\"El espacio\", (pp 23-42), en Espacio y Política. El derecho a la ciudad, 2. Henri Lefebvre

Share Embed


Descripción

Henri Lefebvre ESPACIO EL DERECHO

'r_" , .,

,

Y

POLíTICA

A LA CIUDAD, II

s

I P$s#

*-if ''¿ i+ P A L A

Pa-

*J*,i'ou *niu'*turuHt'"

ediciones península @

tica: este libro se basa en ellas tratando de hacerle a zar niveles más altos. Disertaciones de cierto tipo (anai tico) se transforman aquí en disertaci""", á"^i;;;ü; presuntamenre superior. I"os conceptos, otrora situadts en espacios abstraüos en cuanto méntales. ," ,it,iu" áho" ra en espacios sociales y con respecto a las ,

El espacio "

no puede disociarse de lo social, y jamás lo ha sido Á¿s que en representaciones (ideológicas). En la filosofÍa clá. sica, el y el . En vez de definir la inteligibilidad (primera hipótesis), defi nir ia la realización-reifi cación de las relaciones sociales, al propio tiempo que la falsa conciencia de dichas relaciones. A la teoría del espacio mental inteligible se opone la del espacio social encepado. A la teoría del espacio inteligible y de la primacía (filosófica) del espacio se opone la primacía del tiempo.

I-a trampa que tiende ia burguesia a la clase obrera

ur'uba siendo su propia trampa: espacio enfermo o espar rr¡ de enfermedad social. En cualquier caso, en esta hilr(,tcsis, el espacio no sería una mera repr€sentación ino-

('nte, sino que nonnas y los valores de "vehicularían las lrr sociedad burguesa, y, ante todo, el valor de intercambio y l¡.r mercaderÍa, es decir, el fetichismo. En el punto límil(', ya no es exactamente la ideología que impera, sino rrr¡icamente una suerte de falsa conciencia con los dis( lrrsos que ella misma engendra. Objeciones. Esa vinculación del espacio en general y rlcl espacio urbano en particular con la producción, im¡rlica únicamente la reproducción de los medios de prorlucción de la que hace parte la fuerza de trabajo. Ahora lricn, precisamente es esta hipótesis la que conviene al r':rpitalismo del siglo xlx, al capitalismo competitivo para t¡uien el problema principal residía en reproducir mater ialmente sus medios de producción (máquinas y fuerza clc trabajo) y en permitir el consumo de los productos, es tlccir, su compra en el mercado. El sistema contractual (cl contrato de trabajo), y el sistema jurídico (el código eivil y el código penal) bastaban prácticamente para ase' ¡lurar, con la venta de la fuerza de trabajo, esa reproduc' ción de los medios de producción. Resulta evidente que r.'u estas condiciones el espacio era entonces simplemente f'uncional e instrumental. La ciudad tradicional desempeñaba, entre otras, esa función de consumo complementario de la producción. Pero la situación ha cambiado: el sistema de producción capitalista debe defenderse sobre r-rn frente mucho más amplio, más diversificado y más complejo, a saber, la reproducción de las relaciones de ¡rroducción. Esa reproducción de las relaciones de proclucción no coincide ya con la reproducción de los medios de producción; se lleva a cabo a través de lo cotidiano de las cosas, a través de los ocios y de la cultura, a través de la escuela y de la Universidad,a través de las extensiones y proliferaciones de la ciudad antigua, es decir, a través de la totalidad del espacio.

|

5J

32 Hcs 128 3

11. Cuarta hipótesis. Del espacio no se puede decir que sea un producto como cualquier otro, un objeto o una suma de objetos, una cosa o urru corecóión á" .;;r, una nercaclería o un conjunto cle mercaderías. No sc quc sea simplcnr"nt" r.,,, instrumento, ¡¡lde.decir cl rnás tmportante de todos los instrumentos, prer.rpri";;^1" el toda. producción y de todo t"i"r"áÁltb. mente vinculado con la reproducción d;;;;r;;r"*r"lde ;"i;;;;;;, (sociales) de produc.io". ü"h" Ji'otras parabras, 'u, esta teoría abarca la tercera-hipótesis, il"uurdo más adelante su análisis y modificándoli .r, .il.iu medida. para comprenderla, se debe tomar como referencia no la producción en el sentido restringido de los _es decir, el proceso de la próa,r..iárr-á"economistas tu, ;;;;;" consumo-, sino la reproducción de las relacione,n ál :; ¿" pü_ ducción. En esta u*pliu u."p.i¿", ái de la producción-implicaría., por tanto, y encerraría ".pu"io en su seno ra finalrjtad a todas ras acti-general, ia orienta.i¿í vidades dentro de Ia sociedu¿ ".*n" nf constituiríar pü€s, una especie de """.upitalista. esqlema en un "rp*i. sentido dinámico que sería común a las actividad", diue.s*";l;, trabajos divididos, a la cotidiur¡¿uJ, . iu, urtár;'; i;; espacios creados por.los arquitectos y io, dría a ser una re]ación y un susteniáculo".Uuri;ñ. V;;: de inherencias en la disociación, de inclusión Iu-""paración. vendría a ser por tanto un espacio "r, á ru v", abstractoconcreto, homogéneo- y_desarticulado, lo q"" reencontrar en la ciudad nueva, en Ia pintuiu, .;-á;ü;;; lu y la arquitectura, así como también !n el saber."r.rrltrr.u Precisemos debidamente y hagamos hincapié sobre este análisis de un espacio homogéieo y desartic'ulad;:; trata de Ia producción en el más-amplio sentido;;i; pál labra: produción de-las ,ela.ionls ,áiiur", y reproducción de determinadas relaciones. E; ;r;;-;"ntido la totalidad del espacio se convierte en el lugur-a" esa reproducción, incluido el espacio urbano, lo. ¿" mr;;;: cios denominados educativos, loi ".!*io, ".iár, A" lu cotiAia"iáa¿, é". Esa reproducción se realiza a través áL esquema rela_ tivo a la sociedad existente que tiene como "" característica

¡'.r'rc'iárl la de ser unida-desunida, disociada v, nantenicnrl, unzl unidad, la de la fuerza dentro de ia fragmental,rr irirr. Ese espacio homogéneo-quebrado, no es t¿n sólo r lr':.¡.racio global de la ordcnación o el espacio parcelario llrlcllritecto y clc los promotores, sino que es tarnbién '1, r I t's¡racio cle las obras de arte, por ejemplo ei del mobla-

r, y del design. Es el esteticismo el que unifica los frag,r('rtos funcionales de un espacio dislocado, realizando de {",1:r suerte sus caracteres homogéneos y quebrados. Ese espacio homogéneo y, sin embargo, dislocado, trorlrdo y, sin embargo, ordenado, desarticulado y, no obsl.ultc,- sujetado, es el espacio en donde el centro se petrilrt ir al propio tiempo que estalla, por ejemplo en los cenIros comerciales, Iugares donde lo monofuncional sisue ,rrr¡rerando pero con un decorado y un esteticismo no firn( r()nales, con simulacros de fiestas y una simulación de lo lrrrlico. Es eI espacio en el que la conexión constreñidora ,,,' lleva a cabo merced a intercambiadores entre las paftes ,lislocadas: el espacio a la vez informe y duramente constrcñidor de las periferias y de los arrabales, donde el Irrrrraquismo, los bidonvilles, Ios barrios de emergencia t ompletan los suburbios residenciales; donde reinan norlrlas que imponen determinados modus vivendi, en tanto (tue se dedica al espacio toda clase de discursos, de inter¡rretaciones, de ideologías y de valores uculturales>, artíslicos, etc. Los lugares de esparcimiento, así como también las nLlevas urbes, están disociados de la producción hasta que lr,rs espacios de esparcimiento aparezcan desligados del trabajo y .,libresn, cuando, de hecho, están vinculados a los sectores del trabajo dentro del consumo organizado, tlentro del consumo estipulado. Esos espacios separados tle la producción, como si en ellos se pudiese olvidar el trabajo productivo, son los lugares de recuperación. Esos lugares a los que todo el mundo se esfuerza en proporcionar un aspecto festivo y de libertad, que se adornan con signos que no tienen a la producción y al trabajo como símbolos significativos, esos lugares, precisamente, es¿án estrechamente relacionados con el trabajo producr

34 35

tivo. Se trata de un ejemplo tÍpico clel espacio a la veu dislocado- y unificado.- Son pr."ir"*"rrte iugares ¿urrJe se reproducen las relaciones de producri¿nl lo q"" oo excluye sino incluye Ia reproclucciln pura y simple cle la fuerza de trabajo. Todr¡ .sto ," p""d" leer cn .;r; ;p;: cios, aun cuando con dificultadj pues el texto V texto están emborronados (como un borrador). to "f "á". que se lee con dificultad se puede concebir claramente si'se parte del concepto del espacio, por una parte desarticula. do y desunidg, y, por otra, organizado y unido nuevamente por el poder. A este espacio, cuyas opropiedades> se sitúan en la articulación de la forma y del contenido, correrpo"á" * Ji.empo que posee idénticas .,propiedaáeso. Ei ü";;;, bien supremo, mercadería supie-u, ," vende y ," .á*p.ra: tiempo para el trabajo, tiempo para el consumo, tiempo para el ocio, tiempo para ciriular, etc. Dicho iie# po se organiza en función del trabajo productivo y de la reproducción de las relaciones de práducción dentrt de la cotidianidad. El tiempo nperdidol no lo es para toao mundo, pues cuesta muy caro. El supuesto utiempo libreo "i es únicamente tiempo incomplero y mantenido iomo tal en la coyuntura general. poi lo q,r" ," refiere ;i;;p" perdido inexorableme_nte, en transportes y formalidadls, "l ya qué de forma está rigado dé manera disro-sabemos cada al tiempo dedicado al trabaio. - El tiempo homogén_eo en tanto que tiempo manipula_ do, organizado en estadísticas bien definidas^er, tiempo, dislocado, incomplexo, tiempo de trabajo, "i;;;; ti""ip; denominado libre, tiempó perdido iin p.ou".hó,'etc. Para- comprender ese esquema del- tiempo y d"l pacio, debe uno remitirse al capítulo po.o corrocido "r_ de Marx que se halla al final de su obra-El Capital, y que tiene por título: ..La fórmula trinitaria>. En ese .ó*pfi_cado capÍtulo, Marx explica la sociedad b.rrgrr"ru, u lu_ ber, la conjunción-disyunción de sus elementJs. necordemos rápidamente los térmlnos del análisis; existen, den_ tro de la sociedad en funciones, es decir, dentro de Iá producción y la reproducción de las relaciones:

l. El capital y el beneficio del patrono, es decir, de l.r lrurguesía. 2. La propiedad del suelo con las múltiples rentas {¡ue proporcionan el subsuelo, el agua, el terreno edificark¡, etc.

3. El trabajo con el salario correspondiente que va ir parar a manos de la clase obrera. Esos tres elementos unidos en la sociedad en funciorrcs están representados como separados, y su separación ticne un sentido objetivo puesto que cada grupo parece rccibir una parte determinada de la global de la sociedad. Existe, pues, apariencia enajenada de las relat iones sociales, apariencia que desempeña un papel urealn. lis el espejismo de la separación en el seno de una unidad, la de la dominación, del poder económico y político de la burguesÍa. La separación es, a la par, falsa y verdadera. Los elernentos que figuran separados tienen tendencia en asernejarse a fuentes distintas de la riqueza y de la producr:ión cuando, de hecho, es únicamente debido a su acción r.:omún que se produce dicha riqueza. En tanto que fuentcs distintas de la riqueza social, parecen recibir la parte qtre les corresponde de la (rentaD nacional, lo que disirnula el hecho de que la riqueza social coincide con la plusvalía global. Ese capítulo decisivo de EI Capital puede cncontrarse en el libro III, sección 7, capítulo 48. En esta hipótesis, la ideología coincide con la prácti ca: la separación que reina en el seno de la sociedad burguesa. La ideología consiste en aceptar la disociación y en considerarla como real. Se abandona entonces la idea cle unidad concreta que constituye la sociedad burguesa, y se acepta el espejismo que ésta le sustituye (a la plus. valía global, la teoría de la renta nacional y de sus diversas fuentes). Una vez que se ha admitido el esquema unido-desunido ctrue caracteriza la práctica de la sociedad burguesa, se puede aseverar no importa qué cosa. ¿La ideología? Es mera palabrería que se aparta por completo de los otemaso. Nuestra hipótesis sobre el espacio unido-desunido se

36 37

relaciona, pues, directamente con el esquema tripartito utilitario de la sociedad capitalista según Marx. Esta hi. pótesis se sitúa entre aquélla de la falsa conciencia que excluye la ideología, y aquélla de la ideologÍa que im. plica interpenetración de lo verdadero y de lo falso, y que excluye la falsa conciencia. Hay, pues, una praxis: las separaciones sostenidas, mantenidas, por tanto representadas a través de la acción que mantiene hasta en su disociación los elementos de la sociedad. Esa acción es precisamente el esquema del espacio, esquema generador ligado a una praxis, a una realidad y a una verdad dentro de los límites de esa sociedad. Dicho esquema es, por tanto, ideología ligada a un cierto conocimiento dentro de los límites de una práctica social. Dicha representación es, a la vez, aparente, puesto que los elementos que disocia están ligados entre sí, y real, puesto que los elementos que mantiene están disociados. Da lugar a discursos más o menos aberrantes cuya relación con el conocimiento o el error varía según si se toma como referencia la praxis burguesa (separación y disociación) o cualquier otra praxis admisible. El espacio arquitectónico y urbanístico, en su condición de espacio, ofrece esa doble faceta: desarticulado e, incluso, desmenuzado bajo la coherencia ficticia de la mirada, espacio de constreñimientos y de normas dispersas. Posee ese carácter paradógico que tratamos de definir aquí: unido y desunido. Es de esta manera que a la vez se ve dominado (por la técnica) y no es apropiado (para su utilización). El espacio es inmediato y mediato, es decir, que pertenece a un cierto orden cercano, el orden de la adyacencia, y a un orden más alejado, la sociedad, el Estado. El orden cercano y el ordcn más aleiado no tienen más que una coherencia aparente que no impide para nada la desarticulación. Este cspacio depende de interc'scs clivergentes y de grupos diversos los cuales, sin embargo, hallan una cierta afinidad común dentro del Estado. Depende de una oferta y de una demanda quc pueden no conservar rclación alguna entre ellas y que, no obstante, tienen un mismo de38

r,,rrrinador común bajo el influjo de tal o cual interés. I'r¡r'lo que se refiere a la división del trabajo entre aquellos que intervienen en el espacio, a saber, el arquitecto, r'l ¡rromotor, el urbanista, el contratista, etc., esa división ,1,'l trabajo lleva a cabo esa mezcla de unificación cons' trcirida y de desarticulación que tratamos de analizat. Sc podría bien demostrar que el espacio de la pintu,., y de la escultura es precisamente ese espacio desgarrarl,r. troceado y, sin embargo, determinado globalmente.

12. Hagamos nuevamente hincapié en el hecho

de

la totalidad del espacio se convierte en el lugar de la rr'¡rroducción de las relaciones de producción. En tiempos pasados, tanto el aire como el agua, la luz r orrro €l calor, eran, directa o indirectamente, atributos ,lt' la naturaleza. Esos valores de utilización han entrado .r l'ormar parte de los valores de intercambio; su utiliza' t irin y su valor de utilización, junto con los placeres nat,,ralés vinculados a la utilización, se van difuminando; ;il propio tiempo que se compran y se venden, se van ha, icndo cada véz más escasos. La naturaleza igaal que el ('spacio, junto con el espacio, se ve a veces destrozada, lragmentada, vendida bajo forma de fragmentos y ocupa.lrr globalmente. Se ve aniquilada como tal y reorganiza,la iiguiendo las exigencias de la sociedad neocapitalista' l,as éxigencias de la reconducción de las relaciones sot iales envuelven de esta guisa la venalidad generalizada .lc la propia naturaleza' La escasez de espacios libres en l,,s zonal industrializadas y urbanizadas ofrece, por dernás, un fuerte contraste con el vacío de los espacios aún rro ocupados, los desiertos terrestres y los espacios,inter¡rlanetarios; por consiguiente, el alto precio alcanzado por i,-,s espacios ocupados y la escasez, cada día mayor, de los cspacios aún por ocupar, constituye un fenómeno ree:iente cuyas consecuencias son cada vez más graves. Dicho espacio, al ser lugar y ámbito de la práctica social en el seno de la sociedad neocapitalista (es decir, cle la reproducción de las relaciones de producciór-r), marca netamente los límites de dicha sociedad. ,¡rrc,

39

,;ixr"ti..

*'ti*;ru;,

,,,.,.,

.

t tj:if .{ i.

';:;

s8B0$9 Por mucho que los dirigentes políticos, cuya táctica expresa hoy en día las alianzas y compromisos entre el ejército y la tecnocracia, alerten la opinión, formen comisiones y comités de estudios, creen administraciones y ministerios; por mucho que susciten proposiciones; ya pueden movilizarse los expertos, movilizar a los sabios, plantear los problemas del medio ambiente y de la contaminación; ya pueden buscar conscientemente o no a desplazar en esa dirección tanto los objetivos como las luchas políticas; ya pueden presentarlos como siendo simples etapas para alcanzar una realidad de mayor categoría, con el concurso de las ciencias humanas o sin su concurso. Ya pueden pretender que los problemas urbanos, desde ahora mismo, son asunto de todos, o, al contrario, que es a los técnicos y a los tecnócratas a quienes pertenece resolverlos. Hay que comprender que esa sociedad no puede salirse de su espacio, que no puede rebasarlo, aun suponiendo que tal o cual lo proponga. Esta sociedad no puede más que tender hacia la sistematización de ese espacio, es decir, hacia una lógica que jamás puede llevar hasta sus últimos extremos. Se habla de .,producción del espacioo. Esta expresión marca un paso hacia delante en la reflexión arquitectónica y urbanística, rebasando esos sectores y haciendo recaer su peso sobre el conjunto de la sociedad. Significa que no se considera el espacio como un dato a priori, bien sea del pensamiento (Kant), bien sea del mundo (positivismo). Se ve en el espacio el despliegue de una actividad social. Se establece, pues, un distingo entre el espacio social y el espacio geométrico, es decir, mental. A pesar de todo, la expresión no deja de ser ambigua. En efecto, toda socieclad produce (su> espacio o, si se prefiere, toda sociedad produce (un> espacio. ¿Qué ha surgido de nuevo en la sociedad en la que la mantenencia de las relaciones de producción se torna determinante, en la que, sin embargo, las técnicas y las fuerzas productoras han alcanzado un nivel desconcertante? iQué significa la palabra "producir"? ¿Acaso significa ((cosas)), objetos, mercaderías? Hablando en términos marxistas, ¿acaso ese espacio sería 40

la sociedad denominada industrial la (( irpitalista o no) tal como lo sugiere la hipótesis de represen' l¡rlia conciencia? ¿Acaso sería únicamente una t:¡c:ión más cercana que las demás de la práctica? y ese Será por tanto nácesario precisar esos términos ,,,rrcepto: Ia producción del espacio' r¡na superestructura de

Espacio y lógica. Semejante ambigüedad vuelve lógica (plan.r hacer acto de presJn.ia. ¿Dónde se sitúa 1a día- un soren r,,oáa, supuestal impuesta)? Existe loy de lógica. (mal elucidada) ;;,;;H"i;u"rá ¿"'ta noción la "lógica describe i 1,, lu.go de no pocos discursos, se (la epis-temología), ,i"i ,". üvienten, La ulógica del satero 1,,-.lági"u de la ,.rp"tiiu"tt"ia', h "lógica del urbanisf" "i¿gica de lá mercaderíau, la "lógica del Estado" "t"", conel del t'tcétera. Ese abuso fresenta puntos de analogía que impiilógica la sistema (o las sisteiratizacio-nes con o ideológico político' o r:an). ¿Acaso ese abuso es social inconsciencia? la o t*plicado en el discurso ;;;;ril, ' --iÁ"uÁ" tendría el espacio su lógica? Ora el espacio ,f"p!"á" á" ,rrru lógica freexistente, superior yelabsoluta' sistema rruasi teológica; orá es ia lógica personificada' coherencia' la permite cle la"coherencia; ora' finalmente, estrate,,.tto.iru"¿o la lógica de la acción (praxeología o el essobre tesis diferentes gia). Se encuentr;n aquí las i"ái", ort tomado como modelo, ora como instrumento' .rru .o-o mediación. Proposiciones. Al no tenct' el cspacio u1a tOS.i¡1 i1la metodolot"rrru y propia, remite a la lógica formal y a, diversas y actividades las a n"i"t"l. El espacio común "iu impuesto de la sociedad burgueñ;"Ñ;;, socie"t'*utco "tt espacio es un esquema del qrte se sirve esa iu, de fin el con sistema' "r" en clad para intentar ;;nstituirse sr¡s la cohcrencia' ¿En qué forma? Camuflandofonesc "i.á"?ut contradiccio""., irr.lrridJs las-del propio espacio, La e¡desunido' unido pulverizado, v ;;;ü ";, global v de trategia de clases tiata de asegurar la repr-oducción esa través de la totalidad del Ias relacior-r", "="''t"iules existe espacio absoluto' bien no hifátesis,

13.

ñi-^n" "t,a

4l

sea vacío, bien sea lleno, si no es para pensamiento filosófico-marem¿it¡ge. nl'erpalio-Lirrtul el y social es un espacio especÍfico, por tanto cualificado, incluso si no se percata uno de ello. Se trata de una modalidad d;l; ;;_ ducción en una sociedad ¿eter-lrruaa en cuyo seno se manifiestan tanto contradicciones conflictos. "á-o ,E*it1:1, pues, contradiccionei áLl ri disimula y camufla. En dicha sociedad, "rpoiio,-i.rii,r.o .,real, lo :: li. se encuentra al fi¡¿l y no al principio. A este título, engloba lo s-e deja integru. lá, procesos integrado_ .91re res. Engloba Io qi¡s ." d'"¡u "á-o reducir, incluido l. il;;l;;rio. Esta sociedad no obedece u .r.ru lógica; repitámoslo una vez más: tiende hacia ella. Esta sócieáad n" ,;;;.. :"ryl Y" sistema; se esfuerza en sérlo, aunando el cons-

treñimiento y la utiiización de lur-i"pr.r"ntaciones. Las contradiccione-s aA ,on producto de su. forma racional tal como"spaiiálo ," á"rpr""de en las mate_ máticas; son producto del contenidá práctico y social y, más específicamente, del contenido capitalista. Efectiva_ -.J, mente, ese espacio- de- la,sociedad capitalirtu pr"t""J" racional, cuando, de hecho, la prírri"u,está lizado, desmigajado, vendido "npor'pur."tas. Asícomercia_ a la-vez es global y pulveriza¿". pár"." lógico es como y está absurdamente recorúd;. Esas contrádicciones saltan a la vista en el plano institucional. En este plano, se percata y.o. de que Ia burguesía, clase dominante, dispone de un poder sobre-el ;;^;;i-", lugar, a través {ob-le de 13.nloqiedad privada "ríu"i"; d"l ;";1.:;r" ," extiende a la totalidad del-espacio, excepción hecha de los derechos de las colectividades Ert"¿.,-v,-^Jn ,"g.rndo lugar, a .y,dgl través_

de_ la globu¡a_ua, u ,ub".,'á Ia es_ trategia, Ia acción del Estado própi"mente "oro.irrriento, dicho. Existen conflictos inevitables entre esos do, a.pe"tos, y especial_ entre el esFacio abstracto (concebido Ttlt: ;'.;";ó;;i, global y estratégico) y el espaci,o i"l"áiuto, p".;itii", ;i: vido, desmigajado y-vendiáo. E" pr^"r' i"rtii".irir"i, esas contradicciongs se hacen patentis "i entre los planos generales de -orden¿sión y los proy".to, parciales de los negociantes de esp¿sis.

42

Reflexiones . sobre la política del esPacio

l(esulta ahora posible echar una mirada retrospectiva ',,,lrle lo que ha siáo dicho y hecho en el transcurso de la rrllima década. Esa mirada retrospectiva permite estal,lt'cer un balance. Por otra parte, hoy en día, en los albo¡,'s de 1970, algo se está fraguando en las altas esferas : rrrr cambio de perspectiva, cambio más o menos real que ,lcbemos tratar de comprender y de aquilatar"' Hasta lr:rce muy poco tiempo imperaba, en materia urbanística, ,'rra teoiía, o más bien una ideología que jamás había ,¡rrcdado completamente expresada. Dicha ideología, sepro¡irin mi punto de vista, podía compendiarse en tres uosiciones:

1. Existe una acción coherente denominada urbanis,¡ro a veces empírica, a menudo aplicando los conceptos ,, los resultados de una ciencia determinada (demografía, ('eonomía política, geografía, etc'), ora teniendo en cuenta rcsultados- y datos interdisciplinarios, pero acercándose rnediante eios diversos procedimientos a una práctica t ientífica y técnica a sernejanza de tal ciencia ya constitui rla, por ejemplo la economía política' t. Eiiste por parte de los urbanistas o de algunos ile ellos, una reflexión metódica sobre esa práctica,,reflexión de orden teórico que apunta implícita o explícitarnente a la constitución de una epistemología, es decir, cle una región del saber que contiene núcleos de saber lclquirido, en resumidas cuentas, lo que designa el térrnino de epistemología. 3. Esta reflexión capaz de elevar hasta el lenguaje *

Conferencia pronunciada en el Instituto de Urbanismo de 1' noPar"ís, el 13 de enero de 1970. 'Espaces et Sociétésn, núm'

viembre de

1970.

,'ii., i{ r:r

¡1

43

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.