El Legado Documental de la familia Otero y Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz). Una lectura arqueológica y social de valor patrimonial

June 30, 2017 | Autor: D. Bernal-Casasola | Categoría: Archaeology of Roman Hispania, History of Archaeology, Roman cities of Baetica (Hispania)
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Baelo Claudia y la familia Otero. Una relación centenaria

Organizan

Baelo Claudia y la familia Otero

Una relación centenaria

UNIVERSIDAD AUTONOMA

Colaboran

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Organizan

UNIVERSIDAD AUTONOMA

Colaboran

U N I V E R S I DA D AU T Ó N O M A D E M A D R I D

archivo general de andalucía

Baelo Claudia y la familia Otero Una relación centenaria Juan Blánquez Pérez, Lourdes Roldán Gómez Darío Bernal Casasola y Ángel Muñoz Vicente (Editores Científicos)

EDITA Ediciones UAM, 2015 Servicio de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Madrid Campus de Cantoblanco C/ Einstein, 1 28049 Madrid Tel. 914974233 (Fax 914975169) http://www.uam.es/publicaciones [email protected]

Editorial UCA, 2015 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz C/ Doctor Marañón, 3 11002 Cádiz Tel. 956015268 (Fax 956015634) www.uca.es/publicaciones [email protected]

UAM Ediciones y Editorial UCA son miembros de la UNE, lo que garantiza la difusión y comercialización de sus publicaciones a nivel na­cional e internacional UAM Ediciones and Editorial UCA are the UNE members, which ensures the diffusion and com­mercialization of its publications at the national and international level EDITORES CIENTÍFICOS Juan Blánquez Pérez Lourdes Roldán Gómez Darío Bernal Casasola Ángel Muñoz Vicente

DISEÑO Juan Blánquez Pérez Trébede Ediciones, S.L.

DOCUMENTALISTA Gabriela Polak

IMPRIME Estugraf, S.L.

AGRADECIMIENTOS Archivo General de Andalucía, Sevilla; Archivo Histórico Ejército del Aire (SHYCEA), Ministerio de Defensa; Casa de Velázquez, Madrid; Catálogo Monumental de España (IPCE), Ministerio de Cultura; Centro Documental de Arqueología y Patrimonio (CeDAP) de la UAM; Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía; Conjunto Arqueológico de Carmona, Consejería de Cultura, Junta de Andalucía; Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, Consejería de Cultura; The Hispanic Society of America de Nueva York. ISBN UAM: 978-84-8344-485-6 ISBN UCA: 978-84-9828-526-0 Depósito Legal: M-23044-2015 © de la edición: Servicio de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Madrid © de la edición: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz © de los textos y fotografías: los autores Este libro se enmarca en los trabajos del Centro Documental de Arqueología y Patrimonio (CeDAP) y del Grupo de Investigación Arqueología y Fotografía: historia de la arqueología en España (HUM-F.003 UAM), de la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con la Universidad de Cádiz (HAR2013-43599-P) y el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Todos los derechos reservados. De conformidad con lo dispuesto en la legislación vigente, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes reproduzcan o plagien, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica fijada en cualquier tipo de soporte, sin la preceptiva autorización.

Índice 15 Historia de una colección: las Monografías expositivas del Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia Ángel Muñoz Vicente Director del Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia

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Historias de Arqueología: los protagonistas no son los objetos

Juan Blánquez Pérez Catedrático de Arqueología. Universidad Autónoma de Madrid Lourdes Roldán Gómez Profesora titular de Arte Antiguo. Universidad Autónoma de Madrid Darío Bernal Casasola Profesor titular de Arqueología. Universidad de Cádiz

31 Historia de las investigaciones en la ciudad hispanorromana de Baelo Claudia Ángel Muñoz Vicente Director del Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia

53 La ciudad romana de Baelo Claudia en el contexto de la arqueología de Andalucía occidental durante los inicios del siglo xx

José Beltrán Fortes Catedrático de Arqueología. Universidad de Sevilla

73 La tutela del patrimonio arqueológico en Andalucía:el caso de Baelo Claudia. Una especial referencia a los guardas de monumentos

Javier Verdugo Santos Conservador de Patrimonio de la Junta de Andalucía. Miembro de ICOMOS

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Biografía Isidoro Otero Rodríguez

Isidoro Barranco Otero Arquitecto Carolina Verdejo Otero LICEUS, Servicios de Gestión y Comunicación, S.L.

103 El Legado Documental de la familia Otero y Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz). Una lectura arqueológica y social de valor patrimonial Juan Blánquez Pérez Catedrático de Arqueología. Universidad Autónoma de Madrid Lourdes Roldán Gómez Profesora titular de Arte Antiguo. Universidad Autónoma de Madrid Darío Bernal Casasola Profesor titular de Arqueología. Universidad de Cádiz

125 La catalogación del Legado documental familia Otero

Gabriela Polak Personal Investigador en Formación (PIF).Universidad Autónoma de Madrid

147 Seis años en Baelo Claudia Antonio Álvarez Rojas Conservador de museos jubilado. Ex-director de Baelo Claudia

153 El guardián de las ruinas. Isidoro Otero, «memoria viva» de Baelo Claudia José Castiñeira Sánchez Arqueólogo de la Delegación Provincial de Educación, Cultura y Deporte de Sevilla. Junta de Andalucía Ana María Troya Panduro Arqueóloga de la Delegación Provincial de Educación, Cultura y Deporte de Cádiz. Junta de Andalucía

161 Isidoro… Lorenzo Perdigones Moreno Arqueólogo de la Delegación Provincial de Educación, Cultura y Deporte de Cádiz. Junta de Andalucía

167 Isidoro Otero Rodríguez. Cincuenta años más tarde

Claude Domergue Catedrático de Universidad emérito

173 Petite histoire d’une rencontre dans la baie de Bolonia Myriam Fincker Architecte à l’Institut de Recherche sur l’Architecture Antique

181 A Isidoro Otero et à tous les fouilleurs de Baelo Claudia

Pierre Sillières Casa de Velázquez

187 El Trajano de Baelo Ramón Corzo Sánchez Profesor titular de Historia del Arte. Universidad de Sevilla

193 ¿Quién lo habría dicho?

José Remesal Rodríguez Catedrático de Historia Antigua. Universidad de Barcelona

197 La familia Otero Ariza y otros personajes en un paisaje de ruinas y recuerdos Alfonso Jiménez Martín Arquitecto

209 Todo empezó un día de primavera Manuel Martín-Bueno Catedrático de Arqueología. Universidad de Zaragoza

227 Por las Marinas desde Málaga a Cádiz… Isidoro Otero y su Baelo Claudia en mis recuerdos

Pedro Rodríguez Oliva Catedrático de Arqueología. Universidad de Málaga

235 Mi actuación arqueológica en Baelo Manuel Pellicer Catalán Profesor emérito vitalicio de Arqueología. Universidad de Sevilla

241 Una puerta a otro tiempo

Guillermo Vázquez Consuegra Arquitecto

249 Tiempo lejano. Recordando a Isidoro Otero en sus ruinas de Baelo Claudia. Rafael Manzano Martos Arquitecto. Premio Richard H. Driehaus

255 El uso social y lúdico en los yacimientos arqueológicos. Baelo, modelo de convivencia

José Juan Díaz Rodríguez Profesor Contratado de Arqueología. Universidad de Cádiz

263 R  epertorio bibliográfico sobre las excavaciones en Baelo Claudia Francisco Rojas Pichardo Técnico catalogador y bibliotecario del Conjunto arqueológico Baelo Claudia. Consejería de Educación Cultura y Deporte. Junta de Andalucía

281 Catálogo de Piezas Francisco Rojas Pichardo José Angel Expósito Álvarez Iván García Jiménez María Luisa Millán Salgado Maria del Pilar Otero Ariza Gabriela Polak



Elementos arquitectónicos delante de la fachada del Cuartel de Carabineros de Bolonia. © Colección Museística de Andalucia. Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla. Consejería de Cultura, nº inv. DJ5269L

J uan B lánquez P érez

L ourdes R oldán G ómez

D arío B ernal C asasola

Catedrático de Arqueología

Profesora titular de Arte Antiguo Profesor titular de Arqueología

Universidad Autónoma de

Universidad Autónoma de

Madrid

Madrid

Universidad de Cádiz

El Legado Documental de la familia Otero y Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz). Una lectura arqueológica y social de valor patrimonial Isidoro Otero Rodríguez... a modo de introducción La larga e intensa vinculación de Isidoro Otero con la ciudad de Baelo Claudia es evidente que trascendió del propio yacimiento y su entorno hasta adquirir una dimensión social y humana. Abarcó, tanto a los propios investigadores franceses de la Casa de Velázquez que excavaron en aquella ciudad y a una parte significativa de los arqueólogos españoles que, en los años 70 y 80, protagonizaron los estudios de Arqueología Clásica en nuestro país, como a las instituciones y administraciones, primero nacionales y, años más tarde, autonómicas encargadas de la gestión de este singular yacimiento arqueológico. Fruto de ello y de la intensidad con que acometió su labor de guarda del yacimiento de Baelo Claudia se conservan hoy en el Legado de la familia Otero, fundamentalmente, interesantes corpora de fotografías, notas personales y correspondencia. Todos ellos permiten hoy al potencial estudioso retrotraerse a un tiempo no muy lejano, no más de 30 años, pero que en muchos aspectos recrean un tiempo pasado muy diferente a la que hoy día nos rodea y rodea al propio yacimiento. De igual manera, toda esta documentación inédita de cerca de 4.000 documentos sitúa con justicia en la historia de la arqueología española a uno de sus “Guardas”, a Isidoro Otero Rodríguez. La importancia de la labor que este hombre llevó a cabo en la ciudad hispanorromana de Baelo Claudia se nos revela hoy, a la luz de su legado documental, como incuestionable. Tomamos en estas páginas, a modo de hilo conductor de estas líneas, a una de ellas: la correspondencia mantenida por Isidoro Otero y lo hacemos entresacando, por representativos dentro de la misma, tres grupos claramente distintos: aquella mantenida con la Casa de Velázquez, mentora de las excavaciones en Baelo; aquella otra generada por su relación laboral con la Administración y, por último, con la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, de la que Isidoro formó parte a través de la Delegación del campo de Gibraltar. No abordamos aquí, por evidente cuestión de espacio, las observaciones que se pueden comentar, cuando no “entrever”, valorando las imágenes fotográficas o sus notas personales; otro lugar y otro momento tendrán adecuado marco para, sobre todo, las primeras. 103

Fig. 1. Vista general de la acrópolis -área de los templos- de Baelo Claudia. © Archivo General de Andalucía. Colección fotográfica de Jorge Bonsor, nº inv. 0359

La correspondencia y su papel en las excavaciones de Baelo Claudia completan, ilustran y ayudan a reconstruir, como decíamos, la veintena de años que transcurrieron entre su nombramiento como Guarda Oficial Jurado del yacimiento, en 1966, y su jubilación, en 1986. Muchas de sus cartas son informes resumidos de la actividad de gestión cotidiana en el yacimiento, así como claras evidencias de su cometido como mediador para solventar buena parte de los problemas concretos surgidos en el mismo. Del análisis detenido de su correspondencia, así como del papel jugado en las excavaciones son múltiples los detalles que se pueden entresacar y, en conjunto “ilustran” una biografía, en gran parte hasta la fecha desconocida, que este libro quiere en parte subsanar. Biografía y vida laboral tan entremezclada que, como acertadamente se ha escrito en este libro, las llegó a equiparar en un único sentir.

La correspondencia en el Legado de Isidoro Otero Rodríguez

Correspondencia con la Casa de Velázquez En primer lugar y por pura lógica mantuvo una relación epistolar, intensa y fluida, con la Casa de Velázquez; en principio manuscrita y, muy pronto, escrita a máquina. A través de 104

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ella hoy podemos observar cómo Isidoro Otero fue, no sólo un gran apoyo como capataz de las excavaciones sino que también actuó como verdadero encargado-responsable del yacimiento, haciendo siempre frente a todas las necesidades que le fueron surgiendo a lo largo de las dos décadas en que fue Guarda del mismo. En este sentido, valga como ejemplo citar las tareas de mantenimiento que asumía tras las habituales y casi siempre intensas lluvias del otoño y del invierno campogibraltareño, que obligaban a utilizar bombas de achique; o el acometer canalizaciones para salida de aguas, cuando no la reposición y mantenimiento del arbolado. Todas aquellas tareas pronto se convirtieron para él en habituales. Con los años, parejo al auge turístico y, derivado de ello, también patrimonial, que fue adquiriendo Baelo Claudia, su sentido de la responsabilidad le llevó también a implicarse en obras de consolidación y de restauración de algunos de sus monumentos. Como capataz de las excavaciones Isidoro, durante años, se ocupó de planificar las tareas de acopio de herramientas y su mantenimiento en buen estado; de la contratación de obreros, como hombre de confianza que era de los directores de aquellos trabajos de campo y, así, seleccionar a los más adecuados; de coordinar las limpiezas preparatorias de las diferentes áreas de excavación en las que, anualmente, se trabajaba… De todo ello mantenía informado, de manera sistemática, al entonces Director de la Casa de Velázquez, François Chevalier; a su Secretario General, Didier Ozanam y a los propios directores de las excavaciones que, en sus dos décadas como guarda, coincidieron en aquella responsabilidad: C. Domergue, F. Mayet, D. Nony y A. Bourgeois… entre otros. El Legado Documental de la familia Otero en relación con la ciudad romana…

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En lógica con ello, los temas más frecuentes que aparecen tratados en la correspondencia guardada en el Legado familia Otero son estos mismos y, en conjunto, testimonian el interés y el celo, por parte de Isidoro Otero, por acometer de la mejor manera posible todas aquellas tareas. Así, periódicamente, escribía preguntándole al Director de la Casa de Velázquez por el inicio de las excavaciones, si debía ir ya apalabrando obreros, si iba ya preparando la campaña. Su obsesión, está claro, era tenerlo todo previsto y de la mejor manera solucionado. Todo un carácter. Pero de la correspondencia del legado se pueden hoy realizar lecturas más detalladas. Así, en lo referido a la preparación de Fig. 2. Laboratorio Docente del Dpto. de Prehistoria y las excavaciones, colaboró de manera basArqueología de la UAM durante la ordenación de los documentos del Legado. © Foto J. Blánquez (2014) tante más estrecha de lo que se pudiera pensar con los responsables de las mismas que se desplazaban a Baelo para realizar tal planificación. De hecho, encontramos testimonios en este sentido en sucesivas cartas de los años 60 en las que el Director de la Casa de Velázquez, F. Chevalier, le informaba del comienzo de las mismas, así como de la visita de M. Ponsich para prepararlas con él, hasta el punto de que si, en alguna ocasión, no les era posible acudir rogaban a Isidoro que fuera él mismo quien se encargara de tenerlo todo preparado… Resulta igualmente llamativo el que, en ocasiones, también ejerciera como intermediario entre quienes realizaban determinados trabajos relacionados con las investigaciones y los arqueólogos franceses. La cercanía física al yacimiento y a las poblaciones del entorno, apoyada en su voluntariosa disponibilidad, facilitaban que fuera él mismo quien se ocupara de reclamarlos. Así, por ejemplo, en relación con la realización de un plano topográfico de la ciudad, le dirigió una carta a D. Nony en la que expresamente le comentaba: “he conseguido de la empresa GEOTO que terminaran de levantar el plano”; o de encargarse de recoger una moto-bomba en Algeciras; o del arreglo del Land-Rover de la excavación. Para todo ello, con normalidad, Isidoro Otero muchas veces adelantaba la parte económica necesaria y, ya después, enviaba las facturas y la contabilidad a la Casa de Velázquez; institución ésta que procedía, puntualmente, a su reembolso. Este intercambio de correspondencia en relación a cuestiones económica es una de las mejores evidencias de la total confianza que se llegó a establecer por ambas partes. 106

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Fig. 3. Altillo del Restaurante Otero con los documentos del Legado almacenados. © Foto J. Blánquez (2014)

El esfuerzo de Isidoro quedaba también evidenciado cuando aparecían objetos singulares durante las excavaciones caso, por ejemplo, del pie derecho de una escultura en mármol; bien de un mosaico en las termas… hechos éstos que, de manera inmediata, nuestro Guarda avisaba enseguida, tanto a la Casa de Velázquez como a la Dirección General de BB. AA. del Ministerio, en Madrid. Es de justicia, pues, reconocer la absoluta lealtad que Isidoro Otero manifestó en toda la correspondencia sostenida, sobre todo, con la primera institución. De igual manera, mantuvo siempre informados, de manera más o menos directa, a los responsables de las investigaciones sobre todas aquellas cuestiones, tanto sociales como administrativas o políticas, que tenían que ver con el yacimiento. El celo de Isidoro Otero en su trabajo fue muchas veces reconocido en cartas por los investigadores franceses o con motivo de visitas especiales, como la del embajador de Francia a Baelo Claudia. Pero fue sobre todo en las redactadas por, el entonces, Director de la Casa de Velázquez, François Chevalier, donde los esfuerzos y desvelos de este guarda palentino quedaron más patentes. Paralelamente a estas cuestiones de carácter “técnico” también se perciben en la correspondencia conservada aspectos de carácter ya más personal como felicitaciones navideñas, aniversarios o detalles totalmente íntimos. Por ejemplo, del fallecimiento del antiguo dueño de la casa donde se hospedaba P. París, el Sr. Serrano; o la del Alcalde de Tarifa, personaje muy reconocido por Otero y el nombramiento del nuevo regidor, D. MaEl Legado Documental de la familia Otero en relación con la ciudad romana…

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Fig. 4. Vista área del yacimiento de Baelo Claudia tras el levantamiento de la pista militar y la excavación del foro. © CeDAP de la UAM. Legado documental familia Otero, nº inv. 03650

nuel Flores. También les informaba de las referencias al yacimiento que salían publicadas en la prensa local o nacional; de la realización de un programa de televisión o, incluso del proceso de traslado de la gente al Nuevo Pueblo de Bolonia, una barriada que se ubicó junto a las casas del Lentiscal con motivo de la progresiva expropiación de los terrenos para liberar, así, al yacimiento. Ejerció, pues, como informador, con una intensidad propia de un cronista, de todo lo que ocurría en el Campo de Gibraltar. Pero la relación epistolar de nuestro protagonista no se limitó a los arqueólogos franceses de la Casa de Velázquez. Así, tenemos constancia en el Legado de cómo mantuvo un frecuente intercambio de correos con directores de Institutos y Colegios e incluso, con algunos profesores de Universidad como P. Rodríguez Oliva (Universidad de Málaga), A. Balil (Universidad de Valladolid) y J. Lomas (Universidad de Cádiz), así como con directores de museos como los de Sevilla, con Concepción Fernández Chicarro o del Puerto de Santa María, con F. Giles. Paralelamente, las visitas al yacimiento de diferentes personalidades eran rigurosamente constatadas en sus cartas e, incluso, llegando a desplazarse hasta Algeciras o Cádiz con la intención de entrevistarse con cargos que pudieran tener responsabilidad o influencia en el mantenimiento del yacimiento. También en una ocasión, en relación con una denuncia de la Guardia Civil, se desplazó a Sevilla para entrevistarse con C. Fernández Chicarro, 108

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Fig. 5. Una mujer, probablemente, María Sanabria delante de la entrada de su casa, en Bolonia 1917. Archivo General de Andalucía. Colección fotográfica de Jorge Bonsor, nº inv. 0397

J. Romero Murube y J. De Mata Carriazo -de lo que da cuenta al Secretario General de la Casa de Velázquez- quienes según sus propias palabras le “atendieron maravillosamente” y constata la presencia en Baelo, por este mismo tema, de Manzano y Menéndez Pidal. Las visitas de autoridades al yacimiento eran frecuentes, a veces acompañadas por algún miembro de la Casa de Velázquez o bien por algún prestigioso arqueólogo o investigador, caso, por ejemplo, del propio Martín Almagro Basch a quien llegó a exponerle “los problemas más acuciantes de Belo”. Dichas visitas tenían múltiples motivos: atender a la conservación del yacimiento, gestionar la compra de terrenos en relación con las expropiaciones; del Consejero de Bellas Artes, acompañado por la hija de D. Antonio García y Bellido y su esposo; de Manuel Sotomayor, Catedrático de la Universidad de Granada; o de la citada directora del Museo de Sevilla, Concepción Fernández Chicarro, entre otros. Efectivamente, las visitas y atenciones a personajes ilustres era otra de las encomiendas cotidianas de Isidoro y así ha quedado reflejado en la correspondencia. Para muchas de ellas, Michel Ponsich actuaba de mediador, como en el caso de la visita planificada por Álvaro Moreno de Arteaga, Conde de los Andes y aficionado a las temáticas arqueológicas; o la prevista para inicios de mayo de 1981 por parte del Sr. Tengbergen, Primer Consejero de los Países Bajos, de la cual informa M. Ponsich a Otero en una carta fechada el 24 de abril. El Legado Documental de la familia Otero en relación con la ciudad romana…

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En 1985 Otero envió una carta a M. Ponsich con su curriculum, en contestación a la petición de éste con motivo de proponerle para que le fuera entregada la Cruz Francesa al Mérito al Trabajo. En ella especificaba que había empezado su trabajo como capataz con la Institución Casa de Velázquez (Misión Arqueológica en Belo) en julio de 1966. El 1 de enero de 1967 había tomado posesión del cargo como Guarda Oficial de las Ruinas Romanas de Belo, previo nombramiento por la Dirección General de Bellas Artes y en Consejo de Ministros celebrado el 12 de Junio de 1972, le había sido otorgada la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, en reconocimiento al cumplimiento de su cometido con plena satisfacción. Correspondencia con la Administración Central: el Ministerio de Cultura A través de la correspondencia que el Sr. Otero mantuvo con la Administración Central pueden seguirse los cambios que se fueron produciendo a lo largo de sus años de vinculación con el yacimiento. Figura en primer lugar, como destinatario, a partir de 1968, la Dir. General de BBAA, del Ministerio de Cultura y, más tarde, entre 1978 y 1980, la Dirección General de Patrimonio Artístico, Archivos y Museos. Sección de Excavaciones. Otras cartas eran dirigidas al Inspector General de Excavaciones Arqueológicas, cargo ocupado por S. Sancha, entre 1969 y 1980 y, más tarde, por M. Martín Bueno, ya entre 1981 y 1983. La correspondencia mantenida con la Administración Central, antes del traspaso de competencias a la Junta de Andalucía, abarca entre 1968 y 1984; de hecho, una de las últimas cartas cuyo remitente es Martin Bueno, entonces Subdirector de Arqueología, le informaba de cómo las competencias habían ya pasado a la citada Junta. Con respecto al gobierno local, el correo recibido es indicativo de las personas que ocuparon dicho cargo a lo largo del tiempo. Figura Javier de Navascués como Consejero Provincial de Bellas Artes, entre 1970 y 1978 y como Delegado Provincial de Educación y Ciencia en 1974; Francisco Tejero Esteban, en 1980 y, más tarde, como Director provincial de Cultura o como Delegado Provincial del Ministerio de Cultura en Cádiz, Luis Torres (entre 1981 y 1983) y Juana Jurado García (1983-1984). Los temas a que se refiere esta correspondencia son variados, con frecuencia en relación con el control y venta de las entradas al “Monumento” y a la normativa relacionada con ello. En las mismas se recoge la entrada libre para los visitantes españoles, mientras que para los extranjeros tenía un coste de 100 pts., lo que contrasta con la entrada gratuita para todos los visitantes de la Comunidad Europea en la actualidad. También los horarios de apertura y días de descanso del personal han quedado recogidos en la correspondencia. Otro tema muy frecuente es con motivo de las visitas al yacimiento, especialmente por parte de colegios de la región. Hay que tener en cuenta que esto suponía un trabajo extra para Isidoro, quien se encargaba de acompañar a estas visitas por el yacimiento y de dar las explicaciones oportunas ejerciendo, asimismo como guía resultando ser un verdadero 110

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Fig. 6. Restos del acueducto sobre el arroyo de la Chorrera. © Fotos A. Jiménez y J. Blánquez (1972 a y b; 2013 c)

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divulgador de la historia de la ciudad y de su valor patrimonial. A su vez existen diversos correos de Otero a estos delegados, entre 1980 y 1984, en los que se refiere a diversos temas relacionados con las demoliciones de los edificios, avisos de transferencias, recaudaciones de entradas, carteles informativos, denuncias, venta de publicaciones, grabación de película… trabajos de mantenimiento, excavaciones clandestinas, estudio de materiales y el traslado del cuartel de la Guardia Civil a Facinas (1984), entre otros. Asimismo, algunos correos con los Directores de la Delegación especial de Cultura en el Campo de Gibraltar (Manuel Blanqueri y Fernando Suarez Román) se refieren a las visitas al yacimiento de alumnos de colegios de la región durante los años 1982 a 1984. Uno de los temas mas habituales y que aparece ya en la correspondencia más antigua enviada por Otero, es la información que manda cada año al Director General de Bellas Artes sobre el comienzo de las excavaciones -por ejemplo, el 17 de junio de 1968-, por parte de la Casa de Velázquez; así como de la fecha de finalización, lugares excavados, personas que han participado, e incluso, las visitas recibidas. Todo ello con gran lujo de detalles. También comunicaba habitualmente las excavaciones de la misión francesa al Inspector General de Excavaciones Arqueológicas. Eran también frecuentes en estos años las comunicaciones al Director General acerca de usurpaciones del yacimiento y de construcciones ilegales y sin autorización (14/9/1968). Lo reiteraba en diversas ocasiones, incluso informaba a la Guardia Civil de la utilización de los terrenos comprados por Bellas Artes para siembra... Estas alusiones son habituales lo que indica la enorme preocupación de Isidor Otero por salvaguardar lo que constituía un patrimonio que él consideraba de gran valor. También en 1970 varias cartas hacen alusión a las distintas visitas efectuadas por el Director de la Casa de Velázquez y por investigadores como Chevalier, Etienne, García y Bellido, o por el Director General de Política Interior, el Alcalde de Tarifa, Miguel Roure, Director Gerente del Plan de desarrollo del Campo Gibraltar, así como a las visitas del Gobernador Militar del Campo, del Sr. Presedo y Sra., entre otros y, en varias ocasiones, de los directores de los museos de Cádiz y Jerez... Del mismo modo que lo comunicó a la Casa de Velázquez, también Otero informó del hallazgo del mosaico en las termas al Inspector General de Excavaciones Arqueológicas, así como del estado del “monumento” en relación con las aguas de lluvias, etc. Otro aspecto de gran interés es todo lo que concierne a la compra de los terrenos por el Estado. En este caso también era Otero quien se ocupaba de cumplimentar las ofertas de venta por parte de los propietarios de la barriada de Bolonia, que enviaba al Inspector General de Excavaciones Arqueológicas sirviendo, así, de intermediario entre ellos y la Dirección General de Bellas Artes. De hecho, llegó a tomar posesión de la propiedad de uno de los vecinos en representación de la citada Dirección General y envió fotocopia del recibo de entrega y recepción de

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Fig. 7. Café-Bar Otero, años 80. © CeDAP de la UAM. Legado documental familia Otero, nº inv. 02583

llaves, en carta mecanografiada, al Inspector General de Excavaciones Arqueológicas. En aquel momento, el cargo lo ocupaba Martín Almagro Basch, Director del Museo Arqueológico Nacional. También existe abundante correspondencia con Salvador de Sancha, Director del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, quien ejerció como inspector de excavaciones desde 1973. En dicha correspondencia se alude a cuestiones relacionadas con los arrendatarios de las fincas compradas por el Estado y a otros asuntos relacionados con demoliciones y expropiaciones. Una carta dirigida por Otero al Delegado Provincial del Ministerio de Cultura en Cádiz constituye una síntesis de las actividades acontecidas en el año 1980: desde la referencia a entre 500/600 visitantes anuales en el yacimiento, atendidos personalmente por él; hasta actividades arqueológicas desconocidas en el yacimiento, como las referencias a unas prospecciones geofísicas realizadas por M. Ponsich junto a diversos ingenieros en la playa. Las actividades de mantenimiento cotidiano en los bienes inmuebles exhumados, como las zanjas de drenaje para mitigar las aguas pluviales en la zona del foro, en la basílica, en el mercado, en las termas, en el pórtico norte del decumanus y hasta en el teatro, donde se cita específicamente una zanja de desagüe y la protección del graderío, asistido por una pareja de obreros suministrada al efecto por el Ayuntamiento de Tarifa. La reparación y reposición de la alambrada en la necrópolis

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suroeste y de la totalidad de la que recorría el perímetro vallado del yacimiento, además de la cotidiana limpieza general del mismo, y la retirada de basuras y su quemado; así como importantes visitas al yacimiento como las del Subdirector General de Arqueología del Ministerio de Cultura. El mantenimiento del yacimiento se hacía a través del Gobernador, el cual pedía al Alcalde de Tarifa el envío de personal de empleo comunitario para la limpieza habitual de hierbas y las reparaciones necesarias; Fig. 8. Café-Bar Otero, años 80. © CeDAP de la entre ellas la de la casa de administración UAM. Legado documental familia Otero, nº inv. 03725 que fue necesario reparar por goteras en 1982. Ese mismo año Martín Bueno le solicitó un análisis del tipo de construcción del bunker recién limpiado y de todos sus detalles constructivos: si era de hormigón o con piedras reutilizadas, el tipo de cimentación y si se apoyaba sobre muros antiguos, … para prever el tipo de demolición que sería necesario hacer. También le pidió presupuesto para demolerlo con pala o máquina. El mismo año, el propio Martín Bueno le adjuntaba talones para el pago de algunas deudas pendientes de la campaña de prospección submarina. Al ser nombrado Subdirector General de Arqueológica y Etnografía en 1983, Martín Bueno envió un “Saluda” a la familia Otero (15 de febrero de 1983), seguramente recién nombrado en el cargo. Asimismo, la correspondencia con los directores de los museos, especialmente de Cádiz es frecuente. En 1972 recibía una felicitación de Concepción Blanco, Directora del Museo Arqueológico provincial de Cádiz, por haber sido galardonado con la Medalla de Oro a las Bellas Artes. En 1979 Otero recibió una carta del nuevo Director del Museo de Cádiz en la que le decía “que deberá permanecer en contacto exclusivamente y recibir instrucciones sólo de la Dirección General o de la Delegación Provincial, a través de la dirección de este Museo, para todas las cuestiones relativas al desempeño de su misión como Guarda Oficial del Monumento”. Correspondencia con la Administración Autonómica: la Junta de Andalucia Realizado el traspaso de competencias a la Junta de Andalucía, desde 1984 a 1987 la correspondencia de Otero se dirigió a los sucesivos Delegados Provinciales de la Consejería de Cultura; la primera de ellas es de 1984. El cargo fue ocupado por Alfonso Sevillano entre los años 1984-1986; Bartolomé Ruiz en 1986 y Sebastián Saucedo en 1987. En su 114

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mayoría se trata de cartas de la Junta dirigidas a Otero, muchas de las cuales son copias de la autorización de las excavaciones a M. Ponsich. En otros casos, Otero recibió escritos del Gobernador Civil en relación con la vigilancia del yacimiento, o de algunas intrusiones que se producían en el mismo. En 1986 una carta de Otero a Bartolomé Ruiz, entonces Director General de Bienes Culturales, le agradecía el viaje que había hecho a Italia y le recordaba que el nombramiento de su hija Pilar como guarda del yacimiento aún no se había producido. La incorporación de esta última se materializó al año siguiente. Pero el paso del tiempo es, en este sentido inexorable y, así, el 24 de octubre de 1986 Otero recibió una carta de la Delegación Provincial de Cádiz en la que se le decía explícitamente: “se declara extinguida la relación laboral entre usted y esta Delegación con efectos del 6 de Septiembre de 1986”. La firmaba el entonces Delegado Provincial, Sebastián Saucedo Moreno. Correspondencia con la Asociación Española de Amigos de la Arqueología La correspondencia de Otero mantenida con la Asociación de Amigos de la Arqueología abarca los años 1977 a 1981. A través de ella recibía información de las convocatorias de la Asamblea General, tanto de la Asociación General como de la Delegación del Campo de Gibraltar. En este último caso aparecen también referencias a otras actividades, como organización de conferencias, cuestiones relacionadas con noticias arqueológicas, destacando el hallazgo del alfar del Rinconcillo, o la actuación ilegal en Bolonia por buceadores supuestamente miembros de la Asociación. Lamentablemente, no existe o no se ha conservado correspondencia de Isidoro Otero a la Asociación como destinataria. Conocemos, no obstante, algunos detalles interesantes acerca de la creación de la Delegación de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología en el Campo de Gibraltar. Uno de los documentos conservados es el Resumen de Acuerdos de la Asamblea Anual Reglamentaria de la Asociación, con fecha 22 de marzo de 1977, en la que se aprobó la creación de la Delegación de Algeciras con los 20 socios preceptivos. Esta delegación fue promovida por el Sr. Guinea y fue Carmen Cardona su Secretaria. El Acuerdo aparece firmado por Manuel Santonja, en su calidad de Secretario de la Asociación. La convocatoria a la primera Asamblea General Extraordinaria de esta Delegación tuvo lugar el 13 de abril de 1977 y su primer presidente de fue Luis Mª Guinea Escudero. Dicha Delegación no debió de mantenerse muchos años, ya que la correspondencia termina en 1982. Paralelamente, se conserva en el Legado documentación referida a posteriores convocatorias de reuniones; el pago de cuotas que siempre debía hacerse a la sede central de Madrid y con la que salía adelante el Boletín de la Asociación, así como información sobre actividades ilegales, caso del uso de detectores, o sobre la Ley de Patrimonio Artístico. De Juan Ignacio de Vicente, miembro también de la Delegación del Campo de Gibraltar, Isidoro recibió información sobre el comienzo de las excavaciones en el alfar romano de El El Legado Documental de la familia Otero en relación con la ciudad romana…

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Fig. 9. Pilar Otero y Tomás Verdejo en el acueducto de Punta Paloma. © CeDAP de la UAM. Legado documental familia Otero, nº inv. 02940

Rinconcillo, aparecido en Algeciras, que había sido ratificado por Ramón Corzo como taller alfarero, así como sobre el inicio de excavaciones en las murallas medievales de Algeciras, junto al Hotel Cristina, dirigidas por aquel entonces por Martín Bueno y Ponsich. En 1980 De Vicente de Lara se hizo cargo de la presidencia de la Asociación de la comarca, con el fin de darle nuevo impulso, de lo que informó por carta a Isidoro Otero al tiempo que le pedía su intermediación con Salvador Sancha “con quien sabe que le une una gran amistad”, para visitar su museo y tomar datos para la elaboración de su Memoria de Licenciatura. En la correspondencia en relación con la Asociación en el Legado Otero se conservan también convocatorias de las reuniones de la Junta Directiva General de la Asociación que se prolongan hasta 1993. Estuvo, así, informado de la declaración de la Asociación como “de Utilidad Pública”; de los periódicos ciclos de conferencias y de la publicación de un Boletín extraordinario con motivo de los 20 años de su continuada edición. Por último, se conserva una carta redactada por el propio presidente, Emeterio Cuadrado Díaz, en el que le agradecía el buen trato recibido por los miembros de la Asociación en su visita al yacimiento. Si bien en el periodo inicial la correspondencia oficial es muy abundante, a partir de mediados de los años 80 y durante los 90 fue disminuyendo, de manera progresiva, pero sí continuaron y de manera frecuente las cartas personales de diverso contenido, así como los avisos de visitas al yacimiento, que se incrementan paulatinamente, hasta el punto de ocupar gran parte de la jornada laboral de Isidoro. 116

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Fig. 10. Casas adosadas al teatro de Baelo Claudia, años 30. © Colección Museística de Andalucia. Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla. Consejería de Cultura, nº inv. DJ5226L

De toda esta correspondencia podemos extraer algunos importantes hitos protagonizados por Isidoro Otero en el yacimiento y que han quedado incorporados a la historia de la arqueología en este importante rincón de nuestra geografía.

Isidoro Otero, piedra angular de las excavaciones en Baelo Claudia: logística, expropiaciones y mediación institucional (1966-1986) Tras el paréntesis en las investigaciones arqueológicas en Baelo Claudia provocado por los conflictos bélicos, tanto nuestra desafortunada Guerra Civil como la Segunda Mundial, las actividades de campo se reiniciaron de la mano de la Casa de Velázquez. Un periodo de inactividad de más de cuarenta años, si consideramos que desde los pioneros trabajos de Pierre Paris, publicados de manera inmediata tras sus excavaciones (Paris et alii, 1923), casi no hubo investigación en el yacimiento, a excepción de puntuales expolios y referencias por parte de eruditos y viajeros (remitimos a los artículos de A. Muñoz y J. Beltrán en estas páginas para profundizar al respecto). Efectivamente, en julio del año 1966 se reiniciaron los trabajos arqueológicos en Baelo y, en ellos, se contrató ab initio a Isidoro Otero como responsable del equipo de obreros. Claude Domergue fue el responsable de dirigir esta primera campaña de excavaciones y, como él mismo indica en las notas escritas en homenaje El Legado Documental de la familia Otero en relación con la ciudad romana…

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a Isidoro en esta monografía, desde entonces se convirtió en una de las piedras angulares de las excavaciones. La gratitud de todos estos investigadores franceses queda patente en el prólogo del libro de cabecera de Baelo Claudia, en el cual se cita expresamente la importante labor de Isidoro Otero (Sillières, 1997, 8). Poco tiempo después, como verifican los documentos de la segunda parte de la primera campaña de excavaciones, ya era el responsable de la logística y de la contratación del personal no especializado. Una labor delicada y clave al mismo tiempo para el correcto desarrollo de los trabajos de campo, como sigue sucediendo actualmente en los proyectos de investigación, que el palentino se ganó a pulso y en un plazo récord. Una de las tareas más emblemáticas que acompañó a los diez primeros años de las excavaciones arqueológicas durante la década de los sesenta y setenta del siglo pasado fue la de la conversión de los terrenos en bienes de dominio público, con la consecuente y compleja política de expropiaciones, y, de manera paralela, la desparasitación del yacimiento de las decenas de casas y construcciones rurales que habían surgido al amparo de las ruinas y de los múltiples paramentos emergentes que de todas ellas quedaron a la intemperie tras el abandono del yacimiento en la Antigüedad Tardía. Una comparativa gráfica entre las fotografías reproducidas en las Fouilles de Belo del ya citado P. Paris y G. Bonsor y las imágenes del yacimiento avanzados los años setenta es muy elocuente al respecto. La presencia física y cotidiana de Isidoro Otero en la aldea de Bolonia y su rápida consideración oficial a todos los efectos por la administración como Guarda Oficial del yacimiento lo convirtieron en el interlocutor diario para la mediación en las declaraciones de utilidad pública y posteriores expropiaciones de muchas fincas. Informante directo de las situaciones personales y particulares de muchos de los vecinos y mediador con la Dirección General de Bellas Artes, como ilustra, por ejemplo, la carta remitida desde Bolonia el 26 de diciembre de 1970, en la cual informa detalladamente de las ofertas de compra-venta por parte de los propietarios de algunas viviendas en la zona del teatro, encomienda directa recibida del propio Martín Almagro Basch. Asimismo, fue receptor y, por ello, catalizador de la documentación e instrucciones procedentes de las instancias oficiales. Tras muchos años de negociaciones, en febrero del año 1976, Isidoro Otero recibe una misiva de la Dirección del Museo de Artes y Costumbres Populares, adscrito al Ministerio de Educación y Ciencia, a través de la cual se refiere el abono de las últimas indemnizaciones correspondientes a los terrenos de particulares incluidos en el área arqueológica, rogándole que se haga cargo del personamiento de los afectados en el Ayuntamiento de Tarifa en las fechas indicadas. Como consecuencia de la progresión de las excavaciones arqueológicas por parte de los investigadores de la Casa de Velázquez, a través de campañas anuales de varias semanas, acometidas de manera prácticamente ininterrumpida entre 1966 y 1990, las restauraciones, reintegraciones y demoliciones parciales fueron constantes. Entre ellas, y junto 118

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a las conocidas actuaciones en el área del foro y de los edificios públicos adyacentes se intervino prácticamente en todo el yacimiento. Dichas intervenciones prácticamente no tienen reflejo en la documentación publicada de las excavaciones arqueológicas en los Mélanges de la Casa de Velázquez, ya que no disponiendo de un interés científico en sí mismas y, además, al realizarse con posterioridad a la finalización de las excavaciones, no quedaron registradas. El testimonio más elocuente al respecto son las fotografías, que nos ilustran del estado de conservación de los restos inmuebles en dichos momentos y de las actuaciones acometidas. Un buen ejemplo de ello son las tareas de demolición parcial y desescombro acometidas en el barrio meridional baelo- Fig. 11. Carta de S. de Sancha a I. Otero en relación con la expropiación de las casas de la barriada de nense, con motivo de la desafección de los Bolonia, 1976. © CeDAP de la UAM. Legado documental familia Otero, nº inv. 00605 búnkeres militares instalados sobre las fábricas salazoneras romanas. La documentación gráfica del archivo personal de Isidoro Otero, en su mayor parte imágenes tomadas por su propia cámara y otras resultado de las copias o regalos de los propios arqueólogos o responsables de las excavaciones, ilustran magistralmente dicho proceso, revelando la importancia de la fotografía como técnica documental. En las imágenes podemos ver el proceso de desmonte de las unidades murarias del bunker militar instalado sobre la denominada Calle de las Columnas, cuyas estructuras invadían el antiguo pavimento de este cardo dotado de un pórtico monumental. Se advierte la diferente orientación de las estructuras romanas y aquellas de época contemporánea, y cómo se optó por proceder a desmontar las mismas para poder recuperar uno de los ejes principales del trazado viario de la Baelo de inicios de época imperial. El estudio de la topografía urbana del barrio meridional baelonense realizado a mediados de la primera década del siglo XXI permitió verificar la total ausencia de trazas de dichas instalaciones militares (Bernal et alii, 2007), por lo que estos testimonios documentales constituyen aún hoy en día, una fuente documental de primer orden. También Isidoro Otero fue testigo directo de algunos de los hallazgos arqueológicos más significativos acontecidos durante dichos años en el yacimiento tarifeño. El caso de la estatua de culto imperial aparecida en la basílica es un buen ejemplo de todo ello. En el año 1980, concretamente el día 27 de junio, se recuperó bajo los niveles del derrumbe El Legado Documental de la familia Otero en relación con la ciudad romana…

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Fig. 12. Calle de las Columnas del barrio meridional baelonense desde el sur, durante el periodo de demolición de las estructuras militares. © CeDAP de la UAM. Legado documental familia Otero, nº inv. 02970

arquitectónico tanto la cabeza como el torso completo en una única pieza de una escultura de tamaño natural, la cual ha sido el icono del yacimiento durante décadas, habiendo inspirado con su nombre a locales de ocio y turismo en la cercana pedanía de El Lentiscal. Un año, como sabemos, excepcional para la arqueología de Cádiz, ya que además de este importante hallazgo baelonense se descubrieron tanto el Teatro Romano de Cádiz como el famoso sarcófago antropoide femenino en la calle Ruiz de Alda de la capital gaditana. Hoy sabemos que la pieza marmórea de Baelo se corresponde con una estatua colosal del emperador Trajano, elaborada en los primeros años del siglo II d.C. -hacia el 102/103-, representado con su toga y con un cuerno de la abundancia junto a su pierna derecha, alegoría del augusto en su faceta de magistrado; los estudios estilísticos y arqueométricos del soporte han permitido valorar que el cuerpo es de época claudia o flavia, mientras que la cabeza está realizada a partir del retalle de un retrato de Domiciano, habiendo sido ambos soportes elaborados con mármol procedente de las canteras de Almadén de la Plata -al norte de la ciudad natal del emperador, Italica-, siendo obra de talleres hispanorromanos (Álvarez, Darblade-Audoin, Gutiérrez, 2013, 70-71). Un reciente hallazgo escultórico, realizado en mármol de Paros, constituye un contrapunto muy interesante a éste, ya que constituye una pieza elaborada en fechas similares, correspondiente con una copia del famoso Doríforo de Policleto (Rodà et alii, 2015). Isidoro 120

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fue testigo directo de este hallazgo trajaneo, y, asimismo, de la custodia de la estatua en el yacimiento arqueológico durante aproximadamente dos años y medio hasta su definitivo traslado al Museo de Cádiz el día 15 de diciembre de 1982. Interesante resulta la correspondencia con las diversas autoridades locales y nacionales relativa a esta singular pieza estatuaria, ya que en ella se verifican las dudas de los diversos especialistas sobre la filiación de la misma: aún ocho meses después de su hallazgo (15 febrero 1981) el propio Isidoro informa entre otros asuntos al Delegado del Ministerio de Cultura en Cádiz del necesario apuntalamiento de estatua del “emperador Claudio”. Ya a finales del año siguiente, y con motivo del conocido traslado de la pieza en helicóptero a Cádiz para su almacenaje, informa Otero al Alcalde de Tarifa de dicho evento, haciendo alusión al “torso del emperador Trajano”, por lo que la polémica atribución ya estaba resuelta. Como refleja la portada de esta monografía y diversos documentos del legado Otero (como sendos telegramas al Director Provincial de Cultura y al profesor Manuel Martín Bueno a Fig. 13. Carta al alcalde de Tarifa del traslado de la estatua de Trajano y telegrama relativo al mismo Zaragoza), su papel fue clave tanto en el tema. © CeDAP de la UAM. Legado documental descubrimiento como durante la estancia de familia Otero, nº inv. 00518 y 00342 dicha pieza en Baelo Claudia previamente a su traslado a la institución museística gaditana, debido a los problemas de seguridad en el yacimiento, para lo cual fue importante también la activa colaboración de la Guardia Civil. Las referencias incluidas en estas páginas constituyen únicamente un botón de muestra del interés y potencialidad de la documentación del Legado Otero, que a pesar de su modernidad, permitirá en el futuro profundizar sobre muchas de las claves de la arqueología baelonense, campogibraltareña y andaluza de la segunda mitad del siglo XX.

El Legado Documental de la familia Otero en relación con la ciudad romana…

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Consideraciones finales Acabamos aquí este corto recorrido de un pasado no muy lejano hasta nuestro presente. Ahora Baelo Claudia es Conjunto Arqueológico, unidad administrativa de elevado rango que le permite por ello tener un Director, un laboratorio de restauración, biblioteca, investigadores y técnicos… A su vez, la Casa de Velázquez prosigue sus investigaciones arqueológicas, pero comparte espacio científico con otros proyectos elaborados por investigadores procedentes de diferentes universidades españolas también participes de este libro de homenaje. En ese continuo viaje que la Arqueología hace hacia el Pasado, no como meta en sí Fig. 14. Carta de M. Ponsich dirigida a I. Otero para solicitar su atención a la visita del Conde de Los misma -como pudiera parecer- sino para vol- Andes. © CeDAP de la UAM. Legado documental ver luego y entender mejor nuestro Presente, familia Otero, nº inv. 00299 la figura de Isidoro Otero nos sirve de eje en torno al cual gira el tiempo; no en balde nos encontramos ante una relación centenaria. Las imágenes fotográficas que han acompañado estas notas, no sólo nos han de servir de ilustración a las mismas también, sólo que de manera silenciosa, permitirnos recordar como vividas en primera persona las palabras de Enrique Romero de Torres (1909: 422 y ss.), escasos años antes del inicio de las excavaciones en el yacimiento por la Casa de Velázquez. Su apasionada descripción de las entonces “ruinas de Baelo” sirven de contrapunto escrito a muchas de las imágenes presentadas: Baelo a principios de siglo, el antiguo poblado de Bolonia y a María Sanabria, origen de toda esta historia centenaria, en la puerta de su casa, esperándonos a volver a contarnos la Historia: [ (…) A unos 12 km. al Oeste de Tarifa y á una legua escasa del Cabo de la Plata en la costa, existen unas cuantas casas de pescadores en un extenso despoblado, agrupadas en torno de las ruinas de la célebre población romana Bellone Claudia, que por corrupción de su antiguo nombre se denomina en la actualidad Bolonia. (…) (…) El despoblado de Bolonia ha suministrado siempre infinidad de objetos arqueológicos á cuantas personas amantes de nuestros recuerdos históricos han intentado hacer exploraciones, aunque éstas hayan sido muy someramente. (…)

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(…) Causa verdadera impresión dolorosa el contemplar los restos de sus antiguas murallas, los de su hermoso acueducto que desde la sierra de las. Palomas, distante más de tres leguas, venía a la antigua ciudad salvando valles, hondonadas y llanuras, con sus severas y elegantes arcadas cuyos pilares, derruidos aún, se levantan de vez en cuando indicando su itinerario, y sobre todo las ruinas de su notable anfiteatro en el que se aprecian muy bien sus amplias graderías destrozadas, sus pórticos, sus arcos y grandes cuevas ó subterráneos donde encerraban las fieras y servían además de acueductos ó estanques en las grandes festividades en que el circo se convertía en un gran lago para verificarse en él los grandes juegos y batallas navales. (…) (…) Hoy, sobre las ruinas del anfiteatro, han buscado abrigo y se apoyan en ellas modestas casas de labor y algunas chozas de pobres pescadores, cuyas edificaciones rústicas y blanqueadas contrastan doblemente con los obscuros murallones carcomidos y cubiertos de hierba. (…) ] Córdoba, 2 de Abril de 1909. Enrique Romero de Torres, Correspondiente.

BIbliografía Álvarez Pérez, A., Darblade-Audoin, M.P., Gutiérrez García, A. (2013): “La statue de l’empereur Trajan: étude petrographique et stylistique”, en Sillières, P. coord, Belo IX, La basilique, Madrid, pp. 59-72. Bernal, D., Arévalo, A., Aguilera, L., Lorenzo, L., Díaz, J.J. y Expósito, J.A. (2007): “La topografía del barrio industrial. Baelo Claudia, paradigma de la industria conservera urbana hispanorromana”, en A. Arévalo y D. Bernal, Las cetariae de Baelo Claudia. Avance de las investigaciones arqueológicas en el barrio meridional (2000-2004), Arqueología Monografías, Sevilla, pp. 91-221. Paris, P., Bonsor, G., Laumonier, A., Ricard, R., Mergelina, C. de (1923): Fouilles de Belo (Bolonia, province de Cadiz) (1917-1921). La ville et ses dépendances, París. Rodá, I., Arévalo, A., Bernal, D., Expósito, J.A. (2015): “Una copia del Doríforo en las Termas Marítimas de Baelo Claudia”, Actas del XVIII Congreso Internacional de Arqueología Clásica (Mérida, mayo de 2012). Las producciones artísticas y artesanales en el Mundo Clásico. Talleres, Mérida, pp. 1-6, en prensa. Romero de Torres, E. (1909):”Las ruinas de Carija y Bolonia”. Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo LIV, pp.419-426. Sillières, P. (1997). Baelo Claudia. Una ciudad romana de la Bética, Madrid. El Legado Documental de la familia Otero en relación con la ciudad romana…

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Baelo Claudia y la familia Otero. Una relación centenaria

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