El Espionaje y la Agencia Nacional de Seguridad

August 22, 2017 | Autor: F. Álvarez Simán | Categoría: Intelligence and Espionage
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Descripción

El Espionaje y la Agencia Nacional de Seguridad

"Cada asunto requiere un conocimiento previo"
Sun Tzu

Fernando Álvarez Simán*

Según los expertos en tecnologías emergentes; cuando usamos cualquier equipo tecnológico, ya sea celulares, correos electrónicos o navegamos en internet dejamos una huella que ellos llaman metadatos. Con el equipo necesario un especialista en estos temas puede ver el registro de nuestras llamadas telefónicas, también la fecha e incluso la hora, el asunto de nuestros correos electrónicos, el nombre de quien contactamos y el asunto de nuestras conversaciones a través de la identificación de la IP en la computadora y del registro de la activadas de los teléfonos celulares.

Cuando se rastrean los usos que hacemos de las redes sociales pronto se sabe nuestro perfil, donde residimos y los eventos donde hemos participado; si por ejemplo utilizamos Google, nuestras búsquedas y las páginas visitadas quedan registradas. También, si nuestro equipo tecnológico cuenta con cámara digital; se puede identificar al fotógrafo, la fecha, la hora y el lugar donde fue tomada la foto. Obviamente, para realizar un espionaje en tecnologías emergentes a escala mundial se necesitan por lo menos cuatro cosas; primero un gobierno dispuesto a hacerlo cualquiera que sea el motivo, en segundo lugar recursos financieros ilimitados, en tercer lugar tecnología de última generación y por último la cooperación de las grandes empresas tecnológicas dominantes del mercado.

Los primeros indicios de que era posible este tipo de espionaje a escala global se conocieron con la filtración de documentos del portal electrónico Wikileaks de Julian Assange, que se refería a las actividades del gobierno de Estados Unidos en otros países y la visión que sobre diversos conflictos mundiales y países tenían sobre todo los embajadores americanos. Assange divulgó la friolera de 700 mil documentos clasificados. Pero después de Wikileaks aparecieron las filtraciones a cargo de un contratista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), el experto en tecnologías Edward Snowden que a través de los diarios The Guardian y The Washington Post filtró documentos secretos del gobierno americano que ponían en evidencia los programas informáticos mediante los cuales, sobre todo la NSA realizaba un espionaje electrónico global.

El mecanismo de recolección de datos es más o menos el siguiente: a través de un programa informático llamado PRISMA, la NSA accede a los correos y las cuentas de las redes sociales de un usuario determinado entrando a los servidores de las empresas que ofrecen el servicio de correo y de redes sociales como Facebook, Google, Microsoft y Yahoo, de los servidores recoge la información que requiere, hace una lectura de los datos que en ese momento están cifrados y en ese momento otros dos programas informáticos llamados Bullrun y Edgehill descifran los datos recolectados por PRISMA.

En ese momento entra en acción un cuarto programa denominado Xkeyscore que selecciona los datos según el interés que pueda tener la Agencia de Seguridad Nacional, almacena la información por un tiempo que pude ser de 24 horas a cinco años y genera una ficha con los datos personales del usuario para darle seguimiento en caso de ser necesario. Según las filtraciones, el sistema se apoya en el respaldo de al menos 700 servidores en 150 sitios distintos, de estos servidores, al menos uno está ubicado en México. La capacidad de estos programas era tal que podía controlar hasta 600 millones de comunicaciones cada día y hasta que se hacen públicas las revelaciones, se habían realizado ya 61 mil operaciones de piratería informática en el mundo.

El problema de este esfuerzo de espionaje global es que tuvo que hacerse con la complicidad de las empresas de tecnologías que tienen plataformas telefónicas y de redes sociales, eso sin contar que acceder a los sistemas precisó contratar a empresas especializadas en tecnologías emergentes y espionaje y sobre todo; se requirió el apoyo de 4.9 millones de personas, las cuales tienen acceso autorizado a información confidencial y secreta del gobierno. De ellos 1.4 millones empleados del gobierno americano tienen acceso a información clasificada de "ultrasecreta", un poco más de 9 mil personas tienen permisos "ultrasecretos" y un millón de empleados externos que pertenecen a empresas privadas manejan información ultrasecreta. En este contexto de apoyo privado para la recopilación de información confidencial entra en escena un joven de menos de 30 años de edad; Edward Snowden un técnico informático de la Agencia Nacional de Seguridad que en el mes de mayo de este año huye a Hong Kong no sin antes revelar la extensa red de espionaje electrónico del gobierno americano.

El medio elegido por Snowden para sus revelaciones es el periódico británico de tendencia liberal The Guardian y el rotativo americano especializado en investigación política The Washington Post. Apenas estalla el escándalo el gobierno americano presenta cargos que implican condena de 10 años contra Snowden y pide su extradición pero el contratista pide y recibe asilo temporal en Rusia por un año primero refugiado en el aeropuerto internacional de Moscú y ya con el permiso temporal ha podido desplazarse por toda Rusia. Los periodistas que tuvieron la oportunidad de entrevistar a Snowden coincidían en describirlo como un ser humano tranquilo, inteligente, tolerante y humilde. Pero también puntualizaban que demostró ser un maestro en materia computacional; al referirse a sus razones, Snowden les comentaba: "No quiero vivir en una sociedad que hace este tipo de cosas... No quiero vivir en un mundo donde se registra todo lo que hago y digo".

Pero el problema estalla cuando a finales del mes de julio, Snowden pasa de afirmar y confirmar a The Guardian y The Washington Post que existía un espionaje a gran escala, que este se realizaba con novedosos programas informáticos y que en el participaban grandes compañías tecnológicas; a revelarle ahora a la revista alemana Der Spiegel (el espejo) que la NSA había espiado las oficinas de la Unión Europea en los Estados Unidos, en Naciones Unidas y también a la sede en Europa.

Después, las evidencias de Snowden llegaron como en cascada; a través del periódico brasileño O Globo reveló que Estados Unidos espió las comunicaciones de la mandataria brasileña Dilma Rousseff, vigiló también las operaciones de la petrolera Petrobras y del entonces candidato y ahora presidente de México, Enrique Peña Nieto. En ese entonces tanto México como Brasil protestaron por la violación a su soberanía. Poco después fue el turno de Francia cuando se filtra que 70.3 millones de registros telefónicos galos habían sido espiados, pero para entonces el gobierno americano restó trascendencia a las quejas de espionaje alegando que todos los países realizan operaciones de espionaje. Sin embargo, siempre citando los archivos de Snowden, The Guardian contraataca y revela que un total de 38 embajadas en Estados Unidos han sido víctimas de espionaje americano. Además este espionaje se extendía hacia países como es el caso ya citado de Francia y de Grecia e Italia, así como a países asiáticos como Japón, Corea del Sur y la India.

Pero donde el escándalo fue mayúsculo y realmente incontrolable para la diplomacia americana, es a partir de la filtración de documentos que detallaban las operaciones de NSA para supervisar más de 200 números telefónicos pertenecientes a 35 líderes mundiales. El memorando confidencial aportado por Snowden a Der Spiegel reveló que funcionarios de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Pentágono compartieron sus agendas para que NSA pudiera tener los números telefónicos de los líderes mundiales y con ellos poder espiarlos a través de sus sistemas y programas computacionales.

En ese contexto Angela Merkel, la primer ministro alemán acusó a los Estados Unidos de intervenir su teléfono celular y calificó el hecho como un abuso de confianza de un país amigo. Por eso, apenas ayer sábado transcendió que Merkel y la presidenta Brasileña Dilma Rousseff preparan un proyecto de resolución ante la ONU para detener las acciones de espionaje excesivo e invasión de la privacidad que según las opiniones de varios diplomáticos obtenidas por medios de comunicación internacionales, tendrá amplio respaldo de los miembros de la Asamblea General de la ONU. Así las cosas; desde las filtraciones que el soldado Bradley Manning entregó a Julian Assange para fundar Wikileaks que le costaron a Manning la cárcel y a Assange el trato de las autoridades americanas de "terrorista de alta tecnología"; Washington pensó que el impacto mediático fue grande, pero que no se habían comprometido fuentes o métodos de inteligencia. Con las filtraciones de Snowden, esa visión ha cambiado y la diplomacia americana entera se encuentra pidiendo disculpas a los líderes mundiales espiados. Primero Manning y Assange y después Snowden le mostraron al mundo que el espionaje no es asunto pasado y que al contrario ha cambiado su forma y ha adoptado las nuevas tecnologías. Pero en el fondo, este nuevo tipo de espionaje es una característica del mundo multipolar; donde ni Estados Unidos ni China ni cualquier otro país emergente tal vez puedan imponer su voluntad sobre los demás países a la fuerza. Más bien esto será a través del manejo de la información y del conocimiento previo de las acciones de política y de economía de los demás países. Precisamente por esos motivos Estados Unidos espía y además porque su plataforma tecnológica le permite hacerlo. La pregunta es: ¿también otros países realizan este tipo de espionaje? ¿Y si no lo hacen es porque no tienen las capacidades tecnológicas americanas?, ¿Qué sabemos de los pasos de China y Rusia por ejemplo?

Estados Unidos para atajar el escándalo ha dicho por medio de los asesores del presidente Obama que continuarán espiando porque la información recabada es necesaria para garantizar "nuestra seguridad y la de nuestros aliados". El problema es que en el corto plazo ha perdido la confianza de sus países amigos y la embestida diplomática emprendida es para convencerlos que el peligro es que aparezcan nuevos documentos y que estos expongan las operaciones conjuntas de espionaje de Estados Unidos en colaboración con agencias de inteligencia de otros países. Por eso la nueva ruta de la seguridad americana contendrá un equilibrio entre las necesidades nacionales de seguridad y las preocupaciones de privacidad de la gente. En ese sentido, si tomamos como parámetro las declaraciones de diversas figuras públicas y de especialistas en el tema, sobre que el espionaje es un asunto que ha coexistido con la política y con las relaciones internacionales, la NSA fue descubierta porque el gigantismo de sus operaciones no permitió tomar las precauciones necesarias lo que dificultará la diplomacia americana en el futuro. Nada extraño e incluso un signo de los tiempos en que vivimos de varias potencias mundiales que le disputan el liderazgo a Norteamérica. Por una filtración debido a todo lo que quiso abarcar, Washington echó por la borda 11 mil millones de dólares, que es el presupuesto anual de la NSA, la mayor organización de inteligencia de señales o SIGINT, como se conoce en el medio del espionaje mundial, que ahora tendrá que entrar en un proceso de reingeniería para recomponer sus métodos y estrategias y dejar atrás el escándalo. Los demás países, amigos y enemigos también tendrán que apretar los controles sobre sus sistemas de espionajes, sean estos internacionales o domésticos; el primer costo de ello será para las empresas contratistas americanas que seguramente verán cerradas las puertas de todo el mundo y estimulara la aparición de empresas locales que venderán el software a sus gobiernos. Lo cierto es que el espionaje internacional no ha desaparecido y seguramente con el apoyo de las tecnologías emergentes veremos nuevos episodios de ello por un hecho muy simple: el factor humano es crucial y la ideología determina la actuación de las personas.

* Profesor Investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas.






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