El fenómeno de Cincuenta sombras de Grey: una novela popular entre lo rosa y lo pornográfico.

Share Embed


Descripción

Máster en literaturas hispánicas y lengua española: tradición e identidades Literaturas hispánicas y mundo editorial Universidad de Zaragoza

El fenómeno de Cincuenta sombras de Grey: una novela popular entre lo rosa y lo pornográfico.

Ricardo Connett

Diciembre 2015

ÍNDICE

1. 2. 3. 4. 5.

Introducción............................................................................................................. 1 La cultura de masas.................................................................................................. 3 La novela popular..................................................................................................... 4 El erotismo, lo pornográfico y la novela rosa............................................................7 Cincuenta sombras de Grey.......................................................................................9 5.1 Contexto y recepción..........................................................................................9 5.2 El argumento y su éxito..................................................................................... 10 5.3 Aspectos sociológicos........................................................................................ 12 5.4 ¿Novela rosa o pornográfica?............................................................................ 13 6. Conclusiones............................................................................................................ 14 Referencias............................................................................................................... 16

1. Introducción

Lejos parecen quedar aquellas máximas de filósofos y sabios que concebían el arte por el arte y la actividad cultural como algo sublime. La cultura de masas ha dado paso a la superficialidad, la trivialización y ha hecho del entretenimiento su leitmotiv. La cultura y las artes, que antaño impulsaban a los individuos que eran testigos de ellas a preocuparse por las problemáticas en que, como humanos, estaban inmersos, parecen ceder ante el esnobismo, las tendencias de la postmodernidad y el apogeo de lo comercial.

Hay quienes, no sin un claro tono pesimista, han sugerido durante años que se está buscando enterrar la literatura (Serrano Poncelo, 1966). Hay también quienes, como Ortega y Gasset ([1940] 2006) han creído que la historia es el reino de lo mediocre y que la mayor de las genialidades ha de estrellarse contra la ilimitada fuerza de lo vulgar.

El éxito de la novela popular es indicio de que las preferencias estilísticas y los hábitos intelectuales están cambiando. Resulta evidente que, como ha escrito Amorós (1974: 15), «la obra de éxito refleja creencias colectivas a la vez que influye sobre ellas». El avance tecnológico que ha brindado beneficios otrora inimaginables en el ámbito de las comunicaciones, la libertad de expresión y que día a día acorta las distancias físicas, muestra su lado oscuro cuando se trata de las humanidades. El ritmo de vida, la competitividad, las exigencias del mercado y los gustos de moda, dificultan la proliferación de la literatura trascendental, esa literatura no destinada al consumo sino al deleite, cuyo fin

1

no es divertir sino hacer reflexionar. Ante esta realidad, poco puede hacerse más que llamar la atención y advertir sobre ella a modo exhortación a la cavilación.

En pleno siglo XXI, con los best-sellers consumados y el encanto de la pantalla que desplaza a las letras, es normal que la literatura con alto contenido gráfico y de fácil adaptación cinematográfica se produzca cada día con mayor frecuencia. Es en este marco contextual que han nacido obras como Harry Potter, la saga de Crepúsculo y, la más reciente y en gran parte su hija, Cincuenta sombras de Grey, obra a la cual se va a remitir el presente trabajo.

Cincuenta sombras de Grey es una saga escrita por E.L. James, una autora británica que ha batido récords en ventas y que se ha catapultado como la estrella del escenario editorial, de la literatura de consumo o popular y que ha revolucionado el mercado femenino.

Muchas son las posiciones, a veces encontradas, que surgen tras este éxito comercial cuyas repercusiones son más dignas de estudio sociológico que literario. Este trabajo se marca como objetivo el tratar temas y conceptos básicos relacionados con el fenómeno de la obra de James: «cultura de masas», «novela popular», «erotismo», «novela rosa» y «pornografía» y ofrecerá algunas reflexiones sobre el lugar de la literatura como arte en la sociedad del entretenimiento y, en menor medida, de la sociología del célebre best-seller de E.L. James.

2

2. La cultura de masas

La cultura de masas domina hoy la escena artística en todas sus ramas. La literatura, la música, la pintura, las artes escénicas: todas parecen sumergirse en ese océano de hilaridad y divertimento. Ya en 1968, Andrés Amorós advertía que esta cultura de masas constituía uno de los ingredientes fundamentales del espíritu de su tiempo, que las sociedades, ya entonces, no buscaban su sistema de creencias ni sus modelos de comportamiento en la Universidad, en las conferencias culturales ni, mucho menos, en la lectura de los clásicos de la literatura universal.

Más recientemente, Mario Vargas Llosa (2012) se ha referido a la sociedad actual – que enarbola la bandera de lo popular y lo masivo– como «la civilización del espectáculo», una civilización cuya existencia ha implicado la metamorfosis de la propia palabra cultura, un vocablo que otrora era relacionado con obras que pretendían trascender el tiempo presente y seguir vivos en posteriores generaciones y que, ahora, parece sugerir, casi exclusivamente, productos fabricados para ser consumidos al instante y desaparecer como comida empaquetada.

Para esta nueva cultura, exageradamente popular y que a ojos de muchos destila mediocridad y conformismo, es de vital importancia la producción industrial y masiva, el éxito comercial y la diversión, elementos que se imponen en detrimento de lo artístico, lo estético y lo trascendental.

3

La tesis de Vargas Llosa (2012: 33-34) es que la civilización del espectáculo (tal como él la llama) es:

(...) la de un mundo donde el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal», pasión que trae como consecuencias «la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad y, en el campo de la información, que prolifere el periodismo irresponsable de la chismografía y el escándalo.

3. La novela popular

En el ámbito literario, como es sabido, la cultura popular se ha hecho sentir tanto o más que en otros. García Castañeda (2010: 40) explica que el término «popular» tiene varios significados y muchas veces una determinada posición ante la literatura, pese a que su significado más evidente sería el de aquella literatura que es difundida entre el pueblo. En sus palabras:

Con los enormes cambios tecnológicos y sociales de hoy en día creo que es muy arriesgado tratar de determinar o definir lo que es el gusto «popular» sin tener en cuenta las dimensiones de este gusto. Más que a la literatura y al folklore tradicionales, el término "popular" se referiría hoy más a los gustos de un amplio público en su mayoría con intereses diversos al del de los pasados decenios, La literatura popular de hoy es obra de escritores profesionales, y llega difundida de manera masiva a través de la lectura, la radio, la televisión, el cine y, cada vez más, electrónicamente.

La literatura popular es vista por Vargas Llosa (2010: 36-37) como «literatura light», una literatura «representativa de nuestra época», fácilmente digerible, ligera, leve, cuyo objetivo no es otro que divertir, tal y como sucede, a su juicio, en el cine y el arte 4

actuales. La literatura popular o «light» es aquella que brinda al lector la cómoda impresión de ser culto, moderno, revolucionario y de estar a la vanguardia con un mínimo esfuerzo intelectual, aquella que es producto de una cultura que «se pretende avanzada y rupturista» pero que, en verdad, «propaga el conformismo a través de sus manifestaciones peores: la complacencia y la autosatisfacción».

Otros autores, entre ellos Serrano Poncelo (1966), ya a principios de la segunda mitad del siglo XX se preocupaban por el apogeo de la literatura popular, en especial por el rotundo éxito comercial de los comics estadounidenses que sustituían el texto por imágenes, dibujos, y reducían los diálogos, en gran parte, a onomatopeyas; un éxito comercial que, aunque tuvo origen alemán y se desarrolló con mayor amplitud en Norteamérica, se extendió a todo el continente americano y, por supuesto, a Europa.

La literatura popular encuentra su lugar más privilegiado, sin embargo, en el género de la novela. Para Martínez de la Hidalga (2000: 15): «sería novela popular aquélla que se dirige, de forma preferente o exclusiva, a las clases populares. O expresado de otro modo, la novela de consumo popular». Este tipo de conceptos, como bien señala el autor más adelante, es difícil de precisar, debido a que habría que especificar, asimismo, qué se entiende por «clases populares». No obstante, resulta evidente que al hablar de novela popular se hace referencia a un tipo de novela que está reservada para quienes no tienen el hábito de la lectura asidua, crítica y profunda.

Álvarez Barrientos y Rodríguez Sánchez de León (1997: 222) escriben que por novela popular se debe entender un «texto en el que se relatan acontecimientos total o 5

parcialmente ficticios que se ofrecen a lectores ajenos a las exigencias estéticas y especialmente interesados en los efectos inmediatos de la lectura» y que «un rasgo indiscutible en la caracterización de los libros populares es el de su destino como textos para el consumo de los extensos sectores semiletrados que concentran en ellos su tiempo de ocio y proyectan también sobre ellos el imaginario colectivo».

En este orden de ideas, Martínez de la Hidalga (2000) advierte que este tipo de literatura –entendida bajo el concepto de Álvarez Barrientos y Rodríguez Sánchez de León– no tendría, por lo tanto, ambiciones en cuanto a la construcción de personajes, estilo, estructura argumental ni profundidad de análisis, ya que el interés del lector no iría en esa dirección. La acción, lo pintoresco de los personajes, el colorismo de las situaciones, el exotismo de la localización y la emoción de la trama tendrían mayor importancia. En este sentido, la novela popular se encamina a entretener a los lectores mediante temas como la aventura, la acción, la violencia, la intriga y el amor. Son, por tanto, ejemplos de novela popular la novela de aventura, la novela negra, la novela policíaca y la novela rosa.

Dichas novelas se caracterizan por llevar un conjunto de rasgos en común. Martínez de la Hidalga (2000) señala entre estos rasgos los temas –como ya se ha señalado–, el lenguaje y el estilo simple y directo, un precio que resulta asequible a los consumidores de bajos recursos, un formato generalmente caracterizado por la poca extensión y el tamaño de bolsillo y una estética colorista encaminada a captar la atención del potencial comprador.

Muchas son las críticas a la novela popular de parte de autores consagrados y especialistas en literatura. No obstante, la mayoría de ellos coincide en que la literatura 6

popular –así entendida– no tiene que ser necesariamente mala; máxime si entre sus principales figuras contamos a autores de la talla de H.G. Wells, Julio Verne, Arthur Conan Doyle y Robert Louis Stevenson.

4. El erotismo, lo pornográfico y la novela rosa

Bien es sabido que el erotismo está estrechamente vinculado al arte, a la escritura, a las figuras literarias, a los ornamentos de la lengua: a todo aquello capaz de hacer del acto sexual la expresión exclusivamente humana de la subjetividad del alma. En este orden de ideas va la concepción del erotismo que el pensador francés George Bataille ([1957] 1997) ha legado a través de su obra: la de lo erótico como expresión de civilización, como un alejamiento del acto sexual puramente animal e instintivo, como una búsqueda psicológica independiente del fin natural dado en la reproducción y como paso de lo animal a lo humano.

Para Ríos (2009: 194), quien en su artículo distingue entre «sexualidad», «erotismo» y «amor», el erotismo es la expresión metaforizada de la sexualidad primigenia que, como invención creativa, no debe confundirse con el lenguaje pornográfico. El lenguaje pornográfico es explícito, directo, «en el que no hay lugar para la sutileza y la insinuación erótica» y que «nos recuerda el lenguaje obsceno infantil, que, sin perder su fuerza expresiva, carece sin embargo de la exquisitez y madurez que caracterizan al lenguaje erótico cuyos mecanismos de creación están mucho más elaborados que los que usa el discurso sexualmente explícito». Incluso para un autor como Fernández (2013: 11), para quien tiene poco sentido esencial la distinción entre lo erótico y lo pornográfico, existe una 7

clara diferencia, pues en el primer caso, se trata de «lo elusivo» y, en el segundo, de «lo exhibido al detalle, del plano velado al plano quirúrgico».

La novela rosa, mientras tanto, está caracterizada por dirigirse de forma casi exclusiva al público femenino y ha sido, para Martínez de la Hidalga (2000: 48), «la forma de expresión por excelencia de la novela popular», que reúne todas –o casi todas– las características de la literatura popular: argumentos estereotipados y reiterativos, léxico banal y tópico, estilo ramplón, personajes reducidos a arquetipos y la exaltación de los valores sociales convencionales. Su tema central –y casi el único– es el amor, cuyo desenlace es, muy a menudo, el matrimonio. La crítica literaria y sociológica, tal como señala el autor, han sido en general duras con la novela rosa por considerar cursi y pedante su lenguaje. Amorós (1968) ha sido uno de los autores que, dentro de la sociología de la novela, le han dedicado páginas enteras al fenómeno de la novela rosa y han intentado hacer una análisis lo más profundo (si cabe el término) posible a su estructura y características. Alonso Valero (2012: 37) escribe que:

La novela rosa recorre de algún modo, a partir del modelo central de este tipo de ficción, un proceso de descentramientos, por así decirlo: en primer lugar, se trata de literatura popular, vendida en quioscos a un precio asequible para la época, sin grandes pretensiones literarias y destinada a un público sencillo, frente a la “gran” literatura o literatura “legítima”; además, es una novela pensada fundamentalmente para mujeres, frente al centro, lo masculino. También exaltaba la búsqueda de la felicidad y fomentaba una cierta imaginación apasionada, cuyo uso se consideraba de por sí subversivo. Muchos de estos textos estaban además escritos por una mujer, lo que en esos años, en los que el acceso a la escritura y la publicación estaba casi vedado a las mujeres, suponía de por sí una transgresión, por mucho que se tratase de autoras de novela rosa.

8

5. Cincuentas sombras de Grey.

5.1. Contexto y recepción

El best-seller de la autora E.L. James que lleva por título Cincuentas sombras de Grey fue publicado en 2011 y comprende cuatro libros. Inicialmente, fue concebido como un spin-off o fanfiction de la novela Crepúsculo, de Stephenie Meyer, que a su vez había constituido un éxito comercial desde que fue publicada en 2005. El éxito que ha tenido ha sido inusitado. Los tres primeros libros, en 2012, han vendido aproximadamente 65 millones de ejemplares en todo el mundo y han superado a otros fenómenos editoriales de inmenso éxito comercial como Harry Potter (Begonya y Núñez, 2015).

La obra ha circulado en todos los formatos posibles, incluyendo el e-book (en el que fue publicada inicialmente), ediciones rústicas y de tapa dura, entre otras. Asimismo, se han comercializado juguetes eróticos que aparecen en las novelas bajo una marca propia que anuncia los productos en un pequeño catálogo que incluye citas del libro (Begonya y Núñez, 2015); y, a diferencia de otras novelas populares y textos de contenido erótico o pornográfico, su distribución no se ha limitado al internet y las librerías, sino que se ha visto y hoy sigue viéndose en supermercados, papelerías, copisterías e incluso farmacias.

Lo inusitado de la temática, las implicaciones sociológicas y psicológicas, la popularidad que ha generado y la impresionante rapidez con que desde su salida al mercado ha generado inmensos ingresos y levantado discusiones, polémicas e inquietud entre

9

lectores, periodistas y críticos hacen posible que pueda hablarse de un fenómeno sin precedentes.

5.2. El argumento y su éxito

En síntesis, la historia contada en las páginas del best-seller es la de una joven estudiante de literatura inglesa de veintiún años, Anastasia Steele, que trabaja en una ferretería para pagarse sus estudios; y la de Christian Grey, un hombre que, a pesar de tener sólo veintisiete años, es un empresario de inverosímil éxito que amasa una fortuna que le permite darse lujos insólitos.

En el personaje de Anastasia pueden apreciarse las características típicas de la protagonista de cualquier novela rosa: ingenuidad, timidez, romanticismo, torpeza, candor, inocencia y, sobre todo –y acaso lo más predecible– virginidad; en otras palabras: el estereotipo de mujer que la lectora busca encontrar en la obra con el fin de verse reflejada. Amorós (1968), en su Sociología de una novela rosa, da una descripción que ilustra este hecho: «En todo caso, la lectora media no puede por menos de autocomplacerse con esta visión idealizada de sí misma que reúne los atractivos de la ingenuidad y la seducción, de la virgen inocente y la vampiresa, de Margarita y la “femme fatale”» .

Christian Grey, asimismo, es el protagonista masculino que es común ver en toda novela rosa: atractivo, rico, poderoso y mayor que ella. E.L. James introduce, no obstante, a este tipo de narración un perfil no visto en similares historias, y que bien podría ser objeto

10

de análisis psicológico y sociológico: su afición al rol de dominación sexual en las prácticas BDSM (Bondage; Dominación/Disciplina; Sumisión/Sadismo; Masoquismo).

Anastasia Steele es presentada en principio como una mujer de baja autoestima, muy insegura, y sus cavilaciones se mueven entre la incertidumbre y la paradoja, si bien a veces pareciera tener pensamiento firme. Se enamora sin entender muy bien por qué, sin motivo aparente; no sabe lo que quiere, pero lo quiere, y no comprende sus sensaciones, aunque las acepta. No es una mujer independiente y busca compensarlo con la figura masculina que viene a llenar el vacío que su inestabilidad emocional le deja.

Christian Grey es arrogante, soberbio, frío y poco sensible. Se muestra como un hombre exageradamente pragmático y hedonista, desprovisto de sentimentalismos. Ha sufrido en la vida y lo refleja en su conducta. Sabe complacer material y físicamente, pero descuida lo humano, lo intangible y lo afectivo.

El gran éxito Cincuenta sombras de Grey consiste en ser, precisamente, innovador, pues muestra un estilo que no es propiamente erótico sino más bien pornográfico al ser explícito en la descripción de cada una de sus escenas. La ruptura con la clásica narración inocente, romántica y exageradamente predecible con que identificamos a la tradicional novela rosa llama la atención y da pie a que pueda hablarse de un tipo de novela híbrida, capaz de mezclar la narración más obscena y sin reparos con el trillado relato de la novela amorosa con final feliz.

11

5.3. Aspectos sociológicos

Hay quienes, desde una perspectiva sociológica, analizan la obra como símbolo de liberación sexual de la mujer y de «posfeminismo» (Begonya y Núñez, 2015: 53). Pujol y Esquirol (2014: 58) señalan que Cincuenta sombras de Grey ha sabido explotar un nicho de mercado dirigido específicamente a un público femenino y combinar dos de los principales discursos culturales mediante los que hoy se promociona la feminidad: «el ya habitual discurso del amor romántico tradicional en el que la chica conoce a su príncipe azul protector» y «la vivencia de una sexualidad libre, plena y pretendidamente autoconsciente en la línea del posfeminismo contemporáneo».

A estos elogios de mercadeo, de creatividad y de originalidad, no obstante, cabe preguntarles el lugar que ocupa realmente la autonomía y la independencia femenina respecto a la figura masculina. Si bien es cierto que la publicación de Cincuenta sombras de Grey debe su éxito al público femenino que se ha volcado a comprar, leer, regalar y publicitar la obra, no menos cierto es que existen ciertos rasgos de contenido en ella que llevan a cuestionarse hasta qué punto tal boom representa una liberación para la mujer.

Begonya y Núñez (2015: 52) explican que en estos textos Christian y Anastasia «son protagonistas absolutos y se erigen en iconos de lo masculino y lo femenino que aparecen interseccionados por otras formas de poder social (edad, clase, etnia, sexualidad)». Llama la atención, particularmente, que sea el hombre el poseedor de poder, el situado en una posición económica infinitamente superior y el que, a través de agasajos materiales y derroches de dinero, configure una relación de total dominación sobre ella –en 12

este caso no sólo física, sino también espiritual– y no al revés. La desigualdad es clara, y Begonya y Núñez (2015: 53) lo advierten:

La desigualdad de clase convive con la desigualdad de conocimiento sexoamoroso (en el caso de Anastasia), y amoroso (en el caso de Christian) y se inscribe en una relación desigual en edad que es coherente con los patrones heteronormativos de nuestro contexto cultural (Christian tiene 27 años, Anastasia 21) y con el rol de Christian como «iniciador» y de Ana como «aprendiz» en materia sexual.

Resulta difícil entrever en la dinámica de la relación entre ambos personajes una señal de liberación femenina más allá de lo sexual. La sumisión voluntaria, la apertura de la mente, la incorporación en la vida femenina de prácticas sexuales heterodoxas y el disfrute de los placeres carnales sin atender a los prejuicios sugieren libertad. Sin embargo, la narración de E.L. James no es socialmente liberadora y lleva a pensar que las relaciones arquetípicas –y acaso machistas– continúan presentes en un relato que es presentado como desafiante ante las creencias convencionales en torno a los géneros y los roles que cada uno de ellos debe jugar en la vida social.

5.4. ¿Novela rosa o pornográfica?

En el presente trabajo se ha expuesto la noción de una especie de novela híbrida que involucra las descripciones de una novela rosa con la crudeza y lo explícito de lo pornográfico que, como se ha señalado ya, se distancia del artístico erotismo que elude lo directo y busca la discreción a través de figuras literarias como la metáfora.

13

Fernández (2013: 13), señala que lo explícito no puede mostrarse más de lo que, en efecto, hoy ya se muestra, y que el éxito rotundo e incuestionable de Cincuenta sombras de Grey incorpora en una trama romántica elementos de «erotismo sadomasoquista inéditos para un bestseller clásico que no sale de las características prototípicas», y añade que: «En este sentido, algunos críticos han dado en llamar ‘mummy porn’ a este tipo de literatura comercial con rastros pornográficos que practica James: algo así como ensamblar descripciones de sexo explícito en un marco de novela rosa tradicional».

De manera que al leer la obra aquí tratada el lector se encuentra ante un intento comercial –y por tanto popular– de hacer de la novela rosa una escritura pornográfica o, por qué no, viceversa, sin que quede del todo claro que sea una cosa o la otra.

6. Conclusiones

El fenómeno de la novela popular es una realidad tangible. La comercialización del arte, impulsada por la cultura de masas, el esnobismo y la frivolidad que han venido socavando la tradicional concepción de la literatura como arte se ha apoderado del mundo editorial, de los círculos artísticos y del oficio de escribir. Los números y las estadísticas muestran que cada día hay más lectores y que ha habido sin duda alguna un resurgir de la lectura y la escritura a nivel mundial que contrasta con décadas pasadas y que se incrementa a medida que la tecnología avanza y ofrece más herramientas al público. No obstante, los números no son capaces –ni podrían serlo nunca– de medir la calidad, sino únicamente la cantidad, de lo que se lee y se escribe. Si bien es cierto que todo arte es subjetivo, no menos cierto es que existen obras efímeras cuyo único fin es entretener y que 14

no dejan ningún legado a la humanidad, frente a otras que década tras década y siglo tras siglo, son leídas y releídas con un gusto y un deleite que no conocen fronteras temporales.

Hay muchas formas de definir el erotismo, como se ha querido enfatizar en páginas anteriores, pero una de ellas sería, desde luego, la que ha brindado Varga Llosa (2012: 110),:

(...) la desanimalización del amor físico, su conversión, a lo largo del tiempo y gracias al progreso de la libertad y la influencia de la cultura en la vida privada, de mera satisfacción de una pulsión instintiva en un quehacer creador y compartido que prolonga y sublima el placer físico rodeándolo de una puesta en escena y unos refinamientos que lo convierten en obra de arte.

Cincuenta sombras de Grey es casi novela rosa y casi pornografía, pero, sin duda, más cerca está de lo primero que de lo segundo, aunque lo segundo haya sido lo que la haya catapultado hacia la fama y el éxito comercial. Lejos está de ser erotismo y, a juicio muy personal de quien esto escribe, de ser literatura (si por literatura entendemos el arte por el arte). Sus repercusiones sociales se harán notar, si es que ya no lo han hecho, pero no por lo literario, sino por cuestiones de género y de sexualidad, y su contenido invitará e invita ya a cuestionarse sobre los aspectos más íntimos que definen la sociología de la mujer y el rol que juega ante la masculinidad.

15

Referencias

Alonso Valero, E. (2012). Corín Tellado y la novela rosa. Ogiga, Revista electrónica

de

estudios

hispánicos.

No.

12,

pp.

33-34.

Disponible

en:

file:///C:/Users/Compaq/Downloads/Dialnet-CorinTelladoYLaNovelaRosa-3981541.pdf (Consultado el 05 de diciembre de 2015).

Amorós, A. (1968). Sociología de una novela rosa. Madrid: Taurus.

Amorós, A. (1974). Subliteraturas. Barcelona: Ariel.

Bataille, G. ([1957] 1997). El erotismo. Barcelona: Tusquets.

Begonya, E. y Núñez, F. (2015). Género, sexualidad y posfeminismo en 50 sombras de Grey. AIBIR, Revista de Antropología Iberoamericana. Vol. 10. No. 1, pp. 49-74.

Fernández, L. (2013). Hedonismo libertario. Londres: Editorial Innisfree.

García Castañeda, S. (2010). Literatura popular. Fundación Joaquín Díaz. Disponible en: http://www.funjdiaz.net/imagenes/actas/2010literatura.pdf (Consultado el 05 de diciembre de 2015).

James, E. L. (2011). Cincuenta sombras de Grey. Madrid: Grijalbo.

16

Martínez de la Hidalga, F (dir). (2000). La novela popular en España. Madrid: Robel.

Ortega y Gasset, J. ([1940] 2006). Estudios sobre el amor. Madrid: Edaf.

Pujol, C. y Esquirol, M. (2014). Sujetos sexuales, objetos comerciales: la sexualidad femenina como lifestyle en Cincuenta Sombras de Grey. Anàlisi. Quaderns de Comunicació i Cultura, No. 50, pp. 55-67.

Ríos, F. (2009). La expresión erótica en la literatura hispánica. Anuario de Estudios Filológicos: vol. XXXII, pp. 193-203.

Serrano Poncela, S. (1966). Literatura y subliteratura. Caracas: Universidad Central de Venezuela.

Vargas Llosa, M. (2012). La civilización del espectáculo. Madrid: Alfaguara.

17

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.