El género álbum como propaganda nacionalista en los centenarios independentistas de Paraguay (1911) y Uruguay (1910)

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Descripción

Universidad de la República Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Instituto de Ciencias Históricas Departamento de Historiología Historia de la Historiografía Docente: Tomás Sansón Corbo Trabajo de estudiante de grado

El género álbum como propaganda nacionalista en los centenarios independentistas de Paraguay (1911) y Uruguay (1910)

Emiliano Gambetta Sacías C.I.: 4.501.913-1 [email protected]

ÍNDICE1

1 INTRODUCCIÓN

2 BREVE NOTA SOBRE EL CONTEXTO HISTÓRICO

3 COMENTARIO DE LOS CONTEXTOS HISTORIOGRÁFICOS

4 EL GÉNERO ÁLBUM

5 ANÁLISIS COMPARADO DE LOS DOS ÁLBUMES

5.1 CONSIDERACIONES SOBRE LA PRODUCCIÓN DE LOS ÁLBUMES 5.1.1 Contemplar para escribir 5.1.2 Tiempos de elaboración 5.1.3 Destinatario o destino 5.2 COINCIDENCIAS VERSATILES Y DIFERENCIAS DEFINITIVAS 5.2.1 El Paraguay gráfico y el Uruguay a través de un siglo 5.2.2 Sus versiones histórico-nacionales 5.2.3 Sus Estados

COMENTARIOS FINALES

LISTA DE REFERENCIAS

1 Para esta versión digital del trabajo se han suprimido los números de página.

“And now I'm half a world away Telling myself going back there one day Hopefully soon (…) Going one day Going to stay.” Duncan Reid and The Big Heads, “Montevideo” (2012)

“And I dreamed about gettin' away To a new life Where there's not so much fucking knowledge (…) I wanna go to Paraguay Live in a compound under the trees With servants and bodyguards who love me (…).” Iggy Pop, “Paraguay” (2016)

1 INTRODUCCIÓN

Con motivo de la celebración de los centenarios independentistas en Paraguay y Uruguay fueron editados álbumes de tipo conmemorativo. Tanto un libro como el otro pueden ser definidos como un intento de posicionamiento propio de cada Estado frente al orden mundial. La presentación, análisis y contacto de los distintos tipos de datos que son expuestos pretenden comunicar

“verdades

exhaustivas”,

una

visión

distintiva,

integral

y

contemporánea de cada país. Así, ambos álbumes sudamericanos no sólo podrían influir como medio de formación para cada imaginario colectivo sino también como una potencial influencia o interferencia en cuanto a información circulante a nivel extra nacional. Uno de estos álbumes es “El Uruguay a través de un siglo” (1910) de Carlos Maeso, editado en Montevideo. El otro es “Álbum Gráfico de Paraguay” (1912) dirigido por Arsenio López Decoud e impreso en Buenos Aires. A través de un gran caudal de imágenes y un significativo volumen de texto, las publicaciones enseñan aspectos políticos, rasgos geográfico-climáticos, económico-industriales,

técnico-arquitectónicos,

público-administrativos

y

tendencias culturales. En mayor o menor medida por medio de la articulación del conjunto de estas características nacionales la viabilidad general e identidad de cada país encuentra su justificación como una unidad ideal.

Durante la instancia prospectiva de este estudio surgieron dudas que en gran parte exigieron ahondar en la reflexión y pertinencia de un trabajo que involucrara propaganda e historiografía. El hecho de que las dos fuentes centrales sean “álbumes” conllevó un problema particular en el sentido de poder entender y contextualizar la utilización, más que la aparición, de este rótulo. Desde el principio y a través de una ojeada comparativa, los dos índices de los libros se presentaban similares, como una “coincidencia”. Sin embargo, durante el estudio esa “simple” casualidad comenzó a configurarse como “consecuencia”: la construcción de índices temáticos semejantes como un hecho insertó en un proceso de complejización propagandística internacional, al menos en Occidente, con sus propios estándares y criterios, su propia lógica y dinámica de circulación. La elección del período temporal que estudio se fundamenta en base a dos razones. La primera y más importante es de marco “festivo” de las conmemoraciones de los Centenarios de las revoluciones de la Independencia promovidos desde los gobiernos y las elites locales. Dicha instancia puede ser concebida

como

un

momento

de

reflexión,

de

(re)construcción

y

(re)publicitación de ideas respecto a un imaginario nacionalista ya no sólo funcional a la construcción de una visión de ciudadanía local sino también potencialmente eficiente dentro la vidriera internacional para atraer inversión e inmigración. La segunda razón responde a la proximidad del período con el comienzo de la Gran Guerra. Es a partir de este conflicto bélico que se produce un quiebre en el proceso de elaboración de mensajes unilaterales, pasando de una producción mayormente intuitiva a una progresiva construcción científica de los mismos. Por ende, la elaboración propagandística que significan estos dos álbumes se encontraría dentro de un gran cúmulo de información apologética nacionalista generada en gran parte por los gobiernos de al menos el Cono Sur en el vestíbulo de la cientifización propagandística internacional. Este trabajo tiene como objetivo explorar si existe algún tipo de vínculo entre las versiones nacionales de cada publicación conmemorativa y las estrategias propagandísticas propias del género que las une, conocido como “álbum”. Para ello y ya en un nivel más concreto, intento señalar si existen elementos en el par de publicaciones que responden a un legado del género

álbum o si tienen algún elemento “original”. Respecto a este último término, lo entiendo como la novedad o ruptura de las líneas temáticas desarrolladas hasta ese entonces en el género álbum. En paralelo, pretendo detectar si existe o no algún tipo de correspondencia entre las estrategas discursivas y tópicos generales presentados en las dos fuentes mencionadas. Dentro de los objetivos específicos procuro reflexionar sobre si estos álbumes mantenían algún vínculo, y si era así, de qué tipo, con la historiografía. Más que nada, por el hecho de que los dos contienen descripciones y versiones histórico-nacionales. ¿Por qué se incluyen estas?, ¿qué relación tienen las mismas con el grado de desarrollo de los respectivos campos historiográficos de cada país?, ¿quiénes fueron los encargados de escribirlas y qué vínculo mantenían estos con la Historia?, ¿utilizaron o incluyeron fuentes para la construcción de dichos relatos?, ¿cuáles y de qué tipo?, ¿en qué medida se prescindió de o se recurrió a la Historia en cada caso?, ¿puede pensarse a la Historia como una de las muchas herramientas propagandísticas de este tipo de publicaciones llamadas “álbum”? Todas estas interrogantes han florecido antes y durante el presente estudio. Las presentes páginas no son más que un intento por responderlas. En la primera parte de este informe trato brevemente el contexto político en el cual estos dos libros fueron editados, siguiendo con un comentario de los contextos historiográficos propios a cada país. A continuación, brindo una aproximación al rótulo “álbum”, con la intención de singularizar a este tipo de publicación respecto de otras. Luego desarrollo el cuerpo central del trabajo a través del ejercicio comparativo de las dos fuentes, para pasar como cierre a “Comentarios finales”.

2 BREVE NOTA SOBRE EL CONTEXTO HISTÓRICO

El álbum uruguayo se encuentra en un periodo caracterizado comúnmente como una reformulación teórica y práctica del modelo de país, cuyo impulso y notoria erosión puede comprenderse entre finales del siglo XIX y mitad de la segunda década del siglo XX respectivamente. La crisis económica y financiera de 1890 exigió repensar la viabilidad nacional. Hasta ese entonces se puede decir que la actividad económica se había caracterizado por la ampliación del comercio exterior con predominio de las importaciones y el auge de la especulación. En esta última década de siglo, algunos sectores de la burguesía realizaron propuestas políticas “progresistas” que pretendían ampliar el alcance de la base productiva del Uruguay, a la vez que promocionar su industria nacional. Estos proyectos y esfuerzos redundaban en una “búsqueda de caminos más diversificados de inserción del Uruguay en el mundo capitalista”2. A partir de la acordada Paz de Aceguá, el primer gobierno de José Batlle y Ordoñez pudo contar con un concentrado y estable poder político que continuaría en los dos períodos gubernamentales siguientes. El período de guerras civiles y lucha electoral parecía haber quedado atrás a medida que se desplegaba una amplia reformulación liberal del sistema político uruguayo. La extensión de este cambio comprendía una ascendente participación de la ciudadanía en convocatorias a elección (potenciada por la habilitación del voto universal masculino). Aparte de ello, la actividad del movimiento sindical pudo sortear con éxito diferentes tipos de conflictos propios de sucesivas y dinámicas coyunturas, lo cual le otorgó cierto prestigio y brindó un carácter popular ajeno a la mecánica y ejercicios partidarios. 2 FREGA, Ana. Historia del Uruguay en el siglo XX: (1890-2005). Montevideo: Ediciones de la Banda Oriental, 2008, p. 20. Asimismo, según Rodríguez Villamil esta década presentó una serie de variantes en las mentalidades que “frente a los rasgos como el “progresismo”, el espíritu de empresa o el industrialismo” se exaltaron otros: “no sólo el hombre de empresa sino también el especulador afortunado se vio rodeado de una aureola de prestigio, apareció el gusto por el lujo y la ostentación, se elevó el nivel de vida, se adoptaron costumbres y formas de sociabilidad, modas y refinamientos de origen europeo.” RODRÍGUEZ VILLAMIL, Silvia. Las mentalidades dominantes en Montevideo (1850-1900). Montevideo: Banda Oriental, 2008, p. 17.

A modo esquemático, las estrategias de desarrollo del batllismo se concentraron en torno a la diversificación y modernización de la estructura productiva, la nacionalización de la economía y la expansión estatal (profundizando un anterior proceso secularizador) como así también a la redistribución de ingreso. Las ideas de “bienestar” y “universalidad” pueden ser consideradas como “pilares” que pretendieron ser transversales al proceso y que se tradujeron principalmente en mecanismos de integración política (legislación) y económica (como el aumento del poder adquisitivo), o en la concreción de obras públicas destinadas al mejoramiento de las condiciones de vida de la población (hospitales, casas para obreros, saneamiento, redes viales) las cuales también contemplaban el goce y esparcimiento. Al referirse a este periodo, precisamente Da Cunha dice que el “[u]rbanismo y cuestión social encastraban en la ideología reformista.”3 El papel en el escenario diplomático internacional del batllismo también habría acarreado consecuencias positivas para el país. El país se habría introducido en ámbitos de discusión en que hasta ese entonces no se había desenvuelto. Al respecto, Turcatti comenta que “[l]a voz de los representantes uruguayos se hizo sentir, incluso en Europa, en momentos en que las naciones latinoamericanas eran admitidas en los cenáculos antes herméticos de las potencias del Viejo Mundo.”4 La imagen tanto interior como exterior del Uruguay gozaba en gran medida de una buena reputación producto de las diversas reformas proyectadas desde finales del siglo XIX, pero concretadas y potenciadas durante el período batllista. Aun así, esta imagen debía ser comunicada o analizada con el fin de ratificar o cuestionar una pretendida y reciente viabilidad nacional. Los gobiernos de turno y agentes extranjeros se pronunciarían mediante propaganda con el fin de afianzarse dentro del funcionamiento del mercado internacional, buscando aumentar sus respectivos beneficios económicos. La calidad de la información que se pudiera producir, los medios, recursos y 3 DA CUNHA, Nelly. Montevideo ciudad balnearia (1900-1950): El municipio y el fomento del turismo. Montevideo: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2010, p. 71. 4 TURCATTI, Dante. El equilibrio difícil. La política internacional del Batllismo. Montevideo: Arca/CLAEH, 1981, p. 89.

tiempos para editarla y la amplitud y diversidad de los círculos en donde divulgarla tendría un papel considerable a la hora de atraer, distraer u omitir los flujos de capital y población.

La República del Paraguay de principios del siglo XX encontraba al proyecto socioeconómico nacional impuesto tras la guerra de la Triple Alianza en crisis y una realidad política que se caracterizaba por reiterados episodios sangrientos y un insistente desorden en la esfera pública. El modelo económico de postguerra se basaba principalmente en dos pilares que fueron la inmigración europea y la promoción de inversiones extranjeras. El primero perseguía explícitamente un objetivo de repoblación que fuese económicamente productivo en el corto plazo, mientras que el segundo constaba de la búsqueda dirigida tanto a la compra como a la explotación de tierras nacionales. Sin embargo, ambos no lograrían sostenerse a lo largo del tiempo, no al menos de forma significativa, constante y simultánea. Las grietas de este modelo ya se hacían presentes en la década sucesiva al término del episodio bélico. Ello se debió principalmente a la nula diversificación de los productos “clásicos” y poco rentables del país: yerba mate y tabaco. Brezzo señala que “…la principal –o única- fuente de ingresos del Estado se derivaba de los impuestos al comercio exterior”5. En la década de 1880 se promovieron un número de leyes que buscaban iniciar una venta masiva de las tierras yerbales, las cuales fueron

5 BREZZO, Liliana. Estudio Crítico, en: Ricardo Scavone Yegros y Sebastián Scavone Yegros, Cecilio Báez - Juan E. O‘Leary. Polémica sobre la Historia del Paraguay, Asunción: Tiempo de Historia, 2011, p. 14. Asimismo, es por demás pertinente incluir la idea del “nuevo pacto colonial” transversal al trabajo de Halperin Donghi para concebir a la realidad económica paraguaya de ese entonces. Al respecto del pacto, el autor lo comenta como “[un] proceso que llena la etapa iberoamericana comenzada a mediados del siglo XIX (…). Ese nuevo pacto transforma a Latinoamérica en productora de materias primas para los centros de la nueva economía industrial, a la vez que de artículos de consumo alimentario en las áreas metropolitanas; la hace consumidora de la producción industrial de esas áreas, e insinúa al respecto una transformación, vinculada en parte con la de la estructura productiva metropolitana: no son ya los artículos de consumo perecedero (textiles, seguidos de lejos por los de menaje doméstico) los absolutamente dominantes: las inversiones aseguran un flujo variable de bienes de capital, productos de la renovada metalurgia, y también uno más constante de combustibles (…) y de repuestos y otros productos complementarios..” HALPERIN DONGHI, Tulio. Historia contemporánea de América Latina. Madrid: Alianza, 2008, p. 216. Destacado propio.

compradas en menor medida por algunos políticos y empresarios paraguayos pero en su mayoría por extranjeros, varios de ellos de origen argentino. No obstante, debido al carácter especulativo de las inversiones y las repercusiones de la crisis financiera rioplatense surgida por ese entonces, las tierras vieron disminuido su valor, afectando el saneamiento de algunos bancos locales. Asimismo, aún el país padecía una pronunciada falta de medios de comunicación y de transporte que se sumaba a la carencia de mano de obra calificada, al menos formada en suelo local. Estas continuidades u obstáculos no vencidos constituían en gran parte una imagen contraproducente respecto del Paraguay en el terreno de la competencia regional por captar y lograr inversiones efectivamente productivas para el país, en gran medida por no poder sobreponerse a lo que se entendía como una asumida “desconfianza” -generada a lo largo de los años- del potencial inversor por parte de los sectores dirigentes. El escenario político electoral del país no ayudaba a comunicar una idea “positiva” en cuanto al civismo paraguayo, más que nada debido al tono y modos de discusión y negociación política. Entre lo más característico de principios del siglo XX se encontraban las luchas internas pronunciadas en el Partido Colorado que evidenciaban un quiebre: por un lado el sector de Bernardino Caballero, quien sostenía una postura tradicional y por el otro el de Juan Bautista Egusquiza, quien manejaba una apertura incluyente del opositor Partido Nacional6. Asimismo, la década de 1910 acarreó una progresiva tensión entre el gobierno paraguayo y el argentino debido a la presión ejercida desde los dueños de las fábricas establecidas en el Alto Paraguay. Más que nada, estas involucraban a la producción de tanino. Para 1908 el número de reclamos era significativo y se unía también a incidentes protagonizados por la estación 6 “En el año 1887 se fundaron los dos partidos políticos tradicionales paraguayos, la asociación Nacional Republicana o Partido Colorado y el Partido Liberal. Si bien ambos partidos tomaron la bandera del liberalismo, se puede aceptar que el coloradismo nació como expresión del nacionalismo de posguerra, ya que se proclamó heredero de la lucha de Francisco Solano López y expresión de una reacción a las tropas de la ocupación en guerra de la Triple Alianza. La vertiente militar del partido Colorado estaba integrada por todos los militares que acompañaron a López en la guerra contra la Triple Alianza. BREZZO, Liliana, “La historiografía paraguaya: del aislamiento a la superación de la mediterraneidad”, en Diálogos, DHI/UEM, v. 7, 2003, p. 165.

naval argentina en Asunción y el titular de la legación, Gabriel Martínez Campos, con la Cancillería paraguaya. Las fricciones entre ambos gobiernos alcanzaron el punto de la ruptura momentánea de relaciones diplomáticas. Ya la política interna de Paraguay se veía explícitamente afectada por su internacionalización dado que tanto en la búsqueda por consolidar como así también por desestabilizar el poder público injerían intereses de argentinos, que más que intenciones golpistas intentaban afectar el cálculo y estrategia de la élite local. Por ejemplo, durante todo el mes de enero de 1912 una desde Argentina se promovió una campaña periodística señalando a la administración de Rojas (presidente entre junio de 1911 y febrero del siguiente año) y a su movimiento revolucionario como los responsables de afectar los intereses de argentinos en el Paraguay. Hasta 1912 ningún presidente civil en el Paraguay terminó su mandato dentro de los términos constitucionales y el período comprendido entre 1908 y 1912 fue a tal punto extremo que se sucedieron siete presidentes como producto de los múltiples enfrentamientos armados de los sectores del partido Liberal, en los que intervinieron también facciones del partido Colorado. En estas condiciones el país debía encaminar, enfrentar o inmiscuirse en los preparativos para la celebración de su Centenario.

3 COMENTARIO DE LOS CONTEXTOS HISTORIOGRÁFICOS

Tal como mencioné al final de la Introducción, el cuerpo central de este trabajo se centra en el cotejo entre El Uruguay a través de un siglo y el Álbum Gráfico de Paraguay7. Para seguir y nutrir esta línea comparativa hallo conveniente remitirme a algunos rasgos de los contextos historiográficos de esos dos países a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, más que nada para poder pensar si los autores de los álbumes se acercaron o se sirvieron –si es que lo hicieron- de los “avances” alcanzados por la disciplina histórica a nivel nacional para confeccionar al menos una parte del “artefacto” propagandístico.

Paraguay La conformación de un campo8 intelectual propio y autónomo en Paraguay se vio trastocada producto del aislamiento durante el período de José Gaspar de Francia y su larga historia de exilios políticos. 9 Luego de la guerra de la Triple Alianza una pequeña elite cultural empezó a formarse en paralelo con la paulatina reconstrucción del Estado paraguayo. Así, se efectuó “la instalación del Colegio Nacional de Asunción (1876), la aparición de las actividades culturales con la apertura del Ateneo Paraguayo (1883) reemplazado luego por el Instituto Paraguayo (1895), la reapertura de la Biblioteca Nacional (1887) y la cursada regular en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional (1889).”10 El mencionado Instituto Paraguayo fue en un principio un espacio “cultural” donde se promovía el estudio de la música y el desarrollo de la literatura, la enseñanza de idiomas y el aliento al ejercicio físico. A pesar de 7 En algunas trabajos se lo puede encontrar como “Álbum Gráfico de la República del Paraguay: 100 años de vida independiente 1811-1911”. Opté por tomar la opción más corta. 8 En el sentido desarrollado por Bourdieu en BOURDIEU, Pierre. Intelectuales, política y poder. Buenos Aires: Eudeba, 2007. 9 SOLER, Lorena. ¿El mito de la isla? Acerca de la construcción del desconocimiento y la excepcionalidad de la historia política del Paraguay. Papeles de trabajo. Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de General San Martin. Año 3, Nº 6, Buenos Aires, 2010, p. 3. 10 Ibíd., p. 8.

ello, al poco tiempo de fundado las cuestiones referentes al pasado comenzaron a ganar lugar, manifestándose el interés general del Instituto en sus conferencias, discursos y otras actividades. Ya para 1896 el Instituto Paraguayo emitía una revista titulada “Historia, Ciencias, Letras”, manifestación de que los socios asumían la función de “no sólo guías en el camino hacia el progreso material y moral de lao sociedad paraguaya, sino también de intérpretes de su pasado.”11 Dentro del proceso de erguimiento institucional (post guerra de la Triple Alianza) del que formó parte el

Instituto Paraguayo se sitúa un “impulso”

historiográfico nacional caracterizado por la obra de cuatro tomos de Blas Garay -Compendio Elemental de la Historia del Paraguay; Breve resumen de la historia del Paraguay, La independencia del Paraguay y El comunismo de las misiones de la Campaña de Jesús- y una de las dos fuentes principales de este trabajo, “Álbum Gráfico de la República del Paraguay: 100 años de vida independiente 1811-1911.” Brezzo sostiene que estos estudios “serían los primeros intentos de un grupo de intelectuales de mostrar una bibliografía nacional y producir una visión orgánica de la nación paraguaya ofrecida por primera vez por cronistas no coloniales.”12 Cabe destacar que en este clima de época se produjo el encendido debate epistolar entre Cecilio Báez y Juan E. O’Leary. Mediante esta disputa diarial13 el par de intelectuales en cuestión habrían iniciado “dos tendencias temáticas ideológicas predominantes en la narrativa paraguaya durante lo que depararía el siglo XX. Una conservadora idealizante, especialmente en las primeras décadas, y otra de tipo crítico realista. En ese recorrido se puede encontrar un desplazamiento que se inicia con el rescate de un pueblo heroico, autóctono, nativo, único, superior (inclusive gracias a las propiedades de la raza mestiza frente a los criollos porteños), para finalizar en una heroificación y apología de los gobernantes fuertes, especialmente de Francisco Solano López.”14 11 BREZZO, Liliana. “En el mundo de Ariadna y Penélope: hilos, tejidos, y urdimbre del nacimiento de la Historia en el Paraguay.” En SCAVONE YEGROS, RICARDO y SCAVONE YEGROS, SEBASTIÁN, Cecilio Báez- Juan E. O‘Leary. Polémica sobre la Historia del Paraguay. Asunción: Tiempo de Historia, 2001. pp. 22. 12 BREZZO, Liliana. El Centenario en Paraguay: historiografía y responsabilidades nacionalistas (1897-1912). Anuario del CEH, Nº 4, Año 4, 2004. 13 Si bien el trabajo se centra en la “clásica” polémica historiográfica argentina, tomo el término de MADERO, Luis Eduardo. El origen de la Historia. Sobre el debate entre Vicente Fidel López y Bartolomé Mitre. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2001. 14 SOLER, Lorena. Op. cit., p.9. El destacado en cursiva es de la autora, destacado en bolt es propio.

Tanto la lectura “conservadora idealizante” como así también la “crítico realista”, ambas de motivación nacionalista, aislaron a la historiografía paraguaya a la vez que la condenaron a planteamientos simplistas. Báez era una personalidad referente dentro del partido colorado a la vez que O’Leary era un joven militante del partido liberal. Aun así ambos se sitúan dentro del movimiento intelectual conocido como “los Novecentistas”:15 El hecho de que las palabras de éstos dos contrincantes sean enunciadas

explícitamente

desde

“veredas

recientes”,

políticamente

adversarias, y no estrictamente desde un ámbito académico, encuadra dentro de lo que Brezzo comenta como “…la crisis del modelo socioeconómico impuesto en la posguerra, (…) la agonía del régimen y de los debates sobre las relaciones entre Estado y sociedad”16 propia de esa coyuntura. Autores de forma singular lograron dejar su huella en ambos historiadores paraguayos. En el caso de Báez se advierte claramente la de Guizot, de quien se nutre para explicar en clave de “progreso” (o mejor dicho “retroceso”) a la historia de Paraguay. En menor medida se señalan otros autores pero ya más vinculados con la disciplina histórica, tales como Michelet o Tucídides, Lamartine, Estrada, Gérvinus. Si se toman en cuenta las consideraciones de su contrincante, también se encontraría la presencia (excesiva según O’Leary) de Izoulet en Báez. Por otro lado, el fuerte tinte nacionalista del discurso de O’Leary, principalmente basado en un episodio bélico reciente y ocurrido en su mayor parte en suelo local, hacen que su discurso no permita vislumbrar (quizá para brindar mayor fortaleza a la coraza nacional de su postura) tan claramente influencias teóricas europeas. Aún así, existen ejemplos de cómo el relato de éste historiador parecería articularse por medio de un esquema positivista, en pasajes tales como “[l]a tiranía es un momento, en la historia de los pueblos. El despotismo un paso en la evolución

15 “…Novecentismo, el movimiento intelectual que floreció hacia finales del siglo XIX en Asunción y cuyo grupo primigenio lo constituyeron Cecilio Báez, Blas Manuel Garay, Fulgencio Moreno, Manuel Gondra, Ignacio A. Pane, Juan O’Leary y José de la Cruz Ayala. BREZZO, “La historiografía paraguaya: del aislamiento a la superación de la mediterraneidad”, en Diálogos, DHI/UEM, v. 7, 2003, p. 164-165. 16 BREZZO, Liliana. “En el mundo de Ariadna y Penélope….” Op. cit., p. 13.

de la humanidad.”17 A pesar de las diferentes posturas con su contendor, se utilizaría una misma concepción. Además, se puede decir con certeza que ambos polemistas promueven sus versiones con un fin pedagógico, pretendiendo una toma o adaptación de conciencia de la identidad paraguaya, ya sea para su “cambio” (Báez) 18 o su “afianzamiento” (O’Leary). 19 Ni Báez ni O’Leary son tratados como participantes de corrientes separadas delimitadas por distintas concepciones históricas. La influencia europea e incluso la correspondiente influencia rioplatense hibridada no alcanzaron a la elite intelectual de Paraguay como para quizá generar una separación del tipo tajante “erudita”/“filosofante”. No obstante, autores de forma singular lograron dejar su huella en ambos historiadores. En el caso de Báez se advierte claramente la de Guizot, de quien se nutre para explicar en clave de “progreso” (o mejor dicho “retroceso”) a la historia de Paraguay. En menor medida se señalan otros autores pero ya más vinculados con la disciplina histórica, tales como Michelet o Tucídides, Lamartine, Estrada, Gérvinus. Si se toman en cuenta las consideraciones de su contrincante, también se encontraría la presencia (excesiva según las críticas de su oponente O’Leary) de Izoulet en Báez. La inclinación hacia la búsqueda de documentación o el trabajo en archivo es prácticamente nulo, o al menos no se publicita, durante el lapso que ambos historiadores entablaron su debate historiográfico. El silencio definitivo de Báez fue librando progresivamente de escollos a la versión de O’Leary para que pueda ser difundida y echara raíces en la historiografía paraguaya. De hecho, sus escritos son considerados –incluso

17 SCAVONE YEGROS, RICARDO y SCAVONE YEGROS, SEBASTIÁN, Op. cit., pp. 251. 18 “…el Paraguay necesita crear otras glorias, y ante todo, necesita asegurar su existencia y descifrar su porvenir.” Ibíd. p. 81. Destacado propio. 19 “…para que el pueblo vea, en toda su desnudez, la miseria moral del escritor que se mofa de sus nobles esfuerzos y escarnece sus sacrificios y trata de desvanecer el eterno lampo de su inmensa gloria, vamos a seguir todavía, presentando nuevos argumentos para que al fin de esta campaña la verdad histórica, triunfando definitivamente, se afiance en la conciencia nacional, poniéndose a cubierto, para siempre, de las irrupciones de los bárbaros del interior, de los que, a cada momento, amenazan ahogarnos bajo el peso de sus pasiones desbordadas.” Ibíd. p. 486. Destacado propio.

hoy- como “verdaderos bordados que constituyeron la urdimbre de la memoria histórica paraguaya, una trama tan fuerte como impenetrable…”.20

Uruguay Entre 1882 y 1884 se suscitó también en Uruguay una polémica de carácter historiográfico que fue motivo de amplia repercusión dentro del país, rebasando los límites de los círculos intelectuales para alcanzar la esfera político-social mediante su difusión, a través de la prensa y el libro.21 Por un lado se encontraba Francisco Berra, de origen argentino, quien mantuvo un rol sostenido y decisivo en la elaboración de manuales escolares de la época. Por el otro se hallaba Carlos María Ramírez, periodista, ensayista, narrador y político uruguayo –a pesar de haber nacido en Brasil-. El primero formaba parte de la fila de los disidentes, quienes proponían un discurso integrador de la vida de los pueblos argentinos y uruguayos, mientras que el segundo era parte del movimiento de reivindicación nacional, caracterizado por defender una tesis independentista clásica presente en la época. Esta disputa historiográfica se centró en la figura de Artigas. Sansón señala que “entre las décadas de 1860 y 1870 hubo un cambio epistémico en referencia a la concepción sobre el personaje. Había predominado hasta entonces la visión de los historiadores unitarios argentinos. Su influencia caló profundamente en Uruguay.”

22

Justamente, los “jóvenes principistas” –grupo

que integraba Carlos María Ramírez- variaron esa visión. Siguiendo al citado autor, esta polémica historiográfica habría dejado un 20 BREZZO, Liliana. “En el mundo de Ariadna y Penélope….” Op. cit., p. 65. 21 La apertura de la polémica uruguaya se origina exclusivamente bajo la forma del libro, correspondiendo a una publicación en 1882 por parte de Ramírez (Juicio Crítico del Bosquejo Histórico de la República Oriental del Uruguay por el Dr. Francisco A. Berra), continuando en el mismo año con una réplica de Berra (Estudios históricos acerca de la República Oriental del Uruguay. Defensa documentada del “Bosquejo histórico”, contra el “Juicio Crítico” que le ha dedicado el Doctor Don Carlos María Ramírez). Posteriormente entre los meses de setiembre y noviembre de 1884, se lleva a cabo una suerte de “continuación” de la discusión pero en el ámbito de la prensa a nivel internacional. En esta oportunidad, Ramírez enuncia su postura desde las columnas de La Razón. En el lado opuesto, el nombre de Berra es vinculado al menos de forma parcial en la redacción del Sud América. A pesar de que el autor demuestra que no era su intención original, el punto final del debate se conforma por medio de la recopilación de los artículos intercambiados en esta discusión mediática y la publicación por parte de Ramírez en diciembre de ese mismo año (Artigas). 22 SANSÓN, Tomás. Historiografía y nación: una polémica entre Francisco Berra y Carlos María Ramírez. Anuario del Instituto de Historia Argentina. 2006, p. 3.

“…un conjunto de enseñanzas fundamentales en dos sentidos: por un lado, en cuanto a la definición de los contenidos fundantes y fundamentales del sociolecto encrático que, en su dimensión nacionalista, dominaría posteriormente en forma de historia oficial constituyendo la tesis independentista clásica; por otro, en el ámbito específicamente metodológico, contribuyeron a consolidar la historia como disciplina autónoma, con un conjunto de procedimientos que garantizaban su rigor en la búsqueda de la verdad.”23

En el despuntar del siglo XX predominaba en el campo historiográfico uruguayo lo que Zubillaga nombra como el “hombre de letras (el polígrafo), vinculado a los privilegios sociales del momento, por lo general comprometido con alguno de los partidos tradicionales (o con esa propuesta políticamente vagarosa que fue el constitucionalismo).”24 Siguiendo al mencionado autor, la figura de este “paleohistoriador” se habría caracterizado por “desarrollar su labor de manera individual, aislado de sus pares (con los que eventualmente compartía el producto de aquélla una vez que ya estaba formalizada en libro, folleto o artículo periodístico), porque no esperaba entablar con nadie un diálogo sobre criterios metodológicos o técnicos” debido a que su tarea en sí era la de “ofrecer un producto elaborado, sobre un tema que le “pertenecía”; de allí los celos que despertaba cualquier “intromisión” de otro autor en el coto vedado de sus intereses.”25 Ya para diciembre de 1903, un grupo de intelectuales presentó de manera formal un proyecto de estatutos para la fundación del Instituto Histórico-Geográfico ante el Ministerio de Fomento, acompañado también de un proyecto de ley. En este último, se solicitaba el apoyo oficial concretar dicho proyecto a la vez que “se señalaba que la Comisión provisional seguía “un glorioso antecedente que se remonta[ba] a 1843”, pero advirtiéndose en el cuerpo de la propuesta, el carácter nuevo de la iniciativa. El criterio orientador de los proponentes estribaba en obtener un amplio amparo gubernamental...” 26

23 Ibíd., p. 21. 24 ZUBILLAGA, Carlos. Historia e historiadores en el Uruguay del Siglo XX: entre la profesión y la militancia. Montevideo: Librería FHCE, 2002. p. 147. 25 Ibíd. 26 Integrada por Angel Floro Costa, Luis Melian Lafinur, Melitón González, Carlos María de Pena, Eduardo Acebedo, Joaquín de Salterain, José Salgado, Daniel Granada y Benjamín Fernández y Medina. En Ibíd, pp. 87-88.

Considero que existen al menos dos factores que lograrían explicar las distintas “etapas” en que parecerían encontrarse los campos de Uruguay y Paraguay. El primero consta de la separación coyuntural entre los contextos de producción de conocimiento histórico gestados en Europa y los de cada uno de los países. El segundo son las distintas formas y niveles de asimilación de ese conocimiento como así también su correspondiente adaptación y aplicación.27 Estos dos puntos mencionados pueden ser considerados como la causa principal de que el desarrollo de la disciplina histórica tenga un carácter típico y original en cada país. Si bien no se pretende establecer “etapas” de desarrollo entre los dos países, una cosa es segura: el contexto historiográfico paraguayo se encontraba “atrasado” respecto del rioplatense durante y posteriormente a la polémica entre Báez y O’Leary. En estos términos, el vestíbulo inmediato del contexto “intelectual” en que los álbumes propagandísticos se concibieron era distinto, guardando diferentes objetivos y urgencias, distintas relaciones y grado de independencia del saber histórico en cuanto distancia con el poder público estatal y los intereses que cada gobierno sostenía por aquel entonces. Cada operación propagandística podía servirse de dogmas nacionalistas que eran aceptadas dentro de cada campo historiográfico e incluso por la 27 Si bien las siguientes dos citas refieren en concreto a la historiografía argentina, considero valioso incluirlas dado que abordan también el género polémica de Bartolomé Mitre y Vicente F. López, caso “paradigmático” en la región y en la época. Rivas brinda un claro ejemplo al respecto que a la vez involucra una de las polémicas: “…la influencia de la historiografía europea tenía sus matices, tales como algunos casos en que el influjo conceptual no iba acompañado necesariamente del metodológico ni de una correspondencia total entre percepciones europeas y latinoamericanas. Así por ejemplo, Henry Martin y Julio Michelet, dos historiadores asociados a la idea de un nacionalismo de raíz política engendrado en la admiración a la Revolución Francesa, tuvieron influjo sobre historiadores latinoamericanos que a la vez admiraban sin recelo las visiones posteriores más moderadas de Hipólito Taine y Foustel de Coulanges. El caso de la autoridad de Taine sobre muchos historiadores latinoamericanos es comprobable en varios casos, aun cuando no participaran de la misma tradición historiográfica como ha demostrado Fernando Devoto al analizar el conocido debate entre Mitre y López. Ambos recurrían a Taine para fundamentar argumentos opuestos, a la vez que tanto uno como el otro tenían escasa afinidad desde el punto de vista estrictamente historiográfico con el prestigio historiador francés, que sí tendrían otros historiadores argentinos que como ellos, reflexionaban desde la perspectiva de la clase dominante.” En RIVAS, Ricardo A. Historiadores del siglo XIX y la Historia de América. Estudios investigaciones. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Universidad Nacional de La Plata. Nº26, 1995, pp. 38-39. También al respecto de la historiografía argentina, Carbia menciona: “Puede anticiparse (…) que nuestra historiografía, si bien ha sido influenciada por el pensamiento europeo contemporáneo a cada época, no ha sufrido sino en forma esporádica el impulso director de las grandes corrientes ideológicas del viejo mundo.” CARBIA, Rómulo D. Historia de la Historiografía Argentina. Vol. I. Buenos Aires: Coni, 1925, p. 28.

opinión pública nacional para promocionar a cada país en el exterior. Las razones que llevaron a los autores a prescindir o ahondar en ello pueden revelar, primero, la advertencia de una imagen de país que no exclusivamente había sido producida por ellos ni durante su contemporaneidad, sino por un “otro” al que había que seducir, y segundo, la funcionalidad política que se le concebía o reconocía a la disciplina histórica en Paraguay y Uruguay a la hora de devolver una imagen mejor calibrada de los países que pretendían “celebrar”.

4 EL GÉNERO ÁLBUM

A inicios del siglo XX, el género álbum es una recopilación de características de géneros literarios anteriores, tanto en formato como en contenido. La literatura de viajes (y sus subgéneros) es el antecedente más explícito del género álbum28. La razón de esta supuesto reside en el punto de vista metodológico propuesto en el trabajo de Mary Louise Pratt bajo el nombre de Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación. Aquí la autora propone una interpretación de las modificaciones de la escritura de los libros de viajeros a través de determinadas transiciones históricas importantes. Al detenerme en el

análisis de las fuentes trabajadas por la antropóloga

canadiense, he constatado reiteradas semejanzas narrativas en cuanto el contenido presentado en el álbum que aquí estudio. Incluso la inserción de relatos de viajeros como forma de complementar la veracidad de las descripciones geográfico-climáticas. En relación pero en menor medida, también me sirvo del trabajo de Eric G. E. Zuelow titulado A history of modern tourism donde el autor “argues that the tourism industry and experiences enjoyed by tourist were both shaped by and helped to create the modern world” situando el comienzo de lo que él entiende por “modern tourism” en el Grand Tour de mediados del siglo XVI y la consecuente literatura de viajes que se fue produciendo a partir de ese entonces. El investigador estadounidense coincide con Pratt en cuanto el período de auge de la literatura de viajes: “Perhaps most of all, the Grand Tour generated a body of literature describing travel adventures. These accounts did not disappear from the public consciousness. Yet the wave of new texts reflected the reality that something had changed. By the 1820s [there was] a new way of looking at the world, developing from the least the middle of the eighteenth century”.29

Las comunicaciones y diarios de viajeros del Grand Tour de mediados del siglo XVI así como los libros que comenzaron a editarse durante la primera

28 PRATT, Mary Louise. Ojos imperiales. Literatura de viajes y transculturación. FCE: Buenos Aires, 2010. 29 ZUELOW, Eric G. E. A history of modern tourism. China: Palgrave, 2015, p. 29.

mitad del siglo XVIII, despertaron interés y curiosidad en ciertos públicos lectores europeos, ávidos por obtener noticias, información y conocimiento sobre lugares, regiones o países distantes y “exóticos”. A su vez, con la extensión de rutas terrestres entre diferentes ciudades del continente europeo, se facilitó el desplazamiento de personas y se fue forjando un mercado turístico que cada vez necesitaba mayor especificidad de información para los visitantes, tales como cotización y equivalencia de monedas, lista de alojamientos y condiciones, lugares de esparcimiento, etc. Para el siglo XIX, las guías turísticas se configuraron como un tipo de publicación que suministraba detalles funcionales para la inversión económica y para el asentamiento momentáneo de personas30. A partir de la década de 1840 una rama del mercado fotográfico europeo se volcó a los registros de “landmarks” o lugares distantes de ambos hemisferios31. Los avances técnicos en la impresión dotaron de mayor “veracidad”

u

“objetividad”

a

las

descripciones

de

los

lugares,

y

complementaron, o mejor dicho “optimizaron”, el intercambio de información entre diferentes países. Al recorrer este tipo de obras se pueden apreciar los avances tecnológicos que fueron moldeando la estética de los álbumes. Esto incluye: formas y tipos de viñetas que abrazan al cuerpo de texto, inscripciones ornamentales muy detalladas (especialmente en los títulos), y la utilización de tintas “lujosas” o el empleo del color en los grabados. A partir de la segunda mitad el siglo XIX, el álbum convivió con la literatura de viaje y con las guías turísticas, y se sirvió progresivamente de los avances técnicos de impresión. Esto no fue sinónimo de restricción en materias o contenidos, ni tampoco en formas o diagramación: existen ejemplos de álbumes para “ladies”32, de vistas de ciudades o souvenirs para visitantes33, de episodios bélicos34, o también de estudios sobre ciencias naturales35. 30 Las populares guías turísticas John Murray II y de Baedeker son un fiel reflejo de ello. 31 THE GEORGE EASTMAN HOUSE COLLECTION, Historia de la fotografía. De 1839 a la actualidad. China: Taschen, 2012. En esta obra se mencionan como ejemplos a Roma, Pompeya, Florencia, Venecia, Egipto, Palestina, Siria, Baalbek, Palmira, Jersusalén, Turquía, India, Japón, China y América en general. 32 S/a. The Lady’s Cabinet Album. New York: Peabody and Co., 1834. s/a. New York Visitor and Lady’s Album [Julio-Diciembre]. New York: J.W. Harrison, 1842. s/a. The Lady’s Cabinet Album. New York: Booksellers, 1845. 33 RECUERDO de Montevideo: [álbum de fotografías]. Montevideo: Galli, 1873. POBLET: álbum pintoresch-monumental de Catalunya. Barcelona: Riera, 1879. Canadian Railway News

A inicios del siglo XX, surgieron empresas editoras que se dedicaban a la publicación de álbumes. Sus productos se realizaban en base a un formato predefinido, con vistas a la circulación internacional, y con una temática principalmente pro nacional y un claro patrón en su estructura interna36. Este modelo de libros se fue configurando como un tipo de propaganda para el extranjero. Así, se podría considerar al género álbum como un caso poco estudiado dentro de los diferentes métodos de persuasión política anteriores a la Gran Guerra: un antecedente previo a la “cientifización” de la propaganda.37 Con el advenimiento de las exposiciones internacionales a partir de la segunda mitad del XIX el álbum comenzó a tener al menos un objetivo cada vez más definido: la propaganda nacional. Estas instancias ofrecían la oportunidad de “experimentar numerosos lugares [países] mientras físicamente solo se visita uno”38 y constituían un destino masivo39 y prestigioso de difusión para álbumes de corte nacionalista.40

Co. New album of Montreal views. Montreal: Canadian Railway News. s/a. View album of Quebec Canada. A series of exclusive views printed in real photogravure. Gran Bretaña: Valentine-Black Co. Ltd., s/n. Co., 1880. RAE, John. Photographic View Album of Orkney. Dundee: Valentine & Sons, 189?. 34 ITALO FIORENTINO. Francia e Prussia. Album della guerra. Milano: Libreria Dante Alighieri, 1870. 35 S/a. Album der Natuur. 1853. s/a. Album der Natuur. 1860. 36 LLOYD, Reginald. Twentieth Century Impressions of Ceylon. Londres: Lloyd’s Greater Britain Pub. Co., 1907; WRIGHT, Arnold. Twentieth century impressions of Hongkong, Shanghai, and other treaty ports of China. Londres: Lloyd’s Greater Britain Publishing Company, 1908; LLOYD, Reginald. Twentieth Century Impressions of British Malaya. Londres: Lloyd’s Greater Britain Pub. Co., 1908; LLOYD, Reginald. Twentieth Century Impressions of Egypt. Lloyd’s Greater Britain Pub. Co., 1909; LLOYD, Reginald. Impresiones de la República Argentina en el siglo veinte. London: Lloyd’s Greater Britain Pub. Co., 1911; LLOYD, Reginald. Impresiones de la República del Uruguay. Londres: Lloyd’s Greater Britain Pub. Co., 1912. LLOYD, Reginald. Impresiones de la República de Cuba en el siglo veinte. Londres: Lloyd’s Greater Britain Pub. Co., 1913; LLOYD, Reginald. Twentieth Century Impressions of the West Indies. London: Lloyd’s Greater Britain Pub. Co., 1914; LLOYD, Reginald. Twentieth Century Impressions of the Western Republics of South America. Londres: Lloyd’s Greater Britain Pub. Co., 1915. Hay que adherir asimismo el apellido Valentin, asociado a distintos álbumes como los ya citados View album of Quebec Canada…, y Photographic View Album of Orkney. Tambíen Album officiel de l’Exposition Universelle et Internationale de Bruxelles 1910. Dundee y Londres: Valentine & Sons, 1910. 37 Se puede hablar […] de “propaganda científica” desde el momento en que el fenómeno de la propaganda se hace explícitamente consciente y comienza a ser estudiado como tal. Es decir, dejando aparte algunos antecedentes discutibles, desde la primer guerra mundial.” PIZARROSO QUINTERO, Alejandro. Historia de la propaganda. Madrid: Universidad Complutense, 1990, p. 37. 38 ZUELOW, Eric G. E. Op. cit. p. 93. Traducción propia. 39 “Attendance at these spectacles was high. The Paris Exposition Universelle et Internationale in 1900 set the ultimate record; more than 50 million people [visited it]. Between

El hecho de que la exhibición fuera una instancia donde convergían representantes

y

curiosos

de

diferentes

países,

significaba

un

condicionamiento para los autores, quienes debían atenerse a la explotación (mayormente intuitiva) de patrones temáticos propios de un universo simbólico básico de (al menos) las principales metrópolis occidentales.41 Las exigencias y expectativas que imperaban en este tipo de muestras seguramente fueron motivo de una adaptación de métodos y materias prexistentes (al menos de diarios de viajes y guías turísticas) que se sostuvieron de forma constante por algún tiempo42. En resumen, a inicios del siglo XX el rótulo “álbum” sugería una publicación de cierta suntuosidad que contenía composiciones literarias de extensión variada y organizadas bajo la idea de “libro museo”, ya que conjugaban imágenes y textos sobre algún tema (geografía, historia, economía, arte, etc.) y sobre algún país o región determinados. El objetivo de estas publicaciones era difundir descripciones referentes a un país o región, mientras formaban parte de los artefactos lujosos que nutrían los circuitos y espacios internacionales de propaganda nacionalista.

1851 and 1937, 200 million people traveled to world’s fairs in Europe alone. These were the first “global gatherings of mass numbers of people” and they arguably stand as “the most important international mass events of the modern era.” En Ibíd., p. 93. 40 El hecho de señalar este tipo ámbito no excluye la interesante posibilidad de considerar y estudiar su presencia y difusión a lo largo de bibliotecas locales e internacionales, además de ámbitos diplomáticos y/o escuelas. 41 Berger y Luckman proponen una curiosa e ilustrativa pregunta sobre la pertenencia a determinado universo simbólico dejando entender el nivel de detalle (y malentendido) que el mismo puede involucrar: “…la participación en el cúmulo social de conocimiento permite la “ubicación” de los individuos en la sociedad y el “manejo” apropiado de ellos. Esto no es posible para quien no participa de este conocimiento, un extranjero, por ejemplo, (…) puede no darse cuenta en absoluto de que soy pobre, quizá porque los criterios de pobreza que existen en su sociedad son muy diferentes: ¿cómo puedo ser pobre, si uso zapatos y no aparento tener hambre?”. BERGER, Peter L, LUCKMAN, Thomas. La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu, 1972, p. 60. 42 “Whenever one strategy proved successful, it was adopted by others and reintroduced at a later event. Presentations that worked well also found their way into the day-to-day marketing of a place: “changes… trickled down on activities on the national, regional, or local level”. In other words, the process of competing for recognition at the fairs helped to define the presentation of national spaces, places, and people…”. En ZUELOW, Eric G. E. Op. cit. p. 94.

5 ANÁLISIS COMPARADO DE LOS DOS ÁLBUMES

La presente sección constituye el cuerpo central del trabajo. Se articulará en dos partes. La primera es relativa a algunas condiciones que, a mi juicio, habrían acompañado a los autores de los dos álbumes a la hora de producir y editar el material propagandístico. La segunda parte gira en torno a las coincidencias y diferencias de contenido literal de ambos libros.

5.1

CONSIDERACIONES

SOBRE

LA

PRODUCCIÓN

DE

LOS

ÁLBUMES

Dado que hasta aquí sostengo que los álbumes constituyen obras propagandísticas,

cabe

atribuir

algunas

características

propias

de

la

propaganda a los procesos de producción de los dos libros trabajados. En primer término hay que aclarar que al hablar de propaganda se prescinde de la idea de “comunicación”. La comunicación está vinculada a los conceptos de dar y recibir (deriva de “comulgar”); se configura como un intercambio entre emisor y receptor, bajo los mismos términos y dentro de un límite espacial y temporal más o menos definido. Mientras que la palabra “propaganda” refiere a un mensaje unidireccional que no pretende fomentar un intercambio, sino imponer una opinión. Precisamente, mi decisión de considerar a los álbumes paraguayo y uruguayo como propaganda política se erige meramente en la ausencia de un estricto canal o medio de respuesta para un receptor que, a la vez, no se presenta claramente definido, y por la existencia de un lapso temporal de circulación y recepción del mensaje indeterminado: “La propaganda puede ser un fenómeno muy concentrado en el tiempo o desarrollarse a largo plazo. Puede haber campañas de propaganda centradas en un objetivo determinado ante una audiencia muy delimitada que se desarrollan brevemente en el tiempo, o bien puede tratarse de una difusión de ideas a mucho más largo plazo.”43

43

Ibíd., p. 32.

Si bien no me detengo en la idea de “campaña”, al estimar que ninguno de los álbumes forma parte de una serie de intentos coordinados por parte de los estados de ambos países, sí rescato el sentido de “apuesta imprecisa” a la posteridad que los dos realizan al editar los libros.

5.1.1 Contemplar para escribir

El par de libros del centenario se ajusta a la distinción que hace Pizarroso Quintero de “propaganda blanca”. Esta sería “aquella en la que la fuente, o emisor, está correctamente identificada y el contenido de su mensaje tiende a ser preciso”; en contraposición a la “negra” donde “la fuente emisora está deliberadamente falsificada, independientemente de la falsedad o veracidad del mensaje.44 Los álbumes convergen en lugares comunes a la hora de ilustrar sus realidades nacionales. Empero, cada uno decide trazar, moldear, presentar, atenuar o desechar determinados temas45 según la funcionalidad especifica que revisten ante propósitos generales de su propaganda. Los álbumes involucran lo que Pierre Bourdieu comenta como “una serie de operaciones sociales”. Dentro de estas encontramos en primera instancia una “operación de selección” (qué mostrar, qué explicar, quién lo publicita y difunde, dónde lo hace) y “una operación de marcado” (donde el rótulo de “álbum” es más funcional que accesorio dado lo acostumbrado de su índice estandarizado y lo predecible que éste es para el lector) para que la propaganda sea inserta en una “problemática inscripta en el campo de recepción”. Si bien este autor no ahonda sobre qué “problemáticas” son las involucradas aquí, se desprende que estas involucrarían una marcada dificultad en reconstruir las dos operaciones anteriores por parte del campo receptor. La última operación social sería la de “lectura (…) en la que los lectores aplican a

44 También el autor propone que ““[a]lgunos autores se refieren a una forma intermedia que denominan propaganda gris “cuando la fuente puede o no ser correctamente identificada y la exactitud de la información es incierta”.” PIZARROSO QUINTERO, Alejandro. Op. cit., p. 29. 45 Si bien es cierto que los indicadores económicos abundan y en alguna forma se pueden considerar pilares “habituales” para comunicar la viabilidad de las dos repúblicas en cuestión, se ha decidido prescindir de ellos en su carácter formal con el motivo de aspirar a un enfoque más o menos original.

la obra categorías de percepción y problemáticas que son el producto de un campo de producción diferente”46. Los antecedentes propagandísticos de la década de 1910 referentes a cada país no arrojan versiones íntegramente halagüeñas. Si bien es por demás ambicioso abarcar las obras previas a cada álbum, estimo conveniente detenerme en algunos rasgos propagandísticos de El Uruguay a través de un siglo47 y del Álbum gráfico de Paraguay48 que reivindican o potencian información nacional que ya habría sido producida y divulgada sobre cada país. El contenido del libro uruguayo es atravesado por un enfoque autovenerativo que se fundamenta en la actualidad nacional allí retratada. Las menciones acerca del pasado del país procuran exhibir una precisa y positiva disociación en relación a un auspicioso presente. No se deduce la intención de

46 BOURDIEU, Pierre. Las condiciones sociales de la circulación de las ideas, p. 162. Selección de artículos de la Unidad I del curso La historia de la historiografía latinoamericana: Convergencias y divergencias desde una perspectiva comparada. Siglos XIX y XX (2015). Universidad Nacional de Rosario. 47 El índice de materias de El Uruguay a través de un siglo contiene los siguientes puntos: “La Tierra Uruguaya”, “Constitución y Códigos”, “Montevideo”, “Comercio”, “Agricultura”, “Las transformaciones del Uruguay”, “La instrucción popular”, “Enseñanza Superior”, “Finanzas. Las rentas públicas”, “Cómo se manejan los dineros públicos en el Uruguay”, “La Deuda Pública”, “Instituciones de Caridad y Beneficencia”, “Ferrocarriles y trenvías”, “Las grandes obras públicas”, “El valor de las tierras Uruguayas”, “Navegación”, “Riquezas hidráulicas”, “Ganadería”, “El comercio de carnes”, “Riquezas mineralógicas”, “Viticultura y vinicultura”, “Sericicultura”, “La situación de los extranjeros en el Uruguay”, “Ejército y marina”, “Liebig’s Extract of Meal C. Ltd.”, “Punta Ballena”, “Piriápolis”, “La Asociación Rural del Uruguay”, “Jockey Club”, “La industria lechera”, “Las grandes instituciones de crédito”, “Diarios y revistas”, “Instituto Meteorológico Nacional”, “Correos y Telégrafos”, “Ojeada al interior de la República”, “La literatura Uruguaya”, “La vida del obrero”, “Cabañas y estancias”, “Importantes exponentes de la industria y del comercio” y “Notas finales”. 48 La estructura del Álbum gráfico de Paraguay se divide en dos partes. La primera de ellas consta de 11 capítulos: “Reseña histórica del Paraguay” de Blas Garay, “Reseña Geográfica” por Arsenio López Decoud, “Resumen de la Historia económica del Paraguay” escrito por Fulgencio R. Moreno. Este último apartado incluye una sección escrita por Cecilio Báez, “Relaciones Internacionales”. Luego Juan E. O’Leary se encarga de “La Guerra de la Triple Alianza.” Esta sección incluye la participación de otro autor, Félix Daumas Ladouce, responsable de “El Mapa de la República”. Se prosigue con “El Periodismo en el Paraguay” realizado por Enrique Solano López, con la colaboración de Ignacio A. Pane en “La Intelectualidad paraguaya.” El capítulo siguiente es de Cecilio Báez con su “Instrucción pública”, continuando Fulgencio R. Moreno con “Inmigración y colonización antes y después de la guerra”. A pesar de que no se destaca, se estima que este último autor también se encargó de “La Capital de la República y de Ciudades y pueblos de la República, Señoras, Señoritas y niños de la Asunción” que se encuentra entre medio de los últimas partes mencionadas, no reconociéndosele un autor. La segunda parte de la fuente está a cargo completamente de Arsenio López Decoud. Contiene "La Banca, las Industrias, el Comercio”. En toda esta división se ha exceptuado la inclusión de “Introducción, Independencia, Acta de la Independencia de la República y Constitución de la República precedentes a la Primera Parte.”

realizar una contrapropaganda sino la de emitir una versión única o incluso un complemento a una ya existente versión lisonjera del Uruguay.49 Por otro lado, el libro paraguayo propone un diagnóstico de las ideas que existen en el exterior sobre el país. Sobre este punto se puede considerar que una de las funciones primarias del Álbum… es la de reparar la imagen “repelente” de “bárbaros fanatizados”, la de “un millón de salvajes”, que se tenía sobre Paraguay. Según la tipología de objetivos de propaganda propuesta por Thomson, el libro paraguayo podría considerarse como un ejemplo de propaganda escapista o de evasión50. La misma se caracterizaría por estar “dirigida a inhibir la recepción de una contrapropaganda política”.

51

La elección acerca de qué y

cómo mostrar es en sí un procedimiento que se podría reducir a un desmantelamiento de esa imagen “bárbara”52, y a la vez como un resurgimiento nacional después de la guerra de la triple alianza53. 49 Tres décadas antes al álbum de Maeso una publicación propagandística se quejaba de propagandístico a “las propagandas [nacionales] imprudentemente exageradas” hasta ese entonces. En DIRECCIÓN DE ESTADÍSTICA GENERAL DE LA REPÚBLICA. Apuntes estadísticos para la Exposición Universal de París. Montevideo: Imprenta a vapor de La Tribuna, 1878, p. 30. Dos años luego de publicado El Uruguay a través de un siglo, un álbum inglés comentaba “[a]lgunos escritores de los Estados Unidos han descrito el carácter de los uruguayos en términos poco cariñosos, debido, sin duda, a los sangrientos episodios de la historia, ya pasada, de la República; pero debido también, hay que suponerlo así, al defectuoso conocimiento de este pueblo en el día naciente de su progreso pacífico (….)”. LLOYD, Reginald. Impresiones de la República del Uruguay. Londres: Lloyd’s Greater Britain Pub. Co., 1912. Destacado propio. Durante el año de edición de El Uruguay a través de un siglo fueron editadas tres publicaciones de tipo álbum en el Uruguay. Tales son los casos del Álbum del Salto. Número especial ilustrado con motivo de la Exposición Internacional de 1910, de El Uruguay en la Exposición de Bruselas: folleto expresamente preparado para distribuirlo entre los visitantes de la Sección Uruguaya en la Gran Exposición Internacional de Bruselas, y también Illustrated supplement of The Uruguay Weekly News. Published in honour of the visit to Uruguay of H. B. M’s Fourth Cruiser Squadron. 50 Aparte de la ya mencionada, Thomson formula otras seis distintas categorías de propaganda según sus objetivos: política, económica, militar, diplomática, didáctica e ideológica. 51 En PIZARROSO QUINTERO, Alejandro. Historia… 1990, p. 34. 52 “[Los] relatos de Johan R. Rengger y los P. Robertson -Reino del Terror del Dr. Francia. Cartas del Paraguay (1839)- [sirvieron para] “fijar al dictador y al guaraní en taxonomías científicas y políticas, al mismo tiempo que contribuyeron a la circulación de la leyenda de un dictador que se alimentaba de la carne de los súbitos”. (…) El despotismo de Francia (…) y el abortado impulso modernizador de Carlos López (sumado a la Guerra de la Triple Alianza) produjeron que los relatos sobre el Paraguay respondieran casi exclusivamente a los impresiones de los viajeros. En efecto, en el siglo de las luces, el aislamiento se asimiló a retraso y en consecuencia a barbarie.” En SOLER, Lorena. Op. cit., p. 6. 53 En la última década del siglo XIX la Asociación Guerreros del Paraguay de Argentina emprendió la tarea de realizar a través de la prensa periódica una publicación sobre la guerra de la Triple Alianza con fines benéficos para los veteranos de guerra, sus viudas y huérfanos.

Así, puedo decir (de manera un tanto simplista) que el álbum paraguayo y uruguayo tienen respectivamente una naturaleza reivindicativa y potenciadora de un asumido sustrato de prejuicios compartido por potenciales receptores, los que a su vez tienen sus respectivas problemáticas y categorías prestablecidas propias de su campo de recepción. En 1893, el “Álbum de la guerra del Paraguay” inauguraba lo que sería su tiraje de tres años con una convocatoria pública de envío de “pinturas, fotografías o dibujos” como así también de objetos relativos a dicho episodio bélico. Con ello se intentaba concretar una “relación esencialmente gráfica”. No obstante, la pretendida postura inicial de la publicación se vio afectada de forma significativa por la dinámica de la prensa. Su periodicidad quincenal, la necesaria regularidad en el flujo de información recibido (o la naciente constitución de un caudal heurístico) para el o los números futuros, como así también el aparente interés público despertado por los temas expuestos condicionaron una progresiva inclusión de “trabajos de carácter científico” a la vez que proporcionó un espacio para “juicios críticos” y “comprobaciones documentadas”. La idea central que comunica este álbum es prácticamente opuesta a la que el Álbum gráfico del Paraguay pretende transmitir, en especial si se toma en cuenta la sección escrita por O’Leary referente a la guerra de la Triple Alianza. Varios comentarios reivindicadores o deslices de críticas en la publicación de 1911 se entienden de mejor manera si se tiene en cuenta la versión peyorativa que se emitió por parte de la asociación argentina mencionada.La necesidad de recaudación económica por parte de esta asociación se manifiesta de forma transversal durante esta publicación, y por ende, la construcción de “adversidades” a vencer por parte del guerrero argentino en la guerra de la Triple Alianza se justificaría como merecimiento y legitimación del reclamo que se persigue. Dentro de las “desgracias” a las que se enfrentó el soldado argentino (y no el ejército argentino como una anónima colectividad numerosa organizada) fue a todas las manifestaciones engendradas a partir de la barbarie propiamente paraguaya. Esta misma es concebida como un “tiranía crónica y hereditaria”, una cadena de déspotas que culmina en la figura de Francisco Solano López. Producto de esta secuencia de regímenes dictatoriales, el territorio del Paraguay habría quedado aislado del resto de la civilización, “como dentro de una muralla china, divorciado de la cultura y el progreso que echaba raíces y florecía en tierra propia, en casi toda la América del Sud”). Ya para los años vestibulares de la guerra, este país era concebido como una anomalía casi a nivel continental o al menos “desde el estrecho de Magallanes, hasta el seno del golfo mexicano” dado su “irrisoria forma republicana de gobierno” y el sometimiento de su población a capricho del “tirano” López. A lo largo de la lectura de esta fuente se percibe un claro paralelismo entre barbarie y geografía. Para poder realizar semejante aspiración el soldado argentino tuvo que enfrentarse a las dificultades impuestas por la naturaleza “impenetrable”, que dado las décadas de aislamiento aún pareciera que conservaba un estado original ajeno a los avances logísticos de la vida civilizada. A su vez, esa misma incomunicación había originado el desconocimiento de las características topográficas del Paraguay por parte de las tropas argentinas, haciendo de la lucha en suelo extranjero una empresa “desigual”. Dentro de este marco natural es recurrente hallar imágenes de “emboscada”, una amenaza latente de un enemigo “agazapado” que se “atrinchera” pero a la vez “huye”, se “refugia” y “vigila” en los bosques y estepas del territorio paraguayo donde impera un “calor tropical”. El soldado paraguayo, o mejor expresado como “el soldado de López” parecería no sufrir estos “sacrificios” dado de que este tipo de paisaje parecería formar parte de su realidad inmediata: la naturaleza enemiga de la civilización cubre al soldado lopista y descubre al “soldado libertador”. Asimismo, en el contemporáneo Álbum gráfico de la República Argentina en el primer centenario de su independencia (Buenos Aires: L. J. Rosso y Cía., 1910) se deslizan breves comentarios pero en la misma línea: “Durante el gobierno del general Mitre se produjeron actos hostiles del Paraguay –tiranizado por Solano López- que arrastraron al país a una cruenta guerra que duró varios años. […] En esta, como en todas las acciones de la guerra, los soldados de López fanatizados por éste llevaban el ataque hasta la misma boca de nuestros cañones, seguros de la resurrección que se les tenía prometida si se conducían con valor.” pp. 184-185. Destacado propio.

5.1.2 Tiempos de elaboración

El proceso de búsqueda de información llevado a cabo por los autores de estos libros evidencia cierta “urgencia”, y no da garantías en la certeza de los datos que se exponen. Maeso acepta que en la descripción de “Estancias y cabañas (...) faltan cientos de establecimientos importantes, poseedores de reproductores notables, con animales de alta mestización, estancias regenteadas por hombres competentes y regidos por procedimientos modernos”, sobre los que sus propietarios “no (…) han enviado los datos que reiteradamente les hemos pedido, a pesar de la recomendación de la Asociación Rural […]. Lamentamos esa indiferencia hacia un propósito patriótico...” 54. Por su parte, López Decoud indica en la introducción del álbum que la “obra está lejos de ser lo que pudo y debió ser con más tiempo a nuestra disposición”, por más que procuró “no defraudar la pública expectativa”55. A pesar de que la edición fue planificada para editarse en 1911, el álbum apareció al año siguiente: “[e]sta obra se acabó de imprimir el día 30 de Junio de 1912…”56. La naturaleza polifacética de los dos álbumes implicó un vasto índice de materias a tratar, con aportes de diferentes entendidos, tanto locales como extranjeros. Por tanto, no resulta sorprendente que las ambiciones generales no hayan sido cumplidas en su totalidad, ni que esta falencia se haya hecho pública. Después de todo, la “ineficiencia” puede ser también sinónimo de una realidad positivamente inabarcable.

54 MAESO, Carlos. El Uruguay a través de un siglo. Montevideo: Tipografía Moderna, 1910., p. 285. Destacado propio. 55 LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.), Álbum gráfico del Paraguay. Buenos Aires, Talleres gráficos de la Compañía General de Fósforos, 1912. p. 1. 56 Ibíd. Al final de este álbum.

5.1.3 Destinatario o destino

Si bien ambos álbumes pueden ser considerados como un medio para influir en el imaginario colectivo local, los dos están dirigidos de forma clara a un receptor extranjero; ambos libros buscaron influir en la información que circulaba sobre los dos países a nivel internacional. Aquí podemos introducir la idea del “lector del globo”. La misma es extraída de otro álbum contemporáneo donde se indica que: “… [los] fotograbados, lejos de perjudicar, realzan el valor intrínseco del libro, pues contribuyeron a poner eficazmente de relieve los múltiples intereses del país, y en unión del texto descriptivo que los acompaña, redactado independientemente por el personal al servicio de la empresa, (…) constituyen una característica útil y pintoresca, tanto para el lector profano en la materia, como para el economista, sociólogo u hombre de negocios en todos los ámbitos del globo.” 57

El impreciso “lector del globo” puede encontrarse en las ya mencionadas exposiciones internacionales. De hecho, podríamos asumir la convergencia de distintos “lectores del globo” en estos ámbitos. Tomando en cuenta el comentario de Cavallo y Chartier (alejándonos de la lectura bourdiana) los álbumes pueden ser concebidos en primera instancia como un material perteneciente a un género para circular dentro de un espacio específico que tiene sus respectivas tradiciones o costumbres, y por qué no, alcanzando a “lectores del globo” pertenecientes a una generación en concreto.58 57 LLOYD, Reginald (Dir.) Impresiones de la República del Uruguay. Londres: Lloyd’s Greater Britain Publishing Company, 1908. …, Prólogo. Destacado propio. 58 Estos dos autores critican la concepción materialista y parten de la idea de que “…la lectura es siempre una práctica encarnada en ciertos gestos, espacios y hábitos.”. Ellos proponen una “inversión” de perspectiva, planteando:“…localizar los círculos o comunidades que comparten una misma relación con lo escrito. El partir así de la circulación de los objetos y de la identidad de las prácticas, y no de las clases o los grupos, conduce a reconocer la multiplicidad de los principios de diferenciación que pueden dar razón de las diferencias culturales: por ejemplo, la pertenencia a un género o a una generación, las adhesiones religiosas, las solidaridades comunitarias, las tradiciones educativas o corporativas, etc.”. En CAVALLO, Guglielmo, CHARTIER, Roger. Historia de la lectura en el mundo occidental. Madrid: Taurus, 1998, p. 12.

Ya entendiéndolo como destino específico de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, las exposiciones internacionales fueron eventos de gran envergadura, realizados con el fin de integrar y difundir la actualidad y el potencial comercial y tecnológico de cada país asistente. El tránsito y el arribo de información, productos y objetos procedentes de diversos lugares hacían de este tipo de festividad una vidriera prestigiosa para las naciones que pretendían fortalecer su presencia en un mercado internacional en expansión, a la vez que afianzaban aún más a las grandes potencias económicas y culturales. 59 Se puede considerar que la sucesión de exposiciones como así también el aumento de países concurrentes significó un fortalecimiento de la legitimidad de lo que allí se exhibía. Ello implicó no sólo una oportunidad más que prestigiosa de reactualización propagandística para cada país asistente sino también un canal reputado de inserción de información preseleccionada. La convergencia internacional era la clave para comparar los atributos nacionales pretendidamente positivos para así singularizar y fortalecer las virtudes de cada participante. Las medallas, menciones o reconocimientos que cada país obtenía constituían naturalmente un certificado de excelencia en el mercado

59 “La práctica desaparición del analfabetismo no excluye, de todos modos, otros canales de la propaganda, como la imagen, los símbolos, etc. El desarrollo industrial y la grandeza de Gran Bretaña erigen símbolos arquitectónicos nuevos. Junto a la arquitectura monumental y el nuevo urbanismo de la capital del Imperio, enormes complejos industriales, construcciones de hierro, chimeneas gigantes, bellísimas estaciones de ferrocarril, etc., son también símbolos propagandísticos de la nueva era. La primera Exposición Universal, celebrada en Londres en 1851, fue un ejemplo de este tipo de propaganda con su maravilloso Palacio de Cristal y el despliegue abrumador de los productos industriales ingleses y de objetos exóticos traídos de las colonias de todos los rincones del globo.” PIZARROSO QUINTERO, Alejandro. Op. cit., p. 198. En el año 1900 el uruguayo Carlos Maeso dejaba en claro su visión acerca de lo que él consideraba una exposición internacional. En su libro “Tierra de promisión” (probablemente preparado para la exposición de París de ese año) decía: “[l]as Exposiciones son el recinto donde las naciones aglomeran los productos variados de su suelo, de sus artes y de sus industrias, para exhibir el inventario de sus riquezas, producir el intercambio comercial, llamar la inmigración y acrecentar el movimiento general de las sociedades. Es el torneo de la civilización moderna: la fórmula del progreso actual. Los pueblos que recién comienzan su vida y llevan en sus entrañas los tesoros inexplotados de las riquezas naturales, que se ofrecen exuberantes al dominio del hombre trabajador, necesitan más que los otros, concurrir a esos certámenes, que dan la medida de su adelanto y prosperidad… (…)” MAESO, Carlos. Tierra de promisión. Descripción general de la República O. del Uruguay. Montevideo: Imprenta a vapor, 1900, pp. 73-74.

mundial, fijando horizontes de calidad con una implícita “fecha de vencimiento”, es decir, hasta una próxima exhibición o destino.60 Una década antes del “Uruguay a través de un siglo”, Carlos Maeso planteaba claramente una visión acerca de lo que él consideraba por ese entonces una exposición internacional, visión que al ver el libro del centenario no varió demasiado: “[l]as Exposiciones son el recinto donde las naciones aglomeran los productos variados de su suelo, de sus artes y de sus industrias, para exhibir el inventario de sus riquezas, producir el intercambio comercial, llamar la inmigración y acrecentar el movimiento general de las sociedades. Es el torneo de la civilización moderna: la fórmula del progreso actual. Los pueblos que recién comienzan su vida y llevan en sus entrañas los tesoros inexplotados de las riquezas naturales, que se ofrecen exuberantes al dominio del hombre trabajador, necesitan más que los otros, concurrir a esos certámenes, que dan la medida de su adelanto y prosperidad… (…)”61

Si bien no se ha constato semejante descripción relativa por parte del lado paraguayo, los autores de los dos álbumes parecerían reconocer y utilizar los términos de la “fórmula del progreso actual”. Estos autores se sirven de referencias internacionales para hilvanar analogías, asumiendo que ya existen en la imaginación del “lector del globo” y para realizar una diferida transacción

60 A modo de ejemplo se pueden subrayar algunas de las más importantes exposiciones internacionales, como la de Londres 1862, Nueva York 1864-1865, París 1867, Viena 1873, París 1878, Amsterdam, Barcelona, Buenos Aires y París 1889, Chicago 1893, Praga 1895, París 1900, San Luis 1904, Lieja 1905, Milán 1906, Bruselas 1910 y Torino 1911. En la mayoría de los casos las ciudades anfitrionas proyectaban significativos acondicionamientos urbanístico-arquitectónicos con el objetivo de comunicar su poderío. Los pabellones elaborados especialmente para la ocasión exhibían una suntuosidad que acompañaba al flujo considerable de visitantes, y sus respectivas imágenes eran en más de una ocasión publicitadas por medio de postales. La intención de impresionar por parte de los organizadores ha significado que aún varias ciudades conserven como parte de su patrimonio arquitectónico o como “landmarks” algunas de las construcciones encargadas para este tipo de evento. 61 MAESO, Carlos. Tierra de promisión. Descripción general de la República O. del Uruguay. Montevideo: Imprenta a vapor, 1900, pp. 73-74. Destacado propio. A modo de ejemplo se pueden subrayar algunas de las más importantes exposiciones internacionales, como la de Londres 1862, Nueva York 1864-1865, París 1867, Viena 1873, París 1878, Amsterdam, Barcelona, Buenos Aires y París 1889, Chicago 1893, Praga 1895, París 1900, San Luis 1904, Lieja 1905, Milán 1906, Bruselas 1910 y Torino 1911.

de capital simbólico. Este tipo de ideas se repite a lo largo de los voluminosos álbumes. Por ejemplo, a nivel regional, el Álbum gráfico pregunta: “¿Qué importa, en efecto, que el Amazonas, el Paraná y el Orinoco, sus mayores [ríos], arrastren sus prodigiosos volúmenes de aguas desiertas por tierras inmensas é ignoradas?”.62 Respecto a la “oferta de lluvias” se compara a Paraguay con Brasil, Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Venezuela y Colombia. 63 En cuanto a los vientos se comparan las llanuras argentinas con las costas chilenas.

64

El

Uruguay a través de un siglo provee de la idea de “la avenida Beira Mar en Río Janeiro” para decir que la rambla montevideana “será semejante”65. A escala continental el libro paraguayo compara la “oferta de lluvia” con la de México y dice que la distribución de esta en “…el Paraguay sobresale entre los países tropicales y sub-tropicales. (…)”66. Asimismo coteja citando a M. Demersay al salto de Guayrá con las cataratas del Niagara”.67 Sirviéndose de referencias europeas dice que “El Río Paraguay [es el] Rhin americano” y luego hace hincapié en la fauna: “[e]l Jabalí o chancho del monte, (…) cuya carne, (…), es superior a la del jabalí europeo, de quién es representante en América.” (…) El ciervo, guazú, (…) muy semejante al gran ciervo

62 LÓPEZ DECOUD, Arsenio. Op. cit., p. 60. 63 Ibíd., p. 64. 64 Ibíd., p. 67. También se contrasta el clima con Buenos Aires (p. 67) y se cita a Carlos R. Santos: “En las vastas llanuras de la Provincia de Buenos Aires, desprovistas de árboles protectores, el ganado sufre mucho en el invierno, no solamente por las inclemencias del tiempo sino también por las continuas grandes heladas que dañan los pastizales, mientras los campos del Paraguay […], poseen siempre esos refugios en que los animales se substraen a los fuertes calores en verano y en el invierno a los pocos días de fríos excepcionales. Las heladas, que en todo el año caen cuatro o cinco veces, no causan perjuicios de consideración. Estas circunstancias permiten al ganado paraguayo reponerse y alcanzar el estado conveniente para ser faenado tres meses antes que el de la citada Provincia Argentina.”. (p. 74). 65 MAESO, Carlos. El Uruguay…. p. 209. 66 LÓPEZ DECOUD, Arsenio. Op. cit., p. 64. 67 Ibíd., p. 61. Asimismo referente a desastres naturales: “…los ciclones, que son el peor azote de buena parte de las regiones tropicales, son totalmente desconocidos en el Paraguay.” (p. 66). Se utiliza cita de Domínguez: “Hacia Curuguaty el algodonero es árbol, según el sabio jesuita [Lozano]. En los Estados Unidos (…) es anual, trienal en Tejas. La variedad más común del Paraguay (…) dura diez años.” (p. 68). “Se creía que la Luisiana ocupaba el primer puesto con sus 671 kilogramos por la misma unidad. La Región Este del Paraguay da 1026 kilógramos. En el Chaco, (…) acaba de revelarse que “el promedio de producción, en seis años de cultivos, da más de 1200 kilos por hectárea.” No hubo ni hay país que rinda dicha cantidad. (p. 69). “El Paraguay tiene la gloria de figurar entre los primeros pueblos americanos que adoptaron esta gran conquista [el ferrocarril] del siglo XIX.”.(p. 92)

europeo….”68. Por el lado de la publicación uruguaya las referencias no son planteadas con tanta especificad en este sentido. No obstante, ya se constata el rótulo de la “Suiza de Sud América” para definir la naturaleza local, aunque no en el sentido político o económico como se haría en las décadas siguientes. A nivel mundial, por último, se destaca “[a]l jaguar (…) o tigre, yaguareté, en guaraní, cuya talla iguala a la del tigre de la India….”69. También se comenta lo inapropiado de la oferta de lluvia en “África”, “India”, “Australia”, que incluso debido a sus “…cantidades enormes (…) obligan a suspender casi todos los trabajos, [haciendo] imposible o casi la conservación de la fertilidad de la tierra cultivada, y obligan a tomar mil precauciones para evitar pérdidas e inconvenientes de toda clase.”70 Además se menciona que [la] yerba [paraguaya] da casi la misma composición que el del agua de Vichy.” y “…tiene sobre el café y el té de China la señalada ventaja de no causar insomnios.”71. Sobre el puerto de Montevideo Maeso le cuenta al “lector del globo” que “[s]e caracteriza (…) por la facilidad que ofrece para su entrada, sin necesidad de mayores operaciones, calculándose que lo que en otros puertos requiere una hora aquí se hace en un cuarto, así como por su baratura que en el mundo sólo puede compararse a la del puerto de Singapore….”.72 Al mencionar a Punta Ballena recuerda la Normandía francesa, y describe a la playa como “batida sin tregua por las largas y suaves olas, un desierto de arena interesante por sus ondulaciones caprichosos que hacen recordar ciertos rincones del Sahara africano.”73

68 Ibíd., p. 71. “Entre los mármoles del Paraguay de primera calidad, los hay de mayor dureza que los de Carrara.” (p. 75). “…las tierras de “La Industrial” (…) [a]barcan ellas mil ciento cuarenta leguas de territorio, inmensa zona, mayor que los dos tercios de la extensión total del reino de Bélgica!” p. XII. 69 Ibíd., p. 70. 70 Ibíd, p. 64. 71 Ibíd., p. XII. 72 MAESO, Carlos. El Uruguay… p. 253. 73 Ibíd., p. 325.

5.2 COINCIDENCIAS VERSATILES Y DIFERENCIAS DEFINITIVAS

Habiendo presentado algunas consideraciones sobre la producción de los álbumes, resta exponer la comparación entre ambos, que es en sí el cuerpo central del trabajo. Los álbumes envuelven cierta variedad de medios que favorecen la comunicación y credibilidad del mensaje que se pretende transmitir. Se encuentra el empleo de retratos o grabados, y en menor medida de

fuentes

cartográficas.

También

existen

las

tablas

comparativas,

predominantemente cuantitativas, y frecuentes menciones a “avales científicos” o a plumas reputadas. De todos modos, la utilización reiterada de la fotografía es la materia sustancial de estos libros, dotando a las versiones de una siempre supuesta objetivación. Sin embargo y a los motivos de esta asignatura en esta oportunidad me centro en la valiosa y extensa información escrita. Presentaré un resumen sobre la idea general que cada álbum intenta publicitar. Luego, teniendo en cuenta el contexto festivo de los centenarios independentistas74, me detendré en las respectivas versiones históriconacionales propuestas, para terminar con las versiones proyectadas del Estado paraguayo y uruguayo en el Álbum gráfico de Paraguay y en El Uruguay a través de un siglo.

5.2.1 El Paraguay “gráfico” y el Uruguay “a través de un siglo”

Los comentarios acerca de la “urbanidad” o “sociabilidad” de cada país, más que nada de sus capitales, se encuentran desperdigados en ambos libros. 74 Hallo conveniente mencionar al lector que esta sección estaba constituida, en un principio, por una cantidad mayor de subdivisiones. Pero el análisis más detallado de las dos fuentes en concreto me llevó finalmente a articular Coincidencias versátiles y diferencias definitivas de forma menos fragmentada. Esto se debe al convencimiento de que la presente estructura ayuda a compartir las ideas generales de ambos álbumes a través de una lectura que intent ser más amena, continuada pero sintética, sin caer en sobrefragmentaciones cuya especificidad puede pecar de pretensiosa. Estas descripciones no pretenden ser de ninguna manera definitivas o absolutas. Tampoco me he detenido en una posible jerarquización de sus contenidos dado que entiendo que sus partes se encuentran interconectadas. Estimo que algunos de los puntos no revisten a priori mayor inconveniente a la hora de su interpretación por presentarse como “predecibles” dentro del formato álbum. Mientras que aquellos no tan “evidentes” pueden llegar a albergar un mayor grado de originalidad dado que no se encontrarían prestablecidos de forma tan obvia.

De hecho, el “pálpito” de cada lugar se forma principalmente a partir de las variadas fotografías que se muestran de él. Esas imágenes configuran panoramas persuasivos para inmigrantes o inversores, postales de sitios no visitados. 75 El grado de urbanización76 se comunica en las publicaciones mayormente infraestructura

a

través

de

perteneciente

establecimientos al

aparato

públicos

administrativo

y

privados.

La

(municipalidad,

comisarías, subcomisarias, escuelas) denota la presencia del Estado77 en la administración y orden de las ciudades y pueblos.78 A su vez, el terraplén, las calzadas, el empedrado de calles y su denominación, los jardines, el mobiliario callejero, las iglesias, “centros de sport y recreo”, “hoteles y clubs”, el teatro, “cinematógrafos”79, museos, la existencia de comercios o “almacenes”80 o el servicio de iluminación público evidencian las distintas dinámicas, hábitos (de consumo) y gustos pertenecientes a cada sitio. Incluso las fotografías o menciones sobre cementerios81 y parques respaldan los cuadros sanitarios lugareños, aun cuando los primeros puedan ser convertidos en jardines por su lujo82 y en uno de los segundos aparezca un rasgo tan urbano como una vaca.83

75 Obras arquitectónicas envuelven mucho más que su funcionalidad a la hora de ser exhibidas. Como señala Pizarroso Quintero, “[l]os ídolos, las estatuas, la arquitectura han sido y siguen siendo instrumentos de propaganda.” En PIZARROSO QUINTERO, Op. cit., p. 30. 76 Aquí me detengo en la idea de Ildefonso Cerdá, considerado uno de los fundadores del urbanismo moderno, propuesta en 1867.: “…la urbanización es un conjunto de conocimientos, principios, doctrinas y reglas, encaminados a enseñar de qué manera debe estar ordenado todo agrupamiento de edificios, a fin de que responda a su objeto, que se reduce a que sus moradores puedan vivir cómodamente y puedan prestarse recíprocos servicios, contribuyendo así al común bienestar.” CERDÁ, Ildefonso. Teoría general de la urbanización y aplicación de sus principios y doctrinas a la reforma y ensanche de Barcelona. v. I. Madrid: Torija, 1867, p. 31. La idea de “exotismo” es definida en gran parte como contraria a la del concepto aquí expuesto. Es importante aclarar que no me detengo en la idea de “urbanismo” como disciplina, propia de la década de 1920 o inclusive de los comienzos de la década de 1930. 77 Ver sección 4.2.3. 78 En el álbum paraguayo se dice: “[e]n cada barrio hay comisarías y sub-comisarias en los suburbios.” LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.), Op. cit., p. 317. 79 El libro paraguayo no presenta de cinematógrafos. 80 Cabe destacar como característica común a las dos publicaciones el hecho de finalizar con la inclusión de fotografías y reseñas de variados tipos de comercios. Es de sugerir la posibilidad de que ello se encuentre directamente relacionado a los recursos de financiación con los que contaron ambos libros. 81 Cementerio de la Recoleta, en Capital de la República (p. 312). También en Ciudad de Concepción (p. 329) y San Lorenzo de la Frontera (p. 43) En Ibíd. 82 Existe el caso de Santiago (Las Misiones) donde una fotografía lleva el título de La Plaza, cuando en verdad es un descampado (en relación con el resto de las plazas presentadas en el libro) que incluye este animal. Ibíd., p. 351.

Más que por coincidencia, los dos libros incorporan esta información casi como parte ineludible del género álbum en esos años. Aun así, existe una clara diferencia en los planteos de cada libro, especialmente cuando se indaga sobre las pretensiones por inducir cierto tipo de inmigración al país, indicando sitios predestinados para su establecimiento y repasando el grado de éxito que han tenido al revisar brevemente su historia. El álbum paraguayo difiere del uruguayo al no centrarse casi de forma exclusiva en la capital y describir variadas “[c]iudades y [p]ueblos de la República”. Al detenerse en las colonias de San Bernardino, Nueva Germania, Elisa, 25 de Noviembre, Trinacria, Hohenau, Gaboto y Nueva Italia, el autor aclara en más de una oportunidad la cercanía de estos lugares con los centros comerciales, comunicados por caminos o ríos navegables: lo importante es dejar en claro la integración que tienen o pueden tener tanto con la vida urbana como con las vías comerciales, haciendo de la colonización y/o inversión algo factible y seguramente exitoso. El caso de la colonia Nueva Australia, señalada como un “ensayo comunista”, resulta particularmente interesante dado que exhibe un proyecto fracasado. Sin embargo, el fracaso es también sinónimo de “veracidad” (alejando la absurda “idealidad”). Se señala que la efímera vida de esta colonia se debió al régimen social ensayado y no a la realidad nacional ni a la naturaleza local. Con su sucesora, la colonia de Cosme (un “nuevo ensayo comunista”) se patentiza dicha idea: “[l]a Colonia [a pesar de haber tenido muchas facilidades de infraestructura] no marchó de acuerdo con los propósitos del apóstol comunista. Desengañado de realizar sus ideales, el Dr. Lane desapareció un día silenciosamente de Cosme. No volvió más.”84 La sección titulada “Situación de los extranjeros en el Uruguay”, contrariamente a lo ya visto, es breve y concreta, no respaldándose en la expansión de una asumida y actualizada urbanización. Se indica que el extranjero no queda aislado en Uruguay, “como sucede en otros países (...) “El Central y Buceo son grandes cementerios, llenos // de obras escultóricas notables, de afamados artistas y convertidos en verdaderos jardines.” MAESO, Carlos. El Uruguay…, pp. 57-58. 83 LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.), Op. cit., p. 329. 84 Ibíd…, p. 299.

viéndose obligado a formar colonias y agruparse para hacerse la ilusión de que vive en su tierra: la existencia del extranjero entre nosotros es amplia, general, exactamente igual a la del nativo.” Y por si el lector alberga alguna duda al respecto Maeso sentencia de forma clara que en este país “[n]o hay colonias, porque no hay divisiones ni diferencia de razas ni clases sociales.”85 En ambos álbumes las descripciones sobre la naturaleza “virgen” se presentan como una categoría semi residual, explotada por su misterio y exotismo. Los lugares no urbanizados, salvo excepciones puntuales, son desiertos despersonalizados. La naturaleza “virgen” no poseería un valor estético a diferencia de la urbe, sino que es introducida por una retórica pragmática y economicista. El “abandono” es la piedra angular de lo que constituye una estética negativa, que legitima el intervencionismo del inversionista o naturalista extranjero (posible vestigio de género de literatura de viaje). El mismo Arsenio López Decoud nos ofrece un pasaje en su Reseña Geográfica ofreciendo lo que parecería ser un displicente voto de confianza destinado al inversor: “Quizás el oro y la plata, si es que existen en el Paraguay, no sirvan, en mucho tiempo, más que para febricitar las imaginaciones, y quizás fuera preferible guardaran, como hasta hoy, su misterio en las entrañas de la tierra: al pie de la Sierra de la Plata, del Cerro del Potosí famoso, dice un celebrado escritor, puede verse en nuestros días una miserable aldea de 14.000 habitantes, y sus seños en un tiempo, vertieron raudales de oro que parecían inagotables!”86

Para las líneas referentes a “Riquezas mineralógicas” Carlos Maeso se guía por datos e informes de su padre Justo Maeso. En la misma línea “febricitadora” de Arsenio López Decoud, pero más optimista y prometedora, el autor uruguayo escribe: “[l]a tierra del Uruguay atesora grandes riquezas mineralógicas inexploradas aún. Puede decirse que no hay paraje del país donde no se esconda algún producto mineral de fácil laboreo y de éxito seguro en su explotación, pero esa industria recién principia a desarrollarse, reduciéndose actualmente su acción a algunas minas de oro y a calcáreos de excelentes cualidades.”87

85 86 87

MAESO, Carlos. El Uruguay….p. 303. LÓPEZ DECOUD, Arsenio. (Dir.) Op. cit. p. 75. MAESO, Carlos. El Uruguay…, p. 291. Destacado propio.

Cabe destacar que ambos autores coinciden en servirse del ejemplo exitoso de Chile para dar una idea de lo que puede llegar a ser la explotación mineralógica en sus países. En cuanto a los naturalistas, el autor paraguayo desliza un recordatorio de una labor aún por acabar: “Todas las grandes divisiones del reino animal cuentan numerosos representantes en nuestra fauna, y más de uno, sin duda ninguna, oculto en la profundidad impenetrable de las selvas, ha podido, hasta aquí, escapar a la investigación de los raros naturalistas que a ellas han llegado.”88 Sin embargo, la labor del “naturalista” parecería culminada en Uruguay, ya que sus especies estarían integradas al “saber universal”: serían (como su población) “cosmopolita”89. Por último, el potencial “aventurero” de los escenarios o paisajes naturales es promocionado (al menos de forma obvia) sólo en El Uruguay a través de un siglo.90 Cabe preguntarse si el otro álbum no explora el lado “aventurero” que puede albergar Paraguay dado que podría llegar a contactarse con la ausencia de urbanización y por ende, estar más cercano al espacio “bárbaro” del que se quiere escapar. Estimo que, si bien el par de libros describen a su naturaleza en gran medida con fines de inversión en la industria primaria, el uruguayo parecería ser más “versátil” y no detalla tanto el “interior” del país sino la capital (pudiendo por esto pecar de capitalino). López Decoud se detiene en “las grandes palmeras [del Chaco que] presentan muy agradable aspecto y ofrecen materia prima para la industria”91. Maeso se gratifica de que en Montevideo “todo sea

88 Ibíd., p. 70. 89 El ejemplo del balneario Punta Ballena es claro: “… los eucaliptus de Australia, los pinos de Escocia, de Austria y marítimos, las acacias africanas y mil clases distintas vinieron a formar la colección seguramente más importante de Sudamérica y una de las más interesantes del mundo entero.” Ibíd.…, p. 325. 90 La transcripción del viaje de Samuel Blixen da una idea del ninguneo indirecto que se le hace al receptor del libro a través de quien fue uno de sus acompañantes: un “joven recientemente llegado de Europa” quien ya ha subido “al Rigi, al San Bernardo y al Monte Blanco”. Este termina “con la respiración entrecortada, sin mirar hacia abajo por temor al vértigo”, por lo que Blixen propone le grita al paisano guía “¡póngalo a la sombra y a la vuelta lo recogeremos!”. Ibíd., p. 20. 91 LÓPEZ DECOUD, Arsenio. Op. cit. p. 86.

nuevo” y de que no hayan “arboledas de palmeras [que] contribuyen a acentuar esa sensación de panorama indígena.”92 Con o sin palmeras, estos países no son desiertos en cámara lenta, con peligrosos especímenes o habitantes, sino lugares con “confort”, “dignos” estéticamente, que encierran una vida económica y social dinámica, “vibrante”. Sus presentes serían verídicos, comprobables y seguros; sus futuros prometedores e imperturbables. De esta forma, la empresa migratoria o inversora parecería perder cualquier vestigio de aventura, de apuesta riesgosa para transformarse (en teoría) en un hecho concreto cuyos sucesos puedan ser satisfactoriamente previstos. El inmigrante al establecerse o el empresario al invertir se convertirían en acompañantes del constante e indudable tránsito progresista de cada país. El cuerpo social de los dos países en retratado en cada libro como activamente participativo en el desarrollo integral cada nación. Incluso a veces con un potencial transformador sobre la realidad nacional pero sin recurrir a métodos u opciones ideológicas “radicales”. El Uruguay a través del siglo insiste de forma sostenida en el cosmopolitismo del país, y el Álbum gráfico de Paraguay reúne varios comentarios y referencias sobre lo civilizado de su reconocida población nativa. La pareja de libros presenta ejemplares de “raza”93 propios. A pesar de las diferentes significaciones que asume el término, su explicitación reviste un complemento para las descripciones nacionales. Al hablar de raza en el caso uruguayo se reseña una población homogénea situada en tiempo presente y sin reminiscencias a ningún pasado nativo. La excepción refiere al previo conocimiento de la denominación “charrúa”. Ello evidencia que el tópico étnico no pretende más desarrollo que el que ya pueda manejar un local (y no un extranjero): “…el melancólico indio uruguayo halló su primer cantor en Pedro Pablo Bermúdez, autor de la tragedia en verso El Charrúa, donde los instintos del salvaje, ya fieros, ya tiernos, dan

92 93

MAESO, Carlos. El Uruguay… p. 45. El uso del vocablo se hace en los dos álbumes.

vida a un doloroso y penetrante drama.”94. Sin dudas, el receptor contemporáneo, como el futuro (incluso nosotros), debe reconocer la coherencia de la estructura de Maeso dado que desde el principio hasta el final el “Uruguay cosmopolita” no se erosiona. El autor se encarga de avisarle a quien visite el país de que allí “se cree estar en una ciudad europea, pues aquí no hay raza indígena ni tipos propios y se oyen hablar todos los idiomas del mundo”95. Y realmente serían de todo el mundo dado que “[h]asta ahora se han recibido y colocado en la capital y en el interior, inmigrantes italianos, ingleses, franceses,

españoles,

rusos,

austriacos,

alemanes,

portugueses,

dinamarqueses, suizos, japoneses, norteamericanos, brasileros, noruegos y argentinos.”96 La capacidad de asimilación del Uruguay parecería haber sido predestinada, “pequeña” excepción territorial del globo que moldea a las nuevas generaciones para que sean inteligentes, altivas, emprendedoras, “dotad[as] de facultades, casi superior[es] a sus padres, pues reúne[n] a las condiciones físicas y morales de la especie caucásica la viveza, la facultad de asimilación, de la percepción rápida y de hacerse francamente simpático que son dones de la tierra.”97 En cambio en el caso paraguayo la idea respecto de los habitantes es ilustrada a través de la coexistencia (en sentido territorial) entre los “indios salvajes”, los nativos civilizados y la población mestiza cuyas raíces pretéritas son más que publicitadas. Las palabras de López Decoud ofrecen un ejemplo sobresaliente de inclusión étnica que a la vez excluye la posibilidad de ser una excepción racial: “[l]a población del Paraguay, como la de las repúblicas Argentina, Uruguay y Chile es homogénea, predominando en absoluto la raza blanca. En 30.000 puede calcularse el número de indios que en estado salvaje habitan el centro del Chaco. En la Región Oriental son hoy objeto de curiosidad, así como los

94 Ibíd…, p. 436. Es importante destacar que el autor, si bien se sirve en varios pasajes de su anterior publicación propagandística “Tierra de promisión”, para este álbum desecha una considerable parte sobre los Charrúas, la que incluía este patriótico fragmento: “[l]os Charrúas, dotados de verdadero valor, perseverancia e inteligencia, lucharon durante tres siglos contra los Conquistadores, sin que un solo día dejaran de alimentar la esperanza que los animaba de salvar su patria de la dominación extranjera, que les era profundamente odiosa. 95 Ibíd..., p. 15. 96 Ibíd…, p. 442. 97 Ibíd..., p. 14.

negros.”98 El énfasis del “servicio efectivo de propaganda”99 paraguayo sobre esta temática se pronuncia aún más al ser comparada con la austera descripción de la otra publicación (o inversamente dicha austeridad puede tornarse en “mezquindad”). Pero quizá lo más destacable de esto es la ratificación por parte del álbum paraguayo de abordar el componente racial con un debido tratamiento para consumar una contrapropaganda deseada. De esta forma y bajo ese precepto, la “raza” guaraní oscila entre la reivindicación política y su exposición como algo atractivamente exótico que convive junto a la “propaganda moderna”. Esto engendra una mixtura propia del Álbum gráfico de Paraguay. Las descripciones sobre el tema giran en torno a lo “notable [de la raza guaraní] tanto por sus cualidades físicas como por las morales”100 Precisamente, estas dos características son las que sitúan al rasgo indígena como idóneamente adaptable a la sociedad moderna. La primera ilustra la conveniencia de la fuerza de trabajo local

101

mientras que la segunda

demuestra su fácil (y natural) relacionamiento y/o incorporación a la civilización. Si bien se comenta acerca de su potencial guerrero102, en gran medida se intenta relacionar los atributos de inteligencia, sobriedad y pacifismo al indígena guaraní.103 Si un “lector del globo” leyera detenidamente ambos álbumes, se encontraría con que mientras en Uruguay se hablan “todos los idiomas del mundo” en Paraguay se habla también (y aún) el guaraní: “[e]l Paraguay es nación bilingüe: el idioma oficial es el español, y el guaraní, el familiar. Mucho se ha discutido sobre la necesidad de que el segundo, idioma aglutinante, desaparezca, por el entorpecimiento que ocasiona en la mayoría de los naturales la fácil y fluida expresión del primero.

98 LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.), Álbum gráfico… p. 83. Destacado propio. 99 Ibíd…, p. 83. Paraguay. 100 LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.), Álbum gráfico… p. 76. 101 Este punto es evidenciado de forma certera al describirse la actividad forestal, diciendo que “[l]a mano de obra, aunque con tendencia a suba, no es muy cara en el Paraguay, y en general las explotaciones forestales pueden hacerse con el peón guaraní, más económicamente que en otras partes.” LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.), Álbum gráfico… p. 70. Destacado propio. 102 Dicho argumento es considerablemente explotado en los asuntos bélicos, especialmente en la sección “La Guerra de la Triple Alianza” del Álbum paraguayo. 103 Empero toda esta mencionada plataforma de contrapropaganda “civilizada” podría llegar a ser brevemente cuestionada por el simple hecho de la inclusión de una fotografía de 5 niños de rasgos indígenas bañándose desnudos en el río Pilcomayo. LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.), Álbum gráfico… p. 58.

Nosotros no creemos en esa necesidad: con el tiempo, un estado de mayor cultura en la masa popular hará que sin desterrar en absoluto nuestro guaraní, que es tradición y herencia y vehículo para llegar hasta el alma y los orígenes del pueblo, puedan usarse los dos sin mutuo detrimento. Para esto bastará que se lo prohíba con mayor rigor en las escuelas.”104

A pesar de tratarse de uniformización étnica por un lado y de su división por el otro, ambos países se insertan irónicamente dentro de un cuadro supuesto de consonancia racial a nivel regional pero sin dejar de lado sus propias características distintivas. El análisis comparativo puede llevarnos desde el detalle de una palmera hasta la lengua de un país: prácticamente todo el volumen informativo es atravesado por las ideas de civilización y progreso destinadas al “lector del globo”. Obviamente, muchísimos puntos y temas han sido dejados de lado. Pero al menos el lector debe tener presente las características y estrategias narrativas con que los autores de los álbumes intentan comunicar la idea que tienen de sus países. Teniendo esto en cuenta, a continuación veremos las versiones históriconacionales de cada país y la relación que estas guardan con las descripciones contemporáneas de Paraguay y Uruguay.

5.2.2 Sus versiones histórico-nacionales

Varios de los álbumes nacionales-propagandísticos contemporáneos construyeron, desarrollaron, recurrieron o prescindieron de sus respectivos pasados nacionales de forma desigual.105 Más que nada en lo que tiene que ver con la extensión y especificidad de contenidos o materias de índole histórica.

A la hora de la distinción el Álbum gráfico presenta capítulos concretos, secciones de textos articuladas en torno a subtítulos y desarrollos e 104 105

LÓPEZ DECOUD, Arsenio. Álbum…, p. 83. Ver el punto 3 “El género álbum”.

interpretaciones centradas en el pasado del país con un especial (y extenso) énfasis en la guerra de la Triple Alianza. Por otro lado, el Uruguay a través de un siglo arroja muestras poco extensas, de forma no muy conexa, que están desperdigadas de forma complementaria (casi accesoria) en capítulos que no son de corte histórico. De hecho, en el álbum uruguayo no aparecen este tipo de capítulos106. El segundo punto es que la confrontación involucraría textos de diversa índole. Las descripciones históricas del Álbum gráfico de Paraguay pueden ser consideradas como obras historiográficas en el sentido “tradicional” del término dado que efectivamente sus autores eran considerados historiadores en el momento (a pesar del cuestionado grado de desarrollo del campo historiográfico paraguayo en las dos primeras décadas del siglo XX) y tienen una metodología al menos significativa. Mientras que en el álbum uruguayo eso no sucede, básicamente por no tener una sección diferenciada de tal forma y porque el mismo Maeso no era un historiador. Pero en definitiva hay que dejar en claro las diferencias más gruesas: las ocasiones en que El Uruguay a través de un siglo recurre a la historia nacional lo hace para demostrar el grado de desarrollo “sorprendente” que tiene la República Oriental, mientras que el álbum de López Decoud lo hace para reivindicar su “pisoteada” historia y justificar su grado de “civilización”. La historia como parte de la “biografía nacional”107 en ambos casos está explícita y obviamente al servicio del interés político-económico inmediato y “for export”. Si refrescamos la idea del álbum como artefacto voluminoso pero suntuoso, con un índice estandarizado de materias, puede que tanto la “omisión” uruguaya y la amplitud descriptiva del libro paraguayo -casi una quinta parte del álbum- resulte por demás llamativo. El ejercicio comparativo revela, en gran parte, las percibidas y asumidas necesidades que enfrentaría cada operación propagandística, sirviéndose en diferente medida y manera de sus propias historias para poder influir en la realidad internacional

106 Ver nota al pie número 46. 107 Reproduzco lo que considero como una acertada expresión para definir a los álbumes, en BREZZO, Liliana. “El Centenario en Paraguay: historiografía y responsabilidades nacionalistas (1897-1912)”. Anuario del CEH, N°4, Año 4, 2004, p. 68. Disponible en http://cehsegreti.com.ar/archivos/FILE_00000057_1286998619.pdf.

contemporánea. Entiendo que los asumidos “riesgos” que se corren ante el posible abuso o prescindencia parten en gran medida de la asunción de una idea “histórica” que el “lector del globo” pueda ya tener sobre el país. Maeso prioriza una lógica netamente propagandística. En prácticamente todas las menciones de la historia nacional no ahonda más allá de un par de décadas. El autor se “excusa” de escribir “acerca de datos que patentizan tan claramente la marcha sorprendente que sigue la República”, y encomienda a las estadísticas o infogramas la tarea de exponer la historia nacional. De hecho, al momento de hablar al respecto deja en claro que es un recurso “excepcional” dado que “cree útil algún comentario para aquellos a quienes no agrada la reunión de tantos guarismos.”108 Sin embargo, los dos comentarios que trascienden las décadas finales del siglo XIX están unidos por la idea de “diferenciación” del período “colonial” (con todas las acepciones del término). En la misma introducción ya se establece la distinción entre Uruguay y Argentina, pero el primer país parece ir al rebufo del segundo dado su mayor importancia comercial: “Los dos principales componentes del antiguo Virreynato del Río de la Plata, durante el Gobierno Colonial, la República Oriental del Uruguay y la República Argentina, constituidas hoy en dos Naciones libres e independientes que han marchado en líneas paralelas a sus grandes destinos de pueblos ricos y laboriosos, pueden, vencido el primer siglo y bajo un cielo de venturosa paz, volver la vista al pasado y desde las cumbres del progreso a que han llegado, contemplar la huella luminosa de la brillante jornada que respectivamente han recorrido.”109 108 MAESO, Carlos. El Uruguay… p. 146. Destacado propio. 109 Ibíd. …, p. 1. Destacado propio. No resulta llamativo que la necesidad de distinguirse de Argentina, sobre todo en cuanto a lo comercial, no sea una novedad en las publicaciones propagandísticas del Uruguay. Una de las razones para ello quedaba demostrado en 1873 cuando se dejó ver que dado “rúbrica de Estados del Plata”, se tomaban a todos los puertos de la zona por igual. “La proximidad de los mercados de la República Argentina y la similitud de los artículos que consumen y producen ambas repúblicas, hacen que, muchas veces, se confunde en Europa muestra plaza con la de Buenos Aires, Rosario, etc., bajo la rúbrica de Estados del Plata, sin distinguir propiamente Buenos Aires de Montevideo, como lo hemos visto en varias estadísticas. En efecto, sólo 40 leguas separan a esos dos mercados situados un en la margen derecha y otro en la izquierda del Río de la Plata, distancia que los vapores que hacen la carrera diaria entre ambas plazas recorren en diez horas. Luego, la identidad de origen, de tradiciones, de costumbres, de lenguaje, de instituciones políticas y de aspiraciones sociales, hace verdaderamente hermanas a las dos repúblicas, cuyos mercados sirven sucesivamente de salida y uno y otro para los artículos que pueden abundar por un lado del Plata y escasear por el otro. Esa comunidad establece para el comercio exterior una facilidad de operaciones que redunda en beneficio de todos. Esta es la razón porque la mayor parte de los buques de vela se dirigen primero al puerto de Montevideo, desde el cual siguen después para el de Buenos Aires, cuando este último mercado les ofrece

Cuando se pretende brindar un panorama sobre “La instrucción popular” Maeso se remonta a los tiempos de la “gloriosa España” para demostrar que “[e]l Uruguay ha sufrido una rápida evolución material y moral que le hace diferenciar grandemente de aquel país que cien años ha no era sino una de las tantas colonias”. Fiel a su método, el autor remata su retrospectiva en lo “prodigioso” de la realidad nacional de ese entonces: “[l]a Escuela Uruguaya ha marchado también a grandes pasos hacia esta beneficiosa evolución y tan grande ha sido el cambio operado en ella en un lapso de tiempo relativamente corto, que bastaría este detalle para indicar la cultura e inteligencia del pueblo uruguayo, si estas no se revelasen por si solas a diario y bajo mil formas diversas.”110

“La instrucción popular” es la única que permite una lectura a modo de crónica: una narración histórica (pero fragmentada) con un orden consecutivo de acontecimientos. Maeso recurre a dos personalidades ilustres (ya detentaban ese grado) en la historia del Uruguay. Por un lado el héroe nacional José Artigas es presentado (aunque no aparece ningún grabado que lo represente) para demostrar la importancia que tenía la educación en su proyecto e ideales libertadores: “Artigas, nuestro gran Artigas, no olvidó entre el fragor de los combates y el laural de la victoria que tan grande y santa era la causa de la libertad de su patria como la de la educación de sus conciudadanos, pudiendo citarse el hecho de que el día de la inauguración de la Biblioteca Pública de Montevideo (1816), dio por santo y seña a su ejército: “Sean los orientales tan ilustrados como valientes”.111

El adjetivo posesivo en primera persona quizá pueda ser interpretado como una aclaración necesaria de que realmente es el héroe nacional dado que sus menciones son práctica y curiosamente nulas a lo largo del álbum. Por otro lado, y para cerrar el desarrollo histórico, el autor se remite a José Pedro más ventajas teniendo la facilidad de comunicar instantáneamente ambos puertos vía del cable eléctrico submarino, cuya red telegráfica se extiende hasta la mayor parte de los puertos fluviales de ambas repúblicas y hasta Chile también. (…) Interesa mucho, pues, conocer, cuál es el movimiento comercial de la República Argentina.” VAILLANT, Adolfo. La República Oriental del Uruguay (América del Sud) en la exposición de Viena. Montevideo: Imprenta a vapor de La Tribuna, 1873, pp. 32-33. 110 MAESO, Carlos. El Uruguay…., p. 122. 111 Ibíd., pp. 122-123. Destacado propio.

Varela a quien “le debe el Uruguay el encontrarse, en materia escolar, al frente de las demás naciones sudamericanas, y que le permitirá en no muy lejano tiempo igualarse a Alemania, Suecia, Estados Unidos, Inglaterra y Suiza.”112 Estas dos personalidades parecen emanar, en la dosis racionalmente propagandística acorde a la medida de Maeso, el ideal de libertad y civismo, de pretendido sentimiento nacionalista y de una concreta, sostenida y efectiva actividad educativa por parte del Estado uruguayo. En contraposición, el álbum paraguayo propone una historia nacional periodizada, con una metodología no muy desarrollada (si se compara con el campo historiográfico rioplatense) pero en cierta manera consistente, y un desarrollo e interpretación históricos que atraviesa todo el libro. Los inicios de la historia nacional de Paraguay se señalan más allá de los albores independentistas: se maneja el concepto de nación prexistente a la conformación político-estatal del país. Por ejemplo el “Resumen de la Historia del Paraguay”113 de Blas Garay no ahonda en un análisis pormenorizado de la realidad precolonial, dado que asume que “[p]oco o nada [se sabe] de la historia […] de la raza guaraní, la más difundida de cuantas poblaban antiguamente el Paraguay y la única cuya sangre se mezcló con la de los conquistadores.” Pero en el capítulo “Resumen de la historia ecónomica del Paraguay” de Fulgencio R. Moreno se dice: “… los Payaguás, antes de la conquista, nación fuerte, aguerrida y marinera, dominadora de parte considerable de la cuenca de nuestro gran río.”114 Blas Garay sitúa el comienzo de la conquista del Río de la Plata en las expediciones de Gaboto y García a fines del primer cuarto del siglo XVI, que luego posibilitarían el asentamiento de Asunción por parte de uno de los capitanes de Pedro de Mendoza. De esta forma, el autor propone un rol por demás influyente (y si se quiere altruista) en el nacimiento de las naciones limítrofes de “la capital del Paraguay” que “vino a ser así, desde su fundación, 112 Ibíd., p. 123. Destacado propio. 113 “…el único capítulo no original (…), debido a ese talento (…), tan prematura y lamentablemente perdido para la patria. Aparece en estas páginas como un homenaje rendido al que fue nuestro amigo y compañero y porque difícilmente se llegaría hacer trabajo como el del Doctor Garay en el que, dentro de la concisión deseada, se halle el conocimiento minucioso de los hechos.” LÓPEZ DECOUD, Arsenio. (Dir.), Op. cit., p. 2. Destacado propio. 114 Ibíd., p. 57. Destacado propio.

por cerca de medio siglo, el único centro de la conquista. Las primeras manifestaciones de la vida de esta ciudad son pues inseparables de la historia de varias naciones vecinas”115, en especial la argentina ya que “todas esas ciudades se fundaban a expensas de la Asunción”. Como parte de esta línea interpretativa, la Asunción es ilustrada como “drenada” de aquellos “elementos” que eran útiles para el crecimiento y prosperidad de la ciudad pero que resultaron “dispersos”, afectando así la base y explicación del “moderno” Paraguay. Garay deja en claro que “nada influyó, desde luego, tan marcadamente en (…) el porvenir [de Asunción], como la fundación de Buenos Aires, realizada en 1580 por un núcleo de valientes, en su mayoría paraguayos, a las órdenes de Garay.”116 La incursión y funcionalidad que abraza este anacronismo no es sino un recordatorio reivindicativo que parecería apuntar a las políticas económicas restrictivas establecidas por Buenos Aires, que se habrían extendido al menos hasta finales de la década de 1890: “En medio de los afanas de la conquista, el instinto comercial había surgido vigoroso desde el primer día. En 1556 Juan de Salazar, Felipe de Cáceres y Antonio Cabrera, ensayaban las primeras tentativas de exportación, enviando a España una pequeña partida de lienzos, azúcar y cueros, que prometían remitir en cantidad, habiendo contratación con algunas casas de estas. Pero esos anhelos no podían prosperar dentro del férreo engranaje de la política colonial. Y mucho menos cuando a orillas del Plata se asentó la población que atrajo desde el primer momento la atención de la corte. Los gobernadores fijaron ahí su residencia por recomendación expresa del Rey, dejando a la Asunción en el mayor abandono. Y cuando el Río de la Plata se segregó del Paraguay, el aislamiento fue todavía mayor. Las autoridades de Buenos Aires hostilizaron desde el primer momento la expansión comercial de su antigua metrópoli, hasta tal punto de poner trabas a sus comunicaciones postales: todo lo cual redujo al Paraguay a la mayor penuria. Esas tendencias absorbentes que ahogaban el comercio paraguayo, fueron afirmándose hasta adquirir carácter fijo y sistemático.”117

Esta última cita no es sino una de tantas que trazan un paralelismo entre el funcionamiento y enriquecimiento del gobierno de Buenos Aires (pre y post colonial) en detrimento del gobierno de Asunción y luego del de Paraguay.

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Ibíd., p. 49. Ibíd. Destacado propio. Ibíd., p. 50.

Como el lector fácilmente puede predecir, el Álbum gráfico pone un fuerte énfasis en la guerra de la Triple Alianza como punto de inflexión en el desarrollo nacional118. Tal es así que se le asigna prácticamente un quinto del volumen total del libro. En la introducción de dice: “…la “Historia de la Guerra de la Triple Alianza”, que es, entre todos los trabajos, el de más aliento y extensión y el llamado á tener gran resonancia, por ser la primera vez que se publica una historia completa de esa guerra por un escritor paraguayo, cuyo talento, vasta preparación y autoridad en el asunto son bien conocidos.119 Este escritor local era Juan E. O’Leary, un ya reputado intelectual, periodista e historiador perteneciente el movimiento de los Novecentistas120 que entre mayo de 1902 y febrero de 1903 entabló una polémica historiográfica con Cecilio Báez centrada en la figura de Francisco Solano López y su responsabilidad en el desenlace de la guerra de la Triple Alianza.

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La versión de O’Leary fue

118 Véase el punto 4.1.1. 119 LÓPEZ DECOUD, Arsenio. Op. Cit., p. 2. Destacado propio. 120 Este movimiento intelectual “floreció hacia finales del siglo XIX en Asunción y su grupo primigenio lo constituyeron Cecilio Báez, Blas Manuel Garay, Fulgencio Moreno, Manuel Gondra, Ignacio A. Pane, Juan O’Leary y José de la Cruz Ayala. (Ibíd.) 121 “The controversy among Paraguayan historians over Lopez and the Paraguayan War is indicative of the political partisanship which pervaded the writings of the "Generation of 1900." The Colorado Party, founded by one of Lopez' generals, cherishes the memory of "El Mariscal," and Juan E. O 'Leary has long been prominent in that party." Cecilio Báez was one of the major figures in the Liberal Party, whose members generally tended to regard Lopez as having been rather less than a "verray parfit gentil knight." En BARAGER, JOSEPH R. The Historiography of the Río de la Plata Area Since 1830. The Hispanic American Historical Review, v. 39, No. 4 pp. 588-642, Duke University Press,1959, p. 622. 122 Báez era una personalidad referente dentro del partido colorado a la vez que O’Leary era un joven militante del partido liberal. El hecho de que las palabras de éstos dos contrincantes sean enunciadas explícitamente desde veredas políticamente adversarias, y no estrictamente desde un ámbito académico, encuadra dentro de lo que Brezzo comenta como “…la crisis del modelo socioeconómico impuesto en la posguerra, […] la agonía del régimen y de los debates sobre las relaciones entre Estado y sociedad (Op. cit.) propia de esa coyuntura. Ambos se ubican dentro del movimiento intelectual denominado como “Novecentistas”. En comparación con las polémicas suscitadas en el Río de la Plata entre Mitre y López o Berra y Ramírez, ni Báez ni O’Leary son considerados como participantes de corrientes separadas delimitadas por distintas concepciones históricas. La influencia europea e incluso la correspondiente influencia rioplatense hibridada no habría alcanzado a la elite intelectual de ese país como para quizá generar una separación de tal tipo. Por otro lado, el fuerte tinte nacionalista del discurso de O’Leary, principalmente basado en un episodio bélico reciente y ocurrido en su mayor parte en suelo local, hacen que su discurso no permita vislumbrar (quizá para brindar mayor fortaleza a la coraza nacional de su postura) tan claramente influencias teóricas europeas. Además, se puede decir con certeza que ambos polemistas promovieron sus versiones con un fin pedagógico, pretendiendo una toma o adaptación de conciencia de la identidad paraguaya, ya sea para su cambio (Báez) o su afianzamiento (O’Leary). – esto se podría incorporar al texto.

la que con el tiempo se erigió como la “vencedora” y arrojó como resultado la preponderancia de una visión nacional que exaltaba positivamente a López, glorificaba las características y el heroísmo de la “raza guaraní” y denunciaba las responsabilidades del gobierno argentino (personificado en Mitre) por el “exterminio” y consiguiente retroceso del Paraguay. La forma en que se distribuyeron las secciones del Álbum es por demás ilustrativa del resultado de la contienda historiográfica: a Cecilio Báez le correspondió una subsección del “Resumen de la Historia económica del Paraguay” (de Fulgencio R. Moreno) llamada “Relaciones internacionales” mientras que a Juan E. O’Leary le fue encomendada “La Guerra de la Triple Alianza”. Estas partes son sucesivas, siendo la primera de seis páginas y la segunda de noventa y dos. Como un intento de resumen de este extenso capítulo referente al episodio bélico cabe subrayar las ideas puntuales que lo caracterizan. Básicamente, O’Leary propone una lectura del episodio como una interrupción, un punto de inflexión claramente atroz en el “creciente poderío” del país, en su desarrollo integral. Esta “perturbación” fue causada desde el exterior como consecuencia de los intereses políticos traicioneros de las potencias limítrofes: “Por desgracia, nuestro creciente poderío no podía ser mirado con indiferencia por los vecinos. El Brasil que nos había apoyado un día contra Buenos Aires, cuando Rosas le amenazaba, cambio por completo cuando desapareció el peligro por allí, enfriándose sus simpatías hacia los paraguayos, cuyo resurgimiento empezaba a preocuparle seriamente. Las cuestiones de límites le dieron el pretexto que necesitaba para hostilizarnos, empezando los rozamientos desagradables, cuyo obligado desenlace fue la tremenda guerra en que caímos despedazados. El localismo tampoco vio con simpatía el rápido crecimiento de la rebelde ex provincia, y encontrándose en el mismo plano sus prevenciones y los temores imperiales, se confundieron en un momento dado, surgiendo en consecuencia la Alianza contra el Paraguay.”123

No es mi intención ahondar en la lectura o postura de O’Leary dado que ha sido por demás mencionada. Sin embargo, cabe dejar en claro que esta versión propuesta por el autor para el álbum apunta explícitamente a derribar la

El inicio de esta polémica se sitúa entre el 26 y 30 de Julio cuando Báez publicó en el diario El Cívico cuatro artículos bajo el nombre de Estudios Políticos, en los cuales se discuten ciertas ideas sostenidas en la obra de O’Leary, Recuerdos de Guerra, editada en el diario La Patria. Como contrapartida, el autor cuestionado comenzó su respuesta el 28 de julio con el artículo Las Palabras del maestro, continuando con otros dos titulados El maestro, y finalizando el 5 de agosto con Oh! Los Libertadores!! 123 LÓPEZ DECOUD, Op. cit. p. 122.

propaganda emitida en contra del Paraguay y de su población.124 Por ejemplo, ante las acusaciones de gobierno déspota y tirano, y de una actividad cívica “adormecida”, O’Leary no duda en calificar de “populacho” al respaldo que recibió Mitre al momento de declarar la guerra: “La noticia de este hecho produjo inmensa indignación en Buenos Aires, consiguiendo Mitre lo que deseaba, es decir, encontrar un pretexto para unir a todo el país en torno a la bandera nacional. El populacho corrió a pedir venganza al presidente, y éste, en el colmo del entusiasmo, pronunció aquellas célebres palabras…”.125 Para responder a las acusaciones sobre la “barbarie del fanatizado ejército paraguayo” y su “falta de humanidad”, el autor cita a un corresponsal del “Evening Star” de Londres quien habría escrito después de recorrer “espantado” el campo de batalla: “Era un espectáculo horrible. Mil cuatrocientos paraguayos yacían allí sin haber recibido sepultura; los más de ellos tenían las manos atadas y las cabezas destroncadas. ¿Cómo había sucedido esto? – Es que habían sido hechos prisioneros y después de desarmados habían sido degollados y abandonados en el campo de batalla…”.126 Para erosionar la aureola “científica” con que el ejército argentino habría efectuado sus maniobras “efectivas” O’ Leary se permite hablar del “aburrimiento” que padecieron “aquellos valerosos e ingenuos soldados” paraguayos, llegando estos a “lanza[r] al campamento aliado una yegua chúcara, con una pelota de cuero atada a la cola. La pobre bestia, asustada, se entregó a una vertiginosa carrera, penetrando ruidosamente en medio de los Aliados que, sorprendidos, hacían fuego en todas direcciones. Las interminables carcajadas de los paraguayos respondieron en medio de la oscuridad a las descargas de fusilería del enemigo, justamente alarmado por aquel fantástico animal…”. 127

Se puede decir que el capítulo de la Triple Alianza guarda dos objetivos principales. El primero y el que se demuestra con más énfasis es el de sobreponerse a la versión de este episodio bélico emitida desde Argentina, tanto desde el Gobierno como por particulares. El segundo, transversal al

124 Las acusaciones a las que me refiero provienen del antes mencionado Álbum de la guerra del Paraguay. Ver nota número 26. 125 Ibíd., p. 119. 126 Ibíd., p. 129. 127 Ibíd., p. 139.

álbum, es el de utilizar las “atrocidades” sufridas por Paraguay para ensalzar las características de “la raza paraguaya” dentro del proceso de reconstrucción nacional. De hecho, esto podría explicar en gran parte por qué el Álbum gráfico no prescinde del componente étnico en su “biografía nacional”, sino que lo utiliza de forma reiterada y potenciándolo. Más de un autor en el álbum juega con la idea de qué hubiese sucedido de no haber existido la guerra, pero las suposiciones más seguras pueden desembocar en las no tan volátiles propiedades del suelo del Paraguay, como una fuente de riqueza inagotable que posibilitó la “regeneración” a pesar de los padecimientos. Al terminar la parte de O’Leary una hoja con la alegoría de un león (símbolo de guerra) en reposo anuncia al lector el comienzo de El Paraguay Moderno. Así de forma gráfica se concluiría la descripción histórica, presentando un país reconstruido, una nación regenerada, y un porvenir más que nunca prometedor.

5.2.3 Sus Estados

En esta sección me centro en detallar algunos rasgos de las funciones o resultados que los Estados de Paraguay y Uruguay habrían posibilitado o alentado. En sí, las imágenes modernas de ambos países incluyen implícitamente el funcionamiento de un aparato estatal efectivo. No analizo la idea o concepto de Estado, sino que lo tomo en el sentido más genérico de la palabra. 128 La comparación de la imagen militar de cada país arroja una disonancia destacable. Uruguay se jacta de una realidad castrense más que suficiente. Sin resguardo aparente se promociona una actualidad dinámica y renovada en la que su ejército se desenvuelve, ya sea a través del armamento y equipos diseñados especialmente para servir al país como así también del “gran número de Jefes y Oficiales” que se han instruido científicamente. Sobre el soldado uruguayo se dice que “es valiente, abnegado y entusiasta. Tiene una tradición de glorias adquiridas dentro y fuera de su país y la conserva con verdadero culto.”129 Por el contrario, el álbum de Paraguay describe con discreción sus fuerzas armadas. La sobriedad en la administración y actuación de su potencial militar se presenta como una virtud nacional más que como un posible flanco vulnerable.130 Dicha caracterización pretende sugerir una adhesión y respaldo hacia las libertades y derechos civiles casi de forma excesiva. Ello se destaca principalmente al plantear la guerra de la Triple Alianza como la iniciación de su ejército: a pesar de sus resultados fatídicos el país fluye en un orden civil interno armónico y pacífico que casi no necesita de mucho resguardo.

128 Me resulta útil para estos efectos tomar de la definición actual algunas de las acepciones de Estado: País soberano, reconocido como tal en el orden internacional, asentado enun territorio dete rminado y dotado de órganos de gobierno propios. - Forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente, que integra la población de un territorio. Extraído de: http://dle.rae.es/?id=GjqhajH&o=h. Fecha última consulta 20/10/2015. 129 MAESO, Carlos. El Uruguay…, p. 311. 130 “…nuestra incipiente marina”. Ibíd., p. 250.

No obstante las diferentes pretensiones, ambos libros recurren a una comparación regional para comunicar sus respectivos mensajes131 y evidencian cierto encanto o influencia de algunos rasgos de otros ejércitos. 132 El plano religioso recibe un concreto y sobrio tratamiento que no es asociado a iguales propósitos. Tras comparar ambos álbumes se puede decir que las realidades nacional-religiosas publicitadas por el par de publicaciones son construidas en base a la idea de “compensación”. La propuesta uruguaya concierne a un pronunciado grado de secularización que no pretende presentarse como virtud, y cuya mención puede ser considerada como un reconocimiento a la “naturaleza integradora” del país también en este sentido. Se nombra a los edificios de la Iglesia católica, además de los “3 templos de religiones disidentes: el Protestante, el Metodista, y el Alemán.”

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Lo mismo sucede con el clero católico uruguayo

que “es muy ilustrado y culto” y participa ejemplarmente en la enseñanza nacional.134 Por su parte, la sección específica de “El Clero Nacional: su historia” en el álbum de Paraguay es descripta de forma austera en relación a otras con el claro recaudo de alejar la idea de un fanatismo más asociado con una práctica bárbara que con el “debido” culto a la fe. Tal como se ejemplifica al decir: “[l]a religión del Estado es la Católica, también es la que profesa el pueblo, pero moderadamente, sin fanatismos.”135 Los abordajes del tema de la prensa planten en los dos casos un paralelismo directo entre el grado de desarrollo de esa industria y el progreso político-social de los países. En el par de libros este medio de comunicación, no obstante, toma rumbos disimiles. La publicación de Maeso destaca el tiraje de la prensa como sinónimo de integración social. El hábito de lectura en Uruguay es amplio e involucra a 131 En el álbum paraguayo: “No se conoce en América otro ejemplo de sobriedad en la concesión de grados en general.” LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.), Op. cit., p. 24. En el álbum uruguayo y acerca del soldado local: “En América es proverbial su coraje y su alma generosa.” MAESO, Carlos. El Uruguay…, p. 311. 132 Álbum uruguayo: “… el servicio militar (…) en tiempo de paz el ejército permanente se forma como en Inglaterra y Estados-Unidos…” MAESO, Carlos. El Uruguay…, p. 309. Álbum paraguayo: “El uniforme de los diversos cuerpos es el del ejército alemán.” LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.) Op. cit., p. 249. 133 MAESO, Carlos. El Uruguay…, p. 54. 134 Ibíd…, p. 55. 135 LÓPEZ DECOUD, Arsenio (Dir.), Álbum gráfico… p. 83.

“ricos” y “obreros” por igual, lo cual desliza un alarde del índice de alfabetización y puntualiza la baratura del diario como emulación de la reforma de Girardin en París.136 Al detenerse en el otro álbum se puede advertir que el hincapié, no obstante, se sitúa específicamente en la expresión del libre pensamiento. Una vez concluido el repaso de la sección El Periodismo en el Paraguay se dice: “[l]os apasionamientos políticos a veces han llevado a [cada publicación] a extremar la violencia del lenguaje, pero, debemos dejar constancia de que, salvo dos o tres ocasiones, las autoridades han demostrado un respetuoso culto por la libertad de la emisión libre del pensamiento.”137 Si la descripción histórica resultó ser muchísimo más extensa en el Álbum gráfico de Paraguay, en cierta medida ocurre lo mismo en El Uruguay a través de un siglo en cuanto a menciones del funcionamiento y presencia del Estado en la vida social y económica. Se puede decir que en el ejemplo paraguayo las veces que se comunica al lector algo referente al Estado, se utiliza el tiempo presente: “hemos cruzado y cruzamos por períodos en los que la pasión y la ambición políticas pueden, por momentos, sobreponerse a los intereses del Estado. El mal no es grave, ni es hondo: es transitorio y es superficial y lo causa nuestra inexperiencia.”138 Precisamente, el carácter “inexperiente” del Estado paraguayo es en sí un argumento que pueda explicar la ausencia de menciones al respecto. Contrario a esto, la información en el álbum uruguayo es abundante y está desperdigada en capítulos específicos y en breves comentarios “al pasar”. El estado uruguayo “se singulariza por la exigüidad de los tributos impuestos a los habitantes. La propiedad por ejemplo, que en otros países, es una fuente poderosa de rentas para el Estado aquí esta apenas gravada…”139

La inclusión de descripciones sobre la vida, actividad e integración de la masa asalariada, la “common people”, forma también parte de la totalidad descriptiva uruguaya. De hecho, la figura del “obrero” en el álbum paraguayo se 136 137 138 139

MAESO, Carlos. El Uruguay…, p. 378. LÓPEZ DECOUD, Arsenio Op. cit., … p. 257. Ibíd., p. 3. Destacado propio. MAESO, Carlos. El Uruguay…, p. 56.

encuentra un tanto ausente, y es expresada en una menos nítida “mano de obra”. La mención del obrero uruguayo revestiría cierta novedad dado que se refiere al grado de recepción, y a la producción o reproducción de costumbres, prácticas o ideas provenientes de Europa ya no sólo relacionado a la esfera política, económica o incluso como muestra propia de los círculos de la alta sociedad. Empero, la finalidad anterior a estos años no se vio muy alterada dado que este tipo de menciones también intentaba evidenciar el grado de “progreso” y “civilización” que habría alcanzado el Uruguay. La aparente asunción generalizada de la época acerca de un desarrollo civilizatorio unidireccional redundaba en la consecuente ambición premonitora de problemas sociales engendrados por la revolución industrial en el “Viejo Mundo”. Parte de la reacción del gobierno se centró en la cultura y política obrera,

la

cual

debía

amalgamarse

armoniosamente

dentro

de

un

funcionamiento cohesionado de la vida pública. Esa amplia idea de funcionamiento de la vida pública que una sociedad industrial parecería demandar incluía también modelos de “escenarios” físicos donde desplegar las políticas prediseñadas (o importadas) de planeamiento urbano y de estética arquitectónica. El paradigma higienista y el tiempo ocioso (“merecido” como parte de la fragmentación de la semana del obrero) eran en parte pilares de la asimilación o apropiación de los espacios públicos por parte de la cada vez más numerosa clase media. Después de todo, a la hora de la actividad propagandística, la intuición debía circunscribirse al universo simbólico europeo industrial, y tanto la sociedad como el Estado uruguayo, contrario al caso de Paraguay, se explicarían a partir de una realidad industrial desarrollada.

COMENTARIOS FINALES

No es mi intención repetir las ideas y reflexiones que han sido propuestas a lo largo de este informe. A modo de breve cierre cabe plantear un par de breves comentarios. Estimo que una fuente que se circunscribe dentro de un formato prestablecido con información indexada de forma estándar puede revestir tanto ventajas como desventajas a la hora de entablar un análisis comparativo. Las singularidades que se pueden llegar a desprender del análisis diacrónico y sincrónico de una selección de fuentes con un mismo formato pueden resultar ser más excepcionales y por ende más valiosas y útiles a la hora de la conjetura. Pienso que el mayor aporte que puede brindar este trabajo es el de ser un comentario a modo de antecedente que sugiere y fundamenta cierto grado de precaución para el tratamiento de este tipo de libros, amortiguando juicios terminantes e invitando a realizar una indagatoria profunda en torno a la etiqueta “álbum” (incluso que cuestione su misma validez como rótulo). A pesar del análisis comparativo, El Uruguay a través de un siglo y el Álbum gráfico del Paraguay se conciben y fluyen dentro de un circuito de información muchísimo más amplio que el que aquí haya podido rastrear o comentar. Asimismo, sería ingenuo de mi parte concebir a este flujo tan sólo como un intercambio entre dos extremos como el de Europa y América. Es verdad que ello demandaría una pesquisa por demás ambiciosa, pero a su vez arrojaría luz para entender las razones de la utilización de determinados elementos a la hora de elaborar la propaganda intuitiva. Si bien la proposición puede resultar ambiciosa, hallo conveniente dejar planteada la posibilidad de elaborar una futura hipótesis de trabajo que articule el ejercicio comparativo de estas dos fuentes (u otras de la misma índole) en torno al concepto de competencia (en el sentido de contienda). Esta idea se encuentra por demás cruda y claramente sus términos exigen ser calibrados. Sin embargo, dado que la misma surge como resultado de este trabajo me he decidido por integrarla a estos Comentarios finales.

En primer punto para esta idea es que la misma parte de la asunción de la existencia de un “otro” (sino no habría competencia). El segundo punto (ya más quebradizo) gira en torno al ámbito de disputa delimitado en tiempo y espacio, pudiendo manejarse como posibilidades las concretas exposiciones internacionales. De todos modos creo que no se debería desestimar fácilmente los cuatro ejes descriptivos que se han deslizado en este trabajo (regional, americano, europeo y mundial). La superposición como así también la transversalidad de este cuarteto representativo es en gran medida intermitente, pero en definitiva puntos de referencia a tener en cuenta a lo largo del análisis comparado. El tercer punto sería el equivalente a la “reglamentación” que conlleva una competencia: las reglas para competir. Aquí se puede entender a los criterios o estándares intuitivos de propaganda, como así también y más específico el género álbum. Es decir, toda aquella medida o medio que dado su evidenciada reiteración se desprende una entendida adopción por parte de dos o más actores para poder competir en un mismo medio o a través de un mismo canal. Si se asume la existencia de una serie de reglas, convenciones, o si se quiere estándares, también se debería reflexionar sobre la figura de un “juez”, que no necesariamente debe ser un individuo o figura particular sino que más bien se acercaría a una “comunidad” o “grupo de poder influyente” capaz de incidir en el desenvolvimiento de los contendores (países, empresarios y/o comerciantes). El cuarto y último punto sería la idea de “triunfo” o cualquier otro sinónimo que resulte ser más idóneo. Esta idea es quizás la más frágil de las cuatro dado que obliga a revisar las anteriores y exige replantearse los objetivos de la propaganda que se emite como así también admitir que ambas fuentes pueden “triunfar” o tener “éxito” en simultáneo. Por ejemplo y en el plano hipotético, Paraguay revirtiendo su imagen “bárbara” y Uruguay atrayendo inmigrantes, por más que ambos no consigan mediante sus álbumes captar inversiones. Como dije antes, entiendo que los asumidos “riesgos” que se corren ante el posible abuso o prescindencia realizado por los autores de los álbumes sobre el contenido referente a las versiones histórico-nacionales de Paraguay y

Uruguay parten en gran medida de la asunción de una idea “histórica” que el “lector del globo” pueda ya tener sobre el país. Cabe preguntarse ¿cuánto de estas imágenes habrá influido a nivel local y a la vez en qué grado se deben a su medio local? Un ejercicio comparativo que en un futuro involucre propaganda para el exterior y para ser difundida en el “interior” quizá resulte interesante. Principalmente, porque enriquecería el enfoque analítico dado que admitiría la posibilidad de que la idea de país, o nación, o ciudadano, paraguayo o uruguayo, no es una producción o reproducción local sino que se ve envuelta en un flujo multidireccional, geográfica y políticamente, diacrónico y sincrónico. Esto también invita a pensar sobre cuántas imágenes de un país existen en simultáneo, qué número de estas son realmente advertidas por este y qué cantidad logran ser “complementadas” o “refutadas”, cuántas escapan a ser percibidas…. ¿En qué medida y de qué forma cada campo historiográfico nacional podría haber recogido lo que parece ser una genealogía del discurso utópico sobre el “Nuevo Mundo” producido en forma de propaganda clásica? ¿De qué manera puedo haber sucedido lo contrario? Partiendo del simple “statement” de que tanto Paraguay como Uruguay recurren a Argentina para explicar su pasado y presente, se puede plantear la posibilidad de incorporar el “Álbum gráfico de la República Argentina en el primer centenario de su independencia”. Este análisis puede arrojar luz sobre el grado de coincidencias en las estrategias discursivas de los dos países y aquellas empleadas por su “gran vecino”. En definitiva, y después de todo lo comentado, creo que es realmente difícil abandonar la idea de que estos dos álbumes del centenario habrían permitido tanto a ojeadores como a lectores extraños un momento para imaginar o imaginarse sobre uno de estos dos países. Estos voluminosos libros llamados “álbumes” parecerían ser, aún hoy, artefactos que luchan dentro del terreno de la imaginación.

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