El gato, que ha tirado un vaso. ¿Construcciones escindidas en el español coloquial?

June 5, 2017 | Autor: M. Borreguero Zul... | Categoría: Colloquial Spanish, Cleft Sentence, Topicalization, Orden de palabras-Sintaxis Español, Spoken Spanish
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Descripción

Margarita Borreguero Zuloaga*

El gato, que ha tirado un vaso: ¿construcciones escindidas en el español coloquial?1 Resumen: Presentamos aquí una descripción sintáctica, semántica y pragmática de un tipo de estructuras frecuentes en el español coloquial que no han recibido mucha atención hasta el momento en la bibliografía: El gato, que ha tirado un vaso. Tras preguntarnos si se trata de un tipo de oración escindida con cópula elidida o de un tipo de dislocación a la izquierda, proponemos como hipótesis explicativa una serie de operaciones lingüísticas que han dado origen a esta construcción para tratar de responder a la necesidad cognitiva del hablante de organizar sus enunciados en los bloques informativos de tópico y comentario. Estas operaciones son, en primer lugar, la elisión de un tópico no referencial que aparece en respuestas que reproducen (total o parcialmente) la pregunta que las origina; a continuación, la frontalización del elemento referencial y, por último, el reanálisis de la estructura como una estructura tópico-comentario que funciona en el discurso coloquial como una construcción presentativa con referentes definidos. Palabras clave: frontalizaciones, oraciones escindidas, dislocación a la izquierda, topicalización, español coloquial.

* Margarita Borreguero Zuloaga es licenciada en Filología Hispánica, Filología Italiana y Filosofía y doctora en Lingüística por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es profesora titular de Lingüística Italiana en dicha universidad, donde dirige el grupo de investigación A.Ma.Dis. en el ámbito de la lingüística adquisicional. Ha sido investigador invitado en las Universidades de Heidelberg (gracias a un beca de la Fundación Alexander von Humboldt), Turín y Macerata y ha impartido conferencias en numerosas universidades europeas. Su investigación gira en torno al texto y adopta diversas perspectivas: sincrónica, diacrónica, contrastiva (italiano-español) y adquisicional. Ha publicado numerosos trabajos sobre marcadores del discurso, focalizadores, anáforas y estructura informativa. Es coautora de La interfaz lengua-texto. Un modelo de estructura informativa (Biblioteca Nueva 2015) y ha editado recientemente Les marqueurs du discours dans les langues romanes: une approche contrastive (junto con S. Gómez-Jordana, Lambert-Lucas 2015) y Discourse markers in Second Language Acquisition. Studies on French, Italian and Spanish as L2 (junto con B. Thoerle, Benjamins 2016). Desde 2015 es la presidente de la Società Internazionale di Linguistica e Filologia Italiana (SILFI). 1 Una primera versión de este trabajo fue presentada en la sección “Oraciones hendidas en el mundo hispánico: problemas estructurales y variacionales” del XX Congreso Internacional de la Asociación Alemana de Hispanistas celebrado en Heidelberg los días 18-22 de marzo de 2015. Queremos agradecer a los participantes en esta sección, y muy especialmente a Mercedes Sedano, Salvador Gutiérrez Ordóñez, Ulrich Reich y Anna Maria De Cesare, sus comentarios y sugerencias. También nos han sido de gran utilidad las observaciones de Pedro Gras a una versión previa de este texto. Esta investigación se enmarca en el proyecto “Tradiciones discursivas, tradiciones idiomáticas y unidades de análisis del discurso en la historia del español moderno” (FFI2014-51826-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.

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RILI, XIII (2015) 2 (26), 101-122

Abstract: This paper proposes a syntactic, semantic and pragmatic description of structures like El gato, que ha tirado un vaso (The cat, that drop a glass) which have not received attention in the literature about spoken Spanish. We will first discuss if it is a type of cleft constructions with elliptical copula or a type of left dislocation. After

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rejecting both explanations, we propose that the structure is the result of different linguistic changes responding to the cognitive need of keeping an information structure based on the topic-comment partition: first an elision of a non-referential topic appearing in eco-answers, then fronting movement of the referential element and finally a reanalysis of the structure as a new topic-comment structure acting as a presentative construction with definite referents in spoken Spanish. Key words: fronted elements, cleft constructions, dislocation, topicalization, spoken Spanish.

Cualquier hablante nativo de español está familiarizado con un tipo de estructura que se usa en la lengua coloquial habitualmente para dar respuesta a una petición de información acerca de una situación concebida globalmente.2 Nos referimos a estructuras como las siguientes: (1) ¿Qué ha sido eso? ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sido ese ruido? El gato, que ha tirado un vaso (2) ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué te pasa? Pepe, que ha suspendido El tío de Juan, que ha tenido un accidente Mis hijos, que no paran y me tienen agotada

El objetivo de este trabajo es ofrecer una descripción sintáctica, semántica y pragmática de este tipo de enunciados que, hasta el momento y por lo que se nos alcanza, no han recibido mucha atención por parte de los especialistas en sintaxis coloquial.3 Solamente en el estudio clásico de Werner Beinhauer (1958 [1973: 158]) hemos encontrado una breve mención: A diferencia de equivalentes alemanes, el siguiente tipo de respuesta se ajusta muy íntimamente a la forma de la pregunta antecedente. VS 45 [Enrique García Álvarez y Pedro Muñoz Seca, El verdugo de Sevilla, Madrid, 1918] Frasquito: ¿Qué ha sido? (el origen de un estrepitoso ruido de cristales rotos.) —Rosario: El espejo grande del comedó que ha caído sobre la vajilla. Correspondiendo con la pregunta ¿qué ha sido? hay que sobreentender otro ha sido en la réplica:(ha sido) el espejo grande; y lo que ha ocurrido con el espejo está expresado con una oración subordinada de relativo. EUB 7 [Enrique García Álvarez y Pedro Muñoz Seca, El último bravo, Madrid, 1917] (Domingo y Marta, criados de Segundo, habían recibido de este orden estricta de no dejar pasar a nadie. Marta procura impedir la entrada de un visitante empeñado en ver a Segundo. A las voces de Marta, Domingo pregunta): ¿Qué quiere usted, Marta? —Marta: Este caballero, que se empeña en afirmar que el señor está en casa. Marta indica primero el motivo general del alboroto: este caballero, y en la frase relativa, enlazada con caballero, lo que con este sucede.

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Estas estructuras se encuentran en la mayoría de las variedades dialectales del español. Sin embargo, todos los ejemplos que presentamos pertenecen al español peninsular, ya que proceden de la introspección de la autora (que es hablante nativa de esa variedad) o menos frecuentemente de textos de autores españoles. Lo mismo puede decirse de los juicios de agramaticalidad sobre algunas construcciones, que se refieren únicamente al español peninsular. No aparece, por ejemplo, entre las estructuras descritas en Padilla (2000, 2005). Tampoco en otros manuales clásicos sobre el español coloquial como Vigara Tauste (1992) y Briz (1998).

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Esta estructura en dos bloques hace pensar en algún tipo de escisión sintáctica o al menos semántica, tal y como trata de explicar de modo intuitivo Beinhauer. En lo que sigue trataremos de explorar hasta qué punto puede considerarse una oración escindida y qué plano lingüístico se ve afectado por la escisión, ofreciendo para ello una descripción detallada y en parte discordante con la que ofrece el gran estudioso alemán. 1. Descripción sintáctico-semántica 1.1. ¿Se trata de oraciones escindidas? Sintácticamente, esta estructura está formada por dos segmentos bien diferenciados y relativamente independientes que podrían llevarnos a establecer un paralelismo con las oraciones escindidas,4 en las que un primer segmento está formado por una cópula desemantizada, adyacente a un sintagma que constituye el elemento escindido y el foco oracional, y un segundo segmento contiene una oración de relativo (cfr., entre otros, Gutiérrez Ordóñez 1997a, Moreno Cabrera 1999, Fernández Leborans 2001). Sin embargo, como veremos, aunque las estructuras que aquí nos ocupan tienen similitudes (más semánticas que sintácticas) con las oraciones escindidas, también presentan diferencias significativas, especialmente por lo que se refiere a la función discursiva que desempeñan en los textos. Desde el punto de vista formal, la primera diferencia es la pausa prosódica (en la escritura, marcada por medio de una coma) que separa a ambos segmentos, pausa siempre ausente en las oraciones escindidas. La segunda diferencia atañe al elemento inicial: mientras que el constituyente escindido puede ser tanto un sintagma nominal (Fue Juan el que me avisó), preposicional (Es con mi hermano con quien quiero ir), adverbial (Fue allí donde nos conocimos) o adjetival (Fue atónitos como nos quedamos), e incluso una oración adverbial (Fue cuando le conocí que me cambió la vida), en estas construcciones solo aparece en posición inicial un sintagma nominal —con frecuencia un nombre propio (3) o un sintagma nominal determinado (4), más raramente uno indeterminado (5) y nunca un pronombre (como se ve en (3))—, que introduce un referente, animado o inanimado: (3) ¿Qué ha pasado? Juan, que se ha peleado en el colegio5 #Él, que se ha peleado en el colegio6



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En lo que sigue, emplearemos el término “oraciones escindidas” (cf. Fernández Leborans 2001) en lugar de otros que también designan a estas estructuras como las “hendidas”, las “ecuandicionales” y las “perífrasis de relativo”. Siguiendo a Roggia (2009), establecemos una diferencia entre las oraciones escindidas y las construcciones escindidas, que incluyen, además de las oraciones escindidas, las pseudoescindidas, las escindidas condicionales o ecuandicionales y las presentativas. Una de las principales dificultades que hemos tenido que abordar a la hora de emprender este estudio ha sido la escasez de ocurrencias en los tres corpus de español oral que hemos consultado —CREA (parte oral), Corpus Val.ES.Co. y Corpus Oral de Lenguaje Adolescente (COLA, subcorpus COLAm de Madrid)—. Esto justifica que, en este primer acercamiento, la mayor parte de los ejemplos provengan de nuestra propia introspección. Esta construcción sería posible solo en un contexto en el que él tuviera función deíctica, es decir, hiciera referencia a un sujeto presente en el contexto. De ello se deduce que una condición necesaria para poder emplear estas estructuras es que el referente introducido en el primer bloque pueda ser identificado sin

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(4) ¿Qué ha sido ese ruido? El jarrón del pasillo, que se ha caído (5) ¿Qué es ese jaleo? Un coche, que ha atropellado a un motorista

Sin embargo, no parece posible con otro tipo de sintagma en posición inicial: (6) ¿Qué te pasa? *Furioso, que me han puesto en el trabajo ¿?En mi casa, que ha habido un incendio ¿?Allí, que he visto un accidente

Este referente, desde el punto de vista de la activación cognitiva, es nuevo, es decir, no ha sido introducido con anterioridad en el discurso y, por tanto, el locutor no puede suponer que esté activo en la mente del intérprete. Sin embargo, el mecanismo referencial empleado en cada caso es un buen indicio de la presuposición del hablante acerca de la capacidad del intérprete para identificar el referente. El empleo de un nombre propio o de un sintagma nominal determinado indica la presuposición del hablante de que su interlocutor no tendrá dificultades para identificar rápidamente la entidad de la que se habla (es el caso de Juan en (3) y el jarrón del pasillo en (4)), mientras que el uso de un sintagma nominal indeterminado indica que el referente no solo es discursivamente nuevo, sino que no forma parte del conocimiento del mundo compartido por el intérprete ni tampoco puede ser recuperado inferencialmente por este (es el caso de un coche en (5)). La tercera diferencia afecta al segundo segmento de esta estructura, formado por una cláusula introducida por que, que aparentemente —y si se tienen en cuenta únicamente los ejemplos presentados hasta ahora— podría interpretarse como una estructura de relativo, o mejor pseudorrelativa, ya que no constituye propiamente una explicación en inciso (caso de las relativas explicativas) o una modificación restrictiva del núcleo nominal (caso de las relativas especificativas). De este modo, se podría pensar que nos encontramos ante una estructura escindida del tipo Es X que7 en la que



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dificultad por el interlocutor, bien porque se trata de un elemento que pertenece a su conocimiento del mundo (como es el caso de los referentes introducidos por nombres propios o sintagmas nominales determinados) o bien porque el locutor proporcione suficiente información para que el intérprete pueda construir una representación mental (como en el caso de los referentes introducidos por un sintagma nominal indeterminado). El problema de la identificación es importante porque se trata en todos los casos de referentes no activos en el discurso precedente. Panunzi (2010) describe la estructura de la oración escindida con el siguiente esquema: è [SN|SAdv|SP| Oración adverbial] che [Oración subordinada] (È Giovanni che vediamo spesso al cinema ‘Es a Juan al que vemos a menudo en el cine’), estructura muy diferente de las llamadas oraciones pseudoescindidas [SN [Oración de relativo]] è [SN|Oración completiva] (Ciò che abbiamo visto al cinema è un film d’orrore ‘Lo que hemos visto en el cine es una película de miedo’). Las diferencias entre ambas estructuras pueden sintetizarse en tres aspectos: (a) en las oraciones pseudoescindidas, la posición preverbal está ocupada por un constituyente nominal (que contiene una oración de relativo) en función de sujeto del verbo, mientras que en las oraciones escindidas la posición preverbal es una posición vacía (o bien ocupada por pronombres expletivos como ing. it); (b) el elemento postverbal en las oraciones pseudoescindidas es siempre un SN u oración completiva, mientras en el caso de las oraciones escindidas puede ser además un SP, un SAdv o bien una oración adverbial; (c) la oración de relativo que aparece en el constituyente preverbal en las oraciones pseudoescindidas es de tipo restrictivo y depende del núcleo nominal

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se habría elidido la cópula y el pronombre de relativo se habría sustituido por el que galicado,8 tal como aparece en (7-8): (7) Ha sido el gato que ha tirado un vaso (8) Fue Juan que me lo dijo (9) (Es / Ha sido) el gato, que ha tirado un vaso (Es / Ha sido) Juan, que se ha pelado en el colegio

Sin embargo, si analizamos atentamente esta estructura aparentemente relativa nos daremos cuenta de que no se trata de una oración de relativo cuyo antecedente debería ir introducido por una cópula que ha sido elidida, como podría pensarse en un primer momento. De hecho, es precisamente el que el mejor indicio de que no estamos ante una oración de relativo, ni siquiera ante una pseudorrelativa o escindida (Moreno Cabrera 1999). En las oraciones escindidas en español, el elemento escindido referencial es retomado siempre con un pronombre relativo precedido de artículo que concuerda con aquel en género y número (el que, la que, lo que, los que, las que) o bien por medio del pronombre quien / quienes, que solo concuerda en número. (10) a. Es Juan el que se ha peleado en el colegio b. Es Juan quien se ha peleado en el colegio c. *Es Juan que se ha peleado en el colegio (11) a. Son Juan y Pedro los que se han peleado en el colegio b. Son Juan y Pedro quienes se han peleado en el colegio c. *Son Juan y Pedro que se han peleado en el colegio

Como se observa en (10c) y (11c), las oraciones escindidas no admiten el pronombre relativo que. Desde el punto de vista de su contribución discursiva, además, las estructuras que estamos analizando no tienen la función identificadora y, al mismo tiempo, focalizadora propia de los elementos escindidos. En otras palabras, a diferencia de (10a) y (10b), (10c) no indica que, de todos los niños del colegio, es precisamente Juan el que se ha peleado.



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del sintagma en que se inserta, mientras que no hay ninguna oración de relativo en las oraciones escindidas, ya que la subordinada introducida por che no depende de ningún SN; (d) en las pseudoescindidas, el verbo ser tiene un valor identificativo, ya que establece una relación de identidad entre dos entidades referenciales o expresiones eventivas (Lo que no se puede consentir es que quien roba no pague por ello), mientras que en las escindidas no tiene valor identificativo ni copulativo, sino que es una simple marca de subordinación. En el caso de las estructuras aquí analizadas, podría tratarse, por tanto, de una oración escindida (y no pseudoescindida) con elisión de la cópula inicial y simplificación del introductor de la subordinada, ya que en español el esquema se ajusta bastante al propuesto por Panunzi, pero con algunas salvedades: por ejemplo, la oración subordinada va introducida por un pronombre relativo que indica en su forma el género, número y función sintáctica del elemento escindido en la cláusula subordinada. Por este motivo, estas estructuras se conocen como pseudorrelativas (Moreno Cabrera 1999). El llamado que galicado —aunque actualmente su filiación francesa ha sido cuestionada— es un fenómeno muy extendido en el español de América y bien estudiado, entre otros, por Sedano (1987, 2008), Navarro (1998) y Dufter (2008). Se trata del que que sustituye, en la mayoría de los casos, a los pronombres relativos de causa, modo, tiempo y lugar en construcciones escindidas, como en Fue allí que lo vi, Fue por eso que se lo dije.

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Por otra parte, en las construcciones que constituyen el objeto de estudio de este trabajo no es posible sustituir que por otro pronombre relativo sin alterar por completo su función discursiva: (12) a. Juan, el que se ha peleado en el colegio b. *Juan, quien se ha peleado en el colegio (13) a. Juan y Pedro, los que se han peleado en el colegio b. *Juan y Pedro, quienes se han peleado en el colegio

Obsérvese que (12a) y (13a) son posibles en español, pero en un contexto discursivo distinto. Así (12a), formada por un SN y una cláusula encabezada por un relativo en función apositiva, tiene una función claramente identificadora en su totalidad, como se ve en (14a), donde la relativa amplía la información sobre el sintagma nominal inicial para facilitar la identificación de un referente, aunque la oración de relativo por sí sola sería suficiente como estructura identificadora (ver (14b)). (14) ¿Quién es ese? a. Juan, el que se ha peleado en el colegio b. El que se ha peleado en el colegio c. #Juan, que se ha peleado en el colegio9

Sin embargo, en (14c) solo el primer segmento de la construcción desempeña una función identificadora, mientras que el segundo segmento de la estructura analizada, de naturaleza clausal, ya no tiene finalidad identificadora, como se ve en (15): (15) ¿Quién es ese? *Que se ha peleado en el colegio

Además de la imposibilidad de sustituirlo por otro pronombre relativo, un segundo argumento de carácter sintáctico que pone en evidencia que este que no es un pronombre relativo es la posibilidad de combinarlo con otras marcas de función sintáctica. Hasta ahora, las construcciones analizadas presentaban, desde el punto de vista semántico, cláusulas de naturaleza eventiva que asignan al primer constituyente un papel agentivo. Sin embargo, es posible encontrar en primera posición elementos con funciones sintácticas y semánticas diversas. Véase, por ejemplo, (16), donde que aparece seguido de un clítico de objeto directo, lo que ya nos pone en la pista del mecanismo que subyace a estas construcciones, que es muy similar al de la dislocación a la izquierda. (16) ¿Qué ha sido ese ruido? El jarrón, que lo han tirado al suelo

De este modo, hemos descartado la posibilidad de que que pudiese considerarse un pronombre relativo. Como creemos haber demostrado hasta aquí, el segundo componente

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Por el contrario, (12b) es una estructura truncada en la que la relativa explicativa forma un inciso que aporta información secundaria y, por tanto, es necesario completar la cláusula principal para construir una oración con sentido: Juan, quien se ha peleado en el colegio, estará castigado toda la semana.

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de esta construcción es una cláusula independiente introducida por la conjunción que, y esto nos lleva a concluir que sintácticamente estas estructuras poco o nada tienen que ver con las construcciones escindidas. Sus similitudes habrá que buscarlas entonces en el plano discursivo, como veremos a continuación. 1.2. ¿Se trata de dislocaciones a la izquierda? Estas estructuras coloquiales, así como las construcciones escindidas y las dislocaciones a la izquierda, comparten un rasgo estructural común, que es la presencia de un constituyente desgajado o escindido de la estructura oracional. Sin embargo, a diferencia de los elementos dislocados a la izquierda, en este caso el constituyente desplazado es capaz de superar en su movimiento hacia la izquierda a la conjunción que que introduce la oración. En (17a) podemos observar el orden no marcado de esta construcción; en (17b), una dislocación a la izquierda clásica con su huella pronominal; y en (17c), la dislocación característica de las estructuras que nos ocupan, donde el elemento desplazado supera la conjunción que introduce el enunciado y constituye un bloque informativo independiente gracias al límite prosódico establecido por la pausa. (17) ¿Qué ha pasado? a. Que han tirado el jarrón al suelo b. Que el jarrón lo han tirado al suelo c. El jarrón, que lo han tirado al suelo

Este elemento dislocado o escindido (en sentido amplio) suele coincidir en la mayor parte de los casos con el sujeto, construcción en la que no es necesaria otra marca de función sintáctica más allá de la concordancia con el verbo. Pero, como hemos visto, también es posible dislocar un elemento en función de complemento directo o indirecto siempre y cuando aparezca el clítico con la marca de caso en el segundo bloque de la construcción (si bien es cierto que estas construcciones son mucho menos frecuentes que (17c)). (18) ¿Qué ha pasado? A María, que le han robado el bolso A Pedro, que lo han visto pidiendo por la calle

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en las dislocaciones a la izquierda, esta posibilidad no parece restringirse a los casos en los que el referente es introducido por medio de un nombre propio o sintagma nominal determinativo, como se observa comparando (19) y (20): (19) ¿Qué ha sido eso? Al gato, que le han pegado una patada A un gato, que le han pegado una patada10 Aunque, como veremos más abajo, en el español coloquial es más frecuente la opción sin preposición (El gato, que le han pegado una patada / Un gato, que le han pegado una patada), nos parece aceptable aquella con la marca de caso. Sin embargo, para establecer un estudio cuantitativo de frecuencias sería necesario llevar a cabo una investigación sobre corpus de lengua oral, que de momento no ha sido posible realizar por la ausencia de estas estructuras en los corpus mencionados en la n. 5.

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(20) a. ¿Qué le han hecho al gato? Al gato le han pegado una patada b. (¿?) ¿Qué le han hecho a un gato? A un gato le han pegado una patada

Así pues, parece que, mientras en las dislocaciones a la izquierda los elementos dislocados son preferentemente elementos cognitivamente activos y fácilmente accesibles para el intérprete, en las construcciones aquí analizadas el grado de activación cognitiva del referente no es un factor determinante que bloquee o haga menos aceptable esta estructura. Como ya hemos adelantado, esta construcción se caracteriza porque su primer segmento está constituido por un elemento referencial no introducido previamente en el discurso, es decir, discursivamente nuevo, aunque el hecho de que pertenezca al conocimiento del mundo del intérprete o no determinará el tipo de mecanismo lingüístico-referencial empleado por el hablante. Por otra parte, menos aceptables resultan a nuestro juicio las construcciones en las que se escinde un elemento precedido de preposición distinta de a, elemento que debe ser retomado necesariamente en el segundo segmento con un pronombre tónico, como en (21): (21) ¿Por qué tienes esa cara? a. (¿?) Con mi suegra, que nos tenemos que ir de vacaciones con ella. b. (¿?) Con mi suegra, que con ella nos tenemos que ir de vacaciones.

Sin embargo, la diferencia principal entre las dislocaciones a la izquierda y estas construcciones no estriba tanto en su combinación con diferentes tipos de sintagmas nominales como en la posibilidad que tienen las construcciones coloquiales de desplazar un elemento en función de complemento directo o indirecto sin su marca de caso, es decir, sin la preposición a que exigen estas funciones en español, excepto en el caso de complementos directos de cosa. Así, mucho más frecuentes que las construcciones de (18) y (19) son las de (22), que presentamos a continuación: (22) ¿Qué ha pasado? María, que le han robado el bolso. Pedro, que lo han visto pidiendo por la calle. El gato, que le han pegado una patada.

Con la eliminación de la preposición no hay tampoco restricciones para otro tipo de funciones sintácticas, a pesar de que no puedan ser retomadas por un pronombre clítico y exijan un pronombre anafórico tónico. Los enunciados en (23) funcionan perfectamente como respuestas a la pregunta formulada en (21): (23) ¿Por qué tienes esa cara? Mi suegra, que nos tenemos que ir de vacaciones con ella. Mi exmarido, que no puedo tomar ninguna decisión sobre el niño sin él.

De modo que lo que encontramos aquí es una construcción mucho más parecida a los llamados temas vinculantes o hanging topics (Rodríguez Ramalle 2005, Ferrari / Borreguero 2015: 287-292), que son también, como se sabe, estructuras características de la oralidad. En ellos, el elemento desplazado a la periferia enunciativa no conserva ningún

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tipo de marca que permita identificar la función sintáctica que realizaría en el enunciado si se mantuviera el orden canónico de constituyentes. Además, como ocurre con algunos tipos de temas vinculantes, que pueden estar sintácticamente desvinculados de la estructura enunciativa que los sigue, como en (24): (24) ¡Los niños! Tengo que buscar una solución para este fin de semana

también en el caso de las construcciones que estudiamos es posible que el primer segmento contenga un sintagma nominal que no concuerde morfológicamente con el verbo ni esté retomado por un elemento clítico, como se ve en (25a) frente a (25b): (25) ¿Qué te pasa? a. Los niños, que tengo que buscar una solución este fin de semana b. Los niños, que tengo que llevárselos a mi madre y no sé cuándo

Nos queda ahora por dilucidar qué es entonces este que que aparece en estas construcciones introduciendo el segundo segmento, pero que si no se alterara el orden canónico de constituyentes ocuparía la posición inicial del enunciado. 1.3. El que inicial átono con valor conectivo La clave está en identificar la estructura oracional de la que se escinde este elemento, lo que requiere en primer lugar identificar la función del que átono inicial, que ha perdido su función originaria como conjunción subordinada y representa un caso de lo que Evans (2007) ha llamado insubordinación, es decir, la aparición de marcas sintácticas de subordinación oracional en enunciados independientes en los que no se puede detectar una relación de dependencia sintáctica, sino contextual (Gras / Sansiñena 2015). La presencia de este que átono inicial ha llamado la atención de numerosos estudiosos que se han ocupado de las construcciones del español coloquial, tanto desde un punto de vista sintáctico como pragmático.11 El fenómeno del que como introductor de oraciones independientes no es privativo del español, sino que es común a otras lenguas romances. Así, por ejemplo, Sornicola (1991) dedica un epígrafe al che polivalente en italiano oral.12 Todos los estudios concuerdan en que no se puede encontrar una explicación puramente sintáctica a este tipo de cláusulas en las que una conjunción subordinante no parece enlazarse con un componente oracional explícito. Son muchos los tipos de cons Para una reseña de las principales interpretaciones que ha recibido este elemento, véase Gras (2013: 89-90; en prensa-b). Estas interpretaciones oscilan desde su consideración como un elemento expletivo sin significado, como en el caso de Alarcos, hasta su descripción como un marcador del discurso (Porroche 2000), una partícula modal (Pons 2008) o una marca de evidencialidad cuando va precedido por una interjección impropia (Rodríguez Ramalle 2008b). Como Gras / Sansiñena (2015) afirman, el principal problema de estos estudios es que están basados fundamentalmente en la introspección de los autores y no tienen en cuenta su funcionamiento textual en contextos de uso reales. 12 Los usos del llamado que polivalente aparecen tratados por Sornicola (1991: 61-74) en su clásico estudio sobre el italiano oral, y muchos de los valores allí descritos (consecutivos, causales, finales) son asumidos también por el que típico de las construcciones del español coloquial. Menos frecuente parece, sin embargo, en otras lenguas románicas, como el francés (Blanche-Benveniste 1997). 11

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trucciones en los que aparece este que inicial átono, aunque siguiendo a Gras (2013, en prensa-a) los podemos clasificar en dos grandes grupos: (a) las construcciones modales, en las que el contenido proposicional se inscribe en una modalidad enunciativa imperativa, desiderativa o exclamativa y que se caracterizan por exigir el modo subjuntivo, como en (26)-(28): (26) ¡Que vengas aquí ahora mismo! (27) ¡Que te vaya muy bien en Marruecos! (28) ¡Que a estas alturas me digas estas cosas!

y (b) las construcciones en las que que tiene una función conectora que vincula el contenido proposicional de la cláusula con el contexto precedente. Por otra parte, dentro de estos valores conectores, que son los que aquí nos interesan, pueden distinguirse dos grupos: un primer grupo formado por usos relacionados con la polifonía, como la reformulación de las palabras del interlocutor (29), la reiteración del propio discurso (30) y la reproducción del discurso ajeno (31);13 y un segundo grupo, relacionado con la articulación informativa del enunciado, como es la función de introducción de un comentario (32) o el cambio o recuperación de un tópico (33): (29) A: No puedo ir. Si es que tengo mucho trabajo y además llueve B: Vamos, que no te apetece (30) A: Hoy estás insoportable B: ¿Qué? A: Que hoy estás insoportable (31) A: ¿Qué han dicho? B: Que no vienen (32) A: ¡Ah! Los libros de los que te hablé, que no los encuentro (33) A: Por cierto, que las llaves que me diste se las devolví a tu hermano

En este trabajo defenderemos la tesis de que el que que encontramos en estas estructuras es un tipo de que átono inicial con función conectora (la conexión se produce, claro está, entre el enunciado y el contexto discursivo). Tenemos que empezar descartando las dos primeras funciones, ya que en estas construcciones no se repite el discurso propio ni se reformula el discurso ajeno. Nos quedan, por tanto, dos opciones: que se trate de una marca de discurso reproducido o de una marca informativa de introducción de comentario. A la primera hipótesis nos podrían llevar ejemplos como los siguientes:



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A los valores citativos del que átono está dedicado el estudio de Gras (en prensa-b), en el que se propone la identificación de determinados patrones discursivos que permitirían distinguir estos valores citativos de otros valores (como los conectores o los modales): configuración de los pares adyacentes, modos verbales, cambios de referencias deícticas.

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(34) ¿Quién ha llamado? a. Mi padre, que no viene b. El vecino, que si tenemos sal c. Tu hermano, que estará aquí sobre las ocho

Este que introductor del discurso, junto al que si que aparece en (34b), ha sido objeto de numerosos estudios en sintaxis coloquial (Spitzer 1942; Porroche 2000; Aliaga / Iglesias 2011). Es un mecanismo habitual para introducir el discurso del otro en el propio y, en este sentido, una clara marca de polifonía enunciativa que indica que el enunciado es atribuido a una fuente distinta del enunciador. Por otra parte, como es frecuente en el caso de las construcciones coloquiales introducidas por que, el segmento introducido no tiene necesariamente carácter oracional (Aliaga / Iglesias 2011: 52 y ss.), ya que el hablante puede optar deliberadamente por reproducir un sintagma o construcción truncada que tiene sentido en el contexto discursivo original. Son ejemplos de la llamada sintaxis parcelada, propia de la oralidad conversacional (Narbona 2008). (35) ¿Quién era? Javier, que ni en broma Tu madre, que nanai Tu hermano, que vale

Sin embargo, si tratamos de reinsertar el verbo dicendi, que teóricamente ha sido eliminado de la estructura, nos encontramos con que no podemos hacerlo anteponiéndolo al que como en el caso de (31), ahora modificado en (36): (36) A: ¿Qué han dicho? B: Han dicho que no vienen

Por el contrario, la introducción del verbo dicendi sigue al que introductor de la cláusula y obliga además a suplir el que de introducción del discurso ajeno, que también había sido eliminado. (37) ¿Quién llama? ¿Quién era? Mi padre, que (dice que) no viene El vecino, que (pregunta) si tenemos sal Javier, que (dice que) ni en broma Tu madre, que (dice que) nanai Tu hermano, que (dice que) vale

Precisamente, el hecho de que no se trate de un que introductor de cláusula permite considerar los ejemplos de (38), en los que no se reproduce el discurso ajeno, como construcciones similares: (38) ¿Qué ha pasado? El frigorífico, que no funciona Tu hijo, que no sabemos dónde está El perro, que se ha puesto enfermo

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La principal diferencia entre ambas construcciones es que solo en estas últimas y en aquellas en las que el verbo dicendi aparece explícitamente es posible restaurar el orden canónico de constituyentes: (39) ¿Qué ha pasado? Que el frigorífico no funciona Que tu padre dice que no viene *Que tu padre ni en broma Que tu hermano dice que vale *Que tu hermano vale14

La semejanza estructural que ponen de manifiesto los ejemplos de (39) nos deja una única opción para interpretar el valor conectivo del que átono inicial: se trata entonces de un introductor de comentario. Esto nos lleva directamente a la descripción de la estructura informativa y a las funciones pragmáticas a ella ligadas. 2. Función informativa y pragmática En este epígrafe presentamos una hipótesis para explicar la estructura informativa de estas construcciones y dar cuenta de las necesidades comunicativas que tratan de satisfacer. 2.1. Funciones informativas: el que introductor de comentario Nuestra hipótesis está fundada en la suposición de que el que inicial átono que aparece encabezando las respuestas a este tipo de preguntas funciona como un introductor de comentario a un tema elidido. De hecho, si seguimos las definiciones de tópico y comentario ofrecidas por Portolés (1998) en un marco discursivo, los tópicos son los objetos sobre los que versan las preguntas, explícitas o implícitas, que condicionan el desarrollo de un discurso, y los comentarios son las respuestas a esas preguntas. Nuestra propuesta para explicar estas construcciones es la siguiente: en estos casos, tenemos un tópico eco (que repite el comentario anunciado en la pregunta) vacío de contenido léxico y no referencial, que por su nula aportación informativa es eliminado, de modo que solo queda el comentario introducido por el que con función conectiva.15

14



15

Esta última estructura no es válida como sustituto de Que tu hermano dice que vale, aunque puede tener una interpretación distinta (Que digo que tu hermano vale) con elisión de un verbo dicendi, pero con un sentido diferente: no es tu hermano el que da por válida una situación o propuesta, sino que es el locutor u otro hablante el que valida a tu hermano. Pons (2003) y Gras (en prensa-b) advierten del peligro de abusar de la hipótesis de construcciones predicativas elididas, pues precisamente la elisión del predicado ha sido la explicación tradicional para los casos de que con valor citativo (véase el comentario a los ejemplos de (36) y (37)). “Desde una perspectiva pragmático-discursiva, el principal problema que presentan las explicaciones basadas en elementos sobreentendidos es explicitar cuáles son los mecanismos que permiten sobreentender una predicación que denota un acto de habla y que implica determinar tanto quién es el sujeto-locutor al que se atribuye el enunciado como el tiempo del evento de habla, que puede ser anterior, simultáneo o, en menor medida, posterior al momento de la enunciación” (Gras en prensa-b). Sin embargo, en este caso nos parece que la hipótesis de la elisión resulta mucho menos problemática, puesto que no está en juego el discernimiento del acto de habla implicado.

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(40) ¿Qué es lo que pasa? (Lo que pasa es) que el frigorífico se ha roto (41) ¿Qué ha ocurrido? (Lo que ha ocurrido es) que Pepe ha suspendido el examen (42) ¿Qué te pasa? (Lo que me pasa es) que mi perro está enfermo

Esta dependencia del turno anterior ha llevado a algunos autores a hablar de relaciones de seminsubordinación: “In the sense that the que-clause can be understood to be a fragment which is pragmatically dependent on the main predicate of the previous turn […]. From a discourse-interactional point of view, the que-clause signals a coherence relation between the two turns” (Gras/Sansiñena 2015, cf. Narbona 2013). El tópico subyacente, elidido en la respuesta, se omite precisamente porque no aporta ningún contenido informativo sustancial. Podemos suponer que este tópico toma la forma del primer constituyente de una estructura pseudoescindida con el relativo en primera posición (el llamado tipo B, según la propuesta taxonómica de De Cesare (2014) y Agar Marco 2014, que vuelven a plantear la eliminación de la diferencia entre escindidas y pseudoescindidas para las lenguas romances). Como se puede apreciar en (43-45), este tipo de construcciones con un tópico del tipo lo que pasa son frecuentes en las conversaciones coloquiales para introducir una información que se supone desconocida para el interlocutor: (43) G: [pero va– va] a venir aquí a(ho)ra, ¿no? E: sí↓ lo que pasa es que yo no sé si toc– si le tocaba autoescuela–digo… ¿cómo eraa? academia↓ esta tarde o esta mañana / pero es igual↓ él está allí/// él vendrá aquí desde el colegio (Corpus Val.Es.Co., L.15.A.2, 61-64) (44) E: mira noo↓ que es para mi madre y que es para mi tía/// (3’’) y cubitera↓ lo que pasa es que también tengo que conseguir una↓ que me faltarán ocho etiquetas de estas / ((se lo diré a Pepita a ver)) (Corpus Val.Es.Co., L.15.A.2, 168-171) (45) A: lo que ocurre / lo que ocurre es que→… lo que ocurre es que cuandooo… terminen la línea (d)e metro↑ y lo hagan todo esto↑((entonces)) y prohi– y prohíban aparcar o esto↑/ (Corpus Val.Es.Co., J.82.A.1, 95-97)

Esta elisión es frecuentísima, como atestiguan los principales corpus de español hablado, cuando la explicación constituye una respuesta a una pregunta —tanto de tipo retórico como del interlocutor— en la que aparece ya el verbo pasar, ocurrir, suceder: (46) Pero Francisco, qué ha pasado. Pero qué le pasa a este ahora. Pues nada, que todos los artistas están majaretas perdidos (CREA, Oral, 1990) (47) Carmen, no te he leído mi mi ¿es que sabes qué ha pasado? Que no, vamos, no es que haya pasado, que es que el de Literatura nos ha mandado inventarnos un capítulo del Quijote en la Edad Moderna o en la Antigua, en lo que queramos, así. Un capítulo nuevo inventado (CREA, Oral, 1991)

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(48) E: [sí / yo de eso también tenía / en las ventanas tengo dos así] M: = y ahora quiero que en la mía↑ R: mm M: me pongan una→ E: sí M: de§ R: § ¿ves? y yo aquí– y yo aquíi– aquí en el verano↑ yo quito el plástico y siempre [subo al tendedero] E: [no↓ pero ¿sabes] lo que pasa? que si tuvieras a los dos aquí↑… total↓ es un aparatito aquí↓ [chiquitín que lo pondrías] (Corpus Val.Es.Co., MA.341.A.1, 393-403)

Por tanto, tras la elisión del tópico, la respuesta comienza directamente con el que introductor del comentario.16 De hecho, como se ve en (43-45), esta estructura no es necesariamente respuesta a una pregunta directa, sino que puede aparecer —también en su forma elidida— como simple comentario explicativo en una situación comunicativa. En este mismo contexto aparece también la estructura que aquí nos ocupa, que en (49) se habría generado a partir de Lo que pasa es que la niña se olvidó de quitar el cartel: (49) Mi madre le respondió que estábamos completos. – Pues abajo pone que hay una habitación libre. – La niña, que se olvidó de quitar el cartel. (Rosa Ribas. Pensión Leonardo. Madrid, Siruela, 2015)17

Tras la elisión del tópico eco se produce, a nuestro juicio, un reanálisis de esta estructura, de tal manera que el hablante busca un nuevo tópico para estructurar informativamente su enunciado según el modelo estándar tópico + comentario, que es propio no solo del orden canónico de constituyentes en español (SVO), sino también de otras alteraciones de palabras bien conocidas del español, como las dislocaciones a la izquierda y los temas vinculantes (Gutiérrez Ordóñez 1997b, Villalba 2010, Ferrari/Borreguero 2015: 278 y ss.). Como es sabido, un tópico es un elemento prominente en el contexto, en el universo del discurso o en la actividad cognitiva del hablante y que este selecciona como punto de arranque de su enunciado. La topicalización de un constituyente no está necesariamente ligada al tipo de información que vehicula, que puede ser tanto información presente en el contexto como información discursivamente nueva (Halliday 1967). Sin embargo, es cierto que tienden a topicalizarse elementos dados en el contexto o en la situación comunicativa (Silva Corvalán 1984: 16). En este sentido, nos sumamos a la tesis cognitiva que propone que la ordenación gradual de los componentes oracionales, desde los más accesibles informativamente hasta los menos accesibles, es un principio topológico universal de estructuración informativa. Este que introductor de comentario no debe entenderse en el sentido de Porroche (2000), que considera que muchas de las estructuras introducidas por que se caracterizan por referirse a una información ya introducida o presente en la situación comunicativa (información principal) que la cláusula introducida por que desarrolla o explica (información secundaria), como en el caso en que sigue a una interjección: ¡Socorro!, que me matan o a una orden: No vayas, que no lo encontrarás. Aquí defendemos, por el contrario, que en las estructuras analizadas que introduce la información más relevante en una determinada interacción. 17 Agradezco este ejemplo a Mercedes Sedano. 16

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¿Cómo se produce dicho reanálisis? Seguramente el hablante recurre a esta estructura por analogía con otra, que ya hemos mencionado más arriba. Se trata de aquellas estructuras que tratan de dar respuesta a una pregunta más precisa acerca de la identidad de un agente. Son preguntas del tipo: (50) ¿Quién ha llamado? ¿Quién es / era? Mi padre Tu hermano El vecino

Una vez establecido el tópico como respuesta a la pregunta, en la sintaxis coloquial del español es posible añadir un comentario por medio de que átono inicial. De ahí que este que conectivo reciba también el nombre de que explicativo. “Si trata di una sorta di ʽagglutinazione’ fra sequenze, fenomeno che rientra nella più generale e ben nota casistica della preferenza nel parlato [...] per l’ordinamento parattico (coordinativo) in luogo di quello ipotattico” (Sornicola 1991: 72). Este comentario puede contener tanto una información fáctica sobre el referente en función de tópico como una atribución de voz, en forma de discurso indirecto, sin que sea fácil distinguir, fuera de contexto y sin un verbo dicendi explícito, a cuál de estas dos formas corresponde la información, Así, en (50a) tenemos probablemente una reformulación o reproducción del discurso atribuido al padre, mientras que en (50b) es más difícil decidir si es el hermano u otra persona el que ha informado del accidente—y se trata, por tanto, de un enunciado polifónico— o bien si el hablante transmite una información que conoce de primera mano: (51) a. Mi padre, que no viene b. Tu hermano, que ha tenido un accidente

Es probable que, sobre la base de esta construcción, haya surgido por calco semántico la que aquí nos ocupa, en la que el elemento frontalizado ya no tiene la función identificadora que tenían los sintagmas nominales en (49), sino que es desplazado desde el bloque remático. De este modo, tenemos una estructura informativa en la que el elemento frontalizado funciona como tópico enunciativo. Siguiendo a Halliday (1967) y Ferrari / Borreguero (2015), entre otros, en nuestra concepción el estatus temático de un constituyente es independiente del grado de activación cognitiva que tenga en la mente del intérprete la información que vehicula, es decir, independiente del hecho de que dicha información haya sido previamente introducida en el discurso. En efecto, tal como es entendido aquí, un tópico no es más que un elemento seleccionado por el hablante como punto de anclaje a partir del cual desarrollar la información. Por otra parte, la cláusula introducida por el que átono inicial constituye el bloque remático o comentario en el que se desarrolla la información sobre el tópico introducido. De este modo, tendríamos:

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(52) ¿Qué pasa?

El motivo principal, a nuestro juicio, por el que se produce el desplazamiento de un constituyente a la periferia izquierda, sobrepasando la marca de introducción de comentario, es porque el hablante recupera un tópico para estructurar su enunciado siguiendo el esquema tópico + comentario que es característico de la mayoría de las estructuras de la oralidad, tanto de las dislocaciones a la izquierda como de los temas vinculantes, sin contar con las estructuras que siguen el orden no marcado de constituyentes (SVO). Para el hablante resulta extraño tratar de satisfacer una pregunta sobre una situación global sin poder partir de un tópico, es decir, de un elemento referencial (animado o inanimado) que le sirva de punto de anclaje de su enunciado para desarrollar después la información. En este sentido, podemos decir que este tipo de construcciones tiene una fuerte similitud, por lo que a su estructura informativa se refiere, con algunos tipos de construcciones escindidas, especialmente con las presentativas (Venier 2002, De Cesare 2008), en las que el predicado existencial introduce un tópico. Es el caso del italiano (53) y del francés (54): (53) C’è il gato che ha fame (54) Il y a mon père qui vient ce soir

Sin embargo, el español tiene más restricciones en las construcciones presentativas. El verbo existencial por excelencia (haber) no admite esta estructura con sintagmas nominales determinados:18 (55a) Hay unos niños que me molestan con sus gritos todas las tardes (56b) *Hay los niños que tengo que recogerlos en el colegio todos los días No obstante, como ha demostrado Pons Rodríguez (2014), el uso de HABER + SN determinado está documentada a lo largo de toda la historia del español, uso que puede observarse también en el español coloquial contemporáneo, hasta el punto de que no es infrecuente oír en los medios de comunicación enunciados como La semana pasada hubo el congreso mundial sobre enfermedades mentales.

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Únicamente las construcciones con estar y tener, de uso más restringido, permiten una articulación informativa semejante (Arroyo 2010): (57) Están los niños, que tengo que recogerlos en el colegio todos los días (58) También tengo a mi hermana, que me echa una mano (59) Tengo un minidisc virgen que si queréis os lo doy (COLAm, mabpe2-01b)

Es probable que este tipo de estructuras se hayan desarrollado en el español coloquial para suplir la falta de una construcción presentativa con sintagmas nominales definidos en el español normativo. Según esta hipótesis, habrían aparecido en primer lugar las estructuras en las que el primer segmento está compuesto por un nombre propio o sintagma nominal definido (que son las más frecuentes), para extenderse posteriormente a aquellas en las que el primer segmento es un sintagma nominal indefinido.19 Estas últimas entrarían en concurrencia con las presentativas con haber: (60) ¿Qué ha sido ese chillido? Hay un gato al que le han dado una patada Un gato, que le han dado una patada

El paralelismo con las construcciones presentativas permite considerarlas en cierto modo como un tipo de construcción escindida desde el punto de vista informativo (tal y como defiende Roggia 2009), ya que responden al “principio de separación de la referencia y del rol” (Lambrecht 1994), según el cual todas estas estructuras se articulan en dos bloques sintáctico-informativos, de los cuales el primero establece el referente y el segundo, que puede ser considerado el núcleo informativo de la construcción, constituye una estructura predicativa en la que dicho referente recibe un rol sintáctico determinado. Sin embargo, si comparamos la estructura informativa de estas construcciones con la de las oraciones escindidas, las diferencias son evidentes, empezando por que estas estructuras no admiten la focalización contrastiva del elemento escindido. En efecto, en estas construcciones no se puede establecer una diferencia clara entre foco y fondo informativo como la que encontramos en el caso de las escindidas, tal y como aparecen descritas en diversos trabajos clásicos (Benincà et al. 1998, Moreno Cabrera 1999, Fernández Leborans 2001). Sin embargo, la construcción analizada tiene una ventaja respecto de la escindida en lo que concierne a la transparencia de su estructura informativa. De hecho, la mayor parte de los estudiosos no han llegado a un acuerdo no solo respecto al carácter focal del elemento escindido, sino tampoco a la naturaleza temática o remática de los diversos constituyentes de esta estructura, que está fuertemente condicionada por el contexto. Así, es frecuente que el elemento escindido tenga naturaleza anafórica y sea, por tanto, un elemento temático (Dufter 2009, Roggia 2010, Borreguero en prensa), lo que no impide que sea al mismo tiempo un elemento focal.



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Agradecemos a Mercedes Sedano esta sugerencia, que confiamos en poder confirmar en otro estudio.

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En las estructuras frontalizadas descritas, la articulación en tópico y comentario es mucho más transparente, ya que el SN que ocupa la posición inicial funciona siempre como tópico del enunciado. En relación con su estructura focal, el foco podría situarse tanto en el segmento inicial como en el final, en función de la intención comunicativa del hablante. En principio, la estructura seguiría la tendencia general del español a situar el foco informativo en posición final de enunciado (end-focus), como en el caso de (60): (61) El frigorífico, que se ha ROto Foco

pero no puede excluirse que en determinados contextos el foco recaiga sobre el constituyente inicial: (62) ¿Y ese jaleo? Los NIños Foco, que andan peleándose

En este sentido, nos parece convincente la tesis que defiende que la marcación del foco es fundamentalmente un fenómeno de tipo prosódico y no sintáctico ni léxico (Cresti 2000, 2012), porque tanto las estructuras consideradas tradicionalmente como focalizadoras (oraciones escindidas, anteposiciones) como los operadores de foco (adverbios como también, incluso, solo) pueden no ser marcas de foco oracional en determinados contextos.20 De este modo, el foco es definido como una propiedad del nivel locutivo del enunciado que se activa sobre una expresión semánticamente plena bajo forma de relieve acentual del núcleo prosódico de una unidad tonal (Panunzi 2009). Esto no quiere decir que un aumento en la intensidad del acento, característica del foco fonológico, tenga siempre naturaleza focal, sino que en general el hablante tiene mayor libertad de la que podría pensarse en un principio para focalizar cualquier constituyente del enunciado, independientemente de la posición sintáctica en la que se encuentre, para satisfacer sus necesidades comunicativas y adecuar la información al contexto en que dicho enunciado es empleado. A nuestro juicio, la estructura analizada no determina de antemano la posición del foco y otorga mayor libertad al hablante para seleccionar un elemento focal, sin que por ello se vea alterada la estructura tópico + comentario. Esta mayor flexibilidad resulta rentable para el hablante en el discurso espontáneo, mientras que, como han demostrado distintos estudios, la frecuencia de aparición de las construcciones escindidas en la lengua escrita es muy baja (D’Achille / Proietti / Viviani 2005).21

Una crítica sobre el papel de los llamados adverbios de foco como marcas de foco en cualquier contexto puede encontrarse en De Cesare (2010). Sobre anteposiciones no focalizadores en español, véase Silva Corvalán (1984). Sin embargo, otros elementos léxicos siempre actúan como focalizadores, como el ser focalizador del español de América (Yo vivo es en Caracas), para el que es más difícil pensar en un uso no focalizador (cf. Sedano 2005, Mora-Bustos 2009 y los trabajos allí citados). 21 No conocemos para el español trabajos similares a los que aquí citamos para el italiano que hayan cuantificado la frecuencia de aparición de las oraciones escindidas en la lengua oral y escrita desde una perspectiva comparativa. 20

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3. Conclusiones A nuestro juicio, la razón de que estas construcciones no hayan recibido suficiente atención por parte de los lingüistas reside en que se trata de construcciones exclusivas de la oralidad y presentan una estructura sintáctica que no se corresponde con ninguna de las estructuras canónicas descritas por la sintaxis del español. En efecto, los fenómenos de sintaxis coloquial responden a necesidades informativas precisas de los hablantes y no pueden explicarse en el marco estricto de la sintaxis, sino que es forzoso interpretarlas en un marco pragmático y discursivo. Nos encontramos, por tanto, ante un caso de orden pragmático de constituyentes (Padilla 2010). Según la hipótesis que hemos planteado aquí, nos encontramos en origen con una estructura de tópico + comentario introducido por que átono inicial, en la que el tópico se elide con mucha frecuencia por su escaso valor informativo y estructura en eco respecto de la pregunta que trata de responder o de la situación que pretende explicar. A partir de la cláusula que actúa como comentario, y por analogía con otras estructuras propias del español coloquial, en las que a partir de un SN en función de tópico se añade, tras pausa, una cláusula con valor remático (¿Quién era? Mi padre, que nos espera el domingo a comer), se produce un reanálisis de la estructura, de tal manera que uno de los elementos de la cláusula remática es desgajado, escindido y frontalizado, perdiendo en muchos casos las marcas de caso que permiten identificar su función sintáctica primitiva. Se crea entonces una nueva estructura tópico + comentario, en la que el tópico es léxicamente pleno y / o tiene clara función referencial y el comentario transmite una información eventiva o discursiva respecto de este referente. De este modo, estas construcciones funcionan informativamente en el español coloquial como construcciones presentativas, tal vez supliendo la carencia de estructuras de este tipo en la sintaxis del español estándar, pero, en todo caso, respondiendo a unas necesidades muy concretas de los hablantes de organizar su información de una manera más accesible para su interlocutor. Referencias bibliográficas Agar Marco, Rocío (2014): “Le frasi pseudoscisse in italiano e in spagnolo. Una proposta di tipologia”, en: Suomela Härmä, E. (ed.): Dal manoscritto al web: canali e modalità di trasmissione dell’italiano. Tecniche, materiali e usi nella storia della lingua. Atti del XII Congresso della SILFI. (Helsinki, 18-20 giugno 2012). Firenze: Cesati, 557-565. Aliaga, Francisco / Iglesias, Silvia (2011): “Una construcción del español coloquial: que si patatín, que si patatán”, en: de Bustos Tovar, José Jesús / Cano Aguilar, Rafael / Méndez García de Paredes, Elena / López Serena, Araceli (eds.): Sintaxis y análisis del discurso hablado en español. Homenaje a Antonio Narbona. Sevilla: Universidad de Sevilla, vol. I, 51-70. Arroyo, Ignacio (2010): “Construcciones presentativas con estar: la puesta en escena”. AnnalSS 7, 39-56. Beinhauer, Werner (1958): Spanische Umgangssprache, Zweite, ver meherte und verbesserte Auflage. Bonn: Ferdinand Dümmlers Verlag. [Trad. esp. de Fernando Huarte Morton, El español coloquial. Segunda edición corregida, aumentada y actualizada, Madrid, Gredos, 1973].

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El gato, que ha tirado un vaso: ¿construcciones escindidas en el español coloquial?

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Margarita Borreguero Zuloaga

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