El general en su laberinto: Simón Bolívar

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Descripción

El general en su laberinto

Jenifer Álvarez García Doble grado en TEI+HUM Historia de América Latina Universidad Pablo de Olavide

Hoy en día Simón Bolívar goza de un lugar destacado en la historia universal por el ser uno de los Padres Fundadores de Hispanoamérica y el impulsor de una serie de ideales político-sociales que más tarde darían lugar a lo que se ha denominado como bolivarianismo. La transcendencia de su pensamiento político ha provocado la idealización y glorificación de Bolívar en algunos países como Bolivia, Colombia o Venezuela en los que ha llegado a surgir un movimiento de culto al personaje, confiriéndole un carácter virtuoso, perfecto, intachable o incluso sagrado. Si tenemos en cuenta lo anteriormente dicho, no es de extrañar que existan pocas obras históricas o literarias que sean críticas con el personaje o que muestren una faceta más real o humana de Simón Bolívar. Pero a día de hoy sabemos que aunque Bolívar gozó de gran fama la mayor parte de su vida y que le hizo ganarse el apodo de “Libertador”, el general no siempre disfrutó de la misma simpatía por parte de la sociedad. Hubo un periodo (que se iniciaría en 1821 y que duraría al menos hasta 1842) en el que fue despreciado por muchos, pues en sus últimos años tuvieron lugar una serie de factores político-militares que propiciaron un cambio en la mentalidad de la población americana. Esta transformación del imaginario social de la época hizo que se invirtiera la visión de la figura de Simón Bolívar y que paulatinamente se convirtiera en un personaje antiheroico.1 Por ello, en el presente trabajo vamos a centrarnos en la búsqueda de los elementos que produjeron el desprestigio que vivió el general en sus últimos días. Para ello nos basaremos en el análisis de diversos fragmentos de la novela «El general en su laberinto» del escritor colombiano Gabriel García Márquez publicada en 1989 ya que cuenta con un amplio y fidedigno apoyo bibliográfico. Nuestro interés por esta novela radica en la obra narra el viaje que emprende Simón Bolívar por el río Magdalena en el último año de su vida. Durante este tiempo, el general cada vez más enfermo y delirante reflexiona profundamente sobre los errores, derrotas y fracasos que lo han llevado al exilio. A través de los recuerdos de Simón Bolívar, «El general en su laberinto» nos traslada a la década de 1820, una época repleta de conflictos políticos, revueltas, golpes de estado, guerras civiles y dictaduras que provocaron la inestabilidad de los recién creados países 1

Sáez, A., Simón Bolívar: El Libertador y su mito, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia, 2013 (págs. 171-178).

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sudamericanos. Estos relatos episódicos siempre cuentan con una gran carga emotiva ya que normalmente son recuerdos que evocan los grandes éxitos de la vida del general, o bien porque son los momentos decisivos que lo llevaron al fracaso y por ende a la pérdida de su gloria. Así pues, García Márquez nos sumerge en los años posteriores a la larga y cruenta lucha por la independencia que desencadenó el surgimiento de movimientos disgregadores en los nuevos estados y que se manifestó en forma de una gran fragmentación del dominio colonial español. Frente a estos movimientos separatistas surgió una alternativa panamericanista que ponía énfasis en los elementos que unían a los habitantes de toda Hispanoamérica (origen, lengua, costumbres y religión) y en las ventajas políticas y económicas de construir una única nación. Aunque el iniciador fue Francisco de Miranda, Simón Bolívar (quien había adquirido gran importancia gracias a su participación en las guerras de independencia) se convirtió en el máximo representante de esta corriente. Así lo hizo saber primero en el Congreso de Angostura (1819) y después en el Congreso de Cúcuta (1821) donde expuso su gran sueño denominado «La Gran Colombia», un único país creado a partir de todas las naciones hispanoamericanas bajo un solo gobierno central.2 Según Bolívar era la única forma de alcanzar la independencia definitiva de la corona española y de evitar la reconquista: La independencia era una simple cuestión de ganar la guerra. Los grandes sacrificios vendrían después, para hacer de estos pueblos una sola patria... Nuestros enemigos tendrán todas las ventajas mientras no unifiquemos el gobierno de América.3 Estos congresos tuvieron como resultado el establecimiento de la Constitución de Cúcuta y la creación de la República de Colombia (formada en principio por Venezuela y Nueva Granada aunque más tarde se incluirían Panamá y Ecuador). Debido a su prestigio y voluntad, Bolívar fue proclamado Presidente de la República y Francisco de Paula Santander fue nombrado Vicepresidente. Sin embargo, Bolívar continuó con su campaña de liberación de las colonias, por lo que Santander se ocupó del gobierno en su ausencia.

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Del Alcázar Garrido, J., Historia contemporánea de América, Valencia, Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2003 (págs. 82). 3 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (págs. 103-104).

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En estos momentos, Bolívar vivía la etapa más álgida de su vida lo que lo hacía sentirse invencible. De igual forma, también muchos de sus coetáneos veían su figura con heroicidad y así se refleja en la narración del libro: No hubo un momento de mi vida que no fuera decisivo… Toda la iglesia, todo el ejército, la inmensa mayoría de la nación estaba por mí.4 Nada en el mundo puede salpicar vuestra gloria.5 A medida que su gloria aumentaba, los pintores iban idealizándolo, lavándole la sangre, mitificándolo.6 Pero poco tiempo después cambió la situación cuando en 1824 con el objetivo de conservar el orden y la integridad de Perú, eliminó al presidente en funciones y se autodenominó jefe supremo militar y dictador, lo que lo convertía en la única y máxima autoridad peruana.7 También logró instaurar una Constitución Vitalicia en Perú (que lo nombraba Presidente Vitalicio) aunque en un primer momento fue rechazada por el Consejo de Gobierno que se ocupaba de dirigir el país en su ausencia. Esto propició el surgimiento de posturas contrarias al general en Perú que dieron lugar a una serie de revueltas que fueron combatidas con gran represión por parte de las autoridades. Además, en 1826 «La Gran Colombia» sufría un gran agotamiento económico debido en gran parte a las costosas campañas militares de Bolívar, entre ellas la liberación del Alto Perú que más tarde dio lugar a la creación de la República de Bolivia donde impuso una constitución redactada por él mismo. Esta crisis monetaria acentuó las diferencias ideológicas entre el Presidente y el Vicepresidente (y sus respectivos seguidores). Pues mientras Bolívar era un fiel defensor del poder presidencial centralizado, Santander respaldaba con fuerza el federalismo. Además surgió una fuerte oposición pues no eran pocos aquellos que temían la concentración de poder del Presidente, que según algunos se asemejaba cada vez más a una monarquía.

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García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 118). García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 78). 6 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 184). 7 Alva Castro, L., Bolívar en la Libertad, Sucre, Universidad Andina Simón Bolívar, 2004 (pág.69-70). 5

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En 1827 estos desacuerdos ideológicos dieron lugar a una serie de conflictos políticos que terminaron por destruir las perspectivas de una unión sudamericana: El sueño del general empezó a desbaratarse en pedazos el mismo día en que se culminó. No bien había fundado Bolivia y concluido la organización del Perú, cuando tuvo que regresar a Santa Fe, urgido por las primeras tentativas separatistas del general Páez en Venezuela y los gatuperios políticos de Santander en Nueva Granada.8 Para solucionar estas diferencias se tuvo lugar en1828 la Convención de Ocaña con la intención de reformar la Constitución de Cúcuta. Los asistentes de la reunión se dividieron en tres posiciones desde su inicio: los centralistas que apoyaban a Bolívar, los federalistas que apoyaban a Francisco de Paula Santander y los independientes o indefinidos que apoyaban a Joaquín Mosquera. Esta Convención fracasó ya que no consiguieron llegar a un acuerdo común y los centralistas abandonaron la Convención. Creyendo que mediante su acción podría imponer el orden y mantener la unión del país, Bolívar se declaró a sí mismo dictador el 27 de agosto de 1828, mediante el Decreto Orgánico de la Dictadura y la abolición de la Vicepresidencia de la República. Además también incluyó mediante una nueva constitución los territorios de Bolivia y Perú en «La Gran Colombia».9 Sin lugar a dudas, esta decisión provocó el descontento de diversos sectores liberales y el 25 de septiembre tuvo lugar en Bogotá un atentado contra su vida (del cual resultó ileso), conocido como la Conspiración Septembrina: El miércoles 25 de septiembre de 1825, al hilo de medianoche, doce civiles y veintiséis militares forzaron el portón de la casa de gobierno de Santa Fe… subieron hasta el dormitorio presidencial gritando vivas a la libertad y mueras al tirano.10 Los conspiradores fueron sometidos a justicia por un tribunal que concluyó la participación de Santander en la conspiración y lo condenó a muerte, aunque al final fue desterrado a Paris; los demás implicados fueron fusilados. Después de los hechos, un Bolívar muy enfermo siguió gobernando de forma autoritaria en un ambiente hostil donde continuaron las revueltas que avivaron el odio entre sectarios venezolanos y neogranadinos. Los apoyos al Libertador ya se reducían al mundo militar, compuesto

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García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 159). Urdaneta, A., La convención de Ocaña y la dictadura de Bolívar. Caracas, Tipografía Washington, 1900 (págs. 50-69). 10 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (págs. 58-59). 9

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principalmente por oficiales de origen europeo, mientras que la clase política alimentaba un odio cada vez más mayor hacia él. En esta situación, Bolívar le declaró la guerra al Perú que intentaba separarse de la nación y el presidente de este país (José de La Mar) invadió Guayaquil, aunque después fue vencido por Antonio José de Sucre. Mientras tanto Venezuela se proclamó independiente en enero de 1830 y José Antonio Páez ocupó la presidencia del país desterrando a Bolívar. Estos hechos marcaron el declive de «La Gran Colombia» que poco tiempo después también perdió el control de Bolivia ahora dirigida por Andrés de Santa Cruz y que tomaba un nuevo rumbo y de Guayaquil y Quito que habían sido unidas por Juan José Flores para crear la república independiente del Ecuador.11 El general sabía que su sueño de una patria única había llegado a su fin: Tal parece como si hubiéramos sembrado tan hondo el ideal de la independencia, que estos pueblos están tratando ahora de independizarse los unos de los otros.12 Dadas las circunstancias, finalmente un Bolívar traicionado y notablemente desgastado dimitió de la presidencia el 20 de enero de 1830 y nombró presidente a Sucre. Simón Bolívar admitía haber llegado al final de su trayectoria política, así enfermo, desengañado al ver su obra destruida y consciente de la ingratitud y el odio de muchos de sus coetáneos, partió entre insultos de Santa Fe y emprendió un viaje por el río Magdalena para llegar a Jamaica donde embarcaría hacia Europa: Vámonos, volando, que aquí no nos quiere nadie.13 Muchos lo acompañaban en su primera jornada, algunos por amistad, otros por protección, otros para asegurarse que se iba.14 Se quejaron de sus males, se dolieron de la frivolidad de los pueblos y de las ingratitudes de la victoria.15 Mientras unos clamaban por él, medio país lo llenaba de injurias.16

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Sáez Arance, A., Simón Bolívar: El Libertador y su mito, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia, 2013 (págs. 150-158). 12 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 24). 13 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 11). 14 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 42). 15 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 123). 16 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 197).

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Pero nunca llegó a concluir este viaje debido a su insuficiencia de patrimonio económico y al consumo físico y moral que padecía provocado por las enfermedades y los innumerables ataques vejatorios contra su persona. En sus últimos días de lucidez, Bolívar reconociendo el fracaso de su ambición se centró en la defensa de su buen nombre tanto dentro como fuera del país.17 Nunca hubiéramos creído, mi querido José, que tanta gloria cupiera dentro de un zapato.18 El equivocado soy yo, ellos solo querían hacer la independencia… en cambio yo me he perdido en un sueño buscando algo que no existe.19 Le afectaba lo que se dijera de él, hasta su muerte intentó desmentirlo.20 Finalmente, Simón Bolívar murió el 17 de diciembre de 1830, rodeado de muy pocos amigos, en la Quinta de San Pedro Alejandrino (Santa Marta) propiedad del español De Mier. No carece de ironía, pero tampoco de lógica política, que el mito de Bolívar comience con el proceso de construcción nacional de Venezuela ya en el siglo XIX. El general Páez se encargó de recrear las virtudes y la honra del general post mortem al recuperar los restos del Libertador y disponer monumentos en su memoria con la intención de aunar y estabilizar la patria venezolana.21 Así, Simón Bolívar paulatinamente recuperó su gloria y llegó a convertirse en el personaje mítico y simbólico que conocemos hoy en día y cuyo culto y veneración se asocia con la liberación y lucha contra la opresión social.

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Sáez Arance, A., Simón Bolívar: El Libertador y su mito, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia, 2013 (págs. 164-165). 18 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 37). 19 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 223). 20 García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993 (pág. 120). 21 Sáez Arance, A., Simón Bolívar: El Libertador y su mito, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia, 2013 (págs. 1-180).

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Bibliografía general:  Alva Castro, L., Bolívar en la Libertad, Sucre, Universidad Andina Simón Bolívar, 2004.  Del Alcázar Garrido, J., Historia contemporánea de América, Valencia, Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2003.  García Márquez, G., El general en su laberinto, Barcelona, RBA Editores, S. A., 1993.  Sáez Arance, A., Simón Bolívar: El Libertador y su mito, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia, 2013.  Urdaneta, A., La convención de Ocaña y la dictadura de Bolívar. Caracas, Tipografía Washington, 1900.

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