El Feminismo es transfeminista o no es. El resto es sección femenina.

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Descripción

El Feminismo es transfeminista o no es. El resto es sección femenina.
Mónica Redondo Vergara



Activista política y plurimilitante desde los años ochenta, a finales de
esta década participo en la creación del grupo feminista "a por todas"
compartiendo luchas con las mujeres del MLIM[1]y con otras asociaciones de
la UAM[2].
En 1993 entro en contacto con las militantes de LSD[3]. Hablaban de
poliamor, de deseo, de pornografía, de sexo BDSM entre lesbianas, de clase,
de raza, de la menstruación, hacían campañas de prevención del HIV para
bollos y denunciaban junto con los chicos de la radical gai que el
ministerio de sanidad tenía las manos manchadas de sangre por su inacción
en la pandemia del SIDA. Toda una revolución para el feminismo (lesbiano o
no) de aquellos años. Un año más tarde, en el Festival de cine lésbico de
París, colocamos una mesa decorada con un póster de la serie es-cultura
lesbiana para presentar los textos del grupo. Pues bien, las organizadoras
del festival nos pidieron, no muy amablemente por cierto, retirar la mesa y
el póster porque este les parecía demasiado pornográfico, una imagen
degradante del cuerpo de una mujer. No sirvió de nada que les dijéramos
que era una fotografía que habíamos hecho nosotras (de una de nosotras[4])
y que no considerábamos en absoluto estar autodegradándonos. Esto sucedió
en París pero podría perfectamente haber sucedido en España. Fue un
clarísimo cortocircuito entre el feminismo lesbiano y el queer. Y es que
esto es lo que supuso la irrupción de grupos como LSD o La Radical Gai en
el panorama de aquellos años. Estos debates y esas representaciones
supusieron un verdadero shock para el feminismo tradicional.



En noviembre de 1996 participé en los debates de la primera asamblea de la
casa okupada de mujeres "la escalera Karakola" donde defendí los
posicionamientos del "sólo para mujeres" y donde llegamos a oir argumentos
del tipo "claro, es que vosotras como sois lesbianas, os sentís más cómodas
sin hombres". Curiosamente la posición pro-womenonly no era defendida sólo
por las lesbianas que estábamos presentes en aquel debate, ni siquiera por
todas las lesbianas, sino que fue el resultado natural del hartazgo que en
ese momento tenían varias chicas mayoritariamente heterosexuales para con
muchos de sus compañeros okupas machito-alternativos. Había incluso
llegado a darse un caso de violación en el CSOA el laboratorio que fue
convenientemente tapado y minimizado por militantes muy reconocidos del
movimiento de okupación.

En enero de 1997 entré a "trabajar" de becaria-precaria en el Instituto de
la Mujer donde, junto con mi chica de entonces, Gracia Trujillo, sufrimos
un aberrante caso de mobbing lesbofóbico por parte de otras compañeras que,
por supuesto, no eran lesbófobas porque "eran feministas y tenían muchas
amigas lesbianas". Quién iba a pensar que precisamente en un organismo
pensado para la defensa de la igualdad (¡ojo!, igualdad entre mujeres y
hombres) pasaran esas cosas. En aquellos tiempos nadie hablaba aún del
acoso moral, era algo que no se entendía. Pero tampoco de homofobia, la
RAE no aceptó el término hasta unos años más tarde. Cuando denunciamos los
hechos ante nuestras compañeras, muchas nos apoyaron pero otras tantas nos
acusaron de estar montando un escándalo de forma gratuita. Pasamos de
víctimas a culpables rápidamente. Y todo esto sucedió "entre mujeres
feministas".

Durante los años 1998 y 1999 participé en el grupo de autodefensa feminista
Las Walkirias que se reunía en el histórico piso de la calle Barquillo de
Madrid, sede de un montón de grupos feministas y feministas lesbianos. En
este grupo las lesbianas éramos claramente mayoría. Participamos en
algunos encuentros en Francia y en Alemania con otros grupos de lesbianas y
mujeres de toda Europa. Esta forma de auto-nombrarse me sorprendió
bastante, en España aún estábamos en un estadio anterior en cuanto a la
relación entre feministas lesbianas y heterosexuales.
En cierta ocasión, un grupo de mujeres transexuales nos pidió que les
preparáramos un entrenamiento y tras mucho debatirlo les respondimos que no
podíamos hacerlo porque nosotras trabajábamos de forma integral la
autodefensa de "mujeres que previamente habían sido niñas" y no nos veíamos
preparadas para hacerlo. Teníamos aún mucho que aprender. Los conflictos
y los procesos de evolución personal son constantes en el aprendizaje de
las luchas políticas feministas y lesbianas. Nosotras estábamos, de alguna
manera, actuando transfóbicamente con estas mujeres trans y las chicas
heterosexuales de la karakola y el Instituto de la Mujer estaban actuando
lesbofóbicamente con nosotras.
Fue una época en la que las lesbianas de la karakola tuvimos que resolver
un montón de tensiones y conflictos con el resto de las feministas
heterosexuales de la casa. La Eskalera karakola no era una casa okupada de
mujeres sino de lesbianas y mujeres (aquí las alemanas nos llevaban
ventaja).
No existe el feminismo sin las lesbianas; de hecho el feminismo siempre
tuvo un nivel sospechosamente alto de participación política de lesbianas,
especialmente si lo comparamos con las proporciones de las que hablaba
Kinsey. Otra cosa es que este hecho, tristemente, no se haya traducido en
un mayor empoderamiento y en más visibilidad para las lesbianas y sus
reivindicaciones. El feminismo es transfeminista o no es. El resto es
sección femenina.
Y es que una no puede quedarse toda la vida anclada en la militancia hiper-
identitaria, es fundamental hacer alianzas, dialogar con otras identidades
y darse cuenta de que nosotras mismas somos multi-identitarias y estamos en
tránsito perpetuo.
Si los feminismos pre-queer supusieron una primera fase de
autoreconocimiento (y mucho trabajo poco reconocido) para las lesbianas
militantes, la aparición de los feminismos queer supuso un estallido de
orgullo y empoderamiento para muchas de nosotras.
Las lesbianas nos representamos a nosotras mismas ya sea desde posiciones
feministas lesbianas o desde las del feminismo queer. Todos los espacios y
perspectivas de actuación son necesarios. El feminismo queer aglutina
sin embargo a una multiplicidad identitaria que el feminismo lesbiano no
puede ni, en muchos casos, pretende albergar. Qué se hace desde las
posiciones del feminismo lesbiano con las transgénero, lxs transexuales,
lxs intersexuales, o las bisexuales. ¿Si una lesbiana decide transitar
hacia una identidad trans qué sucede, queda fuera del grupo? ¿Qué pasa con
las trabajadorxs sexuales? ¿Y con nuestras prácticas sexuales no
normativas? El feminismo lesbiano no responde hoy ni a la diversidad
sexogenérica de la sociedad ni a un montón de debates acerca de la
pornografía, el BDSM y la prostitución que ya deberían estar superados.

La militancia en la Eskalera Karakola marcó para mi una época de transición
desde el feminismo lesbiano, las goudous, hacia un feminismo más queer, el
fanzine bollus vivendi y posteriormente GTQ (Grupo de Trabajo Queer).
Cuando creamos el fanzine bollus vivendi (1999-2001), partimos de una idea
y una intencionalidad bastante más queer, pero entonces surgieron nuevos
conflictos con algunas compañeras que no veían muy claros ni el BDSM, ni
la pornografía ni la prostitución. A nivel micro tuvimos nuestra propia
polémica antisex versus prosex. También trabajamos cuestiones fundamentales
para aquellos tiempos como eran las de la falta de representaciones y de
espacios bolleros. Eran tiempos de grandilocuencia y triunfalismo en el
barrio de Chueca, se estaba gestando una élite LGTB empresarial[5] que
pasaría a dominar los espacios de ocio y de reivindicación en connivencia
con algunos militantes de colectivos institucionales de la FELGT[6] que
aprovecharon (y aún hoy aprovechan) la coyuntura para hacer carrera
política. Las bollos seguíamos moviéndonos en la precariedad del binomio:
medea-escape, y el trato que recibíamos en "nuestros" propios espacios
distaba mucho de ser agradable. Para colmo, el tipo de imágenes que se
manejaban apenas se salían de la representación de lesbianas femme to
femme. La plumofobia (butchfobia o marimachofobia) estaba a la orden del
día. La manifestación del orgullo del 28 de Junio pasó a ser una
cabalgata y el sonido los megáfonos fue aplastado por el estruendo de la
música de las carrozas de empresas privadas. Fueron tiempos difíciles para
la militancia bollera.
Era en cierta forma comprensible la desconfianza de algunas bollos a
trabajar mano a mano con otrxs queer, teniendo la historia de
invisibilización que teníamos[7]. Se escuchan poco las voces de las
lesbianas (y nos escuchamos poco y mal entre nosotras). Además hay
personas LGTB que pretenden trabajar políticamente sin hacer una mínima
reflexión sobre la cuestión feminista y esto levanta, lógicamente,
suspicacias entre las lesbianas.

Pero no sólo los colectivos LGTB habían sufrido un proceso de
institucionalización, el feminismo "oficial" había seguido el mismo camino
desde mucho tiempo antes. Un feminismo que viene monopolizando el discurso
y la acción política en este país desde hace ya muchos años, en los
partidos de izquierdas: IU y PSOE, en las organizaciones sindicales: CCOO y
UGT, en los colegios profesionales y en las universidades. Profundamente
heterocentrado y con especial alergia a reconocer a otros sujetos del
feminismo como somos las lesbianas, lxs transexuales, las migrantes, las
precarias o las prostitutas. Y cómo no, cada vez más alejado de la lucha a
pie de calle y más encerrado en sus despachos.
Algunas son titulares y catedráticas de universidad muy bien situadas y
tienen detrás toda una cohorte de estudiantas, doctorandas y precarias de
la universidad que aspiran a abrirse hueco adulándolas. Esto me parece
inmoral y muy poco feminista. Y en los tiempos que corren, con las
posibilidades de "colarse" a trabajar en la universidad tendiendo a cero
por los recortes, es más que indignante.
Además, en los últimos años, han aparecido en escena una gran cantidad de
feministas jóvenes que poseen un muy buen nivel teórico (queer en la
mayoría de los casos) y se han encontrado tanto a nivel político como
académico las puertas cerradas a cal y canto y con la caverna de los
feminismos de la igualdad y de la diferencia aferrándose a sus discursos e
imponiéndolos como únicos y hegemónicos.

Un tiempo más tarde, en 2003, creamos el grupo de trabajo queer GTQ que fue
especialmente interesante por lo que tuvo de aglutinador y por las
sinergias que generó: ahí estábamos las que veníamos de la primera etapa de
la karakola-goudous-bollus vivendi, las que venían de LSD y la radical gai,
y las que se incorporaban desde el momento actual de la karakola.
Hicimos lecturas colectivas de clásicos queer, participamos activamente en
las manifestaciones del orgullo haciendo una crítica feroz a la
autocomplacencia de los colectivos institucionales de la FELGT a los que
claramente no hacíamos ninguna gracia. Coreamos lemas como "la familia
nuclear es radioactiva" o "abajo el matrimonio, arriba el polinomio" ,
tuneamos el DNI y le dedicamos un manifiesto y publicamos el libro
colectivo "El eje del mal es heterosexual". Y en en el lema de la pancarta
de la manifestación-cabalgata que celebraba, por fin, la consecución del
derecho a casarnos, nosotrxs nos interrogábamos: "¿Y ahora qué ?"

En Julio de 2007 empecé a escribir un blog, ciclobollos[8], buscando
interseccionar la cuestión bollera y la bicicletera. Después el blog se
transformó en grupo (que pasó a pertenecer a la coordinadora estatal
ConBici[9],) siendo así pioneras en este tipo de intersecciones. Pero la
cosa colectiva duró más bien poco debido a intersecciones más complicadas,
las que conectaron con lo afectivo y lo personal. Hoy han proliferado por
todo el estado grupos afines como las ciclobolleres de Valencia, las
kataliñak bizikletan de Vitoria, las chicas del cicliátrico de Madrid, o
las bicitetas de Barcelona. También algunas mujeres de ecologistas en
acción de Madrid y otros grupos feministas han promovido ya sendas
bicicletadas feministas.
Participamos durante varios años en las manifestaciones del orgullo crítico
que se llevaron a cabo de forma independiente a las de la manifestación-
cabalgata "oficial" y visibilizamos la realidad ciclobollera para muchos
colectivos ecologistas.
La actividad de ciclobollos se desplazó hacia el ciberactivismo y la
creación de convocatorias políticas de todo tipo para tejer redes
transmaribolloqueers. Así surgió la convocatoria del comando bicicrítico
transmaribolloqueer que lleva funcionando desde mayo de 2011.
También mediante eventos de facebook, desde el perfil de ciclobollos,
convoqué a "las multitudes" transmaribolloqueers a una serie de
manifestaciones durante la primavera de 2011, incluida la del propio 15M.
Seguí insistiendo y durante los primeros días de la Acampada en la Puerta
del Sol, a mediados de mayo de 2011, convoqué la primera Asamblea
Transmaricabollo de Sol[10] (15M). Y como lugar de asamblea propuse la
carpa de feminismos, donde ya estábamos muchas queers acampando,
manteniendo el espacio y coreando consignas con nuestros megáfonos desde el
primer día, me pareció que era el espacio adecuado desde donde arrancar,
que aquella marea humana daba para mucho y las transmaribollos no podíamos
faltar. En las primeros debates asamblearios hubo que discutir bastante
acerca de nuestra independencia de feminismos sol pues algunas compañeras
de dicha asamblea preferían que la transma[11] se quedara como un subgrupo
del grupo de trabajo de feminismos, no entendían que fuera necesaria la
independencia. Luego esa cuestión fue superada y el diálogo acabó por
imponerse. En el primer aniversario del 15M realizamos asambleas
temáticas conjuntas y acudimos a varias de sus convocatorias, apostando
claramente por la unidad de acción.
La Asamblea Transmaricabollo de Sol[12] no es un colectivo LGTB, es una
asamblea ciudadana (con un toque muy queer) que se reúne para luchar contra
las políticas de austeridad y recortes que nos proponen los gobiernos
neoliberales de la troika y del PP-PSOE desde una perspectiva crítica
transmaricabollo.
Coordinamos junto con diversos colectivos el orgullo indignado de 2011 y
promovimos una plataforma dentro del 15 M llamada toma el orgullo para
organizar el orgullo indignado de 2012, ambos independientes del orgulllo
"oficial" y herederos de los orgullos críticos de años anteriores.
Recibimos con unas preciosas coplas al Papa y a Ángela Merkel, organizamos
el octubre trans de 2011, llevamos a cabo la campaña " no son recortes, son
ejecuciones " contra el apartheid sanitario puesto en marcha en septiembre
de 2012, y participamos en infinitud de manifestaciones incluida, por
supuesto, la del ocho de marzo donde nos auto-nombrábamos como
bollotransputas.
El manido "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" nos pretende
pasar factura. Es fácil asociarlo a la grandilocuencia de la gran
celebración LGTB de los últimos años por los derechos reconocidos o a la
gentrificación de barrios como Chueca en Madrid o el Eixample de Barcelona.
Además la situación internacional de la comunidad LGTB nos recuerda que en
tiempos de crisis e inestabilidad social somos perfectos como chivos
expiatorios. Somos extranjería superlativa. Los ultraderechistas griegos
de Amanecer dorado amenazan: "después de ir a por lxs inmigrantes iremos a
por vosotrxs". Debemos despertar ya como colectivo, y en clara alianza con
los colectivos de inmigrantes y los feminismos, pero con unos feminismos
renovados y abiertos, transfeministas y queer, para los que no haya temas
tabú.
Hoy el reto está en incorporar nuestros lenguajes, necesidades y
referentes a la lucha global de toda la sociedad contra la agenda de
miseria y exclusión que está destrozando nuestras posibilidades de
supervivencia individuales y colectivas.











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[1] Movimiento por la Liberación y la Igualdad de la Mujer, grupo al
que pertenecía la legendaria Juana Doña, antigua miliciana y presa
condenada a muerte en las cárceles franquistas de postguerra.
[2] Universidad Autónoma de Madrid.
[3] El propio nombre de este grupo jugaba con la idea de la identidad
en constante movimiento: Lesbianas Sin Duda, Lesbianas Sin Dueño, Lesbianas
Sudando Deseo, Lesbianas Somos Diferentes, Lesbianas Saliendo Domingos,
etc.
[4] De haber leído entonces a Monique Wittig podríamos haber añadido
que, además, "las lesbianas no somos mujeres".
[5] AEGAL Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de
Madrid y su Comunidad.
[6] Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales.
[7] En aquellos años, por poner un ejemplo, no había ni una sola
lesbiana fuera del armario de entre las que podían haber supuesto un
referente para nosotras, de hecho este fue un tema de denuncia y mofa
recurrente en nuestro fanzine.
[8] http://ciclobollos.blogspot.com.es/
[9] Coordinadora ibérica para la promoción de la bicicleta y la defensa
de los intereses de los y las ciclistas.
[10] Cuyo nombre inicial fue Asamblea Transmaribolloqueer.
[11] Así es también como se conoce a la Asamblea Transmaricabollo de
Sol.
[12] http://asambleatransmaricabollodesol.blogspot.com.es/
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