Láctea.

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6.

Zonificación de las variables, resultados y limitaciones. Tras la profusa investigación elaborada, el nivel analítico y el nivel descriptivo

han dado como resultado la posibilidad de conjugar todas las variables manejadas para cada tipo de establecimiento (horarios, precios, tipos de consumiciones, tipo de públicos y edades medias, tipos de música) para establecer una zonificación que busque representar la variabilidad de las mismas o su generalidad. El estudio de Malasaña de forma individualizada lleva consigo la dificultad de diferenciar zonas caracterizadas por una única variable sin caer en la generalización por la razón de tratarse ya no de una zona siquiera, sino de un sector, es decir, Malasaña no es ni un barrio (Universidad) sino que es un tercio de barrio –un sub-barrio– lo que hace muy difícil encontrar diferencias representativas. La oferta hostelera de Malasaña es todo lo contrario a un ejemplo de área diversificada y también es lo que le da esa identidad: los bares de copas cuentan con los precios más bajos de Madrid (las copas cuestan 4-5€ antes de media noche y 6-7€ después y los tercios de cerveza 3€); por imposición de las licencias comerciales todos cierran como máximo a las 03:00-03:30 horas los fines de semana, por tanto es el área hostelera que más pronto cierra de Madrid; por otro lado, debido a que cierran pronto y los precios son bastante asequibles son frecuentados por gente con un relativo menor poder adquisitivo en comparación con otros puntos de ocio y esto se ve reflejado en que salvo contadas excepciones no se cobra a la puerta entrada + consumición, esto sólo se hace en las discotecas que tienen abierto hasta las 6 y media de la madrugada y tienen la capacidad de hacer performances y ofrecer espectáculos o conciertos. La zonificación elaborada parte de unos horarios de máxima hora de cierre 6, esto no quiere decir que sea un análisis monovariable sino que el horario de cierre determina ante qué tipo de establecimientos nos encontramos y cuáles son sus características más o menos generalizadas. En el caso de la zona de cierre máximo a las 03:30 horas engloba sobre todo la zona de pubs, los establecimientos de comida informal cuyo horario responde a las

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Entiéndase máxima hora de cierre la de los fines de semana que la licencia comercial lo permite puesto

que entre semana todos los locales de Malasaña cierran entre las 01:00-01:30 horas.

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necesidades de los clientes de los pubs, y las cafeterías más concurridas (Estar Café, Café Manuela o Red Bar) que según el volumen de público pueden cerrar a la hora de los pubs. Del análisis multivariable de esta zona de pubs, cafés y locales híbridos, que es la que más tarde cierra tanto a diario como los fines de semana, los resultados obtenidos muestran que es un ámbito muy transitado y frecuentado por el público comprendido entre los 18 y los 30 años, y que abarca el área de mayor densidad de establecimientos hosteleros, los cuales también pueden optar por una localización próxima a los espacios públicos de tipo plaza que jalonan su perímetro (plazas de: Dos de Mayo, Barceló, San Ildefonso y Juan Pujol). La experiencia que ofrecen los pubs desde el punto de vista de la oferta musical no se puede zonificar de forma generalizada puesto que esta es una se las señas de identidad de Malasaña tanto el eclecticismo musical como el social en consecuencia ya que el tipo de público varía en función de la música de cada local. Como las discotecas son muy escasas en este ámbito no se cobra entrada + consumición en los bares de copas sino que los precios de las consumiciones son muy estandarizados (tercios de cerveza Mahou a 3€ y copas a 6-7€ para el caso de los pubs, y para el caso de los cafés las consumiciones básicas –refrescos, tercios de cerveza, batidos y chocolates, cafés– oscilan entre 2-3€). Los cafés de este sector tienen un horario de apertura entre las 16:00 y las 18:00 horas y su oferta temática es la de contar con juegos de mesa. Por otro lado, la zona de cierre máximo a la una y media de la mañana responde a la de mayor concentración de cafeterías, cervecerías y locales de comida. Todos estos tipos de negocios de restauración tienen un horario de cierre muy estandarizado que atiende a dos razones: las cafeterías de este ámbito por falta de público a partir de medianoche, y los restaurantes del tipo que sean porque cierran la cocina entre las 23:00 y las 24:00 horas. Desde el punto de vista de la oferta musical, se trata de un lugar más tranquilo donde la música no es el medio. Es una zona de menor concentración de gente y, por tanto, de un público de una edad media superior a los 35 años. La edad media de este tipo de establecimientos es la más difícil de obtener con atino pues tienen un horario de apertura más amplio (jornada diurna y vespertina-nocturna), entra todo tipo de público ya que no es necesario ser mayor de edad y, en cierta medida, se percibe en la disminución del número de jóvenes consumidores que acuden a los restaurantes ya que si son universitarios no tienen por qué tener unos ingresos fijos mensuales. De este ámbito las calles más transitadas (Manuela Malasaña, Ruiz, San Andrés y el tramo alto 29

de Fuencarral) coinciden con la mayor densidad de establecimientos de esta zona. En este sector es donde se agolpan las únicas franquicias norteamericanas de la mitad septentrional de Malasaña. De nuevo surgen limitaciones ya que no se puede establecer un precio predeterminado para este tipo de establecimientos de restauración ya que cada restaurante tiene unos precios diferentes según la carta que tenga; únicamente los cafés y cervecerías mantienen unos precios similares (2€ el café, 3€ las cervezas y 2-2,5€ las cañas). La zonificación que determina las características generales de la mitad meridional de Malasaña también ofrece una clara asimetría entre una mitad y otra considerando la Corredera Baja de San Pablo como la bisectriz de ambas y siendo, por ende, el “triángulo Ballesta” delimitado también por Fuencarral y Gran Vía, el área con mayor cantidad de establecimientos en esta zona. Hablar de cantidades, en este caso, se antoja como algo muy relativo puesto que es en esta zona donde se encuentran los grandes vacíos comerciales y hosteleros. Entre algunas de las razones se encuentran: el estado de degradación de Triball donde hasta hace poco la prostitución formaba parte del paisaje y el número de prostíbulos y sex-shops predominaba sobre el resto, ahora tras la “reconversión” efectuada por la empresa de servicios inmobiliarios Triball se ha procedido a la reorientación de la oferta hacia nuevos locales sobre todo de restauración, nuevos conceptos de after-work, take away y menús para bonos. El horario de cierre hacia las 12 de la noche determina la casi inexistencia de bares de copas, en este ámbito se encuentran cafeterías, las franquicias de “la cara A”, dos importantes discotecas o salas de música (El Barco y Ya’sta) que sí cobran entrada para pasar puesto que su horario de cierre es hasta las 6 de la mañana, y restaurantes locales e internacionales.

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Con esta representación cartográfica superpuesta los buffer o áreas de influencia que abarcan un radio de 100 m desde el punto de encuentro o de botellón –no deja de ser una plaza– determinan que el ocio hostelero se distribuye por esa “cara B” de Malasaña (su interior) guardando una especial proximidad a las plazas señaladas. La aplicación de estos buffer da como resultado que prácticamente todos los establecimientos de la mitad septentrional de Malasaña se encuentran a menos de 100 m de una plaza/punto de encuentro/boca de metro. Por otro lado se ha procedido a una original representación científica del uso del espacio público, distinguiendo entre el uso estancial y el peatonal o circulatorio peatonal. Para conocer la forma en que la gente usa el espacio, en qué lugares quedan o se encuentran para salir, y cuáles son las calles más transitadas se ha abordado desde una variada metodología: -Preguntas como sujeto desconocedor sobre qué calle se ha de utilizar para ir a un punto X en el menor tiempo/menor cambio de direcciones posible. -Preguntas y cuestionarios a transeúntes, vecinos y comerciantes preguntando directamente cuáles son las calles que más se transitan de Malasaña o cuáles tienen más vida. -Para conocer in situ cuáles son las calles más transitadas y concurridas se ha realizado un conteo de peatones (recomendación de Patxi Lamíquiz) realizando un barrido cada hora entre las 21:00 horas y las 03:00 horas durante los días de mayor afluencia de público a Malasaña (jueves, viernes y sábado) a lo largo de 5 semanas entre noviembre y diciembre de 2014 y se ha diferenciado su actitud (tránsito, estancial, botellón). -Como apoyo se han aplicado algunos de los principios científicos del Space Syntax o “Accesibilidad Configuracional” (Hillier y Hansom) como el reconocimiento de las calles con mayor número de locales comerciales, así como las calles con mayor número de conexiones. Resultando por tanto las calles con más vida y con mayor conectividad relativa las de la mitad Norte de Malasaña sobre todo (Manuela Malasaña, Ruiz, San Andrés, Corredera Alta de San Pablo, Fuencarral, San Vicente Ferrer, La Palma) y Fuencarral en su tramo bajo, Gran Vía, calle del Barco, calle de La Luna y corredera Baja de San Pablo). Todo esto cobra una dimensión urbanística si analizamos la estructura y morfología urbana propiamente: la mitad Sur de Malasaña tiene mucha 34

menos vida (hablando en términos de ambiente) porque es mucho menos frecuentada y transitada, y tiene muchos menos establecimientos que su parte opuesta; esto se explica como que la mitad septentrional cuenta con una morfología más regular de su planta edificada y geométrica de su viario además de contar con mayor número de plazas tanto perimetrales como en su interior, mientras que la parte meridional de Malasaña apenas contaría con la plaza de La Luna y la disposición edificatoria y su viario son más irregulares. En conclusión, se observa cómo las calles más transitadas y frecuentadas son las que tienen mayor número de establecimientos hosteleros, mayor número de conexiones, mayor longitud y rectitud. Estos recorridos tradicionalmente establecidos tienen como comienzo los puntos tipos de puntos de encuentro antes citados, así como las paradas de metro, y que la práctica totalidad de los locales se encuentra a menos de 100 m de una plaza. 7.

La cuestión del botellón en Malasaña. El botellón, una actividad popularmente entendida y aceptada como una reunión

de amigos que se juntan para consumir alcohol al aire libre en la vía pública (más concretamente en espacios públicos de tipo plaza/parque), se caracteriza por el hecho de comprar esa bebida entre todos los amigos en supermercados o cualquier tipo de establecimiento de alimentación (P. Ej.: las tiendas de chinos típicas de Madrid que abren durante la madrugada y que, aunque lo tienen prohibido, venden alcohol sino dentro del local, mediante carros de la compra distribuyéndolo por las calles). Los lugares concebidos para el botellón son «los espacios públicos (plazas y parques principalmente) con posibilidades de asiento –que tengan bancos o bordillos donde sentarse– y que, en términos de configuración espacial, se encuentren al resguardo de la vista de la policía y sus accesos, por ende, sean algo difíciles bien porque sean calles estrechas y tortuosas, o bien porque estén peatonalizadas» (SUÁREZ MUÑIZ, 2014). En Malasaña los espacios en los que típicamente se realiza el botellón son: la plaza del Dos de Mayo, la plaza de San Ildefonso y la plaza de Barceló (ya fuera del límite). La moda del botellón aparece en la década de los ’90 como forma alternativa al consumo de alcohol, estableciéndose por tanto esa transición entre el espacio público 35

(las calles y las plazas) y el espacio privado (el interior de los bares) lo cual constata que en la “segunda Movida” –una fase tardía de la Movida– también se daban cita todas las clases sociales y niveles adquisitivos puesto que todo el mundo salía por la tarde-noche y madrugada, de manera que los que no tuviesen dinero para tomar consumiciones en los LON por ser más caras se tomaban algo fuera previamente que era mucho más barato. La entrada a los pubs no era algo muy generalizado sino que consumían algunos que tuviesen dinero y los que no, se quedaban fuera tomando algo, ahí tiene sus raíces el botellón ya que tras los años de desarrollismo de los ’70 el precio de las consumiciones subió de manera que la gente joven entraba a los bares de barrio y tabernas –o tomarlo directamente en la calle– a tomar algo en lugar de pagar el doble por ello en los pubs. 8.

Problemática y consecuencias: el paisaje del ocio nocturno. Uno de los casos que afecta principalmente a los comerciantes es la venta

ambulante de los lateros indios y los chinos –respecto a lo cual, podemos comprobar un claro uso del espacio, los primeros se mueven por la calles de mayores aglomeraciones y los segundos se sitúan en las esquinas con cajas a modo de mostrador– quienes se alejan del control policial escondiendo sus mercancías en las alcantarillas, en los contenedores y en las mismas papeleras, por diversos motivos: su actividad es ilegal puesto que no tienen ningún permiso para vender bebida y comida en la calle; al carecer de licencia y no pagar la misma están desarrollando una competencia desleal con el entorno pues que la venta se hace a las mismas puertas de los establecimientos hosteleros; sobre todo venden latas de cerveza a 1€ lo que se asemeja a la relación del papel que cumplen los bares low cost de las zonas de ocio Gijón (SUÁREZ MUÑIZ, 2014) ya que

se establece una relación de competencia entre calle y pubs,

especialmente en Malasaña ya que en casi la totalidad de los locales no se paga entrada de manera que puedes entrar al pub y no consumir para salir de vez en cuando a la calle a por una cerveza de 1€. Como se ha dicho anteriormente, éste es un problema que afecta a los establecimientos hosteleros “en principio” ya que el consumo de este tipo de productos comprados a unas personas en situación ilegal en el país que cuentan incluso con órdenes de expulsión no da ninguna tranquilidad ya que no han pasado por Sanidad, pueden haberse contaminado y en caso de intoxicación o enfermedad nadie se va a hacer responsable, etc. 36

Otro perjuicio es el consumo de alcohol en la vía pública, lo que se puede denominar “microbotellón”, el consumo de alcohol comprado en tiendas de chinos que se efectúa en las calles más concurridas (San Vicente Ferrer, La Palma o La Corredera Alta de San Pablo) tras dispersar la policía a los jóvenes de la plaza del Dos de Mayo donde está prohibido tras la “Ley Antibotellón”, de modo que los jóvenes entran a los servicios de los bares y restaurantes sin haber consumido, y más aún, empleando los coches y los contenedores como si de mesas se tratasen, orinando en los bordillos y persianas próximos y dejando toda la suciedad delante de los locales hosteleros y los comercios.

Fig. 15. Vendedor ilegal chino situado en la esquina de la calle Corredera Alta de San Pablo con Velarde. Siempre ubicados en las esquinas con sus “cajas-mostrador” y próximos a papeleras o alcantarillas para esconder las latas. Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez. Fig. 16. El “paisaje del regreso”, estado en que se queda Malasaña a las 03:00 horas tras un día de fin de semana. Las micciones y el olor nauseabundo cubren las calles malasañeras (calle del Barco). Fecha: noviembre de 2014. Archivo personal de Rafael Suárez.

9.

Conclusiones. La Movida no fue sólo una explosión de modernidad sino que se daban cita dos

realidades contrapuestas, es decir, La Movida llevaba consigo la búsqueda de lo moderno pero también la vuelta a lo vintage. La Movida de los años ’70 iba relacionada con una vuelta atrás (reminiscencias de culturas pasadas) donde los más curiosos acudían los fines de semana al rastro a recoger cosas que pertenecían a estilos 37

historicistas, de la Belle Époque, al modernismo, al Art Déco… ahora “La Nueva Movida” en cierta manera tiende a lo mismo recurriendo a la moda setentera y ochentena, la hipsterización actual y el carácter alternativo de Malasaña van de la mano de lo vintage y de la permanencia de la esencia de los establecimientos de La Movida. Las principales formas de ocio predominantes en Malasaña son la hostelería y el comercio (entendiendo al neocomercio como una nueva forma de pasar el tiempo libre, es decir, invertir el tiempo en ir de tiendas a mirar ropa aunque no vayamos a comprarla). El comercio aunque no se ha analizado, distingue también dos corrientes, la del comercio tradicional, local, de proximidad o de barrio entre los cuales se hallan muchos centenarios y se localizan principalmente en esa “cara B” a espaldas de la Gran Vía y Fuencarral y ese tipo de neocomercio franquiciado (franchising comercial) que supone una brandificación de la calle Fuencarral y Gran Vía (la cara A). Lo mismo ocurre con el ocio hostelero ya que las cadenas y franquicias se establecen en ese codo que supone la cara A pero que, en número, no tienen mucha presencia y son las típicas hamburgueserías y establecimientos norteamericanos, de los cuales hay una cierta concentración en el tramo superior de Fuencarral: el Vips ocupa el local que fue el primer drugstore de todo Madrid en los ’80 y que abría las 24 horas, y en esta misma calle encontramos dos Starbucks una incipiente cafetería frecuentado por jóvenes hipsters donde sus cafés aunque son grandes y con posibilidad para llevar cuestan más de 3€, la proximidad de estos dos locales en un mismo tramo de calle no es algo casual ya que viene siendo analizado por la empresa ESRI (ArcGIS) ya que tienden a abrir varios locales muy próximos para expulsar al comercio tradicional y luego una vez cerrado éste ellos también cierran sus locales y dejan sólo uno. De toda la almendra de Malasaña el plano de establecimientos hosteleros arroja una información muy clara acerca de su localización, parece que Malasaña ha sido cortada perfectamente por su mitad longitudinal dejando consigo un importante vacío entre las calles San Bernardo y la prolongación virtual de San Andrés; a su vez existe otra clara asimetría entre la mitad meridional y la septentrional que se puede percibir cómo hacia el Norte de la calle Espíritu Santo la concentración de establecimientos hosteleros supera holgadamente a la mitad meridional. Es por ello que si trazamos una división longitudinal y transversal de Malasaña por estas calles, el primer cuadrante es el de mayor concentración de establecimientos hosteleros predominando sobre todo las cafeterías y los bares de copas, y una clara concentración de los establecimientos de 38

comida informal (locales de comida barata para llevar que abren con el mismo horario que los bares de copas: porciones de pizza, bocadillos, kebabs, sándwiches, freidurías, etc.) en torno a las manzanas comprendidas entre las calles Espíritu Santo, San Vicente Ferrer y la plaza de San Ildefonso. Desde los años de La Movida hasta la actualidad existe una clara consonancia en términos geográficos de la localización-tipo de espacio, concentrándose los establecimientos hosteleros en torno a espacios públicos de tipo plaza como la del Dos de Mayo, San Ildefonso y Barceló (fuera del ámbito de estudio). Las variables de cada establecimiento, que terminan caracterizando la estructura de las zonas de ocio, no permiten aplicar una zonificación muy bien diferenciada en Malasaña ya que todos los establecimientos tienen los mismos horarios de cierre tanto entre semana (cafés, bares de copas y restaurantes por lo general 01:30 horas) como los fines de semana (03:00-03:30 los LON y los locales de comida informal, así como los cafés más concurridos). Por otra parte, la edad media del público tampoco es fácil de establecer de forma estandarizada ya que por las presiones municipales tanto en aforo como en horarios de apertura y cierre los locales tienen una licencia y la hora de apertura la moldean en función de la demanda de manera que si por lo general en Malasaña se abre muy pronto (20:00-21:00) aunque sean bares de copas, el tipo de público y la edad variarán entre horas antes de medianoche y horas de madrugada. Estas son las características de los establecimientos hosteleros de Malasaña, que hay muchos tipos (eclecticismo social, musical y de la oferta) y de ahí su originalidad ya que en Malasaña la variedad de la oferta es un gran atractor (cafés clásicos, gastrobares, nuevos vintage-bar, bares de heavys, de gays, de música pop española, de pop-rock inglés, restaurantes griegos, rusos, vegetarianos, creperías, hamburgueserías originales…) y también mucha oferta híbrida (bares que funcionan como tiendas y tiendas que funcionan como bares). Al igual que en otras ciudades españolas, como Gijón y Oviedo, se está volviendo de nuevo a incorporar las reminiscencias de lo antiguo, habiendo aparecido desde hace 4-5 años los vintage-bar de nuevo cuño (SUÁREZ MUÑIZ, 2014) tanto a nivel de bar como de restaurante (imitando modelos norteamericanos de los años ’70 con unos precios no precisamente bajos); en el caso de Malasaña la hipsterización es una realidad que va in crescendo y por ese motivo han surgido recientemente este tipo de locales que hasta el momento son muy pocos (5-6) como el vintage-café Lolina.

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Los comerciantes y hosteleros de la calle San Vicente Ferrer no entran en dinámicas de competencia sino todo lo contrario7, entre todos se conocen y lo que buscan es que la gente cuando acude a sus locales y éstos están llenos no se marchen a Sol ni a La Latina sino que se queden en sus calles por lo que les invitan a ir al local de al lado de modo que cuando un establecimiento está lleno se les dice que vayan a otro y siempre con esa reciprocidad. En Malasaña se puede constatar que, contra la tendencia actual de mercado donde los establecimientos hosteleros estén abiertos o de moda entre 5-10 años, existe una permanencia8 puesto que muchos locales como cafeterías, bares al huso o pubs todavía permanecen abiertos desde los años de La Movida, sí es cierto que otros tantos han ido cerrando y cambiando de nombre o de sector de oferta. Resulta paradigmática la presión municipal con multas y sanciones desorbitadas sobre el gremio hostelero, algo de lo que nadie se escapa, del que muchos de sus locales (y sus clientes) han dado origen a La Movida Madrileña un fenómeno que traspasó fronteras y que ahora les limiten el aforo como poco a la mitad de lo que podría ser además del horario de cierre a las 3 de la madrugada sin dotarles de la licencia de pubs o cafés especiales ya que cuentan generalmente con la de café-musical. Esto hace que lo que en realidad es un pub sólo pueda abrir 4-5 horas (dos de ellas en un horario vespertino). Entonces entra en contradicción la mercantilización que desde el Ayuntamiento de Madrid se está ejecutando a partir de salidas y rutas temáticas guiadas por los bares de La Movida o la dedicatoria de una plaza a Antonio Vega cuando en realidad con sus sanciones y persecuciones están queriendo cerrar esos locales que esta gente frecuentaban, de los que presumen y que, a su vez, le dan nombre, fama e imagen a Madrid al ser parte de su historia.

7

Constatación de Víctor Guerrero responsable del Café Manuela (c/ San Vicente Ferrer).

8

Blanca del Amo en Los imprescindibles de Malasaña en referencia a la historia de sus negocios: “cada

vez que hay una crisis abrimos un bar”.

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10. Bibliografía. Carmona, P.: La pasión capturada. Del carnaval underground a “La Movida madrileña” marca registrada. En Desacuerdos: sobre arte, políticas y esfera pública en el Estado español, Vol. 5, 2009, pp. 147-158.

Gallero Díaz, J. L.: Sólo se vive una vez: esplendor y ruina de la movida madrileña, Madrid: Ardora, 1991, pp. 416.

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Moré, M.: Yobbo en 1988. Historias de Chencho, Madrid: Moré Corral, 2014, pp. 224.

Suárez Muñiz, R.: Gijón: el ocio y los jóvenes, Oviedo: Universidad de Oviedo, 2014, pp. 58.

11. Recursos electrónicos. Allende, E.: Viva la Pepa (Tristezas del Manuela), 2005. . [20/11/2014]. Claudín,

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Documental sobre la Movida Madrileña "La Nueva Ola en Madrid" (Parte 1): Universidad

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Documental sobre la Movida Madrileña "La Nueva Ola en Madrid" (Parte 2): Universidad

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41

Documental sobre la Movida Madrileña "La Nueva Ola en Madrid" (Parte 3) Universidad

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Documental sobre la Movida Madrileña "La Nueva Ola en Madrid" (Parte 4) Universidad

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Quadrophenia [película online]. Dirigida por Franc Roddam. 1979.

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12. Anexos.

CUESTIONARIO SOBRE LA EXPERIENCIA GEOGRÁFICA DE MALASAÑA (MADRID). 

Identificación de la muestra:

1) Fecha de nacimiento: 2) Población en la que reside: 3) Población en la que estudia y/o trabaja: 4) Nivel socio-económico (clase social-poder adquisitivo) y socio-cultural (profesiónnivel académico): 

Aproximación al tipo de ocio en el marco espacio-temporal:

5) Cuáles son las formas de ocio que habitualmente “consume” (cómo se divierte: haciendo algún deporte o disciplina técnica, tomando algo en grupo, yendo al cine o al teatro, visitando museos o yendo a conciertos…) cuando sale, porqué y a qué horas: -entre semana -los fines de semana 6) ¿Cuál es el intervalo de tiempo que pasa fuera de casa cuando sale? 7) ¿Cuál es el itinerario realizado, si con frecuencia lo hace, siempre suelen emplear las mismas calles para ir a un lado y a otro sobretodo cuando se sale de noche? ¿Cuáles son las calles que más se transitan por la noche a modo de ejes de interconexión? 8) ¿Qué tipo de movilidad se emplea en Malasaña tanto a nivel interno como para llegar al barrio, se generan puntos de encuentro e itinerarios en las inmediaciones? 9) ¿Cuáles son los puntos de encuentro tradicionales para quedar? 10) Si cree que el tipo de diversión tiene épocas/modas y en función de qué, o al contario, si un establecimiento, comercio o cualquier forma de ocio, tiene la capacidad de movilizar a grandes flujos y volúmenes de personas por sí mismo.

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Aspectos sociales perceptivos:

11) ¿Es conocedor o capaz de identificar distintos colectivos culturales o “tribus urbanas” en su barrio? ¿Qué lugares frecuentan? ¿Son numerosos? ¿Suponen algún peligro o generan inseguridad? ¿Cómo eran estas cuestiones durante la época de La Movida Madrileña?



Vinculación del ocio a la hostelería; la cuestión del botellón:

12) ¿Cree que en función del poder adquisitivo la manera de consumir alcohol varía? 13) Con los modernos low cost-bar además del botellón, ¿en los pubs y discotecas se consume menos alcohol? 14) ¿Qué le parece la manera de atajar las concentraciones de gente consumiendo alcohol en la vía pública por parte de las Ordenanzas Municipales? ¿Alguna idea respecto a concienciar, avisar, deslocalizar, reprimir…? 15) ¿Precios caros o baratos en los establecimientos por la noche? ¿Qué opina sobre el pago obligatorio de entrada+consumición –siendo Malasaña una de las grandes excepciones–? 16) ¿Cuáles eran los principales establecimientos hosteleros durante La Movida Madrileña, dónde se ubicaban, cuál era su temática, siguen existiendo, si es así han cambiado su temática y su oferta? ¿Dónde se encontraba la mayor densidad de éstos? ¿Ha ido cambiando hasta nuestros días? 17) ¿Se recurre al botellón? En qué sitios: en la calle -como antes- o lo hacen en casa y luego salen a los bares.

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