EL MITO DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

July 28, 2017 | Autor: J. Campos Gavilán | Categoría: Chile, Universidad, Neoliberalismo, Carlos Peña
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EL MITO DE LA CONCEPCIÓN AMPLIA DE UNIVERSIDAD PÚBLICA

Francisco Javier Campos Gavilán1

“El conocimiento debe ser la gran palanca para el acceso a la igualdad de oportunidades, a los frutos del progreso, a una mejor calidad de vida de las chilenas y chilenos en el siglo XXI”2

En los últimos años se ha hecho cada vez más patente el descontento generalizado de la población con el sistema educacional que nos rige, lo que ha llevado a que nos encontremos ante una verdadera crisis de legitimidad del actual modelo que heredamos de la dictadura. Y que afecta principalmente a los jóvenes provenientes de familias no privilegiadas, lo que confirma la profunda injusticia social que afecta en todo ámbito a nuestro país y se manifiesta día a día en el ámbito educacional. A propósito de esta crisis de legitimidad se ha iniciado un debate en torno a la definición de la Universidad Pública, discusión que tiene efectos directos en lo que nos importa, generar políticas en educación tendientes a combatir la desigualdad y mejorar la calidad de la educación, centrándose la discusión en si el conocimiento debe ser considerado un bien público o no. El debate comienza y termina con la misma pregunta: ¿Qué entendemos por Universidad Pública? Resumiendo las cosas, tenemos dos posiciones antagónicas, una que considera como pública a una universidad cuando es de propiedad estatal, es decir, hace sinónimo

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Abogado, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. Alumno tesista del Magíster en Derecho con Mención en Derecho Privado de la Universidad de Chile. 2 PÉREZ Víctor, Nuevo Trato con el Estado: Hacia una Política para las Universidades Estatales. Universidad de Chile, Santiago, 2009. p.7

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lo público y lo estatal. La que denominaremos concepción estricta de Universidad Pública. Y por el otro lado, la tesis que sostiene que es Universidad Pública aquella que genera bienes públicos, con prescindencia de su propiedad. Denominada concepción amplia de Universidad Pública. La cual entiende que es pública toda universidad, independiente de si es pública o privada que genera conocimiento que beneficia a la sociedad. A propósito de la opción que elijamos asignaremos el rol que le corresponde al Estado, ya sea como el encargado de generar conocimiento o bien como un mero ente regulador.

¿Por qué es importante? Si ponemos las cosas sobre la mesa. En un escenario en que se plantea la gratuidad en la educación superior, el financiamiento estaría dirigido solo a ciertas Universidades, las que sean entendidas como públicas. Denominación que viene dada porque serían financiadas en todo o en parte, con fondos públicos. Desde esta premisa se funda el notable esfuerzo intelectual de quienes utilizando todos los recursos argumentativos disponibles intentan convencernos de que aun las universidades de propiedad privada deben ser consideradas para estos efectos, como públicas. A partir de esta realidad nace nuestro interés por dejar al descubierto el disfraz que oportunamente se intenta dar a las universidades privadas. Para alcanzar este objetivo se hace necesario desmentir los argumentos que han esgrimido para justificar su posición y dar una explicación contextualizada de los intereses que hay de fondo, a fin de no ser cómplices de un proyecto que perjudica a la educación pública y deja al costado las políticas de mejoramiento de la calidad. Aun cuando somos conscientes que esta parece ser una batalla pérdida, a la luz de la lectura del Programa de Gobierno de la Nueva Mayoría y los últimos dichos del Ministro Eyzaguirre, en donde ha quedado claro que el Poder Ejecutivo ya ha tomado su elección, la defensa de lo público más allá de lo estatal. ¿Qué sostienen?

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La bandera de lucha en defensa de la concepción amplia de Universidad Pública ha sido liderada en Chile principalmente por Carlos Peña y José Joaquín Brunner, académicos ligados a la Universidad Diego Portales. Quienes desde hace unos años vienen argumentado que no existe vinculación necesaria entre lo que denominamos público y la universidad estatal. Justificando esta hipótesis desde su óptica neoliberal que entiende al producto que generan todas las universidades, como bien público, que como tal se caracterizaría por tratarse de un bien que carece de rivalidad para su consumo, y que además genera beneficios, en este caso, conocimiento, que se difuminan entre un conjunto de personas (la sociedad) y beneficia incluso a aquellos que no han pagado los costos que ha implicado su desarrollo. De ahí entonces, que siguiendo su lógica, lo que corresponde es que la producción de dichos bienes públicos sean financiados con cargo a rentas generales, es decir fondos estatales, ya que con ellos se financia la generación de conocimiento que a la larga favorece a la sociedad en su conjunto.3 Para justificar su tesis, han acudido a explicaciones filosóficas e históricas, así han argumentado incluso la existencia de una cultura nacional histórica de la educación superior en Chile.4 Han recurrido además a una visión sesgada de las ideas Habermas y Kant, para diferenciar la esfera pública con el ámbito estatal por medio de la noción kantiana del uso público de la razón. 5 Con todo, la tesis central no es nueva, sino que está completamente contenida en el libro publicado en el año 2011: “El Conflicto de las Universidades: Entre lo Público y lo Privado” (Ediciones Universidad Diego Portales, editado por Carlos Peña y José Joaquín Brunner, y yendo aún más atrás es plenamente coincidente con el modelo de sistema universitario que ya en 1991 José Joaquín Brunner defendía en su libro "La reforma de 1980. Diez años después”. Esta defensa, a lo que denominamos concepción amplia de Universidad Pública, ejercida por Brunner y su discípulo Carlos Peña, se condicen claramente con el sistema de educación neoliberal que Brunner defiende, basado en lo que denomina la matriz de provisión mixta que el país supuestamente ha tenido históricamente y que a la larga ha permitido y tolerado la masificación de la educación superior, en línea con la Declaración de Bolonia de 1999, que como veremos significó en España un proceso muy similar al que hoy vivimos en nuestro país. 3

PEÑA, Carlos. Lo Público y las Universidades. Editorial El Mercurio. 20 de marzo de 2014. Santiago. BRUNNER, J.J. Informe Mitos y Realidades de la Educación: “Claves para el Debate sobre la Calidad Educacional”. Santiago, 2007. Disponible en: http://200.6.99.248/~bru487cl/files/mitos.pdf 5 Se recomienda revisar: MAYOL, Alberto. El Público Espacio en que no está Carlos Peña. El Mostrador. 24 de marzo de 2014. Disponible: http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/03/24/el-publico-espacio-enque-no-esta-carlos-pena/ 4

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¿Cómo se disfraza? Cabe ahora centrarnos en determinar qué es lo público. En lo jurídico la cosa es simple, se es público cuando es provisto por el Estado a cualquier nivel, ya sea central, municipal o a través de un organismo autónomo dependiente del financiamiento de estado, como sería por ejemplo la Contraloría General de la República. De ahí entonces que entendamos como derecho público a todo aquello en donde tiene que ver el Estado, no existiría derecho público en una situación en que ambas partes son particulares. Siguiendo esta lógica, sería Universidad Pública la provista por el Estado. No cabe, entonces ninguna acrobacia intelectual capaz de ampliar el concepto de público desde una perspectiva estrictamente jurídica. Ahora viendo las cosas con los ojos economicistas de Peña, en sentido de que el conocimiento generado por los egresados de cualquier universidad, pública o privada, beneficiaría al resto de la sociedad. Ejemplo de ello, sería el caso de que un profesional egresado de una universidad privada descubra la cura a un tipo de cáncer, siguiendo la lógica que propone Peña. estaríamos en presencia de un bien público porque este descubrimiento beneficiaría a la sociedad, aun cuando este conocimiento signifique un beneficio económico particular para el profesional que generó este avance. Sin embargo, no se percata, que el logro de este profesional no sería más que una externalidad positiva para la sociedad, en términos económicos, por cuanto el bien producido, es de propiedad de su autor, y no de la sociedad, que deberá retribuir al profesional para beneficiarse de su conocimiento. ¿Qué intereses hay detrás? La publicación editada por J.J. Brunner y Carlos Peña, titulada: “El Conflicto de las Universidades: entre lo público y lo privado” nos entrega ideas centrales de este pensamiento y los intereses que lo sustentan. De su análisis podemos desprender que la férrea defensa a la concepción amplia de Universidad Pública va íntimamente ligada al sistema diferenciado de universidades vigente en Chile desde la dictadura, que diferencia entre universidades simples y complejas, en resumidas cuentas, si realizan o no investigación. Su relación la explica muy bien Pedro Morandé, uno de los autores del libro comentado, quien justifica que no correspondería definir a la universidad como pública o privada según su propietario, por cuanto las universidades llamadas privadas, que en su mayoría son universidades simples o docentes (es decir que no desarrollan ningún tipo de investigación) se asemejarían a las universidades medievales, que no dependían del Estado central y consideraban al saber cómo un bien público compartido que aspiraba a la independencia del poder, en contraste con la universidad moderna, que 4

tanto pavor provoca en Carlos Peña, que reclama un carácter público a partir de su vinculación con el Estado.6 Con su tesis se intenta asimilar a la universidades privadas chilenas, las mismas que se han visto envuelta en los conflictos de crisis de educación que todos conocemos, con universidades medievales europeas, como la Universidad de Bolonia (?). Y lo que es peor, entiende y pretende argumentar, que el aporte que realizarían estas universidades a la sociedad sería un bien público que redundaría en un beneficio social, y que a partir de esta circunstancia se justificaría la no distinción entre universidades públicas y privadas según su propietario. Defendiendo así la concepción amplia de Universidad Pública, que considera a universidades privadas como generadoras de bienes públicos. La argumentación de quienes están en favor de la concepción amplia de Universidad Pública debe entenderse desde el lugar que ocupan y los intereses económicos y políticos que defienden, para contextualizar este punto es útil revisar lo señalado por Carlos Peña el día 10 de abril de 2014, en su columna en El Mercurio, en que declaró sin tapujos que todas las universidades, incluidas las estatales: “no pueden estar al margen de una economía monetarizada y capitalista”, estando obligadas a competir para tener éxito, asumiendo lo que denomina “capitalismo académico”, que no es más que subordinar la educación al mercado dominado por los principios de la OCDE, idea desarrollada anteriormente en la Estrategia de Lisboa 2000, que establece la competitividad de las instituciones por medio de evaluaciones permanentes. Lo que se condice plenamente con la lógica neoliberal y que si lo lleváramos al campo empresarial no presentaría reproche alguno, sin embargo, lo que Peña nos propone, es aceptar que esta mercantilización de la educación superior sea financiada con recursos estatales. 7 Esta política conlleva a legalizar el hecho de que las universidades se apropien del conocimiento que generan financiadas con fondos públicos, y lo aprovecen para su propio interés (el del controlador), con lo cual lo que en principio es público (recursos públicos) se privatiza, y genera lucro que beneficia al privado, y no a la sociedad. ¿Qué se propone? Teniendo en cuenta que nuestro objetivo es combatir las desigualdades sociales por medio de una educación que integre y esté disponible para todos quienes posean las 6

En: Brunner J.J. y PEÑA, C. El Conflicto de las Universidades: Entre lo Público y lo Privado. 2011. Santiago. 7 LAVÍN, Leopoldo. Carlos Peña, el ministro Eyzaguirre y el “capitalismo académico. Columna El Ciudadano. 12 de abril de 2014. Disponible en: https://www.elciudadano.cl/2014/04/12/104100/carlospena-el-ministro-eyzaguirre-y-el-capitalismo-academico/

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capacidades, no nos parece que el camino sea entregar los escasos recursos públicos con que dispone el Estado, a un mercado que buscará rentabilizar dichos fondos, en consonancia con los intereses de los dueños de las universidades. Creemos que dichos fondos debieran focalizarse en un proyecto político educacional de carácter humanitario, representado por universidades realmente públicas, en donde no exista un grupo controlador o un programa valórico que defender, y en el cual la generación de conocimiento sea entendido como un bien común, en donde, y tal como ocurrió en Chile hasta 1980, sean las universidades públicas quienes colaboren en la formación de otras universidades, eliminando así la idea del mercado educativo y reemplazándola por un sistema humanitario. Y es que solo desde este modelo se puede entender el rol clave que tuvo la Universidad de Chile en la formación de nuevas universidades o facultades, como explica muy bien Ennio Vivaldi, esta es la clave que diferencia un mercado educativo y un sistema educativo, y es que ¿a alguien se le ocurre que bajo la lógica economicista una universidad privada ayudaría a su rival? Claramente, no. 8 Llama la atención revisar los argumentos que se han esgrimidos en contra de quienes defienden un sistema humanitario en la educación, entre ellos, en particular nos preocupa, aquel que realiza una crítica de las universidades estatales a partir de nuestra situación actual. Dicha crítica no estriba en considerar que siguiendo los instrumentos internacionales, ninguna universidad en Chile es de carácter pública (ni siquiera la Universidad de Chile), pues todas obtienen más de la mitad de su financiamiento por medio de los aranceles, lo que ha obligado a que todos los planteles universitarios, incluidos los del Consejo de Rectores, hoy compitan en búsqueda de alumnos para autofinanciarse. De ahí entonces, que si bien no deja de ser cierto el análisis que concluye, que muchas universidades estatales son más bien docentes y desarrollan menos investigación que algunas privadas, debe tenerse en cuenta que este es un análisis sesgado y oportunista, porque no hace mención alguna al modelo actual que conlleva a que aún las universidades públicas necesiten competir a fin de financiarse. 9 Lo que ha generado, como resultado de toda competencia mercantilista, que sólo algunas universidades públicas puedan desarrollarse como universidades complejas, en desmedro de otras, que en principalmente debido al sistema mixto de financiamiento han ido quedando marginadas del sistema, y se han desarrollado únicamente como docentes. De ahí entonces que la crítica a algunas universidades públicas en función de rankings 8

VIVALDI, Ennio. Universidades Públicas: la verdadera controversia. El Mostrador. 20 de marzo de 2014. Disponible: http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/03/20/universidades-publicas-la-verdaderacontroversia/ 9 Editorial de El Mercurio, 2014. Santiago, Chile. 28 de abril.

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que grafican un bajo desempeño en investigación, comparado a algunas universidades privadas, es manifiestamente sesgado sino se revisan las políticas de financiamiento mixta. Lo que nos obliga a discutir sobre la pertinente necesidad de generar un sistema educacional propiamente tal, en donde las universidades dependientes del Estado, no deban competir en la lógica mercantilista para auto sustentarse y puedan en cambio, enfocarse en el conocimiento, guiado por el bien común, y no en cómo sustentarse económicamente.10 Otra de las críticas realizadas a quienes defienden la Universidad Pública, en su sentido estricto, es que al identificar lo público con lo estatal, existiría un solo lugar desde el que se construiría lo político, empobreciéndose así el espacio público, que surgiría desde la diversidad humana. 11 Carlos Peña también concluye que la defensa de la concepción amplia de lo público serviría para favorecer la diversidad. Para aclarar el punto, es necesario hacer hincapié en que los autores, justifican su crítica a partir de la premisa de que las universidades privadas son pluralistas y que por el contrario, las estatales estarían dominadas por el poder político. ¿Olvidarán que la figura del Rector en las universidades públicas son electas mediante elecciones directas? ¿Desconocerán la existencia de instituciones de representatividad como el Senado Universitario? ¿Conocerán el efecto que se genera en la mayoría de las universidades privadas cuando un profesor desarrolla una línea de pensamiento contraria a la del controlador? No es necesario revisar cada una de estas interrogantes para concluir que las universidades privadas están muy lejos de ser las custodias de la diversidad. Parece ser que quienes sostienen la concepción amplia de la Universidad Pública prefieren entender el concepto de autonomía universitaria como la libertad que tiene el grupo controlador para hacer y deshacer al interior de la institución, tal como sucede en una empresa. Se hace imperioso contrastar ambas concepciones, desde una perspectiva enfocada en cuales serían los mal llamados bienes públicos que se desarrollarían con el financiamiento estatal. Pues si aceptamos la concepción amplia de Universidad Pública y considerando el supuesto básico e indiscutible de autonomía universitaria, la decisión de escoger que áreas del conocimiento se desarrollarán y desde qué óptica se hará, dependerá, de la dirección de la universidad, nombrada, como es obvio, por sus dueños. 10

A raíz de esta misma situación de hecho se explica el proceso de proliferación de sedes regionales de universidades pertenecientes al Consejo de Rectores, proceso que obedece a oportunidades de mercado que le permitan competir comercialmente. 11 MANSUY, Daniel. Lo Público y lo Privado. Blog Digital. 02 de abril de 2014. Disponible: http://voces.latercera.com/2014/04/02/daniel-mansuy/lo-publico-y-lo-privado/

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Cabe entonces cabe preguntarse, es esperable que una universidad que se define como Opus Dei desarrolle investigación que vaya en contra de su línea de pensamiento, o viéndolo desde un sentido económico, si debe escoger entre desarrollar una investigación entre humanidades y ciencias aplicadas, ¿Cuál escogerá? La experiencia nos dice que con los fondos estatales se financiarían proyectos económicamente rentables para las universidades, las que por una cuestión económica priorizarías áreas de conocimiento capaces de generar bienes privados transables, en desmedro de otras áreas. Repitiendo así el patrón actual de universidades que se estructuraran en función del sentido de oportunidad y no de vocación, y lo que es grave, por medio de recursos públicos, los que por su naturaleza deberían ir dirigidos en función del bien común.12 En un modelo planteado de esta forma las consecuencias son evidentes, los fondos públicos se destinan a intereses corporativos y económicos que coaptan dichos recursos para su propio beneficio, lo que se traduce en lucro. Pero lo más grave, no es que dichos fondos sean destinados una ganancia personal, sino que se utilicen en desmedro de las necesidades públicas que un país en vías de desarrollo y con una tremenda desigualdad requiere y en donde la Universidad Pública juega un rol esencial para alcanzar el tan anhelado desarrollo. No puede desestimarse tampoco replantearse si debe seguir existiendo, o no, la distinción entre universidades simples y complejas, porque al determinarse que una universidad será únicamente docente, además de todo lo revisado, se está optando por una determinada manera de entender el manejo en aula, por cuanto es un hecho que para ser un buen docente, se debe investigar. Así se hace imperioso reflexionar respecto a lo que entendamos por calidad de la educación. ¿Cuál es el objetivo? El objetivo no es eliminar las universidades privadas como se ha intentado caricaturizar, es innegable que han sido un aporte en la historia cultural de nuestro país, por lo demás la existencia de plantes universitarios autónomos con valores propios reconocidos por el

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Al respecto, el profesor de Filosofía, Carlos Fernández señala: “Al volcar la financiación pública en proyectos académicos que ya gozan de ''fuentes externas'' de financiación lo que se hace lisa y llanamente es subvencionar con dinero público actividades empresariales privadas (al tiempo que se ahoga la financiación pública de actividades de interés ciudadano que no sean rentables). Al mismo tiempo, las empresas se apropian de un ejército de becarios pagados con los impuestos y que trabajarán para ellas y sus propios intereses mercantiles”. FERNÁNDEZ, Carlos. Golpe de Estado en la Academia. Blog Publico. 31 de marzo de 2008. Disponible en: http://blogs.publico.es/dominiopublico/416/golpe-de-estado-en-laacademia/.

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Estado, forma parte de una República democrática laica. 13 El interés tampoco es oponernos a que las universidades privadas puedan percibir fondos estatales, pues nada impide que una universidad privada en forma autónoma decida alinear su pensamiento con el de carácter público, produciendo investigación útil al bien común, lo que puede ser financiado en todo o en parte con fondos estatales, utilizando herramientas ya existentes, como el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT) dependiente de CONICYT, organismo subordinado al Ministerio de Educación. Sabemos que las estrategias argumentativas de José Joaquín Brunner y Carlos Peña no son nuevas y siguen el mismo patrón de lo ocurrido en España hace un par de años, en donde el debate de quienes estaban en favor del denominado proceso de Bolonia consistió en exhibirlo ante la opinión pública con la demagógica estratégica que consiste en decirle a la gente exclusivamente lo que le agradará escuchar, tal como que bajo un sistema mercantilista, los estudiantes encontrarán un empleo calificado para sus estudios y podrán moverse libremente de una universidad a otra, como de un empleo a otro. Propaganda, que tal como sucede hoy en Chile, omite la finalidad encubierta que hay detrás, destinada a la disminución del espacio universitario, la desaparición de la autonomía académica frente al mercado y la liquidación del Estado social, lo que en suma persigue subordinar las arcas públicas al beneficio privado.14 Con todo, nuestra ambición más íntima es sentar las bases para iniciar una revisión completa al modelo economicista que desde la dictadura se ha venido implementado en Chile y el cual se ha consolidado de la mano de organismos internacionales que han dado sustento económico e ideológico al sistema, hablamos principalmente de lo que ha realizado la OCDE, organismo que desde los años noventa ha venido acentuando el carácter economicista de la universidad, estableciendo recomendaciones a los países miembros, destinadas a subordinar la educación al mercado por medio de una serie de índices y mediciones que han obligado incluso a las instituciones de educación superior estrictamente públicas supeditarse a la vorágine de la competitividad. Lo que además se ha ido consolidando por medio de proyectos que han consolidado este modelo, tales como el Proyecto Tuning, Universia y la Estrategia de Lisboa 2000. Y por supuesto la Declaración de Bolonia en 1999 que establece como 13

Cabe señalar que ni aún en el gobierno socialista de Salvador Allende, se intentó eliminar. Lo cual quedó reflejado en la ley 17.398, del año 1971, en que se estableció que las universidades privadas gratuitas y sin fines de lucro recibirían del estado su aporte, además reiteraba la autonomía de estas instituciones. 14 PARDO, José Luis. La Descomposición de la Universidad, artículo de EL PAÍS, 10 de noviembre de 2008. Disponible: http://elpais.com/diario/2008/11/10/opinion/1226271612_850215.html

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recomendación someter enteramente el régimen de funcionamiento de las universidades a las necesidades del mercado. Organismos como la OMC, el Banco Mundial y el FMI han participado activamente en esta mercantilización de la educación, que no viene sino a profundizar el neoliberalismo imperante, procurando convencernos que solo por medio de éstas políticas lograremos ser un país desarrollado. Es tal vez el momento en que ampliemos nuestro campo de visión y vislumbremos los otros modelos, que no entienden a la educación como un negocio, tal como quedó establecido en la Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y el Caribe en 2008, auspiciada por la UNESCO, que en su Declaración final fue enfática en señalar: “La Educación Superior es un bien público social, un derecho humano y universal y un deber del Estado. Esta es la convicción y la base para el papel estratégico que debe jugar en los procesos de desarrollo sustentable de los países de la región.”15 Incluso universidades privadas, como la Pontificia Universidad Católica de Perú, se han situado desde el lado humanitario y han entendido que las universidades deben tener un papel relevante en la paz, la estabilidad democrática, el fortalecimiento de los valores ciudadanos y la conservación de la diversidad cultural. Se propone entonces la creación de un programa de cooperación universitaria que dirija sus objetivos en acciones que tengan un mayor impacto social y un efecto multiplicador, como eliminación de la pobreza, protección del medio ambiente, desarrollo científico, tecnológico, mejora de la calidad de vida y formación de personal docente en todos los niveles de la educación. En suma, un sistema propiamente tal, como el desapareció en Chile hasta 1980 he implicó un modelo liderado por la Universidad de Chile. Lo que pretendemos es que el debate no se centre en cuestiones de financiamiento y fiscalización, sino que se dirija a idear un modelo donde el objetivo sea mejorar las condiciones de vida de nuestros habitantes por medio de un sistema en que se coordinen Estado, empresas y sociedad civil, y que entienda que el problema de la educación debe estar legitimado en función de la justicia social. Pues como bien plantea, el sociólogo español Manuel Castells, si se mejoran las condiciones de vida de los habitantes y se genera un proyecto país donde la clave es la generación del conocimiento, mejorándose así la calidad de la educación, se producirá una renovación

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UNESCO-IESALC. Declaración y Plan de Acción de la Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y el Caribe. 2008. p.8.

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cualitativa del sistema de producción que nos permitiría alcanzar el desarrollo en forma amigable con el mundo globalizado en que estamos insertos. 16

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CASTELLS, Manuel. Globalización, Desarrollo y Democracia: Chile en el Contexto Mundial. Fondo de Cultura Económica, Santiago, 2005.

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Bibliografía

1. Brunner J.J. y PEÑA, C. El Conflicto de las Universidades: Entre lo Público y lo Privado. 2011. Santiago. 2. BRUNNER, J.J. Informe Mitos y Realidades de la Educación: “Claves para el Debate sobre la Calidad Educacional”. Santiago, 2007. Disponible en: http://200.6.99.248/~bru487cl/files/mitos.pdf 3. CASTELLS, Manuel. Globalización, Desarrollo y Democracia: Chile en el Contexto Mundial. Fondo de Cultura Económica, Santiago, 2005. 4. ELGUETA, M. y PALMA, E. Apuntes de Clase curso Docencia Universitaria y Didáctica del Derecho. Magíster en Derecho con Mención. Fac. Derecho, Universidad de Chile. 2014. 5. FERNÁNDEZ, Carlos. Golpe de Estado en la Academia. Blog Publico. 31 de marzo de 2008. Disponible en: http://blogs.publico.es/dominiopublico/416/golpede-estado-en-la-academia/. 6. LAVÍN, Leopoldo. Carlos Peña, el ministro Eyzaguirre y el “capitalismo académico. Columna El Ciudadano. 12 de abril de 2014. Disponible en: https://www.elciudadano.cl/2014/04/12/104100/carlos-pena-el-ministroeyzaguirre-y-el-capitalismo-academico 7. MANSUY, Daniel. Lo Público y lo Privado. Blog Digital. 02 de abril de 2014. Disponible: http://voces.latercera.com/2014/04/02/daniel-mansuy/lo-publico-y-loprivado/ 8. MAYOL, Alberto. El Público Espacio en que no está Carlos Peña. El Mostrador. 24 de marzo de 2014. Disponible: http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/03/24/el-publico-espacio-en-que-no-estacarlos-pena/ 9. PARDO, José Luis. La Descomposición de la Universidad, artículo de EL PAÍS, 10 de noviembre de 2008. Madrid. Disponible: http://elpais.com/diario/2008/11/10/opinion/1226271612_850215.html 10. PEÑA, Carlos. Lo Público y las Universidades. Editorial El Mercurio. 20 de marzo de 2014. Santiago. 11. PÉREZ Víctor, Nuevo Trato con el Estado: Hacia una Política para las 12

Universidades Estatales. Universidad de Chile, Santiago, 2009. 12. UNESCO-IESALC. Declaración y Plan de Acción de la Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y el Caribe. 2008. 13. VIVALDI, Ennio. Universidades Públicas: la verdadera controversia. El Mostrador. 20 de marzo de 2014. Disponible: http://www.elmostrador.cl/opinion/2014/03/20/universidades-publicas-laverdadera-controversia/

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