El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI): el paradigma de Madauros

Share Embed


Descripción

El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI): el paradigma de Madauros Noelia Vicent Ramírez* Universidad de Alcalá

Consideraciones generales

El objetivo principal de este trabajo es identificar los lugares que presumiblemente utilizaron los reyes vándalos para exiliar dentro del territorio africano1, aunque previamente llevaremos a cabo un análisis general del destierro de los defensores del credo niceno –en especial obispos– que fueron exiliados durante la ocupación vándala del norte de África (429-534). Posteriormente nos adentramos en el caso de Madauros, que nos interesa tratar en esta ocasión de un modo más profundo. En las fuentes de la época se mencionan un gran número de exilios2; sin embargo, pocos son los testimonios que señalan los lugares que se emplearon para exiliar. Víctor de Vita y la Notitia Provinciarum et Civitatum Africae son las fuentes que aportan la mayoría de las referencias a los lugares de exilio3.

* Becaria de las ayudas de Iniciación a la Actividad Investigadora concedida por el Vicerrectorado de Investigación de la UAH en el curso 2012-2013. Esta comunicación se inscribe dentro del proyecto “Desterrados y exiliados en el Mediterráneo (siglos IV-VII d.C.)”, HAR2011-22631, dirigido por la Dra. Margarita Vallejo Girvés. 1 Las Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia fueron territorios del Reino Vándalo que se usaron como lugar de exilio; han sido estudiadas en N. Vicent Ramírez, “Deportatio ad insulam: Córcega y Cerdeña, contextos de exilio”, N. Vicent Ramírez & J. de Miguel López eds., Roma y el Mundo Mediterráneo, Alcalá de Henares 2015 (e.p.); M. Vallejo Girvés, “África tardorromana como lugar de exilio y deportación”, M. Khanoussi et al. eds., L’Africa Romana: Atti del XIV Convegno Internazionale di Studi, Roma 2002, pp. 2177-2184. 2 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 26: “quattuor milia nongentos sexaginta sex, ad exilium heremi destinauit?” (S. Lancel ed., Victor de Vita, Histoire de la persécution vandale en Afrique, Paris 2002, p. 133); Not. Prov. VIII: “Corsica relegati numero XLVI/ Hic Relegati numero CCCII” (C. Halm ed., Victoris Vitensis Historia persecutionis Africanae provinciae sub Geiserico et Hunirico regibus Wandalorum, MGH AA. 3, 1, Berlin 1981, p. 71). 3 La Notitia Provinciarum et Civitatum Africae, un listado de obispos africanos elaborado en tiempos de

248

Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía

Las menciones de exilios destacan bajo el reinado de tres soberanos: Genserico (389-477), Hunerico (477-484) y Trasamundo (496-523). Dentro de sus reinados tenemos que tener en cuenta dos factores que determinaron un patrón de exilio: las fronteras móviles del territorio4 y las distintas políticas religiosas que llevaron a cabo cada uno de ellos. Por otro lado, puesto que los vándalos imitaron las fórmulas de exilio del derecho romano, no se produjo un cambio notable en su aplicación efectiva5. Los vándalos emularon la política religiosa de los emperadores romanos, pero defendieron su fe, el arrianismo6. La diferencia que encontramos es que cuando Teodosio comienza a legislar contra herejes y paganos bajo la pena del exilio, los nicenos son los que se ven beneficiados por esas medidas7. En cambio cuando los vándalos aplican los mismos métodos, los nicenos son los considerados herejes8. Testimonios como el de Paladio (inicios del s. V) sobre la vida de Juan Crisóstomo ... la Iglesia sufre violencia y tiranía: sus obispos son forzados a abandonar las iglesias por la fuerza militar y son exiliados9

podrían formar parte perfectamente, como veremos, de la obra de Víctor de Vita. Sin embargo, los emperadores romanos que usaron el exilio como medio para resolver las disputas religiosas, no fueron tan difamados como los vándalos, señalados como perversos represores10. Este hecho nos lleva a cuestionarnos hasta qué punto el ambiente de persecución que nos transmite Víctor de Vita fue real o fruto de la exageración11. No cuestionamos la aplicación del exilio por los vándalos, pero consideramos que no hicieron nada excepcional dentro de las prácticas habituales que siguió el Imperio Hunerico a raíz del llamamiento al concilio de Cartago del año 484, es una fuente difícil de interpretar; así vid. Y. Modéran, “La Notitia provinciarum et civitatum Africae et l’histoire du royaume vandale”, AntTard 14, 2006, pp. 165-185. 4 Y. Modéran, “Les frontières mouvantes du royaume vandale”, C. Lepelley & X. Dupuis eds., Frontières et limites géographiques, Paris 1999, pp. 241-264. 5 Ch. Courtois, Les Vandales et l’Afrique, Paris 1955, pp. 257-260. 6 El edicto de Hunerico contra la Iglesia católica guarda similitudes con algunos textos contra los herejes del Códice Teodosiano (Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. III, 8-11; CTh. 16, 5, 52 y 54). 7 E. Fournier, Victor of Vita and the Vandal "Persecution": Interpreting Exile in Late Antiquity, Ph. D., University of California 2008, ha realizado un estudio sobre el significado y evolución de las persecuciones del cristianismo entre los siglos III-V; su trabajo gira en torno a la obra de Víctor de Vita, preguntándose qué entendía ese autor por “persecución”; agradecemos al autor que nos haya proporcionado una copia de la misma. Cf. F. M. Beltrán Torreira, “Propaganda y martirio en el África Vándala: el caso de Arcadio y sus compañeros”, Habis 41, 2010, pp. 313-331, aquí p. 322. 8 M. Vallejo Girvés, “Obispos exiliados: Mártires políticos entre el Concilio de Nicea y la eclosión monofisita”, E. Reinhardt dir., Tempus Implendi Promissa, Pamplona 2000, pp. 509-510. 9 Pal., Dial. Vit. S. Iohannis Chrysostomi III; vid. M. Vallejo Girvés, “Obispos…”, cit., pp. 509-510. 10 E. Fournier, Victor of Vita, cit., pp. 4-5. 11 E. Fournier, Victor of Vita, cit., p. 221; F. M. Beltrán Torreira, “Propaganda…”, cit., pp. 314-315. Por ejemplo, los estudios arqueológicos de Cartago han demostrado que las iglesias católicas no fueron destruidas, al contrario de lo que relata Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 29. Vid. Y. Modéran, “Les vandales et la chute de Carthage”, C. Briand & S. Crogiez dirs., L’ Afrique du Nord antique et médiévale: Mémoire, identité et imaginaire, Rouen 2002, pp. 106-107.

El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI)...

249

romano. Una situación que se refleja muy bien por la resolución del conflicto religioso a través del exilio y la elección de los lugares que a continuación veremos. Bajo el reinado de Genserico los vándalos intentaron hacerse con el control de las tierras circundantes de Cartago (Fig. 1). La zona que eligieron para asentar su reino era de las más ricas, pero también la más poblada y con una mayor extensión del cristianismo niceno12. Evidentemente el cambio de política religiosa no agradó a los obispos nicenos que, por la influencia que tenían sobre sus fieles, fueron considerados una amenaza para la estabilidad del nuevo reino. Por lo tanto, en época de Genserico observamos varios “autoexilios” o huidas13 e incluso expulsiones del territorio así como los primeros exilios de carácter penal14. En el reinado de Genserico las referencias que tenemos a lugares de exilio son: el Reino de Capsur, Heremus Caprapicti, el sur de Bizacena, Cartago y Madauros. El primer caso trata de unos esclavos católicos, Martinianus, sus tres hermanos y su esposa Maxima. Tras huir y ser acogidos en un monasterio de Thabraca15, fueron capturados y enviados al reino mauri de Capsur, situado al sur en la frontera entre 12 F. M. Beltrán Torreira, “Propaganda…”, cit., p. 323; Y. Modéran, “L’Afrique…”, cit., p. 255. En el resto de provincias la población continúa en su mayoría siendo romana o bereber. También la aristocracia conservó sus bienes; en cambio en la Proconsular no fue así. 13 Debemos hacer una diferenciación entre el exilio con carácter penal, es decir, una condena impuesta en este caso por los reyes vándalos, y un “autoexilio” o huida ante una amenaza como la llegada de los vándalos a África. En ocasiones estos conceptos se entremezclan creando cierta confusión a la hora de interpretar los hechos. Conocemos varios casos de huida durante la ocupación vándala: Quintinianus que huyó a Edessa: Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 29: “Quintianus qui nunc persecutionem fugiens apud Edessam Macedoniae ciuitatem commanet peregrinus” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 110); la huida de una población entera como los habitantes de Tipasa, que se refugiaron en Hispania: Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. III, 29: “In Tipasensi uero quod gestum est Mauretaneae maioris ciuitate ad laudem dei insinuare festinem. Dum suae ciuitati Arrianum episcopum ex notario Cyrilae ad perdendas animas ordinatum uidissent, omnis simul ciuitas euectione nauali de proximo ad Hispaniam confugiuit” (S. Lancel ed., Victor, cit., pp. 190-191). Vid. M. Vallejo Girvés, “Dos casos de comunidades cristianas en el exilo: Tipasa, Durostorum y el traslado de sus reliquias”, VetChr 44, 2007, pp. 329-334. 14 Quodvultdeus, junto a varios clérigos, fue obligado a subir a una embarcación en mal estado, desnudo y privado de sus bienes. Milagrosamente el barco llegó a la costa de Campania, donde vivió el resto de sus días. Igualmente Genserico expulsó a los miembros más notables de la aristocracia: Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 15: “Tunc uero memoratae urbis episcopum, id est Carthaginis, deo et hominibus manifestum, nomine Quoduultdeus, et maximam turbam clericorum nauibus fractis inpositam nudos atque expoliatos expelli praecepit. Quos dominus miseratione bonitatis suae prospera nauigatione Neapolim Campaniae perducere dignatus est ciuitatem. Senatorum atque honoratorum multitudinem primo exilio crudeli contriuit, postea transmarina in parte proiecit” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 103). Consideramos este caso una expulsión inmediata a la toma de la ciudad de Cartago (439); por eso es importante el hecho de que los expulse directamente de África, para así poder distribuir los bienes expropiados de los exiliados entre sus súbditos y establecer su reino tras deshacerse de todos los cargos influyentes de la ciudad. Por lo tanto, los exilios tuvieron una finalidad más bien política. La expulsión del territorio es la pena más leve dentro de las distintas modalidades de exilio, pues permite al exiliado moverse libremente a otro lugar. Como ya hemos mencionado, Quodvultdeus se estableció en Nápoles; también el senador Gordiano –abuelo de Fulgencio de Ruspe– se trasladó a Italia: Vit Fulg. I: “ad Italiam navigare compelleret” (G. G. Lapeyre ed., Vie de Saint Fulgence de Ruspe, Paris 1929, p. 11). Cf. Y. Modéran, “Les vandales…”, cit., pp. 106-107; Id., “L’Afrique…”, cit., p. 251. 15 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 32: “Tabraceno monasterio” (S. Lancel ed., Victor, cit., pp. 111).

250

Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía

Numidia y Bizacena16. Capsur se encargó de deportarlos a una zona desértica llamada Heremus Caprapicti17, que suponemos que se encontraría en las proximidades. Es un caso interesante, ya que vemos cómo los esclavos son castigados por desafiar la fe de su amo arriano. Víctor de Vita incluye esta historia dentro de las persecuciones, pero tratándose de esclavos su propietario tenía derecho a ejercer su poder sobre ellos como cualquier romano sobre sus esclavos18. A pesar de su condición de esclavos, la información que nos da Víctor de Vita proporciona dos pistas muy importantes sobre el que pudo ser el paradero de muchos eclesiásticos: primero el uso de los mauri –tribus nómadas del desierto– como guardias para vigilar y trasladar a los exiliados al área que se había elegido. Y segundo, la elección de las zonas desérticas para exiliar. Un caso excepcional es el de Armogastus, un comes de la corte vándala a quien Teodorico, el hijo de Genserico, exilia en Bizacena para realizar trabajos forzados19. Después fue devuelto a Cartago para ser objeto de la vejación pública ejerciendo el oficio de vaquero20. Sabemos que la Bizacena fue un lugar de exilio habitual; sin embargo, puesto que Cartago no va a ser un verdadero lugar de exilio, sino únicamente sitio de paso y redistribución de muchos exiliados21, el regreso de Armogastus a la capital no se explica más que por el interés que tenía Teodorico en humillar a este personaje ante la población de Cartago22. Los exilios que se producen dentro de la Proconsular tienen un carácter vejatorio y de exclusión. Otro caso similar es el del obispo Valerianus, al que se le expropiaron los bienes y se expulsó de su ciudad, Abensa (Bordj Hamdouna). Valerianus se vio obligado

A pesar de los pocos vestigios es la localización más aceptada, para lo cual vid. Ch. Courtois, Les Vandales, cit., p. 340; Y. Modéran, Les Maures et l’Afrique romaine (IVe–VIe siècles), Roma 2003, p. 546. M. E. Gil Egea, África en tiempos de los vándalos, continuidad y mutaciones de las estructuras socio-políticas romanas, Alcalá de Henares 1998, p. 392, localiza el Reino de Capsur y Caprapicta en la localidad de Ad Capsum Iuliani, situada en la región de Tubunae. 17 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 35: “Decernit statim rex cuidam gentili regi Maurorum, cui nomen inerat Capsur, relegandos debere transmitti. Maximam uero Christi famulam confusus et uictus propriae uoluntati dimisit: quae nunc superest uirgo, mater multarum uirginum dei, nobis etiam nequaquam ignota. Peruenientes autem traduntur memorato regi Maurorum, commanenti in parte heremi, quae dicitur Caprapicti” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 113). 18 E. Fournier, Victor of Vita, cit., p. 221. 19 Vid. PCBE-A, p. 94, sub “Armogast”, quien sería dependiente de Teodorico, hijo, como ya hemos mencionado, de Genserico. 20 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 44: “Tunc Theudericus in Bizacenam prouinciam ad fodiendas eum condemnat scrobes. Postea quasi ad maiorem obprobrium haut procul Carthagine, ubi ab omnibus uideretur, pastorem eum praecepit esse uaccarum” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 117). 21 Durante la celebración del concilio de Cartago del 484 la ciudad se convirtió en una trampa para los obispos: muchos de ellos fueron retenidos y enviados al exilio. Igualmente durante el reinado de Trasamundo, Fulgencio de Ruspe antes de ser enviado a Cerdeña fue retenido en Cartago hasta que fue posible su marcha en barco (Vit. Fulg. XXI). 22 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 44, indica que el arriano Lucundus intervino ante Teodorico para que Armogastus no fuera condenado a muerte, de lo contrario, sería considerado mártir (“Poteris eum diuersis afflictionibus interficere; nam, si gladio peremeris, incipient eum Romani martyrem praedicare”; S. Lancel ed., Victor, cit., p. 117). 16

El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI)...

251

a mendigar en los alrededores de la ciudad y se prohibió a la población ofrecerle alojamiento23. En sus últimos años de su reinado, Genserico permitió volver a los exiliados a sus sedes (474-476). En los primeros años del reinado de su sucesor, Hunerico, las negociaciones con el emperador León favorecieron una relativa calma, lo que permitió que la Iglesia católica de la Proconsular se recuperara; esta situación se prolongó hasta el año 48024. Los años 480-484 se caracterizan por ser un período de persecución muy severo. A pesar de ello, las referencias al exilio con topónimos son de nuevo escasas: Tubuna, Macri, Nippi, Cartago y Turris Tamalleni. El primer dato que tenemos que tener en cuenta es el edicto de Hunerico (480), en el que amenaza a los eclesiásticos nicenos con el exilio entre los mauri25; vemos, así, que nuevamente los mauri guardan relación con el exilio26. La siguiente referencia nos habla de cerca de 5.000 eclesiásticos (482-483)27, que habían sido exiliados a una zona desértica, donde se encontraban las ciudades de Macri (Henchir Remada), Tubuna (Tobna) y Nippi(?)28. Las ciudades se han localizado en la zona este de Hodna, en el limes occidental de Numidia29. El propio Víctor de Vita se encontraba en el grupo de los eclesiásticos de la Proconsular que fueron exiliados. Gracias a ello conocemos algunos detalles del trayecto, como su parada en las ciudades de Sicca y Lares30, para ser conducidos por los mauri31 al

23 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 40: “Qui in strada publica multo tempore nudo iacuit sub aere; annorum erat plus octoginta, quem nos tunc indigni in tali exilio meruimus salutare” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 115). 24 Y. Modéran, “L’Afrique…”, cit., p. 258. 25 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 4: “Sed et alii episcopi cum clericis suis qui in Africanis prouinciis sunt iubentur inter Mauros mitti” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 124). 26 Cf. M. E. Gil Egea, África..., cit., p. 424, respecto a la ocupación de los mauri de zonas abandonadas por el Imperio. 27 Se ha puesto en relación el testimonio de Víctor de Tunnuna que menciona a 4.000 exiliados con el de Víctor de Vita que da una cifra de 4.966. La diferencia es que Víctor de Tunnuna nos especifica el lugar de exilio y Víctor de Vita menciona solo el desierto. Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 26: “Quando episcopos, presbyteros, diaconos et alia ecclesiae membra, id est quattuor milia nongentos sexaginta sex, ad exilium heremi destinauit?” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 133); Vict. Tun., Chron. § 50: “Hugnericus Vuandalorum rex persecutioni per totam Affricam nimis insistens, Tubunis, Macri et Nippis aliisque heremi partibus catholicos iam non solum sacerdotes et cuncti ordinis clericos sed et monachos atque laycos quatuor circiter milia exiliis durioribus relegat et confessores ac martyres facit, confessoribusque linguas abscidit” (C. Cardelle de Hartmann ed., Victoris Tunnunensis Chronicon cum reliquiis ex Consularibus Caesaraugustanis et Iohannis Biclarensis Chronicon, Turnhout 2001, p. 16). 28 Nippis o Hippis; desconocemos su ubicación, pero debía encontrarse en las proximidades del Chott de Hodna, al igual que Macri y Tubuna. 29 En Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 37, encontramos una breve descripción del desierto al que son enviados los exiliados que han conseguido sobrevivir al camino; destaca la ausencia de poblaciones y alimento y la presencia de animales venenosos como el escorpión. 30 Son dos ciudades que se encuentran en la ruta comercial entre Cartago y Theveste, vid. C. Lepelley, Les cités de l’Afrique romaine au Bas–Empire 2, Paris 1981, pp. 125- 127 y 156-161. 31 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 32: “Praecepti sunt undique perstrepentibus Mauris ad iter ubi destinati fuerant praeparari” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 136).

252

Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía

desierto32. También entre los exiliados se encontraba el obispo Felix Abbiritanus, quien por su avanzada edad pidió permiso para morir en Cartago. Hunerico no se lo concedió; por el contrario, fue montado en una mula y enviando al desierto junto a los demás33. Aparentemente al menos, en el año 484 Hunerico decidió detener la persecución contra los eclesiásticos católicos; incluso convocó un concilio en Cartago ese mismo año con el fin de tratar de llegar a acuerdos entre ambas tendencias enfrentadas34. No obstante, la residencia de ambas posturas llevó finalmente a que el rey emitiera un edicto ese mismo año en el que no solo retomaba la persecución en la Proconsular sino que la extendía al resto de las provincias35. Ahora bien, la muerte inmediata del rey hizo que esa nueva fase de la persecución no fuera todo lo amplia que hubiera deseado. Una referencia similar a las de Armogastus y Valerianus la encontramos en relación con los obispos que fueron convocados en Cartago. Víctor de Vita nos informa de que los obispos fueron expropiados y expulsados de la ciudad. Se vieron reducidos a la mendicidad y a vivir a extramuros de Cartago36. Los ciudadanos no podían alojarlos, bajo la amenaza de que se prendería fuego a sus casas. Los obispos que se encontraban en esa situación tampoco podían abandonar el lugar porque serían devueltos por la fuerza37. Por lo tanto, se trata de una exclusión de la ciudad pero a la vez de un confinamiento en los alrededores de Cartago38. Otro caso es el exilio del obispo Eugenio de Cartago (484)39, pues tras el concilio de Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 28: “Mauri sibi traditos ad heremum perduxissent.” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 134). Parece que la multitud de exiliados fue dividida en estas ciudades en dos grupos para llevarlos al desierto. 33 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 27: “Moriturum Carthagini ese iussisset, quod ad exilium nulla posset ratione perduci […] Quem ex trauerso super burdonem uinctum quasi quoddam ligni truncum toto itinere portabamus” (S. Lancel ed., Victor, cit., pp. 133-134); Not. Proc. 2: “Felix Aboritanus, exilium” (C. Halm ed., Victoris, cit., p. 63). 34 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 39-40. 35 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. III, 3-14. 36 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. III, 15: “episcopos qui Carthagine fuerant congregati, quorum iam ecclesias, domos et substantiam ceperant, in hospitiis quibus erant expoliari et expoliatos foris muros propelli” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 181). 37 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. III, 16: “quia si recederent, non tantum uiolenter omnino reuocarentur et mentirentur eos, sicut mentiti sunt, fugisse conflictum, maxime quia ubi reuerterentur iam nequaquam fuerat ecclesiis, substantia uel domibus occupatis” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 182). 38 La Notitia Provinciarum menciona a algunos obispos con la palabra “hic”. A pesar de que el término es un poco ambiguo podría referirse a un exilio en la Proconsular o en la ciudad de Cartago. Not. Proc. 19: “Peregrinus Assuritanus, in exilio, hic”; Not. Proc. 47: “Cassosus Ausanensis, hic”; Not. Proc. 48: “Maximus Naraggaritanus, hic” (C. Halm ed., Victoris, cit., p. 63-64). En la recapitulación final de la Notitia Provinciarum (Not. Prov. VIII) se indica “Hic relegatio numero CCCII”, expresión confusa puesto que no es posible determinar si se refiere al conjunto del Reino Vándalo. La expulsión con confinamiento será estudiada en nuestra tesis doctoral. 39 Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. III, 34: “Tunc etiam, Eugenio pastore iam in exilio constituto, et uniuersus clerus ecclesiae Carthaginis, caede inediaque maceratus” (S. Lancel ed., Victor, cit., pp. 192-193); Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. III, 43: “Impius Huniricus sciens Antonii ferocitatem in ipsis heremi partibus uoluit sanctum Eugenium relegare” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 197); Not. Proc. 1: “Eugenius Carthaginiensis, Tamalleni” (C. Halm ed., Victoris, cit., p. 63); Vict. Tun., Chron. § 50: “Eugenius episcopus Cartaginensis ecclesie post dira heremi exilia plurimis afflictionibus penisque clarus habetur” (C. Cardelle de Hart32

El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI)...

253

aquel año, fue enviado a Turris Tamalleni (Oasis de Mansura)40, localizado en una zona del limes entre Bizacena y Tripolitania. Otras noticias de ese período que confirman la elección de zonas desérticas y limítrofes como lugares de exilio son el de una mujer de la corte vándala, llamada Dagila, que al reafirmar su fe fue desterrada al desierto, y el de unos monjes que menciona la Passio Beatissimorum Martyrum41. También por la Notitia Provinciarum sabemos que algunos obispos de Numidia fueron condenados ad metalla, pero al no precisar ningún topónimo es difícil establecer a qué lugar fueron enviados42. Por último, nos queda mencionar el exilio del obispo Faustus Praesidiensis, que acudió al concilio de Cartago43 y fue exiliado, si bien cerca de su sede “non longe a cathedra sua iussus fuerat relegari”44. La sede de Praesidium Diolele se encontraba en el sur de Bizacena. En este caso, al encontrarse el obispado ubicado en un área de exilio y fuera del núcleo vándalo, entendemos que la intención de los vándalos era simplemente alejar al obispo de su sede45. En definitiva, durante el reinado de Hunerico vemos la repetición de un patrón, que define claramente las áreas de exilio. El destierro que se focaliza en las zonas del limes del sur de Numidia y Bizacena46 y las islas, donde constatamos el exilio de varios obispos a Córcega47.

mann ed., Victoris, cit., p. 16). 40 Turris Tamalleni situada en la orilla oriental de Chott el-Djerid, era un puesto militar del limes, encargado de vigilar uno de los pasos naturales de las lagunas salinas; el lugar era una zona estratégica al ser un oasis que proveía de agua a los alrededores. Vid. M. E. Gil Egea, África..., cit., pp. 59-60; G. Di Stefano, “Dai Nibgeni a Turris Tamalleni: storie di confine lungo il ‘limes Tripolitanus’”, M. Khanoussi et alii eds., L’Africa Romana: Atti del XV Convegno Internazionale di Studi, Roma 2004, 2, pp. 360-361. 41 Vict. Vit. Hist. Pers. Vand. III, 33: “Matrona nobilis ac delicata, flagellis et fustibus omnino debilitata, exilio arido et inuio relegatur, ubi nullus hominum forte consolationis gratia ueniendi haberet accessum, relinquens cum gaudio domum, maritum simul et filios. Cui postea oblatum esse dicitur ut in mitiori heremo translata, frueretur, si uellet, solatio sociorum. Illa uero ingentem sibi adesse credens gaudium, ubi nullus humanus esset consolantis affectus, ne fieret supplicauit” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 192); Passio Beat. Mart. 4: “in longinquis et extremis regionibus exilio crudeli detrusit.” (C. Halm ed., Victoris, cit., p. 214). 42 Not. Num. 21: “Melior Fussalensis, nunc ad metalla”; Not. Num. 49: “Quoduultdeus Caelianensis, nunc ad metalla” (C. Halm ed., Victoris, cit., p. 64 y 65); Not. Num. 76: “Dominus Moxoritanus, metallo” (C. Halm ed., Victoris, cit., p. 76). M. Gustafson, "Condemnation to the Mines in Late Roman Empire", HThR 87, 4, 1997, pp. 429.430, propone algunas minas de Numidia donde pudieron ser enviados. 43 Not. Byz. 76: “Faustus Praesidiensis” (C. Halm ed., Victoris, cit., p. 67). 44 Vit. Fulg. III: “in eodem proinde loco, ubi relegatus tenebatur, monasterium sibi construxerat” (G. G. Lapeyre ed., Vie, cit., p. 21). 45 Y. Modéran, Les Maures, cit., p. 549. 46 Y. Modéran, Les Maures, cit., p. 449; Id., “La Notitia…”, cit., pp. 182-185; M. Vallejo Girvés, “Exilio y exiliados a partir de la epigrafía: un caso peculiar de movilidad geográfica”, Acta XII Congressus Internationalis Epigraphiae Graecae et Latinae, Barcelona 2007, pp. 1477-1482. 47 Not. Prov. VIII: “Corsica relegati numero XLVI” (C. Halm ed., Victoris, cit., p. 71). También se usaron las islas de Cerdeña y Sicilia pero desconocemos quiénes fueron exiliados allí; Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 23: “Quos postea domibus proiectos omnique substantia expoliatos in insulas Siciliam et Sardiniam relegauit” (S. Lancel ed., Victor, cit., p. 132).

254

Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía

El problema con el que nos encontramos a la hora de analizar este tema del exilio durante el reinado de Trasamundo es principalmente la ausencia de fuentes, puesto que la obra de Víctor de Vita concluye con la muerte de Hunerico. Gracias a la Vita de Fulgencio de Ruspe sabemos que las persecuciones continuaron, ya que este fue exiliado, junto a otros obispos, a Cerdeña48; sin embargo, no tenemos referencias de qué lugares del norte de África fueron utilizados como destino de exilio bajo Trasamundo. ¿Madauros, una ciudad pagana? Una vez que hemos concretado el patrón genérico de exilio bajo el dominio vándalo, nos centraremos en un caso especial, el exilio en la ciudad de Madauros.

Fig. 1 El Reino Vándalo en el 442.

Madauros, fundada como una colonia a finales del s. I d. C., es conocida principalmente por haber albergado una de las más prestigiosas escuelas de gramática latina; además fue la cuna del poeta Apuleyo y la instructora en las letras de Agustín de Hipona49. Sin duda fue una ciudad próspera e importante que se situaba al suroeste de Cartago y al sur de la región montañosa recorrida por el wadi Medjerda y sus afluentes50. La situación de Madauros es un factor clave para nuestro estudio, ya que en época vándala se encontraba en la zona conocida como Numidia Proconsular o Numidia de Hipona, un territorio fronterizo entre la provincia Proconsular–Zeugitana Vict. Tun., Chron. § 78: “Trasamundus regnat annis XXVII mensibus IIII, et hic arriana insania plenus catholicos insectatur, catholicorum ecclesias claudit et Sardinia exilio ex omni Affricana ecclesia CXX episcopos mittit” (C. Cardelle de Hartmann ed., Victoris, cit., p. 24); Vit. Fulg. XVII: “in exilium Sardiniae”; Vit. Fulg. XVIII: “Sexaginta quippe et amplius episcopos tunc catena ligabat exilii” (G. G. Lapeyre ed., Vie, cit., pp. 87 y 91, respectivamente). 49 Apul., Apol. 24; ILAlg. I, 2152; August., Conf. II, 3, 5: “Et anno quidem illo intermissa erant studia mea, dum mihi reducto a Madauris, in qua uicina, urbe iam coeperam litteraturae atque oratoriae percipiendae gratia peregrinari” (W. Watts ed., Augustine, Confessions, Harvard 1912, pp. 70-71). 50 C. Lepelley, Les cités…, cit., 2, p.127. 48

El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI)...

255

y la provincia de Numidia. Según la división provincial romana la ciudad de Madauros formaba parte de la provincia Proconsular–Zeugitana, que era la región más extensa y rica del antiguo Reino Númida. Sin embargo, en época vándala muchas de sus sedes pertenecían a la provincia eclesiástica de Numidia con capital en Hippo Regius51. También la mayoría de las fuentes consideran la ciudad de Madauros propia de Numidia52. Los restos arqueológicos de la ciudad se han localizado en las proximidades de la actual ciudad de Mdaourouch (Argelia). La ciudad de Madauros se conoce mejor a través de sus inscripciones que por sus excavaciones arqueológicas, la mayoría realizadas a principios del s. XX. El número de inscripciones halladas es elevado, permitiéndonos reconstruir junto a las epístolas de Agustín parte del desarrollo de la vida de la ciudad53. Las inscripciones en general conmemoran cómo la ciudad se embellece y restaura con distintas obras realizadas a lo largo del s. IV, financiadas por los ciudadanos más notables de la ciudad54. Por lo tanto, ese fue un momento de auge en la ciudad. Sin embargo, las ricas tierras de Madauros también sufrieron algunos momentos trágicos. El Norte de África era conocido como uno de los grandes graneros de Roma, pero en ocasiones sufrió sequías y hambrunas tal y como constata una inscripción de Madauros55. Junto a estos hechos debemos pensar que después del duro asedio a Hipona en el 43056, que por proximidad debió afectar a Madauros, la ciudad debió de entrar en decadencia dado el cese de la producción epigráfica. Por otro lado, las epístolas de Agustín nos informan de un hecho curioso, la resistencia de los habitantes de Madauros a acoger el cristianismo y la presencia de un paganismo fuertemente enraizado. Uno de los testimonios más interesantes en este sentido es una carta del año 390 enviada por Maximus, un profesor de gramática de Madauros, a Agustín donde defiende la religión pagana y critica la cristiana57. Agustín P. J. Mesnage, L’Afrique Chrétienne: Évequés et ruines antiques, Paris 1912, p. 523. Apul., Apol. 24 señala que Madauros se encontraba entre Numidia y Getulia, sintiéndose por ello seminúmida y semigétulo: “De patria mea vero, quod eam sitam Numidiae et Gaetuliae in ipso confinio meis scriptis ostendistis, quibus memet professus sum, cum Lolliano Avito c. u. praesente publice dissererem, Seminumidam et Semigaetulum, non video quid mihi sit in ea re pudendum…” (P. Vallette ed., Apulée, Apologie, Florides, Paris 1971, pp. 29-30). 53 C. Lepelley, Les cités, cit., 2, pp.127-139, realiza una descripción de la ciudad a partir de las inscripciones más significativas. 54 Por ejemplo, una inscripción datada entre el 378 y 383 señala que se restauró el foro de la ciudad (ILAlg. I, 2104). Entre el 379 y 383 el templo de Fortuna fue restaurado según otra inscripción (ILAlg. I, 2103). Nuevamente en los tiempos de Arcadio y Honorio se restauró el foro, los edificios públicos colindantes y el teatro. Todos estos cambios en la ciudad de Madauros los conocemos por su rico conjunto de inscripciones que nos hablan de un evergetismo tardío por parte de los cargos más destacados de la ciudad. C. Lepelley, Les cités, cit., 2, pp. 128-133. 55 ILAlg. I, 2145: “M(arco) Cornelio Frontoni Quir(ina) Gabin[ia]no eq(uiti) R(omano) / ex inquisitione allecto fl(amini) p(er)p(etuo) IIvi[ral]i hones/tae memoriae viro M(arci) Corneli Vict[or]ini fl(aminis) p(er)p(etuo) / bis IIviralis filio spendidissimus o[rd]o et po/pulus coloniae Madaurensium o[b in]signem / in se amorem et frumenti copiam t[emp]ore in/opiae sibi largiter praestitam hono[re]m bigae / et statuae decrev[e]runt pecunia [publi]ca quam …”. S. Gsell, Histoire ancienne de l’Afrique du Nord, 1, Paris 1922, p. 89. 56 Y. Modéran, Les vandales et l’Empire Romain, Arles 2014, pp. 115-119; A. Isola, I cristiani dell’Africa vandalica nei Sermones del tempo (429-534), Milano 1990, pp. 105-108. 57 Especialmente el culto a los mártires; así, August., Epist. 16, 1: “…horum busta, si memoratu dignum est, relictis templis, neglectis maiorum suorum manibus stulti frequentant…” (A. Goldbacher ed., Augus51 52

256

Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía

le responde ofendido, ofreciéndonos una descripción del foro de Madauros; por ejemplo, menciona la presencia de dos estatuas del dios Marte, que considera elementos contaminantes del foro58. A pesar de ello, Agustín también nos informa de una cierta decadencia de los espacios paganos, como el abandono de templos o su reutilización para otras funciones59. Ello se constata a través de la arqueología. Así, vemos cómo el avance del cristianismo en la ciudad se refleja en la conversión de una basílica civil en una iglesia cristiana a principios del s. III. También en la construcción de centros de culto cristiano con material reutilizado de edificios públicos, tales como las termas pequeñas60. Las prohibiciones y persecuciones del paganismo que realizaron los emperadores Teodosio y Honorio en las últimas décadas del s. IV e inicios del V, fueron mermando la actividad pagana en los espacios públicos de la ciudad61. Sin embargo, una aristocracia firme en sus creencias parece que se resistió62. Así lo constata una epístola de Agustín escrita entre los años 408-410, en respuesta a una carta que no se ha conservado de los habitantes de Madauros, donde les acusa de seguir siendo paganos63. tine, Epistulae, CSEL, 34, 1, Wien 1981, p. 38). 58 August., Epist. 17, 1: “In isto foro recordarer esse in duobus simulacris unum Martem nudum, alterum armatum, quorum daemonium infestissimum ciuibus porrectis tribus digitis contra conlocata statua humana comprimeret” (A. Goldbacher ed., Augustine…, cit., p. 40). August., De Civ. Dei, XVIII, 54, indica que Jovio y Gaudencio, lugartenientes del emperador Honorio, destruyeron los ídolos y los templos paganos de Cartago. No tenemos constancia de una orden similar que afectara a otras ciudades de esa provincia, por supuesto tampoco a Madauros, pero lo cierto es que a pesar del ferviente paganismo de la ciudad, cuando los exiliados llegaron esas dos estatuas no seguirían en el foro; las razones pueden ser varias: destrucción intencionada de las mismas o que los habitantes seguidores del paganismo las hubieran escondido para protegerlas de las destrucciones que ya estaban teniendo lugar en otras ciudades, como hemos visto en el caso de Cartago. 59 Agustín comenta que en su época muchos templos ya no tenían uso religioso. August., Epist. 232, 3: “Videtis certe simulacrorum templa partim sine reparatione conlapsa, partim diruta, partim clausa, partim in usus alios commutata, ipsaque simulacra uel confringi, uel incendi, uel includi, uel destrui” (A. Goldbacher ed., Augustine, cit., p. 513). 60 N. Duval, “Église et thermes en Afrique du Nord. Note sur les installations chrétiennes dans les constructions thermales à propos de Madaure et de Mactar”, BCTH 7, 1971, pp. 298-304; M. E. Gil Egea, África..., cit., pp. 441-442. 61 CTh. 16, 10, 18; 10, 19; 10, 20; Cf. R. M. Errington, “Christian Accounts of the Religious Legislation of Theodosius I”, Klio 79, 1997, pp. 398-443; M. V. Escribano Paño, “Ley religiosa y propaganda política bajo Teodosio I”, F. Marco Simón, et al., eds., Religión y propaganda política en el mundo romano, Barcelona 2002, pp. 143-158. 62 August., Epist. 17, 1: “Deinde tu ipse iudicas nihil aliud te agere uoluisse cum publicam sacrorum uestrorum celebrationem commemorares, nisi ut nobis decuriones et primates ciuitatis per plateas uestrae urbis bacchantes ac furentes ante oculos quasi specula pneremus” (A. Goldbacher ed., Augustine, cit., p. 43). Agustín asistió a un ritual pagano de las élites de la ciudad. Una inscripción de Madauros (ILAlg. I, 2071), que menciona un culto pagano podría ponerse en relación con la descripción de Agustín. C. Lepelley, Les cités, cit., 2, p. 136. 63 August., Epist. 232: “…quorum mihi superstitiosus cultus idolorum, contra quae idola facilius temple uestra quam corda clauduntur uel potius quae idola non magis in templis quam in uestris cordinus includuntur […]quaesiui tamen ab epistulae perlatore, utrum iam uel essetis Christiani uel esse cuperetis. Cuius responsione posteaquam comperi nequaquam uos esse mutatos…” (A. Goldbacher ed., Augustine, cit., pp. 511-517).

El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI)...

257

La pervivencia del paganismo en Madauros, al contrario que en otras ciudades africanas, fue posiblemente propiciada por la influencia que había tenido la escuela de gramática en la ciudad. Sin embargo, Madauros ya en el s. III d. C. era una diócesis, que contó con destacados obispos64. Por lo tanto, el cristianismo se asentó en la ciudad en una fecha temprana. Es posible que el exilio y la huida de los clérigos africanos a provincias más seguras como Numidia, en la que se enclavaba entonces Madauros, o Bizacena, donde las persecuciones no fueron tan violentas favoreciera una influencia más poderosa del cristianismo católico65. Lamentablemente una vez que comienza la dominación vándala pocos son los vestigios que nos informan sobre la ciudad; las inscripciones, la arqueología y las fuentes escritas prácticamente se sumen en el silencio. Por lo tanto, solo podemos recrear la ciudad de Madauros a partir de la información de finales del s. IV y principios del V. Hasta la llegada de los bizantinos (c. 533) no volvemos a saber nada de la ciudad66. A Mauris occisi En los inicios del Reino Vándalo parece que la ciudad de Madauros se vio amenazada por las tribus moras; este hecho queda constatado por una inscripción, que apareció descontextualizada en 1919, en la fortaleza bizantina. [In h]uc tumulu / [duo f]ratres posit(i) / [Theod]orus diaconus / [vix]it annis XXXVII et F/ (austi)nus vixit annis / a Mauris occ(i)/[si e]t depositi / Kale(n)das Iuli[as]67

La inscripción grabada en una mesa funeraria pagana es posible que fuera realizada en la segunda mitad del s. IV o los primeros años del s. V68. Nos habla de una incursión de los mauri que acabó con la vida de dos clérigos denominados Theodorus y Faustinus. Los clérigos posiblemente fueron asesinados en una incursión de saqueo o en alguno de los caminos próximos a Madauros.

PCBE-A, p. 72, sub "Antigonus", posible obispo de Madauros, asistió al concilio de Cartago en el 345/348. PCBE-A, pp. 876-877, sub "Placentius", asistió al concilio de Cartago del 411 y su epitafio se halló en Madauros (ILAlg I, 2757: “Hic iacet q]uondam beatus / [3] et nunc beatior / [in pac]e sanctus ep(iscopu)s Placentinus / [qui ur]bem in cat(h)olica florenter / [re]xit et nunc (a)eterna luce iam fruitur / vi{c}xit annis LXXXVI”. PCBE-A, p. 934, sub "Pudentius" acudió al concilio de Cartago del 448. 65 Durante la ocupación vándala se recogen varias referencias a la expansión del credo niceno, probablemente gracias a los exilios masivos de eclesiásticos, ya fueran de forma voluntaria o involuntaria. Ello pudo ocasionar una circulación de ideas y creencias nicenas más rápida –justo lo que se pretendía evitar–. Y. Modéran, Les Maures, cit., pp. 549- 550; F. M. Beltrán Torreira, “La Iglesia norteafricana y el problema de la cristianización de los pueblos indígenas en la época vándala”, A. Mastino ed., L’Africa Romana: Atti del VII Convegno Internazionale di Studi, Sassari 1990, pp. 385-389. 66 Después de la ocupación vándala sabemos que los bizantinos construyen una fortaleza ocupando una parte del foro. Vid. C. Lepelley, Les cités, cit., 2, p. 137. 67 ILAlg I, 2764. Vid. P. Monceaux, “Deux victimes des Maures à Madauros”, CRAI 1920, pp. 329-333, aquí pp. 330-331. 68 P. Monceaux, “Deux…”, cit., pp. 331-332. 64

258

Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía

Según Ch. Courtois había una tribu mauri en las proximidades de Madauros, que denominó el Reino de la Dorsal69. Sin embargo, Y. Modéran considera que los mauri mencionados en la inscripción se encontraban en las cercanías de la ciudad y ocupaban el antiguo territorio de los Musulames70. La presencia de un grupo de mauri en las proximidades de Madauros nos parece bastante coherente, ya que el territorio que ocuparían presenta pocas evidencias arqueológicas de asentamientos romanos y escaso desarrollo de edificios cristianos. En teoría durante el reinado de Genserico los pueblos mauri se mostraron pacíficos y muchos colaboraron con los vándalos; de hecho se convirtieron en un instrumento que favoreció el control vándalo de aquel territorio71. A pesar de que tras la muerte de Genserico la alianza se desestabilizó y a partir del 484 los mauri ocasionaron varias revueltas y problemas72, esta inscripción nos interesa para el tema que nos ocupa ya que una vez más los mauri aparecen relacionados con los lugares de exilio73. Es igualmente interesante constatar que estos supusieron una posible amenaza tanto para los habitantes de Madauros como para nuestros exiliados74. La problemática de los exiliados a Madauros Madauros es el único sitio utilizado como lugar de exilio que no mencionan las fuentes escritas. La referencia la conocemos por dos inscripciones descubiertas en 1914, en una iglesia denominada como Basílica del Sur75. La basílica se encuentra a las afueras de la ciudad, al noroeste de la fortaleza bizantina. Su surgimiento fue en el s. IV, posiblemente con una función martirial. También cumpliría una función funeraria, dado el número elevado de inscripciones de esta índole encontradas junto a los restos óseos76. No sería de extrañar que cuando el gramático Maximus se quejaba de que la población iba a adorar a los mártires se refiriera a esta edificación77. Ch. Courtois, Les Vandales, cit., p. 325. Y. Modéran, Les Maures, cit., pp. 472-474. Los musulames eran una tribu que en tiempos de Trajano se asentó en las proximidades de Madauros. 71 Procop. Bell. III, 1-5, 7; IV, 13, 26-27. Hablaríamos de una continuidad de alianzas, como las que había mantenido el Imperio romano antes de la llegada de los vándalos. También la situación convenía a los vándalos para poder asegurar sus dominios y orientar su poder militar fuera de África. Sin la estabilidad inicial con los mauri hubiera sido imposible su expansión. Vid. Y. Modéran, Les Maures, cit., pp. 541-550. 72 Las revueltas de las tribus mauri fueron uno de los motivos de la caída del Reino Vándalo, cf. M. E. Gil Egea, África..., cit., pp. 399-400. 73 Vid supra el exilio de católicos al reino mauri de Capsur y a la zonas desérticas del Chott el Hodna (Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 35-38; Vict. Tun., Chron. § 50). 74 Otras inscripciones mencionan los estragos que causaron entre la población las tribus moras. Por ejemplo, la inscripción de Altava, AE 1935, 85: “Kal(endis) Se(pte)m(bribus) / anno pro(vinciae) CCCXC / gladio p(eriit) a barbaros(!)”. También CIL VIII, 9286, de Mouzaïa, para lo cual vid. infra. 75 P. Monceaux, “Inscriptions chrétiennes, épitaphes d’évêque ou de prêtre, découvertes à Mdaourouch, l’ancienne Madaure en Constantine”, CRAI 1915, pp. 30-37. 76 Una de las inscripciones halladas (ILAlg. I 2757 = AE 1916, 81) fue la del obispo Placentius, que explicaría la importancia de la iglesia frente a otras que se encontraban integradas en la ciudad. 77 En Madauros fueron martirizados algunos cristianos como Nanfamón mencionado por el gramático 69 70

El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI)...

259

El edificio fue construido con material principalmente reutilizado de otras construcciones de la ciudad, seguramente de edificios paganos ya en desuso78. El estado de deterioro de la basílica es bastante notable, ya que en época musulmana fue arrasada. La mayoría de las inscripciones se encontraron descontextualizadas y no se pudieron datar por su disposición79.

Fig. 2 Inscripciones de Madauros.

La primera inscripción es la que aporta más información; menciona a un presbítero llamado Donatianus, exiliado a Madauros por defender su fe católica, que vivió 96 años y murió en el año séptimo de Cartago. Donatianus pr(esbiter) SE / in exilio pro fide ca / tolica hic apud col(oniam) Mad(aurensem relegatus, recessit die nonas apriles anno VII K(arthaginis), in pace vixit annis XCVI80

La segunda inscripción menciona a otro presbítero llamado Liberatus, que vivió 75 años. Igualmente fue exiliado por su fe, pero no se indica ni el lugar de exilio, que en este caso por el contexto lo conocemos, ni el año de su fallecimiento. Sin embargo, por la similitud con la anterior pensamos que tuvo que suceder en el mismo período. Presviter Libe/ ratus pro fide / catolica in exili / o recessit in pace, et vix(it) / annis LXXV.

Maximus. (August., Epist. 16, 1, y vid. supra). 78 Se encontraron reaprovechadas dos inscripciones, una dedicada a la Dea aeterna y otra a Mercurio (ILAlg I, 2032 y 2062). También unas estelas paganas y algunos monumentos cristianos sirvieron para la construcción; la mayoría son restos pertenecientes al siglo IV. S. Gsell, Khamissa, Mdaourouch, Announa: fouilles exécutées par le Service des Monuments Historiques de l’Algérie (Seconde Partie): Mdaourouch, Algier 1922, p. 121. 79 S. Gsell, Khamissa, cit., p. 121-125. 80 CRAI 1915, pp. 34-36 = ILAlg I, 2759-2760 = AE 1917, 83. PCBE-A, pp. 283, sub “Donatianus”.

260

Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía

Depositus est / die XVII Kalendas iulia”81

Estas inscripciones han planteado varias dudas sobre su cronología, ya que solo la primera arroja un indicio, que es la referencia al séptimo año de Cartago; “die nonas apriles anno VII K(arthaginis), in pace vixit annis XCVI”. Cuando las inscripciones se descubrieron, se optó por atribuir la fecha al s. VI relacionándose con la llegada de los bizantinos y estableciendo el año de defunción de Donatianus en el 54082. Sin embargo, parece más adecuado atribuir la fecha al s. V, en el contexto de la dominación vándala y de las persecuciones83, sobre todo cuando sabemos que Genserico tras la dominación de Cartago (439), impuso una nueva era que comenzó a contarse a partir de ese año. Por lo tanto, consideramos que Donatianus murió aproximadamente en el año 446; al optar por esa fecha solo pudieron ser exiliados bajo el reinado de Genserico (389-477). Si aplicáramos la cronología que en un primer momento se les dio (año 540), junto a la larga vida que tuvieron los dos (90 y 75 años), sería difícil encuadrar el exilio en un determinado período. En el reinado de Genserico no sería posible, mientras que en el reinado de Hunerico (477-484), llama la atención que en la Notitia Provinciarum aparezca mencionado Pudentius el obispo de Madauros, que posiblemente fue exiliado84. En cuyo caso, nos parece un hecho peculiar enviar al obispo de Madauros al exilio y a la vez usar la ciudad como lugar de exilio para otros religiosos, sobre todo si consideramos que con Genserico la persecución principalmente se había manifestado en la Proconsular, mientras que Hunerico la extiende a otras provincias, convirtiéndose en zonas peligrosas muchas ciudades que antes habían sido refugios de católicos85. Por lo tanto, tendríamos que situarnos en el reinado de Trasamundo (496-523); sin embargo, con la llegada del rey Hilderico (523-530) y la posterior dominación bizantina, los afectados ya no se habrían vistos obligados a mantener su exilio86. También tenemos que valorar el hecho de que murieran y fueran enterrados allí. Esto implica una imposibilidad de devolver sus cuerpos a su ciudad de origen, donde seguramente habrían sido recibidos como mártires. Tras este análisis llegamos a la conclusión de que la fecha 446 se ajusta mejor al contexto. Por lo tanto, enmarcamos el exilio de Donatianus, y también de Liberatus, a Madauros entre los años 437/43987 CRAI 1915, pp. 34-36. PCBE-A, p. 638, sub “Liberatus 6”. P. Monceaux, “Inscriptions…”, cit., p. 37; Ch. Courtois, Les Vandales, cit., p. 379. 83 Una inscripción de Cuicul usa la misma datación, correspondiéndose el año 24 de Cartago con el 463, ILAlg II/3, 8304 = AE 1967, 596: “…a/n(no) XXIIII K(arthaginis)”; A. Ben Abed & N. Duval, “Carthage, la capitale du royaume et les villes de Tunisie à l’époque vandale”, Memorias de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona 25, 2000, pp. 164- 166; N. Duval, “Les systèmes de datation dans l’Est de l’Afrique du Nord à la fin de l’Antiquité et à l’époque byzantine”, Ktema 18, 1993, pp. 189-211; F. M. Clover “L’année de Carthage et les debuts du monnayage vandale”, Histoire et archéologie de l’Afrique du Nord. Actes du IVe Colloque international réuni dans le cadre du 113e Congrès national des Sociétés savantes (Strasbourg, 5-9 avril 1988) 1, Paris 1990, pp. 215-220. 84 Not. Num, 60. 85 Hay que tener en cuenta que según el reinado, el territorio vándalo ocupado en África es menor o mayor. Y. Modéran, Les vandales, cit., pp. 143-153. 86 Sabemos que Fulgencio de Ruspe vuelve de su exilio en Cerdeña tras la muerte del rey Trasamundo, gracias a la tolerancia religiosa que mantuvo Hilderico (Vit. Fulg. XXV y XXVI). 87 Hemos optado por el año 437 al tener las primeras referencias a los exilios de eclesiásticos (Prosp., 81 82

El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI)...

261

hasta el 44688. Los textos de estas inscripciones funerarias de Donatianus y Liberatus constituyen indudablemente una denuncia de los ataques que se estaban cometiendo contra la Iglesia africana en esos momentos89; de ahí la necesidad de reafirmar su fe y de indicar que su fallecimiento se había producido en el exilio por defender, precisamente, esa fe perseguida. La inscripción de Mouzaïa ... [mu]ltiis exillis [saepe] / probatus et fidei / catholicae adser/tor dignus inventvs / inplevit in episcopatv / an(nos) XVIII m(enses) II d(ies) XII et occi/svs est in bello mavro/rvm et sepvltvs est die / VI id(us) Maias (anno) p(rovinciae) CCCCLVI"90

Una inscripción similar a las analizadas de Madauros se encontró en un ábside de una iglesia a 19 km de la actual ciudad de Mouzaïa (Argelia), en Mauritania Cesariense91. En ella se mencionan los múltiples exilios de un obispo del que se ha perdido el nombre con dos fechas significativas: el año 477, cuando asumió el cargo de obispo y el año 495, cuando murió en la guerra de los moros, “bello Maurorum”. A pesar de tener estos datos la inscripción plantea varios interrogantes, ya que se desconoce a qué ciudad de la Antigüedad se corresponderían los restos arqueológicos de Mouzaïa. En un primer momento se identificó al obispo de la inscripción con el obispo Bassinus Elefantariensis92, porque el Anónimo de Ravena menciona una ciudad de nombre similar, llamada Helepantaria, en el área en que se encuentra Mouzaïa93. En nuestra opinión se trata de una teoría forzada, ya que el nombre del obispo no se ha conservado, no sabemos qué ciudad de la Antigüedad sería Mouzaïa, ni tampoco si era

Chron. ad a. 437) y el año 439 por ser la toma de Cartago. Sin embargo, el territorio ocupado por los vándalos es distinto en cada caso. Fruto de un tratado del 435 con el Imperio, los vándalos ocupaban en esas fechas parte de las Mauritanias, Numidia y el área occidental de la Proconsular (hasta la línea Hipona-Calama). No obstante, en el 439 los vándalos llegan hasta Cartago y en el 442 se les reconocerá como territorio la Proconsular, Bizacena y Numidia oriental. En nuestro estudio las dos ocupaciones territoriales nos resultan válidas, ya que Madauros sigue estando en una posición fronteriza del Reino Vándalo. Consideramos más apropiado el año 439, pues las medidas religiosas de Genserico se intensifican (Y. Modéran, “Les frontières…”, cit., pp. 242-244; F. M. Beltrán Torreira, “Propaganda…”, cit., pp. 320-321). 88 Ya que solo una inscripción nos aporta el año de defunción y el lugar, consideramos que murieron en el mismo período habiendo una separación de poco tiempo, al obviarse en la segunda inscripción el año pero no el día y el mes. 89 M. Vallejo Girvés, “Exilio…”, cit., pp. 1477-1482. 90 CIL VIII, 9286. 91 P. Monceaux, “Deux…”, cit., p. 332. 92 Not. Caes. 96: “Bassinus Elefantariensis, prbt” (C. Halm ed., Victoris, cit., p. 69). 93 En 1919 Louis Charrier propuso está hipótesis, basándose en Ravennatis Anonymi Cosmographia III: “Item ad aliam partem super iam dictam civitatem Saldas est civitas que dicitur: Tubusubtos, Bidda monicip(ium) (sic), Tigisim, Repetiniana, Castellum, Helepantaria, Aquis Calidis (J. Schnetz ed., Itineraria Romana, volumen alterum, Stuttgart, 1939, p. 41); cf. Y. Modéran, “La Notitia…,” cit., p. 183.

262

Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía

la sede del obispo de la inscripción94. El texto de la inscripción nos lleva a plantear la cuestión de si el obispo mencionado estaba en esos momentos cumpliendo su exilio o si, tras este, ya había podido volver a su sede, de la que fue expulsado. A pesar de la tentación de considerar Mouzaïa como un lugar más de exilio y comprobar las similitudes que guarda la inscripción con las de Madauros –la mención a la condena al exilio y la defensa de su fe católica–, nos parece más probable que por las fechas95 y la referencia a múltiples exilios, entendiéndose que fue enviado a varios lugares, el obispo habría regresado a su sede con la mala suerte de coincidir con la sublevación de los moros en el Aures (484)96. Por lo tanto, no podemos considerar los alrededores de Mouzaïa un lugar de exilio, aunque fuera una zona adecuada para ello. Conclusiones En la mayoría de los casos no conocemos los lugares donde fueron desterrados los católicos que sufrieron la pena del exilio. Sin embargo, los pocos testimonios conservados nos hablan de que se optó por los lugares tradicionales caracterizados por ser marginales e inhóspitos: el desierto, un lugar bajo el control de los mauri y las islas bajo el dominio vándalo, consideradas prisiones naturales (Cerdeña, Córcega, Sicilia y las islas Baleares).

Fig. 3 Mapa sobre el exilio en el Reino vándalo. Otra ciudad que se ha barajado ha sido Tanaramusa Castra; vid. C. Lepelley, Les cités, cit., 2, pp. 546547; P. J. Mesnage, L’ Afrique..., cit., p. 463. También se ha identificado con el obispo Reparatus de Tipasa pero este ya había fallecido en el 484. PCBE-A, p. 963, sub “Reparatus 10”. 95 Casualmente el rey Guntamundo permitió el regreso a los exiliados en el 494; Laterculus regum Wandalorum et Alanorum: “Decimo autem anno regni sui [Gunthamund] ecclesias catholicorum aperuit et omnes Dei sacerdotes petente Eugenio Carthaginense episcopo de exilio revocavit. Quae ecclesiae fuerunt clausae ann. X m. VI d. V, hoc est ab octavo anno Hunerici, id est ex die VII id. Febr., usque in decimum annum regis Guntamundi in diem IIII id. Aug., in quo completi sunt dicti anni X m. VI d. V.” (Th. Mommsen ed., Laterculus regum Wandalorum et Alanorum, MGH AA. 13, p. 459); Vid. Y. Modéran, “La Notitia…”, cit., p. 184. 96 M. E. Gil Egea, África..., cit., pp. 399-400. 94

El exilio de la iglesia católica del norte de África (siglos V–VI)...

263

Tras analizar las diferentes noticias hemos podido configurar un mapa (Fig. 3) con los lugares predilectos de exilio, que nos ayuda a poner en relación todo el entramado97. Las zonas sombreadas son áreas de exilio que coinciden con el predesierto donde se encuentran los wadis y oasis, que hacen posible la vida a los contingentes de católicos que fueron enviados al limes98. Las franjas del mapa nos señalan las áreas de influencia de los mauri. Nos parece interesante destacar una coincidencia entre los dos elementos en el mapa: a partir de la imagen podemos constatar que todos los lugares limítrofes comparten su situación fronteriza y la presencia de los mauri como vigilantes. El fenómeno del exilio se desarrolla principalmente en el sur de Bizacena y Numidia coincidiendo con las fronteras naturales establecidas por el desierto. La Proconsular presenta un tipo de exilio excepcional consistente en un confinamiento en las afueras de la ciudad de Cartago u otras sedes como Abensa. También es la provincia de donde van a salir la mayoría de exiliados enviados al desierto. Nos llama la atención que el resto de provincias –Tripolitania y las dos Mauritanias– se vean marginadas y no presenten lugares de exilio. El motivo se explicaría por el menor control de los vándalos sobre esos territorios, ya que su domino en aquellos territorios fue más tardío99; también porque los territorios se encontraban más lejos del núcleo vándalo. Por último, las sublevaciones mauri debieron dificultar el control de esas áreas100. No obstante, tenemos referencias de algunos obispos depuestos y exiliados de sus sedes en esas provincias101. Es el caso ya mencionado de la inscripción de Mouzaïa, que nos habla de un obispo exiliado de Mauritania Cesariense. El enclave de Madauros es el más próximo al núcleo vándalo y uno de los más tempranos cronológicamente. Nos parece lógico pensar que se eligió por encontrarse en los límites del área de influencia vándala de la Proconsular –en torno a Cartago–, donde las persecuciones fueron más duras102. Evidentemente no sabemos bajo qué condiciones fueron exiliados los presbíteros a Madauros. Sin embargo, como ya hemos visto el esplendor de Madauros había desaparecido con la decadencia del paganismo y la invasión vándala. Las tribus mauri de los alrededores supondrían una amenaza y los primeros años de la ocupación vándala habrían sido fatales para la ciudad. Las inscripciones funerarias de los presbíteros se convierten en un instrumento más de El mapa ha sido elaborado a partir de los datos de Ch. Courtois, Les Vandales, cit., p. 334: S. Lancel, Victor, cit., pp. 412-413 e Y. Modéran, Les vandales, cit., p. 151. 98 El limes se define al sur del Atlas Sahariano donde se encuentra el Gran Erg o desierto, que en la zona oriental consta de algunos oasis y chotts o lagos salados (Melrhir, el Djerid y el Fedjaj). Vid. M. E. Gil Egea, África..., cit., pp. 3 y 4. 99 Y. Modéran, “Les frontières…”, cit., pp. 249-250. 100 Es posible que tras la muerte de Hunerico, en las dos Mauritanias se constituyeran grandes reinos mauri. Vid. Y. Modéran, “Les frontières…”, cit., p. 261. 101 El exilio de algunos obispos de Tripolitania: Vicis de Sabratha y Cresconius de Oea en el 454. Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. I, 23. 102 El tratado del 442 con Valentiniano III definirá el territorio vándalo a partir de la Proconsular y la Bizacena junto a Numidia, siguiendo la línea de Hippona–Cirta–Thabudeos hacia el oeste y la Tripolitania, dejando a un lado Numidia Occidental y las Mauritanias. Vid. Y. Modéran “L’établissement…”, cit., p. 242; Id., “L’Afrique…”, cit., p. 257. 97

264

Movilidad forzada entre la Antigüedad Clásica y Tardía

propaganda de la Iglesia africana como la inscripción de Mouzaïa. Estas inscripciones complementaron la respuesta literaria que hubo a través de obras que denunciaban el trato de los vándalos a la Iglesia católica103. Por otra parte, otras provincias, frente a la Proconsular, gozaron de cierta libertad en cuanto al culto niceno. Por ejemplo, en Bizacena hubo un intenso desarrollo del monacato al ser una de las provincias que más católicos recibió, al respetar los vándalos en ciertos momentos el desarrollo y fundación de monasterios104. Si el interés de los vándalos era acabar con la fe nicena, sin lugar a dudas deberían haber sido los primeros enclaves que habrían caído. Por lo tanto, entendemos que allí no hubo una persecución en términos estrictos, salvo en momentos puntuales, como el año 484. En definitiva, observamos que los vándalos al igual que los romanos deseaban deshacerse de los obispos, eclesiásticos y laicos rebeldes, que acumulaban un gran poder o tenían capacidad de influir sobre la población. Por ello, los enviaron lejos de la zona de mayor influencia vándala, como las áreas limítrofes y hostiles sin llegar a expulsarlos de forma definitiva de su territorio, porque a fin de cuentas deseaban tener un control sobre ellos. La única excepción sería la expulsión total del territorio de parte del clero y del obispo Quodvultdeus junto a la aristocracia tras la toma de Cartago, que atribuimos más bien a motivos políticos. Por último hay que destacar que la mayoría de la información sobre el África vándala la conocemos por los escritos referentes al exilio que han proporcionado varias pistas a los investigadores para desentrañar y reconstruir la realidad de los vándalos. A día de hoy, si no hubiera habido una respuesta literaria por parte de la Iglesia africana de protesta por las persecuciones y en especial por los exilios105, el pueblo vándalo y su expansión por África sería mucho menos conocido.

Por ejemplo, algunas obras como la Vita Augustini de Posidio de Calama o la Epístola de Honorato Antonino al emperador Arcadio, donde denuncia el exilio y martirio de tres hispanos. Vid. F. M. Beltrán Torreira, “Propaganda…”, cit., pp. 314 y 319; M. Vallejo Girvés, “Exilio…”, cit., pp. 1477-1482; A. Isola, “Note sulle eresi nell’Africa del período vandalico”, VetChr 34, 1997, pp. 231-232. 104 En algunos episodios de la vida de Fulgencio de Ruspe vemos este hecho reflejado. Cf. Y. Modéran, “L’Afrique…”, cit., 262. Sin embargo, Vict. Vit., Hist. Pers. Vand. II, 24-25; III 41, también recoge testimonios sobre el ataque a algunos monasterios. 105 Algunas obras como las de Quodvultdeus, Victor de Vita y Fulgencio de Ruspe surgieron de sus respectivos exilios. 103

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.