EL FONDO GUBERNAMENTAL DE PENSIONES DE NORUEGA Y SU DESEMPEÑO FISCAL, 1995-2010

September 4, 2017 | Autor: Eszter Wirth | Categoría: Fiscal policy, Sovereign Wealth Funds, Norway oil and gas
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Descripción

Trabajo de Fin de Máster Máster Oficial en Economía Internacional y Desarrollo Departamento de Economía Aplicada I Universidad Complutense de Madrid

EL FONDO GUBERNAMENTAL DE PENSIONES DE NORUEGA Y SU DESEMPEÑO FISCAL, 1995-2010

Alumna: Eszter Wirth Director: Juan Manuel Ramírez Cendrero Fecha: septiembre de 2011

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ÍNDICE Introducción………………………………………………………………………………..…..….4 1. Elementos teóricos……………………………………………………………………..….....…5 2. Política fiscal en países petroleros………………………………………………………....…..13 Retos………………………………………………………………………………………13 Consideraciones para el diseño de una política fiscal sostenible y contracíclica…………14 3. El modelo petrolero noruego y el Fondo Gubernamental de Pensiones………………...…….17 Introducción…………………………………………………………………………..….17 El Fondo Gubernamental de Pensiones de Noruega……………………………………..19 Gobernanza, funcionamiento e inversiones…………………………………………...…20 4. Funcionamiento y desempeño de la política fiscal: el papel del Fondo Gubernamental de vvvvv vde Pensiones………………………………………………………………………………......21 Análisis del diseño……………………………………………………………………….24 La aplicación de la política fiscal en la práctica……………………………………........28 Conclusiones………………………………………………………………………………...…...36 Bibliografía………………………………………………………………………………………38 Anexos………………………………………………………………………………………...…43

ÍNDICE DE FIGURAS Figura 1: Esquema metodológico………………………………………………………………5 Figura 2: Mecanismo de la enfermedad holandesa……………………………………………..8 Figura 3: Pozos de explotación en activo……………………………………………………...18 Figura 4: Funcionamiento del sistema fiscal noruego relacionado con los hidrocarburos….….21

ÍNDICE DE GRÁFICOS Gráfico 1: Alternativas para el fondo de financiación………………………………………...…17 Gráfico 2: Flujo neto de caja del Estado procedente de actividades hidrocarburíferas, 1973vvvvvvvvvvvvz2008………………………………………………………………………………..…22 Gráfico 3: Valor de mercado del Fondo Gubernamental, 1995-2010……………….…….….….24 Gráfico 4: Déficit o superávit primario, 1995-2010………………………………………...…...25 Gráfico 5: Valor del Fondo, 1996-2010………………………………………………………....29 Gráfico 6: Contribución al cambio del valor de mercado del Fondo, 1998-2010……………….29 Gráfico 7: Desviación de la regla fiscal, 2001-2011…………………………………………......30 Gráfico 8: Crecimiento del PIB y gasto público a precios constantes de 2000, 1995-2010……..31 Gráfico 9: Ahorro público, FBKF pública y transferencias al Fondo, 1998-2010……………....32 Gráfico 10: Ahorro y FBKF público, privada y total, 1995-2010……………………………….32 Gráfico 11: Evolución del IPC (en %), índice de bienes y servicios de consumo, 1995-2010…..33 Gráfico 12: Tipos de cambio efectivo, 1995-2010…………………………………………........34 Gráfico 13: Saldo neto de subbalanzas de la balanza de bienes, 1995-2010………………….....35 Gráfico 14: Estructura productiva, 1995-2010…………………………………………………..36

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ÍNDICE DE TABLAS Tabla 1: Rendimiento del Fondo………………………………………………………….…….26 Tabla 2: Resumen de los aspectos positivos y negativos de la política fiscal noruega…….…...37

ÍNDICE DE ANEXOS Anexo 1: Deuda pública bruta, 1997-2010……………………………………………….…..…43 Anexo 2: Saldo de la balanza por cuenta corriente y financiera, 1995-2010……………….…...43 Anexo 3: Pirámides poblacionales estimados para 2010 y 2050………………………….…….44 Anexo 4: Evolución de los precios del petróleo Brent, mayo 1987- enero 2011…………….….45 Anexo 5: Tipos de interés de referencia, 1999-2010……………………………………….…....45 Anexo 6: Tasa de paro, 1995-2010 ………………………………………………………….…..45 Anexo 7: Incremento de la compensación por empleado, 1995-2010 …………………….…….46 Anexo 8: Descomposición del crecimiento del PIB, 1995-2010………………………….……..46 Anexo 9: Evolución de la inflación medida por el IPC, 1997-2010……………………….…….46 Anexo 10: FBKF por sectores productivos, 1995-2010…………………………………….…....46

ÍNDICE DE SIGLAS DPNP – déficit público no petrolero EH – enfermedad holandesa FMI – Fondo Monetario Internacional FNCEPAH – flujo neto de caja del Estado procedente de actividades hidrocarburíferas NBIM – Norges Bank Investment Management NOK – corona noruega PIB – producto interior bruto RPN – riqueza petrolera neta SDFI – State Direct Financial Interest (Inversión Financiera Directa del Estado)

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INTRODUCCIÓN Los países dotados de recursos naturales valiosos, como los hidrocarburos, cuentan con posibilidades extraordinarias para aprovechar la riqueza que su geología les ha otorgado. Sin embargo, la confianza ciega en la capacidad que tienen dichos recursos para arreglar por sí solos los problemas económicos suele revertir la bendición, tornándola en desventaja, como han confirmado las experiencias de un amplio número de países subdesarrollados ricos en recursos naturales pero incapaces no sólo de aprovechar los beneficios de su explotación, sino de avanzar en su desarrollo socioeconómico. Entre los riesgos a los que son susceptibles las economías dependientes de materias primas se encuentra la volatilidad de los precios internacionales de éstas, la tendencia a la baja de los términos de intercambio, el rentismo estatal o la enfermedad holandesa. Noruega es un país europeo afortunado de encontrar oro negro y gas natural en su territorio pero no ha ignorado estas cuestiones diseñando una estrategia para minimizar la dependencia del crudo. Su ejemplo ha comenzado a ser una referencia de múltiples economías petroleras en desarrollo para la formulación de políticas capaces de superar los riesgos de su inserción externa. Este trabajo se centra en estudiar cómo Noruega ha logrado evitar el efecto gasto de la enfermedad holandesa a través del diseño y aplicación de una política fiscal contracíclica y ahorradora durante el período 1995-2010 - coincidente con la operatividad del Fondo Gubernamental de Pensiones que recibió su primera transferencia en 1996 - y enfatizando en el lustro 2003-2008, correspondiente con la escalada de los precios del crudo. Adicionalmente, se matizan algunas imperfecciones de la misma y se reflexiona sobre la posibilidad de implementarla en países en desarrollo ricos en crudo. Para ello, este estudio de caso pretende analizar si la política fiscal relacionado con los ingresos petroleros en el país escandinavo se asimila a los principios teóricos de una política fiscal sostenible y contracíclica para el uso de recursos no renovables que se plantea y, por otra parte, llevar a cabo un estudio empírico sobre la puesta en práctica de dicha política para evitar los síntomas del efecto gasto. En el primer apartado se enumeran los problemas derivados de la especialización en materias primas, centrándonos en el efecto gasto del mal holandés (según el modelo de Corden y Neary, 1982), cuya intensidad es mayor en un país hidrocarburífero que el efecto reasignación de factores productivos. Además, se presentan una serie de políticas para mitigar los efectos de la enfermedad holandesa, enfatizando en la política fiscal, que actúa más directamente sobre el efecto gasto. En el apartado 2 se ofrece una propuesta de principios que deben guiar una política fiscal sostenible y contracíclica a partir de las aportaciones de diversos autores, seguido por el apartado 3, parte descriptiva que dan una visión general sobre el modelo petrolero noruego y el funcionamiento del Fondo Gubernamental de Pensiones – corazón de la política fiscal. En el apartado 4 se unen los dos apartados anteriores, comparando si el diseño de la política noruega es coherente con los principios del apartado 2 y, posteriormente, se realiza un estudio empírico sobre el manejo de la política fiscal entre 1995-2010 y su efectividad para mitigar el sobrecalentamiento económico, es decir, las manifestaciones del mal holandés. El apartado final concluye y plantea posibles futuras líneas de investigación (Figura 1). Por tanto, la hipótesis a contrastar es que la política fiscal aplicada en Noruega contrarresta los síntomas del efecto gasto de la enfermedad holandesa (específicamente el incremento del déficit fiscal no petrolero, la inflación, la apreciación cambiaria y el deterioro de la balanza de bienes manufacturados) durante los años de altos precios del crudo.

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Figura 1 Esquema metodológico

1. ELEMENTOS TEÓRICOS La inserción externa de las economías ha sido objeto de estudio de los primeros economistas de la escuela clásica como Adam Smith (1776) y David Ricardo (1817), quienes –a través de la teoría de las ventajas absolutas y las ventajas comparativas, respectivamente – han defendido el comercio libre frente a las ideas mercantilistas dominantes en la época, mediante la producción y exportación de aquellos bienes en los que son más productivos los países gracias a razones tecnológicas, sin repararse en la naturaleza de dichos bienes. Posteriormente, los marginalistas se empeñaron en formalizar las aportaciones de Ricardo a través de gráficos y ecuaciones pero, con la introducción de la hipótesis de rendimientos decrecientes de los factores y rendimientos constantes a escala, llegaron a la conclusión de que la especialización había de ser parcial frente a la especialización total que abogaba Ricardo. Sin embargo, fueron Heckscher y Ohlin (1933) quienes propusieron que el origen de la ventaja comparativa no residía en la tecnología, sino en la dotación relativa de factores productivos que permiten a los países beneficiarse del comercio, incluso teniendo tecnología homogénea. No obstante, a lo largo del siglo XX se empezó a cuestionar las bases de la teoría neoclásica y los beneficios de sus recomendaciones de política económica. Por una parte, varios economistas introducen la posibilidad de existencia de rendimientos crecientes a escala1 tanto externas a la

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Para mayor información sobre los efectos de los rendimientos crecientes a escala externas e internas a las empresas, introducidos por Marshall (1920), consultar Helpman y Krugman (1985), Brander y Spencer (1985), Steinberg (2004) o Krugman y Obstfeld (2006).

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empresa, como distritos industriales o clusters – lo que justificaría la intervención gubernamental para proteger a la industria naciente a través de un subsidio a la exportación, aranceles, políticas de oferta o el estímulo de la demanda interna – como internas a la empresa, generadoras de competencia imperfecta – lo que explicaría la existencia del comercio intraindustrial y las razones económicas a la intervención pública de fomento de la competencia. Por otro lado, surgieron reflexiones acerca de la naturaleza de los bienes en los cuales habían de especializarse los países según los criterios neoclásicos, cuestionando las ventajas de especialización en materias primas. La primera contribución crítica consistente y con importante alcance fue la de Prebisch (1950) y Singer (1950), sobre la tendencia decreciente de la relación real de intercambio2 y del poder adquisitivo de los países subdesarrollados, reflejo de la desigual estructura productiva del centro – especializado en manufacturas- y de la periferia- productora de materias primas. Además de la tendencia a la baja de los términos de intercambio, la otra fuente de preocupación de las economías más pobres ha sido la evolución a corto plazo de los precios de artículos sin transformar, sufridoras de oscilaciones en períodos muy breves, y que incrementan la incertidumbre entre productores, desincentivan la inversión, obligan a realizar continuas reasignaciones de recursos, reducen la capacidad adquisitiva de los consumidores de las capas más bajas de la sociedad y ocasionan daños medioambientales3. Otro presunto efecto provocado por la explotación de recursos naturales es el denominado “rentismo estatal”, popularizado por Mahdavy (1970) para describir la situación existente en Irán de Pahlavi. Un Estado rentista puede definirse como aquel que recibe rentas importantes y volátiles de la explotación de recursos naturales que se manejan con escasa transparencia, originando comportamientos corruptos, padrinazgo, búsqueda de rentas y dilapidación de los ingresos. Estas tendencias están directamente relacionadas con la mala calidad de las instituciones y la falta de gobernanza, características recurrentes en países en desarrollo (Sinnott, Nash y de la Torre (2010); Asfaha (2008)). Asimismo, existe otro problema asociado al incremento del valor exportado de bienes primarios que no se debe a factores políticos, sino a un conjunto de mecanismos macroeconómicos que provocan pérdida de competitividad y desindustrialización: la “enfermedad holandesa”. El conjunto de problemas relacionados con la especialización en recursos naturales antes mencionados explicarían la razón por la cual países abundantes en materias primas tienden a sufrir un crecimiento económico menor, denominado como “maldición de los recursos naturales” (Sachs y Warner, 2001). La enfermedad holandesa (EH, en adelante) se refiere al impacto de un auge exportador de productos básicos en la reasignación de recursos productivos en detrimento del sector transable (generalmente manufacturero) y a favor del sector transable extractivo (recursos naturales) y del sector no transable (servicios y construcción), perjudicando la competitividad internacional del primero a través de la apreciación cambiaria y conduciendo a la desindustrialización. Las causas de la prosperidad en el sector extractor pueden ser de diversa naturaleza: descubrimiento de nuevos yacimientos, un progreso técnico en la industria extractiva, el incremento de los precios

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Estudios recientes han cuestionado esta tendencia, sobre todo en lo referente a la evolución de los precios de materias primas en los últimos lustros, como consecuencia de la incorporación de China en el marcado mundial (Kaplinsky, 2006). 3

Sobre la evolución de los precios de las materias primas y sus consecuencias, ver Barnett y Vivanco (2003), Ocampo y Parra (2003), Lobejón Herrero (2001), Asfaha (2008) Sinnott, Nash, de la Torre (2010).

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internacionales de los recursos naturales o la entrada de capital extranjero en forma de ayuda al desarrollo4 o de remesas de emigrantes. El término fue acuñado en 1977 por The Economist en un artículo5 donde se analizaba la apreciación cambiaria y el declive manufacturero sufrido por los Países Bajos tras el descubrimiento de importantes yacimientos de gas natural en el Mar del Norte en 1959 y la pasividad de su gobierno6. La literatura sobre la EH se desarrolló a principios de los ochenta debido al interés en el caso neerlandés y la preocupación mostrada por economistas británicos por defender a su país, que también posee reservas energéticas en el Mar del Norte, de los síntomas indeseados. El modelo esencial sobre el mal holandés fue desarrollado por Corden y Neary (1982), mediante un modelo de equilibrio general consistente en un sector transable compuesto por un subsector en auge (energético) más uno en retroceso (manufacturas) y un sector no transable (servicios). Se estudian las consecuencias de un progreso técnico7 sobre los tres sectores que emplean todos los factores, que se pueden dividir en dos categorías8 (ver Figura 2): i) efecto reasignación de factores productivos: suponiendo que el tipo de cambio real (precio de los servicios respecto a bienes transables) se mantiene constante y que la elasticidad-renta de la demanda de servicios es cero (para aislar el efecto reasignación de factores del efecto gasto), el sector extractor de materias primas se tornaría más atractivo y aumentaría su demanda de trabajo. Esto desplazaría la mano de obra empleada en los otros dos sectores hacia el sector extractivo, provocando

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Sachs (2006) afirma que los ingresos petroleros y en forma de ayuda oficial al desarrollo tiene implicaciones similares: ambos son gestionados por el Estado, ambos están expuestos a fluctuaciones y se caracterizan por su agotabilidad, ya que son temporales. 5

The Economist (1977): “The Dutch Disease”. 26 de noviembre de 1977, pp. 82-83, Londres.

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Irónicamente, Holanda no es el primer país que ha sufrido síntomas de EH, se pueden encontrar ejemplos previos, como la entrada de metales preciosos en España en el siglo XVI (Corden, 1984) o el descubrimiento de oro en Australia a mediados del siglo XIX. Además, la industria y las exportaciones manufactureras holandesas se recuperaron rápidamente, por lo que los Países Bajos superaron los síntomas de desindustrialización y pérdida de competitividad (Gylfason, 2001 y Hutchinson, 1990) pero el término permaneció. Tal como afirma Gylfason (2001, pp. 3): “Pero cuando la enfermedad porta el nombre del primer paciente que ha sido diagnosticado con ella, como en este caso, parecería un tanto precipitado exigirle al paciente que se mantenga enfermo para que el término permanezca unido a él” (la traducción literal es nuestra). 7

En caso de que el auge exportador esté provocado por una subida de precios de materias primas, los dos efectos operan de la misma forma que el progreso técnico. Si el origen es una entrada de capital foráneo, el efecto reasignación permanece tal cual pero el efecto gasto se anula si se repatrian las rentas obtenidas. Si hay desempleo inicial, las manufacturas pueden quedarse aisladas del boom ya que el sector extractivo tiene margen para captar el exceso de oferta de trabajo. 8

Suponiendo que únicamente el trabajo es móvil entre los tres sectores, mientras que el capital es específico de cada sector. En el artículo se desarrollan dos casos más: i) cuando el trabajo es móvil entre tres sectores y el capital lo es entre el sector manufacturero y servicios; ii) cuando los dos factores son móviles entre todos los sectores. En los últimos dos casos los resultados dependerán de la intensidad en el uso de factores. A nuestros efectos parece más factible que el capital sea específico del sector hidrocarburífero, por lo que el último caso es poco realista. En el caso intermedio, si las manufacturas son intensivas en capital y los servicios en trabajo (caso más probable), el efecto final sobre el output queda indeterminado, aunque se aprecia apreciación real.

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la consiguiente reducción del output en los primeros dos sectores. Este fenómeno es la desindustrialización directa. La hipotética caída de oferta nacional de manufacturas podría cubrirse vía importaciones mas no en el caso de los servicios, en cuyo mercado la falta de oferta provocaría encarecimiento y la consiguiente apreciación real. No obstante, consideramos que este efecto es poco apreciable en caso del sector hidrocarburos, a menos a corto plazo, porque usa intensivamente capital (específico del sector) que se suele importar al inicio de la explotación y requiere poca mano de obra (muy especializada). Es más aplicable a auges en actividades agropecuarias. ii) efecto gasto: (se supone que el sector energético no usa trabajo para aislarlo del efecto previo) debido al incremento de ingresos recibidos por la exportación del producto básico, aumentaría la propensión a gastar, especialmente en servicios, cuya demanda es más elástica respecto a la renta. En caso de que sea el Estado el propietario de los yacimientos, actuaría incrementando el gasto público o bajando impuestos. Ello provocaría exceso de demanda agregada, que acabaría inflando los precios y los salarios, sobre todo de servicios, conduciendo a la apreciación cambiaria real. El aumento del precio y salarios en los servicios atraería recursos productivos en detrimento de las manufacturas. Adicionalmente, la apreciación real incentivaría la importación de los bienes transables manufactureros al ser más baratos en mercados internacionales, expulsando a las empresas manufactureras locales del mercado. De este modo, el efecto gasto provocaría desindustrialización indirecta a través de dos vías. Figura 2 Mecanismo de la enfermedad holandesa

Fuente: elaboración propia a partir de Corden y Neary (1982)

El resultado conjunto de ambos efectos se traduciría en un descenso en el número de empleados y de la producción en el sector manufacturero tanto por el canal directo como indirecto. Sin embargo, el resultado sobre la producción y el trabajo empleado en los servicios quedaría

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indeterminado pues el efecto reasignación los reduciría pero el de gasto los fomentaría9. En todo caso, la desindustrialización sería clara y, considerando que la industria manufacturera cuenta con características “especiales”, como la acumulación de conocimientos mediante el aprendizaje (learningby-doing – introducidos por Arrow (1962)), los encadenamientos productivos hacia atrás y delante y otras externalidades positivas, la pérdida del tejido manufacturero podría ser irreversible y perjudicial para el crecimiento. Van Wijnbergen (1984) asumió precisamente que el motor del crecimiento era el progreso técnico, función de la experiencia acumulada, un fenómeno casi análogo a las economías de escala, que se distingue por su acumulabilidad, irreversibilidad y se encuentra ligado al sector transable sometido a la competencia. Si se reduce el tamaño de dicho sector, se perderá el motor del crecimiento a largo plazo y será más difícil de recuperar a medida de que otros países tengan más experiencia acumulada. Van Wijnbergen recomienda el uso de subsidios al sector manufacturero o la inversión de los ingresos del auge exportador fuera del país. No obstante, no todos los autores consideran perjudicial la experimentación de síntomas de la EH y cuestionan si realmente se trata de una “enfermedad” o una manifestación de la ventaja comparativa. Edwards y Aoki (1983) defienden que no se trata de un mal siempre y cuando la apreciación real sea permanente y conduzca a un nuevo equilibrio estructural. El Instituto de Estadística de Noruega (1997) señala que ante una apreciación cambiaria las empresas expuestas a competencia internacional tendrían que aceptar precios más bajos para mantenerse competitivos, lo que implicaría menores márgenes de beneficio. Además, los productos importados resultarían más baratos. El resultado de ambos factores se traduciría en una inflación más baja e incrementos más moderados de salarios y de costes, compensando el impacto negativo de la apreciación cambiaria. Hirschman (1977) confía en los efectos de arrastre hacia adelante y atrás del sector primario, capaz de generar los mismos encadenamientos que la industria pero se encuentra con la limitación de que la puesta en marcha de actividades (molino, producción de fertilizantes, empaquetamiento, logística) precisa tecnología y maquinaria más sofisticada, ajena a los productores del sector agropecuario o extractor en países subdesarrollados. La literatura más reciente también comparte una opinión menos pesimista respecto al fenómeno10. Torvik (2001 y 2004), partiendo de la teoría del crecimiento endógeno, supone que existe learning-by-doing tanto en el sector transable como en el no transable y también efecto derrame entre ambos. Partiendo de dicha hipótesis, un auge en el sector extractivo generará incremento de la demanda de bienes y servicios no transables a corto plazo, conduciendo a una subida de la producción y empleo en éstos y a la apreciación cambiaria. Sin embargo, gracias a los efectos aprendizaje y derrame, la productividad aumentará rápidamente en el sector no transable que, con el paso del tiempo, implicará reducciones en la demanda de trabajo empleado en el no transable y depreciación real. Sala-i-Martín y Subramanian (2003) argumentan que el supuesto de que el sector manufacturero es “superior” por el learning-by-doing y otras externalidades positivas carece de contrastación sólida. Sianott, Nash, de la Torre (2010) y otros investigadores del Banco Mundial siguen la línea de

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En el sector hidrocarburífero, donde es más difícil la reasignación de factores por el hecho de ser intensivo en capital específico, tiende a dominar el efecto gasto, por lo que subiría el empleo y la producción en los servicios. 10

También han sido prolíficos los estudios referentes al impacto de la Ayuda Oficial al Desarrollo y la entrada de remesas de emigrantes sobre el sector productivo: Adam y Bevan (2004), Nkusu (2004), Barder (2006), FMI (2005).

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Hirschman y cuestionan la hipótesis de que los bienes primarios presentan menos productividad, potencial de vínculos y efecto derrame sobre el resto de la economía poniendo como ejemplo estudios que muestran efectos de agrupamiento y vínculos con otros sectores de actividades de agricultura y pesca y señalan la creciente diferenciación de productos metalúrgicos en el mercado mundial, dando lugar al comercio intraindustrial de metales. No obstante, admiten la existencia de mecanismos a través de los cuales la fuerte dependencia productiva, exportadora y fiscal del sector primario puede comprometer el desarrollo: la volatilidad de los precios, la agotabilidad de bienes no renovables y la entrada de grandes rentas por la exportación de éstos, susceptibles a generar EH. La solución que se plantea es la diversificación productiva y la administración responsable de las rentas por parte del gobierno. Magud y Sosa (2010) aceptan la existencia de síntomas de la EH en la medida de que las entradas de capital foráneo aprecian el tipo de cambio real, generan reasignación de factores y reducen el producto y exportaciones netas manufactureras. Pero subrayan la falta de literatura económica que muestre los canales a través de los cuales la EH se traduce en menor crecimiento. Consecuentemente, recomiendan aprovecharse de los beneficios de un auge en el sector primario, reduciendo las consecuencias no deseadas que pueda causar mediante la política macroeconómica, y, si la apreciación es estructural, abogan por la no intervención. En nuestra opinión, es posible la creación de efectos de encadenamiento productivo entre el sector primario y el resto de ramas productivas, como lo demuestra el caso del agrobusiness estadounidense surgido en torno al sector agropecuario o el de la industria hidroeléctrica o parapetrolera noruega, los cuales se mencionarán más adelante. En todo caso, la existencia de efectos de arrastre hacia delante y hacia atrás en torno al sector primario implicaría también un crecimiento del producto y empleo de la rama manufacturera que suministra insumos para éste y transforma la materia prima extraída del primero. Lo mismo pasaría con los servicios relacionados con el sector extractor, por lo que la estructura productiva permanecería igualmente diversificada, quizá con un ligero aumento del peso del sector primario respecto al PIB, sin caídas sustanciales en manufacturas y servicios. Además, la elaboración de productos con mayor valor añadido de materias primas gracias a los efectos de arrastre también puede incidir en una mayor diversificación de exportaciones sin perjudicar la balanza de bienes manufacturados (por ejemplo, los alimentos y bebidas elaboradas o los productos químicos se contabilizan en partidas de la subbalanza de manufacturas de la balanza comercial). Ahora bien, la cuestión es cómo diseñar políticas para la construcción de dichos efectos de encadenamiento. Existe, además, otro hecho por el cual es conveniente interpretar los síntomas de la EH con cautela, ya que la pérdida de participación del sector manufacturero en el PIB y el empleo a favor del sector servicios ha sido una tendencia común en todos los países desarrollados, fruto de la terciarización de la economía, que no es de ninguna manera negativa, sino que obedece a diferencias de productividad entre los dos sectores y a cambios en los patrones de consumo. Lo que sí conviene evitar es la prociclicidad de los gastos derivados de los ingresos por venta de recursos naturales que en épocas de auge exportador pueden sobrecalentar la economía y ante la caída de precios de materias primas agudizarían la recesión. Además, si el país se encuentra especializado en recursos no renovables, se necesitan introducir criterios adicionales como los principios intergeneracionales. Adicionalmente, si el incremento de los precios de recursos no renovables resulta ser permanente (como auguran muchos estudios sobre la evolución futura de precios del crudo), podría haber un cambio permanente en la ventaja comparativa del país por lo que es probable que el sector extractor desplace a otras industrias a largo plazo. Sin embargo, en el momento en el que se acaben las reservas habría que reajustarse a la estructura productiva previa, un proceso ciertamente costoso, que 10

se puede evitar protegiendo las actividades ajenas al petróleo o desarrollando una actividad parapetrolera con capacidad de crear innovaciones aplicables también para otros sectores. A continuación se presentan pinceladas sobre varios tipos de políticas a través de los cuales se puede evitar las distorsiones macroeconómicas que conduzcan a una apreciación cambiaria temporaria, pérdida de competitividad y de tejido productivo. Política monetaria y cambiaria. Existe un debate acerca de las ventajas e inconvenientes de sistemas de cambio nominal flexible y fijo (ver Krugman y Obstfeld (2006)) aunque cualquier sistema cambiario una modificación en los términos de intercambio precisará un cambio en el tipo de cambio real. Con un tipo flexible el ajuste se logra a través de la variación del tipo nominal, que ocurre con cierta rapidez. Pero en caso de tipos fijos, el ajuste ha se producirse vía cambios en los precios internos, lo que toma más tiempo. Según Sinnott, Nash y de la Torre (2010), para países primarioexportadores, es aconsejable adoptar tipos cambiarios fijos para evitar la volatilidad de la moneda y tener la posibilidad de devaluar, aunque precisan mayor flexibilidad en los salarios nominales y la política fiscal que logre ajustar el tipo real sin que afecte bruscamente el empleo y producción. Asfaha (2008) defiende también este régimen debido a la posibilidad de realizar devaluación para proteger a los sectores transables, mientras que Rodrik (2005) sugiere optar por un tipo de cambio real infravalorado que funciona como subsidio general a las industrias transables y fomenta las inversiones en nuevas actividades. Sin embargo, desde finales de los 90 se intensificó la adopción de tipos flotantes en países de América Latina y el Caribe –y Noruega- acompañada de políticas monetarias centradas en metas de inflación. El argumento central de esta modificación es que durante la caída de precios de productos básicos el ajuste es más rápido en el tipo cambiario real vía depreciación nominal y existe posibilidad de reducir los tipos de interés para estimular la economía sin reducir drásticamente precios y salarios internos11. Por otra parte, la política monetaria ha de evitar la expansión de la oferta monetaria que la entrada de ingresos procedentes de exportaciones pueda ocasionar mediante acciones de esterilización (Corden, (1981), van Wijnbergen (1984), Mulder (2006)). Éstos pueden consistir en emisión de bonos para contraer la base monetaria, acumulación de reservas internacionales, inversión de los ingresos en activos extranjeros o pago de la deuda exterior contraída. Asfaha (2008) defiende las tres últimas, porque la emisión de bonos aumenta la deuda pública y puede desincentivar la inversión privada. Política industrial y comercial: su objetivo es fomentar la competitividad del sector transable no extractivo que más sufre por la apreciación cambiaria, actuando directamente sobre el efecto de reasignación de recursos, para lograr un deseado tejido productivo diversificado12. Ya van Wijnbergen (1984) defendió el uso de subsidios para apoyar al sector manufacturero, al ser el responsable de

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Kiguel y Okseniuk realizaron un estudio empírico para el informe de Sinnott, Nash y de la Torre (2010) sobre ventajas en inconvenientes de los distintos sistemas cambiarios en países latinoamericanos entre 2004 y 2009, llegando a la conclusión de que los países con tipos de cambio flotantes respondieron mejor a los cambios de los precios de sus exportaciones. No obstante, el régimen de política monetaria basada en metas de inflación también está sometida a críticas por olvidar otros objetivos propios de la política macroeconómica (Frenkel, 2006). 12

Imbs y Wacziarg (2003) han observado que cuando un país aumenta su renta per cápita, el patrón de producción se diversifica notablemente y solamente tiende hacia la concentración una vez conseguido un nivel de ingreso muy alto.

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generar efecto de aprendizaje, pero también se pueden incluir medidas comerciales que apoyan a la industria naciente como aranceles, contingentes, subsidios a la exportación o requisitos de desempeño para las transnacionales explotadoras. No obtante, dichas intervenciones practicadas durante la ISI recibieron numerosas críticas desde los 80 por ser distorsionadoras (Krueger, 1985) y sufren restricciones provenientes de las reglas de organismos internacionales o acuerdos bilaterales (ul Haque, 2007), aunque Rodrik (2004) agumenta que las políticas industriales no han sido erradicadas pero han sido erróneamente formuladas13. Este autor recupera la idea de efectos de arrastre, formulados por Hirschman (1964), quien reconoció, en un trabajo posterior de 1977, la susceptibilidad del sector primario para generar los mismos efectos de encadenamiento que la industria, tanto hacia atrás (fertilizantes, maquinaria, infraestructuras) como adelante (procesamiento de alimentos, refino, transporte, etc.), añadiendo valor al producto básico. Para la puesta en marcha de dichos efectos de arrastre es esencial el diseño de una política industrial basada en la coordinación público-privada que permita el intercambio de información sobre actividades generadoras de encadenamientos productivos (UNCTAD (2001), Rodrik (2004 y 2005), Wanderley (2008)). Por otra parte, Sachs (2006) propone destinar las rentas hidrocarburíferas del gobierno a proyectos de infraestructuras públicas, capaces de mejorar la productividad de los sectores transables que compensaría el efecto perjudicial de la apreciación cambiaria. Política fiscal. Su principal propósito es la estabilización del gasto fiscal y privado en el tiempo, actuando, por tanto, sobre el efecto gasto, objeto de este estudio. Si se trata de países especializados en la producción y exportación de recursos no renovables, el diseño de la política fiscal se debe considerar, además, la agotabilidad de éstos, incorporando criterios de equidad intergeneracional, como se estudiará en el apartado siguiente. La razón por la que se ha elegido esta última política para analizar el caso noruego es el hecho de que el Estado es el propietario de los yacimientos, participa directamente en la actividades de explotación además de gravar a las empresas petroleras, absorbiendo así aproximadamente el 80% de la renta proveniente de estos recursos y la independencia que posee el país para gestionarla, gracias a que no pertenece a la Unión Europea, actuando directamente sobre la raíz del efecto gasto. Mientras tanto, su autonomía en cuanto a la política industrial se ve condicionada por los dictámenes de organizaciones económicas internacionales como la OMC y acuerdos bilateras, en particular tras la firma del Acuerdo del Espacio Económico Europeo en 1994 para participar en el Mercado Único. Noruega ha tenido que renunciar a su política de subsidios y licitaciones favorables a empresas nacionales. En cuanto a la política monetaria, desde 2001 se centra principalmente en la inflación, una consecuencia de la raíz del efecto gasto, aunque no se debe ignorar ya que complementa a la política fiscal como veremos más adelante.

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Considera que en los últimos años la política industrial de países en desarrollo se ha reducido a la atracción de IED y la creación de zonas francas con escasa capacidad de generar externalidades en las economías nacionales.

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2. POLÍTICA FISCAL EN PAÍSES PETROLEROS Retos Las funciones tradicionales de la política fiscal consisten en garantizar el crecimiento económico, vigilando la estabilidad de variables macroeconómicas como el nivel de empleo o los precios, que son susceptibles a verse afectados por la volatilidad de variables relacionadas con el tipo de cambio o agregados monetarios. En países especializados en explotación y exportación de recursos naturales agotables como los hidrocarburos y cuya propiedad pertenezca al Estado se añaden dos retos adicionales al manejo de la política fiscal. Primero, la volatilidad de los precios de estos recursos a corto plazo14, particularmente si los ingresos hidrocarburíferos representan un porcentaje importante del ingreso total del gobierno, que causa fluctuaciones en el flujo de caja fiscal. En caso de que el gasto fiscal (o rebaja de impuestos) aumente proporcionalmente más que los ingresos petroleros en tiempos de auge exportador, la demanda agregada se incrementaría hasta sobrecalentar la economía, acelerando la inflación y apreciando el tipo de cambio que deterioraría la competitividad (típicos síntomas de la EH). En cambio, si baja el precio del petróleo, se paralizarían políticas sociales e inversiones públicas, lo que agravaría la recesión sufrida. Esta política exacerbaría la volatilidad económica, situación que desincentivaría la inversión privada y el consumo de los hogares ante la incertidumbre15. Segundo, la agotabilidad de los recursos a largo plazo16 implica que la explotación de los yacimientos y percepción de ingresos petroleros por el gobierno reducen la riqueza nacional. Este hecho sugiere que parte de la riqueza ha de guardarse, ya sea por motivos de sostenibilidad fiscal o para permitir que las generaciones futuras también gocen de las rentas petroleras. No obstante, es difícil definir una política fiscal a largo plazo que tenga en cuenta la equidad intergeneracional, ya que existen incertidumbres sobre la riqueza hidrocarburífera neta (valor actual descontado de los ingresos pasados, presentes y futuros provenientes de la explotación y sus rentas generadas en caso de que se ahorren) ante la imposibilidad de preveer los precios futuros, los costes de extracción y las reservas probadas. Para atajar estos problemas, se recomienda usar una política fiscal contracíclica y acumular los ingresos hidrocarburíferos en fondos gubernamentales en bonanzas para usarlos en momentos recesivos, suavizando los ciclos, y, por otra parte, ahorrar para las siguientes generaciones. Para ello, sería necesaria una combinación apropiada de impuestos, reglas fiscales, creación de fondos y de transparecia en el manejo de éstos.

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Esta característica también es propio de los precios de materias primas renovables.

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Sobre la prociclidad de la política fiscal en países exportadores de materias primas ver Jiménez y Tromben (2006), Asfaha (2008) y Ossowski, Villafuente, Medas y Thomas (2008). 16

Los productos agrícolas, pesqueros y de la silvicultura se pueden regenerar, aunque de forma cada vez más lenta para los dos últimos por la sobreexplotación humana.

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Consideraciones para el diseño de una política fiscal sostenible y contracíclica Según Barnett y Ossowski (2003), el reto de una política fiscal a largo plazo consiste en decidir cómo asignar los ingresos generados por los hidrocarburos entre generaciones, manteniendo la riqueza gubernamental petrolera neta. Para ello, ha de tenerse en cuenta que mientras dure la explotación de no renovables, se generará un flujo de ingresos por producción cada año y rendimientos, en forma de intereses, provenientes de ingresos petroleros pasados acumulados. Estas rentas serán crecientes a medida que se acumulen más fondos. Pero en el momento en que los recursos se acaben, únicamente se obtendrán rendimientos del stock de ingresos acumulados. Partiendo de esta consideración, las autoridades han de tomar en cuenta los siguientes principios para el diseño de la política fiscal: En primer lugar, los indicadores convencionales sobre la sostenibilidad de la política fiscal, como el saldo público total, no son apropiados por sí para examinar la posición fiscal de una economía petrolera, sino que es necesario complementarlos con indicadores adicionales (Medas y Zakharova, 2009). El déficit público primario no petrolero (DPNP,en adelante-excluye los ingresos petroleros provenientes de impuestos, regalías, dividendos/intereses de empresas que se dediquen a la actividad y el pago neto de intereses) es el indicador más útil para medir el impacto macroeconómico y la sostenibilidad de la política fiscal, pues el saldo público general incorpora los ingresos petroleros y puede engañar si, por ejemplo, en auge exportador el país goza de superávits globales pero sufre DPNP crecientes que puede causar síntomas de EH a corto plazo. Cuando los precios del petróleo caigan, el saldo global empeorará y el gasto fiscal deberá caer para reducir el DPNP, exigiendo sacrificios en términos de bienestar. Además, al excluir ingresos dependientes de factores totalmente exógenos, el DPNP es un agregado que el gobierno puede controlar más fácilmente. Por otra parte, el DPNP es también un indicador de vulnerabilidad de las cuentas públicas: si ha empeorado durante la bonanza, en malos tiempos será más complicado financiarlo o se convertirá en insostenible en ausencia de recortes dolorosos. Otros indicadores adicionales que pueden resultar útiles son el PIB no petrolero o los ingresos y gastos no petroleros. En segundo lugar, para conservar el DPNP cuando haya acabado el petróleo se precisa acumular suficientes activos para financiar con su rendimiento dicho déficit. En cambio, una estrategia centrada en financiar el déficit no petrolero con la venta de los activos no acumulados no sería sostenible, pues se agotarían. En tercer lugar, el DPNP sostenible ha de ser determinado por el valor actual descontado de todos los ingresos hidrocarburíferos generados por la extracción y exportación y su retorno (lo que ya denominamos como riqueza petrolífera nacional – RPN, en adelante) y no el flujo petrolero. Es como si la autoridad hubiera vendido todos sus hidrocarburos inmediatamente, transformándolos en un stock de activos. Sin embargo, ya se ha mencionado la incertidumbre existente respecto al cálculo de dicha riqueza, a lo que se añade la duda sobre la evolución futura del gasto relacionado las tendencias demográficas y el progreso técnico. Adicionalmente, la política fiscal debe centrarse en otros objetivos macroeconómicos, como la estabilidad, el crecimiento o el empleo, por lo que se tiene que admitir ciertas desviaciones en el DPNP respecto al nivel predeterminado en función del ciclo económico. Respecto a la acumulación de activos provenientes de ingresos hidrocarburíferos, es común la creación de fondos soberanos que se pueden dividir en dos tipos en función de su objetivo: - fondos de estabilización: tienen el objetivo de reducir el impacto de la volatilidad de los recursos sobre las cuentas públicas y regular los ciclos económicos. De esta forma, cuando el precio de 14

mercado es mayor que el precio estimado a largo plazo, se ahorran los ingresos extraordinarios y en la situación inversa se destinan los montos acumulados al gasto público. - fondos de ahorro: persiguen crear una reserva de riqueza a largo plazo, pensando en las generaciones futuras. Muchas veces esta clase de fondo termina cumpliendo también el papel de fondo estabilizador cuando se permite retirar unas determinadas cantidades para financiar el presupuesto, por ejemplo si caen los precios de exportaciones. Sin embargo, la existencia de un fondo no es condición suficiente para alcanzar una política fiscal sostenible, sino que se requiere un nexo explícito entre el fondo y los principios planteados en los párrafos anteriores mediante unas reglas fiscales no violables. Por ejemplo, se necesitan normas que limiten el endeudamiento del sector público, ya que de poco sirve acumular activos en el fondo y, al mismo tiempo, multiplicar la deuda, cuyo servicio es más caro que el rendimiento del stock de fondo si existe gran riesgo-país. Un mecanismo que ofrece una articulación explícita y transparente entre la política fiscal y la acumulación de activos que tiene en cuenta la fungibilidad de los recursos es lo que Davis, Ossowski, Daniel y Barnett (2003) llaman “fondo de financiación”, una tercera clase de fondo. “Este fondo acumula activos una vez que haya superávits fiscales, por lo que las transferencias al fondo, junto al retorno de los activos acumulados, actúan como indicador de la evolución de la riqueza financiera debido a que esta estrategia descarta financiar la acumulación de inversiones en el fondo vía endeudamiento” (pp. 286-287, la traducción es nuestra). El Fondo Gubernamental de Pensiones de Noruega se identifica con este tipo, como veremos más adelante. En lo que concierne al diseño de este fondo de financiación, existen varias opciones, las cuales deben elegirse según las características de cada economía: • La primera alternativa es seguir la idea planteada por el modelo de renta petrolera permanente, cuya hipótesis se basa en la distribución gradual de la RPN que permita que cada generación obtenga el mismo beneficio de ella, de modo que G=rW, donde G representa el gasto público, r la fracción de la RPN que se destina cada año a la población y W la RPN, siendo G constante a lo largo del tiempo17. Como ilustra el Gráfico 1, desde el descubrimiento (año 0) hasta el comienzo de la explotación (año 10) el gobierno no obtiene todavía ingresos petroleros pero aumenta su gasto de acuerdo al criterio de destinar una fracción de la RNP, por lo que se endeudaría. Pero en cuanto empiece la extracción, creando ingresos, la deuda se reducirá hasta la creación de un fondo de ahorro capaz de generar rentabilidad suficiente para financiar el gasto público constante, una vez acabados los yacimientos (año 30). Este enfoque es útil para países capaces de financiarse en el mercado de capitales y cuya RPN se pueda estimar. • No obstante, la RPN es muy difícil de calcular, hecho que el enfoque “pájaro en mano” (bird-in-hand approach), descrito por Bjerkholt y Nicolescu (2004), tiene en cuenta. Según esta visión, sólo se tiene en cuenta la riqueza petrolera acumulada hasta el momento y sus rendimientos futuros esperados, como si no existieran reservas adicionales en el subsuelo. Este enfoque es el más conservador, ya que baraja la hipótesis de que se produzca un choque en los precios petroleros que reducirían bastante la riqueza petrolera aún no explotada (como la aparición de fuentes sustitutivas a los hidrocarburos). De acuerdo con esta visión, se acumulan todos los ingresos hidrocarburíferas en un fondo de ahorro invertido en el exterior para la

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La fracción constante de la RPN que el gobierno destina al gasto público ha de determinarse de acuerdo a un criterio de bienestar que depende de las características de cada país (ver Medas y Zakharova, 2009).

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esterilización y el gobierno sólo consume anualmente los intereses generados por éste. De esta forma es posible incrementar el gasto público a lo largo del tiempo hasta alcanzar su nivel máximo cuando finalice la extracción (año 30) y que permanecerá constante (Gráfico 1). En ningún momento se acude al endeudamiento y desde el comienzo de la extracción (año 10) se acumulan recursos en el fondo. Como esta estrategia favorece a las generaciones futuras, es recomendado para países que se enfrentan al envejecimiento poblacional y con una posición fiscal neta positiva pues limita sustancialmente el incremento del DPNP. • Como se puede deducir, ninguno de las opciones anteriores son recomendables para países subdesarrollados con dificultades a la hora de acudir a mercados internacionales de capital, bajo consumo, escasez de capital productivo y población relativamente joven. Para éstos Collier, van der Plough y Venables (2009) proponen una trayectoria de gasto de rentas hidrocarburíferas alternativo (Gráfico 1). En el momento del descubrimiento el gasto de rentas hidrocarburíferas crecería para aliviar la pobreza mas no tanto como en el primer enfoque, pues se sugiere incrementar la inversión nacional con alto rendimiento potencial o a la amortización de la deuda externa. A medida que se pone en marcha la explotación, el uso de la renta petrolera se incrementa para proseguir con los programas de alivio de la pobreza y formación de capital doméstico pero comienza a menguar más tarde, ya que se espera que la economía alcance un nivel de capacidad productiva suficiente para garantizar un crecimiento económico independiente del petróleo del que se beneficiarían las generaciones futuras. Por otra parte, aunque la creación de un fondo de ahorro no sea un fin en sí, se sugiere ahorrar ingresos petroleros e invertirlos en el exterior para obtener un colchón con el que enfrentarse a la volatilidad de precios.

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Gráfico 1 Alternativas para el fondo de financiación a) Trayectorias del incremento del gasto público de las rentas hidrocarburíferas

b) Trayectorias del ahorro de rentas hidrocarburíferas y endeudamiento

Fuente: Collier, van der Ploeg y Venables (2009)

3. EL MODELO PETROLERO NORUEGO Y EL FONDO GUBERNAMENTAL DE PENSIONES Introducción Desde el descubrimiento de los primeros yacimientos petrolíferos a finales de 1969 en el campo de Ekofisf y el comienzo de su explotación en 1971, Noruega ha pasado de ser el país escandinavo más pobre a convertirse en el más rico del grupo (Larsen, 2004), ocupando la quinta posición en términos de PIB/cápita en paridad de poder adquisitivo a nivel mundial (PNUD, 2010). Además, en cuatro décadas pasó de no tener experiencia alguna en el sector a transformarse en el tercer exportador mundial de hidrocarburos tras Arabia Saudí y Rusia (norway.org), así como proveedor de productos y soluciones de punta para la industria.

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En el momento del descubrimiento del crudo, el país se caracterizaba por contar con una democracia madura con instituciones transparentes, comprometida con la distribución equitativa de recursos, y una estructura productiva diversificada con gran peso de recursos naturales (pesca, silvicultura, energía hidráulica) pero con amplios efectos de arrastre sobre las otras actividades (Larsen, 2004; Cappelen y Mjøset, 2009). Por otra parte, hay dos factores exógenos que contribuyeron a crear un sector para-petrolero nacional innovador. En primer lugar, tener yacimientos offshore difíciles de explotar y exigentes de tecnología más avanzada (Figura 3). Segundo, la explotación coincidió con la primera crisis del petróleo, lo que incrementó el poder de negociación del Estado escandinavo. En los primeros años, el gobierno atrajó capital foráneo que fue sometido a una serie de exigencias, como pagar altos impuestos, formar empresas mixtas con empresas locales, dar formación al personal noruego y transferir tecnología a empresas noruegas. Además, se favorecía a empresas locales a la hora de la licitación de yacimientos petroleros. El objetivo era establecer efectos de encadenamiento generados de la actividad extractiva (maquinaria de extracción, estudios sísmicos, plataformas, tuberías y buques de transporte y distintos servicios) (Noreng, 2004; Estrada Estrada, 2007; Cappelen y Mjøset, 2009). Actualmente la rama de “construcción de barcos, plataformas petrolíferas y módulos” representa en torno al 10-13% del output manufacturero y el subsector “petróleo refinado, productos químicos y minerales”, aproximadamente el 12-14% (datos de statistics Norway-Statbank, para los últimos cinco años), lo que da fe de la capacidad de arrastre del sector. Además, en los 70-80 se usaban los ingresos petroleros gubernamentales para subsidiar a empresas manufactureras y agricultores para preservar las condiciones de vida en el campo y evitar la desindustrialización18 (Hjort, 2007). Figura 3 Pozos de exploración en activo

Fuente: Consejo de Petróleo Noruego (Norwegian Petroleum Directorate)

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Al firmar el acuerdo de la Espacio Económico Europeo con la UE, la política de subsidios y licitaciones favorables a empresas nacionales se tuvo que abolir.

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Entre los pilares19 de la organización del modelo petrolero noruego se encuentra el conjunto formado por el Ministerio de Finanzas y el Banco Central de Noruega, que, siguiendo la legislación dictada por el Parlamento, se encargan de la administración de los fondos procedentes de la actividad hidrocarburíferas. Concretamente, el ministerio es el encargado de la recaudación de los impuestos relativos al sector y es el propietario formal del Fondo Gubernamental de Pensiones20 (Fondo en adelante), instrumento clave de la política fiscal, y cuya gestión operativa corresponde al Banco Central de Noruega. A continuación, detallaremos la relevancia del dicho Fondo. En cuanto a las autoridades políticas, destaca el Parlamento, encargado de dictar la legislación sobre actividades petroleras, que es ejecutada por el gobierno central mediante la coordinación de la acción de varios ministerios, entre los cuales el más importante es el Ministerio de Petróleo y Energía y el Ministerio de Finanzas, correspondiendo a ésta última la administración de los fondos procedentes de la actividad hidrocarburífera. También interviene el Banco Central Noruego, responsable de la gestión operativa del Fondo Gubernamental de Pensiones (Fondo en adelante), cuya relevancia destacamos en los siguientes apartados.

El Fondo Gubernamental de Pensiones de Noruega La propuesta de crear un fondo petrolero fue planteada por primera vez en 1983 por la Comisión sobre la Actividad Petrolera. El objetivo consistió en la transferencia de ingresos provenientes del sector petrolífero de años previos en un fondo y gastar anualmente una cantidad equivalente al rendimiento de éste, aunque la Comisión tuvo poca confianza en la voluntad del gobierno para ahorrar. Sin embargo, la idea de la creación de un fondo fue madurando a lo largo de los ochenta21, hasta que

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La organización del modelo petrolero noruego consta de tres pilares complementarios pero independientes: en primer lugar, una serie de empresas petroleras privadas y públicas encargadas de la exploración y extracción; en segundo lugar, las autoridades políticas, responsables de la legislación en materia de explotación de hidrocarburos, tributación de las mismas y asignación de las rentas provenientes de dicha actividad (ver texto); finalmente, las agencias técnicas y de supervisión, encargadas de tareas auxiliares.

Entre las empresas petroleras se destacan dos entes: Statoil y la Inversión Financiera Directa del Estado. La primera es una empresa público-privada procedente de la fusión de Statoil y Hydro en 2007. Statoil fue creada en 1972 como empresa estatal para asegurar la presencia nacional pública en todas las actividades petroleras. En 2001 se privatizó parcialmente y sus acciones comenzaron a cotizar en bolsa pero la mayor parte de sus acciones seguían perteneciendo al Estado mientras que su gestión se regía por criterios económicos. Hydro se fundó en 1905 como conglomerado industrial que comenzó a participar en el negocio petrolero desde 1965 con participación público-privada. El 62,5% de las acciones de la empresa que nació con la fusión de ambos pertenecen al Estado noruego. Por otra parte, la Inversión Financiera Directa del Estado (State Direct Financial Interest-SDFI, en adelante) nació en 1985 tras la división de la propiedad de Satatoil sobre la plataforma continental en dos partes. El Estado es propietario de la SDFI y ha creado Petoro AS para su dirección. El Estado asume las inversiones y costes por los cuales recibe ingresos provenientes de la producción de hidrocarburos. Además de Statoil y la SDIF, existen petroleras nacionales y extranjeras que participan en las rondas de licitaciones y un amplio sector para-petrolero que integra a proveedores nacionales y centros de investigación. 20

También conocido todavía como Fondo Gubernamental de Petróleo, su nombre hasta 2006. Ekman (2006) afirma en un artículo publicado en International Herald Tribune que el cambio de denominación se produjo para convencer a los ciudadanos de la necesidad de evitar malgastar las futuras pensiones, más que los ingresos petroleros. 21

La creciente conciencia sobre la necesidad de constituir un fondo petrolero hay que situarlo en un contexto económico marcado por la manifestación de ciertos síntomas de la EH, como consecuencia de la

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en 1990 se aprobó la Ley del Fondo Gubernamental del Petróleo estableciendo las siguientes normas: la suma total de los ingresos petroleros del gobierno han de transferirse al Fondo; el Fondo se integra en el presupuesto y cuentas del gobierno central y el déficit no petrolero se cubre con una transferencia anual desde el Fondo; el capital acumulado en el Fondo sólo puede usarse para gastos nacionales a través de transferencias al presupuesto del gobierno central, descartando transferencias asignadas a una actividad concreta; el 100% del capital del Fondo debe invertirse en el extranjero. Con la constitución del Fondo regido por dichas normas, la autoridad noruega persigue dos objetivos fundamentales (Gjedrem, 2005): en primer lugar, actuar como fondo de estabilización económica que equilibre el gasto público respecto a las fluctuaciones a corto plazo derivadas de los ingresos petrolíferos y, de esta forma, suavizar los incrementos de la demanda agregada que recalentarían la economía en épocas de bonanza y estimularla en períodos recesivos; segundo, ser un fondo de ahorro para afrontar el previsible incremento del gasto en pensiones, acompañado de menores ingresos provenientes de la explotación petrolera debido al agotamiento de las reservas y así asegurar la sostenibilidad de las cuentas fiscales y el reparto intergeneracional de los recursos hidrocarburíferos. Inicialmente, la estructura del Fondo sirvió como mero ejercicio contable, pues los ingresos estatales provenientes de la actividad petrolífera se depositaron en él pero en el mismo año fueron retirados para transferirlos de nuevo al presupuesto del gobierno central para cubrir parte del déficit no petrolero que se acumulaba en un contexto de crisis económica22. Habría que esperar hasta 1996 para contabilizar la primera transferencia permanente al Fondo, gracias a la recuperación económica y al superávit fiscal alcanzado en 1995.

Gobernanza, funcionamiento e inversiones La gobernanza del Fondo (Figura 4) está marcada por una clara división de responsabilidades entre las autoridades políticas y los gestores operativos, siendo el Parlamento el encargado de dictar la legislación, el Ministerio es propietario formal y el Banco Central Noruego (NorgesBank) el gestor a través de su Gestoría de Inversiones (Norges Bank Investment Management-NBIM).

escalada de los precios del crudo entre 1979 y 1985. Eika y Magnussen (2000) realizaron un estudio sobre sus efectos, consistente en un intenso incremento del gasto público acompañado de reducciones impositivas, sobrecalentamiento económico, seguido de incrementos salariales y de precios. La apreciación real comenzó a manifestarse a partir de 1982, restando competitividad al sector manufacturero y generando caída en la producción e inversión manufacturera, claros síntomas de la EH. En cambio, en 1986 los precios del crudo decrecieron, lo que llevó a las autoridades noruegas a devaluar la corona, incrementar impuestos y aplicar una política monetaria más restrictiva perjudicando al consumo y al crecimiento. Hutchinson (1990) señala que la reducción del peso del output manufacturero sobre el PIB a favor del sector extractor fue más intensa en el país nórdico que en el Reino Unido u Holanda, incluso en términos constantes. 22

Para mayor información sobre la crisis que sacudió a los países escandinavos a finales de los ochenta y principios de los noventa, fruto de una liberalización financiera mal gestionada, véase Moe, Solheim y Vale (2004) y Mai (2008).

20

Figura 4 Funcionamiento del sistema fiscal noruego relacionado con los hidrocarburos

Fuente: elaboración propia a partir de información de NBIM y Directorado de Petróleo Noruego

En primer lugar, el Estado afronta una serie de gastos y recibe ingresos por los siguientes conceptos relacionados con la extracción hidrocarburífera: • Impuestos sobre la actividad petrolera. Incluye impuestos directos ordinarios que gravan a todas las actividades económicas (28% sobre los beneficios), como directos extraordinarios (50% sobre los beneficios), por la concesión de explotar un recurso valioso, escaso y no renovable que pertenece a la nación. Además, se aplican impuestos indirectos, como un royalty que ha de contribuir a la explotación eficiente del área concedida después del fin del período inicial de explotación, o impuestos medioambientales por la emisión de CO2 y NO2. • SDIF, por el cual el estado es propietario de parte de los recursos de la plataforma continental noruega, como yacimientos de hidrocarburos, gasoductos e instalaciones offshore, donde realiza inversiones y recibe los ingresos correspondientes. • Las rentas generadas por la participación en Statoil, que incluyen dividendos e ingresos provenientes de venta de títulos. La mayor parte de estos ingresos netos proceden de los impuestos directos, de la Inversión Financiera Directa del Estado (SDFI) y los dividendos que dan los títulos de StatoilHydro. Los impuestos medioambientales y royalties por licencias representan una parte casi insignificante del total (Gráfico 2). La suma del saldo neto de estas partidas anteriores recibe el nombre de flujo neto de caja del Estado procedente de la actividad hidrocarburífera (FNCEPAH, en adelante) y se transfiere

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íntegramente al Fondo Gubernamental de Pensiones. El monto del Fondo que se destina a cubrir el DPNP se transfiere posteriormente al presupuesto. Gráfico 2 Flujo neto de caja del Estado procedente de actividades hidrocarburíferas , 1973-2008 (miles de millones de NOK constantes de 2011)

Fuente: Consejo de Petróleo Noruego (Norwegian Petroleum Directorate)

La regla fiscal, introducida en 2001, fija la cantidad máxima que se puede transferir del Fondo al presupuesto central para cubrir el DPNP de forma que provoque un efecto neutral para la actividad económica y que los ingresos del petróleo se transpasen a la economía de acuerdo con el retorno real esperado del Fondo a largo plazo, estimado en un 4% anual sobre el valor del mismo. No obstante, la regla admite cierta flexibilidad pues se aplica al DPNP estructural ajustado al ciclo23, no al realmente existente. En caso de contar con un déficit no petrolero que supere el 4% del valor real del Fondo por causa de una coyuntura desfavorable, se permite transferir una cantidad superior al retorno real del Fondo. Los recursos acumulados en el Fondo se invierten en activos de numerosas entidades extranjeras para alcanzar una diversificación amplia y rendimientos máximos con un riesgo financiero mínimo posible. Además, es imporatante invertirlos en moneda extranjera para combatir la apreciación nominal que una fuerte entrada de capitales pueda causar. La gestión operativa corresponde al Banco Central Noruego, que ha creado para este propósito una entidad separada en 1998, denominada Gestoría de Inversiones del Banco Central Noruego (NBIM en adelante). NBIM24 es el encargado de

23

Se realizan los siguentes ajustes al déficit público no petrolero para obtener el déficit estructural: -Ajustes para tratar los efectos de las desviaciones cíclicas de la actividad económica mediante la estimación de la desviación de algunos ingresos impositivos de su tendencia y del incremento de gasto por prestaciones a los desempleados. - Ajustes que tengan en cuenta la diferencia entre el nivel normal estimado de intereses percibidos por el gobierno y transferencias procedentes del Banco Central por una parte, y los intereses y transferencias realmente percibidos. - Ajustes por cambios contables y modificaciones en la división de responsabilidades entre el gobierno central y local. 24

NBIM gestiona también gran parte de las reservas de divisas del Banco Central.

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garantizar que las transferencias de capital al Fondo sean invertidas en los mercados con los costes mínimos posibles en sintonía con los requisitos marcados por el Ministerio de Finanzas y el Consejo Ejecutivo del Banco Central a través de una cartera objetivo25; y usar los derechos de propiedad para influir en el gobierno corporativo de las empresas en los que se invierte, promoviendo la responsabilidad social corporativa (NBIM, 2010). La cartera estratégica a finales de 2010 se componía de valores de renta variable- donde se invierte el 60% del Fondo- y de activos de renta fija – donde se incluye el 40% restante. Aproximadamente el 50% de la renta variable se invierte en Europa, un 35% en América y África y el restante 15% en Asia y Oceanía. En caso de la renta fija los porcentajes son de 60%-35%-5% respectivamente. De esta manera, el Fondo posee acciones de 8496 empresas y bonos emitidos por 1686 entidades, teniendo como máximo el 10% del capital en una compañía26. El Fondo sufre cambios en su valor de mercado denominado en coronas noruegas (NOK) cada año que dependen de tres factores: del rendimiento de las inversiones del Fondo, del valor de las transferencias que realiza el Estado después de descontar del flujo neto de caja la cantidad que se dedica a cubrir el déficit público no petrolero y del tipo de cambio de la NOK (Gráfico 6). Sin embargo, el valor total del Fondo no ha parado de crecer desde su creación, alcanzando un valor de 3077 mil millones de NOK al final de 2010 (Gráfico 3). Uno de los rasgos que definen la gestión del Fondo es el alto grado de transparencia en todos los aspectos, tanto en el papel del Fondo como inversor financiero en activos no estratégicos, como en el objetivo de maximizar los rendimientos financieros y en la clara división de competencias entre las autoridades políticas (gobierno) y gestoras (Banco Central). Adicionalmente, el Parlamento aprobó en 2004 las Directrices Éticas para la Política de Inversión presentadas por el gobierno, cuyo principio consiste en que para asegurar un rendimiento sostenible del Fondo, éste no puede contribuir mediante sus inversiones a actividades poco éticas, como la violación de los derechos humanos, corrupción o la degradación del medio ambiente27.

Las funciones centrales (análisis, gestión) del Fondo se realizan por la plantilla de NBIM, pero muchas actividades se subcontratan (tecnología, custodia, back office), delengando hasta un 20% de la cartera a gestores externos. 25

Benchmark portfolio, consistente en una combinación de títulos de renta fija y variable, fijado por Barclays Capital y FTSC Group, respectivamente. 26

Para ver la lista de empresas y países en los que invierte el Fondo Gubernamental de Petróleo, consultar: http://www.nbim.no/en/Investments/holdings-/ 27

Más allá del discurso retórico, se han puesto en marcha instrumentos reales para cumplir con dichos principios morales, como la constitución de un Comité Ético que actúa como organismo asesor del Ministerio de Finanzas sobre la selección de empresas en los cuales conviene invertir según las directrices. También se ejerce la defensa del buen gobierno corporativo mediante la votación en las juntas electorales de las empresas donde el Fondo invierte, promoviendo una mayor participación de los accionistas en vez del control del equipo directivo. Finalmente, la técnica más destacada para cumplir con las directrices éticas es la exclusión de ciertas empresas que se dediquen a actividades de dudosa moral. El Comité Ético es el encargado de sugerir al Ministerio de Finanzas qué negocios deberían figurar en la lista negra. La lista completa de empresas excluidas y los motivos correspondientes se pueden consultar en http://www.regjeringen.no/en/dep/fin/Selected-topics/the-governmentpension-fund/responsible-investments/companies-excluded-from-the-investment-u.html?id=447122 . Destacan compañías dedicadas a fabricar armamento y tabacaleras.

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Gráfico 3 Valor de mercado del Fondo Gubernamental , 1995-2010 (millones de NOK) 3500000 3000000 2500000 2000000 1500000 1000000 500000

2010

2009

2008

2007

2006

2005

2004

2003

2002

2001

2000

1999

1998

1997

1996

0

Fuente: Norges Bank Investment Management (NBIM)

4. FUNCIONAMIENTO Y DESEMPEÑO DE LA POLÍTICA FISCAL: EL PAPEL DEL FONDO GUBERNAMENTAL DE PENSIONES Tras la descripción del modelo petrolero del país escandinavo, en este apartado se trata de contrastar la coherencia de los puntos guía de la política fiscal noruega con los criterios de diseño de una estrategia sostenible y contracíclica descrita en el apartado 2 y realizar un estudio empírico sobre la aplicación de la política fiscal a través de una argumentación con datos.

Análisis del diseño de la política fiscal En primer lugar, entre los dos objetivos explícitos del Fondo se encuentra la estabilización de ciclos y la acumulación de ahorros para las generaciones posteriores, lo que demuestra la preocupación estatal respecto a la volatilidad de los ingresos petroleros y su agotabilidad. Segundo, las autoridades noruegas ponen énfasis en el DPNP, que ha de determinar los gastos e ingresos públicos y no el saldo general, al mostrar este último cifras positivas en toda la década pero no sostenibles tras el agotamiento de recursos (Gráfico 4). De hecho, el DPNP ha descendido durante los años de auge económico, tanto entre 1995-1997, 1999-2000, como entre 2003-2007, hecho que contrasta con la prociclicidad de la política fiscal en otros países petroleros.

24

Gráfico 4 Déficit o superávit primario, 1995-2010 (en % PIB) 15,00%

10,00%

Saldo fiscal general primario/PIB

5,00%

-5,00%

2010

2009

2008

2007

2006

2005

2004

2003

2002

2001

2000

1999

1998

1997

1996

1995

0,00%

Saldo fiscal no petrolero primario/PIB

-10,00%

-15,00%

Fuente: cálculos propios a partir de Statistics Norway (Statbank)28

En tercer lugar, el diseño del Fondo y de la regla contracíclica responde a una voluntad de articular la política fiscal y la acumulación de activos, lo que corresponde a un fondo de financiación, según lo ya planteado por Davis, Ossowski, Daniel y Barnett (2003). En efecto, el Fondo está integrado plenamente con el presupuesto29: cuando existe DPNP del gobierno general, el Fondo se dedica a financiarlo mediante transferencia de una cantidad equivalente y dicho Fondo no puede emplearse en ningún otro gasto adicional, evitando duplicación presupuestaria. Además, la regla fiscal del 4% sobre el valor total de los activos acumulados en el Fondo hasta la fecha restringe el saldo del DPNP para evitar su explosividad, aunque permitiendo cierta flexibilidad en función de los ciclos económicos a través del DPNP ajustado al ciclo. Por consiguiente, el diseño de la política fiscal del país nórdico responde al enfoque “pájaro en mano”, la más conservadora de las tres opciones planteadas en el apartado 2, aunque permite cierta flexibilidad en función de la coyuntura económica. Teniendo en cuenta que Noruega tiene una sólida posición acreedora (la deuda pública ha estado por debajo del 50% del PIB en los últimos tres años (Anexo I) y posee capacidad de financiación en los mercados internacionales gracias a los superávits por cuenta corriente alcanzados desde 1998 (Anexo II)), que cuenta con un estado del bienestar consolidado y una población cada vez más envejecida (Anexo III), es razonable que el país se acoja a dicho régimen en cuanto a la distribución de la renta hidrocarburífera a lo largo del tiempo. No obstante, este diseño de la política fiscal no está libre de críticas. Por ejemplo, la regla fiscal del 4% fue una concesión a los partidos populistas de derechas -tradicionalmente defensores de mayor uso de rentas petroleras- por parte de los socialdemócratas, más prudentes a la hora de gastar (Eifert, Gelb y Tallroth, 2003). En el año 2001, el gobierno que propuso la regla, había estimado unos precios muy bajos para el crudo, de acuerdo con los valores que éste alcanzaba a finales de la década pasada (ver Anexo IV) y preveía incrementos modestos para el valor del Fondo. Pero los precios del barril resultaron ser mucho más altos a lo largo de la década siguiente, lo que incrementó el valor del Fondo por encima de las estimaciones y, por consiguiente, de los niveles de DPNP que se podían cubrir con

28

Banco de datos del Instituto de Estadística de Noruega.

29

Más que de fondo, se trata de una cuenta del gobierno mantenida en el Banco Central.

25

el 4% del valor total del Fondo. Por tanto, permite seguir una política fiscal cada vez más laxa al ser muy sensible a las variaciones del valor del Fondo. Adicionalmente, la proyección de que el rendimiento neto del Fondo a largo plazo sería del 4% -ya que entre 1998-2000 éste era la rentabilidad media del Fondo- resultó ser excesiva, pues la rentabilidad media alcanzada entre 1998 y 2010 fue sólo ligeramente superior al 3% anual (Tabla 1). Tabla 1 Rendimiento del Fondo Retorno real neto acumulado (%) Entre 2006-2010 Entre 2001-2010 Desde el 1 de enero de 1998

1,31 2,06 3,05

Nota: el retorno real neto descuenta la inflación y los costes de gestión del Fondo Fuente: NBIM

Por otra parte, una de las críticas más sonadas respecto al Fondo es el hecho de que, pese a usar en enfoque conservador de “pájaro en mano”, no es sostenible a lo largo del tiempo si se tienen en cuenta las previsiones sobre las tendencias demográficas. Por una parte, según los Presupuestos Nacionales del 2010 se ha recuperado aproximadamente el 50% de la RPN y se espera que el FNCEPAH se mantenga relativamente estable entre 2011-2023 y después caiga permanentemente30. Por otra, según Fredriksen y Stølen (2005), se espera que la esperanza de vida crezca en 6-7 años hasta el 2050, que la tasa de fertilidad de las mujeres se mantenga en torno a los 1,8 hijos y que la tasa de dependencia31 crezca desde un 24,7% en 2005 al 45,4% en 2050, debido a la jubilación de la generación del baby-boom. Estas estimaciones implican un gasto fiscal cada vez mayor debido al pago de pensiones de vejez o de invalidez y suministro de servicios sanitarios a una población cada vez más envejecida, que la regla fiscal del 4% no tiene en cuenta (según el enfoque “pájaro en mano” del Gráfico 1 las rentas petroleras destinadas al gasto público seguirían subiendo, mientras que los ahorros acumulados en el Fondo tenderían a caer al finalizar la explotación). Según Jafarov y Leigh (2007) y Heide, Holmøy, Solli y Strøm (2006), la política fiscal actual es insostenible a largo plazo si el gobierno quiere mantener su compromiso de asegurar las pensiones junto al nivel de bienestar presente, sin la existencia de ajustes en forma de recortes de gastos públicos o incrementos de impuestos. Como solución, Skance (2003) recomienda tomar medidas adicionales a la acumulación de activos en el Fondo, como retrasar la edad de jubilación, incentivar la permanencia en el mercado de trabajo, incrementar la productividad y fomentar la educación. Estas medidas respecto a la jubilación también son aplaudidas por Harding y van der Ploeg (2009) quienes advierten que el sistema noruego ha de sacrificar uno de los tres elementos de su santa trinidad para conseguir la sostenibilidad fiscal a largo plazo: pensiones y salarios públicos indexados en relación con los incrementos salariales del sector privado; edad media de jubilación efectiva a los 59 años (la oficial es a los 67); y la regla fiscal.

30

En todo caso, cada año se revisan al alza las reservas. Según estimaciones del Directorio Noruego de Petróleo, en 2009 se ha extraído el 40% de las reservas pero, dadas las posibilidades de deshielo del Ártico, es probable que la cifra esté sobrevalorada. 31

Definida como número de personas mayores de 64 años entre la población en edad de trabajar (20-64

años).

26

Jafarov y Leigh (2007) plantean reformar la regla fiscal, recomendando una variante de la misma que la ajusta al crecimiento real de la economía: el gobierno gasta anualmente una cantidad G= (r-g)*F, donde r es la rentabilidad real del Fondo, g el crecimiento del PIB real y F el valor del Fondo. Esta regla, según sus previsiones, implicaría mantener DPNP/PIB menores a corto plazo que con la regla actual, pero mayores a largo; permitiría crear un Fondo con mayor valor para favorecer a las generaciones venideras. De todas formas, resultaría muy complicado restringir en estos momentos la regla actual, ya que incluso ésta provoca descontento entre los ciudadanos noruegos pues el efecto riqueza empuja a las personas a reivindicar más gasto fiscal en tiempos de bonanza32. Respecto a la estrategia inversora, lo positivo es que el 100% de los recursos del Fondo están invertidos en activos extranjeros33, descartando inversiones nacionales para evitar la apreciación nominal e inversiones procíclicas. También es destacable que la totalidad de las inversiones sean activos financieros de una gama amplia de empresas e instituciones como hemos visto en el apartado 3. La lógica de esta táctica, en detrimento de activos estratégicos (inversiones cuantiosas en escasas entidades, como la IED), es conseguir bajar el riesgo global vía diversificación de activos, sin que afecte al retorno esperado; invertir en activos líquidos para poder venderlos en caso de una recesión y estabilizar la economía; evitar responsabilizarse de la quiebra de empresas en las cuales tuviera alta participación; y por motivos de comparabilidad del desempeño del Fondo respecto a un benchmak portfolio prefijado, lo cual es imposible con inversiones directas. Sin embargo, dicha estrategia de invertir el 60% del Fondo en renta variable puede parecer sorprendente debido a la alta volatilidad de los mercados y a la puesta en peligro de las pensiones de futuros jubilados. Adicionalmente, en 2008 cuando ya había estallado la burbuja inmobiliaria en EEUU y varios países de Europa- se ha optado por la introducción de inversiones en activos reales (construcciones, terrenos, infraestructuras), donde se destinaría el 5% del Fondo, en detrimento de la renta fija, lo que añade un plus de incertidumbre a a la evolución del valor del Fondo. NBIM justifica estas acciones con el argumento de que el crecimiento del valor del Fondo y de las reservas había superado las estimaciones, por lo que el horizonte de inversión se había alargado y se ha decidido colocar dinero en activos menos líquidos y menos seguros a corto plazo, pero con un rendimiento esperado superior que de los títulos de renta fija a largo (NBIM, 2010). En cuanto a la transparencia, encontramos pocos defectos: existe una clara división de responsabilidades en el manejo del Fondo, siendo el NBIM (y varios gestores externos) los encargados de la gestión. El Banco Central presenta informes34 al Ministerio de Finanzas cada cuatrimestre sobre la gestión del Fondo, una lista completa de todos los activos que posee el Fondo cada año e informes sobre cómo han votado sus representantes en las juntas de accionistas de las empresas donde posee inversiones. Por su parte, el Ministerio de Finanzas aporta información sobre el rendimiento, las

32

Según Pagano (2006) y Ekman (2006), en sus respectivos artículos publicados en el Sunday Times e International Herald Tribune, la población desea más inversiones en carreteras, hospitales y residencias de ancianos, cuya calidad, según los noruegos, no alcanza los niveles de Suecia. También se quejan de que, irónicamente, el precio de la gasolina sea de los más altos de Europa. Listhaug (2005) argumenta que la población del país escandinavo tiene menos confianza en sus políticos como consecuencia del atesoramiento de una riqueza que no se puede tocar. 33

Antes de acumular activos foráneos, las autoridades se han dedicado a amortizar la deuda nacional con los ingresos petroleros. 34

Estos documentos pueden consultarse en http://www.nbim.no/en/press-and-publications/Reports/ .

27

estrategias de inversión y el seguimiento de las directices éticas en un informe anual al Parlamento. Además, NBIM está sometida a la auditoría interna del Banco Central y desde 2007 a la auditoría externa de Deloitte S.A., que envían separadamente sus informes al Consejo Supervisor del Banco Central. Este énfasis en la transparencia es importante debido a que muchos agentes desconfían de los fondos soberanos de otros países por el prejuicio extendido de que buscan adueñarse de recursos estratégicos de otros Estados e influencia política. No obstante, el Fondo noruego muestra evidencia de su estrategia inversora centrada únicamente en criterios económicos mediante sus publicaciones, promoviendo la confianza de otros países. Así lo demuestra el ránking de transparencia de fondos soberanos, elaborado por Edwin M. Truman35, donde en Fondo noruego ocupa la primera posición en 2009, por delante de fondos estadounidenses y europeos. Finalmente, la política fiscal se coordina conjuntamente con la política monetaria y cambiaria, caracterizada por un régimen de metas de inflación junto a tipos de cambio flotantes desde 200136. Entre 1994 y 2001 la política monetaria se centraba en el mantenimiento de un tipo de cambio cuasifijo respecto a divisas europeas a través de la fijación de tipos de interés e intervenciones en el mercado de divisas. Ello implicó que en períodos de apreciación cambiaria, impulsada frecuentemente por el auge económico, el Banco Central bajaba los tipos de interés, exacerbando el ciclo y la inflación. Desde 1999 se inició un período de transición hacia un régimen cambiario más flexible que concluyó en 2001 junto a la adopción de metas de inflación. El objetivo del Banco Central desde entonces es ajustar los tipos de interés para conseguir una inflación objetivo del 2,5% anual -medida vía IPC-, aumentando los tipos de referencia ante presiones inflacionistas originadas en coyunturas expansivas para frenar la actividad y apreciar el tipo de cambio nominal y viceversa. De este modo, la política monetaria también desempeña una función contracíclica. El problema surge cuando el boom económico no se acompaña de aceleración del IPC y la autoridad monetaria no reacciona subiendo los tipos, tal como sucedió entre 2003 y 2007, como veremos en el siguiente subapartado.

La aplicación de la política fiscal en la práctica Tras haber expuesto los criterios que rigen la política fiscal noruega en relación a los ingresos por explotación y exportación hidrocarburífera, conviene realizar un estudio empírico sobre si ha tenido efectos estabilizadores sobre la economía entre 1995 y 2010, particularmente entre 2003 y la primera mitad de 2008, período marcado por altos precios internacionales del crudo (Anexo IV), evitando los síntomas de efecto gasto de la EH y respetando el objetivo de acumulación de ahorro para generaciones futuras. Para empezar, desde que se realizó la primera transferencia al Fondo, su valor total no ha dejado de crecer en términos absolutos (Gráfico 3), ni respecto al PIB, representando en 2010 un 123% de éste (Gráfico 5), lo que refleja el compromiso de las autoridades con la necesidad de acumular fondos. Los flujos que más ha contribuido a incrementar el valor del Fondo han sido las transferencias del FNCEPAH realizadas por el Ministerio de Finanzas tras cubrir el DPNP, salvo en 2009 y 2010, años

35

Investigador especializado en análisis de fondos soberanos quien trabaja en el Instituto Peterson sobre Economía Internacional de Washington. 36

Las pautas de la nueva política económica fueron presentados al Parlamento mediante el Informe nº 29 el 29 de marzo de 2001.

28

peculiares por el efecto de la crisis mundial, la caída de los precios del petróleo y la necesidad de intervención pública para suavizar el ciclo recesivo (Gráfico 8). Gráfico 5 Valor del Fondo, 1996-2010 (en % PIB) 140% 120% 100% 80% 60% 40% 20%

19 96 19 97 19 98 19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 20 06 20 07 20 08 20 09 20 10

0%

Fuente: cálculos propios a partir de Norges Bank Investment Management (NBIM) y Statistics Norway (Statbank)

Gráfico 6 Contribución al cambio del valor de mercado del Fondo, 1998-2010 (miles de millones de NOK) 1000 800 600 400

Tipo de cambio NOK

200

-400

2010

2009

2008

2007

2006

2005

2004

2003

2002

2001

2000

1999

-200

1998

0

Rendimiento activos

Transferencias Min. Finanzas

-600 -800

Fuente: Norges Bank Investment Management (NBIM)

A pesar de la acumulación constante de rentas petroleras, el monto transferido al Fondo debería haber sido mayor según la regla fiscal del 4%. La razón se debe a que los DPNP ajustados al ciclo eran superiores al 4% del Fondo en todos los años, salvo entre 2006 y 2008, por lo que se han dedicado más recursos del Fondo de lo establecido a cubrir este saldo negativo (entre el 2000-2005 se ha canalizado aproximadamente un 30% y entre 2009-2010 un 20% más de lo establecido) (Gráfico 7). Sin embargo, el DPNP ha caído entre 2003 y 2006 (Gráfico 4), justamente en la época de altos precios del crudo, por lo que la política fiscal no provoca DPNP superiores durante el auge, sino todo lo contrario. En realidad, la regla fiscal se considera más bien como una meta que una norma estricta, que ha de guiar las cuentas públicas y su incumplimiento carece de consecuencias (el Parlamento aprueba transferir más recursos para financiar el DPNP). No obstante, el objetivo actual del Ministerio de Finanzas es 29

volver a situar el saldo no petrolero en niveles cercanos al 4% del valor del Fondo una vez que se haya recuperado la economía (Ministry of Finance, 2010). Gráfico 7 Desviación de la regla fiscal, 2001-2011 (miles de millones de NOK constantes de 2011) 140 120 Déficit púb no petrolero ajustado al ciclo

100 80 60

Rendimiento esperado del Fondo (4%)

40 20

20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 20 06 20 07 20 08 20 09 20 10 20 11 *

0

Fuente: Ministry of Finance, Norway (*los datos del 2011 son estimaciones)

De todas formas, el Gráfico 8 muestra que el incremento del gasto público muestra una tendencia inversa a la evolución del PIB y del PIB peninsular37, comportándose de forma contracíclica durante las épocas en las que el PIB ha tenido un ascenso moderado o negativo. Como puntualización, quizá no debería haber incrementando el gasto en 2006 y 2007 ya que la economía ya estaba suficientemente sobrecalentada por sí. Además, el gobierno noruego se caracteriza por una intervención sustancial durante las épocas de bajo crecimiento o de recesión: tanto entre el 2000 y 2001, como entre la segunda mitad del 2008 y 2010. En esta última, ha realizado programas junto al Banco Central consistentes en el incremento del gasto público, recorte de los tipos de interés (Anexo V) e inyecciones de liquidez en los mercados interbancarios y de crédito.

37

El Instituto de Estadística de Noruega contabiliza dos tipos de PIB: el PIB total del país y el PIB peninsular. Éste último excluye las actividades realizadas en las islas y en el mar, como la extracción de petróleo y gas, los servicios relacionados con hidrocarburos, el transporte vía oleoductos/gasoductos y marítimo. De hecho, el crecimiento del PIB peninsular fue superior al del PIB total desde 2003 (Gráfico 8), lo que implica que el ciclo expansivo entre 2003-2008 no fue impulsado por el sector petrolero, sino por las actividades realizadas en el continente. Si tenemos en cuenta, además, que el sector público ha incrementando su gasto corriente y la FBKF menos que el sector privado (Gráfico 10), concluimos que el crecimiento fue impulsado sobre todo por el sector privado peninsular, que se vio estimulado por la bajada de tipos de interés desde finales de 2002 (Anexo V) y descenso del paro hasta mínimos (Anexo VI) que contribuyeron al incremento de salarios (Anexo VII).

30

Gráfico 8 Crecimiento del PIB y gasto público a precios constantes de 2000, 1995-2010 (en % anual) 6 5 Crecimiento PIB real anual

4 3

Crecimiento PIB peninsular real anual

2 1

Crecimiento G púb real anual

2010

2009

2008

2007

2006

2005

2004

2003

2002

2001

2000

1999

1998

1997

1996

-1

1995

0

-2 Fuete: cálculos propios a partir de Statistics Norway (Statbank)

Fruto del crecimiento del gasto público por debajo de los ingresos públicos, como demuestra el superávit total creciente entre 2003 y 2008 (Gráfico 4), es el ahorro público total ascendente durante el período, del que representan una proporción sustancial los montos del FNCEPAH que se han transferido al Fondo tras cubrir el DPNP (Gráfico 9). Dicho ahorro público supera con holgura a la inversión pública38, por lo que la diferencia se invierte en el extranjero39, contribuyendo a la esterilización de la entrada de ingresos provenientes del petróleo y a la evasión de la apreciación cambiaria nominal. De hecho, el sector público ha sido mucho más ahorrador que el sector privado y ha aportado a la esterilización económica, puesto que el sector privado ha dedicado a la inversión una cantidad superior que lo ahorrado40 (Gráfico 10).

38

Medida a través de la formación bruta del capital fijo (FBKF).

39

Según la identidad contable:

Ypúb = Gpúb + Ipúb + Xpúb - Mpúb Ypúb = Spúb + Gpúb Spúb - I púb = Xpúb – Mpúb Capacidad de financiar al extranjero si es > 0. Nota: Y es la producción, G el gasto, I la inversión, X las exportaciones, M las importaciones y S el ahorro. 40

El sector privado se vio estimulado por la bajada de tipos de interés que se inicio en 2002 (Anexo V) que hizo más barato el endeudamiento, la creación de empleo y los consiguientes aumentos salariales (Anexo VII) y el abaratamiento de las importaciones y la coyuntura internacional favorable.

31

Gráfico 9 Ahorro público, FBKF pública y transferencias al Fondo, 1998-2010 (en millones de NOK) 600000

500000

400000 FBKF pública 300000 Ahorro Sector público

200000

Transferencias al Fondo (tras cubrir DPNP)

100000

19 98 19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 20 06 20 07 20 08 20 09 20 10

0

Fuente: NBIM y cálculos propios a partir de Statistics Norway (Statbank)

Gráfico 10 Ahorro y FBKF público, privada y total, 1995-2010 (en millones de NOK) 700000 600000 500000 FBKF pública

400000

FBKF privada Ahorro Sector público

300000

Ahorro Sector privado

200000

FBKF total Ahorro total

100000

2010

2009

2008

2007

2006

2005

2004

2003

2002

2001

2000

1999

1998

1997

1996

1995

0

Fuente: cálculos propios a partir de Statistics Norway (Statbank)

Analizando los indicadores nominales, no se apreciaron señales de presiones inflacionistas si el cambio de precios se mide a través del IPC, puesto que la inflación media del período ha sido del 2% (Gráfico 11) alcanzando valores incluso más bajos que la inflación objetivo del Banco Central 32

Noruego, fijada en el 2,5% (Banco Central de Noruega)41. Esta inflación tan moderada durante un período de auge se debió a varios factores: en primer lugar, los precios de las importaciones tradicionales han registrado caídas, que fue fruto tanto de la baja inflación en socios comerciales como al incremento de transacciones con países de bajos costes a lo largo de la década; en segundo lugar, la capacidad productiva sufrió incrementos gracias al gran esfuerzo inversor del sector privado (Gráfico 10) y consiguió satisfacer a las subidas de demanda; a los incrementos de productividad (Anexo VIII) y muy probablemente a la esterilización de las rentas petroleras llevada a cabo por el gobierno (Gráfico 9). Si observamos los índices de precios al consumo de bienes y de servicios, vemos que ambos han tenido una evolución muy semejante, por lo que no se puede afirmar que la inflación haya sido mayor en los servicios ofrecidos al consumidor (Gráfico 11). A consecuencia de las bajas tasas de inflación el Banco Central ha tardado demasiado en reaccionar al auge mediante el incremento de los tipos de interés (los mantuvo bajos hasta 2006, ver Anexo V), por lo que se ha exacerbado el calentamiento económico. Gráfico 11 Evolución del IPC (en %), índice de bienes y servicios de consumo, 1995-2010 (2005=100) 120

4

115

3,5

110

3

105

2,5

100

2

95

1,5

90

1

85

0,5

80

0 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Índice bienes

Índice servicios

Inflación (IPC armonizado)

Fuente.: cálculos propios42 a partir de Statistics Norway (Statbank) Nota. Eje izquierdo: índice de precios de bienes y servicios; eje derecho: inflación (a través del IPC armonizado). No hay datos para variación del IPC armonizado en 1995, por eso se le ha asignado el valor cero.

41

Conviene hacer una pequeña puntualización respecto al IPC noruego, que podría infravalorar la inflación existente. En efecto, Tulin y Krajnyák (2010) argumentan que en países nórdicos el IPC contiene sólo una parte de los gastos en servicios sociales como educación y sanidad, debido a que el Estado los ofrece gratuitamente sin que paguen los consumidores directamente de su bolsillo. En todo caso, un pequeño desvío por este motivo no invalidaría la afirmación de que la inflación estaba controlada en Noruega. 42

A base de datos de Statistics Norway ha dado los índices de precios para cada una de las subpartidas de bienes (alimentos y bebidas, tabaco, ropa y calzado, vivienda, luz, gas y otros productos energéticos, mobiliario y electrodomésticos) y servicios (sanidad, transporte, ocio, educación y hostelería). El índice para el conjunto de bienes y servicios se ha elaborado mediante la media ponderada de cada una de estas subpartidas, donde el factor de ponderación ha sido el peso (en % que tiene cada una respecto al consumo total de bienes y servicios, respectivamente).

33

Respecto a los tipos de cambio (Gráfico 12), se ve que los tipos de cambio efectivo nominales respecto a los 16 socios comerciales de la Eurozona (excluyendo la reciente ingresada Estonia), tras sufrir una apreciación entre 1998 y 2003 y posteriormente una brusca depreciación, se han mantenido relativamente estables durante los años del boom petrolero (entre índices de 100-95). Los tipos de cambio efectivo reales respecto a la Zona Euro (medidos a través del IPC) han seguido la misma evolución que los nominales, estando por debajo de éstos porque la inflación noruega ha sido menor que las tasas de sus socios comerciales (Anexo IX). Por tanto, Noruega no ha perdido competitividad respecto a esos socios vía tipos de cambio, y el movimiento de los mismos ha estado influido principalmente por las diferencias entre los tipos de interés fijados por el Banco Central Europeo y Noruego (Anexo V) que por el diferencial de inflación. Sin embargo, los tipos de cambio respecto a los 36 mayores socios comerciales ofrece una visión más realista sobre la competitividad, ya los principales mercados con los que Noruega comercia son los países escandinavos y Reino Unido, quienes no pertenecen a la Eurozona, y aumenta la importancia de China como mercado de importación. De esta forma, si nos fijamos en el indicador respecto a éstos, vemos que sí se aprecia cierta pérdida de competitividad por la mejora de los términos de intercambio durante el auge (el precio de las importaciones ha crecido menos que de las exportaciones) y al incremento de la importancia de los intercambios con países de bajos costes. Gráfico 12 Tipos de cambio efectivo, 1995-2010 (1999=100) 114,00

TC efectivo nominal respecto a 16 socios comerciales de la Eurozona

112,00 110,00 108,00

TC efectivo real (IPC) respecto a 16 socios comerciales de la Eurozona

106,00 104,00 102,00

TC efectivo nominal respecto a 36 principales socios comerciales

100,00 98,00 96,00

19 95 19 96 19 97 19 98 19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 20 06 20 07 20 08 20 09 20 10

94,00

TC efectivo real (IPC) respecto a 36 principales socios comerciales

Fuente: Eurostat

Para ver si ha incrementado la propensión a importar manufacturas, nos fijamos en el saldo (exportaciones menos importaciones) de las subpartidas de la balanza de bienes en relación con el PIB (Gráfico 13). Señalamos que la subbalanza de productos manufacturados respecto al PIB ha presentado déficit durante todos los años, y su evolución ha sido simétrica respecto a los ciclos económicos, empeorando desde 2001 hasta el 2007, cuando el fuerte crecimiento de la inversión noruega necesitó bienes de un alto contenido en insumos importados (sobre todo vehículos y bienes de equipo). De todos modos, el saldo se mantuvo más o menos estable entre 2004-2008 (6-7% del PIB, aproximadamente), lo que no implica que haya habido una explosión de importación de los bienes manufacturados durante el período de altos precios de hidrocarburos. Sin embargo, las partidas que más han contribuido al saldo deficitario en manufacturas han sido las de maquinaria y equipo,

34

productos químicos y metalúrgicos, textiles y calzado. En cambio, las partidas de alimentos transformados y metalurgía básica registran superávit, al igual que los hidrocarburos sin transformar, cuyo saldo positivo está en relación directa con los precios del crudo (Anexo IV). De ello concluimos que Noruega tiene desventaja comparativa en productos manufactureros de mayor grado de elaboración, aunque sus saldos negativos se han mantenido relativamente estables respecto al PIB. Gráfico 13 Saldo neto de subbalanzas de la balanza de bienes, 1995-2010 (en %PIB) 25 Bza hidrocarb sin trans f.

20

Bza manufacturas

15 Bza alimentos transform. Bza prod. químicos y metalúrgicos

10

Bza metalurgía básica

5 Bza textil y calzado

20 10

20 09

20 08

20 07

20 06

20 05

20 04

20 03

20 02

20 01

20 00

19 99

19 98

19 97

Bza papelería 19 96

19 95

0

Bza maquinaria y equipo

-5

-10 Fuente: cálculos propios a partir de Statistics Norway (Statbank) Nota: la balanza de manufacturas incluye: balanza de alimentos transformados, balanza de metalurgia básica, balanza de productos químicos y metalúrgicos, balanza de papelería, balanza textil y calzado, balanza de maquinaria y equipo.

Finalmente, se analiza la estructura productiva del país (Gráfico 14). Se observa una tendencia contraria a la desindustrialización temida: el sector hidrocarburífero presenta tendencia a perder aportación al PIB justamente en los años del boom petrolero, mientras que el sector manufacturero gana protagonismo a costa de éste. Una posible explicación a este fenómeno es el hecho de que los mayores incrementos en las inversiones durante el período de auge se hayan concentrado en la industria manufacturera y en la construcción (Anexo X), mientras que la producción hidrocarburífera ha sufrido caídas en varios años, hecho que queda representado en el avance más moderado del PIB total que del PIB peninsular (ver nota nº 39 de pie de página).

35

Gráfico 14 Estructura productiva, 1995-2010 (contribución al PIB en %) 60 % Agricultura, ganadería, pesca

50

40

% Extracción de petróleo y gas nat.

30 % Industria manufacturera 20 % Servicios 10

% Construcción

19 95 19 96 19 97 19 98 19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 20 06 20 07 20 08 20 09 20 10

0

Fuente: cálculos propios a partir de Statistics Norway (Statbank)

CONCLUSIONES Para concluir, cabe señalar que el diseño de la política fiscal noruega relacionada con las actividades hidrocarburíferas se centra en los numerosos tipos impositivos recaudadores sobre éstas, el Fondo –que cuenta con una función estabilizadora y ahorradora a la vez- y la regla fiscal del 4%. Dicho diseño basado en el enfoque de “pájaro en mano” y destacado por una transparencia ejemplar resulta adecuado en teoría para un país con sólida posición acreedora en los mercados mundiales, que posee capacidad productiva y nivel de vida elevados y con perspectivas de envejecimiento demográfico. Sin embargo, la estrategia cuenta con ciertas limitaciones: en primer lugar, la regla fiscal conduce a una política fiscal cada vez más laxa al ser muy sensible al incremento de los precios del crudo y resulta demasiado optimista en cuanto a rendimiento anual esperado; en segundo lugar, la filosofía inversora resulta sustancialmente arriesgada al depositar la mayoría de los recursos del Fondo en activos de renta variable; y, finalmente, existen incertidumbres respecto a su sostenibilidad a largo plazo si se desea mantener el mismo nivel de vida y garantizar las pensiones para una población cada vez más envejecida. En cuanto a su ejecución en la práctica, se observa que el gasto público se comporta de forma inversa a la evolución del PIB en la mayor parte del período estudiado, el DPNP durante el auge exportador se redujo y el sector público atesoró cuantiosos recursos en el Fondo en forma de activos denominados en moneda extranjera con el objetivo de esterilizar las presiones sobre la NOK. Esta política ha tenido éxito en términos de inflación pero no ha evitado cierta pérdida de competitividad respecto a los 36 mayores socios comerciales y reflejado en el saldo de manufacturas de la balanza comercial, lo que podría suponer un síntoma del efecto gasto. Éstos últimos son resultados también de un cambio en los socios comerciales, desplazando el comercio hacia países de costes más bajos. Para 36

finalizar, no se apreció efecto desindustrialización del país, sino todo lo contrario: el sector manufacturero ha ido ganando posiciones en la época de mayores precios del petróleo gracias al impulso inversor en este sector. No obstante, para estudiar el éxito que ha conseguido Noruega en el mantenimiento de su tejido productivo diversificado, se debería analizar minuciosamente su política industrial a lo largo de los últimos cuarenta años, asunto que va más allá de nuestro estudio centrado en la política fiscal. (Resumen de los puntos positivos y negativos de la política fiscal en el Tabla 2) Ahora bien, cabe preguntarse si es recomendable emplear esta estrategia fiscal para países petroleros en desarrollo. La respuesta es negativa ya que el enfoque “pájaro en mano” no es óptimo en caso de escasez de capital productivo, bajos niveles de vida, abultada deuda exterior y población joven. La dimensión del modelo noruego que podría servir de ejemplo para estas economías es la política industrial, basada en la creación de un sector para-petrolero, con el fin de que la explotación hidrocarburíferas permita generar efectos de arrastre sobre el resto de la economía. Es, pues, esta política la que merece ser el objeto de estudio para futuras investigaciones. Tabla 2 Resumen de los aspectos positivos y negativos de la política fiscal noruega Apectos positivos Propiedad estatal de los yacimientos. Capacidad recaudatoria del Estado a través de numerosos tipos impositivos relacionados con hidrocarburos.

Aspectos negativos Regla fiscal del 4% muy sensible a las variaciones del valor del Fondo (y el precio del crudo), por lo que puede conducir a una política fiscal cada vez más laxa.

Existencia del Fondo con función estabilizadora y ahorradora, integrado con el presupuesto del gobierno general a través de la regla fiscal del 4%.

Previsión sobre el rendimiento real anual del Fondo, estimado en un 4% sobre el valor total del mismo, resulta demasiado optimista pues el rendimiento real anual en la práctica ha sido de poco más del 3%.

Enfoque “pájaro en mano” adecuado teniendo en cuenta las características de la economía noruega: baja deuda pública, posición acreedora en el exterior, elevado nivel de vida, envejecimiento demográfico, alta capacidad productiva.

Política fiscal susceptible a llegar a ser insostenible a muy largo plazo si se tiene en cuenta el envejecimiento poblacional.

Transparencia destacable en la gestión de recursos hidrocarburíferos, rendición de cuentas y separación de responsabilidades entre las autoridades públicas.

Cierto descontento social al no poder tocar una riqueza visible ante la población.

Política fiscal contracíclica integrada y reforzada por la política monetaria.

Reacción tardía de la política monetaria al sobrecalentamiento económico generado por el sector privado.

Contabilización del DPNP, cuyo valor ha descendido durante el período de auge exportador, contribuyendo al ahorro público.

Incumplimiento de la regla fiscal del 4%, salvo entre 20062008.

Inversión de los recursos del Fondo en el extranjero, con el fin de esterilizar la entrada de ingresos por exportaciones petroleras y evitar apreciación de la NOK y diversificación de los activos extranjeros en los que invierte el Fondo.

Estrategia inversora arriesgada al invertir la mayoría del Fondo en títulos de renta variable. Alta volatilidad de las ganancias del Fondo.

Se logra controlar la inflación.

No se consigue eliminar ciertas manifestaciones (leves) de la EH, como la apreciación cambiaria y el deterioro de la subbalanza comercial manufacturera.

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ANEXOS Anexo I Deuda pública bruta, 1997-2010 (en % PIB) 90 80 70 60 UE-15

50 40 30

Noruega

20 10 0 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Fuente: Eurostat

Anexo II Saldo de la balanza por cuenta corriente y financiera, 1995-2010 (en millones de NOK) 500000 400000 300000

Sdo. Bza. cuenta corriente

200000 100000

2010

2009

2008

2007

2006

2005

2004

2003

2002

2001

2000

1999

1998

1997

1996

-100000

1995

0 Sdo. Bza. f inanciera

-200000 -300000 -400000 -500000

Fuente: Statistics Norway (Statbank)

43

Anexo III Pirámides poblacionales estimadas para 2010 y 2050

Fuente: U.S. Census Bureau, International Data Base

Anexo IV Evolución de los precios del petróleo Brent, mayo 1987- enero 2011 (en dólares por barril)

Fuente: Energy Information Administration and Bureau of Labor Statistics

44

Anexo V Tipos de interés de referencia, 1999-2010 (en %) 9 8 7 6

tipo i nominal Noruega

5 4 3

tipo i nominal Eurozona

2 1

19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 20 06 20 07 20 08 20 09 20 10

0

Fuente: Banco Central Europeo y Banco Central de Noruega

Anexo VI Tasa de paro, 1995-2010 (en % de la población activa) 6 5 4 3 2 1

19 95 19 96 19 97 19 98 19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 20 06 20 07 20 08 20 09 20 10

0

Fuente: Statistics Norway (Statbank)

Anexo VII Incremento de la compensación por empleado, 1995-2010 (en % anual) 7,5 7 6,5 6 5,5 5 4,5 4 3,5

19 95 19 96 19 97 19 98 19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 20 06 20 07 20 08 20 09 20 10

3

Fuente: cálculos propios a partir de Statistics Norway (Statbank)

45

Anexo VIII Descomposición del crecimiento del PIB, 1995-2010 (en %) 6

Crecimiento productividad Crecimiento empleo

5 4 3 2 1

20 10

20 09

20 08

20 07

20 06

20 05

20 04

20 03

20 02

20 01

20 00

19 99

19 98

19 97

-1

19 96

19 95

0

-2

Fuente: cálculos propios a partir de Statistics Norway (Statbank)

Anexo IX Evolución de la inflación medida a partir del IPC, 1997-2010 (en %) 4,0 UE

3,5

Noruega 3,0 2,5 2,0 1,5 1,0 0,5 0,0 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Fuente: Eurostat y Statistics Norway (Statbank)

Anexo X FBKF por sectores productivos, 1995-2010 (millones de NOK constantes del 2000) 180000

Agricultura, ganadería, pesca

160000 140000

Manufacturas

120000 100000

Hidrocarburos (incluye servicios relacionados)

80000 60000

Servicios

40000 20000

Construcción

19 95 19 96 19 97 19 98 19 99 20 00 20 01 20 02 20 03 20 04 20 05 20 06 20 07 20 08 20 09 20 10

0

Fuente: Statistics Norway (Statbank)

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