El medio en el mensaje: Chavismo, comunicación política y medios de oposición masiva

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El medio en el mensaje: Chavismo, comunicación política y medios de oposición masiva Por: Valeria Puga Álvarez [email protected] Flacso Ecuador

Chávez – medios de comunicación – comunicación política – gobernabilidad mediática – Venezuela Resumen Este artículo hace un balance de las principales políticas de comunicación accionadas por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías durante sus casi 15 años de administración. El concepto de gobernabilidad mediática esbozado por José Luis Exeni, es la base teórica para el desarrollo del presente análisis. A partir de este prisma, se observan paralelamente, los puntos críticos de la relación entre el sistema político y el sistema mediático venezolano, reflejando sus estrategias y transformaciones. Desde que Chávez fue candidato a la presidencia en 1998, la prensa privada venezolana tomó una postura desfavorable hacia él1. El centro de su argumento fue el intento de golpe de Estado de 1992 perpetrado por Chávez, al mando del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR -200) 2, en contra del entonces presidente Carlos Andrés Pérez (CAP), debido a las medidas económicas proefemeístas, a las múltiples acusaciones de corrupción a su partido Acción Democrática (AD),entre otras causas acumuladas desde administraciones anteriores3. Se trató de un intento golpista sintómatico de la crisis de representación ya latente en América Latina (Avritzer, 2009) y casi tradicional en la historia venezolana4.

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Como se ha podido comprobar a través de una breve revisión de los titulares de El Universal durante los meses previos a las elecciones, octubre y noviembre de 1998, con fuerza las secciones de Opinión, Nacional y Política se dedicaron a construir una imagen negativa de Chávez y del Movimiento Revolucionario Bolivariano 200 (MRB 200). Para citar algunos titulares: Pajarracos chillones, El candidato Chávez al margen de la ley, Se desvaneció ventaja chavista en Caracas. 2 En primera instancia, el Movimiento tenía alcances internos contra los « falsos valores » de la institución mlitar – como sostenía Chávez. Sin embargo, luego del intento de golpe de 1992, los objetivos políticos del MBR – 200 se ampliaron (Prato Barbosa, 1997). 3 Pérdida de legitimidad del Estado de Derecho, corrupción en el sistema judicial, crisis carcelaria, inseguridad, crisis de representatividad de los partidos, crisis parlamentaria, etc. 4 La escena sociopolítica venezolana ha estado caracterizada por un protagonismo militar. A la era democrática le antecedieron los golpes de Estado de 1945, 1948 y 1958 (Prato Barbosa, 1997). Recuérdese que el Pacto Punto Fijo que excluyó al Partido Comunista de Venezuela los llevó a tomar las armas hasta finales de los 60’s. El Carupanazo y el Porteñazo de 1962 fueron sublevaciones con participación del PCV y de las Fuerzas Armadas de Venezuela con el fin de derrocar a Rómulo Betancourt. Luego de estos intentos golpistas los autores crearon las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) cuya última falange cesó en los años 70’s.

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Durante la campaña electoral – que comenzó oficialmente el 8 de agosto de 1998-, los periódicos más importantes del país como El Nacional5 y El Universal sumaban en sus páginas una gran cantidad de editoriales que calificaban a Chávez como un demagogo6, un criminal y un golpista7. Las estaciones de televisión venezolanas como Venevisión - propiedad de Gustavo Cisneros, uno de los hombres más ricos del mundo-, Radio Caracas Televisión (RCTV) – del grupo Bottome y Granier, y Globovisión8, destinaban sus emisiones informativas y de opinión a echar abajo la apuesta de Chávez de llevar a cabo una Constituyente9, sosteniendo inclusive, que se trataba de una entidad superdictatorial10, además de ceder sus espacios a engañosos spots en contra de Chávez11. En una consonántica línea editorial, los medios internacionales como The Miami Herald sostenían la existencia de nexos no confirmados entre Chávez y Libia, así como la tesis de que Cuba habría entrenado a las milicias chavistas (Jones, 2007: 217). Pero pese a la viciada opinión pública tanto nacional como internacional y a los aún altos niveles de desafección política reflejada en los índices de abstención de alrededor del 37%12, el triunfo de Chávez no dejó a nadie indiferente.

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Lastimosamente no se tuvo acceso al archivo, debido a las políticas del sitio web del periódico. No obstante, en las fuentes consultadas se cita la polarización de este periódico. 6 Comúnmente se asociaba la demogogia chavista con las promesas de Fidel Castro al inicio de la Revolución Cubana. Manuel Andara Clavier escribe « Chávez, el diablo y su causa>> (El Universal, 2 de diciembre de 1998) 7 En el diario El Universal, al menos dos artículos de opinión al día estaban destinados a impulsar un voto en contra de la candidatura de Chávez. Es remarcable el editorial de Gustavo José Linares, titulado Porque hizo una guerra, en el que invita de manera directa a no votar por Chávez debido al intento de golpe y a las muertes que ese hecho trajo consigo. (El Universal, 2 de diciembre de 1998). 8 Este canal inició sus transmisiones en 1994. Sus accionistas fueron en un inicio Alberto Federico Ravell y Nelson Mezerhane -hasta 2010 y Guillermo Zuluoga hasta el 13 de mayo de 2013 cuando vendió el canal a los empresarios Juan Domingo Cordero, Raúl Gorrín y Gustavo Perdomo debido una inviabilidad financiera supuestamente provocada por el gobierno venezolano. 9 Por ejemplo, el presidente de AD, Carlos Canache Mata calificó la propuesta de Chávez de disolver el Congreso y convocar a una Constituyente como una « burla » para el país (El Universal, 11 de noviembre de 1998) 10 Recuérdese la entrevista en el programa “La silla caliente de Óscar Yánez” del 17 de junio de 1998 transmitido por Venevisión. 11 De acuerdo relata Bart Jones, “en un famoso episodio, las cadenas de televisión transmitían spots de Chávez declarando que él iba a “freír las cabezas” de los miembros de Acción Democrática y Copei en una olla de agua hirviendo. El comentario fue ampliamente reportado en los medios locales e internacionales, provocando imágenes de un sanguinario gorila militar latinoamericano como Augusto Pinochet exterminando a sus oponentes una vez en el poder. Chávez luego alegó que fue una fabricación realizada con la ayuda de un actor que imitaba su voz. El actor eventualmente lo confirmó, diciendo que no estaba consciente de que su trabajo se emplearía para propósitos propagandísticos anti-Chávez” (Jones, 2007:218). Traducción propia. 12 Si se observan los niveles de abstención desde el retorno a la democracia en 1958 del 8,43%, puede deducirse la existencia de un inminente deterioro del sistema político venezolano.

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El conflicto medios – Chávez antes del golpe El líder del Movimiento V República, un outsider no inscrito en ninguno de los partidos tradicionales de Venezuela –AD o el Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei), integrantes del Pacto de Punto Fijo de 195813-, había logrado derrotar –al menos en la formalidad- a los longevos actores políticos. Pero si bien Chávez asumió el poder soportado por una amplia legitimidad popular, otra cabeza asomaba ya en el escenario político en vista de la ausencia del sistema de partidos: los medios de comunicación. De acuerdo, con el investigador venezolano Gersón López, “En plena crisis de los años 90, los mismos medios se [habían hecho] eco de las denuncias que hablaban de un sistema de liderazgos desgastados, y de debilidades institucionales en las que ellos (los medios), se perfilaban junto a otras instituciones como las más confiables del país” (López, 2010:55). Panorama que cambiaría luego del golpe de 2002, demostrando que un acontecimiento puede causar estragos en los comportamientos de las audiencias14. Según refieren los internacionalistas venezolanos Canelón y González, un estudio de la empresa Consultores 21 realizado entre enero y febrero de 1996, y dirigido a la población caraqueña exclusivamente, arrojó los siguientes datos sobre la confianza en un total de 17 instituciones sociales del país. Institución social Pueblo Iglesia Medios de comunicación Fuerzas Armadas Consejo de Ministros Poder judicial15 Partidos políticos Sindicatos

Porcentaje de confianza 75% 69% 61% 60% 18% 18% 16% 12%

Elaboración propia. Fuente: Consultores 21, 1996. Se incluyen las 4 instituciones con los índices más altos y las 4 instituciones con más baja calificación.

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El Pacto de Punto Fijo fue firmado el 31 de octubre de 1958 por AD, Copei y la Unión Republicana Democrática (URD). Fue un acuerdo de gobernabilidad democrática en el participaron, además de las principales fuerzas políticas, varios sectores y grupos de élite como la Iglesia Católica, Fedecámaras y las Fuerzas Armadas. El compromiso era salvaguardar la democracia representativa y el sistema económico desarrollista. 14 Recuérdese por ejemplo cuando CNN se convirtió finalmente en un actor mediático internacional, luego de la Guerra del Golfo en 1991. Ver más en: Clarifying the CNN effect: an examination of media effects. according to type of military intervention de Steven Livingston, 1997. 15 Comenta De la Nuez Aránega que: “El papel del poder judicial pasó a un segundo plano, pues bastaba una nota de cinco líneas y un titular a ocho columnas para sentenciar moralmente al supuesto corrupto” (De la Nuez Aránega, 2002:2).

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Proporcionalmente al apoyo popular con el que contó el Comandante, las estrategias enunciativas de la prensa se volvieron cada vez más desmedidas. Sin freno Chávez era comparado con Hitler, Mussolini, Gadhafi o Pinochet16. En su defensa intentó suavizar su imagen militar a través de un discurso conciliador que reseñaba en su propósito de perseguir una tercera vía entre socialismo y capitalismo. Las condiciones para el tan mencionado “clima de polarización” estaban dadas. Por un lado, un líder con alta popularidad y un discurso en favor de las masas y por otro, unas élites abatidas por la pérdida. Elecciones presidenciales, diciembre 1998 Candidato Votos Hugo Chávez Frías 3.673.685 Henrique Salas Römer 2.613.161 Irene Sáez 184.568 Luis Alfaro Ucero 27.586 Otros17 38.304 6. 537.304 Total votos válidos 450.987 Votos nulos 6.988.291 Votos escrutados 4.024.729 Abstención 11.013.020 Población electoral

Porcentaje 56,20 39,97 2,82 0,42 0,58 100 6,46 100 36.55

Fuente: Consejo Nacional Electoral de Venezuela, Elecciones presidenciales 1998.

Tan solo tres meses después de su posesión –realizada el 2 de febrero de 1999- Chávez frente a la hostil opinión pública decidió poner en marcha una nueva tribuna de contacto permanente con el pueblo: Aló presidente cuya primera transmisión fue el 23 de mayo de ese mismo año. A esta puesta en marcha se sumó en julio el semanario El Correo del Presidente y La otra opinión –que resultaron un fracaso (De la Nuez Aránega, 2002:2)- y el programa televisivo De frente con el presidente. La estrategia de comunicación política emprendida por Chávez, bien puede ser entendida en dos momentos: antes del golpe de 2002 y después de éste. Se observa en una primera etapa una 16

Son varios artículos de opinión de periódicos a lo largo de la región y el mundo que han aglutinado estos nombres como sinónimos. Para ejemplificar, recuérdese la “reflexión” del anticastrista Carlos Alberto Montaner titulada “De los Estados locos y qué hacer frente a ellos”, en donde sostiene: “como plantea Dror [refiriéndose al politólogo Yehezkel Dror y a su invento de los “Estados locos” en los 70’s], es que hay Estados dirigidos por tipos delirantes Gadaffi, Idi Amin, Fidel Castro, Hitler, Mussolini, Chávez, y esos Estados deben ser sometidos a una suerte de disciplina” (El País Digital, Lunes 14 de octubre de 2002- Año 85 -Nº 29162 Internet Año 7 - Nº 2272 | Montevideo – Uruguay). Otros que lo han clasificado en este segmento tiránico han sido: Otto Reich, otrora Subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos de Estados Unidos. 17 Miguel Rodríguez, Alfredo Ramos, Radamés Muñoz León, Oswaldo Sujú Raffo, Alejandro Peña Esclusa, Doménico Tanzi e Ignacio Quintana

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estrategia poco elaborada, cuya principal técnica era el going public o apelación directa a la audiencia, radicalizando aún más el carácter personalista de la Revolución Bolivariana. En la etapa posterior al golpe de 2002 se remarca una estrategia más compleja con varios frentes e incluso con objetivos transnacionales. Como bien se pregunta Exeni ¿qué hacer con una prensa libre pero sin responsabilidad? Una de las aristas teóricas que se observa para explicar esta convivencia entre medios y gobiernos es la de gobernabilidad mediática, que en un primer momento se explica como: El modo en que el complejo mediático en general y cada uno de sus medios masivos en particular influyen en la condición y particularmente, en la sensación de in/gobernabilidad, ya sea en función de alerta temprana de conflictos o como detonantes de situaciones de inestabilidad y crisis (Exeni, 2006: 94).

No obstante, a esta definición de Exeni se podría agregar que los medios de comunicación además de tener esta función de “advertencia”, poseen un gran poder para configurar una realidad misma y como se verá en Venezuela para fabricarla y amplificarla. Como bien lo sostiene Noam Chomsky, una de las principales funciones de los medios de comunicación es “inculcar a los individuos los valores, creencias y códigos de comportamiento que les harán integrarse en las estructuras institucionales de la sociedad” (Chomsky y Herman, 2003:21). Como se anotó ut supra, los medios de comunicación tenían legitimidad dentro la población venezolana a juzgar por sus altos niveles de confianza probados cuantitativamente, no solo por el propio descrédito de otras instituciones como el sistema de partidos, sino también porque la expansión de los medios de comunicación ha colonizado la esfera política18. Los venezolanos encontraron en estos medios los espacios de denuncia y demandas que no tenían en las instituciones. Esta debilidad del sistema político e institucional contribuyó a darle a los medios un poder mayor y por tanto una posibilidad más abierta de incidir en la agenda política del país (Cañizalez, 2005:2).

Chávez y su equipo estaban conscientes de que la esfera pública estaba dominada por los discursos y representaciones construidas desde los medios de comunicación.

El sistema

mediático para entonces – como hasta hoy aunque en menor medida como se verá-, estaba hegemonizado por aquellos de carácter privado19.

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Para ver más acerca de este tema se sugiere el texto: “Crisis de los partidos y auge de los medios como agentes de legitimación política” de Ángel Eduardo Álvarez, 1995. 19 “En Venezuela, un reducido grupo de propietarios posee unas quinces televisoras en el país, de las cuales solamente seis tiene carácter nacional siendo sólo uno de servicio público” (Ramírez Alvarado, 2007:287)

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El 23 de mayo de 1999 salió al aire desde la sede de Radio Nacional de Venezuela (RNV), en La Florida, Caracas, la primera emisión de “Aló Presidente”20. Este espacio se transmitía todos los domingos a partir de las once de la mañana. En esa tribuna, el ciudadano común podía llamar al presidente y consultarle sobre su gestión e incluso pedirle empleo. Un hecho a nivel comunicacional nunca antes visto. Aló presidente se convirtió en el escenario enunciativo privilegiado. Si bien por un lado contribuía como un intento de contrapeso a la propaganda política desde la prensa opositora, por otro, destacaba a Chávez como la figura-sinécdoque de la Revolución Bolivariana. El personalismo en el ejercicio político de Chávez se intensifica a partir de esta arena. De acuerdo con Cáñizalez “el 10 por ciento de su tiempo de gobierno, aproximadamente, ha estado volcado a la dimensión mediática” (Cáñizalez, 2012). Varios estudios han destacado las dimensiones personalistas de sus intervenciones. De acuerdo con un análisis realizado en 2004 por el Instituto de Investigaciones de la Comunicación de la Universidad Central de Venezuela (Ininco – UCV), más del 70% de la programación del canal público VTV tenían propaganda gubernamental y alocuciones de Chávez (Cañizalez, 2012:293). Además de su programa dominical, las cadenas de Chávez han sido ampliamente criticadas por el mainstream. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Reporteros sin Fronteras, entre otros, han destacado numéricamente, el tiempo en que Chávez ha hecho uso de las cadenas. Por ejemplo: la CIDH ha calculado para el período febrero 1999 a julio 2009 un total equivalente a 52 días de emisión. En respuesta, entidades como el Colegio Nacional de Periodistas han declarado ante el Tribunal Supremo de Justicia que las cadenas constituyen un abuso contra el derecho a la información, acción que ha quedado sin efecto (Cañizalez, 2012). Sin embargo, lo que sostiene este ensayo es que, aún cuando el carácter personalista en la comunicación gubernamental parezca numéricamente astronómico, la contraparte mediática se empantanó en una estrategia permanente en contra de su administración calificándolo a menudo de dictador. Una campaña, que ha contado con el agencioso apoyo de la prensa internacional, así como de ONG’s dedicadas a la promoción de la democracia y del derecho a la libertad de expresión como la New Democracy Endowment (NED) y la Agencia de los Estados Unidos 20

Chávez emitió un total de 378 ediciones.

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para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés), que jugaron un importante rol desestabilizador en el golpe de 2002. Esta búsqueda por la “hegemonía mediática del Estado” – como la denominó en su momento el entonces ministro del poder popular para la comunicación Andrés Izarra-, se radicalizó luego del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, calificado por varios analistas -e incluso por Chávez- como el primer “golpe mediático de la historia” (Britto García, 2004: 11). El golpe del 11 de abril –al que la oposición llamó “vacío de poder” y “renuncia”- tuvo sus raíces en la aprobación de las 49 leyes -vía Ley Habilitante21- del 11 de noviembre de 2001. De éstas, las leyes de tierra y desarrollo agrícola22, de hidrocarburos23 y de pesca24 fueron las más polémicas, al trastocar los intereses de las élites venezolanas. Una serie de marchas y huelgas se iniciaron desde diciembre de ese año, hasta desembocar en el golpe del 11 de abril, el primer intento para derrocar a Chávez. Los primeros en encabezar las protestas fueron los integrantes de la Federación de Cámaras de Industria y Comercio (Fedecámaras) y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), posteriormente se sumaría la removida alta gerencia de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), y un sector de las fuerzas armadas. Los medios de comunicación privados fungieron como amplificadores de estas protestas, aumentando el desorden y preparando el terreno para el golpe. Basta revisar los periódicos de los días previos al golpe, así como las emisiones de varios canales de televisión privados para deducir que un golpe estaba en marcha. Los medios de comunicación cumplen una doble función, como actores y como escenario de demandas. Crean una ilusión de diálogo entre las demandas de los gobernados y las repuestas de los gobernantes. “La acción mediática, multiplicadora de expectativas, establece de algún

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De acuerdo con el artículo 203 de la Constitución Venezolana de 1999, “Son leyes habilitantes las sancionadas por la Asamblea Nacional por las tres quintas partes de sus integrantes, a fin de establecer las directrices, propósitos y marco de las materias que se delegan al Presidente o Presidenta de la República con rango y valor de ley. Las leyes habilitantes deben fijar plazo para su ejercicio”. 22 Su objetivo era la concentración de la propiedad territorial, donde el 10% de los propietarios es dueño del 70% de la tierra cultivable. 23 Señala que la extracción del crudo debe ser competencia del Estado, al menos en un 51%, a la ve establece una participación del 30% de PDVSA como regalía sobre los crudos extraídos en cualquier yacimiento. 24 Se dirige a impulsar más la pesca artesanal que la industrial.

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modo el marco temático e interpretativo de referencia a partir del cual el polo gobernado planteará sus demandas al polo gobernante” (Exeni, 2006:98). En este caso, la “opinión movilizada” estuvo secundada por unas empresas comunicativas que incluso prestaron sus espacios para transmitir los llamados desde la oposición para unirse a las marchas. Como bien señala Exeni, existe “la posibilidad de que los mass media presenten como reivindicaciones del público sus propias peticiones e intereses” (Exeni, 2006: 99). Recuérdese que para entonces ya se planteaba la posibilidad de una Ley de Comunicación para el Poder Popular, que finalmente en 2004 devino en la llamada Ley de Responsabilidad en Radio y Televisión (Ley Resorte). Aunque hay mucho qué decir en detalle sobre el rol de los medios de comunicación privados durante el golpe de 2002, se destaca su capacidad de amplificar rumores como aquel de que Chávez había renunciado, desinformando no solo a Venezuela, sino al mundo. Además, fueron la tribuna desde la cual la oposición interpelaba a la audiencia. “El poder mediático pasó a ser literalmente el espacio desde donde se constituía la estrategia política” (Cañizalez, 2004:4). Desautorizando la cadena ordenada por Chávez, los medios opositores dividieron la pantalla en dos y transmitieron paralelamente las manifestaciones de la oposición, abriendo los micrófonos a los analistas a favor del quiebre institucional, legitimando la versión de que Chávez habría abandonado la presidencia y sobre todo, narrando a la opinión pública nacional e internacional la existencia de un descontento generalizado al son del clamor de: “Chávez fuera”. La acción mediática detonó y amplificó una crisis corporativa, propiciando una crisis que arriesgó la estabilidad del régimen político. Pedro Carmona, presidente de la Fedecámaras y quien fungió como presidente durante dos días, precisó una reunión con los directores de los principales medios de comunicación privados como una de sus primeras medidas para invisibilizar las movilizaciones de los simpatizantes de Hugo Chávez y legitimarse en el poder (Cañizalez y Lugo, 2007: 54).

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Una estrategia avanzada, la comunicación después del golpe Luego del golpe de Estado, la repuesta administración de Chávez, articuló varios frentes reconstitutivos del sistema de medios de Venezuela.

Esta nueva estrategia incluía el

incremento de medios públicos y comunitarios; la expedición de un corpus legal; la judicialización de varios medios privados y la creación de un medio transnacional. Venezolana de Televisión (VTV) era entonces el único canal público25. Luego del golpe de Estado de 2002, Chávez sumaría seis canales -Televisora Venezolana Social (TVES)26, Visión Educativa de Venezuela (Vive)27, Televisora de la Asamblea Nacional (ANTV)28, Ávila TV29, Colombeia30 y Telesur31), tres circuitos de radio nacionales y uno local (Radio Nacional de Venezuela32, YVKE Radio Mundial33, Alba Ciudad34 y Radio del Sur35 “más de 250 emisoras comunitarias, la mayoría de las cuales son […] repetidoras de la línea oficialista” (Petkoff, 2010:1), tres periódicos: Vea36, El Correo del Orinoco37 y Ciudad Caracas CCS38 y la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), creada en 2005. Con Chávez los medios se enfrentaron a un Estado comunicacionalmente fortalecido y no solo, sino con una amplia hegemonía ideológica. Tanto Chávez como, Andrés Izarra, directivo de Telesur han hecho sendas declaraciones de conquistar una hegemonía –a lo Gramscicomunicacional y cultural. Además de la ampliación del Sistema de Medios Públicos, la aprobación de la Ley Resorte en 2004 luego de dos años de debate, plantea cuestiones normativas en el ejercicio comunicacional. Así como sucedió en Argentina con la Ley de Medios y en Ecuador con la Ley de Comunicación, el principal argumento en contra de este corpus fue el peligro de la 25

Otro canal público fue Televisora Nacional que dejó de funcionar en 1991. Venezolana de Televisión inició funciones en 1964. 26 Empezó funciones en 2007. 27 Inaugurada en 2003. 28 Fundado el 12 de marzo de 2005. 29 De alcance local para Caracas. Inaugurado en 2006. 30 Fundación Colombeia es un proyecto de televisión educativa fundada el 18 de septiembre de 2007. 31 Canal multiestatal inaugurado en 2005. 32 Creada en 1936. Desde agosto 2002 pasa a depender del Ministerio de Comunicación e Información luego de ser declarada autónoma en 1987. 33 Funciona desde 1944. 34 Alcance local. Inició sus transmisiones en 2008. 35 Comenzó a operar desde 2010, pero en 2011 inició un proceso de expansión integrándose a Telesur. 36 Tabloide fundado en 2003. 37 Fundado en 2009 38 De circulación local y distribución gratuita. Circula desde 2009.

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libertad de expresión y el amordazamiento a los periodistas, pues la ley propiciaría la censura previa. Sus defensores en cambio, consideran que procuraría fijar la responsabilidad como criterio de información, así como la protección del honor. A juicio de la catedrática María del Mar Ramírez, tres aspectos son importantes para tener en cuenta sobre esta ley: la participación ciudadana como consumidores de contenido y jueces del mismo, el fomento a la producción nacional y la creación de dos órganos de regulación como el Directorio de Responsabilidad Social y el Consejo de Responsabilidad Social, un cuerpo colegiado integrado por representantes de varios organismos y organizaciones (Ramírez Alvarado, 2007: 294). Si bien la Ley fue un avance en términos generales, si se tiene en cuenta que “antes de su promulgación, la legislación sobre comunicaciones para la regulación de los medios radioeléctricos en Venezuela se inspiraba en una ley de 1940 y la normativa legal vigente aparecía en un reglamento del año 1941, renovado en 1984” (Ramírez Alvarado, 2007: 293); existen algunos puntos que han sido cuestionados como el Capítulo VII “Del Procedimiento Administrativo Sancionatorio”, en el que por ejemplo se establecen fuertes multas en que caso de que un medio interfiera en una cadena del Estado, o la suspensión de hasta 72 horas en caso de que un medio promueva mensajes que alteren el orden público. Un acápite que responde claramente a la polarización desatada durante el golpe de abril de 2002. Enjuiciamiento otro expresión polarizada En esa construcción, un caso que llamó la atención a nivel nacional e internacional fue la no renovación de la licencia al conocido canal Radio Caracas Televisión (RCTV) en 2006, por no cumplir con el porcentaje de transmisión de las cadenas. “No habrá nueva concesión para ese canal golpista de televisión”, dijo Chávez. En efecto, RCTV participó ampliamente apoyando y legitimando el golpe de Estado. Baste recordar la manipulación alrededor de la Masacre de Puente Llaguno, y el llamado directo a encontrar vivo o muerto al entonces ministro de educación, Aristóbulo Isturiz, por ser culpable de la masacre (Jones, 2007: 350). La prensa nacional –El Universal, El Nacional- no tardó en solidarizarse y encender la alarma de que en Venezuela la libertad de expresión estaba en peligro. Plantones y marchas se llevaron a cabo en pos de la “libertad de expresión”. Pero como Owen Fiss lo sostiene se trata de una “tradición defectuosa” (Fiss, 2011: 62), rodeada por una política no autónoma y configurada 10

por intereses económicos dominantes (Lindblom, 1977). Se trata de dos concepciones de libertad en tensión, como lo ha pormenorizado este autor, entre una libertad económica y otra política, en donde, “el dinero constituye una expresión de opinión, tanto como lo es formar parte de un piquete de huelga” (Fiss, 2011: 66). Desde esa perspectiva, no extraña que los intereses corporativistas de las empresas mediáticas sean defendidas bajo la bandera de la libertad de expresión, a la que se toma en lugar de la libertad de prensa como un derecho absoluto. Ninguna ONG, con amplia audiencia en la CIDH como la Asociación para la Promoción Social Alternativa de Venezuela, dieron ningún paso en contra del cierre del canal del Estado en el golpe de abril de 2002. En tanto, al momento del cierre de RCTV, la CIDH emitió inmediatamente un comunicado en el que rechazaba la salida del aire de dicho canal, una medida de la que dijo profundizaba el deterioro al derecho de la “libertad de expresión”. Tanto los medios de comunicación internacionales, como las ONG’s e incluso instituciones como la CIDH han construido una narrativa particular

de la libertad de expresión en

Venezuela, alterando la esfera pública internacional y empujando a la denuncia de la Convención Americana por parte del gobierno venezolano. Sin embargo, contra lo que podría efectuarse, la disputa por la legitimidad y el relato de la verdad sigue decidiéndose al interno y a juzgar por los resultados electorales, el gobierno de Chávez logró consolidar una amplia hegemonía gobernando desde lo mediático (Cañizález, 2012: 294). Telesur, exportación del mensaje bolivariano Pero no solo la prensa nacional venezolana ha caído en esta polarización en la que los mínimos requerimientos del oficio periodístico están desuso, también la prensa internacional tomó partido desde el inicio de la administración Chávez como ya se señaló anteriormente. En esta tensa relación medios – gobierno en la que el ciudadano de a poco ha pasado de ser un sujeto-perceptor (Bisbal, 1999:132) a ser un sujeto político polarizado, la necesidad de crear un aparataje mediático con pretensiones transnacionales juega como un imperativo en la esfera pública global (Volkmer, 2003: 9). La pronta internacionalización de los mensajes y la simultaneidad de la transmisión de las noticias a públicos diversos y dispersos, ya fue una dinámica advertida por Marshall McLuhan, 11

quien además señaló la importancia de esta circulación de información en la creación de este nuevo espacio político, de esta “aldea global” (1964), en la que todos estamos expuestos a los mismos sonidos y a las mismas imágenes aunque la interpretación sea distinta. En este siglo, el predominio de la agenda de acontecimientos importantes y la construcción de este dominio de hechos políticos está en manos de CNN. Frente a este monopolio mundial, se han levantado varios proyectos -de alcance sobre todo regional- para contrabalancear este flujo informativo. Ejemplo de ello son Al- Jazeera, Euronews y por último Telesur. El nacimiento de Telesur es indisociable del proyecto político bolivariano y las nuevas configuraciones de integración regional. Luego de una revisión bibliográfica, pueden establecerse como sus principales objetivos: “ser un instrumento de confrontación asimétrica contra Estados Unidos, un facilitador de la integración geopolítica en la región” (Cañizalez y Lugo, 2007:54) y ser una plataforma de legitimación de los gobiernos de izquierda. A juzgar por los contenidos que transmite esta cadena multiestatal, pretende incluso incorporar temáticas subalternas vinculadas con la problemática del Sur Global. Con casi ocho años al aire, Telesur ha reflejado los cambios de poder vividos en la región. En esta lógica integracionista, la construcción de una ciudadanía latinoamericana más allá de la estructura Estado – Nación, a través de la cohesión que puede generar esta plataforma mediática, sigue siendo problemática. Coinciden varios autores (Arcila Calderón, 2005; Cañizalez y Lugo, 2007) en sostener que una de las mayores dificultades es la heterogeneidad del público “marcado por tradiciones y costumbres similares, pero separado por las distancias geográficas y por las difíciles barreras fronterizas” (Arcila Calderón, 2005: 46). Además, “los espacios mediáticos comunes no sólo son inexistentes en la prácticas, sino que en términos geográficos, están definidos por elementos nacionales” (Cañizalez y Lugo, 2007: 54), de modo que pensar en una esfera pública común latinoamericana sigue siendo un simplismo. Resulta evidente que Telesur desde sus inicios se constituyó en un proyecto político del gobierno de Hugo Chávez39 e ideado por Fidel Castro, para proyectarse sino a nivel internacional, en la región. De allí que este factor haya incidido en que otros países como 39

Recuérdese que el nombramiento de Andrés Izarra como presidente de Telesur, al tiempo de ser ministro de Comunicación e Información generó intensas críticas al proyecto.

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Colombia cooperen. Una medida estratégica para hacer frente a los resquemores fue la creación de un Consejo Asesor Independiente integrado por diversos intelectuales de izquierda40. Sin embargo, todavía los críticos se preguntan si se trata de la voz de América del Sur o de Chávez, en vista de que el gobierno venezolano “financia más de la mitad del proyecto y la base de operaciones está en [Caracas]” (Gould, 2005). La televisora panlatinoamericana comparte presupuesto y contenido con Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Uruguay. Debido a que su señal se transmite por cable -con ciertas excepciones como Ecuador y Argentina, donde se transmite por señal abierta-, “según Moraima Martínez, de AGB Panamericana, empresa líder en servicios de medición de rating […], en Venezuela la audiencia total de Telesur está limitada por el hecho de que menos del 8% de la población tiene acceso a los servicios de televisión por cable” (Cañizalez y Lugo, 2007:58). Un fenómeno generalizado en la región y que supone aún un reto por saldar. ¿Hasta qué punto Telesur puede contribuir a construir una identidad latinoamericana? Es una pregunta que aún queda por analizar, así como la tan cuestionada “independencia” informativa de los respectivos proyectos gubernamentales. Si bien la cadena se plantea ser la antítesis del modelo periodístico tradicional norteamericano que eleva los valores de la imparcialidad y la objetividad, su ejercicio y su propio rumbo parecen al momento depender de los gobiernos de turno y sobre todo de la política interna venezolana. Su sostenibilidad a futuro se fundamentará en cuanto logre una legitimidad más allá de los gobiernos. Conclusión La comunicación política ejercida por Chávez constituye un paradigma destacable en la región y en el mundo. La remarcable personalización de su discurso y su retórica antiimperialista exacerbada contribuyeron a sintetizar y calar con su mensaje a la entonces apática población venezolana, politizando la esfera pública. Como bien lo han advertido los estudiosos del área, este proceso de mediatización de la política, y quizá en el caso de Chávez de una hipermediatización, es una consecuencia lógica del desarrollo tecnológico y la expansión de los medios de comunicación. 40

El mismo está integrado por intelectuales internacionales y regionales de izquierda, incluidos el ganador del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel; el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal; los escritores Eduardo Galeano, Tariq Ali y Saul Landau; el editor de Le Monde Diplomatique e historiador, Ignacio Ramonet; el pionero del software libre, Richard Stallman; el dirco de cine peruano, Javier Corcuera y el actor estadounidense Danny Glover (Cañizalez y Lugo, 2007: 56).

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Chávez concedió una especial atención al uso de los medios de comunicación como tribuna directa de contacto con la audiencia, probablemente como han señalado algunos especialistas, Chávez gobernó desde lo mediático, apoyado además en sus características de comunicador innato. El permanente ejercicio de la memoria, el relevamiento de símbolos como Bolívar, la Patria Grande, entre otros, posibilitó que Chávez creara un nuevo discurso apelando/recreando la identidad venezolana. La polarización y la permanente disputa entre los medios de comunicación y Chávez fue por un lado producto del propio descrédito de las instituciones políticas que dejaron a los medios el poder de intermediación entre el ciudadano y el gobierno, y por otro, resultado de la radicalización de las medidas de Chávez frente a un status quo bipartidista que había durado 40 años. Se advierte que si bien su retórica puede ser vista incluso como excesiva, le ha servido para hacerle frente a la campaña mediática nacional e internacional emprendida por conglomerados mediáticos, varios organismos internacionales y ONG’s. Desde luego, no deja de ser llamativo el uso permanente de cadenas y otras alocuciones. No obstante, es un error frecuente asumir que el gobierno de Chávez controló el sistema mediático venezolano. Un informe temático realizado por el economista Mark Weisbrot y Tara Ruttenberg del Center for Economic and Policy Research reveló algunos datos importantes que echan a tierra este lugar común. En 2010, “los canales de televisión estatales en Venezuela registraron solo un 5,4% de cuota de audiencia. Del otro 94,6% de la audiencia, 61,4% miraban canales de televisión privados y un 33,1% veían canales privados” (Weisbrot y Ruttenberg, 2010: 1). A esto se añade que el 94% de la programación vista por los venezolanos no es pro-gobierno. Desde luego resulta impensable analizar esta relación sin comprender el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, un episodio que provocó una complejización en la estrategia de comunicación de Chávez y que al mismo tiempo, fungió como un evento que traslució las líneas editoriales e intereses de los grandes medios de comunicación. Y aunque los medios privados aún gocen del dominio en sintonía, se ha podido observar un descenso en su credibilidad. De acuerdo con una encuesta de Datanálisis realizada en 2004, los medios de comunicación ocuparon “el séptimo lugar con un 3.88%, luego de haber ocupado en los años noventa el primer lugar con la mayor 14

credibilidad institucional” (López, 2010: 57). Al parecer lo que el gobierno de Chávez no logró fue aumentar el consumo de sus contenidos, pero paradójicamente lo que sí consiguió fue vencer en la lucha simbólica por el “relato de la verdad”, en la que seguramente no solo han influido sus discursos e intervenciones sino también, las políticas públicas palpadas por los venezolanos.

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