EL ISIS Y LA EDUCACIÓN YIHADISTA

August 19, 2017 | Autor: Alessandro Orsini | Categoría: Political Sociology, Terrorism, Political Violence and Terrorism
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Descripción

ALESSANDRO ORSINI

EL ISIS Y LA EDUCACIÓN YIHADISTA

EL ASCENSO DE AL-ZARQAWI ntes de llamarse ISIS, su nombre era Jamat al-Tawhidwa-l-Jihad (Organización de Monoteísmo y Yihad), un pequeño grupo suní que operaba en el noroeste de Irak bajo el liderazgo de Abu Musab al-Zarqawi, pronto convertido en un símbolo yihadista de la lucha contra la intervención americana en Irak.

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Ejemplo clarísimo de fanatismo político, al-Zarqawi estaba obsesionado con la idea de la pureza. Para él, el mundo islámico estaría contaminado por la presencia inmunda de criaturas monstruosas que identificaba con los musulmanes chiíes, de los que predicaba el exterminio. El 2 de marzo de 2004 sacudió al mundo. Sus hombres efectuaron un aterrador asalto contra la mezquita chií de Kadhimiya, en los suburbios de Bagdad, y contra los chiíes reunidos en oración en Kerbala mientras celebraban el día de la Ashura. Hubo 178 muertos y 500 heridos. Bombas, lanzacohetes, ametralladoras, kamikazes: los chiíes se retorcían envueltos en Alessandro Orsini es director del Centro per lo Studio del Terrorismo de la Universidad Tor Vergata (Roma) y profesor de Sociología Política de la Universidad LUISS Guido Carli (Roma). Traducción de José Ruiz Vicioso.

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sangre entre gritos desesperados. Escrupuloso en la preparación de los jóvenes para el martirio1, al-Zarqawi estaba exultante de alegría. Los comandantes de la masacre habían preparado incluso a un grupo de hombres con armas ligeras cuya tarea era disparar a los chiíes que hubieran sobrevivido a las explosiones. Como relató un testigo de la masacre en un terrible artículo: “Me encontré en medio de la masacre. A mi alrededor, la gente moría mientras los kamikazes se hacían saltar por los aires y los disparos de mortero caían entre la muchedumbre. Los supervivientes estaban cubiertos por la sangre y la piel de los muertos. La Ashura, el día más sagrado del calendario de los musulmanes chiíes, se transformó en una matanza delante de sus lugares más sacros”2.

Fue al-Zarqawi quien decapitó con sus propias manos al ciudadano americano Nick Berg en el video publicado por al Qaeda en mayo de 20043. Ocupado en una guerra de dos frentes –uno contra los americanos y otro contra los musulmanes chiíes–, necesitaba un aliado poderoso que lo ayudase a acrecentar sus fuerzas. Por su parte, Osama Bin Laden aspiraba a convertirse en el guía de todos los movimientos yihadistas y veía con buenos ojos el ascenso de un nuevo líder carismático siempre que estuviera dispuesto a respetar su autoridad. Los dos se estrecharon la mano y, en octubre de 2004, nacía al Qaeda en Irak (AQI), que se puso a operar inmediatamente para afrontar el peligro representado por las elecciones del 30 de enero de 2005, en las que se debía elegir una asamblea cuya tarea sería redactar la nueva Constitución de Irak. Para consolidar su propia fuerza, al Qaeda en Irak necesitaba una situación de inestabilidad, desesperación y violencia. Es la lógica típica de muchos movimientos terroristas, que trabajan para empeorar las condiciones de vida de las personas que dicen defender. Si la población está desesperada –pien-

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Truls Hallberg Tønnessen, “Training on a Battlefield: Iraq as a Training Ground for Global Jihadis”, Terrorism and Political Violence, 4/2008, p. 545. Justin Huggler, “Is This Man the Mastermind of Massacre?”, The Independent, March 7, 2004. Maria Newman, “Video Appears to Show Beheading of American Civilian”, The New York Times, May 14, 2004.

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san– crece el odio contra el gobierno y, en consecuencia, aumenta el número de personas que lo quieren derrocar. Ante las inminentes elecciones, al-Zarqawi se preguntó: ¿qué puedo hacer para impedir la pacificación de la sociedad iraquí? ¿Qué puedo hacer para impedir que la vida y la paz predominen sobre la guerra y la muerte? La respuesta fue clara: hay que crear un ambiente social en el que chiíes y suníes enseñen a sus hijos a odiarse y a matarse los unos a los otros. Es el problema de la educación en el odio y en la violencia lo que los “purificadores del mundo” ponen en la base de sus sociedades. La cuestión entonces era educar a millones de jóvenes a odiarse entre ellos para garantizar una guerra civil de larga duración en Irak. Según el planteamiento de al-Zarqawi, si los suníes no participaban en las elecciones, se constituiría una asamblea dominada por los chiíes y esto permitiría afirmar a al Qaeda que los suníes estaban sometidos. El día de las elecciones, la población suní, amenazada de muerte por al-Zarqawi, no participó en las zonas controladas por al Qaeda4. El chií Ibrahim al-Jaafari fue elegido presidente de la asamblea. Diecisiete ministerios fueron para los chiíes, siete para los kurdos y ocho para los suníes. Todos quedaron convencidos de que los chiíes habían impuesto su dominio a los suníes5. Al-Zarqawi había vencido.

LA MUERTE DE AL-ZARQAWI La estrategia de al-Zarqawi culminó en el atentado del 22 de febrero de 2006 contra la mezquita chií de al-Askari en la ciudad de Samarra, que marcó el inicio de la guerra civil de tipo étnico-religioso. La cúpula de oro de la mezquita fue destruida, lo que provocó un enorme dolor entre los chiíes6. El día después, chiíes y suníes comenzaron a masacrarse por las calles de la ciudad. Fue

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Gareth Stansfield, Iraq. People, History, Politics. Cambridge: Polity Press, 2007, p. 182. Anthony H. Cordesman, with assistance from Emma R. Davies, Iraq’s Insurgency and the Road to Civil Conflict, London, Westport: Prager Security International, Vol. I, p. 136. La mezquita de al-Askari sufrió un segundo atentado cometido por al Qaeda Irak el 13 de junio de 2007, un año después de la muerte de al-Zarqawi. Fue destruido el minarete de la mezquita.

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un baño de sangre. Entre febrero y julio –en solo seis meses– civil fueron 3.159 los muertos causados por la violencia sectaria entre la población7. Todo esto fue querido, pensado y organizado por al-Zarqawi, como demuestra una carta que envió a los jefes de al Qaeda en Afganistán en 2004, en la que escribe que pretende atacar a los chiíes para desencadenar su rabia contra los suníes, provocando una reacción en cadena que terminaría en guerra civil. Estas fueron sus palabras textuales: “A nuestro juicio, los chiíes son la clave del cambio. Creo que tomarles como objetivo y golpearlos en su profundidad religiosa, política y militar, les empujará a mostrar su rabia (de perros) hacia los suníes… y a descubrir los dientes del rencor oculto que anida en sus corazones. Si conseguimos arrastrar a los chiíes a una guerra sectaria, será posible despertar a los suníes distraídos apenas perciban el inminente peligro (…). A pesar de su debilidad y de su fragmentación, los suníes son las cuchillas más afiladas, los más determinados y los más leales cuando se enfrentan a estos chiíes, que son un pueblo de traidores y de cobardes”8.

Tal estrategia ha sido reivindicada con orgullo por al-Baghdadi, sucesor de al-Zarqawi, en los documentos oficiales del ISIS. Préstese atención a estas palabras, publicadas en el primer número de Dabiq, la revista política del ISIS: “Utilizando los métodos que conducen al máximo nivel de caos, y golpeando a los apóstatas de todo origen, los muyahidín han sido capaces de mantener Irak en una inestabilidad constante y en la guerra continua, sin permitir a los grupos apóstatas gozar ni un momento de seguridad”9.

Por tanto, el plan de al-Zarqawi estaba claro, aunque alguna cosa se estaba deteriorando en el universo yihadista. La violencia contra los chiíes fue condenada por Abu Muhammad al-Maqdisi, considerado maestro de al-Zarqawi10. 7

Fanar Haddad, Sectarianism in Iraq. Antagonistic Visions of Unity, New York: Columbia University Press, 2011, p. 181. 8 Citado por Mohammed M. Hafez, “Suicide Terrorism in Iraq: A Preliminary Assessment of the Quantitative Data and Documentary Evidence”, Studies in Conflict & Terrorism, 6/2006, p. 598. 9 Dabiq-ISIS Magazine, “From Hijrah to Khilafah”, July 2014, p. 37. La cursiva es nuestra. 10 Loretta Napoleoni, Insurgent Iraq. Al Zarqawi and the New Generation, New York: Seven Stories Press, 2005, p. 58.

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Otra condena provino del actual jefe de al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, que escribió una carta a al-Zarqawi para decirle que el mundo musulmán, aun siendo consciente de la impureza y la corrupción de los chiíes, no comprendía tales masacres en los lugares sagrados (9 de julio de 2005)11. El 7 de junio de 2006, dos aviones americanos lanzaron 230 kilos de bombas sobre al-Zarqawi mientras se encontraba en una reunión en Hibhib, una localidad al norte de Bagdad12.

EL ASCENSO DE AL-BAGHDADI Con la muerte de al-Zarqawi, al Qaeda en Irak recibía un durísimo golpe. Para remediar su debilidad, se unió con otros grupos yihadistas dando vida al ISI (Estado Islámico de Irak). Bajo estas siglas se verificó el ascenso de al-Baghdadi, convertido en jefe de la organización el 16 de mayo de 201013, después de que un bombardeo americano hubiese exterminado a sus cabecillas14. Para demostrar su vinculación con al-Zarqawi y su odio contra los musulmanes chiíes, al-Baghdadi eligió como nombre de batalla “Abu Bakr”, como el primer califa de la tradición islámica (632-634). Antes de promover la guerra contra el infiel, Abu Bakr había vuelto su espada contra los apóstatas o contra la población que, tras la muerte de Mahoma, habían abandonado la fe islámica. Con la guerra de la confusión, los apóstatas fueron derrotados y obligados a arrodillarse frente al Corán15.

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La traducción integral de la carta ha sido publicada en numerosos sitios, entre ellos el del Combating Terrorism Center: http://www.ctc.usma.edu/posts/zawahiris-letter-to-zarqawi-english-translation-2 y el de la CNN: http://www.cnn.com/2005/WORLD/meast/10/11/alqaeda.letter/ 12 John F. Burns, “After Long Hunt, U.S. Bombs Al Qaeda Leader in Iraq”, The New York Times, June 9, 2006. 13 Anthony Shadid, “Iraqi Insurgent Group Names New Leaders”, The New York Times, May 16, 2010. 14 Tim Arango, “Top Qaeda Leaders in Iraq Reported Dead in Raid”, The New York Times, April 19, 2010. 15 Fred. M. Donner, Mohammed and the Caliphate, in The Oxford History of Islam, edited by John L. Esposito, Oxford: Oxford University Press, 1999, p. 11.

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Atribuyéndose el nombre de Abu-Bakr, al-Baghdadi quiso mandar un mensaje a los chiíes: la purificación del Islam debe comenzar por su interior, como demuestra el segundo número de la revista Dabiq, en la que fueron publicadas cinco páginas llenas de fotos relativas a la destrucción de tumbas y mezquitas chiíes en las ciudades conquistadas por el ISIS16. En abril de 2013, habiendo iniciado la conquista de territorios en Siria, cambió el nombre de la organización: de ISI al actual ISIS o Estado Islámico de Irak y Siria. Pero no es la historia del ISIS lo que ahora nos interesa, sino la “red conceptual” que gobierna la mente de sus jefes. Este complejo “sistema de significados”17 –como lo llamaría el antropólogo Clifford Geertz–, hecho de símbolos e interpretaciones simbólicas, puede ser traído a la luz a través de tres tipos de documentos: los documentos vivientes, los testimonios orales y los documentos escritos. Los “documentos vivientes”, como propongo llamarlos, son las acciones concretas de los grupos terroristas, las cuales pueden dividirse en tres categorías: a) el modo en que los terroristas matan a sus víctimas; b) el tipo de víctima elegida; c) la justificación del homicidio o del exterminio. Los testimonios orales provienen de aquellos que han estado en contacto directo con el mundo de los terroristas, como las víctimas supervivientes y los exmilitantes. Los documentos escritos son el conjunto de documentos elaborados por los terroristas. Como ya se ha mencionado, el ISIS publica una revista mensual que proporciona un acceso directo al modo de pensar de al-Baghdadi y de sus hombres. Al-Zarqawi ayer y al-Baghdadi hoy, de hecho, no representan solo un problema militar. Representan un problema que escapa a quien no sepa ver el papel que la educación en el odio tiene en el cambio histórico. Hay, de hecho, dos tipos de violencia política: la violencia “rabiosa” y la violencia “ideológica”. La primera, bien representada en el asalto a la Bastilla del 14 de julio de 1789, termina cuando son removidas las casusas económicas y políticas que han provocado la rabia y la frustración. La segunda, en cambio, es independiente del contexto político y económico. Contra la violencia ideológica, que surge de la educación en el odio, las treguas y los procesos de paz son –generalmente– prácticamente irrelevantes. 16 17

Dabiq-ISIS Magazine, “The Flood”, August 2014, pp. 13-17. Clifford Geertz, Interpretazione di culture, Bologna: Il Mulino, 1988, pp. 65-67.

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Hay un odio que nace de la política y una política que nace del odio. Hay un odio que viene plasmado por las situaciones y situaciones que vienen plasmadas por el odio. A diferencia de lo que afirma la doctrina marxista, según la cual el odio es una variable dependiente de las relaciones de producción, la historia del terrorismo muestra ampliamente que el odio es, en algunos casos, una variable independiente del cambio social, con un poder de movilización colectiva que puede ser superior al de los intereses económicos. Sin embargo, para que el odio pueda asumir un poder duradero, es necesario que sea transmitido de una generación a otra a través de la educación. Por eso resulta de la máxima importancia reflexionar sobre el significado de la educación yihadista que al-Baghdadi está buscando difundir en las democracias occidentales a través de la publicación de una revista en lengua inglesa de diseño muy cuidado.

LA EDUCACIÓN YIHADISTA La educación yihadista se dirige íntegramente a crear eso que en otra parte he llamado “mentalidad de código binario”18 o tipo de mentalidad educada para reducir toda la complejidad de la realidad en dos categorías: el Bien y el Mal. Cuando al-Baghdadi decapita a un hombre como David Haines, que era un voluntario que ayudaba a la población musulmana, los ciudadanos occidentales quedan desorientados pensando que este acto violento sea el fruto de una mente enferma. Sin embargo, la mente de al-Baghdadi no es una mente “enferma”. Es una mente “educada”. A diferencia de la educación liberal que, promoviendo el razonamiento crítico, forma a los jóvenes para aprehender la complejidad de la realidad social en sus múltiples facetas, la educación yihadista niega la existencia de una tercera categoría junto a la del Bien y el Mal. A nuestros ojos hay tres categorías de personas: los soldados americanos, los militantes yihadistas y los voluntarios occidentales que se van a Siria para ayudar a los musulmanes golpeados por la guerra. De esta premisa cognitiva surge la reacción que millones de occidentales tienen cuando ven las imágenes de las decapitaciones difundidas en internet por 18

Alessandro Orsini, Anatomy of the Red Brigates. The Religious Mind-Set of Modern Terrorists, Ithaca and London: Cornell University Press, 2011, p. 17.

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al-Baghdadi: “¿por qué han matado a un voluntario que ayudaba a los musulmanes? ¡Era un voluntario, no era un soldado!”. La educación yihadista enseña que existen solo dos categorías de hombres. Cualquier tentativa de modificar esta verdad es considerada un ultraje al Corán. Préstese atención a estas palabras textuales del primer número de Dabiq: “El mundo está dividido en dos campos y en dos trincheras: el campo del Islam y de la fe, y el campo de los incrédulos y de los hipócritas; el campo de los musulmanes y de los muyahidín y el campo de los judíos, de los cruzados, de sus aliados y de todas las naciones y las religiones incrédulas, guiados todos por los Estados Unidos y por Rusia, y movilizados por los judíos”19.

Este modo de preparar la educación de los jóvenes musulmanes es coherente con el nombre que el ISIS ha dado a la revista. Dabiq –como se lee en el primer número– es la ciudad citada en un hadiz que describe una serie de advenimientos similares a lo que en la tradición cristiana sería el Apocalipsis, o el encuentro definitivo entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal: Cristo y Satanás. Cuando llegue el día de la última batalla, habrá solo dos categorías de hombres: aquellos que serán exterminados (el mal) y aquellos que serán salvados (el bien). Lo que al-Baghdadi se esfuerza en decir con el título de su revista, con las imágenes de las decapitaciones, con los artículos escritos para educar la mente de los jóvenes musulmanes, con las fotos de las mezquitas chiíes destruidas –y también con el nombre de batalla que ha elegido para sí– es que la yihad islámica es, por encima de todo, un modo de pensar y de observar el mundo. Antes que ser un disparo de pistola o una ráfaga de metralleta, la yihad es un conjunto de principios educativos. Como diría Durkheim, es un modo de pensar, de sentir y de actuar que al-Baghdadi construye recurriendo a todos los medios educativos a su disposición. Entre ellos, está también el uso estratégico de la fotografía. Dabiq publica las fotografías de los niños musulmanes desgarrados por las bombas americanas. La visión de estas fotos agudiza el odio y la rabia del lector que, 19

Dabiq-ISIS Magazine, “From Hijrah to Khilafah”, July 2014, p. 10.

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página tras página, siente crecer un inmenso deseo de venganza. Con gran habilidad, al-Baghdadi reserva la catarsis a las últimas páginas de la revista, en las que se ve la cabeza decapitada del periodista americano Steven Sotloff. Así ocurre en el cuarto número de Dabiq, titulado The Failed Crusade. Aunque sea erróneo, es sin embargo comprensible que muchos occidentales piensen que al-Baghdadi sea un “loco”, porque ellos han recibido una educación liberal y tienen un esquema cognitivo que no comprende la “mentalidad de código binario” que surge de la educación yihadista. Por otra parte, la obsesión por la pureza y la educación en el odio son extrañas a los maestros del pensamiento liberal. En las páginas de Locke, Montesquieu, Kant, Humboldt, Bentham, Constant, Tocqueville, Stuart Mill, Popper, Von Hayek, no aparece nunca la idea de un mundo asediado por fuerzas demoniacas que ponen en peligro la pureza de los elegidos. En estos autores falta la idea del exterminio como instrumento de purificación de la sociedad. El hombre liberal es, bajo el perfil pedagógico, la negación del hombre yihadista. La educación liberal tiene su pilar en la célebre frase de Voltaire “no comparto su opinión pero daría la vida porque pudiera expresarla”, pero también en la Carta sobre la Tolerancia 20 de John Locke y en La Sociedad abierta y sus enemigos 21 de Karl Popper, por citar solo algunos de los más notables manifiestos de la cultura liberal.

EDUCACIÓN Y SOCIEDAD Todas las sociedades –ha explicado Talcott Parsons– deben transmitir a sus hijos los valores fundamentales que están en la base de la convivencia para asegurar su propia continuidad en el tiempo22. El problema de la transmisión de los modelos culturales de una generación a otra nace del hecho de que el comportamiento humano es “muy plástico”23. Nuestro “programa genético” es mucho más limitado que el de los animales y, por tanto, no es

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John Locke, A Letter Concerning Toleration, Edited by James H. Tully, Indianapolis. Hackett Pub. Co., 1983. Karl R. Popper, The Open Society and its Enemies, Princeton: Princeton University Press, 1950. Talcott Parsons, The Structure of the Social Action, Glencoe: Free Press, 1949. Clifford Geertz, Interpretazione di culture, cit., pp. 253 e 256.

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suficiente para orientar nuestras acciones, puesto que el hombre no está hecho de meros instintos. Venimos al mundo con el don de la palabra, pero no hay una sola lengua que hablemos todos. La cultura nos distingue y nos hace diversos. Somos lo que hemos aprendido a ser. Para tener forma y eficacia, el comportamiento humano debe ser controlado por fuentes externas. De ahí la importancia que la educación de los jóvenes tiene en todas las sociedades humanas. Los hombres necesitan ser educados y a la educación está confiada la función de explicar a los jóvenes qué es justo y qué es erróneo; qué es humano y qué es inhumano; qué es bello y qué es feo. Toda esta información no se encuentra dentro de nosotros, sino en torno a nosotros; no proviene de nuestro sistema genético, sino de la sociedad en que vivimos. Por medio de la educación, nos convertimos en “gente”24 –como diría Ortega y Gasset–, aprendemos a hablar “como los otros”, a pensar “como los otros”, a sentir “como los otros”. La revista Dabiq nos ayuda a comprender a la “gente yihadista”.

LA ORGANIZACIÓN DE LA SOCIEDAD YIHADISTA Hemos afirmado que la educación está en la base de la organización de la sociedad. Sin embargo, la relación entre educación y organización social se basa en una influencia recíproca. Para penetrar a fondo en la mente y en el corazón de los jóvenes, la educación necesita de un tipo de sociedad que la sostenga. La educación nazi, por ejemplo, no habría conquistado la mente de millones de alemanes si Hitler hubiese mantenido la libertad de prensa, el multipartidismo y la democracia parlamentaria. Del mismo modo, la educación yihadista de al-Baghdadi necesita del soporte de una sociedad yihadista. La sociedad yihadista tiene ocho pilares político-institucionales. Los mismos pilares de la “sociedad cerrada” identificados por el sociólogo Luciano Pellicani25: 24 25

José Ortega y Gasset, L’uomo e la gente, Edited by Luciano Pellicani, Rome: Armando, 2001. Luciano Pellicani, Dalla società chiusa alla società aperta, Soveria Mannelli: Rubbettino, 2002, pp. 98-99.

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1. Sacralización de la tradición: a través de la sacralización de la tradición, los valores, los ideales y las creencias de la sociedad yihadista asumen un carácter “sacro” y, por ello, inmodificable. Toda desviación de las enseñanzas de los “padres” se considera un “sacrilegio”. 2. Aislamiento: para evitar el contagio con las “culturas extrañas” –portadoras de visiones del mundo alternativas–, la sociedad yihadista debe evitar todo contacto con el mundo externo. Sus confines deben ser “herméticos”, de forma que la raza de los “puros” no corra riesgo de ser “infectada” por la corrupción que domina el mundo. 3. Autarquía: la sociedad yihadista debe renunciar a las cosas del mundo y bastarse a sí misma. Como tal, es incompatible con la economía de mercado y, por ello, enemiga de sus instituciones fundamentales. La propiedad privada, el comercio, el dinero, la iniciativa individual, etc., amenazan su equilibrio institucional, destinado a impedir el cambio. No es casualidad que al-Baghdadi contraponga la figura del guerrero a la del mercader. El primero, concebido como un “guardián”, mientras el segundo es un “mensajero” que, a través del viaje entra en contacto con el mundo externo, introduce nuevas ideas y nuevos modelos de comportamiento. 4. Hipersocialización: en la sociedad yihadista, el individuo debe ser desposeído de toda autonomía de pensamiento y hacerse rigurosamente conformista. Él será lo que el grupo ha decidido que sea. Toda “intuición” es una idea subversiva que hay que erradicar con fuerza. 5. Ortodoxia: toda creencia debe ser conforme a las doctrinas, dogmas e instituciones dominantes. Las ideas “nuevas” deben ser condenadas porque la Tradición es un universo mental “cerrado” y “perfecto”. Cualquier alteración sería un declive hacia la barbarie. 6. Holismo: el Todo debe siempre prevalecer sobre las partes. Los intereses de la comunidad predominan por encima de los intereses de los individuos. En la sociedad yihadista, los derechos individuales no pueden ser establecidos nunca de forma rigurosa porque la tutela individual choca con el principio holístico que concibe al individuo en contraposición con la comunidad. 7. Centralización política: debiendo preservar la Tradición e impedir el cambio, la sociedad yihadista es siempre autocrática y militarizada. El Poder

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CUADERNOS de pensamiento político (político, económico, religioso) debe confluir en un único centro para impedir la aparición de sujetos que pudieran alterar el equilibrio del sistema. 8. Misoneísmo: la sociedad yihadista rechaza la novedad en cualquier campo. El hombre creativo constituye un peligro. Sus ideas son “imprevisibles” y, como tales, amenazan con introducir formas de comportamiento antitradicionales. La creatividad de los individuos debe ser “desecada”. Como se lee en el tercer número de Dabiq, junto a la foto de una tumba chií abatida por una explosión: “El Estado Islámico trabaja activamente para educar a sus ciudadanos, los avisa, los impone respetar rigurosamente las obligaciones de la religión islámica, juzga en sus controversias, aplica los castigos previstos por la sharia, erradica toda huella de politeísmo y de herejía, incita a las personas a la yihad y les llama a unirse tras el Califa (Al-Baghdadi)”26.

PALABRAS CLAVE









Yihadismo Estado Islámico Terrorismo Islam Educación

RESUMEN

ABSTRACT

El autor repasa la historia y evolución de la organización terrorista suní ISIS, más conocida en España por Estado Islámico (EI), cuyo nacimiento se produjo como reacción a la intervención occidental en Irak, y cuyo fanatismo islamista antichií ha envuelto a Irak y a una parte de Oriente Medio en una vorágine de guerra, odio sectario y violencia religiosa. El artículo se detiene concretamente en el modelo de valores conceptuales y simbólicos del grupo terrorista, incluyendo su sistema educativo, sus medios de comunicación y la organización social que preconiza.

The author revises the history and evolution of the Sunni terrorist organisation ISIL, better known as Islamic State (IS), which emerged as a reaction to the Western intervention in Iraq, and whose anti-Shia islamist fanaticism has plunged Iraq and a part of the Middle East into a vortex of war, sectarian hatred and religious violence. The article more specifically addresses the model of conceptual and symbolic values of the terrorist group, including its education system, its media and the social organisation it advocates.

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Dabiq-ISIS Magazine, “A Call to Hijrah”, September 2014, p. 17. La cursiva es nuestra.

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