El estudio sociolingüístico de la entonación

June 28, 2017 | Autor: F. Moreno-Fernández | Categoría: Phonetics, Sociolinguistics, Intonation, Acoustic Phonetics, Sociolingüística
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Descripción

El estudio sociolingüístico de la entonación Francisco Moreno Fernández Oralia: Análisis del discurso oral, ISSN 1575-1430, Nº 1, 1998, 95-118

1.- Introducción La entonación es uno de los elementos de mayor importancia en el uso de la lengua, entendiendo “uso” como producción lingüística y como empleo de la lengua en una situación comunicativa o en un contexto social determinados. Algunos aspectos del uso social de la lengua en los que la entonación se revela como cardinal, al margen de las funciones puramente lingüísticas – intralingüísticas, si se quiere – podrían ser la expresión de intenciones comunicativas, de inferencias, de marcas de discurso o conversacionales, la expresión de marcas de grupo geolectales y sociales, de marcas de estilo y de registro, así como la producción y comprensión de lenguas extranjeras. La simple enumeración de estas dimensiones sociocomunicativas de la entonación nos revela que son numerosísimos los ámbitos inexplorados. Ahora bien, afortunadamente los intereses de la lingüística de los últimos años se están aproximando a ellos y están consiguiendo que un buen número de especialistas se pongan manos a la obra. Hoy día estamos más cerca que hace dos décadas de conocer en profundidad las implicaciones derivadas de las concomitancias entre la entonación y el estilo, el dialecto, el sociolecto, el discurso o la conversación. Con estas páginas deseamos presentar, con toda la prudencia y la reserva necesarias, una propuesta para el estudio sociolingüístico – cualitativo y cuantitativo – de la entonación de la lengua española. 2.- El estudio de la entonación y de sus funciones Suenan ya obsoletas algunas afirmaciones de Bolinger acerca de la entonación, según las cuales no desempeña ninguna función lingüística puesto que su naturaleza es puramente emotiva o expresiva; prueba de ello, para Bolinger, sería la falta de paralelismo entre la entonación y el fonema.1 Este punto de vista no es compartido, de forma general, en la actualidad.2 Antonio Quilis ha explicado con claridad que el principal problema que siempre ha presentado la descripción de la entonación ha estado en no distinguir los niveles en los que puede actuar, ni las funciones que puede desempeñar. La entonación es [...] el vehículo lingüístico ideal para transmitir informaciones, que, aunque en el proceso de la comunicación vayan tremendamente mezcladas, el oyente descodifica automáticamente, y sabe si su interlocutor pregunta o afirma, es de Chile o de España, está enfadado o contento, pertenece a un estrato social o a otro, etc. No distinguir estas funciones supone presentar una masa de datos indiscriminados y difícilmente utilizables.3 1 “Intonation and Analysis”, Word, 5 (1959), pp. 248-254. 2 Véase A. Quilis, “Las unidades de entonación”, Revista Española de Lingüística, 5 (1975), p. 271 y ss. 3 Tratado de fonología y fonética españolas, Madrid, Gredos, 1993, § 14.5.

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Basándose en estos argumentos, Quilis distingue tres niveles para el estudio de la entonación: el nivel lingüístico, que califica de denotativo, nocional u objetivo, el nivel expresivo y el nivel sociolingüístico, que considera connotativo y subjetivo. Como funciones de la entonación en el nivel lingüístico, aquel en el que Bolinger veía más dificultades, se distinguen la función integradora, la función distintiva y la función delimitadora: la primera transforma las secuencias de palabras en enunciados o unidades de comunicación; la función distintiva, básicamente, permite distinguir y oponer los enunciados declarativos y los interrogativos (absolutos o pronominales); la función demarcativa contribuye a marcar límites en los enunciados y lo puede hacer de una forma distintiva (elementos explicativos - elementos especificativos; estilo directo estilo indirecto) o de forma no distintiva (pregunta disyuntiva y copulativa, enumeración, coordinación y subordinación, enunciación parentética, tematización). La función expresiva, por su parte, si bien no suele interferir en la transmisión de la comunicación básica, sí permite la distinción de diversos patrones, cuya forma puede variar entre lenguas y entre modalidades de una misma lengua. Entre esos patrones de entonación expresiva, destaca Antonio Quilis la afirmación enfática, la pregunta pronominal enfática, la pregunta con matiz de cortesía, la pregunta reiterativa, relativa y confirmativa o la exclamación. En cuanto a las funciones sociolingüísticas de la entonación, Quilis señala que, en ese nivel, se comunican dos tipos de información: la información relacionada con el propio individuo, con sus características personales (edad, sexo, temperamento, carácter), y la información relacionada con el grupo al que pertenece el individuo (procedencia geográfica, medio social, grado de cultura). Admitiendo la existencia y la importancia de estos tres niveles funcionales, indispensables para estudiar y comprender los mecanismos entonativos de una lengua, es preciso reconocer, igualmente, que nuestros conocimientos sobre las características de cada uno de ellos y sobre los fenómenos que allí se dan cita están algo descompensados porque aún no es comparable la información disponible acerca de las funciones lingüísticas y la relativa a las funciones sociolingüísticas y expresivas, entre las que podrían incluirse las puramente pragmáticas. Hace medio siglo, D.L. Bolinger, presentaba una lista de cuestiones que debían ser tratadas y aclaradas científicamente. La lista incluía los siguientes puntos:4 1. ¿Cuáles son las peculiaridades entonativas de los grupos sociales? ¿Cómo es la entonación de los predicadores o los profesores? 2. ¿Qué rasgos particulares o individuales merece la pena destacar? 3. ¿Son los rasgos individuales realmente individuales o son simplemente el reflejo de una tendencia a favorecer más o menos unos patrones generales de entonación? 4. ¿Qué contextos sociales favorecen la aparición de determinadas entonaciones? 5. ¿Qué entonaciones no se utilizan en una lengua determinada?5 6. ¿Qué entonaciones se ven favorecidas por determinadas locuciones o fórmulas discursivas?6 7. ¿Cuál es el lugar de la entonación en la comunicación, considerada como un todo? 8. ¿Qué entonación usan los actores para simular ciertos significados o sentimientos? 4 Art. cit., pp. 253-254. 5 Según Bolinger, una forma de responder a esta pregunta sería analizando los errores que cometen los

extranjeros. 6

Acerca de la entonación de diversos elementos del discurso, especialmente, de la conversación

coloquial, véase A. Hidalgo, La entonación coloquial. Función demarcativa y unidades de habla, Valencia, Universidad de Valencia, 1997.

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9. ¿Cómo se compara la frecuencia de uso de las diferentes curvas melódicas? 10. ¿Qué relación existe entre determinadas curvas de entonación y su posición dentro de una interacción comunicativa? 11. ¿Existen entonaciones en los adultos que no se dan en los hablantes jóvenes? Muchas de esas cuestiones, entre las cuales nos interesan las referidas a los aspectos sociolingüísticos y pragmáticos, siguen hoy sin respuesta o, al menos, lo siguen en el estudio de la entonación de la lengua española. 3.- Las llamadas funciones sociolingüísticas de la entonación Afortunadamente, hay una conciencia clara de que lo sociolingüístico ocupa un lugar destacado en el conjunto del fenómeno denominado entonación, y los trabajos de Quilis y de otros autores, los más consultados de la especialidad, lo vienen poniendo de relieve desde hace muchos. Ahora bien, no menos cierto es que, a la hora de hablar del nivel sociolingüístico de la entonación se han manejado realidades y parámetros de carácter muy diverso que, en algún momento, pueden haber contribuido a generar algo de confusión. Así mismo, también es verdad que la información de primera mano de la que se ha dispuesto, acerca de las dimensiones geolingüística, sociolingüística, estilística y pragmática, ha sido fragmentaria y escasa. Entre los pocos comentarios y datos con que contamos acerca de la sociolingüística de la entonación hispánica, se pueden destacar los aportados por Quilis, Matluck o Henríquez Ureña. Antonio Quilis, en su Tratado de fonología y fonética españolas, explica a propósito de las diferencias entre hombres y mujeres en las Islas Canarias: El discurso de la mujer gran canaria se caracteriza: a) por el empleo de un tempo más rápido que el hombre; b) por ser más acusada la diferencia en la duración de las sílabas entre los fragmentos de enunciados de tempo rápido y lento; c) por utilizar intervalos del fundamental mucho más amplios que el hombre; d) por movimientos del fundamental más acusados (frente a una relativa monotonía en el hombre) y e) por cambios de timbre más frecuentes y más acusados. La combinación de dos o más de estos factores es también más frecuente en la mujer.7 En este fragmento es importante apreciar que los factores que Quilis correlaciona con la variable sexo son el tempo, la duración silábica, los movimientos de la curva melódica y el timbre. La importancia de estas observaciones es proporcional a la dificultad de identificar los factores que inciden de forma sistemática en el nivel sociolingüístico de la entonación. También Joseph H. Matluck, en su reconocido estudio “Entonación hispánica” 8, se detiene en el comentario de algunos extremos sociolingüísticos: Es también axiomático que, cuanto más se acercan al nivel culto como base de comparación, tanto más tienden a aproximarse o a igualarse las distintas hablas regionales. Si he seguido alguna norma en la exposición de las características diferenciadoras de los distintos esquemas de entonación hispánica, será la del habla culta, pero el habla culta familiar. Entre el habla culta esmerada y la familiar hay un mundo de distancia. Es precisamente en el habla culta familiar donde se unen las normas cultas y los rasgos del habla popular de la región. Ese 7 Tratado, p. 487 y ss. 8 Anuario de Letras, V (1965), pp. 5-32.

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ambiente familiar es el único ambiente lingüístico en que la gente culta no rechaza, en su totalidad, esos rasgos populares que son los que más dramáticamente distinguen a las diversas hablas regionales. Estas afirmaciones corroboran las realizadas por otros muchos autores, como Tomás Navarro Tomás, que en su célebre Manual de entonación española ya se refería a la proximidad de las hablas cultas hispánicas.9 Sin embargo, Matluck no ofrece datos concretos y distinguidores de unas hablas y otras,10 aunque sí llega a comentar cuáles son los elementos lingüísticos que contribuyen a formar las diferencias entonativas. Para este autor, las combinaciones melódicas son producto de la acción recíproca del tono, la intensidad y la transición final y tienden a ser normativas para la comunicación de cierta información significante y diferencial a través del mundo hispánico.11 Pedro Henríquez Ureña, observador atento y minucioso en sus descripciones, incluyó comentarios referidos a la entonación en algunas de sus descripciones dialectales. A propósito del habla de Santo Domingo dice:12 En Santo Domingo existe la entonación grave, semejante a la colombiana [referido a las clases altas]. En las nuevas generaciones empieza a señalarse el uso de registro más agudo, a semejanza de Cuba. Esta breve cita sirve para apreciar con nitidez, por un lado, que el autor correlaciona las variables clase y sexo con el nivel medio del tono fundamental (Fo) y, por otro, que las consideraciones de naturaleza sociolingüística se hacen de una forma impresionista y muy ligada a la información dialectal o geolingüística. Los testimonios presentados revelan que la descripción sociolingüística de la entonación hispánica ha estado – y sigue estando – muy alejada de las pautas teóricas y metodológicas que se siguen en la sociolingüística. Por un lado, es frecuente incluir entre los componentes del nivel sociolingüístico de la entonación elementos dialectales, estilísticos y de registros, que han de situarse en el plano que les corresponde, deslindando sus manifestaciones de las sociolingüísticas propiamente dichas. Por otro lado, las observaciones sociolingüísticas requieren un estudio continuo y ordenado, que preste especial atención a la correlación o covariación de las variables sociales (sexo, edad, nivel sociocultural, etc.) y de los componentes prosódicos que afectan a la variación entonativa. Somos los primeros en reconocer el mérito de los estudios dialectales al recoger información sociolingüística mucho antes de que la sociolingüística – antes llamada sociología lingüística – viniera a constituirse como disciplina, pero no ha de olvidarse que la dialectología ha tenido y sigue teniendo como interés prioritario el análisis de la realidad dialectal o geolingüística. Así pues, el estudio sociolingüístico de la entonación requiere: a) el deslinde de lo sociolectal, lo dialectal, lo estilístico y lo pragmático: hoy por hoy no pueden considerarse dimensiones de un mismo nivel llamado “sociolingüístico”.

9 Nueva York, Hispanic Institute of the United States, 1944. 10 Matluck presenta algunas observaciones de interés: la llamada “entonación circunfleja mexicana” se

considera un rasgo característico del habla popular. Art. cit., p. 30. 11 Art. cit., pp. 12-13. 12 “El español en Santo Domingo”, Biblioteca de Dialectología Hispanoamericana, 5 (1940), pp. 150151.

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b) el análisis – descriptivo y explicativo, sistemático y profundo – de la correlación entre los social y lo entonativo, cuantificando hasta qué punto los factores sociales inciden en la entonación y se reconocen en ella. 4.- Variación lingüística y variación socioentonativa La sociolingüística que ha recibido el sobrenombre de “variacionismo” – la sociolingüística urbana orientada por William Labov – ha tenido, desde sus inicios, dos preocupaciones principales: el estudio de la lengua en su contexto social y del estudio del cambio lingüístico; su interés ha estado en describir con rigor hasta qué punto una variación lingüística determinada viene condicionada tanto por factores lingüísticos, como por factores extralingüísticos (sociales y contextuales) en una comunidad de habla. La entonación de cualquier lengua es un fenómeno variable, puesto que adopta formas diversas para expresar contenidos diversos (nivel lingüístico). También es variable al presentar formas distintas sin que ello suponga la transmisión de unos significados lingüísticos distintos, aunque sí la expresión de valores comunicativos o pragmáticos diferentes (nivel expresivo). Y, así mismo, puede ser variable y manifestarse de forma variable sin que ello suponga ni la expresión de significados lingüísticos distintos ni la asignación de valores pragmáticos diferentes (nivel sociolingüístico). Es aquí, naturalmente, donde nos vamos a detener de una forma especial, y lo vamos hacer comenzando por deslindar lo dialectal de lo sociolingüístico. En efecto, en cada área geográfica es posible identificar patrones de entonación particulares que “significan” exactamente lo mismo (variación geolingüística), 13 pero dentro de cada área también es posible descubrir patrones de entonación, asociados a grupos o variables sociales, que también “significan” lo mismo (variación sociolingüística). Antonio Quilis, al hablar de los niveles de la entonación, señala que existe un grado en el que la entonación es espontánea, natural y estimulada psicofisiológicamente (valores expresivos diferentes), otro en el que las formas de entonación se utilizan intencionalmente (valores pragmáticos diferentes) y un tercero en el que aparecen oposiciones entonativas que entran dentro de la estructura peculiar de cada lengua y donde el valor psicofisiológico de la entonación es irrelevante (valores lingüísticos). 14 Pues bien, cuando las diferencias provocadas por todos esos niveles se neutralizan, esto es, cuando los valores expresivos, pragmáticos y lingüísticos de unas entonaciones son idénticos, cumpliendo la condición de ceteris paribus, entonces los valores sociolingüísticos de una determinada comunidad de habla – en una variedad dialectal concreta – comienzan a ser pertinentes. En el momento en que unas variantes entonativas se correlacionan con ciertas variables de naturaleza social se puede hablar de variación socioentonativa, que sería el correlato prosódico de otras manifestaciones de la variación lingüística: variación sociofonética, variación sociogramatical, variación socioléxica. Esa variación socioentonativa supondría la posibilidad de “decir” y “comunicar” unas mismas cosas a través de entonaciones diferentes. En consonancia con lo anterior, si admitimos la existencia de la variación socioentonativa y decidimos proceder a su estudio, conviene plantear una serie de hipótesis capaces de marcar un rumbo metodológico y de servir como punto de referencia. Presentamos como hipótesis sobre las características de la variación socioentonativa las siguientes: 13 Véase el conocido estudio de A. Quilis, “Entonación dialectal hispánica”, Lingüística Española

Actual, VII (1985), pp. 145-190 14 “Las unidades...”, art. cit., p. 264.

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a) Las marcas sociolingüísticas de la entonación pueden alojarse al final del contorno melódico y a lo largo de todo el cuerpo melódico b) Las marcas entonativas con función sociolingüística son fenómenos graduales que muestran una infinita variación. c) La función sociolingüística de la entonación consiste en la aparición de ciertos rasgos prosódicos que son reconocidos como marcas de sociolecto. d) Existen marcas prosódicas que se correlacionan con variables de naturaleza social. 15 5.- Propuesta metodológica 5.1. La variable lingüística El estudio de la variación socioentonativa requiere describir con detalle los caracteres de nuestra variable lingüística. Con este fin, lo primero que cabe preguntarse es qué elementos de la entonación, además de ser variables, pueden covariar con los factores sociales. Esta cuestión exige, a su vez, hablar de la posibilidad de segmentar o no el continuo melódico, así como de identificar los componentes de la entonación. Después se valorará la posibilidad de descubrir en ellos alguna significación sociolingüística. En lo que atañe a la posibilidad de segmentar el continuo entonativo, las opiniones son diversas, aunque mayoritariamente se aboga por la segmentación. El asunto ha sido bien explicado por Quilis16 y no merece mayores comentarios: frente a la opinión de autores como Martinet,17 para quien la entonación tiene un carácter no discreto, se esgrime el criterio de Malmberg18 y Faure,19 quienes afirman que el continuum melódico es susceptible de segmentación en unidades discretas oponibles y situadas en partes perfectamente localizables de la cadena hablada, o la opinión de Isacenko y Schädlich, fundamentada en pruebas de síntesis realizadas sobre la lengua alemana.20 El mismo Quilis apunta que la entonación implica la segmentación en unidades que sean lingüísticamente pertinentes y que formen un sistema en el que se conjunten.21 La posibilidad de la segmentación existe porque, dentro del fenómeno llamado “entonación”, se admite que es posible identificar una serie de unidades discretas que establecerían cierto paralelismo con los fonemas en el nivel fonológico. Los autores que no creen en la segmentación consideran que la curva melódica es un todo indivisible en el que tan sólo es posible aislar relativamente una parte, por otro lado fundamental: el final de la curva, esto es, lo que va entre la última sílaba acentuada y el final de la curva o, si se quiere, el prosodema. Esta última parte es conocida como tonema o juntura terminal. Los especialistas decididos por la segmentación prosódica – y, por lo tanto, por la identificación de varias unidades de entonación – están abanderados nada menos que por Leonard Bloomfield distinguidor de cuatro unidades, que consideraba como morfema portador de significado: el acento, el tono, la terminación (cuatro tipos) y la 15 Véase H. Seiler, “On the Syntactic Role of Word Order and of Prosodic Features”, Word, 18 (1962),

pp. 121-131. 16 Véase “Las unidades de entonación”, art. cit. 17 Véase Elementos de lingüística general, 3ª. ed., Madrid, Gredos, 1984, pp. 106-108. 18 “Analyse instrumental et structurale des faits d’accents”, Phonétique générale et Romane, La Haya, Mouton, 1971, pp. 211-221. 19 “La description phonologique des systèmes prosodiques”, Zeitschrift für Phonetik, 24 (1971), pp. 347359. 20 A model of standard German intonation, La Haya, Mouton, 1970. 21 “Las unidades de entonación”, art. cit., p. 264.

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pausa.22 En efecto, a la hora de explicar cómo se realizan los llamados “análisis de niveles”, Antonio Quilis indica que se pueden distinguir los siguientes elementos: unos niveles tonales (tres para el español: alto, medio y bajo), unas junturas terminales de función delimitadora y que pueden darse con y sin pausa (ascendente y descendente) y los acentos. Estas unidades disfrutan de capacidad combinatoria, delimitan y organizan una sustancia y contraen relaciones sintagmáticas y paradigmáticas. Otra cosa es que se manifiesten, no en forma de categorías estáticas, sino con infinidad de matices que crean entre esas categorías unos límites borrosos. Ahora bien, vistas las unidades de la entonación, ¿en cuáles de ellas o en qué combinación de ellas se podrá apreciar una dimensión sociolingüística? ¿qué unidades o combinación de unidades se correlacionan con factores de naturaleza social dando lugar a fenómenos de auténtica variación socioentonativa? No hay duda, según se acepta generalmente, de que la unidad más relevante de la entonación es el tonema, elemento de valor lingüístico, capaz de provocar diferencias de significado, aunque no está muy claro que su dimensión sociolingüística tenga tanto peso. Todo lo que precede al tonema no reviste aparentemente tanta importancia, pero ha sido objeto de algún que otro intercambio de opiniones: La naturaleza de la parte melódica que precede [al final del contorno melódico] divide las opiniones: para unos es irrelevante lingüísticamente, pero de significación sociolingüística; otros contemplan en ese cuerpo melódico ciertas unidades – sílabas, niveles tonales –. Entre ambos grupos se dan también posiciones intermedias.23 Se acepta, pues, la posibilidad de que, a pesar de la trascendencia del final del contorno, sea justamente la parte anterior la que pueda portar alguna significación sociolingüística. En el estudio de la entonación de diversas modalidades del español realizado por Juan M. Sosa, se concluye que las diferencias dialectales son sistemáticas y que se dan principalmente en el tonema; sin embargo, también se afirma que otro elemento puede servir para establecer diferencias fonéticas entre dialectos: el cambio de tono. Los cambios de tono pueden realizarse en la propia sílaba tónica o pueden extenderse a las sílabas átonas siguientes. Según Sosa, este tipo de diferencia podría tener relevancia en lo sociolingüístico de la entonación.24 Consecuencia de todo ello es que parece razonable trabajar a partir de la hipótesis a, según la cual, las marcas sociolingüísticas de la entonación pueden alojarse al final del contorno melódico, pero también a lo largo de todo el cuerpo melódico. Por otro lado, si existen varias unidades que se manifiestan en un número limitado de categorías y, al mismo tiempo, se piensa que los límites intercategoriales son borrosos, también queda justificada la hipótesis b, que afirma que las marcas entonativas con función sociolingüística son fenómenos graduales que muestran infinita variación. Una cuestión quedaría en el aire, por ahora: ¿cuál sería la mejor forma de representar los elementos o unidades de la entonación? No parece lógico, dado su carácter absolutamente continuo, utilizar el “análisis de configuraciones”, manejado por los que sólo distinguen como parte identificable de la curva el tramo final, especialmente si se opina que la primera parte del contorno podría tener valor 22 Language, Nueva York, Holt, Rinehart and Winston, 1933. Trad. al esp. Lenguaje, Lima, Universidad

de San Marcos, 1964, pp. 103 y ss. 23 “Las unidades de entonación”, art. cit. p. 265. 24 Fonética y fonología de la entonación del español hispanoamericano, University of Massachusetts, 1991. Tesis Doctoral.

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sociolingüístico: ¿cómo se establecerían, en este caso, las distintas variantes entonativas susceptibles de asociarse a determinadas variables sociales? La otra posibilidad es trabajar con “análisis de niveles”, distinguiendo varias clases de unidades y fijando dos o más categorías para cada unidad (por ejemplo, tres tonos, dos tonemas, dos acentos). Habrá que decidir qué sistema de representación de los niveles – de análisis en definitiva – es el que más se ajusta a nuestras necesidades y limitaciones metodológicas. 5.2. Los hablantes y las muestras de habla El estudio sociolingüístico de la entonación o, si se prefiere, de la variación socioentonativa, ha de hacerse sobre una comunidad de habla o un grupo social determinado, y a partir de una muestra representativa de hablantes que proporcionen los materiales constitutivos de un corpus de entonación. Las formas en que estos requisitos pueden ser llevados a la práctica son casi infinitas, pues ilimitados son los tipos de comunidades susceptibles de investigación, la naturaleza de los grupos sociales, las técnicas de recogidas de datos y la tipología de los corpus lingüísticos. Partiendo de posibilidades tan amplias, nuestro interés se centrará en la presentación de una propuesta concreta, una de las múltiples alternativas metodológicas que ofrece el análisis sociolingüístico de la entonación. Naturalmente, esta propuesta presume de tener algunas virtudes y reconoce abiertamente su precariedad y su inconsistencia desde diferentes puntos de vista. La idea es echar a andar, aunque sea con unas andaderas; el futuro – las próximas investigaciones – ayudará a determinar lo que es realmente válido y lo que necesita revisión o sustitución. Nuestra propuesta recoge la posibilidad de análisis de una comunidad de habla representada por una muestra estratificada por cuotas. Tal muestra estratificada podría atender a las variables sociales “sexo” y “edad”, que formarían un conjunto de celdas a las que se adjudicaría un mismo número de hablantes, y en la post-estratificación, a otras variables como el “nivel de instrucción” o el “barrio”. Como es de suponer, otros estudios, también de intención sociolingüística, podrían preocuparse solamente por el análisis de uno o más grupos sociales (profesionales, por ejemplo) dentro de una misma comunidad. Las técnicas de recogida de la entonación en los hablantes de una muestra ofrecen muchas posibilidades, entre las que hay que elegir. Una primera decisión que debería tomarse – decisión de singular importancia – es la trabajar con entonación recogida en discurso natural y continuo o con entonación recogida en lectura controlada. Es obvio que los sociolingüistas se inclinan siempre por el trabajo con el discurso continuo y natural, recogido en conversaciones con distinto grado de espontaneidad; pero es obvio – sobre todo en los niveles no fonológicos – que este discurso no siempre garantiza la presencia de ciertas variables o variantes lingüísticas: su aparición o no aparición puede deberse al azar. Por ello – y así ocurre también en sintaxis – se recurre a técnicas estructuradas y bien controladas. Entre las técnicas que reciben la calificación de “estructuradas” está la de la lectura contextualizada, que consiste en presentar al informante un texto escrito, claramente legible, que se reviste de un contexto que el investigador presenta de forma verbal. Lógicamente, la presentación del contexto se hace de modo idéntico para todos los hablantes; además sólo se considerarían válidos los materiales que revelaran que no existe ningún tipo de dificultad en la lectura por parte del informante. En caso de que se den problemas en una lectura concreta, el material quedaría desechado para el análisis, por lo que habría que tener prevista la lectura de varios enunciados de características similares.

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Los enunciados que han de ser leídos por los hablantes se seleccionan teniendo en cuenta que la entonación, según señaló Trubetzkoy,25 no es algo que se pueda estudiar exclusivamente desde un punto de vista fonológico y fonético, sino que deben tenerse presentes la gramática y la semántica, así como las funciones comunicativas que los enunciados pueden cumplir. En consecuencia, conviene que los enunciados tengan un sentido completo y un sentido comunicativo en el contexto verbal que se presentan. Cada uno de esos enunciados, por otra parte, podrían incluir diferentes valores y significados del nivel lingüístico. En resumen, proponemos la creación de un corpus de entonación formado por grabaciones que recojan la lectura contextualizada de una serie de enunciados emitidos por hablantes que compongan una muestra estratificada por cuotas de una comunidad de habla concreta. Debe advertirse que nuestra propuesta, dado su carácter experimental, se hace buscando una representatividad suficiente en los hablantes (igual número de hablantes representativos de todas las combinaciones sociales previstas en la muestra) y una representatividad suficiente en los patrones de entonación (igual número de muestras de cada tipo de entonación). 5.3. El análisis de la entonación Una vez formado el corpus de entonación, se puede proceder al análisis de cada uno de los enunciados que han leído todos los hablantes de la muestra. En ese análisis las variables sociales serán las que se hayan fijado con anterioridad, pero es imprescindible fijar la variable lingüística, así como cada una de sus variantes. Para ello necesitamos recurrir a un sistema que permita trabajar con relativamente pocas variantes entonativas – téngase en cuenta que ninguna curva melódica es exactamente igual a otra, desde un punto de vista fonético –, aunque también necesitamos que esas variantes reflejen, en lo posible, las distintas unidades de la entonación. Si partimos para nuestro análisis de un conjunto de curvas entonativas obtenido de una muestra hablantes, no es posible que el análisis funcione, al trabajar con tantas curvas distintas como hablantes: forzosamente hay que reducir las infinitas posibilidades a unos tipos limitados, a unas constantes adaptables a una análisis cuantitativo que no caiga en la pura casuística. Recuérdese que las manifestaciones de la entonación ofrecen una infinidad de matices que crean unos límites borrosos entre sus unidades y entre las variantes de cada unidad. Ante dificultades de esta naturaleza, el sentido común aconseja proceder a la fragmentación o segmentación de las curvas de entonación, esto es, a la identificación de sus componentes y de sus caracteres. Alexander Isa™enko y Hans-Joachim Schädlich, por ejemplo, han demostrado la posibilidad de fragmentación de la entonación por medio de la síntesis del lenguaje, descomponiendo el continuum de los enunciados en unidades discretas por medio de dos tonos – ascendente y descendente – que se sitúan en diferentes puntos del enunciado.26 Este procedimiento – la asignación de valores tonales discretos a determinadas partes del enunciado – podría ser últil para los análisis sociolingüísticos. Entre las diversas posibilidades que presenta la caracterización y representación de la entonación, nos hemos decidido a seguir, con fines sociolingüísticos, el modelo creado por J.B. Pierrehumbert, a pesar de sus inconvenientes y de que no ha alcanzado un desarrollo completo ni totalmente satisfactorio. Nuestra propuesta se hace con todas las prevenciones necesarias y con la consciencia plena de que, con ello, simplemente estamos tanteando la posibilidad de los análisis socioentonativos, a la vez que los 25 Principios de fonología, Madrid, Cincel, 1973. 26 Ob. cit. Véanse los comentarios de A. Quilis, art.cit., p. 277.

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límites del sistema de Pierrehumbert.27 La experiencia sociolingüística se apoya en la experiencia dialectal de Juan M. Sosa, que ha analizado diversos tipos de entonación del español comparando materiales de cinco variedades dialectales hispánicas: argentina (Buenos Aires), colombiana (Bogotá), mexicana (Ciudad de México), puertorriqueña (San Juan de Puerto Rico) y venezolana (Caracas). La teoría de Pierrehumbert sobre la entonación está claramente vinculada a la lingüística generativista28 y tiene como fin último conseguir un sistema de representación fonológica de la entonación del inglés. Se trata de representar de una forma abstracta los distintos tipos de contornos melódicos y de formular un conjunto de reglas que relacionen las representaciones abstractas con las realizaciones fonéticas. Según han resumido D’Introno, del Teso y Weston, el modelo de Pierrehumbert sostiene que los contornos melódicos están configurados por secuencias de dos tipos de tonos – alto (H) y bajo (L) – que constituyen acentos tonales asociados a las sílabas tónicas y que pueden ser simples (por ejemplo, H) o dobles (por ejemplo, H+L). Las secuencias tonales consisten en: a) un tono de juntura inicial [optativo] con el que empieza el enunciado y que puede ser L o H y que se marca con L% o H%, b) un tono de juntura final con el que termina el enunciado que puede ser L o H y que se marca con L% o H%, c) una secuencia de uno o más acentos tonales del tipo: H*, L*, H*+L, H+L*, H*+H, H+H*. Los acentos tonales marcados con asterisco son los que se asignan a las sílabas acentuadas. El tono sin asterisco que acompaña a los últimos cuatro acentos tonales (por ejemplo L en el caso de H*+L) se asigna a la sílaba que inmediatamente precede o sigue a la sílaba a la que se asigna el acento tonal (con asterisco).29 En este modelo se llama tonema a la parte del contorno que va desde el último acento tonal (acento tonal nuclear) hasta la juntura final: el pretonema sería la parte anterior del contorno. Para Juan M. Sosa, las representaciones subyacentes más frecuentes de los tonemas del español (acentos tonales nucleares y junturas finales) serían de los siguientes tipos: 1. Descendentes: H*L% 2. Ascendentes: H*H% 3. Suspensivo: H*+HL%

L*L% L*H%

H+L*L% H+L*H%

L+H*L% L+H*H%

H+H*L% L*+HH%

A su vez, la lista exhaustiva de acentos tonales del español, para este autor, sería H*, L*, H*+L, H+L*, L*+H, L+H*, H*+H, H+H*. Veamos algunos ejemplos de contornos melódicos representados con este sistema:

27 Véase The Phonology and Phonetics of English Intonation, Massachusetts, MIT, 1980. Tesis Doctoral. 28 El modelo de Pierrehumbert estaría en una orientación cercana a la fonología autosegmental; en

cualquier caso, no pertenece a la etapa “transformacional” del generativismo. Véase D’Introno et al., ob. cit., p. 442 y ss. Sobre fonología autosegmental, véase J.A. Goldsmith, Autosegmental & Metrical Phonology, Oxford, Blackwell, 1990. 29 Fonética y fonología actual del español, Madrid, Cátedra, 1995, pp. 439-440.

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¿Cómo cocinaste el po llo? H% H*+H L* H+L* L% Gráfico 1.- Contorno de enunciado interrogativo recogido en un hablante caraqueño (Sosa, 1991, p. 271)

María Elena no leyó el li bro H*+L H* L* L% Gráfico 2.- Contorno de enunciado declarativo recogido en un hablante puertorriqueño (Sosa, 1991, p. 248) En los ejemplos (Gráficos 1 y 2), se ve que los tonos subyacentes se adjudican según los movimientos relativos de la curva melódica, teniendo en cuenta que en la entonación no pueden darse cambios de tono bruscos, por las propias características físicas de las cuerdas vocales. Al mismo tiempo, se puede apreciar la dificultad que, a pesar de todo, supone el paso de un continuo fónico a una secuencia de unidades discretas, dificultad que obliga al investigador, si no a ser infalible, sí al menos a ser coherente a la hora de aplicar los criterios que lleven a unas representaciones o a otras. Como ya se ha apuntado, el modelo de Pierrehumbert prevé la asociación de la representación subyacente – es decir, fonológica – con la realización fonética del contorno, realización que queda plasmada y medida en unidades de tiempo y de frecuencia gracias a las posibilidades técnicas e instrumentales de los laboratorios de fonética. Con otras palabras, las representaciones se construyen a partir de los gráficos

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y las mediciones elaborados por aparatos como el sonógrafo, el Visi-pitch o el CSL, por poner algunos ejemplos. La forma de convertir la información fonológica del contorno melódico en elementos discretos de una variable lingüística consiste simplemente en elaborar una lista de las representaciones construidas a partir de las curvas recogidas en los hablantes, a propósito de un enunciado concreto, o, preferiblemente, en elaborar una relación de tipos o categorías de todas las representaciones recogidas para cada enunciado. Con este fin, el modelo de Pierrehumbert presenta ventajas evidentes: entre otras, la de asignar tonos principalmente a las sílabas acentuadas, lo que supone menos combinaciones posibles de tonos que si se asignaran tonos a todas y cada una de las sílabas de los enunciados. Además, con una serie relativamente reducida de elementos (tonos alto y bajo) quedan representados varios tipos de unidades: el acento (el tono se asigna a sílabas tónicas), el tonema (acento tonal nuclear seguido de tono de juntura) y la secuencia de tonos que configura el contorno del pretonema. Así pues, utilizando este sistema de representación, un enunciado interrogativo que incluyera tres sílabas acentuadas (acentos tonales) podría ofrecer los siguientes tipos de variantes melódicas (los acentos tonales llevan asterisco): 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

H% H% H% H% H% H% H% H%

H* H* H* H* L* L* L* L*

H* H* L* L* H* H* L* L*

H* L* H* L* H* L* H* L*

H% H% H% H% H% H% H% H%

9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16.

H% H% H% H% H% H% H% H%

H* H* H* H* L* L* L* L*

H* H* L* L* H* H* L* L*

H* L* H* L* H* L* H* L*

L% L% L% L% L% L% L% L%

Es cierto que 16 variantes son muchas, pero no dejan de ser menos que los infinitos contornos de la fonética de la entonación: estas variantes-tipo harían posible un análisis cuantitativo y el estudio de la correlación o covariación con unas variables sociales. Como es natural, cuanto más extenso sea el enunciado objeto del estudio sociolingüístico, más variantes aparecerán y más complicado será el análisis. Por otra parte, igualmente cierto es, primero, que en estas variantes no se incluyen todas las posibles combinaciones de tonos dobles y, segundo, que un corpus entonativo no tiene por qué reunir muestras de cada uno de los tipos teóricos. Como salida a estos hechos, se puede decir que, si bien se admite la posibilidad de prescindir de los tonos dobles para fijar las variantes (de otro modo el número de variantes sería casi inabarcable y probablemente poco significativo desde un punto de vista sociolingüístico), nada impide que el análisis cualitativo atienda pormenarizadamente – antes y después del cuantitativo – a cada representación abstracta, con todos sus tonos dobles y demás matices. Por otra parte, no hay inconveniente para que los análisis, cualitativos y cuantitativos, se realicen sobre una serie de 8, 10 ó 12 variantes y no de 16, si es que algunas de las combinaciones previstas en la tipología teórica no se presentan. 5.4. El análisis sociolingüístico de la entonación El análisis sociolingüístico de la entonación necesita que se pongan en relación las variantes de una variable lingüística con las variantes de unas variables sociales. Tal relación podrá ser estudiada con procedimientos cualitativos y cuantitativos. Desde una perspectiva cuantitativa, las alternativas técnicas para llevar el análisis a la práctica son muchas, aunque nuestra propuesta intenta centrarse en una de ellas, una alternativa que requiere echar mano de la informática. El análisis informático que se propone para el

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estudio sociolingüístico de la entonación se puede realizar por medio de un conjunto de programas de estadística que recibe el nombre de "Sistema Integral de Análisis Dialectal". Este paquete ha sido preparado por Hiroto Ueda y se ha aplicado con éxito en investigaciones geolingüísticas – de ahí su nombre – y sociolingüísticas.30 El "Sistema Integral de Análisis Dialectal" ofrece la posibilidad de hacer recuentos de frecuencias absolutas, cálculos de frecuencias relativas y análisis de correlación, pero tiene un interés especial en el ámbito de los análisis multivariables, análisis que son la base de numerosas investigaciones de la lingüística cuantitativa actual. Al hablar de análisis multivariables nos estamos refiriendo a un conjunto de técnicas que sirven para la descripción, síntesis o análisis de conjuntos de datos en los que se incluyen diversas variables pertenecientes a las mismas unidades de muestra. La mayoría de las técnicas de análisis multivariables son de naturaleza descriptiva y sirven para presentar de forma ordenada grandes conjuntos de datos. Por esta razón, no suelen ser necesarias las hipótesis previas: las técnicas pretenden descubrir, precisamente, las posibles relaciones subyacentes. Como ya hemos explicado en otros lugares,31 el "Sistema Integral" realiza una prueba multivariable llamada análisis de configuración, que consiste en descubrir las relaciones subyacentes entre una serie de individuos (por ejemplo, hablantes, con sus respectivas características sociológicas) y una serie de atributos que los individuos comparten de forma variable (por ejemplo, los contornos melódicos de unos enunciados concretos). El análisis maneja conjuntamente la información de los individuos y de sus atributos y descubre la configuración de sus relaciones. Este tipo de análisis puede aplicarse sobre cualquier nivel lingüístico, aunque es especialmente útil para el estudio de los niveles léxico y sintáctico, sobre todo cuando lo materiales han sido recogidos mediante una técnica estructurada, como el cuestionario, por ejemplo. La prueba está basada en el método de cuantificación de Chikio Hayashi. Según este método, a partir de una matriz formada por N individuos dotados de L atributos binarios, se busca una distribución interna y significativa tanto para los individuos como para los atributos. Pongamos un ejemplo. Si tenemos 6 individuos (A, B, C, D, E, F) y cada uno de ellos puede tener 7 atributos (a, b, c, d, e, f, g,) de forma variable, podríamos crear una matriz en la que se reflejara con el signo + qué atributos concretos se dan en cada individuo (véase Gráfico 3). a b c d e f A + + + B + + + C + + + D + + E + F + + + Gráfico 3.- Distribución de los datos (matriz).

g + + +

30 Véase H. Ueda, H. López Morales y F. Moreno Fernández, Curso de lingüística informática.

Documento inédito. También H. Ueda, "División dialectal de Andalucía: Análisis computacional", en H. Ueda (ed.), Actas del III Congreso de Hispanistas de Asia, Tokio, Asociación Asiática de Hispanistas, 1993, pp. 407-419; "Hacia una sociolingüística automatizada del coloquio", Actas del III Congreso Nacional de Lingüística Aplicada, Valencia, Univ. de Valencia, 1986, págs. 353-362; "Análisis sociolingüístico de actos de habla coloquiales I", Español Actual , 51 (1989), págs. 5-52; "Análisis sociolingüístico de actos de habla coloquiales II", Español Actual , 52 (1989), págs. 5-57. 31 Véase “Análisis informático de campos léxicos” (en prensa).

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De esta manera es difícil saber cuáles son los individuos más parecidos entre sí por sus atributos. Ahora bien, si reordenamos la serie de individuos y atributos de tal forma que los signos + se alineen en una diagonal de la figura, podremos saber cuáles son los atributos más afines entre sí y los individuos más parecidos entre sí; en otras palabras, podremos descubrir su configuración interna (véase Gráfico 4). Al resultado de la reordenación lo denominamos patrón. e a E + A + + F + + C + + D B Gráfico 4.- Patrón.

d

b

g

c

f

+ + +

+ +

+

+ + + + +

Otros programas complementarios del “Sistema Integral” permiten identificar los conjuntos más significativos de datos dentro de cada patrón, realizar cálculos de correlación, X2, etc. Para el análisis cuantitativo de la variación socioentonativa, los individuos y los atributos serán, por un lado, las distintas variantes entonativas realizadas por los hablantes en la lectura de un enunciado determinado y, por otro lado, los hablantes que forman la muestra de la comunidad o el grupo social. La aplicación de la informática sobre estos parámetros hace posible cumplir los objetivos siguientes: 1º.- Determinar la distribución social de los diferentes tipos de contornos melódicos presentes en el corpus. 2º.- Determinar el modo y la frecuencia con que se dan las principales variantes de un enunciado concreto (declarativo, interrogativo absoluto, interrogativo pronominal). Los programas del "Sistema Integral" ofrecen los resultados en forma de histogramas, tablas de contingencia, matrices de correlación, dendrogramas, patrones y ejes de configuración. Todo ello permite proceder directamente a la interpretación de los materiales de acuerdo con los objetivos previstos. A modo de ejemplo, podemos presentar alguno de los patrones entonativos que hemos tenido la oportunidad de elaborar con materiales de la comunidad de Alcalá de Henares (Madrid). Como se explica en otro lugar,32 nuestros 32 informantes alcalaínos (seleccionados según su sexo, edad y nivel de instrucción), puestos en relación con las variantes entonativas grabadas en la lectura contextualizada del enunciado “¿Aquí viene Carmen?” (los tipos básicos vienen a coincidir con las 16 representaciones detalladas más arriba) configuraron el siguiente patrón, patrón en el que quedan divididos los conjuntos de datos más significativos cuantitativamente:

____________________________________________________ 32 “Aspectos sociolingüístico de la entonación en el español de Alcalá de Henares (Madrid)”, Homenaje

a María Vaquero (en prensa).

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1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16

1 1111 221 22 22 312131232231 51782308362297570 4359048116136429

Número de hablante

HMMMHHHMMHMHMMHHM MHHMMHMHMMMHHHH 11121123311243442 333242434124432 CCCDCDDBCCCCACAAB AADBABABCCBAAAA

Sexo (H-M) Edad (1,2,3,4) Nivel de instrucción (A,B,C,D)

6) . 12) . 9) + . 10) ++ . 4) + . 3) + . 14) ++ . 11) +++++ . 13) +++ . 2) +. .................................. 7) .+++++ 1) . ++ 16) . ++ 15) . +++ 8) . ++ 5) . ++

Tipos de contornos (1-16)

____________________________________________________ Gráfico 5.- Patrón correspondiente a “¿Aquí viene Carmen?”, con división interna, de tipos de contornos (1-16) y hablantes (1-33), con especificación de sexo (HM), edad (1, 2, 3, 4) y nivel de instrucción (A, B, C, D). La división interna que ofrece este patrón deja apreciar con claridad varios hechos: 1º.- Que en la entonación de ese enunciado no hay diferencias notables entre los hombres y las mujeres de Alcalá: existe una presencia similar de unos y otras a ambos lados de la división. 2º.- Que los contornos agrupados en el cuadrante superior izquierdo corresponden a los usos, principalmente, de personas menores de 40 años (grupos 1 y 2) y de niveles culturales más altos (C y D); consecuentemente, los tipos de entonación que se agrupan en el cuadrante inferior derecho corresponden a los hablantes mayores de 40 años (grupos 3 y 4) y con estudios menos avanzados (A y B). 3º.- La entonación no se manifiesta en clases o tipos perfectamente delimitados sino que se distribuye de una forma continua en la comunidad, dificultando la asociación de unos valores melódicos a unos sociolectos determinados. 4º.- Los tipos de curvas que aparecen mayoritariamente en el patrón presentan tonemas ascendentes de los tipos L*H% (44%) y H*H% (25%). Esto hace suponer que las diferencias sociolingüísticas, a propósito de este enunciado, pueden residir en el pretonema. 5º.- Los tipos de curvas reunidos en el cuadrante superior izquierdo presentan mayoritariamente unos contornos L*H* o H+L*H*, mientras que los tipos del cuadrante inferior, también mayoritariamente, ofrecen una secuencia tonal en el pretonema H*L*, H*H+L*, H*+LL*. Como consecuencia general de estas observaciones, podemos afirmar que los prototipos de contornos asociados a los grupos sociales más joven y culto, por un lado, y menos joven y con menor nivel de instrucción, por otro, son los que se representan en los perfiles entonativos A (H%L*H*L*H%) y B, respectivamente (H%H*L*L*H%) (véase Gráfico 6).

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A: ¿A quí viene Car men? B: ¿A quí viene Car men? Gráfico 6.- Contornos melódicos y representación tonal del enunciado “¿Aquí viene Carmen”. Todos los datos presentados nos llevan a pensar que no están muy desencaminadas las hipótesis c (la función sociolingüística de la entonación consiste en la aparición de ciertos rasgos prosódicos que son reconocidos como marcas de sociolecto) y d (existen marcas prosódicas que se correlacionan con variables de naturaleza social), expuestas más arriba. Previsiblemente, el análisis de distintos enunciados nos llevará a conclusiones sociolingüísticas diferentes: en unos casos el tonema puede ser significativo sociolingüísticamente, en otros lo será el pretonema; en unos casos el sexo puede ser relevante, en otros la edad. La suma de análisis parciales sobre entonaciones de diversa naturaleza lingüística podría proporcionar una información útil para descubrir la configuración sociolingüística de un grupo social o de una comunidad de habla. 6.- Conclusiones Estas páginas recogen una propuesta para el estudio sociolingüístico – cualitativo y cuantitativo – de la entonación de la lengua española. La propuesta se ha hecho en sus términos más teóricos y generales: falta llevarla a la práctica y demostrar, hasta donde se pueda, la validez de nuestros argumentos. Los antecedentes sobre el estudio de la entonación, si bien escasos en lo que se refiere a su dimensión sociolingüística, nos han permitido plantear una serie de hipótesis sobre la variación entonativa que, por las calas realizadas, podrían ser elevadas en un futuro a categorías con mayor fundamento. Desde nuestro punto de vista, el estudio sociolingüístico de la entonación necesita fijar una serie de variables sociales, como es habitual, y una serie de variantes de la variable lingüística (el contorno melódico), unas variantes que deben recoger el comportamiento particular de las principales unidades que componen la entonación. Con este fin, hemos propuesto la utilización del modelo de Pierrehumbert con el que se crean los tipos o clases de representaciones entonativas que se han de convertir en variantes de la variable entonativa: los problemas que este modelo plantea son evidentes, pero pueden quedar compensados por su capacidad de integrar unidades distintas y por basarse en la asignación de tonos a las sílabas tónicas, con lo que se simplifican notablemente las posibles representaciones abstractas. Para correlacionar las variantes de entonación de un enunciado concreto con las variables sociales, proponemos el uso del paquete de programas informáticos llamado

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“Sistema Integral de Análisis Dialectal”. Estos programas hacen cálculos estadísticos con técnicas multivariables asociando y descubriendo las relaciones entre variantes diferentes, en este caso, los tipos de entonación y los hablantes de una comunidad de habla.

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