El jardín de las Hespérides

September 21, 2017 | Autor: Luis Campoverde | Categoría: Metodología y Teoría de la Investigación Social
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Descripción

El jardín de las Hespérides
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La gloria de los Cielos es como el chispeante vino para el cansado espíritu del hombre.
La tierra es solamente una colonia de activas hormigas. ¿Seremos simples hormigas que jamás piensan de las cosas infinitamente grandes que nos rodean y que nos hacen mirar hacia abajo?
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Con las cosas que nos rodean, apropiadas para ocupar nuestra atención exclusivamente sobre nuestro diminuto planeta; con la guerra que levanta su cabeza en el Oriente y las revoluciones del Sur; con la campaña política que excita las bajas pasiones y prejuicios; con la perspectiva de una abundante cosecha que nos hace pensar más en los beneficios que nos da la tierra, nosotros levantamos nuestros ojos al estrellado cielo para meditar que todas estas cosas son insignificantes comparadas con los positivos intereses del universo.
La tierra es tan solo una colonia de hormigas que se calientan y mueven a la luz del sol. ¿Seremos ciertamente simples hormigas que nunca se ocupen de las cosas inmensamente grandes que nos rodean? Hasta que el hombre se aperciba que no pertenece a la tierra sino al universo, la divinidad que está en él nunca podrá darse cuenta de sí. Nuestras guerras, nuestras revoluciones y nuestras cosechas, son meros incidentes locales desconocidos en Júpiter, Marte y la multitud infinita de mundos entre las estrellas.
Solamente cuando nos desprendemos de nuestras ocupaciones terrenales y miramos hacia los cielos, es cuando comprendemos cuán pequeños y a la vez cuán grandes somos; pequeños nos identificamos con los transitorios intereses de nuestro insignificante planeta; grandes a proporción que comprendemos la inmensa vida que nos rodea y de la que formamos parte.
¿Qué clase de sentimiento experimenta todo hombre y toda mujer que mira a las estrellas? ¿Por qué esa estupenda vista tranquiliza el espíritu y abre los ojos del alma como no lo hace ninguna otra cosa? Es porque existe en nosotros algo infinitamente superior a la mera vida material que llevamos aquí. La luz de millones de soles distantes, brilla sobre nosotros desde el firmamento, y mirando hacia ellos, sentimos nuestro parentesco con la vida que pulula en esas regiones. Uno no puede sentirse aislado y desterrado bajo las estrellas. Mientras más grande es el imperio de nuestro Padre Celestial sobre nosotros, más profunda es nuestra convicción de Su Poder y más segura nuestra fe en Su Beneficencia. Cuando limitamos nuestros pensamientos a la tierra, no podemos de dejar de sentir la futilidad de todas las cosas que le pertenecen; pero cuando meditamos sobre el Universo, sentimos que ocupamos un lugar en el vasto escenario que tiene su fundamento en la eternidad.
Mirad al cielo una de estas hermosas noches de otoño y estudiad su maravillosa influencia. Mirad a la Vía Láctea levantándose sobre el horizonte en el noroeste, extendiéndose sobre nuestras cabezas al norte del zenit y sumergiéndose en grandes oleadas de luz celestial en el oeste, y considerad que ella es una vasta calle de soles, el Broadway de los Cielos. Las fotografías nos muestran que son tantos esos soles que no se pueden contar. La extensión de esa inmensa calle de soles no puede ser menor que de cincuenta mil millones de millas, y puede ser mucho más. Si tuvierais que atravesarla en un automóvil que hiciera mil millas por hora, necesitaríais como sesenta mil millones de años para completar el viaje.
Hacia el noroeste veréis una brillante estrella cerca del borde de la Vía Láctea. Es la estrella Vega; es decir, un sol lo menos cien veces y talvez mil veces más grande que el nuestro. ¿Podéis creer que no hay allí mundos que ruedan alrededor de él, florecientes de vida al contacto de sus rayos? ¿No habrá comunidad de intereses entre nosotros, habitantes de uno de los más pequeños sistemas solares que existen en el universo, que vivimos en una simple aldea, y aquellos habitantes de ese espléndido sistema de brillantes ciudades que alumbra y calienta Vega? Si la astronomía nos enseña algo, es, precisamente, que existe esa comunidad de intereses y de sustancia. El espectroscopio nos manifiesta que Vega está compuesta de sustancias químicas semejantes a las que constituyen nuestro sol menos luminoso.
Otras observaciones prueban que ese sistema está sujeto las leyes físicas semejantes. Por consiguiente, la conclusión es inevitable: Que sus mundos deben parecerse a los nuestros, aun cuando ellos sean más grandes, y que sus habitantes no deben diferir mucho de nosotros en sus caracteres esenciales.
Si nosotros nos ocupamos acerca de los habitantes de los otros mundos, ellos, a su vez, se ocuparán de nosotros. No podemos estrechar sus manos, no podemos viajar por esos mundos en nuestros propios cuerpos, a causa de los inmensos espacios que nos separan; pero la inteligencia no está invadida por obstáculos, ni limitada por las distancias. El principio de Vida es el mismo en todo vasto universo, y en donde quiera que hay Vida, allí estamos, a lo menos en espíritu.
Maravillosa es la vida, disfrutar de cada instante de todo nuestro alrededor. Con una sonrísa podemos obtener el mismo cielo en la tierra.
Serena esperanza
Qué sería el hombre sin la firmeza de la voluntad, sin la energía de la fe y sin la convicción de la esperanza?
 
Cuando contrariado en su más sublime aspiración, pierde al ángel de sus amores; cuando herido en sus más vivos sentimientos, siente penetrar en su corazón el frío dardo de la calumnia, cuando su alma se percibe de la traición; cuando su inteligencia observa un desengaño terrible, y las decepciones humanas abrasan su frente o enrojecen su rostro, la desesperación más profunda se apodera de todo su ser y anonadado sucumbe.
 
Más allá, en lontananza, vislumbra la idea de la reparación; si un rayo de esperanza desciende a iluminar su espíritu; si la fe en la justicia despierta en su razón, entonces, oh!…esa fuerza del alma llamada voluntad domina en cierto modo al sentimiento, le adormece algún tanto y una dulce tristeza a la amarga desesperación.
¡Bendita, bendita sea la esperanza!
Dicen los Maestros de sabiduría que los caminos conducen a un sólo Camino; las vueltas que damos nos llevan nuestros pasos a la Serenidad. Sin este requisito no podremos conquistar la Senda de la paz interior.
 
Cuando hacemos una buena acción, se multiplica por tres, recibiendo mucho más de lo que demos a los demás.
La generosidad es un preciado don que posee mucha gente; cuando damos algo con amor, mucho karma liberamos de nuestra saca.
Hermosa es la diosa Generosidad que cubre de gloria a los generosos. La generosidad que es caprichosa según nuestro estado de ánimo no tiene gran valor, porque puede dejar en la estacada quienes necesiten nuestra ayuda, ya sea de bienes materiales, comprensión o cariño.
"Dad para poder alcanzad".
 
En el Camino está la clave de muchas cosas que no comprendemos muy bien, pero paso a paso los misterios de la vida abren sus puertas para facilitarnos conocimiento.
Ayudándonos unos a otros, con buen estado de ánimo, abramos nuestro corazón a los que necesitan de nosotros y demos mucho. Es la Ley.
Seamos transigentes con los demás… Ese el camino de la vida.

Lluvia de esperanza.
 
Ayer, comenzó la Esperanza a languidecer. Todo trabajo y esfuerzos por salvar una causa, se volvió en llanto de fuego sobre el corazón.
Después del trabajo hecho y satisfactorio; cosas del karma, supongo… se volvió al revés.
Aún no puedo entender si todo apuntaba al logro de una cuestión, me pregunto ¿por qué?
Una buena amiga, estaba desesperada por vivir de cerca este proyecto aparentemente fallido; su dolor y desesperación me la ha transmitido a mí, no por su deseo sino por la gran amistad que nos profesamos desde hace muchos años; por tanto todo lo que le afecta a ella, me toca a mí de lleno.
 
Una amistad es algo grande va más allá de todas las cosas, formamos un equipo muy bueno, con este suceso quiero creer que las aguas volverán a sus cauce.
A pesar de lo desafortunado del grave incidente, tengo esperanza de que la lluvia que sale de mi ojos y de mi corazón, hagan crecer la verdad y las personas de mal corazón reciban lo que ese Creador a bien seguro que le dará.
Querida amiga, te confiaría mi vida, y cualquier mal que te haga sufrir, quisiera hacerlo mío.
Nunca olvides que esté donde esté velaré por tí. Si Dios quiere llevarme (por mi mala salud), esté donde esté siempre cuidaré y velaré por tí.
 
Sea lo que el No Pronunciado dicte será el Camino a seguir.
No criticar, no juzgar, no condenar.
 
Sereno Corazón
La vida es un arca llena de posibilidades. Es más bien como un enorme río lleno de posibilidades…..No es, pues, aventurado esperarlo todo. No le cuesta más trabajo a esa corriente formidable en que están las causas y los efectos, llenar un ánfora grande que un ánfora pequeña.
 
La aventura más extraordinaria puede, lo mismo que la más insignificante, vivir en esas crespas olas que brotan de la fuente misteriosa del ser, y a ella vuelven, fecundando el infinito universo.
Releva, por tanto, gran desconocimiento de la magnitud de la vida y gran mezquindad de espíritu, la desconfianza de que llegue una cosa, simplemente porque es muy bella. La cantidad de cosas bellas que diariamente se otorgan al mundo, y en las cuales el mundo suele no fijar la atención, distraídos y atormentados por ansiedades vanas y egoísmos tristes, es incontable, es impotente, es inmensa. La cosas nos parecen imposibles hasta el día que se realizan.
No creas, pues, jamás, que la excelencia de un bien es condición es condición negativa para su realización.
Abre en tu confianza todas las capacidades de tu espíritu, ante la posibilidad de recibirlo. No sea que cerradas por las llaves de tu escepticismo todas tus puertas interiores, cuando llegue la felicidad suma que te tocaba en suerte, no pueda entrar… y se aleje para siempre

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