El nacionalismo mediático en el Japón contemporáneo: Ídolos, representación nacional e ideales de género

May 22, 2017 | Autor: Y. Mandujano-Salazar | Categoría: Gender Studies, Nationalism, Japan, Japanese Popular Culture, Japanese Mass Media
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Descripción

The Scientific Journal of Humanistic Studies

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Anthropology

Yunuen Ysela Mandujano-Salazar1 El nacionalismo mediático en el Japón contemporáneo: Ídolos, representación nacional e ideales de género Abstract Bearing in mind the socioeconomic context of Japan during the last decades, the present article offers a reading of the dominant discourses found in the media narratives surrounding two Japanese pop idol groups promoted, by media and the government, as ‘national ambassadors’. Working upon the notion of banal nationalism and by means of a comprehensive interpretative analysis of Japanese media contents focused on two study cases, it is argued the presence of a strong ideological campaign intended to restore the national identity discourse that had been dominant during the economic miracle and that has a strong link with gender discourses of post-war paternalist society. Keywords: Japan, nationalism, media, national identity, gender discourses Introducción2 Japón es un país cuya historia duranteel último siglo y medio ha estado definida por diversos movimientos nacionalistas que han surgido como respuesta a los retos específicos enfrentados en cada momento histórico: desde el nacionalismo militar con fines expansionistasque lo llevó a múltiples guerras en el Pacífico— derivando en su derrota en la Segunda Guerra Mundial—pasando por el nacionalismo cultural de la época del milagro económico conocido como nihonjinron, hasta las recientescorrientes de

neo-nacionalismo político y el denominado nacionalismo petitentre los jóvenes.3 En el presente artículo se discute una nueva tendencia nacionalista que se ha percibido en los medios de comunicación japoneses durante la última década y, con particular intensidad, luego de los desastres relacionados al Gran Terremoto del Noreste de Japón en 2011. Considerando el discurso sobre la identidad nacional que se había establecido a través del nihonjinron, los modelos de feminidad y

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Para un análisis de la evolución y características del nacionalismo militar de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, véase Gordon (2003), Iida (2002), Jansen (2002). El neo-nacionalismo o nuevo nacionalismo se refiere a la corriente política que busca, entre otras cosas, la modificación de la constitución para permitir la restauración de los derechos de Japón a mantener fuerzas militares; véase Matthews (2003), Suh (2005). Nacionalismo petites el término con el que se conoce a la corriente de patriotismo—a veces volviéndose xenofóbico—entre algunos jóvenes a través, principalmente, de expresiones culturales; véase Kayama (2002).

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Doctora en Ciencias Sociales y Maestra en Estudios de Asia y África Especialidad Japón. Líneas de investigación: Discursos mediáticos dominantes y problemáticas socioculturales del Japón contemporáneo. Actualmente realiza una estancia posdoctoral apoyada por el CONACyT adscrita al Departamento de Estudios del Pacífico. Contacto: [email protected] 2 Nota: Todas las traducciones de citas originales en inglés y japonés al español presentadas dentro de este texto son de la autora.

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The Scientific Journal of Humanistic Studies masculinidad dominantes en la época del milagro económico, así como el contexto socioeconómico japonés del último cuarto de siglo, se discuten los resultados de un extenso análisis interpretativo de contenidos mediáticos japoneses centrados en dos casos de estudio. Haciendo uso de los postulados del nacionalismo banal desarrollados por Michael Billig, se argumenta la presencia de una corriente nacionalista en los medios japoneses en donde, a través de ‘banderas’de las ideologías de posguerra expuestas en los contenidos dirigidos particularmente a las generaciones jóvenes, se busca reestablecer el discurso del nihonjinron y promover papeles de género conservadores que restauren las características de la sociedad que alcanzó el éxito luego de la guerra.

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masculinidadque, a su vez,establecerían los cursos de vida socialmente deseables para la mujer yel varón japonesesdel resto del siglo XX. Estos se vieron representados por la office lady u OL—la joven y soltera empleada en el área de servicios y apoyo de una empresa—la sengyōshufu—ama de casa de tiempo completo— yel salaryman—el hombre asalariado. El salaryman, fue considerado el motor y el símbolo de la recuperación económica de la posguerra. Típicamente, su carrera comenzaba tan pronto se graduaba de la universidada los veintidós o veintitrés años de edad, generalmente siendo soltero. Al conseguir trabajo en una compañía o en el gobierno, iniciaba en los escalafones más bajos de la jerarquía organizacional y, conforme ganaba experiencia, aspiraba a ascender, para lo cual se volvía indispensable su disponibilidad indiscutible hacia la empresa. Durante los primeros diez años de carrera laboral se esperaba que se casara y tuviera hijos;4 aunque un aspecto desu vida privada, cumplir con dichas expectativas sociales le ganaba más credibilidad en el ámbito profesional, mostrándolo como un hombre adulto serio y responsable. Sin embargo, su papel dentro de la familia era básicamente como proveedor. La estabilidad y seguridad de un trabajo como salarymanimplicaba, para él y su familia, poder ser considerados parte de la ‘clase media nacional’; no obstante, le requería su total dedicación y entrega a la compañía. Debía cumplir largas jornadas laborales y horas extra de socialización con jefes, subordinados de la compañía o con potenciales clientes, incluso en días de descanso; asimismo, debía estar dispuesto a salir de viaje de negocios o mudarse por ciertos periodos cuando así se le requiriera.La expectativa era que, luego de varias décadas entregadas a su compañía, el salarymanpudiera acceder al retiro pensionado y, finalmente, dedicarse a lo que él prefiriera.5

Los modelos de feminidad, masculinidad e identidad japonesa del Japón del milagro económico Las décadas posteriores a la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial fueron de reestructuraciones en todos los sentidos. A nivel económico, entre las décadas de 1950 y 1970, Japón consiguió reconstruir la infraestructura devastada por la guerra, reestablecer su industria para ser de las más avanzadas del mundo y, por consecuencia, vivir un periodo de acelerado crecimiento conocido como ‘milagro económico’. La expansión industrial, económica y mediática generaron no sólo un elevado estándar de vida para una alta porción de la población, sino también una sociedad de consumo y una cultura de masas que giraban en torno a un ideal de ‘clase media nacional’ relacionado al reciente modelo de familia nuclear urbana (Sugimoto, 2003; Vogel, 1971). A nivel social, el país también había sufrido rápidos cambios. Quizá uno de los más relevantesfue el estatus legal igualitario dado a hombres y mujeres por la constitución del 1947. Esto liberó legalmente a las mujeres japonesas del control de sus padres, esposos o hijos varones, dándoles el derecho a votar, a poseer propiedades y a tener, en teoría, las mismas oportunidades que los varones en temas de matrimonio, divorcio, empleo y educación. En este nuevo contexto legal,impulsados por la bonanza del milagro económico, se desarrollarían unos arquetipos de feminidad y

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Esta tendencia se puede apreciar en las estadísticas de las proporciones por cohortes de personas casadas. Para el año 1970, sólo el 9.8 por ciento de los varones de entre 20 y 24 años estaba casado, pero la cifra sube a 52.9 por ciento para el grupode entre 25 y 29 años y a 87.3 para el de 30 a 34 (National Institute of Population and Social Security Research, 2000). 5 Para un análisis extenso sobre el salarymancomo figura del Japón de la posguerra, véase Vogel (1971).

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The Scientific Journal of Humanistic Studies Desde luego, para la viabilidad de una sociedad en la que el hombre debía poner como máxima prioridadla faceta laboral, se volvía necesario que la mujer no lo hiciera, al menos no en todo momento, puesto que había otros papeles que cumplir para ella: los de esposa y madre. Aunque, efectivamente, la participación de las mujeres en la fuerza laboral se incrementó notablemente en el periodo de la posguerra, se dio con características muy particulares determinadas por el discurso de feminidad que estaba profundamente enraizado en ideas de la preguerra sobre la ‘buena esposa, madre sabia’.6Ello dio como resultado una curva de participación laboral femenina en forma de M, en donde el segundo pico era notablemente más bajo que el primero, representandola trayectoria de vida típica y socialmente deseada de la mujer: recién graduada de la preparatoria—y,paulatinamente,de la universidad—la mujer entraba a trabajarpero, a diferencia de los varones, era contratada por plazos cortos, como la típica OL. Esto era, de acuerdo a las compañías de la época, porque se preveía que, una vez que se casara— deseablementealrededorde los veinticinco años7— se retiraría para tener hijos, criarlos y convertirse ensengyōshufu; quedaba la posibilidad de que, una vez que sus hijos fueran lo suficientemente independientes, regresara a algún trabajo de tiempo parcial, pero la participación de este cohorte en la fuerza laboral era mucho menor que

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el de las mujeres solteras jóvenes (Buckley, 1993; Ogasawara, 1998; Upham, 1993). Las generaciones con las cuales se establecieron estos modelos y que estuvieron detrás del milagro económico habían sido ideologizadasa través de la educación por medio de discursos que implícitamente dictaban que el lugar de la mujer estaba en el hogar (Uno, 1993) y, con la propagación de la televisióny la cultura de masas durante el milagro económico, esas ideas se volvieron omnipresentes en la sociedad. Asimismo, el gobierno y la industria, por medio de la continuidad de prácticas que les volvía difícila las mujeres tener las mismas oportunidadeslaborales que a los varones, consiguieron mantener como dominante un modelo de esposa y madre que “era satisfactorio para la mayoría de las mujeres y altamente valorado, de hecho celebrado, por el resto de la sociedad” (Upham, 1993, p. 334). Así, aunque con el fin de la guerra se había reconocido la igualdad legal de la mujer y el hombre, la ideología de la sociedad patriarcaltradicional que permeaba todas las instituciones se vio fortalecida porlaaceleración y expansión económica. El favorecedor contexto económico y el ideal de la clase media nacional basada en el modelo de familia nuclearapoyaronel establecimiento de modelos de masculinidad y feminidad socialmente deseados basados en la distribución y especialización de labores dentro y fuera del hogar, así como de cursos de vida muy definidos para cada sexo. Por otro lado, durante esos mismos años, luego de que uno de los máximos símbolos de la nación japonesa—el emperador—fuera despojado de su papel de divinidad por la constitución de 1947 y que el orgullo nacional hubiera quedado tan devastado como las ciudades bombardeadas en la guerra, las élites intelectuales del país identificaron la necesidad de fortalecer la identidad nacional y darle una nueva base. No obstante, los recuerdos del más reciente movimiento nacionalistaestaban aún muy frescos en la memoria no sólo de la sociedad japonesa, sino también de la internacional, por lo cual promoveractivamente los remanentes símbolos nacionales tradicionales se presumía no sólo poco efectivo, sino incluso peligroso.

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Este fue un lema utilizado desde fines del siglo XIX y durante las primeras décadas del XX para dictar los objetivos de la educación que se les daba a las mujeres. Aunque en esa época se declaró universal el derecho a la educación básica, había una diferenciación entre la que se daba a los varones y a las mujeres. Los hombres eran educados para ser parte de la esfera pública y contribuir activamente a la construcción de la nación, mientras que las mujeres eran educadas para ser esposas y madres y dedicarse a la esfera privada. Véase Uno (1993). 7 En 1970, el 80.4 por ciento de las mujeres entre 25 y 29 años de edad estaba casada (National Institute of Population and Social Security Research, 2000). En ese tiempo, en el discurso popular se propagó incluso una frase para referirse a la edad ideal para que las mujeres contrajeran matrimonio, ‘pastel de navidad’. Esta implicaba que las mujeres solteras eran altamente valoradas en el ‘mercado de casamientos’ poco antes y durante los veinticinco años, pero una vez pasada esa edad su valor iba decayendo rápidamente, tal como un pastel de navidad antes, durante y después del 25 de diciembre.

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The Scientific Journal of Humanistic Studies La solución por parte de la intelligentsia fue el impulso a un discurso que rescatara ciertas cualidades socioculturalesy quese apoyara en el auge económico que el país estaba viviendo, a fin de mantener un sentido de unión y un propósito nacional. Así surgió elnihonjinron—literalmente ‘teorías sobre los japoneses’— que tuvo su apogeo entre fines de la década de 1960 y principios de la de 1980.8 Este movimientocultural e intelectual se basó en la promoción de discursos que recuperaban ideas de diversas disciplinas y épocas para defender, bajo la premisa de una homogeneidad universal entre los japoneses y la equivalencia entre raza, cultura, lengua y territorio, unas características que se decíanúnicas de la sociedad japonesa.Con un aire normativo y académico, el nihonjinron promovía la existencia de diversas esferas de acción del individuo en donde la estructura vertical de las relaciones, siempre presente, determinaba diferentes tipos de comportamiento; identificaba a la piedad filial, la resiliencia, el grupismo,9 una codependencia emocional conocida como amae,10 un fuerte sentido de la responsabilidad, el respeto a las reglas y la vergüenza como bases de la identidad nacional. Al mismo tiempo,debido a que esas características eran evidentesdentro de la cultura corporativa japonesa entre los salaryman, se volvieron celebradas como razones detrás de la exitosa recuperación de Japón luego de la Segunda Guerra Mundial. Para la década de 1980, diversas tendencias socioculturales venían desplegándose como parte del desarrollo de una sociedad post-industrial, generando preocupación entre los sectores conservadores debido a que se observaba un progresivo alejamiento del modelo de sociedad promovido por el nihonjinron, el cual se había considerado eficaz. Al mismo tiempo, éstecomenzó

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a ser fuertemente criticado por académicos dentro y fuera del país por su falta de bases teóricas y metodológicas, identificándolo como un movimiento de nacionalismo cultural por su obvia carga ideológica (Befu, 2001; Yoshino, 2005). Así, el discurso sobre la identidad nacional que promovía el nihonjinron perdió fuerza, principalmente entre las nuevas generaciones. Los jóvenes y las crisiseconómica y demográfica del último cuarto de siglo Durante la década de 1990, una larga crisis económica impactó Japón. En este contexto poco favorecedor y socialmente distinto al que habían vivido las generaciones que tuvieron que levantar al país después de la guerra, se comenzó a percibir entre los jóvenes—nacidos durante o después del milagro económico—una tendencia de rechazo hacia los patrones de vida considerados socialmente deseables. Ante la crisis económica de 1990,la dramática caída de la tasa de fecundidad, la cual se había mantenido por debajo del nivel de reemplazo desde mediados de 1970 (National Institute of Population and Social Security Research, 2012),significaba la contracción de la fuerza laboral, impactando directamente la vitalidad de la economía y poniendo el peligro la estabilidad del sistema de seguridad social.Siendo una nación históricamente renuente a recibir inmigrantes, el gobierno comenzó a tratar de promover la reproducción de la población japonesa, alentando a las parejas a tener más hijos por medio de estímulos económicos o políticas que facilitaran la crianza (Boling, 1998; SchadSeifert, 2006). Sin embargo, la creciente tendencia por parte de los adultos jóvenes a permanecer solteros por más tiempo que las generaciones anteriores—o permanentemente— ya fuera por decisión o por circunstancias, significó que dichas políticas no tuvieranefecto. Elloenfocó la atención en otros fenómenos socioculturales relacionados a los jóvenes—como los otaku, los ‘solteros parásitos’ y los hikikomori. El fenómeno otakuse refiere a la subcultura en donde el individuo se entrega en forma excesiva a pasatiempos relacionados a mundos ficticios ofrecidos por los medios, volviéndose socialmente disfuncional en varios sentidos (Kam, 2013; Kinsella, 1998). Los

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Nihonjinron es el término más usado entre la academia no japonesa para referirse al fenómeno, pero en Japón es más conocido como nihonrono ‘teorías sobre Japón’. Para estudios enfocados en el surgimiento y desarrollo del nihonjinron, véase Befu (2001), Iida (2002), Oguma (2002), Yoshino (2005). 9 Ver Nakane (1973) y su análsis sobre las características de verticalidad y grupismo de la sociedad japonesa y la cultura corporativa de posguerra. 10 Ver Doi (1981) y su análsis de la psicología del japonés y nociones defendidos dentro el nihonjinron como únicos de la sociedad nipona, como el amae, honne, tatemae, uchi, soto, etc.

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The Scientific Journal of Humanistic Studies hikikomori son aquellos individuos que se retraen completamente de la sociedad, evitando incluso la interacción directa con su familia (Suwa & Hara, 2007). El caso de los ‘solteros parásitos’ se refiere a los adultos jóvenes que permanecen solteros, viviendo y/o dependiendo financieramente de sus padres por más tiempo del socialmente esperado (Lunsing, 2003; Nishi & Kan, 2006; Sarada, 2000). Todos estos fenómenos, identificados entre las décadas de 1980 y 1990, se relacionaban, según los discursos dominantes, a una individualidad extrema, una falta de consciencia social y a crisis identitarias. Rápidamente, los líderes ideológicos de derecha comenzaron a culpar esto en la transición de la sociedad patriarcal tradicional a una sociedad ‘maternal’ caracterizada por una “cultura consumista, hedonista y narcisista” (Yoda, 2000, p. 866). Así, debido a que dichos fenómenos tienen que ver con sistemas de valores, formas de pensar y decisiones de vida de los individuos, los cuales no son fácilesmodificar utilizando sólo políticas de incentivación económica y organizacional, una nueva necesidad de ideologizar a esas generaciones sobre a sus deberes como ciudadanos y hombres y mujeres se hizo presente. Aunado a esto, a comienzos del siglo XXI, cuando se hablaba desesperanzadamente de la ‘década perdida’ de Japón y la posición de éste como líder económico de Asia se estaba viendo amenazada por la acelerada industrialización de otras naciones de la región, la identidad nacional parecía carecer, nuevamente, de un locus.

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estado, renovar el sistema ideológico que la sostiene. Esto es hecho cotidianamente a través de los sistemas educativos, pero también por medio de procesos de nacionalismo banal. Éste, dice Michael Billig (1995), está constantemente activo en las prácticas sociales y culturales cotidianas proveyendo recordatorios de la nación que son recibidos subconscientemente por la población, implantando hábitos y creencias que se perciben como parte del orden natural y moldean los imaginarios del mundo a fin de mantener el sentimiento nacional latente y listo para ser explotado según se requiera. Billig acuñó el término en inglés flagging—el cual se traducirá como ‘abanderamiento’—para referirse al proceso por medio del cual, a través de elementos y discursos que actúan como ‘banderas’, se promueve la naturalización de la ideología del estado y el reforzamiento de la identidad nacional. Él utiliza la metáfora de la bandera argumentando que, ya sea en forma de palabras, discursos, imágenes, prácticas u objetos, los recordatorios referentes a la nación aparecen en diferentes ámbitos de la vida cotidiana y son percibidos como parte natural del escenario de un estado-nación. En ocasiones, esas ‘banderas’ son visiblemente ‘izadas’, buscando una respuesta activa por parte de la gente expuesta a ellas, pero en otras sólo se presentan pasivas sirviendocomo un recordatorio subconsciente. Izadas o no, estas ‘banderas’ tienen una función sumamente importante en la formación y consolidación de las ideologías de la nación. Entre los instrumentos más importantes del nacionalismo banal se encuentran los medios de comunicación y, entre los diversos contenidos mediáticos, aquellos considerados como ‘ligeros’ o ‘banales’son particularmente útiles para la reproducción de ideologías ante las cuales la sociedad tiende a mostrarse a la defensiva. Insertas en contenidos de este tipo, las ideas controversialestienen mayor potencial de ser naturalizadas al pasar más fácilmente inadvertidas las intenciones de imposición ideológica de las élites políticas o económicas. Considerando estos postulados, se puede argumentar que, a inicios del siglo XXI, el gobierno y las élites económicas japonesas encontraron en la cultura pop nacional un terreno ideal para que ‘banderas’relacionadas a una

La banalidad de los medios como propulsora de la identidad nacional La identidad nacional, como noción multi-dimensional, implica todas las facetas de la relación del individuo hacia su nación—desde la conciencia nacional hasta la emoción relacionada a ella—y, como fenómeno colectivo, el sistema de valores, creencias y expectativas que es transmitido a los miembros de la comunidad nacional (Blank, Schmidt, & Westle, 2001; Kelman, 1997). Es indudable que en los estados nacionales contemporáneos, los líderes requieren mantener viva la identidad nacional de los individuos y, de acuerdo a las necesidades del

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The Scientific Journal of Humanistic Studies ideología sobre la identidad nacional y de género relegada por los jóvenes fueran ondeadas. En el año 2002, la revista norteamericana ForeignPolicypublicó un artículo que proclamaba que Japón estaba reinventándose como potencia. El autor argumentaba que la presencia cultural japonesa en los mercados extranjeros había estado creciendo consistentemente, creando una base de seguidores y consumidores, lo cual podía convertirse en la clave para la recuperación de la economía y la influencia internacional del país asiático (McGray, 2002). Entonces, el gobierno japonés comenzó a enfocar su atención en la posibilidad de explotar dicha popularidad de la cultura nacional, fenómeno al que llamó CoolJapan.11 En el año 2010, luego de un largo periodo de planeación y medidas aisladas, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI por sus siglas en inglés) estableció la Oficina de Promoción de las Industrias Creativas CoolJapan. Ésta habría de estar a cargo de la planeación y la aplicación de estrategias para la promoción—dentro y fuera del país—de la cultura japonesa, a fin de que se convirtiera en motor de la economía nacional (Keizai Sangyōshō, 2010). Las élites gubernamentales y económicas confiaban en que la cultura nacional atrajera seguidores de todo el mundo, incrementando el valor de la ‘marca Japón’, es decir, de la imagen del país asociada a todos los productos y servicios nacionales. Así, una campaña de promoción cultural se volvía inherente a esta política. Sin embargo, ésta se intensificaría y tomaría un nuevo rumbo luego del terremoto y subsecuente desastre nuclear del11 de marzo de 2011. El Cool Japan Advisory Council—un consejo formado por representantes de las élites comerciales, académicas, mediáticas y de los diferentes ministerios—anunció una estrategia elocuentemente titulada Creando un nuevo Japón, uniendo ‘cultura e industria’ ‘Japón y el mundo’ (Cool Japan Advisory Council, 2011). Este plan subrayaba no el aspecto económico de la producción cultural japonesa, sino su aspecto ideológico y su potencial para fortalecer la identidad nacional. Se resaltaba la necesidad y

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oportunidades que las circunstancias estaban ofreciendo para transferir la esencia de la ‘marca Japón’ de las imágenes de un país ultramoderno—con sus robots, trenes de alta velocidad y gadgets miniaturizados—a las cualidades que ‘tradicionalmente’caracterizaban a los japoneses como sociedad e individuos. En el plan quedaba implícita la esperanza de que, por medio del restablecimiento de esas cualidades se pudiera recrear el milagro económico, como lo había celebrado por tantos años el nihonjinron (Mandujano Salazar, 2016). Rápidamente, los medios nacionales, productores culturales y corporaciones comenzaron numerosos proyectos que promovían un discurso acerca de la solidaridad, el sacrificio, laresiliencia y la fortaleza de los japoneses y del amor por su nación, el cual debía ser expresado en acciones destinadas al objetivo nacional: volver a hacer a Japón destacar positivamente en el mundo. Así, las políticas originalmente de corte económico se habían convertido en una campaña dirigida a que los japoneses recuperaran y desplegaran orgullosamente su japoneidad. En ese contexto, comenzaron a designarse como ‘representantes nacionales’ a diversas figuras mediáticas, entre ellas a grupos de ídolos pop particularmente influyentes entre las generaciones nacidas después del milagro económico. Representación nacional y modelo dual de masculinidad en el grupo Arashi En Japón, los ídolos pop han representado, desde su surgimiento, las cualidades de la juventud (Galbraith & Karlin, 2012). Mientras que la mayoría son, de hecho, adolescentes y difícilmente pueden sobrevivir en el mercado al ser adultos, algunos consiguen mantenerse populares por décadas debido a que siguen expresando ciertas características que generan el interés y el anhelo de la audiencia hacia su personalidad mediática.Este ha sido el caso de Arashi. Este grupo, formado en el año 1999 e integrado por cinco varones, se dedica a una variedad de actividades mediáticas—cantar, bailar, actuar, modelar, conducir programas, presentar noticias, cubrir reportes de eventos de interés nacional y, desde luego, ser rostro de campañas publicitarias. A partir del año 2008,

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Para un análisis detallado del contexto que dio origen y el proceso que desembocó en la política cultural CoolJapan, ver Mandujano Salazar (2016).

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The Scientific Journal of Humanistic Studies antes de la consolidación de las políticas CoolJapan, los medios japoneses comenzaron a llamarlo‘ídolo nacional’. En ese momento, Arashiera ya un grupo veterano; sus integrantes eran adultos de entre veinticinco y veintiocho años de edad. No obstante, en ese año, a nivel de ventas, popularidad y poder mediático habían sido los artistas más exitososen el país (Recording Industry Association of Japan, 2009). Este éxito se puede atribuir a que, luego de nueve años de actividad en los medios,sus integrantes habían logrado consolidar sus personalidades, volviéndose reconocidos por un público diverso, no sólo por sus nombres y rostros, sino también por las ideologías que representaban. Pero, principalmente, porque esas personalidades mediáticaseran positivamente recibidas por amplios sectores de la sociedad. Por medio del análisis textual interpretativo de las representaciones y narrativas de los contenidos relacionados a Arashi—desde su debut hasta el momento en el que se les dio el título de ‘ídolos nacionales’—se encuentra la presencia de un discurso dominantesobre sus integrantes como modelos de una masculinidad japonesa‘ideal’, el cual involucra dos niveles. La primera y más superficial capa de simbolismo—aquella que es percibida fácilmente por la audiencia casual—presenta a Arashi como un representante de la cultura hedonista y consumista dominante entre la juventud japonesa desde la década de 1980. En los varones, ésta ha implicado una apariencia tan acicalada que, en sus inicios, llegó a ser identificada como una tendencia hacia la feminización.12 Como ídolos pop, los integrantes de Arashiexhiben, evidentemente, un aspecto que busca atraer a las mujeres y, consecuentemente, ser modelo a seguir para los hombres jóvenes. Por medio de dicha apariencia desempeñan su función económica, destacando un estilo de vida que se anuncia alegre y atractivo e invita al consumo de innumerables productos y servicios ofrecidos en el mercado nacional, los cuales están enfocados hacia el placer y el culto al cuerpo. No obstante, al analizarla intertextualidad de las múltiples facetas y narrativas manejadas por y alrededor de Arashi, se revela otra capa

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discursiva que más allá de ese exterior que se puede antojar feminizado y totalmente ajeno al arquetípico salaryman; ella refuerza, de hecho, una masculinidad japonesa conservadora. La representación mediática de los integrantes del grupo destaca sus cualidades comohombres entregados al trabajo, respetuosos de la sociedad vertical y las jerarquías sociales formadas por antigüedad y experiencia, orientados al grupo, a los objetivos de su empresa y de su nación por encima de los personales, y poseedores de una visión conservadora con respecto a los papeles de género dentro de la sociedad, la familia y las relaciones entre ambos sexos. Luego de que los medios los nombrara ‘ídolos nacionales’ debido a su poder de atracción de audiencias diversas, Arashicomenzó a ser parte esencial de la campaña de promoción de la japoneidad impulsada por el gobierno. En el año 2010, el Ministerio de Tierra Infraestructura Transporte y Turismo (MLIT por sus siglas en inglés) designó al grupo como ‘emisario para la promoción del turismo’13 para la campaña Japan Endless Discovery,14 dando un respaldo de autoridad a su representatividad nacional. Durante el mismo año, el MLIT, por medio de la Agencia de Turismo de Japón (JTA por sus siglas en inglés), publicó y distribuyó en las escuelas públicas de nivel básico, medio y medio superior un libro de texto titulado Nippon no Arashi—El Arashi de Japón.15Éste mostraba a los integrantes del grupo en un viaje por diversas villas y ciudades del país, conviviendo con la gente de los lugares que visitabany experimentando aspectos que se pregonaban como esenciales y representativos de la cultura nipona. De acuerdo a un comunicado de la JTA (Kankōchō, 2010), el libro fue creado con el objetivo de promover entre los niños y adolescentes japoneses el orgullo por su país y su identidad nacional, así como la revaloración de las diversas y más tradicionales culturas locales latentes dentro del país. Por otro lado, en el Sudeste Asiático comenzaron a transmitirse spots televisivos de la campaña Japan. Endless Discovery. En éstos, los miembros de Arashi invitabana disfrutar tanto el 13

Kankōrikokunavigator. Título originalmente en inglés. 15 Literalmente “La tormenta de Japón”, puesto que Arashi significa “tormenta”. 14

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Para más acerca de esa tendencia entre los varones japoneses, ver Darling-Wolf (2004), Iida (2004).

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The Scientific Journal of Humanistic Studies aspecto relacionado al Japón tradicional como aquél relacionado al CoolJapan. En los treinta segundos de duración de los spots, las escenas mezclaban, por un lado, imágenes de los cinco ídolos bailando, cargando bolsas de compras, comiendo sushi y bañándose en un rotenburō16 con vista al Monte Fuji y, por otro, imágenes de turistas haciendo compras en avenidas high-end y comiendo en un restaurante de ambiente japonés. Estos videos publicitarios se realizaron en tres versiones—con los integrantes de Arashi hablando en chino, coreano e inglés—claramente teniendo como objetivo llegar a las distintas audiencias de Asia-Pacífico que ya eran consumidoras de la cultura mediática japonesa y, gracias a la vitalidad económica de la región, se constituían como turistas potenciales con amplio poder adquisitivo. Así, la estrategia destinada a la revitalización del turismo por medio de Arashitenía dos caras.Fuera del país, al hacer uso de imágenes separadas entre Arashi y turistas extranjeros, la narrativa claramente marcaba una línea entre los extranjeros—deseables como visitantes, no para ser parte de la sociedad—y los japoneses. Asimismo, se enfocaba en el consumo, al promoverproductos, servicios, ideas e imágenes estereotípicas relacionadasa Japón.En contraste, la campaña nacional era profundamente ideológica y, además de robustecerun imaginario tradicional, buscaba reestablecer el interés y orgullo domésticos en elementos culturales que pudieran ser relacionados a cualidades japonesas esenciales, poniendo el énfasis en fortalecer el sentido de comunidad, convivencia y armonía entre los japoneses (Mandujano Salazar, 2016). Luego de esas actividades y del reforzamiento y reenfoque de las políticas para la promoción de la cultura japonesa después del 11 de marzo de 2011, se puede observar un nuevo estímulo en las representaciones mediáticas de Arashi. A través de una mezcla de narrativassobre sus integrantescomohombres adultos ‘modelo’ y como embajadores de la cultura y sociedad japonesa, implícitamente se sugiriere que su representación de la masculinidad forma también parte de un ideal nacional (Mandujano, 2014).

Sumisión, objetivación e infantilización: los discursos sobre la feminidad ‘ideal’ intrínsecos en el grupo AKB48 Otro grupo ídolo que ha sido fuertemente promovido como ‘nacional’ durante los últimos años es AKB48, compuesto por un número variable de mujeres y formado en el año 2005 dentro de la subcultura dirigida específicamente a varonesotaku. A partir del año 2010, ya en medio de las políticas CoolJapan, el éxito del grupo dentro de la industria musical japonesa le ganó el calificativo de ‘ídolo nacional’ en los medios. En diciembre de 2013, este título fue ratificado por el gobierno, cuando AKB48 fue presentado como ‘representante de la cultura popular japonesa’ en el banquete ofrecido por el primer ministro Shinzō Abe a los líderes de los países del Sudeste Asiático en la reunión ASEAN-Japón (Sankei Digital, 2013). Otaku,17como se mencionó antes, ha sido el término usado para referirsea las personas— esencialmente adultos jóvenes—aficionadas en forma excesiva a los mundos y personajes de ficción ofrecidos por los medios, volviéndose socialmente disfuncionales, “sin identidades fijas, sin papeles de género fijos, sin sexualidad fija” (Kinsella, 1998, p. 314). En el caso particular de los varones, una de las principales características que involucra el términootaku en el imaginario social es el de su fijación con personajes femeninos infantilizados y subordinados (Kam, 2013), ya sea en forma de dibujos, animaciones o mujeres idol.Se ha argumentado que estos hombres, al ser incapaces de relacionarse en forma positiva y afectivacon mujeresen la vida real, “fantasean sobre esas chicas inalcanzables […] reflejando simultáneamente una conciencia del creciente poder y centralidad de las mujeres jóvenes en la sociedad, y también un deseo reactivode ver a esas mujeres desarmadas, infantilizadas y subordinadas” (Kinsella, 1998, p. 306). AKB48 surgió precisamente para explotar ese mercado, ofreciendo mujeres idolque estuvieran siempre al alcance de sus seguidores, no sólo simbólica sino también físicamente, por 17

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El origen del uso de este término para identificar a esta subcultura es debatible y va más allá del objetivo de este artículo. Para información al respecto, véase Eng (2001; 2003), Kam (2013).

Aguas termales exteriores.

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The Scientific Journal of Humanistic Studies medio de eventos de ‘saludos de mano’ y espectáculos en vivo (Matsutani, 2010). El proyecto AKB48 ha implicado, desde su inicio, el reclutamiento constante de decenas de mujeres adolescentes y la rotación de éstas entre un grupo principal y otros menores. Dicha rotación se decide por medio devotaciones periódicas en las que son los seguidores los que tienen en sus manos el destino de las chicas. Aquellos que quieran tocar la mano de su integrante favorita o que ésta tenga un lugar en el grupo principal deben comprar los sencillos, álbumes u otros productos para tener derecho a un voto o al ingreso a un evento. A través de dicho mecanismo, los productores buscan que los seguidores otakucomprenmúltiples unidades del mismo producto a fin de tener derecho a más votos para su favorita o la posibilidad de tocarla. Es decir, detrás del éxito del grupo se encuentra la explotación del deseode estos seguidorespor poseer y tener el control sobre el destino de las integrantes. En consecuencia,el concepto del grupo implica que la mujer no tiene valor como persona, sino como objeto que cumple una función de servicio al varón y, si no es capaz de satisfacerlo, será fácilmente reemplazable. Otra característica de AKB48 es el límite de edad de las integrantes, el cual se mantiene en un promedio por debajo de los veinticinco años. La mayoría de las chicas se incorporan al proyectoteniendo doce o trece años y, conforme se vuelven mayores, independientemente de su popularidad, son retiradas del grupo o—como eufemísticamente lo llaman—se ‘gradúan’.Esto forma parte de las narrativas y representaciones mediáticas de AKB48, las cualesestimulan la idealización de una feminidad infantilsexualizada y sumisa. La ‘graduación’ de las chicas alrededor de los veinticinco años simboliza, al mismo tiempo, que el valor público de la mujer se va perdiendo al ser adulta. Probablemente no por casualidad, es la misma edad que durante la época del milagro económico se consideraba socialmente deseable que la mujer se casara, se retirara de la fuerza laboral y se convirtiera en sengyōshufu, dedicándose al ámbito privado. Así, a partir del nombramiento del grupo como ‘nacional’, este modelo de feminidad representado por AKB48, originalmente dirigido a satisfacer los gustos de los varones otaku, se ha estado promoviendo como ‘ideal nacional’. Tanto

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Arashi como AKB48, al ser mediática y oficialmente promovidos como ‘representantes nacionales’, hasn estado también ‘abanderando’ discursos sobre ideales de género que refuerzan los papeles reinantes en la sociedad paternalista del milagro económico. Mientras Arashi personifica las cualidades del varón japonés conservador, pero con un exterior de estilo contemporáneo y alejado de la imagen poco atractiva del salaryman; AKB48 representa la idealización de la mujer objetivada,sumisa y públicamente deseable sólo cuando es joven. Conclusión Medio siglo atrás, en medio del exitoso surgimiento de Japón como potencia económica, el nihonjinron consiguió difundir la idea de que la recuperación se debía a las características únicas de la sociedad patriarcal japonesa, con el industrioso salarymancomo centro de la vida pública y base del milagro económico, y la sengyōshufu como base de la familia en el ámbito privado. A comienzos del siglo XXI, con un Japón inmerso en una crisis económica empeorada por las tendencias demográficas, la juventud sealejaba cada vez más de esa japoneidadidealizada y de los papeles de género y ciclos de vida socialmente deseables. Entonces, la fama de la cultura pop nacional en el exterior llamó la atención de las élites políticas y económicas. Éstascomenzaron a tomar medidas para utilizarla como propulsora de la economía. Luego del desastre de 2011, esas políticas de promoción cultural se volvieron más intensas y más ideológicas. Se puede argumentar que, en los últimos años, la sociedad japonesa ha estado siendo expuesta a constantes ‘banderas’ sobre la identidad nacional. En la designación de grupos ídolos como ‘abanderados’, puede identificarse un intento por parte de las élites por devolver a las generaciones jóvenes a los ciclos de vida socialmente deseables, a los cuales se atribuye el éxito del milagro económico. Bajo un discurso que destaca elementos de una japoneidadconsiderada como tradicional y que es reminiscente de las ideas del nacionalismo cultural nihonjinron, se enfatizan también discursos de género que evocan, directa o indirectamente, los modelos de feminidad y masculinidad que se habían vuelto dominantes en la época del milagro económico y que han ido perdiendo arraigo entre los adultos jóvenes.

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por parte de JapanFoundation y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) de México a través de sus programas de becas posdoctorales.

Agradecimientos El presente artículo se deriva de una investigación realizada gracias al apoyo financiero

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