El Leon en Heraldica

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Descripción

Dr. Luis Valero de Bernabé y Martín de Eugenio, Marqués de Casa Real Director del Colegio Heráldico de España y de las Indias El León en los antiguos Bestiarios europeos se le consideraba como el rey de los animales que pueblan la tierra, atribuyéndole cualidades humanas semejantes a las de un monarca. Ya que en ellos regía su reino animal como en el mundo real los reyes regían los diversos reinos y principados que en aquellos tiempos existían en Europa. Su diseño heráldico recordaba más al de un hombre que a un animal, pues se le representaba generalmente alzado y en posición mayestática. Como tal aparece en las armas reales de de España, Suecia, Noruega, Dinamarca, Italia, Holanda, Reino Unido, Escocia, Bélgica, Luxemburgo, Sajonia, Bohemia, Baviera, Rumanía…; unas veces dibujado dentro del campo del escudo y otras como tenante pues con su fuerza sostenían el reino.

El dibujo heráldico del león responde a unas estrictas reglas de diseño que apenas coinciden con el dibujo de un león al natural. No olvidemos que el león no es un animal propio de la fauna europea, por lo que la mayor parte de los heraldistas que lo dibujaban jamás lo habían visto en su vida, de modo que hubieron de inspirarse en las descripciones aportadas por viajeros que llegaban de Oriente. Es por ello que su diseño se ajusta a una figura estereotipada que pone de relieve los atributos característicos de este animal: cabeza, cola y garras. Al león generalmente se lo presenta adiestrado, en posición majestuosa, alzado descansando sobre la pata posterior derecha y con la otra levantada, así como con las dos garras delanteras alzadas en actitud amenazante, la derecha más alta que la izquierda, mostrando cada zarpa tres afiladas uñas y un espolón. Es lo que se denomina

rampante. Su cabeza se dibuja de perfil, por lo que solo se le ven un ojo y una oreja. Sus fauces abiertas mostrando sus afilados dientes y la lengua ondeante. En ocasiones puede aparecer mornado o desarmado, sin dientes ni garras. Su cabeza con su correspondiente melena y su cuerpo cubierto de largos pelos, mostrando su sexo, si no se dirá evirado. Su cola suele estar muy desarrollada y se la dibuja siempre en posición alzada, unas veces casi recta y otras con el extremo doblado hacia el dorso del animal formando la letra S, terminada en una borla de pelos, si no l atuviera se diría que está difamado. Si bien debemos matizar que en el caso de la heráldica catalana lo normal es que el extremo de la cola en forma de ese se incline hacia fuera en lugar de hacia el dorso del animal. En España el león aparece en las armas del Reino de León, en las que este felino sería adoptado ya como símbolo real en las monedas acuñadas por Alfonso VII. “El Emperador” en el año 1.126. De allí pasaría al blasón real de Castilla y León, compartiendo lugar junto con el Castillo, y posteriormente a las armas del Reino de España.

De todas formas esta posición denominada rampante por los heraldistas es la natural del león heráldico, muy diferente a la que pueda adoptar un león en la vida real. Recuerda más bien a un hombre aprestándose para defenderse con sus puños de un enemigo. Siempre

que se presente al león así no hará falta añadir más a su descripción, pues se entiende que se trata de un león alzado o rampante, por lo que bastaría con blasonar: “En campo de…, un león de…”. Sin embargo es frecuente encontrar en los armoriales españoles la redundancia de: “León rampante, al natural”, que encontramos totalmente inapropiada. En Primer lugar porque la posición natural del león es siempre rampante y en los casos en que no adopta ésta se indica expresamente cual es. Así sucede con la posición en que aparece pasante y que entonces recibe el nombre de “leopardado”, cuando se lo dibuja de perfil pero en actitud de caminar, con la pata delantera levantada y las otras tres posadas en la tierra. Esta posición es normal en los armoriales de Inglaterra, Alemania del Norte y Francia del Oeste. Excepcionalmente en otras posturas, en cuyo caso hay que precisarlas siempre, como sucede con: corriendo, con las cuatro garras estiradas en actitud de correr; parado, con las cuatro patas posadas en el suelo; sedente, está apoyado en las dos patas delanteras y con los cuartos traseros reposando sobre la tierra; acostado, con el cuerpo tumbado en el suelo y la cabeza levantada; arrestado, cuando se lo dibuja parado y atado por una cadena a un árbol o un edificio. Todas estas posiciones son muy raras en la heráldica española. En nuestra base de datos, formada por 55.000 escudos gentilicios españoles, hemos encontrado 4.350 escudos blasonados con leones, lo que supone que el 7,9% de todos los escudos se blasona con este animal. De ellos 79 están blasonados con garras y cabezas, 15 con medio león naciente y 6 con una leona con sus cachorros. Resultando así que 4.250 escudos están blasonados con un león de cuerpo entero, cuya distribución es la siguiente: Leopardado….. 33

León rampante………. 4.210 (99,1%)

Dragonado……… 1 Arrestado……….. 3 Acostado………… 1 Parado……………. 1 Alado………………. 1 Total……………… 40 (0,9%)

En consecuencia se cumple en la heráldica española el axioma general de la europea de que el león ha de ir rampante, como su postura natural. Luego, manifiestamente es una redundancia innecesaria el indicar siempre que aparece un león decir que va rampante. Lo correcto sería decir un león, simplemente, manifestando solo los casos en que excepcionalmente no aparece así, indicando su posición con el adjetivo correspondiente.

En segundo lugar, en muchas descripciones se dice: “León rampante al natural”, lo cual en la heráldica española complica aún más la descripción. Entendemos que la expresión “al natural”, no se corresponde con su posición, tan lejana de la que este animal adopta en la vida real, por lo que colegimos que se refiere a su esmalte. Algunos heraldistas franceses consideran que el esmalte natural del león es el oro, por recordar al color amarillento que en la vida real tienen los leones y ser éste el más corriente en la heráldica francesa. El oro también está presente en los leones reales de Bélgica, Holanda, Suecia y Noruega. Aunque también tenemos los leones de sable de Flandes y de plata de Bohemia, los de azur de Dinamarca y de púrpura de León. En consecuencia no existe un esmalte propio o natural del león heráldico. En el caso de la España nos encontramos con que en las armas del Reino de León aparece un león de purpura, considerado uno de los elementos heráldicos más antiguos de Europa, y que en la actualidad forma parte de las armas del Reino de España.

Analizando, muestra antes citada base de datos, los esmaltes de los leones que aparecen en los escudos gentilicios españoles podemos establecer el siguiente gráfico:

En consecuencia, podemos deducir que, a imitación de las armas reales, muchos particulares adoptaron un león en sus blasones, más no pudiéndolo esmaltar de purpura, al ser éste un color real, utilizaron el gules. Luego hay tantos leones de oro como de gules, por lo en lo que se refiere a la heráldica española no hay un esmalte propio del león heráldico, por lo que es necesario precisar bien cuál es el esmalte de éste. Luego debemos evitar el blasonar: “León rampante, al natural”, por ser ésta una expresión totalmente inadecuada por lo ante sexpuesto.

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