El mundo burocrático del Quijote (o Alonso Quijano, el buen administrador)

June 24, 2017 | Autor: Carlos Rubio Pacho | Categoría: Critical Theory, Quijote, Administracion
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Descripción

El mundo burocrático del Quijote (o Alonso Quijano, el buen administrador) 1 CARLOS RUBIO PACHO

Instituto de Investigaciones Filológicas Universidad Nacional Autónoma de México El Quijote es un libro tan grande que cada cual puede encontrar en él lo que le dé la real gana. MARIANO PARDO DE FIGUEROA

(Dr.

Thebussem),I880 El Quijote fue concebido bajo el signo del infortunio organizacional. EMILIANO OROZCO, 1983

E

LQUIJ01E y LA COMUNICAC16N 2 reúne once trabajos, más un prólogo, en los que se intentan dilucidar distintos aspectos de la comunicación en el Quijote 3; sin embargo,

1 Agradezco a la Comisión organizadora de este Primer Convivio Internacional de Locos Amenos el haber aceptado mi participación con el presente trabajo. z Tal es el título de la portada; sin embargo, en la cubierta se lee El Qliijote en la comlinicación. 1 En la cuarta de forros se afirma que «el mérito de este libro es el de reunir expresamente y por vez primera las autoridades que de modo más contundente analizaron tal manifestación [la comunicación escrita] a la espléndida luz de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la ManchtI». El subrayado es mío.

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en alguno de los trabajos se hace alusión a una de las Novelas ejemplares y otro aborda un tema no estrictamente cervantino, como lo son los libros de caballerías. Consigno aquí el índice del volumen para que el lector pueda darse cuenta del material variopinto que conforma el volumen en cuestión: José Luis Aranguren, «El teatro de don Quijote»; Santiago Montes, «La comunicación en Cervantes»; Oscar Echeverri, «Cervantes, ¿poeta frustrado?»; Miguel Capistrán, «El Quijote publicado en México»; Alberto A. Roveda, «Un manual de docencia y código de moral»; Lúdovik Osterc, «El verdadero mensaje del Quijote»; Eulalia Ferrer, «Comunicación en la comunicacióo»; Emiliano Orozco, «El caballero manchego y la comunicación administrativa»; Miguel de Unamuno, «El Caballero de la Triste Figura: ensayo iconológico»; Vicente Lascuráin, «Libros de caballería (sic): insólito fenómeno de la comunicación de masas» y Rafael Santiago, «El sueño americano de Cervantes». Curioso lector, bien podrás haberte percatado de que muchos de estos textos podrían dar ocasión a más de un divertimento de los Locos Amenos, pero en la presente oportunidad sólo he de referirme al ensayito de Emiliano Orozco porque me parece el más descabellado de cuantos conforman el libro, como se podrá ver más adelante en mi glosa. Para tal fin pensé dividir mi intervención en partes pero, dado que el autor comentado se refiere al mundo burocrático de Cervantes y don Quijote, he optado por dividirla en memoriales, lo cual resulta más ad hoc con la materia tratada.

MEMORIAL PRIMERO. DONDE SE DA CUENTA Y RAZÓN DEL AUTOR Y DE SU MÉTODO

Emiliano Orozco -según nos informan unas cuantas notas finales- es Licenciado en Administración y Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México; ha impartido clases de su especialidad en esta casa de estudios y ha ocupado diversos cargos en dependencias gubernamentales. Es, también, coautor del libro Hacia una comunicación administrativa integral y miembro del Colegio de Licenciados en Administración y del Instituto Nacional de Administración Pública. De lo anterior se deduce que puede considerársele una persona capa-

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citada en el ámbito de la administración pública, tanto a nivel teórico como práctico, pero el ser considerado una de las autoridades en el análisis del Quijote me parece cuestionable. Al asomarse a un aspecto un tanto tangencial de su ensayo, como lo es el manejo de las fuentes, la inquietud comienza a manifestarse, ya que no aparece indicada en ninguna parte del trabajo la edición del Quij·ote que utiliza. En segundo lugar se nota de inmediato un caos en el manejo de las referencias bibliográficas, ya que de pronto nos encontramos con «Pról., párrafo 1», lo cual me parece un sistema poco ortodoxo aunque al menos permite localizar la cita. Mayor confusión se crea ante referencias tan desconcertantes como «1, cap. XXVII» o «II, p. 3», y que nada dicen, pues se ignora si los números romanos remiten a la Primera y Segunda Partes del Quijote o si acaso indican uno de los volúmenes de la edición que permanece oculta al lector. De cualquier manera, el enigma queda sin resolver 4. Un asunto de mayor preocupación es la facilidad con la que Orozco realiza afirmaciones tajantes sobre el entorno de Cervantes y que nada tienen que ver con su realidad histórica, como considerar que las épocas de Felipe II y Felipe III son «el corazón mismo de la España feudal» (97). A esta falta de visión sobre la realidad histórica de la España de Cervantes, se viene a sumar el empleo de términos anacrónicos, provenientes de la actual teoría administrativa, y que serán motivo de atención en las secciones siguientes.

MEMORIAL SEGUNDO. DONDE SE HABLA DE LOS ERRORES ADMINISTRATIVOS DE MIGUEL DE CERVANTES

Con la afirmación tan tajante que sirve de epígrafe a estas páginas, Orozco inicia su trabajo, en el que se propone evidenciar el contraste que existe entre la vida de Miguel de Cervantes, «alojado en la comunicación fallida», y la de su crea4

Tras redactar estas notas, al intentar comprobar algunas citas del

Quijote, pude percatarme de que en todos los casos el primer número remitía a la Parte, mientras que el segundo al capítulo, independientemente de la existencia de una abreviatura de página. No obstante, sigo creyendo que su sistema sigue siendo desconcertante para el lector, por lo que opté por dejar mi texto tal y como lo había redactado originalmente.

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ción literaria, don Quijote, quien se encuentra «dando clases en una especie de universidad anárquica sobre el quehacer de gobernar y el arte de comunicarse organizacionalmente con eficacia» (95). Para ello, divide su artículo en varias partes con tal de dar cierto orden a su exposición; sin embargo, debo aclarar que no siempre logra su objetivo ya que frecuentemente mezcla aspectos diferentes, lo cual impide pensar en un trabajo organizado eficazmente. «Cabalgar de Don Miguel en un horizonte de comunicación fallida» refiere los errores cometidos por el escritor alcalaíno a lo largo de su existencia, como lo fueron las continuas pérdidas de libertad, debidas a «barreras, ruidos o interferencias en la comunicación» (Orozco 94). Por ejemplo, su largo cautiverio en Argel fue causado por la incapacidad de Cervantes de embargar comunicación, lo que en la teoría de la administración significa «convencer al receptor de que un mensaje no puede ser trasmitido a un tercero [oo.] por necesidades de confidencialidad, por discreción o por seguridad) (Orozco ro6). Esto implica que Cervantes debió insistir y convencer a los moros de no leer las cartas de recomendación que llevaba a España, lo cual, como es obvio, no hizo; por si fuera poco, los distintos intentos de escapar del cautiverio sc vieron frustrados por fugas de comunicación. Esto último no se aclara si fue debido a errores del mismo escritor. En 1590 dirige al Rey un memorial, que bien podría equipararse con una «solicitud de reingreso a la dependencia de origem) (Orozco 95); de nuevo, en 159 z, encontramos al escritor cometiendo errores administrativos cuando es privado de su libertad por apoderarse del trigo de los graneros reales sin «recabar el acuerdo superior del titular correspondiente)) (Orozca 95). Finalmente, en 1597 vuelve a encontrarse preso en Sevilla donde, como afirma Orozco, se engendró el Qutjote.

MEMORIAL TERCERO. DONDE SE HABLA DE LOS ACIERTOS BUROCRÁTICOS DE DON QUIJOTE

En el «Entorno burocrático de Don Quijote» Orozco se ocupa del medio que compartieron Cervantes y su personaje. Ambos vivieron la España de Felipe TI, quien intentó desconcentrar el poder, a la vez que creaba el servicio civil de

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carrera, lo cual, a su vez, implicaba un sistema de educación continua y la creación de un sistema de incentivos. Felipe III, por su parte, dio marcha atrás a estos logros administrativos de su antecesor, lo cual afectó profundamente a Cervantes y también a don Quijote, como se verá. Alonso Quijano se olvida de la caza y de su hacienda para meterse en un proceso de capacitación como caballero con dimensión pública por el sendero del autodidactismo [... ] A falta de organismos públicos que financiaran sus estudios mediante un sistema de becas (Orozco 96),

se vio precisado a vender sus tierras. Don Quijote logrará, al contrario de Cervantes, analizar con profundidad el contexto burocrático y social de su época; de allí que cualquier estudioso de la comunicación administrativa pueda deducir del Quijote «un verdadero diagnóstico administrativo con enfoque macro» (Orozco 97)' A partir de este momento don Quijote deja de ser considerado como un personaje de ficción, para convertirse en una suerte de modelo a imitar en la vida cotidiana 5. EmiJiano Orozco se vale de numerosas citas que confirman que don Quijote «resulta administrador público, funciona como publirrelacionista, actúa como politólogo, cabalga por el mundo prehistórico de la comunicación administrativa» (98), capacidades que se evidencian especialmente en los consejos que don Quijote le da a Sancho como gobernador de Barataria. Don Quijote, preocupado por la eficiencia, se muestra como un conocedor de la administración de recursos humanos, ya que se vale de técnicas empíricas, análogas a la entrevista, para la selección y la evaluación de su personal; en este caso, Sancho Panza. Éste, a su vez, se muestra motivado para ser inducido al puesto ya que prevé la posibilidad de hacer uso de los servicios de asesoría o consultoría e, inclusive, la experiencia «le lleva a plantear opciones de delegación de funciones en el dilema de la modernidad: delegación versus abdica5 En una intervención oral durante el Convivio, Eric Beaumatin se refirió a que probablemente las interpretaciones más disparatadas del Quijote son las que han pretendido extrapolar leyes prácticas para la vida. Creo que tal es el caso del autor que vengo comentando.

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ción» (Orozco 99)' Ante la posibilidad de no cumplir con las especificaciones mínimas del puesto, debido a su analfabetismo, Sancho afirma que se valdrá de la misma experiencia adquirida en el ejercicio del puesto para suplir estas faltas. La «Carta de don Quijote de la Mancha a Sancho Panza, gobernador de la Insula Barataria» del capítulo LI de la Segunda Parte se vuelve campo, más que propicio, para que Emiliano Orozco demuestre que el caballero manchego se comporta como un «asesor de publirrelaciones y relaciones industriales». Veamos por qué: en este documento don Quijote recomienda al gobernador ganar la voluntad del pueblo, sugiere que no elabore muchas pragmáticas y, en caso de hacerlo, que vele por su cumplimiento. Asimismo, le recomienda la continua consulta de los consejos que le ha dado por escrito porque le serán de utilidad en su gobierno. La carta en cuestión es, pues, un documento de «políticas de alta dirección» ya que le permitirán a Sancho «asegurar el control interno». Ya en este punto, Orozco se extralimita y, como el loco don Quijote, comienza a dar recomendaciones: El análisis de la carta ameritaría distribuirla entre ciertos ejecutivos y administradores, quienes careciendo de manuales de organización, de procedimientos e instructivos, menos tienen pragmáticas para asegurar resultados (100).

El consejo ético de don Quijote «Escribe a tus señores, y muéstrateles agradecido, que la ingratitud es hija de la soberbia, y uno de los mayores pecados que se sabe» (Cervantes 2.429) se convierte en «políticas de relación al accionarÍo». Sancho, quien hasta el momento ha aprovechado los consejos administrativos de su señor, ya será capaz de manejar «la comunicación interna confidencial», ya que se encerrará con el secretarÍo para responder a don Quijote. Como bien recordará el lector de la novela, Sancho deja el gobierno y regresa alIado de su amo, pero la sabiduría con la que ha desempeñado el cargo queda sintetizada en «las constituciones del gran gobernador Sancho Panza» (Cervantes 2.433), lo cual «evidencia una adecuada selección, introducción y desarrollo de personal, en Sancho idóneo para el puesto, ejecutivo a promover gracias a los métodos de Don Quijote administrado!}) (Orozco 101).

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En «El manchego y los símbolos del poden> Orozco tan sólo resalta la atención que Cervantes, ya no don Quijote, presta al dinero y su relación con el poder, mientras que en «Asomo de Don Quijote a la movilidad social y al mercadeo» se refiere, por una parte, al aprendizaje de Sancho y, por otra, a la curiosidad que muestra don Quijote por saber qué se comenta acerca de sus aventuras. Sancho, como gobernador, alienta la movilidad social desde el momento en que pretende acabar con la gente ociosa, a la vez que se preocupa por la productividad y por el respeto a la composición de fuerzas; esto es, que en su programa de gobierno pretende «favorecer a los labradores, guardar sus preeminencias a los hidalgos, premiar los virtuosos, y sobre todo, tener respeto a la religión» (Cervantes 2.406). Don Quijote, a su vez, se muestra preocupado por la opinión pública, por saber qué se dice de sus aventuras; como un empresario moderno desea detectar cuál es la imagen institucional, por eso se asoma a los distintos estratos sociales y generacionales: el vulgo y los caballeros, los ricos y los pobres, los niños y los viejos. Para Orozco, los objetivos personales de don Quijote han partido de insumos falseados; por una parte, sus creencias en la verdad de los hechos narrados en los libros de caballerías y, por otra, en la posibilidad de resucitar la orden de caballería. De la misma manera, los objetivos de algunos de nuestros ejecutivos parten también, en ocasiones, de insumos falseados que se alojan en los estudios de mercadotecnia (marketing plan) [ ... ] cuya exageración de resultados no sólo inducen a equívocos, sino a errores, antecedentes de crasos errores» (Orozco 104). La muerte le sirve a don Quijote -ahora Quesada, según don Emiliano- para llevar a cabo un proceso de evaluación; nuevamente se mostrará preocupado por su imagen personal, ya que no desea dejar la imagen de loco que tiene hasta entonces; también dará una última muestra de motivación a su colaborador Sancho, ya que lo considerará digno de gobernar un reino 6. Finalmente,

6 «Última lección para consignarse en el capítulo de la motivación hacia los colaboradores» (Orozco 105).

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la obra se cierra en el último párrafo cuando el autor siente haber logrado una respuesta intencionalmente deseada: un hombre desencantado y desilusionado por la abyección de las fuentes fallidas de informacióm> (Orozco 105). Antes de concluir este breve, aunque riquísimo, disparatario, el autor decide curarse en salud y, ante lo arriesgado de sus afirmaciones, concluye que forzadas o no, las reflexiones formuladas en este ensayo [...] constituyen al menos un pretexto para seguir explorando las sabias enseñanzas de Quesada por el mundo prehistórico de la comunicación administrativa (Orozco 106).

MEMORIAL CUARTO Y ÚLTIMO O

A MODO DE CONCLUSIÓN

Lo que la lectura de «El hidalgo manchego y la comunicación administrativa» de Emiliano Orozco nos enseña es que aún pervive la idea, de raíz unamuniana, sobre la superioridad de don Quijote sobre Cervantes. Sin embargo, mientras que en el pensador vasco esta idea da sustento a todo un sistema filosófico que intentaba desentrañar el destino histórico de una nación, en Orozco, en cambio, no pasa de ser un lugar común, aceptado sin reparos. Además, tampoco se trata de una idea que se encuentre presente y defendida todo el tiempo, ya que en ocasiones se refiere al ideario de Cervantes, que se expresa a través de su héroe 7, mientras que en otras muestra la superioridad de éste sobre su autor 8, 10 cual, de todos modos, coloca a Orozco en una posición ambigua. También es evidente que Emiliano Orozco, valiéndose de la terminología propia de la administración pública, tiene la intención de encontrar en la novela cervantina principios

7 «Don Miguel, por boca de sus personajes, denuncia la falta de permeabilidad del sistema» (Orozco 103). 8 «La aproximación cervantina al mundo prehistórico de la comunicación administrativa haee patente en la realidad aquel viejo refrán de: "candil de la calle, oscuridad de la casa", considerando su fracaso y simultánea aportación para la sistematización de principios aplicables a la administración pública» (Orozco 104).

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de aplicación práctica en el mundo de nuestros días, que servirán para «obtener éxito en la vida y [ ... ] llevar el idealismo a senderos prácticos» (104). Sin embargo, no se debe olvidar que Cervantes nos enseñó a mantener cierta distancia respecto a la lectura, pues a don Quijote «se le secó el celebro» de tanto leer libros de caballerías, cuyas fantásticas aventuras creyó reales. Para concluir quisiera hacer unas últimas reflexiones de carácter general. En la Primera Circular de este Con vi vio se insinuaba que las aproximaciones extravagantes a la gran creación cervantina surgían casi siempre de un afán de notoriedad; sin embargo, a la vista de algunas otras de las contribuciones a El QuijOte y la comunicación, creo que no en todos los casos existe esta condicionante. En muchas ocasiones lo que existe es una verdadera admiración por el Quijote; no obstante, no hay que confundir el entusiasmo y la sinceridad de intenciones con la capacidad para realizar análisis certeros y provechosos o, para expresarlo con un refrán popular, «el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones».

BIBLIOGRAFÍA

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Ed. Luis Andrés Murillo. 5. ª ed. 2 vols. Madrid: Castalia, 1990. El Quijote y la comunicación. Pról. Octavio Novaro. México: Eds. Comunicación, 1983. EMILIANO OROZCO, «El caballero manchego y la comunicación administrativa». El Quijotey la comunicación 93- 107. MIGUEL DE CERVANTES,

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