El mundo según Monsanto

July 13, 2017 | Autor: Allison Rodas Aponte | Categoría: Monsanto, Ética
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Descripción

EL MUNDO SEGÚN MONSANTO Allison Tatiana Rodas Aponte

Se analizá el documental planteando una tesis en cada documento de Ingeniería de Eliseo Gómez-Senent, Por una tecnoética de Mario Bunge y Ética aplicada de Augusto Hortal.

Ingeniería de Eliseo Gómez: “Pero los ingenieros están inmersos en un mundo en el que no son los únicos protagonistas … por un lado, los científicos, que establecen las bases sobre las que se fundamentan las técnicas y, por otro, a los políticos y empresarios, que son los que normalmente deciden qué necesidades humanas se priorizan y cuáles se postergan… En todos estos trabajos debe ser especialmente ponderado y equilibrado, para evitar perjuicios a la Administración –y, en definitiva, a la sociedad en su conjunto- o a los administrados… Aunque muchas veces los ingenieros criticamos la existencia de leyes, normas y reglamentos, porque suelen producir restricciones en nuestra capacidad de actuación.”

Para poder avanzar y llevar a cabo todos los avances tecnológicos se necesita un equipo completo de científicos e ingenieros para desarrollar todos los proyectos y productos, que solucionaran problemas que ya se han planteado. Pero son las leyes y las autoridades competentes las que le permiten implementar cualquier avance que se realice durante las investigaciones. Monsanto sabe esto, por lo que manipular o hacer que se desarrollen nuevas leyes (según muestra el documental) en todos los gobiernos donde desea ingresar sus productos, se hace necesario para que ellos no lleguen a “incumplir” las leyes o que las leyes existentes y aquellas que se puedan generar en el futuro no los perjudique. Vendiendo la idea de “prosperidad y viabilidad” en el sector alimenticio, tener el poder para sostenerse “autónomamente” y así alimentar a sus pueblos, hacen que sea fácil lograr controlar entes reguladores, aunque con severas repercusiones en todo su entorno, desde los responsables de cultivar y recoger las cosechas u ordeñar las vacas hasta los productos que se generan afecten a los consumidores finales o a los otros cultivos. Todos los ingenieros que trabajan para generar todos estos avances, al principio debieron pensar que realmente ayudarían con la hambruna y miseria del mundo, ya que esa es su función, pero sus ambiciones monetarias o presiones por parte de sus empleadores, hicieron que estos avances se tornaran en algo dañino. Los empresarios decidieron que era el momento para generar riquezas a costa de avances incompletos, manchando en el proceso el nombre, ideales y la misma profesión de varios adversarios y opositores a este nuevo progreso. Pero los políticos no se quedaron atrás al momento de recibir beneficios, donde pudieron frenar la destrucción futura del pueblo, de los alimentos y de su propia profesión, decidieron venderse, ayudando así a desacreditar a todos los profesionales que tratarían de detenerlos y a todos aquellos que quisieran intentar. Y es claro el por qué los encargados de evitar este tipo de acciones por parte de una compañía con esta, cuando (como lo ilustra el documental) los funcionarios no fueron

imparciales al momento de emitir tales reglas, ya que hacen parte del efecto de la puerta giratoria para promover a la compañía y a ellos mismos sin importan la comunidad. Se ha decidido priorizar la ganancia monetaria frente a las necesidades humanas, desequilibrando entonces la toma de posibles soluciones si no son viables hacia esta “prioridad”, como profesionales de la ingeniería debemos reconocer y aceptar como invita Eliseo a adquirir conciencia de que el factor económico actúa como contrapuesto en todo proyecto y/o desarrollo científico. Lograr el balance entre lo ético y lo económicamente viable es donde se debería mover todo ingeniero, pero entonces, se deben establecer prioridades en los valores y responsabilidades como profesional, partiendo de esto, las propuestas de solución a los problemas que aquejan al mundo serán solucionadas más conscientemente y de una manera “desinteresada” desde lo individual y será enfocada a lo social. El equipo de profesionales que conforma a Monsanto muestran una perdida del sentido de comunidad para recogerse en sí mismos, el incumplimiento de leyes que deben ayudar a demarcar los efectos que producen nuestros desarrollos tecnológicos hacia el mundo, sean violadas y manipuladas para saltarse pasos de certificación, para no realizar pruebas suficientes de verificación y para manipular datos y resultados, no hacen más que reflejar conductas egoístas y superficiales por parte de los profesionales, como es posible que la formación de todo un gremio se vea afectada por la concepción de progreso de unos cuantos; Eliseo llama entonces a los ingenieros que quieran “convertirse en un auténtico profesional deben aclarar su propia concepción de la ética y las normas que ha de respetar”, cuestionarse como profesional de administración, ingeniería o ente gubernamental es lo que permite llegar a pensar y tomar decisiones colectivas y productivas.

Por una tecnoética de Mario Bunge: “Estamos empezando a advertir que la separación de responsabilidades no es sino una manera de aludir la responsabilidad total y por tanto una hoja de parra de la delincuencia… Lo que es peor, su posición en la sociedad es tal que deben hacerse los ciegos morales …Pero puede hacer mucho de malo en las metas que se hace servir a la ciencia, la tecnología o la administración, así como en alguno de los efectos colaterales que acompañan a la mejor de las metas … La comunidad afectada por el proyecto tiene el derecho de someterlo al control de otros especialistas,…, al punto de poder vetar al proyecto íntegro si sus efectos negativos pueden sobrepasar sus beneficios sociales … El tecnólogo, para ser un buen tecnólogo, debe considerarse a sí mismo como delegado y como líder.”

Como lo acabo de expresar en base a Eliseo, el incumplimiento y manipulación de las leyes que regulan los avances tecnológicos son el reflejo de pensamientos individualistas y como lo expone Bunge estos pensamientos son los que hacen que sea más fácil separar las responsabilidades de un profesional ético y recurrir a la delincuencia se torna natural, la moral inicia a ser entonces, un “estorbo” para ser productivos. Monsanto se hace el ciego moral al poner sus intereses como empresa en primer lugar, ordenan sus códigos morales de manera (nuevamente) individual; para aquellos profesionales que no han establecido sus propiedades, los códigos morales con los que se rija la compañía serán seguidos ciegamente, porque no poseen un criterio ético establecido, y al no tenerlo claro toda acción

ingenieril que produzcan no la estudiaran a fondo para descubrir los efectos colaterales que lleguen a producir. Pero si Monsanto no quiere hacer el trabajo completo, los consumidores tienen entonces la responsabilidad de corroborar y asegurar su seguridad contratando agentes externos e imparciales, al menos estas empresas deberían organizar su código moral de manera ética, o tratando si quiera de controlar sus efectos. Las barreras con las que Monsanto se vio enfrentado para promover y distribuir sus productos, se dieron por todos aquellos profesionales que de manera interna o externa que quisieron defender a su comunidad y tenían claro su papel con todos aquellos que se llegarían a ver afectados; aunque a la mayoría, este acto les costara su empleo o incluso su reputación, cuando se lanzaron las campaña promovidas por los que están a favor de las técnicas implementadas por Monsanto, para lograr desmeritar como profesionales sus conocimientos, exámenes, pruebas y todo lo que muestra que Monsanto no está siendo tan bueno como se promocionan. Aunque se pueda llegar a pensar que estos actos “pequeños” de rebelión no destruyen o llegan a contribuir de manera significativa en el freno o control del problema, si han servido para adquirir conciencia en todo el gremio, también para que las personas se informen y generen olas de reflexión entre los posibles compradores. Para todos los ingenieros involucrados en este caso, desde mi perspectiva, se vieron y se ven más influenciados por la empresa que los “domina” en su campo laborar, el temor que pueden llegar a sentir muchos es el suficiente para que eclipsen sus valores y responsabilidades como profesionales. No puedo levantar un juicio contra todos ellos, porque no se las situaciones que llevaron a cada uno de los profesionales que a actuar como lo hicieron o hacen, pero estoy segura que sus ideales son para el beneficio de la comunidad como lo dictan nuestros principios, solo que se han involucrado en un ambiente más poderoso que ellos mismos; aquellos que no se dejan vencer por la imponencia de compañías, son los que permiten que los demás ingenieros que no se ven llamados desde lo ético por temor a Monsanto, sea un empujón para que los que sigan dentro reevalúen su moral, para que sean los delegados y líderes que se necesitan para la prosperidad desde la tecnología de nuestro mundo.

Ética aplicada de Augusto Hortal: “… la dimensión personal de la ética nos remite a la conciencia moral, a la adecuada intención, a las opciones vitales, a las actitudes, etc.: desde este punto de vista no hay que olvidar que el carácter personal de la ética es decisivo e irrenunciable y debe estar en la proyección social de la misma… la ética social tendrá por objeto la reflexión crítica sobre las estructuras sociales existentes y la acción encaminada a la reforma de esas estructuras… la actividad profesional deberá estar motivada y vivenciada por unas actitudes éticas personales, pero no podrá ignorar la evaluación ética de su impacto social y lo que ellos significa para el compromiso profesional, a nivel personal y colectivo… ¿Qué tipo de hombre queremos construir?”

La sociedad se ve afectada por cada hombre que tenga la habilidad de cambiarla o transformarla de buena forma o mala y, no solo cambian a la sociedad como ente, sino que cambian a cada hombre que lo conforma. Todo evento generará que se congreguen aquellos que estén a favor y a los que estén en contra, cada miembro se verá enfrentado a sí mismo para decidir su posición frente a lo que lo está afectando, que acciones deberá ejecutar, que aprobará o desacreditará y, todo esto lo hará desde las bases morales y todos los valores que rijan su actuar y, no siempre, son principios

pensados para el beneficio de la comunidad en general, la mayoría se basaran desde su círculo cercano y efectos inmediatos. Para un profesional, en especial un ingeniero, no se puede reducir a practicar estos valores para su bien individual, cuando tomó la decisión de formarse en esta profesión sabía que estaría en la capacidad de cambiar su entorno y de incluso llegar a dominarlo y/o manipularlo. El enfoque con que disponga a cada una de las responsabilidades que tiene como profesional determinara el alcance de sus avances y descubrimientos. Cada uno de los ingenieros actuales y futuros que laboren con Monsanto, deben tomar todas las decisiones con enfoque y beneficios globales, o por lo menos los que acarren menor daño al mundo, cada uno debe aportar lo mejor como profesionales exitosos sin dejar de lado las cualidades que representan a su gremio. Aunque como Hortal expone “… debe jugarse en el respeto a la pluralidad social, entre los clientes y entre los propios profesionales”, cumplir con su empleador y cumplir con el consumidor puede llegar a ser más difícil de lo que el mismo profesional se llegó a imaginar y como lo corrobora Hortal, “se debe tener en cuenta con qué frecuencia ambos criterios de delimitación se solapan”. Los empresarios y políticos involucrados en este caso, superpusieron sus interés personales ante que los sociales, al lanzar y permitir que se lanzará al mercado un producto defectuoso para ser los primeros y verse como innovadores. Pero la culpa no es solo de los empresarios, abogados e ingenieros, los responsables en gran medida son también aquellas compañías que quieren explotar más sus tierras a un menor costo y “riesgo” para llenarse los bolsillos. Monsanto detecto la demanda que se estaba generando en las grandes y pequeñas compañías, y que hizo fue aprovecharlo, y no solo se quedó ahí, ha utilizado además ideales utópicos para poder venderle a aquellos que no tengan el pensamiento capitalista tan desarrollado y piensen en un mejoramiento para su comunidad. Las diferentes comunidades del mundo han generado necesidades que el hombre debe suplir, y como ingenieros tenemos la capacidad de hacerlo de manera efectiva y rápida; viendo que la demanda nunca decrece, se le piden resultados prontos e inmediatos, aunque lleguen a generar problemas a largo plazo. El ingeniero se ve nuevamente en una batalla frente a suplir de manera rápida lo que se requiere de él y de la manera más segura posible, no se le debe sentenciar entonces por las acciones “incompletas” que este produce cuando es la misma sociedad que lo juzga por negligencia frente a problemas mundiales; ha llevado a que el profesional priorice aspectos que no deberían tener tanto poder de decisión frente a otros, no se puede culpar en totalidad a Monsanto y su equipo de la destrucción y/o alteración de ecosistemas cuando son los compradores quienes sin importar lo que cueste quieren ganar individualmente; entonces, ¿qué clase de hombre (profesionalmente) estamos formando como sociedad?.

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