El impacto de la crisis financiera mundial en Europa y las perspectivas actuales para los países en desarrollo

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El impacto de la crisis financiera mundial en Europa y las perspectivas actuales para los países en desarrollo

Habiendo transcurrido ya seis años desde que la economía mundial y particularmente la de los países desarrollados en Europa entrara en crisis, aun continúan sin esclarecerse (o al menos no existe consenso al respecto) las causas de fondo que la originaron. Bajo ese contexto, la recuperación sigue siendo incipiente y no hay todavía políticas claras y firmes que permitan de una vez por todas afirmar que ha habido una recuperación. Durante las últimas tres décadas el proceso de globalización ha sido más fuerte, debido en gran parte, a la creencia en la capacidad de autorregulación de los mercados sin estructuras y sistemas adecuados, en lugar de manejar el proceso. Es por ello que para mediados de 2007, se pudo observar la aparición de grandes grietas que amenazaban la estabilidad de la economía mundial en dos frentes: La fuerte alza de los precios de los productos básicos y la llamada “crisis financiera

global”.

Ésta

última,

como

consecuencia

de

desequilibrios

macroeconómicos globales, que se desarrollaron desde las crisis financieras de la década de 1990, las cuales perturbaron gravemente el crecimiento económico y el desarrollo en un gran número de economías emergentes en Asia, América Latina y las economías en transición. Por otra parte, el flujo de grandes ahorros en la economía de Estados Unidos, facilitado por una condición monetaria flexible, condujo a la ya conocida burbuja inmobiliaria y de crédito, que terminó finalmente en la debacle de las hipotecas. Como era de esperarse, en el contexto de la globalización financiera que se mencionó al comienzo, este fenómeno aparentemente localizado no podía ser contenido únicamente dentro del sistema financiero de Estados Unidos y rápidamente se extendió a los otros centros financieros importantes del mundo, incluyendo los principales europeos.

Es así como para el año 2008, la crisis financiera con sus problemas de liquidez y contracción del crédito, parecía estar más o menos confinada particularmente a los mercados y a las instituciones financieras en Estados Unidos y Europa occidental. En general, la economía mundial logró mantenerse apoyada en mercados emergentes y en las economías en desarrollo, que pudieron disfrutar de un auge de commodities. Sin embargo como bien se sabe, una serie de acontecimientos que afectaron a las principales instituciones financieras en Wall Street a mediados de septiembre de 2008 conmocionaron al mundo y alteraron radicalmente el destino y el curso de las economías globalizadas. El miedo a la creciente inflación y a la escasez de alimentos y combustible en todo el mundo fue superado completamente por un temor mayor a una posible recesión -gran depresión- mundial que envuelva a todas las economías del mundo en desarrollo, incluidas las economías de mercados emergentes de Europa del Este, América Latina y Asia, así como las de bajo desarrollo de África, Asia y la región de la CEPAL, contenían escasos vínculos con los mercados financieros. A partir de estos acontecimientos, ningún país pudo estar por más tiempo en condiciones de seguir siendo un simple espectador en la rápida evolución de la crisis financiera. Así entonces, para finales de 2008,la economía mundial entró en una fase de rápida desaceleración mundial sincronizada y, en el primer trimestre de 2009, se dirigió finalmente hacia una recesión global. La gran velocidad que tomó esa recesión de la crisis financiera en Estados Unidos y Europa tomó a todos por sorpresa. Ya en el 2009 parecía que lo peor había pasado, dando lugar a una política anticíclica por parte de las grandes economías de mercados desarrollados y emergentes, junto con inyecciones masivas de liquidez en los sistemas bancarios para mitigar la magnitud y profundidad de la recesión. No obstante, un

enorme daño ya se había causado a las actividades de los sectores reales, en particular, una gran contracción de la producción industrial en todo el mundo debido a la severa contracción del crédito mundial y una caída del comercio mundial, sin precedentes en la era de la post-guerra. Es por ello que en éste punto se hace importante analizar en particular el impacto de la crisis financiera mundial en los países en desarrollo, prestando especial atención a las posibles consecuencias para sus industrias y su bienestar. El impacto de la crisis sobre los países de desarrollo Muchas economías de los países en vías de desarrollo siguen creciendo con fuerza, pero los pronósticos han sido sustancialmente descendentes en los últimos tiempos. Surgen entonces algunas preguntas: ¿por cuánto tiempo puede continuar el crecimiento? ¿Cuáles son los canales a través de los cuales la crisis podría extenderse a los países en desarrollo y cómo se están sintiendo los efectos en los países en desarrollo? ¿Qué países en desarrollo serán capaces de soportar las dificultades macroeconómicas internacionales creadas por la recesión en las economías desarrolladas, y que están en mayor riesgo? Con una recesión que ya se hizo presente entre otros en el Reino Unido, Francia, Italia y otros países desarrollados, es bastante sorprendente ver que en Africa subsahariana se encuentran seis de las diez economías de más rápido crecimiento en el mundo: Angola, 11,1% anual en 2013; Etiopía, 8,4%; Chad, 7,9%; Mozambique, 7,9%; Ruanda, 7,6%, siendo un continente que se expandió 5,7% anual entre 2000 y 2010, más que América latina (3,3%). De otro lado, los EE.UU. están saliendo de una de las peores crisis financieras desde la década de 1930, y mientras tanto, los líderes de China sugieren que pueden ayudar al mundo ofreciendo tasas de crecimiento de hasta el 10%, y algunos países africanos están ganando mucho de esto (crecen a 6 - 7%).

La relación entre el PIB de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y el PIB de África se ha debilitado como consecuencia del surgimiento de países como China, así como los cambios estructurales en las economías africanas. Según el informe del FMI World Economic Outlook de abril de 2008, un descenso del crecimiento mundial de un punto porcentual llevaría a una caída de 0,5 puntos porcentuales en el PIB de África, por lo que los efectos de la crisis mundial en África (a través del comercio, la inversión extranjera directa, la ayuda) serían bastante altos. La correlación entre el PIB mundial y el PIB africano desde 1980 es 0,5, pero entre 2000 y 2007, fue sólo 0,2. Por ello, dado que se han producido importantes cambios estructurales, sumados al surgimiento de China, el crecimiento africano ha sido temporalmente desacoplado del PIB de la OCDE. Por otra parte varios países asiáticos han acumulado reservas del gobierno, y los resultados de exportación sólida han ayudado a su fuerte posición actual. Los países latinoamericanos mientras tanto, se encuentran en una mejor posición fiscal y externa en comparación con la década de 1990, la década en la que varias crisis financieras los golpearon. Sin embargo, también hay algunas señales preocupantes. La combinación de precios altos de los alimentos y los altos precios del petróleo han hecho que la inflación se haya duplicado. Muchos países en desarrollo y en particular los países africanos están en una mala posición para hacer frente a una nueva crisis. ¿Cuáles son entonces las perspectivas actuales para Europa y para los países en desarrollo? La crisis financiera de la cual aún se ven fuertes secuelas en Europa llegó a afectar a los países en desarrollo de dos maneras posibles: En primer lugar, a

través de una especie de contagio financiero con repercusiones para los mercados de valores en los mercados emergentes. Como ejemplo, el mercado de valores ruso tuvo que dejar de operar dos veces, el mercado de valores de India disminuyó en un 8% en un día, al mismo tiempo que los mercados de valores de EE.UU. y Brasil se desplomaron. Se ha visto en ese sentido que los mercados de valores de todo el mundo - desarrollados y en desarrollo - han disminuido sustancialmente desde mayo de 2008. Igualmente, se han observado los precios de las acciones que caen entre un 12 y un 19% en EE.UU, Reino Unido y Japón en apenas una semana, mientras que el índice MSCI de mercados emergentes cayó un 23%. Esto incluye a los mercados bursátiles de Brasil, Sudáfrica, India y China. En segundo lugar, hay varios “escenarios de impacto” sobre los países en desarrollo, de la recesión económica que ha tenido lugar en los países desarrollados, a saber: • El comercio. El crecimiento de China e India ha aumentado las importaciones y empujó hacia arriba la demanda de cobre, el petróleo y otros recursos naturales, lo que ha llevado a mayores exportaciones y mayores precios, incluyendo desde países africanos. Con el tiempo, es probable que el crecimiento de China e India se desacelere, lo cual puede golpear países más pobres. • En teoría, habrá menos inmigrantes económicos hacia los países desarrollados cuando estos se encuentran en una recesión, lo cual hace más bajos los volúmenes de remesas por migrante. • La inversión extranjera directa (IED) y la inversión de capital estarán bajo presión. Si bien 2007 fue un año récord para la inversión extranjera directa a los países en desarrollo, la inversión en capital social está bajo presión y las finanzas corporativas y de proyectos ya se están debilitando.

• En el tema de créditos comerciales, los bancos de los países desarrollados pueden no ser capaces de dar tanto como lo han hecho en el pasado. Esto limitaría la inversión en países como Argentina, Islandia, Pakistán y Ucrania. • Significa frenos para ayudas al desarrollo, pues los presupuestos de ayuda están bajo presión debido a los problemas de la deuda y la debilidad de la situación presupuestaria. Es por todo lo anterior que se puede afirmar, si bien el impacto directo de la crisis en los países europeos ha variado, en general una recuperación dependerá mucho de la respuesta de éstos y de EE.UU a la crisis financiera y a la desaceleración, así como de las características económicas y las respuestas políticas. Para el caso de Europa, se podrían mencionar algunos efectos sociales que han llegado como consecuencia de la crisis, por ejemplo un menor crecimiento que se tradujo en una mayor pobreza, un aumento en la tasa de delitos, debilidad de los sistemas de salud. De parte de los países en desarrollo, se evidencian serias dificultades para cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (próximos a llegar a la fecha establecida de cumplimiento, 2015). Para finalizar entonces, ¿qué soluciones pueden plantearse ante la crisis financiera mundial por parte de los países en desarrollo, especialmente de las potencias europeas? Los países en desarrollo deben enfocarse en proporcionar estabilidad financiera, esto puede ser a través de la cooperación transfronteriza, la cual puede ayudar a determinar cuáles son las reglas más adecuadas en materia de desarrollo, igualmente es necesario que haya una comprensión de cuándo y cómo los países en desarrollo pueden minimizar el contagio financiero, es decir, cuándo deben intervenir.

Bajo ese escenario, el problema de la política económica europea no radica entonces en la expansión de la política fiscal, sino más bien en fortalecer las políticas de integración. En otras palabras, más reformas estructurales que desfragmenten los mercados europeos y faciliten la movilidad de los factores de producción. No es de extrañar por ello que algunos líderes europeos, con el primer ministro italiano a la cabeza, hayan convocado a una cumbre “a favor del crecimiento”. Muchos expertos coinciden en que es urgente un pacto político de altos vuelos para ayudar a Mario Draghi –actual presidente del Banco Central Europeo-. Al respect, André Sapir, de Bruegel, insiste en que “hay que aprobar reformas en París y Roma, porque eso suavizará a Berlín, y hay que convencer a Berlín de la necesidad de estímulos inmediatos, porque eso hará más fácil de tragar la píldora más allá del Rin”.

Referencias bibliográficas

African Development Bank (2008) “The Current Financial Crisis and its Impact on African Economies” Briefing Note 1, presented at the Ministerial Conference on Financial Crisis, 12 November 2008, Tunis. Asian Development Bank (2008), Asian Economic Monitor 2008, December 2008, Manila. Diario Clarín. EE.UU.- China, eje del nuevo poder mundial. http://www.clarin.com/edicion-impresa/EEUU-China-eje-nuevo-podermundial_0_1199280140.html

Ver:

Diario El País. Draghi cambia el paso de la política europea. Ver: http://economia.elpais.com/economia/2014/09/06/actualidad/1410028788_46212 1.html Dirk Willem te Velde. “The global financial crisis and developing countries: which countries are at risk and what can be done?” ODI Background Notes, October 2008. Institute of Development Studies (2008), “Voices from the South: The Impact of Financial Crisis on Developing Countries”, IDS, Sussex, November 2008. IMF (2009), World Economic Outlook Update, January 28, 2009. UNCTAD (2009), “Assessing the Impact of the Current Financial and Economic Crisis on Global FDI Flows. 19 January 2009, Geneva. World Bank (2009), Global Economic Prospects 2009: Commodities at Crossroads, Washington D.C., Released on 9 December 2008.

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