El más (des)corazonado de los hombres. Miguel Hernández
Descripción
SEHIE TEXTOS
El más (des) corazonado de los hombres
Tomás Mot.os Tentel
VN IVEI~ITI\Tij IDVA LÉNCII\
2
UlOYJ;;J[OS-SID!jIU1h\:\A\A\ - "'1 "S '.T;;JrOs SlD!.ITJ!) S;;Jl.TV ¡IOZ ~f:lg A '["~,,¡ollsgd"G 9~800g-0LOg-gL6 'NlISI lrgEds3
HOZ
'EpU~rBi\ aTOZ
Ud oS;;JJdUlI
;;Jp lBl!SPA~Un
/ lf!"EdS U! P;;JlUPd
'U9PIP;;J
BlS;;J;;Jp
'J;:)Ol;;J.l SOJOW SYUl0l, 'OlX;;JJ
F)P
Q) Q)
A Mateo, Isak y Cristina para que cuando sean mayores encuentren en Miguel Hernández su modelo de coherencia, compromiso y lucha por un mundo mejor.
3
Dramatis personae Miguel Hernández agonizante Miguel Hernández joven Padre Luis Almarcha, canónigo Madre José María Ballesteros, cronista de la ciudad de Orihuela Ramón Sijé, escritor José Bergamín, escritor Luis Cernuda, poeta Rafael Aberti, poeta y dramaturgo Federico García Lorca, poeta y dramaturgo Pablo Neruda, poeta Alberto Sánchez, escultor Vicente Aleixandre, poeta Carmen Samper, costurera Josefina, mujer de Miguel Hernández María Zambrano, escritora Maruja Mallo, pintora María Cegarra, poetisa Carmen Pastrana, maestra de escuela Oficial de Reclutamiento Miliciano periodista presentador Miliciano 1 Miliciano 2 Periodista presentador Santiago Álvarez, comisario político Luis Rodríguez, miembro de las JSU, encarcelado Luis Villa, abogado, encarcelado Fidel Manzanares, abogado e inspector de policía, encarcelado Fernando Fernández, capitán del ejercito republicano, encarcelado Militar Presidente del Tribunal del Consejo de Guerra Capitán Ponente del Tribunal del Consejo de Guerra Vocal 1 del Tribunal del Consejo de Guerra Vocal 2 del Tribunal del Consejo de Guerra Vocal 3 del Tribunal del Consejo de Guerra Defensor del Tribunal del Consejo de Guerra Buero Vallejo, dramaturgo y pintor, encarcelado Falangista Mequisedez Rodríguez, comunista metalúrgico, encarcelado José María de Cossío, escritor Dionisio Ridruejo, escritor falangista José María Alfaro, escritor falangista Joaquín Ramón Rocamora, sindicalista, encarcelado Miguel Abad, pintor José Pérez Miralles, médico del Reformatorio de Alicante Coro
4
Los datos que aparecen en esta obra están tomados básicamente de la siguiente bibliografía: Ferris, José Luis (2002). Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta. Guerrero Zamora, Juan (1955). Miguel Hernández, poeta. Madrid: El Grifón. Martín, Eutimio (2010). El oficio de poeta. Miguel Hernández. Madrid: Aguilar. Madrid: Ediciones Temas de Hoy. Muñoz Hidalgo, Manuel (1975). Cómo fue Miguel Hernández. Barcelona: Planeta. Ramos, Vicente (1977). Miguel Hernández. Madrid: Gredos. Sánchez Vidal, Agustín (1992). Miguel Hernández, desamordazado y regresado. Barcelona: Planeta. Los textos que aparecen con cursiva en esta obra están tomados de: Miguel Hernández (2010) Obra Completa I: Poesía/Prosas y Obra Completa II: Teatro/Correspondencia. Madrid: Espasa Calpe.
5
EL MÁS (DES)CORAZONADO DE LOS HOMBRES
ACTO I DE CABRERO A POETA
(Madrugada del 28 de marzo de 1942. Enfermería de la Prisión del Reformatorio de Adultos de Alicante. Miguel está agonizando. Atmósfera onírica. Se ha de jugar con doble temporalidad: el presente, Miguel en la enfermería, y flashbacks de diferentes momentos del pasado en que aparecen personajes que influyeron en su vida. Son necesarios dos actores para el papel de Miguel. Miguel agonizante estará en la cama y Miguel joven interpretará las diferentes escenas del pasado. También, doble espacialidad. Música: Duna de Victoria Trillo). I MIGUEL AGONIZANTE.-‐ (Delirando) ¡Sacadme de aquí!... ¡Quiero salir de aquí cuanto antes! … Si no me sacáis de aquí me muero… Desde que me encarcelaron – ya va a hacer tres años-‐ llevo recorrido un largo itinerario de pena y soledad… Cuerpos, soles, alboradas, cárceles y cementerios, donde siempre hay un pedazo de sombra para mi cuerpo. ¡Diez cárceles y miles de kilómetros en tren! … Sólo la ausencia y la guardia civil me han acompañado. ¡Y tan severamente! … El hierro del ferrocarril y el hierro de los barrotes ¡qué venenosos han sido para mi! Bocas de ira. Ojos de acecho. Perros aullando. Perros y perros. Todo baldío. Todo reseco. Cuerpos y campos, campos y cuerpos. Apenas he dispuesto de 12 años para mi oficio de poeta. ………… MIGUEL JOVEN.-‐ Padre, que sólo tengo 14 años. Estoy estudiando primero de bachillerato. No me saque del colegio. Deje, usted, que siga mis estudios. Quiero aprender más. PADRE.-‐ El hijo de cabrero, cabrero tiene que ser. 6
MIGUEL JOVEN.-‐ No quiero pasarme la vida cuidando cabras, limpiando establos y repartiendo leche. Otros menos inteligentes que yo continúan estudiando. En el colegio de Santo Domingo he sido Emperador en Gramática y Príncipe en Aritmética. PADRE.-‐ ¿No querrá el señorito Miguel que paguemos el sueldo a un pastor? ¿Para qué estáis tú y tu hermano? Para cuidar las cabras. El ganado es muy grande. Son casi noventa reses. Yo os necesito a los dos. Ya te lo he dicho mil veces: de padre cabrero, hijo cabrero. ………… PADRE.-‐ (Golpeándole con la correa y dándole patadas). Te tengo dicho que no quiero verte leer por la noche. ¡A dormir, que mañana hay que madrugar! Luego te duermes en la huerta y las cabras entran en los sembrados. ¿Y quién paga las multas? ¿Eh? A correazos te voy a arrancar la piel como te pille otra vez con la luz encendida. MIGUEL JOVEN.-‐ Padre, no me dé más golpes en la cabeza. ¡No, en la cabeza, no! ¡Madre, mamá, madrecilla, madrecita buena! MADRE.-‐ Miguel, es que eres muy cabesonico, hijo mío. ………… MIGUEL AGONIZANTE.-‐ Madre, mamá, madrecita, madrecilla. No vale la pena sufrir por un hijo tan cabezón. Siempre he querido salirme con la mía… ¡Sacadme de aquí!… Josefina, me hace reír lo que me dices de Manolillo. Lleva cuidado con los golpes en la cabeza que lo que yo he tenido y tengo de cuando en cuando, me dicen los médicos que es debido en parte a los muchos golpes que en ella he llevado. Se puso el sol. Pero tu temprano vientre de nuevo se levantó por Oriente. Lo primero que leí fueron novelas de Luis del Val y Pérez Escrich… También, el Quijote… Miró es el escritor que más me gustaba. Yo solo. Yo solo sobre este lecho de escarcha y un volcán. Nadie nos apagará. 7
II MIGUEL JOVEN.-‐ (Viste zamarra de pastor y zurrón. Escribiendo en un papel de estraza con el cabo de un lápiz sobre el lomo de una cabra. Imágenes de un rebaño. Conforme Miguel escribe sobre las imágenes va apareciendo el poema. Si no es posible lo recita). (Silba al rebaño y lanza una piedra). Yiaaahhh, Fina, vuelve p’acá, ¡pijo! No ramonees en los almendros del tío Cascales. En cuclillas, ordeño una cabrita y un sueño. Glú, glú, glú hace la leche al caer en el cubo. En el tisú celeste va a amanecer. Glú, glú, glú, se infla la espuma, que exhala una finísima bruma. (Me lame otra cabra, y bala). En cuclillas, ordeño una cabrita y un sueño. ………… MIGUEL JOVEN.-‐ Ave María Purísima, buenas tardes, Don Luis. LUIS ALMARCHA.-‐ (Viste de canónigo) Sin pecado concebida, Miguelico. Buenas tardes. MIGUEL JOVEN.-‐ ¿Quiere ver unos versos que he escrito? LUIS ALMARCHA.-‐ (Lee) Junto al río transparente que el astro rubio colora y riza el aura naciente llora Leda la pastora. De amarga hiel es su llanto. ¿Qué llora la pastorcilla? ¿Qué pena, qué gran quebranto puso blanca su mejilla? ¡Su pastor la ha abandonado! 8
A la ciudad se marchó y solita la dejó a la vera del ganado. ¡Ya no comparte su choza ni amamanta su cordero! ¡Ya no le dice: "Te quiero», y llora y llora la moza! […] ¿Por qué, pastor descastado, abandonas tu pastora que sin ti llora y más llora a la vera del ganado? […] Mas cobra su antiguo brío, y hermosamente serena, sepulta su negra pena entre las aguas del río. Reina un silencio sagrado… ¡Ya no llora la pastora! ¡Después parece que llora llamándola, su ganado!
Muy bien, Miguelico. Este poema hay que publicarlo en El Pueblo de Orihuela. MIGUEL JOVEN.-‐ Don Luis, me han puesto una multa, porque mientras escribía no he visto ramonear las cabras en la huerta del tío Riscal. LUIS ALMARCHA.-‐ No te asustes; diré al Sr. Miguel que la pague. Y si no abriremos una suscripción entre los amigos. Sigue haciendo versos. Mañana ven a mi casa y podrás llevarte los libros que quieras. Miguelico, allí tienes a San Juan de la Cruz, a Gabriel Miró, a Verlaine, a Virgilio, traducido por Fray Luis de León; y la colección de autores españoles de Rivadeneira. Toda mi biblioteca está a tu disposición. Nunca habrán tenido mis libros un lector más voraz y atento. Y, además, puedes utilizar mi máquina de escribir para pasar a limpio tus poemas. MIGUEL JOVEN.-‐ Muchísimas gracias, Don Luis. ¡Qué Dios se lo pague! ………… PADRE.-‐ Te he dicho mil veces que apagues la luz. MIGUEL JOVEN.-‐ No, padre, no me de más golpes con la correa. ¡No, no, en la cabeza no! Estoy escribiendo un poema. PADRE.-‐ ¿Poesías? Eso de escribir versos son cosas que afeminan y envanecen. Lo tuyo y lo mío son las cabras. Métetelo de una vez y para siempre en ese cabezón que tienes. 9
………… MIGUEL AGONIZANTE.-‐ ¡Quiero salir de aquí cuanto antes! Yo solo. Entre estas cuatro paredes yo solo y un volcán. Nadie nos apagará.
10
III JOSÉ MARÍA BALLESTEROS.-‐ (Médico y cronista honorario de la ciudad de Orihuela. Leyendo en su libro Mis Crónicas). “He aquí que en la provincia de Alicante, en Orihuela y en una de sus calles más típicas, la calle de Arriba, vive un pastor que hace versos: Miguel Hernández. El pastor poeta oriolano es un pastor de cabras; nació pastor, continúa siendo pastor y morirá tal vez pasturando su rebaño. Escribe versos. ¡Qué difícil es escribir versos! .... El pastor poeta oriolano escribe sin artificio, a la luz del sol, cara a cara con la hermosa Naturaleza. Y en estos días cálidos de nuestra huerta, mientras sus cabras mascan la fresca hierba y saltan y corren por bancales y arroyuelos, nuestro pastor poeta escribe versos recostado en la margen de una acequia, y sueña sin duda con aquel cuento de la lechera, con el triunfo y con la gloria. Conserva el lápiz entre sus dedos contraídos; el lápiz se le cayó a la acequia y su cabra favorita, la mimada del rebaño, su Lucerna, se recuesta a su lado y le lame las manos, el papel … y los versos”. Aquí, una muestra de su vena poética: “Aprendiz de chivo”. Nace; exhala, debilísimo, un vagido; cae en el suelo en sangre hundido; tiembla; bala. Flojamente, leve-‐ mente las orejas alza y mueve; lanza quejas. Los preciosos ojos gira al redor con gracia y pasmo; de hito en hito, todo mira; y regita un grato grito que parece de entusiasmo. Se levanta vacilante de la grama; cae vencido; prueba luego más pujante; se alza; duda; da unos pasos; sigue; corre decidido. De manera chusca, con el tierno hocico, a la madre la ubre busca; da con ella; bebe néctar casto y rico: con nervioso gesto, mueve, mueve el rabo; bebe, bebe, y harto, suelta la ubre al cabo. Ya se sienta poderoso; ya no gime ni solloza; ya se alza jubiloso, victorioso; ya rebulle; ya retoza. 11
Y en el gozo que le enciende, prosiguiendo sus bravatas, ya pretende, a la cabra que lo ha dado, penetrar puesto en las dos patas
MIGUEL JOVEN.-‐ Gracias Don José María por tan elogiosas palabras que me dedica en su libro Mis Crónicas. ¡La primera reseña crítica destinada a mi poesía! MIGUEL AGONIZANTE.-‐ Aún no había cumplido los 20 años. Demasiado joven para reaccionar frente al estúpido determinismo de quienes me condenaban a la pintoresca categoría de pastor-‐poeta… Me cegaba el entusiasmo del debutante humilde que agradece cualquier atención… Desde entonces decidí explotar la etiqueta exótica de pastor-‐poeta. Me permitía salir del ambiente pueblerino, caduco y cerrado de Orihuela y darme a conocer… Primero en los periódicos y círculos culturales de Alicante y Murcia. Después, en Madrid. Para conseguir un lugar como escritor… Y alcanzar la dignidad que ansiaba tuve que jugar las bazas de pastor-‐poeta y la de la pobreza… Cuando decidí marcharme a Madrid, escribí a Juan Ramón Jiménez en estos términos: “Venerado poeta: Sólo conozco a usted por su Segunda Antología, que ya he leído cincuenta veces aprendiéndome algunas de sus composiciones. ¿Sabe usted donde he leído tantas veces su libro? […] En la soledad, a plena naturaleza, y en la silenciosa, misteriosa, llorosa hora del crepúsculo, yendo por antiguos senderos empolvados y desiertos entre sollozos de esquilas. No le extrañe lo que le digo, admirado maestro, es que soy pastor […] Soy pastor de cabras desde mi niñez. Y estoy contento de serlo, porque habiendo nacido en casa pobre, pudo mi padre darme un oficio y me dio ese que fue de dioses paganos y de héroes bíblicos. […] Mire: odio la pobreza en que he nacido. […] Particularmente por ser causa del estado inculto en que me hallo, que no me deja expresarme bien claro, ni decir muchas cosas que pienso”. Humildes, sí, pero no pobres… Mi padre gozaba de un patrimonio económico nada desdeñable, pero no supo compartirlo con su familia… Sus cuentas del banco no eran las que correspondían a un sencillo pastor o tratante de ganado… No sólo tenía dinero para sus recreos personales sino que contaba entre sus amigos a los principales banqueros de Orihuela. Cultivé la imagen de campesino, que hablaba de cabras, de ovejas, de yerbas, de pastores y de pájaros… Yo quería ser reconocido como escritor… Y esa estrategia me fue bien. Explotar mi condición de pastor me sirvió para alcanzar mis ambiciones literarias. … Josefina y Manolillo, Manolillo y Josefina, hijo y mujer es lo que me hace falta. ¿Cuándo vas a volver? ¡Cuando sean gusanos las manzanas de ayer! 12
IV (Sentados en un banco de la plaza bajo un naranjo. Imagen de época de la Plaza Nueva de Orihuela). RAMÓN SIJÉ.-‐ (Bajo de estatura, delgado y cabezón. Gesticula nervioso y habla con atropello, con prisa de pájaro). Nuestra amistad nació en los tiempos borrosos del colegio de Santo Domingo. Tú ibas un curso por delante, a pesar de que me llevabas tres años. MIGUEL JOVEN.-‐ Pero se forjó, Pepito, en los años en que dirigías la revista Voluntad. Apenas con 16 años y ya eras su director y redactor jefe. RAMÓN SIJÉ.-‐ ¡Cuántas lecturas y conversaciones! MIGUEL JOVEN.-‐ Fue por entonces cuando cambiaste tu nombre. Con las letras de José Marín, formaste el anagrama Ramón Sijé. RAMÓN SIJÉ.-‐ Lo hice porque sijé, en griego significa alma. Este hallazgo me abrió los ojos. Me dio a entender que estaba destinado a convertirme en el alma y resorte vital de toda empresa en la que, en adelante, participara. MIGUEL JOVEN.-‐ Te erigiste en el líder de la juventud de Orihuela. Y desde que diriges el Gallo Crisis, gozas de una indiscutida autoridad intelectual. Tus escritos se publican hasta en el diario El Sol o en la revista Cruz y Raya de Madrid. RAMÓN SIJÉ.-‐ Somos almas complementarias, Miguel. Tú tienes intuición creativa, imaginación, talento poético. MIGUEL JOVEN.-‐ Y tú, una asombrosa inteligencia y una inimaginable cultura. Y, lo mas importante, influyentes amigos entre letrados y políticos de relieve. Estas personas nos pueden apoyar en el camino hacia nuestro triunfo literario. Mutuamente nos necesitamos. Hermanos somos, sí… en todo. RAMÓN SIJÉ.-‐ Tengo un concepto de mi propia valía lo suficientemente elevado como para no aceptar órdenes de nadie. MIGUEL JOVEN.-‐ Tú fuiste por aquellos días no sólo mi amigo y mi jefe, sino mi profesor de fascismo. Estaba de acuerdo contigo cuando escribías cosas como: “Al hombre le gusta la mujer en su intimidad, no perorando en un escaño del Congreso, ni practicando una delicada cura”. RAMÓN SIJÉ.-‐ Teníamos y seguimos teniendo muchas ideas cristianas. Sí, ya sé Miguel que soy un fanático de la Iglesia. La política y la religión son indisolubles. “España es -‐en su época clásica-‐ como la santísima voluntad de Cristo hecha nación, cristianismo”. MIGUEL JOVEN.-‐ Sijé, tu pensamiento es profundo y brillante a veces. Pero, otras, sólo malabarismos verbales. 13
RAMÓN SIJÉ.-‐ Escucha, Miguel, “Roma: César y Dios. Libertad y Autoridad. Jerarquía y Humildad. Independencia y Dependencia. Genio de Cristo”. Mi misión es hacer del cristianismo un ismo sociopolítico. Ni comunismo, ni socialismo, ni anarquismo, ni tampoco fascismo: cristianismo. MIGUEL JOVEN.-‐ A veces pienso que no te has podido aún liberar de la confusión mental que te ha producido un cúmulo de lecturas mal digeridas. RAMÓN SIJÉ.-‐ “La cultura es un haz que con función totalizadora tiende hacia la unidad o hacia Dios”. MIGUEL JOVEN.-‐ No puedo estar en muchas ocasiones, ni ideológica ni humanamente, de acuerdo contigo. No te contentas con ser un filofascista teórico. También eres un fascista militante de signo teocrático. Acuérdate de que el 1 de mayo tú y Juan Bellod os metisteis en una manifestación obrera y repartisteis octavillas de la Falange. No sé cómo no salisteis desplumados. Hasta ahora he estado contagiado de tu ideología ultracatólica. Hoy pienso que el nacionalcatolicismo que defiendes me niega a mí mismo como hombre y como escritor. RAMÓN SIJÉ.-‐ Espero que no olvides que cuando decidiste marchar a Madrid fui yo el que apoyó hasta las últimas consecuencias. MIGUEL JOVEN.-‐ ¿Cómo voy a olvidar que te convertiste en pedigüeño para recolectar dinero y cubrir mis necesidades? Visitamos al abogado Martínez Arenas, que me dio una carta de recomendación para Concha de Albornoz, hija del Ministro de Gracia y Justicia. También tú me diste otra para Ernesto Giménez Caballero. Nunca olvidaré el dinero que me mandabais tú y tu familia. Ni que gracias a tu ayuda pude salir de la cárcel de Alcázar de San Juan, cuando tuve aquel lío con el billete del tren. (La acción se congela) MIGUEL AGONIZANTE.-‐ Hoy he acabado el carro y el caballo: un juguete muy bonito para mi Manolillo… Sinceramente, amigo hermano, Sijé, yo no podía permitirme el lujo de rechazar ninguna plataforma… Acepté la que tú me ofrecías con la revista Voluntad, aunque me daba cuenta de que ésta era una marioneta del Sindicato de Obreros Católicos, inspirado por el canónigo Almarcha. También el Gallo Crisis… Fue el precio que tuve que pagar para escapar del determinismo a que estaba condenado -‐de padre cabrero, hijo cabrero-‐ y poder así dar el salto de pastor-‐ poeta a poeta a secas. (Sigue la acción) 14
RAMÓN SIJÉ.-‐ Hasta ahora he sido tu amigo y tu mentor, pero desde tus viajes a Madrid se está produciendo en ti un profundo viraje ideológico. ¡Transformación terrible y cruel la tuya! Coqueteas descaradamente con las vanguardias y el surrealismo. Me dice todo esto la lectura de tus últimos poemas, por ejemplo, ese que titulas “La sangre es un camino”. (Saca una revista y lee). La puerta de mi sangre está en la esquina del hacha y de la piedra pero en ti está la entrada irremediable. ¡Ay que ganas de amarte contra un árbol, ay qué afán de trillarte en una era, ay qué dolor de verte por la espalda y no verte la espalda contra el mundo! Mi sangre es un camino ante el crepúsculo de apasionado barro y charcos vaporosos que tiene que acabar en tus entrañas, un depósito mágico de anillos que ajustar a tu sangre, un sembrado de lunas eclipsadas que ha de aumentar sus calabazas íntimas, ahogadas con un vino de canas en los labios, al pie de tu cintura al fin sonora. Ya te advertí que te alejaras del nerudismo, del aleixandrismo y del albertismo. Esos escritores te están apartando de tu compromiso católico. Un poeta puede y debe, cristianamente, comportarse como hombre. Sé esclavo de nada. Liberto de todo. Esclavo, únicamente, de la propia libertad. Y tú no la tienes, no quieres tenerla. MIGUEL JOVEN.-‐ No me sermones más, Pepito. Mi amistad con Pablo Neruda y Vicente Aleixandre está siendo fundamental para mi transformación ideológica y literaria. Me están ayudando a tomar conciencia de quién soy y de dónde vengo. RAMÓN SIJÉ.-‐ Miguel, tengo la sensación de que te has servido de mi para poner el pie en el estribo de tu ansiado reconocimiento literario. MIGUEL JOVEN.-‐ ¿Cómo no voy a reconocer lo mucho que me has ayudado? Gracias a ti mi primer libro, Perito en lunas, ha sido publicado. ¿Cómo olvidar tus gestiones para conseguir el aval de 425 pesetas que don Luis Almarcha pagó de su bolsillo para garantizar y cubrir los gastos de la impresión? Por ti he podido establecer contacto con personas que me han abierto muchas puertas: Juan Guerrero, que me ha introducido en el Ateneo de Alicante; Raimundo Reyes y José Ballester del periódico La Verdad de Murcia; José Bergamín de la revista Cruz y Raya; Antonio Oliver y Carmen Conde, de la Universidad Popular de Cartagena. (Salen) 15
MIGUEL AGONIZANTE.-‐ Solo tenías 22 años cuando moriste, Pepito, Sijé… No pude asistir a tu entierro. Cuando fui al cementerio mi obsesión era desenterrarte. Así lo habíamos prometido y jurado: el que muriera primero sería enterrado por el otro con sus propias manos. En Orihuela su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé con quien tanto quería. Sí, con quien tanto quería. Y no a quien tanto quería. Queríamos tantas cosas. Los dos fuimos unos desclasados y unos ambiciosos… Yo pretendía salir de la pobreza, ganar dinero y ser reconocido como poeta… Tú, soltar amarras de tu condición familiar de comerciante de tejidos, que considerabas indigna de tu valía intelectual. Fuiste el compañero con quien he querido tantas cosas, con quien compartí mis sueños literarios, mis ambiciones. Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que habitas y estercolas, compañero del alma tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolas daré mi corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mis costado que por doler me duele hasta el aliento. Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte. A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero. Ramón Sijé, fuiste mi descubridor, no mi guía. Rompí bruscamente contigo, cuando pensé que ya no te necesitaba… … Josefina, no pierdas los originales, que son el fruto de mis años de trabajo y el pan de mañana vuestro. 16
V (Tertulia literaria. Café de Lyon, Madrid). JOSÉ BERGAMÍN.-‐ Cuando Miguel Hernández me presentó el auto sacramental La danzarina bíblica, tuve que hacer de censurable censor. Le hice quitar algunas tiradas de versos, por fascistas. Fue poco lo que hubo de suprimir y lo aceptó sin dificultades. Luego le cambió el nombre por “Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras” . RAFAEL ALBERTI.-‐ Gracias, por el ejemplar que me habéis mandado desde Cruz y Raya. FEDERICO GARCÍA LORCA.-‐ ¿Cómo te has atrevido a publicar un auto sacramental de alguien que colabora en esa revista provinciana, el Gallo Crisis dirigida por Ramón Sijé? Apesta a catolicismo doméstico y crepuscular. Dista tanto del europeismo de tu Cruz y Raya, Bergamín. JOSÉ BERGAMÍN.-‐ Porque, a pesar de la clara militancia católica, recoge las grandes pasiones humanas. Miguel aporta al auto sacramental un descarado laicismo, humaniza la simbología teológica y dota de la duda sobre su destino a los personajes arquetípicos. Por otra parte, hay que destacar el protagonismo que concede a la sensualidad y a la naturaleza: el chivo, la palmera, el río, la abeja, la montaña… LUIS CERNUDA.-‐ Hernández es un fiel acólito de ese tal Sijé, quien quiere imitar a los grandes pensadores de nuestro tiempo, Zubiri y Ortega. Y sólo consigue una publicación cargada de fascismo inconsciente y de catolicismo exacerbado e intransigente. RAFAEL ALBERTI.-‐ Es un contrarrevolucionario. Escuchad lo que escribe en este poema dedicado a María Zambrano, donde mantiene la misma línea de su auto sacramental. Increpa a los campesinos castellanos por haberse alejado de las prácticas religiosas (Lee en una revista). ¡Isidro! ¡Juan! ¡Teresa! ¡Alonso! ¡Ruy!... ¿Qué fueron las virtudes? Les reprueba las consecuencias destructivas de su insatisfacción. La viña alborotada está; la mies revuelta; ruedo es la era ya de polvo y nada ¡tanto que fue! la era por la trilla todo de Dios, en Dios siempre resulta. Y remata, conminándoles a que regresen al orden social defendido por los terratenientes y la Iglesia. Y a que vuelvan a la Eucaristía. No esperes a mañana 17
para volver al pan, a Dios y al vino: son ellos tu destino. Y has de ser resumible ¡siempre!, amiga en un racimo, un cáliz y una espiga. ¡Esto es puro fascismo eucarístico! LUIS CERNUDA.-‐ Tanto su poesía como su auto sacramental huelen a incienso y sacristía. Merecen el rechazo más categórico por tantas connotaciones católicas y reaccionarias. PABLO NERUDA.-‐ Pero son de una inaudita construcción verbal. Es el más grande poeta nuevo del catolicismo español. Yo también hallo en el Gallo Crisis demasiada olor a iglesia. Está ahogado en incienso. FEDERICO GARCÍA LORCA.-‐ He de confesaros que experimento una especie de alergia ante Hernández. Un rechazo que no puedo disimular. Su presencia me desagrada. Es agobiante y vanidoso. La primera vez que me encontré con él, en Murcia, el muy insolente me soltó “Ya soy el primer poeta de España”. Y todo por que había conseguido publicar un libro, Perito en lunas. Con insistencia me escribe cartas, pidiéndome ayuda de forma impertinente. En la última me dice: (Saca una carta y lee) “Sé que estás escribiendo una nueva obra dramática, Yerma. Sé que piensas ocuparte de la solterona eterna, eterna virgo española. Quisiera tener, Federico, un miembro de orinar para cada una de estas mujeres que se malogran y se consumen como velas dentro de las rejas y los templos con los ojos y la boca amargos de deseos”. ¡Qué tío tan presuntuoso! LUIS CERNUDA.-‐ ¡Ay quien pillara a un hombre con un miembro de orinar así! Pero sin olor a oveja y calzón de pana. FEDERICO GARCÍA LORCA.-‐ Y ahora quiere que haga gestiones con Margarita Xirgu y Cipriano Rivas Cherif para que estrenen su drama El torero más valiente. (Se congela la escena) MIGUEL AGONIZANTE.-‐ Yo era un paleto entre tantos señoritos. Federico y yo nos movíamos en mundos muy diversos… Él, en la cumbre de su prestigio intelectual y social… Yo, un pobre provinciano y poeta incipiente… Él, refinado culto, exquisito. Yo, rústico, inocente, voraz lector, pero poco instruido… Lorca nunca acudió a mis desesperadas llamadas. De la media docena de cartas que le envié sólo contestó a una… Siempre manifestó un abierto desdén hacia mí… Yo era un muchacho que no sabía ocultar la vanidad y la insolencia cuando le pedía ayuda. (Continúa la acción) PABLO NERUDA.-‐ Conocí a Miguel… “recién dejado de ser pastor de cabras de Orihuela y venía todo perfumado por el azahar, por la tierra y por el estiércol. Se le derramaba la poesía como de las ubres demasiado llenas cae a gotas la leche. 18
Me contaba que en las largas siestas de su pastoreo ponía el oído sobre el vientre de las cabras paridas y me decía cómo podía escucharse el rumor de la leche llegando a las tetas. Y andando conmigo por las noches de Madrid, con una agilidad increíble, se subía a los árboles, pasando con rapidez de los troncos a las ramas, para silbar desde las hojas más altas, imitando para mí el canto del ruiseñor". LUIS CERNUDA.-‐ Veo en la obra de Miguel serias carencias de fondo y una excesiva retórica expresiva. Aquí tenéis un ejemplo. (Abre un libro y lee). Cadena de lunados eslabones: con pelota real, tenis de espina: “dolorosa” de muchos corazones, émula madurez plural de China. Contra el viento rotundas conjunciones, bofetadas en círculos coordina: plenilunios de espejos de verdura donde se ve Albacete en miniatura. Puras extravagancias barrocas. RAFAEL ALBERTI.-‐ Se ha extraviado el poeta, se ha oscurecido. PABLO NERUDA.-‐ A mi me parece una octava perfecta. Es el culteranismo de Góngora aplicado a la realidad rural levantina. No hay mejor forma de describir una chumbera. Su Perito en lunas es un conjunto de elementos contemporáneos en bouquet gongorino. JOSÉ BERGAMÍN.-‐ Estoy de acuerdo con que el material metafórico de Hernández conecta con su vida de pastor, con su tierra, con su paisaje, con las vibraciones de su mundo cotidiano. PABLO NERUDA.-‐ Qué pesado se pone el mundo. Por un lado, los poetas comunistas, por otro los católicos y, por suerte, en medio Miguel Hernández hablando de ruiseñores y de cabras. LUIS CERNUDA.-‐ Miguel anda disfrazado de pastor y se creyó el cuento de que fue pastorcillo. Pues, aquí llega el fascista eucarístico. Esas esparteñas que calza son propias de un exhibicionismo rusticano. Me voy. ¿Te vienes, Federico? JOSÉ BERGAMÍN.-‐ Yo también me tengo que marchar. RAFAEL ALBERTI.-‐ Os acompaño. No me gusta el olor a chotuno ni la pana. (Salen todos menos Neruda. Se cruzan con Miguel, pelado al rape, sin corbata, con traje de pana y esparteñas). MIGUEL JOVEN.-‐ Buenas tardes y adiós, insignes poetas. 19
TODOS.-‐ Adiós. NERUDA.-‐ Hola, querido y puro Miguel. Celebro que hayas dejado el Gallo Crisis. Tú eres demasiado sano para soportar ese tufo sotánico-‐satánico. MIGUEL JOVEN.-‐ Ya estoy harto y arrepentido de haber hecho cosas al servicio de Dios y de la tontería católica. PABLO NERUDA.-‐ Haremos otra revista aquí, querido pastor, y grandes cosas. Tú eres un escritor salido de la naturaleza como un piedra intacta, con virginidad selvática y arrolladora fuerza vital. MIGUEL JOVEN.-‐ Pablo, tu afecto ha sido una enseñanza y una experiencia profundas para mí. Atiendo tu voz, tu persona y tu amistad poéticas y humanas. Pero, por favor, habla con Federico para que se interese por el estreno de mi obra El torero más valiente. PABLO NERUDA.-‐ No te forjes falsas esperanzas con el poeta granadino. MIGUEL JOVEN.-‐ Ya me estoy dando cuenta, Pablo. PABLO NERUDA.-‐ La fuente de inspiración de nosotros los poetas es el pueblo. Y todo lo que escribimos tiene que tener una función social y un compromiso político. MIGUEL JOVEN.-‐ Estoy asumiendo mi condición humilde, que antes despreciaba, y desde este convencimiento he de tomar partido por los hombres y mujeres de la clase trabajadora. Pero, no encuentro editor para mi nuevo libro de versos El silbo vulnerado. PABLO NERUDA.-‐ Todo se andará, Miguel. Todo se andará. (Salen) MIGUEL AGONIZANTE.-‐ Pablo, mi inmenso amigo, fuiste la mano salvadora que estaba esperando para salir de mi infierno pueblerino… Necesitaba a alguien que me amparase con abierta franqueza… Y ese fuiste tú… Yo estaba decido a instalarme en Madrid y encontrar un empleo estable que me permitiera ahorrar algo y casarme con Josefina… Tu amistad fue crucial para mi transformación ideológica. … Manolillo mío, pichinaqui, pichorro. Te echo mucho de menos… Madre, tengo ganas de verte, a ti y a todos. 20
VI (Miguel y Alberto Sánchez. Paseo por el campo en los alrededores de Vallecas. Imágenes de cuadros de Benjamín Palencia) MIGUEL JOVEN.-‐ En tus esculturas y en los cuadros de Benjamín Palencia he descubierto una plástica que se acopla a la perfección con esa idea panteísta, rural y exaltadora de la naturaleza que está presente en mi poesía y en mi teatro. ALBERTO SÁNCHEZ.-‐ Estás lleno de cosas como Dios, pájaro, cardo, piedra… por tu trato diario con ellas durante toda tu vida. MIGUEL JOVEN.-‐ Comparto con vosotros, los artistas de la Escuela de Vallecas, vuestra concepción antiurbana del arte. ALBERTO SÁNCHEZ.-‐ (Como declamando un manifiesto) Me dicen ciudad. Y yo respondo… el campo. Con las emociones que dan las gredas, las arenas, los cuarzos. Que todo tenga olor de tormentas y de rayos partiendo higueras. Que mi aturdimiento me haga caer por los barrancos, que de levantar y caer, el cuerpo se convierta en barro… que la impresión sea tan grande que me transforme en tierra de barbechos mojados. MIGUEL JOVEN.-‐ Sí, Alberto. Tormenta, barro, rayo, barbechos, pájaros, lluvias, piedra, bueyes, viento, machos y hembras, toros, eras… Esa es la verdadera esencia de la que se ha de nutrir mi poesía. (Cogiendo una planta y mostrándola a Alberto) ¿Esto que es? ALBERTO.-‐ Pues… un cardillo. MIGUEL JOVEN.-‐ Fue cardillo. Ahora es carduncha. Para últimos de agosto será cardo y para septiembre dará flor. Pelada con cuidado se come y tiene el sabor de la alcachofa. ALBERTO SÁNCHEZ.-‐ (Coge otra planta y se la muestra a Miguel). ¿Y esto qué es? MIGUEL JOVEN.-‐ (Riendo) ¡Pero, hombre…! Esta da la flor que nosotros llamamos margarita de sol. ALBERTO SÁNCHEZ.-‐ ¿En tu tierra, hay tomillo? MIGUEL JOVEN.-‐ ¿Pero tú qué te has creído que es mi tierra? Seguramente los hay mejores y de olor más penetrante. ALBERTO SÁNCHEZ.-‐ Ten cuidado con lo que dices que los de aquí crecen en las piedras y en los cuarzos. MIGUEL JOVEN.-‐ (Coge un planta de tomillo). La vida de los hombres suele ser como las raíces del tomillo en su lucha por subsistir pero hay muy pocos que al 21
final de esa lucha huelan profunda y limpiamente como este. (La huele y la entrega a Alberto. Salen). MIGUEL AGONIZANTE.-‐ El olor a dehesa que destilaban mis escritos y mi presencia… que yo consideraba hasta entonces como un defecto de origen, encontró plena aprobación en el grupo de pintores de la Escuela de Vallecas: Benjamín Palencia, Alberto Sánchez y Maruja Mayo, … ¡ay, Maruja Mayo!... ¡Cuánto me ayudasteis a reafirmarme en que el campo, la huerta, la naturaleza no debían ser desterrados de mis versos! … Josefina, da el biberón a Manolillo a sus horas justas: no me digas que sigue malo porque has de hacer por ponerlo bueno y gordo.
22
VII (En casa de Vicente Aleixandre, enfermo, sentado en una butaca. Miguel le cuida). VICENTE ALEIXANDRE.-‐ Aún recuerdo la primera nota que me mandaste: “He visto su libro La destrucción o el amor, que acaba de aparecer. No me es posible adquirirlo. Yo le quedaría muy agradecido si pudiera usted proporcionarme un ejemplar. Miguel Hernández, pastor de Orihuela”. MIGUEL JOVEN.-‐ Presentarme como pastor pobre siempre me ha dado buen resultado. Esa ha sido mi estrategia. ¡Qué entusiasmo me ha producido tu libro La destrucción o el amor. Es mi libro de cabecera. Su lectura y, sobre todo, tus conversaciones me han abierto al mundo del surrealismo, del verso libre y de la poesía comprometida. ¡Viva la poesía impura! VICENTE ALEIXANDRE.-‐ Mi mala salud de hierro, consecuencia de la operación de riñón que me practicaron hace tres años, me impide acudir a las tertulias literarias. No sabes lo que te agradezco que vengas a acompañarme y a cuidarme. MIGUEL JOVEN.-‐ El agradecido soy yo, Vicente. Esta casa de Wellingtonia 3 se ha convertido para mí en un nuevo hogar. Tu aspecto es de hombre saludable, tienes la envidiable virtud de saber ocultar tus cosas tristes ante los amigos y parecer alegre. VICENTE ALEIXANDRE.-‐ Eres uno de los amigos más íntimos, más entrañables que he tenido en mi vida. Eres como mi hermano menor. De verdad, te admiro porque eres un alma libre que mira con clara mirada a los hombres. MIGUEL JOVEN.-‐ Vicente, a nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos hace poetas la vida junto a todos los hombres. Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros. (Salen) MIGUEL AGONIZANTE.-‐ Nuestra amistad, Vicente, fue amistad leal, sincera y prolongada… Se acrecentó en los momentos de dificultad y apuros… El surrealismo poético de Vicente Aleixandre y Pablo Neruda facilitaron mi paso a la poesía comprometida y revolucionaria… Vosotros dos me disteis coraje para superar mi timidez y para romper con las fórmulas poéticas tradicionales. Me mostrasteis el camino al socialismo e hicisteis que mis ideas políticas de joven poeta provinciano cambiaran. … Mi Manolillo ha muerto… Mi Manuel Ramón… Un rosal sombrío viene y se cierne sobre mi, sobre una cuna que se desfonda poco a poco, hasta entreverse dentro de ella, además de un niño de sufrimiento, el fondo de la tierra… Te has negado a cerrar los ojos, muerto mío, abiertos ante el cielo como dos golondrinas: 23
su color coronado de junios, ya es rocío alejándose a ciertas regiones matutinas. ¡Sacadme de aquí!... ¡Quiero salir de aquí cuanto antes! … Si no me sacáis de aquí me muero… (Se funde el último parlamento con el tema musical Duna).
24
ACTO II ÁBREME, AMOR, LA PUERTA/DE LA LLAGA PERFECTA. (Miguel en el centro de la escena. Las seis mujeres hablarán en pasado, relatando. Miguel en presente. Imágenes: cuadros de Georgia O’Keefe, Maruja Mallo, Benjamín Palencia). CORO.-‐ (Iconografía formada por los actores. Imágenes de Georgia O’Keefe). Ábreme, amor, la puerta de la llaga perfecta. Abre, amor mío, abre la puerta de mi sangre. Abre, para que salgan todas las malas ansias. Abre, para que huyan las intenciones turbias. Abre, para que sean fuentes puras mis venas, mis manos cardos mondos, pozos quietos mis ojos. Abre, que viene el aire de tu palabra…,¡abre! Abre, Amor, que ya entra… ¡Ay! Que no se salga… ¡Cierra! CARMEN SAMPER .-‐ (Adolescente, rubia, piel blanca, vestido blanco. Cose.) Yo era oficiala de costura y había sido vecina de Miguel. A los requerimientos del poetico de la calle de Arriba, del Visenterre, yo siempre respondía con evasivas. Nunca le di esperanzas de ser su novia. Me asustaban sus ojos de loco. Jamás me animé a entablar relaciones con el Pelao. Pero tampoco le contestaba con una tajante negativa. Siempre dejaba una puerta abierta para una nueva acometida. MIGUEL.-‐ Carmen, la Calabacica, mi amor adolescente, tienes la edad justa para que yo te quiera. ¿Por qué no me contestas? Mi voluntad es quererte, rubia soleada. Eres mi novia, aunque yo no sea tu novio. ¿Si o no? Silencio. 25
¿Esa es tu respuesta? ¿Tu silencio afirma? ¿Sí? Silencio. ¿Niega? ¿No? Silencio. ¿Duda? ¿Qué? Silencio: tiembla: bulle, cuando callo, entre cuatro orejas. Pero ... ¡dime algo!: […] Pendo del silencio tuyo, como esa araña colgante pende de su tela. ¿Sí o no? Responde. ¿Sí? ¿No? ¿Sí? Contesta. […] Silencio. ¿Sí o no? ¿Sí? ¿Ya? ... ¡Qué tristeza!
CARMEN SAMPER.-‐ Miguel se hizo novio de Josefina Manresa, también costurera como yo. Luego se fue a Madrid y comenzó a hacerse famoso. Salió su foto en la revista Estampa. Volví a encontrarme con Miguel años más tarde, cuando Josefina se fue a vivir a Elda, pues su padre, que era guardia civil, fue trasladado a aquella ciudad. Aunque yo seguía sin novio y recordamos nuestros años de inocencia juvenil, Miguel estaba más que nunca por Josefina. JOSEFINA.-‐ (Viste traje oscuro. Morena, ojos oscuros, cabello rizado y largo). Yo Josefina Manresa, era cinco años menor que Miguel. En el taller de costura de la calle San Juan tuve por primera vez noticias de un joven poeta que ha viajado a Madrid. Miguel trabajaba en la notaría de D. Luis Maseres. Todas las mañanas cuando se dirigía al despacho se detenía unos instantes frente a la ventana del taller. Yo trataba de esquivar sus ojos. Me solía abordar por la calle cuando iba con mis amigas de regreso a casa y siempre me preguntaba cómo me llamaba. Le desesperaba no saber mi nombre. Un día que habían baldeado las calles y se habían formado charcos, se acercó a mi y me dijo: MIGUEL.-‐ ¿Quiere usted una barca para pasar? Si no, por lo menos dígame su nombre. JOSEFINA.-‐ Me hizo mucha gracia esta salida suya, pero yo no quería decírselo. Ni tampoco quería que supiera que vivía en el cuartel de la Guardia Civil. A mis amigas les tenía dicho cuando pregunte mi nombre decidle: Rosa, se llama Rosa. MIGUEL.-‐ (Miguel se le acerca por sorpresa. Le da un papel doblado). Señorita que dicen que se llama Rosa, haga el favor de leerme este papelillo. (Miguel se va deprisa. Josefina es rodeada por las otras mujeres que recitan): Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo, 26
nacida ya para el marero oficio; ser graciosa y morena tu ejercicio y tu virtud más ejemplar ser cielo. ¡Niña!, cuando tu pelo va de vuelo, dando del viento claro un negro indicio, enmienda de marfil y de artificio ser de tu capilar borrasca anhelo. No tienes más quehacer que ser hermosa, ni tengo más festejo que mirarte, alrededor girando de tu esfera. Satélite de ti, no hago otra cosa, si no es una labor de recordarte. ¡Date presa de amor, mi carcelera! JOSEFINA.-‐ Era un poema hermoso, pero extraño. Complicado para mi, una modistilla que apenas pude estudiar dos años en un colegio de monjas. Nos hicimos novios el 27 de septiembre de 1934, dos días antes del santo de Miguel. Yo tenía 18 años. MIGUEL.-‐ Josefina, te quiero porque encarnas las virtudes de la mujer cristiana. Ni te pintas ni haces ostentación de tu belleza, que tanto me fascina. Eres castidad, ingenuidad y sencillez. Pero, también, conviertes mi natural instinto masculino en motivo de pecado. Hasta el intento de besarte, frustrado por tu puritanismo, hace que el beso se convierta en un gesto delincuente. Te me mueres de casta y de sencilla: estoy convicto, amor, estoy confeso de que raptor intrépido de un beso, yo te libé la flor de la mejilla. […] El fantasma del beso delincuente el pómulo te tiene perseguido. cada vez más patente, negro y grande. Y sin dormir está, celosamente, vigilando mi boca ¡con qué cuido! para que no se vicie y se desmande. JOSEFINA.-‐ Nuestro noviazgo fue un noviazgo epistolar. Él, que ya estaba en Madrid tratando de que reconocieran su oficio de poeta, me escribía constantes cartas. (Lee una carta) Te quiero y te quiero, esa es mi letanía para ti, que yo no acabaría nunca sino te resultara pesado... (Lee otra carta) Tú eres la única mujer que me puede hacer salir del desierto afectivo y erótico por donde ando errante... (Lee otra) La única 27
que puede hacer cumplir el ansiado eslabón que me engarce con la cadena humana, viéndome prolongado en un hijo... Pero Miguel, en Madrid, cambió. Lo que antes veía en mí como virtudes se están volviendo poco a poco contra mi. MIGUEL.-‐ Reclamo tu urgente presencia, Josefina, mi novia ausente, antes de dejarme vencer por la tentación. Tus besos, que siempre me has negado, son el único antídoto para no caer rendido en los brazos de otra mujer. Tu presencia, Josefina, es el único remedio que evitará que yo ceda a este deseo que me arrastra hacia otro vientre y otra boca. Una querencia tengo por tu acento, una apetencia por tu compañía y una dolencia de melancolía por la ausencia del aire de tu viento. Paciencia necesita mi tormento, urgencia de tu garza galanía, tu clemencia solar mi helado día, tu asistencia la herida en que lo cuento. ¡Ay querencia, dolencia y apetencia!: tus sustanciales besos, mi sustento, me faltan y me muero sobre mayo. Quiero que vengas, flor, desde tu ausencia, a serenar la sien del pensamiento que desahoga en mí su eterno rayo. MARÍA ZAMBRANO.-‐ (Fuma con una larga boquilla). Como su presencia no es recuerdo, no puedo precisar cuando y cómo conocí a Miguel. Yo ejercía como profesora auxiliar de Metafísica en la Universidad Central. Salíamos a pasear juntos por aquellos lugares de la entrada de Madrid, cuesta abajo de la calle de Segovia para sentarnos algún rato en el puente o sobre alguna piedra de la entrada de la Casa de Campo. Solos como si estuviésemos abandonados. MIGUEL.-‐ (A Josefina, que se ha adelantado nuevamente). No te engañé cuando te dije que me venía a Madrid para cuatro o cinco días. Yo creía que iba a estar ese tiempo por aquí. ¿Qué culpa tengo yo de estar más? MARÍA ZAMBRANO.-‐ Yo tenía 31 años y él, 25. Recababa de Miguel una empatía que me ayudara en un momento extraordinariamente difícil. Él me acompañaba más que nadie en ese continuo sufrimiento. Tenía cráneo y ojos de hambre, de un hambre ancestral, el hambre original nunca aplacado lucía en ellos. MIGUEL.-‐ (A Josefina) Los asuntos míos lo quieren así, ¡qué le vamos a hacer! No te desesperes ten paciencia, como tengo yo; depende mi porvenir, nuestro porvenir, de este asunto. Estoy trabajando aquí en Madrid, de esta manera para 28
tener el día de mañana un poquito de paz, para que no le falte el pan a nuestros hijos. MARÍA ZAMBRANO.-‐ Y así tenía figura de esposo. De aquél que ha ido siempre hacia la boda como forma inmediata de la unión. JOSEFINA.-‐ Yo no veía claro el trabajo que él hacia en Madrid en Espasa-‐Calpe, no me parecía una labor clara y cabal. La tensión crecía entre nosotros, generando más y más desconfianza. MIGUEL.-‐ Mira estoy haciendo con otro amigo mío muy rico, José María de Cossío, una enciclopedia taurina, o sea: escribir la vida de todos los toreros que hay y que ha habido. Una faena que me tendrá ocupado muchos años. No es que me haya engañado contigo, Josefina, la que tal vez te hayas engañado, eres tú; esto te lo digo no como reproche a ti, sino a mi mismo, me parece que no soy el hombre que tú necesitas. Yo tengo mi vida aquí en Madrid, me sería imposible vivir en Orihuela ya. Tengo amistades que me comprenden perfectamente, ahí ni me comprende nadie ni a nadie le importa nada de lo que hago. Yo quisiera, Josefina, que no sufrieras por mi, que te olvidaras un poquito de mi, no creo que te sea difícil. JOSEFINA.-‐ Esto era una declaración de ruptura. MIGUEL.-‐ Es la vida de Madrid, Josefina, la vida de Madrid que le hace a uno olvidarse de todo con sus ruidos y con sus mujeres, sus diversiones y sus trabajos. Es tan diferente de esa vida callada de ahí, donde no se sabe otra cosa que murmurar del vecino o hablar mal de los amigos o dar vueltas por los puentes. JOSEFINA.-‐ Miguel estaba irreconocible. MIGUEL.-‐ Tú eres muy vergonzosa, no te gusta que te vean quererme, y a mi se me importa un pito, por no decir otra palabra más expresiva que pito, casi igual, solo que en vez de t lleva j. La gente de los pueblos es tonta perdida, Josefina mía: por eso me gustaría tenerte aquí en Madrid, porque aquí no se esconde nadie para darse un beso. Ni nadie se escandaliza cuando ve a un apareja tumbada en el campo. Odio a esa gente idiota que se lo pasa todo el día hablando de si ha visto a la vecina besándose con el novio. Tú fíjate en que casi todos los que hablan mal de esas cosas, tan naturales como mear, son solteronas o curas: las dos clases de personas que menos falta hacen en el mundo porque lo envenenan. (Se adelanta Maruja Mallo. Proyección de cuadros de Maruja Mallo: “El asombro de las espigas” y otros suyos de esta época). MARUJA MALLO.-‐ (Artista de vanguardia, bohemia). De acuerdo: yo era una mujer independiente, iconoclasta, que no me prestaba a convencionalismos ni atavismos morales. Más que libre, mi comportamiento fue libertario. Me rebelaba ante la idea tan difundida en mi época de que las mujeres no éramos 29
aptas para asumir cualquier responsabilidad social de alto nivel, sobre todo de orden político o jurídico. Qué yo era excéntrica, pues sí… Es verdad que resulté ser ganadora de un concurso de blasfemias y que me di un paseo en bicicleta por el interior de una iglesia mientras se celebraba misa. Mi relación con Miguel comenzó en 1935 en casa de Pablo Neruda. Él, ingenuo y puro; yo, una mujer admirada y admirable. Él, la candidez y la inexperiencia de un muchacho que no ha conocido más hembra desnuda que las cabras de su establo; yo, me he entregado a tantísimos hombres. Me atraía su aspecto campesino. He jodido tanto y conocido a tanta gente que ya se me amontonan un poco en la memoria. Pero en mi lista de enamorados figuran Rafael Alberti, que me dejó por María Teresa León; el escultor Emilio Aladrén, que me sustituyó por Federico García Lorca, que lo engatusó con sus elogios… Y Miguel. Conseguí que tratara el amor físico en su poesía con conocimiento de causa. MIGUEL.-‐ Eres la primera mujer que he catado. La primera en recibir la descarga de mi ímpetu juvenil, esa fiebre retenida en mis entrañas. No me conformo, no: me desespero como si fuera un huracán de lava en el presidio de una almendra esclava o en el penal colgante de un jilguero. Besarte fue besar un avispero que me clava al tormento y me desclava y cava un hoyo fúnebre y lo cava dentro del corazón donde me muero. No me conformo, no: ya es tanto y tanto idolatrar la imagen de tu beso y perseguir el curso de tu aroma. Un enterrado vivo por el llanto, una revolución dentro de un hueso, un rayo soy sujeto a una redoma. MARUJA MALLO.-‐ Nuestros excursiones por los campos de la provincia de Madrid fueron frecuentes. Nos íbamos a recorrer el camino de la zona triguera entre Perales y Morata de Tajuña. Era magnífico el rito pánico de las eras en verano. Hoz, trigo, hombres sumergidos en oro y rojo. Pasamos hermosas noches bajo las estrellas del cielo castellano en una pequeña tienda de campaña, estimulados, incluso, por la presencia cercana de labradores y jornaleros. MIGUEL.-‐ Mi ligazón a ti, Maruja, ha sido una experiencia muy grande, una aventura de alto riesgo. En ella ha tenido cabida no sólo la relación sexual y el conocimiento práctico del erotismo de alto voltaje, sino también la cara amarga 30
del engaño amoroso. Prescindiste de mi, sin escrúpulos, una vez cumplida y agotada la conquista. Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos, que son dos hormigueros solitarios, y son mis manos sin las tuyas varios intratables espinos a manojos. No me encuentro los labios sin tus rojos, que me llenan de dulces campanarios, sin ti mis pensamientos son calvarios criando cardos y agostando hinojos. No sé qué es de mi oreja sin tu acento, ni hacia qué polo yerro sin tu estrella, y mi voz sin tu trato se afemina. Los olores persigo de tu viento y la olvidada imagen de tu huella, que en ti principia, amor, y en mí termina. MARUJA MALLO.-‐ Yo, excéntrica pintora de aquel Madrid irrepetible de efervescencia cultural, fui la razón y la causa de la dedicatoria que aparece al principio del libro El rayo que no cesa: “A ti sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya”. (Se adelanta María Cegarra) MARÍA CEGARRA.-‐ (Coqueta, ojos azules, vestida con el uniforme de la Sección Femenina). Conocí a Miguel en 1932 en Orihuela en la inauguración del monumento a Gabriel Miró. Yo estaba preparando mi libro de poemas Cristales míos. Cuando nos volvimos a encontrar al año siguiente, la crisis sentimental de su ruptura con Josefina y el trauma amoroso que le ha producido su relación con Maruja Mallo le han convertido en un hombre vulnerable. Yo ejercía por entonces mi profesión de perito químico en unos laboratorios de análisis de minerales en mi pueblo minero, La Unión. Era 15 años mayor que Miguel. Estoy segura de que esto le seducía. MIGUEL.-‐ Tu discreción y tu talento de mujer inteligente y comprensiva, me han deslumbrado. Si tú eres perita en minerales yo soy Perito en lunas. Por eso te necesito María. MARÍA CEGARRA.-‐ Nos paseábamos por La Unión. Yo le llevaba a las minas más cercanas y a las puestas de sol. MIGUEL.-‐ (Recita) Al derramar tu voz su mansedumbre de miel bocal, y al puro bamboleo, en mis terrestres manos el deseo sus rosas pone al fuego de costumbre. 31
Exasperado llego hasta la cumbre de tu pecho de isla, y lo rodeo de un ambicioso mar y un pataleo de exasperados pétalos de lumbre. Pero tú te defiendes con murallas de mis alteraciones codiciosas de sumergirse en tierras y océanos. Por piedra pura, indiferente, callas: callar de piedra, que otras y otras rosas me pones y me pones en las manos. MARÍA CEGARRA.-‐ Nuestra relación se estrecha en 1935, en un periodo en que había roto su relación con Josefina. MIGUEL.-‐ No puedes imaginarte cuánto he pensado en tu persona desde nuestro encuentro en tu pueblo. Qué poco nos hemos tratado ¿no te parece? Te conocí de pronto en Orihuela, te hablé unos momentos; te vi en Cartagena después otros instantes y por fin este agosto pasado, inolvidables para mi los días que estuve por esas tierras, logré hablarte durante largas horas (...) Me han conmovido muchos tus poemas y te agradezco eternamente el que me has dedicado. ¿Cuándo vendrás por Madrid? Quiero que te conozcan mis amigos. He hablado de ti a Neruda, hablaré a Vicente Aleixandre. Me acuerdo mucho de ti. El otro día quité de la solapa de mi chaqueta el nardo que me regalaste, María, ha llegado conmigo hasta Madrid: no debe mustiarse nunca. MARÍA CEGARRA.-‐ A primeros de octubre de 1935 le envié un lote de ejemplares de mi libro Cristales míos para que los distribuyera entre sus amistades de Madrid y un carta perfumada. Creo que eso le hizo mantener vivas sus esperanzas hacia mi. MIGUEL.-‐ Alegra los ojos ver tus cartas que huelen tan bien, que trae el cartero oliendo entre las demás. Me asombra recibirlas con ese olor penetrante que no le quitan ni el roce con las otras, ni la cartera de los mensajeros, ni la distancia que recorre de mano en mano y de tren en tren. Te recuerdo muchísimo, María buena. ¿Cuándo vendrás por aquí? MARÍA CEGARRA.-‐ No contesté a su última carta. Ni tampoco acudí a la llamada de Miguel. ¡Yo sola en Madrid! ¡Nunca! No quería separarme de mi familia. Además, mi educación católica no me permitía locuras de esa clase. Su paso por La Unión le inspiró su obra teatral Los hijos de la piedra. Cuando hizo El rayo que no cesa me lo dedicó a mi con estas palabras “A ti sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya”. Yo a Miguel le tenía mucho cariño. Nadie -‐ni antes ni después de ti-‐ supo, sabe 32
pronunciar mi nombre. Miguel, remero de aguas y vientos, bravamente curtida la piel, alucinada la mirada verde blanquinosa ¿me gustabas como hombre? Nunca responderé a esta pregunta públicamente. JOSEFINA.-‐ Miguel rompió conmigo, pues dada la vida que llevaba en Madrid consideraba que podría reemplazarme con ventaja por otras mujeres. Pero volvió los ojos hacia mí cuando se dio cuenta de que no podía satisfacer con ninguna otra su deseo imperioso de paternidad. MIGUEL.-‐ Siento que entre nosotros haya ocurrido lo que ocurrió. Estoy arrepentido y sé que tengo toda la culpa. No creas que me guía otro interés al escribirte que el de volver a nuestro cariño. Te confieso que he tenido una experiencia muy grande aquí y que me encuentro muy solo. He sabido que mujeres como tú hay pocas y he apreciado más tu valor de esta manera. JOSEFINA.-‐ En 1936 se publicó su libro El rayo que no cesa. MIGUEL.-‐ Dedicado a ti aunque no ponga tu nombre. Yo que creía que ya no te acordabas de mi, pero he puesto esta dedicatoria: “A ti sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya”. Todos los versos que van en este libro son de amor y los he hecho pensando en ti. (Aparte) En verdad, el rayo que no cesa de fulminarme es la angustiosa consecuencia de mi impetuosa libido siempre insatisfecha. ¿No cesará este rayo que me habita el corazón de exasperadas fieras y de fraguas coléricas y herreras donde el metal más fresco se marchita? ¿No cesará esta terca estalactita de cultivar sus duras cabelleras como espadas y rígidas hogueras hacia mi corazón que muge y grita? Este rayo ni cesa ni se agota: de mi mismo tomó su procedencia y ejercita en mi mismo sus furores. Esta obstinada piedra de mi brota y sobre mí dirige la insistencia de sus lluviosos rayos destructores. (Se adelanta Carmen Pastrana). CARMEN PASTRANA.-‐ (Maestra de escuela). Aunque Miguel acababa de reanudar su noviazgo con Josefina no pudo evitar tirarme los tejos. Nos 33
conocimos en marzo del 1936, cuando en una Misión Pedagógica llega al pueblo de Mestanza, donde yo ejercía como maestra. Yo era dos años menor que Miguel. MIGUEL.A tus facciones de manzana y cera: Carmen: fruto a los pájaros prohibido, congelado en el alba y escogido por una mano de oro en primavera. Hueles a corazón de trigo y era, suenas a nido, suenas a sonido, sabes… no sé a qué sabes, y he sabido que nunca he de saber lo que quisiera. Miras como los ojos de relente: fríamente febril y distraída, entre flores y frutos de mirada. Hablas como el silencio y una fuente: calladamente, y andas por la vida temerosa de flechas y de nada. CARMEN PASTRANA.-‐ Es curioso que la dedicatoria fuera al final del poema y no al principio. ¿No tendría Miguel preparado este soneto para dedicárselo a cualquier mujer que encontrara en sus andanzas misioneras? Me produce mucha sospecha que en el segundo verso “Carmen, fruto a los pájaros prohibido” si colocamos en lugar de Carmen, cualquier otro nombre como Lola, Mari, Merche, Montse, Tere, también tiene cabida. Podría dedicar este poema a la mitad de las mujeres españolas JOSEFINA.-‐ Miguel y yo sólo convivimos días o semanas que se verían interrumpidos por la guerra o las cárceles. De hecho no tuvimos tiempo de conocernos a fondo, ni de saber nunca si las diferencias entre nosotros hubieran permitido ese futuro armónico que los dos anhelábamos MIGUEL.-‐ No sé qué sería de mí sin ti, Josefina, y te aseguro que sólo tú has de ser mi compañera para siempre. No te niego que he conocido a otras mujeres, pero he visto la diferencia enorme que hay entre tú y ellas y te prefiero a ti sobre todas. Tú vales más que ninguna: eres sencilla, buena y honrada y tienes todo lo que puedo y quiero exigir de una mujer. Con el tiempo las diferencias de alma que hay entre nosotros dos se ajustarán y nos comprenderemos todo lo que pase entre nosotros y todo lo que somos. CARMEN PASTRANA.-‐ Miguel no pudo sustraerse a la imperiosa necesidad de tener hijos que solo Josefina podía satisfacer. Primero, la perspectiva y después la realidad del hijo fue el cemento de esa unión amorosa. El empeño de incluir la pareja Miguel y Josefina en la lista de los amantes célebres emana de una muy comprensiva actitud de conmiseración hacia quienes tanto sufrieron. Pero 34
Josefina es la novia sencilla, escasamente instruida que no puede participar ni compartir sus sueños literarios. MIGUEL.-‐ (Dirigiéndose a Josefina) La otra noche he soñado contigo. Éramos ya esposos y teníamos un hijo; tú te habías dejado crecer el pelo hasta los pies y me hacías jugar con él y me dabas aire como un abanico. Estábamos en casa completamente solos y nuestro hijo salía corriendo a un jardín. No, creo que era un huerto, y tú le mirabas riéndote. JOSEFINA.-‐ Contrajimos matrimonio civil el 9 de marzo de 1937, a las 12 del mediodía, en el Juzgado de Orihuela. Yo, ataviada de riguroso color negro. Miguel vestía el uniforme verde oscuro del Quinto Regimiento, perteneciente al Estado Mayor. El único regalo que recibimos fue un reloj de oro de parte de Vicente Aleixandre. Esa misma tarde emprendimos nuestro primer viaje juntos. Pasamos la noche de bodas en el Hotel Victoria de Alicante, junto al puerto, frente al mar. Enseguida quedé embarazada. Yo, en cuanto madre, alcancé plena identidad en la mente y en la pluma de Miguel. CORO.-‐ He poblado tu vientre de amor y sementera, he prolongado el eco de sangre a que respondo y espero sobre el surco como el arado espera: he llegado hasta el fondo. Morena de altas torres, alta luz y altos ojos, esposa de mi piel, gran trago de mi vida, tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos de cierva concebida. Ya me parece que eres un cristal delicado, temo que te me rompas al más leve tropiezo, y a reforzar tus venas con mi piel de soldado fuera como el cerezo. Espejo de mi carne. sustento de mis alas, te doy vida en la muerte que me dan y no tomo. Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas, ansiado por el plomo. […] Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado, envuelto en un clamor de victoria y guitarras, y dejaré a tu puerta mi vida de soldado sin colmillos ni garras. […] Tus piernas implacables al parto van derechas, y tu implacable boca de labios indomables, y ante mi soledad de explosiones y brechas 35
recorres un camino de besos implacables. Para el hijo será la paz que estoy forjando, y al fin en un océano de irremediables huesos tu corazón, y el mío naufragarán, quedando una mujer y un hombre gastados por los besos.
JOSEFINA.-‐ Nuestro primer hijo, Manuel Ramón, nacía el 19 de diciembre de 1937. Miguel se encontraba en el frente de Teruel. Llegó unos días después, cogió al niño en brazos y se lo tuvieron que tomar porque temblaba de alegría. Le trajo mucha ropa: azul, rosa y blanca. Luego le expliqué cómo había sido el parto. Un momento antes de nacer el niño abrí la puerta del corral y vi la luna en lleno, que parecía que se me echaba encima… Pero mi niño murió cuando solo tenía 10 meses. Sufrió mucho durante cuatro meses con diarreas y no había ninguna medicación ni alimentación adecuadas para él. Miguel no lo vio nacer. Tampoco lo vio morir. MIGUEL.-‐ ¿Por qué… por qué … Era tan pequeño. JOSEFINA.-‐ Casi dos años después, el 4 de enero de 1939 nacía nuestro segundo hijo, Manuel Miguel. CORO.-‐ Menos tu vientre todo es confuso. Menos tu vientre todo es futuro fugaz, pasado baldío, turbio. Menos tu vientre todo es oculto, menos tu vientre todo inseguro, todo postrero, polvo sin mundo. Menos tu vientre todo es oscuro, menos tu vientre claro y profundo. (Las dos últimas estrofas se va fundiendo con el tema Duna)
36
ACTO III VIENTOS DEL PUEBLO I
(Oficinas del 5 Regimiento. El oficial escribe a máquina la ficha de reclutamiento. Imágenes: Carteles de la guerra civil del Centro Documental de la Memoria Histórica: “Alistaos en el glorioso 5.º Regimiento”; “11 Febrero 1873, un anhelo: 14 Abril 1931, una esperanza: 16 Febrero 1936, una Victoria”; “Unidad de acción en todos los frentes para aplastar al fascismo”; “Ingresando en el Batallón de Zapadores Minadores nº. 3 fortalecéis el Ejército Popular”. Banderas republicanas ondeando que se van fundiendo con los carteles). OFICIAL DE RECLUTAMIENTO.-‐ ¿Nombre? MIGUEL.-‐ Miguel Hernández Gilabert OFICIAL DE RECLUTAMIENTO.-‐ ¿No serás el autor del libro El rayo que no cesa? He leído algunos poemas tuyos. El que más gusta es ese que comienza… Fuera menos penado si no fuera nardo tu tez para mi vista, nardo, cardo tu piel para mi tacto, cardo, tuera tu voz para mi oído, tuera. Se lo recito a las chicas y ¡me da un resultado! ¿Sabes que como escritor te puedes unir a la Alianza de Intelectuales Antifascistas y tener un destino en la retaguardia. Allí podrás trabajar con Rafael Alberti, María Teresa León, Emilio Parados o León Felipe, entre otros. MIGUEL.-‐ Mi puesto está con el pueblo. Prefiero alistarme en una unidad de combate. En primera línea con los que están luchando en defensa de la República. Además, quiero ser considerado soldado útil, ya que se me negó el servicio militar por exceso de cupo. OFICIAL DE RECLUTAMIENTO.-‐ ¿Estado? MIGUEL.-‐ Soltero OFICIAL DE RECLUTAMIENTO.-‐ ¿Domicilio? MIGUEL.-‐ Calle Vallehermoso, número 96, Madrid. OFICIAL DE RECLUTAMIENTO.-‐ ¿Profesión?
37
MIGUEL.-‐ Soy poeta, pero actualmente me gano la vida como mecanógrafo en la editorial Espasa Calpe. Con José María de Cossío, pues estamos haciendo una enciclopedia sobre los toros. OFICIAL DE RECLUTAMIENTO.-‐ Entonces, ponemos en la ficha: mecanógrafo. ¿Estás afiliado a algún partido político? MIGUEL.-‐ Sí. Al Partido Comunista. Aquí tienes mi carnet. Es el número 120395. OFICIAL DE RECLUTAMIENTO.-‐ Con fecha 23 de septiembre de 1936 quedas enrolado en el 50 Regimiento. Se te destina, camarada, a la sección 3ª, 2ª compañía de Zapadores Minadores. Hay que defender Madrid del ejército fascista que está llegando a Talavera de la Reina con las fuerzas de la Legión y los Regulares de África. (Durante el parlamento anterior ha aparecido el cartel: “La victoria está en fortificar y resistir!”). MIGUEL.-‐ (Levantando el puño). No pasarán.
38
II (Carteles de la guerra civil “Movilización general” ). MIGUEL.-‐ (Cabeza rapada, pantalones de pana y esparteñas. Se va quitando la ropa de civil y vistiéndose el mono y el gorro de miliciano. Entre tanto recita:) Vengo muy satisfecho de librarme de la serpiente de múltiples cúpulas, la serpiente escamada de casullas y cálices: su cola puso acíbar en mi boca, sus anillos verdugos reprimieron y malaventuraron la nudosa sangre de mi corazón. Vengo muy dolorido de aquel infierno de incensarios locos, de aquella boba gloria: sonreídme. Sonreídme, que voy a donde estáis vosotros los de siempre, los que cubrís de espigas y racimos la boca del que nos escupe, los que conmigo en surcos, andamios, fraguas, hornos, os arrancáis la corona del sudor diario. Me libré de los templos: sonreídme, donde me consumía con tristeza de lámpara encerrado en el poco aire de los sagrarios. […] Agrupo mi hambre, mis penas y estas cicatrices que llevo de tratar piedras y hachas a vuestras hambres, vuestras penas y vuestra herrada carne, porque para calmar nuestra desesperación de toros castigados habremos de agruparnos oceánicamente. […] En vuestros puños quiero ver rayos contrayéndose, quiero ver a la cólera tirándoos de las cejas, la cólera me nubla todas las cosas dentro del corazón sintiendo el martillazo del hambre en el ombligo, viendo a mi hermana helarse mientras lava la ropa, viendo a mi madre siempre en ayuno forzoso, viéndoos en este estado capaz de impacientar a los mismos corderos que jamás se impacientan. Habrá que ver la tierra estercolada con las injustas sangres. .…
39
III (Imágenes de batallas de la guerra civil. Sonido: cañonazos y disparos de ametralladora. Sobre la imagen va apareciendo este rótulo. “MIGUEL HERNÁNDEZ LUCHÓ EN LA DEFENSA DE MADRID EN LOS FRENTES DE ALCALÁ DE HENARES, VALDEMOROS, BOADILLA DEL MONTE, POZUELO DE ALARCÓN, CIEMPOZUELOS. Y EN LAS BATALLA DEL JARAMA Y GUADALAJARA”). MIGUEL.-‐ Cava y dispara. Dispara y cava. (Una bala le atraviesa una hombrera de la chaqueta). ¡Cojones! ¡Por qué poco me he escapado! ¡Menos mal que el fascista del pijo que me ha disparado tiene mala puntería! JOSEFINA.-‐ (Leyendo una carta) Mi queridísima morena Josefina de mi alma: Me encuentro en un pueblo que llaman Cubas con cerca de doscientos hombres más. Hemos venido aquí a hacer fortificaciones para no dejar pasar a los fascistas que hay en Talavera. […] Trabajamos todo el día haciendo trincheras en el campo y a mi me tienen aquí cavando los rastrojos para hacer zanjas. Desde aquí vemos pasar los aviones con bombas para Toledo y oímos los estampidos de las explosiones y los cañonazos. […] No quiero que te preocupes por mi, que no me puede pasar nada. Aquí no hay ni puede haber peligro para ninguno de los que estamos, y en caso de que los enemigos avanzaran para este lado, Madrid está muy cerca, a unos treinta kilómetros. […] No digas a nadie si vas a Orihuela que me encuentro como me encuentro, que no lo sepa mi madre. Si me hubiera sido posible ocultarlo a ti también te lo hubiera ocultado, pero a ti no puede ser. Te quiero, te quiero y te quiero más de lo que te quiero de tanto que te quiero. (Dobla la carta) ¡Cuántas lágrimas me estás haciendo derramar, Miguel!
40
IV (Nuevas imágenes de guerra. Texto sobre las imágenes: “EN EL MES DE OCTUBRE DE 1936, MIGUEL HERNÁNDEZ ES NOMBRADO COMISARIO DE CULTURA DEL BATALLÓN EL CAMPESINO. SE LE ASIGNA LA LABOR DE HACER UN PERIÓDICO Y LA ALFABETIZACIÓN DE LA TROPA. PERO SOBRE TODO, ESCRIBIR Y DAR RECITALES PARA ELEVAR LA MORAL DE LOS SOLDADOS MILICIANOS”). MIGUEL.-‐ (Hablando ante el micrófono, la voz quedará amplificada por los altavoces con efecto de eco). Camaradas del Cuerpo de Seguridad y Asalto. Los ojos del mundo liberal están fijos y admirados en las gestas que la España democrática está escribiendo en pro de su independencia y en lucha franca y abierta contra el fascismo imperialista e invasor. Día a día, sin tregua ni descanso, el pueblo en armas, Milicias convertidas en Ejércitos, trabajadores en “stajanovistas”, van dibujándose en un futuro próximo las fuertes líneas de una gran victoria. A vosotros, camaradas del Cuerpo de Seguridad y Asalto, valientes defensores de la causa, os cabe el honor de ocupar los puestos de mayor peligro, de inmolar en el holocausto de la libertad vuestros mejores hombres. Nosotros, camaradas, luchamos por una España de libertad y justicia, de cultura y trabajo. Cuerpos de Seguridad y Asalto, luchad sin descanso, en vanguardia y en retaguardia. Sabed haceros dignos de la gran confianza que han depositado en vosotros. Y ahora de todo corazón, emocionado, decid conmigo. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva el 5º Batallón! ¡Viva la 36 Brigada Mixta! MILICIANO PERIODISTA.-‐ Y ahora el camarada Comisario, el gran poeta del pueblo, el mayor poeta de nuestra guerra, el autor de los versos que muchos de vosotros lleváis en vuestra mochila, os recitará uno de sus más famosos poemas. MIGUEL.-‐ (Durante el recitado, han de aparecer las imágenes de distintos carteles de la guerra civil de Asturias, Euskadi, Cataluña, Valencia, Andalucía, etc.) Camaradas, yo antes con el fusil en la mano disparaba como vosotros en las trincheras, en primera línea. Ahora nuestro comandante, Valentín González, el Campesino, me ha encargado la misión de disparar con un altavoz los proyectiles de mis versos. Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me avientan la garganta. Los bueyes doblan la frente, 41
impotentemente mansa, delante de los castigos: los leones la levantan y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa. No soy de un pueblo de bueyes que soy de un pueblo que embargan yacimientos de leones, desfiladeros de águilas y cordilleras de toros con el orgullo en el asta. Nunca medraron los bueyes en los páramos de España. ¿Quién habló de echar un yugo sobre el cuello de esta raza? ¿Quién ha puesto al huracán jamás ni yugos ni trabas, ni quién el rayo detuvo prisionero en una jaula? Asturianos de braveza, vascos de piedra blindada, valencianos de alegría y castellanos de alma, labrados como la tierra y airosos como las alas; andaluces de relámpago, nacidos entre guitarras y forjados en los yunques torrenciales de las lágrimas; extremeños de centeno, gallegos de lluvia y calma, catalanes de firmeza, aragoneses de casta, murcianos de dinamita frutalmente propagada, leoneses, navarros, dueños del hambre, el sudor y el hacha, reyes de la minería, señores de la labranza, hombres que entre las raíces, como raíces gallardas, vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada: yugos os quieren poner gentes de la hierba mala, yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas. 42
[…] Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta. Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama, tendré apretados los dientes y decidida la barba. Cantando espero a la muerte, que hay ruiseñores que cantan encima de los fusiles y en medio de las batallas.
(Aplausos y vivas que se funden con cañonazos y disparos de metralleta). MILICIANO PERIODISTA.-‐ Y para terminar esta arenga de nuestro camarada que ha hecho de la poesía un arma, un instrumento de propaganda y exaltación, nos regala otro de sus poemas, “Las abarcas desiertas”. Seguro que en él os veréis reflejados muchos de vosotros. MIGUEL.-‐ Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría. Y encontraba los días que derriban las puertas, mis abarcas vacías, mis abarcas desiertas. Nunca tuve zapatos, ni trajes, ni palabras: siempre tuve regatos, siempre penas y cabras. Me vistió la pobreza, me lamió el cuerpo el río y del pie a la cabeza pasto fui del rocío. […] Por el cinco de enero de la majada mía mi calzado cabrero a la escarcha salía. Y hacia el seis, mis miradas hallaban en sus puertas mis abarcas heladas, 43
mis abarcas desiertas. Salud camaradas. Seguiré siendo el poeta siempre dispuesto a empuñar el fusil y a empuñar el romance. (Aplausos: ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva el 5º Batallón! ¡Viva la 36 Brigada Mixta! Cañonazos y disparos de metralleta).
44
V (En las trincheras). MILICIANO 1.-‐ Son muchos los poetas que vienen al frente, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, León Felipe, Luis Cernuda... Pero llegan nos sueltan una arenga y se vuelven a Madrid. Miguel Hernández está todo el tiempo con nosotros. MILICIANO 2.-‐ Un poeta combatiente. Convive con nosotros. Sabe lo que nos jugamos. Se gana bien su sueldo de comisario, que no está tan mal: 625 pesetas al mes. MILICIANO 1.-‐ Y para nosotros los soldados, 304 pesetas. Estamos luchando para eliminar de España las desigualdades. Pero, ¡queda tanto por hacer¡ MILICIANO 2.-‐ Se nota que procede del pueblo. No como los otros poetas, que son señoritos burgueses. Con su proceder, sus escritos y sus palabras ayuda mucho a mantener alta la moral. MILICIANO 1.-‐ Y la disciplina. A ninguno de los otros comisarios de la cultura se le ocurre estar como él, aquí, en el Alto de Celadas, donde más nieva, más frío hace y más viento corre, pudiendo estar resguardado en el Estado Mayor. No. Él, aquí, con nosotros. MILICIANO 2.-‐ Es un tío que da la cara. Tiene un par de cojones. A pesar de que es bastante debilucho. MILICIANO 1.-‐ ¡Sí que los tiene bien puestos! Y, además, sabe convencer. Su aspecto sencillo de muchacho campesino, su entusiasmo, la fuerza de sus versos… Sus poesías me dan fuerzas y me afinan la puntería cuando disparo contra los fascistas. MILICIANO 2.-‐ Es el cantor de las trincheras, salido de las entrañas del pueblo. Si lo ves pasar a tu lado sin conocerlo, nunca creerías que es un poeta de primera fila. Dirías ese es un jornalero, un pastor. 45
VI (Imagen: cartel “Ayer, opresión: hoy, lucha por la tierra y la libertad”, “Soldado instrúyete: el analfabetismo ciega el espíritu”. Sobre el cartel aparece el siguiente texto: “EN FEBRERO DEL 37 HERNÁNDEZ ES DESTINADO AL «ALTAVOZ DEL FRENTE SUR», EN JAÉN A LAS ÓRDENES DEL COMANDANTE CARLOS. VIAJA POR LOS PUEBLOS PARA DECLAMAR SUS POEMAS EN LOS LUGARES PÚBLICOS Y ARENGAR A LOS MILICIANOS. EL 9 DE MARZO DE 1937 CONTRAE MATRIMONIO CON JOSEFINA MANRESA. ASISTE AL ASALTO DEL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA CABEZA EN ANDÚJAR”. (En la plaza de un pueblo. Foto de Miguel de pie sobre un camión en Castro del Río). MIGUEL.-‐ Al hijo del rico se le daba a escoger títulos y carreras; al hijo del pobre siempre se le ha obligado a ser mulo de carga de todos los oficios. No le han dejado ni tiempo ni voluntad para elegir camino en el trabajo. Se le ha empujado contra el barbecho, contra el yunque, contra el andamio; se le ha obligado a empujar una herramienta que, tal vez, no les correspondía. Las universidades nunca han tenido puertas ni libros para los hijos pobres, que no han conocido en la niñez más alegría que la que da el mendrugo a los hambrientos, ni más descanso que un sueño de cinco horas. Han pasado mis ojos por los pueblos de España: ¿qué han visto? Junto a los hombres tristes y gastados de trabajar y mal comer, los niños yunteros, mineros, herreros, albañiles, ferozmente contagiados por el gesto de sus padres: los niños con caras de ancianos y ojos de desgracia. Ha llegado la hora de la salvación para los niños que se hundían y nadie los levantaba que se perdían en los surcos y nadie quería encontrarlos, que se desplomaban en los pozos minerales y nadie les echaba una mano. La España infantil pobre, oscura siempre, maltratada y oscura, comienza a clarear. Y ahora, uno de mis poemas, “El Niño Yuntero”. Carne de yugo, ha nacido más humillado que bello, con el cuello perseguido por el yugo para el cuello. Nace como la herramienta. a los golpes destinado. de una tierra descontenta y un insatisfecho arado. Entre estiércol puro y vivo de vacas trae a la vida un alma color de olivo vieja ya y encallecida. Empieza a vivir y empieza a morir de punta a punta 46
levantando la corteza de su madre con la yunta. Empieza a sentir y siente la vida como una guerra, y a dar fatigosamente en los huesos de la tierra. Contar sus años no sabe. y ya sabe que el sudor es una corona grave de sal para el labrador. Trabaja. y mientras trabaja masculinamente serio, se unge de lluvia y se alhaja de carne de cementerio. A fuerza de golpes, fuerte, y a fuerza de sol, bruñido, con una ambición de muerte despedaza un pan reñido. Cada nuevo día es más raíz, menos criatura, que escucha bajo sus pies la voz de la sepultura. Y como raíz se hunde en la tierra lentamente para que la tierra inunde de paz y panes su frente. Me duele este niño hambriento como una grandiosa espina, y su vivir ceniciento revuelve mi alma de encina. […] ¿Quién salvará a este chiquillo menor que un grano de avena? ¿De dónde saldrá el martillo verdugo de esta cadena? Que salga del corazón de los hombres jornaleros, que antes de ser hombres son y han sido niños yunteros. (Aplausos. Vivas a la República) 47
Y para terminar, camaradas os ofrezco: Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién, quién levantó los olivos? No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor. Unidos al agua pura y a los planetas unidos, los tres dieron la hermosura de los troncos retorcidos. [...] Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién amamantó los olivos? Vuestra sangre, vuestra vida, no la del explotador que se enriqueció en la herida generosa del sudor. No la del terrateniente que os sepultó en la pobreza, que os pisoteó la frente, que os redujo la cabeza. […] ¡Cuántos siglos de aceituna, los pies y las manos presos, sol a sol y luna a luna, pesan sobre vuestros huesos! Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, pregunta mi alma: ¿de quién, de quién son estos olivos? Jaén, levántate brava sobre tus piedras lunares, no vayas a ser esclava con todos tus olivares. (Aplausos. Vivas a la República). 48
VII (Imagen: Cartel: “Campesino! Con el cañon y tu brazo aplastaremos el fascismo” . Texto: “EN MAYO DEL 1937 MIGUEL HERNÁNDEZ ES DESTINADO AL FRENTE DE EXTREMADURA. SE LE ASIGNA LA REDACCIÓN DE UN NUEVO PERIÓDICO, FRENTE EXTREMEÑO”). MIGUEL.-‐ (Arengando a los soldados en las trincheras) Los hombres que han trabajado las tierras de España: las tierras generalmente duras y poco productivas del agro español. Los hombres que han dejado su tierra y su salud en el cultivo de esas tierras, por un jornal reducido o un arriendo que no han podido pagar más que quitando el pan de su boca y la sangre de sus venas: esos hombres y los hijos de esos hombres y vosotros campesinos, que hoy empuñáis el fusil sabéis poco o sabéis nada la victoria que representa para vosotros derrotar a las clases adineradas que están frente a nuestras trincheras, bajo el nombre de fascistas. […] A vosotros pertenece la salvación de España. Cada baja que ocasionéis al enemigo es un palmo de tierra que se libra de tiranos e imposiciones. Cada muerto fascista es un montón de estiércol que tenéis para las cosechas venideras. ¿Qué abono más fino podéis desear para vuestros cultivos? […] Y no penséis en la muerte cuando la tengáis cerca más que para deciros: ¿Cómo la he de temer si es sólo un trago?” Jornaleros que habéis cobrado en plomo sufrimientos, trabajos y dineros. Cuerpos de sometido y alto lomo: jornaleros. Españoles que España habéis ganado labrándola entre lluvias y entre soles. Rabadanes del hambre y del arado: españoles. ¿Dejaremos llevar cobardemente riquezas que han forjado nuestros remos? ¿Campos que han humedecido nuestra frente dejaremos? Adelanta español una tormenta de martillos y hoces: ruge y canta. Tu porvenir, tu orgullo tu herramienta adelanta. Jornaleros: España, loma a loma es de gañanes pobres y braceros. ¡No permitáis que el rico se la coma, jornaleros! 49
JOSEFINA.-‐ (Leyendo una carta). Mi querida nena Josefina: […] Ya verás como todos estos sufrimientos que estamos pasando tienen su compensación muy pronto y verás cómo no se nos acaba nunca la felicidad. Tienes que comprender que con la guerra que nos han traído no defendemos más que el porvenir de los hijos que hemos de tener. Yo no quiero que esos hijos nuestros pasen las penalidades, las humillaciones y las privaciones que nosotros hemos pasado, y no solamente nuestros hijos , sino todos los hijos del mundo que vengan. A tus hijos, a mis hijos, les enseñaré a trabajar, sí, porque el trabajo es lo más digno en el hombre, pero a trabajar con alegría y sin amos que les hagan sufrir con insultos y atropellos. Tengo muchas ganas, nena Josefina, de tener hijos contigo. Mi mayor alegría la voy a tener el día que tú me asegures que voy a ser padre, que vas a ser madre. […] Te beso por encima de la guerra, de los montes y del aire que nos separa. Salud queridísima morenita” ¡Ay, Miguel, cuántas lágrimas me estás haciendo derramar!
50
VII (Imagen: Cartel del II Congreso Internacional. Texto: “JULIO DE 1937. MIGUEL HERNÁNDEZ PARTICIPA EN EL II CONGRESO INTERNACIONAL DE ESCRITORES PARA LA DEFENSA DE LA CULTURA CELEBRADO EN VALENCIA Y EN MADRID”). CARLES SALVADOR.-‐ Assistim avui, per tristes circumstàncies i en la aqui mateixa carn, a una guerra cruel i violenta, provocada pels elements reaccionaris internacionals. En aquest aquio, aquiois decisiu per al pervindre del món, en aquest aquio de aquioist de les oposicions al progrés, nosaltres, escriptors aquioistas valencians, volem unir la aqui veu al cor de les veus internacionals. […]Estem reunits avui, els representants de tots els països, baix una bandera comuna de defensa de la cultura. Sabem què és una cultura, i que la comunitat de manifestacions culturals en cada país del món pren el caire i el sentit especialíssims del aquio d’aquella nació. Ara bé, quins són els perills contra els quals anem a defendre la cultura? Al nostre entendre, la defensem contra el feixisme, que és la negació de l’home, i com tota aquioistas cultural prové de la voluntat individual o col.lectiva d’un o varis homes, nosaltres no podem dubtar que el feixisme, en negar l’home nega també la cultura, i més encara, nega les minories culturals, nega les cultures nacionals i nega el dret d’existència cultural, que no política, a les minories nacionals[...] Els aqui soldats defensen, amb les armes a la mà, la cultura en les trinxeres de la victòria. Els aquio ulls coneixen de misèries, de plors, de dolors. Però aquio en el pervindre, el sentim arreladament nostre, perquè tenim fe en els soldats i fe en la cultura. No és prou parlar, no és prou dir-‐ho i estar-‐se quiet. És precís també moure’s. Com? Defensant nosaltres, aquioistas ibèrics, amb la ploma i la paraula, el dret inqüestionable que tenim al reconeiximent de les aquio personalitats, fonament de la aqui cultura; defensant nosaltres, aquioistas internacionals, de aquio interessos generals, perquè DEFENSANT LA CULTURA PARTICULAR, PECULIAR DE CADA POBLE –I ENCARA MÉS, DE LES PETITES NACIONALITATS OPRIMIDES-‐, ÉS COM ES POT ARRIBAR A DEFENSAR LA CULTURA GENERAL, UNIVERSAL.
51
VIII (Imagen: Texto: “21 DE AGOSTO DE 1937. HOMENAJE A MIGUEL HERNÁNDEZ EN EL ATENEO DE ALICANTE”). PRESENTADOR.-‐ La figura de Miguel Hernández como poeta se ha destacado en los últimos tiempos, en que, incorporado al movimiento revolucionario, ha podido exponer con mejor sentido que antes su contenido puramente humano. Sus poesías de guerra son de una hondura que estremece. Miguel Hernández no es un relator de cosas oídas. No. Es un combatiente que expresa en versos magistrales las experiencias vividas. Tiene la palabra el primer poeta de nuestra guerra, el gran poeta del pueblo. (Aplausos). MIGUEL.-‐ Nací en Orihuela hace veintisiete años. He tenido una experiencia del campo y sus trabajos, penosa, dura, como la necesita cada hombre, cuidando cabras y cortando a golpes de hacha olmos y chopos, me he defendido del hambre, de los amos, de las lluvias y de estos veranos levantinos, inhumanos, de ardientes. […] Siempre será la guerra la vida para el poeta: para mi siempre ha sido y me vi iluminado de repente el 18 de julio por el resplandor de los fusiles de Madrid. Las fuerzas de mi cuerpo y de mi alma se pusieron […] a disposición del pueblo y comencé a luchar, a hacerme eco, clamor y soldado de la España de las pobrezas que nos quieren legar. […] Comienza la tragedia española: la muerte del poeta Federico García Lorca, asesinado por el fascismo en agosto y en Granada. […] La desaparición de Federico García Lorca es la pérdida más grande que sufre el pueblo de España. Él solo era una nación de poesía. […] Un día cogí el fusil que me correspondía, después de cavar trincheras que han anegado tantas sangres nobles. Cinco meses estuve con el Campesino. […] He tenido grandes compañeros en su tropa. El Algabeño era un madrileño de 19 años. Entró con miedo en las trincheras , se lo quitaba cantando por lo hondo y sus canciones daban tristeza y alegría. […] Aquel chiquillo era un ruiseñor entre fusiles. El miedo de los demás fue haciendo de él un valiente y cayó, de sargento, en el frente de Majadahonda con la cabeza travesada. Recuerdo que me dijo una noche “Miguel, si caigo, ya no me importa cumplir los veinte años debajo del tierra”. Y se puso a cantar. A primeros de febrero marché a Andalucía con el comandante Carlos.[…] Asistí a la toma del Santuario de la Virgen de la Cabeza. He pasado por Extremadura. Allí se defienden hombres como leones, comiendo hierba. El poeta es el soldado más herido en esta guerra de España. Mi sangre no ha caído todavía en las trincheras, pero cae a diario hacia dentro, se está derramando desde hace mas de un año hacia donde nadie la ve ni la escucha, si no gritara en medio de ella. (Aplausos). 52
IX (Imagen: Texto: “SEPTIEMBRE DE 1937. VIAJE A LA UNIÓN SOVIÉTICA. ASISTE EN MOSCÚ AL V FESTIVAL DE TEATRO SOVIÉTICO”). JOSEFINA.-‐ (Lee una carta) Mi querida nena Josefina: Anteayer por la tarde he llegado a Moscú y hasta este momento me ha sido imposible escribirte. Tu no sabes lo que nos hacen trabajar al cabo día los rusos. Es una gente que no quiere que nos vayamos de aquí sin llevarnos una impresión profunda de todo y continuamente nos llevan de un lado para otro y nos acosan a preguntas y atenciones. […] Me he tenido que poner un traje azul, corbata, zapatos que me duelen mucho por cierto y echo de menos mis esparteñas que he tenido que tirar. […]Aún no me he despertado y ya está sonando el teléfono de mi habitación y es que me llama la peribochi, la interprete que se llama peribochi, para que me levante y vaya a cualquier parte donde me espera fulanito de tal para hacerme una interviú, o menganito para tocarme los cojones. Luego tengo que escribir en los periódicos, revistas… Anoche me acostaba a las cuatro […] La suerte mía es que como mucho y bueno. Me acuerdo mucho de ti a todas horas, pero especialmente a la hora de la comida, porque me gustaría que tu pudieras comer todo lo que hay por aquí, que no falta de nada. […] ¡Qué ganas tengo, nenica guapa, qué ganas tengo de andar contigo, de ver si comes y si me sigues queriendo como siempre o me quieres un poquito más. Tu no tomes más que el corazón de Miguel. Durante su estancia en Rusia fueron publicadas sus obras: Teatro en la guerra, Viento del pueblo y El labrador de más aire. Las tres en Valencia.
53
X (Imágenes: fotografías de combates. Texto: “DICIEMBRE DE 1937. MIGUEL HERNÁNDEZ COMBATE EN EL FRENTE DE TERUEL”). (En una trinchera de primera línea. Sonido de viento y balas). SANTIAGO ÁLVAREZ.-‐ (Comisario político). No debes exponerte tanto. Piensa en el avanzado estado de embarazo de Josefina. Desde el 15 de diciembre, día en que se inició la batalla, estás en este puesto de mando ¿Por qué no te vas a retaguardia, estarás resguardado del frío? Ese el sitio que te corresponde. MIGUEL.-‐ Si los soldados soportan esta jodida temperatura de veinte grados bajo cero, ¿por qué yo no? He de estar aquí con el cuadro de mandos. SANTIAGO ÁLVAREZ.-‐ Podrías solicitar a Intendencia unas botas. ¿No sé como puedes aguantar este frío cubriéndote sólo con el capote de soldado y calzando esparteñas sin calcetines? MIGUEL.-‐ Hay cientos de soldados que carecen de equipo de invierno y calzan alpargatas. Los del Estado Mayor tenemos que compartir con ellos las mismas privaciones. SANTIAGO ÁLVAREZ.-‐ Sacúdete la nieve y arrímate más a la fogata. Se te van a congelar los pies. Y lo que faltaba, que te tuvieran que amputar los dedos. MIGUEL.-‐ Esta segunda semana está siendo mas dura que la primera. Arrecian los combates y el frío. El verdadero protagonista de la batalla de Teruel no está siendo ni el coronel Enríque Líster, ni el valiente ejército republicano, sino el frío. CORO.-‐ Diciembre ha congelado su aliento de dos filos, y lo resopla desde los cielos congelados, como una llama seca desarrollada en hilos, como una larga ruina que atraca a los soldados. Nieve donde el caballo que impone sus pisadas es una soledad de galopante luto. Nieve de uñas cernidas, de garras derribadas, de celeste maldad, de desprecio absoluto. Muerde, tala, traspasa como un tremendo hachazo, con un hacha de mármol encarnizado y leve. Desciende, se derrama con un deshecho abrazo de precipicios y alas, de soledad y nieve. Esta agresión que parte del centro del invierno, hambre cruda, cansada de tener hambre y frío, 54
amenaza al desnudo con un rencor eterno, blanco, mortal, hambriento, silencioso, sombrío. […] Que se derrame a chorros el corazón de lana de tantos almacenes y talleres textiles, para cubrir los cuerpos que queman la mañana con la voz, la mirada, los pies y los fusiles. Ropa para los cuerpos que pueden ir desnudos, que pueden ir vestidos de escarchas y de hielos: de piedra enjuta contra los picotazos rudos, las mordeduras pálidas y los pálidos vuelos. Ropa para los cuerpos que rechazan callados los ataques más blancos con los huesos más rojos. Porque tienen el hueso solar estos soldados, y porque son hogueras con pisadas, con ojos.. […] Tan decididamente son el cristal de roca que sólo el fuego, sólo la llama cristaliza, que atacan con el pómulo nevado, con la boca, y vuelven cuanto atacan recuerdos de ceniza.
55
XI (Imagen:“EN OTOÑO DE 1938 MUERE SU HIJO. ESCRIBE EL DRAMA “PASTOR DE LA MUERTE”. ACTÚA COMO SOLDADO, Y COMO POETA, EN DIVERSOS FRENTES”). CORO.-‐ Por los campos luchados se extienden los heridos. Y de aquella extensión de cuerpos luchadores salta un trigal de chorros calientes, extendidos en roncos surtidores. La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo. Y las heridas sueñan, igual que caracolas, cuando hay en las heridas celeridad de vuelo, esencia de las olas. […] Herido estoy, miradme: necesito más vidas. La que contengo es poca para el gran cometido de sangre que quisiera perder por las heridas. Decid quién no fue herido. Para la libertad sangro, lucho, pervivo. Para la libertad, mis ojos y mis manos, como un árbol carnal, generoso y cautivo, doy a los cirujanos. Para la libertad siento más corazones que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas, y entro en los hospitales, y entro en los algodones como en las azucenas. Para la libertad me desprendo a balazos de los que han revolcado su estatua por el lodo. Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos, de mi casa, de todo. Porque donde unas cuencas vacías amanezcan, ella pondrá dos piedras de futura mirada, y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan en la carne talada. Retoñarán aladas de savia sin otoño reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida. (Imagen. Texto: “EL 4 DE ENERO DE 1939 NACE SU SEGUNDO HIJO MANUEL MIGUEL”). 56
CORO.-‐ Tejidos en el alba, grabados, dos panales no pueden detener la miel en los pezones. Tus pechos en el alba: maternos manantiales, luchan y se atropellan con blancas efusiones. Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas, hasta inundar la casa que tu sabor rezuma, y es como si brotaras de un pueblo de colmenas, tú toda una colmena de leche con espuma. [..]. Para siempre fundidos en el hijo quedamos: fundidos como anhelan nuestras ansias voraces: en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos, en un haz de caricias, de pelo, los dos haces. […] Haremos de este hijo generador sustento, y hará de nuestra carne materia decisiva: donde sienten su alma las manos y el aliento las hélices circulen, la agricultura viva. […] No te quiero a ti sola: te quiero en tu ascendencia y en cuanto de tu vientre descenderá mañana. Porque la especie humana me han dado por herencia la familia del hijo será la especie humana. Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos, seguiremos besándonos en el hijo profundo. Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos, se besan los primeros pobladores del mundo.
57
XII (En casa de Vicente Aleixandre). VICENTE ALEIXANDRE.-‐ Sin armas, sin provisiones el ejercito republicano no puede resistir más. Cataluña, ha caído bajo las botas de las tropas de Franco, tras la batalla del Ebro donde han muerto 60.000 soldados republicanos. ¡Cuánta sangre inútilmente vertida! MIGUEL.-‐ Inglaterra y Francia han dado reconocimiento diplomático al Gobierno de Franco. Después de mi viaje a Rusia y tras los días que pasé en París vine con el amargo convencimiento de que nuestra guerra traía sin cuidado a los países europeos y al resto del mundo. VICENTE ALEIXANDRE.-‐ El pacto germano-‐soviético urdido entre Hitler y Stalin ha puesto fin al gran sueño de luchadores, que como tú Miguel, creíais en la victoria hasta última hora. MIGUEL.-‐ Sí, Vicente. Stalin se ha quitado la careta del internacionalismo. Ha decidido negociar con Hitler ofreciéndole como obsequio el cadáver de la República española. VICENTE ALEIXANDRE.-‐ Según dicen han llegado órdenes desde Moscú para desencadenar una sublevación de todas las fuerzas políticas de izquierdas contra el Partido Comunista. Quieren acabar con la unidad del bando republicano. MIGUEL.-‐ El coronel Casado, jefe del ejercito del Centro, con el apoyo de socialistas, republicanos, sindicalistas y anarquistas, se ha sublevado contra Negrín y el Partido Comunista. Y el muy traidor ha comunicado a Franco su deseo de firmar la paz. El Consejo de Defensa de Madrid ha intentado parlamentar en Burgos con el gobierno de los sublevados. Pero éstos han rechazado la propuesta de armisticio. Exigen la rendición sin condiciones. VICENTE ALEIXANDRE.-‐ Miguel, ha llegado la hora del sálvese quien pueda. Ya no hay frente ni mandos ni nada. Están huyendo como gallinas ¿Por qué no tratas de refugiarte en la Embajada de Chile? Otros ya han solicitado allí asilo diplomático. MIGUEL.-‐ Ya he hablado con Carlos Morla. Y ¿sabes lo que me ha dicho? Que Alberti le entregó una lista de recomendados, compañeros de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, en la que no aparece mi nombre. Por otra parte, me he olido que el encargado de negocios de la Embajada chilena tiene miedo de aceptar a una persona como yo, dada la notoriedad que he adquirido por mis escritos y por mi participación en la guerra. Mi idea de marchar a Chile con Josefina y el niño se ha esfumado. Allí hubiera empezado una nueva vida con el apoyo y la amistad de Pablo Neruda. 58
VICENTE ALEIXANDRE.-‐ Tú eres miembro del Partido Comunista y has estado unido a los mandos del ejército republicano. Has sido el poeta soldado al servicio de la Troika del Komitern: Togliatti, Fedorov, Stepanov y el comandante Carlos. Pero ninguno de tus camaradas te ha tenido en cuenta. De España ya han salido en avión desde el aeropuerto de Monóvar, la Pasionaria, Negrín y parte de su gobierno, Rafael Alberti y María Teresa León, entre otros. La desbandada ha comenzado. ¿Qué vas a hacer? MIGUEL.-‐ Me voy a Cox con mi mujer y mi hijo. Yo no he hecho mal a nadie ni cometido ningún crimen. VICENTE ALEIXANDRE.-‐ Eres muy ingenuo, Miguel, mi hermano. En tu rostro leo ese oscuro fracaso que mueve a todos los soñadores. Hay que aprender que uno puede tener razón y ser derrotado y que la fuerza puede destruir a la razón. MIGUEL.-‐ Nos ha tocado vivir una época muy dura, Vicente. Quizás no podamos despedirnos con un hasta pronto. Hasta siempre. (Se abrazan). (Imágenes del ejercito republicano derrotado. Música: tema Duna que se va fundiendo con el recitado del Coro). CORO.-‐ Pintada, no vacía: pintada está mi casa del color de las grandes pasiones y desgracias. Regresará del llanto adonde fue llevada con su desierta mesa, con su ruinosa cama. Florecerán los besos sobre las almohadas. Y en torno de los cuerpos elevará la sábana su intensa enredadera nocturna, perfumada. El odio se amortigua detrás de la ventana. Será la garra suave. Dejadme la esperanza. 59
ACTO IV PERSECUCIÓN Y CÁRCELES: TURISMO PENITENCIARIO
I (Voz en off. “EN EL DÍA DE HOY, CAUTIVO Y DESARMADO EL EJERCITO ROJO, HAN ALCANZADO LAS TROPAS NACIONALES SUS ÚLTIMOS OBJETIVOS MILITARES. LA GUERRA HA TERMINADO. BURGOS 1 DE ABRIL DE 1939”. Canto del “Cara al Sol”, imágenes del yugo y las flechas y la bandera con el águila franquista. Al finalizar el “Cara al Sol”, fundido con imágenes de los republicanos vencidos tratando de pasar a Francia). (Imagen de una cárcel de la época. Texto: “CÁRCEL DE TORRIJOS (MADRID) VERANO DE 1939.” Están jugando al ajedrez sobre un jergón de paja en el suelo. El tablero es una hoja de papel con los cuadros dibujados a lápiz y las piezas trozos de papel). LUIS RODRÍGUEZ.-‐ Parece que hoy vamos a tener suerte. A Fidel y a mi nos pillaron jugando al ajedrez hace dos semanas y nos raparon al cero. Te toca mover ficha, Miguel. A pesar de tus progresos, aún no eres contrincante para mí. Jaque mate en dos jugadas. MIGUEL.-‐ No seas tan gallito. A esta partida aún le queda mucho. ¿A que no sabéis cómo canta el mochuelo? Hace así. (Imita el canto). Suele cantar al anochecer. El colorín, así. (Imita). Pero a mí el canto que más me gusta es el del ruiseñor. (Imita el canto). LUIS VILLA.-‐ (Entra interrumpiendo. Le entrega un hato con ropa a Miguel). Toma. Ya ha llegado la ropa limpia que nos acaba de mandar mi madre. Dice que para ella no sólo es un deber revolucionario lavar, arreglar y planchar la ropa de un compañero de su hijo, sino un gran honor tratándose del poeta de la revolución y del autor de Viento del Pueblo. MIGUEL.-‐ ¡Qué suerte de tener amigos con la familia tan cerca! ¡La mía está tan lejos! No sé cómo pagaros lo que hacéis por mi. FIDEL MANZANARES.-‐ Los fascistas siempre han sido enemigos de la libertad. Aquí en la cárcel de Torrijos está prohibido todo. Los periódicos y las novelas, a pesar de la censura y la recensura. Sólo permiten libros de estudio. Todo está prohibido, incluso el juego y la ducha. LUIS VILLA.-‐ Esta es la manera como interpretan nuestros carceleros las instrucciones del Director General de Prisiones, Máximo Cuervo: “Si queremos que nuestra labor sea perfecta en nuestras cárceles debe presidir la disciplina de un Cuartel, la seriedad de un Banco y la caridad de un Convento”. ¡Olé, tus huevos, cuervo Máximo! 60
FIDEL MANZANARES.-‐ Tan satisfecho se ha quedado el cuervo Máximo, Máximo el de las máximas, de su hallazgo que ha hecho grabar a la entrada de todas las cárceles estas tres palabras: Cuartel, Banco, Convento. LUIS VILLA.-‐ Eso me ha dicho mi madre. Se quedó con la boca abierta cuando vio la inscripción aquí en Torrijos. LUIS RODRÍGUEZ.-‐ Deja ya de espulgarte, Miguel, y mueve ficha, que espulgarse no es pensar. MIGUEL. ¿Y dónde has leído tú eso? A todos los animales les relaja que les quiten los piojos. Relajado se piensa mejor. A mí, familia menuda no me falta. La crío robusta y grande como el garbanzo. Acabaré con los piojos a fuerza de paciencia y uña o ellos acabarán conmigo. ¡Pobre cuerpo mío! Entre sarna, piojos, chinches y toda clase de animales, sin libertad, uno no sabe a ratos qué postura tomar. Y al fin toma la de la esperanza, que no se pierde nunca. LUIS RODRÍGUEZ.-‐ Jaque mate. El ajedrez no se te da tan bien como escribir poesías. MIGUEL.-‐ Pues os voy a leer el poema que escribí anoche. Lo he titulado la “Ascensión de la escoba”. Aquí, al comandante de ingenieros (señala a Fernando Fernández) y a mí nos castigó anteayer uno de los oficiales de la prisión a barrer durante una semana el patio. Por no poner suficiente entusiasmo al cantar el Cara al Sol. (Con gesto torero brindando el toro) ¡Va por vosotros! (Lee de una libreta). Coronada la escoba de laurel, mirto, rosa, es el héroe entre aquellos que afrontan la basura. Para librar del polvo sin vuelo cada cosa bajó, porque era palma y azul, desde la altura. Su ardor de espada joven y alegre no reposa. Delgada de ansiedad, pureza, sol, bravura, azucena que barre sobre la misma fosa, es cada vez más alta, más cálida, más pura. ¡Nunca! La escoba nunca será crucificada, porque la juventud propaga su esqueleto que es una sola flauta, muda, pero sonora. Es una sola lengua sublime y acordada. Y ante su aliento raudo se ausenta el polvo quieto, y asciende una palmera, columna hacia la aurora. (Aplausos) LUIS VILLA.-‐ No sé cómo cabemos tantos presos aquí. Somos más de tres mil. Este edificio con los republicanos fue una residencia de ancianos y después un cuartel militar, y ahora Franco todo lo convierte en cárceles. Las veinte y los tres 61
campos de concentración que hay en Madrid y sus alrededores están saturados de presos. España es una gran cárcel. La represión limita al norte con el mar Cantábrico y los Pirineos; al este con el mar Mediterráneo; al sur con este mar y el océano Atlántico y al oeste con este mismo océano y Portugal, o más exactamente, con Oliveira Salazar. Un amplio territorio en fin para el cerrojo y la sepultura. FERNANDO FERNÁNDEZ.-‐ Miguel, el otro día me preguntó Fidel cómo habías llegado hasta aquí. Le dije que no sabía los detalles. MIGUEL.-‐ Tras la desbandada de nuestras tropas, me fui a mi pueblo. Estando en Orihuela, visité a Don Luis Almarcha para pedirle amparo. Yo aún no me había dado cuenta de que el canónigo mide la virtud y la honestidad de las personas por su grado de religiosidad. Para él sólo son honrados quienes van a misa. Nada hizo D. Luis para ampararme. Así que decidí buscar protección entre amigos que simpatizaban con el régimen de Franco: viajé hasta Sevilla para pedir ayuda al poeta falangista Joaquín Romero Murube, pero no quiso comprometerse ayudando a un rojo. Tampoco pude ponerme en contacto en Cádiz con Pedro Pérez Clotet, director de la revista Isla y que se ha adherido al Movimiento. Así, desolado, desengañado y cansado, el 1 de mayo crucé a Portugal por un paso clandestino en las cercanías de Rosal de la Frontera. ¡Qué nombre más poético! Pretendía llegar a Lisboa y embarcar hacia Chile, donde me acogería mi amigo Pablo Neruda. Alcancé el pueblo portugués de Santo Aleixo y llegué a Moura. Al día siguiente necesité dinero para comer. Tenía que recuperar fuerzas después de una semana atravesando tierras andaluzas y durmiendo a la intemperie. Vendí el traje oscuro que llevaba y el reloj de oro que me había regalado Vicente Aleixandre, como presente de boda. Pero, ¡el muy cabrón del comprador me denunció! Los guardiñas me entregaron a la policía de fronteras. Llevaba en mi poder 20 escudos y unos centavos, dos salvoconductos, el libro de poesía de Aleixandre La destrucción o el amor y una carta del propio Vicente. Además, un ejemplar de mi auto sacramental Quién te ha visto y quién te ve, y sombra de lo que eras. Entre los policías destacados en la frontera se encontraba un paisano mío, un tal Salinas, que me reconoció y me señaló como un activista rojo y peligroso. En Rosal de la Frontera permanecí cerca de una semana. ¡Qué de hostias recibí del Cuerpo de Investigación y Vigilancia! Apaleado y golpeado en la espalda y los riñones hasta orinar sangre. Declaré que era completamente apolítico y les aseguré que no pertenecía a ningún partido y que ignoraba las causas de lo que ellos llaman el glorioso Alzamiento. Sí reconocí mi participación en labores de propaganda y de ser el autor del libro Viento del pueblo. Durante las palizas les advertí una y otra vez que tuvieran cuidado no se fuera a repetir el caso de García Lorca. Hasta me acusaban, incluso, de ser uno de los verdugos de José Antonio Primo de Rivera, por el mero hecho de proceder de la provincia de Alicante. Después de ocho días de interrogatorios y torturas, el 7 de mayo fui conducido a la prisión de Huelva. Cargos: haber sido en la zona roja uno de los muchos intelectuales que exaltadamente ha llevado a las masas a cometer toda clase de desafueros y que yo mismo me había entregado a ellos. Tras cinco días en la de Sevilla, llegué a esta cárcel madrileña de Torrijos. 62
FERNANDO FERNÁNDEZ.-‐ ¿Para ti, quiénes son los mejores poetas actualmente en España? MIGUEL-‐ Los grandes pontífices de la poesía de hoy son sin la menor duda Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. Aunque no los he tratado mucho. Pablo Neruda y Vicente Aleixandre son también grandes poetas y mis amigos más queridos. Vicente es para mi un hermano mayor. Nunca ha dejado de ayudarme desde que vine a Madrid. Lo mismo, a mi familia. También estoy muy agradecido a José María de Cossío, por el trabajo que me procuró en Espasa Calpe y por la ayuda que me está prestando ahora. Colaborar en la enciclopedia taurina me ha dado a conocer y admirar la fiesta nacional. Soy un ferviente admirador del toro. (Dirigiéndose a Fidel. Saca una hoja de libreta con un poema y se lo entrega) Aquí tienes un poema para tu niña. FIDEL MANZANARES.-‐ (Lee). A la niña, Rosa María. El pez más viejo del río de tanta sabiduría como amontonó, vivía brillantemente sombrío. Y el agua le sonreía. Tan sombrío llegó a estar (nada el agua le divierte) que después de meditar, tomó el camino del mar, es decir, el de la muerte. Reíste tú junto al río, niño solar. Y ese día el pez más viejo del río se quitó el aire sombrío. Y el agua te sonreía. Muchas gracias, Miguel, muchas gracias. ¿Y qué nos dices de Federico García Lorca? MIGUEL.-‐ Federico era un hombre de mucha espiritualidad. Más que Azaña. Sé que era homosexual, pero a pesar de esto era uno de los hombres de gran espiritualidad. Después de los autores del teatro clásico, él ha sido uno de los mejores dramaturgos. Admiro profundamente a García Lorca, sobre todo por su dramas. FERNANDO FERNÁNDEZ.-‐ ¿Y de Rafael Alberti? MIGUEL.-‐ ¿Alberti? Rafael formaba parte de ese grupo de señoritos, imitadores de guerrilleros, que paseaban sus rifles y pistolas por Madrid, vestidos con 63
monos azules muy planchados. Ni es buen poeta ni buen autor teatral. No le tengo mucha simpatía. Ni él a mí tampoco. FERNANDO FERNÁNDEZ.-‐ Anoche vi que escribías hasta muy tarde. Los guardias te lo ponen a huevo. Dejan la luz encendida para vigilarnos ¿Podemos disfrutar de algún poema nuevo? MIGUEL.-‐ Escuchad las coplillas que he escrito para que Josefina consuele a nuestro hijo. Ayer recibí su carta en la que me dice que lo están pasando tan mal, que sólo tienen para comer patatas cocidas con cebolla. El olor de la cebolla que comen me llega hasta aquí. Mi Manolillo se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en lugar de leche. (Lee). La cebolla es escarcha cerrada y pobre: escarcha de tus días y de mis noches. Hambre y cebolla: hielo negro y escarcha grande y redonda. En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre. Una mujer morena, resuelta en luna, se derrama hilo a hilo sobre la cuna. Ríete, niño, que te tragas la luna cuando es preciso. Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en los ojos la luz del mundo. Ríete tanto que en el alma, al oírte, bata el espacio. Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca. 64
Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea. Es tu risa la espada más victoriosa. Vencedor de las flores y las alondras. Rival del sol, porvenir de mis huesos y de mi amor. […] Desperté de ser niño. Nunca despiertes. Triste llevo la boca. Ríete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma. […] Al octavo mes ríes con cinco azahares. Con cinco diminutas ferocidades. Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes. Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma. Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro. Vuela niño en la doble luna del pecho. Él, triste de cebolla. Tú, satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre. (Se quedan todos callados. Miguel interrumpe el silencio). MIGUEL.-‐ ¿A que no sabéis qué me pidió ayer en el patio un miliciano? FIDEL MANZANARES.-‐ No sé. Tú dirás. 65
MIGUEL.-‐ Que le escriba un soneto para dedicárselo a su novia. (Lanzando una carcajada). ¡A mí que no sé ponerle los cuernos a un amigo, ni siquiera por escrito! (Miguel se aleja del grupo. Los demás comienzan otra partida de ajedrez ) MIGUEL.-‐ (Mira la fotografía de su hijo durante un rato y se pone a escribir). Mi querida Josefina: Te voy a decir algo de mi vida por aquí. Lo paso muy bien. He visto a la gente que me rodea desesperarse y he aprendido a no desesperarme yo. Con los amigos que he encontrado aquí me paso el día cantando y riéndome de todo aquello que puede atacar mi salud y desgastar mis energías, que quiero conservar para luchar por que a vosotros no os falte lo que hoy apenas podéis tener: la felicidad y el pan. […] Espero que me digas más cosas de nuestro niño. […] Dime si habla mucho ya y si le siguen saliéndole los dientes. No dejes de hacer esto que te voy a pedir: di a mi padre que vea a Don Luis Almarcha y le pida un documento sobre mi conducta anterior a la guerra, si es posible firmado, además de por él, por algunas otras personas más. [...] También sería oportuno otro del Ayuntamiento de Orihuela, pero el principal es el de Don Luis. Me lo pide el abogado defensor mío y no debéis retrasar ni olvidar su pronto envío. […] A mí no me falta nada en absoluto. Bueno, ya sabes tú lo que me falta únicamente. Pero pronto nos veremos, tú y Manolillo, que sois lo único que me falta, pronto lo tendré. Ahí va mi cariño. Miguel (Dobla la carta y la mete en un sobre). ¡Qué calor, es imposible vivir aquí! En este desván hace el doble de calor que el en patio. ¿Por qué no vamos a ducharnos, Luis? LUIS RODRÍGUEZ.-‐ ¿Es que no recuerdas que nos cortaron el pelo al cero cuando dos oficiales nos sorprendieron en los retretes del patio echándonos agua con las cantimploras? No has escarmentado. MIGUEL.-‐ No aguanto más este calor. Tú crees que con lo que está cayendo van a ir los guardias al patio. Esta vez lo hacemos más rápido. Además, a mí no sé qué pelo me van a cortar, ¡como no me afeiten las cejas!
66
II (Imagen. Texto: “INESPERADAMENTE, MIGUEL HERNÁNDEZ ES PUESTO EN LIBERTAD EL 15 DE SEPTIEMBRE, PORQUE LA JUSTICIA FRANQUISTA NO HABÍA TENIDO AÚN ACCESO A SU EXPEDIENTE ”). (Mientras se prepara le escenario para la siguiente escena un actor vestido de militar lee el atestado). MILITAR.-‐ Atestado dirigido al Juzgado Militar de Prensa, Madrid 28 de septiembre de 1939. EL PROCESADO: Miguel Hernández Gilabert, 28 años de edad, casado, escritor, vecino de Madrid, apodado el pastor-‐poeta. REALIZÓ LOS SIGUIENTES HECHOS: El Procesado de ideología izquierdista, al iniciarse EL G.M.N. (Glorioso Movimiento Nacional) se incorpora al 5º Regimiento de Milicias Regulares organizado por el Partido Comunista. Comisario Político de la 1ª Brigada de Choque. Tomó parte como agente de propaganda del Gobierno rojo en el asalto al Santuario de la Cabeza. Miembro activo de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, durante toda la dominación roja ha publicado trabajos literarios de toda índole encaminados a la defensa de la causas defendida por el Gobierno rojo, haciendo así por la identificación con dicha causa. CALIFICACIÓN PENAL: los referidos hechos constituyen un delito de ADHESIÓN A LA REBELION MILITAR, párrafo 2º del arto 238 del Código de Justicia Militar con las circunstancias agravantes de perversidad y transcendencia de los hechos cometidos a tenor del arto 173 del citado cuerpo legal. PENAS QUE SE PIDEN: MUERTE; accesorias correspondientes, caso de indulto y responsabilidad civil sin determinación de cuantía. El Fiscal Jefe. Ramón de Orbe. (Consejo de Guerra Permanente. Tribunal formado por Presidente, tres Vocales, Ponente, Fiscal y Abogado defensor. Mesa central ocupada por presidente y vocales, mesa lateral derecha, fiscal, mesa lateral izquierda, abogado defensor. Todos con trajes militares. En un banco, los acusados. Si hay posibilidad, todos los miembros del tribunal pueden ser títeres manejados por actores. La escena ganaría mucho. Si no, la interpretación de los actores ha ser guiñolesca). PRESIDENTE TRIBUNAL.-‐ En la Plaza de Madrid, a 18 de enero de 1940, se inicia el Consejo de Guerra Permanente número 5, para ver y fallar la causa 21001, por el Procedimiento Sumarísimo de Urgencia contra los acusados que el Vocal ponente relacionará. El Capitán ponente puede iniciar la lectura del apuntamiento. CAPITÁN PONENTE .-‐ (Lee con rapidez, con el gesto de quien realiza una labor mecánica, aburrida y pesada. Ni levanta la voz ni da la debida entonación a las palabras, que difícilmente llegan a los oídos de los espectadores. Se le entenderá de 67
vez en cuando alguna. Solo eleva el volumen y aumenta la claridad cuando se refiera a Miguel Hernández. Los miembros del tribunal escuchan con gesto ausente y distraído. Repasan los papeles que tienen sobre la mesa y de vez en cuando tachan o corrigen algo ). Se estima plenamente acreditado que los siguientes acusados: Tomás Cintas Teruel, 19 años, oficio banderillero, natural de Lorca, hijo de Jerónimo y Eulalia; Cayetano Díaz Molina, de 25 años de edad, natural de Vélez Blanco, hijo de Juan y Remedios, oficio talabartero; y Juan de Mata Martínez, de 21 años de edad, oficio pastor, natural de Vélez Blanco quemaron el convento de su pueblo. Eduardo de Guzmán, 32 años, periodista, natural de Villada, anarquista, acusado de haber sido redactor-‐jefe de La Tierra y director de Castilla Libre. Miguel Hernández Gelabert, de 28 años de edad, natural de Orihuela, hijo de Concepción y Vicente, de oficio poeta, se le acusa de haber sido comisario comunista, de intervenir en conferencias y mítines, escribir versos injuriosos para las fuerzas nacionales, realizar una intensa propaganda contra los integrantes de la quinta columna, contribuyendo con hechos y palabras a los muchos crímenes perpetrados en la zona roja. VOCAL 1.-‐ Comienza el interrogatorio. Se advierte a los procesados que deben contestar con la máxima brevedad a las preguntas que les sean formuladas, sin extenderse en disquisiciones ni hablar de nada que no esté relacionado de manera directa y concreta con lo que les sea preguntado. También se les recuerda que lo que pudieran aducir como descargo ya consta en las declaraciones prestadas durante la instrucción del sumario, así como las manifestaciones de los testigos. Conforme se vaya nombrando a los acusados se pondrán en pie, en posición de firmes. Los brazos deben permanecer pegados al cuerpo y las manos, sin accionar. VOCAL 2.-‐ Eduardo Guzmán ¿Su nombre es Eduardo Guzmán? EDUARDO GUZMÁN.-‐ Sí VOCAL 2. ¿Es usted anarquista? EDUARDO GUZMÁN.-‐ Sí. VOCAL 2.-‐ ¿Era usted periodista y estaba afiliado a la CNT? EDUARDO GUZMÁN.-‐ Sí. VOCAL 2.-‐ ¿Fue redactor-‐jefe de La Tierra y director de Castilla Libre? EDUARDO GUZMÁN.-‐ Sí. VOCAL 2.-‐ Está bien. Siéntese. VOCAL 3.-‐ Miguel Hernández Gilabert ¿Es ese su nombre? 68
MIGUEL.-‐ Sí. VOCAL 3.-‐ ¿Es autor del libro de poesía Viento del Pueblo y del libro de teatro Teatro de Guerra? MIGUEL.-‐ Sí. VOCAL 3.-‐ ¿Ingresó voluntario en un batallón de fortificaciones y después en un batallón móvil de choque que mandaba el Campesino, donde prestó servicios como fusilero de infantería? MIGUEL.-‐ Sí. VOCAL 3.-‐ ¿Tomó parte en el asalto al Santuario de Santa María de la Cabeza, heroicamente defendido por el capitán Cortés, uno de los muchos mártires de nuestra Cruzada? MIGUEL.-‐ Mi labor en el Frente Sur era la de … VOCAL 3.-‐ Limítese a contestar sí o no. MIGUEL.-‐ Pero, es que yo... VOCAL 3.-‐ Siéntese. Ninguna pregunta más, Comandante Presidente. PRESIDENTE.-‐ Tiene la palabra el Fiscal. FISCAL.-‐ (Tono duro, agresivo, hiriente. El aire de superioridad moral y el absoluto desprecio que irá en aumento. No se ha de entender lo que dice, habla como en un lenguaje inventado. De vez en cuando dice palabras como chusma, criminales, hordas marxistas, salvajes asesinos, que acentuará. Seguirá con lucha de clases, infamia, masonería, canallas, chacales, analfabetos, ladrones, cobardes, resentidos e infrahombres). (Lo que viene a continuación se ha de entender). Se estima planamente acreditado que el acusado Miguel Hernández Gilabert, se alistó como voluntario en la unidad de combatientes más aguerrida, el 5o Regimiento. Se puso a las órdenes del jefe republicano más odiado y cruel, el Campesino. Que ha colaborado con el jefe político más sanguinario: Vittorio Vivaldi, alias, comandante Carlos. De tendencias notoriamente contrarias al Movimiento Nacional, desarrolló, apenas éste iniciado, una activísima labor literaria en contra de los ideales que lo encarnan, injuriando tanto sus ideales como a sus figuras más prestigiosas. Aparece como firmante de varios manifiestos, destinados a sembrar en España y en el extranjero la idea de que tan glorioso Movimiento no era sino una vulgar invasión plagada de crímenes, alentando a la resistencia armada contra las fuerzas nacionales. Intervino como animador, en unión de las fuerzas rojas, en el asalto y toma del santuario de 69
Nuestra Señora de la Cabeza. Además, existen indicios muy racionales de haber sido comisario político de una brigada de choque. Miguel Hernández es la figura más destacada de la infame turba de periodistas asesinos, moralmente responsables de toda clase de tropelías y desmanes cometidos por las hordas rojas. (Termina hablando como empezó) PRESIDENTE.-‐ Puede informar el Defensor. DEFENSOR.-‐ Según el artículo 658 del Código de Justicia Militar, en los consejos de guerra por el Procedimiento Sumarísimo de Urgencia el tiempo dedicado a estudiar el auto se hará en “un término que nunca excederá las tres horas”. Hoy yo tengo que defender a 29 procesados. Recibí los expedientes anoche. Sólo los he mirado por encima y no he podido hablar con ninguno de los 29 acusados. Contestando al Fiscal admito que una parte de los procesados son incultos e ignorantes, incluso de enfermiza morbosidad. Pero entiendo que nada de esto puede ser considerado como agravante, sino como eximente. Y en el peor de los casos, como una circunstancia atenuante. La incultura y el analfabetismo pocas veces son culpa de quienes los padecen, sino del ambiente familiar, de la imposibilidad de asistir a la escuela y, en último término, de la sociedad. En cuanto a los enfermos, todavía existen razones más firmes para limitar al mínimo su castigo. PRESENTE.-‐ (Interrumpiendo) Dado lo dilatado del Consejo le ruego concisión y brevedad. DEFENSOR.-‐ En cuanto al acusado Miguel Hernández creo que es un buen poeta. De temperamento ardoroso y exaltado; pero excelente persona. En el sumario hay avales y testimonios, a favor suyo, de algunos intelectuales falangistas encabezados por José María de Cossío, de cuya identificación con el Movimiento no es posible dudar. Contra él, no hay más que sus versos políticos, su labor como comisario cultural y su adscripción al comunismo marxista. Pero nadie le imputa ninguna acción deshonesta o sanguinaria. Teniendo en cuenta todo lo expuesto, solicito de este Tribunal, que sean rebajadas en un grado las penas pedidas por el Fiscal. PRESIDENTE.-‐ Póngase en pie la Sala. Queda visto para sentencia la causa 21001. El Tribunal se retira para deliberación secreta. Se levanta la sesión. (Mientras se prepara el escenario para la siguiente escena, un actor vestido de militar lee). MILITAR.-‐ CONSIDERANDO que el responsable criminalmente de un delito lo es también civilmente. VISTOS los artículos citados y demás de general aplicación. FALLAMOS que debemos condenar y condenamos al procesado MIGUEL HERNANDEZ GILABERT, como autor de un delito de adhesión a la rebelión militar a la pena de MUERTE, accesorias legales para caso de indulto, y en cuanto a responsabilidad civil se estará a la Ley de 9 febrero de 1939. Así por esta nuestra sentencia lo pronunciamos y firmamos. 70
III (Imágenes de tren de mercancías fundidas con imágenes de prisiones, cuerdas de presos conducidos entre guardias civiles. Aparece sobre las imágenes el siguiente texto: “EL DÍA 29 DE SEPTIEMBRE DEL 1939 MIGUEL ES DETENIDO NUEVAMENTE Y ENCARCELADO EN EL SEMINARIO DE ORIHUELA. EL PADRE NO FUE A VERLE. EL 3 DE DICIEMBRE 1939 ES TRASLADADO A LA PRISIÓN DE PLAZA DEL CONDE DE TORENO, MADRID.”) (Galería de condenados a muerte. Miguel y Buero Vallejo, que está pintando su retrato). MIGUEL.-‐ Apenas consigo dormir. Me paso las horas enteras dando vueltas en el suelo. Más que la dureza del cemento me molestan los pensamientos. Si llego a conciliar el sueño, me despierto angustiado por visiones y pesadillas. No puedo quitarme de la cabeza lo que vi en la cárcel de Torrijos: hombres a los que se les había vuelto el pelo blanco en solo dos noches, mientras esperaban que se los llevara la Pepa. BUERO.-‐ Pon otra cara, que te estoy haciendo un retrato. (Buero y Miguel cantan con tono de alegría forzada este chotis. Se canta con la música de “Por la calle de Alcalá”) Es la Pepa una gachí, que está de moda en Madrid Y que tié predilección por los rojillos. Cuando viene esta mujer a la cárcel de Porlier al más bravo se le arruga el solomillo. Pepa, Pepa, dónde vas con tantísimo tío. Pepa, Pepa que te vas a meter en un lío. De seguir así matando dejarás Madrid vacío, Aranjuez y el Escorial. BUERO.-‐ Esta noche hay saca. Van a fusilar a diez más. Me lo ha dicho Antonio, el de la FAI, que trabaja en las oficinas. MIGUEL.-‐ Pues, según me dijo Luis Rodríguez Isern en su última vista, casi todos los condenados a muerte en el mismo Consejo de Guerra que yo, ya han sido fusilados. Parece ser que el mensaje, que envié a la Embajada de Chile, escrito en 71
una hoja de papel de fumar diciéndoles “Me han condenado a muerte. Haced lo que podáis”, está valiendo para algo. Si no me han fusilado todavía ha sido por la intervención de mi amigo José María de Cossío. Por sus buenos oficios, los falangistas Rafael Sánchez Mazas y José María Alfaro, uno de los autores del Cara al sol, han ido a la casa del ministro del Ejército, el general Varela, para solicitar que no me fusilen. BUERO.-‐ Seguro que no quieren que tu ejecución pueda alcanzar las nocivas repercusiones internacionales que tuvo el asesinato de García Lorca. Podría tener una publicidad muy negativa para el régimen de Franco. No quieren otro poeta mártir. MIGUEL.-‐ También la ayuda de Vicente Aleixandre está siendo muy valiosa. Pidió a su padre, coronel de Ingenieros ya retirado, que intercediera por mí. BUERO.-‐ Esperemos que estas gestiones tengan efecto antes de que Franco firme la sentencia. Todas las condenas a muerte deben llevar el visado y la aprobación del Generalísimo de los Ejércitos Españoles de Tierra, Mar y Aire. Así quiera ahora que lo llamen. MIGUEL.-‐ Las cárceles y las mujeres se han hecho para los hombres. Con nosotros hay compañeros que han levantado las paredes que hoy les encierran. Dándole vueltas a esta idea, anoche compuse un poema. He retenido los versos en la memoria y esta mañana los he podido poner a salvo en mi libreta. Escucha. (Lee en la libreta). Un albañil quería ... No le faltaba aliento. Un albañil quería, piedra tras piedra, muro tras muro, levantar una imagen al viento desencadenador en el futuro. Quería un edificio capaz de lo más leve. No le faltaba aliento. ¡Cuánto aquel ser quería! Piedras de plumas, muros de pájaros los mueve una imaginación al mediodía. Reía. Trabajaba. Cantaba. De sus brazos, con un poder más alto que el ala de los truenos, iban brotando muros lo mismo que aletazos. Pero los aletazos duran menos. […]. Un albañil quería ... Pero la piedra cobra su torva densidad brutal en un momento. Aquel hombre labraba su cárcel. Y en su obra fueron precipitados él y el viento. MIGUEL.-‐ Antonio, si consigo salir de la cárcel no voy a escribir más poesía. Me dedicaré a cultivar el campo y a escribir teatro. 72
BUERO.-‐ Miguel, tú eres un poeta necesario. Sólo los grandes poetas alcanzan a serlo. La más honda intuición de la vida, del amor y de la muerte brotan en tus versos. Tu fuente es como esas otras sin las que no podríamos pasar: Jorge Manrique, san Juan de la Cruz, Fray Luis de León o Antonio Machado. MIGUEL.-‐ Exageras, Antonio, exageras. Voy a escribir unas cartas. Tengo que animar y tranquilizar a Josefina y a mi familia. Nunca les he hablado de mi condena a muerte. Bastante sufrimiento tienen como para echarles encima mis penas. (Miguel se pone a escribir y Buero sigue pintando. Se proyecta el retrato de Miguel, que permanecerá todo el tiempo que Miguel escribe) MIGUEL.-‐ Madrid 5 de febrero de 1940. Mis queridos padres y hermanos: Aquí me tenéis esperando noticias vuestras y de Josefina […] Mi salud es la de siempre y mis ganas de salir las mismas de antes y un poquito más. Madre, mamá, madrecita, madrecilla, madraza. ¿Y tú como estás? Quiero saber si el depósito de las lágrimas se te ha quedado vacío por fin y saber que no sufres […] Ya ves que no vale la pena sufrir por el cabezón que he sido siempre, por que con tal de salir con la mía procuro no dejarme llevar de los malos pensamientos. Madre hoy he encargado que te envíen ese medicamento que necesitas y creo que pronto lo recibirás. No tenéis que preocuparos mucho por mí. Aquí se está como en un cuartel y me hago a la idea de que hago el servicio militar que no hice antes. Madre te llevaré el aparato de asma cuando vaya. Aquí me tenéis hasta dentro de muy poco que me tendréis ahí. Os abraza. Miguel. Mi querida esposa: Aquí me tienes como cada semana, dispuesto a quitarte las penas y las preocupaciones como siempre. He leído lo que me dices de mi niño un montón de veces. Tus cartas se me gastan en las manos, y sólo las dejo cuando se me caen rotas. Cuídate, nena. Cuidarte tú es cuidar a nuestro hijo. Se debe vivir con alegría siempre, cuando no se ha perdido la esperanza de recobrar la felicidad pasada, y ni tú ni yo la hemos perdido. […] La vida ha sido muy dura contigo en muy poco tiempo. ¿Lo has perdido todo? Yo creo que no. Y mientras le quede a uno un hilo al que agarrarse para vivir, hay que agarrarlo con toda la fuerza del mundo. Tienes madera de mártir y es posible que algún día vengas en el santoral del almanaque: Santa Josefina, casada, tonta y mártir. Manolillo, hijo, bailador, forzudo, cuqui de mis entrañajones, da ánimo a tu madre. Pórtate como un hombre, que no se echen de menos en casa mis pantalones. Póntelos tú y un bigote postizo para que te respeten tu señora madre y tus tías. […] Ahí va el cariño de quien no te olvida con tu hijo. ¡Adiós! Miguel. 73
IV (Mientras se prepara el escenario para la siguiente escena, un actor vestido de falangista lee). FALANGISTA.-‐ “Excmo. Sr. D. Rafael Sánchez Mazas-‐ Vice-‐Secretario del FET de las JONS. Madrid. Mi querido amigo y compañero: Tengo el gusto de participarle que la pena capital que pesaba sobre don Miguel Hernández Gilabert, por quien se interesaba, ha sido conmutada por la inmediata inferior. Esperando que este acto de generosidad del Caudillo, obligará al agraciado a seguir una conducta que sea rectificación del pasado, le saluda afectuosamente su atento y s.s. y amigo. Firmado: J.E. Varela.
74
V (Imágenes de tren de mercancías fundidas con imágenes de prisiones. Aparece sobre las imágenes el siguiente texto: “EL 23 DE SEPTIEMBRE DE 1940, MIGUEL INGRESA EN LA PRISIÓN DE PALENCIA. SUFRE NEUMONÍA”). (Sentados en el petate y con la manta sobre los hombros. Luz de invierno palentino). MELQUESIDEZ RODRÍGUEZ.-‐ ¿Por cuántas cárceles has pasado ya, Miguel? MIGUEL.-‐ (Enfermo de neumonía. Tirita y tose con frecuencia). Primero fue la prisión provincial de Huelva, donde entro el 7 de mayo del 1939. De allí a la de Sevilla. Luego, a la cárcel madrileña de la calle Torrijos. Después de cuatro meses, inesperadamente, me ponen en libertad, gracias a un indulto gubernamental. Desoyendo los consejos de mis amigos me voy a Orihuela a ver a mi familia. Allí fui reconocido por el Patagorda, un inspector de la guardia municipal, me detienen y conducen a los sótanos del seminario de Orihuela donde han improvisado otra cárcel. Dos meses después, de nuevo a Madrid: cárcel de la plaza Conde de Toreno. El 23 de septiembre de este año, 1940, me trasladan a esta cárcel provincial de Palencia. ¿Cuántas van ya…? Seis. Así que ya llevo un año y casi cinco meses de turismo penitenciario. El viaje desde Madrid a aquí, unos 200 Kms., duró 16 interminables horas, sin más comida que un bocadillo pequeño de sardinas en aceite. MELQUESIDEZ RODRÍGUEZ.-‐ A los condenados vascos los mandan al puerto de Santa María y a los andaluces a Isla de San Simón, en la ría de Vigo. MIGUEL.-‐ Y a los de Alicante a Palencia. El turismo penitenciario es otro de los inventos del cruel Máximo Cuervo, para alejarnos lo más posible de nuestros familiares y dificultar así la ayuda moral y material que suponen sus visitas para nosotros. El que planifica los traslados de cárceles lo hace con un sadismo muy peculiar. Es como si fijara los trayectos de salida y meta del viaje cogiendo el mapa de España y plegándolo. Así si eres el norte te manda el sur, si del este al oeste y si de la periferia, al centro. MELQUESIDEZ RODRÍGUEZ.-‐ El turismo penitenciario es una hipócrita operación de exterminio. En la práctica anula el indulto de la pena de muerte. Es una ejecución diferida. MIGUEL.-‐ Hace un frío de cojones aquí. Al que le da por reírse le queda cuajada la sonrisa en la boca. Y al que le da por llorar le queda el llanto hecho hielo en los ojos. Me explota la cabeza y los dolores de estómago no se me pesan. Cago sangre. Y este frío y esta hambre. Esta hambre feroz y este frío… Al alejarme de Madrid, ya no recibo la ayuda de mis amigos de allá: de Vicente Alexandre, de Luis Rodríguez Isern, de… Voy a tratar de recordar lo que compuse anoche y pasarlo a la libreta. 75
Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida. Con tres heridas viene: la de la vida la del amor, la de la muerte. Con tres heridas yo : la de la vida, la de la muerte, la del amor .
76
VI (Imágenes de tren de mercancías fundidas con imágenes de prisiones. Aparece sobre las imágenes el siguiente texto: “EL 24 DE NOVIEMBRE, ENFERMO DE NEUMONÍA, MIGUEL HERNÁNDEZ ES TRASLADADO DE NUEVO A MADRID. PASA POR LA CÁRCEL DE LA CALLE YESERÍAS”. MIGUEL.-‐ ( Recita mientras escribe) Duérmete, pena. Déjame dormir. Pena de marzo. Dolor de abril. Ansia de mayo, de no tenerte aquí.
77
VII (Imágenes de tren de mercancías fundidas con imágenes de prisiones. Aparece sobre las imágenes el siguiente texto: “EL 28 DE NOVIEMBRE DE 1940 INGRESA EN EL REFORMATORIO DE ADULTOS DE OCAÑA”). MIGUEL.-‐ Troncos de soledad, barrancos de tristeza donde rompo a llorar. (Entran José María de Cossío, José María Alfaro y Dionisio Ridruejo, estos dos vestidos de falangistas) JOSÉ MARÍA DE COSSÍO.-‐ Miguel, sabes que soy tu amigo y que siempre he estado a tu lado. Quiero obtener tu libertad. Pero, también la posibilidad de que, una vez cumplida tu condena, ejerzas tu actividad de escritor, librándote del ostracismo profesional a que te verías abocado. Se te concederá la libertad si haces algún gesto cediendo de tu posición ideológica. Si muestras de modo explícito tu arrepentimiento, tendrás inmediatamente el indulto. JOSÉ MARÍA ALFARO.-‐ Basta con que manifiestes que has sido engañado por los enemigos de España. MIGUEL.-‐ ¿Cómo me proponéis que rompa mi compromiso con lo que creo? Mi fe en la verdad y en la justicia. Pensaba que erais amigos de verdad. Si acepto vuestra propuesta pierdo toda mi legitimidad. Para mi la poesía no es una actividad es un oficio. Y por encima de mi vida ha de estar la dignidad del oficio de poeta. JOSÉ MARÍA DE COSSÍO.-‐ No te pido que cantes las excelencias del nuevo régimen de Franco. Bastaría con algún artículo o unos versos. No es necesario que sea una aportación especialmente patriótica. Se te publicará cualquier poema sea del tono que sea. MIGUEL.-‐ No te puedes imaginar mi amarga lucha interna. Por un lado, mantener mi firmeza ideológica y moral. Y por otro, el deseo de salir de la cárcel para encontrarme con mi mujer y mi hijo. Pero mi compromiso político está por encima de todo. Hay que ser congruente en la vida: Estética y Ética no pueden ir cada una por un camino. DIONISIO RIDRUEJO.-‐ Te ofrecemos la libertad a cambio de escribir lo que quieras. No te exigimos que sea un tema político. Puede ser un poema, una prosa…
78
MIGUEL.-‐ No molestaros con semejante embajada. Mi respuesta será siempre negativa. Me niego terminantemente. Mis versos siempre defenderán los valores por los que ha luchado la República. JOSÉ MARÍA ALFARO.-‐ El caso es que aparezca tu firma en la prensa oficial: Redención, Arriba, Vértice, El Escorial. Donde tú elijas. MIGUEL.-‐ También don Luis Almarcha propuso a mi madre que manifestara mi adhesión al bando triunfante, que firmara una confesión de mis culpas y mi arrepentimiento, que condenara mi actuación y lo que me impulsó a participar en la defensa de la República, de la democracia y del pueblo. ¡Que Almarcha y todas las demás personas de su especie se guarden muy bien en intervenir en mis asuntos! Aceptar algo de tantos Almachas que hay en el mundo, sería una verdadera vergüenza. ¡Me parece increíble que vosotros, viejos amigos, no me conozcáis mejor! ¡Venís a hacerme proposiciones deshonestas como si Miguel Hernández fuera una puta barata! ¡Soy comunista y lo seguiré siendo! DIONISIO RUDRUEJO.-‐ Ese no rotundo quema todas tus posibilidades de salvación. (Salen) MIGUEL.-‐ ( Se pone a escribir) Querido Vicente Aleixandre: Ya lo sabes. He pasado unos días con una bronquitis que me ha dejado mucha flojera. Además la falta de preparados farmacéuticos atrasa la cura completa y todavía no ando firme. Sé que recobraré mi salud, que siempre he vencido obstáculos muy grandes, pese a las enfermedades habidas y por haber. Es la única ganancia que persigo en mí mismo: la salud. Con ella en los brazos, por mucho que pierda, nada daré por perdido. Y esto te lo digo a ti que andas tanto tiempo tras su persecución. En fin, dejo pasar o me dejo pasar por las malas rachas, y cuando vienen las buenas, que nunca dejan de venir, las gozo de arriba abajo. A mejorarse, Vicente. Es lo que me digo yo: a mejorarse Miguel. Hasta pronto te abraza una vez y otra vez más. Miguel. 79
VIII (Imagen: mapa de España donde se destacan, los lugares en los que Miguel Hernández ha estado preso, mediante intermitencias u otro procedimiento. Sobre el mapa aparece el siguiente texto: “DE CAMINO HACIA ALICANTE, PERMANECIÓ DURANTE CUATRO DÍAS EN LA PRISIÓN PROVINCIAL DE ALBACETE”. Se activa la intermitencia sobre Albacete). MIGUEL.-‐ Arena del desierto soy: desierto de sed. Oasis es tu boca donde no he de beber. Boca: oasis abierto a todas las arenas del desierto. Húmedo punto en medio de un mundo abrasador, el de tu cuerpo, el tuyo, que nunca es de los dos. Cuerpo: pozo cerrado a quien la sed y el sol han calcinado.
80
IX
(Imagen de la prisión de Alicante. Sobre ella el siguiente texto: “EL DÍA 29 DE JUNIO DE 1941, POR FIN, LLEGA AL REFORMATORIO DE ADULTOS DE ALICANTE”. Locutorio de la cárcel. Pasillo formado por dos telas metálicas o rejas. Detrás de una de las rejas, Miguel. Detrás de la otra, Josefina. Por el espacio que queda entre ambas pasea un guardia de prisiones. Voces de muchas personas que hablan a la vez). MIGUEL.-‐ (Extremadamente debilitado por la enfermedad. Entra sostenido por dos compañeros). ¿Por qué no has traído a Manolillo, Josefina? JOSEFINA.-‐ He venido andando para ahorrarme los 15 céntimos del tranvía. El niño es demasiado pequeño para caminar tanto. MIGUEL.-‐ ¿Es que no te llega el dinero que mandan mis amigos de Madrid? JOSEFINA.-‐ Unas veces llega y otras no. MIGUEL.-‐ No sabes lo que es estar como estoy… Ni tampoco el valor que tiene una carta… La alegría que me da. Y más si la carta es de la criatura… que más se quiere en este mundo. JOSEFINA.-‐ No te fatigues, Miguel. MIGUEL.-‐ Como la cárcel no dispone de rayos X , … custodiado por dos guardias, hace tres días me llevaron al Hospital Provincial… para hacerme una radiografía. El médico dice que tengo una grave lesión… en el pulmón izquierdo y tanto pus que me puede ahogar… Una tuberculosis pulmonar aguda. JOSEFINA.-‐ Miguel Abad ha hablado con el doctor Antonio Barbero, director del Dispensario Antituberculoso de Alicante. No descarta la posibilidad de operarte. Dice que te restablecerás pronto. MIGUEL.-‐ Cada día se hace más urgente mi traslado a un sanatorio… Aquí no me curaré nunca…. Mi única salvación es que me lleven al sanatorio de Porta Coeli. Mis amigos de Madrid están haciendo gestiones… ¿Has hablado con Don Luis Almarcha? JOSEFINA.-‐ Dice que no puede ahora hacer nada, porque no le quisiste hacer caso cuando te propuso que rectificaras de tus ideas y de tus escritos. MIGUEL.-‐ Pero si el otro día vino a visitarme… y ha mandado a un padre jesuita… Yo que necesito curarme… me hablan de la fe del alma… Ha venido a comprobar que ya no saldré de aquí… como si temiera que yo salga de aquí. JOSEFINA.-‐ Lo que él quiere es tu arrepentimiento, tu adhesión al nuevo régimen de Franco, que firmes unos poemas religiosos y que nos casemos por la Iglesia. 81
MIGUEL.-‐ A casarme digo que sí… No es por mi propia voluntad… Lo que para mi es una gran pena, para ti es alegría. JOSEFINA.-‐ Nuestro matrimonio civil ahora es nulo. MIGUEL.-‐ Lo sé Josefina… No puedo consentir que tú y mi Manolillo, si me muero, quedéis legalmente desasistidos… en peor situación de la que ahora tenéis. OFICIAL DE PRISIONES.-‐ La visita ha terminado. MIGUEL.-‐ Os quiero mucho Josefina… A ti y al niño. Escríbeme. JOSEFINA.-‐ Cuídate mucho Miguel. (Imagen. Texto: “LA CEREMONIA DE MATRIMONIO POR LA IGLESIA TUVO LUGAR EN LA ENFERMERÍA EL 4 DE MARZO DE 1942, EN UN PATÉTICO AMBIENTE QUE MUCHO SE ASEMEJABA AL RITO DE “IN ARTICULO MORTIS”. Música: tema Duna). CORO.-‐ Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes, tristes. Tristes armas si no son las palabras. Tristes, tristes. Tristes hombres si no mueren de amores. Tristes, tristes.
82
ACTO V CON LOS OJOS ABIERTOS (Enfermería del Reformatorio. La luz muy débil, una bombilla de 20 watios ilumina la cama donde yace Miguel moribundo. El resto de la escena en penumbra. Sólo se iluminará un área donde van apareciendo los personajes que intervienen en la escena, que, una vez terminado su parlamento, se van desvaneciendo y dejan paso a la aparición del siguiente). CORO.-‐ El hombre no reposa: quien reposa es su traje cuando, colgado, nace su soledad con viento mas una vida incógnita, como un vago tatuaje, mueve bajo las ropas dejadas, un aliento. El corazón ya cesa de ser flor de oleaje. La frente ya no rige su potro, el firmamento. Por más que el cuerpo ahondando por la quietud trabaje en el central reposo se cierne el movimiento. No hay muertos. Todo vive: todo late y avanza. Todo es un soplo extático de actividad moviente. Piel interior del hombre, su traje no ha expirado. Visiblemente inmóvil, el corazón se lanza a conmover al mundo que recorrió la frente. Y el universo gira como un pecho pausado. MIGUEL.-‐ (Yace en la cama con los tubos de drenaje que salen de la herida de la espalda). ¡Sacadme de aquí! El pus no destila por el conducto que se le impuso… El agujero se ha dilatado, se acumula y se vierte sobre la cama con cada golpe de tos… Quiero salir de aquí cuanto antes… La cura me la hacen a fuerza de tirones… Todo es desidia, ignorancia y desolación. ¡Si no me sacáis de aquí me muero! Me tendí en la arena para que el mar me enterrara, me dejara me cogiera, ¡ay de la ausencia! JOSEFINA.-‐ El doctor Barbero me dijo que ya no tenía remedio. El día 27, vi por penúltima vez a Miguel. Venía conmigo su hermana Elvira. Esta vez no me llevé al niño, y me preguntó por él. Con lágrimas que le corrían por las mejillas, me dijo varias veces: “te lo tenías que haber traído”. Tenía la ronquera de la muerte. Yo le toqué los pies y los tenía fríos y con rodales negros. MIGUEL.-‐ (Con voz grave y ronca). ¡Ay, hija, Josefina, qué desgraciada eres! 83
Encadena mis ojos clávame las manos que detrás de tu sombra se van clamando. Átame con tu pelo clávame con los clavos suaves de tus pestañas, distantes que no alcanzo. JOAQUÍN RAMÓN ROCAMORA.-‐ Respiraba muy mal, muy mal. Ya no podía moverse, y él me miraba sin hablar. Yo sabía lo que quería y le ayudaba a moverse, porque tenía llagas. También en el trasero. La herida de la espalda de cuando le operaron la tenía infectada. Salía pus, mucho pus. Y yo le limpiaba y le ponía la cánula, que se salía. Aquella noche tenía fiebre, como siempre. Y pedía aire. Yo estaba allí, y le hacía aire sin parar con un cartón. Pero no creía que se moría esa noche. Y me miraba como si me hablara, con los ojos abiertos… Siempre abiertos. CORO.-‐ Sigo en la sombra, lleno de luz, ¿existe el día? ¿Esto es mi tumba o es mi bóveda materna? Pasa el latido contra mi piel como una fría losa que germinará caliente, roja, tierna. Es posible que no haya nacido todavía, o que haya muerto siempre. La sombra me gobierna. Si esto es vivir, morir no sé yo qué sería, ni sé lo que persigo con ansia tan eterna. Encadenado a un traje, parece que persigo desnudarme, librarme de aquello que no puede ser yo y hace turbia y ausente la mirada. Pero la tela negra, distante, va conmigo sombra con sombra, contra la sombra hasta que ruede a la desnuda vida creciente de la nada. JOSÉ PÉREZ MIRALLES.-‐ (Con bata de médico).-‐ En el día de hoy, a las 3 horas y 30 minutos, el recluso hospitalizado en este Enfermería, Miguel Hernández Gilabert, ha fallecido a consecuencia de fimia pulmonar según me manifiesta el médico auxiliar recluso. Ha recibido los Auxilios Espirituales. Alicante, 28 de marzo de 1942. JOAQUÍN RAMÓN ROCAMORA.-‐ Era sábado, víspera de domingo de Ramos. Aquel amanecer, los amigos íntimos de Miguel, lo aprovechamos para poner a salvo los poemas y los escritos que él conservaba entre sus objetos personales. De aquellas dos bolsas situadas a los pies del cadáver, Ramón Pérez Álvarez extrajo nueve poemas manuscritos a lápiz. Miguel había pedido que una vez 84
muerto, se quemaran sus pertinencias, incluidos los manuscritos. Nosotros dándonos cuenta de su externa fragilidad, por estar escritos a lápiz sobre papel higiénico, decidimos ponerlos a salvo trasladándolos a un soporte más sólido. Días después, los hicimos llegar al hermano de Ramón Sijé para que los pasara a máquina. Intentamos sin fortuna cerrar los ojos abiertos, como fijos en la nada, que ni el enfermero de imaginaria ni el auxiliar habían logrado entornar con sus dedos. El cuerpo se encontraba desde primeras horas en la sala de duchas. Realizamos las gestiones oportunas para hacer una mascarilla del rostro del poeta, pero el Director del reformatorio denegó el permiso. El escultor José María Torregrosa, burlando la vigilancia y exponiéndose a un severo correctivo, realizó el dibujo del rostro de Miguel. (En el ciclorama se proyectará el dibujo retrato de Miguel de cuerpo presente). Aquellos ojos que acogían, de par en par, el asombro último. JOSEFINA.-‐ Al poner la bolsa de comida en la taquilla de entrada del Reformatorio el portero me la rechazó mirándome. Entendí que Miguel había muerto. Pasé a recoger dos bultos con sus efectos personales: 1 mono, 2 camisetas, 1 jersey, 1 camisa, 1 calzoncillo, 2 fundas de almohada, 1 correa, 1 toalla, 1 servilleta, 2 pañuelos, 1 par de calcetines, 1 manta, 1 cazuela, 1 bote. Me fui a casa de su hermana Elvira y le dije que Miguel había muerto. Ella se tomó el caldo que le llevaba a Miguel ese día. JOAQUÍN RAMÓN ROCAMORA.-‐ Envuelto en una sábana y con un pañuelo anudado a la cabeza, quedó expuesto sobre una cama de hierro al duelo de toda la prisión. A media tarde, en el patio general, los presos desfilaron ante el poeta mientras una pequeña banda de música interpretaba la marcha fúnebre de Chopin. El humilde ataúd, a hombros de sus compañeros fue sacado al exterior del recinto y entregado a la familia de Miguel. Allí esperaba un modesto coche de caballos y cinco personas. EL PADRE DE MIGUEL.-‐ ¿Ha muerto? ¡Él se lo ha buscado! (Imagen de la tumba de Miguel en el cementerio de Alicante) MIGUEL ABAD.-‐ Ricardo Fuente y yo, antes de introducir el ataúd en el nicho, decidimos abrirlo, porque no sabíamos si el cuerpo de Miguel estaba desnudo o estaba vestido, ya que el féretro nos lo entregaron cerrado. El cadáver de Miguel era una especie de ninot de falla, tan flaco, tan extremadamente flaco y con los ojos abiertos… ¡Ni siquiera le habían cerrado los ojos¡ JOSÉ PÉREZ MIRALLES.-‐ A requerimientos del administrador del Reformatorio tuve que elaborar y rubricar el siguiente parte médico: “No me extraña que en el cadáver del recluso Miguel Hernández Gilabert no se pudieran cerrar los párpados por los medio mecánicos corrientes, ya que padecía el síndrome típico de hipertiroidismo con facies de terror (síntoma de Kraus), con su traída de fijeza, insistencia y resplandor en la mirada. Su síntoma psíquico puesto de manifiesto en su producción literaria y que encaja en lo que Pende llama taquipsia mental y emotividad exagerada-‐ típico de dicho síntoma”. 85
CORO.-‐ (Recitado de “Cuando murió Miguel” de Harmonie Botella). La luz exangüe y mortecina se esfumó sobre la silente huerta, cegaron los afligidos ojos de las amapolas enlutadas y la luna bruna agonizó después de un desalentado suspiro. La sangre obscurecida por el delirio y la sin razón de una guerra insana hizo su lecho en el campo, en la ciudad, en los corazones. Las miradas muertas de la ofuscación y del silencio tétrico acallaron el bramido turbador de la tierra acuchillada y ultrajada, tierra sin simiente, tierra sin labranza, tierra sin libertad, tierra de odio. La tiranía y la opresión echaron raíces en las zanjas desiguales de unos rostros apergaminados, de unas manos aprisionadas, de un horizonte cercado por la ignominia y la contienda muda. La tiranía secó los trigales, quemó los arrozales, consumió la libertad , apagó la palabra de los poetas, el canto de los soñadores, y la voz de un pueblo. (El tema musical Duna se escucha mientras las luces van bajando poco a poco). FIN
86
Lihat lebih banyak...
Comentarios