El hecho arquitectónico como generador de identidad (El Mercado de Abasto Proveedor / El Barrio del Abasto)

June 14, 2017 | Autor: A. Escalante Gius... | Categoría: Identity (Culture), Arquitectura, Mercados De Abastos
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Descripción

El hecho arquitectónico como generador de identidad
El Mercado de Abasto Proveedor / El Barrio del Abasto


Se propone analizar cuáles son las características del Mercado de Abasto Proveedor que lo convierten en un Hecho Arquitectónico capaz de generar un universo identitario que se superpone y excede la división oficial de comunas, y a la vez supera las transformaciones programáticas sufridas a lo lardo del tiempo.
En este marco se aborda el problema desde distintos enfoques:
_ Perspectiva Histórica
_ Morfología
_ Aproximación Teórica

Perspectiva Histórica
Antecedentes
Entre 1823 y 1900 se construyeron 36 mercados de abasto en Buenos Aires, solo los últimos 7 en ser inaugurados (todos en el período 1889/1900) permanecen en pie. El predecesor más directo del Mercado de Abasto Proveedor fue el Mercado Modelo que se encontraba frente a la Plaza Lorea de Buenos Aires. Su corta existencia terminó con la apertura de la Avenida de Mayo, cuando fue demolido. En 1895 se inauguró el Mercado Nuevo Modelo, en la esquina de las calles Sarmiento y Montevideo, que funcionó hasta su demolición en 1979. Hoy su lugar es ocupado por el Paseo La Plaza.
En 1883, Don Teófilo Lanús encargó al ingeniero arquitecto Ferdinand Moog el diseño del Mercado Modelo, a ubicar en un amplio terreno con entradas por las calles San José y Lorea (hoy Luis Sáenz Peña). Fue construido con planta baja y dos pisos en estilo morisco, y estaba organizado con los locales sobre el perímetro del terreno, alrededor de un gran patio central cuadrado.
Por esos años, estaba en discusión el proyecto para abrir una avenida conectando la Plaza de Mayo con la calle Entre Ríos, y cuando las obras comenzaron en 1887, quedó claro que el Mercado Modelo tenía sus días contados. Finalmente, fue demolido en 1889.


El Mercado
Al tomar conocimiento de la demolición del Mercado Modelo, la sociedad Devoto hnos. presento un proyecto para construir un Mercado central de Abasto en terrenos de su propiedad en la Parroquia de Balvanera obteniendo el permiso municipal en enero de 1889. En julio de ese mismo año se conformó la S.A. Mercado de Abasto Proveedor, constituida por un grupo de productores y puesteros del Mercado Modelo quienes comprarían el terreno y la concesión municipal a Devoto hnos. S.A.
El contexto macroeconómico en ese entonces consistía en una economía en proceso de cambio que se perfilaba hacia un modelo de exportaciones primarias. Además el endeudamiento externo había producido una depreciación de la moneda nacional lo que sumado a una prolongada sequía se traducía en un aumento en los precios de productos importados y nacionales. No obstante el resultado de las inversiones con capitales extranjeros dieron nuevo empuje a la economía y el proyecto no se vio obstaculizado.
En lo que respecta a la evolución urbana de la ciudad en ese momento, también se encontraba en un proceso cambio, de expansión. Tres fueron los factores desencadenantes: las epidemias (principalmente la gran epidemia de fiebre amarilla en 1871) la instalación del tranvía (que en 1887 llego a calle corrientes) y las primeras oleadas inmigratorias fomentadas por la recientemente dictada constitución Nacional de 1853.
Con la inminente inauguración del mercado se generaron grandes especulaciones por lo que la oferta y demanda de lotes linderos aumento considerablemente por esos años.
El predio del entonces incipiente Mercado de Abasto Proveedor estaba ubicado en una zona periférica del tejido urbano de aquel entonces (comprendido entre las calles Lavalle, Agüero, Anchorena y Av. Corrientes) pero con buenos accesos (un desvío ferroviario interno del ramal a Entre Ríos) y en un punto intermedio entre centros de producción hortícola (Boca y Olivos). Lo que lo constituía como nexo entre las actividades del campo y las demandas de la ciudad.
En 1893 se construyó la primera parte del Mercado Viejo sobre Av. Corrientes y en 1907 su ampliación sobre calle Lavalle, al mismo tiempo, una serie de locales para instalaciones anexas se ubicaron en predios linderos adquiridos por la sociedad.
A comienzos del siglo XX el avance tecnológico de la ciudad imprimió un efecto positivo sobre la zona del mercado, la electrificación del tranvía (culminada en 1908), el tendido eléctrico y la instalación de cloacas y agua corriente son ejemplos más que significativos que tuvieron como resultado la proliferación de comercios de todos los ramos en los lotes vecinos que quedaban vacantes completando así una intrincada red de ocupación. A su vez el volumen creciente de los negocios llevo a que varias entidades bancarias se instalaran en el lugar.
Ya en la década del 30, junto con la aparición de la línea B de subterráneo, se inauguró la primer parte del Mercado Nuevo (obra que se completó en su totalidad en 1934) que además de potencias las actividades propias de comercialización gatillo la incorporación a la zona de nuevas actividades, tales como gastronomía, recreación (el circo, el teatro criollo, milongas, etc.). No es menor que en este periodo se intensifica el crecimiento de lotes con destino habitacional en la zona. De esta manera se consolida una trama urbana dinámica y compleja que se mantiene hasta el presente.
Entrados los años 40 el crecimiento urbano que a principios de siglo había dado empuje a esta integración mercado-vivienda-recreación, ahora ponía en jaque la razonabilidad de concentrar actividades de abastecimiento en un predio que ya nada tenía de periférico.
Así es que se produce una gradual transformación en los usos originales. Los primeros habitantes vinculados directamente con el trabajo del mercado se trasladan a otros barrios con impronta más residencial y los edificios ahora vacantes se convierten en conventillos, hoteles de paso y depósitos maduraderos.
Esta situación y la creciente congestión de tránsito automotor, contribuyen a la degradación ambiental y decadencia de la zona. Finalmente con el objetivo de llevar las actividades de abastecimiento por fuera del ámbito capitalino en 1971 se inician las negociaciones para la creación del nuevo Mercado Central de la Ciudad en terrenos del Gran Buenos Aires. Arranca así una etapa de estancamiento que se acentúa con el cierre del Mercado de Abasto Proveedor en 1984 que solo se verá modificada por el inicio de las obras del Abasto Shopping en 1997.
Es importante mencionar que si bien las actividades que se realizaban en el Mercado de Abasto Proveedor debieron ser trasladadas, esto no implicó su demolición ya que el edificio por sus características arquitectónicas y tipo constructivo no había caducado aún. Esto da cuenta de su versatilidad tipológica y de su iconicidad arquitectónica.

Morfología
Aproximaciones tipológicas
Siguiendo la definición dada por Carlos Martí Arís, un tipo arquitectónico es un concepto formal. Implica tres corolarios de capital importancia, a saber:
_ es de naturaleza conceptual, no objetual: engloba una familia de objetos que poseen la misma condición esencial pero no se corresponde con ninguno de ellos en particular.
_ comporta una descripción por medio de la cual es posible reconocer a los objetos que lo constituyen: es un enunciado lógico que se identifica con la forma general de dichos objetos.
_ refiere a la estructura formal: no le incumben, por lo tanto, aspectos fisonómicos de la arquitectura.
De aquí que el tipo no represente tanto la imagen de una cosa que copiar o que imitar perfectamente sino más bien la idea de un elemento que debe servir de regla al modelo. Todo es preciso y dado en el modelo; todo es más o menos vago en el tipo.
El tipo es entonces una constante, por lo que resulta posible reencontrarlo en todos los hechos arquitectónicos. Es, pues, también un elemento cultural y como tal puede ser buscado en los diversos hechos arquitectónicos.
Dicho esto podemos adentrarnos en el análisis de los mercados de abasto de la época y luego puntualizar sobre el caso que nos ocupa.
Los edificios con este destino cuentan con un programa de necesidades específicas lo que permite estableces reglas generales que faciliten el acceso a un panorama global de las distintas respuestas adoptados por los proyectistas para resolver tales requerimientos.
No existe un tipo que resuelva todas las problemáticas, por lo que siempre las respuestas adoptadas son mixtas. Tampoco es posible afirmar que en un determinado periodo se utilizan unas en desmedro de otras.
En muchos casos coexisten edificaciones viejas y nuevas sin lograr una debida articulación entre unas y otras.
Tipologías:
_ Núcleo central: la relación entre el núcleo central y el exterior se da a través de calles ortogonales, en cuyo recorrido también se ubican los puestos de venta. Es uno de los tipos más utilizados (por ejemplo: Mercado San Patricio, Del Progreso, Italiano, Santa Lucía, Proveedor del Sur).
_Retícula: esta resolución está basada en el cruce de ejes perpendiculares. Este es el caso particular del Mercado de Abasto Proveedor que se organiza espacialmente a partir de un eje central perpendicular a Av. Corrientes, atravesado por una serie de ejes secundarios en torno a los cuales se organizaban los locales. Otros casos son el Mercado Nuevo Modelo, San Telmo, Solís, Ciudad de Buenos Aires y Norte.
_Longitudinal: todo se resuelve en una línea consecutiva de espacios, son ejemplos de esta tipología el mercado Güemes, General Roca, de la Abundancia y Monserrat.

Aproximación Teórica
Antes de comenzar el análisis de la relación entre Arquitectura e identidad es necesario dar un marco para lo cual es preciso establecer algunas definiciones.
De este modo la concepción de arte de Karel Kosik es muy pertinente. Kosik plantea que el carácter dialéctico de la praxis imprime una marca indeleble en todas las creaciones humanas. También la imprime en el arte. Toda obra de arte muestra un doble carácter en indisoluble unidad: es expresión de la realidad, pero, simultáneamente crea la realidad, una realidad que no existe fuera de la obra o antes de la obra, sino precisamente sólo en la obra.
En este sentido, el arte como expresión de un momento histórico determinado, expresa el modo de vida de una sociedad. Es decir que forma parte de la identidad de esa sociedad, la cual no solo se manifiesta en el arte sino que a su vez es creada por este.
De la misma manera, Aldo Rossi aporta un concepto nuevo, el Locus, que no es sino, la relación dialéctica que existe entre determinada situación de un lugar y las construcciones establecidas en él. Ya en la Roma Clásica el genius loci representaba los aspectos característicos y distintivos de un lugar a modo de deidad intermedia que presidia cuanto se desarrollaba en él.
Estos aspectos anuncian la importancia del lugar en relación con el rito, el mito o el acontecimiento y los propios generadores y habitantes del sitio.
Siguiendo nuevamente a Kosik, la vida de la obra no emana de la existencia autónoma de la obra misma, sino e la recíproca interacción entre la obra y la humanidad. La vida de la obra se basa en la saturación de la realidad y verdad que es propia de la obra y la vida de la humanidad como sujeto productor y sensible.
Es Octavio Paz quien nos dice que lo que distingue un pueblo del resto no es la siempre dudosa originalidad de nuestro carácter, fruto quizás, de las circunstancias siempre cambiantes, sino sus creaciones. Pone en evidencia así, la relación dialéctica entre sujeto y objeto, y viceversa.
Aparece entonces claramente definido que el sentido de identidad del ser humano en términos generales no puede ser totalmente dimensionado sino aparece en él la forma del hábitat, hombre y hábitat están ligados indisolublemente tanto como constructor y como producto de ese hábitat.

Conclusión
Expuesto lo anterior, se observa que el Mercado de Abasto Proveedor, en principio, es resultado de la confluencia de varios actores sociales. Por un lado una ciudad en expansión, organismos estatales que responden a la necesidad de abastecimiento de esa ciudad, intereses privados tanto empresariales como proletarios dirigidos a satisfacer esa necesidad y un contexto socio económico, productivo y de tejido urbano dados en un momento determinado.
Así es que a partir de la proyección del Mercado de Abasto Proveedor la trama urbana se modifica para responder a esa intervención dando lugar a un nuevo tejido con carácter propio (se ocupan terrenos bacantes con destino comercia, se genera un nexo entre la ciudad y el campo). Relación que se retroalimenta porque el Mercado, antes producto, ahora es motor de nuevas transformaciones (se extiende servicios, se instalan nuevos programas, se desarrollan nuevas actividades, ya no es solo un ámbito comercial sino habitacional), se convierte en el centro de un área de influencia que el mismo genera.
A su vez, esa condensación y la continua expansión de la ciudad devienen en la necesidad de trasladar el Mercado y sus actividades, pero los factores de uso permanecen. La impronta de la que habla Kosik ya no existe solo en la obra, en el Mercado, sino que lo hace también en los que lo habitan.
Los hechos arquitectónicos repercuten en el tejido urbano en que se emplazan y a su vez los habitantes le imprimen significado a estos hechos arquitectónicos.
Kevin Lynch afirma que existe una imagen compartida por los habitantes de una ciudad que se podrían clasificar en 5 tipos de elementos, dentro de los cuales incluye el de "Área" y lo define como una sección de ciudad que es reconocible como si tuviera un carácter común que la identifica.
De este modo podemos dar cuenta de cómo El Mercado de Abasto Proveedor es generador de un área de influencia que excede y se superpone con las divisiones oficiales de comunas, (a saber sito en el límite de Balvanera y Almagro) y las supera en el imaginario colectivo. Tal es así que aún después de trasladadas las actividades de abastecimiento y posterior abandono del edificio ese reconocimiento de la identidad del Barrio del Abasto persiste hasta el presente.
Cabe mencionar también que los aspectos material-constructivos (una estructura independiente de hormigón armado, que le permitió sobrevivir sin mantenimiento) y fisonómicos propios del edificio (es casi envolvente pura, dejando un espacio interior libre) hicieron que no caducara arquitectónicamente y que fuera capaz de albergar nuevos usos dando nuevo empuje a la zona.
El Mercado de Abasto junto con el Barrio que toma su nombre, constituyen un icono de la ciudad de Buenos Aires. Son una muestra patente de la idea de Rossi sobre la identificación entre el acontecimiento y el signo. Esta relación entre identidad y arquitectura implica una constante construcción, sujeto-objeto y objeto-sujeto, que es llevada a cabo por hombres concretos en circunstancias históricas concretas.










Bibliografía.
. El Abasto Un Barrio Y Un Mercado / Berjman Sonia / Editorial Corregidor.
. Arquitectura: Forma, Espacio y Orden / Francis D.K. Ching / Editorial V.N.R.
. Arquitectura e Identidad / Juan Manuel Perez Linares / Ediciones Tecnológico de Monterrey
. Dialéctica de lo concreto / Karel Kosik / Editorial Grijalbo
. Las variaciones de la identidad, Ensayo sobre el tipo en arquitectura / Carlos Martí Arís / Ediciones del Serbal
. La arquitectura de la ciudad / Aldo Rossi / Editorial Gustavo Gili
. La imagen de la ciudad / Kevin Lynch / Editorial Gustavo Gili

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