El Epiclásico en El Marqués, Querétaro. Un grano de arena

August 10, 2017 | Autor: I. Hinojosa Baliño | Categoría: Survey Research, Arqueología, History of Queretaro, Sistemas de Información Geografica, Queretaro
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Descripción

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ÍNDICE Presentación Diego Prieto Hernández

9

El Centro Norte de México en el contexto mesoamericano. Introducción Carlos Viramontes Anzures

13

Ana María Crespo Oviedo (1938 – 2004). In memoriam María Rosa Avilez y Véronique Darras

25

Ana María Crespo: una pasión por la arqueología del Centro Norte Carlos Castañeda López, Luz Maria Flores Morales, Juan Carlos Saint-Charles Zetina, Carlos Viramontes Anzures

39

El Epiclásico en El Marqués, Querétaro. Un grano de arena Fiorella Fenoglio Limón, Enah Fonseca Ibarra e Israel Hinojosa Baliño

57

Asentamientos prehispánicos en El Colorado, Querétaro Juan Carlos Saint-Charles Zetina

77

El aprovechamiento del espacio dentro de la Sierra Gorda en la época prehispánica Elizabeth Mejía Pérez Campos y Alberto Herrera Muñoz

109

Observaciones astronómicas en el Centro Norte de México. Los casos de El Cerrito, Querétaro, y Cañada de La Virgen, San Miguel de Allende, Guanajuato Francisco Salvador Granados Saucedo

137

El patrón de asentamiento en el valle de Acámbaro, Guanajuato, durante la fase Chupícuaro Reciente (400-100 a.c.): metodología y primeras interpretaciones. Brigitte Faugère y Véronique Darras

177

Arqueología e identidad en Cañada de la Virgen, Guanajuato Gabriela Zepeda García Moreno y Dehmian Barrales Rodríguez

215

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Vasija antropomorfa localizada en Ocampo, Guanajuato Carlos Alberto Torreblanca Padilla y Luis Cristóbal Colón Lujan

239

Tiempo cíclico y deidades agrarias en Plazuelas, Guanajuato María Elena Aramoni Burguete

265

Paisaje y expresión rupestre en La Sobrepiedra, un sitio arqueológico del Nororiente de Guanajuato Carlos Viramontes Anzures y Luz María Flores Morales

303

¿Fuera o dentro de Mesoamérica? Sociedades y territorialidad en el Centro Norte de México durante el siglo XVI M. Nicolás Caretta y Antonio Motilla

335

Danza, canto y peyote. El mitote entre los cazadores recolectores del Noreste de México Leticia González Arratia

349

369 Los huicholes en la Gran Chichimeca. Especulaciones en torno a las relaciones entre huicholes y guachichiles Enriqueta M. Olguín 389 La conquista y colonización de Querétaro a través de la toponimia María Elena Villegas, Rosa Brambila Paz y Beatriz Cervantes 409 Territorios etéreos. El papel de los antepasados en la construcción del paisaje sagrado entre los chichimeca otomíes del semidesierto queretano Mirza Mendoza Rico y Alejandro Vázquez Estrada 431 Dioses, cruces y xitaces. La peregrinación de los otomíes del semidesierto queretano hacia el cerro Zamorano Imelda Aguirre Mendoza

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EL EPICLÁSICO EN EL MARQUÉS, QUERÉTARO: UN GRANO DE ARENA Fiorella Fenoglio Limón* Enah Fonseca Ibarra** Israel Hinojosa Baliño*** Introducción Como escenario del pasado prehispánico, el territorio del valle queretano fue testigo de diversas fluctuaciones poblacionales. Los investigadores parecen coincidir en que los habitantes agricultores de la región poblaron y despoblaron estas tierras desde el 350/500 a.C. hasta 1520 d.C. y que estos vaivenes se correlacionaron con diferentes momentos culturales en Mesoamérica. Así, el territorio queretano se vio impregnado con la influencia de grupos relacionados con Chupícuaro y el Altiplano Central, con Teotihuacan y Tula. Sin embargo, todo parece indicar -por el considerable aumento en la cantidad de sitios y la reocupación de una vasta parte del territorio- que la época de mayor expansión poblacional fue el Epiclásico1. Para nosotros, algunos de los asentamientos dentro del municipio de El Marqués podrían ser un ejemplo de ello. *Investigadora del Centro INAH Querétaro. **Investigadora del Proyecto Estrategias para la Protección del Patrimonio Arqueológico en el Estado de Querétaro, Centro INAH Querétaro. ***Investigdor del Proyecto Estrategias para la Protección del Patrimonio Arqueológico en el Estado de Querétaro, Centro INAH Querétaro y del Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica y Percepción Remota, CIESAS. 1 Castañeda, Carlos, Beatriz Cervantes, Ana María Crespo, y Luz María Flores. “Poblamiento prehispánico en el centro-norte de la frontera mesoamericana”, Boletín Oficial del INAH, núm. 28, octubre-diciembre, INAH, México, 1989, pp. 34-43; Viramontes, Carlos, Juan Carlos Saint-Charles, Elizabeth Mejía, y Alberto Herrera. “La Arqueología en Querétaro. El reto ante un nuevo milenio”, Cinco Miradas. Memoria. Primer Encuentro de Estudios Queretanos. Balance y Perspectivas, Gobierno del Estado de Querétaro, Gobierno Municipal, INAH, México, 2006, pp. 131-159.

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Después de dos temporadas de campo del proyecto “Estrategias para la Protección del Patrimonio Arqueológico en el Estado de Querétaro” se ha reconocido el 97.14% de los sitios y concentraciones registradas por la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos (DRPMZA), el Proyecto Atlas Arqueológico Nacional, el Programa INAH-Procede en el estado de Querétaro y por los investigadores del Centro INAH Querétaro para el Municipio de El Marqués. El proyecto inició con 60 sitios registrados. Como resultado de la recopilación de la información documental y gráfica de los vestigios arqueológicos, así como de la verificación en campo, la cantidad de sitios conocidos aumentó a 70. La primera temporada de campo estuvo enfocada a la verificación de información de los sitios con estructuras y a algunas de las concentraciones de material. La segunda, se centró en recorrer el resto de las concentraciones, cuevas y abrigos rocosos. Este reconocimiento nos permitió no sólo contar con información actualizada de los sitios del municipio en cuestión, sino distinguir algunas tendencias en los asentamientos, identificar patrones culturales arquitectónicos y cerámicos, y reconocer las principales causas de destrucción y deterioro –pasadas y futuras- del patrimonio cultural arqueológico de la zona de estudio. El presente ensayo tiene como objetivo mostrar, brevemente, las primeras conclusiones sobre las características generales de los sitios arqueológicos y la probable inserción dentro de un tiempo específico mesoamericano de dichos vestigios culturales, huella ineludible de los habitantes prehispánicos del centro-norte de México. Localización Ubicado en la porción oeste del estado de Querétaro (Fig. 1), con fronteras que colindan con el estado de Guanajuato y los municipios queretanos de Colón, Huimilpan, Pedro Escobedo y Santiago de Querétaro, el Municipio de El Marqués pertenece a la región climática seca y semi-seca del centro y cuenta con 70 sitios y concentraciones de  Fenoglio Limón, Fiorella. Estrategias para la Protección del Patrimonio Arqueológico en el Estado de Querétaro, Informe Parcial, Segunda Temporada, pp. 120, 2007 y Fiorella Fenoglio Limón, Estrategias para la Protección del Patrimonio Arqueológico en el Estado de Querétaro, Informe Parcial Primera Temporada, 2006, pp. 159.  Francisco Muñoz, División Municipal de Querétaro, Julio, Gobierno del Estado de Querétaro, México, 2001.

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material dentro de sus inmediaciones (Fig. 2). Por la disposición de los límites establecidos para el municipio, geográficamente pertenece a dos zonas: la mayor parte corresponde al Valle de San Juan –sección central y franja oeste-, mientras que la franja este se inserta en las estribaciones del cerro El Zamorano y la denominada Mesa del Centro. Para facilitar la descripción de su ubicación, decidimos agrupar los sitios y concentraciones en seis áreas generales tomando en cuenta su proximidad y características (Fig. 3). La primera se localiza dentro de la zona conocida como La Machorra por estar dentro y en las proximidades de los terrenos de la ex hacienda del mismo nombre. La Machorra es una de las principales zonas por que, además de ubicarse dentro de las áreas aledañas a los principales complejos industriales, de ser aquélla donde se proyecta la construcción del Parque Tecnológico -que incluye la Universidad Politécnica y el Hospital de Especialidades- y de contar con cerca de 7 sitios, presenta similitudes con El Colorado, sitio arqueológico correspondiente al Epiclásico con mayor información

Fig. 1. Mapa de localización del Municipio de El Marqués.

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hasta el momento. Por lo tanto, proponemos denominar a toda el área como complejo La Machorra-El Colorado, el cual abarcaría, de norte a sur, desde Las Projitas hasta el poblado Los Cues, y, de oeste a este, de San Isidro Miranda hasta las orillas del poblado El Colorado, agrupando un total de 22 sitios. Nombramos Calamanda a la segunda área, pues se localiza en las inmediaciones del poblado del mismo nombre. Su importancia radica en la alta agrupación de concentraciones de material cerámico (alrededor de 18) y a su asociación con un probable sitio con estructuras. La tercera zona, denominada Yacimientos, abarca desde los poblados de Navajas y Amazcala hasta las faldas de los cerros La Caja y Cerro Blanco. Su asociación responde a que se trata de 7 sitios identificados como yacimientos de obsidiana y/o a concentraciones con alta densidad de material lítico. Además, dentro de este complejo se ubica un sitio con estructuras sumamente importante por ser de las pocos que rompen con el patrón arquitectónico característico de la región de los valles. La cuarta área está ubicada sobre el Cerro Grande o Mesa el Calvario dentro de la cual se confinan 4 sitios. Finalmente, la última zona, Vicente Ferrer, agrupa únicamente dos sitios que parecen ser uno mismo y cuenta con una propuesta específica de la Secretaría de Desarrollo Sustentable para transformarla en Área Natural Protegida. Además de las áreas antes mencionadas, contamos con una más Peña Colorada, que contiene 6 sitios; sin embargo, ésta ya no queda incluida dentro de nuestro estudio puesto que ninguno de los sitios pertenece al municipio de El Marques y, por lo tanto, no cuentan con descripción dentro de los Planes de Desarrollo. De igual modo, 12 de los 70 sitios no cuentan con área de agrupación puesto que se localizan dispersos sobre el terreno. 

Los 22 sitios dentro del complejo abarcan 21 sitios localizados por el Proyecto de Investigación, más el sitio El Colorado estudiado por Juan Carlos Saint-Charles; sin embargo, este último cuenta con cerca de 10 sitios más que Saint-Charles agrupó en un solo sitio: El Colorado.  El probable sitio con estructuras se detectó a través de fotointerpretación. En la fotografía aérea de 1996 aparece una acumulación irregular de vegetación que podría corresponder a montículos prehispánicos; sin embargo, en las fotografías actuales sólo se percibe un manchón, huella del sitio actualmente arrasado por el arado.  Originalmente, y según la base de datos de la DRPMZA los 6 sitios estaban registrados dentro del Municipio de El Marques. Sin embargo, después de verificar la información en campo y correlacionarla con los Planes de Desarrollo, descubrimos que no pertenecen a éste. 60

Fig. 2. Mapa de localización de sitios arqueológicos dentro de los límites de los Planes de Desarrollo

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Fig. 3. Mapa de ubicación de sitios arqueológicos por área.

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Descripción Del total de sitios verificados, podemos establecer que existen algunas constantes arquitectónicas en los sitios con estructuras de El Marqués. En términos generales, son asentamientos complejos constituidos por un patio central delimitado en los extremos cardinales por montículos o plataformas; algunos alargados que dan la impresión de formar montículos en forma de L. Esta tendencia se encuentra, principalmente, en aquellos sitios que cuentan con más de un complejo arquitectónico en su composición. Hay sitios cuya constitución es más sencilla al presentarse únicamente tres o cuatro estructuras o plataformas que delinean un patio sin límites establecidos y aquellos sitios conformados por cuatro estructuras en cada lado que forman un patio central hundido. Consideramos pertinente detallar la información de los sitios que presentan dichos atributos para delinear las características que proponemos como representativas de los sitios del área de estudio y que podrían conformar una constante arquitectónica para la región durante un tiempo específico: el Epiclásico. Así, los sitios que trataremos son El Coime V, representante de los sitios con más de un complejo arquitectónico, y El Carmen II, indicador del conjunto de sitios con arquitectura sencilla. El Coime V se localiza a 500 m de la carretera de San Miguel de Allende a México, al sur del poblado Jesús María. Es un sitio que alcanza los 0.018325 km2 de acuerdo con la poligonal propuesta. El uso actual del suelo, dentro de la poligonal asignada, es de agostadero, el extremo oeste se ha empleado como basurero, pero los alrededores se aprovechan, principalmente, para agricultura de temporal. El sitio está conformado por dos conjuntos arquitectónicos contiguos; el primero consta de cuatro estructuras con una plaza central y la continuación de dos estructuras que dan origen a una segunda plaza, ésta edificada sobre una plataforma más alta que denominamos Segundo Conjunto (Fig. 4). La plaza que llamaremos principal, porque contiene los montículos de mayores dimensiones y tiene adosado el segundo conjunto, presenta estructuras de tierra compacta y piedra. El montículo norte ha perdido 

Dimensiones de las estructuras Conjunto 1: norte 40 x 23 x 2 m, este 22 x 13 x1 m, oeste 32 ancho x 0.80 m de alto, sur 15 m de ancho. Conjunto 2: norte 15 x 11 m, oeste 30 x 10 m.

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Fig. 4 Croquis del sitio arqueológico El Coime V.

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gran parte de su constitución debido a un antiguo pozo de saqueo de 20 m de diámetro que lo atraviesa hasta el desplante. Al Oriente presenta un montículo rectangular separado de la estructura sur por un pequeño pasillo. La estructura sur se extiende hasta el siguiente conjunto alcanzando 85 m de largo y 1.7 m de alto por lo que es la estructura más larga del conjunto; lamentablemente, un camino actual pasa sobre la estructura y ha desvanecido sus límites. El montículo oeste del primer conjunto parece el inicio de la siguiente plataforma que se extiende por 44 m hacia el Oeste y concentra dos estructuras más, aparte de la sur ya mencionada. La segunda plaza contiene estructuras de 0.60 m de alto de las cuales la oeste se adosa a la estructura sur generando una gran estructura en forma de L. Es importante aclarar que entre la estructura norte y la plataforma oeste se crea un pequeño pasillo de 5 m que podría ser el acceso principal al sitio. Los materiales localizados en el sitio son fragmentos de tepalcates monocromos en café y decorados con pintura formando grecas, volutas y círculos rojo/café y rojo/crema, tiestos de color café y naranja decorados con la técnica de esgrafiado e inciso (Fig. 5), además de navajillas prismáticas y lascas de desecho de obsidiana gris.

Fig. 5. Cerámica monocroma y decorada.

El Carmen II es un sitio con estructuras localizado al sur de la autopista 57 y al noreste de San Isidro Miranda, 200 m al sur de un tendido eléctrico doble, en medio de parcelas de cultivo de temporal. Según la poligonal propuesta, el sitio abarca un área de 0.060404 km2, aproximadamente.

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Cuenta con un petrograbado asociado a un manantial hoy seco. El sitio (Fig. 6) consiste en un patio cerrado con una plataforma adosada en el extremo sur y tres montículos de diferentes dimensiones. El montículo Oeste se une con el norte formando lo que parece una sola estructura en forma de L invertida. Probablemente, éstas se unían con la del lado este, -la estructura de mayores dimensiones-, que desafortunadamente, fue cortada por una brecha que dejó al descubierto el núcleo constitutivo de la misma. Esta estructura presenta un antiguo pozo de saqueo en su interior. La brecha que rompe con la estructura Este mide 7 m en su parte más ancha y atraviesa también la plataforma adosada al patio que mide 24 x 20 x 1.01 m, y que continúa del otro lado de la brecha hacia el Este hasta donde comienzan las parcelas de cultivo que nuevamente la cortan. A 15 m al sur de la esquina suroeste de la plataforma adosada se localizó una quinta estructura de la que hoy sólo podemos mencionar su diámetro (10 m) y su altura (0.40 m) puesto que ha perdido su forma original por la acción del arado y por haber sido desmontada para utilizar las piedras que la constituían en la edificación de una casa cercana. En el patio cerrado y en las parcelas que rodean las estructuras localizamos tepalcates monocromos en rojo, café claro y café claro pulidos; café oscuro, negro y crema, alisados y fragmentos de pipa café claro pulido. Con respecto al material cerámico decorado (Fig. 7, 8, 9 y 10) podemos mencionar la presencia de cuerpos de ollas y cajetes rojo/café con líneas delgadas y bandas en el interior (algunas formando cruces), rojo/café claro con dos bandas y una línea intermedia y rojo/ café claro decorados con líneas inclinadas, círculos, triángulos y otros con una banda seguida de una línea y cuadros contiguos. También encontramos tiestos en color rojo y café claro; y rojo y naranja/crema con una banda roja, una línea delgada en crema y un triángulo naranja; otros con círculos concéntricos. El resto de los fragmentos presentan decoración ya sea incisa, esgrafiada o excavada de figuras geométricas de diversa índole. Las ollas tienen decoración rojo/bayo o crema con líneas rectas y ondulantes, decoración al interior de bandas sobre el borde y líneas horizontales y verticales en el cuerpo. Los cajetes presentan decoración con líneas en el exterior, tanto en el interior como en el exterior pueden llevar una banda en el borde y líneas verticales en el 

Dimensiones de las estructuras: oeste 23 x 10 x 0.63 m, norte 30 x 60 x 0.66 m, este 17 x 11 x 1.02.

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Fig. 6. Croquis del sitio arqueológico el Carmen II.

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cuerpo. También se registraron fragmentos monocromos con una banda de pastillaje en el cuerpo, la banda decorada con incisiones verticales. Otros fragmentos presentan la banda de pastillaje con incisiones, pero además tienen líneas delgadas entrecruzadas rojo/café pintadas en el interior. Encontramos tiestos con perforaciones circulares, con una banda de pastillaje en el cuerpo e incisiones de popotillo y pintura rojo/ café en el interior, otros son fragmentos probablemente de soportes o de mangos de sahumador rojo. El material lítico se encontró en menor cantidad en comparación con el cerámico; sin embargo, no sólo había desechos de talla sino también navajillas prismáticas, un fragmento de raspador, un cuchillo con retoque bifacial y un núcleo de basalto.

Fig. 7. Cerámica decorada rojo sobre crema.

Fig. 9. Cerámica esgrafiada e incisa.

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Fig. 8. Cerámica decorada rojo sobre bayo

Fig. 10. Cerámica decorada rojo/café.

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Una serie de espirales, líneas curvas y volutas son los diseños que componen el petrograbado de La Minita (Fig. 11); motivos gráficos que, según Viramontes, podrían relacionarse con rituales vinculados al agua; por ello su ubicación cercana a manantiales, ríos, fuentes de agua.

Fig. 11. Detalle del petrograbado La Minita. En la foto se pueden apreciar los espirales y las líneas curvas que componen el grabado.

Discusión Para nosotros, los sitios arqueológicos de esta porción del territorio queretano corresponderían, cronológicamente, al periodo conocido como Epiclásico, ubicado entre el 600/700 al 900/1000 d.C.10 El Epiclásico ha sido considerado como un momento de inestabilidad y reacomodo en Mesoamérica. La “caída” de Teotihuacan dejó incertidumbre política, económica y social en el territorio mesoamericano que produjo una  Viramontes, Carlos. El lenguaje de los símbolos. El arte rupestre de las sociedades prehispánicas en Querétaro, Historiografía Queretana, vol. XV, Gobierno del Estado de Querétaro, México, 2005. 10 Jiménez Moreno, Wigberto. “Síntesis de la Historia Pretolteca de Mesoamérica”, Esplendor del México Antiguo, Tomo II, Editorial del Valle de México, S.A. de C.V., México, 1999, pp. 1019-1108.

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serie de migraciones y movimientos poblacionales de y hacia las regiones periféricas. Como consecuencia de ello y de la necesidad de una nueva configuración cultural, surgen nuevos centros de poder que buscan no sólo romper con el centralismo característico del régimen anterior sino, sobre todo, obtener y consolidar la incipiente fuerza política y económica que el desplome teotihuacano les heredó. Así es como se explica el surgimiento de diversos asentamientos en toda Mesoamérica que durante el periodo competirán intensamente por control, reconocimiento, permanencia y poder. Esta fragmentación política se evidencia en el Altiplano Central con la creación de nuevas y diversas “unidades políticas aparentemente autónomas, encabezadas por centros regionales. Entre ellas destacan el propio Teotihuacan, pero ya disminuido considerablemente, en la Cuenca de México; Tula Chico, en la región hidalguense; Xochicalco, en el Valle de Morelos; Cacaxtla-Xochitécatl, en el valle tlaxcalteca, y Teotenango, en la región del Alto Lerma”11. El Valle de San Juan es en efecto una de las regiones donde se evidencia la intensa actividad cultural epiclásica dentro de las regiones “periféricas” a través del aumento de sitios con un conjunto de características que, -de acuerdo con los investigadores de la región-, los identificaría como contemporáneos del periodo en cuestión: ubicación, arquitectura, tipos cerámicos y la presencia de manifestaciones gráficas de determinada tradición. Desde 1989, Castañeda, Cervantes, Crespo y Flores12 identificaron tendencias de ubicación de los sitios correspondientes a este periodo señalando que los asentamientos se establecían, preferentemente, en las laderas altas, mesas y cimas de los cerros. Sin embargo, nosotros proponemos que el patrón de asentamiento -disperso y semidisperso- se forma por dos tipos: en el primero estarían, en efecto, los sitios asentados sobre la cima de los cerros y las laderas altas, estos podrían corresponder a centros rectores o de control (como sería el caso de La Trinidad) y cada uno de estos englobaría -como entidad política-, a diversos sitios de la segunda categoría. El segundo tipo incluye sitios localizados en lomas bajas o lomeríos y valles, los cuales tendrían acceso a las zonas 11 Sugiura Yamamoto, Yoko, “La zona del Altiplano Central en el Epiclásico”, Historia Antigua de México, El horizonte Clásico Volumen II, Manzanilla y López Lujan (coordinadores), INAH, IIA, Porrúa, Segunda Edición, México, 2001, pp. 348-349. 12 Castañeda, et. al., op. cit.

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de producción primaria. Esta distribución favorecería la formación de grupos sociopolíticos semi-autónomos con relaciones de cooperación entre ellos, y podría dar una luz sobre el porqué del asentamiento disperso o semi-disperso característico de la región. La división entre sitios centrales y bajos nos permite suponer una arquitectura disímil entre ambos tipos. En efecto, la composición arquitectónica de los que llamamos centros rectores es mucho más compleja que aquella presente en los sitios bajos; especialmente porque concentran en su composición juego de pelota, terrazas, altares y, quizá lo más distintivo, arquitectura defensiva como albarradas y accesos controlados.13 Por otro lado, nosotros suponemos que las características de los asentamientos de los lomeríos y/o valles son como El Coime V y El Carmen II, descritos párrafos arriba. Esta suposición tiene su fundamento en los diversos textos que tratan sobre el tema de la arquitectura para los sitios de Querétaro. Los autores describen una serie de patrones arquitectónicos heterogéneos entre sí que van desde “a) plataformas de más de 20 metros de longitud […], b) cuartos sobre plataformas bajas construidos alrededor de patios contiguos formando un recinto cuadrangular, con estructuras en cada una de las esquinas […], c) pequeños centros con arquitectura ceremonial que comparten un territorio afín […]”14 , hasta alguno de los seis grupos distintos de estructuras con espacios hundidos establecidos por Brambila y Castañeda15 para el Bajío. Sin embargo, al observar la variabilidad arquitectónica de la región y la imprecisión temporal, es complicado establecer un único patrón arquitectónico característico. Según nuestras observaciones, obtenidas por los recorridos de superficie realizados hasta el momento, los patrones más comunes son como los de El Coime V y El Carmen, pero no son los únicos. Es necesario profundizar, a través de excavaciones, para lograr comprender la relación entre las diferencias arquitectónicas y las funciones específicas de los espacios. Sin embargo, el patrón de asentamiento registrado hasta el momento 13

Saint-Charles, Juan Carlos. “La Trinidad: un emplazamiento defensivo del Epiclásico en Tequisquiapan”, Tiempo y Región, Estudios Históricos y Sociales, vol. I, Municipio de Querétaro, INAH, UAQ, México, 2007. 14 Crespo, Ana María. “Variantes del asentamiento en el valle de Querétaro”, Querétaro Prehispánico, Colección Científica 238, INAH, México, 1991, pp. 100. 15 Brambila, Rosa y Carlos Castañeda. “Estructuras con espacios hundidos”, Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana, núm. 25, marzo, Seminario de Arquitectura Prehispánica, CIAU, Facultad de Arquitectura, UNAM, México, 1993, pp. 73-78.

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podría corresponder al identificado por Sigiura16 en el ámbito regional donde el patrón de asentamiento evidencia la distribución de los sitios de carácter rural en los que predominan los sitios de menor jerarquía, principalmente aldeas localizadas en las zonas relacionadas con la producción agrícola. Los materiales cerámicos nos permiten establecer más claramente la cronología relativa de los sitios puesto que, en general, se presentan de manera relativamente homogénea; sin embargo, en el valle de San Juan observamos un fenómeno interesante. Desde el inicio del poblamiento de la región, los habitantes locales tuvieron contacto con distintas culturas en diferentes momentos de Mesoamérica y esta tendencia también se percibe durante el Epiclásico. Probablemente por su posición geográfica -que ubica a Querétaro en una zona fronteriza y, por lo tanto, de alta interacción con otras culturas- y/o a las características particulares del momento -inestabilidad política y alta movilidad social- los materiales cerámicos característicos del Epiclásico dentro del Valle de San Juan se identifican con tres tradiciones distintas, pero del mismo horizonte. De acuerdo con Saint-Charles y Enríquez17, las tipologías que sirven como punto de referencia son aquellas correspondientes a las fases Prado y Corral de Tula, Coyotlatelco de Teotihuacan y los materiales de San Bartolo Aguacaliente, Guanajuato. Dentro de la pluralidad de tipos cerámicos diagnósticos para el Epiclásico -dentro de la tradición de Tula- se han señalado el Ana María Rojo/Café (Rojo/Bayo El Mogote)18 (Fig. 12), asociado a los tipos Clara Luz Negro Esgrafiado, Cañones Rojo/Café (Fig. 13) y el tipo local Rojo/Bayo Moy. Por su parte, el San Bartolo Rojo/Bayo (Fig. 14), Garita Black Brown y el Cantinas Red Orange son los tipos relacionados con Guanajuato, y finalmente, Sugiura, op. cit. Saint-Charles, Juan Carlos y Roxana Enríquez. “Cerámica del Epiclásico en el sur de Querétaro”, El Fenómeno Coyotlatelco en el Centro de México: Tiempo, Espacio y Significado. Memoria del Primer Seminario-Taller sobre Problemáticas Regionales. Laura Solar Valverde, Editora, INAH, México, 2006, pp. 309-326. 18 Según Saint-Charles y Enríquez, el Ana María rojo/bayo identificado por Cobean corresponde al Rojo/Bayo El Mogote identificado por Nalda, por lo tanto, no son dos tipos distintos sino el mismo con diferentes nombres. Nalda Hernández, Enrique, UA San Juan del Río. Trabajos arqueológicos preliminares. Tesis de maestría, Escuela Nacional de Antropología e Historia, México, 1975; Nalda Hernández, Enrique, “La frontera norte de Mesoamérica”, Temas mesoamericanos, Sonia Lombardo y Enrique Nalda (coords.), INAH, México, 1996, pp. 255-278; Cobean, Robert H, La cerámica de Tula, Hidalgo, Colección Científica núm. 215, INAH, México, 1996. 16 17

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Fig. 12. Ejemplares del tipo Ana María Rojo/Café. Tomado de Saint-Charles, González y Almendros, 2008.

Fig. 13. Ejemplares del tipo Cañones Rojo/Café. Tomado de Saint-Charles, González y Almendros 2008.

Fig. 14. Ejemplar del tipo San Bartolo Rojo/Bayo. Tomado de Saint-Charles, González y Almendros 2008.

Fig. ���������������������������������������� 15. Tiestos del tipo Coyotlatelco. Tomado de Saint-Charles y Enríquez, 2006.

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una variedad de tiestos decorados con líneas en rojo/bayo con lo Coyotlatelco19 (Fig. 15). Nuestra primera aproximación a los materiales de los sitios de El Marqués indica que corresponderían a los tipos cerámicos aquí señalados. Si analizamos la descripción y las imágenes de los materiales plasmada párrafos arriba veremos que corresponden, casi perfectamente, con la descripción de los tipos diagnósticos del Epiclásico, consideramos pertinente no detallar las características particulares de estos, baste, entonces, reiterar que los materiales localizados corresponden con la descripción de los tipos cerámicos característicos de este periodo. De igual modo, la presencia de los tiestos con decoración incisa y esgrafiada y los fragmentos de pipa son elementos significativos puesto que, generalmente, los tipos cerámicos señalados vienen acompañados por estos materiales20. Es importante indicar que, aunque en el texto únicamente tomamos como referencia los sitios El Coime V y el Carmen II, la presencia de materiales con características similares a los tipos cerámicos del Epiclásico es una constante en la mayoría de los sitios y concentraciones verificados. Ejemplo de ello son los sitios que componen el denominado Complejo Calamanda, -cuyos límites se describen párrafos arriba-, estos sitios destacan tanto por la alta concentración de material cerámico, como por la constante repetición de tipos cerámicos similares, la mayoría correspondientes a los tipos característicos del Epiclásico. Finalmente, la presencia del petrograbado de La Minita asociado a El Carmen II es otro indicador importante de la temporalidad del sitio si tomamos en cuenta que corresponde a la Tradición Lerma21 y que, según Viramontes, su elaboración podría ubicarse entre el 750-1200 d. C., es decir, durante el Epiclásico-Posclásico Temprano. Según él, “entre estas sociedades es posible observar una preferencia por el grabado en piedra. Esta inclinación por el petrograbado se observa en una amplia franja que va poco más o menos desde la cuenca del río 19

Saint-Charles y Enríquez, op. cit. y Saint-Charles, Juan Carlos, Laura Almendros y Fernando González. “Cerámica del Epiclásico en el Cerro de La Cruz, Querétaro”, La Producción Alfarera en el México Antiguo III, Colección Científica 502, INAH, México, 2006, pp. 257-280. 20 Juan Carlos Saint-Charles, ������������������������������������� comunicación personal. 21 Viramontes, 2005; Viramontes, Carlos y Juan Carlos Saint-Charles. Informe de inspección realizada al sitio arqueológico La Minita, Archivo del CINAH Querétaro, México, 2006.

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San Juan (entre Querétaro e Hidalgo) hasta Pénjamo (Guanajuato), a lo largo de la cuenca del Lerma medio”.22

Esta acotación es de singular importancia puesto que, según el autor, se ha logrado identificar una constante entre los sitios del Epiclásico con la presencia de petrograbados en las inmediaciones de los asentamientos. Al asomarnos al estado vecino de Guanajuato vemos que algunas de las características mencionadas aquí también se presentan en sitios como Plazuelas o Cañada de la Virgen, por ejemplo, la presencia de petrograbados y las tendencias arquitectónicas. Como resultado de las investigaciones en esa región, los arqueólogos coinciden con que la densidad poblacional alcanzó su mayor expansión entre el 600 al 900 d.C. 23 Si retomamos algunos de los resultados obtenidos en Guanajuato y los sitios queretanos, entonces podríamos suponer que el aumento poblacional y el crecimiento en cantidad y tipo de sitios durante el Epiclásico en toda la región fue resultado de la creciente necesidad de control de rutas comerciales y que su localización responde a la urgencia por asegurar el acceso a los recursos naturales básico y suntuarios; como es el caso del sitio Cañada de la Virgen que se localizaba en un frondoso bosque, junto a un estanque, con vista a las potenciales zonas de cultivo y cerca de un yacimiento de caolín24. Por lo tanto, no deberá extrañarnos que el crecimiento, tanto social como económico, de estas regiones se deba a la constante pugna entre las élites locales por obtener control y poder a través de la apropiación de determinadas rutas de comercio y de asegurar el sustento básico dentro de un clima de inestabilidad y alta movilidad social. Pareciera, entonces, que estos nuevos centros y sitios epiclásicos en general emplearon las tradiciones propias desarrolladas durante 22

Viramontes, 2005, p.168. Castañeda, Carlos, “Plazuelas, Pénjamo”, Zonas Arqueológicas en Guanajuato, Cuatro casos: Plazuelas, Cañada de la Virgen, Peralta y El Cóporo, Fideicomiso de Administración e Inversión para la Realización de las Actividades de Rescate y Conservación de Sitios Arqueológicos en el Estado de Guanajuato, México, 2007, pp. 21-67. 24 Zepeda García Moreno, Gabriela. “Cañada de la Virgen, San Miguel de Allende. La Casa de los Trece Cielos y La Casa de la Noche más Larga”, Zonas Arqueológicas en Guanajuato, Cuatro casos: Plazuelas, Cañada de la Virgen, Peralta y El Cóporo, Fideicomiso de Administración e Inversión para la Realización de las Actividades de Rescate y Conservación de Sitios Arqueológicos en el Estado de Guanajuato, 2007, pp. 71-182. 23

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Tiempo y Región Vol. II

los milenios anteriores para adoptar nuevas formas de organización territorial, política, social y económica, pero de acuerdo con la estructura interna heredada, la composición política, las raíces étnicas y las actividades económicas y religiosas25. Esta diversidad de características se conglomeraron para formar grupos sociales que dominaron el territorio queretano entre el 600 y el 1000 d. C. formando así nuevas tendencias culturales que los distinguen de sus antecesores y predecesores, características que, según nosotros, se manifiestan en los sitios ubicados dentro de El Marqués. Estamos concientes que es aventurado realizar conclusiones a partir de información de superficie; sin embargo, lanzamos esta propuesta con la intención de que sirva como punta de lanza para reactivar la discusión sobre el fenómeno del Epiclásico en los Valles de Querétaro, fenómeno que, indudablemente, transformó la configuración social y política del centro-norte de Mesoamérica.

Crespo, Ana María, Carlos Viramontes, y Alberto Herrera. Arqueología e Historia Antigua de Querétaro, Gobierno del Estado de Querétaro, INAH, Centro Regional Querétaro, 1992, pp.27. 25

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Estudios Históricos y Sociales

ASENTAMIENTOS PREHISPÁNICOS EN EL COLORADO, QUERÉTARO Juan Carlos Saint-Charles Zetina* Presentación En la arqueología regional son mejor conocidos y más ampliamente estudiados los sitios correspondientes a centros ceremoniales y/o centros cívico-religiosos, mismos que, además, son representativos de las elites dominantes. Estos centros se distinguen, entre otras cosas, por la presencia de edificios con cierto rango de monumentalidad, propios para el culto y generalmente asociados a otros edificios, más o menos monumentales, dedicados a la residencia de las elites. En cambio, los asentamientos correspondientes propiamente al pueblo, generalmente localizados en las inmediaciones o en la periferia de los centros ceremoniales, son poco conocidos y estudiados por razones que aquí no cabe discutir. Estos asentamientos pueden tener un carácter familiar y seguramente corresponden a gente de trabajo. En ellos, la arquitectura, es muy pobre y de escasa elevación, sin embargo denota una idea constructiva que parece seguir ciertos patrones arquitectónicos observables en la arquitectura de las elites dominantes. Este artículo tiene el propósito de dar a conocer las características generales de este último tipo de asentamientos que se localizan en el área de El Colorado; corresponden al Período Epiclásico (650-900 d.C.), considerado como el de mayor poblamiento y desarrollo en la región, a la vez que se distingue por ser un período de gran movilidad de grupos, abandono de algunos centros ceremoniales y de población, creación de otros y reocupación de otros más. La principal información que aquí se presenta se deriva de varias intervenciones arqueológicas realizadas entre los años de 1998 y 2003 en terrenos de los parques industriales Bernardo Quintana, Tecnológico y El Marqués, ubicados en el municipio de El Marqués, Querétaro. Estas intervenciones se realizaron bajo diferentes modalidades, que ∗

Investigador del Centro INAH Querétaro.

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