EL INGENIOSO HIDALGO CUMPLIÓ 400 AÑOS (1605 – 2005)

August 15, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Don Quijote
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Descripción

EL INGENIOSO HIDALGO CUMPLIÓ 400 AÑOS (1605 – 2005)
Fernando Álvarez Simán*
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Yo, como don Quijote, me invento pasiones para ejercitarme.
Voltaire
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace
mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, escudo
antiguo, rocín flaco y galgo corredor......Una olla de algo más vaca que
carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas
los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres
partes de su hacienda"….¿Quien no ha oído alguna vez el inicio de "El
ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha"? El obra cumbre de Miguel de
Cervantes cumplió 400 años de su primera edición y el mundo hispano se
dispone a celebrarlo en grande. Teatro, danza y conciertos musicales,
exposiciones, ciclos de conferencias y seminarios monográficos de carácter
literario conforman la programación que ofrecerá, durante todo el año 2005,
Alcalá de Henares, la ciudad cuna del autor, así como también el resto de
España y del mundo. Más de 2.000 exposiciones de pintura, grabados,
ilustraciones, ediciones en unos 50 idiomas, congresos, debates,
conciertos, obras de teatro, de títeres, ciclos audiovisuales, concursos
tendrán lugar en España, Europa, América Latina y los otros tres
continentes. Hoy el Campo de Montiel, indicado por expertos como "aquel
lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme"; el Campo de
Criptana, donde aún se levantan los molinos de viento que el hidalgo
convirtió en gigantes, o El Toboso, de donde era oriunda su bella amada
Dulcinea, forman ahora parte de una ruta ecoturística y cultural de 2.500
Km. que podrán recorrer los amantes de este especial personaje cervantino.
Y es que " El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha " cumplió 400
años, algo no menor si se toma en cuenta que el libro de Miguel de
Cervantes Saavedra marcó el inicio de la novela moderna. El entretenido
relato del caballero errante y su compañero Sancho Panza es, según la
UNESCO, la obra más traducida en el mundo después de la Biblia.
De acuerdo a algunos cálculos, la primera parte de Don Quijote de la
Mancha, publicada por Juan de la Costa, estaba preparada en Valladolid ya
en Nochebuena del año 1604, aunque a Madrid no llegaron copias hasta enero
del año siguiente. De hecho, se dice que habría entrado a la imprenta de de
la Costa el 20 de diciembre de 1604. Exactamente el 16 de enero del año
1605, la primera parte del Quijote de la Mancha comenzó a venderse en la
librería madrileña de Francisco Robles. De aquella primera edición europea
en castellano partieron ejemplares al nuevo mundo, pero también a los
territorios europeos que entonces poseía el imperio español: Flandes,
Italia, Bruselas y Lisboa. Así en 1612, las aventuras del Quijote fueron
traducidas, en forma limitada, al inglés, y dos años más tarde al francés,
para una clase social adinerada.
De esta manera el mundo conoció la historia y las andanzas de aquel hidalgo
enjuto, de unos 50 años de edad, que enloqueció por leer tantas novelas de
caballería, a través de un narrador imaginario, Cid Hamete Benengeli, un
"autor arábigo y manchego". Muy mal equipado con una armadura "manchada de
óxido", armas "tomadas de herrumbre y llenas de moho", con un medio yelmo
improvisado, y a lomo de un jamelgo que "tenía más cuartos que una posada",
salió a un mundo en decadencia donde había multitud de "agravios que
pensaba deshacer, entuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, abusos
que mejorar y deudas que satisfacer".
El Quijote es la obra maestra de Cervantes y una de las más admirables
creaciones del espíritu humano. Es una caricatura perfecta de la literatura
caballeresca, y sus dos personajes principales, Don Quijote y Sancho Panza,
encarnan los dos tipos del alma española, el idealista y soñador, que
olvida las necesidades de la vida material para correr en pos de
inaccesibles quimeras, y el positivista y práctico, aunque bastante
fatalista. Esta apreciada joya de la literatura castellana ha sabido
conquistar al mundo entero, y es quizá, con la Biblia, la obra que se ha
traducido a más idiomas, pasando a ser sus personajes, verdaderos
arquetipos de categoría universal. Estúdiense ambos tipos, cuyo contraste
encierra un fondo inagotable de gracia, y se verá cuánto hay en ellos de
cuerdo y verdadero, a pesar de tanta locura y extravío. Don Quijote es un
visionario continuamente delirante en un mundo fantástico. Sancho Panza es
tan material en sus inclinaciones, que aun del mundo real no entiende sino
lo que puede satisfacer sus burdos apetitos. Sancho conoce lo ridículo de
la exaltación de su amo: don Quijote reprende en su escudero la bajeza de
sus pensamientos: uno y otro discurren bien cuando no se toca a su
respectiva manía.
Por eso ambos inspiran juntamente burla y respeto, risa y simpatía. Para el
alma noble, Don quijote, más que objeto de escarnio, lo es de amor y de
compasión respetuosa. Su locura tiene más de sublime que de ridículo. La
sencilla credulidad de Sancho y su natural deseo de mejorar de fortuna
constituyen el elemento cómico de su carácter. Pero un entendimiento claro
y elevado no es la sola prenda por donde los hombres se hacen amar y
respetar de sus semejantes. La bondad, el candor y la dulzura, inspiran
amor y le reclaman. En este sentido Sancho es amable. Con justicia le
llamaba don Quijote, Sancho bueno, Sancho discreto, Sancho cristiano y
sincero.
Resumiendo mucho, Cervantes concibe la novela como historia poética: no
hace falta atenerse estrictamente a la verdad de los hechos. Considerado en
su conjunto, el Quijote ofrece una anécdota bastante sencilla, unitaria y
bien trabada: un hidalgo manchego, enloquecido por las lecturas
caballerescas, da en creerse caballero andante y sale tres veces de su
aldea en búsqueda de aventuras, siempre auténticos disparates, hasta que
regresa a su casa, enferma y recobra el juicio. Sin embargo, el conjunto de
la trama no está diseñado de un tirón, sino que responde a un largo proceso
creativo, de unos veinte años, un tanto sinuoso y accidentado: cabe la
posibilidad de que Cervantes ni siquiera imaginara en los inicios cuál
sería el resultado final; incluso, bien pudiera ser que pensase primero en
escribir una "novela corta", al modo de las Ejemplares, la cual iría
creciendo al compás de su elaboración literaria. Si fue así, el "plan
primitivo" no pasaría de una novelita breve, ampliada durante el curso de
la creación hasta desembocar en la novela larga de 1605.
Cervantes va ampliando la idea primitiva para rematar con éxito su gran
empresa novelesca. Traza un plan previo, que contiene ya en suma todo el
universo quijotesco (Sancho, Dulcinea, Cura, Barbero, Rocinante, rucio,
locura, entorno caballeresco, encantadores, romances, aldea en la Mancha,
etc.), lo cual le permite convertirlo en novela larga con bastante
propiedad y, diez años después, añadirle una segunda parte en cabal
consonancia con el libro de 1605. Luego continua con la segunda parte de
1615, el ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. Aunque el Quijote no
estaba concebido como primera parte, su éxito explica esta continuación,
ahora perfecta y pacientemente diseñada. Tan sólo las circunstancias
creativas de su autor y las reacciones provocadas por la publicación del
primer tomo, diferencian a ambos Quijotes. Como resultado, el conjunto
queda perfectamente homogeneizado y, asombrosamente, Alonso Quijano acaba
muriendo al final de la segunda parte en el mismo "lugar de la Mancha" del
que partió al comienzo de la primera, después de haber trazado un
peregrinaje vital tan absurdo como coherente.
Miguel de Cervantes Saavedra «el príncipe de los ingenios» paso cinco
largos años de cautiverio en Argel, lo que agudizó, sin duda, su sentido de
la libertad de forma radical, hasta convertirla a sus ojos en el bien más
preciado: "la libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los
hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que
encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la
honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el
cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres"… En todo caso,
Cervantes plantea aquí una libertad básica al ser humano, tanto a nivel
individual como colectivo, más allá de instituciones y gobiernos. Pero,
menos común y mucho más interesante, la libertad alcanza en la cosmovisión
literaria cervantina categoría estético-literaria. Al menos en el caso del
Quijote, trasciende para dar forma a todos y cada uno de sus planos
compositivos.
La piedra de toque viene dada siempre por el proyecto de vida literaria de
Alonso Quijano, el cual está vertebrado en una serie de aventuras del
personaje que inventa, don Quijote, puesto ya a ejercer como caballero
andante. Pero si el Quijote contuviese sólo la historia de un viejo hidalgo
enloquecido por las lecturas caballerescas, no habría llegado a ser la
inmortal novela que es, por genialmente diseñada y contada que esté. Mucho
más allá de los procedimientos y de los juegos de ingenio descritos, su
razón de ser primera estriba en la gran apuesta que su creador hace por la
libertad, entendida en el sentido más complejo y amplio.

* Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas
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