El malestar en la cultura

El malestar en la cultura
Capítulo VI. Cultura – Agresividad

En este capítulo Freud hace un desarrollo de la evolución de la
doctrina psicoanalítica, principalmente de la doctrina de las pulsiones.
Al comienzo consideraba la existencia de dos pulsiones contrapuestas,
las pulsiones yoicas (aquellas que quieren conservar al individuo) y
pulsiones de objeto (pulsiones sexuales), cuya energía llamó libido. La
neurosis se le presentó como el desenlace de una lucha entre el interés de
la autoconservación y las demandas de la libido: una lucha en que el yo
había triunfado, mas al precio de graves sufrimientos y renuncias.
Pero luego esta teoría de las pulsiones debió ser modificada por el
descubrimiento que la investigación permitió realizar del narcisimo. Este
concepto implica la intelección de que el yo mismo es investido con libido,
y aun es su hogar originario, y por así decir, también su cuartel general.
Lo cual llevaría a considerar que también las pulsiones yoicas eran
libidinosas, pero todavía tenía la certidumbre de que no todas las
pulsiones podían ser iguales. Con ciertos descubrimientos posteriores,
especulaciones acerca del comienzo de la vida y de paralelos biológicos,
Freud llegó a la conclusión de que además de la pulsión a conservar las
sustancia viva y reunirla en unidades cada vez mayores, existía otra
pulsión que pugna por disolver esas unidades y reconducirlas al estado
inorgánico, postulando la presencia de pulsiones de vida (Eros) y de
muerte. Una parte de esta última es enviada al exterior y sale a la luz
como pulsión de agredir y destruir, poniéndose al servicio de Eros en la
medida en que aniquila a un otro y no a sí mismo. Esto demuestra lo
irreconocible para nuestro juicio de estas pulsiones así como también el
hecho de que estas siempre se encuentran ligadas en proporciones variables.
La inclinación agresiva es una disposición pulsional autónoma,
originaria del ser humano y la cultura encuentra en ella su obstáculo más
poderoso. La cultura es aquel proceso que abarca a la humanidad toda en su
transcurrir y está al servicio del Eros, quiere reunir a los individuos
aislados, luego a las familias, después a etnias, pueblos, naciones, en una
unidad: la humanidad. Esto ultimo implica que los mismos deben ser ligados
libidinosamente entre sí para mantenerse cohesionados. A este programa de
la cultura se le opone la pulsión agresiva (subrogado de la pulsión de
muerte que comparte con el Eros el gobierno del universo). El contenido
esencial de la vida en general es la lucha entre estas pulsiones, de vida y
de destrucción y, por lo tanto, el desarrollo cultural puede caracterizarse
como la lucha por la vida de la especie humana.
Podemos simbolizar la lucha permanente entre estas dos pulsiones
constitutivas de los seres humanos en la siguiente imagen:

Así como la representación tanto de la muerte como de la vida en el
mismo rostro en la pintura de Frida Kalho, como lo constitutivo del hombre.
Estas dos pulsiones, Eros y pulsión de muerte, coexisten y están en lucha
continuamente.