El Instituto de Arte Americano y la historiografía del arte en Argentina: el ciclo 1946-1962 - XI Jornadas de Estudios e Investigaciones del Instituto \"Julio E. Payró\", noviembre 2014.

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Descripción

XI Jornadas Estudios e Investigaciones. Instituto de Teoría e Historia del Arte “Julio E. Payró” Facultad de Filosofía y Letras – Universidad de Buenos Aires 26, 27 y 28 de noviembre de 2014. Auditorio del Archivo y Museo Históricos "Dr. Arturo Jauretche" del Banco de la Provincia de Buenos Aires, Sarmiento 362 / 64, CABA.

El Instituto de Arte Americano y la historiografía del arte en Argentina: el ciclo 19461962 Carla Guillermina García CONICET – Instituto de Teoría e Historia del Arte “Julio E. Payró” (UBA)

Introducción El Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas,1 creado en la Universidad de Buenos Aires en el año 1946 por iniciativa del arquitecto Mario Buschiazzo, corresponde a un momento de profundización metodológica de los estudios americanistas en Argentina. Ramón Gutiérrez lo ubica dentro de un “período de consolidación (1935-1971)”,2 caracterizado por la producción científica en el ámbito universitario y por la emergencia de espacios de investigación que alojaron y difundieron un abordaje más riguroso sobre el arte y la arquitectura americana, en relación a los estudios pioneros de las primeras décadas del siglo XX.3

En este contexto, los antecedentes más importantes fueron el Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla, resultado de la Cátedra de Arte Hispanoamericano conducida por el argentino Martin Noel en 1930,4 y el Laboratorio de Arte surgido en la Universidad Autónoma de México, luego denominado “Instituto de Investigaciones Estéticas”. Estos eran los centros de investigación más significativos destinados al estudio del arte

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En adelante IAA. Gutiérrez, Ramón, Historiografía Iberoamericana. Arte y arquitectura (XVI-XVIII). Buenos Aires, Fundación Carolina-Cedodal, 2004, pp. 22-34. 3 Por pioneros, el autor entiende un marco temporal que abarca desde 1915 hasta 1935, Véase: Gutiérrez, Ramón, ibídem, pp. 16-22. 4 Véase Gutiérrez, Ramón, “La Cátedra de Arte Hispanoamericano creada en Sevilla en 1929”, Atrio. Sevilla, núm. 4, 1992, pp. 147-152. 2

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hispanoamericano cuando en el año 1937, durante la celebración del II Congreso Internacional de Historia de América en Buenos Aires, el historiador Manuel Toussaint5 instó a la formación de nuevos centros para la investigación en Historia del Arte. De este impulso resultó años después la creación del IAA en Argentina y del de Historia de la Arquitectura a cargo de Juan Giuria en la Universidad de la República en Montevideo,6 constituyendo una anécdota fundacional que se encuentra en las bases de la creación del instituto de Buenos Aires.

Ahora bien, al interior de la historiografía artística local, no se encuentra del todo articulado el rol del IAA. Existe una filiación directa con el desarrollo de estudios sobre arquitectura y se destaca la figura de Buschiazzo como principal formador en la disciplina, por hacer “de la preocupación por el 'medio cultural' y sus relaciones sincrónicas con la arquitectura una cuestión explícita y enfática”.7 Asimismo, se rescata su impronta hacia investigadores luego encargados de la creación de institutos y publicaciones específicas en el área, como la revista Documentos de Arquitectura Nacional y Americana y el Instituto de Investigaciones de Historia de la Arquitectura y del Urbanismo.8

Sin embargo, pensando la historiografía artística en un sentido amplio y sin limitarnos al ámbito específico de la arquitectura, el IAA como espacio de producción para la historia del arte no fue profusamente estudiado. En general, se señala la figura de Mario Buschiazzo como continuador de la generación de Ángel Guido y Martín Noel y como introductor de una perspectiva documentalista,9 pero el Instituto permanece como un antecedente aislado. Con el propósito de ampliar esta cuestión y como una primera aproximación, planteamos una revisión de su trayectoria a partir de la valoración de documentos y proyectos institucionales que nos permitan repensar su relación con la historiografía del arte en Argentina. 5

Delegado por México y director desde 1939 del Instituto de Estéticas de la UNAM. Juan Giuria fundó en 1938 el Instituto de Arqueología Americana, que luego tomó el nombre de “Historia de la Arquitectura”. 7 Nicolini, Alberto, “Problemas de método y problemas de temática docente”, en Gutiérrez, Ramón y Olga Paterlini (coord.), en Historia de la Arquitectura en la Argentina. Reflexiones de medio siglo. San Miguel de Tucumán, Cedodal, IIDEHA, 2007, p. 19. 8 Gutiérrez, Ramón, Historiografía Iberoamericana..., op. cit., pp. 32-33. 9 Burucúa, José Emilio y Ana María Telesca, “El arte y los historiadores”, La Junta de Historia y Numismática Americana y el movimiento historiográfico en la Argentina. Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1996, p. 235. 6

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Un ciclo entre 1946 y 1962

El relato de la historia del IAA, iniciado en la década de 1990 por los investigadores de ese entonces, de formación arquitectos, contempló tres momentos fundamentales.10 El primero abarcó desde su creación en el año 1946 hasta 1970, año del fallecimiento de Mario Buschiazzo. El segundo período se caracterizó por una actividad limitada que culminó con su cierre temporal en 1973 y con su reemplazo por un instituto único denominado “de Investigaciones y Proyectos”.11 Si bien el IAA se rehabilitó en el año 1975,12 los Anales interrumpieron su publicación y reaparecieron en el año 1987, en el marco de una tercera instancia iniciada con el retorno democrático y caracterizada por incorporar nuevas perspectivas de estudio como la arqueología, en las áreas específicas de arquitectura y urbanismo.13

La primera etapa comprendida, dijimos, entre 1946 y 1970, incluyó un período extenso caracterizado por algunos puntos fundamentales; la aparición permanente de la revista Anales desde 1948, la publicaciones monográficas a cargo de historiadores argentinos y extranjeros, y, como señala Horacio Pando, “la invención de un perfil profesional desconocido en ese momento en el país, el de investigador de la historia del arte y la arquitectura.”14 Aunque se señaló la emergencia en los inicios de la década de 1960 de “nuevas líneas de investigación”15 abocadas a la arquitectura del siglo XIX, esto se consideró como una etapa más dentro del amplio período que siempre se pensó concluido a partir de la muerte de su Director.

Pando, Horacio, “Recuerdos del IAA y de su fundador Mario J. Buschiazzo. Origen y desarrollo del Instituto de Arte Americano”, en Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Buenos Aires, FADU-UBA, 1996-1997, pp. 143-154. 11 Resolución 309, 25 de septiembre de 1973 [Archivo IAA-FADU-UBA] 12 Resolución N° 202, 5 de agosto de 1975 [Archivo IAA-FADU-UBA] 13 Pando, Horacio, ibídem, p. 152. 14 Pando, Horacio, ibídem, p. 146. 15 Paula, Alberto de, “Mario J. Buschiazzo y el Instituto de Arte Americano”, en Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Buenos Aires, FADU-UBA, 1996-1997, p. 27. 10

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En el año 1962 la Revista de la Universidad de Buenos Aires dedicó un Boletín al Instituto de Arte Americano, escrito por el propio Buschiazzo.16 El texto, aunque breve, tiene un carácter retrospectivo en tanto recorre la trayectoria del IAA desde sus inicios y al mismo tiempo esboza un panorama actual sobre las investigaciones y publicaciones en curso. Esta divulgación se relaciona directamente con la presentación que hizo Buschiazzo al entonces decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Arq. Alfredo C. Casares, cumpliendo la formalidad de requerir la aprobación del IAA -que se encontraba en funcionamiento desde hacía 15 años- a propósito de la nueva reglamentación implementada en el Estatuto Universitario sobre los institutos de investigación de la UBA en el año 1961.17 Adjunto a dicha solicitud, el Director presentó un informe detallado de su gestión en la cual desarrolla con mayor exactitud lo previamente expresado en el Boletín de la UBA y que constituye hasta el momento el primer escrito de estas características que pudimos documentar. 18 Nos interesa entonces resaltar algunos puntos de estos textos puestos en relación, al considerar que pondrían de manifiesto un momento conclusivo al interior del Instituto y nos motivarían a pensar, a partir de la relación con otros registros institucionales, un ciclo entre los años 1946 y 1962.

En el mencionado Boletín, luego de recuperar la historia de la creación del Instituto por la intervención de Toussaint en el mencionado Congreso de 1937, y de ubicarlo como unos de los tres espacios para la investigación sobre arte americano hasta ese momento junto al de Estéticas de México y el de Investigaciones Artísticas de la Universidad de San Andrés en Bolivia, Buschiazzo establece una diferencia puntual; mientras el Instituto de México mantenía una tendencia más localista, casi exclusivamente ceñida a México como “centro de producción artística”, los investigadores de Buenos Aires adoptaron una perspectiva continental “pretendiendo abarcar en sus investigaciones y publicaciones todo el arte de la parte de Sud América”.19 Buschiazzo, Mario, “El Instituto de Arte Americano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo”, Revista de la Universidad de Buenos Aires, V época, Año VII, núm. 2, 1962. 17 Resolución 2853, expte. 114.511/59, 16 de diciembre de 1961. Ésta tiene su origen en la Resolución N° 875 del año 1959 sobre la creación de la Comisión de Institutos [Archivo IAA-FADU-UBA] 18 Buschiazzo, Mario, Informe sobre el Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, 1963. La versión final del informe está fechado en diciembre de 1963, aunque cuenta con borradores previos [Archivo IAA-FADU-UBA] 19 Buschiazzo, Mario, ibídem, p. 319. 16

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La justificación dada a esta orientación metodológica le permitió introducir una cuestión historiográfica más compleja, referida a lo que Buschiazzo denomina “densidad del material de estudio” del área de México frente a la “pobreza” de nuestro territorio, motivo que habría estimulado a los historiadores locales a extenderse hacia otras áreas del continente. Esta cuestión, tuvo una importancia central en los inicios del IAA y perfiló desde los inicios su ubicación en el campo historiográfico. En los primeros textos de Buschiazzo en torno a la creación del Instituto, la propuesta de una renovación metodológica en torno a los estudios histórico-artísticos como superación de una tradición historiográfica “romántica”,20 renovó el interés hacia el patrimonio colonial en Argentina.21 Un punto importante fue la revaloración del arquitecto húngaro Juan Kronfuss, precursor en el registro y estudio de las construcciones coloniales en el territorio, como una figura inspiradora para el trabajo de las “nuevas generaciones de estudiosos”,22 inscriptos claro está en el círculo académico e institucional de Buschiazzo. Con los años, la afirmación del estudio centralizado del arte sudamericano en tanto postulación de un objeto de estudio propio y diferenciado de otros centros de investigación, marcó la consolidación de un proyecto que permitió al IAA establecerse como un espacio autosuficiente y de confluencia de diferentes investigaciones, tanto a partir de la publicaciones de la revista Anales como de textos monográficos.

En efecto, en el período que consideramos, el IAA publicó de forma constante estudios específicos sobre dicha temática. El primero de ellos con autoría de Mario Buschiazzo fue Bibliografía de Arte Colonial Argentino,23 una recapitulación exhaustiva de los estudios artísticos en el país en el que resulta significativa la apertura disciplinar hacia la escultura, la pintura y las “artes menores”, excluyendo la centralidad otorgada a los estudios sobre arquitectura y procurando “poner un poco de orden” sobre lo publicado hasta el momento.

Buschiazzo, Mario, “Presentación”, Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Buenos Aires, IAA, UBA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, n° 1, 1948, p. 7. 21 Abordamos previamente este aspecto en García, Carla, “La recuperación del patrimonio artístico como proyecto historiográfico en los inicios del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas”, V Congreso Regional de Historia e Historiografía. Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, 2013, (CD ROM) 22 Véase Buschiazzo, Mario, “Prólogo”, en Furlong, Guillermo, Arquitectos Argentinos durante la dominación hispánica. Buenos Aires, Huarpes, 1946. 23 Buschiazzo, Mario, Bibliografía de Arte Colonial Argentino. Buenos Aires, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, UBA, 1947. 20

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En 1948 apareció El Arte de la Imaginería en el Río de la Plata,24 fruto de una investigación en conjunto de Adolfo Ribera y Héctor Schenone que constituyó un estudio abarcativo de la imaginería norteña, las misiones guaraníes y Buenos Aires, aportando datos de la dimensión material, técnica e iconográfica de las obras estudiadas. La publicación adoptó un formato erudito y presentó una base documental, referencias bibliográficas y material fotográfico de calidad, al tiempo que constituyó, en palabras de sus propios autores, un estudio inaugural por el enfoque dado desde el concepto de “imaginería” y por la clasificación rigurosa de la escultura colonial.25 Otros libros de relevancia fueron La Arquitectura en el Paraguay de Juan Giuria,26 La pintura en el siglo XVI en Sudamérica de Martin Soria27 e Historia de la Pintura Cusqueña de José de Mesa y Teresa Gisbert,28 como ejemplos de historiadores extranjeros que publicaron sus investigaciones en ediciones del Instituto y que al mismo tiempo participaron con asiduidad en diferentes números de los Anales. En particular los textos sobre pintura, ambos provenientes de investigaciones financiadas por la Fundación Guggenheim, aportaron nuevas perspectivas sobre temas poco estudiados. Soria partió de la afirmación de que “La pintura del siglo XVI en Sudamérica es un tema casi virgen”29 y De Mesa y Gisbert buscaron superar estudios parciales para elaborar de forma pormenorizada, con abundantes imágenes, documentación y gráficos, la pintura producida en Cuzco.

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Ribera, Adolfo y Héctor Schenone, El arte de la imaginería en el Río de La Plata. Buenos Aires, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, UBA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, 1948. 25 “No sólo no se ha escrito en Argentina ningún libro de cierto rigor científico sobre las manifestaciones artísticas estudiadas (…) sino que tampoco existe una obra dedicada a estudiar, histórica y artísticamente, nuestra escultura colonial, análoga a la hecha en otros países hispano-americanos por investigadores como José Gabriel Navarro y José Moreno Villa”, en Ribera y Schenone, ibídem, p. 13. 26 Giuria, Juan, La Arquitectura en el Paraguay. Buenos Aires, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, UBA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, 1950. 27 Soria, Martin S., La pintura en el siglo XVI en Sudamérica. Buenos Aires, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, UBA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, 1956. 28 De Mesa, José y Teresa Gisbert, Historia de la Pintura Cusqueña. Buenos Aires, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, UBA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, 1962. 29 Soria, Martin S, ibídem, p. 11.

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Resulta significativo que el texto de De Mesa y Gisbert, considerado como una continuación del texto de Martin Soria,30 sea el último publicado por el Instituto en el año 1962 sobre temas no relacionados con la arquitectura. Aunque desde su apertura el IAA publicó libros sobre el tema,31 los proyectos llevados a cabo sobre arquitectura del siglo XIX desde principios de los años ´60, - tendencia que se vinculó con la apertura de la Catedra Historia de la Arquitectura II en Historia de la Arquitectura III en los años 50, en la cual se comenzaron a incluir progresivamente temas de arquitectura argentina y americana -32 , se vieron reflejados en las prioridades editoriales. Retomando las palabras de Buschiazzo en los documentos mencionados al principio: “El siglo XIX ha sido totalmente olvidado o ignorado (…) Actualmente se está tratando de reparar esa lamentable omisión. El Instituto, con la ayuda del Consejo Nacional

de

Investigaciones

Científicas

y

Técnicas,

está

estudiando

exhaustivamente la arquitectura del siglo XIX en Buenos Aires, con intenciones de abarcar más adelante todo el país”.33

Reorientación y afianzamiento institucional

Vale aclarar que el Instituto funcionó y continúa haciéndolo en la Facultad de Arquitectura, pero su creación es previa a ésta, establecida recién en el año 1948. Aunque su actividad se encontraba supeditada al curso “Historia de la Arquitectura II” que tenía a Buschiazzo como su titular, en la resolución de su creación no figura una necesaria dedicación a temas del área, sino que por el contrario, contemplaba cuatro secciones amplias como arte precolombiano [sic], arte colonial, arte contemporáneo y estética general y dentro de ellas las disciplinas arquitectura, escultura, artes menores e incluso música. Si en un primer momento el interés estuvo centrado en el estudio del arte colonial desde una perspectiva “sudamericana” abierta a diversas disciplinas artísticas, en ésta nueva etapa se altera la línea de investigación hacia

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Mario Buschiazzo, carta a Henry A. Moe, Buenos Aires, 4 de enero de 1962 [Archivo IAA-FADU-UBA] Entre ellos: Conant, Kenneth, Arquitectura Moderna en los Estados Unidos. Buenos Aires, IAA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, UBA, 1949; Cinco proyectos de Amancio Williams, Cuaderno del Instituto, IAAFAU-UBA, 1955; Gazaneo, Jorge y Mabel Scarone, Lucio Costa. Buenos Aires, IAA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, UBA, 1959. 32 De Paula, op. cit., p. 30. 33 Buschiazzo, op. cit., p. 320. 31

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el período decimonónico y particularmente hacia investigaciones relacionados con la arquitectura en Argentina.

Fueron dos los proyectos más importantes iniciados a principios de los años ´60, uno trataba sobre la arquitectura del siglo XXI en Buenos Aires, a partir de un financiamiento del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y la colaboración de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, y otro sobre las “estancias” o casas quintas, en este caso de alcance nacional y subsidiado por el Instituto Nacional Tecnológico Agropecuario. Estos proyectos de gran envergadura suscitaron cambios estructurales al interior del Instituto para llevar a cabo una tarea que Buschiazzo entendía “con sentido de salvación, relevando y fotografiando centenares de casas, muchas de las cuales, a los tres años de comenzados los estudios, ya no existen”,34 refiriéndose a la demolición de edificios del siglo XIX y principios del siglo XX. El trabajo llevado a cabo y el gran acopio de material suscitó la apertura de una sede anexa,35 dedicada exclusivamente a dicha área de estudios y a cargo de equipos especializados para cada proyecto.36

Los resultados materiales comenzaron a aparecer a mediados de la década de 1960, en publicaciones con abundante material fotográfico, planos y elevaciones, como es el caso de Arquitectura del Estado de Buenos Aires. (1853-1862).37 Además, estas investigaciones fueron difundidas desde el año 1961 por emisiones televisivas de Canal 13, en un ciclo dominical llamado “Universidad del Aire” en el que participaban miembros del IAA y de las cátedras de arquitectura, con temas como “La ciudad de Buenos Aires y la preservación de ámbitos urbanos”, “Estancias argentinas” y “La arquitectura argentina del siglo XIX”.38 El reconocimiento de nuevos espacios institucionales dentro de la Universidad, acompañó la definición disciplinar del IAA en esta etapa que se inició en los años sesenta: 34

Buschiazzo, Mario, Informe…, op. cit, s/n. En la calle Talcahuano 768 de la Ciudad de Buenos Aires. 36 En los documentos mencionados, el equipo de arquitectura de Buenos Aires aparece conformado por Horacio Pando, José Xavier Martini y José María Peña bajo la dirección de Buschiazzo, mientras que en el prólogo a Arquitectura del Estado de Buenos Aires se detallan otros nombres, como Ricardo Braun Menéndez, Rodolfo Berbery, Juan Genoud, Susana Lafuente, Juan Carlos Arias y Raúl Coll como fotógrafo. En el equipo de estancias participaban Buschiazzo, Jorge Gazaneo y Ricardo Braun Menéndez. 37 AA.VV, Arquitectura del Estado de Buenos Aires. (1853-1862). Buenos Aires, Instituto de Arte Americano, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, 1965. 38 Buschiazzo, Mario, ibídem, s/n. 35

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Se ha puesto el énfasis en el período colonial y republicano, dejando a un lado el arte precolombino puesto que la Universidad cuenta con un Instituto de Arqueología y Museo Etnográfico que cubren perfectamente ese campo (…) evitando así la superposición o duplicación de investigaciones dentro de la misma Universidad. Por razones idénticas, y de acuerdo con el Profesor Julio Payró, que dirige el Instituto de Historia del Arte de la Facultad de Filosofía y Letras, en lo referente al arte argentino se acentúa la labor en la parte arquitectónica, dejando liberadas la pintura y la escultura al citado organismo.39

En este fragmento, al mismo tiempo que considera el artículo cuarto de la nueva reglamentación de Institutos, que remarca “la necesidad de evitar duplicaciones y dispersión de esfuerzos, así como la asegurar la colaboración interdisciplinaria (…)”,40 también da cuenta de la importancia de figuras como Julio Payró en el campo universitario, en otro momento central de la consolidación académica del estudio del arte en la Universidad de Buenos Aires a partir de la creación de la carrera de Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras, de la cual éste fue su principal propulsor y coordinador. 41

En otros aspectos los documentos con los que hemos trabajado marcan la distinción entre arte y arquitectura como dos campos disciplinares diferenciados. La figura de Héctor Schenone, por ejemplo, ocupaba un espacio importante como especialista formado en Historia y Arte, que le otorgaba al IAA “una carácter más amplio (…) que si todo el Instituto hubiese estado constituido por arquitectos”, y era el encargado de llevar a cabo las investigaciones que a grandes rasgos se denominaron “arte colonial”. De hecho, sus trabajos de campo en Perú y Bolivia, cuyos resultados fueron publicados en los Anales, podrían considerarse las únicas investigaciones realizadas por fuera del área de arquitectura al interior del Instituto. Del mismo modo, su posterior incorporación a la Facultad de Filosofía y Letras con la creación de la carrera de Historia del Arte en el año 196342, también reforzó los vínculos institucionales que hemos sugerido dentro de la Universidad.

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Buschiazzo, Mario, Informe…, op. cit., s/n. Resolución 2853, expte. 114.511/59, op. cit., s/p. 41 Resolución 13-R, 5 de abril de 1963 [Archivo Facultad de Filosofía y Letras, UBA] 42 El primer programa que hemos encontrado en el que figura Héctor Schenone es del año 1965, “Arte Barroco y Rococó”, en el que introduce el arte en América durante los siglos XVII y XVIII. 40

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Otro punto para destacar en este cambio de ciclo, es una actitud diferente respecto a la producción historiográfica precedente. Al recuperar, por ejemplo, el prólogo de Buschiazzo en Bibliografía de Arte Colonial Argentino43, emerge una denuncia concreta al insuficiente rigorismo científico en la producción escrita sobre las artes virreinales, vinculado en parte al desuso de las fuentes documentales. Este mismo ánimo tenían las críticas a los Cuadernos de la Academia Nacional de Bellas en las “Notas bibliográficas” de la revista Anales,44 no sólo por Buschiazzo sino también por investigadores noveles como Héctor Schenone y Adolfo Ribera, hacia historiadores de la trayectoria de Martín Noel, José León Pagano o Miguel Solá. Estos cuestionamientos anidaban una posición disruptiva y superadora respecto a lo que se venía escribiendo sobre arte en el país. Sin embargo, Buschiazzo tiende a matizar esta postura en sus escritos de principios de los años 60, al indicar “Puede decirse que tan sólo hacia 1920 comienzan los primeros estudios de carácter científico-crítico (…) urgía, pues, iniciar los estudios destinados a salvar esas lagunas (…) acentuando el sentido de las investigaciones en su valor crítico y formativo”.45

Esta posición más comprensiva del contexto historiográfico precedente, podría encontrar una respuesta en el afianzamiento alcanzado por el Instituto en el campo académico local y en su proyección a nivel sudamericano, en particular hacia el Instituto de Arte Americano de la Universidad de Caracas y los institutos de la Universidad Nacional de Bogotá, Los Andes de Bogotá, Javeriana de Bogotá, del Valle en Cali y Santander en Medellín, estos últimos creados a partir del asesoramiento directo de Buschiazzo.46 Es posible pensar en este momento, en un reconocimiento de la tradición previa a partir de la cual el Instituto se inscribe como continuador, pero no sólo a partir de la función documentalista con la que frecuentemente se lo vincula, sino con el propósito de “incrementar (…) la búsqueda y el

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Buschiazzo, Mario, op. cit., p. 7. Véase: Gutiérrez, Ramón, “Origen historiográfico de la polémica Noel-Buschiazzo (1948-1950)”, DANA. Resistencia, Instituto Argentino de Investigaciones de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo, n° 31-32, 1992, pp. 11-14. 45 Buschiazzo, Mario, Informe…, op. cit., s/n. 46 Todos los institutos detallados son mencionados por Buschiazzo en el informe ya citado. 44

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análisis, pero todo ello con un sentido y no con el simple deseo de acumular datos y documentos que se traducen en fichas muertas”.47

Por otra parte, podríamos señalar a partir de esta primera aproximación, la dificultad de pensar la revista Anales, publicada entre 1946 y 1971, a partir del ciclo que aquí postulamos. Esto se debe en primer lugar a que la revista no modificó sus contenidos temáticos como consecuencia de las investigaciones internas del Instituto – al margen de los primeros artículos sobre arquitectura del siglo XIX con autoría de Alberto de Paula-48 y continuó publicando como principal interés temas de arte colonial, incorporando artículos de un perfil más crítico, si consideramos en esta línea “El problema del arte mestizo” de Mario Buschiazzo49 y “Hacia un nuevo enfoque del arte colonial sudamericano” de Damián Bayón.50 Creemos que la revista, por encerrar problemas específicos en torno a su materialidad, su perspectiva editorial y la relación directa con los Anales de México, no puede ser subsumida a la historia del Instituto. Entendemos que cierta autonomía que la caracteriza, se debería al lugar pionero asumido desde su primer número, al surgir en un contexto de “carencia de una publicación especializada”51, de consolidarse como punto de encuentro de “una red intercontinental de investigadores”52 y de constituir un espacio central de discusión historiográfica a partir de sus “Notas bibliográficas”. En base a estas consideraciones, nuestra posición al respecto de la revista será motivo de próximos escritos en elaboración que la abordarán específicamente.

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Buschiazzo, Mario, ibídem, s/n. De Paula, Alberto, “La iglesia Catedral de Lomas de Zamora y la iglesia Matriz de Almirante Brown”, en Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Buenos Aires, IAA, UBA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, n° 14, 1961, pp. 99-109. 49 Buschiazzo, Mario, “El problema del arte mestizo”, Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Buenos Aires, IAA, UBA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, n° 22, 1969, pp. 84-201. 50 Bayón, Damián, “Hacia un nuevo enfoque del arte colonial sudamericano”, Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas. Buenos Aires, IAA, UBA, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, n° 23, 1970, pp. 13-27. 51 Buschiazzo, Mario, “Presentación”, op. cit, p. 7. 52 Penhos, Marta, “De categorías y otras vías de explicación: una lectura historiográfica de los Anales de Buenos Aires (1948-1971)”, Manierismo y transición al Barroco. Memoria del III Encuentro Internacional sobre Barroco. Pamplona, Fundación Visión Cultural/Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2011, p. 167. 48

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Comentarios finales

¿Por qué pensar el año 1962 como un posible cierre de ciclo del IAA? aunque esta fecha tiene un carácter únicamente orientativo, nos basamos en los documentos que hemos presentado, escritos por Mario Buschiazzo hacia ese año, y destacamos las perspectivas de estudio que primaron a partir de dicho período en relación comparativa a los primeros años del IAA. Creemos que la revalorización del ciclo 1946-1962 subraya la importancia del Instituto como un episodio troncal de la escritura artística en el país en tanto instancia de profesionalización que marcó el campo historiográfico local y estimuló la emergencia de una perspectiva científica en los estudios artísticos. Por otro lado, nos permite repensar la actuación de Buschiazzo hasta su muerte en 1970 dentro de un contexto dinámico de re-orientación disciplinar, marcado por el viraje hacia los estudios sobre arquitectura argentina, y de ruptura y luego consolidación en el ámbito académico. Este último aspecto nos conduce a examinar su enlace con otros espacios de investigación dentro del ámbito de Buenos Aires, como el Instituto de Historia del Arte de la Facultad de Filosofía y Letras.

Nuestro enfoque, aún dentro de una investigación en ciernes, se asienta en propuestas teóricas como la de Michel de Certeau,53 al pensar la escritura de la historia a partir de un lugar institucional de producción ligado a grupos profesionales específicos y a la construcción de determinados intereses metodológicos desde los cuales se seleccionan los objetos de estudio de una época, se conduce la lectura de los documentos y se concreta la escritura de un texto. Desde esta línea de análisis seguiremos profundizando una doble lectura de los estudios sobre historia de la historiografía del arte en Argentina, esto es, atendiendo por un lado a su dimensión institucional concreta y a las diversas actividades y producciones que tuvieron lugar al interior del IAA, y por otro, recuperando las posibles relaciones con otros espacios de investigación. En este último punto retomamos la palabra de José E. Bucurúa al referirse a Mario Buschiazzo y a Julio Payró como dos figuras que condujeron, a partir de su gestión universitaria, los estudios sobre arte de solidez científica.54 Creemos que esta perspectiva puede enriquecerse analizando un repertorio más amplio de actores involucrados (en 53

Certeau, Michel de, La escritura de la historia. México, Universidad Iberoamericana, 2006. Burucúa, José E., “Historiografía artística argentina”, Nueva Historia Argentina. Arte, Sociedad y Política. Buenos Aires, Sudamericana, 1999, p. 25. 54

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particular los contrastes de abordaje disciplinar entre historiadores y arquitectos) y prácticas institucionales (proyectos editoriales, programas de estudios, eventos científicos y divulgaciones) que permitan explicitar recorridos alternativos de escritura y difusión de la historia del arte en Argentina.

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