El fundamentalismo en México: un debate impostergable (2015)

July 4, 2017 | Autor: L. Cervantes-Ortiz | Categoría: Religious Fundamentalism, Protestantismo mexicano, Mexican Protestantism
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EL FUNDAMENTALISMO EN MÉXICO: UN DEBATE IMPOSTERGABLE Leopoldo Cervantes-Ortiz 17 de abril, 2015 José Luis Velazco Medina, Un llamado a practicar una teología calvinista no fundamentalista. México, Varias instituciones, 2015. …el origen de la Escritura es a la vez divino y humano... la grafé es a un tiempo palabra de Dios y palabra de hombre... la exaltación desmedida de cualquiera de esos aspectos conduce a error.1 JOSÉ M. MARTÍNEZ

Sin proponérselo explícitamente, pero desde casi 20 años, el pastor y profesor José Luis Velazco Medina, de larga trayectoria, ha sido la “conciencia moral” de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (INPM). En diversos foros, espacios y momentos, y con una paciencia inclaudicable, se ha dirigido a sus líderes durante todo ese tiempo para llamar su atención hacia lo que, con un tenaz espíritu profético, considera urgencias a las que dicha iglesia debe responder. Fieles a un estilo críptico y poco comedido, sus interlocutores han guardado silencio, una y otra vez. Pero él no descansa y, con la recopilación de textos que ahora presentamos, nuevamente se dirige a pastores, estudiantes de teología y miembros de la INPM para advertir sobre los riesgos de continuar, sin freno aparente, en los sinuosos rumbos de la mímesis ideológica y doctrinal que representa aceptar acríticamente los postulados del fundamentalismo de origen estadunidense vestidos de “sana doctrina” que se han impuesto como verdad absoluta en el seno de esta iglesia desde hace ya más de décadas Al presentar estas posturas como única alternativa teológica, esgrime Velazco en todo el volumen, se ha hecho a un lado la genuina comprensión de una teología reformada, calvinista, bien situada en el espacio y en el tiempo. […] En el preámbulo, Velazco expone muy bien los propósitos que lo movieron a hacer esta recopilación de textos presentados en varios lugares, es decir, “una preocupación sincera por la INPM que ha sido mi iglesia desde que, siendo niño”, conoció el Evangelio de Jesucristo en Zitácuaro Michoacán. Su conocimiento de primera mano de la vida de la iglesia en la que, luego de sus estudios teológicos y de una experiencia pastoral continua, llegó a ser secretario de la directiva de la Asamblea General y responsable de Educación Cristiana. La cita elegida para abrir este prólogo es un hallazgo suyo y resume muy bien su intención de advertir, con la historia y las pruebas documentales en la mano, los peligros del fundamentalismo bíblico apegado de una manera casi patológica a la letra de las Sagradas Escrituras y a la inerrancia, neologismo referido a que “la Biblia no puede equivocarse”, y que se repite como dogma incontestable en los espacios afines al fundamentalismo. De poco han servido las advertencias bíblicas (algunas de las cuales se rescatan puntualmente aquí) para prevenirse del excesivo literalismo con que se interpreta la Biblia. Un tercio del libro (dividido en nueve partes) se ocupa de cuestiones tales como las nuevas metodologías de investigación bíblica, el poder de la Palabra de Dios más allá de un interpretación literal y la reacción en Estados Unidos a las nuevas técnicas de investigación bíblica a finales del siglo XIX, todo ello dirigido a mostrar la utilidad de esas herramientas para contextualizar mejor el mensaje cristiano, con base en una sana comprensión de las orientaciones calvinianas y de la subsecuente tradición reformada, que no siempre se ha caracterizado por un perfil fundamentalista, con todo y que, como explica el autor, hubo autores que creyeron que lo promovieron desde el siglo XVII. A fin de cuentas, y cita a Juan Calvino para

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J.M. Martínez, Hermenéutica bíblica. Terrassa, CLIE, 1984. p. 50.

fundamentar su afirmación, “la autoridad de la Escritura no depende de la autoridad de la Iglesia” sino del “testimonio interno del Espíritu Santo” (Institución de la Religión Cristiana, I, vii, 2).2 […] El simple hecho de que no se distinga con claridad que esta corriente religiosa forma parte de un paquete ideológico ligado a la ultraderecha y que las orientaciones políticas derivadas de la cerrazón bíblica y doctrinal tienen consecuencias negativas en la vida de millones de personas debería ser, según el autor, razón suficiente para valorar seriamente la opción elegida e impuesta con ribetes autoritarios en ya un sinnúmero de momentos. […] Hay que decir, en honor a la verdad, que el fundamentalismo cristiano no es un fenómeno social nuevo ni fuera de época, pues especialistas como el sociólogo protestante francés Jean-Paul Willaime o el politólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, entre otros estudiosos, lo han analizado desde muchas perspectivas. Sus aportaciones son relevantes aquí, pues observan, en el caso del primero, que el protestantismo, desde sus inicios, ha contenido en germen las dos posturas: la proclive al fundamentalismo y la orientada hacia el “liberalismo”, debido sobre todo a la aplicación del principio del libre examen de las Sagradas Escrituras. Así lo explica: “Por su insistencia en la Biblia como única autoridad en materia de fe y de vida eclesial, el protestantismo es un fundamentalismo, mientras que por su insistencia en el libre examen y el rechazo de todo magisterio eclesiástico es un liberalismo”.3 Esta tensión, agrega Willaime, “se traduce, en el plano psico-social, por la interferencia de dos tendencias: una que conduce sin cesar a estrechar el grupo alrededor de una verdad circunscrita y a reforzar el control social de los actores […] que se le puede calificar de ‘sectaria’, […] y la otra que tiende al contrario a relajar constantemente el paquete colectivo y reivindica la autonomía de la conciencia creyente”.4 De modo que ambas tendencias o inclinaciones forman parte de la herencia protestante. […] De Sousa Santos, por su parte, encuentra que el fundamentalismo protestante, sobre todo en Estados Unidos, pues pone como ejemplo a Jerry Falwell (también estudiado por Velazco) se caracteriza por una protesta activa contra la “traición” que la sociedad moderna ha practicado en relación con los “valores cristianos” y la búsqueda por restablecer “la hegemonía cultural del protestantismo evangélico [para] recristianizar la Constitución, la República y la sociedad civil norteamericana”.5 La conexión de esta ideología con las “teologías de la prosperidad” también es muy clara, puesto que legitiman el capitalismo y las desigualdades que provoca, idea que se ha exportado a buena parte de las iglesias por todo el mundo. El movimiento de La Nueva Derecha estadunidense es otra expresión de varias formas de intolerancia y exclusión que ha hecho causa común con el fundamentalismo. Por lo tanto, no se trata meramente de escandalizarse y señalar con el dedo flamígero a los “anti-modernos” y “retrógradas” fundamentalistas sino más bien de deconstruir sus afirmaciones y prácticas para demostrar la manera en que se falsea el Evangelio cristiano y se desactivan sus aspectos liberadores e incluyentes. Mucho de eso realiza Velazco en este libro. […] Sus palabras son duras y pertinentes: Nuestra guía es la Biblia, decimos. Pero, desgraciadamente, ¡se proclama más su pretendida inerrancia que su mensaje! ¿Cómo hacer una hermenéutica que dé sentido claro y definido al mensaje de Dios, que hable al corazón, tanto a la Iglesia como a una sociedad en crisis como en la que vivimos? ¿No deberíamos estar, conservadores y no conservadores, utilizando nuestro tiempo en reuniones de estudio bíblico-teológico, en lugar de inútiles controversias, Véase: J. Calvino, Institución de la Religión Cristiana, www.iglesiareformada.com/Calvino_Institucion_1_7.html. J.-P. Willaime, La precarité protestante. Sociologie du protestantisme contemporain. Ginebra, Labor et Fides, 1992 (Histoire et sociéte, 25), p. 78. 4 J.-P. Willaime, “Del protestantismo como objeto sociológico”, en Religiones y Sociedad, México, Subsecretaría de Asuntos Religiosos, Secretaría de Gobernación, núm. 3, mayo-agosto de 1998, p. 126. Traducción: Roberto Blancarte. 5 B. de Sousa Santos, Si Dios fuese un activista de los derechos humanos. Trad. de C. Martín Ramírez. Madrid, Trotta, 2014, p. 53. El autor cita a J. Casanova, Public Religions in the Modern World. Chicago, Universidad de Chicago, 1994, p. 159. 2 3

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junto con todas las iglesias, grandes y pequeñas, rurales, indígenas y urbanas en espíritu de oración, analizando y planteando cómo hacer para la construcción de una iglesia fiel, no sólo evangelizadora, sino profética y diaconal con un gran sentido práctico de servicio en lugar de inútiles controversias?

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