El objeto Sade. Genealogía de un discurso crítico: de Babel, revista de libros (1989-1991) a Los libros (1969-1971)

June 13, 2017 | Autor: L. Rodriguez Carr... | Categoría: Revistas, Crítica literaria, Revistas de artes y humanidades
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Descripción

J.

El objeto Sade Genealogía de un discurso crítico: de BaþeI, revista de ribros (1999-1991) a Los ribros (1969-1921)

WoureR Bosresm y Luz RoDRfcuEz CennnNzt

Å Oicar del Barco

l.

I'Veinte años no es nada,,

La historia de ra crftica riteraria argentina, y particularmente ra de sus conflictivas

relaciones con ros model,cs franceses, se parece mucho a una letra de rångo: hisroria de seducciones y curpabitiuaaes, oe iå-Jnacion y de cuesrionamienros mo.rares. Resurta signiircativo d; ;i plïåru*. o, Nicolás Rosa (1993) se lrame, ,.ronincias garoeiiai*, "on crecienþ àe después". Después de la sofisticación "î."int" "no, ros ,modelos teóricqs,, de la eclosión del esrructurarismo y del psicoanárisis ra.uniuno ån el Rfo de la Plata' Después de_ras.autocriticas poríticas de ro*lt."ù.-ilr'r; de la dictadura. Después de la democracia, der "puntá-fin"r; y oe ta

frivolidad massmediática.

veinte años parece ser también er alcance de la mirada retrospectiva de rodos los anaristas que esrudian la situación actual de ra ;rfrt;; argenti_ na. En esos esrudios se disringuen, sobre todo, dos ori.n*;i;;;, a partir

.

de los '70. El populismo curtural "de rarga tradición en la Argentina contemporánea" (Avellaneda, 1gg1:75), tuvo su apogeo entre las dos dictaduras militares (1973-lg76) pero su rechazo ¿e'laiinnuen.im troricas foráneas en er marco der discurso de la dependencia lnanesi-teas¡ ru antiintelectualismo y su esfuerzo por borrar la plusvalfa sià¡otica (Gilman

'

s'd') motivaron su distanciamiento de ra dùci¡sión ..p".iáiiåau. m, historiadores se interesan mucho más en la creciente i*iorøn.ìu de otro grupo, más atractivo por la abundancia de su produccibn y por su alto nivel. teórico, que se ha ido adueñando gradualmente de la condición de "intelecrual": ros crfticos, firósofos, roãiórogos y poriticãrogo, qr, ," preocupan por reflexionar sobre Ia cultura y la histoiia del pafs, la situa_ ción social y su propia incidencia porftica. Enrre eilos, gi^t*li sarro es

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Wouter Bosteels

y Luz RodrQuez Carranza

una fìgura paradigmática, como lo son las revistas en las que ha dejado su

huella, Los libros y Punto de Vista. En el perfodo de veinte años que se desrinda en los estudios sobre la crftica argent¡na existe también otro discurso: es el de aquellos ensayistas que leen a Blanchot, a Bataille, a Barthes y a sollers côn delectación, y que importan de Francia el placer de la escritura y ra amoralidad deljuegä del lenguaje. A principios de los '70 estos crfticos ---€ntre los cuaies se encontraba Nicolás Rosa- mezclaban gozosamente el erotismo del texto y el del cuerpo, Barthes y Marcuse, Lacan y el "flower power", Blanchot y el "cordobazo". Las urgencias polfticas impusieron sìn embargo a los ensayistas la tarea de relacionar más claramente sus búsquedas Ëxtuales con las revolucionarias, al tiempo que, graduarmente, las declaraciones sobre la autonomía de la escritura fueron silenciadas por la exigencia ideológico/moral autoexigencia- de la práctica potítica. -frecuentemente En las lecturas retrospectivas de fìnes de los'g0 el silencio continúa: esos esfuerzos, que fueron precursores del deconstruccionismo en el Río de Ia Plata, son aún clasihcados, con o sin matices, como una "prehistoria estructuralista" completamente superada, La situación de los intelectuales en Buenos Aires entre l9g9 y l99l tiene algo en común con la que se plantearon los de 1969-1971: el debate sobre su función en la sociedad, y la necesidad creciente de actuar, rebelándose contra el þapel decorativo y frívolo lo tienen- que les otorgan los discursos oficiales. En ambos -cuando períodos este protagonismo desplaza a otra concepción del intelectual que prefiere distanciaise, que desconffa seriamente de sus posibilidades de incidencia, ! QUe, además, se niega a imponer sus concepciones y sus "puntos de vista"-al conjunto de la sociedad. En ambos casos, también, los "pasivos" se dejan integrar sin lucha por el discurso arrollador de los "activos", porque, ðomo lo afirma Maresca "La mayorfa de los intelectuales, artistas y pensadores argentinos, no puede renunciar definitivamente, sin grandes conflictos, a influir en la vida de su comunidad" (1993:4Bz). Aprincipios de los novenra, sin embargo, el grupo de jóvenes crfticos que ejercita la escritura y el ensayo y que lee intensamente a Blanchot y a Barthes no intenta justifìcarse. Estos jóvenes evitan la batalla abierta, se niegan a ras identificâciones, y encuentran la manera de reivindicar un sujeto que disfruta derridanamente del placer de la escritura, integrándose, gracias a nuevos marcos teóricos que actúan de bisagra de Benjamin, por ejemplo_ en el -la recuperación campo intelectual dominante, sin culpabilizaciones políticas y sin despertar susceptibilidades.

EI objeto Sade

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La comparación entre nuestros análisis previos de la primera etapa de Los Iibros (w.Bosteels, l99z y 1995) y de Babel, revista de tibros it.Ro¿rrguez-carranza, 1992a y 1992b) nos ha indicado que los puntos de contacto entre ambas publicaciones son muchos. El objetivo de este artfculo es, pues, además del deseo de rendir homenaje al trabajo pionero y vanguar-

dista de del Barco, Schmucler, Rosa y Garcfa, explorar argunos hilos discursivos que convierten a los redactores de Babel en herediros creativos de aquéllos, y no sólo de Beatriz sarlo, Ricardo piglia o carlos Altamirano. Nos referimos concretamente a ciertas que

"rgurenta.iones retoman algunos enunciados "afrancesados" de los años 69-71, tan olvida-

dos que son considerados nuevos y propios de posmodernos de fin de siglo. Nuestra comparación nos sugirió, además, que ese discurso hedónico sigue causando problemas, aunque los malestares se resuelvan de manera diferente. A modo de conclusión, pues, analizaremos los textos que, en ambas revistas, se ocupan de la figura francesa más seductora,

sulfurosa, subversiva e insoportable para muchos ensayistas argentinos: la del ilustr(ad)fsimo Marqués de Sade.

2. Genealogías "De veinte años a esk parte, los crfticos aparecen cad,avez más jóvenes" constata Nicolás Rosa (1993:184), al finalde su voluminoso panorama de la crftica literaria argentina de l9?0 a 1990. pese a esa afirmación, su

estudio prefiere ocuparse de las figuras consagradas: Romano, sarlo, Ludmer y él mismo. Es sólo en un pequeño párrafo finar, titulado sugestivamente "Coda", donde Rosa agrega: En esta novela familiar de la crltica vemos en el horizonte brumoso de la pampa argentina, encabalgada entre Martfn Fierro y Don segundo sombra, una'apu.ición casi fanrasmagórica, una mixtura shakesperiana y una imaginerfa benþminiana, la figura del joven crftico, una figura deforme, hecha de retazos y de hilachas discursivas, casi alucinatoriamente un fantasma de cuerpo parceiado, mutilado por la inrrínseca incompletud de la figura (1993:lg5).

Entre los críticos consagrados que Rosa integra en su "novela familiar", aquellos nacidos en la década de 1940 y los "jóvenes crfticos", que tienen treinta años en los noventa, hay, efectivamente, una diferenciá de edad importante, que explica su desconcierto, pero Rosa no se detiene en la causa obvia de esta distancia, ni en las consecuencias que tuvo para las

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Wouter Bosteels y Luz Rodrlguez Carranza

relaciones entre ambos grupos. Es evidente que hay pocos representantes de la "generación interm"diu" d" ì;; nacidos en ra década del cin_ cuenta' aque'os que.tenfan poco -lumás de veinte años en lg76- en el campo cultural argentino.r Lâ b¡echa provocada por la dictadura ha tenido como consecuencia-la creación d; ;h.;;""s muy particurares entre ros crfticos literarios "adurtos" y loa "nu"uÀri. En no hubo ,,conflicto generacional": ros ióvenes ireron ros alumnos "fecto, de Josefina iuo*", y a" Bea'riz sarlo en tos de.estudio o grupos de reflexión ,isubterrá.qru'os neos" que_é10r y otros organizaban durãnte ra dictadura, fuera de ra universidad. La reración .ru d. ,".f.ro y-ã, cordiaridad, sin intermedia_ rios y exenta de los rituales y a"iur áiùn.iu, del marco académico: muchos de los jóvenes iniciarõn .ur inui.iiguciones y tesis de doctorado en este contexto, y se incorporaron posteriormente como becarios o jefes de trabajos prácticos en ras cátedrur o" rur profesores ourunù rì-r.gr.ro a la democracia, estimulados y upr""iudos por e,os. Ocuparon, así, espacios institucionales complemenørios: la disøncia curricular entre "maestros" y "discípulos'', y el inÀ."ro poaer simbóricol--u'.äe*i.o y político de Jos primeros dilúyeron la corf.t"ncia profesional.2

Ahora bien, ¿quiénes son los jóvenes? ,,Digamos el cuerpo,,, dice a sus meráforas de ros '70- ñicorá. Rorri ,,Monica iarrùorrn"u, -fiel Adriana Rodrfguez Pérsic_o, Luis Chitarrtni oaniel Link, Alberto Giordano, Gracielâ Montaldo, Cuero, n¿rt.ru Crespo, Dardo Scavino, -sergio Américo crisrófaro" (r993: tss). an¿i¿s Àveilane¿a irégoiirãbr. uririza_ do,,también las etiquetas de "jóvenes críticos" y de ,,nùeva óriti., urg.ntina" para referirse a ros corãboradores de yrígoyen aàrirì y ertt (1916-1930), tomo vII, dirigido por "r,ì, ãi Gracierã tøontutáo, iu-n*,o¡o social de la Literatura Argentlna.3'casi todos los nombres de las listas de críticos esøblecidas por Aveilaneda y por Rosa forman ud;J; farte d"

-

I serfa necesa¡io un a¡á.risis de la actividad de ra ,,generación como en el "insilio", y de su diffcil rejnserðión-"i"îoir.urro perdida.,, .^nto en er exirio crftico argentino. Aque¡os que sobrevivieron pafs o en el exrranier*¿.raiìãåã ¡oi.îËï"p.r. t.u., -enen ellas'universidJ; adquirido ya un lugar "runy¡ con conrâdas excepciones, golpe no regresaron. Pero eso es tema para otra investigaciónl

.;t.í;;

2 Agradecemos a Graciera Monraldo, claudia Girman y otros jóvenes crfticos informaciones sobre los difíciles anos ¿. iåsiit.nciJ iìte¡ectuaí.

,:,î,::"i#H,Ín;:"å

t?!;):::hlîï:ï',iff:î',"J.?'.',1,Í,Jln'r: t;,::;,:å dirigida por David Viñaó. I-os 'iorc'nes ãJtIcãr;î'.n".i"-.¿* p_or nota 2) son, además de ra dirãctora Gracietá rr¿ãüäiá",^n*r Ave'aneda (r990: claudia Gilma¡, Anrbal Ja¡kowsti, caiioi

Monrereone, Delfìna Muschierli, A¡an paurs,

-rri;àö

sus

iî;,,^i;il

Sade

31?

la plantilla de redactores de Baber, revista de ribros, publicación Dorteña que parece haber canalizado enrre.lggg y rsgr ras pråocupäi"îríl¡*r._ rias y crfticas de todo un C^r:!9. Sin embargo, cuando uno de los directo_ res de Baber recuerda en 1993 ra creación dã ra revista, ,ilrr, .uri"å*r",. su punto de partida en shangai,,"un grupo literario qu. no ,*irtiã-.r"n¿o existfa; sf anres, y quizâ deipués": a" ,rr¡.toirr,-v'"ã-¿e

ú ;;;p;

cos:

.rlti_

shangai se habfa fo¡mado casi como un acto de defenid, cuando un grupo de escritores entonces jóvenes y tigeramente Jãi,or, un poco amigos, descubrimos que solíamos b,_T_.: Nos titdãban de dandies, 9J posmodernos, exquisitos v/o trorèbuses. Ën rearidad, qu, genre de la generación anrerior, la atacante, estaba mortarme",. oränãiaì porqu. nunca la atacábamos, no re rendíamos er homenaje der parricidi o (rgg3526).

,..

;*;;¡äentes.

ililä;;;äuro,

Este primer giypo, que se componfa de "Daniel Guebel, Luis chitarroni, Alan Pauls, Ricardo lbarrucía, Danier Samoirovich, éi"g" Àigängi"ri, Sergio Chejfec, Sergio,Bizzio, Ío..g..p".ilt yo. CoÁo r" îr, ,niiorru ¿. narradores y mayorfa de hombres; (caparrés, lgg3:526) constituirá, -.l""iuipocon la adhesión de ros jóvenes crfticos mencionados por nóru, o" redacción de Babet. La distinción entre creadores y crftico, nr#i*po.ible: todos los narrador"r -:y. también los poetasescriben artfcuros, y casi todos los reseñisras se dejan t.ntu, tu*ùién, tar¿à o ieÃi*no-,'po, ru

literatura. Esra "dobre Larea" es uno de ros ejes contradictor-iåsìàì'¿ir.urso de la revista (y del de Los ribros), u"..ros luego. por otra parte

"oro de los "iouËn"s"-irrnì. nos inreresa subrayar ra falø de agresividad u lo, "maduros" que se desprende de la decraración de cäparros: ,i-gìupo ,. vio casi obligado a existir porque los "otros', lo. .onri¿r-r-uuun åi?.rrn,rr. Lo hicieron sin demasiado enr,usiasmoa y su primer número e'ira ãecraraciones de principios, reivindicando ra hlterogeneidad y ra ,oniinæn.iu. Las miradas retrospectivas, sin embargo, insisten ón iurì¿-.nìiÀ...io_ nes de estos "jóvenes": ya que no es posibr" atraparlos en manifiestos o declaraciones.de conjunto, er camino es or de ta'nLiacion, por la ausencia de distanciamiento o de crfticas respecto fJ"iru*.",, å i"n.ru"ion", anteriores. Inmediatamente después de su presentución d.r f*po-u.tuut, Avellaneda establece una genearogfa que,arranca desde comienzos de la década del setenra, definiéndose pôr eí principio de qu, ;hr..,';ifri.,

,,

l2_r3,

-carroserrii", ñ"rì,'-óoringu.r, oimalo-t,iurt,;n-.r, .rorg.

ciacËlaîp"r"nà, rritÄìïräirã."""'

El objeto

' "la idea de publicar una revi-sta-no-'egó a entusiasma-rnos sobremanera. sobre todo, que acortarfa el verano', (lgSt:5ïq.

[...],

Argo,

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Wouter Bosteels y Luz RodrQuez Carranza

también hacer política" (r990:i3); esta Ifnea pasa por ra revista punto de visra como resistencia curturar a la Argentina àe toi militares, hasta Baber o Espacios de cr{tica y producción u fin", de ros och"nta (lgqo:tg). Francine Masiello caracÍèriza ra crfrica durante

Þr;;;;oìoá un .r_ fuerzo por "devorver una identidad a Ios interec,uur"r, "r pr.r.rïãn¿o ,n lugar para una verdadera oposición que aquelros podían'.Jãrã. propia" (1987:22). En esre trabajo i¿éntitarlo punìo "o*o de ror.r-"irotutu_ mente central, y, además, "este proyecto revisteril [fue] en r""ti¿"¿ un" continuación de Los ribros" (ibià). Masieilo se r.n"r.

a tu "tr.r*eit. .iconr";o o. Dirección de Altamirano y pigria (noviembre r97r) y "n d" s;ro (mayo 1972): cuando el subtítulo puru ,". "po, una crírica porítica de ra curtu_ *seeunda

etapa" de aquella publicación, desde la entrada

" ra" y el formato cam.bia, adoptando un røyo-ut que será, efectivamente, retomado por Punto de Vista a partir ¿e lçZg. ' En 1993 MartÍn caparrós ielaciona a su vez Babel con Los libros, pero no menciona el "paso" genealógico por punto de Vista..

Hacfa quince años que no había en [a Argentina una revista de ribros. Lns r.ibros habfa desaparecido a principios de lqs sjenta, engr_rllida por la polftica, y desde entonces ros suolementos curturares se haúíanr,..r,o ..rgJ-de ri crít¡ca. o

(1993:526).

Este comentario recuerda a la primera "Los ribros,,, dirigida por Héctor schmucler (de 1969 a 197r), cuando er subtíturo, un ãi þuøtiroriones en Argentina y er mundo todavfa no se referfå rr^ri porr,i.{l el formato era tabroide, como er de La " "uunao euinzaine L¡túràir¿, ruo iretendemo.s inferir aquf ninguna,,toma de porñión;, oe CaparrJs, ;;,;å, .or" lo hemos dicho, ausente de Ias rrnìi.ro.iãnes de la,,nueva crítica,,. La revista de Beatriz sarro sigue existiendo, y-no es necesario recordarla; ra presencia de los redactores de punto de'íi*o frecuenre .n rã.laginu, de Babel' Pero es evidente que hay también ", un recuerdo de ,,aquelra,,ros

Iibros que "desapareció

*gutia. ior

ra

joìrri.r", y esro se manifìesba en

algo más que un simple foimato uUloi¿".

El objeto 3:

Sade

3i9

libros, un mes de publícacíones en Argentína y en el mundo e r

_Lgt (1969-1971)

En las descripciones de ros tibros siempre se ha insistido mucho en ra división en etapas, división estabrecida por ra revista misma y !u, ," refleja tanto en su forma como en su contenido.s Sin embargo, rí p.ro .n estos artfcuros lo lleva la segunda erapa, para una crtricaþotftica de la cultura, mientras que e-n cuanto a la prìmera Un mes a, puiffroAàn", , Argentina y el mundo, ra crítica se rimita a un breve comåntario ", en er cual se resumen las diferentes disciprinas reunidas en estoô veinte primeros números y se señara la infruencia estructurarista predominantrl- p.nrri utiliza el discurso de Los ribros para ilustrar ro que ér ilama ,,er discurso de la dependencia" y menciona ra primera eøpa soto a, arranque para su análisis (lgg5). A pesar de esta insistencia "on.,o'pìn,o en una divi_ sión' leemos sin embargo e-n.ra editoiiar que anuncia la segunda erapa, una volunrad de ilevar más ailá. el proyectò de ra revisra ;;; ¿" textos. El concepto de 'texto' simpremente se extiende y "irii.u u.-inriryrnoo ahora "no sólo los textos que ofrece la escritura sino øÁbi¿n esos otros textos que consrituyen ros,hechos históricos, sociares" (LLzl: ã1. cuur_ quier fenómeno' a condic.ión de que genere signinc"cìãn y'oJqr", .n consecuencia' sea susceptible de una decodifi"urión, pueae .niri .n .t campo de estudio de la nueva etapa. El eremento invariãbre es el concepto de 'texro', aunque reciba interprètaciones distintas, p"ro i* tii'irl'."ro, aquí a su empleo en la primera etapa de la revista. Los libros efectuó ra organización de ros nuevos saberes europeos y más particularmente del estructuralismo francés la erg"ntin. ã""hn"1", "n t" de los años sesenia. Su concepto de texto manifiesta ou'ui, influãncia oe

Bataille

y de Blanchot, y de ros 'Telqueliens' como n"rti,rr

f

soilers,

trasflondo permanente de Ia revista. Loi redactores se habfan formado en este clima francófilo: Nicorás Rosa es er autor de las primer* t.uäu."¡o_ nes de las obras de Barthes en er Rfo de la prata,

verón, co*å-s.¡ur, Terán, fue ya en 1963 "la cabeza visibre de quienes .n ia uniu.rri¿uu metropolitana militaban en la nueva corriente [esiructuralisø],' (1991:l l2) y schmucler había cursado ros seminarios dà Barthes .n Érrì, ,nt., ¿. fundar la revista. . En su artfculo inaugural, Los ribros justifica ideorógicamente sus inquietudes teóricas presentándoras como una,desacr"ii"u-fionl. prro implica desenmascarar las falsas pretensiones de ra "crftic" bu.guara,,, ..^^t^.41"]l"l{a (1990), Crivelli (.1992), panesi (1985), Monraldo, Speranza y Jarkowski (1990), Masiello (1985) y wartey (t993j.

320

Wouter Bosteels y Luz Rodrtguez Carranza

identificada sobre todo con ra revista sur y, en menor medida, con las revistas Primera plana, Mundo Nuevo, Libie y Nueva Crltica.. L;;ú.; llamada burguesa se servfa de dos concepciones literarias fundamentales quezos libros intenø refutar: el escritor iomo dios, dueño del sentido de

su obra y el carácter expres.ivo y represenûativo der ',Er lenguaje [en su concepción burguerå¡ ., unu mediaciónï;;,o;; obede_ ce.a la omnipotencia de quien ro maneja, o sea, er escritor puru iuì.n .uou palabra es como un trozo de arcila o ãe mármor en manos

ir"il"jri;;;;io:

de un escultor.

Si la palabra es'arcilra', su materiaridad es insignificant" r,"rta-qu" trabajada por el novelista-dios que otorga la signifiãacion, "* a la uelque usa de.este sentido para construir iu estarua" t1:r0). i;;;uiro'in,.no ll-i aplicar a la lirerarura argentina y latinoamericana rås ;on".il; que re habfan otorgado ros textos de lôs estructuralistas franceser. i, opon" entonces la literatura tradicionar, 'burguesa' a ra que ...riu. un grupo de jóy9ne.s autores que parecen cumprii con ras d; d-,nueva crftica': Lamborghini, Saer, Garcfà, Skármeta, Maitfnez. "iig"ncias como todo intento innovador, Los tibros necesita crearse un discurso opuesto, un enemigo que pueda destruir después.? Hace farta un autor para declarar su muerte, hace faru un lenguaje-instrumento pur" pro.tumar-la capacidad geneÉdora de la escrituia. Sin embargo, iãnråtu*o, que la revista destmye las concepciones burguesas reemprazándolas por un discurso no menos sacralizador: ra autonomia del te¡to y t. uuto.unciencia de la escritura.. Er texto no representa nada, no transmite nada, ,,er mundo es un texto que se escribe en er acto de escribir,, (LL l:13) como dice oscar del Barco. Esta resacralización se traduce en una serie de metároras que se condensan en dos mayores: el texrc como organismo vivo y el texto como vacb o silencio. La primera meúfora s" pu.ã. expficar poi un lado ó

Véase

LL 10:21; LL t2: 30-31; LL

15/16: 4_6.

? seán Burke (1992) analiza er mismo procedimiento en los textos de Roland Banhes acerca de la muerte del autor,

Michel Foucaurt señara este proceso de resacrarización en la , l.e.r n¡ogio crftica de principio de los serenta: "in order ro ur""¡.- *¡ir' nuru.r tñåt or *,. expressive cha¡acter of literature, it has been u..yirfo'.t nt to pose rhis great principle that literalure is concerned onrv wirir itself. If it ¡s cänc"ñø in death, silence, di'sapp.r"n.. even of the the person "itt,'it, "rt-tói'llírä'i^tn., writing. Prr:.9f But it se€ms ro me

ï

Sade

32r

como única posibiridad de otorgarre al texto algrrn elementb humano y, por otro lado, como intento de cargarro con rasiuncio"r,

rrrö*uili-

dades que anteriormente se atribufa-n al autor, como única ínstancia gene_ radora de significación. La segunda metáfora es la consecuencia de la ausencia de un referente directo, lo cual provoca aparentemente un marestar al hablar del sentido de los textos, anaont a*os enunciados como ,,el espacio literario está allf como un vacfo ãõl o ,,lu novela misma es negada,,no.concluye; es puesta entre paréntesis, relegada al mutismo de lo innombrabre que ta reËnvfa ar silencio,, (LL 3: 3). Er mismo der Barco es quien va etãborando en un arículo bòbìe ¿i espacio literario de Maurice Blanchot ra fuerza desencadenante de la escritura ficcional. Sigue para eilo.la distinción que hace Branchot .r,trrìu frruuru bruta y la parabra esenciar/poética. Amúas se apoyan en el sirencio, en el vacfo, pero la diferencia esú en la uriridad de^cåoa .n ra falta absolura de utilidad de la parabra esenciar/poéticai"'i,a ""., " *å¡îi, pii*Lru uu pafabra.brutal, aún arejándose de lo que menra, esrá cargada ¿ã räii¿r¿

incalifi."büGi;,

sirve al comercio de ros hombres r...r.r-" palabra;"r""i.h;ii.u v sirve para expresar nada, se cierra enìu propio ser, ,tiene.íin.n no rr misma', 'ya no somos remitidos al mundå', ''"1 .un¿oì"i.ã""ä" y ro. fìnes desaparecen', 'en eila nadie habra... parece que ra palabra sola se habla': se rrata de la apertura de un espaciô,soberåname,i* uîùno,'o,,'

(LL 5: 20).' En la palabra esenciar el escritor, dice del Barco, no existe, salvo como.medio: "la soberanfa de Ia obra literaria libera las vieju, ãrìä,ninuciones del autor como dueño der sentido, der lector ,"*ã p.ril*, y

extraño, de la obra como mediadora, cargada de utilidad, ,nrå Ia sociey el hombre y de los géneros comõ dominación de una idealidad . clasista sobre el salvajismo riberador del texto', (LL 5:20). ta oura litrr._ ria es una obra sin trascendencia, sin origen ni destiiatario, que sólo remite a su propio esplendor, un esplendór sin sentido qur'i,ifia. U monumentalización del mundo. Encontramos exactamente la misma idea dad

;ilylüï;iriinf

üi.:i'ö:!,ïiå,åiìiiîåî"111ïrJt,tfl.';'lä*lii*:lil":'t$å[.,#-"Tili contra¡y, one n¡ns the risk of sacralizing even more. ¡.no *r¡i-is

inà..¡-*Jr,åltupp"nø,

uR until 1970. you wil have seen rti* r nrÁî.i or o, Ba¡thes were used in a kind of exartation, both urtra-ryric¿ an¿-urira-åtionJling, or literature as a strucrure of language c"páutè ,ir uãi"g ;.ry..d in irself and in irs own terms,, (Foucault l98E:309).

leht

El objeto

i¡.r.r;;i;.,rr;i;.,'Biä.not

e

. "La par.ole immédiate est peut-être en effet rapport avec le monde immédiat, avec ce qui nous esr immédiarement proðhe,et notre voisinagJ, r.it;;t'i;;é¡iãr'äuTîour'*r,nunì.que la parole cornmune n'eir que re rointain voil¿,j;åusolumeil ¿F-g;; ä;iääånn" pou, I'habituel,.l'insolite qu.e nous pienons po-ur grâce à ce voiiË!u-'!rti.äg.g, .t "or_trri.i à cette habitude de l'illusion des.mots t...1..Lå pato-le poaiqr.,t-ilriTp-*åi. ¿'un. personne: personne ne parle e1 parie n'est persónne, maii il órure qu. ti cui .en elle, parole seule se parle. Iæ rang_agè prend alori toute son irp.rrrr.i;-ir J*i.îtîäränueu re langage parle comme essentiell e[ c]es-t_ pogrquoi l" p"r.lã-"*ñä ä, -p"¿ï p.ii¿"" ¿i," parole esenriette" (Blanchot tSS¡ ttSSSl: ¿O-42),

ç

322

Wouter Bosteels y Luz Rodr{guez Carranza

en un artfculo de Eduardo Gudiño Kieffer acerca de los caracterizada precisamente por esos rasgos:

graffiti, escritura

La desaparición de autor y lector hacen que ros graffiti vargan como puro lenguaje, gracias a la ausencia de un detesÞble 'yo' y-de ,n no ,ñ"no, detestabre

'tú'.

Son asl absoluto significante, arte del tatuaje, pictograma equidistante de la literatura y de la pintura, puerta abierta hacia uia åscritlura (o ,escriptuia') casi somática, todo dentro de sf misma, [El grahtómano] está inaugurandä un monu..

mental silencio, o formulando una pregunta que nadie conlestará acerca del mundo y de su esrar-en-el-mundo

(LL

l: 27).

La autonomía de la obra literaria y su negación de Io estable, de lo dura-

ble, de la verdad constituyen su fuerza desencadenante: la creación de un espacio sin referente directo que invierte el orden ilusorio ae ta patau.ä bruta. Esta creación de oto orden rige la lectura que hace schmuìler de

62. Modelo para arrnar y de la misma manera se iee sagrado de Tomás ior la referencialidad de la novela: "Hay un referente de sagrado, r, Tucumán, "*jlf"ito, [.'.] ¿qué relación entre ese referente y elìignificuni"'qu" podrfa ser er texto? [...] ¿si no se trata de un mero signifiãante, si nå se'trata de una relación pensable,rde una correspondencia, sino de una homologfa entre dos espacios que no se tocân, que no pueden definirse uno en reriión con el otro? ['..] Aparece entonces esta revolución: ra obra no transmite nada EIoy- Martfnez. santiago Funes se pregunta precisamente

(transmitiendo), sólo instala un otro del mundo que se pensaba como referente en donde todo ha terminado por ausentarse,'1LL 7:24). La escritura aislada, autónoma crea pues "un mundo regido poì 1"y., propias que se agrega opone_ al mundo real,' (LL 3:24). La þatåbra -o laseconstrucción esencial, es decir de un mundo iegido por ru, propias leyes, no se deja domina¡ por [a razón, por el /ogos,-precisr*.n,.iorqu. no revela nada, porque habla de sf misma y se fundä en ra ausenåia. En este sentido podemos entender el tftulo del artículo sobre Blanchot, "La escritura desencadenada", una escritura incontrolable que implica necesariamente una lectura incontrolable. "Leer es escribir y es leer,, "r"iiui,ra escritu. --d-ice del Barco y continúa- "ha sido necesario desencadenar ra del Logos para encontrar la archi-escritura.

[,..]

er texto es esa apertura

donde reina la meramorfosis, donde þdo es posibre" (LL 720). Nrr reside también, dice Nicorás Rosa, ra fuerza aä ta pornograna. ia tetra per¡nite, según é1, una diferencia liberadora en la interpietación individual. La "absoluta intimidad de ra conciencia del lector', y ta folivatencia de la letra conllevan la imposibilidad de controlar la lectura. De ahf la necesidad en la sociedad occidental de una censura: si no se puede prohi-

EI objeto

Sade

323

bir Ia lectura, por Io menos se puede prohibir su objeto, ¡u oUr", ,,No se equivocan ros censores: es ra let¡a su doble cär¿óter ae tiuertaa y

-en un tegftimo ã.rplirg"" contaminación- la q:1p_ue_d? albergar ¿" l" actividad pornográfi ca,' (I_L 3:7).

El peligro de la letra está intrfnsecamente reracionado con el nuevo orden regido por leyes propias que hace visibre to ¿iferenie. 62 dice Schmucler es "un sistema indescriptibre para las pautas oe ia-togica co_ rriente", Esa estructura posee un-sistemä de refôrencias absolutamente interno: un orden diferente. pero ese sistema no es ajeno al mundo, aunque lo sea para los-mecanismos del pensamiento dð occidente: ese texto "'dice' la verdad. de sf mismo y no;raprrsenta' al mundo exterior: participa de ese mul.do y procrama--negándorau iä.ãi"Ët;ö"i; piensa" (LL2:il). EI orden de ra obra ritãraria ,u.rrr.lo inïämura¡re del mundo pero, dándole cuerpo, transformándolo en o¡:.io,'ïo opone a la lógica racional (burguesa) que no se puede permitir

;.'*;r".

El texto no sólo es er núcreo en ros artfcuros, también es ra forma que los rige. Los libros se construye en su primera etapa casi exclusivamente alrededor de ra retra escrita: ra reseñá es er géneio pr.åoÁìn.nt .n ro, artfculos. No se aborda pues ra rearidad de mãnera air."t",-toåî'pr., po, un filtro textuar, todo es metarenguaje. La reseña, er texto'sobrl'er texto, es la forma que justamente permiti reunir una variedad de disciprinas, caracrerfsrica de Ia primera e.upa que ya señararon iãs-ãrrìiios.', l, eliminación de ras fronteras entre ficcíon y crttica constiruye ui .rìt"rio ¿, valor en la crítica riteraria propiamente ii"¡u. se apre-cif på. que "E/ Fiord lde osvardo LamborghiniJ dificurt[e] ån ir*"";"*pro, Iu ¿i"i_ oe rareas que confiere sóro ai crfiico ra conãicion "a¿a àr-f,ìuilrgiuoo ¡jo1 'bricoleur"' (LL 5:24): Josefina Ludmer indica cómo-vriguå'ïurn., ,. acerca "como escriror, al estatuto especffico del crftico y ;1.; ãl"c¡ones que éste mantiene con su lector" (LL 3:6) y en una reseña de cicatrices de Juan José saer se insiste en la autorreieiencia de la novela ãonde ,,er lector encuentra que en otro nivel der rerato, ror p.r.ånr¡'r. oìin"rrr¿o, se explayan sobre la novela, hablan explfcitamente de la técnica o aruden a ella" (LL 3:5). Esta eriminación ra encontramos también en una rúbrica de pequeñas reseñas pubricada en los números 5, 6 y 7 de l" ,*irru, que ^ parece constituir un espacio privilegiado donde los escritores favoritos se presentan a sf mismos.

ro

un excelente estudio de

ra reración entre ras disciplinas

final de los sesenrå, se encuentra en John lr¿"*iifilSöã1,

y el surgimiento der texto

ai

324

Wouer Bosteels y Luz Rodrlguez Carranza

Sin embargo, la palabra esencial/poética es el privilegio exclusivo de la frcción y no puede aparecer en la crftica, no puede cãntagiarla: aquf aparecen las primeras distancias. Nicolás Rosa, que en otros artfculos escribe sobre el espacio autónomo de la literatura, alaca la contaminación que caracteriza la obra crltica de severo sarduy, sombrfo fetiche de Tel Que.l. "sarduy --dice Rosa- construye una verdadera hipertrofia de la crftica donde todo se juega por metaforización: er texto ei el cuerpo, la escritura un tatuaje, el acto de escribir ¿un renovado y empobrecido coito ineficaz? La fetichización de la literatura se ha desplaiado no ya al discurso crftico, sino que atravesándolo alcanza como una saeta la transparencia de la imagen- el propio cuerpo de Sarduy,,-valga LL1:Ð. Efectivamente, la imagen es transparente. La crftica ha -barthesdespedazado a Sarduy, poseyéndolo, porque ella no puede servirse de la palabra esencial, es secundaria y deudora de la literatura a la que se consagra: "La crftica es siempre adventicia, en ún cierto sentido, puesto que se alimenta de las obras, pero no puede reemplazarlas ni reescribirlas. una crftica sin lireratura es impensable: es un escándalo lógico." (LL 7:5). La crftica al servicio de la literatura obedece a cierras exigencias. En un artfculo sobre la compilación de Jorge Lafforgue, Nueva novela larinoamericana, Rosa stñala la necesidad de la rigurosidad, lo cual se traduce pof êjemplo en una aplicación correcta y totalizante de los métodos utilizados. si uno decide aplicar una lectura estructuralistra, "se estructuraliza todo o corremos el riesgo de jugar con elementos o niveres diversos sin distinguir claramente su inserción estructural" (LL l:7). Este rigor obliga a la tarea crftica a desplegar todas las signifìcaciones implfcitas en la obra y sus derivaciones y proyecciones en el contexto pero a partir y dentro de la escritura que es tal y cómo se muestra (LL l:6): Rosa distingue claramente entre el texto de ficción, con toda su (posible) fuerza desencadenante y el texto crftico que se ubica, y debe quedarse, en otro registro. Curiosamente, Josefina Ludmer, a quien Rosa se refiere en el artfculo mencionado, escribe una reseña de Crltica y signi,ñcacíón ... del mismo Rosa, recurriendo a estos criterios. situando primero a Rosa en la tradición crftica argentina, describe uno por uno los artfculos publicados en el libro, distinguiéndolos por su 'rigor' intrfnseco. Igual que Rosa en su reseña de Lafforgue, Ludmer suscribe una crítica metodológicamente coherente y concreta. Asf el análisis de Tres Ùistes tigres, ;analftico, inmanente y concreto", contrasta con el estudio de las novelas de David Viñas puesto que en el primero "los aciertos [de Rosa] son los aciertos de una crftica que aplica una metodologfa especffica al estudio del cómo del objeto þuesto que sabe que el cómo es el por qu$ al estudio de sus

El objeto

Sade

325

diferencias, de sus detalres si se quiere, de su especificidad', fl.L 9:a). En el análisis de las novelas de viñas, el paso a lai sfntesis, en combinación con el "barroquismo verbar" y las "series lingüfsticas alusivas,,iiu, qu" resuenan términos d. disciplinas, cada uno ,u l...If .v.ariadas y. su tradición especffìca' (¡bid) puede impri.", ,r ,i"rgo "on "urg" d; ;;; crftica abstracta. La crftica, concluye Ludmer, debe acercarse lõ más posible a la denotación, es decir alejarse de la palabra esencial/poética.rr' otra vez, encontramos Ia clara oposición entre ficción y crftica, entre palabra esen_ cial y bruu. El (nuevo) orden de la obra de hcción se lee en el orden de la palabra denorativa, la contaminación que se habfa destacado en las novelas de Lamborghini, Barnet o saer no se puede invertir, la fìcción se sirve de todos los registros que encuentra, crea todos los órdenes que puede, pero Ia crítica se limita al orden de la palabra bruta. Rosa es perfectamente consciente de esto cuando analiza à los demás, pese a las críticas de Ludmer, y precisa claramente sus distanciar ron ål empleo excesivo de los modelos franceses: El inconsciente considerado como un lenguaje (Freud-Lacan), el ,fondo' de la obra considerado como un vacfo (el silencio: Mallarmé-Blanchot), o el .contenido' como metáfora de la ausencia (Barthes) nos liberan de la teniación realista, pero pueden conducirnos premura, por incomprensión, por renunciamien-

to-

-poruna derisión ðe la escrituru qu" a la 'agramaticalidad',

encanta en el peligro de la pura 'foné' (LL 2:5).

r"

solaza

y

se

4. Babel, revista de libros (1989-1991) Babel se propone decir "todo sobre los libros que nadie puede comprar',, como afìrma irónicamente su portada tabloide, distanciándose del mercado omnipotente. Es nuevamente una revista de reseñas, y su objeto es el mismo que el de la revista de los setenta: el texto, y más particularmente, el texto literario, aunque varias rúbricas se ocupen de otros libros, y en ellas, otro discurso, más ansioso de eficacia polftica, se abra paso gradualmente. La literatura de la que hablan estos reseñis[as es exactamente la misma que les interesaba a los redactores de los libros: aquella que niega

¡t "l¿ crftica es sobre todo cre¿ción de un-lenguaje y ese lenguaje, según mi opinión, debe acerca¡se.lo más posib.le a la d_enotación [...] destruir la retðricä,'perã no erigir uná

antirretórica, sino una anetórica" (LL 9t5).

326

Wouter Bosteels y Luz Rodr(guez Corranza

el se.ntido único, y elimina a su artffice: el autor autoritario, et ''narrador omnipotente "que todo lo sabe porque todo lo ve,, (B 9:lg¡-íz-La metáfora del texto Los ribros, .como iacro. que destac".o. ampliamente- Perlongher "n apunta explica que la labor poetica Jeap4rece "a

la médula del sentido, de ros sentidos codificados, instituidos. Hasta dónde llega el vaciamiento, en qué vacuola resplandece.t ua"fo,;ln õ,ãsl. Uro metáfora adquiere sin embargo.aquf impiicaciones .o"r*rir"r,'iàrqu, tu necesaria destrucción der signifiðado incruyê no soramente la identidad unívoca de un autor, sino también la aceptación inaisp"ns"uiui"ii".i.rto

referencial en que se ha convertido ra Argentina en 1990.13 EI vacfo enlaza aquf con una nueva metáfora necesaria: ra der orvido. La literatura que interesa es la que no se. engaña; ra que admite escribir desde Ia nada y para nada, estimulando el orvido y no la memoria, tanto de la historia ofìcial como de las otras.máquinas inte.p.etativas.,,La única verdad es el relato", es el títuro paródico-de la reseda que escribe Héctor Schmucler sobre la novela de perón, de Tomás Eloy i\4artínezro: La Argentina es un país de relatos. pero de relatos que preceden a ra historia, que la hacen. paÍs sin mitos rundadores, sin pasado para recordar, sin rugar de regreso' construve oefmanentemente su realidad. cádu di" .r pui, p"r"." .on_ cluir; cada dfa sde inventa. Los argentino, oir"a"n permanentemente una sensación d.e naufragio y por eso mismi er orvido se ensaña con particurar rigor. Es imposible recordar en er corazón- catástrofes cotidianas y seguir -acumular sin enloquecer o, at menos, sin una ,.nr."iãn-inrop;;i;'d" ridfculo. :,:i:"99 El olvido nos salva del ridículo qO ó:Zg¡.

Los escritores que interesan son, además, aqueilos que no pretenden comunicar: aquellos que, como Mishima, í.,un .ornpr*ndido que no hay ¡2

El objeto

Sade

327

mensaje posibre (B 9:1_4)' y que es la escritura der texto ro que rogra la mayor- riqueza de significados. publican el texto de Barthes, ,,ïariaciones sobre la escritura", ataca¡do. una vez más la pretension Je-1" truiilpär.n.¡u de los signos: "Esramos habituados, en virtuä d, ro; ;uror;s äJräcraticos (tal vez cristianos) a considerar espontáneamente ra un bien. absoluto' un progreso' como si fuese un. progreso ";";i*;i¿n".ã*o apranar el signo escrito (voruminoso en er-pictograma y er ideogiamã)" @'g:42). Èr uuto,

sigue bien muerto: escribir no es

,na

brísqu-eda

¿" i¿.",iaãä, -sino

ra "disección de los sucesos para perderse en er dereite ¿" .r¡ i".."ürào,, (B 1l:8); se construye una maquera, no un reflejo a" ro r""i.ioî tiuro. favoritos de Babel se destacan claramente en "Eilibro ¿"1 que abre cada ejemprar de la revisla.r5 Reaparece en ","."Jã.rÍbrica elra un escritor dilecto de Los libros, osvardo Lamborghini '-" qui"i ,.-rr'àåi.u r,

rúbrica principar de ra revista, "Er ribrõ der mes" .n

ju"io;;

"rn-

En los textos de Saer e]i39as9 de las máquinas ínterpretadvas ,,es la maþria misma

de toda la novela' (B 4:5). porque hay c.r"nciå-ä" .onr^uulación de coincidencias, nu¿or-ã.

,.nitdð'ffi;, y ;iJîlrïlîl"¿" .""

op"cás indJte;;iraciones,, ffiJr, "*renrros, quien. habra cread.o en-I8g0 "la conciencia det vacfo,, vuerve a ser evocado ^^- fl.!1li:"r, con ruerza en un "dossier" (B:22-29),

quãäánrt"t" que en ra acruaridad el desierto ha sido logrado Dor rÍes "qrryesg.i "_1!."i.1 pararerosl lor-un" p"it., el ¿e ra iesiruJåion y .t fracaso de aqueilds rextos aúroritalor .i*îrãiä" iå n"i'r,o;", en segundo lugar, la elimina_ ción en la prácrica' como en et sigro x'ä,'ãei"i'iü"T*ri.nres: el desierro que nos rodea es el de los cuerDos muürados y õurtados'delàï¿.r"p"r*i¿"s, de los que Ba'berdecide no hablar, cuesrionândo ra ou.c.ti¿a¿ ¿e-;ã*,iråTö,,"Jrå ros setenra y ochenta lava¡on Ias manos de sus conciencias hablando, p".io-t*nãä äË-es."ineiaut., (B 10:45). El dãsierto es, frnalmente, el del exilio. resresaron y, aJ haber peidido la creencia en los relatos nacionales encontraron solame,ntc el vacfo. ra l¡ frase parodia la repetida expresión de perón, ,,la rjnica verdad es la realidad',

.',:::l!1t!ilf*j'ä Ëî"

ìqgg_

preocupado por ra performatividad de ros estereotipor,"aru formación donde la lengua hace ofr su poder, su formidabre facurtad ¿.-ã..ir-i,....', (B 9:a-5). . 'l9l estereotipo se inscribe sobre un cuerpo", afirma paurs: ,,siguiendo a Nietzsche, que a menudo lo visita, en Lamborghini todo es (B 9:5). La metáfora del texto como organismo "u.rpo'r" lívo, anteriorr6,_permire expresar también en téiminos "o.r"ratiua ¿" so'ri iil"l, ¿." l, esc-ritura. Hay que evitar ras expricaciones referencialãr, "r t" ,riåii¿entiRcadora que produjo monstruos que hay que rograr olvidar con una minuciosa tarea de vaciamielto, y. rog.ar "imágeneJperdurabres,, que tiansmiran la vida, inmediata. Los picrogramas bãrthesianos lque cuäinoxi.n , habfa descubierto en ros graffiti) permiten conocer de otra manera, a través del placer' "Er conocimiento no es en nada superior .l gàr;,

15 Esta rúbrica incruve generalmente un fragmento der libro destacedo y uno o dos arrfculos. Es inreresanre'enuherar ros autores-f iàî G^ombrowicz (pauls, Di paola); Saer (Ctúf"", pá"irl, !.rti..gri .r¡n¿.ä-îËãrír-úLin.rl; .

i".î["i],y."'xfl|:,ín"'Íi"*.¡,¡à*"ï'¡'iil'ï'JDii"çä"'¿iåiiiii'l1"¿l'ffi i ç:'ç':rìr,r¿ö'ic'á"-,äå,tËiJ$jç:iiisà"f","î,å3s"fl ?',trîïfo Í''j?l (Pauts, Feiting); Gueber (Link, paurs); í""dik;;; cil"?.ì¡ií'rãöiliiêüll] pérez r.:rgo); 'i¡¡¡ \eu¡ç¡q' ¡..rá.,', Aira (pauti, Feíling); Si"t.i¿¡ì

16

icr"riJii., Aurái,iri.

L¿ escritura es de naturaleza "gerundiar",

dice_

oubiña, quien

para describir su autonomfa invierte la siniaxis:."procesoãe titjr.tuåã.ion de una escriturå,,, -ö-ii,å):o bien ,literaque no es orra. cosâ que el mero funcionamienro ¿o I" lura Ëiä.r .o.o un poema adquiere "un sentido no fijo, no defìnitivã, no"..ãiu." endurecido en una inmovilidad mineral, sino vivienre como un

org-il-o;6-i i;ij.-'

328

Wouter Bosteels

I

Luz Rodrlguez Carranza

El objeto

que el sentido común ro crea asf".r? se trata de ,,despojar a ra literatura de sus armas

de persuasión

*á, puþn;;],

-

parten de ra coníicción de que

"la rengua, sus fìguras, la retórica que no esguiva la metáfora ni ru aonr,rucción sirven a ese perverso y deseable fin de la escritura: la seducción. er. ¿.tiÀ f...1 resulta de un merodeo al vértigo, el Oe circuia, por-ïnu ,onu .cercano fronreriza, donde la crftica es y no (B g:5). ",lujü.rutura,, Es y no es. La posición äel joven crriico es difícil, y Mayer se lo recuerda' También los redactores de r¿s ribros se preocupaban por las relaciones entre crítica.y ficción, y r.u Nicolás Rosa quien

se encargaba de precisar.los.límites, aunque "*n.es Josefina Ludmer consideraba que en Crttica y signi,frcación Rosa no lts respeta e insistía en la denota1990 Mayer considera que los¡Jurnrs tienen a su favor ,,la rara :i9.": .El felicidad de no haber aspirado ror enuuiot g:5). estrucruraristas,,

(B

Gra-

*d"Hìïü?:i:;:to,q:[ì:ï]fiï,r,_.,ï;i:'ïJi:t,,.iåïli:**]1":JåH:,f; Rfos, es la eihibición altisonanre y mecànici ,,su

i. iri p.o"øimienros, y omnfmoda deaúr*õlü#.Ëa cra¡ice Lispectoi, en cambio, ,,el ,¡ aceptación de ra vida rar cuar es i. -o-r^liã.riiääiäliåi ["'] por un individùo oue'hasta " "'-.t_o entonces sóIo rrabfa prùido

capacidad para producir efectos entendimienro sê loera

relacionarse con ella clasificánffinda en .de¡cripciones de esie pracer üion"sri¿u¿ de quien no ensaña a lo iiir¿1. Femando sãva[er se eritusiasma sotar [...] No la lasrremos con

dola" (t3: 16). Er artrcúlo ¿e.cor¡en-sõùiJñåioi sin explicaciones: "comf --{ice. la nitr"ão-ri5.ãn que come. comf ra comida aquella y no su nãruiãï í.r g.s; ?:.^!!!!!Mr, de S.a]sari, pórqu" seriøãd siempre piiiJ",i"

f*'lrrì;å*,

f;,i'ri,ff.'#ÍiJ"'räiiii#ta @'

".*:yå:iriundera

l),

prejuicios que ven a ra,academia como

_

El crÍtico joven quiere..tam!i{n escrib.ir, y participar del juego libre y crearivo oet tengua¡e.'ée'escriben en primera persona reseñas: cada æxto reflexiona sobre otro, pero haciénãoio habla bmbién, de soslayo, de sf mismo, describiendo su propia u.tiuiaaáôî;,."d;;;;.*ä"Tïir r.o_ zos, evitando definirse e intercambiando frecuentemente ros rores: los aurores se desrizan sin conflicto der paper de crítico ur o, .r.¡tåi'y vice_ versa, como puede verse craramente en ,,Er ribro dei ,..if'.,i¡ri.u, además' en la cual ros "textos" analizaoos son frecuentemente rcxtos críticosrs' Er pracer der-texto rr u;; d";r* principales preocupaciones. Estos crfricos, comenra Marcos rt¡.vrt r.reñar ei tiuro'cooiJinaoo por Graciela Montaldo, "r

'i't

i;

ñ;;üiËereza

es

Eco (B'5), Ludmer (8.6), Barthes (8.7), Montaldo e.a; (B.B);

329

ciela lr4ontaldo, en "Algunas ideas sobre la crftica!, insiste en eiiminar.ros

urrinronär"tu. ,,i¿*icas,,

y renunciar a las tradiciones genéricar p"ou qu. ra escritura r,uur, a"'urgo la vida conociéndose a sf m]sma q;; modo qu"a"rr, *urto bajo el brillo del artificio,, @ 13:16),

;J;ro

Sade

froductora-;;-;;';;çti.o,

y especializados, en "disorver dicotomfas aåt tipo .academia versus literatu_ ra', o 'crfricos frente a escritores', en favor di una miradã;;il binariu, más personar, capaz de poner en i¡n mismo à"-goJJruî"ä..¡,oua

, escritores, crfticos y lectores,' @ lZ:20). "i""r El límite con la !,literatura,,, sin emb.argo, aunque imperceptible, exisre, y no se puede rransgredir. Es, también,-ei rf;iËì;;'r;.'pärmite

u los jóvenes tomar'distancias y runi"n..-su equilibrio con la õrftica de otros intelectuales. El precio el el parricidio de la revist¿_ de -el rlnico¡"rpiãi.u,'ïi.om, aquel que ejerce la escritura de manera demasiado

Rosa, con sus propuestas de discurso "autónomo,, ,n ,.lucion r diaiógica,, con el objeto literario y e.n su "mismo rango de ficcionaridad',. Fernando Muraf, reseñando Los-furgores a"l similoiìo ,,estérica 7:17),

araca ra @ de la escritura crítica", y la "crftica como una de ras bellas artes,,de Rosa' Aparentemente se trata sóro de una cuestión o. rangu^.i.,-aorno lo señataba en 1970 Josefina Ludmer, pero hay *ãr.-ïJl,iå i.opon. Montaldo ahora es una miradapersioiat que no"rgo es, de ninguna manera, la del "auror", sino la de una f,rgura nueva que viene;;;rpi;;;rlo: el lector, que juega sin imponers", qu" escribe ensayos y no teorras, recturas fue.*3ntuaus, inrerprelaciones *,:rtipt* de textos que pierden todo sentido único. Para pabro Bari, quien reseña un libro å, iorrnnã iiàrrr'r, hay. en el trabajo de Ludmer un "l!1n de operacion.r, * pt"gruñl'const¡tuido a partir de sus alcances manifiestos en ta propuer" ¿rîã"rìrucción de un contexto aparato (subjetivo, necesãriámente subjetivo) para -un dejar leer lo q9-e se quiere reer--para desarroilar otra tristória', qiuio¡. Ludmer usa a wittgenstein para enìnciar ros problemas de ra crftica, y "escribe en primera persona para decir que noiexiste la crftica ob;etiva,,. I-a crítica es pe.rspectiva personal e intransferible, construccion-siu;etiva de un contexto "para dejar_leer Io que se quiere leer'. Ludmer, aianaliza, el género gauchesco, escribe ømbi-én sobie Lamborghini; puuL, ui r,uuru, de este escritor algunos meses más tarde, no puede ñiur'ra yuiLposicion

de las dos escrituras.2o

,

te

El género gauchesco, un tratado sobre la natria, pnner texto crítico que recibe los -"El libro del mes,' en Babel p O::i.'-

, honores de

20 "sin duda es un confabulado azas que'Novelas.y cueúos aparczcacerca en er tiempo de El género gauchesco/IJn tratado_ soire ¡" i*;í,, ese grarì ribro en er que Josefina Ludmer (Babel n'6) escribe sobre l:mborgÀr,i y-ióuii-ri r.;s;_; iäurå ìi"r"y, ,i r. ecuación lengua-rev formaliza un universar fitér"tiä,-.oro.sugieîe I-ú¿,no ,n-ru tot^¿o, osvardo t-amborghini, que nunca a"¡o og-p.îeir".i .",o demuestra por qué, al leerro,

l¡rerarura parece rocar un fundamenrõ de /a'rirêratura, ro que Ia

t,.õ" p,írìurËlìJqu,

su

.rgu*

330

Wouter Bosteels y Luz Rodr[guez Carranza

La relación entre esta reseña sobre el ribro de Ludmer y las discretas tomas de posición de Montardo es evidente. "un crítico o un escritor,, --dice ésta- "es un lector que ar escribir deja que se muevan todas ras palabras en su cabeza o en.sus manos", porque "no parece ser posibre hacer crftica sin activar un circuito de te*tås" y aonrtrui. ,'un sentido qu. no necesariamente tiene que ser sobre er texto que critica,'. Se trata de "una.intervención", "menos en su sentido quirúrjico que en parte" o partido por argo y exponerse po, .ilo" "rì"',,tor". La ureã es ra ¿e proponer relaciones, pasearse entre los textos, riui¿i. escoger y elaborar una perspectiva propia. No hay autor dueño de un sentido definitivo: ra nueva instancia sacralizada es.er iujeto-recrcrbenjaminiano, pr"r"n.ìu ãr.ilu¿oru en todos los ensayos riopratenses.ce prinðipios de r'os'90. E;;r-r¡.ro r" explaya en Babel a través de rúbricas como ,,Historias de Vidãì,, 1,,un texto o un documento que implica una colaboración que inuJucru ul investigador y al sujeto" (g 6:tb)), y endossiers que reivindican ra perspectiva personal y el ensayismo: "Áutobiograffas: rà tentación de expricarse a.sí mismo" (B 7) y "urtimas funciones-der ensayo,' tg ti).-E* r..to, puede ser marginal la fìgura del "looser" un^ á. L.-rruori_ -de hecho, tas- pero tiene capacidad de elección, interviene, ",,on.," pr.rião y ," expone' como dice Montardo, asumiendo su propio destino no ao,no un, faølidad, sino como una opción permanente. . . Aunque repudie los "comprômisos" como la estafa de ra que siguen viviendo los intelectuares de ra generación anterior, y aunque ',Ë.gu o. ,u práctica una escritura", er crítico-rector de Baber no otui¿a en-ningún momento que está erigiendo y derrniéndose, y esto re permite trabã¡ar armónicamente con los "activos',, los que .igu.n p.;;";;;d;se por incidir --democráticamente, ahora- en ra sociedad. Firósofos, sociórogos y politicólogos escriben también enra revisra, sin que r. r¿ui.rù ¿ìmasia_ do la distancia que existe entre la rúbrica de "El ti^¡ro ¿ei *es' , ü-rritorio de.la escritura "que no sirve para nada", y ros "Dossirrr; qu. åùîan u ro más granado de ros ensayistas porteñoa torno a /os temas importantes: B-eniamin (B

4), sarmiento (85), viena "n fin d" sisi;1B

(B 10), entre orros. O Sade.

åi".i'Jå"ir*"

EI objeto

Sade

331

5. "Y cada tanto, Sade" Asf se intitula el artlculo de Germán Leopoldo Garcfa en el dossier de Babel sobre eldivino Marqués. Garcfa redactor qu,,.ìnr.r.." "iúni"o aún por recordar lo que significó Sade "r a fìnes de los sesenå: sade, en ese momento, era lo-que decran de sus libros gente como Blanchot, Klossowski, sollers, Barthes [...] sade e¡ara escritura---.e,so decfamos- ra imposibilidad referenciar y ra porencia combinaroria, p"ro iurïiJi era un "subversivo", alguien que sumaba su voz. (B 19:25) Sade era entonces el "desencadenamiento" y la liberød2r y, efectivamente, llegaba a través de la fascinación por ros crfticos fr"ncerås. oe Èarnes 1972) se reromaba ra deconstrucción de las fìguras de la retórica

11910,

de

la concepción f.r!:,.y (1961), el

del texto como generador ãe placer; de Bataille erotismo que sacraliza el horrór y muestra,t lttat para aceptar la lucha entre la razón y el deseo. Del Barco analizaba la obrå de Bataille en los términos que recuerda Gårcfa: afirmando que se inscribe enia rrn.a nietzscheana de lo dionisfaco, rechazando el "sistlma" hegeliano, iu" ".n su punto final era la conciliación entre elconcepto y el ser-" @Ló:i+-ts). El "concepto" es la ideologfa burguesa, "y las fuärz"r qua ,a .onuo.ao contra ella son la revolución, la escritura, el erotismo' (ibid). La relaciór con sade se efectúa en er_ único ensayo sobre ér de Los iibror, escritc umbién es casual- por el mismo Del Barco quien comparz -y no explícitamente al Marqués con Marx: La. destn¡cción que

del texto

[".]

Marx propone a nivel de estructuras, Sade ra reariza a nive

La comparación entre sade y Marx se impone. nruår,

un,

sóciedad alienada hasta las rafces, organizan la destrucciån, "n niegan a rodo deber ser, descubren, por debajo de las apariencías, "¡..."n.i'odio, pordebajo

,. de

2r sade estaba "en el airc del tiempo" para todos, y no sólo para la izquie¡da, Er Primera plana su oresencia era arro[ádorá ya en t96b, cr*åå i^ ì."ìrã'loi.nt"¡, fascinada gt ¡r,1qatl$aae, ¿ã.p.tur rù.irr,-;;"fi";iil þatrar del enfrcntamiento enrre e

extremo y hedónico individualismoìet arquetfpico sade [...]y ta uiðpi;;;*iõó;imiginã. da por el personaje Marat" (pp 179:74) o'cuañdo se tradìcó'el prOfågo je À*liinJr" antología de.s.ade,."er espíritu. más ri6re que hasra úy ñãú Ai;rtã;;ipirìiöliu. . un, algunos análisis del discurso le..priqerg Þlana, puúé verie Rodrfguer'Cìnanä tlgg¡) (!l-!s)' En Francia, ra "moda sade" alóairzó su punro curminante conJ., ou^ !t9lJ) ¿, Baraiile (1961), tlrv (1965), r-acan (1966), Klossowski (i96?), a catqliio tz'ilìrquis a, sade, en Aix en provence (1968), aarthei "'"' y

p*

su desaparición. Aconsejo (no está de más, espero)

vez una chispa, de esas dos espadas

reerjuntos los dos ribros: algo sardrá, tar

,otitørrl.;iá'õ,ii

l

ipzo¡ s"ìàii

Ìiízjl.-"'-''"

*

332

..

Wouter Bosteels y Luz Rodr{guez Carranza la Razón de la sociedad burguesa, el burbo negro de la sinrazón más despiadada, ambos descubren el crimen y la tortura ¿e

uña

socieã.J.íÀi"ii-iu-j,ril

Lo subversivo de ra obra sadiana era, para Der Barco, la imposibiridad de leerlo y de dehnirlo porque su obra nð propon, referenrcs exteriores sino que en el espacio autónomo de la-esiritura. En er texto, .existe el Marqués establece un nuevo orden, er "mecanismo de lo i*^ginriio;, q"" inrtitucionaliza lo impensabre, que se libera en las parabras y en sus relaciones. Esta maquinaria se independiza compretamente del autor, quien desapare-

ce, mero conducto a través der cual irrumpe er enigma.

ia .scriirra

¿.

Sade^es intolerable, porque signifìca la destiucción dJ ros fundamentos, de

la referencialidad burguesa, de la duaridad etnocéntrica, del Bien y erMar. La obra es el monstruo,.ruptura y posibilidad de un mundo

.ornf

täo*"n,"

nuevo, fuera de los límites de lã iepresentatividad admitida,?i Þrro no ., un peligro que aparece de una sola vez: es un perigro latente, una bomba de tiempo descontrolada que puede ponerse en actividad en cada lectura, cada v:z que un irresponsable la dãscubra y ra actuarice. como lo dice Rosa (cfr. supra), el erotismo y la pornogrrifu .on imposibles ã" .on,rolar, porque se inscriben en la conciencia del lector (LL j,tr. --' "Se lefa entonces el atåque al sistema", dice García, pero ,,la subversión vino desde donde nadie la esperaba y er ilamado t.rrorimo de Estado hizo retornar el referente excluidô por li "escritura,, (B l9:25), La ,,escritura,, no había excluido ese referente, aún poco visible en Argentina, en todo su horror, en la lógica de aquellos años. Sade hablaba ae -un impånsable que se actualizó durante el proceso: el de la insondable monstruoiidad del ser humano. veinte años más tarde resulta aún necesario, por lo visto, hablar del_Marqués e interpretarlo, vare decir, controlar una vez más ,u i..trru. Babel compone un dossi¿r con "artfculos importados de la misma Francia y- textos de fabricación vernácula". Los "vernáculos', que escriben en el dossier han impuesto orra bibliografía después del retoino del referenre: la presencia de la escuela de Frankfort es airolladora :-más precisarnente, la de Horkheimer y Adorno- y sirve para expricar que sade no es revolucionario, y que su obra no impricä una superación der iruminismo

El objeto

Sade

333

gozante" de Sade coincide con el "objeto patológico" excluião por Kant, y que no es más que el desenmascaramiento de la equfvoca ',autoconserva_ ción" kantiana. Y cita la Dialéctica del iluminismo: Los conceptos de Kant son equfvocos. La razón, como yo trascendental supraindividual implica la idea de una libre convivencia de los hombres en la cualéstos logren constituirse como sujeto universal y superar la discordia entre razón pura y razón empírica en la consciente solidaridad del todo... pero al mismo tiempo la razón representa la instancia del pensamiento calcurador, que organiza el mundo para los fines de la autoconservación y no conocc otra función que no sea la de la preparación del objeto puru

de mero contenido sensible,

"onu"rtirlo, en mareria de usufructo [...] la obra del Marqués de sade muestra el intelecto sin la guía del otro, es decir, al sujeto burgués liberado de la tutela (B 19:25). Sade desnuda la hcción jurfdica de la Razón y de ra Revolución francesa, dice Grüner, quien umbién estructura su artfculo sobre Dialéc tica del iluminismo, y sobre textos de Hanna Arendt23: entre los "derechos naturales" está el de imponer el propio poder, porque "No hay Ley universal, sino "universalización" (por la fuerza) de leyes (de los) particulares,' @ 19:27), La utopfa negativa de Sade conduce, metaffsicamente, a un proyecto de desorganización de la nación, de la sociedad, del gobierno, en nombre del Crimen: asumirla como un proyecto polftico ha conducido a una suerte de anarquismo estetizante absurdo. "Lo cual,' el -agrega articulista- "no es ni malo ni bueno (desde una perspectiva estrictamente literaria yo creo que es más bien bueno) salvo que se pretenda fundar sobre ella una polftica" (ibfd.). Sólo la "orfandad teórica actual" explica

que se pueda posmodernizar al Marqués, hacer de él un deconstruccionista político que propone el mero desorden o el azar. El orden del goce de los sadianos es estrict¿mente interior, "egofsta" y esto imposibiliu cualquier sumisión a un deseo colectivo: "por eso Sade no puede ser un 'revolucio-

nario', pero tampoco un 'fascista' a la Passolini" (ibíd.). Los pocos textos del dossier que analizan la actividad polftica de Sade

la presentan como absolutåmente opuesta al {esorden: sólo se destaca su preocupación por la educación pública y su oposición a la pena de muerte,

burgués. Garcfa indica que "la explotación dei cuerpo como sustancia 22

"sabemos ahora.que existe u-n espacio propiamenle textuar, y que los texlos no replesentan nada [.,.] la escritura fuera'de la'reiresentación ta í"Ër.ii¿ì'ra äcel, la persecución, el silencio: teer a sade ef, para ta sdiøi¿ ärüãr'iuJu o. ,u, ' lfmites. Y' esro ha sido y es, por esenciá,'lo protriUi¿t-,; (LL 5:

J"ri""i.r",

l3).

:3 l-os ensayistas de Babel no se molesta¡¡ demasiado en proporcionar referencias, y las bibliografías brillan por su ausencia. Tampoco se precisa de qué obras origina.les proviênen los textos de Jean-Jacques Brochier o Alain Robbe Grillet ni rc proporciona el tftuto original de una edición cordobesa de Michel Foucault (El lenguoje al infnito, I¿s ediciones de Diana, Córdoba, 1986). En el caso de Robbe Grillet, se efectúa uri mosaico sin refcrencias a páginas ni capltulos, revista disimula muy bien sus relaciones con la academia.



334

Wouter Bosteeß y Lu7 Rodr[guez Carranza

actitudes democráticas, y razonabres si las hay.2a oscar der Barco habfa señalado, s.in,embargo, que el lrearismo' de sade no era er verdadero problema: Io insoportabrs no era su relación

t",

inrtì;";il;, ;ì"r;

denuncia más o menos democrática ¿el reiror,"on sino el hecho de mostrar lo "no representable": ro prohibido. para Grüner, aparentemente, no hay ningún problema: el de sade.es.un.proyecto excrusivamente esúiico y de ninguna. manera polftico, vale decii, .atri.t"rn"nte personal. Es por ello que el dossi¿r se inicia rindiéndole un homenaje Iiierario, toa"u"i"nao texros cuidadosamente sereccionado. ¿" -ahf siguen diciendo lo mismo más o menos- que Blanchot, Brochier recuer-poco da la frase de Apollinai¡s fue el e$fritu más Iibre que hasta hoy haya. existido"- pero ya -"g¿d.s no se habra de rtiu.^, ni ¿e revoiu.iän, ni o" utiÌidad polftica. Robbe Grillet orden y su doble,,- Ilama la atención sobre el hecho de.que este "enemigo.Jeãlarudo ¿. ru, ,.gìä, estautecidas" esruviera "obsesión"q.o.p-of ra imfr"riosa necesidad de ciear disciprinas, instituciones, estatutos" q-B r9:22¡. p".o su sueño se consuma en un texto, en una creación solitaria, como la del erotómano, y pra" e*"lusiua_

I ;'r.*à":Å;*;

sf-

-"El

mente por las palabras: "todas las relacione,

in..rtuãra!ì. ó^*o.r,

complejidades sólo pueden e.xplìcarse por las.,palaUras,, [.. la

J i^Uã*o, qu" escritu.ra según ra definicìón daaå poi Barthes es precisamente una intervención ejercidâ sobre el t"neurj;,I(B ig,ZZ). Como hemos visto en Lo.s tløros, para Schmucler, como para Del Barco, Sade escritura- riene un poã", inr"nro, .ì'¿" o"nJgìedir er -ra que se adjudica la ,e.osìmiritud sistema de la representación, .existente obligando a las parabras a';presentar" lo otro, ro prohibido. En r99r el lenguaje estético, la esc,ritura, ya no asusta ã nadie, y no hace larlo' El orden que se instaura es absorutamente personal: falta controel erotismo es un gesto solirario y gratuito.2i El solìtario es admitido, y prrO.lugur rin molestar y sin que se Io moreste: pero no se admite rquista. Fer¡er explica esta distinció ^ío^orot,"-ìl À con tei¡athan, defìniendo ^n al soritario como un "entomórogo afìcionado, un observador curioso ¿"t-n'uiì.orio

El objeto

Sade

335

urbano" (B 19:23).26 Esta figura del observador, del paseante solitario es la bisagra con el discurso que integra a walter Benjamin para la crftica, el marco teórico que legitimiza a este sujeto que como sade "ha terminado con la minoridad que, en palabras de Kant, 'es la incapacidad de valerse del propio intelecro sin la guía del otro" (B 19:25). El joven crftico es adulto y, entre la escritura y la lectura desde los márgenes, puede ejercer una visión transversal. Ese es su espacio, el de su mirada. pero lo cólectivo no le corresponde: es la tarea de aquellos que no juegan con bombas de tiempo, los que quieren y pueden construir el Estado, y que en l99l no se molestan siquiera en ocuparse de los "estructuralislas" o de los "posmodernos". Cabe preguntarse, sin embargo, por gué, si el espacio de la escritura

y el del

desorden están delimiudos, y si los soritarios son cirujas con computadora, "loosers" y marginales que no tienen otro espacio que el de la errancia, cultivando cándidamente su escritura, resulta aún neceìario un dossier milítante ése es el adjetivo que conviene- que "ponga -porquede sade. El desorden, en su lugar" al Marqués la destrucción, la violencia, el "vale todo", son una realidad cotidiana que ningún "activo" puede ignorar, y que no es patrimonio exclusivo del sujeto burgués. El "amoral", el anárquico "desencadenado" está en todos los niveles sociales y escapa a todo control. El oscuro reverso de la trama, el "objeto patológico" de Kant, es hoy un anti-Tlön, un agujero negro que no puede ser pensado: el ser humano, el monstruo, Gregorio samsa. Efectivamente, a la "orfandad teórica" actual que intenta desesperadamente salvar la Razón a través de la ética de un sujeto post-kantiano, este monstruo se le escapa, pero serfa hora de que se lo "pensara", ] de que se buscaran los elemenlos comunes entre la "estética" pictogramas, las muñecas descuarti-los zadas de '62- la "realidad" torturadores- y nosotros mismos. Las -los palabras y la escritura, desde luego, no alcanzan. En 1970 oscar Del Barco, sin embargo, se atrevió a darle un nombre a Behemoth -el "obje_ ¡e $¿ds'- e intentó describirlo:

el 24

"Y no pude encontrar a.l monstruo" decrara Néstor Sirva, ,,encontré aJ hombre pronuncia por la igualdad oe aerechos y liu*.iär'p-rä I. mujer y er hombre, que que se defiende la educación para todos u::ygl.r, p,luii."r, qr.iiå r,n, un un gesto de indiferencia más parecido al amo¡ que a orre "n cosa, di la Jn"*igo, y no firma ninguna sentencia "rp"läi"ïui ltrr:-d:.1:r-iÏtruhenros resares para.oniur*ìui.îeir"" No pãdemos evitar re r9:26), varicinaion, ,,aeÁocráíicoi-in¿ulro

i

ffl#Ji:r.r,Íì,åll"rl*t

quizas inconscËn"temenre, el

debajo del muñeco-hombre, el ñrego, la posibilidad del fuego, el 'itodo es posible". [...] En otras palabras, ei objeto sáde puede resumirse en la terrible visibilidad de lo invisible". (LL 5:13).

¿"

erorismo no ges.." 1iño;, e1 un puro movimienro del esplritu, un puro movimiento ^-^_i'^:.1que, como er seductor creådor xl.,r.eaÄrJ, jäíi'i"",iTà"_ ,i,, dejar trazos,' (B l9:25).

ái;;;ü'; ;;;ãä;:

mecanismo de lo inraginario que da al hombre la monstruosa fuerza del desencadenamiento [...] el objeto sade es ro que esta sociedad ha ocultado y oculta como el secreto de los se_cretos, el puntò negro de sf misma t...1 poi

..2ó."læviathan reconoce, entre sus. súbditos, dos aberraciones morales intolerables: el

solitario, quien no necesita de la sociedad para existir por haberla u*puioão ã"-.r, y

amoral,quiennopretendemejorarlavidacomunita¡iasinoagravarsujmales;'rnß:ílf."t

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