EL HOMBRE QUE PUBLICAMENTE IMPULSO A FIDEL

August 15, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Fidel Castro
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Descripción

EL HOMBRE QUE PUBLICAMENTE IMPULSO A FIDEL

Fernando Álvarez Simán*
http://mx.geocities.com/feralvarezsiman/

Dale poder a un hombre y lo conocerás.
El 17 de febrero de 2007 será el 50 aniversario de la publicación de una de
las más famosas entrevistas en la historia del periodismo. Ese día de 1957,
Herbert L. Matthews, del New York Times, entrevistó por primera vez a Fidel
Castro, líder de un pequeño grupo de insurgentes luchando contra el
corrompido dictador cubano Fulgencio Batista. Castro en 1957 llevaba varios
años luchando contra Batista y el 26 de julio de 1953 había fracasado en un
golpe, fue encarcelado y luego deportado. El 2 de diciembre de 1956, Fidel
regresó clandestinamente a Cuba con un grupo de 80 hombres armados. Esta
mini-invasión fue aplastada por el ejército y se anunció que Castro había
muerto.
Lo más importante de la entrevista llevada a cabo en la Sierra Maestra, fue
que Castro seguía vivo, lo cual documentó con fotografías y hasta con su
firma. Luego de la entrevista de tres horas, Matthews regresó a Nueva York
y el ponderado reportaje fue publicado en la primera plana del New York
Times, el 24 de febrero de 1957, causando gran sensación. Castro fue
presentado como un legítimo heredero de los revolucionarios que libertaron
a Estados Unidos en 1776, por tener "poderosas ideas sobre la libertad, la
democracia, la justicia social y la necesidad de restaurar la constitución
y llamar a elecciones". Matthews cita a Castro diciendo "usted puede estar
seguro que no sentimos ninguna animosidad contra Estados Unidos y los
americanos. Por encima de todo, estamos luchando por una Cuba democrática y
para acabar con la dictadura". Según el periodista, "eso significa una
nueva etapa para Cuba, radical, democrática y, por lo tanto, anti-
comunista".
Aunque Matthews había tenido gran experiencia como corresponsal en el
extranjero, en esta etapa de su carrera pertenecía al equipo editorial del
New York Times, escribiendo editoriales que no llevaban firma. Por ello,
con la publicación en las páginas de noticias, el periódico violó uno de
sus principios periodísticos: separar lo que es opinión del editor de las
noticias.
Anthony DePalma cuenta el caso Matthews en un libro recién publicado 'The
man who invented Fidel' (El hombre que inventó a Fidel). El autor relata
cómo fue que Herbert L. Matthews, viajó a la Habana, en febrero del año
1957, para ir disimuladamente a la Sierra Maestra con el propósito del
entrevistar a Fidel Castro. Hay que situarse en la época. En 1957 Batista
estaba en el pleno goce de su gobierno. Salvo algunas protestas aisladas,
nada amenazaba su poder absoluto. La prensa estaba casi toda, o toda,
dominada por el gobierno. Solamente un pequeño grupo de exiliados, situados
en Miami, amenazaba su poder. En aquel momento, en 1957, Fidel Castro no
representaba una amenaza para Batista, que se exhibía gordo y reluciente,
feliz y contento, disfrutando del pleno respaldo que le daba el gobierno de
Eisenhower. El embajador americano en Cuba, estaba prácticamente a las
órdenes del dictador. Por otra parta, en febrero del año 1957, todo inducía
a suponer que Fidel había muerto en el desastre del barco Gramma. En aquel
momento la supuesta muerte de Castro en el desembarco del Gramma había
servido de alivio a los adversarios tradicionales del gobierno. Unos meses
antes, en el año 1956, el ex -presidente Carlos Prío Socarrás había viajado
a la frontera de Estados Unidos con México para entrevistarse con Fidel
Castro, quien había cruzado el río para reunirse con Prío, con el fin de
casi suplicarle que le prestara una cantidad de dinero, tal vez unos
veinticinco mil dólares, con el propósito de comprar un barco y poder
trasladar una expedición armada a Cuba. Es posible que Prío, que era muy
cuidadoso con su dinero, le haya entregado la cantidad a Castro con la
esperanza, no mal fundada, de que la expedición que proyectaba Fidel fuera
atrapada y destruida por los soldados de Batista. Existía, sin duda, un
conflicto generacional entre Prío y Castro. Este último representaba el
avance de una nueva generación cuyo objetivo principal era, precisamente,
sacar del escenario a los viejos políticos. Eso fue, en definitiva, lo que
ocurrió. ¿Por qué Fidel, perdido en los matorrales de la Sierra Maestra,
tenía tanto interés en conseguir un periodista americano que se arriesgara
a viajar a la Sierra para dar cuenta de su supervivencia? La explicación es
muy simple. La expedición del Gramma había fracasado. Casi todos los que
viajaron con él habían muerto en el primer encuentro con las fuerzas del
ejército. Fue una masacre. La expedición había sido un disparate. "En
realidad, fue un naufragio", había comentado el Che Guevara. Fidel, en
febrero de 1957, estaba perdido entre los matorrales de la Sierra, sin
esperanzas de ningún tipo. El país había recibido con absoluta indiferencia
la noticia de su muerte. Su única esperanza consistía en que un periodista
americano se internara en la Sierra para dar cuenta de su existencia.
¿Por qué Herbert L. Matthews se presta a viajar a la Sierra para dar cuenta
de la existencia de Castro? En aquel momento, 1957, ni Cuba, ni Batista, ni
Fidel, tenían ningún interés como noticia para un diario de la importancia
del Times. No valía la pena meterse en la Sierra para entrevistar a un
pobre hombre que estaba atrapado en la espesura. De acuerdo con la lógica
más elemental según DePalma, Fidel debió haberse quedado en la Sierra, solo
y rodeado de bandoleros. El viaje del reportero, obviamente, fue dirigido
por el destino. Fue un disparate, pero hay que pensar lo que habría sido de
Castro si Matthews no va a la Sierra.
Continua DePalma diciendo que el problema es que Matthews quedó prendado
de Castro, a quien veía como una de las grandes figuras de la historia y
eso lo cegó. Por ejemplo, aun después que Castro admitió públicamente en
1960 que él era y siempre había sido comunista, el periodista seguía
negándolo. Hasta su muerte en 1977, el cronista mantenía que Castro no era
comunista para la fecha de la entrevista y que eso sucedió después por las
equivocaciones cometidas en las políticas de Estados Unidos.
Inclusive cuando Castro comenzó a acabar a cientos de sus enemigos, luego
de tumbar a Batista en 1959, lo seguía defendiendo. En un reportaje
publicado el 18 de enero de 1959 por el New York Times, Matthews decía que
Castro "bajo cualquier estándar es una gran figura" y criticarlo, es
señalar a todos los cubanos, "ya que hay muy pocos en desacuerdo con las
ejecuciones que se llevan a cabo".Una vez que Castro admitió su comunismo,
Matthews fue muy criticado y acusado de ayudar la penetración comunista en
nuestro hemisferio.
El Cardenal Richelieu, que era hombre moderado, le aconsejaba a su soberano
que fuera discreto. Esa es, tal vez, la virtud más importante que debe
tener un jefe de estado. Hay que admitir que Fidel Castro, durante muchos
años de su reinado, siguió los consejos de Richelieu, tal vez sin
conocerlos. Pero llega un momento en la vida de los hombres, cuando se
alarga su existencia, cuando entra en el oscuro mundo de la vejez extrema,
cuando ya el viejo se ha acostumbrado al disparate impune y llega a
convencerse de que todo le está permitido, llega el tiempo en que todo se
vuelve estrafalario a su alrededor. Es todavía peor la cosa si el viejo
lleva ya 47 años gobernando un país en el cual nadie se atreve a decirle
que ya está bueno, que es tiempo de marcharse.
El libro de Anthony DePalma es bueno. Pocas cosas se han escrito que
revelen el papel que ha jugado el destino en la historia de una isla que ha
sido arrasada por una revolución sin final. Al borde de los ochenta años,
se puede advertir que la suerte está abandonando a Castro. Pero eso ya no
importa. Ya es tarde. Muy tarde. La historia contada por DePalma es trágica
y objetiva. Creo que su descripción de Matthews como un idealista sin mucha
cabeza en lugar de ser un ideólogo de izquierda es correcta.
*PROFESOR INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS
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