El mito gótico en la cronística pleno y bajo medieval

July 26, 2017 | Autor: S. Mariezcurrena | Categoría: Visigodos, Monarquía, Crónicas, Castilla y León, Visigothic, Godos
Share Embed


Descripción

El mito gótico en la cronística pleno y bajomedieval* Salvador I. Mariezcurrena Ponce

El siglo X no fue prolífico en producciones historiográficas. Únicamente hallamos en el solar arturleonés la denominada Crónica de Sampiro1, habitualmente datada a fines del siglo X o comienzos del XI. La crónica sólo se preocupa por relatarnos las guerras y rebeliones que sacudieron los reinados de Alfonso III a Ramiro III. Poco hay en ella de aparato ideológico que permita descubrir los elementos que hemos señalado como característicos del «mito gótico». No obstante la parquedad de la fuente, una nota refleja que el motivo goticista no se encuentra ausente de la mente del autor de la crónica. Al relatar el reinado de Bermudo II, recuerda cómo

* El presente artículo fue publicado inicialmente en la revista La Graja, 4, 2001, pp. 29-32

1

Utilizamos la edición de J. Pérez de Urbel y A. González, Historia Silense, Madrid, 1959, pp. 159-173 1

este rey «leges a Vambano principe conditas firmauit»2. Nada más. Sin embargo, esta escueta reseña ⎯que debemos interpretar a nuestro juicio como un elemento legitimador de la acción regia y que sustenta una cierta idea de continuidad entre el orden gótico y el leonés⎯ sirve para mostrar la vigencia del «hilo del goticismo»3. La Historia Silense4, «nuestra primera gran obra nacional» en palabras de Maravall5, supone la culminación en el reino leonés de la propuesta iniciada por la crónicas del ciclo alfonsino. La Historia Silense despliega todo un aparato propagandístico encaminado a probar la estirpe gótica que llega hasta Alfonso VI, en cuyo tiempo el proyecto restaurador de la monarquía visigoda está llegando a su término. Toda la obra rebosa goticismo. No sólo retrocede al periodo gótico para entroncar así de modo más coherente su relato, sino que la elección de los monarcas visigodos está cuidadosamente elegida. Leovigildo sirve de arranque, pero no para narrar su reinado de forma independiente, sino para contraponer su figura a la de su hijo Hermenegildo. Esta oposición permite llegar al primer monarca realmente destacado, Recaredo, que «non patrem perfidum sed fratris martyris vestigia sequens»6. Es importante cómo se destaca la figura de Recaredo, pues no hay que olvidar que nuestro cronista continuará la tradición iniciada por la Crónica de Alfonso III, haciendo a Alfonso I descendiente de la estirpe leovigildiana Es altamente significativo observar que la crónica nos lo presenta ex Recaredi serenissimi Gotorum principis progenie, lo que casa perfectamente con el elogio que de Recaredo se hace a comienzos de la crónica, silenciando la figura de su padre Leovigildo. Como vemos, se perfilen los elementos legitimadores de tradición gótica, ocultando aquellos aspectos que irían en demérito de la monarquía leonesa, como pudo ser el arrianismo de Leovigildo7.

2

Crónica de Sampiro, 30

3

J.A. Maravall, El concepto de España en la Edad Media, Madrid, 1981, p. 312

4

Utilizamos la edición de J. Pérez de Urbel y A. González, Historia Silense, Madrid, 1959

5

J.A. Maravall, El concepto de España en la Edad Media, Madrid, 1981, p. 313

6

Historia Silense, 3

7

Historia Silense, 26 2

La crónica recogerá las interpretaciones ya tradicionales del ciclo alfonsino. Así, la pérdida de España se personifica en Vitiza8 y Rodrigo9, ya desligado finalmente de la dinastía asturleonesa. La legitimidad monárquica parte, lógicamente, de la tradición gótica, Alfonso VI será «ex illustri Gotorum prosapia ortus»10. El programa restaurador del poder godo arranca, como en la Crónica de Alfonso III, de las rocas de Covadonga11, haciendo «ministros de Satán» a quienes como Oppa o Julián hicieron posible la entrada de los musulmanes en España12. La Historia Silense nos ofrece la consagración del modelo asturiano. Su desarrollo y objetivo ponen de manifiesto que la construcción ideológica de los mozárabes asturianos ha resultado ser la más válida argumentación para fundamentar los proyectos hegemónicos de la monarquía leonesa. Sin embargo, otro elemento se presenta destacable en la Historia Silense. Como ha señalado Maravall13, no sólo arranca de la tradición goticista, sino que sitúa a los monarcas góticos y a sus sucesores plenamente fundidos en el conjunto hispánico. La restauración gótica ya no se manifiesta únicamente en el «regnum», entendido como organización del poder, sino que el programa goticista se va a ampliar al «populus», a la comunidad, sin merma del predominio de la institución y de la persona del rey. *** La cronística castellana descubre de manera tardía los motivos góticos. Tanto en los llamados Anales Castellanos Primeros como en los Anales Castellanos Segundos las noticias sobre el periodo visigodo son escasas y cualquier elemento de los característicos del «mito gótico» se encuentra ausente de las obras14. Habrá que esperar a mediados del siglo XII, fecha en la que suele datarse

8

Se repiten las acusaciones contra Vitiza, ánimo lujurioso, ataques a los cánones, etc. Historia Silense, 14

9

De Rodrigo nos dirá la crónica, sed vita et moribus Victice non dissimilis. Historia Silense, 15

10

Historia Silense, 8

11

Historia Silense, 22

12

Historia Silense, 22

13

J.A. Maravall, El concepto de España en la Edad Media, Madrid, 1981, pp. 313-314

14

J.A. Maravall, El concepto de España en la Edad Media, Madrid, 1981, p. 315 3

la Crónica Najerense15, para encontrar desarrollado en el solar castellano los elementos de tradición gótica. Sin embargo, la utilización de fuentes de tradición leonesa16 hace que las novedades que pudiera ofrecer este escrito queden muy difuminadas. Únicamente, es de destacar la asunción de la tradición goticista en un relato producido en el reino castellano; no obstante, hay que reseñar igualmente que en aquellos aspectos donde la crónica no sigue la tradición leonesa, el elemento gótico se encuentra ausente del relato17. Ya en el siglo XIII, la llamada por Cirot Crónica latina de los Reyes de Castilla18, nos presenta otra concepción de lo gótico. La crónica, que narra sucesos desde el gobierno de Fernán González en 970 hasta la toma de Córdoba en 1236, no manifiesta especial interés por lo godo. Únicamente en dos ocasiones hace referencia a lo visigodo, al señalar la novedad del gobierno de Fernán González como conde de Castilla desde periodo gótico19 y al narrar la conquista de Córdoba de Fernando III20. Esta escasez de referencias hace que Maravall estime la ausencia total de la idea de la herencia gótica, presentando las referencias citadas solamente un valor cronológico21. Desde luego, no puede afirmarse que el «mito gótico» sea un elemento destacado en la Crónica latina de los Reyes de Castilla. Sin embargo, la ausencia de noticias sobre los momentos iniciales de la reconquista, donde suelen agolparse el mayor número de noticias sobre lo gótico, explica en parte la escasa importancia que de lo visigodo manifiesta esta 15

Utilizamos la edición de A. Ubieto, Crónica Najerense, Zaragoza, 1985. Ubieto señala las dificultades que presenta la crónica a la hora de fijar el momento de la redacción de la Crónica Najerense, situando unas fechas extremas que van de 1143 a 1185. A. Ubieto, «Introducción», Crónica Najerense, Zaragoza, 1985, p. 25 16

Entre las fuentes de la Crónica Najerense se encuentran todas las que hemos estudiado hasta ahora, con la única excepción de la Crónica Mozárabe de 754, a las que habría que añadir la División de Wamba, la Storia de Mahometh o las Genealogías de Roda entre otras. A. Ubieto, «Introducción», Crónica Najerense, Zaragoza, 1985, pp. 12-21 17

J.A. Maravall, El concepto de España en la Edad Media, Madrid, 1981, p. 316

18

Utilizamos la edición de M.D. Cabanes, Crónica latina de los Reyes de Castilla, Zaragoza, 1985

19

Comite Fernando Gundissalvi, qui primus tenuit comitatum in Castella post subversionem populi christiani tempore Roderici regis Gotorum factam in Yspaniis. Crónica latina de los Reyes de Castilla, I, p. 15 20

Corduba famosa civitas, nitorem quodam peculiari et ubere solo predita queque tanto tempora captiva tenebatur scilicet a tempore Roderici, regis gotorum, reditas est cultui christiano per laborem et strenuitatem domini nostri regis Ferrandi. Crónica latina de los Reyes de Castilla, III, p. 90 21

J.A. Maravall, El concepto de España en la Edad Media, Madrid, 1981, pp. 316-317 4

crónica. Cierto que esto no es óbice para que se exprese una ideología progótica al narrar acontecimientos posteriores, pero incluso en una crónica abiertamente goticista como la Crónica Silense, la mayor parte de las noticias susceptibles de interpretación como desarrollo del «mito gótico» se encuentran en la narración de la pérdida de España y de los comienzos de la reconquista. Lo gótico forma parte del aparato legitimador de la silense de manera indudable, pero no estamos tan seguros de que se halle ausente por completo de la crónica latina. La rotundidad del juicio de Maravall sobre el valor meramente cronológico de las dos referencias sobre el periodo gótico no nos resulta plenamente acertada. Obviamente, no puede descartarse que la apreciación del profesor Maravall sea la correcta, pero estimamos que ante la ausencia de otras referencias cronológicas de tradición visigoda a lo largo de la crónica puede apuntarse otra significación para estos elementos goticistas, entendiéndolos como parte del aparato legitimador. No creemos casual que las dos citas sobre el reinado de Rodrigo encabecen y cierren la crónica. Pensamos que los dos breves apuntes deben interpretarse como elementos legitimadores. El único poder legítimo es el de procedencia visigoda, por esto se hace necesario recalcar que Fernán González fue el primero en tener el condado de Castilla desde la sublevación del pueblo cristiano en tiempos del rey Rodrigo; es en ese momento donde únicamente podemos hallar un vínculo legítimo que sustente el dominio de Fernán González, cuyo poder en Castilla sólo podría parangonarse por el ejercido por Rodrigo. De manera semejante, la referencia gótica que cierra la obra contrapone las figuras de Fernando III y Rodrigo, si éste perdió España, aquél la recupera. La timidez goticista de la Crónica latina desaparece en las grandes obras cronísticas del siglo XIII.

Tanto el Chronicon Mundi de Lucas de Tuy como el De Rebus Hispaniae de Rodrigo Jiménez

de Rada o la Primera Crónica General de Alfonso X, hacen de lo gótico el hilo conductor de sus relatos. El caso del cronicón tudense resulta menos interesante para nosotros, debido a que la obra encuentra sus fuentes fundamentales en escritos ya analizados anteriormente, tal es el caso de la Crónica Silense o las del ciclo de Alfonso III, lo que implica la repetición de los elementos presentes en éstas. Sin embargo, el De rebus Hispaniae de Rodrigo Jiménez de Rada señala un punto fundamental en la historia del mito gótico. La obra del obispo toledano de origen 5

navarro dedica dos de los nueve libros de que consta a la historia gótica, hasta el punto de recibir también el título de Historia gothica. Los godos «son para don Rodrigo los forjadores de la unidad española y los que logran la mayor extensión territorial y el más floreciente momento cultural»22. Por tanto, para nuestro autor el mito gótico va a presentar ante todo como elemento programático, será el modelo a seguir en los tiempos en que escribe23. No obstante, la historia gótica de don Rodrigo nos presenta ampliamente tratados los otros dos aspectos que caracterizamos como propios de la imagen gótica. Don Rodrigo heredará las cada vez más forjadas explicaciones providencialistas, pero ampliara la culpa gótica no sólo a los dos últimos monarcas godos, sino a otros reyes anteriores, que usaron del parricidio, fratricidio u otras formas ilegítimas de hacerse con el trono, como responsables de la «pérdida de España»24. Pero no se contentará con esto nuestro autor, sino que descubrirá igualmente toda una serie de causas más cercanas para explicar la derrota goda ante los ismaelitas que el juicio de Dios: debilidad del ejército godo fruto de la peste25, pérdida del espíritu bélico a consecuencia de largos años de paz26, destrucción intencionada de murallas y desarme de la población27, todo un rosario de circunstancias que nos muestran a un historiador preocupado por hallar una serie de causas humanas y materiales que expliquen el desastre28. Por lo que respecta a la vertiente legitimadora, la monarquía asturiana seguirá entroncando con el «gloriosísimo príncipe Recaredo»29 y mostrando la vertiente más enaltecedora de la tradición goda.

22

J. Fernández Valverde, «Introducción», Historia de los hechos de España, Madrid, 1989, p. 47

23

Ibid.

24

De Rebus Hispaniae, III, 22

25

De Rebus Hispaniae, III, 20

26

Ibid.

27

De Rebus Hispaniae, III, 16

28

L.A. García Moreno, El fin del reino visigodo de Toledo, p. 29

29

De Rebus Hispaniae, IV, 16 6

La Primera Crónica General es el último gran eslabón de una cadena que vimos iniciarse en el siglo IX. Así, la obra fruto del taller historiográfico alfonsino, nos vuelca al romance todos los elementos antes señalados y que ya se han configurado como básicos de una historia nacional. El siglo XIV es parco en referencias goticistas. Sin embargo, la tendencia restrictiva que presentan las obras historiográficas de este siglo, empeñadas en la narración de un periodo muy corto, explica porqué lo gótico apenas tiene realce. El «mito gótico» se nos ha caracterizado como el hilo conductor de la historia nacional, por tanto, es lógica su ausencia cuando el periodo historiado se ciñe a los márgenes de un reinado. Prueba de que este ocaso de lo gótico en el XIV no significa su destierro de los modelos interpretativos globales, la hallamos en el siglo siguiente. En efecto, a lo largo del siglo XV se nos aparece nuevamente lo gótico como fundamento de lo nacional. Por ejemplo, la defensa de los derechos de Castilla por Alfonso de Cartagena ante el Papado y enfrentado a Portugal, va a encontrar en la herencia del reino visigodo, herencia propia de Castilla, la base legal para reclamar la primacía del derecho de Castilla a la soberanía sobre Canarias30. El «mito gótico» va a ser una realidad activa a lo largo de toda la Edad Media española. Únicamente a fines del siglo XV y principios del XVI, fruto del afán anticuarista del humanismo, va a ceder su posición hegemónica como hilo conductor de la historia hispana al mito de los prisci hispanis, habitantes de la península anteriores a la llegada de romanos y godos y verdaderos fautores de la historia nacional31. No deja de resultar significativo ver cómo el mito gótico va a ser sustituido por uno de los modelos de mayor vigencia hasta nuestros días, el indigenismo, especie que periódicamente aparece como guía del proceso histórico.

30 31

A. de Cartagena, Allegationes... super conquesta Insularum Canarie contra Portugalenses anno domini 1435

Vid. R. González Fernández, «El mito gótico en la historiografía del siglo civiliación. Antigüedad y cristianismo, III, Murcia, 1986, pp. 289-300 7

XV»,

Los visigodos. Historia y

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.