El Lado Crítico de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC) en la Universidad Colombiana

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APA Citation Style: Benavides B., Jorge E. (2008). El Lado Crítico de las NTIC en la Universidad. Paper presented at the III Congreso Internacional y IV Encuentro de Egresados de Docencia Universitaria, 'Educación, competencias y globalización', Universidad de Nariño, San Juan de Pasto.

El Lado Crítico de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC) en la Universidad III Congreso Internacional y IV encuentro de egresados de docencia universitaria. ‘Educación, competencias y globalización’ Universidad de Nariño. San Juan de Pasto, Mayo 8-10 de 2008.

Jorge E. Benavides B. ([email protected]) Departamento de Lingüística e Idiomas Universidad de Nariño, San Juan de Pasto, Colombia

1. Introducción La era en que vivimos se la conoce como, la ‘era de la información’, la ‘era de las telecomunicaciones’, ‘la era informática’, ‘la era digital’ o inclusive integrando no solo el concepto de tiempo sino el de la sociedad en que vivimos tenemos la ‘sociedad de la información’, o mejor aún la ‘sociedad del conocimiento’ o la ‘economía del conocimiento’ entre otras. Estos apelativos representan esfuerzos por denominar los cambios sufridos por la misma sociedad. Fue prácticamente desde la época de los 60 cuando en el mundo industrializado se empezó a hablar de la idea de la ‘información’, en los primeros pasos de lo que sería el auge de la informática. En casi todos los campos donde ha incursionado Internet se conoce con la ya famosa metáfora de la “autopista de la información”, inclusive en el campo de la educación, donde con más frecuencia se utiliza esta metáfora para referirse al nuevo concepto de acceso a la información y al conocimiento. En el campo de la educación superior, las Nuevas Tecnologías de la Información y la comunicación (NTIC en lo sucesivo) que principalmente nos llega desde los países desarrollados, y que ya están al alcance en los que aún se encuentran en vía de desarrollo han alterado en forma sutil la relación entre estudiantes y profesores: aparecen nuevos enfoques y materiales de contenidos para el diseño, la implementación y entrega de cursos. El diseño, la producción en masa, las redes de distribución y servicios que se utilizaron originalmente en la administración de empresas y de la industria se emplean ahora en programas de educación superior en forma virtual. Estas innovaciones no han tenido el debate suficiente, no solo sobre las

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capacidades y limitaciones de la instrucción a través de las NTIC sino sobre la verdadera naturaleza y propósito de la universidad en la era digital, y la ‘sociedad del conocimiento’. Frente a esta tendencia de ‘competitividad’ de las universidades por ‘vender’ auspiciadas por las leyes del mercado, (o la mercantilización) hay necesidad de una postura crítica y reflexiva como corresponde a una de las metas de formación en la universidad: la crítica reflexiva. A este respecto existen generalmente dos posiciones: una posición acrítica de aceptación incondicional y otra crítica de reflexión mesurada. A manera de introducción a esta problemática se revisan a continuación algunos aspectos de las dos posiciones. 2. La posición acrítica Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC) o también llamadas ‘tecnologías digitales’ pueden proponer oportunidades y retos tanto a estudiantes como a profesores y administradores que tienen que ver en la educación superior. Se sabe popularmente por ejemplo que con Internet se rompen las barreras geográficas, políticas y culturales permitiendo a la gente tener acceso a una vasta diversidad y cantidad de información disponible en todo el mundo. El dicho de que “si no está en Internet no existe” es un reflejo de la cantidad de información que alberga la red mundial de información. Lo electrónico y digital como base de las redes de información y comunicación está cambiando la forma tradicional en el que se concibe el aprendizaje llevándolo a un enfoque mucho más ‘flexible’ y ‘conveniente’ y consecuentemente mejor. De esta manera es posible para una persona (ya no necesariamente un estudiante como el que comúnmente conocemos) inscribirse y tomar cursos ofrecidos en instituciones de nivel superior en cualquier parte del mundo y obtener un título sin tener que haber asistido presencialmente a ninguna clase y sin ni siquiera conocer físicamente la institución que otorga el título ni sus profesores personalmente. Las grandes universidades ‘virtuales’ de los países industrializados han entrado en el mercado de la obtención de títulos en educación sin mayor reparo en el compromiso de valores individuales, sociales, culturales y por consiguiente se han multiplicado en todo el mundo. Algunos sostienen que las NTIC conllevan el concepto del aprendizaje continuado o “de toda una vida” lo que le ha hecho ganar una importancia inusitada en educación sobre todo a nivel superior, profesional. En el exterior y con la ayuda de Internet las personas adultas en ubicaciones muy diferentes pueden adquirir nuevas ‘habilidades’, mejorar sus ‘competencias’ profesionales, enriquecer y dar más ‘sentido’ a sus vidas. Otros van todavía más lejos al describir a Internet como un ‘ecualizador’ de la vida social. De esta manera Internet, ayuda a reducir o eliminar los prejuicios, a mejorar la democracia, a promover la creatividad y a estimular el intercambio dinámico de ideas nuevas. La amistad muy probablemente se basa ya no tanto en la proximidad

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física sino en el interés común y el entendimiento mutuo. De esta manera se desarrollan nuevas comunidades ciberespaciales ‘armoniosas’. La gente ya no será discriminada sobre la base de su apariencia física al tratar de establecer relaciones con otros. En resumen, Internet, si lo que oímos y leemos es cierto, será una fuerza mayor en la liberación de la humanidad de muchos impedimentos – algunos impuestos por el mundo natural, otros enraizados en la ignorancia y las convenciones sociales

3. La posición critica Lo anterior, en la visión de Chambers y Roberts (2001) como una formula hiperbólica, nos ubica en el lado positivo pero acrítico de las NTIC, pero al mismo tiempo nos ayuda dar el primer paso para un escrutinio crítico. Un entusiasmo desmedido ha sido la constante como atributo de estos desarrollos tecnológicos, apoyado por la parte mercantilista ‘atenta’ a lo que sucede en el vasto ámbito educativo. Particularmente, Internet puede estar siendo sobredimensionado y considerado como un hito histórico en las comunicaciones y en la educación y como ejemplo fehaciente del progreso científico y de la humanidad misma. Esto puede ser cierto si se considera que ningún otro desarrollo tecnológico en la historia de la humanidad ha sido considerado como ‘decisivo’ en cambiar la forma como trabajamos, leemos, escribimos, pensamos y nos relacionamos con los demás. Sin embargo, hay necesidad de preguntarnos: será cierto todo lo que se predica sobre el cambio de la educación superior realizado por las NTIC? Si los patrones regionales, nacionales e internacionales en la producción, control y uso de las NTIC se examinan, se ve claro que el “ciberespacio” es un dominio esencialmente privilegiado. Internet podría ayudar en crear nuevos mundos virtuales pero no puede y no transforma mágicamente otras realidades no tan sofisticadas. Es muy fácil para aquellos en las universidades con fácil acceso a las redes de alta velocidad y con infraestructura actualizada sobreestimar la importancia del ciberespacio en la vida diaria de los demás, lo cual crea una presión a competir en las universidades periféricas, que son la mayoría, y no en igualdad de condiciones. Mientras el número de computadores personales y conexiones de Internet en las instituciones educativas, el hogar, el trabajo se incrementa todo el tiempo, existen todavía millones de personas en el mundo que nunca han visto, o utilizado un computador. Se puede sostener, por ejemplo, que la construcción de ‘comunidades virtuales’ no debería desplazar los esfuerzos por seguir construyendo comunidades ‘vis-a-vis’ entre las personas: compañeros de clase, amigos, familiares y colegas. Por supuesto, algunos comentaristas tienen un alto interés en asegurar que las actividades centradas en el computador se vuelven el foco de las concepciones de un estilo de vida apropiado. Como observa Chambers y Roberts (citando a Luke, 1996),

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“Las predicciones acerca del futuro digital optimista realizado por ‘infogurus’ como Bill Gates –The Road Ahead (2001)- no sirven como análisis intelectuales sobre tendencias sociales sino como tácticas de mercadeo altamente efectivas. Casi siempre, se le dice a la gente, de la forma más atrevida posible, que el mundo está cambiando a un ritmo dramático y que si no se acomodan al nuevo orden serán relegados de los avances en la computación y en el mundo. Deben, entonces, empezar a cambiar, comprando y continuamente actualizando el hardware y software que la misma gente que hace tales predicciones comercializa. Es innegable que existe un trasfondo mercantilista y económico en muchas de las acciones que aparentemente o superficialmente se ven como totalmente educativas.” (p. 3)

Es importante, no desestimar los posibles cambios que los desarrollos digitales pueden traer a la educación superior en las décadas por venir. Los académicos que creen que esperar a que la computarización de la vida universitaria tome el mejor rumbo, están tan desorientados como los que sugieren que las NTIC milagrosamente curaran los padecimientos sociales de antaño y automáticamente revitalizarán la enseñanza y la investigación en la academia. Existen, como lo reconoció Lyotard (1984) hace más de dos décadas en su altamente profético estudio sobre “la condición posmoderna” múltiples pero no necesariamente mejores posibilidades con las NTIC. La computarización podría ayudar a grupos de discusión suministrándoles la información que usualmente no poseen para realizar decisiones acertadas, pero también podría ser el medio clave para controlar y regular el sistema educativo, a incluir el conocimiento mismo, y gobernarlo exclusivamente por un principio de desempeño eficaz. Para aquellos que descartan el aprendizaje digital como irrelevante en las operaciones de las instituciones de calidad en educación superior Chambers y Roberts ofrecen varios ejemplos sobre la relación entre el mercado y la educación superior: Un anuncio reporte del Financial Times en el que se asegura que universidades como la de Oxford, Princeton, Stanford y Yale se han unido para conformar una alianza de aprendizaje en línea orientada a entrar en el mercado del aprendizaje por $50 billones de dólares. El anuncio establece que la alianza planea inicialmente ‘comercializar’ cursos no conducentes a titulo para sus estudiantes. El consorcio tiene, sin embargo, señalada su intención de servir un mercado más amplio en el futuro. Esto es difícilmente un fenómeno aislado. Por otro lado, el 12 de febrero, del 2000, David Blunkett, el Secretario de Estado para la Educación del Reino Unido, anunciaba el compromiso de 50 millones de libras esterlinas para apoyar el establecimiento de una universidad Británica tipo ‘universidad virtual’, cuyo objetivo sería ofrecer títulos de calidad a través de un numero de instituciones participantes vía Internet. En otro desarrollo, Universitas siglo XXI, un grupo de 18 universidades de investigación de primera línea de 10 países, firmaron un acuerdo con Thompson Learning, una división de Thompson Corporation (especializada en entrega electrónica de información). Thompson Learning será responsable de diseñar cursos, desarrollo de sistemas de evaluación y medición, y manejo de bases de datos de estudiantes, mientras

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Universitas otorgará los títulos, diplomas, y certificados. Funcionarios de Universitas XXI firmaron inicialmente con TSL Education Ltd. – una subsidiaria de Rupert Murdoch’s News Corporation – y nombraron a Microsoft como un tercer socio ‘preferido’. La iniciativa es una muestra de las muchas alianzas estratégicas posibles en el nuevo ‘mercado’ de la educación. Una consolidación de múltiples universidades de alta calidad en conformar ‘marcas’ globales en educación superior y terciaria es una consecuencia posible de las tendencias corrientes en el campo del mercado educacional. Los escépticos deberían tener en cuenta que hace un siglo, muchos pueblos del mundo occidental tenían su propio periódico local. Hoy, una corporación de editores transnacionales domina la diseminación de las noticias impresas en todo el mundo. Un proceso similar de ‘racionalización mercantilista’ puede sobrevenir en el sector educativo terciario en nuestros países, en la medida en que las universidades se sitúen bajo constante presión para volverse más del tipo ‘empresarial’ en sus actividades administrativas, de enseñanza e investigación. Usualmente. Los centros que lideran el aprendizaje digital a través de las NTIC poseen habilidades en el uso y manejo de estas tecnologías pero carecen de la experiencia y la capacidad pedagógica. La iniciativa para adquirir y aplicar los últimos desarrollos tecnológicos no siempre va acompañada de una preocupación por mejorar el aprendizaje o avanzar en el conocimiento. Nuevos métodos y herramientas para el aprendizaje usualmente se diseñan y utilizan sin una clara fundamentación teórica. Cuestiones de tipo histórico, político y social se ignoran frecuentemente, conduciendo, a expectativas completamente desenfocadas para con las NTIC y a respuestas simplistas a las demandas de empresas que usualmente ven en profesores, estudiantes y administrativos consumidores en potencia. 4. Posición de algunos críticos para debate: Dentro del ámbito crítico de las NTIC en educación superior se encuentran mayormente especialista e investigadores que ya han podido ver las repercusiones del cambio tecnológico en sus universidades a nivel mundial en países desarrollados y lo que posiblemente esperaría los que están en vías de desarrollo. Algunas de estas críticas parten de experiencias concretas en las que el contexto mundial juega un papel decisivo para el cambio, especialmente los fenómenos de la globalización y las políticas de índole neoliberal. La universidad se ha visto de repente en un contexto en el que la educación se considera como un producto más de mercado (Bagnall, 2001; Luke, 2001); la entrada de corporaciones transnacionales al concierto del ofrecimiento de ‘paquetes’ educativos en un proceso de producción mercantilista usualmente de tipo privado (Beckett, 2001; Harvey, 2001; Roberts, 1998), los proceso de investigación y producción del conocimiento están orientados primordialmente a la industria, el comercio y la producción de bienes y servicios en una estrategia de tipo neoliberal dentro del fenómeno de la globalización (Apple, 1999; Buenfil Burgos, 2003; Chomsky y

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Desmonts, 2000; Chomsky y Otero, 2005; Katz, 1999; Lyotard, 1984; Olssen y Peters, 2005). 5. Puntos básicos de la crítica 1. La adopción generalizada de las NTIC para la educación superior socava a aquellas instituciones que las mismas tecnologías intentan servir. 2. Los programas de aprendizaje en línea y otros modos computarizados promueven el individualismo a expensas de las tradiciones colectivas y las redes colegiales que son los sellos de un centro tradicional de sabiduría y aprendizaje. 3. El ciberespacio ha llegado a ser un nuevo medio por el cual la identidad comunitaria se vuelve imaginaria y se genera la demanda del consumidor individualista. 4. Los intereses comerciales globalizados se mantienen para lucrar aprovechando la dispersión de las comunidades académicas y el aislamiento de los estudiantes. 5. El estudiante conectado (en-línea), se enajena dentro de una ‘riqueza’ del aprendizaje estandarizado, y se priva de la riqueza social, cultural e intelectual de la vida universitaria. 6. La sociedad como tal se empobrecerá por el advenimiento del aprendizaje en línea, a través de la reducción de la sabiduría y el discurso académico y la primacía de los artículos de consumo digitales del mercado. 7. La virtualización de la educación superior se ve como un componente de la más grande transformación del orden social. 8. Se observa una manifiesta tendencia hacia la mercantilización del conocimiento, la desescolarización, la fragmentación y la modularización del currículo, y la escalada de la competencia del mercado entre universidades. 9. Surgimiento de la construcción neoliberal de la educación como un bien privado más bien que servicio público; fenómeno al que no se opone resistencia y de tipo irreversible. 10. Se promueve la ideología enfáticamente las acciones ‘auto-céntricas’ y egotistas como ‘contra éticas’ sobre la base de que disminuyen la preocupación y la empatía por el bienestar de los individuos y la comunidad más amplia.

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11. En lugar de que la inclinación contemporánea de las universidades sea la de volverse más culturalmente sensibles se entra en conflicto con las contrapuestas tendencias del instrumentalismo, funcionalismo, el individualismo y la tecnocracia. 12. Existe un cambiante estatus del conocimiento y la investigación bajo la economía neoliberal y las políticas sociales. 13. Sostiene que ‘mercantilización’ del conocimiento altera la naturaleza de indagación en las instituciones de educación superior. La ‘investigación’ emerge de los cambios recientes como un proceso profundamente político, configurado por una variedad de intereses en competencia. 14. Se relaciona la ‘sociedad del conocimiento’ con ‘economía del conocimiento’ que mueve la empresa investigativa verdaderamente dentro de la esfera corporativa de la alta tecnología transnacional. 15. Existencia de nuevas alianzas entre las universidades y las corporaciones multinacionales. Estas se encuentran ostensiblemente engranadas hacia el incremento del acceso en la educación superior a través de Internet y otros nuevos medios (preferiblemente, para abaratar costos de la educación y ‘disminuir’ el acceso real al espacio público y físico y la vida universitaria donde se dan los intercambios sociales, y el aprendizaje social propiamente dicho) 16. El proceso de ‘producción del conocimiento’ difiere en las universidades y en las corporaciones o empresas comerciales. Sin embargo, cada vez más se tiene una relación universidad empresa (privada con ánimo de lucro) 17. Pesimismo generalizado de considerar a la universidad con una habilidad de permanecer creativa y productiva (de conocimiento) en el medio postindustrial. 18. Ostensible ‘necesidad’ del cambio del esquema tradicional de ‘producción, y comunicación del conocimiento’ en universidades debido a que éste ya no es sostenible en una economía digital dirigida por el mercado. 19. Un medio donde la ‘mercantilización’ del conocimiento prevalece, la idea de la universidad virtual es problemática porque los académicos continúan basando sus aseveraciones hacia la legitimación de lo erudito y lo crítico en lugar de los criterios comerciales.

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20. Algunas de los más innovadoras prácticas de aprendizaje están ocurriendo en el mundo corporativo sin el concurso ya sea de académicos convencionales o aun de estudiantes universitarios [cfr. la producción de nuevo conocimiento en Gibbons et al.(1997); donde las empresas tienen ya sus propias instituciones para entrenar a sus propios prospectos] 21. Es improbable que estemos ‘satisfechos’ si confiamos en ‘actividades educacionales descontextualizadas, efímeras y comercializadas internacionalmente’ en lugar de la creatividad sistemática y sostenida en la educación superior en un contexto socio-cultural dado. 6. A manera de conclusión No se puede negar que los productos de la actividad humana, incluidos los tecnológicos -que abundan en nuestros días- pueden ser un alivio en muchas de las necesidades educativas del mundo moderno. Sin embargo, y en el caso de las NTIC, si la tecnología está al servicio de fuerzas de cambio ajenas a la educación, como medio de emancipación, entonces nos encontramos frente a un conflicto de intereses e ideologías en el campo educativo. La crítica como función de la universidad tiene que surgir y afrontar el debate. Frente a los cambios que se están dando a nivel de educación superior con la introducción de las NTIC, que podrían ser dramáticos e irreversibles en un futuro cercano, y con todas las ventajas que comúnmente se otorgan a estas tecnologías, ¿cuál debe ser nuestra actitud? Ante este campo de expertos y especialistas en la informática y las telecomunicaciones, no debe intimidarnos la avalancha de productos tecnológicos y cambios posibles, ni podemos dejar a los expertos de la tecnología tomar las decisiones que más temprano que tarde nos van a afectar. La respuesta es necesariamente un compromiso reflexivo y crítico. Como comunidad educativa y haciendo honor a la función crítica de la universidad debemos empezar a entender más sobre este campo donde el ‘conocimiento experto’ normalmente atemoriza e intimida. Solo conociendo las capacidades reales de la tecnología en el desarrollo de la vida socio-cultural, académica e investigativa; de producción y transmisión del conocimiento podremos filtrar lo que consideremos pertinente y apropiado para el crecimiento de la universidad ‘real’ independiente de cualquier presión ideológica, política, de mercado o de cualquier otra índole. Lo que parece de sentido común, lo incontrovertible, e incuestionable es a menudo considerado en el fondo de una alta carga ideológica, que posiblemente y debido al contexto de la globalización y el neoliberalismo como política mundial en expansión se esté imponiendo, al decir de Habermas (1999; 1987) como una colonización al ‘mundo de la vida’; de la vida educativa en nuestro caso.

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