El léxico específico de los inventarios post mortem conservados en el archivo del Monasterio de Yuso, San Millán de la Cogolla: 1512-1682

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TEMAS, PROBLEMAS Y MÉTODOS PARA LA EDICIÓN Y EL ESTUDIO DE DOCUMENTOS HISPÁNICOS ANTIGUOS

JUAN PEDRO SÁNCHEZ MÉNDEZ MARIELA DE LA TORRE VIORICA CODITA (eds.)

Valencia, 2015

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El léxico específico de los inventarios post mortem conservados en el archivo del Monasterio de Yuso, San Millán de la Cogolla: 1512-1682* José Ramón Carriazo Ruiz CiLengua-Universidad de La Rioja

Mª. Clara Grande López Universidad de La Rioja

1. INTRODUCCIÓN La riqueza del vocabulario de la vida cotidiana registrado en los inventarios de bienes redactados post mortem en el Valle de San Millán de la Cogolla durante el período 1512-1682, en total 51 documentos conservados en el archivo del Monasterio de Yuso de la localidad riojana, nos ha obligado a realizar una selección de los ejemplos. Ante la imposibilidad de comentar todas las formas, acepciones y términos, hemos elegido solo una muestra significativa de cada una de las categorías en las que hemos dividido el léxico específico1:

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Este trabajo forma parte de los resultados del proyecto de investigación “El ajuar doméstico del Siglo de Oro en el Valle de San Millán (La Rioja): estudio filológico de los inventarios de bienes conservados en el Archivo del Monasterio de Yuso” (ref.: icr/rga 2009/01. Programa impulsa), financiado por la Dirección General de Universidades y Formación Permanente, de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de la Comunidad Autónoma de La Rioja. Entendido este no como exclusivo, sino más bien como no general. Dado que discernir lo general de lo que no lo es puede basarse en frecuentes subjetivismos, se impone una referencia objetiva. Por tal suele tenerse el Diccionario de la Real Academia Española en contextos sincrónicos [Mangado/Ponce de León (2007)], p. ej., siguiendo a Casares (1992 [1950]). Nuestra propuesta para esta comunicación es ampliar ese criterio diacrónicamente, para incluir el Tesoro de la Lengua Castellana o Española de S. de Covarrubias y poder construir, de manera fiable y contrastada, el listado de los términos específicos presentes en nuestro corpus documental. Por consiguiente, en este trabajo consideraremos léxico específico de los inventarios de bienes millanenses el que, usado en ellos, no se encuentra registrado ni en el Tesoro de Covarrubias ni en ninguno de los diccionarios académicos en absoluto; o presenta en nuestros textos diferencias de forma o de signifi-

los arcaísmos (de máximo interés para los diccionarios históricos; sobre los conceptos de arcaísmo lingüístico y arcaísmo lexicográfico y su importancia para la lingüística de corpus y la lexicografía histórica, cf. Jiménez Ríos 2010: 48-68), los dialectalismos (presentados a menudo como el principal núcleo de interés de los estudios de léxico específico, cf. Mangado Martínez/ Ponce de León 2007: 11-12), las acepciones no registradas en el DRAE y los términos ajenos a la tradición lexicográfica del español, desde Covarrubias a la Academia. Dado el carácter rural, local, legal y documental de nuestro corpus, no abundan en él otros tipos de particularismos, en terminología de Casares, como pudieran ser tecnicismos (aunque tenemos algún ejemplo aislado, como lanceta “{19} Ítem un estuche pequeño con media dozena de lanzetas y unas {20} tixeras pequeñas y un escarnador”, que el DRAE define como término médico: ‘1. f. Med. Instrumento que sirve para sangrar abriendo una cisura en la vena, y también para abrir algunos tumores y otras cosas. Tiene la hoja de acero con el corte muy delgado por ambos lados, y la punta agudísima’) o vulgarismos (sería muy arduo distinguir si formas como escarnador por descarnador, en el ejemplo anterior, o bueis, en “{12} Un yubo de bueis con su coyunda”, son vulgarismos o dialectalismos o simples variantes gráfico-fonéticas de las correspondientes formas recogidas en los diccionarios y las gramáticas de la Academia como normativas o neutras). En los apartados que siguen, por consiguiente, repasaremos algunas de las voces registradas en nuestro corpus documental y marcadas en los diccionarios académicos como arcaísmos o dialectalismos (con un uso restringido), para pasar después a ejemplificar con algunos términos desconocidos en la tradición académica, bien solo en cuanto a su significado (acepciones no incluidas en el DRAE) o bien en lo que respecta tanto a la forma como al significado (voces no recogidas por la tradición lexicográfica en absoluto).

cado respecto a esos repertorios; o figura en los dichos diccionarios con la misma forma y significado, pero con alguna restricción diacrónica o diatópica.

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2. LÉXICO ESPECÍFICO REGISTRADO EN EL TESORO DE COVARRUBIAS Y EN LOS DICCIONARIOS ACADÉMICOS, PERO CON ALGUNA RESTRICCIÓN DIACRÓNICA O DIATÓPICA 2.1. Arcaísmos En cuanto a los arcaísmos, hemos de distinguir distintos subtipos o categorías de voces consideradas de uso obsoleto por el DRAE: voces o acepciones anticuadas, desusadas y poco usadas. – Acepciones con la marca anticuado o antiguo (abreviada en “ant.”), cuando su última documentación no es posterior a 1500. – Acepciones con la marca desusado (“desus.”), cuya última documentación es posterior a 1500, pero no a 1900. – Acepciones con la marca poco usado (“p. us.”), todavía empleadas después de 1900, pero cuyo uso actual es difícil o imposible de documentar. En este caso, la marca puede responder, más que a un criterio estrictamente cronológico, a otro de frecuencia de uso. Este criterio convierte en casos de máximo interés el de las palabras o acepciones marcadas como “ant.” por los lexicógrafos académicos y recogidas en nuestro corpus, por ser este posterior a 1512. Son cobertor ‘cobertero, tapa’, cócedra y salma.

2.1.1. Cobertor Cobertor está presente en un único ejemplo de nuestro corpus con la acepción anticuada ‘cobertero, tapa’2. {12} Ítem una arcamesa con su covertor de robre {13} de cavida de doce fanegas. (RN8[96v]1599).

Frente a las nueve ocurrencias restantes de la voz, con el sentido de ‘colcha’3.

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3. m. ant. cobertero. [1. m. desus. Cubierta o tapa.]. {24} - Primeramente una sábana de lino randada de azul que la dicha {25} defunta mandó para cobertor del sepulcro de San Millán. (RN0[28v]1579). {27} Ítem un cobertor colorado biejo. (RN6[23v]1594). {34} Ítem un cobertor amarillo andado. (RN14[280r]1609). {1} Ítem dos cobertores colorados andados. (RN16[100v]1613).

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2.1.2. Cócedra Cólcedra aparece en el corpus de estudio con distintas variantes: cócedra, çócedra, cózedra; de las cuales cócedra se registra en el DRAE como voz desusada, por lo tanto con uso entre 1500 y 1900, y remite a un cólcedra, que se da por anticuada (sin uso después de 1500): cócedra: ‘1. f. desus. cólcedra’. cólcedra. ‘1. f. ant. Colchón de lana o pluma. 2. f. ant. colcha’. El Tesoro de Covarrubias trae cólcedra en el cuerpo de la definición de colcha¸ y aporta la forma para apoyar su etimología de colcha y colchón del latino culcita. CORDE proporciona tres ejemplos: uno leonés (1268, Anónimo: Testamento [Documentos de la catedral de León]) y dos en documentos navarros (c 1150, Anónimo: Fueros de la Novenera [Documentos Lingüísticos Navarros] y 1258, Anónimo: Carta de la divisa y testamento que hizo don García Semenez [Documentos notariales. José Mª. Lacarra, Gobierno de Navarra (Pamplona), 1986]), todos de los siglos XII y XIII. En el Libro de Alexandre aparece la forma cócedra (CORDE, s. v.), y en el Arte de Marear de Antonio de Guevara (1539) podemos leer: cócedras de pluma (CORDE), en las Epístolas familiares: cocedra y cocedrón; cocedra, cozedra y coçedra parece la forma más habitual en los testamentos y documentos del siglo XIII (20 ejemplos) y en el XVI [cinco ejemplos, además de los de Guevara, dos en el tratado llamado Fruto de todos los autos contra el mal serpentino de Ruy Díaz de Isla, 1542; uno en el Libro de las confesiones de Pérez, Martín, a. 1500; uno en la anónima traducción del Tratado de cirugía de Tedrico, 1509 y otro más en un inventario de bienes de la Documentación municipal de la cuadrilla de Salvatierra (Álava), de 1522; por lo tanto todos anteriores a 1542, Ruy Díaz de Isla, y a 1543, última fecha de las Epístolas familiares guevarianas]. En nuestro corpus hemos recogido 39 ejemplos, entre 1512 y 1641, aunque ninguno de la variante con implosiva cólcedra. Algunos de los ejemplos son:

{17} Ítem un cobertor de paño colorado con guarnición en amarillo andado. (RN18[97v]1619). {26} Ítem un cobertor de paño amarillo con bibos de colorado andado {27} con algunos piques. (RN18[24r]1620). {13} Ítem un cobertor colorado. (RN19[162v]1622). {20} Un covertor colorado andado. (RN8[96v]1599). {10} colchón y un covertor colorado, andado todo. (RN23[114v]1628).

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{23} - Tres cócedras andadas, las dos razonables. (RN2[58v]1580). {33} Dos cócedras de por hazer. […] {36} Cuatro cócedras nuebas. (RN6[40v]1593). {17} Ítem dos camas de ropa andadas que son {18} dos cócedras muy biejas. (RN8[67r]1599). {22} Dos cócedras nuebas. {23} Otras cuatro cócedras andadas. (RN8[96v]1599) {39} Dos linçuelos d’estopazo biejos, una cózedra {40} bieja rompida. (RN11[42r]1605). {21} Ítem tres cózedras y un cabeçal nuebos. […] {23} Ítem otra cózedra nueba y otras dos {24} andadas. (RN15[131v]1611). {20} Ítem tres cózedras: las dos raçonables y la otra {21} bieja. (RN16[136v]1614). {23} Ítem una cózedra bieja. […] {26} Ítem otra cózedra bieja. […] {29} Ítem una cózedra buena de blanco con listas de co{30}lores andada. […] {4} Ítem otra cózedra blanca con listas andada. (RN18[23v-24r]1620). {15} Ítem declaró tener en Badarán otra cózedra y un rezel {16} de los de su imbentario. (RN20[6r]1623). {17} Ítem una cócedra de lana biexa. {18} Ítem otra cócedra biexa rota de lana. (RN23[82v]1627). {12} y una cócedra viexa listada. […] {17} Ítem una cócedra blanca. (RN23[103r]1626). {12}Ítem una cózedra bieja listada. (RN23[135v]1625). {16} Ítem cuatro cócedras viexas con listas de colores. (RN24[113v]1631). {18} Ítem siete cózedras de lana con sus listas andadas. (RN24[85v]1632).

La situación corresponde estrictamente con la descrita por la marcación académica, pues cólcedra es forma medieval y muy poco frecuente y cócedra (con sus variantes pero sin ) es forma del Siglo de Oro, si bien desaparece de nuestro corpus después de 16414. El dato aberrante, en esta serie, es el de Covarrubias, sin duda motivado por su afán de aproximar la forma a la etimología propuesta, como señalan Corominas/Pascual5, además de por su conocimiento de documentación antigua (hecho subrayado por muchos estudiosos como Seco 1986).

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Frente a la consagrada costumbre de adelantar fechas de documentación respecto a Corominas/Pascual o a CORDE, nosotros habríamos retrasado una fecha de última documentación respecto al corpus diacrónico académico. ‘Colchón’, ant. del lat. culcita ‘colchón’, ‘cojín’. 1ª doc.: 1083. La ac. ‘colcha’ de la Acad. parece fundada en una mala interpretación del texto de Covarr. Es posible que la forma culcitra, con repercusión de la líquida, existiera ya en latín vulgar, pero la fecha muy tardía de las fuentes manuscritas correspondientes no permite asegurarlo. La variante cólcedra que la Acad. prefiere desde Aut. no se halla en los textos a no ser en Covarr., que solo se sirve de ella para justificar su ecuación etimológica colcha culcita, y probablemente será forma meramente supuesta (DECH: s. v. cócedra).

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2.1.3. Salma Por último, aparece en el DRAE como acepción medieval la segunda de la entrada salma: ‘2. f. ant. enjalma. U. en La Rioja y Soria.’, aunque con un añadido diatópico de uso que introduce cierta confusión: se trataría de una voz en desuso en castellano desde 1500 pero con una utilización moderna en La Rioja y Soria. Nuestros documentos sirven para certificar, desde luego, ese empleo riojano en el siglo XVII (hemos recogido ejemplos de 1609, 1616, 1619, 1623, 1626, 1632 y 1639). Covarrubias, s. v. xalma, dice que es ‘Cierta manera de albardoncillo de que usan los moriscos […]. La g mudamos en s, y decimos salma, pero el morisco trueca la s en j, y dice jalma’. Aun conociendo la relación entre los moriscos y las tierras de Soria y la Rioja Baja, principalmente los territorios del Conde de Aguilar y Ágreda (Moreno Ramírez de Arellano 2009), la cronología y la geografía de nuestros ejemplos no servirían para conectar a los moriscos mencionados por Covarrubias con los riojanos. La lexicografía dialectal nos confirma el carácter riojalteño del uso de la voz con esa acepción: ‘f. Jalma para cargar de haces la caballería que se coloca encima de la albarda. Anguiano. echaide. Matute. g. turza’. Posiblemente nos encontramos ante un uso de los moriscos de Castilla que ha quedado reducido geográficamente a la cordillera ibérica riojano-castellana con el correr de los siglos, como apuntan Corominas/Pascual6; sin duda, se trata de una muestra de la estrecha imbricación entre los usos restringidos diacrónica y diatópicamente en la historia de la lengua española. Las acepciones con la marca desusado registradas en el corpus millanense no plantean problemas en cuanto a su cronología; se trata de las voces: aradro, cuchar, recel, tobaja y yubo. Sin embargo, presentan una problemática particular algunas de ellas. En el caso de tobaja, como en el analizado antes de salma, la marcación diacrónica entra en conflicto con la diatópica: ‘1. f. desus. toalla (|| pieza de felpa). U. en Andalucía’. Es muy posible que el análisis pormenorizado del resto de los ejemplos pudiera deparar sorpresas similares en cuanto a su distribución geográfica. Tampoco deberían plantear problemas aquellas voces o acepciones en vías de desaparición, marcadas en el diccionario académico con la abreviatura

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‘Del antiguo y dialectal salma, procedente del lat. vg. salma, lat. sagma, íd. que a su vez se tomó del gr. Aut. dice que aquélla [ensalma] ya no se usaba y por otra parte cita una variante xalma. Hoy todavía dicen salma en Salas (Burgos)’ (DECH: s. v. enjalma).

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“p. us.”, pues su presencia en la documentación riojana no aporta ningún dato que pueda entrar en contradicción con los recogidos en los repertorios académicos acerca de su vigencia. Son las siguientes: almadraque, devantal, halda y ruan. No obstante, en los casos de devantal y halda es muy posible que nos hallemos ante simples variantes, quizás vulgarismos o localismos7, de las correspondientes delantal y falda, términos con los que el DRAE define por sinonimia. Frente a almadraque, arabismo8 reemplazado en el uso moderno por cojín (palabra que encabeza la definición académica) y que es, por tanto, un auténtico término sometido a proceso de obsolescencia debido a su reemplazo por una forma más moderna (un catalanismo bajomedieval según el DECH)9, la voz ruan presenta una obsolescencia que se relaciona más con el producto (un tipo de tejido), que con el uso lingüístico en sí. En ese caso, en la entrada correspondiente del DRAE (‘1. m. p. us. Tela de algodón estampada en colores que se fabrica en Ruan, ciudad de Francia.’) sería esperable encontrar el verbo de la definición en pasado y prescindir de la abreviatura, como se hace en otros casos. En efecto, el diccionario académico aún contiene otra categoría de términos que podrían considerarse arcaicos, si bien su obsolescencia se refiera más bien a la calidad de anticuado de los designata que a su poco uso en la lengua. Estas voces, definidas como “antiguas” o mediante un verbo en pasado, que indicaría precisamente la obsolescencia del designatum, poseen un uso restringido a textos históricos o arqueológicos, y por tanto tienen un carácter arcaico sui generis. En nuestros documentos encontramos abundantes tér-

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“…de igual modo que se establecen restricciones para evitar el aflujo ilimitado de extranjerismos, vulgarismos, tecnicismos, etc., hay que poner un torniquete para que no se entren promiscuamente y en tropel localismos de toda laya, entre los que pululan barbarismos inaceptables, términos excesivamente plebeyos y formaciones ocasionales sin arraigo ni difusión en el propio lugar en que nacieron” (Casares 19923 [1950]: 300). Pottier (1948/1949: 142) identifica la forma devantal como aragonesa medieval: la documenta en 1390 y la explica como ‘tablier, devant d’autel orné d’écussons’; en nuestros documentos aparece siempre con la primera de estas dos acepciones. Delantal (cast.) s. v. delante. Devantal aparece en Covarrubias y Autoridades. Hoy todavía en Cuba. Delantero, tomado del cat. davantal íd., derivado de devant ‘delante’. Existe también en oc. davantal, pero la vacilación en el vocalismo revela procedencia catalana. ‘Colchón para cama o para sentarse en el suelo’, del hispanoárabe *matráh, ár. mátrah ‘colchón, especialmente el que se echa al suelo para sentarse encima’, de t-r-h ‘echar’. 1ª doc. h1250 (DECH: s. v. almadraque). Para una clasificación de los arcaísmos y su caracterización respecto a los procesos de sustitución léxica, véase Carriazo Ruiz/Giménez Eguíbar (2010).

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minos de esta clase como serían, por poner solo dos ejemplos, arcabuz ‘Arma antigua de fuego, con cañón de hierro y caja de madera, semejante al fusil, que se disparaba prendiendo la pólvora del tiro mediante una mecha móvil colocada en la misma arma’ (DRAE) y vara ‘Medida de longitud que se usaba en distintas regiones de España con valores diferentes, que oscilaban entre 768 y 912 mm.’ (DRAE).

2.2. Dialectalismos En cuanto a las voces marcadas diatópicamente, de gran interés para la historia de la lengua, hemos distinguido dos grupos entre los términos presentes en el corpus de estudio y recogidos en el DRAE con alguna marca geográfica: los riojanismos y los términos con otras marcas geográficas.

2.2.1. Riojanismos El grupo más importante a primera vista podría parecer el de los riojanismos, que servirían para definir el corpus desde un punto de vista lexicológico y dialectal. Al tiempo, la presencia de voces marcadas lexicográficamente como de uso riojano en un corpus documental de las características del propuesto no supondría, en principio, ninguna novedad, sino que vendría más bien a confirmar y ratificar la información ofrecida en los diccionarios. Así, la ocurrencia de las voces cestaño, marragón, teña y salma, ya mencionada, en los inventarios de bienes millanenses avalaría su carácter riojano y lo proyectaría hacia atrás en el tiempo. Veamos cada caso individualmente.

2.2.1.1. Cestaño El DRAE define cestaño como: ‘Rioja. canastilla (cesta de mimbres)’. En nuestro corpus hemos recogido los siguientes ejemplos: {13} Ítem otro zestaño blanco biejo. (RN18[25r]1620). {33} Ítem una zesta de mimbres coladera y un zestaño y una pequeñita. (RN19[162v]1622). {16} Ítem un zestaño de mimbres. (RN23[136v]1625).

El Diccionario de riojanismos (2011) nos informa de que el cestaño es una ‘Canastilla, cestilla de mimbres. Rioja. DRAE. // 2. Canasto pequeño de mimbre, empleado para hacer quesos. Anguiano. echaide. // 3. Cestilla de mimbres utilizada para guardar objetos menudos de uso doméstico. jiménez’. 756

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El Tesoro de Covarrubias no trae la voz, y en los diccionarios académicos está desde Autoridades, donde ya se decía: ‘Lo mismo que canastillo. Qualquier cesta pequeña o mediana, sin asa. Es voz de la Rioja’. En este caso, resulta muy curioso que CORDE no contenga ningún ejemplo, por lo que nuestra aportación en este caso resultaría relevante.

2.2.1.2. Marragón Más fácil resulta el análisis de marragón, pues se trata de una voz monosémica, de acuerdo con el DRAE, que define la única acepción como riojanismo: ‘Rioja. jergón (colchón de paja)’. Los ejemplos de los textos millanenses presentan claramente ese significado: {11} Ítem un marragón de cama muy biejo con un {12} caveçal labrado de açul y colorado. (RN13[19r]1616). {13} Un marragón d’estopaço biejo. (RN13[245r]1616). {6} Ítem dos marragones. (RN14[316v]1609). {19} Ítem dos marragones d’estopa biejos. (RN18[25r]1620). {5} Ítem un marragón biejo. […] {18} Ítem un marragón biejo. (RN19[162v]1622). {9} Ítem un marragón de estopaço biejo y una manta pa{10}xera de estopa y un colchón biejo con su lana (RN20[6v]1623). {8} Ítem una cama de nogal con medios mástiles torneados {9} y en ella un marragón y un colchón con su lana anda{10}do y dos linçuelos andados de a dos piernas y media. (RN23[114r]1628). {9} Más en la cama de abaxo un marragón y un {10} colchón y un covertor colorado, andado todo. (RN23[114v]1628). {17} Ítem un marragón biejo de cáñamo. (RN23[136r]1625). {31} Ítem dos marragones d’estopaço nuebos. (RN23[138r]1625). {13} Ítem un marragón viexo. (RN25[121v]1639). {15} Un marragón bueno y otro biexo. (RN29[38r]1679).

Covarrubias desconoce la voz, lo que quizás explicaría que no aparezca en el DRAE hasta 1925, donde se define ya como riojanismo. El Diccionario de riojanismos (2011) nos informa de que es un ‘Jergón de paja, hierba y hoja y sin bastas’. Rioja. DRAE. A la vista de nuestros ejemplos, podríamos puntualizar que, en el siglo XVII y en el Valle de San Millán al menos, podía ser de estopazo, estopa, lana y cáñamo. De hecho, el término márraga, con el que evidentemente está emparentado, designa un tipo de lana basta, como la que se usaba para rellenar los jergones, también llamada márfega y marga: ‘Jerga

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que se emplea para sacas, jergones y cosas semejantes, y antiguamente se llevó como luto muy riguroso’, según el DRAE10.

2.2.1.3. Teña El último riojanismo lexicográfico presente en los documentos millanenses que aportamos como ejemplo es teña11, que el DRAE define en su única acepción como ‘Rioja. tinada (cobertizo)’. Los ejemplos en el corpus no dejan, en este caso, lugar a dudas sobre su sentido: {23} Ítem una teña de verozo que está en frente de las {24} dichas cassas dentro d’ella paja. (RN19[112r]1622). {24} Ítem una teña cubierta de beroço con una era de trillar pan en el dicho {25} Lugar del Río, surco de erederos de Diego López; es en Valdebenez. (RN22[28r]1627).

Covarrubias tampoco trae esta voz, y en la tradición académica no aparece hasta 1925, cuando se define como ‘pocilga’. A la vista de nuestro primer ejemplo, parece que se trata más bien de un granero o cobertizo porque se guarda paja en ella. En el Manual de 1927, los lexicógrafos académicos amplían la definición, añadiendo cochiquera. En 1936 se produce un nuevo cambio, esta vez se define como ‘Tinada, pocilga’, sinónimos que se mantienen en 1939, 1947 y 1956. Los Manuales de 1950, 1985 y 1989 mantienen la definición del 27. En 1970 aparece un nuevo sintagma definitorio, esta vez descriptivo: ‘Cobertizo para el ganado menor y para otros animales’, donde sigue prevaleciendo el sentido pecuario, que permanece en 1984. En 1992 ya encontramos ‘tinada, cobertizo’, como en la actualidad. Según el Diccionario de riojanismos (2011) se trata de ‘Pocilga. Anguiano. echaide’. Las dos ocurrencias recogidas en el corpus de estudio, sobre todo si atendemos a la cubierta vegetal descrita, más que a sus posibles usos (que no están nada claros en nuestros textos), parecen tener más que ver con los términos teñada y teñado, definidos respectivamente como: ‘Cabaña con cubierta de centeno cosida para guardar el ganado. Najerilla’ y ‘Cabaña con cubierta de centeno

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Véase Garmendia Larrañaga (2007). Y a propósito de márraga, véase también Gómez Seibane et al. (2008). ‘Cobertizo’, ‘montón de leña’, derivado del dialectal teña o tiña íd. y éste tomado por vía semiculta del lat. tigna ‘vigas’, ‘materiales de construcción’, pl. de tignum. 1ª doc.: tenada, 1245. La voz primitiva solo puedo documentarla en dialectos modernos: arag. tiña ‘cobertizo para proteger el ganado’, rioj. teña ‘pocilga’, guadalaj. y sor. taina ‘cobertizo para el ganado’ y la variante tena sin localizar en la Acad. (DECH: s. v. tinada o tenada).

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cosida para guardar el ganado. Najerilla. pastor. // 2. Corral con techo de paja. Cameros. elías-muntión’.

2.2.2. Otros dialectalismos Sin duda, las principales aportaciones del corpus manejado a la lexicografía histórica académica podrían venir de aquellas voces regionales que, a pesar de estar marcadas como tales en el DRAE, no traen entre sus identificadores el de términos de uso riojano. Así, en los ejemplos anteriores relativos a teña, aparecía la forma verozo y beroço, que bien podemos identificar con berozo12. El DRAE define esta voz como un coloquialismo propio de Álava, y lo define mediante su sinónimo brezo. A la vista de los ejemplos que aportamos más arriba, estaba también en uso en el Valle de San Millán en la primera mitad del siglo XVII. Precisiones de índole similar se pueden hacer a las entradas cambizo, faldar e irasco; veámoslas con detalle.

2.2.2.1. Cambiz, canvis En el corpus se registran estas dos ocurrencias de cambiz y canvis: {25} - Una cambiz; y unas tixeras de sastre (RN2[59v]1580). {21} Ítem una canvis para tri{22}llar biexa. (RN23[104v]1626).

El objeto mencionado junto a las tijeras en el primer ejemplo es difícil de identificar, pero el escribano, en el segundo, explica que se trata de un instrumento para trillar. En virtud de esta identificación, podemos suponer que estamos ante una variante de cambizo13, que el DRAE define como ‘Ext., León, Sal. y Zam. Timón del trillo’. De ser acertada esta tipificación, se trataría de una forma aislada de la zona leonesa atribuida por el DRAE al uso de la voz.

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Del hispanolatino *broccius, y éste del célt. *vroicos. El grupo vr-, también inusitado, se adaptó ora en br-, ora intercalando una vocal entre los dos elementos: *verocius. De éste salió la forma semivasca, alavesa y riojana berozo, y la navarra beruezo (DECH: s. v. brezo). ‘Pieza encorvada que forma parte del arado’, ‘pina, trozo de madera de las ruedas’, ‘cada una de las nesgas que se ponían a las capas para que resultaran redondas, o los pedazos de tafetán con que se hacían los mantos de las mujeres’. Del céltico *cambos ‘curvo’. 1ª doc. de la 1ª ac. inventario aragonés 1369. León: cambizo. Zamora, cambón ‘cama del arado’. Derivado: cambiza (Salam.) ‘trozo de madera encorvado que se ata al yugo para hacer la limpia del grano’ (DECH: s. v. cama II).

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Tanto del Diccionario de riojanismos como el Tesoro de Covarrubias desconocen el término en cualquiera de sus variantes.

2.2.2.2. Faldar El DRAE define faldar en su segunda acepción (la primera es ‘una parte de la armadura’) como: ‘Cuen. Delantal que usan las mujeres’. El Diccionario de riojanismos define la voz como: ‘En las basquiñas, pedazo de tela de una tercia de ancho con las que se forran alrededor del extremo que cae el suelo para refuerzo de la tela principal. goicoechea’. Ese parece ser el sentido precisamente con el que se registra la voz en los ejemplos del corpus manejado: {16} Una saya enrojada con un faldar amarillo {17} andada. {18} Otra saya azul con un faldar berde {19} andada. (RN13[77r]1608). {3} Ítem otra saya de paño berde bieja con faldar colorado biejo. (RN18[24r]1620). {6} Ítem una saya açul biexa {7} con faldar verde. (RN23[103r]1626). {4} Ítem una saya de paño de palmilla clara con faldar berde {5} y bocací colorado buena. {6} Ítem otra saya de palmilla oscura con faldar berde {7} y bocací colorado buena. {8} Ítem otra saya de paño berde con faldar açul andada. {9} Ítem otra saya de paño berde sin faldar con bocací colorado. (RN23[138r]1625).

En este caso, por tanto, no nos encontraríamos tanto ante una marca excesivamente restringida, sino ante una acepción no incluida en el DRAE, por lo que este ejemplo podría pasar a la sección siguiente.

2.2.2.3. Irasco Por último, para ejemplificar la importancia de estudios como el que llevamos a cabo para la ampliación del corpus lexicográfico académico, hemos seleccionado el vasquismo irasco por su carácter paradigmático. Según el DRAE, esta designación del ‘macho cabrío’ es propia de Álava, Aragón y Navarra. En nuestro corpus se menciona una única vez, pero el sentido parece claro: {21} Ítem tres cabras y dos irascas y una cabrita d’este año. (RN22[81v]1626).

Ni Covarrubias ni el Diccionario de riojanismos recogen la voz, sea en su forma masculina, la de DRAE, o terminada en -a, como la del documento de 1626 aducido. Tratándose de un vasquismo presente en Álava, Aragón y Navarra parece perfectamente plausible que haya tenido un uso en La Rioja a lo largo de la historia, y por lo tanto no es sorprendente que lo encontremos en la documentación millanense.

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3. LÉXICO ESPECÍFICO QUE PRESENTA EN NUESTROS TEXTOS DIFERENCIAS DE SIGNIFICADO RESPECTO AL VOCABULARIO REGISTRADO EN EL TESORO DE COVARRUBIAS Y EN LOS DICCIONARIOS ACADÉMICOS Aunque en un principio habíamos planteado analizar las diferencias formales, en este segundo apartado vamos a centrarnos en aquellas acepciones no incluidas en el DRAE ni recogidas por Covarrubias, correspondientes a formas que sí tienen entrada en esos repertorios. Serían casos como el de faldar, comentado más arriba, o los de arpa, barco, copal, jubillo y sortija.

3.1. Arpa Covarrubias explica harpa como ‘Instrumento de cuerdas conocido, que se tañe hiriendo las cuerdas con ambas manos en la forma que se ponen en el juego o teclas del monacordio o órgano’. El DRAE define arpa así: ‘1. f. Instrumento musical de forma triangular, con cuerdas colocadas verticalmente y que se tocan con ambas manos. 2. f. Méx. Caballo flaco’; y en harpa remite sencillamente a arpa. Los ejemplos recogidos en los inventarios millanenses no tienen nada que ver con estos sentidos: {20} Ítem una arpa de hierro. (RN15[132v]1611). {26} Ítem una arpa de hierro y dos açadones de los del imbentario. (RN20[6r]1623). {15} Dos arpas de hierro. (RN27[39r]1671). {5} Una arpa de hierro. (RN29[38r]1679).

Se podría pensar que el significado de las voces riojanas esté más próximo al de arpón: ‘Instrumento que se compone de un astil de madera armado por uno de sus extremos con una punta de hierro que sirve para herir o penetrar, y de otras dos que miran hacia el astil y hacen presa’, aunque la descripción como un objeto metálico y su situación en los textos, junto a otros aperos de labranza, acercan más el sentido a los recogidos en el Diccionario de riojanismos: ‘Palo rematado en tres púas de hierro un poco encorvadas que se emplea para cargar o descargar basura. (Badarán, Ojacastro). goicoechea. frago. // 2. Especie de azada de tres puntas. (El Villar de Arnedo)’. El arpa de los documentos sería un tipo de horca en su cuarta acepción del DRAE: ‘Palo que remata en dos o más púas hechas del mismo palo o sobrepuestas de hierro, con el cual los labradores hacinan las mieses, las echan en el carro, levantan la paja y revuelven la parva’, o quizás solo la parte metálica de dicho instrumento.

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3.2. Barco El DRAE consigna cuatro acepciones en la entrada barco, de las cuales solo la tercera parece tener alguna relación, aunque problemática, con los ejemplos que podemos leer en los textos de San Millán: ‘El Salv. y Hond. Recipiente hecho de madera o de calabaza ahuecada que se usa para contener líquidos’. En efecto, los inventarios utilizan la forma barco para referirse a un recipiente, situándolo siempre entre la vajilla de plata: {10} Ítem una taça de plata. {11} Ítem un barco de plata. {12} Ítem una porzelana de plata. (RN13[15v]1616). {39} Ítem un barco de plata. {h 114v} {1} Ítem una tassa de plata llana andada. {2} Ítem un basso conchado de plata sobredorado {3} qu’está empeñado en poder de Pedro Badrán clérigo {4} por ochenta reales. (RN23[114r]1628). {6} Cuatro cucharas de plata y un tenedor. {7} Un barco de plata escaroleado. {8} Tres camas de cordel. (RN27[39r]1671).

Evidentemente se trata de un recipiente, como el de la tercera acepción del DRAE que describe un uso centroamericano, pero está claro que en La Rioja del siglo XVII sirve para designar un contenedor de plata. Ni Covarrubias ni el Diccionario de riojanismos conocen esta voz (de hecho, en el Tesoro es una pista perdida, pues aparece “varco. Vide supra Barco”, pero esta entrada no existe).

3.3. Copal La voz copal es muy común en nuestros documentos, registrada al menos 27 veces. Algunos de los ejemplos son estos: {2} Ítem otra arca de aya de otras cinco fanegas sin zerradura. {3} Ítem otra arca de cavida de cuatro fanegas de aya sin copal ni ze{4}rradura. {5} Ítem otra arca de otras cuatro fanegas bieja de aya con zerraja {6} y sin llave. (RN19[120r]1622). {5} Ítem una arca de aya de cavida de diez y siete fanegas {6} con su zerradura. {7} Ítem otra arca de diez a doze fanegas bieja sin copal. {8} Ítem otra arca de aya de asta siete fanegas sin copal. (RN20[2r]1623). {13} Ítem una arcamessa grande vuena {14} con su cerradura y llave. {15} Ítem una arca de aya buena sin {16} copal. {17} Ítem otra arca biexa de aya {18} sin copal. {19} Ítem otra arca de aya buena {20} con su copal sin cerraxa ni llave. {21} Ítem un arcas de robre buena {22} sin copal. (RN23[102v]1626).

Parece una designación de la cubierta o tapa del arca. El DRAE no trae esta acepción en la entrada correspondiente a copal: ‘1. adj. Se dice de una resina casi incolora, muy dura y sin olor ni sabor, que se emplea en barnices duros de buena calidad. U. t. c. s. m. 2. m. Nombre común a varios árboles de la 762

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familia de las Burseráceas, de los cuales se extrae la resina del mismo nombre. En México se usa para sahumar templos o casas’. Evidentemente, la forma registrada en los textos riojanos no tiene nada que ver con este préstamo del nahua copalli. No se trataría, en este caso, de una nueva acepción, sino más bien de insertar una nueva entrada, un homófono del americanismo mencionado. El término se recoge en el Diccionario de riojanismos con un significado no exactamente correspondiente al que hemos reseñado para los textos millanenses: ‘Madera de la misma forma y dimensiones que las capazas que se coloca sobre ellas para prensar su contenido en la prensa hidráulica (Arnedo) goicoechea’.

3.4. Jubillo ‘ovillo’ Los ejemplos del corpus no dejan dudas acerca del sentido de jubillo en los documentos millanenses: Cuatro ma{39}dexas de lana amarillas, cinco jubillos de lana colorados (RN1[72r]1512). {6} Tres jubillos de ilo de lana y otros tres de ilo {7} de cabezas de lino. (RN6[25r]1594). {12} Ítem seis jubillos pequeños de cáñamo debanados {13} y una madexa de lo propio. (RN23[83r]1627).

Ni Covarrubias ni el Diccionario de riojanismos aportan información sobre el término jubillo. Pottier (1948-1949: 166) identifica la forma jovillo en 1402, en un documento aragonés, y la explica como ‘peleton de laine ou de line; castellano ovillo’. El Diccionario aragonés de Andolz (1984: 164) define jubillo como ‘Novillo. Corrida del toro de ronda o de esos que con las astas encendidas se sueltan por la noche en los pueblos’. El DRAE, que trae esta voz como monosémica, la define así: ‘Toro de fuego (el que lleva en las astas bolas encendidas)’. Para los lexicógrafos académicos se trataría de un diminutivo de jubo, ‘yugo’; en nuestra opinión, la historia de la voz podría entenderse mejor partiendo de jubillo, del latín globellus, con el sentido de ‘ovillo’, ‘bola o lío que se forma devanando hilo de lino, algodón, seda, lana, etc.’, sentido a partir del cual, mediante derivación metafórica por sinécdoque, se pasaría al de ‘toro embolado’ o ‘toro de fuego’.

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3.5. Sortija La voz sortija tiene en el DRAE cinco acepciones, aunque ninguna corresponde con el sentido que muestra el plural sortijas en el corpus analizado. Algunos de los ejemplos de nuestro corpus son estos: {23} Tres cubas: una de cavida de treinta, otra {24} de veinte, otra de diez. {h 245v} {1} Dos aradros con sus rejas y sortijas. {2} Un yugo de mulas con sus aderezos. (RN13[245v]1616). {15} Un açadón, dos achas de hacer leña andados. {16} Dos yugos de bueis con sus coyundas an{17}dados. {18} Un aradro con su reja y sortijas. {19} Otra reja de aradro y sortijas. (RN18[131v]1619). {16} Ítem siete gallinas grandes y pequeñas; y un pollo. {17} Ítem un aradro con su reja y sortixas. {18} Ítem un yugo con sus coyundas y melenas. {19} Ítem una acha de azer leña. (RN19[112r]1622). {12} Ítem dos achas de azer leña. {13} Ítem dos aradros con sus rejas y sortixas. {14} Ítem dos yugos: uno de bueyes, otro de mulos. {15} Ítem un trillo de nogal andado. (RN19[120v]1622).

Se trata evidentemente de la vilorta: ‘Cada una de las abrazaderas de hierro, dos por lo común, que sujetan al timón la cama del arado’, lo cual sería evidente por el uso en plural que muestran los textos. Es, además, una acepción documentada en aragonés: ‘(Salvatierra, Sigüés) Belorta, vilorta, abrazadera del arado’, (Andolz 1984: 262, s. v. sortija).

4. TÉRMINOS ESPECÍFICOS El conjunto de voces más interesantes, por su aportación a la historia del léxico español y de la lexicografía histórica, entre las contenidas en la documentación aurisecular y que hemos clasificado como léxico específico de los inventarios de bienes millanenses, son aquellas no registradas ni en el Tesoro de Covarrubias ni en ninguno de los diccionarios académicos, pues son las que podemos denominar con propiedad términos específicos: únicos tanto en cuanto a su forma, como en cuanto a su significado. Hemos seleccionado las siguientes como muestra: almuzela, cocino, estopazo, falsín y leguado.

4.1. Almuzela Almazuela no aparece ni en el DRAE, ni en Covarrubias, aunque tiene un uso muy común en la sincronía riojana. El Diccionario de riojanismos la define así: ‘Labor realizada originalmente uniendo retales o telas viejas para elabo764

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rar superficies mayores. La composición de estas telas recuperadas permite la creación de colchas, principalmente, y otras ropas para el hogar. También muestras. // 2. Cobertor o colcha hechos con trozos cosidos de diferentes telas formando dibujos geométricos. Cameros. elías-muntión’. En los inventarios millanenses hemos recogido estos tres ejemplos: {43} tres almadraques e un par de colchas, un par de almuzelas, un par {44} de vancales de arboleda (RN1[32r]1513). una almuzela de colo{21}res andada […] {38} una fraçada de cama blanca andada y rom{39}pida por dos partes; una almuzela de ca{h 85r}{1}ma de colores muy bieja y rompida (RN11[84v]1607). {11} Ítem una almuzena con su lana andada. (RN23[114r]1628).

Se trata de un arabismo conocido y antiguo en la historia del idioma: almuzela, almazuela, almuzena (‘especie de alfombra’, ‘cobertor de cama’, del ár. musállà ‘alfombra para rezar encima’, derivado de sállà ‘rezar’. 1.ª doc. 938. DECH: s. v. almozalla)14.

4.2. Cocino El DECH, s. v. cuezo, explica la forma cocinu (Santand.) como: ‘Especie de dornajo o artesa’ y ‘Tronco de árbol ahuecado para dar de comer a los cerdos’. Con este sentido la encontramos en CORDE, con ejemplos de José Mª. de Pereda: “respingando como piaras de cerdos que huelen el cocino al salir de la pocilga” (Sotileza, 1885-1888), “se levantó del cocino de repente” y “sólo esperaba a tomar resuello sentado sobre el cocino de picar escajos” (La puchera, 1889). Corominas/Pascual toman la definición de García Lomas, que trae algo más de información, además del ejemplo de Sotileza que nosotros hemos recogido de CORDE: ‘Especie de dornajo o artesa, generalmente construida de un tronco de árbol ahuecado en su longitud, que sirve para dar de comer a los cerdos. En Pas se amplía el uso al ganado vacuno’. La lexicografía riojana abunda en este sentido de ‘comedero de cerdos’. En el Vocabulario riojano leemos ‘m. Comedero de los cerdos hecho de un tronco delgado de árbol y vaciado. [Común]. En Rioja llaman así a un madero clavado en forma de artesilla que sirve en las casas para echar de comer a los cerdos. (Echavarría, Diccionario). Un inventario de Nájera, año 1849, reseña: “Un

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‘Tapiz, cobertor’ y almorsela ‘jergón’: del and. almuzala ‘tapiz de plegaria’ y éste del cl. musallà ‘lugar para rezar’. La alteración final se deberá a metanálisis del sufijo dim. rom. [Corriente 2003, s. v. almoçala, almozala, almoçall(i)a, almo/uzalla y almuçalla y almucella].

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cocino, un torollo, una reja, una albarda, una sasma y media soga, 38 reales”. // Recipiente, generalmente de piedra, que sirve de comedero de los cerdos. [Ojacastro]’. Por otra parte, en el Diccionario de riojanismos vemos ‘m. Comedero de los cerdos hecho de un tronco delgado de árbol y vaciado. (Ojacastro). goicoechea. Ojacastro. merino. // 2. Recipiente, generalmente de piedra, que sirve de comedero de los cerdos. // 3. Cajón para lavar en el río. (Cervera)’. Y, finalmente, en el Tesoro léxico de las hablas riojanas: ‘1. Lugar donde se echa la comida a los cerdos. [Badarán, Matute]. 2. Recipiente generalmente de madera o tronco excavado donde se echa la comida a los cerdos. [San Millán de la Cogolla, Hervías, Ojacastro, Quintanar de la Rioja, Santo Domingo de la Calzada, etc.]. 3. Recipiente rectangular de madera utilizado en la colada y que presenta patas desiguales para originar la conveniente inclinación hacia delante y mantener el agua en la parte más baja y así lavar y enjabonar la ropa. [Rincón de Soto, Los Cameros, Cervera del Río Alhama, Aldeanueva del Ebro]. 4. Cajón para lavar en el río. [Cervera del Río Alhama]. 5. Recipiente donde se prepara el yeso. 6. Abrevadero, pilón de agua. [Los Molinos de Ocón, Pazuengos]’. Aparece en, al menos, 15 ocasiones en nuestros documentos. Estos son los ejemplos: {32} Cuatro cocinos de palo mayores e menores e otro coçino de salze que [ilegible] (RN1[72v]1512). {15} Ítem un cajoncico de pino digo arca con el copal {16} desecho muy bieja en la cassa de arriba. {17} Ítem un cocino grande en la cassa de arriba {18} en que se salgava la carne. (RN13[20r]1616). {23} Dos açadillas y una acha y una hoz de {24} podar andado. {25} Una media anega, tres cocinos, dos {26} cestas blancas, una grande otra peque{27}ña. (RN13[77v]1608). {20} Tres cocinos. (RN13[245v]1616). {31} Ítem tres comportas: la una muy bieja. {h 132v} {1} Ítem un cocino largo e otros tres de {2} aya muy biejas. (RN15[132v]1611). {17} Una cuva de tener bino viexa {18} de cavida de veinte cántaras. {19} Siete cocinos de diferentes made{20}ras. {21} Un argadillo todo con su pie de madera. (RN18[113v]1619). {10} Cuatro cocinos de aya y robre. (RN18[181r]1619). {33} Ítem tres pies de robre. {34} Ítem cinco cocinos: los cuatro de {h 121r} {1} robre, uno de salze. {2} Ítem los estiércoles. (RN19[120v]1622). {16} Ítem cuatro cocinos en la cavalleriza. {17} Ítem dos salmas y dos albardones y el una albardón {18} y salma dixo Ernando de Villar ser suyo. (RN20[7v]1623). {12} Ítem un cocino de aya viexa. (RN23[73v]1626). {5} Ítem cuatro cocinos de comer {6} cavalgaduras andados. (RN23[104v]1626). {21} Ítem tres cozinos. (RN14[317v]1609).

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{8} Ítem seis cozinos de aya y de salze. (RN18[25v]1620). {4} Ítem un cozino en que se salga la carne. (RN20[7v]1623).

A la vista de estas ocurrencias parece ser un recipiente, bien grande o más pequeño, y casi siempre de madera (“de palo”, “aya”, “robre”, “salze”, “de diferentes maderas”); resulta, de acuerdo con estos ejemplos, que se fabricaría mayoritariamente con madera, en contra de lo afirmado en la segunda acepción del Vocabulario de Goicoechea: ‘Recipiente, generalmente de piedra, que sirve de comedero de los cerdos’ y en el Diccionario de riojanismos: ‘2. Recipiente, generalmente de piedra, que sirve de comedero de los cerdos’. Respecto a su uso, parece difícil precisar si se emplearía como comedero de cerdos, como indican el Vocabulario de Goicoechea, Diccionario de riojanismos y el Tesoro de Pastor Blanco, o para lavar u otros usos, como apuntan el Diccionario de riojanismos [‘3. Cajón para lavar en el río. (Cervera)’] y el Tesoro de Pastor Blanco (‘3. Recipiente rectangular de madera utilizado en la colada y que presenta patas desiguales para originar la conveniente inclinación hacia delante y mantener el agua en la parte más baja y así lavar y enjabonar la ropa. [Rincón de Soto, Los Cameros, Cervera del Río Alhama, Aldeanueva del Ebro]. 4. Cajón para lavar en el río. [Cervera del Río Alhama]. 5. Recipiente donde se prepara el yeso. 6. Abrevadero, pilón de agua. [Los Molinos de Ocón, Pazuengos]’). A este propósito, las ocurrencias más aclaratorias del significado serían las que nos dan los ejemplos: {5} Ítem cuatro cocinos de comer {6} cavalgaduras andados. (RN23[104v]1626). {16} Ítem cuatro cocinos en la cavalleriza. {17} Ítem dos salmas y dos albardones y el una albardón {18} y salma dixo Ernando de Villar ser suyo. (RN20[7v]1623).

Se trata, por tanto, de un comedero para el ganado. Aunque resulta difícil precisar si se usaría también para los cerdos, lo que aparece claramente en los inventarios millanenses es que se utilizaba para las cavalgaduras. Tampoco recoge ninguno de los diccionarios de riojanismos consultados el uso del cocino para la elaboración de la chacina, específicamente presente en dos de nuestros ejemplos: {15} Ítem un cajoncico de pino digo arca con el copal {16} desecho muy bieja en la cassa de arriba. {17} Ítem un cocino grande en la cassa de arriba {18} en que se salgava la carne. (RN13[20r]1616). {4} Ítem un cozino en que se salga la carne. (RN20[7v]1623).

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4.3. Estopazo, estopaço, estopaso, estopasso Es un término muy frecuente, aparece en, al menos, 36 ocasiones en nuestros documentos. Estos son algunos ejemplos: {26} una manta listada de cáñamo muy bieja y {27} rompida; un cavezal de cama muy biejo y {28} rompido; un linzuelo de estopazo nuebo; {29} otro linçuelo de estopazo muy biejo y rom{30}pido; una sábana de lino nueva de dos {31} piernas y media; otra sábana de lienço de {32} lino de dos piernas y media nueba; otra sá{33}bana de lienço delino nueba de tres piernas… (RN11[85r]1607). {5} Ítem un volante andado arrodeado en una figura de [ilegible] {6} Ítem cuatro talegones d’estopaço andados. {7} Ítem seis costales d’estopaço andados. {8} Ítem cinco receles de cuchillos y colores buenos. (RN15[131v]1611). {10} Una sobremesa de lana de colores {11} andada de cerca de cuatro varas. {12} Un talegón, digo dos talegones, d’estopaso {13} andados. {14} Una talega viexa e rota. (RN18[113r]1619). {28} Ítem unas faldas de camisa d’estopasso. {29} Ítem un costal viexo. {30} Ítem un linçuelo andado d’estopasso. {31} Ítem otro costal andado. (RN24[113r]1631).

CORDE proporciona ocurrencias medievales de las variantes estopazo (ocho ejemplos en tres documentos: Fuero de Cáceres, c. 1234-1275; Baena, Juan Alfonso de: Poesías [Cancionero de Baena], 1406 a 1435; y seis en inventarios de bienes de la Documentación municipal de la cuadrilla de Salvatierra, 1522) y estopaço (1242, una única aparición en el Fuero de Usagre, Badajoz, 1242-1275). El DECH, s. v. estopa, afirma que se encuentra en inventarios aragoneses de 1362 y 1365; y la define como ‘Estopazo, tela hecha de estopa’. El Diccionario aragonés trae la siguiente definición: ‘sust. masc. (Ansó) Lienzo fuerte’. Gómez Seibane et al. (2008: 217) comentan este término en su artículo sobre los nombres de tejidos en documentos vizcaínos, a partir de un documento de Orduña (1505). Por todo ello, resulta llamativo que estopazo esté ausente de la lexicografía riojana, de modo que su documentación en nuestro corpus viene a reconstruir un continuum dialectal que en los Siglos de Oro debía unir Vizcaya y Álava con Aragón a lo largo de las riberas del Ebro.

4.4. Falsín, falsines Solo encontramos falsines en CORDE (un solo caso): Mas di a Melgar el pintor por pintar los candeleros mill maravedis… Mas di a Pedro de Azpetia tres rreales por trezientos clabos que se llaman falsines… Mas di a Gorge Brabo tres rreales por vn caliz de plomo para Quincozez (documento de Santo Domingo de la Calzada, 1493-1564).

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Como vemos en el ejemplo, es voz altorriojana y medieval, sinónimo de clavo. Sin embargo, se trata de un término desconocido para la lexicografía riojana. Su ocurrencia, en una única ocasión, en nuestros documentos vendría a prolongar la vida de este riojanismo hasta 1580, vinculado a barrenillo: {20} - Dos mantas biejas listadas. {21} - Un martillo pequeño; y dos barrenillos {22} de falsines. {23} - Dos orcas de ablentar; una bota bieja de {24} asta dos azumbres. {25} - Una cambiz; y unas tixeras de sastre; y {26} una onza de ilo negro. (RN2[59v]1580).

4.5. Leguado El término leguado estaría relacionado con legua ‘duela’, documentado en un testimonio zamorano de 1276, empleado en la Ribera salmantina, y encontrado por los colaboradores de Manuel Alvar (ALCL, II: mapa 342) en varios pueblos salmantinos, en uno zamorano, en dos de Palencia, en uno de Valladolid y en dos de Segovia. En el dominio lingüístico gallego hay huellas importantes de la existencia de legua en el pasado. En la actualidad es voz normal en gallego para ‘duela’. Se registra asimismo en el Becerro abulense de 1303; en la traducción cuatrocentista del I canto de la Commedia, y en el Libro de Miseria de Omne. Hay un grupo de palabras románicas que pueden tener alguna relación con esta raíz, se trata de voces que se extienden por Suiza y más allá. Llorente Maldonado (2000: 331-332) ha señalado la aparición en el ALEANR de legua ‘duela’ en Hecho (ALEANR, II, mapa 20, Hu 102) y de leguao ‘duela’ en tres pueblos situados al S. O. de Zaragoza, en la zona limítrofe con Soria y Guadalajara (ALEANR, mapa 208, Z 503, Z 505, Z 506)15. Por otra parte, Terrado Pablo (1991: 277): leguado ‘liaza, conjunto de mimbres con que se forman aros para los toneles y cubas’; “un leguado esbaratado de cuba” [1407]. “Se trata de un participio sustantivado del antiguo legar ‘ligar, atar’ que se halla ya en Berceo y que resulta del latín ligare según las leyes de la fonética histórica castellana” (cf. DECH, s. v. ligar)16.

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Se trata de una forma que ni es esporádica ni está reducida a un pequeño rincón del S. E. aragonés, ya que, por lo menos antiguamente, existió en el Centro y Oeste peninsulares, como lo demuestran los dos ejemplos siguientes: “siete cubas e dos leguados de otras cubas”, en: 1415, en el Inventario de los bienes de doña Leonor de la Vega (Pérez/Calderón 1983: 164) y “arcos, cubas y leguados”, en: 1620, en las Ordenanzas de Miranda del Castañar (Álvarez Villar 1980: 123). Agradecemos a J. A. Pascual la información y los datos que aparecen en este párrafo y en la nota al pie anterior, que nos ha proporcionado en comunicación personal.

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Pottier (1948-1949: 168) documenta legua en un inventario aragonés de 1404 y lo explica, aunque con dudas manifiestas, como ‘mesure de longueur, s’appliquant à du bois pour la fabrication de cubes (?)’. En el corpus de inventarios manejado se recogen dos ocurrencias de leguado, son estas: {7} Una cuba de cavida de diez cántaras. {8} [margen izquierdo: [ilegible]as] El leguado de otra cuba de cavida de veinte {9} cántaras. {10} Cuatro cocinos de aya y robre. (RN18[181r]1619). {11} Ítem otra cuba de otras doze cántaras. {12} Ítem el leguado de otra cuba de asta diez cántaras qu’está desecha. {13} Ítem cuatro linçuelos andados de dos piernas d’estopaço andados. (RN19[120r]1622).

El segundo ejemplo coincide con el publicado por Terrado Pablo en Teruel: “un leguado esbaratado de cuba” [1407] frente a “el leguado de otra cuba […] qu’está desecha”, pero no llegamos a deducir de ellos que se trate de la ‘liaza, conjunto de mimbres con que se forman aros para los toneles y cubas’. Más bien parecería un colectivo de legua, en relación con los ejemplos aducidos en la nota 15. CORDE aporta dos únicas ocurrencias de la voz en relación con cuba (aparecen otras dos formas leguado como variante gráfica de legado): “Un leguado de cuba de trenta mietros” (Inventarios de los bienes muebles dejados por Ramón Torrent [Documentos relativos a la pintura en Aragón]. 1325) En la madre yglesia de la Calçada, a veynte dias del mes de henero de mill e quinientos e çinquenta y çinco años, ante mi Bartolome de Castro por la auctoridad apostolica notario, se conçertaron el señor Francisco de Verganzo, vicario e rraçionero en esta madre yglesia, mayordomo que es este presente año de los señores dean e cabildo, e maestre Pedro de Abayta, cubero, en que el dicho maestre Pedro se obligo de traer para la bodega del cabildo desta dicha madre yglesia vn tino que sea vna mano mas ancho que los otros tinos grandes y otra mano mas alto y vna cuba de treze pies el leguado de largo y diez palmos de alto. (Documentos para la Historia del Arte del Archivo Catedral de Santo Domingo de la Calzada. 1493-1564).

Estos dos ejemplos, unidos a los anteriormente expuestos, parecerían avalar que se trate o bien de un sinónimo de legua o de un colectivo derivado de esta voz, con un uso, aunque no exclusiva (véase nota 15), principalmente oriental17.

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El término leguado no aparece en los textos de CODEA, aunque sí se registra en este corpus un ejemplo de legua ‘duela’, en un documento de Calatayud (“Carta por la que don García Castejón y su mujer doña Marta venden una cuba al prior de la iglesia de Santa

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5. CONCLUSIONES En este artículo hemos repasado algunas de las voces registradas en nuestro corpus documental y marcadas (con un uso restringido) en los diccionarios académicos como arcaísmos (p.: cobertor, cócedra, salma; “desus.”: aradro, cuchar, recel, tobaja, yubo; “us.”: almadraque, devantal, halda, ruan; presentadas como con referente obsoleto: arcabuz, vara) o dialectalismos (riojanismos: cestaño, marragón, teña; otros dialectalismos: cambiz, faldar, irasco), para pasar después a ejemplificar con algunos términos desconocidos en la tradición académica, bien solo en cuanto a su significado (acepciones no incluidas ni en el Tesoro de Covarrubias ni en el DRAE: arpa ‘horca, azada de tres puntas’; barco ‘recipiente de plata’; copal ‘cubierta o tapa del arca’; sortija ‘vilorta’) o bien tanto en lo que respecta a la forma como en cuanto al significado (almazuela, cocino, estopazo, falsín, leguado). Hemos partido de esta selección entre las variadas formas y términos contenidos en nuestro corpus, para mostrar, por un lado, la importancia del estudio documental para la lexicografía histórica del español y el conocimiento de la historia del léxico, y para ejemplificar, por otro, la metodología que seguiremos en el estudio del vocabulario de la vida cotidiana contenido en los inventarios de bienes millanenses. Se trata de una aproximación somera, además de una muestra, pues en cada una de las voces se hubiera podido profundizar por el lado de la grafemática o fonética, por el de la morfosintaxis, o por el de la etimología y semántica, aspectos que hemos dejado en este trabajo deliberadamente al margen para ajustarnos al espacio disponible. En conclusión, hemos tratado de poner en evidencia las áreas de mayor riqueza en el estudio filológico del vocabulario de los documentos auriseculares. Riqueza sea para la historia del léxico, por las posibilidades ofrecidas para aclarar el devenir de los arcaísmos y, por ejemplo en el caso de cólcedra y cócedra, plantear la posibilidad de afinar la fecha de la última documentación de una voz. Sea para la dialectología, campo en el que se han desarrollado los estudios de léxico específico, por la necesidad de reconstruir el continuum geográfico y reunir áreas aisladas en el presente que, gracias a la indagación histórica, pueden resultar más homogéneas y, por consiguiente, comprensibles (como en los casos de cambizo, cocino, estopazo, irasca o en el de leguado); o simplemente para engrosar la historia de voces aisladas tanto diatópica como

María de la Peña, de Calatayud”, 1380 junio 28), lo que parece confirmar el uso principalmente oriental. El léxico específico de los inventarios post mortem conservados en el...

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diacrónicamente (v. gr. almazuela, arpa, falsín). Sea para la lexicografía histórica, en último lugar, por la capacidad de este tipo de estudios para aportar términos antiguos (formas y acepciones) hasta ahora no descritos en ningún diccionario, como serían barco ‘recipiente de plata’, copal ‘cubierta o tapa del arca’ y falsín.

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