El “mestizo” de la Sierra Tarahumara, entre la indiferencia y el olvido antropológico

May 24, 2017 | Autor: I. Fierro Reyes | Categoría: Antropología Social, Mestizaje, Sierra Tarahumara, Relaciones interétnicas
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Descripción

Expedicionario Año 3 Núm. 6 Agosto de 2014 BOLETÍN DE LA ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA DEL NORTE DE MÉXICO

EL CONCEPTO

Mestizo, EN LO TEÓRICO Y EN LO PRÁCTICO

Directorio

Instituto Nacional de Antropología e Historia

Índice

Presentación Abel Rodríguez López

María Teresa Franco González Dirección General Cesar Moheno Secretaría Técnica Leticia Perlasca Núñez Coordinación Nacional de Difusión

Escuela de Antropología e Historia del Norte de México

Lo mestizo entre el blanco y el negro: Una hipótesis de trabajo interdisciplinar Abel Rodríguez López

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Mestizaje e indigenismo en México Amelia García Ramírez

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El “mestizo” de la sierra tarahumara, entre la indiferencia y el olvido antropológico Irma Gabriela Fierro Reyes

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“Mestizo” de la biología al hecho social Un compromiso antropofísico Lilian Ivette García Maya

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Una reflexión sobre el uso del término “mestizo” desde la antropología física Minea Merlina Sánchez Crispín

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Del contacto al mestizaje lingüístico Edgar Adrián Moreno Pineda

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Rodolfo Coronado Ramírez Director Blanca Lilia Martínez De León Mármol Secretaría Académica Mónica Sofía Iturbide Robles Subdirectora de Difusión,Vinculación y Extensión

Consejo de publicaciones Andrés Oseguera Montiel Daniel Calderón Carrillo José Abel Valenzuela Romo Tobías García Vilchis

Responsable de la edición Tobías García Vilchis

Edición y diseño Ahidaly Ponce de León Prieto

Agenda Cultural y Académica Mónica Sofía Iturbide Robles

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Expedicionario

El “mestizo” de la sierra tarahumara, entre la indiferencia y el olvido antropológico IRMA GABRIELA FIERRO REYES - EAHNM, EXTENSIÓN CREEL El término Sierra Tarahumara hace referencia a una vasta región geográfica que cuenta con una extensión aproximada de 60,000 kilómetros cuadrados, y que corresponde a la sección de la Sierra Madre Occidental que se ubica en la parte oeste del territorio chihuahuense, abarcando 20 municipios de esta entidad (Sariego, 2008).

“mestizo” en la Sierra Tarahumara, ni mucho menos una tradición en investigación etnográfica que dé cuenta de las características socioculturales de este numeroso grupo de población. Clásicamente, los estudios antropológicos sobre la zona han hecho referencia al mestizo como sólo eso, como un referente contextual, que forzosamente aparece en la narrativa etnográfica para poder entender las dinámicas socioculturales que giran alrededor de la población indígena. En todos ellos, podemos advertir un cierto recelo y una notoria resistencia a hablar de aquellos grupos de población que también han habitado por siglos el territorio que corresponde a la Sierra Tarahumara.

Por sus contenidos ecológicos, históricos, económicos y socioculturales, la Sierra Tarahumara ha sido el centro de numerosas investigaciones de diversa índole, entre las que destacan las de carácter antropológico. Para aquellos que han llegado hasta este lugar motivados por su riqueza cultural, la Sierra Tarahumara ofrece un mosaico complejo de identidades, así como uno de los escenarios étnicos más emblemáticos de nuestro país, en el que convergen habitantes rarámuri, tepehuanos, guarijíos y pimas.

Ante este panorama, cabe entonces preguntarnos, ¿qué es lo que impide que se realicen trabajos etnográficos en torno al mestizo en la Sierra Tarahumara?, ¿cuáles son los rasgos que de manera implícita subyacen a este “olvido” antropológico?

Muchos pensarán que al ser un lugar predilecto para el análisis sociocultural, todo se ha dicho (o al menos esbozado) sobre él. Sin embargo, la realidad es otra. Sólo basta con echar un vistazo a la serie de trabajos etnográficos que se han realizado durante las dos últimas décadas en la escena de la antropología local, para darnos cuenta que en todos ellos se evidencia un notable vacío en cuanto a la exploración de uno los sectores sociales más importantes de la región serrana: el “mestizo”1.

Quizá una de las posibles respuestas a dichas interrogantes sea el hecho de que la figura del mestizo, por mucho tiempo, representó (y al parecer sigue representando) uno de los tantos anti ethos del quehacer antropológico. Para el etnógrafo, preocupado por develar la naturaleza del otro, el mestizo forma parte de una categoría identitaria más cercana a su propia realidad, y que, incluso, puede llegar a ser la misma. Por lo tanto, el mestizo deja de cobrar interés para quienes están motivados en conocer lo ajeno, lo extraño.

De manera general, las temáticas en las que se engloban dichas investigaciones son la defensa de la autonomía política, los derechos colectivos y culturales de los pueblos originarios; la minería, el análisis crítico de las estrategias y políticas públicas de educación y desarrollo en la región; el estudio sobre la cosmovisión, las prácticas alimentarias y sus transformaciones en el tiempo, así como el rescate de la etnografía y la vida ritual de los grupos indígenas minoritarios de la Sierra (Sariego, 2011). En todas ellas, sin duda alguna, el foco de atención es la realidad indígena.

Al ser el asunto indígena uno de los temas predilectos para la antropología en países como México, es de suponerse que un sector como los mestizos de la Sierra Tarahumara resulte “incómodo”, ante la mirada de aquellos que más bien se encuentran interesados en rescatar los aspectos culturales de los grupos indígenas. Desde una visión que podríamos calificar como “romántica”, el mestizo no es otra cosa más que la representación del mundo occidental, el portavoz de paradigmas culturales ajenos a la “tradición” y la causa por la cual los pueblos originarios “pierden” su identidad.

Como excepción a la regla, sólo encontramos dos trabajos que han centrado su análisis en el mestizo de la Sierra Tarahumara (Oseguera, 2008; Pérez, 2013); sin embargo, ambos casos son una primera aproximación a los aspectos económicos y culturales de este sector de la población serrana. En el primero, se presenta un análisis sobre los bailes y su trascendencia en la cultura ranchera y la organización social entre los mestizos de la localidad de Maycoba y sus alrededores. Es de notarse la acotación realizada por el autor con respecto a la indiferencia con la que etnógrafo ha dejado pasar desapercibida a la población mestiza, decidiendo “ignorarla” en su búsqueda por el “exotismo” indígena (Oseguera, 2008).

Para muchos otros investigadores, el mestizo es la cara de la explotación económica, la violencia, el despojo territorial y la desigualdad social que históricamente han flagelado a las poblaciones indígenas que habitan en el territorio serrano. Si bien no podemos negar que tales condiciones son una realidad latente en la Sierra Tarahumara, tampoco estamos en términos de asegurar que es la población mestiza la causa de todos los problemas de dominación social y marginación económica que aquejan a la región.

El más reciente de ellos, presentado a finales del año pasado, explora el caso de la localidad serrana de Cajurichi, en el municipio de Uruachi, y propone el estudio de dicha zona como parte de un complejo geográfico y cultural en el que la población mestiza ha conformado una serie de redes económicas, políticas y sociales, basadas en un profundo conocimiento ecológico sobre el territorio (Pérez, 2013).

Otra posible explicación a la resistencia por parte de los etnógrafos a analizar a la población no indígena de la Sierra Tarahumara quizá se deba a la negación (consciente o inconsciente) de aquel pasado indigenista que empleó a la figura del mestizo como un arquetipo que motivó, justificó y estructuró el conjunto de campañas que se realizaron con el objetivo de aculturar e integrar a los pueblos indígenas en una lógica de homogeneización nacional, cruzadas en las que la propia antropología jugó

Como podemos advertir, a partir de este brevísimo estado de la cuestión sobre la materia, no existe un análisis sistemático acerca de la vida del

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Expedicionario un papel fundamental para su ejecución. Bajo esta visión, es entendible que el etnógrafo desee no ser relacionado con el mestizo contemporáneo.

GRUZINSKI, Serge (2002) El pensamiento mestizo, Paidós, Barcelona, pp. 65-92. OSEGUERA, Andrés (2008) “Los rancheros en los bailes. Enamoramientos y conquistas en la Sierra Madre Occidental”, en: Sariego, Juan Luis (Comp.), El Norte de México: entre fronteras. Memorias del 2do. Coloquio Carl Lumholtz de Antropología e Historia del Norte de México, ENAH Chihuahua, INAH, Conacyt, México, pp. 459-473.

Un aspecto de suma importancia que surge como resultado de este “olvido” en el análisis antropológico de la región, es el hecho de que poco se ha hablado con respecto al origen étnico de la población serrana que típicamente se ha encasillado bajo la categoría de “mestizo”, y que irreflexivamente se utiliza para referirse a la no adscripción a un grupo indígena o al hecho de no hablar alguna de sus lenguas.

PÉREZ, Julio (2013) “Cajurichi, una concepción del mundo ecológica y política”, ponencia presentada en el 1er. Coloquio Internacional Carl Lumholtz. Los nortes de México: culturas, geografías y temporalidades, del 25 al 30 de agosto de 2013, Creel, Bocoyna, Chihuahua.

Poco se ha discutido acerca de los entrecruzamientos entre población indígena y no indígena en la región serrana, así como de los procesos de “desindianización” (Bonfil, 1990) que pudieron gestarse a través del tiempo. Recordemos lo que Gruzinski advierte sobre los mestizajes en tiempos modernos, los cuales “aparecen de ordinario sobre fondos turbios, en cauces de identidades rotas” (Gruzinski, 2002: 66).

ROBICHAUX, David (2005) “Identidades cambiantes, 'indios' y 'mestizos' en el suroeste de Tlaxcala”, en: Relaciones, Revista de Historia y Sociedad del COLMICH, núm. 104, vol. XXVI, pp. 59-104. SARIEGO, Juan Luis (2008) La Sierra Tarahumara: travesías y pensares. ENAH Chihuahua, INAH, Conacyt, México.

Lo anterior obedece a una “fácil categorización”, a partir de la cual las versiones oficiales de gobierno, pero también la antropología, tratan de explicar realidades de suma complejidad en las que convergen diversos actores sociales. Esto nos da una clara idea acerca del vacío conceptual que existe en torno a la discusión sobre la etnicidad y la identidad no sólo en la Sierra Tarahumara, sino en diversos lugares con similares características a lo largo y ancho del territorio nacional. La construcción simplista de categorías como “indio” y “mestizo” niega y oculta intrincados complejos de relaciones socio-históricas entre distintos grupos de población (Robichaux, 2005).

SARIEGO, Juan Luis (2011) “Chihuahua: El lugar donde la antropología llegó tarde”, en: Novelo, Victoria y Juan Luis Sariego (Coords.), Antropología de las orillas, Universidad Intercultural e Chiapas, México, pp. 51-66.

Sin duda, estamos ante una veta de investigación que aún está por descubrirse, y que se antoja como un rico campo de análisis, que tiene el potencial de ofrecer nuevos bríos a nuestro conocimiento actual sobre la Sierra Tarahumara. En este sentido, resulta fundamental que empecemos a explorar lo concerniente a la vida social del mestizo y su percepción sobre las cosas, sus actividades y sus decisiones económicas, las ideas y patrones de comportamiento implicadas en su relación con el mundo indígena, así como su conocimiento en cuanto al medio natural y geográfico en el que han vivido por tanto tiempo; saberes que también son dignos de rescatarse y de ser contados por aquellos etnógrafos dedicados al análisis de lo social. Sin embargo, para lograrlo, aún quedan retos por vencer. En principio, es necesario que seamos capaces de superar las viejas dicotomías que dibujan un escenario de “buenos” y “malos”, de “blancos” y “negros”, de “oprimidos” y “opresores”, para dar paso a una visión holística, integral, que dé cuenta de la gran complejidad social, económica, política y cultural que encierra un vasto territorio como lo es la Sierra Tarahumara, el cual no puede ni debe ser reducido a fáciles categorizaciones o a una simple visión caracterizada por la oposición entre grupos de población. Notas 1 “Mestizo”, es la categoría que típicamente se ha empleado para referirse a todos aquellos grupos poblacionales que habitan en la Sierra Tarahumara y que no se autodefinen como parte de ninguno de los cuatro grupos indígenas de la región. Bibliografía BONFIL, Guillermo (1990) México profundo. Una civilización negada. CONACULTA, Grijalbo, México, 45-96.

Marbella y Erasmo. Fotografía Susana Venzor, 2006.

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