El Golpe de Estado de Primo de Rivera a través de la prensa conquense. Reacciones, cambios institucionales y apoyo social.
Descripción
UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA
El Golpe de Estado de Primo de Rivera a través de la prensa conquense. Reacciones, cambios institucionales y apoyo social.
Sinesio J. Barquín Armero
UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA
El Golpe de Estado de Primo de Rivera a través de la prensa conquense. Reacciones, cambios institucionales y apoyo social
Sinesio J. Barquín Armero
LA CRISIS DEL LIBERALISMO ESPAÑOL EN PERSPECTIVA
Equipo docente: Susana Sueiro Seoane
Curso 2013‐14
Abreviaturas: Archivo Municipal de Cuenca (AMCU) Libros de Actas de las sesiones del Ayuntamiento de Cuenca (LAACU) Archivo de la Diputación Provincial de Cuenca (ADPCU) Archivo Histórico Provincial de Cuenca (AHPCU) Biblioteca Digital de Castilla‐La Mancha (BIDICAM) Boletín Oficial de la Provincia de Cuenca (BOPCU)
Índice 1.
INTRODUCCIÓN. .................................................................................................................... 1 1.1. El Golpe de Estado de Primo de Rivera. El caso de Cuenca a través de la prensa. ............ 1 1.2. Ámbito geográfico y cronológico. ..................................................................................... 1 1.3. Objetivos del estudio. ........................................................................................................ 1 1.4. Las fuentes documentales y materiales. Fuentes hemerográficas a través de la consulta on‐line. ...................................................................................................................................... 2 1.5. Exposición de los contenidos. ............................................................................................ 3 1.6. Metodología empleada. ..................................................................................................... 4 1.7. Estado de la cuestión e Historiografía. ............................................................................... 5
2. LA RESTAURACIÓN EN CRISIS. LOS ANTECEDENTES AL GOLPE ............................................... 10 2.1. La crisis de la Restauración en España. ............................................................................ 10 2.2. La Restauración en una provincia conservadora. Contexto sociopolítico ....................... 11 2.3. El triunfo de una sublevación que no sorprendió a nadie. .............................................. 13 3. EL GOLPE DE ESTADO EN LA CIUDAD DE CUENCA A TRAVÉS DE LA PRENSA CONQUENSE .... 14 3.1. Las primeras noticias llegan a Cuenca. Los medios conquenses se posicionan. .............. 14 3.2. Cambios institucionales. Un nuevo escenario en las instituciones locales. ..................... 18 4. CONCLUSIONES. ...................................................................................................................... 24 5. RELACIÓN DE FUENTES ........................................................................................................... 25 5.1. Fuentes archivísticas, colecciones y otros recursos digitales. ......................................... 25 5.2. Fuentes hemerográficas ................................................................................................... 25 6. BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................................... 26 6.1 BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA ............................ 26 6.2 BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA DE LA CIUDAD DE CUENCA Y LA REGIÓN. ............................... 28
Resumen: El Golpe de Estado del 13 de septiembre de 1923, protagonizado por Miguel Primo de Rivera, puso fin a la agónica Restauración española. La sublevación militar triunfó sin contar con apenas resistencias fruto de la desafección de la sociedad española hacia su clase política. En la ciudad de Cuenca, tanto los medios de prensa como la mayoría de la población acogieron con entusiasmo las primeras medidas regeneradoras que disolvieron las instituciones locales. La vieja y conservadora ciudad castellana puede servirnos de paradigma del cambio tranquilo que supuso un golpe que no sorprendió a nadie.
Abstract: The coup d´état of September 13, 1923, staged by General Miguel Primo de Rivera, ended the dying Spanish Restoration. The military uprising overcame without resistance as the result of the Spanish society disaffection towards its political class. In the city of Cuenca, both the media and the majority of the population enthusiastically embraced the first regenerative measures under which local institutions were dissolved. The old and conservative Castilian city could serve us as a model of the quiet change that the foretold coup had meant for the unsurprised population.
Palabras clave: Miguel Primo de Rivera, Golpe de Estado, Directorio Militar, Alfonso XIII, Cuenca.
1.
INTRODUCCIÓN.
1.1. El Golpe de Estado de Primo de Rivera. El caso de Cuenca a través de la prensa. El 23 de septiembre de 1923, el Capitán General Miguel Primo de Rivera protagonizó un Golpe de Estado que ponía fin a la dilatada y agónica Restauración. Sin apenas contar con resistencia, los militares golpistas iniciaron una dictadura concebida a priori como un breve paréntesis regenerador1 y que careció de una ideología elaborada. Primo de Rivera apenas encontró oposición a su sublevación. El viejo sistema se había mostrado ineficaz e inoperante y sus dirigentes políticos fueron señalados como un problema y no como la solución a los problemas más acuciantes de la Nación. Se inició una dictadura autoritaria, con rasgos propios, donde no faltaron medidas represivas como la censura a los medios de prensa, y la ilegalización de algunos partidos políticos y sindicatos. El dictador creó un partido único a su medida, la Unión Patriótica y realizó una reforma constitucional para sentar las bases de un “Estado autoritario con fuerte base social2”. A nivel local, las primeras medidas regeneradoras convulsionaron el panorama político disolviendo Ayuntamientos y Diputaciones. En el presente estudio3, y desde un ámbito eminentemente local, analizaremos las primeras semanas posteriores a la sublevación a través de las líneas editoriales de la prensa conquense así como de fuentes primarias de archivo y bibliografía. Las consideraciones y aportaciones de las publicaciones periódicas conquenses nos ofrecen un panorama muy clarificador del sentir de la sociedad de esta pequeña capital de provincias durante aquellas semanas convulsas. La postura de las diferentes publicaciones coincidió con la tónica general de la sociedad conquense, abarcando de la ferviente adhesión a la prudente expectación.
1.2. Ámbito geográfico y cronológico.
El ámbito geográfico se ha centrado en la capital conquense principalmente, sin eludir referencias a otros municipios de la provincia y a la totalidad de la Nación Española, como recurso ineludible para describir un complejo panorama desde un amplio contexto. El marco temporal se remonta a los meses anteriores a septiembre de 1923, fecha en la que se produjo el Golpe de Estado en la Capitanía General de Barcelona, si bien se ha hecho necesario mostrar un conciso panorama sociopolítico de los últimos años de la Restauración en la capital conquense. El grueso del estudio trata de analizar las semanas posteriores a la sublevación militar, abarcando desde el 13 de septiembre a las últimas semanas de 1923, una vez producidos los principales cambios institucionales. A pesar de tratarse de una cronología muy limitada, la vertiginosa sucesión de acontecimientos acaecidos convierte a estas semanas en un periodo clave para entender el triunfo de un Golpe de Estado utilizando una pequeña capital de provincias como ejemplo clarificador.
1.3. Objetivos del estudio.
La Dictadura de Primo de Rivera no ha gozado apenas de relevancia historiográfica. Del mismo modo, los estudios de carácter local del periodo citado, a pesar de estar proliferando considerablemente en los últimos 1
Como afirma Cobo del Rosal: “Pretendía un paréntesis a la normalidad constitucional para lograr un saneamiento del Estado”, en COBO DEL ROSAL PÉREZ, G.: “La crisis del Estado liberal y los mecanismos de creación legislativa de la dictadura militar de Primo de Rivera (1923‐1930)”, en MARTÍNEZ PEÑAS, L. y FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, M. (coords.): Reflexiones sobre poder, guerra y religión en la Historia de España. 2011. p. 208. 2 Ibídem. 3 La elaboración del presente trabajo se enmarca dentro de un proyecto de mayor entidad puesto que supone un artículo introductorio del Trabajo Fin de Máster cuyo contenido aborda la Dictadura de Primo de Rivera en la ciudad de Cuenca (1923‐ 1930).
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lustros, aún persisten evidentes lagunas, siendo el caso conquense buen ejemplo de todo lo que queda por investigar. Para entender el triunfo de la sublevación y la mayoritaria adhesión de la población española se hace necesario detenerse en las primeras semanas posteriores al Golpe militar, siendo el marco local el que nos puede aportar una serie de pistas concretas que posteriormente podamos extrapolar al conjunto nacional con un estudio comparado. Es por ello que dentro del convulso y complejo proceso que sucedió durante las primeras semanas del nuevo régimen tratemos de analizar lo acaecido en una pequeña capital de provincias a través de las fuentes hemerográficas principalmente, complementadas con bibliografía general y específica del periodo estudiado así como la bibliografía local más pertinente y documentos de archivo. Por ello, el objetivo primigenio del presente trabajo trata de reconstruir los principales acontecimientos sucedidos durante las primeras semanas posteriores al golpe de Estado a través de los medios de prensa conquenses, partiendo de un conciso pero necesario panorama sociopolítico de los meses anteriores y centrando la mirada en los cambios institucionales producidos tras la sublevación militar, el posicionamiento de las principales cabeceras conquenses y las reacciones de la ciudadanía. Ello nos lleva a plantear a priori una serie de hipótesis que la consulta, procesamiento e interpretación de los datos nos permitirán verificar o refutar en las conclusiones. Existe un hilo argumental, muy aceptado por la historiografía sobre el periodo, que nos indica que la ciudadanía española aceptó mayoritariamente los cambios acaecidos tras el Golpe militar, y que el triunfo de este se basó en parte en la ausencia de resistencias de cierta entidad. Ni cuerpo militar, ni medios de prensa, ni partidos políticos, ni la propia sociedad española, impidieron por acción y omisión una catártica sublevación militar que trajo consigo innumerables cambios sociopolíticos. El Directorio priorizó entre sus primeras medidas aquellas encaminadas a la regeneración del ámbito local, por lo que los cambios institucionales fueron muy madrugadores y tuvieron el consentimiento mayoritario de la ciudadanía. La ausencia de estudios relativos a este periodo en el marco de la ciudad de Cuenca no nos permiten componer un panorama sociopolítico por adelantado, si bien, apuntamos a que los focos de resistencia fueron aún menores en las pequeñas ciudades que en las grandes urbes. Son por tanto varias las cuestiones que debemos plantearnos a priori: ¿Hubo tras la exitosa sublevación militar cambios institucionales de envergadura en el ámbito local y provincial?; ¿Quiénes protagonizaron los cambios políticos?; ¿Tenían relación con la vida política anterior?; ¿Cuál fue el papel de la prensa conquense, apoyó el golpe o se mostró crítica con los cambios?; ¿Ejercieron una crucial influencia entre la ciudadanía?; ¿Cómo reaccionaron las élites políticas y sociales conquenses?; ¿Tuvieron las medidas de regeneración anunciadas los resultados deseados?; ¿Existieron graves divergencias entre lo acontecido en los pequeños núcleos de población como el aquí estudiado y las principales ciudades del país?. Para tratar de dar respuesta a estas cuestiones iniciales y dado que el principal foco de atención se dirige hacia las instituciones provinciales, tanto colegiadas como unipersonales, y a las reacciones de la ciudadanía, deberemos prestar especial atención a los medios de prensa que afortunadamente fueron numerosos y de los que se conservan varias colecciones, algunas de ellas en consulta digital. Nos centraremos por tanto en los artículos de opinión de diversas publicaciones conquenses, en las fuentes primarias disponibles, así como otros datos extraídos de la bibliografía, con el fin de componer un panorama que esclarezca en la medida de lo posible lo acontecido en unas semanas tan apasionantes como convulsas en una pequeña ciudad castellana poco acostumbrada a los periodos catárticos de nuestra historia reciente.
1.4. Las fuentes documentales y materiales. Fuentes hemerográficas a través de la consulta on‐line. Para la elaboración del estudio se ha utilizado como principal fuente documental la prensa conquense a través de su consulta digital. Buena parte de los ejemplares han sido consultados a través de los fondos digitales 2
custodiados por de la Hemeroteca de la Biblioteca Digital de Castilla‐La Mancha4 (BIDICAM). Del mismo modo, se ha recurrido al motor de búsqueda de la Hemeroteca digital5 dependiente de la Biblioteca Nacional, de la biblioteca virtual del Centro de Estudios de Castilla‐La Mancha6 dependiente de la Universidad regional, y a la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica7 dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. En dichos recursos digitales hemos podemos acceder a extensas colecciones con una calidad óptima para su procesamiento y análisis de las principales cabeceras conquenses, sin desaprovechar otros diarios nacionales como El Sol, El Socialista, y La Acción. Respecto a la consulta del diario El Socialista, ha sido de innegable ayuda la consulta de la colección digital a través de la Fundación Pablo Iglesias8 donde se custodian sus publicaciones. Respecto a la consulta de fuentes primarias, se han realizado varias visitas al Archivo Municipal de Cuenca (AMCU) donde se realizaron numerosas y fructíferas consultas respecto a los cambios institucionales producidos tras la sublevación militar con objeto de analizar la repercusión del Golpe en las instituciones locales. Continuaron las visitas al Archivo de la Diputación de Cuenca (ADPCU) donde se consultaron los Boletines oficiales de la Provincia (BOPCU), así como al Archivo Histórico Provincial de Cuenca (AHPCU), donde hasta la fecha no se han cumplido las expectativas, las consultas sobre los cambios institucionales han sido infructuosas. Las consultas bibliográficas a través de la red se han centrado en los portales virtuales de la UNED, UCLM, Teseo, Biblioteca Nacional, y Dialnet, principalmente. Del mismo modo, ha sido recurrente la consulta a través del motor de búsqueda on‐line de la Gaceta de Madrid9 de la abundante legislación que iba sancionando Alfonso XIII en nombre del recién creado Directorio militar.
1.5. Exposición de los contenidos. El presente trabajo se ha estructurado en cuatro partes fundamentalmente; la introducción, el desarrollo del trabajo, las conclusiones y la relación de fuentes y bibliografía consultada. Dentro del capítulo introductorio encontramos las fuentes y la metodología empleada durante el desarrollo del trabajo. El Estado de la cuestión cierra el capítulo de la introducción con un acercamiento a la bibliografía publicada sobre el tema que nos ocupa así como un análisis sobre las diferentes líneas historiográficas que se han ido produciendo en las últimas décadas. También se ha pretendido identificar las carencias detectadas, aquellas facetas del periodo estudiado que han sido más olvidadas. El grueso del trabajo está comprendido en los capítulos segundo y tercero. En el capítulo segundo se desarrolla de forma sintetizada, desde el ámbito local pero que necesariamente se ha recurrido a incluir un conciso panorama sociopolítico en clave nacional, el pulso político del último periodo de la Restauración, cuando dicho sistema político entra en crisis; la situación económica, los grupos de presión de la Restauración, la corrupción política, el incremento de la violencia callejera…etc. En la última parte del segundo capítulo, esta vez en un ámbito estatal, los días previos al Golpe Militar, las principales claves que concitaron el triunfo, las primeras reacciones a la sublevación y las primeras medidas que el Directorio decretó en su afán regenerador. Por último, en el capítulo tercero, de mayor entidad, se ha realizado un seguimiento y análisis de las primeras semanas tras la sublevación en la ciudad de Cuenca a través de la prensa conquense; los cambios institucionales, las reacciones de la población, el 4
Biblioteca Digital de Castilla‐La Mancha. [consulta en línea] http://clip.jccm.es/bidicam/es/publicaciones/listar_numeros.cmd [consultado el 01‐III‐2014]. 5 Hemeroteca Digital. [consulta en línea]http://hemerotecadigital.bne.es/ [consultado el día 02‐IV‐2014]. 6 Centro de Estudios de Castilla‐La Mancha (UCLM).[consulta en línea] http://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/prensa.htm #CUENCA [consultado el 06‐III‐2014]. 7 Biblioteca virtual de Prensa Histórica [consulta en línea] http://prensahistorica.mcu.es/es/estaticos/contenido.cmd ?pagina=estaticos/presentacion [consultado el 24‐IV‐2014]. 8 Fundación Pablo Iglesias. [consulta en línea] http://granada.intecna.es/fundacionpabloiglesias/fpi/hemeroteca.jsp? [consultado el día 02‐ V‐2014]. 9 La Gaceta de Madrid. [consulta en línea] http://www.boe.es/buscar/gazeta.php [consultado el día 4‐X‐2013]
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posicionamiento del cuarto poder y las élites políticas locales…Etc. Por último, cerramos los contenidos con las conclusiones, validando o refutando las hipótesis iniciales. El trabajo se concluye con la relación de fuentes y bibliografía consultada.
1.6. Metodología empleada. Para la realización del presente trabajo ha sido ante todo necesario el acercamiento a un periodo complejo y ciertamente apartado de los grandes estudios de la España del siglo XX. Un periodo complejo pero imprescindible que significó la génesis de muchos avatares que tuvieron su desarrollo en los periodos inmediatamente posteriores. Se hacía por ello necesario un acercamiento que permitiera tener un conocimiento más exhaustivo del conjunto en general, pero sobre todo de los prolegómenos y los hechos que acontecieron durante los primeros días posteriores a la Sublevación, ya que suponen el eje central del trabajo. Tras una primera revisión de la bibliografía más generalista de dicho periodo se ha hecho necesario ir acotando con monografías, artículos, y ponencias que abarcasen fundamentalmente los primeros pasos del Golpe de Estado; la gestación, culminación y primeras consecuencias de la sedición militar. Una vez determinado el tema y su acotación espacio‐temporal era necesario profundizar igualmente en la bibliografía eminentemente local a pesar del escaso número de publicaciones que abordan la cronología que nos ocupa fuera de breves referencias y concisos análisis. Una vez seleccionados aquellos materiales más relevantes para el tema elegido, era el momento de elaborar las hipótesis previas de trabajo y los objetivos claramente definidos. Buena parte de ellos entrañaban cierta dificultad ante el constatado vacío que la historiografía había dedicado a lo acontecido en la ciudad de Cuenca. Una vez concluida esta fase, lo pertinente era consultar las hemerotecas digitales y los principales Archivos históricos. La consulta de la prensa digitalizada produjo una ingente cantidad de cabeceras de periódicos, noticias, artículos de opinión…etc. Tal volumen de documentación requería un análisis y procesamiento de la información con unas pautas previas que agilizasen la extracción de los datos más pertinentes. Para abordar con éxito dicha tarea había que tener presente una serie de cuestiones metodológicas inherentes a este tipo de fuentes. Es por ello que hemos recurrido a varias cabeceras para contrastar sus aportaciones. Tuñón de Lara advertía de la indiscutible aportación de la prensa a la vez que aportaba unas premisas que debemos cumplir: “El diario o el semanario no es la verdad pura, pero, ¿Lo es acaso cualquier otra fuente histórica? […] Son requisitos indispensables de método, la consulta de varias publicaciones sobre el mismo tema y período estudiados, no bastando con la visión bipolar, sino que es necesaria una visión más plural10”. Tomando la palabra del maestro, hemos decidido recoger el testimonio de seis cabeceras conquenses que representaban inquietudes políticas divergentes, cuando no antagónicas. Del mismo modo se ha intentado completar con pequeñas referencias a otros periódicos nacionales. Como añadido documental de valiosa aportación fue la consulta de los decretos publicados por la Gaceta de Madrid y algunos números del Boletín Oficial de la Provincia de Cuenca. El análisis de la documentación tuvo en sí varias etapas, una primera lectura y clasificación permitía desechar aquella información poco relevante, conservando aquella que aportaba fiabilidad y adecuación para responder a las hipótesis planteadas. Por último había que interpretar aquellos datos tratando de arrojar luz sobre las hipótesis planteadas. Respecto a las fuentes primarias, buena parte de la documentación más relevante procede del libro de actas de los plenos del Ayuntamiento de Cuenca cuya información ha servido de complemento eficaz a las publicaciones de prensa, si bien el grueso de la documentación queda reservado para trabajos posteriores. Una vez procesada toda la documentación y extraídas las principales aportaciones se inició la redacción del trabajo, había que interpretar aquellos datos tratando de arrojar luz sobre las hipótesis planteadas. Finalmente se redactó la conclusión con la validación o refutación de las hipótesis iniciales a través de la observación documental y la interpretación de los hechos acaecidos fundamentados en el análisis crítico de las fuentes consultadas. 10
TUÑÓN DE LARA, M. (dir.): La Prensa de los siglos XIX y XX. Metodología, ideología e información. Aspectos económicos y tecnológicos. I encuentro de la prensa. Bilbao, Servicio editorial Universidad del País Vasco, 1986. p. 14.
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1.7. Estado de la cuestión e Historiografía. Para realizar el análisis historiográfico del tema que nos ocupa es conveniente dividirlo en dos vertientes diferenciadas. Por un lado, el que ocupará el grueso de este apartado, nos centraremos en el estado de la cuestión del periodo estudiado, la Dictadura de Primo de Rivera, haciendo especial hincapié en el tratamiento que se le ha brindado a las semanas inmediatamente anteriores y posteriores al Golpe, es decir: los prolegómenos, la gestación de la conspiración, y la respuesta social, política e institucional una vez consumado el Golpe. Por otro lado, haremos un breve acercamiento al ámbito local y las publicaciones que han tratado la historia de los años veinte en la ciudad de Cuenca. El Golpe de Estado de Primo de Rivera y los posteriores años de dictadura no han gozado académicamente de la atención de los periodos que le anteceden y suceden. Javier Tusell, declaraba que la Dictadura de Primo de Rivera era “uno de los rincones más inexplorados de la Historia contemporánea española11”. En el mismo sentido Moral Sandoval advertía: “Este periodo de nuestra historia contemporánea sigue siendo de los que menor número de trabajos monográficos viene provocando12”, o como afirma más recientemente González Calleja, el primorriverismo ha tenido una “discreta fortuna historiográfica13”, eclipsada sin miedo a equivocarnos por la otra dictadura del veinte español, mucho más longeva y sanguinaria: La dictadura franquista. La profusión de publicaciones que en los últimos años han visto la luz contrasta con las largas etapas de vacío historiográfico. Los primeros estudios, lejos del rigor exigible, son prácticamente contemporáneos a la Dictadura, y no dejan de responder a fines propagandistas. Los primeros análisis históricos están elaborados en la década de los treinta, siendo a todas luces, estudios insuficientes y parciales. En cambio, para muchos especialistas, fue en los años ochenta cuando irrumpen los primeros estudios que suponen el arranque de los análisis globales y sistemáticos de la dictadura. Ven la luz, por vez primera, monografías con los “requisitos exigibles14”. Entre ellos cabe destacar la publicación del Israelí Shlomo Ben Ami15 verdadero hito en la historiografía, los estudios de Javier Tusell16, o los trabajos de Teresa González Calbet17 en 1987. Por vez primera se utiliza con el rigor deseable el método comparativo. Para muchos autores, el verdadero punto de inflexión sobre la historiografía de la Dictadura de Primo lo protagonizó el historiador Shlomo Ben Ami18 que realizó “una síntesis de verdadera altura científica19”en palabras del propio Tusell.
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TUSELL, J.: Radiografía de un golpe de estado. El ascenso al poder del general Primo de Rivera. Madrid. Alianza editorial, 1987. p. 13. 12 MORAL SANDOVAL, E.: “El socialismo y la dictadura de Primo de Rivera”, en JULIÁ DÍAZ, S. (coord.): El socialismo en España: desde la fundación del PSOE hasta 1975. Madrid. Editorial Pablo Iglesias. 1986, p. 191n. 13 GONZÁLEZ CALLEJA, E.: La España de Primo de Rivera. La modernización autoritaria. 1923‐1930. Alianza editorial. 2005, p. 13. 14 TUSELL, J.: Historia de España del siglo XX. I. del 98 a la proclamación de la República. Madrid. Taurus, 1998. p. 439 15 BEN‐AMI, S.: La Dictadura de Primo de Rivera 1923‐1930. Editorial Planeta. 1984. Dicha obra ha sido reeditada recientemente con la única novedad de aportar la ingente bibliografía que en las anteriores ediciones no fueron publicadas. BEN‐AMI, S.: El cirujano de hierro. La Dictadura de Primo de Rivera 1923‐1930. Barcelona. Editorial Planeta. 2012. 16 TUSELL, J.: “Mussolini y Primo de Rivera. Las relaciones políticas y diplomáticas de dos dictaduras mediterráneas”, en Italia y la Guerra Civil española. 1986. pp. 171‐236; TUSELL, J.: “El golpe de estado de Primo de Rivera. Un nuevo examen”, en Haciendo historia: homenaje al profesor Carlos Seco. 1989. pp. 471‐480; TUSELL, J.: Radiografía de un golpe de estado. El ascenso al poder del general Primo de Rivera. Madrid. Alianza editorial, 1987; TUSELL, J.: La conspiración y el golpe de estado de Primo de Rivera (septiembre 1923). Madrid. Instituto Juan March de Estudios e Investigaciones, 1991. [consulta en línea] http://www.march.es/ceacs/publicaciones/working/archivos/1991_15_es.pdf [consultado el 11‐VI‐2014]. 17 GONZÁLEZ CALBET, Mª. T.: La dictadura de Primo de Rivera. El Directorio Militar. Madrid, Ediciones el Arquero. 1987. 18 El autor israelí publicó una interesante síntesis donde ya anticipaba las principales claves del primorriverismo en BEN‐AMI, S.: “Hacia una comprensión de la Dictadura de Primo de Rivera”, en Revista de derecho político. Nº 6. 1980. pp. 107‐132. [consulta en línea] http://e‐spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:DerechoPolitico‐1980‐06‐10065&dsID=PDF [consultado el 13‐V‐2014]. 19 TUSELL, J.: op. cit., 1987. p. 13.
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La década posterior significó la proliferación de análisis más minuciosos que abarcaban en su mayoría aspectos concretos del régimen. Es por tanto en los noventa cuando comienza a diversificarse el planteamiento así como despuntan los primeros estudios locales. Encontramos desde estudios globales como el de Gómez‐Navarro20 a las primeras monografías sobre la educación21; sobre el ejército22, la cuestión marroquí23, prensa y censura24…etc. Entre otras referencias ineludibles debemos destacar la obra de Seco Serrano y Tusell publicada en el volumen XXXVIII Historia de España Menéndez Pidal25, que para uno de los grandes estudiosos del periodo supone un “monumento de erudición26” Con la entrada del siglo XXI, la Dictadura de Primo de Rivera ha despertado el interés de decenas de investigadores y se han multiplicado considerablemente las monografías y artículos de diversa índole, entre los que deberíamos citar por sus innovadores contenidos el de Paloma Díaz Fernández27 sobre el papel de la mujer en el ámbito político de la dictadura. Sobre el encuadramiento de masas y el protagonismo de la Unión Patriótica debemos referirnos a las publicaciones de Quiroga Fernández de Soto28. Del mismo modo, conviene destacar entre los últimos estudios publicados el exhaustivo análisis de Eduardo González Calleja29 imprescindible para actualizar los conocimientos sobre el periodo estudiado y las últimas líneas historiográficas. Sobre propuestas de análisis sobre la historiografía primorriverista, además de la anteriormente citada, debemos partir de los estudios de Genoveva García30, Olabarri Gortázar31, Gómez Ochoa32, Miguel Ángel Perfecto33, sin obviar la obra de Carmen González Martínez34 cuya consulta se hace imprescindible para un acercamiento a la historiografía de la dictadura de Primo de Rivera. 20
GÓMEZ NAVARRO, J.L.: El régimen de Primo de Rivera: Reyes, dictaduras y dictadores. Madrid. Cátedra. 1991. LÓPEZ MARTÍN, R.: Ideología y educación en la dictadura de Primo de Rivera. Valencia, Universitat de Valencia, 1994. 22 NAVAJAS ZUBELDÍA, C.: “Ejército y sociedad en España, 1923‐1930”, en Berceo, Nº 116‐117, 1989, pp. 157‐170; NAVAJAS ZUBELDÍA, C.: Ejército, estado y sociedad en España (1923‐1930). Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1992. 23 SUEIRO SEOANE, S.: España en el Mediterráneo. Primo de Rivera y la cuestión marroquí, 1923‐1930. Madrid. UNED: 1992. 24 SEOANE COUCEIRO, M.C.: “El régimen de la censura bajo la Dictadura de Primo de Rivera”, en VV.AA.: La prensa de los siglos XIX y XX metodología, ideología e información. I encuentro de Historia de la Prensa. 1996. pp. 233‐243 25 SECO SERRANO, C. y TUSELL, J.: La España de Alfonso XIII. El Estado y la política (1902‐1931). Vol. II: Del plano inclinado hacia la dictadura al final de la monarquía (1902‐1931), en JOVER ZAMORA, J. M. (dir.): Historia de España Menéndez Pidal. Tomo. XXXVIII. Madrid. Espasa Calpe. 1995. 26 GONZÁLEZ CALLEJA, E.: op. cit., p. 15. 27 Para Paloma Díaz, la partición de la mujer “fue significativa” con presencia en organismos, instituciones y actos públicos. DÍAZ FERNÁNDEZ, P.: “La dictadura de Primo de Rivera. Una oportunidad para la mujer”, en Espacio, tiempo y forma. Serie V, Historia Contemporánea Nº 17. Madrid, 2005, p. 190. Otras autoras han abordado desde similares puntos de vista el papel de la mujer; GONZÁLEZ CASTILLEJO, Mª. J.: “Sobre identidad y rebeldía. La construcción del género y la clase en la dictadura de Primo de Rivera”, en Baética: Estudios de arte, geografía e historia. Nº 31, 2009. pp. 513‐524. [consulta en línea] http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3127037 [consultado el 14‐V‐2014]. 28 QUIROGA FERNÁNDEZ DE SOTO, A.: “Las juventudes de la Unión Patriótica”, en Ayer Nº 59, Madrid, 2005. pp. 69‐96.; Haciendo españoles: La nacionalización de las masas en la dictadura de Primo de Rivera (1923‐1930). Centro de estudios constitucionales. 2008; “La llama de la pasión. La Unión Patriótica y la nacionalización de masas durante la Dictadura de Primo de Rivera”, en MOLINA, F. (ed.): Extranjeros en el pasado. Nuevos historiadores de la España Contemporánea. Bilbao. Universidad del País Vasco, 2009. pp. 239‐266. [consulta en línea] http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3927020.pdf [consultado el 06‐IX‐2014]. 29 GONZÁLEZ CALLEJA, E.: La España de Primo de Rivera. La modernización autoritaria. 1923‐1930. Alianza editorial. 2005. 30 GARCÍA QUEIPO DE LLANO, G. y TUSSELL, J.: “La Dictadura de Primo de Rivera como régimen político: un intento de interpretación”, en Cuadernos económicos de ICE. Nº 10, 1979. pp. 37‐64. 31 OLABARRI GORTÁZAR, I.: “Principales interpretaciones de la Dictadura de Primo de Rivera (1923‐1930)”, en Hispania, Revista española de historia. Vol. 55. Nº 189, 1995. pp. 315‐325. 32 GÓMEZ OCHOA, F.: “La crisis final de la Restauración (1917‐1923) en la historiografía española”, en RUEDA HERNANZ, G. (ed.): Doce estudios de historiografía contemporánea. Madrid. Universidad de Cantabria. 1991. 33 PERFECTO GARCÍA, M. A.: “La dictadura de Primo de Rivera”, en Studia histórica. Historia contemporánea Nº 1, 1983. pp. 223‐226. 34 GONZÁLEZ MARTÍNEZ, G.: “La Dictadura de Primo de Rivera: una propuesta de análisis”, en Anales de historia contemporánea. vol. 16, Universidad de Murcia. 2000. pp. 337‐408. [consulta en línea] http://revistas.um.es /analeshc/article/view/57381/55271 [consultado el 10‐X‐2013]. 21
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Respecto a la región que nos ocupa, han sido de especial interés los análisis de Manuel Requena Gallego35 para la provincia de Albacete y Francisco Alía Miranda36 para la de Ciudad Real. La historiografía sobre el primorriverismo arroja por tato un análisis poliédrico que descansa en una serie de interrogantes a los que las diferentes corrientes han tratado de dar respuesta en un enriquecedor debate historiográfico: ¿Las élites sociales, entre las que se encontraba la jerarquía militar, alentaron el golpe para poner fin a un sistema caduco e inoperante, o por el contrario, lo hicieron para poner freno al incipiente empuje democratizador del parlamento, cuyas últimas medidas ponían en peligro una serie de intereses corporativos a los que no estaban dispuestos a renunciar?, ¿Existía una verdadera amenaza revolucionaria de corte proletario?, ¿Cuál fue el papel del monarca en el éxito de la conspiración?, ¿Tuvo el primorriverismo una hoja de ruta diametralmente calculada o fue errante y sin ideología elaborada?, ¿Fue el caso español un caso único y aislado en el contexto europeo?, ¿Tiene similitudes con otros regímenes fascistas como el italiano?. A pesar de existir evidentes discrepancias sobre el periodo, los historiadores coinciden en definir esta etapa como “cardinal37” para el entendimiento e interpretación de los periodos adyacentes y para elaborar un análisis global de la España previa a la Dictadura franquista. Raymond Carr fue más allá al declarar que la rebelión militar representa “el momento más crucial de la historia moderna de España, la gran línea divisoria38”, aquella que separa el diecinueve del veinte español. Existen diversidad de interpretaciones, desde los autores que consideran que la Dictadura primorriverista fue “un paso necesario para la modernización de España39”, entre los que encontramos al propio Carr a aquellos autores que relacionan este periodo como culmen del inmediatamente anterior, como: “colofón de la quiebra del sistema canovista40”, con autores como Genoveva García. Sobre la figura del dictador, algunos investigadores además de incidir en sus caracteres personales, no han dudado en compararlo con otras personalidades de la época. La más frecuente es la búsqueda de similitudes y diferencias con Francisco Franco. Tusell, por su parte considera que los rasgos definitorios del segundo fueron diametralmente distintos a los del primero: “Primo castigó poco, perdonó mucho41”. Existen igualmente estudios que analizan su faceta de político y orador, conviene recurrir al análisis de Mario Díaz Barrado42 donde repasa el carácter de sus principales discursos e intervenciones públicas. Podemos encontrar dos posturas diametralmente contrarias respecto a los avances democratizadores de los últimos gobiernos liberales. Autores como Ben Ami defienden que se produjeron evidentes pasos en esa dirección. También apoya estas tesis autores como Raymond Carr, entre otros. En este sentido es muy citada la metáfora que Raymond Carr utilizaba; “Primo de Rivera no remataba a un cuerpo enfermo sino que estrangulaba a un recién nacido43”. Ben Ami afirmó en este sentido: “El Golpe de Estado no se dio simplemente para expulsar del
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REQUENA GALLEGO, M.: “La vida política en Albacete durante la Dictadura de Primo de Rivera. 1923‐1930”, en Cultural Albacete. Nº 34. Albacete. Junio de 1989. p. 3‐14; De la Dictadura a la II República. El comportamiento electoral en Castilla‐La Mancha. Cuenca. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla‐La Mancha. 1993. 36 ALÍA MIRANDA, F.: Ciudad Real durante la dictadura de Primo de Rivera. Ciudad Real: Instituto de Estudios Manchegos, 1986; “Dictadura de Primo de Rivera (1923‐1930)”, en SÁNCHEZ SÁNCHEZ, I.(coord.): La Provincia de Ciudad Real (II): Historia. 1996. pp. 441‐451; ALÍA MIRANDA, F.: “La dictadura de Primo de Rivera 1923‐1930”, en TAMAMES, R. y HERAS, R. (dirs.): Enciclopedia de Castilla‐La Mancha. Tomo V, Madrid. Edicsa 92. 1999. pp. 224‐228. 37 TUSELL, J.: op. cit., 1998. p. 439. 38 CARR, C.: “Militares y política en la España contemporánea”, Historia 16, Nº 2, 1976. p.43., visto en GONZÁLEZ CALLEJA, E.: op. cit.. p.14. 39 COBO DEL ROSAL PÉREZ, G.: op. cit., pp. 203‐204. 40 Ibídem. 41 TUSELL, J.: op. cit., p. 451. 42 DÍAZ BARRADO, M.P.: Palabra de Dictador: General Primo de Rivera. Análisis de discursos (1923‐1930). Universidad de Extremadura, 1985. 43 ESPADAS BURGOS, M.: “Prólogo”, en ALÍA MIRANDA, F.: op. cit., 1986, p. 9.
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poder a los viejos partidos políticos, sino para cortar de raíz un proceso prometedor para la democracia44”. Una línea de opinión por tanto que considera que la dictadura primorriverista lejos de buscar la regeneración, tuvo como principal objetivo cortar un periodo que comenzaba a dar síntomas de caminar hacia un claro intento democratizador. En cambio, autoras como Teresa González cuestionan esta opinión: “a primeros de septiembre de 1923 […] el gobierno de concentración liberal había fracasado rotundamente en sus pretensiones de reforma de la sociedad45”. González Calbet trata de demostrar que el intento democratizador existió pero cualquier avance en este sentido se encontró contra un muro infranqueable; el Ejército, la Iglesia, la Corona y la burguesía industrial. González Calbet defiende que a esas alturas ningún dirigente político pudiera haber abordado exitosamente unas reformas democratizadoras con semejante panorama. González Calleja apunta en la misma dirección: “resulta muy difícil de sostener, […] que la dictadura frustró una prometedora democratización del sistema parlamentario46”. Muchos otros estudiosos del periodo analizan la sublevación militar como la salida inevitable al colapso político de la Restauración. Una vía ineludible que regenerase un sistema caduco e inoperante. Tusell en cambio defendía que el Golpe “fue evitable47”, pero para ello hubiera sido necesario unos políticos respetados y con capacidad de decisión, y esto no se produjo. Por ello, existe una línea muy numerosa que defiende que el sistema había entrado irremisiblemente en vía muerta, con autores como Tusell, Payne, Seco Serrano o Marín Arce. El propio estamento militar y las oligarquías locales defendieron con ahínco la necesidad de un golpe de timón ante el inexorable avance del peligro rojo. Pero, ¿Podemos afirmar que el miedo a la bolcheviquización española estaba bien fundado?. Genoveva García concluye que el golpe de estado: “no fue producido por el temor a la revolución, sino por la incapacidad del propio sistema parlamentario48”. En torno al papel que jugó el monarca en el golpe de estado, se abrió desde los primeros estudios un interesante debate. Entre los autores que defienden que el monarca se mantuvo al margen de las conspiraciones encontramos a Genoveva García: “Aunque Alfonso XIII tendiera a intervenir con cierta insistencia en asuntos de política partidista, no era sin embargo un monarca en el que se vislumbrara tendencias dictatoriales49”. Los defensores de esta tesis recurren a las palabras que llegó a pronunciar al respecto el propio Marqués de Estella: “el Rey fue el primer sorprendido [refiriéndose al golpe militar] y esto ¿quién mejor que yo puede saberlo?50”. García Queipo de Llano defiende igualmente que el monarca hubiera “puesto su trono en peligro51”, en el caso de haber actuado contra el golpe. Encontramos en cambio una línea historiográfica muy distinta en la que apuntan al monarca como uno de los principales responsables del declive parlamentario. Entre los autores que más recientemente se ha posicionado al respecto encontramos a González Calleja que no duda en señalar su figura como una de las piezas clave. Una postura que tuvo como principal objetivo frenar cualquier intento democratizador: “muchos políticos de la época coincidieron en afirmar que la estrategia mantenida por don Alfonso fue durante esos años el debilitamiento o la destrucción de las fuerzas políticas que se oponían a su predominio personal52”. Para este autor, el monarca pasó de desempeñar el papel de árbitro por el de “actor fundamental del juego político53”. Bien es cierto que el monarca nunca escatimó en utilizar palabras muy duras contra el parlamentarismo liberal. 44
BEN‐AMI, S.: La Dictadura de Primo de Rivera 1923‐1930. Editorial Planeta. 1984. p.26 GONZÁLEZ CALBET, Mª. T.:”La destrucción del sistema político de la Restauración: el golpe de septiembre de 1923”, en TUÑÓN DE LARA, M. (dir.): La crisis de la Restauración. España, entre la primera guerra mundial y la II república. Madrid, Siglo veintiuno. 1986. p. 107. 46 GONZÁLEZ CALLEJA, E.: op. cit., p. 30. 47 TUSELL, J.: op. cit., 1998. p. 448. 48 GARCÍA QUEIPO DE LLANO, G.: “La Dictadura de Primo de Rivera”, en Historia 16. Nº 67, 1996. p. 5. 49 En esta línea, García Queipo de Llano afirma que el monarca llegó a plantear en verano de 1923 al hijo de Antonio Maura el nombramiento de un gobierno militar como breve paréntesis y este se lo desaconsejó. Vid. Ibídem. p. 5. 50 Idem. p. 6 51 Ibídem. 52 GONZÁLEZ CALLEJA, E op. cit., p. 27. 53 Ibídem. 45
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A la hora de etiquetar la sublevación militar, Gómez‐Navarro se inclina a pensar que el primorriverismo se inscribe en los pronunciamientos decimonónicos donde el ejército se convierte en el ejecutor de la voluntad nacional54. En cambio, debemos considerar una diferencia evidente, el golpe de Primo no tuvo como objetivo ceder el poder a un partido político, sino que fuera el propio ejército el que protagonizase un interin provisional que diera paso a una nueva clase política, lo que González Calleja ha tildado como el “primer régimen auténticamente pretoriano de nuestra historia55”. ¿Podemos considerar la Dictadura de Primo como un caso aislado en el entorno europeo de entreguerras?. Cualquier debate historiográfico debe inexorablemente enmarcarse en un estudio comparado con el entorno europeo56. Incluso en este aspecto ha existido cierta controversia. La línea más extendida responde a que la dictadura no fue ni mucho menos un caso aislado en el contexto internacional, más bien podemos hablar de significativas afinidades si nos asomamos al oriente europeo, o como afirma Genoveva García, el régimen dictatorial se convirtió: “El fenómeno más habitual en el Este Europeo57”. Del mismo modo, ¿Se puede considerar la dictadura afín al régimen fascista que tanto embaucó al dictador?, para autores como González Calleja, las diferencias son “harto significativas58”. En definitiva, a pesar de la ingente proliferación de publicaciones de los últimos años, el necesario y enriquecedor debate historiográfico han sido fuente inagotable de controversias, encuentros y productivas discusiones, sobre un periodo que contra más se conoce, más interés despierta. Respecto a los estudios sobre la provincia de Cuenca del periodo analizado, como ya anticipaba el profesor Espadas Burgos: “conocemos mejor el pasado remoto de nuestras ciudades que la historia de sus últimos cien años59”. Podemos sentenciar que la bibliografía que aborda el siglo XX en la provincia de Cuenca es clamorosamente reducida. Si concretamos el punto de mira en la década de los veinte, el panorama es ciertamente desolador. En esta misma línea de opinión, José Luis Muñoz, decano de los periodistas conquenses, concluía: “Periodos fundamentales de la historia reciente – la dictadura primorriverista, la república o la guerra civil‐ parecen no haber existido en esta provincia, por el silencio pertinaz de sus propios protagonistas y testigos o por la incapacidad de los grandes comentaristas nacionales para mirar más allá de su observatorio madrileño hacia las tierras de la Meseta, condenadas a un silencio ya secular60”. En cambio, es de justicia citar las obras que si bien no tienen la Dictadura como eje central, por proximidad cronológica sí pueden servirnos para los objetivos del presente trabajo. Así, sobre la Restauración en Cuenca debemos remitirnos a los trabajos de la profesora Fuencisla Álvarez61 cuyo contenido nos aporta una acertada e imprescindible visión del panorama sociopolítico de la crisis de la Restauración en el ámbito conquense. Del profesor Ángel Luis López Villaverde62 es de consulta obligada su exhaustivo trabajo sobre la II República en la 54
Vid. Idem., p. 19. Ibídem. 56 Entre los más acertados estudios comparados encontramos un artículo de Shlomo Ben Ami titulado “Las dictaduras de los años veinte”, en CABRERA, M., JULIÁ, S. y ACEÑA, M. (comps.): Europa en crisis (1919‐1939), Madrid. Ed. Pablo Iglesias, 1991, pp. 47‐64. 57 GARCÍA QUEIPO DE LLANO, G.: op. cit., p. 5. 58 GONZÁLEZ CALLEJA, E.: op. cit., p. 20. 59 ESPADAS BURGOS, M.: “Prólogo”, en ALÍA MIRANDA, F.: op. cit., 1986, p. 7. 60 MUÑOZ RAMÍREZ, J. L.: La memoria colectiva. Cuenca. Gaceta de Cuenca. 1987. p. 8. 61 ÁLVAREZ DELGADO, I. F.: Elecciones a Diputados a Cortes: Cuenca (1919‐1923) [s.l.; s.n.; s.a.]; “Apuntes para una historia de la Restauración en la provincia de Cuenca: El Maurismo (1913‐1923), un movimientos sin masas”, en Añil. Cuadernos de Castilla‐La Mancha. Nº25. 2003. Pp. 77‐80; 62 LÓPEZ VILLAVERDE, Á. L.: Cuenca durante la II República. Elecciones, partidos y vida política, 1931‐1936. Cuenca. Diputación Provincial de Cuenca. Área de Cultura, 1997; “Pervivencias caciquiles y conservadurismo en la provincia de Cuenca (1931‐ 1936)”, en Añil: cuadernos de Castilla‐La Mancha, Nº. 3. Madrid. Marzo 1994. pp. 54‐59; “Los orígenes del asociacionismo obrero conquense (1903‐1930)”, en Añil: cuadernos de Castilla‐La Mancha, Nº 11. 1996. pp. 66‐72. [consulta en línea] 55
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ciudad de Cuenca y otros artículos de indudable interés. Desde un ámbito meramente geográfico debemos reseñar la tesis doctoral de Miguel Ángel Troitiño63 y el libro Familia, población y sociedad en la provincia de Cuenca. 1700‐ 197064 del Catedrático David Sven Reher. Ambas publicaciones contienen un profuso estudio demográfico de la provincia de Cuenca, con apartados específicos a la cronología aquí analizada. Respecto a monografías que se ocupan transversalmente de la Cuenca de los años veinte, podemos citar los libros de José Luis Muñoz dedicados a la figura de Rodolfo Llopis65, y al emblemático edificio Casa Caballer66, símbolo de la prosperidad urbanística de los años veinte. Por último, cabe citar un trabajo indispensable sobre la evolución de la prensa conquense de los profesores López Villaverde y Sánchez Sánchez67 que tantas pistas nos ha aportado para el presente trabajo.
2. LA RESTAURACIÓN EN CRISIS. LOS ANTECEDENTES AL GOLPE 2.1. La crisis de la Restauración en España. El sistema político que arrancó tras la esporádica y convulsa I República Española tuvo un largo trayecto en la España de finales del siglo XIX y primer tercio del XX. A pesar de su apariencia democrática y estable, lo cierto es que el caciquismo y el turnismo68 consolidado bajo el fraude electoral, fue la tónica dominante de dicho periodo. Entrado el siglo XX, desaparecidos sus principales artífices, la Restauración entró en crisis al no saber acomodarse a los nuevos cambios sociopolíticos. Los viejos partidos dinásticos fueron perdiendo peso, especialmente notorio en las grandes urbes, a la par que fueron fraccionándose en decenas de alternativas. La situación política y social sufrió un paulatino deterioro con una conflictividad social desbordada. Muchos autores descartan sin embargo que existiera un peligro inminente de estallido revolucionario69, tal y como anunciaba la burguesía propietaria, sembrando el miedo entre las clases conservadoras lo que facilitó que los mensajes autoritarios fueran calando. Por su parte, la sociedad española estaba hastiada de la generalizada corrupción, de la ineficacia de la administración y de la falta de expectativas a su propio progreso. Veían en los profesionales de la política el centro del problema y no en los artífices de una posible solución. La salida autoritaria a la vía muerta en la que se encontraba la Nación iba ganando adeptos. La atomización del arco parlamentario y la inestabilidad permanente de los sucesivos gobiernos de la Restauración presagiaban un desenlace catártico. El último gobierno, encabezado por Manuel García Prieto, un hombre un tanto gris y sin excesivo carisma, cada vez contaba con menos apoyos. Las escasas lealtades políticas que poseía se basaban en una frágil relación de fidelidad: “por la sencilla razón de que no le temían, aunque tampoco le respetaban” en palabras de Tusell70. Los sectores más reformistas del gobierno apuntaban a un ambicioso programa de reformas entre las que se incluían una nueva Ley agraria, libertad de cultos, democratización del senado…etc. Frente a dichas reformas, el gobierno de concentración encontró una férrea http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/CECLM/ARTREVISTAS/a%C3%B1il/A%C3%91IL11_LopezOrigenes.pdf [consultado 25‐X‐ 2013]; Juan Giménez de Aguilar (1876‐1947): conciencia crítica de la sociedad conquense. Ciudad Real, Almud, Universidad de Castilla‐La Mancha, Centro de Estudios de Castilla‐La Mancha. 2005; “Inmovilismo versus modernización en la provincia de Cuenca (siglos XIX y XX)” en RECUENCO, F.: Histocuenca, Cuenca en la Historia. Ciclo conferencias. Cuenca. CCM, obra social y cultural, 2006. 63 TROITIÑO VINUESA, M. A.: Cuenca, evolución y crisis de una vieja ciudad castellana. Madrid. Universidad Complutense, 1980. 64 REHER, D. S.: Familia, población y sociedad en la provincia de Cuenca, 1700‐1970. Madrid. Centro de Investigaciones Sociológicas, 1988. 65 MUÑOZ RAMÍREZ, J.L. y NAVARRO GARCÍA, C.: Rodolfo LLopis. Un aire de modernidad en la Cuenca de los años veinte. Cuenca. Diputación provincial de Cuenca, 2007. 66 MUÑOZ RAMÍREZ, J.L. y DE LA ROSA, R.: La Casa Caballer. Un símbolo urbanístico de los años 20. Cuenca. Ediciones Olcades. 2009. 67 SÁNCHEZ SÁNCHEZ, I. y LÓPEZ VILLAVERDE, A. L.: Evolución de la Prensa conquense (1811‐1939). Cuenca. UCLM, 1998 68 Alternancia en el poder del Partido Liberal Conservador y el Liberal Fusionista. 69 Vid. GONZÁLEZ CALLEJA, E.: op. cit., pp. 23 y 24 70 TUSELL, J.: op. cit., 1987, p. 17.
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oposición de los principales poderes fácticos (Iglesia, Ejército, Corona y Burguesía industrial). Tampoco encontró apenas apoyos en el Parlamento. A lo apuntado anteriormente debemos sumar la intención de injerencia política de buena parte de la cúpula militar, que si bien sufría algunas divisiones71, se mostraba dispuesta a encabezar un cambio de rumbo. En los cuarteles, el ambiente conspirador se acrecentaba y el malestar era el sentimiento generalizado al ver como sus intereses corporativos se estaban poniendo en peligro. La agitación militar fue incrementándose ante el modo que los gobiernos liberales trataban de resolver los problemas que les afectaban: institucionalización de las Juntas, recortes presupuestarios, problema de responsabilidades y política en la guerra del Riff, entre otros. No solo había un problema de orgullo castrense, había también un malestar creciente de índole meramente económica. Las conspiraciones se fueron adueñando de los cuarteles. No hubo una unitaria, más bien varias72 que fueron confluyendo, siendo la del denominado Cuadrilátero: Berenguer, Cavalcanti, Saro y Dabán la que contaba con mayores apoyos. Vemos por tanto un amplio escenario conspiratorio en el que el general Primo de Rivera entra en juego posteriormente, entrevistándose por vez primera con el cuadrilátero en junio de 1923. El general Aguilera, que inicialmente partía como hombre fuerte de los conspiradores fue descartado tras ser abofeteado por Sánchez Guerra. Las conclusiones del expediente Picasso73 habían levantado no pocas ampollas en el seno del ejército, especialmente entre los africanistas que habría actuado como “precipitante74”, con un cuerpo militar en “creciente actitud pretoriana75”. Varios Comités de investigación se crearon en el Parlamento. El informe definitivo se iba a debatir en Cortes el 18 de septiembre de 1923. Dicho debate nunca se produjo, al día siguiente del pronunciamiento, los militares golpistas incautaron los documentos.
2.2. La Restauración en una provincia conservadora. Contexto sociopolítico La provincia de Cuenca, situada en la parte meridional de la Meseta, está conformada por un elevado número de pequeños municipios diseminados por un extenso territorio con una densidad de población muy baja. El sector agrario ha tenido una secular preeminencia en la provincia conquense, siendo la base económica de todas sus comarcas representando durante el primer tercio del siglo XX dos terceras partes de la actividad económica provincial. Una provincia eminentemente agraria donde la tierra “es fuente de riqueza y poder76”, y cuyas estructuras sociales favorecían la implantación de sólidos cacicazgos. Respecto a la capital conquense, destaca en las primeras décadas del siglo XX.: “una estructura socio‐profesional de marcado carácter preindustrial77”. En 1923 el municipio conquense contaba con una población de 13.461 habitantes78. El peso de la Iglesia era profundo con una amplia presencia en el ámbito rural y un significativo porcentaje de población en la capital de la provincia. Los índices de analfabetismo eran muy altos. No cabe duda, atendiendo a los datos, que el partido hegemónico en la provincia conquense fue el bloque Conservador. Como afirma Fuencisla 71
Teresa González Calbet, destacaba especialmente la unidad con la que se comportó el ejército: “Uno de los hechos más sorprendentes de la sublevación del 13 de septiembre, es la uniformidad con la que, al menos aparentemente, se comportó el Ejército, por lo menos en los primeros momentos.” GONZÁLEZ CALBET, Mª. T.: op. cit., p. 273. 72 González Calleja enumera hasta tres diferentes: junteros, africanistas y palaciegos. GONZÁLEZ CALLEJA, E.: op. cit., p. 41. 73 El gobierno de Allendesalazar encargó el 4 de agosto de 1921 al general Picasso un informe para esclarecer lo acontecido en la guerra rifeña. 74 GONZÁLEZ CALLEJA, E.: op. cit., p. 17. 75 En esta línea se encuentran los argumentos de autores como Julio Busquets, Gabriel Cardona, Manuel Ballbé o Carolyn Boyd. Vid. Idem, p. 18. 76 ÁLVAREZ DELGADO, I. F.: op. cit., p. 78. 77 TROITIÑO VINUESA, M. A.: op. cit., p. 292. 78 SÁNCHEZ SÁNCHEZ, I. y LÓPEZ VILLAVERDE, A. L.: op. cit., p. 50.
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Álvarez: “es de sobra conocida la tendencia marcadamente conservadora de la provincia de Cuenca a lo largo del periodo de la Restauración79”. Las elecciones durante este periodo fueron en muchos casos una pantomima bajo el dominio de los cacicazgos locales. La provincia conquense no estuvo exenta de las prácticas fraudulentas habituales con diversos recursos para amañar los resultados, desde el nombramiento a través del encasillado, la compra de votos o la utilización abusiva del famoso artículo 2980. Dentro de los partidos dinásticos, al igual que sucedió en el ámbito nacional, fueron resquebrajándose escindiéndose en varias facciones. Entre las que mayores cuotas de popularidad disfrutaban se encontraban los mauristas que podemos considerar separados del partido conservador desde 1913. En el caso conquense, la muerte ese mismo año de la máxima figura del partido conservador en Cuenca, Mariano Catalina, abonó el terreno de la escisión de la derecha conquense. El maurismo propugnaba un regeneracionismo, una revolución desde arriba, nutriéndose principalmente de conservadores y católicos, con unas juventudes muy activas. En las cinco elecciones que se produjeron entre 1916 y 1923, el maurismo conquense obtuvo buenos resultados, convirtiéndose en algunos casos en la fuerza mayoritaria, siendo una de las pocas provincias españolas en las que dicha corriente obtuvo representación en todas las legislaturas81. En cambio, el apoyo social no se correspondía con los éxitos electorales: “la dualidad entre ‘maurismo parlamentario’ y ‘maurismo callejero’ […] se resuelve claramente a favor del primero82”. La lectura que de ello podemos hacer desemboca necesariamente en el amaño electoral, tan recurrido en estas fechas, y paradójicamente tan denostado por el propio Antonio Maura. El maurismo conquense estaba liderado por el militar Joaquín Fanjul y Goñi siendo una figura clave en la política provincial conquense del periodo aquí estudiado y al que debemos prestar especial atención. Es precisamente cuando Fanjul toma en 191983 las riendas de la formación provincial cuando el maurismo alcanza sus mayores cuotas de popularidad, facilitado por su fuerte carisma personal, sus sólidas redes clientelares y el influjo de sus propios medios de comunicación84. El militar maurista apostó por la línea más antidemocrática de su formación. Siempre se consideró cercano a las tesis de Antonio Goicoechea, la rama más autoritaria. También tuvo una sólida amistad con Gabriel Maura. Los idóneos por su parte, bajo el mando del conservador José Cobo, recelaron pronto de su prodigioso ascenso por lo que no dudaron en apoyar a los candidatos liberales con tal de restar poder a Fanjul. Durante los meses anteriores al golpe militar existió una profunda inestabilidad en las instituciones conquenses con innumerables cambios de gobierno. Dicha inestabilidad se tradujo en una evidente ineficacia en las instituciones locales y una desafección de la población hacia sus instituciones. Como sucedió en el resto de la geografía española durante las semanas previas al Golpe, la prensa conquense estaba inundada de artículos donde se reclamaba una solución definitiva a la situación política. El conservador El Criterio85, especialmente crítico con los gobernantes que dirigían la nación, atizaba el ascua de la insurrección militar con inusitada frecuencia: “Si la política es el arte de gobernar los pueblos y los políticos son los hombres que gobiernan, maldita sea una y mil veces la política española y malditos los políticos españoles que nos gobiernan y los españoles todos que 79
ÁLVAREZ DELGADO, I. F.: op. cit., p. 77. Recogida en la ley electoral de 1907, mediante el cual se proclamaba automáticamente las candidaturas únicas, aquellas que no tenían oponentes por lo que no se celebraban las votaciones. Lo que debería haber sido un recurso excepcional, supuso finalmente una herramienta eficaz y muy habitual para consolidar el fraude electoral. Es una de las herramientas más utilizadas por el caciquismo. 81 Vid. ÁLVAREZ DELGADO, I. F.: op. cit., p. 77. 82 Ibídem. 83 GARCÍA VENERO, M.: El General Fanjul. Madrid en el Alzamiento Nacional. Madrid. Ediciones Cid, 1967, pp. 92 y ss. 84 Tuvo su propia tribuna entre los medios de prensa conquense siendo director del semanario La Razón. 85 El Criterio (1923‐1925), periódico conservador conquense, fue sin duda el que mayores críticas publicó hacía las instituciones locales previas al Golpe y, por extensión, al gobierno de concentración liberal. Fue especialmente beligerante con los tres concejales de izquierda a los que refería frecuentemente con el despectivo “sociolistos”. Lamentablemente apenas se conservan ejemplares para consulta. Vid. SÁNCHEZ SÁNCHEZ, I. y LÓPEZ VILLAVERDE, A. L.: op. cit., p. 259; 80
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consentimos tales gobernantes86”. La Lucha, cabecera del socialismo conquense, describía el panorama municipal previo al Golpe donde la corruptela y el amiguismo regían los designios de las instituciones locales: “El Ayuntamiento había llegado a su máximo desprestigio. Entregado a unos cuantos profesionales de la concejalía, la vida municipal giraba en torno a ellos que, constituidos en banda –banda facciosa‐ ejercían el más brutal de los caciquismos87”. Como vemos, los días previos al Golpe de Estado, la ciudad de Cuenca sufría cierta convulsión política. Una de sus principales autoridades daba la espantada dejando sus funciones de la noche a la mañana. La primera semana de Septiembre, El Gobernador Civil de la provincia, Francisco San Juan, abandonaba su cargo “sin despedirse apenas de nadie88”, dejando desconcertados a los conquenses. El diputado provincial Alfonso Merchante ocupaba de forma interina el cargo. Apenas unos días después era nombrado gobernador militar Luis Valdés Belda para ejercer las funciones de gobernador civil, una personalidad que adquirió notoria importancia durante las primeras semanas de gobierno del Directorio militar.
2.3. El triunfo de una sublevación que no sorprendió a nadie. Primo de Rivera tenía ciertamente el camino allanado cuando desde la guarnición de Barcelona inició la sublevación militar. Había llegado la hora, según sus propias palabras, de salvar a España de las manos de los profesionales de la política. El pronunciamiento militar preparado en un inicio para el 15 de septiembre se adelantó finalmente dos días para aprovechar los altercados producidos en Barcelona tras la Diada del día 11. Las primeras noticias del Golpe llegaban a Madrid. Miembros del Gobierno estuvieron reunidos en diferentes dependencias: “sin hacer nada útil para atajarla89”. El gobierno inició una ronda de consultas con las capitanías generales evidenciándose la falta de apoyos. Algunas cabeceras madrileñas abrían portada con grandes titulares en donde se mostraba la plena adhesión de los sectores más reaccionarios. La portada del diario La Acción era una paradigmática declaración de intenciones titulando a toda página: “El ejército interpreta el sentir de España90”. Por su parte, El Socialista publicaba un artículo de opinión titulado: “¡Serenidad, trabajadores!91” mostrando cierta cautela a la hora de sopesar lo ocurrido: “Carecemos de datos concretos que nos permitan formular un juicio lo más exacto posible92”. Su postura expectante coincidía con la que mantenía el propio Partido Socialista, cuyos líderes no veían con malos ojos un cambio de gobierno. En artículos como “El Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores exponen su actitud ante la opinión pública93”, firmado por Francisco Núñez Tomás, Pablo Iglesias, Francisco Largo Caballero y Julián Besteiro, dejaban clara la postura, ciertamente ambigua, de la cúpula del socialismo español. Transcurridas las primeras horas tras el Golpe de Estado, la jornada del viernes se iniciaba con muchos interrogantes que continuaban sin respuesta: ¿triunfaría el Golpe Militar?, ¿Cuál sería la postura del monarca?, ¿Cómo se manifestaría la población ante la gravedad de los hechos? ¿Qué sucedería con el todavía Gobierno de la Nación?. Los acontecimientos se desencadenaron con inusitada celeridad. Don Alfonso llegaba a Madrid la mañana del día 14. Desde su despachó aceptó la declaración de Estado de guerra en Madrid impuesto por los sublevados y encargó a Primo de Rivera la formación de Gobierno. A las diez y treinta y cinco, salía García Prieto de Palacio tras 86
“Nota política”, El Criterio, 10‐IX‐1923, p. 1. “Nuestros compañeros en el Municipio”, La Lucha, 11‐X‐1923. p. 2 88 “¿No volverá el Gobernador Civil?”, El Día de Cuenca, 4‐IX‐1923. p. 1. 89 GONZÁLEZ CALLEJA, E.: op. cit., p. 42. 90 “El ejército interpreta el sentir de España”, La Acción. Nº 2546. 13‐IX‐1923. p. 1. 91 “Serenidad trabajadores”, el Socialista. Nº 4554, 13‐IX‐1923. p. 1. 92 Ibídem. 93 ”El Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores exponen su actitud ante la opinión pública”. el Socialista. Nº 4554, 13‐IX‐1923, p. 1. 87
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solicitar la dimisión de todo su Gobierno. La Gaceta de Madrid del día 17 publicaba la disolución de las Cortes Españolas94. El golpe había triunfado sin ambages. El éxito del Golpe tiene como hemos visto varias consideraciones. González Calleja apunta: “el éxito del pronunciamiento debe ser puesto en el haber de la audacia de Primo de Rivera, […] la indiferencia de la opinión pública y la inoperancia del Gobierno95”. El anunciado paquete de medidas de carácter regeneracionista tenían como puntales destacados, alejar de las instituciones a los políticos profesionales, extirpar la corrupción y el caciquismo, dar una solución definitiva al problema marroquí, devolver la paz social y el orden y elevar al país a la categoría de potencia mundial, recuperando el esplendor que en tiempos pretéritos tuvo. El carácter temporal del Directorio venía recogido entre sus primeras directrices. Primo afirmó que duraría: “dos días, tres semanas o noventa días96”. Pasado un breve paréntesis regenerador, los militares entregarían el poder a civiles siempre que estos hubieran permanecido no tuvieran relación con el antiguo sistema político. La regeneración debía de actuar en dos niveles: local y nacional. La intervención del gobierno en el ámbito local fue la más taxativa. Como objetivo rector del Directorio se encontraba la erradicación del caciquismo, para lo que se decretó la disolución de todos los Ayuntamientos y las Diputaciones provinciales siendo finalmente sustituidos por personas afines al régimen. Entre septiembre de 1923 y abril de 1924 se produjeron los cambios de mayor calado. El apoyo de la ciudadanía fue incontestable durante los primeros meses. Dicho apoyo evitó que el régimen tuviera que recurrir a la represión violenta que otros regímenes autoritarios utilizaron. El papel de la prensa, al igual que sucedió con la propia ciudadanía, otorgó mayoritariamente su apoyo al nuevo gobierno. Opinión pública, y opinión publicada, coincidían en brindar su confianza a las medidas regeneradoras anunciadas desde Madrid. La prensa vio con buenos ojos los cambios políticos que se estaban gestando. El nuevo gobierno puso en marcha una auténtica fiebre legisladora que afectó a los más diversos ámbitos del Estado. Los primeros meses estuvieron protagonizados por una ingente profusión legislativa. Reuniéndose prácticamente a diario, el Directorio mostraba así su enérgica determinación regeneradora. De puertas para dentro se buscaba la rápida extirpación de los principales males que según su criterio azotaba la política nacional. De puertas para afuera tal “diluvio de decretos97”, marcó una imagen firme y responsable del nuevo gobierno que atendiendo a buena parte de las demandas populares contribuyó indudablemente a la aceptación de la nueva situación por parte de la ciudadanía. Las medidas menos amables, aquellas que atacaban varios derechos se veían como un mal menor, necesario para llevar a buen puerto la ansiada regeneración. Los hastiados españoles seguían con esperanza las deliberaciones del Directorio.
3. EL GOLPE DE ESTADO EN LA CIUDAD DE CUENCA A TRAVÉS DE LA PRENSA CONQUENSE 3.1. Las primeras noticias llegan a Cuenca. Los medios conquenses se posicionan. El 13 de septiembre algunos periódicos conquenses abrían en portada breves sueltos con las informaciones que provenían de la ciudad condal y de la capital del reino principalmente. Los propios rotativos reconocían las escasas noticias que con cuentagotas iban llegando a las redacciones en un clima de evidente confusión. En otras cabeceras, tardaron varios días en hacerse eco de los importantes sucesos que se estaban desarrollando. A pesar de la inquietud e incertidumbre, los diarios más conservadores ya apuntaban a que durante las próximas horas se desarrollarían los acontecimientos que tanto anhelaban. Los periodistas trataron sin éxito de arrancar de las 94
Gaceta de Madrid. Nº 160, 17/IX‐1923, p. 1121. [consulta en línea] https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1923/260/A01121‐ 01121.pdf [consultado el 01‐VII‐2014]. 95 GONZÁLEZ CALLEJA, E.: op. cit., p. 47. 96 GARCÍA QUEIPO DE LLANO, G.: op. cit., p. 6. 97 BEN‐AMI, S.: op. cit., 1983, p. 61.
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instituciones locales noticias que complementaran las que traían los viajeros que llegaban a la capital conquense. Como sucedía en otras pequeñas capitales, la calma era la tónica dominante, y la opinión pública acogía la noticia con “atonía, conformidad y algún aplauso98”. La vorágine política que se había desencadenado con la sublevación militar no sorprendió a los conquenses. El periódico católico El Centro afirmaba al respecto: “Todos veíamos la catástrofe que, por la ineptitud de un gobierno desastroso, se nos avecinaba99”. El movimiento surgido en la guarnición de Barcelona empezaba a ser secundado por otros cuarteles en un acto al que calificaban algunos medios conquenses de “histórico de gran importancia100” en el que se deseaba derivase en el restablecimiento de la “dignidad nacional101” y la reparación de los daños que la “mala política102” causó. Los diarios más adeptos a los nuevos cambios mostraban a través de los titulares su apoyo inquebrantable a los militares sublevados. Así el periódico de Velasco de Toledo, El Día de Cuenca103, abría en portada: “El ejército se alza contra los políticos profesionales que han arruinado España104”. En el contenido de la noticia no faltaban palabras de elogio para el nuevo gabinete de gobierno; “movimiento redentor105”, “hombres honrados106”, “noble actitud107”…etc. Como corolario apuntaban: “nos adherimos al programa que enarbola el ejército para implantar un régimen de justicia, de vida y de progreso108”. Los medios equiparaban la figura del general como la del salvador que todos estaban esperando, el cirujano de hierro, que extirpara a los profesionales de la política del campo de juego. Se le consideraba como “un mesías que milagrosamente iba a sacar al Estado de su postración109”. Por su parte el diario La Lucha, órgano de la Sociedad Obrera La Aurora, se hacía eco de los acontecimientos tres días después del Golpe con un breve de última hora en el que anunciaba la declaración del estado de guerra en la provincia y la suspensión de las garantías constitucionales. Sin anticipar posicionamiento alguno, solamente se preguntaba abiertamente: “¿Hasta cuándo?110”. El periódico católico El Centro111 daba un voto de confianza a los militares: “Si los militares son prudentes, como creemos, […] si capaces de darnos un gobierno civil inteligente, honrado y digno como necesitamos y esperamos, vengan enhorabuena; que la Patria anotará en las páginas de oro del ejército español esta victoria ganada sin armas, pero que constituirá España el principio y sillar de su engrandecimiento. Dios quiera sea así112”. El medio conservador El Criterio, por su carácter decenal, publicó las primeras noticias del Golpe el 20 de septiembre, siete días posteriores al Golpe. Abría a toda
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ESPADAS BURGOS, M.: “Prólogo”, en ALÍA MIRANDA, F.: op. cit., p. 9. “Seriedad y prudencia”, El Centro, 15‐IX‐1923, p. 1. 100 “Los militares contra el Gobierno”, El Día de Cuenca, 13‐IX‐1923. p. 1. 101 Ibídem. 102 Ibídem. 103 El periódico decano de la prensa conquense, aunque se consideraban independientes podría tildarse como “Liberal, católico y agrario”. Su posición respecto a la Dictadura fue variando, así hasta junio de 1926, cuando la publicación estaba controlada por los Hermanos Velasco de Toledo fue favorable al régimen destacando su carácter más conservador. Pasada esa fecha, cuando la publicación pasó a manos de los hermanos Fernández Navarro adoptaron una postura claramente contraria al régimen aunque siempre mantuvieron una actitud favorable a la monarquía. Sus críticas a la dictadura conllevaron a la suspensión por ocho días de la publicación. Vid. SÁNCHEZ SÁNCHEZ, I. y LÓPEZ VILLAVERDE, A. L.: op. cit., p. 235. 104 “El ejército se alza contra los políticos profesionales que han arruinado España”, El Día de Cuenca, 18‐IX‐1923. p. 1. 105 Ibídem. 106 Ibídem. 107 Ibídem. 108 Ibídem. 109 GONZÁLEZ CALLEJA, E. y MORENO LUZÓN, J.: Elecciones y parlamentarios. Dos siglos de historia en Castilla‐La Mancha. Toledo. JCCM, 1993, p. 238. 110 La Lucha, 16‐IX‐1923. p. 3. 111 El semanario El Centro (1916‐1931) fue la cabecera del catolicismo conquense durante cerca de 15 años cuyos directores fueron Jaime Fernández Castañeda y Mariano Antonio del Amo, un periódico “de propaganda social católica y de información” y que protagonizó enconados enfrentamientos con el socialista La Lucha. SÁNCHEZ SÁNCHEZ, I. y LÓPEZ VILLAVERDE, A. L.: op. cit., pp. 240‐241. 112 “Seriedad y prudencia”, El Centro, 15‐IX‐1923, p. 1. 99
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página el titular “Nuevo Régimen, ¡Viva España!113” publicando en portada el decreto íntegro de constitución del Directorio. Entre las cabeceras conquenses, El Criterio, fue sin duda el que mayores gestos de adhesión mostró en sus primeros artículos de opinión: “Ya llegó el día deseado por los hombres de buena voluntad que anhelosos deseaban vislumbrar siquiera los rayos luminosos del sol de la justicia114”. Señalando a la provincia conquense como una de las más corruptas del país: “Esta provincia estaba convertida en el cantón más inmoral de la España de los caciques115.” La sociedad conquense, como ocurría en el resto del país, acogía las primeras noticias con cautela, pero también con cierta satisfacción, como afirma González Calleja: “la impotencia que sentían los que deseaban un cambio político sustancial explica parcialmente la aceptación del golpe de Estado […]116”. No hubo grandes muestras de entusiasmo, ni conatos de manifestaciones críticas. Un redactor del periódico católico El Centro describía la reacción de los conquenses: “El pueblo ha acogido con verdadero gusto el gesto heroico del General Primo de Rivera, y si todavía no se ha desbordado en entusiasmo y no se ha entregado a manifestaciones de alegría, […] no se da cuenta exacta de la realidad, […] pero el día en que se dé cuenta, de que no es un sueño, de que se fueron para no volver […] demostrará su adhesión con entusiasmo y este será más patente117”. El periódico La Voz de Cuenca, cabecera del reformismo conquense118, brindaba los mejores deseos a los nuevos gobernantes. El colofón de su primer artículo de opinión sobre los cambios políticos, destacaba que los principios rectores de los militares alzados coincidían con los preconizados desde hacía meses por el propio reformismo al que representaban: “No parece muy bien estos procedimientos de honradez, que en fin de cuentas son los que preconizamos siempre ya que entrañan el credo del partido reformista. ¡Queremos: bien para España y honradez en nuestros gobernantes…y para este fin nos tendrán siempre a su lado cuantos procedimientos juzguen en las actuales circunstancias119”. Otras cabeceras como La Lucha, mostraba su apoyo tácito a las medidas regeneradoras anunciadas confiando: “en la buena fe y el recto espíritu de justicia que indudablemente inspira a los hombres que hoy gobiernan el país120”. Del mismo modo, los rotativos conquenses aprovechaban para reclamar con urgencia las primeras medidas que debería adoptar el Marqués de Estella para que la regeneración culminara sus propósitos exitosamente. Las demandas apuntaban a la necesidad de encontrar una digna solución al problema de Marruecos, poner fin al separatismo al que algún periodista se refirió como “locos antipatriotas121”, extirpar del gobierno municipal el caciquismo imperante, ahondar en medidas de ahorro del gasto público, inspección y mejora de la higiene pública…etc.122. Algún redactor resumía los problemas más perentorios: “Marruecos, carestía de la vida y Tesoro123”. La prensa conquense aventuraba un futuro incierto para los caciques provinciales: “¿Se terminará esto? ”, se preguntaban, aunque la esperanza en la regeneración se mostraba teñida de un cierto escepticismo contumaz, cuando reproducían unas supuestas palabras del cacique de turno afirmando: “mandaremos. Ya veréis 124
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“Nuevo Régimen, ¡Viva España”, El Criterio, 20‐IX‐1923, p. 1. “Nota política”, El Criterio, 20‐IX‐1923, p. 2. 115 Ibídem. 116 GONZÁLEZ CALLEJA, E. y MORENO LUZÓN, J.: op. cit., p. 238. 117 “El Somatén”, El Centro, 22‐IX‐1923, p. 2. 118 La Voz de Cuenca inició su andadura en 1922 y su último número se publicó en 1931. De carácter semanal, la cabecera del reformismo conquense, en línea con El Liberal de Madrid, recogía en su subtítulo: “defensor de los intereses conquenses”. Vid. SÁNCHEZ SÁNCHEZ, I. y LÓPEZ VILLAVERDE, A. L.: op. cit., pp. 253‐254. 119 “Regeneración nacional”, La Voz de Cuenca, 25‐IX‐1923, p. 1. 120 “Justificación de nuestra campaña”, La Lucha, 1‐XI‐1923. p. 1. 121 El Día de Cuenca, 21‐IX‐2013. p. 1. 122 Vid. “El ejército se alza contra los políticos profesionales que han arruinado España”, El Día de Cuenca, 18‐IX‐1923. p. 1. 123 “Una España nueva”, El Día de Cuenca, 06‐XI‐1923. p. 1. 124 “Los caciques”, El Día de Cuenca, 18‐IX‐1923. p. 4. 114
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como todo queda en nada125”, a lo que respondían “¿Tendrá razón el cacique?. Deseamos que no126”. Por ello vemos como uno de los anhelos que inundaban la voluntad popular era que los nuevos aires pusieran fin al enquistado caciquismo provincial. Los partidos dinásticos en cuyas manos había estado el poder de los últimos lustros se vieron abocados a la irremisible disolución. Los partidos desaparecieron, no así sus responsables. Muchos de ellos no tardaron en encontrar acomodo con las nuevas reglas del juego. Otros sin embargo, se apartaron de la vida política desapareciendo de la prensa local. Algunos conocidos mauristas locales no tardaron en mostrar, negro sobre blanco, su sincera adhesión al nuevo régimen. El diputado Joaquín Fanjul publicaba el 25 de septiembre en la prensa local una carta en la que se dirigía a los ciudadanos conquenses, especialmente a sus electores, donde mostraba su firme apoyo a los cambios producidos. Paradójicamente, entre las primeras medidas del Directorio, la de disolver las Cortes Españolas, le habían obligado a volver a su actividad profesional127. Sin embargo, alentaba dichas medidas afirmando: “Saludemos pues la desaparición de la vieja política128”, siendo paradójicamente su figura una de las protagonistas del viejo régimen de la provincia. Por su parte, la sociedad conquense mostraba su adhesión al nuevo régimen inscribiéndose en el recién creado Somatén. A mediados de octubre quedaba configurada la milicia ciudadana primorriverista con Enrique O’Kelly al mando, nombrado por el gobernador provincial. Según recogen los medios fueron muy numerosos los conquenses que se inscribieron en la capital “de todas las clases sociales”, si bien, el periódico católico El Centro denunciaba amargamente “se echa de ver la falta de entusiasmo en la clase pudiente, siendo así que a ellos afecta principalmente129”. El Directorio no tardó en ganarse el favor de algunos medios conquenses al decretar medidas que beneficiaban claramente los intereses de la provincia. El nuevo gobierno consignaba importantes partidas para carreteras, y para mayor sorpresa de los conquenses, la provincia ocupaba el primer lugar en la distribución de asignaciones siendo la más beneficiada en el reparto, algo que celebraba la prensa local con júbilo ante lo que afirmaban: “por única vez se ha hecho justicia a Cuenca130”, en referencia al secular abandono que la provincia conquense había sufrido por sus gobernantes. Entre las reivindicaciones que exigía la sociedad conquense con mayor ahínco era la unión por ferrocarril con Valencia. Era una vieja batalla vindicar una línea que uniera Madrid‐Valencia con parada por la capital conquense. Dicha demanda quería paliar el retraso económico de la provincia y el grado de abandono al que habían sumido las autoridades estatales. Con el cambio de rumbo, se abría la esperanza a que el general Primo de Rivera atendiese lo que se consideraba como “justísima demanda131”. Entre los más entusiastas promotores encontramos a Julián Velasco, director de El Día de Cuenca. Para trasladar tan acuciante demanda, se creó para tal fin una comisión encargada de trasladar el objetivo deseado al mismo Marqués de Estella formada por las principales personalidades conquenses, empresarios, periodistas y autoridades eclesiásticas. Finalmente, el presidente del Directorio recibió a la comitiva conquense el miércoles 15 de diciembre de 1923. En la reunión, además de la necesidad imperiosa de la construcción de la línea de ferrocarril, la Comisión incluyó en las peticiones de ayuda para la construcción del grupo escolar, la casa de correos, la plaza de abastos, el asfaltado de Carretería, principal vía de la parte baja de Cuenca, y otros temas. Primo de Rivera se mostró receptivo con las propuestas siendo la demanda de la línea de ferrocarril la que acaparó buena parte de la reunión. El Capitán General, 125
Ibídem. Ibídem 127 Ibídem 128 “Conquenses”, El Día de Cuenca, 25‐IX‐1923. p. 4. 129 “El Somatén en Cuenca”, El Centro, 20‐X‐1923, p. 1. 130 “Por única vez se ha hecho justicia a Cuenca”, El Día de Cuenca, 23‐X‐1923. p. 1. 131 “Directo Madrid‐Valencia”, El Día de Cuenca, 05‐X‐1923. p. 4. 126
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atendiendo personalmente a los conquenses trasladados a la capital, se ganó un inquebrantable apoyo hacía su persona y sus proyectos. Con apenas media docena de promesas, el militar había conseguido un importante golpe de efecto del que los medios locales no tardaron en hacerse eco deshaciéndose en interminables elogios.
3.2. Cambios institucionales. Un nuevo escenario en las instituciones locales. El desmantelamiento del poder local fue una de las medidas regeneradoras a la que mayor prioridad otorgó el Directorio. Por un lado se buscaba la inmediata regeneración de la vida política municipal a la vez que se buscaba poner freno al secular caciquismo. Se disolvieron fulminantemente 9.254132 ayuntamientos ante el asombro de regidores que no esperaban tan salomónica decisión. Las corporaciones locales fueron disueltas, los gobernadores civiles fueron sustituidos por los gobernadores militares que, entre sus primeras medidas, sometieron a las instituciones locales a una férrea fiscalización. También se creó la figura del delegado gubernativo dentro de un amplio proceso cuyo fin primigenio pasaba por dotar a las instituciones de personal de confianza cuya principal responsabilidad pasaba por ejecutar las medidas del directorio, pero también por vigilar estrechamente que nadie, ni nada, pusiera en peligro el proceso regenerador iniciado. El primero de octubre se hizo efectiva la disolución de los Ayuntamientos en pleno. El Directorio decretó que todos los ayuntamientos quedaran desarticulados de sus anteriores titulares. Era un evidente golpe de efecto que tuvo una repercusión enorme. El periódico liberal El Día de Cuenca publicaba: “era el primer golpe de piqueta en el desmoronamiento de la vieja política. Lo corrompido y viciado se empezaba a extirpar133”. Para el católico El Centro se trataba de la medida de mayor calado de cuantas había ejecutado el Directorio: “Mas ninguno de esos Decretos, hasta el día en que estas líneas escribimos, descuella tanto por su actual importancia y futura transcendencia134” A la Casa Consistorial conquense fueron convocados con carácter de urgencia todos los ediles a las doce de la mañana por el alcalde Matías González Espejo135. Presidía la sesión extraordinaria el Gobernador Luis Valdés Belda. El Secretario del ayuntamiento pasó a leer la diligencia que firmaba el propio militar en nombre del Directorio disponiendo el cese de todos los ediles municipales136: A propuesta del Presidente del Directorio Militar y de acuerdo con el mismo, vengo en decretar lo siguiente: Artículo primero: Desde el día de la publicación de este decreto cesarán en sus funciones finalizando su cometido todos los Concejales de los Ayuntamientos de la Nación que serán reemplazados instantáneamente por los Vocales Asociados del mismo Ayuntamiento, quienes sustituirán a los Concejales de mismo día bajo la Presidencia e intervención de la autoridad militar […].
Los regidores destituidos quedaron estupefactos como reflejaba fielmente la prensa: “el estupor se reflejó en todos los semblantes y perplejos […] salieron de la sala roja137”. Más metafórico se mostraba el católico El Centro refiriéndose al catártico momento: “fue el derrumbamiento del Templo, por Sansón138”. Sorprendentemente encontramos unanimidad en la prensa conquense. Las seis cabeceras locales analizadas acogieron con esperanza los cambios producidos en la Casa Consistorial. Incluso el reformista La Voz de Cuenca, que había defendido con ahínco la labor del recién sustituido Matías G. Espejo, aplaudía la medida: “La 132
GONZÁLEZ CALLEJA, E. y MORENO LUZÓN, J.: op. cit., p. 131. “Ayer quedaron disueltos los Ayuntamientos en España”, El Día de Cuenca, 02‐X‐1923. p. 1 134 “¡Adiós caciquismo!”, El Centro, 6‐X‐1923, p. 1. 135 Matías G. Espejo, perteneciente a la concentración liberal, había tomado posesión de su cargo el 28 de agosto de 1923, apenas dos semanas duró su mandato. Tuvo como principal valedor al periódico La Voz de Cuenca, la cabecera del reformismo conquense. “Veremos pronto aplaudir su gestión”, vaticinaban desde su línea editorial. La Voz de Cuenca, 12‐IX‐1923, p. 1. 136 AMCU. legajo 2268‐2, exp. 172. Sesión 1‐X‐1923. 137 “Ayer quedaron disueltos los Ayuntamientos en España”, El Día de Cuenca, 02‐X‐1923. p. 1 138 “Cambio de Ayuntamiento”, El Centro, 6‐X‐1923, p. 3. 133
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medida nos parece de perlas si el nuevo Ayuntamiento viene decidido a laborar por el bien de Cuenca139”. El Criterio, la cabecera que había sido más beligerante con la antigua corporación se despachó con un incendiario suelto: “Quedó desvaratado [sic] el tinglado caciquil y algunas patrañas de los sociolistos encumbrados para figurar y tal vez medrar a costa de la ignorancia de los infelices obreros y de los tumbones del orden que lo venían consintiendo140”. A las cinco de la tarde se eligieron entre los vocales asociados reunidos, en votación secreta, los diferentes cargos municipales quedando el resultado de la siguiente forma141: José Echevarría, alcalde; Santiago Escamilla, primer teniente alcalde; Luis Cavanna, segundo; Higinio Recuenco, tercero; José Albalate, cuarto. A continuación se lacraron y sellaron armarios y archivos como medida provisional ante la inminente inspección preceptiva que el Directorio había ordenado se llevase a cabo en todos los ayuntamientos. La toma de posesión se realizó el 4 de octubre. Incluso la cabecera del socialismo conquense se congratulaba de la aplicación del Real Decreto al que incluso parafraseaba: “El Ayuntamiento que viene a sustituir […] a los hombres, a la vez semilla y fruto de la política partidista y caciquil142”. Algunos concejales tuvieron que abandonar el cargo, tan sólo unos días después al incurrir en las nuevas normas sobre la incompatibilidad de cargos como fue el caso del concejal López Saiz143. El conservador El Criterio, se congratulaba de los nuevos nombramientos y del primer edil destacaba su hasta ahora anonimato, y sobre todo, que no era un profesional de la política: “No conocemos personalmente a dicho señor, […], pero personas que nos merecen entero crédito nos comunican los mejores antecedentes de D. José Echevarría144”. La Voz de Cuenca, también mostraba cierta esperanza en la figura del primer edil elegido: “este nombramiento nos parece acertadísimo145”. Los tres concejales socialistas146 despojados de sus puestos por el Real Decreto, publicaban un comunicado conjunto en La Lucha donde denunciaban haber sido: “arrojados del cargo que nos confió la voluntad soberana del pueblo147”, aunque coincidían con la voluntad del Directorio en el deseo: “que se realice la anunciada investigación municipal148”. Los socialistas defendían haber salido de la corporación con la “conciencia tranquila149” y sentenciaban: “aunque todos hemos salido del Ayuntamiento el mismo día, no hemos salido todos de la misma manera150”. La cabecera socialista recogió pormenorizadamente en los sucesivos números la labor desempeñada por los tres concejales socialistas defendiendo su integridad y honradez. El Boletín Oficial de la Provincia publicaba el decreto el viernes 4 de octubre. La Exposición de motivos recogía: “Recogidos en una docena de días anhelos del alma popular […] pocos tan intensa y unánimemente expresados como el de ver sustituidos en las Corporaciones municipales a los hombres, a la vez semilla y fruto de la política partidista y caciquil, que con poca eficacia y escrúpulo venían entorpeciendo la visa administrativa de los pueblos151”. El decreto que disolvía los ayuntamientos del reino se mostraba tajante con la necesidad de expulsar de sus puestos a los ediles que habían protagonizado en conjunto las corruptelas municipales. La medida tuvo muy buena acogida entre los conquenses que vieron con agrado como las primeras medidas regeneradoras del 139
“Nuevo Municipio”, La Voz de Cuenca, 2‐X‐1923, p. 1. “Nuevos ayuntamientos”, El Criterio, 20‐X‐1923, p. 2. 141 AMCU. LAACU. Legajo 2272‐10, pp. 3 y ss. 142 “Ya hay nuevo Ayuntamiento”, La Lucha, 7‐X‐1923. p. 2. 143 “Municipalerías”, El Día de Cuenca, 16‐X‐1923. p. 1. 144 “El nuevo alcalde de Cuenca”, El Criterio, 20‐X‐1923, p. 2. 145 “El nuevo alcalde”, La Voz de Cuenca, 2‐X‐1923, p. 4. 146 El Ayuntamiento de Cuenca contaba con los ediles socialistas José García, Francisco Delgado, y Rodolfo LLopis, el que tendría en los años sucesivos un protagonismo destacado en la cúpula del PSOE. 147 “A nuestros lectores”, La Lucha, 7‐X‐1923. p. 2 148 Ibídem. 149 Ibídem. 150 Ibídem. 151 BOPCU, Nº 120, 04‐X‐1923, P. 834. 140
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Directorio no quedaban en papel mojado. Sin embargo, la medida fue más efectista que eficaz puesto que pecaba de una ingenuidad mayúscula puesto que buena parte de aquellos vocales asociados habían sido nombrados por los recién destituidos ediles, siendo muchos de ellos “uña y carne152” de los concejales salientes, o como recogían las páginas de El Día de Cuenca, eran: “los mismos perros con diferentes collares153”. La cabecera del socialismo conquense apuntaba en la misma dirección refiriéndose a las Juntas municipales como: “una continuación del Ayuntamiento. Muchas veces son hechura caciquil154”. Se daba la paradoja que en diversos ayuntamientos de la provincia muchos asociados eran hermanos, cuñados, incluso padres de los concejales destituidos155. Se daba igualmente el contrasentido que algunos ediles nombrados por este proceso, estuvieron señalados con anterioridad por turbias acusaciones de enriquecimiento personal156. Estaban señalados por diversas corruptelas y sin embargo, habían sido nombrados con afán regenerador. El Día de Cuenca se hacía eco de un artículo que el diario madrileño más adepto al nuevo régimen, La Acción, escribía sobre este asunto: Recibimos estos días de muchos pueblos de España telegramas y cartas en las que se nos dice que se ha adelantado muy poco con la sustitución de los Ayuntamientos por las Juntas de vecinos asociados, porque en la mayoría de los pueblos esas Juntas eran tan hechura de los caciques como los propios Ayuntamientos sustituidos157.
El periódico conservador El Criterio, apuntaba en la misma línea, pero abrigaba cierta esperanza de regeneración: “Muchas de estas juntas, acaso son también de factura caciquil […] pero así y todo irá ganando la administración […] porque el miedo guarda la viña158”. El bienintencionado decreto tuvo por tanto numerosos detractores tras los primeros días de funcionamiento. El Directorio se defendía aludiendo a las numerosas encarcelaciones. A nivel nacional, las depuraciones en los ayuntamientos fueron muy numerosas. En algunas provincias los ex alcaldes fueron llevados de la Casa Consistorial a la Cárcel. La Junta municipal que surgía del Real Decreto de 30 de septiembre, inició su actividad con algunas cuestiones de cierta complicación. Las arcas municipales estaban exiguas a pesar de que coincidía el periodo álgido de ingresos por aprovechamientos maderables, uno de las principales aportaciones al presupuesto municipal. A los trabajadores municipales se les debían ya seis nóminas, y como bien les recordaba el Gobernador Valdés Bleda, estaban entre sus obligaciones la de rendir cuentas al municipio, conminándoles a que el tema de subsistencias, y las mejoras en la sanidad e higiene fueran el eje rector de su política municipal. Los diarios locales destacaban la enorme celeridad con la que se celebraban los plenos donde en apenas 20 minutos quedaba despachado el orden del día. Los concejales apenas participaban por lo que la prensa afirmaba con cierta sorna: “Los discursos concejiles han sido tasados muy caros. Allí nadie habla. Con que lo haga el Secretario es bastante159”. Cuando apenas había pasado un mes desde la toma de posesión de la nueva corporación, un nuevo decreto convulsionó de nuevo las dependencias municipales. Una nueva vuelta de tuerca promulgaba la destitución de los ediles municipales recientemente nombrados. La estupefacción era palpable entre los afectados. Tan sorprendente fue su nombramiento como lo había sido su destitución. El gobernador Valdés Belda había insinuado días antes a la prensa que se producirían necesarios cambios en los consistorios, puesto que con las nuevas corporaciones se habían dado casos lamentables, como era el caso de Tarancón que acusaba de estar 152
“Las depuraciones en los Ayuntamientos”, El Día de Cuenca, 05‐X‐1923. p. 4. “Desde Herodes a Pilatos”, El Día de Cuenca, 12‐X‐1923. p. 1. 154 “Ya hay nuevo Ayuntamiento”, La Lucha, 7‐X‐1923. p. 2. 155 Vid. “Desde Herodes a Pilatos”, El Día de Cuenca, 12‐X‐1923. p. 1. 156 Algunos ediles fueron habían sido acusados de hacer perder al Ayuntamiento parcelas de montes públicos en beneficio propio al añadirse dichos terrenos a sus propias fincas recientemente adquiridas. Vid. “Nuestra denuncia”, El Día de Cuenca, 02‐X‐1923. p. 1. 157 “Las depuraciones en los Ayuntamientos”, El Día de Cuenca, 05‐X‐1923. p. 4. 158 “Nuevos ayuntamientos”, El Criterio, 20‐X‐1923, p. 2. 159 “Municipalerías”, El Día de Cuenca, 23‐X‐1923. p. 1. 153
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formado “plenamente de personas analfabetas160” siendo en su mayoría testaferros de los antiguos caciques a los que se quería despojar de poder alguno. La voluntad del gobernador era que el nuevo cabildo de la capital conquense estuviera formado por personas “de capacidad superior, conscientes, de intachables antecedentes morales161” cuya labor en la administración local estuviera a la altura de lo que el Directorio demandaba. El ocho de noviembre se convocó a los ediles municipales, ante una expectación inusitada en un salón de plenos abarrotado. En la presidencia se encontraba el Gobernador Luis Valdés con el alcalde Echevarría a su derecha. Las palabras de Valdés fueron ante todo conciliadoras con la corporación cesante refiriéndose a su “probada honradez162”, sin embargo, el Ayuntamiento tal y como estaba constituido no podría responder “a los altos fines que se propone el gobierno del Directorio163”. Tras destituir a la totalidad de la corporación municipal pasó a designar a los que afrontarían la nueva etapa, “un grupo de apolíticos164” que regenerasen la vida municipal. Como vemos, el poder de Luis Valdés se mostraba una vez más omnipresente siendo él mismo el que designó la configuración de la principal institución municipal. Entre los concejales designados por el gobernador, se efectuó una votación secreta para elegir los principales cargos. José Echevarría obtenía once votos para la alcaldía frente a los dos que consiguió Juan de Mata Romero165. Entre los nuevos nombramientos encontramos como varios concejales del anterior equipo renovaron la confianza del gobernador entre los que se encontraba el propio alcalde José Echevarría. Por ello, vemos como dicha renovación no fue una simple operación de maquillaje sino que efectuó una profunda modificación salvo dos personas que provenían de la anterior corporación y adquirían por ello cierto protagonismo: Luis Cavanna y el propio Echevarría. Según recogen las propias actas del Ayuntamiento, el gobernador justificó la única renovación en los dos ediles: “porque son extraños a la política166”. Con dichas reformas el gobernador afianzaba su poder público, desechando aquellos concejales incómodos mientras señalaba con su renovación aquellos ediles en los que depositaba su confianza. Tras dar por concluida la interinidad en el Consistorio conquense, la prensa local afecta al régimen auguraba un largo periodo de productiva estabilidad: “La administración municipal […] ha entrado vigorosamente en una estabilidad definitiva, en un periodo amplio de minucioso saneamiento, en un nuevo estado de personas, de costumbres y de manifiesto interés por las cosas de la localidad […]167”. La Lucha también trasladaba a sus lectores las esperanzas que ponía en el buen hacer de la nueva corporación municipal, dándoles un voto de confianza: “Jamás se encontró situación tan propicia como esta para trabajar por Cuenca. Nosotros esperamos168”. La nueva Corporación municipal tuvo entre los problemas más acuciantes solucionar el enorme problema de tesorería que poseían las arcas municipales convirtiéndose en el principal quebradero de los nuevos ediles, una deuda que ascendía a “varios miles de pesetas169”. Otros problemas de grave envergadura quedaban en el horizonte más cercano, la construcción de un nuevo grupo escolar o la mejora y el saneamiento de decenas de calles que no poseían ni alumbrado público, ni alcantarillado, ni pavimentado. Por su parte, la Diputación Provincial conquense sufrió igualmente profundos cambios con la llegada al poder del Directorio. La institución provincial quedó constituida según las nuevas directrices remitidas desde la
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“Nuevamente quedó destituido ayer el Ayuntamiento de Cuenca, ante la emoción de los renovados concejales”, El Día de Cuenca, 09‐XI‐1923. p. 1. 161 Ibídem. 162 Ibídem. 163 Ibídem. 164 Ibídem. 165 AMCU. LAACU. Legajo 2272‐10, pp. 30b y ss. 166 AMCU. LAACU. Legajo 2272‐10, p. 31. 167 “Todavía no es tiempo”, El Día de Cuenca, 23‐XI‐1923. p. 1. 168 “En el Ayuntamiento”, La Lucha, 11‐XI‐1923. p. 3. 169 “El equilibrio del presupuesto”, El Día de Cuenca, 04‐XII‐1923. p. 1.
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capital del Reino el lunes 5 de noviembre de 1923170, siendo designado para la presidencia a Manuel Bisier Fernández; para vicepresidente Alfonso Merchante; y para vicepresidente de la Comisión a Salvador Bautista. Como Secretario de la Diputación encontramos a Cayo Conversa cuyo protagonismo en los meses posteriores será capital para entender el primorriverismo en la capital conquense. El Real Decreto publicado el 12 de enero de 1924 disolvía finalmente todas las Diputaciones del Estado171. Fueron los Gobernadores los encargados de designar los nuevos diputados provinciales. Los gobernadores debían elegir a los candidatos entre los habitantes de la provincia mayores de veinticinco años, entre cuyos requisitos económicos se encontraba el pertenecer a la lista de los mayores contribuyentes. Por tanto, vemos como el Directorio buscó para dichos puestos de responsabilidad a personas de reconocida relevancia social, pero también económica. De nuevo el papel del gobernador conquense adquirió un destacado protagonismo teniendo en su mano la composición de las principales instituciones locales, siendo la Diputación la que secularmente había tenido mayores cuotas de clientelismo político. Por ello cabe detenerse en la figura del gobernador provincial. El Directorio militar tuvo su particular brazo ejecutor en el gobernador al que otorgó un poder inconmensurable. Como hemos visto, bajo su mando se encontraban los nombramientos de las corporaciones locales y diputaciones, ejercía la censura de prensa, tutelaba la fiscalización de las administraciones, protagonizaba la lucha contra el fraude en el comercio, vigilaba la salubridad y la higiene de la provincia, pero ante todo, manejaba a su antojo el complejo engranaje de las clientelas provinciales. No exagera el profesor Alía Miranda al afirmar: “desde el Gobierno Civil se controlaban todos los resortes de la política local y provincial172”. Desde los primeros días del nuevo régimen, el Gobernador militar de la provincia, Coronel Luis Valdés Belda pasó a ejercer las funciones del gobernador civil cesante asumiendo una evidente acumulación de poder. Sobre su persona, en pocos días recayeron las principales funciones provinciales. Como recogía la prensa, el Directorio había puesto en sus manos “las riendas de la dirección de nuestra provincia173”. El poder que acumulaba era enorme. Los medios de prensa lo mostraron a los conquenses con exagerada adulación. No faltaron en algunas cabeceras conquenses frecuentes panegíricos sobre su figura, siendo especialmente entusiastas los provenían del Día de Cuenca. El periódico católico El Centro, se deshacía igualmente en elogios hacia su persona, mostrando su firme voluntad de cooperación: “Puede contar el digno señor Gobernador con nuestro aplauso, con nuestra ayuda, con las columnas del Centro y con nuestro amor a España para cuanto sea preciso hacer en bien de nuestra Patria174”. Incluso, La Lucha, órgano de la Sociedad Obrera La Aurora, deseaba al Gobernador: “que pueda llevar a feliz término sus beneficiosos proyectos en favor de la población175”. El conservador El Criterio iba un paso más allá deshaciéndose en alabanzas hacia su figura: “Tenemos antecedentes inmejorables de este señor […] ya era hora de que los gobiernos civiles dejaran de estar a merced de los caciques. En el de esta provincia, no siempre gobernadores honrados pudieron guiarse por los dictados de la justicia, debido a presiones caciquiles. Esto ha terminado176”. El Gobernador inició una serie de medidas de diversa índole, alguna de las cuales venían reivindicándose por parte de la ciudadanía desde hacía meses, por lo que su figura fue ganándose el favor también de los conquenses. La ciudad de Cuenca sufría evidentes problemas de salubridad pública, desabastecimientos, fraudes y
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El Día de Cuenca, 06‐XI‐1923. p. 4. Con las excepciones de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra. 172 ALÍA MIRANDA, F.: op. cit., 1986, p. 59. 173 “La mendicidad en Cuenca”, El Día de Cuenca, 26‐X‐1923. p. 1. 174 “Del Gobierno civil”, El Centro, 28‐IX‐1923, p. 1. 175 La Lucha, 23‐IX‐1923. p. 3. 176 “Los gobiernos provinciales”, El Criterio, 20‐IX‐1923, p. 2. 171
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abusos en el comercio. En el punto de mira también se encontraban los prostíbulos de la capital y los mendigos177. Entre las medidas que mejor acogida tuvieron fue el traslado de los puestos de venta de verduras y hortalizas a una nueva ubicación, trasladándose de Carretería a la plaza de los carros, una ubicación que perduró más de siete décadas178. Otra de las iniciativas más aplaudidas y que reportó mejores resultados fue la fijación del precio de venta de muchos artículos de primera necesidad. Del mismo modo se anunció que un torrente de inspecciones velarían por los intereses de los consumidores conquenses que se veían constantemente agraviados por los abusos y fraudes de diversa índole de ciertos comerciantes. Así quedó fijado desde el litro de leche a sesenta céntimos al kilo de patatas a veinticinco179. La Junta provincial de subsistencias, de la que el gobernador fue promotor y principal valedor, realizó una ingente labor de inspección y revisión que no tardó en conseguir sus primeros frutos, con decenas de sanciones que se publicaban diariamente en la prensa local como medida tanto informativa como disuasoria180. La fama y el respecto que procesaban los vecinos de Cuenca hacia la figura de su gobernador se acrecentaban gracias a la celeridad y determinación con la que actuaba. No cabe duda, que la prensa también disparó la empatía de los conquenses hacía el coronel Valdés Belda al dedicarle numerosos panegíricos. Ni tan siquiera desde el órgano socialista escatimaron en elogios hacia su figura: “No hay duda que hoy en día, la figura más interesante de Cuenca es la del coronel don Luis Valdés”. El gobernador por su parte supo manejarse el favor de la prensa recibiendo casi a diario a los redactores de los diferentes medios conquenses para contarles de primera mano las próximas medidas a tomar o el desarrollo de la labor fiscalizadora hacia las instituciones locales, una medida que encandiló a la integridad del periodismo conquense. A raíz de las preceptivas inspecciones y registros en los ayuntamientos conquenses ordenados por Valdés, fueron encarcelados alcaldes y secretarios de varias corporaciones municipales por las irregularidades detectadas. Entre los primeros detenidos encontramos a los ex ediles de Cañete y Mira181, Fuentelespino de Moya, Saelices182, Huélamo o Valverde del Júcar183. En días sucesivos la lista fue engordando considerablemente con decenas de concejales, alcaldes y depositarios detenidos de diversos pueblos conquenses sobre los que versaban acusaciones de diversa índole desde la sustracción de fondos municipales a negarse a la entrega de la documentación requerida. En escasas semanas, el gobernador anunciaba que a pesar de la escasez de medios materiales y humanos, se habían producido ciento veintinueve inspecciones a los Ayuntamientos conquenses184. Respecto a los delegados gubernativos, figura sin precedentes en la historia de España185, a pesar de estar regulados por decreto de 21 de octubre, no tomaron posesión en la provincia de Cuenca hasta bien entrado el mes de diciembre por lo que el Gobernador, Luis Valdés Belda, acumuló las primeras semanas del nuevo régimen todo el poder que el Directorio le había otorgado sin apenas encontrar personalidad conquense que pudiera hacerle la más mínima sombra. Cualquier otro cargo político estaba supeditado a la voluntad del que durante meses se convirtió en la figura clave del primorriverismo conquense. 177
Las instituciones locales iniciaron una curiosa iniciativa por la cual se envió a los ciudadanos conquenses una comunicación solicitando una suscripción benéfica de carácter mensual para paliar la mendicidad callejera. El propio Gobernador civil, Valdés Belda, llegó a promover una Institución de caridad que llevaba su propio nombre y de la que formaban parte numerosos conquenses que realizaban periódicas aportaciones. Vid. “La mendicidad y la Institución Valdés”, El Día de Cuenca, 27‐XI‐1923. p. 1. 178 El primer permiso expedido por el Ministerio de Trabajo recogía que serían los jueves de cada semana el día autorizado. El jueves 25 de octubre de 1923 quedaba inaugurado el mercado semanal en su nueva ubicación con la presencia del alcalde José Echevarría acompañado por la banda municipal. Vid. “Ya tenemos mercado”, El Día de Cuenca, 26‐X‐1923. p. 1. 179 “La tasa de las subsistencias”, El Día de Cuenca, 02‐X‐1923. p. 1. 180 El Inspector de Abastos, José Díez enviaba puntualmente a los medios las actuaciones que llevaban a cabo, Abundaban las multas por tenencia de alimentos en mal estado para su venta, fraudes en el peso…etc. 181 “Hablando con el gobernador”, El Día de Cuenca, 19‐X‐1923. p. 1. 182 “Inspección municipal”, El Día de Cuenca, 26‐X‐1923. p. 1. 183 El Día de Cuenca, 09‐XI‐1923. p. 1. 184 “Gobierno civil”, El Día de Cuenca, 14‐XII‐1923. p. 1 185 Vid. ALÍA MIRANDA, F.: op. cit., 1986, p. 55.
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4. CONCLUSIONES. La prensa conquense fue fiel reflejo, durante las primeras semanas posteriores al Golpe, del sentir de la ciudadanía conquense y por extensión de la española. Es decir, mayoritariamente apoyaron con esperanza el espíritu regenerador que representaban los militares sublevados hastiados de una clase política abiertamente corrupta e incapaz de inspirar confianza en la ciudadanía. Debemos por ello considerar que los medios conquenses ejercieron un influjo clave durante los primeros días del Golpe. La pequeña ciudad castellana gozaba de una saludable variedad de periódicos que abarcaban el amplio espectro político. Entre los periódicos analizados encontramos desde los que mostraron su adhesión inquebrantable al nuevo régimen, los que consideraron inevitable el cambio de régimen y que en principio mantuvieron una actitud expectante y abiertamente benevolente y, aquellos que, entre las filas del socialismo, mantuvieron una postura pasiva y serena pero que soliviantados ante la corrupción política municipal abrazaron con tímida esperanza las promesas regeneradoras. A pesar de tratarse de ideologías diametralmente antagónicas, los medios conquenses coincidieron unánimemente en una cuestión: todos celebraron la caída del Gobierno de coalición liberal presidido por el Marqués de Alhucemas. Con el conjunto de la población en contra de una clase política que consideró inoperante, los militares tuvieron el camino de la sublevación totalmente allanado. En las pequeñas capitales de provincia la reacción de la ciudadanía no fue dispar a la que podemos encontrar en las grandes urbes. El golpe de Estado fue acogido en la ciudad de Cuenca con cierta indiferencia siendo el sentimiento de adhesión más extendido que cualquier planteamiento crítico. Hubo por ello ausencia total de altercados. Ni hubo concentraciones de adhesión al nuevo régimen, ni manifestaciones en protesta de la sublevación. No encontramos en la prensa artículos que critiquen abiertamente el golpe militar, más bien, la tónica dominante fue el sentimiento de esperanza ante un futuro que se percibía ilusionante. Dichos artículos tuvieron un papel eminentemente desmovilizador, trasladando la idea que la pérdida de ciertos derechos era el inevitable precio a pagar y que una supuesta vuelta atrás sería terriblemente perniciosa para el futuro de la Nación. Encontramos por tanto una sorprendente unanimidad ante los catárticos cambios institucionales. A pesar de que las diferentes cabeceras abarcaban un amplio arco ideológico, a pesar de los enconados enfrentamientos entre los diferentes rotativos conquenses, encontramos una asombrosa confluencia de opiniones benevolentes hacía los cambios producidos. El apoyo que prestaron la práctica totalidad de las cabeceras estuvo en mayor o menor medida condicionado por la efectividad de las primeras medidas adoptadas. La celeridad con la que se disolvieron las instituciones locales y la contundencia en las actuaciones posteriores, con varias personalidades públicas encarceladas, consiguieron prorrogar el apoyo inicial hasta convertirlo en determinados casos en un verdadero cheque en blanco. El impulso de numerosas iniciativas legislativas de diversa índole que los ciudadanos venían demandando, contribuyeron de forma inapelable a que amplios sectores de la población fueran adhiriéndose a las consignas del nuevo régimen e identificándose con uno de las personalidades conquenses que mayor protagonismo adquirió en esta primera etapa, el gobernador de la provincia, Luis Valdés Belda, cuyo poder fue inconmensurable. A pesar de la censura previa impuesta por el Directorio, el Gobernador no tuvo apenas que ejercerla. La adulación hacia su persona fue la tónica dominante en los sueltos y artículos de opinión. El Gobernador provincial representó la cara más cercana y accesible del Directorio. Supo ganarse a la totalidad de los medios con el anuncio de medidas más efectistas que efectivas, algunas tan sencillas como convocar periódicamente a los directores de las cabeceras conquenses a distendidas reuniones donde trasladaba una imagen cercana y comprometida. Una vez ganado el favor de los medios, el respeto y adhesión de los ciudadanos conquenses fue un camino prácticamente allanado. 24
Valdés Belda no encontró obstáculo alguno para modificar a su antojo las corporaciones locales. Apartar a los antiguos ediles sustituyéndolos por personas que no pertenecían a la clase política fueron acogidas con fervoroso entusiasmo. En cambio, no podemos obviar que aquellos a los que nombró para encabezar las instituciones locales tuvieron que mantener una postura leal, cuando no sumisa, hacia los designios del gobernador. Podemos afirmar con rotundidad que el poder del gobernador fue ilimitado, consiguiendo tejer una sólida red de clientelismos políticos. La cronología que aquí nos ocupa no nos permite establecer con criterio si las primeras medidas regeneradoras tuvieron el efecto deseado a largo plazo, pero algunos movimientos de poderosos caciques locales, como el caso paradigmático del General Fanjul, durante las primeras semanas del nuevo régimen nos permiten aseverar que algunos líderes de la vieja política local se mostraron muy cómodos con los nuevos cambios políticos acaecidos tras el levantamiento de Barcelona. La envergadura de este trabajo no ha permitido profundizar en varias cuestiones que merecen un estudio pormenorizado posterior. Son varias las claves que quedan por resolver: ¿El Directorio consiguió extirpar la corrupción política y el peso del caciquismo local?; ¿La receptiva acogida de los conquenses a los nuevos cambios fue modulándose con el tiempo?; ¿Qué papel desempeñaron las organizaciones de encuadramiento político como el Somatén o el propio partido gubernamental Unión Patriótica?; ¿Cómo afectó el Estatuto Municipal a las nuevas corporaciones locales?; ¿La censura consiguió acallar y desactivar al movimiento obrero y a sus medios de prensa?; ¿El espectacular aumento de la obra pública tuvo su reflejo en la provincia conquense?; ¿Cuál fue el papel de los delegados gubernativos en el ámbito provincial?; ¿Se produjeron cambios sustanciales en el mundo agrario?. Tantas preguntas no pueden quedar sin repuesta por lo que el autor del presente trabajo está elaborando uno de mayor entidad con el fiel compromiso de poder arrojar algo más de luz sobre un periodo que si a nivel nacional no ha obtenido apenas la atención merecida, a nivel local, los años veinte han sufrido un profundo y desalentador abandono sumiéndolo en la más profunda desatención historiográfica. Algunos de nuestros profesores arrojaron el guante hace unos años, es ahora, nuestra obligación asumir el reto.
5. RELACIÓN DE FUENTES 5.1. Fuentes archivísticas, colecciones y otros recursos digitales.
Archivo Municipal del Ayuntamiento de Cuenca (AMCU) o Libros de Actas de las sesiones del Ayuntamiento de Cuenca (LAACU)
Archivo de la Diputación Provincial de Cuenca (ADPCU) o Series: Boletín Oficial de la Provincia de Cuenca (BOPCU).
Archivo Histórico Provincial de Cuenca (AHPCU)
Biblioteca Digital de Castilla‐La Mancha (BIDICAM) (Hemeroteca) [consulta en línea] http://clip.jccm.es /bidicam/es/ publicaciones/listar_numeros.cmd
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Hemeroteca Digital (BNE). [consulta en línea] http://hemerotecadigital.bne.es/index.vm
La Gaceta de Madrid [consulta en línea] http://www.boe.es/buscar/gazeta.php
5.2. Fuentes hemerográficas
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El Sol (Madrid, 1917‐1939): [consulta en línea] http://hemerotecadigital.bne.es/details.vm?q=id:0000182002&lang=es El Día de Cuenca (Cuenca, 1914‐1931). Liberal. [consulta en línea] http://clip.jccm.es/bidicam/es/publicaciones/ficha_pub.cmd?idPublicacion=10836&destino=..%2Fpublicaci ones%2Flistar_numeros.cmd%3Fsubmit%3DBuscar%26busq_idPublicacion%3D%26busq_anyo%3D1923 El Centro (Cuenca, 1916‐1931). Católico. [consulta en línea] http://clip.jccm.es/bidicam/es/publicaciones/ficha_pub.cmd?idPublicacion=10833&destino=..%2Fpublicaci ones%2Flistar_numeros.cmd%3Fsubmit%3DBuscar%26busq_idPublicacion%3D%26busq_anyo%3D1923 La Lucha (Cuenca, 1918‐1929). Socialista. [consulta en línea] http://clip.jccm.es/bidicam/es/publicaciones/ficha_pub.cmd?idPublicacion=10880&destino=..%2Fpublicaci ones%2Flistar_numeros.cmd%3Fsubmit%3DBuscar%26busq_idPublicacion%3D%26busq_anyo%3D1923 La Voz de Cuenca (Cuenca, 1922‐1931). Reformista. [consulta en línea] http://clip.jccm.es/bidicam/es/publicaciones/ficha_pub.cmd?idPublicacion=10892&destino=..%2Fpublicaci ones%2Flistar_numeros.cmd%3Fsubmit%3DBuscar%26busq_idPublicacion%3D%26busq_anyo%3D1923%2 6posicion%3D26 El Criterio (Cuenca, 1923‐1925). Conservador. [consulta en línea] http://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/prensa/Cuenca/criterio/index.htm
6. BIBLIOGRAFÍA
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