\"El Libro de viajes de Benjamín de Tudela: del mito a la realidad histórico-geográfica\", cehm, n° 30, 2007, p. 13-24.

July 26, 2017 | Autor: Rica Amran | Categoría: Historia Judios En España
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Descripción

El Libro de viajes de Benjamín de Tudela: del mito a la realidad histórico-geográfica Rica Amran Université d’Amiens SIREM (GDR 2378, CNRS)

Resumen El Libro de viajes de Benjamín de Tudela, redactado en hebreo hacia finales del siglo xii, estuvo dirigido hacia un público curioso pero reducido. Encontramos tres puntos básicos que nos gustaría destacar: a) El análisis de la política de las diferentes naciones de la cuenca mediterránea. b) La descripción de las principales vías comerciales de la época. c) Nos informa de las principales comunidades judías de su tiempo (política, sociedad, economía, etc). El objetivo del mismo parece ser darnos a conocer el máximo de información posible sobre lo que podrían llegar a encontrar los futuros viajeros en su periplo; y a aquellos que no tuvieran la suerte de realizar semejante viaje, la posibilidad de imaginarlo. Résumé Le Livre de voyages de Benjamin de Tudèle, rédigé à la fin du xii e siècle en hébreu, était destiné à un public spécifique. Cet ouvrage semble répondre à trois objectifs : a) Analyser la politique des puissances chrétiennes du bassin méditerranéen. b) Décrire les principales routes commerciales. c) Dépeindre les communautés juives qu’il a traversées. L’auteur semble avoir l’objectif de nous fournir le maximum d’informations sur ce que les futurs voyageurs pourraient rencontrer dans leur périple ; et pour ceux qui n’auraient pas la chance d’effectuer ce voyage, la possibilité de l’imaginer.

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La llegada y primeros asentamientos judíos en la península ibérica remontan al siglo i de la era común, a partir del cual podemos hablar de una comunidad establecida, siendo su situación más o menos positiva hasta la conversión de Recaredo en el año 587. Este acontecimiento provocará una ruptura en el seno de la sociedad visigoda, en donde las minorías serán percibidas como rebeldes a las leyes del reino. La situación de la comunidad entonces entrará un periodo de «alzas y bajas» en relación con la corona, que degenerará en el siglo viii bajo Egica; este les acusará de conspiración, y causará la ruptura en las familias, separando padres de hijos, confiscando sus bienes y por último, la transformación de la minoría en esclavos. Hubiera provocado esta situación la exterminación de la comunidad judía peninsular, pero la llegada de los musulmanes cortaría de raíz la posibilidad de imponer las susodichas medidas con todo rigor. La minoría judía acogió a los conquistadores de al-Andalus como a auténticos liberadores, llegando a ser estos elementos indispensables en la administración andaluza, primero del Emirato y después del Califato. Sin embargo las olas migratorias procedentes del Norte de Africa, de almorávides y almohades, que ayudarán a la caída del Califato, provocaron una política de persecución hacia la minoría, y originaron la progresiva emigración de judíos hacia el norte cristiano, siendo Alfonso VI uno de los primeros reyes castellanos que crearían medidas de seguridad para que estos se instalaran con relativa facilidad en su reino. Los judíos se asientan en Navarra a partir aproximadamente del año 1134, cuando el reino obtiene fronteras definidas y una estructura independiente. Alfonso el Batallador, rey de Aragón y de Pamplona toma en 1121 Tudela, a la que la que le concedió el fuero de Nájera. El reino de Navarra acepta a los judíos, que deben pagar todos los años la «pecha de los judíos», con normas similares a las de la minoría en Castilla o Aragón, agrupándose en «aljamas», que eran las instituciones jurídicas que regían la vida de estos, a nivel religioso y cultural. El origen de los judíos en la zona fue, en su gran mayoría, andaluz, aunque con posterioridad Navarra sirvió de tierra de asilo a judíos de otras comunidades, tanto peninsulares como de fuera de esta (franceses y catalanes sobre todo). Es en dicha zona, en el norte cristiano, cuyas comunidades y aljamas judías estaban todavía en periodo de formación, donde nacerá y crecerá el autor del trabajo que analizamos en estas páginas.

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El autor El Séfer masaot 1 es una de las escasas fuentes que posemos que nos puede proporcionar algo de luz sobre la vida y obra del viajero Benjamín de Tudela. Presuponemos que nació el año 1130, y como se detalla en el prólogo, fue hijo de R. Jonás, de Tudela de Navarra. Según nos dice el texto, fue hombre inteligente, conocedor de las leyes judías, la Torá y la Halajá, y al parecer ostentaba el título de rabino. Hablaba las lenguas romances peninsulares, dominando el hebreo y árabe, al igual que el latín y el griego. Este es el libro de viajes que redactó R. Benjamín bar Jonás, del país de Navarra. R. Benjamín salió de su lugar, de la ciudad de Tudela, y marchó y fue a muchos países lejanos, tal como relata en su libro; en cada lugar entró escribió todas las cosas que vio y oyó de boca de hombres veraces, (cosas) que no habían sido oídas en tierras de España. De este modo hace mención de algunos sabios y príncipes (judíos) de cada lugar. Y trájose consigo este libro a su regreso a tierras de Castilla en el año cuatro mil novecientos treinta y tres2.

Presuponemos que su viaje se inicia entre los años 1172-1173, volviendo a Castilla sólo en 1175, en donde murió poco después, por lo que no fue el propio Benjamín quien se encargó de poner en orden las notas de su periplo, sino un anónimo autor que prologa el texto. La primera edición de la obra aparece en Constantinopla en 15433, y la primera traducción latina del mismo la realizó Benito Arias Montano (Amberes, 1575), quien cree probable que el texto que ha llegado hasta nosotros sea sólo un extracto, y que el verdadero Libro de viajes, mucho más importante en contenido y extensión, se halla perdido, como consecuencia de la muerte de autor, poco tiempo después de su llegada a la península ibérica; aparecerá otra versión latina posterior en 1583. A continuación sería traducida al holandés en 1666 y al yidish, en Ámsterdam, año de 1691, y en Frankfurt en 1711. En 1918 la tradujo al castellano Ignacio 1.  Título en hebreo del Libro de viajes de Benjamín de Tudela. 2.  José Ramón Magdalena Nom de Déu, Libro de viajes de Benjamín de Tudela, Barcelona: Riopiedras, 1982, p. 53. Sobre la zona de Navarra, en este periodo ver la documentación publicada in: Navarra judaica, Juan Carrasco, Fermín Miranda García, Eloísa Ramírez Vaquero (ed.), Pamplona: Gobierno de Navarra, 1998, vol. I. Beatriz Leroy, Los judíos de Navarra en la baja Edad Media, Madrid: Fundación de Amigos de Separad, 1991. 3.  El más antiguo documento es del British Museum de Londres, ms 27.089; en este se basa Adler para realizar su edición crítica en 1907, que es en nuestra opinión de las más completas ver: Marcus Nathan Adler, The Itinerary of Benjamín of Tudela, London, 1907. Este último, para su edición se basa en una anterior, también remarcable: A. Asher, Benjamín de Tudela’s Itinerary, London-Berlín, 1840-1841, 2 vol.

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González Llubera, y últimamente tenemos la suerte de contar con la versión castellana de José Ramón Magdalena Nom de Déu, que será la que empleemos, fundamentalmente, en las presentes páginas4.

La obra Probablemente dirigida a un público curioso, pero reducido, conocedores del hebreo, lengua original en la que está redactado el texto. El documento realizado de forma escueta y precisa, cuenta el itinerario seguido por Benjamín de Tudela, quien comienza su relato explicando cómo inicia su viaje, y cuándo sale de tierras hispanas. Primeramente salí de mi ciudad (Tudela), hacia la ciudad de Zaragoza, ­descendí por el curso del río Ebro hasta Tortosa y desde allí caminé dos jornadas hasta la antigua Tarragona, que era de construcción de cíclopes griegos como no se encuentra nada semejante en todas las tierras de España. Se sienta junto al mar.

Desde allí hasta Barcelona hay dos jornadas de camino. Y hay allí una santa comunidad (de judíos) y hombres sabios e inteligentes, R. Abraham ben Jasday. Es una pequeña y hermosa ciudad sobre la orilla del mar a la que vienen con mercaderías comerciantes de todas partes: de Grecia, Posa Alejandría de Egipto, de la tierra de Israel, Africa y todos sus confines. Desde allí hay una jornada y media hasta Gerona, donde hay una pequeña comunidad de judíos…5

Pasa a continuación por la zona francesa, en donde visitará las principales comunidades, explicándonos brevemente las raíces de las mismas, sus principales figuras desde tiempos lejano hasta los que a él les toca conocer, exponiendo las distancias entre unas y otras, y el número de individuos que la componen. Finaliza con su partida hacia tierras italianas:

4.  Ignacio Agustín González Llubera, Los viajes de Benjamín de Tudela 1160-1173. Por primera­vez traducidos al castellano, con introducción, aparato crítico y anotaciones, Madrid, 1918. En relación a la vida judía durante este periodo, es necesario consultar: Antonio Antelo Iglesias, Judíos españoles en la Edad Media (siglos xi-xii), semblanzas, antología y glosario, Madrid: Fundación Amigos de Separad, 1991, p. 303-317. Yitzhak Baer, Historia de los judíos en la España cristiana, Madrid: Altalena, 1981, p. 33-88. Haim Beinart, Atlas of the Jewish People in the Middle Ages, Jerusalén, 1987, sobre el Masaot, ver p. 37-38. David Gonzalo Maeso, El legado del judaísmo español, Madrid: Editora Nacional, 1972. José María Millas Vallicrosa, Literatura hispanohebrea, Buenos Aires: Labor, 1973, p. 123, 128. Luis Suárez Fernández, Judíos españoles en la Edad Media, Madrid: Rialp, 1980 p. 77-78. 5.  Libro de viajes, p. 54.



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Desde allí hay dos jornadas hasta har-gaash6, llamado Montpellier, que es un lugar bueno para el comercio, cercano al mar como una legua; y vienen allí de todas partes para comerciar: de Italia, Algarbe, […] Hay allí eruditos, de los más importantes de nuestra época, a cuya cabeza están: R. Rubén bar Todros, R. Natán ben Zacarías […] disponen de midrasas permanentes para el estudio del Talmud […] Desde allí hay cuatro leguas hasta Lunel. Hay una comunidad israelita que, día y noche, se dedica al estudio de la Torá. Allí está el gran rabino Rabenu Meshulan7 —bendito sea su recuerdo— y sus cinco hijos […] Son varones sabios, inteligentes, santos, cumplidores de los preceptos; socorren a todos sus hermanos, cercanos o lejanos. Hay (en Lunel) una comunidad de unos trecientos judíos, poco más o menos […] Desde allí hay dos leguas hasta Posquières, que es una gran urbe; en ella hay como unos cuarenta judíos. Hay allí una academia rabínica a cargo del rabino R. Abraham bar David —bendito sea su recuerdo—, rabino de grandes acciones, gran sabio en Talmud y en legislación. Desde lejos vienen a él para aprender la Torá hallando reposo en su casa y él les enseña. Quienes no tienen dinero para gastar él mismo sufraga todas sus necesidades: es un gran potentado […] Desde allí hay cuatro leguas hasta el arrabal llamado Dourg de Saint Pilles, donde hay como un centenar de judíos, y también algunos sabios a cuya cabeza están […] Es lugar de peregrinación para los gentiles, que viene desde los extremos del mundo; está cerca del mar unas tres milla, extendido a la orilla del gran río Ródano, (que) serpentea por toda la región de Provenza […] Desde allí ahí tres leguas hasta la ciudad de Arlés, donde hay como unos doscientos israelitas, a cuya cabeza están […] Desde allí hasta Marsella hay dos jornadas; es ciudad de doctores y sabios y hay dos comunidades de unos trescientos judíos entrambas: una comunidad se sienta abajo, a la orilla del mar, y la otra comunidad se asienta arriba, en la alcazaba. Hay una gran academia rabínica y sabios eruditos […] Es una ciudad de mucho comercio, sita al lado del mar 8.

Pasa a contarnos su llegada a Génova donde encuentra dos judíos, Samuel ben Pelit y su hermano, «naturales de la ciudad de Ceuta»9. A continuación será el turno de Pisa, Luca, Roma, la cual nos la describe largamente: Desde allí hay seis jornadas de marcha hasta la ciudad de Roma, la capital, que es cabeza del reino de los cristianos. Allí hay unos doscientos judíos honorables que no pagan impuesto a nadie, y entre ellos hay servidores del Papa Alejandro,­obispo mayor encargado de toda la cristiandad […] Roma se divide 6.  La llama «volcán» en hebreo. Ninguno de los autores que hemos consultado explican claramente el por qué. Libro de viajes, p. 54-56. 7.  Rabenu Mushulam es Meshulam ben Yaacob, quien redactó la obra Isur Meshulam, y quien murió en el primer tercio del siglo xiii. 8.  Libro de viajes, p. 54-56. Robert Anchel, Les juifs de France, Paris: J.-B. Janin, 1946, p. 7152. Robert Chazan, Medieval Jewry in Northern France, Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1973. Heinrich Gross, Gallia judaica, Paris, 1897. 9.  Libro de viajes, p. 56. Sobre Ceuta ver: Jerónimo de Mascarenhas, Historia de la ciudad de Ceuta, reed., Málaga: Algazara, 1995; Rica Amran, Ceuta y el mundo cristiano mediterráneo durante los siglos xii y xiii, Ceuta: Ayuntamiento de Ceuta, 1983.

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en dos partes: el río Tiber divide la ciudad Roma por el medio, una parte está a su lado y la otra al otro. En la primera parte está la gran iglesia que llaman San Pedro de Roma; asimismo parte está la gran iglesia que llaman San Pedro de Roma; asimismo estaba allí el palacio de Julio César el Grande; y hay allí muchos edificios y construcciones, diferentes de todos los del mundo. Entre lo urbanizado y lo devastado hay veinticuatro millas. Hay allí ochenta palacios, de ochenta reyes que tuvo Roma, llamados emperadores. Desde el reinado de Trajano hasta el reinado de Nerón y Tiberio, que fueron en tiempo de Jesús el Nazareno, hasta el reinado de Pepino, padre de Carlo Magno, el que por vez primera conquistara España del dominio de los árabes. Allí, en las afueras de Roma está el palacio de Tito, a quien no quisieron recibir el Cónsul y sus trescientos consejeros por no haber cumplido sus mandatos y tomado Jerusalén sino al cabo de tres años, y ellos le habían ordenado (llevarlo a término en el plazo de) dos años. Allí está el palacio de Vespasiano, edifico muy grande y muy fuerte. También está allí el palacio real (de) Termal Coliseo; en su interior hay otros trescientos sesenta y cinco palacios, (tantos) como día tiene el año solar. El perímetro de los palacios es de tres millas […]10

Y todavía en tierras italianas habla de Capua, Sorrento, Nápoles, Salermo, Amalfi, Benevento, Malfi, etc. Pasará a continuación de Grecia […] hasta llegar a Constantinopla, que describe de la siguiente forma: El perímetro de la ciudad de Constantinopla es de diez y ocho millas, la mitad sobre el mar y la (otra) mitad sobre el continente. Se asienta sobre dos brazos (de mar): uno que viene del mar de Rusia, y es otro del mar de España. Vienen aquí todos los mercaderes de Babel y del país de Shinar, de Persia […] Es una bulliciosa ciudad; a ella vienen con mercaderías de todos los países marítimos y continentales. No hay como ella en ningún país, excepto Bagdad, la gran ciudad de los ismaelitas. Allí está la iglesia de Santa Sofía, así como el papa de los griegos, ya que éstos no profesan la religión del Papa de Roma. Hay allí tantas iglesias como número de días tiene el año, y una incalculable cantidad de dinero que anualmente traen, como impuesto, de las dos islas, de las fortalezas y de las grandes capitales que hay allí. Riqueza tal no se encuentra en ninguna iglesia del mundo […] Y los judíos no están en la ciudad, junto a ellos, porque fueron deportados a la otra parte del brazo de mar. Estando rodeando por el brazo, por un lado, no pueden salir a comerciar con los habitantes de la ciudad, sino a través del mar […] Grande es el odio que les tienen los curtidores de pieles, quienes vierten sus aguas pestilentes en las calles, frente a las puertas de sus casas y ensucian el recinto de los judíos. Por eso los griegos detestan a los judíos, ya sean buenos o malos, agravando su injusticia sobre ellos. Los judíos son, sin embargo, ricos y buenos, caritativos y cumplidores de los preceptos, soportando la iniquidad de su opresión resignadamente. El nombre del lugar que habitan los judíos es Pera […]11

10.  Libro de viajes, p. 57-59. Cecil Roth, The history of the Jews in Italy, Philadelphia: The Jewish Publication Society of America, 1946. 11.  Libro de viajes, p. 65-67.



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Continúa describiendo hasta llegar a «Antioquia la Grande», para pasar entre otras ciudades por Beirut, donde habla del pueblo druso12, y de su religión13. Después hablaría de Tierra Santa, Aco (San Juan de Acre), Haifa, Cesarea, Naplus (en hebreo Shejem), de la que nos dice: Desde allí hay dos leguas Nablus, que es Shejem, en el monte de Efraín: no hay allí judíos. Se asienta en un valle, entre el monte Garizín y el monte Ebal. Hay allí como un millar de cuteos, que tan sólo observan la Ley de Moisés —la paz sea sobre é— y les llaman Samaritanos. Tienen sacerdotes de la estirpe (de Aarón) y les llaman aaronitas, para no mezclarse con aquellos, si bien son sacerdotes de su Ley […] Entre ellos está la tumba de José, hijo de nuestro patriarca Jacob —la paz sea sobre él— […] En el monte Garizín hay manantiales, huertas y vegatales; el monte Elba es árido por las piedras y las rocs; entre ambos, en el valle, está la ciudad de Shejem […]14

Después será el turno de Jerusalén, a la que consagra una larga descripción: Desde allí hay tres leguas hasta Jerusalén, (que) es una pequeña ciudad, fortificadas bajo tres murallas. Hay en ella muchas personas; los ismaelitas le llaman jacobitas, armenios, griegos, georgianos y francos, así como gentes de toda lengua. Allí está la casa de la tintorería que alquilan los judíos anualmente al rey, para que nadie haga tintes en Jerusalén sino solamente los judíos. Hay como unos doscientos judíos habitando al pie de la Torre de David, al extremo de la ciudad. En la muralla, que está junto a la Torre de David, está la primitiva obra de casamiento —como unos diez codos— construcción de los antiguos muros que edificaron nuestro padres. No hay en toda la ciudad un lugar más fuerte que la Torre de David. Allí hay dos casas: una el Hospital —de él salen cuatrocientos caballeros—, allí reposan todos los enfermos que acuden, dándoles todo (tipo de) provisión, tanto mientras viven como después de muertos. La segunda casa que llaman Templo de Salomón es el palacio que hizo el rey Salomón —la paz sea sobre él. Allí descansaban los caballeros, y de él salen trescientos caballeros diariamente para guerrear, además de los caballeros que vienen del país de los francos y de tierra de cristianos, comprometiéndose mediante voto que servirán allí, días o años, hasta el cumplimiento de su voto […] Hay en Jerusalén cuatro puertas: la puerta de Abraham, la puerta de David, la puerta de Sion y la puerta de Josafat […] delante del Templo que había en los días de antaño […] Frente a este lugar está el Muro Occidental, que es uno de los muros que había en el Santo de los Santos y le llaman puerta de la Misericordia. Allí acuden todos los judíos a rezar ante el muro para pedir ayuda […] Desde el valle de Josafat se sube al monte de los Olivos, pues entre Jerusalén y el monte de los Olivos no media sino solamente el valle […] Hay 12.  Sobre los drusos ver: Libro de viajes, nota 25, p. 70. 13.  Op. cit., p. 70-71. 14.  Ibid., p. 73-74.

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grandes montañas alrededor de Jerusalén.­En el monte Sion están las tumbas de las casas de David y los sepulcros de los reyes que le sucedieron […]15

A continuación el turno de Belén, Hebrón, Asdod, Asquelón, la zona de Tiberias, etc. Llega entonces a Damasco: Desde allí hay dos jornadas hasta Damasco, la gran ciudad que es comienzo de la gobernación de Nur al-Din, rey turcomanos, llamados turcos. Es una ciudad hermosa, grande y circundada de una muralla; tierra de huertas y vergeles en un trayecto de quince millas a la redonda; no se ve una ciudad tan fructífera como ella en todo el país. Hacia ella descienden, desde el monte Hermón, los ríos Amana y Parpar, pues se asienta bajo el monte Hermón. El Amana desciende por medio de la ciudad y las aguas son conducidas por medio de acueductos a todas las casas de los notables, a las calles y a los zocos […] En el palacio hay casas construidas en oro y cristal, y cuando la gente va rodeada el muro, se ven los unos a los otros. Hay columnas recubiertas de oro y plata, y asimismo hay columnas de mármol polícromo […] Hay en ella unos tres mil judíos, entre ellos hay sabios y potentados […]16

Y tras otras peripecias, llega a Bagdad: Desde allí hay dos jornadas hasta Bagdad, que es la gran ciudad, cabeza de la gobernación del Califa, Príncipe de los Creyentes, Al-Abbasi, del linaje del profeta Mahoma. Es el comendador de la religión de los ismaelitas, y todos los reyes ismaelitas lo reconocen, siendo como el Papa de los cristianos. Posee un palacio en Bagdad de tres millas de extensión: en el interior del palacio hay un gran bosque con toda clase de árboles del mundo, entre frutales y de los que no dan fruto; asimismo hay allí toda clase de animales, todo rodeado por un muro. Dentro del bosque hay un estanque, cuya aguas proceden del río Tigris […] Hay allí en Bagdad como unos cuarenta mil judíos israelitas, y permanecen en calma, tranquilidad y honor bajo el poder del gran rey. Hay entre ellos grandes sabios y jefes de academias, ocupados en la Torá. Hay en la ciudad unas diez academias […] En la ciudad de Bagdad tienen los judíos veintiocho sinagogas, entre Bagdad y Al-Kori que está al otro lado del río Tigres, pues el río divide la ciudad. La Sinagoga Mayor del Ecilarca está construida con columnas de mármol polícromo, recubiertas de plata y oro, y en la columnas­ hay letras de oro de versículos de los Salmos […]17

Más tarde le tocará el turno a Babel: Desde allí hay una jornada hasta Babel la Antigua, en ruinas, las cuales tienen una extensión de treinta millas. Todavía se encuentra allí destruido el palacio de Nabucodonosor, y los hombres temen entrar en él debido a las serpientes y alacranes que hay en su interior […] Desde allí hay cuatro millas hasta la Torre que edificaron los de la generación que vivió la separación de las razas, 15.  Ibid., p. 75-78. 16.  Ibid., p. 83-84. 17.  Ibid., p. 88-95.



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construida con ladrillos llamados aburra. La longitud de su base es como unas dos millas, su anchura como unos cuarenta codos y su longitud de unos doscientos codos […]18

Y será posteriormente cuando llegue a tierras persas: Desde allí hay dos jornadas hasta el río Samara, principio de la tierra de Persia; en ella hay como unos mil quinientos judíos […]19

Especialmente nos ha llamado la atención la descripción de un falso mesías. Allí surgió, hace ahora diez años, un varón de nombre David el-Roy, de la ciudad de Amadia; había estudiado bajo la tutela del exilarca Jasday y del rector de la Academia Gaón Yaacob, en la ciudad de Bagdad; era diligente en la Torá de Israel, en la Halajá, en el Talmud y en toda la sabiduría de los ismaelitas, y en todos los libros profanos, libros de los magos y de los encantadores. Se le ocurrió rebelarse contra el rey de Persia y reunir a los judíos habitantes en los montes de Hartón para salir a guerrear a todos los gentiles e ir a conquistar Jerusalén […]20

Pasa de la India, a «Misrayim» (= Egipto), como dice el texto hebreo, aunque se hace alusión a El Cairo: Desde allí hay tres millas hasta Fayum, (que) es Pitom. Hay en­ella como unos doscientos judíos. Hasta hoy día se ven allí (restos) de los edificios construidos por nuestros antepasados. Desde allí a El Cairo hay cuatro jornadas. Es El Cairo, la gran ciudad asentada sobre el río Nylos, (que) es el Pishón, (que) es Al-Nil. En ella hay unos siete mil judíos. Allí hay dos sinagogas, una para los de Eres-Israel y otra para los de Eres-Babel. Llaman a la congregación de ­Al-Samyyin y a la congragation de los de Eres-Babel congregación de Al-Iraqiyyin […] Es una gran ciudad y en ella hay muchos zocos y alhóndigas; asimismo hay muchos judíos ricos en ella […] Desde el Nuevo Cairo al Viejo Cairo hay dos leguas; este está en ruinas y hasta hoy día se ve el lugar de la construcción de las murallas y de las casas. También allí, en todos los lugares, hay muchísimos graneros hechos pro José —la paz sea con él construidos en cal y piedras: es obra muy sólida […]21

A continuación le tocará describir Alejandría, deleitándose en su belleza, ero haciendo hincapié en su importancia cultural desde la Antigüedad:

18.  Ibid., p. 95-96. 19.  Ibid., p. 100-102. 20.  Ibid., p. 103-105. 21.  Ibid., p. 115-118. Ver también sobre el tema: Salomón D. Goitein, Mediterranean Society. The Jewish Communities of the Arab World as portrayed in the Documents of the Cairo Geniza, Berkley - Los Angeles: University of California Press, 1967-1971.

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Desde allí hay dos jornadas hasta Alejandría de Egipto, (que) es Amon de No. Pero cuando la fundara Alenjandro el Macedonio la llamó según su nombre y la edificó muy fortificada y bella; las casas, los palacios y las murallas son de construcción muy bella. Fuera de la ciudad está la Academia de Aristóteles, maestro de Alejandro; hay allí un gran edificio y una columna de mármol entre midrasa y midrasa. Hay allí como unas veinte midrasas a las que allí iban gentes de todo el mundo para aprender allí la sabiduría de Aristóteles el filósofo. La ciudad está construida hueca por debajo mediante puentes; la construyó con gran sabiduría. Sus calles son rectas; en su interior, en los canales que uno ve, los hay de una milla de distancia, de puerta a puerta: desde la puerta de Rasid hasta la puerta del Mar. Allí construyó una vía sobre el puerto de ­Alejandría, de una milla de distancia dentro del mar. Hizo allí una gran torre llamada El Faro, y en lengua árabe Minar al-Iskandaiyya. Allí, sobre lo alto de la torre hay como un espejo de cristal […] La torre del faro es una señal para los navegantes, pues todos los que vienen a Alejandría desde todos los lugares lo ven de día desde lejos, a una distancia de cien millas y por la noche, el guardián alumbra una antorcha, viendo los marinos el fuego desde lejos, y van hacia él. Es país de comercio y tráfico para todos los pueblos y desde todo reino cristiano vienen allí: por una parte, desde el país de Venecia, Lombardía, Toscana […] Allí traen mercancías de India, de todo tipo de bálsamos, y los mercaderes cristianos las compran. La ciudad es bulliciosa por el comercio y cada nación tiene su propia alhóndiga. Allí, sobre la orilla del mar, hay un sepulcro de mármol y en él están grabadas toda clase de fieras y aves, y su imagen en su interior […] Allí, en Alejandría, hay como unos tres mil judíos […]22

Una vez terminada la visita a Egipto, Benjamín de Tudela inicia su vuelta a la península ibérica, pasando por las comunidades alemanas: Todas las comunidades de Alemania se asientan sobre el gran río Rynus. Desde la ciudad de Colonia, que es la capital del reino, hasta la ciudad de Regensburg, el extremo de Alemania, hay un trayecto de quince días: se llama Ashkenaz. Estas son las ciudades del país de Alemania que tienen comunidades israelitas: Metz, Tréveris, a la orilla del río Mosela, Coblenza, Andernach, Bonn, Colonia, Biegen, […] Todo Israel está dispersado por todos los países y quien permanece inactivo para que no se reúna Israel no ve la buena señal y no estará con Israel. Cuando Dios recuerde nuestro destierro y levante el honor de su Mesías, entonces cada cual dirá: «yo conduciré a los judíos y los reunirá […]23

Continua a Bohemia, Croacia, Rusia… y Francia, con la que se termina el texto24: De allí en adelante está el país de Bohemia, llamado Praga, inicio del país de Esclavonia. Los judíos que allí moran le llaman Canáan, porque los paisanos venden sus hijos e hijas a todas las gentes: son las gentes de Rusia. Es un gran 22.  Libro de viajes, p. 119-121. 23.  Op. cit., p. 123-124. 24.  Ibid., p. 125.



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reino, desde la puerta de Praga hasta las puertas de Kiev, la gran ciudad, que está al fin de reino. Es país de montes y bosques […] Nadie sale de las puertas de su casa en los días del invierno debido al frío, y allí hay hombres a quienes se les cae la punta de la nariz por intenso frío. Hasta aquí es el reino de Rusia. Y el reino de Francia, que es Sarfat. Desde la ciudad de Auxerre hasta París, la gran ciudad, hay seis jornadas […] Son cumplidores de los preceptos y hospitalarios con todo transeúnte. Son fraternales y amistosos con todos sus hermanos, los judíos. Dios nos bendiga y se apiade de nosotros y de ellos Terminado y completo

Conclusiones Hemos apreciado cómo Benjamín de Tudela relata su viaje a las grandes urbes de su tiempo: hay de forma evidente una selección. Sistemáticamente analiza el número aproximado de días de viajes que transcurren de una comunidad a la más próxima, para calcular la distancia, citando brevemente su gobierno local, riquezas naturales (caza y pesca), principales actividades mercantiles y comerciales de la ciudad; si es una gran ciudad como Alejandría, El Cairo, etc recordará su historia y su relación con el pueblo judío, para pasar a explicar las principales obras arquitectónicas y monumentales, y a continuación hablar de la comunidad judía local en el tiempo que él la visita: número aproximado de almas, principal actividad, relaciones de esta con el gobierno local, autoridades religiosas de la misma. También hará alusión a la seguridad de los caminos, a las vías marítimas (piratas, corsarios y bandidos en general), la orografía… Perci­bimos que introduce en el texto algunas leyendas, que en ocasiones son recogidas como testimonio, al igual que nos habla de zonas las cuales no ha visitado directamente, como China o Ceilán, o cuando comenta la historia del falso mesías David le-Roy25. Es decir, constatamos tres puntos de vista básicos en el Libro de viajes: a) las grandes líneas de la política del mundo cristiano-mediterráneo; b) os relata las principales vías comerciales que unen ese mundo conocido; c) uizás sea el más importante: la situación de las comunidades judías y de esta minoría, desde diferentes puntos de vista, demográfico, político, social y económico, así como su propia situación religiosa en relación con la mayoría: participación en la Corte, ricos comerciantes, pequeños mercaderes, tintoreros, etc., pero también hace alusión a sus grandes rabinos y a los valores típicamente judíos, como la enseñanza religiosa, la devoción, la caridad y la misericordia en la organización comunitaria. 25.  Ibid., p. 103-105.

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Su meta parece ser la de informar a todos aquellos futuros viajeros que se presten a «tomar el camino», de lo que pueden llegar a encontrarse. Tiene el estilo de ciertos manuales científicos en donde el autor ha puesto especial interés en no traslucir sus emociones: busca, en teoría, la objetividad, intentando desmitificar aquellas comunidades lejanas a la península ibérica sobre las que soñaban sus correligionarios. Es el primer libro de viaje que poseemos escrito en hebreo, y por su forma y contenido, la información política social y económica que deja entrever, base para un análisis detallado de las principales comunidades judías en el siglo xii. También se hace eco, aunque de forma indirecta, de leyendas e historias que se contaban en aquellas comunidades. Por su estilo, llegamos a la conclusión que Benjamín de Tudela no parecía movido por motivaciones religiosas al redactarlo. El inicia un género literario, en mi opinión, prácticamente desconocido hasta este siglo en la literatura hispano-hebrea.

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